JEAN VERNETTE
LA PROLIFERACION DE LAS SECTAS UNA CUESTIÓN PASTORAL La multiplicación de los grupos religiosos -movimientos, sectas, espiritualidades orientales, nuevas religiones...- es un fenómeno pujante también entre nosotros. Para los que no se hallan metidos dentro de él, resulta un objeto de curiosidad (atizada por las extrapolaciones o deformaciones de los mass media) o de desprecio. Pero el fenómeno sigue desarrollándose y habla a gritos a las Iglesias. Se impone, pues, una aproximación teológica atenta y luego una actuación pastoral que tome en cuenta el verdadero y múltiple significado del hecho desconcertante de la proliferación de sectas. Le foisonnement des sectes. Question posée a la pastorale. Nouvelle Revue Théologique 103 (1981) 641-663 La proliferación de las sectas aconseja un análisis global, pues las explicaciones sociológicas, psicológicas o políticas son parciales y no dan razón del significado del hecho sectario en el campo religioso ni iluminan suficientemente sobre los criterios de acción pastoral. Es un reto para las Iglesias averiguar qué hay en esos grupos que les permita penetrar en sectores sociales difíciles como la juventud, los medios científicos y técnicos o los marginados. Sin complejos ante unos métodos poco ejemplares de proselitismo,. han de sentirse llamadas las Iglesias a diseñar un cristianismo evangélico y cordial, remedio único contra la "epidemia de las sectas". Si se quiere entender el fenómeno, no hay más remedio que ir a los problemas de fondo de los cuales las sectas son sólo los síntomas: el retorno de la religiosidad, de lo irracional, incluso de la mística; el destierro de lo sagrado; el neopaganismo occidental moderno. Aunque sea en esbozo empezaremos por ahí.
I. EL RETORNO DE LO RELIGIOSO La incredulidad es una de las características más acusadas de la cultura occidental moderna, que considera el factor religioso como nocivo, o al menos, como una pieza de museo. Pero afloran indicios que cuestionan este juicio. Junto al deterioro de las grandes Iglesias, religiones "salvajes" o adhesiones casi religiosas a la ecología, los derechos humanos, la no-violencia, atestiguan la pervivencia de inquietudes religiosas que cruzan los fondos de una incredulidad masiva. Quizás se debe todo a la necesidad de apoyarse en algo firme cua ndo los clásicos valores familiares, morales y patrióticos parecen derrumbarse al unísono. El sentimiento religioso renace de sus cenizas cuando se le creía apto sólo para el basurero de la historia. Renace la religión, aunque no sea siempre la mejor.