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Reportaje Especial

Viernes 26 de Abril

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El avance del modo de vida urbano, la necesidad del sistema de salud pública de atender a más personas con los mismos recursos y los beneficios económicos que las cirugías les dejan a los médicos, estimularon la aplicación de cesáreas en el país, y particularmente en Jalisco, durante la última década. Médicos ginecobstetras y parteras advierten que la “epidemia de cesáreas” ha fomentado la propensión a enfermedades infecciosas, a la diabetes y a la obesidad, y tendencia creciente a las conductas violentas… Incluso el especialista francés Michel Odent se pregunta: “¿Cuál es el futuro de la humanidad que nace por cesárea?”

estudio colectivo. (Por ahora) la pregunta importante es: ¿cuál es el futuro de la humanidad que nace por cesárea? En sus publicaciones y conferencias Odent ha señalado que si a una mujer se le inyecta oxitocina artificial, el bebé puede presentar en su desarrollo conductas violentas o autodestructivas. –¿Cuál es el efecto físico y emocional de separar al recién nacido de su mamá? –No se puede detectar a nivel individual, se tienen que hacer estudios porque el ser humano es adaptable (…) Si tú interfieres con el nacimiento de otros mamíferos, por ejemplo una oveja, si le pones una epidural, puedes detectar el efecto de inmediato: la mamá rechaza a su cría. Es simple para otros mamíferos, pero es complejo para los humanos. “Nosotros creamos culturas, en algunas situaciones el comportamiento humano está menos influido por el balance hormonal. Un ejemplo: cuando la mujer está embarazada, sabe que está esperando un bebé porque es un ser humano y puede anticipar su comportamiento maternal, cuando otros mamíferos no pueden, tienen que esperar hasta que la cría nace. Cuando fluye el coctel hormonal del amor están interesados en la cría. Eso no significa que no tengamos nada que aprender de otros mamíferos.” Por su parte, el obstetra y secretario técnico del Comité Promotor por una Maternidad Segura en México, Francisco Javier Hernández Mora, plantea que una forma de disminuir la “epidemia de cesáreas” es promover la correcta aplicación de la NOM para la atención del parto, que contempla, entre otros aspectos, que las pacientes de bajo riesgo tengan un parto normal. “La mayoría de los hospitales en el estado no cumplen la norma de favorecer un parto normal. (…) Sin embargo, también entra el factor de que hay mujeres que prefieren cesárea”, comenta. Por ese motivo, dice, el Cole-

gio Americano de Ginecología y Obstetricia recomienda que a las pacientes que soliciten cesárea “se les haga saber los riegos que corren, como son: el aumento de la posibilidad de muerte de cuatro a 10 veces, las probabilidades de que se requieran trasfusiones, se contraigan infecciones, hepatitis, VIH… que la recuperación es más lenta, que estará más tiempo incapacitada y tendrá menos tiempo para atender a su bebé”. Hernández Mora comenta que, contra la creencia de que la cesárea es más segura para el bebé, “tiene cuatro veces más posibilidades de tener problemas respiratorios en ese momento. El Colegio Americano publicó que también aumenta el riesgo de que sea diabético, obeso, de que tenga más riesgos alérgicos. Esto sucede porque el bebé no pasó por el canal donde se llena de bacterias y adquiere defensas”. También él reconoce el impacto del Seguro Popular: “Cuando en el sector salud no hay lugar para las parturientas, a ellas se las deriva a los hospitales privados y en éstos 70% u 80% de los partos se realizan por cesárea”. Alternativa natural

Tonatiuh Guillermo Núñez López, médico ginecobstetra jubilado del IMSS y quien practica la atención de parto en agua, apunta que una de las causas del aumento de las cesáreas es “la urbanización del medio en que vivimos”. Explica: “Las grandes ciudades están creciendo mucho y cada vez hay menos tiempo para la atención de las mujeres. A mediados del siglo pasado la atención recaía en el médico. Ahora éste, que vive en las grandes ciudades, no tiene tiempo para abocarse al parto y por eso está operando”. En su opinión, el modelo de enseñanza en el rubro obstétrico debe cambiar porque “los muchachos salen con un título de médicos cirujanos y parteros, pero no son ni lo uno ni lo

otro, no tienen los conocimientos para llevar un parto. Y a los médicos que logran hacer una especialidad nada más el primer año de la carrera les enseñan sobre partos, la obstetricia, y posteriormente se meten en unos planes de estudios que los alejan de algo tan natural como puede ser un parto”. Las escuelas de medicina, como lugares de formación de especialistas, deben “tomar el parto y puerperio (cuarentena) como un proceso fisiológico natural de la mujer”, enfatiza. En el mismo sentido, la psicóloga y partera María Cortés indica que “muchos médicos no saben atender un parto. Cuando yo hice mis prácticas, los residentes de ginecología sólo querían hacer cesáreas, y después, cuando tienen que atender un parto, no lo saben hacer”. Ella estudió en una escuela de parteras durante tres años y para graduarse atendió 100 partos. Por su experiencia, considera que lo mejor es tener al bebé en casa, “aunque la filosofía de nosotras es que la mejor opción es que la mujer se sienta tranquila para que pueda fluir el parto”. Una de las ventajas de dar a luz

en el hogar es que “el bebé, al momento de nacer, se impregna de las bacterias con las que va a convivir los primeros años de su vida, hay menos riesgos de enfermedades y nace con cierta inmunidad porque son las mismas bacterias que tiene su mamá”. Como desventaja, menciona el miedo y la mala información que se difunde sobre el parto natural en casa, pero esa modalidad es “igual de segura que un hospital cuando está planeada y hay alguien con estudios y experiencia que acompañe” a la mujer. Con 200 partos naturales atendidos, Cortés sólo una vez necesitó trasladar a la paciente al hospital, ya que se le subió la presión. A diferencia del parto en un hospital, en el parto humanizado el dolor de las contracciones se reduce por medio de la aromaterapia o con agua caliente. Se aplica epidural (anestesia local) “en situaciones muy concretas, tampoco se trata que la paciente la pase mal; lo ideal es que sea totalmente natural”. Otra característica de estos partos es que en cuanto el bebé sale del vientre se va a los brazos de su madre. Incluso, añade

Cortés, “si el recién nacido tiene dificultad respiratoria no cortamos el cordón umbilical; checamos que tenga buen color, buen tono muscular, y se le hace la revisión de rutina al día siguiente”. El resultado es alentador: “Hemos visto cómo los bebés reaccionan y se recuperan mucho más rápido cuando está en los brazos de su mamá, en comparación con aquellos que les cortan el cordón y se los llevan”. Observa que el parto natural o en agua por ahora es una opción para el estrato económico medio alto, pues tiene un costo de alrededor de 30 mil pesos aunque se puede negociar el precio. Nuño López, integrante del grupo Cihuatl, que promueve los partos en agua, dice que si una paciente no puede pagar “se le hace un estudio socioeconómico y se le hace un descuento que va desde el 25% hasta el 50%. Cobramos 18 mil 500 pesos, que incluyen los honorarios del obstetra, del pediatra y de la acompañante del parto profesional, conocida como dula. Nada más sería agregar el hospital; sugerimos que sea uno que cobre poco”.


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