71 - Silencio administrativo

Page 1

información

3

DEL 24 AL 30 DE JUNIO DE 2016

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

GALERÍA DE ARTE

“Sígueme”

Silencio administrativo

la luz de la Palabra que nos será proclamada, somos invitados a examinar y actualizar la vocación que hemos recibido. Como bautizados, retomar el reto que supone la llamada que Jesús nos hace, comprender el alcance, contenido y proyección de la misión que se encierra en ella, resulta vital para poder compartir con el entorno cultural en el que estamos insertos y del que formamos parte, lo que hemos recibido. Mirar nuestra Cultura con nuevos ojos; escuchar con disponibilidad de acogida y asumir las renuncias que conlleva haber dicho que sí, comprometiendo la existencia con la misión profética que se desprende de la aceptación del Evangelio de Jesucristo. Hay que dejar de lado todo aquello que impide actuar con la radical entrega que Jesús propone. Para ello es preciso valorar y dar prioridad a los destinatarios de la misión que se encomienda a cada bautizado. Escuchar, entender y acoger como regalo lo que en la diversidad se manifiesta. Y reconocer que el don de la libertad es fundamental para llevar a cabo la misión liberadora. Ayudar a tomar conciencia de que Jesús quiere que seamos libres y que en libertad siempre procedamos para que la relación entre las personas, pueblos y culturas, produzca el enriquecimiento de todos. La historia de la salvación nos muestra que la iniciativa en la llamada vocacional siempre la toma Dios. Dios destina y prepara convenientemente a sus enviados y los acompaña siempre en el ministerio. Todo es gratuidad en la llamada. Pero también suele utilizar Dios, en su pedagogía, instrumentos o mediaciones humanas para ejecutar su proyecto en las llamadas al ministerio. Esta escena, breve en su narración, es muy rica en su contenido. Anuncia otras llamadas posteriores y, sobre todo, las llamadas que encontramos en el Nuevo Testamento (apóstoles, Pablo, etc.). Un dato narrativo interesante es que con frecuencia las invitaciones vocacionales se producen cuando los llamados se encuentran entregados a su tarea ordinaria y cotidiana. En este caso, Eliseo está entregado a su tarea de agricultor ya que pertenecía a una familia de agricultores. Y en plena realización de su tarea se hace presente el Señor para solicitarle un cambio de vida y de trabajo. En adelante tendrá que olvidarse de sus campos para dedicarse a la dura tarea del ministerio profético. Hoy como ayer, Dios sigue llamando a quien quiere y donde a él le place, y de forma siempre misteriosa y eficaz. En medio de nuestro mundo, aunque parezca paradójico, Dios sigue hablando y llamando con fuerza. Es necesario tener los oídos atentos a la voz de su palabra. Para comprender este descenso a la vida práctica, que ha de ser conducida por la libertad, es necesario recordar lo que Pablo enseña en esta carta. El pensamiento de Pablo es cristocéntrico o cristológico: para conseguir la salvación sólo es necesario Cristo Jesús en cuya obra salvadora participamos por la fe y los sacramentos para formar un nuevo pueblo animado por el Espíritu. Esta es la libertad que Pablo recuerda ahora. Vivir en libertad es lo mismo que vivir como Cristo vivió y realizó su vida. La libertad en Cristo quiere decir estar dispuestos como Él a dar la vida por los demás, a renunciar a cuanto sea necesario para que su obra se haga realidad. Es andar en la verdad y en el bien. El cristiano es llamado a vivir en el mundo iluminado por la verdad y animado por el amor que está dispuesto a dar la vida por los demás. En la pluma de Pablo el amor no es un sentimiento, sino la virtud central que siempre permanece, y que sólo es posible vivir si antes hemos experimentado el amor de Dios hacia nosotros en la cruz gloriosa de Cristo Jesús. Juan irá más lejos y afirmará: Dios es Amor (1Jn 4,8). Esta es la vocación a que somos llamados los discípulos de Jesús en medio del mundo: a vivir la libertad en la verdad y el amor. El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios. Lucas, recoge en este primer relato vocacional tres casos típicos de llamada y respuesta. Presenta, con una plasticidad que le caracteriza, a estos tres personajes que manifiestan las dificultades humanas para el seguimiento auténtico de Jesús. Jesús insistió constantemente en que su seguimiento provocaba una ruptura con lo anterior, pero no para desentenderse del mundo, sino para entenderlo desde otra clave: Él mismo y su estilo de vida. Insistía en que no se podía servir al Dios y al dinero; que el seguimiento provocaría tensiones hasta en la propia familia. Y, sin embargo, insistía igualmente que sólo en el seguimiento adquiere el hombre su verdadera dimensión. Bien es verdad que en este fragmento que proclamamos hoy aparece el lenguaje paradójico de Jesús. Lo importante es entender lo que Jesús ofrece a los que quieran seguirle: que desde él todo tiene sentido y fuera de él al hombre le falta el sentido de su existencia. La elección conlleva la adquisición de la clave interpretativa de la vida. Hoy como ayer esta invitación sigue siendo actual porque estamos abordados y asaltados por la tentación de la comodidad y la instalación. Hay que descubrir una nueva relación afectiva, un modo nuevo de actuar que revoluciona las dependencias y las obligaciones. Habla de una cultura de muerte que tiene que fenecer, sustituirse por una cultura que brota de la novedad del Reino. Y lo que Elías permitió a Eliseo, Jesús lo descarta. El seguimiento pone en camino, sin posibilidad de retorno, de marcha atrás. Quien sigue a Jesús tiene la mirada puesta en El que va delante abriendo camino. Por eso “poner la mano en el arado y volver la vista atrás” no tiene cabida porque se camina mal. Una tentación muy actual: el recurso al pasado como respuesta al presente.

A

CARLOS JORKARELI icen que del silencio nace la quietud y de ésta la paz.

D

Este silencio pertenece a aquella parte de nuestras facultades más ensoñadoras que nos posibilita abstraernos del ´ruido´, aquél que el artista canario Bosco describiera en la canción del mismo título, pasando a formar parte del coste de la vida que llamamos moderna y cuyo precio, en alza, está llegando a límites insospechados. Cuánto ruido hay. Ruido de motores, ruido de sabores, ruido, ruido, ruido…. Asomarse a la definición de ruido de la Real Academia Española es todo un ´mapa´ de despropósitos que el más cuerdo no querría para sí ni a kilómetros de distancia. Desde la in-articulación del sonido que lo hace desagradable, hasta las pomposas declaraciones públicas de tantos adeptos a la palabra que tenemos hoy día en nuestros candidatos políticos, ofreciendo apariencia de grandeza en medio de litigios, pendencias, alborotos o discordias, para luego en plató darse la mano acarameladamente, el proceso de comunicación suele ser siempre interrumpido por el ruido. Frente a todos estos ruidos, surge su antónimo, surge el silencio, que como ausencia o falta de ruido, cual necesaria pauta musical en una partitura de Mozart, nos suele acercar a momentos de idílicas caminatas por los bosques, la evidente e inconmensurable tranquilidad de los claustros o aquél silencio de la noche en el que todo parece más humano. Sin embargo existe un silencio conceptualmente único y que ha sido incluido dentro de la Ley como procedimiento de las Administraciones Públicas, cuyo resultado en muchas ocasiones resulta contrario a la paz, tanto personal como colectiva: El silencio administrativo. Éste es un silencio ´raro´, cuyos límites en positivo o negativo no acostumbra a ofrecer acuerdo a quienes desde el derecho que les asiste a pedir información, explicaciones o formular reclamaciones ante su Ayuntamiento en lo que pudiera concernir a asuntos particulares o colectivos, queda pendiente de respuesta. La Ley, muy a menudo, se olvida de que el ciudadano no es, ni tiene por qué ser, doctorado en leyes, ni versado en el arte de la interpretación lingüística que su-

jorkareli@gmail.com

pone adentrarse en las paráfrasis legislativas a la hora de relacionarse con quien está a su servicio. Si bien, es verdad que uno de los apartados que también especifica la Ley en la relación que se establece con nuestras administraciones, deja bien claro, en términos más cercanos, cuál debe ser el proceder hacia el ciudadano de quienes le representan: “A ser tratados con respeto y deferencia por las autoridades y funcionarios, que habrán de facilitarles el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones”(Art. 35 -Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común). Respeto y deferencia son dos palabras perfectamente entendibles que ponen en valor amplios márgenes de discusión respecto a la manera en que se concibe el silencio administrativo y todo su controvertido y habitual procedimiento,el cual, normalmente, suele ser más para la decepción y encono subsiguiente del interesado/da/dos, que para la resolución de los conflictos, peticiones, ruegos y preguntas que habitualmente quedan en el limbo de los justos o desaparecidos. Ese respeto y deferencia que como derecho debería atenderse prioritariamente en un servicio de carácter público como lo es la Administración Local dependiente de los Órganos de Gobierno municipal, no se da en aquellas ocasiones (diríamos, habituales) en las que las peticiones, reclamaciones o solicitudes quedan, además de en aquél limbo, ninguneadas, desatendidas, en mora, o simplemente olvidadas en el legajo de asuntos políticamente poco rentables o personalmente desechables por no tener el carnet correspondiente. Estamos en tiempo de elecciones y a todos se les llena la boca de eufemismos con sabor a miel, lindas prebendas en forma de promesas que no cumplen en su actual y vigente gobierno, anuncios de cambio sin darse cuenta que el cambio comienza por hoy mismo(por ayer), que ya iba incluido en su postulado de partido y que sería norma obligatoria en el trato al ciudadano desde que empezó la democracia en España. Estamos en época de elecciones y no nos damos cuenta que en el día a día, no se cumple lo que ya se está prometiendo para el futuro como algo nuevo, distinto. En realidad, suele ser ruido. Aquél silencio frio y distante predomina, cuando desde nuestra Administración Pública no se atiende al ciudadano como corresponde, máxime si falta RESPETO y DEFERENCIA (junto al sentido común – añadiríamos) en el trato puntual, correcto y justo: Rompiendo el SILENCIO y resolviendo lo demandado.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.