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DEL 28 DE SEPTIEMBRE AL 6 DE OCTUBRE DE 2016

OPINIÓN |

REFLEXIÓN DEL CONSEJO DE HERMANDADES

Auméntanos la fe stamos iniciando el curso escolar. En muchas Parroquias también se programa, en estas fechas, la Catequesis de Iniciación Cristiana y otro tipo de reuniones de formación para los cristianos que quieren vivir la fe en serio. La Palabra de Dios de este Domingo nos da unas pautas para que podamos vivir la fe de una manera adulta. No hay que medir la fe por la cantidad, es más importante la calidad. Ella nos proporcionará efectos más maravillosos que plantar una higuera en el mar. Nos llevará la fe, aunque sea como un grano de mostaza, a descubrir la gratuidad del siervo que hace lo que debe hacer y que luego lo traduce en guardar el depósito de la fe y gastar la vida por el evangelio. Este modo de vivir la fe nos ayudará también a encontrar una respuesta, a la luz del Señor, para todas aquellas preguntas que nos hacemos al contemplar el mal que hay a nuestro alrededor. El profetismo fue importante para mantener la esperanza del pueblo en el Dios de la misericordia y la paciencia. El Dios de Israel las tuvo constantemente con el pueblo escogido. Históricamente Israel paga sus infidelidades a la Alianza por ir “detrás de otros dioses”. El secularismo galopante lo invade todo y a Dios ya no le sentimos necesario. Ante esta situación, los que queremos seguir a Jesús y que “venga a nosotros su Reino”, con frecuencia también sale de nuestro interior esta queja: “Hasta cuando clamaré, Señor, sin que me escuches”. Apreciamos entre nosotros un grito unánime de los que piden pan, dignidad, consuelo, en definitiva, que se haga justicia a los más oprimidos. Habacuc es un profeta en tiempo de miseria y desolación, por eso resuena hoy en nuestros oídos el aviso de que si la religión la convertimos en un ídolo, en una “cueva de ladrones”, ese ídolo no nos puede salvar. Lo dice bien claro: “El justo vivirá por su fe”, es decir, la vida del justo depende de en quien ha puesto su confianza. Esta confianza transforma su vida y puede experimentar que nada hay imposible, todo se afronta con seguridad. Así es como este modo de vivir la fe consigue algo más grande que mover montañas. Transforma el corazón y lo dilata hasta hacer presente al Espíritu Santo. Para los cristianos que viven así su fe, el mundo es Cristo Jesús; Él es el centro en que convergen y toman criterio y fuerza nuestros pensamientos, acciones y deseos. Por lo dicho anteriormente, descubrimos que la fe es un don de Dios que hemos de pedir constantemente para nosotros y para los demás. Tenemos que hacer nuestro el ruego de los apóstoles a Jesús: “Auméntanos la fe”. No se trata de “cantidad, sino de calidad”. Esa fe que como, nos dirá San Pablo, es para nosotros un “precioso depósito”. Así es como la fe nos ayuda a dar sentido a nuestra vida y a tomar postura ante los acontecimientos que nos rodean. Es una verdadera fe, grande o pequeña, pero comprometida no solo un rato, sino en todo momento y circunstancia de nuestra vida, en casa, en el trabajo, en la calle, en los momentos a legres o en los momentos de dificultad y tristeza. Es la fe que no nos aísla del mundo que nos toca vivir, sino que nos ayuda de una manera comprometida a realizar el proyecto de Dios, porque el creyente vive en la fe y en el amor a Jesucristo. La fe no es un acto ni una serie de actos, sino una actitud personal fundamental y total que influye en toda nuestra existencia. Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer. Esta breve parábola de Jesús, para iluminar la actitud constante de servicio, ha sido hábilmente elegida e introducida en el programa para el discipulado. Jesús conocía muy bien las dificultades para realizar un servicio que fuera semejante al suyo. No olvidemos que en tiempos de Jesús la comprensión que se tenía de un discípulo (talmid), primera etapa del aprendizaje hacia la madurez y pleno dominio de la doctrina de los sabios, es que aprende de su maestro no sólo las palabras o doctrina sino también y, de manera muy especial, sus gestos y actitudes. Jesús utiliza este esquema general y lo aplica a sus discípulos transformándolo: exige la dedicación total a su persona en el seguimiento y esto era una innovación en su tiempo. Ningún rabino podía exigir eso de sus discípulos. El servicio a los demás, por tanto, tiene los mismos rasgos que el servicio prestado por Jesús. Y el desarrollo de los acontecimientos mostrará que ese servicio conduce hasta el don de la propia vida, como lo hizo el Maestro. Los discípulos de Jesús han de estar en total disponibilidad para dar y servir. Y Jesús subraya que el servidor que cumple su misión no debe esperar nada a cambio. Las exigencias del servicio de Jesús son radicales. Y, sobre todo, centradas en Él. Se le sirve a Él sirviendo a los hermanos. Él se encargará de repartir los premios como se ha encargado de repartir los trabajos. Vivir de verdad pendiente de su Señor es la más profunda alegría de sus siervos–amigos y hombres de confianza (Jn 15,14-15). Jesús les reveló que ya no serían siervos sino amigos suyos porque participaban de todos los decretos recibidos del Padre. En un mundo, como el nuestro, en que todo se mide por transacciones de todo género, estas palabras parecen escandalosas. Y sin embargo siguen siendo vigentes. Hoy también los discípulos de Jesús han de estar en estado de servicio permanente. Esta es la novedad de Jesús entonces y ahora. Pero sus siervos entonces y ahora son sus amigos que participan de verdad en su misión y participarán en su gloria. Este testimonio de los discípulos de Jesús sería y convincente ante el mundo.

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GALERÍA DE ARTE

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El intermitente y a los menos, de desentenderse de todo análisis, poner cara de loco y ´liarse´ a dar vueltas en el sin fin de la inconsciencia premeditada. Prescindir del hábito de la conducción para icen que los intermitentes sirven para tratar asuntos de tan vital importancia como lo marcar dirección. Así, hay dos manos a es nuestro futuro inmediato, protagonizado por las que dirigirse. Como si del cuerpo hu- las políticas que se deriven de la formación y sigmano se tratara, indicamos habitualmen- no del posible gobierno o coalición, no es un te qué quiebro vamos a realizar o, con tiempo an- asunto de intermitencias. Da la casualidad que en estos momentos aquél ticipado, en qué dirección y de forma suave y detablero político apunta hacia una rotonda doncidida giraremos: Izquierda o Derecha. Si bien suele identificarse el intermitente con de la dirección de salida es confusa, cuando lo la práctica de conducción, el término puede al- correcto sería que estuviera libre de atascos circanzar variables más sutiles y que suelen produ- culatorios. Pero para ello necesitamos, o nuevas cirse en muchas ocasiones de forma inconscien- vías o nuevo código de circulación. Mientas en el País Vasco queda resuelto de un te o engañosa, ya sea para uno mismo o para los plumazo quien tiene derecho a formar gobierno demás. Nos ocurre que, al volante y en una indecisa en una segunda vuelta si llegara, aquí en el resmaniobra, señalamos direcciones que no vienen to de la geografía y en ámbitos nacionales seguia cuento, bien por nuestra falta de ubicación o mos sin poner el intermitente. Nadie dice a dónpor desorientación natural, de tal manera que de va. Nadie se aclara, o lo que es peor, parece en el último instante dudamos, marcando la di- que pretenden confundirnos en una suerte de ingeniería rección incopolítica en rrecta y genela que la fírando con ello “Da la casualidad que en estos momentos aquél tablero sica, la quíla confusión y político apunta hacia una rotonda donde la dirección de mica y la el atasco co- salida es confusa, cuando lo correcto sería que estuviera matemátirrespondienlibre de atascos circulatorios. Pero para ello necesitamos, ca ´parten te. el pastel´. Aunque el o nuevas vías o nuevo código de circulación. ” La física elemento aunos habla tomotriz, a modo de metáfora, podría enriquecerse hasta el del espacio vectorial de los acontecimientos. La infinito, no resulta hábil construir paralelismos química de la atracción o antipatía interesada de cuando la palabra por sí sola adquiere significa- los componentes y la matemática, como centro dos de mucho más calado que una señal lumino- neurálgico, vela por los cálculos exponenciales de las diferentes posibilidades. sa. Todo un master en ciencia política que va más La intermitencia suele darse, en la mayoría de los casos y de manera desafortunada, en socieda- allá del común denominador, elemento simplides que han perdido la orientación y no son ca- ficador de la ecuación y que pareciera que todos paces de admitir más sentidos en su proyección poseen: el bienestar de los ciudadanos. Pues para eso, no hace falta intermitente. evolutiva que las dos manos citadas. Manos que históricamente - izquierda y derecha - arrastran por sí, más significante y significado de lo que pudiera aparentar. No sería extraño que, hoy día, tal y como van las cosas en el tablero político, hiciéramos como el protagonista del Expreso de Media Noche cuando, en su estadio de desesperación, se viera obligado a dar vueltas, sin necesidad de intermitencia, a una rueda que le abocaba a su auto destrucción. Aquella rueda giratoria en un solo sentido era el símbolo de la alienación total, dejarse ir por la vaciante de la inconsciencia y doblegar la voluntad individual a la sinrazón patológica y generalizada que le rodeaba y en la que querían insertarle como medida de disuasión definitiva. Dirigida por Alan Parker y protagonizada por Brad Davis aquél metraje de proyección internacional nos hablaba, entre otras cosas, de las consecuencias que tienen los errores en una sociedad jenofontianay sobre todo cómo el individuo es capaz de resistir los embates de las imposiciones ´viales´, sobre todo cuando su orientación señalaba la línea recta de liberación. La aglomeración política que nos envuelve, puede asemejarse a aquella rueda circular, en torno a la cual los desheredados, con los hombros caídos y la vista en la nada, mimetizaban el gesto en el que no cabía cambio ni otro sentido direccional. Tal es la confusión a la que avocan afirmaciones y desmentidos de nuestros presuntos representantes, que bien podría tentar la idea a los más

CARLOS JORKARELI

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