Proyecto de investigación completo

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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Yacambú (UNY), estado Lara Vicerrectorado de Investigación y Postgrado

Maestría en Ciencias Penales y Criminológicas

MAESTRANTE: Jorge Leonardo Salazar Rangel CÉDULA DE IDENTIDAD: 18.847.946 SECCIÓN: ED16D0V 2018-1 TRIMESTRE: Cuarto MATERIA: Diseños Cualitativos de Investigación / JKIL-413 FECHA: 21/04/2018 UNIDAD IV: Actividad

FACTORES INCIDENTES EN LA CRIMINALIDAD


PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La situación objeto del presente estudio son los factores incidentes en la criminalidad, que como bien sabemos, hay multiplicidad de factores que se conjugan, dando, así como resultado, la comisión de uno o más delitos. Por ello, el presente proyecto de investigación está orientado a sustentar un conocimiento de los factores que conllevan al ser humano a la comisión de hechos delictivos. ¿Cuáles son los factores que originan la comisión de delitos? Hay múltiples teorías en la ciencia de la criminología que nos responden la anterior interrogante, por ejemplo, tenemos teorías biológicas y teorías sociales que tratan de explicar los factores causales de la criminalidad. Las teorías biológicas sostienen que los factores están siempre en el individuo, terreno sobre el cual obra el ambiente; de tal modo, que lo social solo incidirá sobre la forma y frecuencia del delito.

Ahora bien, en cuanto a las teorías sociológicas o sociales, éstas dan importancia absoluta o predominante a los factores externos o sociales y confieren escaso valor a lo individual: los hombres, naciendo iguales, serán buenos o malos conforme al ambiente en el cual vivan y se desarrollen. Resulta oportuno explicar que la criminalidad, entendiéndose como la cantidad de delitos cometidos en una sociedad, en un tiempo y en un espacio determinado, también se debe a la falta de valores, a la falta de educación de los sujetos activos de cada hecho delictivo, ya que la educación y los valores son pilares fundamentales para erradicar la comisión de conductas delictivas. Sobre la base de las consideraciones anteriores, cabe agregar que, desde hace mucho tiempo, en la criminología se habla de factores endógenos y de factores exógenos, es decir, factores internos y factores externos de la criminalidad. Los primeros han sido definidos como aquellos que, por su naturaleza, son intrínsecos al sujeto; y los factores exógenos, como aquellos que, siendo extraños a la naturaleza constitutiva del ser humano, la influyen en forma variable según las


condiciones del medio y la capacidad de percepción del sujeto. A estos últimos se les divide en físicos (medio ambiente no constituido por seres humanos: altitud, latitud, clima, medios de comunicación, barrio, habitación, etcétera), familiares (antecedentes de la familia; su composición; sus condiciones morales, económicas y culturales) y sociales (amistades, trabajos, centros de diversión, organización social, organización política, la cultura del medio, la economía, la influencia religiosa, etcétera).

En el orden de las ideas anteriores, es evidente entonces que en la criminalidad incide una multiplicidad de factores que mueve la voluntad del sujeto para subsumir su conducta en normas penales. No obstante, en otro extremo encontramos otra clase de factores que también son incidentes en la criminalidad, tales como: factores políticos, factores culturales y factores ecológicos. Cuando se habla del factor político se está haciendo referencia al gobierno, a la administración pública. En este sentido, si se considera la criminalidad como un fenómeno sociopolítico, parece adecuado pensar que la misma siempre estará presente en toda sociedad que tenga un gobierno que la gobierne o la desgobierne. Sin organización política no existiría el delito, puesto que ningún hecho es considerado delictivo hasta que el Estado le da esa definición. En este sentido, la naturaleza de los delitos está en gran parte determinada por la naturaleza de la organización política vigente en un tiempo y lugar dados. Por otra parte, cuando el gobierno es mal administrador, puede constituirse en factor inmediato de producción de conductas delictivas; también lo será en forma indirecta, en la medida en que cree condiciones favorables a la conducta delictiva y no tome las pertinentes medidas de prevención. En cuanto al factor cultural, encontramos que, a mayor cultura y desarrollo de la tecnología, el delito, en consecuencia, presentará variaciones cualitativas y cuantitativas. Así, por ejemplo, tenemos los medios de comunicación social: el cine, la televisión, la radio y la prensa no son malos ni buenos en sí mismos, solo son vehículos de difusión. Sí pueden serlo los mensajes que por su intermedio llegan al público.


Y para explicar el factor ecológico, se apelará a las leyes térmicas de la delincuencia, creadas por Adolphe Quetelet a comienzos del siglo XIX, basadas en la influencia del medio geográfico sobre el individuo. Estas leyes indican lo siguiente:

1.- En invierno se comete mayor número de delitos contra el patrimonio que en verano.

2.- Los delitos contra las personas se cometen en mayor número en verano.

3.- Los delitos contra las personas tienden a aumentar según nos aproximamos al ecuador y, a la inversa, los delitos contra la propiedad disminuyen.

4.- Los delitos sexuales se cometen con mayor frecuencia en primavera.


PROPÓSITOS DE LA INVESTIGACIÓN

Objetivo general: El objetivo general en el presente proyecto de investigación es definir cuáles son los factores que conllevan al ser humano a subsumir su conducta en hechos delictivos, lo que se logrará al investigar.

Objetivos específicos: En el presente proyecto de investigación, los objetivos específicos, son los siguientes:

1.- Analizar los factores que propician a la comisión de hechos delictivos.

2.- Conceptualizar aspectos técnicos relacionados con el planteamiento del problema.

3.- Explicar teorías que coadyuven a entender conductas delictivas.


ESTRUCTURA TEÓRICA DE LA INVESTIGACIÓN: TEORÍAS SOBRE LAS CUALES SE SUSTENTA EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

1. Características generales de la criminalidad. 1.1 Es un fenómeno social. 1.2 Es un fenómeno humano. 1.3 Es un fenómeno variable. 1.4 Es un fenómeno complejo. 1.5 Es un fenómeno plural.

2. Factores que influyen en las variaciones de la criminalidad. 2.1 Factores geográficos. 2.2 Factores ecológicos. 2.3 Factores económicos. 2.4 Factores culturales. 2.5 Factores políticos. 2.6 Factores socioeconómicos. 2.7 Factores comunicacionales.

3. El factor cultural. 3.1 Criminalidad y grado de instrucción. 3.2 La televisión. 3.3 El cine y la televisión. 3.4 La prensa. 3.5 La prensa venezolana.

4. El factor económico. 4.1 Pobreza. 4.2 Riqueza.


5. El factor ecológico. 5.1 Leyes térmicas de la delincuencia. 5.2 Adolphe Quételet.

6. Teorías sociológicas que explican la criminalidad. 6.1 Teoría ecológica. 6.2 Teoría de las ventanas rotas. 6.3 Teoría de la desorganización social. 6.4 Teoría de la patología social. 6.5 Teoría del cambio social. 6.6 Teoría de la subcultura del crimen. 6.7 Teoría de la asociación diferencial.


CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA CRIMINALIDAD

A pesar de que las formas delictivas más frecuentes en el mundo entero tienen características comunes, sin embargo, no puede decirse lo mismo de la criminalidad como fenómenos de masas. Las características de la criminalidad van a depender, por tanto, de la sociedad que resulta productora del fenómeno. Por ejemplo, los crímenes cometidos por grupos indígenas no tienen la misma motivación ni las mismas características de los crímenes cometidos en la civilización. Asimismo, los crímenes cometidos en países capitalistas e industrializados, tampoco tienen las mismas características de los crímenes cometidos en aquellos países de poco desarrollo industrial y económico.

Por consiguiente, puede decirse que, en términos generales, la criminalidad tiene las siguientes características:

1.- Es un fenómeno social, porque no se concibe la criminalidad sino dentro de un grupo social. Durkheim decía que la criminalidad es un fenómeno que forma parte de la sociedad, siendo por tanto un fenómeno común de toda sociedad. Se trata efectivamente de un fenómeno común y constante porque ha existido desde el propio comienzo de la humanidad, llegando a afirmarse que tal vez jamás logre erradicarse del mundo.

2.- Es un fenómeno humano, porque no se concibe el crimen sino entre los seres racionales. Solamente los humanos somos susceptibles de ser imputados y responsabilizados por la comisión de un hecho consagrado en la ley como delito o falta.

3.- Es un fenómeno variable, porque también la sociedad es variable y el hombre forma parte inevitable de ella, y siendo la sociedad cambiante en el tiempo y en el espacio, también tiene que serlo la criminalidad. La


criminalidad es variable, es su principal característica, y es variable según el tipo de sociedad; en un país en vías de desarrollo estará sujeta por los conflictos culturales, provocados por los rápidos progresos técnicos; en los países industrializados, desarrollados, los estudiosos del problema han destacado la desorganización social como relacionado con la intensidad elevada de la criminalidad.

4.- Es un fenómeno complejo, porque no hay un solo factor o un solo elemento,

sea

biológico,

psicológico,

socioeconómico,

etcétera,

determinante del fenómeno criminal, sino por el contrario, se trata de un fenómeno multifactorial, por lo que se hace complejo no solamente en lo tocante a la determinación de su etiología, sino que también se hace complejo en relación con su estudio cualitativo y cuantitativo.

5.- Es un fenómeno plural, lo cual es una de las características que más distingue a la criminalidad. Para que se hable de “criminalidad” es necesario que haya una relación de delitos cometidos, es decir, si se habla, por ejemplo, que se cometió un solo homicidio, este único delito debe estar necesariamente relacionado con un período determinado y comparado con otro período y en un lugar determinado, por lo que la relación siempre estará referida a “delitos” y no al “delito”. En fin, cuando se habla de criminalidad, necesariamente la debemos asociar con un número determinado de delitos, lo cual representan un “quantum” o un monto determinado de delitos en masa.


FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS VARIACIONES DE LA CRIMINALIDAD

1.- Factores geográficos. Son aquellos factores relativos al medio físico, y junto a ellos, acomoda los factores ecológicos o residenciales. En las del medio físico: las latitudes (variaciones en el tiempo, o estacionales; días con la misma duración y las temperaturas uniformes).

2.- Factores ecológicos. La ecología es el estudio de las relaciones existentes entre los organismos y sus hábitats. Tiene tres ramas: botánica, animal y humana. A esta última se le denomina también Ecología Social, en cuanto se le considera una rama de la sociología que se ocupa del estudio de las áreas de habitación humana y de la distribución espacial de los rasgos o complejos sociales y culturales. Desde tiempos remotos los hombres han observado la relación existente entre las principales condiciones físicas del ambiente y las formas de vida; es un hecho, por ejemplo,

que

los

habitantes

de

las

zonas

tropicales

muestran

características diferentes de los de las regiones árticas, y que los habitantes de los pueblos marinos son distintos en muchos aspectos que los pobladores del interior.

3.- Factores económicos. Sobre el factor económico se ha afirmado que las fluctuaciones de la economía de un país pueden resultar un factor influyente en un aumento o en una disminución de la criminalidad, de tal manera que la criminalidad aumenta en los períodos de depresión, disminuyendo durante la ascensión económica.

4.- Factores culturales. Aquí encontramos aspectos, tales como: instrucción, valores y religiosidad. La instrucción es un factor favorecedor de la delincuencia intelectual y astuta, mientras que la falta de educación se asocia con los crímenes de fuerza y violencia. En cuanto a los valores,


muchas teorías se han formulado tratando de explicar el fenómeno delictivo a través de la existencia de patrones culturales que conducen al individuo hacia una carrera criminal. De acuerdo con Sutherland, el comportamiento criminal es aprendido a través de la asociación con patrones criminales. En lo que concierne a la religiosidad, se afirma que todas las consideraciones hechas con relación a este aspecto carecen de base científica, estando la mayoría sustentadas en criterios subjetivos. No obstante, algunos autores afirman que el mejor camino para reformar al delincuente es a través de la religión. 5.- Factores políticos. Dentro de estos factores hay implícitos varios aspectos, entre ellos: la moral política, que se relaciona con el comportamiento de los hombres y mujeres que rigen el destino de un país. Una parte de los valores que adquiere la sociedad le es transmitido a través de sus gobernantes.

También tenemos otro aspecto como lo es la política interna, la cual tiene que ver con la represión policial y la prevención social, siendo, sin duda alguna, factor determinante en el incremento de la criminalidad. Se ha definido la prevención como “la política y los mecanismos dirigidos a evitar el nacimiento o desencadenamiento de la desviación, así como su avance o reaparición”. Se trata de uno de los fines primarios perseguidos por la

criminología

tradicional; finalidad

que,

incluso ha tenido

reconocimiento a nivel internacional.

Así, la Organización de las Naciones Unidas, en su resolución 415 de 1950 ordenó la celebración de congresos internacionales sobre dicha materia, y a cuyo respecto, en el IV Congreso de dicha Organización, sobre prevención del delito y tratamiento del delincuente, celebrado en Tokio (agosto, 1970) se recomendó “que se dé especial atención a la estructura administrativa, profesional y técnica necesaria para que se lleve a cabo una acción más eficaz encaminada a intervenir más directamente y con mayor decisión en el campo de la prevención del delito” (R.E).


6.- Factores socioeconómicos. Los desajustes sociales y la poca estructuración de las sociedades conducían a males reconocidos como factores productores de delincuencia. La pobreza, el desempleo y la escasez de fuentes de trabajo, el pauperismo y la marginalidad ya habían sido citados como determinantes: zonas de delincuencia, subcultura, etcétera. La infancia abandonada, el alcoholismo, la drogadicción y prostitución, llamados "males sociales", inciden en el aumento de la criminalidad.

7.- Factores comunicacionales. Televisión, radio, prensa, cine. La prensa escrita fue duramente criticada por Lombroso, llegando a considerarla como un factor de estímulo suplementario de la delincuencia. Quien controla a los medios tiene en sus manos una fuente de inmenso poder porque a través de ellos se puede adecuar la actitud y las acciones humanas. Pinatel ha sostenido que sobre la prensa hablada (radio) no hay fundamentos científicos que hagan suponer una influencia de la misma sobre la criminalidad, caso contrario ocurre con la prensa escrita. El cine es considerado por algunos como un factor de influencia decisiva en la delincuencia, llegando a afirmarse que el lenguaje de la imagen en movimiento está dotado, desde el punto de vista psicológico, de una gran fuerza sugestiva, llegando a olvidarse el "yo" consciente del sujeto. El espectador encuentra en el film la oportunidad de saciar sus propios instintos, alimentar sus propios ideales y, en general, vivir otra vida distinta de la propia.

El efecto psicológico de la televisión es distinto al del cine porque la pantalla no aísla al sujeto de su entorno y de su realidad, siendo el problema más grave en la audiencia infantil porque las imágenes de la televisión se incorporan a su mundo, moldeando así su personalidad. En los niños y adolescentes el peligro mayor del cine y la televisión se concentra en falsa percepción de la vida y sus valores; en los traumas que las escenas fuertes


pueden producir en niĂąos/as de corta edad; en las dificultades que pueden ocasionar en el aprendizaje escolar; en el aprendizaje del propio idioma; y en las dificultades de aprender y dominar la historia patria.


EL FACTOR CULTURAL

Criminalidad y grado de instrucción. Durante el siglo XIX prevaleció la idea de que el desarrollo de la instrucción haría disminuir la delincuencia; sin embargo, las investigaciones realizadas al respecto en Europa y EE. UU. no produjeron resultados definitivos. Se encontró, sin embargo, que el analfabetismo no juega papel esencial en relación a la delincuencia (como también se creyó durante mucho tiempo); su nivel puede permanecer igual, aunque se generalice la instrucción (en Francia, de 1851 a 1931, disminuyó el número de analfabetos en un 90%, pero el nivel de criminalidad no experimentó variación).

Se ha argüido, también, que la gran mayoría de los delincuentes están reclutados entre los analfabetos, lo cual es estadísticamente cierto, pero ello no contradice la anterior conclusión, sino que obedece a otras razones que han sido aclaradas por la criminología de la reacción social.

La televisión. La televisión cumple un papel similar al del cine, con la ventaja del relativo aislamiento del espectador, pero con la desventaja de la invasión del hogar y la gratitud del espectáculo; hechos que favorecen el que diariamente la violencia, el crimen, el desorden familiar y la negación de los valores morales establecidos, sean proyectados dentro del hogar. Aquí el problema reviste mayor gravedad por el poco o ningún control de calidad en la programación de las televisoras comerciales; y porque, además de los jóvenes y adultos, su influencia alcanza también al público infantil.

El cine y la televisión. En opinión de Arnoldo García Iturbe (1972), el cine y la televisión suelen ser verdaderas cátedras de delincuencia (en la actualidad, el cine y la televisión están marcadamente orientados hacia el sexo y el delito), los cuales, puestos como lo están al servicio del escándalo


y del mal gusto, causan un grave daño a nuestra población, especialmente a nuestros jóvenes. Una de las características de nuestros cines -señalaes que en las funciones correspondientes a películas censura A (aptas para todo tipo de público) se proyectan como propagandas partes de películas censura B y censura C, precisamente las partes más escandalosas y más violentas.

También predominan en ella los mensajes negativos, especialmente en los espacios informativos, en los cuales se suelen reseñar los hechos delictivos en forma más detallada (prensa hablada).

La prensa. A la prensa se confiere menor influencia criminógena. En todo caso, el público analfabeto está fuera de su área de influencia directa; pero, como todo medio de comunicación social, la prensa puede ser usada como instrumento de manipulación colectiva y siempre podrá constituir para algunos sujetos (adolescentes y jóvenes, en especial) una fuente suplementaria de estímulos que los oriente hacia las conductas antisociales. Aparte de las páginas completas de propaganda gráfica de las películas en las que en forma nítida se presentan desnudos y escenas porno atentatorias contra la personalidad en formación de los niños, que en todo hogar tienen acceso a los periódicos y que, desde luego, no necesitan saber leer para interpretar gráficas.

La prensa venezolana. Se ha señalado a la prensa venezolana los aspectos negativos siguientes:

a) tendencia sensacionalista (algunos diarios);

b) publicación de fotografías o ilustraciones obscenas, vulgares o de mal gusto (publicidad de carteleras de cine y teatro);

c) el enfoque exagerado en la información sobre hechos delictuosos.


EL FACTOR ECONÓMICO

Pobreza. En relación a la pobreza, es un hecho que la carencia de los medios indispensables para la satisfacción misma de las necesidades individuales y familiares (falta de trabajo, de vivienda adecuada, de servicios elementales, etcétera), puede crear en los individuos un estado emocional susceptible de transformarse en sentimiento de inferioridad y de frustración que, así mismo, puede convertirse en odio o resentimiento hacia toda la sociedad, considerada como responsable de tales penurias. También puede generar rebeldía constante que suele traducirse en frecuente violación de las leyes, consideradas como instrumentos de opresión y explotación; pudiendo, además, generar irrespeto hacia las autoridades; actitudes, todas ellas, que pueden desembocar en la perpetración de delitos.

Riqueza. En cuanto a la riqueza, no es menos cierto, según se ha observado, que las situaciones de bonanza y de extrema facilidad para la obtención de los bienes en la sociedad de consumo (lo cual conlleva la pérdida de la conciencia del valor de los objetos) se constituye, en gran medida, en fuente de la más moderna criminalidad; la criminalidad no convencional (económica, de cuello blanco, de los poderosos).


EL FACTOR ECOLÓGICO

Leyes térmicas de la delincuencia. Adolphe Quételet formula las leyes térmicas, que son la interdependencia entre los factores térmicos y climáticos, y las diversas clases de criminalidad:

1.- En verano hay más delitos contra las personas: la gente en esta estación suele salir con más frecuencia, existe una relación con sus congéneres. En los países nórdicos el día dura casi 23 horas, las playas y piscinas están casi siempre llenas.

2.- En invierno hay más delitos contra la propiedad: esto se debe a que las noches son más largas, además existe gran pasión por la navidad, por las compras, etc.

3.- En primavera hay más delitos de tipo sexual: esta sería la época de apareamiento, quizá el influjo del tiempo eleve las pasiones.

Desde otro punto de vista, encontramos:  En invierno se comete mayor número de delitos contra el patrimonio que en verano.  Los delitos contra las personas se cometen en mayor número en verano.  Los delitos contra las personas tienden a aumentar según nos aproximamos al ecuador y, a la inversa, los delitos contra la propiedad disminuyen.  Los delitos sexuales se cometen con mayor frecuencia en primavera.


Estas leyes térmicas de la delincuencia las dio a conocer Adolphe Quételet cuando publicó su famosa obra Física Social (1835), leyes, basadas en la influencia del medio geográfico sobre el individuo.

Adolphe

Quételet.

Adolfo

Quételet

(1796-1874),

matemático,

considerado por algunos como el fundador de la estadística, fue uno de los primeros investigadores que se ocupó en forma científica de estudiar la criminalidad como fenómeno de masa.

Se le considera, junto a Guerry de Champneuf, como creador o principal exponente de la llamada Escuela Geográfica o Cartográfica, cuyo principal aporte señalado consistió en la elaboración de mapas indicativos de la diferencia de densidad de la criminalidad según las diferentes regiones de Francia.

Adolfo Quételet trató de interpretar los fenómenos de la vida de la sociedad con arreglo a la ley de los grandes números y, en consecuencia, consideraba el delito no como fenómeno individual, sino la criminalidad de la masa, que para él representaba (con sus oscilaciones temporales) una función matemáticamente representable de los estados económicos y sociales del momento (un síntoma de los mismos, ni más ni menos). Desde luego, en sus estudios no parte del delincuente concreto, sino que, haciendo abstracción de las propiedades biopsicológicas de éste, pone como base de sus cálculos estadísticos un “hombre medio” ideal, inexistente en la realidad. En 1835 escribió su Física Social, en la cual destacó las tres conclusiones siguientes:

a) El delito es un fenómeno social que puede conocerse y determinarse estadísticamente.


b) Los delitos se cometen año tras año con absoluta regularidad y precisión.

c) Los factores que intervienen como causa de la actividad delictiva, son variados: el clima, la pobreza, la miseria, el analfabetismo.

Podemos resumir su pensamiento en las afirmaciones siguientes: La sociedad encierra en ella los gérmenes de todos los crímenes que se van a cometer. Es ella quien, de alguna manera, los prepara y el culpable no es más que el instrumento que los ejecuta. Toda sociedad supone, entonces, un cierto número y un cierto orden de crímenes, que resultan como consecuencia necesaria de su organización.


TEORÍAS SOCIOLÓGICAS QUE EXPLICAN LA CRIMINALIDAD

Teoría ecológica. La teoría ecológica aparece estrechamente relacionada con la llamada “Escuela de Chicago”, en la que destaca la obra de Trasher (Goppinger, 1975), quien estudió 1.313 bandas integradas por unos 25.000 miembros. Esta investigación permitió a Trasher observar las zonas de permanencia y de acción de las mismas, y constató la existencia de una zona de bandas, que denominó “gangland”, la cual describió geográfica y socialmente como una especie de terreno intermedio (zona de fábricas, terrenos de ferrocarril, áreas a la sombra de grandes edificios de oficinas y almacenes), todas las cuales tienen un control social mínimo.

En Latinoamérica, señala Héctor Solís Quiroga (1977), se tiene la experiencia de que en las zonas que circundan los mercados hay mayor delincuencia que en otras, al igual que en los suburbios de las ciudades. Señala también que parece tener relación con la mayor o menor delincuencia de un lugar, el tiempo que las familias vivan en él, el hecho de que las viviendas sean rentadas o adquiridas en condominio, la homogeneidad de la población, la densidad de la población, el tamaño de la ciudad, el conocimiento y trato que unos tengan con los otros, entre otras cosas. Los resultados de estas investigaciones (ecológicas) han sido importantes para la política criminal, pues han permitido la elaboración de mapas y planos en donde se indican las zonas criminógenas de un determinado país, región o ciudad, facilitándole así su tarea, especialmente en el aspecto represivo-policial.

Teoría de las ventanas rotas. Un vidrio roto destruye una comunidad. En 1969, en la Universidad de Stanford (EE. UU), el profesor Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle: la misma marca, modelo y hasta igual color. Uno lo dejó en el Bronx, una zona pobre y conflictiva de Nueva York; y el otro


en Palo Alto, California: zona rica y tranquila; con especialistas en psicología social estudiando la conducta de la gente. El auto abandonado en el Bronx comenzó a ser “canibalizado”: en pocas horas perdió las llantas, el motor, los espejos, la radio. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron. No así el de Palo Alto. Es muy común atribuir a la pobreza las causas del delito. Es esta atribución en la que coinciden las posiciones conservadoras. Tras siete días los investigadores rompieron entonces un vidrio del automóvil de Palo Alto. Se desató el mismo proceso que en el Bronx: el robo, la violencia y el vandalismo aparecieron en el barrio bueno y decente.

¿Un vidrio roto en el auto abandonado era capaz de generar todo un proceso delictivo? Aquí no se trataba de pobreza. Evidentemente, era algo que tenía que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés. Esa despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque al auto sin que nadie reaccionara, reafirmaba y multiplicaba la idea; hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se volvía incontenible, desembocando en una violencia irracional. El vehículo acababa reducido a su mínima expresión.

El delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'esas pequeñas faltas' como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja, y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. Primero, pequeñas faltas, casi travesuras; si


no se combaten, pronto sube el nivel del problema. Si se permiten actitudes violentas como algo normal en los niños, el patrón de desarrollo será cada vez mayor; y cuando estos niños sean adultos, actuarán de manera delictiva, pero sin reconocerlo.

Si

los

parques

y

otros

espacios

públicos

son

deteriorados

progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), y esos mismos espacios abandonados por la gente, serán progresivamente ocupados por los delincuentes. La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando que, ante el descuido y el desorden, crecen muchos males sociales y se degenera el entorno.

Tan solo vea un ejemplo en casa: si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc., etc., etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general, y quizá algún día llegarán a caer en prisión.

Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana. La falta de oportunidades ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.

La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de 1980 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por


combatir las pequeñas transgresiones: grafitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes: los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro. Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'. La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.

La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad. No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía. De hecho, respecto de los abusos de autoridad, debe también aplicarse la tolerancia cero. No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo. Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana. La expresión “tolerancia cero” es la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad. En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

Teoría de la desorganización social. Para algunos autores, el fenómeno criminal se encuentra en la desorganización social urbana ligada al desarrollo de la ciudad por la creciente industrialización que propiciaba la inserción de los jóvenes a las bandas juveniles, y no necesariamente delincuenciales. Esta situación fue considerada como una forma de resolver la tensión de grupos que no alcanzaban por medios legítimos las


promesas de un capitalismo triunfante. Hay espacios en los cuales no se ejerce el control social, propiciando de esta manera un aumento de las oportunidades del crimen, espacios, tales como: estacionamientos; parques en horas nocturnas; pasillos; etcétera.

Esta teoría considera la criminalidad como el resultado de la falta de organización adecuada de la sociedad. Shaw y Mc. Kay, en tal sentido, relacionan la desorganización social con el conflicto de normas y los diferentes sistemas de valores existentes en una sociedad determinada. La disparidad de facilidades en el logro de las metas y cosas materiales en las diferentes comunidades americanas, según Shaw y Mc. Kay, es particularmente importante en relación con el fenómeno de la delincuencia.

Entonces: ¿cuándo se acabarían los delitos? El día en que se hubiere logrado un modelo de sociedad perfecta. Pero, como esto es imposible, no puede haber nunca ausencia de delito en el mundo; por esto, el delito es un hecho patológico: el delito es un comportamiento normal a una sociedad anormal (el delito no está fuera de la sociedad, sino que está dentro de ella). En otras palabras, el delito se ve como una desorganización social que pertenece al mismo cuerpo social: no es solo que el delincuente está mal integrado a una sociedad, sino que es la misma sociedad la que está mal organizada.

Teoría de la patología social. En este planteamiento se relaciona a la criminalidad con los llamados “males” o “enfermedades” sociales. En efecto, los sociólogos consideran que formando parte de la sociedad se encuentran ciertos fenómenos que tienden a perturbar la paz y tranquilidad colectivas, produciendo efectos nocivos que conllevan a la delincuencia. Entre estos fenómenos, están: la pobreza, el pauperismo, la mendicidad, la prostitución, la infancia abandonada, la drogadicción, el desempleo, etcétera, fenómenos que han coexistido con la sociedad en todas las


épocas y que se convierten en una verdadera calamidad capaces de corromper la integridad social.

Teoría del cambio social. La criminalidad depende de la cultura de la sociedad y surge particularmente como consecuencia del cambio social. Los delitos contra la propiedad aumentan en forma aguda con el crecimiento económico y el desarrollo. La creciente demanda de artículos de prestigio y el consumismo, representan un factor importante en el incremento de los índices de hurtos, robos a mano armada y corrupción de los hombres de negocio y funcionarios públicos.

Teoría de la subcultura del crimen. El mejor exponente de esta teoría fue Albert Cohen, quien en su libro "Delinquent Boys", afirma que las áreas de delincuencia, son zonas donde viven bandas de jóvenes delincuentes, regidos por un sistema de normas distinto al orden legal y social tradicionales, y en muchos casos, dirigidos directamente contra el sistema jurídico imperante. Los modelos de conductas antisociales y delictivas constituyen una cultura particular dentro de la cultura general, lo cual representa una "subcultura".

Esta teoría se basa en el principio siguiente: la conducta desviada -al igual que el resto de conductas- se aprende en el ambiente en que se vive. Los actos desviados serían por lo tanto una consecuencia de la socialización en ambientes con valores y normas distintos a los de la sociedad en general.

Es común que los individuos con comportamientos desviados pertenezcan a grupos en las que estas conductas son permitidas -o incluso prescritas- por lo que tal conducta sólo podría juzgarse como desviada respecto a las normas y valores de la sociedad, pero no respecto a las de su grupo de referencia.


Respecto a esto el criminólogo Edwin Sutherland escribiría: "La cultura criminal es tan real como la legal, y mucho más difundida de lo que se piensa habitualmente".

La teoría de la subcultura estriba en afirmar que estos colectivos sociales organizados y "desviados" no profesan la misma escala de valores que el resto de la sociedad. De hecho, la denominación "subcultura" refiere a entramados culturales diversos.

La subcultura también se define como el sistema social a través del cual un grupo social se aparta total, o parcialmente de las pautas fijadas, o seguidas por los grupos mayoritarios.

Ahora bien: ¿qué entendemos por cultura, subcultura y contracultura? Entendemos por cultura, el proceso social en virtud del cual un grupo comparte valores, creencias, costumbres y normas de conducta comunes; este conjunto de fenómenos heredados, transmitidos, aprendidos y practicados, le da fisonomía propia al conglomerado social y cohesiona en gran medida las actividades de sus integrantes. La subcultura es aquella parte de la cultura dominante (cultura “madre” también se la llama) integrada por un subgrupo social que profesa algunos valores, creencias, costumbres o normas de conducta comunes, diversos de los que imperan en aquella y que en ocasiones entran en conflicto con la cultura dominante. Se la llama subcultura porque está integrada a la cultura madre de la que forma parte, y porque es dominada y tolerada por esta.

Y la contracultura es aquella forma de subcultura que profesa algunos valores, creencias, costumbres o normas de conducta comunes, que generan represión social o legal de parte de la cultura dominante a la cual se opone.


Teoría de la asociación diferencial. Edwin Sutherland fue uno de los más importantes exponentes de la llamada “Escuela de Chicago”. Sutherland estudió al ladrón profesional y observó que el hurto profesional no era una actividad individual y aislada, sino que era algo que se aprendía en contacto con otras personas (en relación con otros ladrones profesionales que muestran cómo hacerlo: cuál es la técnica a usar y, al mismo tiempo, proporcionan ciertas actitudes que justifican la criminalidad del acto).

Expone que, a pesar de que no hay centros de formación para el entrenamiento de los nuevos reclutas, no obstante, ellos cumplen un período de pruebas durante el cual deben aprender el código de la profesión, documentarse sobre la “moralidad” y la “etiqueta”, y, finalmente, adquirir “sentido” del hurto. Dicho aprendizaje -señala- se lleva a cabo bajo la forma de “impregnación” del medio; pero, sin embargo, los que muestren debilidades o no estén de acuerdo con algunos detalles técnicos, son rechazados.

Sutherland insiste sobre la dimensión grupo y sobre la dimensión aprendizaje, que existen, según afirma, porque el ladrón profesional existe (el ladrón profesional no sería un ladrón profesional si, de alguna forma, no estuviera en contacto con otros ladrones profesionales).

De igual modo, el citado autor señala que el individuo no puede disociarse de la situación en que está inmerso, pues, la misma es importante para quien la vive, razón por la cual, concluye, el delito se produce siempre que exista la situación apropiada para un individuo determinado.

Estas reflexiones, producto de sus estudios, condujeron a Sutherland a la creación de su teoría de la “Asociación Diferencial”. Teoría relativamente


simple, según la cual, el comportamiento criminal es aprendido en contacto con otras personas, en general, en el interior de un grupo primario, un grupo pequeño de individuos. Se aprecia, entonces, que lo de “diferencial” significa que (en la mayoría de los casos) un individuo se vuelve delincuente al estar más frecuentemente en relación con “modelos” criminales que con “modelos” no criminales (Sutherland no habla de individuos, sino de modelos, vale decir: ejemplos, palabras, actitudes, valores). A este respecto, Sutherland precisa que: quien mantiene contactos frecuentes, durante largo tiempo y muy intensamente con el “modelo criminal”, se volverá criminal; y que, asimismo, mientras más joven es el individuo quien recibe el modelo criminal, mayor será la influencia que reciba. La explicación de la teoría es como sigue:

a) El proceso del cual resulta el comportamiento criminal no difiere en nada del proceso que conduce al comportamiento “normal” (el individuo hace su aprendizaje del crimen en el seno de una familia y de diversos grupos, es decir, aprende el mismo título que el no criminal).

b) El comportamiento criminal está implicado en el sistema de la sociedad (hecho de asociaciones de tipos diversos de grupos), al igual que lo está el comportamiento “normal”; cada uno de estos comportamientos forma parte de una misma sociedad que tiene sus grupos, sus pandillas, sus clanes y sus asociaciones, más o menos accidentales; todos y cada uno de ellos son estructurados conforme a una escala de valores que sus miembros respetan.

c) La personalidad criminal funciona en el seno de este sistema: las asociaciones se crean a partir de los intereses propios de una


cierta categoría de individuos; y la personalidad criminal está involucrada ahí, al mismo título que lo está una personalidad “normal” en las asociaciones que persiguen un fin “normal”; ahora bien, como las asociaciones tienen un fin cultural que les es propio, el valor de la cultura criminal estima en forma positiva la conducta criminal.

d) Las diferencias individuales no juegan papel alguno en el futuro de la persona criminal, sino en la medida en que su participación en la cultura criminal sea más estrecha (un niño está más predispuesto al crimen, más por su medio familiar deficiente que por su herencia o por los defectos de su organismo). Se concluye de aquí, que una integración satisfactoria en una buena sociedad, reduciría considerablemente la influencia de los factores criminógenos personales (es una delicada cuestión de equilibrio entre las fuerzas pro y antisociales de orden individual y colectivo).

e) Los conflictos de intereses provocados en las asociaciones diferenciales son los mismos que se encuentran en el origen de toda especie de asociación (el ser humano prácticamente no puede realizar nada solo por sus propios medios, sino que, para ello, necesita relacionarse con otros que tengan objetivos comunes). f) El nacimiento de asociaciones en competencia más o menos violenta, puede conducir a la “desorganización” de la sociedad por el debilitamiento de los valores comunitarios (a un cierto grado, el disgregamiento cultural crea una “subcultura”, integrada alrededor de valores opuestos o diferentes a los de la comunidad; hecho que puede favorecer el surgimiento de la subcultura criminal).


Observó Sutherland que, si la delincuencia no tuviera más que una motivación individual, si fuera derivada de una enfermedad, no debería tener grandes fluctuaciones, y todo el problema sería de orden médico; pero, como en realidad no son, así las cosas -señala-, la más sabia terapéutica sería impotente ante las asociaciones que, a nivel de “subculturas”, perpetúan las reglas de la conducta desviante. A este respecto, piensa Sutherland, que no se puede obrar más que por la vía de la reforma de las estructuras, es decir, de las reformas colectivas; ya que la conducta criminal es resultante de una situación conflictual general de la sociedad.

Sutherland afirma también que su teoría (asociación diferencial) es estrictamente

psicosociológica

y rechaza,

en

consecuencia,

toda

explicación psiquiátrica sobre el comportamiento criminal, al igual que las que se fundamentan sobre datos que no cubren más que una clase social. La “asociación diferencial” -señala- reposa sobre postulados de iniciación o aprendizaje en cuanto al comportamiento y a la conducta humana, y la proposición determinante que la sostiene es la siguiente: “La conducta criminal, como cualquier otro comportamiento, es aprendida en el curso de la interacción cotidiana con otras personas”. Y si esto es así, no hay ninguna duda -concluye- que esta conducta puede darse en todos los niveles de la sociedad, y no solamente en sus niveles inferiores, como tradicionalmente se ha creído, proyectando una falsa imagen de la realidad, pues toda conclusión valida aquí, debe basarse en estudios “globales” del conjunto de los delincuentes, cualquiera que sea su clase social. Entonces, el hombre de negocios aprende a “voltear” las leyes sobre los monopolios, porque él entra en contacto cada día con otras personas que ya “han aprendido ese juego”.


BASES LEGALES

En cuanto a las bases legales, establezco en primer lugar a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por ser la norma suprema del Estado venezolano. Asimismo, en el artículo 285.4 ejusdem se establece que el titular de la acción penal es el Estado venezolano, ejerciéndose a través del Ministerio Público; siendo entonces la acción penal necesaria, y todo lo que ello implica, para erradicar los factores incidentes en la criminalidad.

1. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 1.1 Artículo 7 de la Constitución Nacional. 1.2 Artículo 285.4 de la Constitución Nacional.

2. Código Orgánico Procesal Penal. 2.1 Artículo 111 del Código Orgánico Procesal Penal.

Artículo 7 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. La Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución.

Artículo 285.4 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Son atribuciones del Ministerio Público:

4. Ejercer en nombre del Estado la acción penal en los casos en que para intentarla o proseguirla no fuera necesario instancia de parte, salvo las excepciones establecidas en la ley.

Artículo 111 del Código Orgánico Procesal Penal. Corresponde al Ministerio Público en el proceso penal:


1. Dirigir la investigación de los hechos punibles para establecer la identidad plena de sus autores o autoras y partícipes.

2. Ordenar y supervisar las actuaciones de los órganos de policía de investigaciones en lo que se refiere a la adquisición y conservación de los elementos de convicción.

3. Requerir de organismos públicos o privados, altamente calificados, la práctica de peritajes o experticias pertinentes para el esclarecimiento de los hechos objeto de investigación, sin perjuicio de la actividad que desempeñen los órganos de policía de investigaciones penales.

4. Formular la acusación y ampliarla, cuando haya lugar, y solicitar la aplicación de la penalidad correspondiente.

5. Ordenar el archivo de los recaudos, mediante resolución fundada, cuando no existan elementos suficientes para proseguir la investigación.

6. Solicitar autorización al Juez o Jueza de Control, para prescindir del ejercicio de la acción penal.

7. Solicitar cuando corresponda el sobreseimiento de la causa o la absolución del imputado o imputada.

8. Imputar al autor o autora, o partícipe del hecho punible.

9. Proponer la recusación contra los funcionarios o funcionarias judiciales.

10. Ejercer la acción civil derivada del delito, cuando así lo dispongan este Código y demás leyes de la República.


11. Requerir del tribunal competente las medidas cautelares y de coerción personal que resulten pertinentes.

12. Ordenar el aseguramiento de los objetos activos y pasivos relacionados directamente con la perpetración del delito.

13. Actuar en todos aquellos actos del proceso que, según la ley, requieran su presencia.

14. Ejercer los recursos contra las decisiones que recaigan en las causas en que intervenga.

15. Velar por los intereses de la víctima en el proceso y ejercer su representación cuando se le delegue o en caso de inasistencia de ésta al juicio.

16. Opinar en los procesos de extradición.

17. Solicitar y ejecutar exhortos, cartas rogatorias y solicitudes de asistencia mutua en materia penal, en coordinación con el Ministerio con competencia en materia de relaciones exteriores.

18. Solicitar al tribunal competente declare la ausencia del evadido o prófugo sobre el que recaiga orden de aprehensión y que proceda a dictar medidas definitivas de disposición sobre los bienes relacionados con el hecho punible, propiedad del mismo o de sus interpuestas personas.

19. Las demás que le atribuyan este Código y otras leyes.


METODOLOGÍA DEL PROYECTO

Tipo de investigación cualitativa

El tipo de investigación cualitativa adoptado en el presente proyecto de investigación, es una investigación explicativa, en virtud de que la misma se encarga de buscar la razón, el porqué de los hechos delictivos mediante el establecimiento de las relaciones de causa y efecto, siendo en este caso los factores que influyen en la criminalidad, así como las teorías sociológicas que establecen una explicación científica de los hechos delictivos.

Técnicas de recolección de información

Las técnicas de recolección de información para esta investigación, son las siguientes:

Análisis de contenido. Análisis documental. Técnica ocular-documental.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Martínez, M. (2009). Síntesis Criminológica. Caracas: U. S. M.

García de Mármol León, C. (2009). Criminología. Caracas: Fundación Mármol & Mármol.

Flores Cazorla, C. (2014). Lecciones de Criminología. Caracas: Editores Hermanos Vadell.


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