asequibles más simples. Debe agregarse una palabra de explicacióir sobre la paralaje binocular. La figura 210 ofrece un ejemplo. Si los dos ojos (a y b) miran los misffies puntos (c y d), recibirán imágenes diferentes, pues los respectivos ángulos visuales son de tamaño desigual. Las imágenes están indicadas dentro de las circunferencias de puntos. Por sí misma, cualquiera de las dos imágenes tendería a aparecer en el plano frontal (a no ser que intervengan otros factores perceptuales). Pero cuando se perciben juntas, las diferentes distancias entre los puntos obstaculizarán su fusión. Solo en la tercera dimensión puede una diferencia de inclinación compensar esta diferencia de distancia y permitir, por consiguiente, que se fusionen las dos figuras en una sola imagen. De esta manera la contribución de los dos ojos se une del modo más simple posible. Cuando ambos ojos miran un dibujo o una pintura, la imagen que reciben es idéntica. Esto favorece un percepto bidimensional en el plano frontal. Sí el artista desea obtener impresión de profundidad, debe contrarrestar esta tendencia a la superficialidad mediante otros factores perceptuales. Cuando se inspecciora con un solo ojo, se reduce la profundidad del espacio físico y se aumenta el de los cuadros.
Frontalidad y oblicuidad Lo que advirtiéramos en los dibujos infantiles habrá puesto en claro que la representación pictórica del espacio no puede considerarse una reproducción de lo que el dibujante ha observado en la realidad física. El espacio pictórico se descubre fundamentalmente en la superficie pictórica. Surge de las condiciones del medio bidimensional como resultado de la experimentac.ión visual de líneas, formas y colores asequibles al artista. La figura 145 es una ilustración de las primeras etapas. Se recordará que el cuadrado es originalmente el equivalente bidimensional del cuerpo cúbico. Mas tarde se agregan caras laterales para que la imagen sea más completa. Esto limita la función del cuadrado o rectángulo original que representa ahora la cara