Otro pais ensayos periodisticos de jorge andrade

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OTRO PAÍS Ensayos periodísticos de Jorge Andrade


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3 OTRO PAÍS

Prefacio del autor El 10 de diciembre de 2015 Argentina amaneció siendo otro país. Para empezar amaneció un país acéfalo, gracias a la caprichosa interpretación constitucional que limitó el período del mandatario saliente hasta las doce de la noche del 9 de diciembre. Jueces proclives a la flexibilidad que provoca la cercanía al calor del poder en ascenso emitieron ese fallo absurdo. El 9 de diciembre Cristina Fernández de Kirchner se dirigió a la multitud que colmó nuestra Plaza de Mayo para despedirla con un “Hasta la vuelta” pronunciando uno de los discursos a que nos tiene acostumbrados: profundo, meduloso, circunstanciado, razonado, claro y con su habitual lenguaje preciso y rico. El 10 de diciembre el presidente que asumía se comunicó con la acotada concurrencia que acudió al acto de asunciónpor medio dela lectura balbuceante de su discurso,o sea en el estilo al que también nos acostumbró desde que ocupa cargos representativos y el mismo que lució durante toda la campaña electoral cuando repetía a los trompicones los eslóganes que su asesor de imagen, Durán Barba, le obliga a estudiar de memoria. Los estilos y la capacidad oratoria tan dispares, con ser importantes, no son significativos en comparación con las decisiones políticas que han puesto el país patas arriba. Resumámoslo al máximo en estas líneas que no son más que una introducción a los artículos que siguen: el gobierno de Mauricio Macri, inscripto en la corriente conservadora contrarreformista que recorre América Latina y que está revirtiendo los avances populares, lentos y trabajosos, de los gobiernos progresistas de los últimos diez o doce años, ha desatado una ofensiva contra las clases sociales que le permitieron ganar por muy poco la elección presidencial, a las que engañó con las vaguedades y mentiras de su campaña electoral. Mauricio Macri, su gobierno y sus valedores se alinean acríticamente con la potencia hegemónica declinante. Es una asociación por seguidismo ideológico y por conveniencia propia, ya que sus negocios, parasitarios, se


4 benefician de la asociación desigual y dependiente con los países del primer mundo y, en especial, con los Estados Unidos, situando ala Argentina en un papel de proveedor de materias primas baratas.Esta asociación beneficia al poder global central y a la burguesía local en su condición de periférica, extractiva y depredadora de su propio territorio. Mauricio Macriy su gobierno han realizado ya, en un cortísimo tiempo, la transferencia de riqueza más fenomenal de la historia argentina -mucho mayor que la del famoso “rodrigazo”- desde las clases populares hacia las clases dominantes, su base electoral natural, económicamente poderosa pero cuantitativamente minoritaria para llevarlo al poder. De ahí el trabajo de seducción de las capas sociales media y baja por parte de Macri y su troupe quienes, sin embargo, mantienen la distancia cerrando plazas y poniendo vallas que impidan el contacto con la “gente”. La confirmación de este diagnóstico se expresa claramente si se compara la Argentina luminosa, alegre y participativa del Bicentenario de Mayo y el país triste, oscuro y discriminador del 9 de Julio de 2016. En su tarea regresiva el gobierno ha recibido el apoyo complaciente de una oposición que traicionó el mandato de sus votantes y de la cúpula de la burocracia sindical cegetista; ambas, por complicidad activa o pasiva,convalidaron el despojo así como la entrega a los fondos buitre y el nuevo ciclo de endeudamiento desenfrenado. En las notas que se incluyen a continuación se ensaya un análisis crítico de las políticas de gobierno. Este abordaje parte de una opción ideológica, la del progresismo de izquierda, que no sólo no oculto sino que reivindico. No hay análisis imparciales, no hay crítica sin ideología; los analistas que presumen de imparcialidad mienten, su presunta objetividad, su desideologización pretendida, es un modo solapado de disfrazar su complicidad con el poder establecido. Tampoco disimulo el apoyo crítico que, a medida que fui confirmando la orientación de sus políticas, me incliné a brindar al kirchnerismo; ni encubro mi rechazo de las medidas conservadoras que encarna y practica este gobierno. Pero ni mi apoyo ni mi rechazo son emocionales ni mucho menos fanáticos sino que se fundamentan en un análisis


5 racional de las políticas, de sus motivaciones y de los efectos que producen en el país y en el pueblo. Los artículos que se publican a continuación son un cuerpo vivo que crece y se desarrolla al compás de la realidad. Los acontecimientos son el disparador de la deliberación íntima del articulista. Pero, a diferencia del periodista, esclavo de la inmediatez, el ensayista da tiempo a que los hechos se asienten y decanten para intentar aproximarse a ellos con la serenidad de la distancia reflexiva. JORGE ANDRADE Buenos Aires, julio 2016.


6 LA BATALLA CULTURAL

La derecha parece bien posicionada como para ganar su segunda batalla cultural. Las batallas culturales se libran con el lenguaje, vaciando de contenido las palabras para resignificar las de acuerdo con las conveniencias estratégicas de los contendientes. Valga como ejemplo el término “gente” que ha sustituido a “pueblo” con tanto éxito que hasta la izquierda ha olvidado la Bastilla y el Palacio de Invierno, y lo ha adoptado. Es una moda cultural nada inocente que conquistó incluso al enemigo. La abolición de la palabra “pueblo” también vacía de contenido a la palabra “democracia”. El gobierno del demos, del pueblo, deja de ser tal en la democracia formal del tardo capitalismo financiero. Para ésta ya no son los ciudadanos los que participan del gobierno de sus necesidades e intereses a través de la delegación del poder que otorgan a sus representantes e incluso, en las democracias avanzadas, mediante su participación directa en la toma de decisiones; para la democracia formal del pensamiento único no hay ciudadanos sino consumidores que intervienen en tiempos pautados en la tómbola que organiza el show mediático electoral. Pero las palabras clave de las dos grandes batallas culturales que se han librado en los últimos años de nuestro país casualmente empiezan las dos con la letra “c”, son “Campo” y “Cambio”. El primer triunfo de la derecha, después de su retiro táctico a cuarteles de invierno tras el derrumbe de su gestión que culminó con el estallido de 2001, fue el de la llamada “Resolución 125”. La tal Resolución, que luego el gobierno intentó convertir en ley sin éxito debido a la traición del vicepresidente en ejercicio en ese momento, establecía un sistema de retenciones móviles para las exportaciones granarias y de oleaginosas. La diseñó el camaleónico político Lousteau, en 2008 ministro de economía de la nación. Fue uno de los grandes errores del kirchnerismo. Mal asesorados por el ministro, que aseguró a la presidente y a Néstor Kirchner que la medida no levantaría resistencias en el agro, el poder ejecutivo fue adelante con la


7 normativa sin concederse demasiado tiempo para reflexionar. Cayó así en uno de los defectos más notorios de los gobiernos de los Kirchner: el repentismo. El éxito de la resistencia de los grandes productores del campo fue, en primer lugar, haber logrado cooptar a los pequeños productores que pusieron la mano de obra del lock-out y de los cortes de ruta para provocar el desabastecimiento. En segundo lugar, y más importante, lo fue el conseguir el apoyo masivo de la clase media y, tal vez también, de parte de la clase media baja. El suceso se logró cambiando el sentido del significante “Campo”, de modo de que en el imaginario popular se identificara el significado con el de “chacarero”, es decir con el pequeño productor rural que trabaja su propia parcela de tierra. Se borró en cambio para la “gente” el significado de grandes propiedades de miles de hectáreas y de pools de siembra. De modo que las clases populares que rechazaron la medida apoyaron a quienes perjudicaban sus intereses. ¿Por qué? Por dos razones: una, porque la producción agraria que goza de ventajas comparativas de origen (la calidad de la tierra que se posee en propiedad privada) debe contribuir con una parte de sus ganancias que pertenecen a toda la nación y a sus ciudadanos por el diferencial de calidad de la tierra, para financiar el desarrollo industrial, que no goza de esas ventajas, que es el que crea empleo, y para financiar las transferencias hacia la parte más desfavorecida de la sociedad, tal como los beneficiarios de la asignación universal por hijo, o las clases pasivas que obtuvieron su jubilación móvil. La otra razón, tan importante como la anterior, es que las retenciones obran como reguladores de precios. Muy brevemente: si un empresario vende su producto en el extranjero a $ 100, por ejemplo, no aceptará venderlo a menos de ese precio en el mercado nacional. Si el estado le retiene un 35%, y por su exportación recibe $ 65 en lugar de $ 100, estará dispuesto a vender en el mercado nacional al mismo precio de $ 65. Valga este ejemplo para consumos populares como el del pan. Pero además, los propios productores se perjudicaron, pues las retenciones móviles de la Resolución 125, como su nombre lo indica, subían y bajaban según que el precio del grano o de la oleaginosa subiera o bajara. Cuando los precios de los productos bajaron, como ocurre hasta hoy, los productores, de haberse aprobado la Resolución 125, habrían sufrido retenciones menores que


8 con las retenciones fijas que fueron las que quedaron en vigencia gracias al “voto no positivo” del vicepresidente Cobos. El rechazo poco reflexivo de la resolución fue provocado por la codicia y ceguera del “Campo”, que ante precios de la soja en ese momento en alza no quiso ceder nada de sus ganancias marginales sin pensar en el futuro. Pero es cosa sabida por quienes lo conocen de cerca que para el empresariado medio el “largo plazo” no va nunca más allá de un trimestre. Esa primera batalla cultural la ganó la derecha y hoy se está librando la segunda que por el momento, y hasta que se confirme o no con los resultados de la segunda vuelta electoral, también está ganando. Es la batalla del “Cambio”. El partido conservador ha logrado inculcar acríticamente en el imaginario colectivo que hoy es necesario, más aun imprescindible, un “cambio”. Fueron llevadas por la propaganda a ese convencimiento las clases media, y media baja en gran medida, como parecen demostrarlo los resultados de la primera vuelta-por supuesto a la clase pudiente no hace falta convencerla. Para ello goebbelsianamente la propaganda de la derecha vació de significado el término “cambio”. De modo que la gente se convenció de que hace falta un cambio sin plantearse de qué cambio se trata. Como se debe optar entre el candidato del oficialismo y el de la oposición, hay una sola posibilidad de cambio que es votar a la oposición. Comprendo que la “gente” pueda estar cansada de las formas tras doce años de gobierno kirchnerista. Puede estar cansada de las “cadenas”, puede estar cansada de escuchar el discurso medulo soy enérgico de la presidente. No es fácil tolerar la inteligencia ajena, y sobre todo la brillantez, en particular si el poseedor de esa superioridad, que a veces ejerce de un modo un poco abrumador, es una mujer. No es que quiera abonar aquí demagógicamente el argumento de género, pero resulta una sorprendente realidad que el odio antikirchnerista es mucho más intolerante con Cristina que con Néstor Kirchner, y que quienes odian con más ferocidad no son los hombres sino las mujeres. Es un trago muy amargo para una mujer que en una mesa de uno de los colmados restaurantes del país soporta con cara de aburrida el repetido


9 monólogo autoafirmativo del marido, tolerar que otras mujeres puedan ser independientes, como ellas no lo son, y más inteligentes, más lúcidas y más brillantes que la media de los hombres, como lo es Cristina Fernández de Kirchner. Ante el espectáculo deprimente de la propia mediocridad se grita a coro con Mirtha Legrand: “Esto es una dictadura”, cuando a continuación la conductora le quita la palabra al primer comensal que se atreva a disentir de sus afirmaciones. También puede ser que la “gente” se haya hartado de los retruécanos ingeniosos y algo despectivos de Aníbal Fernández. Pero estos son apenas detalles, son tal vez errores kirchneristas, excesos kirchneristas. Sin embargo la “gente” pide a gritos un “cambio”; tal vez quiere un cambio de formas, pero el lavado de cerebro de la propaganda le impide entender que lo que le propone la derecha es un cambio de fondo, que va a trastocar sus vidas, una vez más, apenas catorce años después del hundimiento de 2001. Un punto de optimismo. Hagamos de la necesidad virtud. Si gana la derecha será la primera vez, después del “fraude patriótico”, que un partido conservador pueda llegar al gobierno por medio del voto, sin tener que recurrir al partido militar, lo que sería un síntoma de que la democracia argentina ha llegado a su etapa de madurez. Por supuesto que el eventual triunfo de la derecha asestaría un golpe muy duro al armado subcontinental que busca reducir el sometimiento al poder hegemónico mundial y que está acosado desde muchos frentes, incluso el legislativo como lo hemos visto en Paraguay y lo vemos hoy descarnadamente en el caso de Brasil.La contraofensiva del neoliberalismo cuenta con armas muy poderosas, es mundial y actúa coordinadamente.También es verdad que,si bien esta eventual institucionalización de la derecha sería sin el auxilio del partido militar hoy debilitado, cuenta con el apoyo irrestricto del partido mediático y del partido judicial. Cuando digo el “partido judicial” no quiero decir la Justicia, sino la corporación judicial que defiende sus privilegios y que es aliada de la derecha financiera. Y en cuanto al partido mediático, se trata de un partido global. Los medios internacionales –aquéllos que en todas partes juzgan la eventual corrupción de los políticos progresistas como un pecado mortal y la de sus empresarios y políticos amigos como uno venial- esos


10 medios juegan junto con el poder financiero porque son socios en el mismo negocio. Conocemos muy bien los ejemplos nacionales, como Clarín, La Nación, Infobae, Todo Noticias, Canal 13 y etc., y los internacionales, como Financial Times, Veja, CNN, Fox y tantos otros, entre ellos uno de los más emblemáticos porque habla en nuestra propia lengua, por su origen y por su evolución: el diario El País de España. Nació con impronta progresista, apoyó la transición española y al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que lideraba Felipe González. Se derechizó junto con Felipe González, con el PSOE, con los sindicatos combativos y con el pueblo español que empezó a gozar como niño con su nuevo juguete del consumo masivo. El Partido Socialista se transformó en una de las dos alas del bipartidismo europeo neoliberal; los obreros se convirtieron en clase media, los sindicatos clasistas devinieron en defensores exclusivamente de los derechos adquiridos por los trabajadores formales, se hicieron socios del poder, dieron la espalda a los excluidos. El diario El País hoy tiene un solo candidato para Argentina, el que proclamó Mario Vargas Llosa: Mauricio Macri. Gran parte de nuestra clase media y media baja, que en 2001 comió el amargo pan de la miseria y en los últimos doce años adquirió derechos, y ascendió social y económicamente, hoy apoya con entusiasmo un cambio cuyo sentido parece no entender: con su voto, tal vez, el partido conservador reorganizado del siglo XXI, con su ideario neoliberal, sin necesidad de personeros como lo fue Menem, sin caretas, recupere el poder político para la derecha por primera vez por vía de las urnas. JORGE ANDRADE Buenos Aires, noviembre de 2015.


11 VIDAS PARALELAS

Antecedentes 4 de junio de 1975. Celestino Rodríguez, flamante ministro de economía de Isabel Perón, anuncia el nuevo plan económico con un brutal ajuste que implicó una transferencia enorme de recursos desde la clase trabajadora a la burguesía empresaria.1 Rodrigo explicó la necesidad impostergable de reacomodar las variables macroeconómicas, manifestando que había que “destapar la olla”. Cuenta la leyenda que el incendiario de la Biblioteca de Alejandría justificó su atentado por el deseo de que su nombre quedara inscripto en la Historia. Pero su nombre se olvidó. No sabemos si Celestino Rodrigo pretendía pasar a la Historia gracias a su atentado contra el pueblo argentino, pero voluntaria o involuntariamente el acto de violencia social extrema quedó asociado a su nombre con la denominación de “El Rodrigazo”. 16 de diciembre de 2015. El ministro de Hacienda y Finanzas (antes Economía) Alfonso Prat-Gay, anunció la puesta en práctica del plan de ajuste del nuevo gobierno. Explicó que la brutal transferencia instantánea de recursos desde la clase trabajadora a la burguesía dominante era un impostergable “sinceramiento”. Otros tiempos, otras costumbres, otro léxico más elaborado pero acciones paralelas. La Historia se repite pero nunca es igual a sí misma. Los ajustes gemelos 1975. Rodrigo devaluó la moneda un 100% originando un traslado automático a los precios. Las naftas subieron 181%, la energía 75%, las tarifas de los demás servicios públicos entre 40 y 75%. Se liberaron las tasas de interés, se aumentaron los precios sostén para el campo y las retenciones sobre las exportaciones. El boleto de colectivo subió 50% y los de tren entre 80 y 120%. 1El Rodrigazo, 30 años después. Un ajuste que cambió el país . Néstor Restivo y Raúl Dellatorre, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2005


12 Los salarios que habían aumentado en mayo el 38% se incrementaron hasta el 45% el 12 de junio, pero ante los aumentos generalizados de precios los sindicatos no aceptaron ese límite y consiguieron en las paritarias incrementos de hasta el 140%. La inflación desatada por la puja distributiva fue la mayor conocida hasta entonces en el país. 2015. El gobierno de Mauricio Macri en la persona de su ministro de Hacienda y Finanzas, decretó una devaluación del peso del 40%, anunció un aumento de las tarifas de los servicios públicos vía quita de subvenciones y, más que posiblemente, un aumento de las tarifas de transporte por la misma vía; a la fecha de emitir este documento ya se ha anunciado el primer aumento de los combustibles, al que seguirán otros, que derramará sobre toda la economía, así como –novedad absoluta en la historia del país- la eliminación de todas las retenciones a las exportaciones excepto sobre la soja a la que se las baja del 35 al 30%. La transferencia a precios del aumento del dólar y de la quita de retenciones no sólo no se hizo esperar sino que se adelantó. Con respecto a las retenciones debe observarse que el propio Adalbert Krieger Vasena, ministro de Economía de la dictadura de Onganía, estableció retenciones al agro2. Entre la devaluación y la quita de retenciones se estima (según el Estudio Bein) que la transferencia de las clases trabajadoras (incluyendo las clases medias) al agro es de 60.000 millones de pesos a valor actual por año3. Personajes públicos y personajes en las sombras El ajuste decretado por Rodrigo fue el antecedente que allanó el camino a Alfredo Martínez de Hoz, ministro de economía de la dictadura, para que éste pusiera en práctica el plan económico liberal cuando el Proceso de Reorganización Nacional tomó en forma explícita el poder el 24 de marzo de 1976.El golpe de estado que adoptó ese nombre inició el desmantelamiento del tejido industrial del país, apostando por una economía abierta, 2“Muy pocos se llevaron todo”, Alfredo Zaiat, in Página 12, 20 de diciembre de 2015. 3·estudiobein.com.ar


13 exportadora de materia primas agropecuarias, generadora de exclusión, apoyada en el costo salarial bajo y en las ventajas comparativas estáticas de la tierra. El objetivo era insertar el país en la economía global como proveedor de materias primas baratas, apuntando internamente al desarrollo de los servicios y privilegiando un modelo de valorización financiera. Cuarenta años después, el plan que implementa el ministro Prat-Gay bajo el paraguas político del Pro de Mauricio Macri, es un típico programa neoliberal de apertura irrestricta, basado en la valorización agropecuaria y financiera que aproveche las ventajas comparativas estáticas del país. Pretende insertarse en la economía global siguiendo los dictados del Consenso de Washington de 1989. Esto implica abandonar una vez más la industria nacional creadora de empleo y mercado interno, y concentrarse en el papel de proveedor de materias primas baratas, provenientes básicamente del campo, con escaso o nulo valor agregado. Para poder competir en un mercado mundial de commodities deprimido por la crisis que dura desde 2008 y sobre cuyos precios, que fija el mercado, el país no tiene control, necesita bajar costos mediante la depresión de los salarios. El gobierno intenta alcanzar este objetivo por medio de herramientas como la devaluación del peso, que recorta el poder adquisitivo de las masas populares y genera, por la caída del consumo desocupación alta. Este último recurso, inconfesado y violento, busca doblegar la capacidad de lucha de los trabajadores. No sabemos si estos postulados suenan familiares al lector pero, en cualquier caso, nos permitimos afirmar que no tienen nada de originales. Vamos ahora a los personajes y a los papeles que les toca jugar en este drama cíclicamente repetido en la Argentina. Celestino Rodrigo era un tosco ingeniero industrial, un personaje “sólido” de la modernidad según la tipificación de ZygmutBauman en Vida líquida4. Rodrigo era un empleado del “Brujo” José López Rega, el jefe de la camarilla nazi-esotérica que se adueñó del poder a la muerte de Perón, cuando su viuda María Estela Martínez, “Isabelita” por nom de guerre, personaje débil y tal

4Vida líquida, ZygmutBauman, Paidós, Buenos Aires, 2006.


14 vez estúpido, en su carácter de vicepresidente asumió la primera magistratura a la muerte de su esposo. A la sombra de Celestino Rodrigo se encubría un “monje negro”, Mansueto Ricardo Zinn, hombre que había pasado por los gobiernos militares de Levingston y Lanusse,y respondía al ideario de la consultora FIEL, thinktank del liberalismo económico que promovía la caída del salario real como condición necesaria para la acumulación capitalista local. Ricardo Zinn se pensaba a sí mismo como capitán de un ejército en guerra que, para conquistar el campo enemigo, no podía atarse a escrúpulos morales ante los muertos, heridos y damnificados que produjera su plan económico. Su objetivo era desatar el caos mediante una estampida inflacionaria como la que indujo en 1975 con el fin de licuar la deuda privada de las empresas y crear un estado de inestabilidad social que, tras la destitución de su socio y jefe de las “Tres A”, José López Rega, facilitara la vía para que las fuerzas armadas, con el consenso de la sociedad, asumieran el poder político. Esta cruzada dejó por el camino ganadores y perdedores. Los perdedores los hemos mencionado ya: fue la clase trabajadora en la que se incluye la clase media, lo fueron los muertos y desaparecidos. Entre los ganadores estuvieron los miembros del CEA (Consejo Empresario Argentino), organismo al que estaba vinculado Zinn y que integraban entre otros el futuro ministro de Economía de la dictadura, Alfredo Martínez de Hoz, y los grupos Techint, Fortabat y Pérez Companc, luego beneficiarios de contratos suculentos con el Estado dictatorial, así como también el grupo Macri 5. El grupo Macri y otros grupos económicos como Clarín, Renault, La Nación y Papel Prensa, lucraron además con el regalo que les hizo en 1982 Domingo Cavallo desde la presidencia del Banco Central, cuando estatizó sus deudas en dólares. El total de la deuda ilegítima –que en auditorías posteriores se demostró que en la mayoría de los casos consistía en meros apuntes contables entre las sucursales de Argentina y sus casas matrices en el exterior, es decir autopréstamos y

5“Capitales detrás del golpe”, Raúl Dellatorre, www.eldiariodeljuicio.com.ar


15 maniobras fraudulentas-que tuvimos que pagar todos los argentinos se calculó en la cifra de 15.000 millones de dólares.6 El propio Zinn declara abiertamente cuál fue el propósito oculto de su plan económico recibido con beneplácito por el CEA. En el prólogo de su libro La segunda fundación de la República afirma que “Los indicadores económicos debían seguir empeorando, para obtener el necesario saneamiento sobre el cual se pueda construir un proceso de crecimiento autosostenido.” Aunque preferimos que los hechos descriptos se expliquen por sí solos, en el caso de Zinn, hijo de un severo teólogo alemán según su propia confesión, no podemos omitir nuestra interpretación de que se trataba de un fanático. Cuarenta años después, en 2015, la Historia se repite pero con variaciones, y el protagonista es hoy Alfonso Prat-Gay Vidas paralelas Para entender la diferencia de circunstancias y de personajes entre dos realidades históricas similares pero separadas por cuarenta años, vamos a hacer una digresión por Zygmut Bauman. En la introducción de su antes citado libro Vida líquida, Bauman afirma que: “La sociedad moderna líquida…” –Se refiere con esta denominación a la que otros autores denominan “sociedad postmoderna”- “…es aquélla en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos determinados…” “…La vida líquida como la sociedad moderna líquida, no puede mantener su forma ni su rumbo durante mucho tiempo…” Los ganadores de la sociedad moderna líquida global son “individuos para quienes el espacio importa poco y la distancia no supone molestia alguna; son personas que se sienten como en casa en muchos sitios, pero ninguno en particular. Son tan livianos, ágiles y volátiles como el comercio y las finanzas cada vez más globalizados que los ayudaron a nacer y que sostienen su existencia nómada

6 museodeladeuda.econ.uba.ar


16 Los perdedores de este modelo de sociedad global son los “sólidos”, incapaces de dejar su lugar de pertenencia para lanzarse alegremente a la lucha liviana por las identidades cambiantes y el éxito fugaz. Los “líquidos” tienen la habilidad de olfatear anticipadamente el cambio de aroma, color y forma del éxito. Los perdedores convertidos en víctimas no pueden concebir otro lugar, otra forma, otra variante de éxito que el que imaginaron cuando realizaron su primera elección de vida. Tras esta digresión creemos que las diferencias entre los dos protagonistas de nuestra historia resultan obvias: Celestino Rodrigo, con sus flamantes sesenta años, llegó a la casa de gobierno para jurar su cargo de ministro de Economía en el subte de la línea “A” acompañado de su familia. Era el mismo subte que tomaba todos los días en la estación Acoyte desde hacía veinticinco años para acudir a su trabajo. Era un rudimentario ingeniero industrial sólido en tiempos sólidos, es decir era coherente con su tiempo. Alfonso Prat-Gay es un joven adolescente de cincuenta años, padre de tres hijos, que pasea con su novia por el Rosedal de Palermo. Esto no es un juicio moral, por supuesto. Alfonso Prat-Gay es un individuo líquido de la postmodernidad, coherente con su tiempo. Es licenciado en Economía por la UCA (Universidad Católica Argentina), tiene un maestrado en Economía por la Universidad de Pennsylvania. No es doctor. Trabajó para el Banco JPMorgan en Londres y Nueva York. Fue presidente del Banco Central Argentino en el gobierno provisorio de Eduardo Duhalde y al comienzo del de Néstor Kirchner. Hizo carrera política en la Coalición Cívica de Elisa Carrió llegando a diputado nacional. Es administrador de la cuenta dólares a nombre de María Amalia Sara Lacroze de Fortabat (fallecida) y de su nieta Amalia Adriana Amoedo en el Banco HSBC de Ginebra por cifras que oscilaron entre 70 y 100 millones de dólares. La cuenta salió a la luz junto con las de otros cuatro mil argentinos por un total de más de 3.000 millones de dólares, gracias a la denuncia del ingeniero de sistemas que trabajaba para el Banco, Hervé Falciani y, por lo que se sabe hasta el momento, no está declarada ante el fisco argentino.


17 Prat-Gay posee la habilidad volátil típica del ganador de la sociedad líquida para pasar ágilmente de la actividad privada a la función pública y viceversa. Alfonso Prat-Gay, hoy, dirige los destinos económicos de la Argentina y, como hombre líquido de la postmodernidad, no necesitó usar un personaje pantalla como lo fue Rodrigo para Zinn. Él mismo, con la labilidad de actitudes propia de los winners del sistema neoliberal global, encarnó los dos personajes. En noviembre, desde el llano, dinamitó el proceso de inflación decreciente que vivía el país y desató el estallido inflacionario preventivo (que los grupos formadores de precios ya le han avisado que es irreversible, como simple anticipo de los aumentos que seguirán su escalada traccionados por las quitas de subsidios a los servicios públicos, por la suba de los combustibles, la de las tasas de interés para los créditos y nuevos ajustes que se irán viendo a medida que avancen los tiempos) desató el estallido inflacionario preventivo con el objeto de atribuirlo al gobierno de Cristina Kirchner. De ese modo, como Zinnprovocó el incendio de 1975 para allanarle el camino al ministro de la dictadura Martínez de Hoz, el líquido “Alfonso”, mediante su propio trabajo sucio, se allanó el camino a sí mismo, ministro de Hacienda y Finanzas de Macri desde el 10/12/2015. A partir de esa fecha él, con el resto del gobierno de la “ceocracia”, se abocó a consumar el plan de restauración conservadora. Éste, como ya sabemos, dio sus primeros pasos con una fenomenal redistribución regresiva (de los pobres en favor de los ricos); el inicio de un nuevo proceso de endeudamiento con libre ingreso y egreso de los capitales golondrina especulativos que se aprovecharán de las tasas enormemente elevadas del país para entrar, valorizarse y salir a su comodidad con ganancias inalcanzables en el resto del mundo; la apertura comercial anti-industria argentina; la desregulación de la actividad petrolífera con beneficio para las empresas privadas y perjuicio para YPF; el alineamiento automático con las políticas de los Estados Unidos; la inserción en las cadenas globales de valor como productor de bienes primarios sin o con escaso valor agregado, según el principio de la división internacional del trabajo, con las desventajas adicionales de que no es el país el que controla los precios de venta de sus exportaciones sino un mercado, el de los commodities, altamente competitivo y especulativo, con la dificultad añadida de la debilidad del comercio mundial


18 a partir de la crisis que estalló en 2008 y que sigue vigente; la cesión de autonomía política y económica, de jurisdicción y de soberanía a través de la firma de TLC (Tratados de Libre Comercio)y TBI (Tratados Bilaterales sobre Inversión y Propiedad Intelectual) por la vía solapada del TTP (Tratado Transpacífico). Es decir un país para 15, a los sumo para 20 millones de habitantes, como lo reconoce Juan Llach, que fuera viceministro de economía de Domingo Cavallo, nada sospechoso de marxismo, en su informe sobre el empleo que suministra el complejo agroindustrial con todas sus industrias subsidiarias y que alcanza nada más que al 35,6% de la fuerza laboral del país7. Prat-Gay, en complicidad con los grupos económicos más concentrados del país, pretende llevar adelante su plan económico, que no tiene nada de original por repetido (plan neoliberal del FMI), para desmantelar la industria nacional. De tal suerte que busca bajar el costo en dólares de los salarios convirtiéndolos en variable de ajuste con propósitos varios: 1) Controlar la inflación de costos y como efecto secundario la de demanda, puesto que a menos poder adquisitivo de los salarios menos demanda y en consecuencia más dificultad por parte del oferente para subir los precios de venta. 2) El segundo objetivo, inconfesado, es generar despidos. La idea de Prat-Gay es llevar la tasa de desocupación, hoy en menos del 6%, hasta el 15% para disciplinar a la fuerza laboral con la amenaza de la pérdida del trabajo. 3) Una tercera finalidad es contraer el consumo interno para aumentar los saldos exportables, reducir las importaciones y, por este medio, mejorar el resultado de la Balanza Comercial. En este propósito colabora la eliminación de los cupos de exportación con absoluta indiferencia por la soberanía alimentaria. ¿Qué se puede esperar a partir de ahora? El plan económico de Prat-Gay -bajo el paraguas de un tosco ingeniero civil de la UCA que se limita a repetir el discurso que le preparan sus asesores y es incapaz de hilvanar dos frases coherentes de su propia cosecha- persigue unos 7 Llach, en Llach et al., estimaba que todo el complejo agroindustrial proporcionaba en 2003 el 35,6% del empleo total del país. Citado por Rodríguez, Javier en Incidencia de los complejos agroindustriales en el empleo total en Argentina , comunicación presentada al VII CongresoNacional de Estudios del Trabajo, Asociación Argentina de Especialistas en Estudios del Trabajo, Buenos Aires, 2005, www.aset.org.ar


19 objetivos tan obvios por conocidos y experimentados que nadie puede ignorarlos. El país que tienen en mente los neoliberales vernáculos es un país que base su desarrollo en sus ventajas comparativas estáticas. Es decir, un país sustentado económicamente en la exportación de productos del campo sin, o con muy poco, valor agregado. Nada de industria, nada de satélites de comunicaciones argentinos orbitando la tierra- Esos bienes sofisticados se compran según la teoría del “¡Que inventen ellos!”, la frase de Miguel de Unamuno que calzaba a la medida de la España tardofeudal. Además, por primera vez en la historia, como hemos dicho más arriba, se le ha sumado la quita de retenciones; esto constituye un ingreso extra para los exportadores y por vasos comunicantes un golpe inflacionario agregado. En efecto, la rentabilidad extra que obtienen los exportadores con el efecto combinado de la devaluación y la quita de retenciones, en un ejemplo sencillo, es la siguiente: Supongamos el caso de una tonelada de trigo por la cual, hasta el golpe de mano de Macri-Prat-Gay, el exportador obtenía el resultado que se indica a continuación: Partimos de un precio de u$s 200 la tonelada (la cotización varía diariamente pero el precio tomado para el ejemplo es representativo). Por ella, el exportador percibía en el país $ 1.540 según el siguiente cálculo: tonelada de trigo u$s 200, menos 23% de retención igual a u$s154, al cambio de $10 por dólar, precio final en pesos 1.540. La misma tonelada de trigo post Macri, el exportador la sigue vendiendo a u$s200 en el mercado internacional. Por ella percibe en la Argentina, al cambio de $14 por dólar, $2.800. O sea que obtiene un beneficio extra de $1.260, o del 82%, de un día para el otro, sin agregar valor y sin aumento de la productividad. ¿A costa de quién? Del pueblo argentino trabajador, porque el dinero que deja de recaudar por retenciones el gobierno tiene que sacarlo de algún lado y lo saca de la quita de subsidios y de los recortes del gasto público para enjugar el costo de su generosidad con el capital concentrado. Pero no queda ahí el perjuicio para los argentinos de a pie. El nuestro es un país que come lo que exporta por lo que, al haberse


20 eliminado, además, los cupos de exportación que aseguraban la soberanía alimentaria y protegían el consumo popular, ningún exportador, por una simple cuestión de racionalidad económica, estará dispuesto a vender el trigo en el mercado doméstico a un precio inferior de aquél a que lo vende fuera. En consecuencia, el trigo en el país, tras los anuncios del ministro, habrá que pagarlo. según el ejemplo, a $2.800 la tonelada en lugar de a $1.540, aumento compuesto por $800 por devaluación del peso y $460 por quita de retenciones, aumento que descenderá en cascada derramando sobre el pan, los fideos, la factura, etc. Es que las retenciones no sólo eran una fuente de ingresos para el fisco sino un regulador de los precios internos. En resumen, $1.260 que salen del bolsillo del consumidor y en el mismo momento entran en los de los grandes grupos exportadores. Para controlar la conflictividad laboral que espera el gobierno a causa de la pérdida de capacidad adquisitiva del salario, procura contar con la complicidad de la burocracia sindical a la que busca comprar con concesiones como la del control de los fondos de las obras sociales, que le ha devuelto a los sindicatos mediante el decreto que designa al médico Luis Scervino, de antigua vinculación con las organizaciones laborales, como presidente de la Superintendencia de Servicios de Salud. Daniel Moyano, socio sindical de Macri, ya empezó a colaborar anunciando que en las paritarias sus camioneros se conformarán con el 28% de aumento de salarios. Habrá que comparar este aumento con el de la inflación, cuyo índice, en razón de la “emergencia estadística” que declaró el ministro, no publicará el INDEC “hasta nuevo aviso” -según lo anunció su nuevo director Jorge Todesca-es decir durante todo el tiempo que sea necesario para disimular el pico más violento de la inflación. Además, al mejor estilo del tan criticado Guillermo Moreno cuando el actual gobierno era oposición, Todesca aseguró que el famoso “índice Congreso” no se publicará más. ¿Pretenderá ahora el licenciado Todesca cerrar el Congreso? Ya veremos por cuánto tiempo la cúpula sindical consigue contener a sus bases. ¿Cómo se beneficiará el país de esta política? Según los que hoy gobiernan con arrestos autoritarios, gracias a la valorización agropecuaria y financiera, y las clases populares gracias a la teoría del derrame. La experiencia ha


21 demostrado que el derrame nunca se produce. La minoría que aumenta su riqueza mediante la valorización agropecuaria y financiera no tiene propensión inversora sino de consumo suntuario y rentística, por lo que cuando su copa se llena, ésta no derrama jamás sino que sus propietarios la cambian por otra más grande. Es que ya sabemos muy bien los argentinos que padecimos la dictadura cívico-militar genocida y la destrucción de MenemCavallo-De la Rúa, y lo saben los griegos, los españoles, los portugueses, los irlandeses y un largo etcétera europeo, que los incentivos de oferta a la producción, como lo fue típicamente la reducción de los aportes patronales que instrumentó Domingo Cavallo, los contratos de trabajo temporales y la “flexibilización laboral” en general, sólo sirven para aumentar las ganancias de las empresas. Los empresarios invierten para aumentar volumen cuando crece la demanda, siempre y cuando no puedan incrementar los precios en lugar del volumen, lo que siempre les ha resultado más cómodo. Además de lo expuesto hasta aquí, la valorización agropecuario-financiera y la consiguiente concentración de la riqueza nos hará padecer una vez más la “Enfermedad holandesa”8.Muy brevemente, dicha enfermedad consiste en una acumulación de renta en el sector exportador que goza de ventajas comparativos (puede ser el gas del Mar del Norte, como en el caso de Holanda que le dio nombre al efecto económico, el petróleo, el caucho, el cobre, así como la soja) que, al acumular poder de compra en pocas manos genera inflación en el sector de servicios y en el de productos que abastecen a ese sector privilegiado de la población. Típicos son los aumentos de ventas de vehículos de lujo y artículos suntuarios importados y, en particular, la creación

de

burbujas

inmobiliarias

a

consecuencia

de

la

inversión

improductiva. Consecuentemente, el resto del país se empobrece. Este, en resumen, es el plan de Alfonso Prat-Gay, nada original, muchas veces probado y tantas otras fracasado. Conclusión

8“La enfermedad holandesa (y las retenciones a las exportaciones agropecuarias)”, in Cartas de Argentina (y otros ámbitos), Jorge Andrade, Ediciones Biebel, Buenos Aires, 2009.


22 Ha tomado el gobierno, gracias a una mayoría exigua, un partido conservador con maneras autoritarias. Declamó en defensa de la institucionalidad republicana desde la oposición y la avasalla desde el primer día en que se hizo con el poder. Es que la derecha no es democrática. Particularmente no lo es la derecha argentina, acostumbrada a gobernar primero gracias al fraude y después mediante golpes militares. La derecha es autoritaria y, si se le oponen resistencias, es violenta. La derecha del Pro es postmoderna y líquida. Una hábil operación mediática presentó a sus miembros como una troupe de jóvenes lindos, alegres e informales que ofrecen su espectáculo de buena onda. En la tiniebla de las catacumbas oficinescas los burócratas del sistema global diseñan la política de explotación popular, cuya receta neoliberal invariable aplican por todo el mundo, en todos los países; una sola receta para un diagnóstico único: ajustar para pagar a los acreedores. Mientras tanto, fuera, el público adicto y los ingenuos contemplan embobados la levedad de los globos amarillos que flotan tan ingrávidos como la nueva política. Suena la música rock y Mauricio baila su danza macabra en la balconada de Perón. Pero la Historia nunca se repite igual a sí misma y la sociedad argentina, tras treinta y dos años de democracia, no es la misma que la de 1976. En aquella ocasión se destruyó primero el orden social –con la colaboración que prestó involuntariamente

un

proyecto

revolucionario

poco

criterioso

y

mal

organizado- para lograr el consenso casi unánime de la población que aceptó pasivamente el golpe de estado, y a la resistencia residual se la aniquiló a sangre y fuego. En 1989 la hiperinflación doblegó al presidente Alfonsín y sumió a la sociedad en la anomia. Desmoralizada, despolitizada, ésta aceptó con indiferencia el desguace del Estado, el despojo del patrimonio nacional acumulado a lo largo de muchas décadas y se dejó engañar por el espejismo del uno a uno.


23 Hoy la sociedad es otra. Una nueva generación de jóvenes con conciencia política y nacional que no se avergüenza por ello. Ya la política no es una mala palabra, mal que les pese a Mirta, a “Su” y a “Mauri”. El pueblo (no la gente) hoy posee las herramientas para defender lo conseguido en estos doce años de progreso social, para corregir errores y para seguir avanzando en las conquistas populares y en la consolidación de una República Argentina más justa,

más

independiente

y

gobernada

no

por

grupos

de

poder

desnacionalizados sino por su pueblo. JORGE ANDREDE Buenos Aires, diciembre 2015-enero 2016.


24 DÉJÀ-VU

¿Por qué asombrarse? Nada nuevo bajo el sol. La Historia se repite, nunca igual a sí misma pero manteniendo su coherencia a largo plazo. Desde que la oligarquía nacional dejó de ganar elecciones a partir de la aplicación de la Ley Sáenz Peña, se dedicó a interrumpir violentamente todos los gobiernos de corte popular elegidos libremente: 1930, la entente cívico-militar, tras una coordinada y feroz campaña de desprestigio del gobierno de Hipólito Yrigoyen, derrocó al presidente. El manifiesto de la Junta Provisional acusaba al gobierno de la Unión Cívica Radical de los mismo vicios que la prensa oligárquica atribuye al gobierno kirchnerista. En 1932 la derecha conservadora gana las elecciones gracias al “fraude patriótico”, como se conoce a todas las maniobras pre, concomitantes y post electorales a que acudió para arrebatar el gobierno a los verdaderos ganadores que habían sido los partidos progresistas. En 1955 la llamada “Revolución Libertadora” depone al presidente Juan Domingo Perón, con las mismas excusas que su antecesora de 1930. Dos golpes más destituyen a los gobiernos de Arturo Frondizi y Arturo Illia, ambos elegidos en elecciones viciadas por la proscripción del partido peronista. En 1976 tiene lugar el golpe militar más cruento de todos los conocidos que todavía está fresco en la memoria histórica del país. Un golpe cívico-militar genocida que dispuso de buenas excusas para reinstaurar un gobierno de derecha, reaccionario, que dejó tierra arrasada en materia social y económica, instaurando un sistema que destruyó la industria nacional (obra perfeccionada por el gobierno libremente electo del peronista Carlos Saúl Ménen), benefició a los grupos agroexportadores y apostó por un proyecto económico basado en la valorización financiera. En este caso los golpistas contaron con la excusa que les proporcionó el desgobierno de María Estela de


25 Perón, “Isabelita”, personaje débil y de escasas luces, que era manejada por la camarilla nazi-esotérica que dirigía el “brujo” “José López Rega, y que había conducido el país al caos institucional. También colaboraron involuntariamente en llevar al país a la anomia social los grupos guerrilleros que plantearon estrategias destinadas al fracaso. En 1989 otro gobierno popular, el de Raúl Alfonsín, terminó de manera abrupta cuando un golpe, esta vez no militar sino de mercado, lo obligó a renunciar a su cargo y entregar el gobierno al presidente electo Ménem, que aplicaría un plan neoliberal en complicidad con los grupos económicos dominantes. Y, por fin, llegamos al presente, cuando por primera vez en la historia nacional, la derecha obtiene el gobierno, aunque por pequeño margen, en elecciones irreprochables, Y en escasos tres meses ya ha desmantelado una gran parte de las conquistas, dificultosamente obtenidas, mediante avances y retrocesos, en doce años de reformismo democrático. La derecha oligárquica ha obtenido el gobierno en elecciones limpias pero gracias a una campaña sucia en, por lo menos dos sentidos. En un sentido, merced al apoyo irrestricto mediante la manipulación mediática de la corporación global de la desinformación y la protección del partido judicial cooptado por el poder empresario nacional y transnacional en las sombras que hoy han emergido sin antifaces a la luz. En segundo lugar gracias a una inteligente y exitosa operación de propaganda. Durán Barba y su maestro En algún momento, en el curso de la campaña, el jefe de la propaganda macrista, Jaime Durán Barba, se fue de boca, quizá su único defecto público, y se manifestó admirador de Adolf Hitler. Sin embargo no es el Führer el paradigma que guía su vida sino un personaje fundamental del entorno de Hitler, como él lo es del entorno de Mauricio Macri. Me refiero a Joseph Goebbels. Hannah Arendt en Besuch in Deutschland. 1950 (Visita a Alemania, 1950), dice lo siguiente:


26 “Las mentiras de la propaganda totalitaria se diferencian de las mentiras corrientes a las que recurre cualquier régimen no totalitario en dificultades, en que las primeras niegan en forma absoluta el valor de los hechos. Todos éstos son susceptibles de modificación y todas las mentiras tienen la aptitud de volverse realidad. Los nazis han marcado de tal modo la conciencia de los alemanes, que éstos ya no pueden percibir la realidad como la suma de los acontecimientos duros e inevitables sino apenas como un conjunto continuo de situaciones y palabras cambiantes, es decir que lo que hoy es verdad mañana puede ser mentira…. No se trata aquí de adoctrinamiento sino de la incapacidad de los individuos para distinguir entre hecho y opinión, y de su aversión a hacerlo”. En efecto, la propaganda, de la cual Joseph Goebbels fue un maestro y con su genio (maléfico para el juicio moral que no es el que entra en este caso) inició una nueva era de la propaganda que, desde entonces, tuvo el poder de intervenir en la conciencia de las personas. Los hechos dejan de ser hechos para ser imágenes que el detentador del poder puede modificar a su antojo y, como consecuencia de ese poder, cambiar la conciencia de las personas. Jaime Durán Barba no es un genio, es un excelente profesional, un alumno aventajado de Goebbels que se puso al servicio de la maquinaria del poder real de la Argentina para modificar la conciencia de las personas y permitir el triunfo de sus ideas dominantes, escamoteándolas, a través de la artificial construcción de un partido político y un líder donde no hay ni una cosa ni la otra. Hay múltiples ejemplos prácticos de su estrategia que nos hemos acostumbrado a escuchar machaconamente todos los días de las bocas de la troupe bien entrenada por el manipulador social y repetidas hasta el hartazgo por el poderoso oligopolio informativo que apoya y blinda al que fue candidato y hoy es presidente de la República. Hay postulados en el manual de Durán Barba, principios generales y también eslóganes para hechos particulares. Veamos:


27 El discurso: el maestro adiestró a toda la tropa, desde la cabeza-candidato a presidente, hasta el postulante a concejal del último pueblo perdido de la pampa. La instrucción que, hay que reconocerlo, la tropa cumplió y sigue cumpliendo en forma disciplinada, consiste en “no decir nada”. Nunca enunciar un propósito concreto, mucho menos un programa de acción y, prohibido bajo amenaza de anatema, expresar un solo principio ideológico. Los políticos de Cambiemos deben contestar siempre con vaguedades, frases hechas que también Durán Barba les indica en su manual. Por ejemplo, para citar los más conocidos: “Cerrar la grieta”, “Unir a todos sin diferencia de clase ni ideología” (Declaración ésta que subliminalmente trasmite la idea de “el fin de las ideologías”, que es uno de los apotegmas nacidos al calor de la implosión de los regímenes comunistas realmente existentes y que, junto con el de “el fin de la Historia” [Fukuyama] fue adoptado como divisa de guerra por la cuarta etapa del capitalismo o tardo capitalismo, o capitalismo financiero, sustentado en la teoría económica del neoliberalismo.) o “El fin de los enfrentamientos promovidos por el kirchnerismo” (que esconde la idea de “la lucha de clases no existe”, aunque calla estratégicamente quién debe conducir a esa supuesta sociedad “monoclasista”). Otros dos eslóganes generalizadores de gran impacto son: “La revolución de la alegría”, que no explica a qué revolución se refiere, aunque sí quiere imponer la idea de que con ella, no importa cuál y cómo sea, todos serán felices. Y “Pobreza cero”, a la que, por supuesto, en ningún caso le sigue la enunciación de las medidas con que se implementará esa loable aspiración. Después, en un nivel más particularizado, aparecieron otras palabras y frases claves de la propaganda. Una de las más usadas y exitosas, referidas al tipo de cambio,

a

las

tarifas

de

los

servicios

públicos

y

a las

variables

macroeconómicas en general es “Sinceramiento”. “Sinceramiento” lleva implícita la premisa de que los ajustes que el tal “sinceramiento” implica, requiere del imprescindible sacrificio de la “gente”. Esta idea inyecta subliminalmente en el inconsciente del sujeto un concepto moral, no obstante que la teoría del neoliberalismo, racionalista a ultranza, desprecia la moral. Es el convencimiento de que su sacrifico es el precio inevitable que debe pagar por el despilfarro a que lo indujo el gobierno anterior y que ese


28 sacrifico es justo porque toca por igual a toda la sociedad argentina. En ningún momento se aclaró lo que demuestra la realidad y es que el sinceramiento es una transferencia multimillonaria de la población de menores ingresos a favor de la de mayores ingresos (devaluación ya cercana al 60%, quita de impuestos a las exportaciones, inflación equivalente a ese porcentaje en los consumos populares.) Otro eslogan exitoso es “Volver al mundo”, que significa arreglar a un costo exorbitante con los “fondos buitres”, con el riesgo de que se inicie una cascada de juicios de los adherentes a los dos canjes previos que se sientan perjudicados por la mayor quita que padecieron. El perjuicio presunto podría llegar a un monto que se calcula entre un mínimo de 200.000 millones de dólares y un máximo de 500.000 millones, hipotecando así no sólo a la generación actual sino el futuro de las generaciones venideras. “Volver al mundo” significa también iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento con “el mundo”, al precio que éste nos fije, tanto de intereses como de comisiones de los bancos gestores internacionales, de los cuales son personeros los altos mandos del Ministerio de Hacienda y Finanzas. Y por supuesto oculta que en los últimos doce años la Argentina expandió sus relaciones con el mundo sin dejar de tenerlas, tanto políticas como económicas, con el tradicional primer mundo de los Estados Unidos y de Europa. Otros

eslóganes:

“Ñoquis”

y

“Grasa

militante”

para

estigmatizar

a

trabajadores víctimas de los recortes de gastos estatales y de la intolerancia ideológica. “Ejercicio de las fuerzas de seguridad” (la vicepresidente Gabriela Michettidixit) por la represión de los obreros dejados en la calle por los patrones vaciadores de “Cresta Roja” Y, para terminar y no hacer excesivamente largo este racconto de una lista innumerable, en estos últimos días el Ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, anunció que las ya súper ajustadas tarifas eléctricas, serán nuevamente “adecuadas” antes del invierno hasta alcanzar, se supone, su nivel de equilibrio, es decir de ganancias suficientes para mejorar la red de


29 distribución que dejaron pudrir o, como acostumbran las empresas, para girar las ganancias en dólares al exterior. Para terminar con el capítulo dedicado a la operación de propaganda del Goebbels ecuatoriano, debo aclarar, para aquellos de mis lectores que piensen que exagero en este paralelo entre el nazismo y el conservadorismo argentino, que no se nos olvide que Hitler llegó al poder a través de elecciones libres. Quizá Macri no sea Hitler y Cambiemos no sea el Nacionalsocialismo, pero es conveniente no descuidarse, porque en apenas dos meses se ve claramente la vocación autoritaria y violenta de nuestra derecha autóctona, con personajes tan brutales como el “milico Aguad” o, con un estilo menos cuartelero la oportunista y sinuosa “Piba” Patricia Bullrich Luro Pueyrredon, ex montonera, ex menemista, ex Alianza, ex López Murphy, ex aliada de Elisa Carrió y ahora PRO, a quien cuando le sale su costado “Rambo” está dispuesta a desalojar las calles a sangre y fuego tras dar un plazo de cinco minutos. Los personajes Sería imposible en el largo que puede tener esta nota hacer una semblanza ni siquiera de los más destacados personajes que integran el elenco gubernamental. Al paso he mencionado a Oscar Aguad y a Patricia Bullrich. Se los define con pocas palabras porque “por sus obras los conoceréis”. Patricia Bullrich, la más mediática, es bien conocida desde hace muchos años cuando se hizo cargo de defender la reducción del 13% en los haberes de jubilados y empleados públicos. Aguad, aunque fue diputado e interventor de la provincia de Corrientes antes de ser nombrado Ministro de Comunicaciones del actual gobierno, es mejor conocido por la foto en que aparece junto al represor Luciano Benjamín Menéndez,y actualmente por promover y defender los decretos violentadores de leyes que intervinieron la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) y la AFTIC (Autoridad Federal de Tecnologías de la Información). No obstante en los últimos días el Ministro de Comunicaciones dio pruebas de su competencia para el cargo cuando se mostró sorprendido ante la existencia de la internet.


30 Del Ministro de Hacienda y Finanzas he hecho una semblanza bastante amplia en mi anterior artículo titulado “Vidas paralelas”, aunque, tan rápido se desarrollan los acontecimientos que por entonces no se conocía su mayor expertise, la que le ha valido el seudónimo de “El gran estanflador”. Él mismo advertía en una entrevista televisiva de 2007 de que la situación más grave que podía vivir la economía de un país era la “estanflación” (del inglés stagflation) que significa estancamiento con inflación. Hoy, en su ejercicio como máxima autoridad económica del gobierno, lo ha logrado, el país ha entrado en recesión con una inflación que tiende al 40% anual y que, en el sensible rubro alimentos, que afecta principalmente a la población de menos recursos, se estima en el 60%, y ambas con tendencia creciente. Tanto el ministro Prat-Gay como el personaje central de esta historia, el presidente Mauricio Macri, son egresados –Prat-Gay como economista y Macri como ingeniero civil- de una universidad, la Universidad Católica Argentina, que está clasificada en el puesto 410 en el orden internacional de calidad de institutos universitarios según la prestigiosa calificadora “QS World University Rankings”, es decir una universidad de tercer orden. Allí envían los ricos a sus retoños con la finalidad de que éstos obtengan conocimientos y títulos habilitantes. Sin embargo, este propósito se ve, por lo menos, mediado por otros, de parte de los padres de los vástagos y de parte de la institución educativa. En el caso de los padres por el objetivo de que sus hijos se vinculen con sus pares para repartirse poder y negocios en el futuro, y de parte de la universidad, sin que esto signifique poner en duda su excelencia académica, por su objetivo comercial, dadas las abultadas matrículas que cobran a sus educandos. Y ahora es sobre la historia personal y profesional del presidente que quiero explayarme un poco más. Mauricio Macri es el típico hijo de rico. Al nacer lo encontró todo hecho por su padre, Francesco Macri, un self-mademan italiano, un emprendedor audaz y pícaro que supo insertarse en los grandes negocios de la Argentina y encontrar un lugar-antes del golpe cívico-militar de 1976, durante el golpe y después- en el elenco selecto de contratistas del Estado, a los que popularmente se


31 conoce como “La Patria Contratista”. Mauricio fue “el hijo del patrón”, ocupó puestos de la más alta responsabilidad en el grupo económico fundado por Francesco y fue responsable de cuanto desaguisado y maniobra dudosa o sospechosa de fraudulenta realizaron las empresas del holding. A sólo título de ejemplo, cabe recordar la probada acusación de contrabando a Uruguay por la venta de autopartes que luego volvían ensambladas en vehículos armados en la Banda Oriental; éstos figuraban como importaciones directas de particulares. De este modo Sevel, la empresa de los Macri, se beneficiaba fraudulentamente del régimen de promoción de las exportaciones, y evitaba pagar IVA y anticipo de Impuesto a las Ganancias por las importaciones. Cavallo y la Corte Suprema menemista se coludieron para absolver a Macri, padre e hijo, de las consecuencias económicas y penales de su proceder ilegal, y para perjudicar al Estado. Desguazó, vació y llevó a la quiebra al Correo Argentino que el gobierno de Carlos Menem privatizó y le concedió por treinta años sin abonar al Estado las regalías establecidas en el contrato de concesión. Ya como presidente de Boca Juniors se benefició de las comisiones por la compraventa de jugadores. Este mecanismo que es de conocimiento público no ha sido probado porque, a diferencia del club Barcelona, que fue acusado por un juez de delito fiscal y cuyo presidente se vio obligado a dejar su puesto por la sospecha de haber percibido coimas por la compra del jugador Neymar, las finanzas de Boca no han sido nunca auditadas. Se dice que el andamiaje contable para disimular las comisiones, en el caso de Boca, fue diseñado por el que fuera su tesorero durante la mayor parte de la presidencia de Macri, Daniel Angelici, el actual presidente de la institución. Como se puede deducir de estos ejemplos Macri no es un “pícaro” como su padre sino un beneficiario de los dineros bien o mal habidos por derecho de cuna. Otros ponen el ingenio por él. Estos apuntes vienen a cuento porque hoy Mauricio Macri es presidente de la Argentina y los medios que han construido un escudo protector alrededor de su imagen pública se exprimen el magín para encontrar alguna cualidad que destacar del novel mandatario. Como saben que no pueden presentarlo como un individuo inteligente y mucho menos culto –cualidad hoy por hoy muy bajamente cotizada tanto para un político como para un líder empresario-


32 tratan de buscarle aptitudes por el lado de la “zorrería” y así han intentado revestirlo de la imagen del “hábil negociador” en relación con sus encuentros en Davos con líderes del centro del mundo. Allí, éstos lo saludaron con condescendencia y le hicieron promesas de relaciones cordiales y vagas de presuntas inversiones para algún momento del futuro. Visto que los días, y ya meses, pasan sin el menor indicio de inversiones -más bien en lo que se han concentrado los inversores es en obtener beneficios usurarios de los bonos en default- la estrategia acerca del “hábil negociador” se cayó pronto. Ante lo cual, la nueva especie mediática lo apoda de “Equilibrista”, por su presunta sagacidad para moverse por desfiladeros peligrosos, como, acoto, la de pretender que las paritarias se limiten dentro de la banda del 20 al 25% que él y Prat-Gay decretaron como inflación oficial de 2016, siendo que la inflación reconocida por los índices de la CABA y de San Luis tiende al 40% anual de IPC (Índice de Precios al Consumo) y del 60% en alimentos, como dije más arriba. Ante el poco éxito del intento de bautizarlo con los nombres de guerra de “El Negociador” o de “El equilibrista”, los medios han dado en titularlo “El nuevo líder de la América del Sur”, que se sustentaría en el parangón con algún presidente de los Estados Unidos. Resulta penoso para los panegiristas que la réplica sajona del italiano del sur es ni más ni menos que George Bush hijo. Su parecido biográfico con nuestro presidente es manifiesto. George W. Bush es hijo de rico, de un emprendedor norteamericano, George Bush padre, que fundó su propia empresa del petróleo. El hijo George tuvo también su compañía petrolífera, pero no la fundó sino que la fundió. Además, el personal que lo atendía cuando llegó a la Casa Blanca, asegura que a las diez de la mañana tenía que despertarlo y pedirle por favor que desayunara y fuera a su despacho a ocuparse de los asuntos de gobierno. Tampoco George hijo lograba emitir un discurso improvisado con coherencia, debían escribírselo para que lo aprendiera de memoria o soplárselo con un apuntador entre bambalinas-otro rasgo de similitud con nuestro presidente- y su coeficiente intelectual estaba lejos de ser brillante. Y no digo más. Déjà-vu


33 ¡Globos amarillos! Globos amarillos inflados de levedad se elevan en el aire diáfano de la Patria. Los Propios los aplauden a rabiar, los extraños, la “gente” que Durán Barba ha logrado embaucar los miran embobados: hacia el cielo suben sus ilusiones. ¿Y después? Hoy, cuando los globos de la Propaganda empiezan a reventar, se pincha la ilusión y quedan los datos duros de la cruda realidad: inflación galopante, pérdida brutal del poder adquisitivo de la población, despidos masivos, aumento de la desocupación, transferencias desvergonzadas de riqueza de los pobres a los ricos y, cuando cuadra, represión. Con la excusa del narcotráfico, la misma que usa la capital imperial, además de la del terrorismo, para avanzar sobre los derechos ciudadanos de la democracia liberal, se aprestan las fuerzas de seguridad a hacer “ejercicios” con los despedidos y los que reclaman por la recomposición de sus ingresos y con los amenazados de despido. El plan social y económico de la derecha queda al desnudo. ¿En qué consiste el tal plan, que aunque con objetivos claros, se está aplicando con medios apresurados y chapuceros? Aquéllos que tenían uso de razón en 2001 deberían recordar en qué consiste. Y los algo más viejos que la tenían en 1976, deberían saberlo dos veces, gracias a la experiencia de Martínez de Hoz y al recordatorio de MenemCavallo-De la Rúa. Para los que no tuvieran entonces uso de razón y para los que sí la tuvieran pero hayan perdido la memoria, voy a recordárselo porque el déjà-vu de Macri-Prat-Gay (y en las sombras Melconian, Broda, y Espert, como los más conocidos entre muchos otros), consiste en exactamente lo mismo con algunas variaciones en las herramientas de implementación. El plan económico de Macri y su corte consiste en lo siguiente: 1) Flotación de la cotización del dólar2) Devaluación masiva, eliminación de las retenciones a las exportaciones y reducción progresiva de las de la soja. 3) Aumento de las tarifas de los servicios públicos. 4) Reducción del Estado a su mínima expresión. 5) Nuevo ciclo de endeudamiento en dólares para financiar el déficit en pesos del presupuesto, el déficit heredado y acrecido artificialmente mediante la contabilidad pública imaginativa de Prat-Gay y el déficit


34 creado por la pérdida de recursos derivada de la eliminación de retenciones y que no logre enjugarse con el ajuste de personal. 6) Apertura comercial irrestricta. Voy a analizar las medidas enumeradas pero sin quedarme en las causas oficiales de las mismas sino incursionando en sus propósitos ocultos. 1) El gobierno aplica en forma disciplinada las directivas del Consenso de Washington que entraron en vigor tras la victoria del capitalismo occidental sobre las experiencias socialistas del bloque soviético. Diría que las aplica con más rigor que en el centro del sistema, ya que tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial flexibilizaron su postura después de la crisis global financiera que estalló en 2008 a partir de las hipotecas sub-prime (hipotecas basura) de los Estados Unidos y sus productos derivados y admitió la posibilidad de realizar controles de cambios. Pero ya se sabe que en la periferia los fundamentalismos suelen ser más extremos que en el centro y nuestros economistas ortodoxos necesitan para su complejo de inferioridad la terapia de la aprobación de los maestros del norte. 2) El gobierno habla de estimular las exportaciones. Las exportaciones que gozan de las ventajas comparativas de la pampa húmeda no necesitan estímulos. La que necesita estímulos es la producción agropecuaria regional y la industria pyme. La razón profunda de la devaluación y de la eliminación de las retenciones a las exportaciones es transferir a sus socios una riqueza instantánea (El Estudio Bein calculó la transferencia en 60.000 millones de pesos a valor actual por año) sin agregado de valor con la promesa de éstos, incumplida hasta pocos días atrás, de liquidar todas sus existencias retenidas en depósitos y silobolsas. 3) No niego la necesidad de incrementar las tarifas gradualmente y con un escalonamiento razonable en función de la capacidad adquisitiva del usuario, a fin de que los concesionarios de la red de distribución no sigan alegando como excusa de su inacción la falta de rentabilidad. Pero nunca olvidando que los servicios públicos no son mercancías sino que cumplen una función social y que también sirven como herramienta para estimular la actividad económica. Lo objetable es el tratamiento de shock implementado por el ex Ceo de Shell, José Luis Aranguren, así


35 como que las excepciones al aumento sean muy acotadas y no automáticas sino puestas en cabeza del usuario. 4) El despido de los presuntos “ñoquis” y de la “grasa militante” tiene por fin, según el gobierno, modernizar la administración pública. Dejando de lado que ya hay casos comprobados en que la grasa es reemplazada, nepotismo mediante, por la “manteca” PRO, la finalidad mal oculta de los despidos es reducir gasto, o sea ajustar, y cercenar la capacidad del Estado de controlar los abusos de la empresa privada. 5) El nuevo ciclo de endeudamiento, que el gobierno disfraza con la falacia económica de que quiere evitar la emisión de moneda que produce inflación, es argumentalmente tan torpe que si se enterara de ella el tribunal que aprobó la tesis de maestrado de Prat-Gay en la Universidad de Pennsylvania, hoy lo bochaban. Es como si Estados Unidos para cubrir su enorme déficit tomara préstamos en euros en lugar de emitir dólares. Está probado que la monetización no es la causante de la inflación del país –y de otros países, entre ellos los del primer mundo- sino, más bien, que lo es la puja distributiva, el incremento de costos y la devaluación monetaria, pero además de este último extremo resulta obvio que la toma de deuda en dólares no contiene la emisión, pues para enjugar el déficit presupuestario en pesos debe emitirse pesos a cambio de los dólares, con lo cual se aumenta la base monetaria. Y tampoco se puede compensar la emisión “secándola” en la jerga, es decir retirando pesos a cambio, por ejemplo, de Lebac (Letra del Banco Central), porque el Tesoro necesita los pesos para pagar sus gastos. La argumentación de Prat-Gay no es propia de un economista y sólo podría atribuírsela a un intento bien criollo de “engañar a la gilada” haciéndole creer que busca contener la inflación con una medida ortodoxa. En realidad lo que pretende el ministro es conseguir dólares con el fin de paliar, o mejor sería llamarlo encubrir, la recesión con la inyección de fondos externos a cualquier precio. Para conseguir los préstamos -que según la propaganda electoral iban a llover tras el triunfo de Macri y de los que, por el momento, no hay indicios-


36 aceptan, podría decirse ruegan, el chantaje de los fondos buitre que cada día exigen más. 6) La apertura comercial, de cuyos efectos letales tuvimos cumplida experiencia en los años 90, ya está afectando la producción nacional, poniendo en peligro la supervivencia de numerosas pymes y de miles de puestos de trabajo. En realidad el país, con esta conducción irresponsable y entreguista, se ofrece mansamente a absorber la crisis del primer mundo abriendo las fronteras sin condiciones a sus productos y a sudumping. (Venta por debajo de los costos para competir deslealmente con los productos de industria nacional), En conclusión, ¿cuál es el plan económico del gobierno de Cambiemos, si es que tiene alguno? Aunque torpemente implementado el gobierno de Mauricio Macri tiene un plan económico, nada original por cierto, el mismo del ministro de economía de la dictadura, Martínez de Hoz, y el mismo de Domingo Cavallo. Con peculiaridades técnicas que no hacen al objetivo final (“tablita” de Martínez de Hoz, “uno a uno” de Cavallo, flotación libre del cambio con Prat-Gay) este objetivo final es retornar a la Argentina exclusivamente agroexportadora y de algunos poco commodities más, una Argentina para, a lo sumo, 20 millones de habitantes. Es decir, limitarse a usufructuar las siempre cacareadas “ventajas comparativas” de la tierra. La vicepresidente Gabriela Michettilo declaró offthe record y sus palabras trascendieron. Dijo que el modelo del gobierno para Argentina era el de la India. Según lo que se supo manifestó textualmente que había que terminar con la industria argentina porque es ineficiente, que había que basarse en el agro, para aprovechar las ventajas comparativas de nuestro territorio, y en los servicios. O sea, presuntamente el gobierno no tiene interés en proteger a la mayor creadora de empleo en cualquier lugar del mundo: la industria. Más bien desea torpedearla y por eso la apertura a la importación de mercaderías no sólo producidas con mayor nivel de eficiencia (la eficiencia se obtiene gradualmente) sino subsidiadas. El resultado, que ya se vivió en los 90 es, inevitablemente, la destrucción del tejido industrial del país.


37 La devaluación y la quita de retenciones tiene el fin, no sólo, de favorecer a los grupos económicos que auparon a Macri a la presidencia con las transferencias de recursos de los pobres a los ricos sino, con la consiguiente inflación, bajar los salarios medidos en dólares y así favorecer, nuevamente, a los mismos grupos económicos productores de bienes primarios y a los exportadores. Con la baja de los salarios se reduce el poder de compra de la población, lo que lleva al cierre de empresas y crece la desocupación. Éste es otro de los objetivos del plan del gobierno, crear “el ejército de reserva” que debilita el poder de lucha de los trabajadores y facilita la baja de salarios. A ello colabora también la apertura comercial. El objetivo declarado es luchar contra la inflación, el objetivo oculto es, una vez más, producir el cierre de empresas nacionales y los despidos de trabajadores que pasan a engrosar el citado “ejército” Finalmente, la tercera pata del plan es volver al ciclo de endeudamiento externo. Para conseguir los dólares que los prestamistas “ávidos” de invertir en el país, según el discurso electoral, retacean, se eliminan todas las defensas del país frente a los capitales desestabilizadores. En primer lugar se intenta arreglar a cualquier costo con los fondos buitres. En segundo lugar se abre temerariamente las fronteras a los capitales “calientes”, es decir a los capitales golondrina. Para ello se elimina el encaje obligatorio no remunerado del 30%de los capitales ingresantes que debía mantenerse por un año, se reduce el requisito de permanencia de éstos de 365 a 120 días y se autoriza a fondos extranjeros a comprar letras del tesoro. Se le deja el negocio servido a los capitales especulativos. Entran libremente, se colocan en letras a tasas superiores al 35% y se retiran cuando lo desean sin ningún control ni limitación. Qué se pretende con el nuevo festival de endeudamiento. Sus primeros efectos son las suculentas comisiones que hay que pagarles a los bancos intervinientes y, ante la entrada de dólares de deuda con un mercado libre de cambios, la fuga de capitales, que se compensa con reendeudamiento. Esto lo sabe el gobierno y sus “expertos” pero la ceocracia trabaja para sus amigos y


38 socios. Otro objetivo fundamental del endeudamiento es destinarlo a enjugar el déficit producido por la rebaja de impuestos a los grupos sostén del gobierno. Además, y a un plazo más largo, moderar la disparada del dólar (entrada de dólares, demanda de pesos, suba de la cotización del peso). Esta política favorece en primer lugar a los especuladores que luego de valorizar su capital con las tasas exorbitantes del Banco Central, compran dólares más baratos para fugar (esta es una de las más famosas “bicicletas”, muy bien conocida durante la dictadura y el menemato). El segundo beneficio de esta contención del dólar es electoral: mejora la capacidad adquisitiva del salario en dólares y financia un nuevo ciclo de compra de importación (“Deme dos” del Miami de Martínez de Hoz) mejorando la capacidad adquisitiva del salario, del que lo tenga, claro. El final del cuento es conocido, o debería serlo si la memoria de tantos argentinos no fuera sorprendentemente frágil. Recuerdo el efecto: Quita de impuestos a los ricos, cae la recaudación. Menores ventas locales: cae la recaudación. Cierre de empresas por la competencia importada: cae la recaudación. Endeudamiento creciente, sube el gasto por intereses. Ajuste para pagar la deuda, cae la recaudación. Se inicia la espiral descendente de la recesión, luego la depresión y finalmente el estallido: ¡2001! ¿Por qué hemos iniciado de nuevo un camino nefasto y bien conocido? Hasta aquí el análisis de este documento ha estado respaldado por datos objetivos. En este último capítulo me permitiré expresar libremente mi opinión personal sobre el proceso que llevó al triunfo de Cambiemos, opinión que, por cierto, no pretendo que nadie comparta. ¿Quiénes votaron a Cambiemos? En primer lugar los miembros de los grupos económicos que sustentaron la campaña de Mauricio Macri, sus socios y favorecidos por su política. Ellos son los productores y exportadores de bienes primarios (minería y agropecuario); la industria orientada a la exportación de productos con poco valor agregado y/o capital intensiva, el sector financiero, el sector importador y, claramente, la industria de los medios. (La enumeración en sólo enunciativa). Este nicho de votantes es minoritario porque los muy ricos son muy pocos. Son los jefes de las empresas


39 transnacionales. El incremento de la extranjerización del capital en los últimos cuarenta años ha sido exponencial, así como los privilegios con que cuenta. El estatus de los grupos transnacionales hoy hace recordar al de las concesiones extranjeras en la China imperial que llegaban hasta la extraterritorialidad. Pues bien, las compañías extranjeras gozan hoy de privilegios similares. Tienen jurisdicción propia, pues los litigios se dirimen en los tribunales de Nueva York, o Londres, o alguno de los otros grandes centros financieros, o en el tribunal arbitral del CIADI del Banco Mundial. En unos y otro las naciones resignan soberanía, no sólo por ceder jurisdicción sino porque las empresas litigan con ellas en pie de igualdad. Los integrantes nativos de este grupo de adeptos, que en la India colonial – cuyo actual modelo de crecimiento con miseria admira Gabriela Michetti- se conocían como “cipayos”, no se sienten argentinos no obstante su frecuentemente impostado nacionalismo, como cuando desfilan a caballo, disfrazados de gauchos, en las fiestas tradicionalistas. Ellos viven en los mismos

enclaves

de

extraterritorialidad

que

los

emisarios

de

las

transnacionales, barrios cerrados con policía propia y jueces adictos. Tienen el mismo comportamiento extractivista que los colonizadores, toman a su país como un aguantadero al que le extraen su riqueza sin devolverle casi nada – sus contadores manipulan sus cuentas para que paguen pocos impuestos, no declaran sus posesiones suntuarias, tanto sean viviendas, como coches de alta gama o yates. De este grupo han surgido los dirigentes políticos que hoy nos gobiernan. Admiran a Estados Unidos –la burguesía del Centenario admiraba París, pero la burguesía inculta de hoy prefiere Orlando- en el país del norte cursan sus postgrados. Sturzenegger, Prat-Gay, Cavallo, desprecian a los intelectuales argentinos, los mandan a lavar los platos, los expulsan del país, están deculturizados, al punto de que el presidente Macri balbucea algo mejor en inglés que en castellano. El segundo grupo de votantes convencidos son los ideológicos, individuos cuyas convicciones no están mediadas por el interés económico sino que integran lo que podríamos llamar una derecha “pura”.


40 Con la suma de los votos de la derecha económica y la derecha ideológica no alcanza para ganar. Macri recibió el apoyo de una gran parte de la clase media y de una parte importante de las clases media baja y baja. ¿Qué pasa con la clase media? Las clases medias en todo el mundo se caracterizan por sus deseos de mejorar socialmente. En Argentina, un país de inmigración todavía reciente, el fenómeno es más notorio por la tradición de ascenso social que ha tenido durante buena parte del siglo veinte. Es el fenómeno de “M’hijo el dotor”, o sea el hijo del inmigrante obrero que llega a la universidad. De la clase media argentina ha salido lo mejor y lo peor de la sociedad. De ella han surgido científicos y artistas. Pero en la mentalidad de la clase media no sólo anida el deseo de progreso sino el arribismo. La clase media argentina mira con ansia y envidia a la clase alta, a la cual aspira a pertenecer, y con desconfianza y desprecio a la clase que está por debajo de ella. Hay un importante componente de voto ideológico también en la clase media. Es conservadora y defiende el ideario de la alta burguesía aunque eso la perjudique. Pero, además, en ese componente ideológico hay un temor a caer, a convertirse en clase baja, lo que sublima a través del “odio al negro”. La clase media de empleados, comerciantes y profesionales bautizó a Tecnópolis como “Negrópolis” porque le molesta codearse con los estamentos populares en el centro de exposiciones. Y odia al Centro Cultural Kirchner porque gracias a él, aunque penosamente parece que por un lapso corto, los sectores populares pudieron acercarse tímidamente al arte, Esta clase ha votado, y no por primera vez, en contra de sus intereses. Pero, ¿y los grupos menos pudientes porqué votaron a Mauricio Macri? A mi parecer votaron porque los globos amarillos, la Propaganda, les contó una mentira que querían creerse. La mentira de la “Revolución de la Felicidad” que iba a colmar sus aspiraciones. Durante los doce años de gobierno kirchnerista compraron el auto, el plasma, el aire acondicionado, el 3 G, pero los globos de Durán Barba estimularon su ilusión de que podrían comprar un auto más lujoso, un plasma más grande, el 4G. ¿Tienen ellos la culpa? No, no la tienen. Son seres humanos normales, que reaccionan como tales y, por lo tanto, son vulnerables a la propaganda. El sistema capitalista necesita producir más y más, siempre más para evitar la crisis. Es una carrera loca


41 hacia el vacío. Por eso la obsolescencia programada que cada vez fabrica productos más perecederos para que deban ser remplazados cuanto antes, o invierten en la producción de nuevos bienes iguales pero presuntamente superiores. Lasclases populares que tienen el celular 3G y aspiran a que gracias a la revolución de la alegría puedan comprar el 4G son carne de publicidad, aspiran al 4G cuando ya las noticias que vienen del primer mundo anuncian que allí, los felices ciudadanos que viven en el cielo de la tierra, están a punto de poseer celulares 5G. El capitalismo corre una carrera desesperada tras la acumulación capitalista porque si se detiene entra en recesión. Y como para correr esa carrera y competir necesita bajar costos reduce los salarios, de modo que llega un momento en que la población no puede ya consumir más bienes porque agotó su salario y agotó su capacidad de endeudarse. Acontece entonces lo que se conoce como “crisis de sobreproducción”. Para sobrevivir, el capitalismo necesita destruir el capital hipertrofiado. ¿Pero es la crisis un acontecimiento democrático que destruye capital equitativamente? No. El capitalismo, mediante la crisis, destruye capital selectivamente. Por ejemplo, deja de pagar los derivados de las hipotecas sub prime (las conocidas como hipotecas basura) que los bancos habían convencido de suscribir a los jubilados japoneses. Los había convencido con la carnada de sus altos retornos que los codiciosos ancianitos japoneses, próximos a su muerte física, sin embargo quisieron usufructuar. ¿Eran mala gente los viejitos japoneses?¿Pagaron por ello el precio justo de su codicia? No, eran codiciosos porque el sistema capitalista los hizo codiciosos desde la cuna (jubilados japoneses o jubilados italianos, o españoles, o etc. por toda la faz de la Tierra capitalista.) La economía ortodoxa, la teoría económica clásica, la teoría liberal o su variante aggiornada “neoliberal”, para que sus elegantes modelos teóricos cierren crea el concepto ilusorio del homo economicus. Éste sería un sujeto racional que decide cada una de las acciones de su vida con un objetivo claro: maximizar su beneficio. Pero he aquí que estas refinadas teorías se empecinan en desconocer la realidad sucia, se empeñan en desconocer, no sólo que el hombre es más complejo que el individuo simple y unidireccional que ellas fabulan, sino que el propio sistema que presumen describir crea las


42 distorsiones que desmienten la teorĂ­a. El sistema capitalista creĂł la Propaganda, y la publicidad, actuando sobre el ser humano normal, le impide comportarse como un sujeto lĂşcidamente racional y lo convierte en un sujeto emocional, la Propaganda del sistema transforma al homo economicus en el Hombre Deseante. JORGE ANDRADE Buenos Aires, marzo de 2016.


43 PARADOJAS

Neoliberalismo, globalización y postmodernismo son los soportes teóricos, económicos, políticos y culturales, de la actual etapa del capitalismo, la del capitalismo financiero. En un repaso breve de temas que he tratado pormenorizadamente en anteriores artículos y documentos, diré que el neoliberalismo, corpus de teoría económica que pretende dar sustento científico a la política mundial dominante, sostiene que el mercado es el mejor asignador de los recursos. Por lo tanto, para maximizar el producto global hay que dejar actuar a aquél sin trabas, abriendo fronteras al comercio y, sobre todo, a la circulación libre del capital. Para ello propugna la menor participación posible del Estado, que debería

limitarse

a

las

funciones

administrativas,

legislativas

y

jurisdiccionales, ejerciendo el poder de policía y de defensa de las fronteras nacionales. Es decir el Estado, para la teoría neoliberal, debería reducirse a una “miniarquía”. La globalización es la extensión a nivel planetario del sistema político y económico vigente en las democracias occidentales como sustento y garante de la libre circulación de capitales, mercancías y, como aspiración, de las personas. Pretendidamente se trata de un sistema igualitario en el cual todos los puntos de la red global, gracias a la digitalización, son equivalentes en peso y poder. La postmodernidad, en la expresión de los intelectuales orgánicos, sostiene que tras la caída del muro de Berlín en 1989, momento simbólico de la implosión del comunismo realmente existente, se ha llegado mediante la democracia liberal y representativa y el libre mercado al “fin de la Historia”. En consecuencia, no habiendo alternativas a la vista, la nueva academia declara “la muerte de las ideologías” y el arribo a un sistema estable que asegura la felicidad individual mediante la satisfacción inmediata de los necesidades. Al estar comunicados “en tiempo real” gracias a la digitalización y pudiendo trasladarnos de un punto a otro del planeta a velocidades cada vez


44 mayores, hemos abolido el tiempo, el pasado no existe, el futuro está al alcance inmediato de nuestras manos, vivimos en un eterno presente, hedonista, donde todos nuestros deseos pueden ser satisfechos de inmediato con solo proponérnoslo. Esa es la teoría oficial; en la praxis sabemos que la Historia desde 1989 ha seguido transcurriendo, que las guerras no han dejado un solo día de asolar el mundo, que la democracia liberal es inestable y que sólo funciona, no sin sobresaltos, en un puñado de países ricos que pueden pagarse el lujo gracias a la transferencia de recursos expoliados del resto del mundo. También sabemos que la globalización no es igualitaria sino asimétrica, con ganadores y perdedores, que no sólo no reduce la brecha entre los países desarrollados y los subdesarrollados, como pretenden sus publicistas, sino que la ensancha, y que la economía neoliberal, a partir de la revolución conservadora

liderada

por

Thatcher

y

Reagan,

ha

incrementado

exponencialmente la concentración de la riqueza en pocas manos y ha aumentado exponencialmente la pobreza. Paradojas del neoliberalismo El capitalismo tiene la capacidad de reinventarse después de cada una de las crisis sistémicas que produce. Su soporte económico, el neoliberalismo, afecto al rigor de sus modelos teóricos, demuestra sin embargo una gran plasticidad para adaptar su discurso a los objetivos que pretende según la ocasión. Sus fórmulas teóricamente irreprochables han fracasado recurrentemente en la práctica porque un razonamiento riguroso que parte de bases irreales -como la ficción del Homo economicus que pongo como ejemplo por ser fundante y la más conocida- llega inevitablemente a resultados irreales. Pero los economistas liberales, pese a sus declamaciones teóricas son hombres pragmáticos. Cuando sus postulados teóricos no les sirven, apelan a su aptitud para la acrobacia intelectual y los cambian por otros o les hacen decir lo contrario de lo que decían hasta entonces sin apenas sonrojarse. De ello tenemos hoy un buen ejemplo en nuestra patria.


45 El neoliberalismo suscribió en su momento entusiastamente el principio de “el fin de la Historia” proclamado por la postmodernidad y su consecuente abolición del pasado y del futuro, o sea la declaración de la sola existencia de un presente eterno y feliz. Pues en nuestro país el gobierno conservador y neoliberal, sin el menor pudor, ha adoptado el principio contrario: todos sus miembros niegan la existencia del presente, en la Argentina de hoy sólo cuenta el pasado y el futuro. El presente en la Argentina neoconservadora es un

Aleph

donde

se

toman

instantáneamente

todas

las

decisiones

imprescindibles e irrenunciables para que el país sea un “país normal”. El “espesor” histórico se desenvuelve en el pasado y es ominoso, es “la pesada herencia”, y en el futuro que es venturoso y está situado en un momento impreciso diferido por ahora al segundo semestre del año en curso, el tiempo de la felicidad. Del futuro promisorio no voy a ocuparme en este escrito. Me limitaré a proponer que nos miremos en el espejo de las recetas neoliberales aplicadas para afrontar las crisis en países como Irlanda, Islandia, España, Italia, Chipre, Malta, Letonia, Grecia y en otros menos conocidos por no estar situados en el centro del mundo, entre estos por qué no, en Argentina, que con su sorprendente tiempo circular enfila con alegría hacia otro 2001del que han pasado apenas quince años. Sí voy a detenerme en el pasado de la “pesada herencia”. Para hacer un buen ajuste hace falta una buena crisis, lo dicen muchos economistas neoliberales, entre ellos los mediáticos como Miguel Ángel Broda o Carlos Melconián. Y si no la hay, se la debe crear, en ello estamos. Y vamos ahora a nuestro pasado reciente. Todos los referentes de Cambiemos que aparecen públicamente salmodian a corola oración durán-barbesca: la “pesada herencia” recibida del pasado. Antes de pasar al análisis de la supuesta pesada herencia aclaro que no niego que la economía del país no tenga problemas que se fueron agravando con el empeoramiento de las condiciones internacionales y que esas dificultades no requieren medidas que corrijan el rumbo de modo de retomar un crecimiento enérgico con desarrollo e inclusión. Digo medidas correctivas pero no el shock


46 antisocial que aplica el gobierno de Cambiemos para dar vuelta la tortilla a sabor de sus socios. Hecha esa salvedad no demandará mucho espacio desmontar la farsa publicitaria que pretende crear la crisis que no existe para justificar la brutal transferencia de los pobres a favor de los ricos que está en marcha. Me referiré a un artículo del anterior ministro de Economía, Axel Kicillof (“El chamuyo de la pesada herencia”, Página 12, 8/5/2016). En su nota

Kicillof nos provee de los argumentos y las cifras de fuentes

insospechables, ajenas a toda manipulación, que demuestran que las razones en que se basa la acusación al gobierno anterior por la pesada herencia recibida son falacias, simples y burdas mentiras.. La rémora a que se refiere el gobierno de Macri y sus personeros, y que se instala en la opinión pública con métodos de la publicidad privada –concepto, repetición, frecuencia- dice Kicillof, se compone de cuatro causas. Son ellas: 1) Hace cinco años que Argentina no crece y no crea empleo; 2) el déficit fiscal alcanzó 7% del PIB en 2015 y fue el más alto de la historia argentina; 3) la inflación estaba descontrolada; y 4) el Banco Central estaba quebrado. Analizaré a continuación, junto con el ex ministro, las inconsistencias de cada uno de estos argumentos. Hace cinco años que Argentina no crece y no crea empleo Para desbaratar la primera parte de la afirmación basta con acudir a las cifras del INDEC de Macri-Todesca que el 30 de marzo de este año publicó el porcentaje de evolución del PIB en 2015 declarando un crecimiento del 2,1%. A éste deben agregarse los incrementos de 0,8%, 2,9% y 0,5% para los tres años anteriores. La cifra del INDEC está corroborada por nada menos que la oficina de estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires quepublicaba para el año 2015 una evolución positiva del 2,7%, es decir incluso algo superior a la del INDEC. En cuanto a la segunda parte de la afirmación acerca de que desde hace cinco años tampoco hay creación de empleo, basta con referirse a la base SIPA de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos) que computa los empleos registrados. Según esta fuente el crecimiento del empleo registrado en esos


47 cinco años fue de 830.823 puestos de trabajo, a los que habrá que sumar el de empleos no registrados que en todos los casos sigue la dinámica del registrado. Pero a esta mentira oficial se suma una más en las palabras del presidente Macri que declaró: “Hace cinco años que no se genera empleo, porque ocultaron el desempleo con trabajo publico inútil”. La misma fuente de la AFIP indica que en el período 2010-2015 se crearon 521.502 empleos privados registrados, es decir el 66% del total del empleo registrado creado en el período. El déficit fiscal alcanzó 7% del PIB en 2015 y fue el más alto de la historia argentina El ministro de Hacienda y Finanzas, Prat-Gay, en una de sus primeras conferencias de prensa, apeló a una contabilidad creativa, en violación de las normas generalmente aceptadas para la contabilidad pública por los principales países del mundo. Afirmó que el déficit fiscal era del 7%, para lo cual llegó al despropósito, o tal vez al cinismo, de incluir en el déficit el resultado de las decisiones de su propio gobierno que desfinanciaron el erario público, tal como la quita o reducción de retenciones a las exportaciones del agro y de la minería., Fabricó, de esta manera, una de las mentiras de la propaganda goebbelsiana que distingue al nuevo gobierno y que opera sobre la conciencia de las personas. El déficit real antes de la manipulación del ministro macrista fue del 2,3% del PIB, que es el que consigna el FMI (Fondo Monetario Internacional) en sus estadísticas y que está en línea con el de cualquiera de los países “serios” y bien administrados del mundo (El Tratado de Maastricht para la Unión Europea establece que el déficit fiscal de los países miembros no debe superar el 3% del PIB). La inflación estaba descontrolada Todas las mediciones, incluso las del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la muy rústica y tendenciosa llamada “IPC Congreso” señalaban una caída significativa de la inflación en el año 2015,la que hasta el momento de los


48 anuncios de devaluación en campaña de Prat-Gay que motorizaron el inicio de la disparada de los precios (Período enero-octubre 2015 comparado con igual período de 2014) a lo sumo llegaba (en el caso del IPC Congreso) al 20%. Esto, como señala Kicillof, sin medidas recesivas sino, al contrario, manteniendo un crecimiento razonable dentro de un clima de estancamiento mundial y protegiendo el empleo. En cambio la jugada del nuevo gobierno está clara: cuando logre contener la inflación, sea en el mítico segundo semestre de 2016, como afirma Prat-Gay o en 2019 como manifiesta el presidente del Banco Central Stutzenegger, será por medio del hundimiento de la actividad, gracias a la caída del salario real y al aumento del desempleo al que aspiran los gobernantes para disciplinar a los trabajadores (mínimo 15%). El Banco Central estaba quebrado. Al 9 de diciembre de 2015 las reservas del Banco Central eran de u$s 25.092 millones considerando, como recuerda el ex ministro Kicillof, que en octubre se habían pagado los 5.000 millones de dólares del vencimiento de los bonos Boden 2015, El gobierno de Mauricio Macri, a partir del 10 de diciembre de 2015, convirtió e ingresó a las reservas 3.000 millones de dólares del swap (intercambio de divisas) con China del que se burlaba por inservible el economista pro gobierno Orlando Ferreres y el coro afiatado de economistas neoliberales mediáticos. Y a partir de ese momento se inició la política contraria a la de los últimos doce años de desendeudamiento kirchnerista. El Banco Central tomó 5.000 millones de dólares de un sindicato de bancos extranjeros a una tasa de interés del 6,7% y a un plazo de once meses, entregando como garantía de pago títulos de la deuda pública por u$s 10.000 millones. YPF se endeudó en u$s 1.000 millones. La provincia de Buenos Aires obtuvo un crédito de u$s 1.250 mllones a la exorbitante tasa del 9,75%. El Estado Nacional se endeudó en u$s 16.500 millones para cerrar el ruinoso acuerdo para el país con los fondos buitre. En total los dólares obtenidos por vía de endeudamiento suman u$s 23.750 millones, que adicionados a los 3.000 millones de dólares del swap con China computan un ingreso al Tesoro de u$s 26.750 millones. Estos ingresos más las reservas existentes a la fecha del


49 cambio de gobierno totalizan u$s 51.842 millones. Al momento del artículo del ex ministro las reservas alcanzaban a poco más de 31.500 millones de dólares las que, si se restan los 5.000 millones de dólares prestados por los bancos que deben devolverse en diciembre, se quedan en 26.500 millones o sea casi las mismas con que se contaba antes del inicio de la carrera endeudadora. Concluyendo, en un rush de apenas cinco meses, con un record de velocidad que supera a la de los años noventa del siglo pasado y como en gran parte de la historia del país, se endeuda la Nación, se hipoteca a sus generaciones venideras para pagar deudas con usura y financiar la fuga de capitales por parte de los clientes prebendarios del gobierno derechista de turno. JORGE ANDRADE Buenos Aires, mayo de 2016.


50 DE LA CORRUPCIÓN

Define el diccionario de la Real Academia Española el término corrupción como la “Acción y efecto de corromper o corromperse” y señala que el vocablo corromper (tercera acepción) significa “Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera”. Más específica es la acepción correspondiente a la palabra cohecho; el mismo diccionario lo define como “Acción y efecto de cohechar o sobornar a un funcionario público”, siendo cohechar “Sobornar, corromper con dádivas al juez o a cualquier funcionario público para que, contra justicia o derecho, haga o deje de hacer lo que se le pide.” Tema difícil de tratar en un momento en que la sensibilidad pública está irritada con las imágenes de bolsas cargadas de dólares. Los periodistas se ven obligados a opinar en caliente, es su trabajo y, en consecuencia lo hacen con poco tiempo para reflexionar. Me estoy refiriendo a periodistas honestos que tratan de manifestar lo que piensan imparcialmente. Los otros, los operadores mediáticos tienen otro objetivo: manipular la opinión pública. Los que no están presionados por la lógica de su profesión ni por sus empleadores pueden dejar que las aguas empiecen a aquietarse para meditar antes y expresar lo que opinan después. Voy a empezar con un hecho algo distante de la imperiosa realidad presente. Vivía yo en España y corrían los tiempos de la transición del gobierno franquista a la democracia. Enrique Tierno Galván era un profesor de las Universidades de Salamanca y de Murcia que en el año 1965 fue separado de sus cátedras por el régimen de Franco a causa de su activismo político con el estudiantado. En 1974 creó y presidió el Partido Socialista Popular que participó en las primeras elecciones libres de España y posteriormente se fusionó con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En 1979, Enrique Tierno Galván, “El viejo profesor”, como lo llamaban afectuosamente los que habían sido sus discípulos, aunque Tierno no fuera viejo, fue electo alcalde de Madrid en representación del PSOE.


51 En 1981, Alonso Puerta, militante de la corriente minoritaria Izquierda Socialista dentro del PSOE y Primer Teniente de Alcalde del ayuntamiento, una especie de vicealcalde, denunció públicamente a compañeros concejales por adjudicar contratos con sobreprecios. Posteriormente Puerta declaró que su actitud no había sido producto de un impulso irreflexivo sino que fue la consecuencia meditada del fracaso de su lucha de dos años dentro del consistorio por evitar esas corruptelas. Creyó que la denuncia pública pondría fin a esas prácticas que consideraba impropias de la democracia recién avenida y de un partido que se reclamaba socialista y obrero. Se equivocó. El PSOE lo expulsó como afiliado y, de modo ilegal, lo privó de su banca en el parlamento

municipal.

Con

los

años,

investigaciones

periodísticas

comprobaron que la rápida expulsión fue una orden directa del secretario general del partido y presidente del gobierno español Felipe González. En 1983 el acreditado periódico Diario 16 denunció que la televisión pública, única existente por entonces en España y que controlaba el gobierno socialista, había censurado la presencia de Alonso Puerta en el espacio “Hora Clave” que dirigía el prestigioso presentador José Luis Balbín. En la misma nota el periódico sostiene que el PSOE presionó para que el programa no se emitiera a pedido del “Viejo Profesor” Enrique Tierno Galván. Por esos años yo trabajaba en el ambicioso proyecto cultural de las Universidades Populares que el PSOE puso en marcha por toda la geografía del país. Mi proximidad al partido me permitió enterarme de primera mano de algunos de los entretelones de la “cocina” partidaria y. en particular, de un hecho que sólo saltó a la luz pública cuando llegó a la justicia. Se trataba de la existencia de una empresa cáscara, es decir una empresa ficticia, que facturaba servicios inexistentes a sectores de la administración pública gobernados por los socialistas. El asunto fue investigado sin que mediara mayor escándalo público y el director de la seudo empresa fue condenado por la justicia. ¿Qué quiero decir con este relato? ¿Quiero decir que el Viejo Profesor Tierno Galván, que luchó por sus ideales asumiendo riesgos hasta el punto de perder sus cátedras universitarias era un corrupto? ¿Quiero decir que el PSOE era una maquinaria preparada para robar al erario público en beneficio de sus


52 dirigentes? No quiero decir nada de eso sino que las circunstancias de la democracia liberal crea las condiciones propicias para que se desarrolle la corrupción. No pretendo de ningún modo insinuar que la democracia como la conocemos sea el sistema que crea la corrupción. La corrupción existe en todos los sistemas políticos y mucho más en los autoritarios porque los actores tienen la impunidad garantizada; en el sistema democrático al menos hay cierta libertad para investigar, no obstante todas sus opacidades, y algunos de los responsables terminan teniendo que rendir cuentas e incluso pagando las consecuencias de sus actos. Pero la democracia liberal con su sistema de partidos necesita financiarse y como es una competencia, aquéllos partidos que tienen acceso a una mayor cantidad de dinero para sus campañas corren con ventaja. Los organizaciones políticas de derecha se aseguran la financiación a través tanto de las donaciones abiertas como de las encubiertas que les provee el establishment al que representan. Esto no quiere decir que los partidos de derecha, por tener sus arcas bien provistas, estén exentos de caer en actos de corrupción, y prueba de ello, entre tantas otras, es la cantidad de negociados con paraguas oficial del Partido Popular de España. Los partidos progresistas se encuentran con más dificultades para financiarse porque sus “socios” naturales son los sectores menos pudientes de la sociedad. Entonces caen en la “corrupción patriótica”, que no consideran tal porque se trata de procedimientos que aunque ilegales tienen un “fin noble” el de aportar dinero a la caja partidaria para las campañas. Inevitablemente, porque de seres humanos hablamos, y los miembros de los partidos populares lo son sin más, los dineros negros, más difíciles de controlar que los legales, se quedan pegados en parte en los bolsillos de algunos, no digo ni de todos ni de la mayoría, de los hombres de confianza que los manejan. Mientras que la democracia no asegure una financiación pública equitativa para todo el arco político, la corrupción seguirá existiendo en forma endémica dentro del sistema. Pero hay otra corrupción sistémica tanto o más extendida, aunque menos visible, que puede o no estar vinculada con el aparato del estado. Me refiero


53 a la corrupción empresaria, a la corrupción del mercado, a la corrupción inherente al sistema capitalista. No puede ser de otra manera porque por su propia naturaleza el sistema capitalista cobija en su interior la corrupción. Desde que Adam Smith propuso como postulado fundante de la nueva teoría económica que el interés individual interactuando maximiza el beneficio social guiado misteriosamente por la mano invisible del mercado, quedó establecido que el principio liminar de la sociedad capitalista es la obtención de la ganancia y que ésta no está sujeta a ningún principio moral, porque la economía es la economía. Para el capital no hay ganancia mala, vale lo mismo la acumulación proveniente de la fabricación y venta de un tornillo como de la producción y comercialización de una droga prohibida. La única que puede poner límite a los medios empleados por el capital para su acumulación es la sociedad organizada a través de la ley. Pero el capitalismo dispone de mucho dinero para comprar a los que legislan y a los que aplican las leyes y así violentarlas. Vamos ahora a la corrupción vernácula en este momento puntual de nuestra Historia. Nueve millones de dólares en bolsas arrojadas por encima de la tapia de un convento mostrados por las cámaras de la televisión. Alrededor de una mesa cubierta de fajos de billetes norteamericanos unos sujetos los cuentan despreocupadamente. Temas para telenovelas policiales. Quién puede negar que se trata de hechos censurables, horribles, inmorales y hasta diría antiestéticos. Dos renglones de una planilla Excel: uno de ellos registró100 millones de dólares a nombre de la hoy fallecida Amalia Fortabat y su nieta; el otro 20 millones de la misma moneda cuya titular es Pilar Supervielle de la familia de banqueros. Ambos montos depositados en el Banco HSBC de Ginebra sin declarar al fisco argentino al momento de la filtración por vía del ex funcionario del Banco HervéFalciani y administrados por Alfonso Prat-Gay. 4.200 argentinos por un total de 3.500 millones de dólares, la mayor parte de


54 los mismos sin declarar a efectos impositivos en Argentina, estaban depositados sólo en esa entidad bancaria. ¿Tiene capacidad de imaginación el telespectador para calcular cuántas bolsas tendrían que haber arrojado por sobre la tapia del convento de General Rodríguez las señoras Amalia Lacroze de .Fortabat, que en paz descanse, y Pilar Supervielle, ayudadas por el ministro de hacienda Alfonso-Prat-Gay, con los 120 millones de dólares que en su momento ocultaron en Ginebra? El execrable corrupto José López no es más que un ratero de suburbio comparado con las dos dignas señoras y su atildado administrador. Hay una diferencia cualitativa en el latrocinio primario de un político corrompido por el dinero fácil que distribuyen los empresarios, de los pingües beneficios que éstos obtienen desde el principio de los tiempos en sus negocios con el estado. Son muchas las “planillas Excel” arrojadas por sobre la tapia de los grandes bancos y de las grandes empresas. Bastecon mencionar las más notorias, como la manipulación de la divisa que benefició a los tenedores de contratos de dólar futuro, entre ellos a numerosos funcionarios del actual gobierno; la compra de gas sobrevaluado con que el “incompatible” ministro de energía favoreció a la empresa Shell de la que fue CEO y sigue siendo accionista, así como el aumento desmedido del gas en boca de pozo que favorece a las petroleras sin contrapartida alguna de parte de éstas, como serían el realizar inversiones o mantener los puestos de trabajo; la devaluación y la quita de retenciones a favor de las empresas agropecuarias y mineras, y un largo etcétera de prebendas menos estridentes que salen o no salen a la luz pública cada día. Los “José López” no logran superar el estadio de la cueva de Alí Babá y guardan las monedas de oro de sus latrocinios en bolsas. La señora Fortabat, la señora Supervielle y los empresarios que hoy se enseñorean en el gobierno de nuestra nación manejan sistemas sofisticados de sociedades off-shore, contabilidades sutiles, entramados jurídicos armados por estudios prestigiosos y sus amigos en la justicia. Volvemos a la corrupción endémica de la democracia global y su expresión argentina. Cuando empezó a generalizarse la investigación mediática y de la corporación judicial de los miembros del anterior gobierno yo me preguntaba


55 cuánto tiempo tardarían en apuntar a la figura de Julio De Vido, ministro de Planificación durante los doce años de gobierno kirchnerista. Es sabido que la obra pública en todos los gobiernos es la más importante proveedora de fondos no declarados para la financiación de los partidos. Ya han llegado a él y es uno de los trampolines para alcanzar a la ex presidente Cristina Kirchner. Nadie se atrevería a defender la financiación ilegal que pudo haber circulado por los canales partidarios del kirchnerismo y enriquecido a algunos de sus integrantes corrompidos, pero tampoco se puede desconocer la operación política que con esta excusa se ha puesto en marcha, El gobierno del mundo en la etapa actual del capitalismo financiero está en manos de las grandes corporaciones económicas globales por sí o por interpósitas personas. Aquéllas cooptan a los gobernantes que se le subordinan por propia voluntad, y si no logran cooptarlos los someten por la fuerza (ver caso Syriza en Grecia). Este capitalismo crepuscular promueve el estancamiento económico a través de políticas de estabilización y ajuste. Es un capitalismo que no crea riqueza porque no necesita pasar por la etapa productiva para consumar el proceso de acumulación. El capital se reproduce por medio de instrumentos financieros cada vez más sofisticados y cada vez más incontrolables. Es un capitalismo de distribución regresiva de la riqueza y de exclusión social. En nuestro continente estamos viviendo una contraofensiva poderosa del capitalismo local parasitario y dependiente de la antigua potencia en proceso de decadencia. Ésta, ante su lenta declinación mundial que no puede ocultarse a sí misma, vuelve los ojos nuevamente hacia su zona de influencia directa -que había descuidado en las últimas décadas por estar enfrascada en sus guerras expansivas y desestabilizadoras del medio oriente- es decir América latina. El capitalismo periférico tiene algunas características propias más groseras que su elegante mentor del primer mundo y no se cuida como éste de guardar las apariencias. El capitalismo latinoamericano, el argentino y el brasileño que podemos hoy observar en tiempo real, atropella sin pudor las normas de convivencia democráticas cuyo respeto declama, es violento y protege


56 reductos fascistas vinculados con los golpes cívico-militares de los años setenta del siglo pasado. Hoy la entente de las corporaciones mediática, política y jurídica lleva a cabo en Argentina y Brasil una operación –y a partir de las dos potencias regionales exportable a los últimos enclaves progresistas del continente-- para que el inconsciente colectivo vincule sin mediaciones gobierno popular y corrupción. Aboliendo todo ejercicio reflexivo intenta que fajos de dólares sobre una mesa o bolsas de dólares arrojados sobre la tapia de un convento se vinculen automáticamente con los gobiernos que han mejorado la vida de nuestros pueblos en los últimos años. El objetivo del capitalismo global, y específicamente del latinoamericano, es terminar para siempre con cualquier intento de redistribuir la riqueza de modo más equitativo y de mejorar las condiciones de vida de la sociedad en su conjunto. A tal fin trata de instalar el derrotismo y el desaliento, desmovilizar a los jóvenes que se acercaron a la política con la esperanza de cambiar el injusto orden vigente, procura volver al individualismo egoísta que el capitalismo reivindica, provocando la anomia social que impida la reacción popular ante su atropello. JORGE ANDRADE. Buenos Aires, julio 2016.


57 SOBRE EL AUTOR

Jorge

Andrade,

literario

y

escritor,economista,

traductor.Ha

publicado

crítico

numerosas

novelas, entre ellas, “Desde la muralla”, “Vida retirada”,

“Los

ojos

del

diablo”

(premio

internacional Pérez Galdós, España);el libro de cuentos “Ya no sos mi Margarita” y el libro de ensayos “Cartas de Argentina y otros ámbitos”.Fue colaborador del diario El País y de las revistas El Urogallo y Cuadernos Hispanoamericanos de España, así como del diario La Nación de la Argentina.


58

Índice OTRO PAÍS. PREFACIO DEL AUTOR…… Página 3. LA BATALLA CULTURAL……………………. Página 6. VIDAS PARALELAS………………………...... Página 11. DÉJÀ-VU…………………………………………….. Página 24. PARADOJAS……………………………………….. Página 43. DE LA CORRUPCIÓN…………………………… Página 50. SOBRE EL AUTOR………………………………. Página 57.

Imagen de portada ©Martina Estrada – “No hay más lugar” (2013) –110x170cm (con marco)–Litografía sobre tela

Para contacto periodístico y notas de prensa contactarse con: Kiako – Anich Comunicación hecha con textura prensa@kiakoanich.com.ar


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