Crónicas Torrichanas 5 Sobre la lámpara de plata

Una recopilación de mis mejores artículos publicados

Crónicas Torrichanas Nº 5

Sobre la lámpara grande de plata que está en la iglesia

Jesús Sánchez de Haro

© Jesús Sánchez de Haro 2014

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Vista del interior de la Parroquia de Carriches

Sobre la lámpara grande de plata que está en la iglesia

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Acercando la devoción de los carrichanos por la imagen sagrada de Ntra. Sra. de la Encina, incluso desde lejos. Artículo publicado en el Programa de Fiestas de Carriches, El Pregonero, en agosto de 2000.

Introducción Vamos a comenzar una nueva etapa, después de haber rememorado en los dos años anteriores el 250 Aniversario del Título de Villa, en la que nos moveremos por las curiosidades históricas de Carriches y los cientos de personajes, famosos o no, que pasearon y recorrieron sus calles.

Este año, descansaremos a la sombra de La Encina, y allí, su viejo ermitaño nos contará la bella historia de la lámpara de la Virgen.

La emigración Nuevo Mundo

Carrichana

al

Desde que en 1492 se descubrieran las Indias hasta 1520 aproximadamente, lo que había sido una empresa Real se convirtió en una nueva empresa popular. Fueron las gentes del pueblo las que partían hacia América buscando nuevas tierras, nuevas formas de vida.

A comienzos del s. XVI se creó en Sevilla la Casa de Contratación para organizar e inspeccionar todo el comercio con las Indias, además de

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llevar un registro de todos los que salían hacia el Nuevo Mundo.

Para poder salir se exigían unas condiciones muy restrictivas en un primer momento, como eran ser Español, de religión Católica, además de acreditar buenas costumbres por una certificación de las autoridades, con la única razón de garantizar el buen ejemplo que recibirían los indígenas.

Se excluían a gitanos, conversos, moriscos, judíos y todos los condenados por la Inquisición.

De todas maneras, hubo muchos que consiguieron entrar en las Indias burlando el control oficial, registrándose como criados de algún señor, lo que les facilitaba el acceso a América.

No es tarea fácil determinar cuántos Carrichanos viajaron al Nuevo Mundo, pero tenemos constancia de algunas familias y algún paisano, como Matías Velázquez, nuestro personaje.

Matías Velázquez, natural de Carriches, había nacido en el seno de una familia muy humilde. Pronto se vieron obligados a emigrar para encontrar mejores tierras y vivir más desahogados, y decidieron hacerlo al Nuevo Mundo.

Partieron desde Cádiz, haciendo escala en las Islas Canarias para dirigirse hasta la Ciudad de los Reyes, a la que hoy conocemos como Lima, en el Virreinato del Perú. Allí conoció años de prosperidad, y consiguió, lejos de su

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Vista del interior de la ermita de la Virgen de la Encina de Carriches

tierra, la fortuna que nunca tuvo.

Matías murió en la Ciudad de los Reyes, Lima (Perú) en Julio de 1730.

Sobre la lámpara y su traslado a Carriches Antes de morir, dejó en su testamento una cláusula que decía "se hiciese una lámpara de plata y

se remitiese a dicho cura y alcaldes (de Carriches) para que la mandasen colgar delante del altar de Nuestra Señora de la Encina"

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Y así, D. Francisco Ruiz de Saavedra, su albacea y heredero, mandó hacer la lámpara en alguno de los afamados plateros de la ciudad, y buscó una persona para mandarla, D. José de Loizaga, mercader de Madrid, que viajaba hacia España.

Lleva éste el cajón con la lámpara hasta Portobelo (Panamá) y allí lo embarca en la Almiranta de Galeones con dirección a Cádiz, donde "llegó a salvamento" el cajón.

Después de muchos avatares, ya que se solicita el precio del traslado al cura de Carriches, y éste no tiene tantos caudales para pagarlo, la lámpara se traslada a Madrid.

Carriches espera la resolución del Consejo de la Gobernación de Toledo, que llega en Agosto de 1733, y tras pagar el coste total, es recogida por el cura y trasladada a la Villa.

Se manda limpiar en Talavera y se coloca en el altar de la ermita de la Virgen el 8 de Septiembre de 1733.

Esta lámpara siguió luciendo en Carriches hasta el año 1809, fecha en que las tropas Francesas saquearon nuestro pueblo.

Conclusión No cabe duda que todo el que contempla la imagen de Nuestra Madre de la Encina, nunca se olvida de su rostro.

Eso fue lo que pasó con Matías; aún estando lejos de su pueblo, en el Nuevo Mundo, llevaba a su Virgen en lo más profundo de su corazón.

Jesús Sánchez de Haro Cronista Oficial de Carriches

Cronista Oficial de la

Villa de Carriches (Toledo)