Pregón Jesús Benítez

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Pregón de la VII Recreación Histórica Villa de El Bosque a cargo del periodista Jesús Benítez El Bosque, 18 de noviembre de 2016

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Querido pueblo de El Bosque y visitantes, Alcaldesa, concejales, Presidente y miembros de la Asociación Histórico Cultural, agradezco el honor que me brindan al poder pregonar esta VII Recreación Histórica, que conmemora el Bicentenario de El Bosque. No puedo sentirme más halagado con esta distinción y, conmigo, los miembros de la familia Benítez Corrales que forjaron mis padres, José e Isabel. A todos ustedes, brindo este pregón que lleva por título: El Bosque fue, es y será.

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Pregón de la VII Recreación Histórica Villa de El Bosque a cargo del periodista Jesús Benítez

El Bosque fue, es y será El alma de los pueblos reside en sus encantos. El Bosque los tiene hasta en su propio nombre. Nadie queda indiferente al poderoso influjo de esta población andaluza y española, puerta verde al paraíso natural de la sierra de Cádiz. Quien lo visita, queda prendado al instante, desde el momento mismo en que observa su diminuta estampa blanca de cal, abrigado a las faldas del frondoso monte Albarracín y regado por el inquieto río Majaceite. Sin falsa modestia, he dado la vuelta al mundo como periodista en muchas ocasiones, conociendo países, ciudades, pueblos y culturas significativas de los cinco continentes. Ese periplo cosmopolita resulta muy instructivo, te concede una mayor perspectiva, pierdes la tendencia al aldeanismo y valoras más a la tierra que te vio nacer. Es así, a fuerza de poner distancia con la patria chica, como el corazón se encoge cada vez que regresas a El Bosque y, desde los aledaños, ves su imagen impactante, única e inigualable. Esa primera impresión es indescriptible, suele derivar en un sentimiento de emoción contenida, incluso de lágrimas y alegría. A mi pueblo, no lo cambio por nada, no hay otro igual. El Bosque, lo tiene todo y más. Por su pasado, hace doscientos años se ganó a pulso el privilegio de Villa con sangre sudor y lágrimas, merced a una resistencia heroica frente a la invasión napoleónica en la guerra de la Independencia. Por su presente, El Bosque sigue defendiendo sus orígenes, tanto naturales como históricos, en perfecta armonía con el tesoro medioambiental que le da prestigio y el dinamismo económico de un turismo floreciente. El futuro lo garantizan día a día bosqueños y bosqueñas, con su esfuerzo renovado ante los vaivenes del tiempo. Para glosar sobre los dos siglos de historia que contemplan a El Bosque, podemos recurrir a la frágil o limitada memoria colectiva, perdiendo casi el horizonte. Por fortuna, existe una copiosa y socorrida bibliografía de historiadores, algunos de ellos incluso locales que, como los periodistas, daríamos lo que fuera por viajar al pasado y poder describir lo que ocurrió aquí en esa etapa tan determinante de nuestra historia.

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Entre las crónicas de aquella época, resulta emocionante como pocas la que encontramos en el Diccionario Geográfico - Estadístico de Pascual Madoz escrito en 1845. Su relato permite visualizar cómo era la vida de este pueblo que, tres décadas después de su lucha contra los franceses, contaba ya con 1.000 habitantes y “270 casas, entre las cuales se cuentan algunas cubiertas de paja por la miseria de sus dueños. Se hallan distribuidas en calles, la mayor parte empedradas; una escuela de primeras letras sin dotación alguna, Iglesia Parroquial (Ntra. Sra. De Guadalupe), servida por un cura párroco perpetuo, un teniente, un beneficiado, un sacristán y dos acólitos, una ermita titulada del Calvario y cementerio abierto. Para el surtido del vecindario tiene una gran fuente dentro de la población y más de 40 esparcidas por diferentes puntos del término, todas de la mejor calidad. Le baña el río Majaceite, caudaloso en todo tiempo, con abundante pesca y que da movimiento a 3 molinos harineros, cruzándole un hermoso puente de piedra situado a la salida del pueblo, y los arroyos Almojar, el Hondo, Parrales, Teja, barranco del Sacristán y el del Padre Beneficiado”. Describe también Pascual Madoz la actividad de El Bosque a mediados de 1800, centrada en la “producción de trigo, cebada, maíz, aceite, garbanzos, habas, otras legumbres, hortalizas, frutas, melones. Cría de toda clase de ganados y caza de conejos, liebres, perdices, corzos y lobos. El punto mas arbolado son las faldas del Albarracín por el Norte y la dehesa del Horcajo; aquel se compone de encinas, quejigos y monte bajo. Por la parte que confina con Zahara y Prado de Rey, abundan los carrascales, lentiscos y quejigos, de los cuales se saca mucho carbón y maderaje”. Sin duda, a la vista de este relato, es evidente que hemos cambiado y mucho. Por lo general, solemos revisar el pasado desde el retrovisor aventajado del tiempo presente. Pero, qué dirían de nosotros los que habitaron estas tierras hace doscientos años si viajasen en el tiempo hasta el día de hoy ¿Cómo nos verían? El Bosque no es sólo aire, agua, pájaros, árboles y montañas. Somos un pueblo avanzado que, entre sus 2.000 habitantes, cuenta con grandes profesionales en todos los ámbitos, entre los que destacan una notaria, médicos y sanitarios, ingenieros, veterinarios, traductores e intérpretes, químicos, físicos, graduados sociales, economistas, matemáticos, técnicos empresariales y de marketing.

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Pero aún hay más, también contamos con historiadores, maestros, abogados, arquitectos, psicólogos, informáticos, músicos, figuras de la tauromaquia, deportistas de renombre, además de afamados hosteleros que, con su gastronomía y hospitalidad, nos dan el mayor prestigio en el competitivo mundo del turismo. Sin olvidar, cómo no, a los grandes artesanos del queso, las chacinas, los legendarios muebles de madera, las panaderías, los artículos de piel y la confección. Con todo ello, la marca El Bosque sigue sonando con fuerza. Es así, a base de talento y concordia, como se frenan las guerras modernas, que no precisan de pólvora o metralla para defender a un pueblo frente a invasores o momentos de penurias. No es necesario recurrir al belicismo para superar situaciones difíciles. Como prueba de ello, nuestra historia reciente lo ejemplifica. Con su modesta aportación, la Recreación Histórica, que conmemora el Bicentenario de El Bosque, también ha servido para mitigar los efectos de la grave crisis global, que en España se ha hecho sentir de forma notable en este último decenio.

Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Fue en el año 2009 cuando el entonces alcalde de esta localidad, Antonio Ramírez Ortega, nos convocó a varios vecinos para poner en marcha una conmemoración sin precedentes que, a la postre, serviría para ayudar también en la superación de la propia crisis económica. Así comenzó a gestarse un reto mayúsculo, en el que finalmente se involucraron todos los habitantes, pequeños, mayores y ancianos, unidos sin distinción.

Desde 2010 hasta nuestros días, El Bosque celebra año tras año su constitución como población, con nombre propio en el mapamundi, lograda hace dos siglos con todas las de la ley. La celebración del Bicentenario, que en este 2016 llega a su séptima edición, ha servido y sirve para recordar nuestros orígenes, en un magnífico y meritorio ejercicio de pedagogía que ha calado muy hondo. De igual modo, la recreación con esos albores de esta localidad ha supuesto también una auténtica revolución social. La Asociación Histórico Cultural Villa de El Bosque, ha servido de estímulo al asociacionismo, fomentando que otros colectivos se unifiquen en la lucha por sus objetivos, tanto en los gremios de hostelería, como en el deporte, la música y otros movimientos culturales.

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Con sólo siete años de existencia, la Recreación Histórica del Bicentenario goza ya del suficiente prestigio, sin que pase inadvertida a propios y extraños, es un pretexto más para visitar El Bosque. Con sus brillantes representaciones teatrales, renovadas con esmero, bosqueños y bosqueñas ponen su alma sobre las calles del pueblo, rememorando la gesta de sus ancestros, generando a la par una fuente de ingresos y promoción sin parangón. Ese es el camino a seguir. Sin dejar de innovar, ni cayendo en lo rutinario, el avance está asegurado. El filósofo José Ortega y Gasset escribió que ”el progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer, sino, al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor". El Bosque fue, es y será un pueblo único, que seguiremos defendiendo a capa y espada, como lo hicieron nuestros antepasados hace doscientos años. Pero esa defensa del presente, no pasa hoy por las guerras de antaño, sino por el ingenio y la unión no utópica de sus habitantes. Hay que hacer piña, valorar y reconocer los méritos de los vecinos de este pueblo, que los tienen y muchos. Debemos ir todos a una, escuchar a quienes poseen talento, o algo que aportar. Porque el conocimiento y su divulgación son la base del progreso, la mejor munición para todas las batallas o enfrentamientos. Como afirmaba el propio Gasset: "En tanto que haya alguien que crea en una idea, la idea vive.” Que nadie lo dude, El Bosque es la mejor idea que nos mantendrá vivos para siempre. Porque El Bosque fue, es y será El Bosque. Jesús Benítez Corrales Periodista y escritor El Bosque, 18 de noviembre de 2016

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