Xauen

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Boletín XAUEN

Año de 2011

Redaccion D. Outón Leiva Velázquez, 3 ED 8º izq. 11010 CÁDIZ Tlf. 856-07.79.08 leivadom39@ hotmail.com Edita: AA.RR y Amigos de XAUEN Colaboradores: Juan Felipe Alonso Fernández Alberto Boutellier Caparrós Conchita Arcal Gutiérrez José Luis Coll Roca Anita Bastida Mari Loli Corrales Payne Jesús García Botaro Almutaryim Diego García Sánchez Miguel Leseduarte González Santiago Martín Fernández Pedro Martínez Borrego Justo Oró Aranda Elio Antonio Outón Caballero Marta Outón Arteaga María Outón Arteaga Joaquin Outón Pérez Angel Pelluz de la Granja Adelina Pérez Blaya Carlos Pinto Grote Victoriano del Moral Cervilla María Delia Pinto Mari Loli Salvador Isabel Rodriguez-Pellitero Caballero Mª Antonia Sánchez Barba Pepi Sanjuan Fernández Miguel Santiago Marín Portada “Almizcle” Foto de Jesús García Botaro Contraportada “A saciar la sed” Acuarela de Justo Oró Aranda

XAUEN no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores

Sumario

Vámonos pa Cai Mis silencios Metamorfosis Desde Sidi Ualo con amor Otoño 2010. Visita a Xauen Juan Antonio Cervera Aparicio Conchita Arcal recuerda Dice Joaquin (Xauni de tercera generación) Mañana de Abril ¿Jugamos? Paseos y aromas Los hombres del “flin” Miscelánea xauní.(Años 1952-54) Un Encuentro en el tiempo Las fuentes del Ensanche Llano Amarillo El autógrafo de Steve Mcqu Nuevo homenaje a Rafael Vargas La fresquera xauní Los hijos de la culebra Adelina y la poesía Poema de Carlos Pinto Ser isla. María Delia La poesía de Miguel Santiago Desde mi isla Alberto Boutellier presenta su libro Primeras Comuniones Laila y el león La gruta de las siete… Volando a media altura Carta al “maestro”… Un toro llamado… PAZ Dice Marta Mi Primera Comunión Galería del recuerdo

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XAUEN

Año XII 2011 Nº 19 ____________________________________________________________________________________

Frito gaditano

¡¡ Ay, ay….vámonos pa Cai..!! Bienmesabe, acedías, chocos, puntillitas, pescadilla, cazón, caballa, huevas, adobo….y otros “pescaítos” de la Bahía podrás ver en los escaparates de la freiduría Las Flores cuando te des un paseo por las calles de este constitucional Cádiz……..Hace poco leí, que para pedirlo y que te entiendan bien, hay que decirle al gallego (nadie como ellos en el mundo saben dar “el punto” al frito): “ Quillo, porme cuarto de bienmesabe, medio de pescadilla, un ortavo de gambas y otro de guevas, cuarto y mitá de choco, otro medio de cazón en adobo y un cuarto sin adobo, dos borsa de pico y seis tortillitas de camarone…….ah…y un cuarto de aceituna…no de esas no….de las aliñás….” …..y en perfectos cartuchos, “el papelón”, hechos en segundos por las diestras manos del anteriormente citado gallego, con papel de estraza, sales contento con tu cargamento en busca de un lugar tranquilo donde degustar los frutos de la bahía……Porque este año queremos celebrar nuestro Encuentro en Cádiz……ciudad que se prepara para celebrar el Bicentenario de la Constitución de 1.812…La Isla de León primero y Cádiz mas tarde, reciben a ilustres diputados de la península y de América convocados para redactar un texto constitucional que devuelva el poder al rey Fernando

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VII y selle los derechos y libertades de la futura España liberada. El Oratorio de San Felipe Neri acogió los debates de los diputados que redactaron la Constitución. El día 19 de marzo, día de San José, las Cortes Generales promulgaron la Constitución Española de 1812, la primera Carta Liberal de España y Europa. Ha pasado a la historia con el nombre popular que le dieron los gaditanos: “La Pepa”. Procuraremos dar un paseo por algunos lugares emblemáticos de esta Constitución y adentrarnos en la forma de ser de los gaditanos y gaditanas que sorprenden por su carácter, su alegría, su cultura y su sentido de la libertad… oiremos tanguillos y…….coplas de Carnaval pero lo mas importante es que mantendremos nuestro cariño y buen recuerdo de aquel pequeño pueblecito que nos albergó y en algunos casos vio nacer hace…no sé cuántos años…..a muchos de los nuestros. Recuerda que la población de Xauen estaba formada, principalmente, por funcionarios, comerciantes y militares. Pocas eran las familias que no tenían relación con Regulares nº 6, Mehal-la Jalifiana o Regimiento de Infantería nº 53 y por ello vamos a tener aquí en Cádiz, acogida en un lugar excepcional: la Residencia de LA CORTADURA, situada en la playa, junto a las murallas del mismo nombre. Es una coqueta residencia desde cuyas habitaciones se ve el Atlántico y todas las tardes (cuando no hay nubes) una de las mas bellas “puestas de sol” del mundo. No olvides traer tu máquina de fotos….Aunque todavía queda mucho tiempo, queremos deciros que está programado para el viernes, 21, 22 y 23 de octubre y que para la reserva hay algunas modificaciones que la hacen mas fácil. La mas importante es que no hay que enviar dinero por adelantado. Una vez aquí y en función de los servicios que haya recibido cada uno, abona su cuenta y listos. Para hacer la reserva solamente tenéis que decírmelo por teléfono (856-07.79.08 y móvil 692.730.841 ) para hacer una relación y entregarla en la Recepción de la Residencia. Existe la posibilidad, si alguien lo desea, de quedarse algunos días mas en esta acogedora ciudad. Todo esto y mas lo vamos a explicar en hoja aparte y siempre tenéis la posibilidad de consultar telefónicamente. La reserva debe estar hecha antes del día 5 de octubre . Los precios son excepcionales: Habitación doble para dos personas…..23 € Habitación doble para una persona………18 € Habitación sencilla………14 € Cama supletoria niño…..4 € Media pensión (Desayuno y comida)……..10 € Cena de Hermandad (sábado)…..40 € A todo hay que sumarle el 8 % de IVA Excepto la de Hermandad, la Residencia no da cenas. Como veis los precios son muy asequibles. Es importante que vayáis cancelando compromisos para esos días con el fin de podernos encontrar todos y pasar unos días de convivencia y relax. Seria interesante que vinierais acompañados de algunos de vuestros hijos y especialmente de algunos de vuestros nietos…con el fin de que vayan conociendose y los vaya embriagando el espíritu de Sidi Ualo…. Estamos ya preparando el programa que creemos va a resultar muy atractivo. Recordamos que tras la cena queremos seguir ofreciendo el ya tradicional sorteo de vuestras habilidades manualísticas, pictóricas, productos de la tierra, firma de ejemplares por sus autores…..siempre que haya algo de esto…..De todos depende….

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“De Dios provenimos y a Dios regresamos” “Ynna lillahi wa inna i liahi rayium” 

Desde Zaragoza marchó junto al Padre nuestro querido Juan Antonio Cervera Aparicio y desde Málaga, José Manuel Hermosa Alvarez (“Chicuatre”).

Para Maripi, esposa de Juan Antonio, para Carmen esposa de José Manuel, y para los hijos y nietos de ambos el cariño de todos los que fuimos niños con ellos en Xauen. Estáis siempre con nosotros….

Por un azar telefónico nos pusimos en contacto inesperadamente con Manolo Íñiguez Márquez. Tras el alegrón charlamos largo y tendido sobre aquellos tiempos de Xauen. Su padre era militar y son varios hermanos. Cuando estudiaba 2º de Bachillerato eran compañeros suyos Mari Carmen del Río, Teodomiro Castro, Mari Carmen Guijarro, Gloria Nieves Pérez, Mari Carmen Muñoz, Juan Mancheño….entre otros…..Sin duda que en principio tiene la intención de venir al Encuentro de Cádiz, cosa que nos alegra un montón..Era asiduo visitante del “Cuadro de Honor” de aquel Centro Oficial de Enseñanza Media…… Hace poco mas de un mes nos encontramos, aquí en Cádiz a….¡¡ Mari Carmen Ladrón de Guevara ¡!. Había venido unos días de vacaciones y no tuvimos ninguna dificultad en reconocerla porque está igual que en Xauen, guapa, pizpireta, con su eterna sonrisa y esa simpatía desbordante que la hacía inconfundible. Venía con su amiga Isabel. Nos vimos en varias ocasiones y pasamos muy buenos ratos recordando anécdotas y gentes de aquel Xauen…. Yo creo que no se nos quedó nadie sin nombrar de aquella época. No te enfades porque lo recuerde, querida Mari Carmen, pero de ti se decía que tenias las piernas mas bonitas de la Zona norte del Protectorado……y sigue siendo verdad……Su hermana Julia vive en Alicante. Isabel, una persona encantadora, vivió en Tetuán y se llevó una gran alegría cuando hablamos de la familia Arcal porque Mari Carmen era su íntima amiga y no había logrado localizarla. Buen alegrón se llevó Mari Carmen Arcal cuando se pusieron en contacto porque ella estaba en la misma circunstancia., con muchas ganas de verla pero sin saber como encontrarla…. Esperamos que vengan las dos al próximo Encuentro y tendrán tiempo de recordar tantas cosas. El encontrar a viejas amistades es una de las cosas mas bonitas de nuestra movida. Es posible que alguien recuerde a la hermana y cuñado de Justo Oró. Lo explica perfectamente nuestro amigo Justo en “Un Encuentro en el tiempo”. Justo es un excelente y creativo pintor y en este número damos fe de ello pero para disfrutar mas contemplando su obra podéis entrar en Google y escribir: “Un rincón para mis pinturas”. Encontrareis óleos y acuarelas de gran belleza en los que abundan los paisajes de Xauen. Recuerda con gran nitidez a aquel majestuoso señor al que conocíamos como “El

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Barbas”. Era el padre de Taieb Alami y de Mustafa Alami que hicieron el Bachiller con nosotros. Taieb fue uno de los que ingresó en la Academia Española de Aviación, en San Javier juntamente con Uafi Kuera y Amekran. Otros lo hicieron en otras Academias Militares Españolas como Jarchus, Rahmuni, Alami, Tuiyar, Yamaii…y alguno mas que ahora no recuerdo. Sería muy interesante localizarlos e invitarlos a que vengan a nuestros Encuentros como ya hicieron mas de una vez nuestros muy queridos Faruk Raisouni y Mustafa Madani (ya fallecido). Para ello contamos con la inestimable ayuda de Faruk. Y también hemos encontrado a Antonio Sánchez Montesinos. Aunque es mas joven que yo, recuerdo verlo junto a sus cuatro o cinco hermanos casi de la misma edad cuando iban a la escuela. Su padre era militar y ahora lo es él. Antonio se llevó una gran alegría y piensa venir al Encuentro para recordar con nosotros tantas cosas……. Ahora vive en Ceuta . La portada de este Boletín la ocupa en esta ocasión una preciosa fotografía de nuestro gran amigo Jesús García Botaro, gaditano y enamorado de Xauen. Creo que todos los que vinisteis a Xauen recordareis a esta mujer xauni que vende con gran simpatía pequeñas porciones de almizcle. Creo que todos sabéis que almizcle es el nombre dado originalmente a un perfume obtenido a partir de una sustancia de fuerte olor segregado por una glándula de ciervo almizclero, y a partir de aquí aplicada a otros animales, y también plantas, con un olor similar. Es de suponer que el vendido por esta mujer sea de origen vegetal….Xauen…..el valle de los aromas……

La Diputación de Granada y el Ayuntamiento de Xauen acaban de editar un precioso libro, AL BORDE DE UN POEMA, del poeta xauní ABDELKARIM TABBAL con una bella colección de fotografías de rincones y gentes de Xauen realizadas por Jesús. La contraportada es una bellísima acuarela de Justo Oró titulada “A saciar la sed”. Llena de color e ingenuidad nos trae a la memoria una escena xauní en cualquier fuente, que todos tenemos grabada en nuestra mente referida a cualquiera de las muchas que tiene Xauen. El interior del Boletín viene repleto de lo que habéis escrito vosotros en esos ratos de nostalgia, añoranzas, recuerdos, paz…..y que tan bien sabéis expresar y que tanto gustan a todos…..Seguimos dedicando espacio a lo que escriben o nos dicen nuestros nietos con la noble intención de engancharlos en las cosas de Xauen. Ellos son el futuro de mantener el recuerdo…. Pero…..no tengo mas remedio que haceros una pregunta: ¿cómo es que teniendo como tenéis, muchos de vosotros, las nietas y los nietos mas guapos del mundo, no habéis mandado en esta ocasión, ninguna foto para que los conozcamos y veamos cómo van creciendo?.Esperamos vernos en octubre de nuevo todos en Cádiz para seguir recordando aquellos jóvenes años….Hasta entonces…… Outón

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Pedro Martínez Borrego

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Mis silencios

He visto como el arado, lóbrego y ceñudo, hendía el corazón de la tierra… Y allí estaba yo; ceniza y estiércol generoso. La hierba primaveral lo cubría. El grano de trigo resucitaba de su letargo sepulcral. La impúdica amapola retaba a la luna en su vanidad. Las mariposas libres y desdeñosas, volaban a sus principios. Las violetas se inundaban por un destino imposible. Los nardos solitarios esperaban eternamente su incierta compañía. El sauce derramaba sus lágrimas verdes bajo la noche otoñal. ¡ Y en la brisa apenas una tenue melodía arrullaba mis silencios! ¡ Pero no estabas tú!

Gracias, Señor

Ya soy viejo, Señor, y aún me invade la oscuridad. Pero TU eres la LUZ. Eres la luz que llena el mundo, que da vida a las flores, que conmueve a las gentes y alegra mis sentimientos y mi razón. Porque meces la brisa pasajera que acaricia mis sentidos, desgranas las palabras de las nubes peregrinas sobre mi cabeza y te extasías con la luna enamorada que cubre mi soledad. Y así encuentro la ingrávida libertad que está en ti y en mis deseos, como lo está en la levedad de la brisa y en el perfume de la tierra que me acuna. Y ahora cuando todas tus luces brillan en mí y la felicidad desborda mi corazón, yo con voz ligera como el viento, canto inundado de alegría mi inmensa gratitud. ¡ Gracias, Señor ¡

Pedro Martínez Borrego!

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METAMORFOSIS Alberto Boutellier Caparrós

©METAMORFOSIS Si noto como cada día me queda más cera y menos pábilo; más cera para quemar y menos pábilo para alumbrar. Más ilusiones lejanas a las que tiendo mis manos firmes, mas no exigentes. Me siento más libre sin sentirme liberado. Peco con pequeñas faltas sin sentimiento de culpa. Digo lo que siento con lo injusto. Me voy despojando de las últimas ligaduras. Como bombones rellenos; convivo con sabrosas sales prohibidas y voy perdiendo la memoria de los daños recibidos. Noto como aumenta mi nivel de tolerancia para con los otros. Miro desde una altura de la vida vedada para muchos que se quedarán en el camino. Extravío tabúes y desprecio con insolencia las arrugas que ayer me incomodaban. Siento que se me han aflojado los muelles de los lagrimales. Me emocionan más cosas y me sorprenden menos. Veo más que cuando tenía vista de lince. Descubro cada día cosas que siempre he tenido cerca. Todas la mañanas levanto mis ojos al cielo y doy las gracias, soportando de buen grado mis renuncias… Si es que esto me pasa… ¡ está claro, me estoy haciendo viejo !. ©Alberto Boutellier

Alberto Boutellier Caparrós

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Decía Sidi Mohammed Sefiani, Alcalde de Xauen…en la presentación de “Al borde de un poema”.. La poesía ha sido siempre una herramienta muy sensible y la mas eficaz para expresar los sentimientos y anhelos mas profundos. Cuando se produce la fusión entre poesía e imagen, el mensaje se vuelve aún mas expresivo. Deseamos que este libro en el que se funden la sensibilidad del gran poeta xauni Abdelkarim Tabbal y la del gran fotógrafo español, Jesús Botaro, sea el portavoz de la ciudad de Xauen y, el exponente de la belleza, la cultura y el patrimonio que son su identidad cultural.

Jesús G. Botaro y Abdelkarim Tabbal , autores de “Al borde de un poema”

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DESDE SIDI UALO CON AMOR (M. Leseduarte)

Querido comunicante: Aunque nunca he sido del partido de las prisas, tengo que quejarme en esta ocasión, aunque modestamente, porque la primera carta de amor que ha llegado a mi conocimiento, vía revista “Xauen”, la he recibido con mucho retraso. También, ciertamente, con mucha emoción. Dios te bendiga querido comunicante, aunque de momento no te conozca y tenga dudas sobre quién eres. Debes ser uno de esos chauníes que me cortejaron hace tiempo (que eran muchos) y que yo, algo presumida, lo confieso, despreciaba con un pelín de soberbia. Pero era la soberbia de quien se sabía guapa. Y ahora, con tu carta, hasta las tejas nuevas que me han instalado, de las que también presumo, se me han puesto de punta y las paredes, más blancas que nunca. Algunos me dicen que cuando llega la noche hasta me ven mucho más radiante, como iluminada. Comprende querido comunicante que es la primera carta de amor que alguien me dirige y que mis cimientos se han removido, y eso sí reanima. Por otra parte, sabes que siempre he sido San Nadie y, como tal, ¿qué se podía esperar por parte de quien nada era, ni nada importaba, ni nada contaba? Sólo presumir de cuerpo, que eso siempre lo he sabido hacer con soltura y desparpajo, ¡qué le vamos a hacer! Quizá deba pedir perdón por ello. También sé que ha sido muy difícil acercarse hasta mí. Eso es algo que nunca supe evitar querido comunicante, porque, además de presumidilla, como te digo, he sido escurridiza aunque procurando, a la vez, estar siempre en todos los “fregaos” y a la vista de todos vosotros desde cualquier ángulo dentro del perímetro urbano de Xauen y fuera de él. Lo mío ha sido estar bien expuesta y bien visible, como las flores en la Plaza de España (de la que siempre sentí celos). Pura coquetería, claro. A mi modo de ver, buenos méritos tenía para ello aunque ahora, con los años, creo que debo reconocer que me lo tenía algo creído.

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Recientemente, me he propuesto corregir esos defectos para facilitar el acceso hasta mi entorno y para darme un baño de humildad. Aunque te parezca mentira, no sólo me ha gustado que me vean, sino que yo nunca he dejado de observaros a todos desde mi privilegiada situación, si bien con disimulo. ¿O es mentira que más de uno de vosotros eligió Ras el Máa, o la alcazaba para hacer novillos?, ¿y quién se lanzaba en su bici a pedal suelto y caída libre por el ensanche, sino uno de la panda?, ¿y cuántos fueron los que se colaron en la piscina de Campamento burlando al centinela?, ¿o es que entre los setos, los arcos, los parterres y las ranas de la Plaza de España no se deslizó algún que otro pellizco intencionado? Nadie lo podrá negar. Y aún he visto más cosas, que por prudencia callo, aunque bien es cierto que el perfume de los jazmines y el cielo estrellado de una noche de verano en Xauen suelen ser motivo de encantamiento y de anulación de todo buen sentido. Por otra parte, sí que lamento sinceramente que con lo del lifting que me he hecho se hayan borrado de mis paredes tantas promesas de amor grabadas, pero ¿qué es lo que han hecho estos enamorados a piñón fijo?, ¿cumplieron con sus compromisos?; pues no lo sé, qué quieres que te diga, porque os fuisteis todos a un tiempo, sin avisar y en desbandada, y a mí me dejasteis donde siempre, con el San Benito del San Nadie colgado. Claro es que ahora observo, ¡cómo no lo iba yo a ver! que, aunque de tarde en tarde, algunos volvéis para verme. Eso me reconforta. Y lo del lifting, querido comunicante, pues hombre…. ¡los años no pasan en balde! No sé si te gustará mi nueva estampa. Yo estoy contenta. Además, voy a dejar de ser San Nadie porque, como sospecho, me van encargar de la exposición de todo aquello que suene a arte y eso va mucho con mi manera de ser. Pasaré a ser Santa Fantástica, cosa que mola cantidad. ¿Volveré a presumir por ello? Pues yo me conozco y, aunque con la astucia y la falsa modestia que da la veterania, va a ser que sí. De todas formas, tengo que declarar que lo que más ha calado en mis entrañas de piedra y en mis paredes maestras, desde lo más alto de mi minarete hasta las tejas nuevas que me han colocado, y lo que más me ha emocionado a lo largo de estos casi cien años que hace que me vine a vivir a Xauen, ha sido tu carta, la que acabo de recibir. Tengo sospechas medio fundadas para saber quién eres realmente, porque alguien que escribe en esos términos no puede ser más que un enamorado del suspiro secreto del arte; alguien que puede dominar su pulso más que sus emociones. Espero encontrarme contigo, aunque sea a escondidas, porque tengo muchas cosas que decirte, entre otras, que ¿cómo se te ocurre declararte tan tarde?, ¿es que no tuviste ocasión cuando éramos más jóvenes? por ejemplo, cuando jugabas al balón en Campamento, o cuando te bañabas en la piscina despistando al vigilante de turno. Si, como pienso, todo se debía a la timidez de la buena gente, doy por bueno el retraso, pero espero que ahora no te lo pienses dos veces, que te vengas a Xauen, que ya está bien; que nunca encontrarás mejor lugar para exposiciones que mi propia sala. Además, ardo en deseos de decirle al plomo del Magot, que no me quita ojo, que él no es el único que admira de cerca mi fachada reparada, mis buenos cimientos y mi buena planta de siempre (con perdón). Con la esperanza de sentirte pronto en Xauen, te mando un abrazo tan grande como mi minarete, y tan sincero como la emoción que me causa la más hermosa carta de amor que nadie nunca haya podido guardar en su alma, aunque ésta, en mi caso, haya sido tan dura como la piedra y tan blanca como la cal de Xauen. Atentamente,

Fdo: SIDI UALO

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Otoño de 2010 Visita a Chauen Santiago Martín Fernández

Era el día señalado, a la hora determinada, pero allí no estaba ni mi hermano ni su mujer, no tardaron en llegar, y nos encaminábamos hacia el mostrador de la línea aérea que nos llevaría a Tánger. Así empezaba nuestro viaje a Xauen. Llegamos sin novedad a Tánger a primera hora de la tarde, alquiler de un coche y empezamos nuestro viaje a Xauen. Tánger apareció ante nosotros, viviendas modernas en construcción y el cruce debajo de la autopista de Rabat, y así encaramos nuestro viaje hacia Tetuán dejando atrás esta moderna ciudad. La carretera es buena, el tráfico cruzaba pueblos donde la gente transitaba continuamente sin mucho cuidado, eso si pintados en el asfalto existían pasos cebras por donde nadie cruzaba. Pronto llegamos a Tetuán, allí estaba, blanca y recostada en la montaña, comenzó el último tramo, TetuánXauen, la carretera un poco peor, mas estrechas y entre montañas. Cuando ya empezaba a oscurecer llegamos a Xauen, entramos por la calle del Campamento ya que la que subía a la plaza España ahora sólo era de bajada, no reconocíamos nada, pero en un momento apareció ante nosotros la plaza España, hoy Mohamed V, y entonces ya nos empezamos a orientarnos, terminando nuestro viaje en la plaza del Parador. Nos alojamos en Casa Hassan, bonito hotel cercano a la plaza Utta Hamma, una casa de estilo marroquí muy bien acondicionada, donde pasamos tres días, callejeando por la Medina y por la parte nueva, por Campamento, nuestro antiguo barrio, que aún conserva algunas casas de la época, pero que ha cambiado totalmente. Donde antes estaban las huertas del cuartel de Infantería hoy existe una plaza donde se ubica la municipalidad, una plaza hermosa, grande y con el edificio del Ayuntamiento verdaderamente bonito, a la plaza se accede por una puerta de arcos frente a lo que era la entrada del cuartel del Artillería, hoy, en ese lugar se encuentra edificaciones donde reside la dirección provincial de Xauen. La puerta del cuartel de Infantería, con forma de castillo sigue existiendo pero se ha quedado entre viviendas y hoy constituye la parte trasera del nuevo Hospital. Llegamos a la plaza de España, con la iglesia del padre Echevarría hoy convertida en la sede de la Fundación Alcántara, dedicada a la enseñanza de manualidades a mujeres jóvenes. La Plaza España sigue conservando la fuente con las ranas, pero han desaparecido los arcos de arizónicas que daban paso a la fuente con sus bellos mosaicos andaluces, ya no existen en sus parterres los pensamientos adornados con multitud de colores que como caras alegres nos parecían sonreír, hoy en su lugar crecen hierbajos. Los edificios de alrededor de la plaza siguen siendo los mismos que entonces, entre ellos el casino con su terraza. Entramos a sentarnos en su terraza y contemplar el transcurrir de los paseantes. El camarero que nos atendió, cuando les explicamos nuestra condición de xauníes, se desvivió en atenciones y nos presentó a tres personas con las

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que enseguida entablamos conversación sobre nuestra época, ya que eran de nuestra edad, uno de ellos había estudiado una carrera en Madrid, me vino a la mente que quizás habrían participado en alguna de aquellas pedreas que nos enfrentaba a los chicos del zoco. Nos invitaron a los tés y después de una larga charla sobre la época donde salieron a relucir nuestros recuerdos, por ejemplo cuando los días de la Independencia allá por el 56 desfilaban por esa misma plaza las juventudes del Istiqulal con sus camisas verdes. Continuamos nuestro paseo por la avenida hoy llamada de Hassan II, donde aún se conservan algunos edificios residenciales de la época, incluido el “Torres Quevedo” o el cuartel de la Mehal-la, hoy escuela de idiomas, donde se enseña inglés y francés, ya que el español se enseña en el Instituto Cervantes, frente a la gasolinera. Entonces empezó una discusión entre mi hermano y yo por ubicar el cine. Recordaba yo que para entrar al cine había que bajar unas anchas escaleras desde la avenida y él empeñado que no, que el cine estaba en la misma Avenida, así que quedé en preguntárselo a Juan Felipe Alonso cuando volviéramos a Madrid, seguro que él lo sabe pues su padre regentaba el mismo. Y bajamos por la calle hasta las puertas del Colegio “Ramón y Cajal”, donde tantas patadas dimos al balón. Recuerdo que detrás del Colegio había un huerto con naranjos donde un nefasto día se me ocurrió entrar a coger naranjas (convenientemente acompañado de otros pillastres), que desde sus ramas nos incitaban a entrar en el huerto, fui de los cogidos in fraganti por el dueño, a consecuencia de lo cual sufrí el castigo correspondiente ¡ qué vergüenza sentí cuando vinieron mis padres al colee ¡ Luego entramos por la puerta “Bab el Aain” al zoco, sus callejas pintadas de azul y blanco llenas de coloridos y olores nos llevaron con nuestros recuerdos hasta la plaza de Utta Hamma, la mezquita, los cafetines, el cedro, la Alcazaba, todo ello pero menos imponente que en nuestros recuerdos, pero tan bonito como entonces, todo nos transportaban a nuestra infancia cuando de vez en cuando, subíamos desde Campamento a cenar los pinchitos y chuparquias con nuestros padres. Y empezó las llamada de los dueños de los cafetines a entrar en sus negocios, por supuesto que enseguida nos reconocían como españoles y nos hablaban en español, a lo que les respondíamos que nosotros éramos chauníes, enseñando mi hermano su carné de identidad donde constaba como lugar de nacimiento Xauen, se quedaban pasmados, arreciando entonces sus demandas para que 13


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visitáramos su establecimiento, le dije a mi hermano Ignacio.- deja de enseñar el carné pues no vamos a poder decidirnos a comer con tantas invitaciones-. Mas tarde visitamos la Alcazaba con sus torreones y su museo etnográfico donde se exhibe entre otras muchas cosas una foto de los años 20 con varios oficiales con sus uniformes coloniales en la plaza Utta Hamam. El guarda fue quien nos enseñó la foto después de comentar que había descubierto que éramos españoles pues yo adoptaba la misma postura que tenía uno de los oficiales de la foto (no sabía que mi padre había sido militar en Xauen). Magnificas vistas desde sus torreones, los tejados de la mezquita, de las casas, y a lo alto el Tisuka. El sábado salimos temprano encaminando nuestros pasos hacia el Ras el Maa (nacimiento de agua). Paseamos por sus callejas vestidas de azul en sus diversas tonalidades, y llegamos al nacimiento. Allí estaban lavando sus alfombras las mujeres, en los lavaderos, otras hacían sus coladas colgando las ropas al sol de la mañana. Como ha cambiado desde que el los finales del 80 visitamos este lugar, han realizado un gran trabajo haciendo más accesible este hermoso lugar, el agua fluye de la casa igual que ayer pero lo demás está cambiado, han realizado un camino por el que accedes a la mezquita Sidi Hualo, o puedes bajar siguiendo el cauce del río hasta la carretera que va a Ketama, visitando los diversos molinos que hay en su cauce y admirando un paisaje insólito de Xauen, todo está recién acabado, existen muchas plantas y jardines que por efecto de la humedad del río un día será un vergel, todavía están recién plantadas, esperemos que lo cuiden, pues es un camino muy bonito y donde se puede admirar las casas de Xauen con sus colores y teniendo como fondo el impresionante Tisuka y el Magot. También subimos desde el Ras el Maa a la mezquita, es un camino empinado pero que se puede hacer si gran esfuerzo. Merece la pena hacerlo ya que en todo el camino vas teniendo como vista la imagen Xauen, empiezas admirando los colores y formas de la Medina y al final tienes una vista impresionante de todo Xauen, incluso la parte mas moderna y sus alrededores. Uno de mis descubrimientos en este viaje fue el que realicé desde la mezquita de Sidi Hualo, me refiero a las montañas del otro lado del valle, las del sur, siempre que hablas de Xauen salen a relucir los “cuernos de la luna” pero nadie habla de las montañas del Sur, no en vano Xauen están en una de las partes de la V, que conforman el valle del río Guadalquivir, pero enfrente de Xauen existen unas montañas llenas de pinos que alcanzan unas alturas impresionantes, yo no las recordaba y creo que es debido a que cuando paseas por Xauen no miras para el otro lado, tan cercanas e impresionantes son las moles del Tisuka y el Magot. Otro de mis descubrimientos fue el comprobar que las partes llanas de Xauen eran las partes “nuevas” (Plaza España, Avenida Hassan II), aquellas construidas gracias a la labor de aterrazamiento realizadas con muros, las que permitió hacer la Avenida de España como una bonita avenida o la que permitió hacer las huertas de los cuarteles, donde hoy se ha construido el Ayuntamiento, hoy Xauen tiene una ciudad marroquí moderna, pero sus cimientos son españoles (por no hablar de sus orígenes andalusí), debajo de las bonitas plazas se encuentran los cimientos de la época del Protectorado. Lo mismo se puede decir de tantas ciudades españolas construidas sobre los cimientos de antiguas ciudades árabes. Al día siguiente……. llegó el domingo y nuestra vuelta hacia Tánger, con nosotros volvió un pequeño pedacito de Xauen. Santiago Martín Fernández

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Juan Antonio Cervera Aparicio

Recuerdo tu llegada a Xauen hace cincuenta y tantos años. …En aquellos cursos de Bachillerato, tan cortos de alumnos, tu presencia fue muy bien acogida…y así… cuarto, quinto……..hasta terminar la recién nacida Reválida de Sexto que nos dio acceso al recién nacido Bachiller Superior. Te fuiste a Melilla para preparar el ingreso en la Academia General Militar, tu gran vocación. Brillante carrera….Pero donde los fulgores de tu vida mas destacaron ha sido, sin duda, en tu humanidad, en tu entrega a los demás….Aquella semilla que derramaba el Padre Echevarría en nosotros dio en ti un fruto muy especial de entrega a todos, que ha permanecido durante toda tu vida. Ahora, cuando te has acercado al PADRE, llevas las manos plenas de bien hacer …..y desde allí, desde “más allá del Sol”, con la complicidad de DIOS seguirás siendo un referente para nuestras vidas. Muchas serán las anécdotas que estarás recordando ahora con Quini.. Máxime cuando hayáis visto que los dos, aunque separados en la distancia aquí en la tierra, seguisteis un mismo camino en las Comunidades Neo Catecumenales. Siempre acompañado por Maripi, ese regalo que Dios te hizo… Dios se vale de estas cosas…. Juan, te queremos….. Míranos desde tu lugar privilegiado.

D.

Cervera, Gacho, Quini, Mique, Domin y la hija mayor de D. Luis Márquez

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Conchita Arcal recuerda… Delante tengo un amplio artículo de un visitante de Xauen, donde menciona entre numerosas cosas la Escuela de Alfombras… Escuela que conocí y visité numerosas veces atraída por curiosidad en un principio y a continuación por la atracción que despertó en mi éste arte. Es muy posible que el afecto a dichas prendas sea la consecuencia de que, cuando la economía familiar los hizo posible, adquiriésemos las que hoy lucen y decoran nuestra casa familiar y apareciendo entre ellas una que ha sido confeccionada en Xauen (según el vendedor que dijo ser también de aquel lugar). Curiosamente he observado que nuestra casa malagueña tiene un cierto parecido a las habitadas por los antiguos moradores de Xauen: paredes y puertas blancas, suelos tirando a rojo claro y una buena superficie cubierta de alfombras. Algo así como unos veinte metros cuadrados. Estas prendas, las alfombras, hacen ambiente confortable, son decorativas, íntimas y un regalo para la vista. Su tacto a pie descalzo es muy agradable. Se cree que las alfombras pueden ser mágicas al igual que aquellas que se narra en los cuentos de “Las Mil y una Noches”….y que suelen volar si se lo ordena su propietario. También se dice que Cleopatra, reina de Egipto, fue presentada a Julio César envuelta en una alfombra…también que el poderoso y cruel caudillo oriental , Tamerlán, , en sus correrías y conquistas por toda Asia, solo perdonaba la vida a los tejedores de alfombras y tapices, dada la admiración y cariño que sentía por dichas prendas. Un arqueólogo excavando en unas tumbas del siglo V antes de Cristo en los montes Altay de Siberia, encontró debido a la congelación del subsuelo el cuerpo de un guerrero, cortinajes de fieltro….y sorprendentemente una alfombra de nudos de 1,80 x 2 m.. No se trataba de un artículo primitivo ni tosco sino una alfombra finamente adornada y con colores del rojo al verde. Bellas pinturas de caza. Basándose en los fragmentos de alfombras existentes se había creído que las primeras se crearon en el siglo XIII por lo que este arte tiene una enorme antigüedad. Actualmente creo que esta rara alfombra se encuentra en el Hermitage y es visitada por muchos especialistas y admiradores. He podido leer que en el siglo XVII el rey Felipe IV regaló al convento de las Trinitarias, en Madrid, una magnífica alfombra que trescientos años después se exhibió en la Exposición mundial de Sevilla y posteriormente comprada por el Museo Nacional de la capital de Australia. Por último creo, sinceramente, que una alfombra xauní en una casa xauní debe ser un sueño…

Como final me permito copiar lo siguiente: “El sentimiento es una flor delicada, manosearla es marchitarla”

Conchita Arcal

M.J. de Larra

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Dice Joaquín….(Xauni de tercera generación…) Anda mi tío Domin detrás de que le pongamos unas líneas sobre la estancia de nuestra familia en Xauen. Sin embargo, la velocidad sin tregua de los días y el quehacer diario, junto con unas dosis nada despreciables de pereza, hacen que haya ido dilatando esta tarea de la que sin lugar a dudas el principal beneficiario soy yo mismo. Sin embargo, el que no me haya puesto delante del ordenador para tratar de expresar vivencias, experiencias y sensaciones no quiere decir que durante este tiempo no haya estado rumiando lo que este viaje ha supuesto tanto para mi familia como para mí mismo. Los colores, los olores, los sabores y los sonidos de Xauen, entrelazados con las vivencias de nuestros seres queridos, en especial y en mi caso, los de mi madre, han creado una huella para nosotros, que quiero creer va a dejar una marca imborrable en cada uno. Deseo reseñar la calidad humana del grupo al que tuvimos la suerte de unirnos. Como decía el tito Domin, con su típico humor (permitidme que me refiera así a esta persona entrañable, que junto a mi tío Pepe, ha constituido desde mi infancia un tándem inigualable, siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara) "parecemos un grupo del IMSERSO , pero son personas que valen mucho". Es cierto, en cada pequeña conversación, en cada rato compartido, se veía la valía de quien nos acompañaban, a la vez que el entusiasmo casi infantil con el que devoraban sus antiguos escenarios de juegos y aventuras. Hoy en día, y con frecuencia, mis hijas se acuerdan de los niños de Xauen, a los que con asombro vieron como acudían al colegio con sus pizarritas (en lugar de ordenadores), o como ayudaban a su madres a acarrear las alfombras en el lavadero e incluso de aquel niño que ayudaba en el tallercito de forja que había camino del colegio. Resulta curioso que ellas mismas se dieran cuenta que los niños, aunque pobres en lo material, eran niños felices, y en sus miradas relucía la alegría y la pillería cuando nos abordaban para pedirnos monedas. Mi mujer Loli y mis suegros, Daniel y Pilar, disfrutaron del colegio. De la dignidad de sus maestros, pese a la modestia de sus instalaciones y mobiliario (en buena parte heredado de cuando mi abuelo Joaquín era Director del centro) y de la inocencia que transmitían los ojos de los alumnos. Disfrutaron igualmente del Zoco y de la zalamería y picaresca de sus vendedores. En cuanto a mí he tenido la increíble suerte de acompañar a mi madre a este viaje. Ella, siempre reticente a hablar sobre sí misma, parece que Xauen le abría resquicios en sus pensamientos y en sus sentimientos, por donde fluían sus recuerdos. Y en la Plaza de España me explicaba las estratagemas que usaba para verse con mi padre en su tempranísimo noviazgo. O de repente me cogía del brazo y me acompañaba a una puerta y me decía: "mira, este era mi Instituto". También mientras andaba por el Zoco recordaba cuando a ella le enviaban mis abuelos a comprar o la veía disfrutar de un vaso de té al lado de la mezquita, mientras sonaba la llamada a la oración... En fin, no tengo más que agradeceros a todos este viaje a un sitio tan cercano y tan distante a la vez como Xauen. Pero en especial a mi tio Domin, quien se ha dejado la salud y las fuerzas en su empeño porque conozcamos y amemos nuestras raíces. Y cómo no a mi tita Encarnita, que siempre al lado de mi tío le insufla esa energía y vitalidad que tanto le caracteriza. Joaquin Outón Pérez

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MAÑANA DE ABRIL

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Mari Loli Salvador

A

manece en la medina y el sol se despereza entre sus calles blancas como palomas, el silencio que me envuelve se convierte en murmullo, pasa a bullicio, algarabía, griterío, el pulso del pueblo esta en marcha. Camino y aspiro los olores de la mañana , me dirijo a la Plaza España como otros días y de pronto veo con estupor que han desaparecido las lindas flores que la adornaban, una imagen cotidiana y habitual para mi ha cambiado. ¡Han desaparecido! No queda, ni tan solo una caída en el suelo, rota o estropeada, me intriga el hecho pero sigo mi camino algo absorta , me fijo más en mi entorno y aprecio que no hay gente en las calles siempre llenas de niños, no obstante, el pueblo palpita y su pulso se aleja de mi, no debo estar sola , me pregunto que pasará y aunque la sensación es extraña , mis pasos me llevan hacia el gran latido que aumenta conforme me acerco a él, de repente la luz y el rumor se convierten en música , las flores están esparcidas por el suelo, en las ventanas y puertas brillando radiantes y espléndidas, toda la Puerta del Zoco es una flor , su color , olor y luz embriaga y aturde los sentidos. De pronto aparecen varias personas con una preciosa y delicada carga …es una novia va semioculta entre sutiles y abundantes velos, toda la plaza crece en luz y belleza como cuando sale el sol, es una visión mágica para mi, la sensación es tan intensa y profunda que hace que despierte emocionada, estoy en mi casa, me que quedado dormida y seguramente este hermoso sueño tiene que ver con la pequeña conversación que he tenido por teléfono hoy Domingo de Ramos, con mi amigo Domin de Cádiz. Para ti va este corto relato de una aspirante a Chauní. Mari Loli Salvador

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¿Jugamos?

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Mari Loli Corrales

J

ugar lo que se dice jugar, hoy no se juega como entonces o, por lo menos, lo que nosotros entendíamos por jugar o juegos. Hoy se entretienen con un sin fin de inventos con el nombre de juegos como videojuegos, maquinitas Nintendo, ordenadores, etc. Juguetes y mas juguetes, perritos que ladran y levantan la patita para hacer “pipí”, muñecos que maman y hacen eructitos, construcciones que te permiten hacer tu propia estación espacial, pero a pesar de todo a veces dicen que están aburridos. Supongo que a vuestros nietos les pasará lo mismo. Yo no recuerdo haberme aburrido nunca. Teniendo un simple papel y un lápiz ya era feliz. Mi hermana Carmen y yo nos poníamos a dibujar nuestras propias mariquitinas (recortables, le dicen por aquí) y haciéndoles vestiditos me creía una “Chanel” cualquiera, aunque aquello nos llevaba tanto entonces. Otras veces, con un trozo de trapo me hacía una muñeca y buscando aquí y allá encontraba un trozo de lana amarilla o marrón o morada, que más daba, para hacerle unas bonitas trenzas y de cualquier trapillo le iba haciendo un vestuario digno de una princesa, todo guardadito en una caja de zapatos (que conseguía en “casa de Daniel”) donde le hacía su dormitorio. Horas y horas entretenidas con estas cosas. Otra forma de jugar divertida era “a las casitas” en el jardín de mi casa. Piedras ,maderitas o cualquier cosa nos servia para montar aquella maravillosa casita donde hasta se cocinaban unos sabrosos filetes (que eran simples pétalos de rosa) o magníficos platos de ”pan y quesito”,todo esto se servía en una impresionante vajilla que de trozos de platos rotos de loza y puliendo de uno en uno íbamos formando, todos redonditos y más o menos iguales. No se si esto era jugar o trabajar, pero lo pasábamos muy bien. Pero los reyes de los juegos estaban en la calle o en el recreo del colegio: saltar a la comba “el cochecito leré, me dijo anoche leré...” o la barca “al pasar la barca, me dijo el barquero”...Claro, que para esto se necesitaban por lo menos tres niñas e incluso algún niño, aunque la verdad eran bastante “torpones”. También teníamos los clásicos saltadores con los mangos de madera de colorines y unas platillos de metal que dentro tenían unas piedrecitas que al saltar sonaban como cascabeles. Los niños teníais otros juegos, pero casi todos de calle: pídola (piola creo que se decia por allí),

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A seguir la madre , las bolas o canicas, las chapas , los carritos de madera que se hacían con

las cajas de La Lechera y unas ruedas de rodamientos y que al lanzaros a toda velocidad os hacía sentiros unos verdaderos “Alonso”.El palicachi,que también os hacíais con trozos de madera , consistía en una paleta y un trozo de palo terminado en puntas y que llamaban el palitroque. No sé muy bien como se jugaba, creo que había que lanzar el palitroque con la paleta lo mas lejos posible y el contrincante tenia que salir corriendo para atraparlo, si lo conseguía ganaba y si no, tenía que apoyar la paleta contra la pared y tirar el palitroque contra ella , si le daba ganaba o tenía que dejar el palitroque en el suelo e intentar elevarlo y una vez en el aire golpear y lanzar lejos, era el cuento de nunca acabar , los partidos a veces duraban días completos. Esto me lo ha contado Juan, pues era uno de los juegos preferidos de los niños de Tetuán. Yo no he jugado nunca a esto pero seguro que alguno de vosotros lo recuerda. Pero sobretodo recuerdo los juegos de las tardes -noches de primavera y verano en aquella nuestra Plaza de España ,que para los que vivíamos por allí era como una continuación de nuestra casa. La palmetada debajo de la zona de los parterres de una punta a la otra, corriendo como locos para pillar al contrario antes de que llegara a su meta. Aquí jugábamos niños y niñas, se formaban dos equipos. Para ello había que echar pie y se iba escogiendo a los componentes, procurando que fueran los que más corrian . Otro juego habitual de aquellas noches era a salvo la cadena, donde dos equipos, también mixtos, se enfrentaban corriendo para cazar al contrario y llevarlo prisionero a la meta contraria en donde quedaba custodiado, esperando que alguno de su equipo viniera corriendo y sorteando la vigilancia lograra tocarlo y gritar fuerte : ¡salvo¡ lo que quería decir que volvía con su equipo. Y al escondite entre aquellos fantásticos jardines, y al pollito inglés : Uno, dos y tres pollito ingles, que decía la madre de espalda al resto de los jugadores y que si te cogía haciendo el mas mínimo movimiento te hacía volver al principio .También teníamos juguetes, naturalmente, aquellos bonitos coches de lata o trenes, pollitos que ponían huevos, el avión o la moto con “sidecar”, todos con su cuerda para que se movieran solos ¡todo un prodigio¡.Y aquellas feas muñecas de cartón-piedra. Claro que esas duraron poco, pronto llegaron aquellos muñecos de “carne” que se podían hasta bañar. Pero para mí el juguete preferido era una pareja de muñecos pequeños, uno blanquito y otro negrito, que venían en una caja con su pequeño ajuar. Lo malo es que eran de porcelana (de china) y que se rompían con mucha facilidad, por lo que cada año había que pedir uno nuevo a Los Reyes. La época de Reyes era algo fantástico. Nosotros, que vivíamos en Correos ,bajábamos a la oficina a husmear entre los paquetes porque algunos de ellos “lloraban”, si lloraban … venían de Madrid “Galerías Preciados” decían ...y dentro venía una muñeca para alguna de vosotras, previa petición hecha por algún papá .¡Divina inocencia!. Además estaban los juegos de siempre, los de mesa : La Oca..., El Parchís, que me dibujaba en un cartón cuadrado y pintaba con acuarelas, por fichas teníamos botones que quitábamos a mamá, iguales de cuatro en cuatro y como dado un trozo de tiza que procuraba que

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quedara en un cubo perfecto y en el que pintaba los distintos puntos. En la calle se jugaba también a las damas, sirviendo de tablero los mosaicos blancos y azules de los bancos de la Plaza de España y a los que eran muy aficionados nuestros queridos paisanos marroquíes, especialmente las personas mayores. Luego llegaron los estudios y los juegos se fueron sustituyendo por los libros y los muchos deberes que entre Don Antonio Aguilera y su hermana Mari nos ocupaba todo el tiempo libre...y nos fuimos haciendo mayores y aquello prácticamente se acabó. Pero llegamos a nuestras edades y vuelves a jugar primero con tus hijos y luego con tus nietos... e incluso sola, haciéndole vestiditos a las muñecas, pues tengo mi Mariquita Pérez . O con una casita de muñecas con todos sus enseres o con mis grandes recortables de “Celia” o las grandes estrellas de Hollywood...Ahora sí hay tiempo, y os aconsejo que os volváis un poco niños y juguéis. Estad siempre dispuestos para cuando vuestros nietos os digan : -Yaya , ¿jugamos al Parchís?- seguro que os ganan. Mari Loli Corrales Payne

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PASEOS Y AROMAS

En Cartagena, a principios de abril las mañanas son luminosas y en el ambiente se nota el paulatino cambio de la temperatura, que va suavizándose a medida que pasan los días, como corresponde al lugar geográfico en el que se encuentra: a orillas del Mediterráneo y en una latitud donde el sol cumple muy bien su misión de alumbrar y de calentar la Tierra. En alguna de sus calles de la zona del Ensanche, donde yo vivo, hay plantados naranjos silvestres a lo largo de sus rectas aceras, naranjos que por esas fechas están en flor, y es una maravilla pasar por esas calles llenas de su perfume, que parece envolverte en oleadas, mientras vas admirando la infinidad de blancas flores de azahar que tachonan las redondas y verdes copas de los naranjos. Anita y yo tenemos la sana costumbre de darnos un paseo todas las mañanas. Nos lo hemos impuesto nosotros mismos no solo porque los médicos dicen que es bueno, sino porque hemos experimentado que cuando salimos a pasear regularmente . Nuestro cuerpo nos lo agradece, por lo que procuramos salir todas las mañanas y, si se tercia, por las tardes también. Así que cuando salimos a pasear por esas fechas y enfilamos por una de esas calles de las que hablo, el placer del paseo se aumenta al ir aspirando el envolvente perfume del azahar que llena el aire que nos rodea. Uno de esos días, la memoria me llevó a recordar los paseos que en nuestros años mozos y en Chauen nos dábamos los dos mismos protagonistas de ahora, aunque cuando se trataba de subir al monte mis acompañantes fueron mis compañeros de oficina o de pensión. Allí, en lo alto, rodeados de pinos, cedros o pinsapos, fatigados de la ascensión por las empinadas cuestas que teníamos que subir, nuestros pulmones se llenaban del vigorizante perfume de aquellos árboles, que al propio tiempo embellecían el paisaje con el verdor de sus altas copas. La memoria nos sigue llevando por los hermosos sitios por los que paseábamos. Le pregunto a Anita si recuerda qué flores nos acompañaban en nuestros paseos por la Avenida, paso obligado para ir a la plaza de España y recuerda los rosales, la cantidad de rosales que había, tanto en la Avenida como en la plaza de España, llenos de rosas de diferentes colores y olorosas, muy olorosas, ofreciéndonos toda su fragancia cuando nos acercábamos a ellas. Y recuerda las celindas, de penetrante perfume y múltiples flores blancas. También me habla del azahar, la floración de los numerosos naranjos que bordeaban los jardines, cuyo perfume en primavera llenaba el ambiente de su sensacional olor. Y cómo no acordarnos de las noches de verano llenas del intenso perfume de las damas de noche, que con su turbador aroma convertía las noches de Chauen en noches distintas, únicas, cuando bajo la claridad lunar nos retirábamos los últimos paseantes a nuestras viviendas. Y sigue la memoria recordando perfumes y paseos. Algunas tardes, paseando con Anita y alguna de sus amigas, nuestros pasos nos llevaban por la carretera de Bab Taza que, por aquel entonces, era un lugar tan idóneo y seguro para pasear como cualquier otro paseo, pues yo creo que los coches que circulaban cada día por aquella carretera se podían contar con los dedos de una mano. A veces nos apartábamos de la carretera por algún camino o senda que nos llevaban a una zona, que creo correspondía al poblado de Garusim, de olivos,

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huertos y acequias que hacían el ambiente húmedo y fresco, donde había lugares en los que el suelo estaba alfombrado de numerosas plantas de hojas verdes que dejaban escapar fragantes olores al pisarlas y que, si el tiempo era el adecuado, ocultaban numerosas violetas de exquisito aroma. Más de una vez le llevé a Anita, según ella misma me recuerda, algún ramillete de estas delicadas flores que tan bien huelen. Otros olores nos acompañaban cuando el paseo o la caminata transcurrían por el interior de la ciudad antigua. Desde Bab el Aain (o Puerta de la Fuente, así llamada porque de un rincón de su interior manaba un chorro continuo de agua cantarina -cuyo sonsonete nos acompañaba cuando pasábamos por allí-), hasta Uta Hammam (la plaza del Baño), nos asaltaban olores insólitos. Pasábamos entre las tiendas de Boasel y de “el Garrulo” y nos llegaban los olores de las mercancías que almacenaban: especias, encurtidos, dátiles maduros y otras frutas, etc. Más adelante acaso salía un chiquillo de un horno de pan que allí existía, con una tabla encima de la cabeza repleta de panes recién sacados del horno (aquellos panes redondos y aplastados que conocíamos como tortas, que tan bien olían y tan bien sabían), que al pasar nos dejaba una bocanada de olor a pan recién hecho. Seguíamos subiendo la cuesta y, si atravesábamos por la Sueka, las sucesivas tiendas ante las que íbamos pasando nos obsequiaban con sus respectivos aromas. De una salía un agradable olor a almizcle, más allá había otra que se dedicaba a vender babuchas y predominaba el olor a cuero, y así íbamos pasando por diferentes sensaciones hasta que llegábamos a Uta Hamman, donde nos podíamos encontrar con cafetines de los que salían humos y aromas de los pinchitos que en aquellos momentos estaban preparando, sobre las ardientes brasas de aquellos anafes alargados que para tal fin usaban. A los pocos pasos el olor que nos llegaba era el del kif que algunos fumaban utilizando las características pipas alargadas de diminuta cazoleta, lánguidamente sentados en el interior de algún cafetín. Claro que si coincidía nuestro paseo con alguna fiesta destacada, los puestos donde preparaban y vendían “chubbarquía” exhalaban un agradable, denso y dulce aroma que provocaba que se nos hiciese la boca agua. Seguíamos nuestro paseo, que nos llevaba a pasar ante la puerta del Fondak. Cuando era día de zoco, que por entonces se celebraba en Uta Hamman, el amplísimo patio del Fondak se llenaba de campesinos que con sus burros, mulos y caballos acudían de los alrededores cargados con los productos del campo que pretendían vender y que paraban allí en el Fondak. El olor a caballería que salía del patio era notable, pero el paseo continúa y cuando aparecen ante nuestra vista unos cuantos veladores con sus sillas a la puerta de uno de los cafetines, en un sitio alejado del bullicio del zoco, a la sombra de unos frondosos árboles, no nos resistimos y nos sentamos pidiendo que nos traigan un te. Nos lo sirven ardiendo, como siempre, en vasos de delgado cristal que cogemos, para no quemarnos, con el dedo pulgar en el borde y el dedo corazón por debajo del vaso. Nos despedimos del imaginario paseo imaginando que bebemos un sorbo de té, mientras llega a nuestro olfato el inolvidable perfume del té verde mezclado con la fragancia de la hierbabuena, generosamente servida en nuestro vaso por quien nos preparó la infusión. Estos son algunos de los nostálgicos recuerdos de nuestra estancia en Chauen, donde vivimos tiempos que no podemos olvidar. Ilustración de Justo Oró

José Luis Coll y Anita Bastida 23


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Los hombres del “flin” Al‐Mutaryim Diego García Sánchez No hacía mucho tiempo que me había incorporado a mi destino en la Territorial, superada la oposición para desempeñar el cargo de Intérprete de árabe hablado (en esta ocasión no me había presentado aún a las oposiciones para Traductor), y "seguía temiendo" no entender correctamente a los aldeanos de Gomara, que en número crecido llegaban para exponer sus quejas. En el hermoso, recogido y tranquilo pueblo de Chauen se rodaban muchas escenas de películas, cuyos guiones incluían imágenes y situaciones que pretendían ser exóticas y de credibilidad oriental. En esta ocasión que pretendo relatar se rodaba una de ellas (no recuerdo su título) y se presentó en el despacho una mujer -que por lo visto era vendedora de verdura con un puesto en el suelo- manifestando indignada que "los hombres del film" le habían pisoteado y destrozado la mercancía que tenía expuesta. Su vociferada perorata, presentada así, parece no tener mayor dificultad en lo que se refiere a comprender alguna parte de su lenguaje, pero el quid de la cuestión radicaba en que la expresión "los hombres del film", que aquella mujer empleaba en las frases de su atropellada y acalorada queja, yo no la llegaba a comprender, no sabía su significado", y para poder imputarle el estropicio al grupo, entidad oequipo que fuera me era necesario conocer quienes lo habían cometido. Yo nunca podía imaginar (no caía en aquellos momentos) que una mujer del campo tuviera en su vocabulario tal palabra para significar "película". En el despacho, en aquellos instantes, no había ningún compañero -aunque hubiera sido marroquí también- que me pudiera "descifrar" de alguna manera algo que tan claro me quedó un momento después: le pedí auxilio a mi jefe de dependencia, Don José Antonio Martínez Drissien, y con una sonrisa de comprensión dejó meridianamente claro quiénes eran aquellos "hombres del film". Incorporaciones de palabras foráneas a todos los lenguajes, sabemos que se dan, pero en aquella ocasión me parecía impensable que al habla de aquella vendedora de verdura hubiera llegado un vocablo tan poco usual incluso en castellano. Después, con el tiempo, conocí otros préstamos idiomáticos que podríamos denominar más rocambolescos aún, pues si la palabra extranjera en singular se necesita utilizarla en plural, la transforman a este modo dándole la misma terminación de plural que requeriría si se tratara de una palabra árabe. Sólo un ejemplo: "car" (automóvil), en plural "arabizado": "qiran".

Al-Mutaryim Diego García Acuarela de Justo Oró Aranda

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Miscelánea xauní. (Años 1952-1954)

Victoriano del Moral Cervilla

La Jura de Bandera

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En el verano de 1953, juramos solemnemente la bandera junto a la Quinta Militar correspondiente como Educandos de Banda por derecho de ingreso en el Ejército, los hijos de militar al cumplir los 14 años: Quini Outón, José Manuel Hermosa, el hijo del coronel y el que suscribe estas líneas. El lugar fue el Campamento de Akarrat, situado a pocos Kms de Xauen y el mando responsable era mi padre, Coronel del Moral Martín, en aquellos tiempos Comandante. Para practicar el desfile y adaptarnos al orden cerrado de formación, nos trasladamos dos días antes, utilizando una camioneta ligera del Regimiento Africa nº 53 sentados encima de sacos con víveres y diversos pertrechos militares, y al llegar al Campamento, descargamos todos los bultos por orden del Cabo Furriel, a pesar de que a nuestra corta edad no teníamos la suficiente fuerza para tan descomunal peso. Dormimos en unas tiendas de campaña, lo que nos hizo sentir héroes por nuestra elevada motivación vocacional. Los oficiales nos invitaron un día a comer a su mesa, llamándonos la atención los vistosos uniformes, dos de ellos de Regulares, así como por sus comentarios acerca de los progresos tácticos de los americanos a través del Paralelo 38, pues en aquel entonces acontecía la guerra en Corea, y en definitiva, observamos el buen ambiente reinante entre los cuadros de mando. Para las comidas, tras el toque de fagina, formábamos en cola hasta llegar a la perola, en la que los cocineros provistos de cazo nos servían el rancho, el cual encontré muy sabroso, sobre todo por la notable mejora de aquellos días festivos; aún conservo el plato, jarrillo y cubiertos metálicos de la época. En las dos fotografías que se adjuntan, una se desarrolla en la Cantina de Tropa y en la otra ocupo el 2º lugar de la fila de jurantes y Quini el 5º.

Victoriano del Moral Cervilla

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Excursión por el valle del río Lau

Tengo un recuerdo maravilloso de aquella jornada en la primavera de 1953. Practicábamos senderismo bajo la tutela y dirección de D. Manuel Casares, nuestro querido Profesor de Dibujo y participábamos diversos cursos del Centro Hispano-Marroquí Nada mas iniciar el itinerario, entre la espesura de la “gaba” del valle, camino del Puente del Dárdara, innumerables madroños nos ofrecían sus exuberantes frutos repletos de bayas rojizas, dando buena cuenta de ellos, hasta casi embriagarnos. El paisaje que divisábamos aparecía dominado por el Yebel Tisuka y Magot, con alturas aproximadas a los dos mil metros, y la ribera del Lau, cuyo nacimiento surgía en las proximidades de BabTazza y que discurría con sus cristalinas aguas, hábitat de excelentes barbos, que alimentaban a su paso el embalse y presa de su nombre hasta el Salto de Aguas del Lau para la producción de energía eléctrica. Marchábamos al ritmo de las canciones de la época, bajo el cielo azul intenso, con el aroma a tomillo y romero y el trinar de los jilgueros, tan abundantes en aquella zona xauní, dedicando la jornada a juegos educativos y de ingenio, además de la suculenta merienda campera. Nuestra felicidad queda reflejada en las fotografías que acompaño, en las que se pueden ver, entre otros, a D. Manuel, Mª Carmen Muñoz, Cervera, Barrios, Hermosa, Mike Márquez y Hassan. El del sombrero de los años 40 soy yo, en un alto en el camino, el denominado “alto del bocadillo”. Qué tiempos aquellos que no volverán….Eran los años del Biscuter, el tabaco “Bisonte” y “Toledo”, la voz de Antonio Molina y el rodaje de “Bienvenido, mister Marshall”

Victoriano del Moral

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La fiesta del cordero.

___ Invitados a su casa, por un compañero marroquí del Centro, nos hizo disfrutar del té, pastas y riquísimos pinchitos acompañados de su familia, con la hospitalidad que caracteriza a los xaunies, que nos prestaron atuendos árabes y aprovechamos para visitar una mezquita, situada en la subida a la Plaza de Utta Hammam, cumpliendo los requisitos de descalzarnos a la entrada, y también para entrar en unos baños árabes, llamándonos la atención un local con un canal en el centro por el que discurría el agua aceleradamente y con gran asepsia utilizado como urinario público. Los acontecimientos del día nos hicieron recordar los cinco preceptos principales de la doctrina del Corán: oblación, para obtener el estado de pureza, la oración cinco veces al día, el ayuno del Ramadán, la limosna y la Peregrinación a la Meca, al menos una vez en la vida. Al sentirme tan místico por muchos de los puntos citados, me viene a la memoria nuestro querido Padre Echevarría, aquel vasco vigoroso que nos infundió el espíritu religioso de nuestra juventud. En la fotografía que acompaño estamos José Manuel Hermosa, el Buzo de la piscina del Regimiento, Cervera y yo, junto a la familia anfitriona. Zaragoza, Junio 2011

Victoriano del Moral

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UN ENCUENTRO EN EL TIEMPO

Justo Oró

Cuando en el pasado mes de Febrero del 2011 revisaba las entradas a mi blog de pintura me encontraba con un mensaje de Alberto Boutellier, en ese momento un desconocido, donde se interesaba por una de mis pinturas sobre Marruecos , “la carrera de la pólvora” para utilizarla en un libro que estaba a punto de editar. Puesto en contacto con el, pude comprobar que nos unían un montón de afinidades, hijos de militar, pínfanos (huérfanos del Ejercito) y con vivencias en Ceuta y el protectorado español de Marruecos. Alberto es un enamorado como yo de Marruecos y sus gentes. Buen conocedor de sus costumbres es un excelente interlocutor. Así este primer contacto que fue un pleno confesional me comentó de la existencia del la asociación xauní que dirigía Domingo Outón desde Cádiz. Mi viaje a Chiclana de la Frontera en Semana Santa era un buen pretexto y momento para conocer personalmente a ambos. Una llamada telefónica a Domingo para darme a conocer bastó para comenzar una larga charla y entre otras cosas comentarle mis correrías de niño por las calles de Xáuen y el cariño que le profesaba a esta bonita ciudad. El encuentro en el Hotel Playa Victoria de Cádiz, al que me acompañaba mi esposa, pareció el de unos viejos amigos que llevaran mucho tiempo sin verse. Fue una tarde muy entretenida al poder disfrutar en un ameno coloquio con unas agradables personas, cuya amistad quisiera ver crecer y enriquecerse. Bien pues con esta breve y creo que necesaria introducción paso a saludar al resto de xauníes. Realmente mi residencia ha sido Ceuta. Mis constantes estancias en Xáuen se deben a que en ella vivían mi hermana Julita , su esposo Pepe Sánchez Urrea y mis sobrinas Guille y Yolanda en una casita baja situada en una estrecha callejuela que bordeaba un huerto de habas y que recuerdo pertenecía a un viejo xauni de larga barba blanca que llamábamos “el Barbas”. Mi cuñado trabajaba de transportista en los camiones jaula del “crin”

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Las vivencias de aquellos años son imborrables y como me dijo Domingo, el beber agua del Ras al-Maa te embruja. Aunque era un niño de ocho años, recuerdo como si fuera ayer la Plaza de España, con sus bonitos jardines, la Iglesia. La ancha escalera que bajaba a la zona de Campamento. Las carreras por aquella calle de tierra donde se encontraba una panificadora que impregnaba todo el entorno con su olor a pan recién hecho o a algún pastel que alguna vecina había acercado hasta el horno. La leña apilada en un lateral por la que los críos subíamos jugándonos un buen chichón y el correspondiente rapapolvo del panadero. La venganza a cambio de otro enfado de los de la panadería consistía en coger un trozo de masa de la vieja amasadora para moldearlo el resto de la tarde hasta que la sequedad y el polvo iba desmigándola de una a otra mano. El vivir en Ceuta me ha proporcionado la ocasión de volver a visitar Xáuen de forma esporádica. En el último de estos viajes, que hice con mi esposa, mi sobrina Guille y su esposo, nos dimos un paseo por su bonita Medina, bebimos de sus fuentes, subimos hasta el nacimiento del Ras al-Ma, paseamos por la Plaza de España, vivimos el trasiego al atardecer del zoco en la Plaza Uta al-Hammam y tratamos de recordar la ubicación de la casa y buscar aquella calle de la panificadora.

Resulto realmente emotivo poder localizarla después de tantos años y mucho mas contemplar como aquella robusta amasadora seguía cumpliendo con su cometido como si el tiempo se hubiera detenido. . Tristemente el turismo es un devorador de viejas postales y quizás haya sido la última vez que la vea.

Justo Oró

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Las fuentes del Ensanche Juan Felipe Alonso Fuiste sin duda la mas pequeña de todas. Tímida y humilde pasabas prácticamente desapercibida aunque prestabas buen servicio a niños y soldados que eran tus clientes habituales, junto a los asustados perrillos callejeros abandonados a su suerte y maltrato Te agarrabas con todas tus fuerzas a la pared de cal frente al cuartel de Infantería, como presintiendo, que antes o después prescindirían de ti. Como no tenías nombre, permíteme llamarte “la pequeñita”, no medías mas de 1,20 de estatura y me fascinaba la cara de ¿león? Deteriorada de cuya boca brotaba un sonoro chorro de agua que caía transparente y fresco al pequeño pilón de piedra que había a tus pies. Pasé un día y no tenías agua….al otro …….¡estabas destruida!....

… “Fuente de las ranas”…¿Quién no la ha contemplado sentado en la sombra del banco de enfrente?

Redonda y amplia la Plaza de España presume de jardines repletos de flores, de castaños de India, tilos y palmeras que en noches de aire se balancean ruidosas, contando vida y

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milagros a pérgolas y faroles. Pero si de algo se siente orgullosa es de ti, “fuente de las ranas”. Te tiene resguardada en lo mas íntimo de su circulo. Tu planta octogonal y tu piel de ladrillo visto y azulejo sevillano está habitado por ranas de bronce echadoras de agua. Rampas sembradas de pensamientos suben hasta tu parte superior donde nace la alta farola de forja que te ilumina. Me encantaba ver, como el agua que caía sobre la ya estancada, distorsiona los dibujos de los multicolores azulejos que parecen escabullirse entre las ondas. Sin duda alguna eres la mas carismática.

“Los chorritos”… ¿Quién no ha bebido sus frescas aguas?

Hacia la mitad de la avenida, entre cuidadísimos parterres, surgías tu, “fuente de los chorritos”. Redonda, profunda, accesible como ninguna, de ti bebíamos todos. Fuiste ornamento imprescindible de fotos de comuniones, punto de cita, abrevadero de pájaros fue tu plato superior….La melodía del agua al caer, arrulló muchos años de hermoso paseo. Alguna autoridad “de cuyo nombre no quiero acordarme” decidió derribarte cometiendo un irreparable “fuenticidio”. En ti justamente, cometí el error de mi vida. En tus aguas bañé y en qué hora, “a mi querido caballo bayo”. Aquel que en Navidad me dejaron los Reyes Magos.

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Harto de trotar por los baldosines de la acera, me pareció cansado y sudoroso. Sin dudarlo lo sumergí en tus aguas y sujeto a sus bridas corrí dando vueltas a tu alrededor. Cuando lo saqué, era un informe amasijo de cartón deformado que agonizaba sobre la tabla verde con ruedas que lo soportaba. Nunca me olvidaré ni de ti ni de “Rayo”.

“Fuente-cascada” frente al Casino Español. ¿Quién no ha bailado al arrullo de sus aguas?

He llegado al Casino Español. A lo largo de su fachada las mesas y sillones de mimbre acomodan en el buen tiempo a la clientela.. La puerta giratoria de madera y cristal de acceso, es el torno por el que entran y salen personas y personas. En el jardín triangular de enfrente, se oye el sonido de la cascada. Cae el agua protegida por pequeño templete árabe, entre rocas vestidas de musgo, bañando los verdes papiros que crecen a sus pies. El agua se remansa en el tranquilo estanque. Mi motora de lata y cuerda surca de maravilla sus aguas pero no sé porqué siempre se para en el sitio mas inaccesible. Me veo y me deseo para rescatarla. Allí jugábamos los críos, entre bocadillos y carreras. Pasaba la tarde……. Me olvidaba. Justo a un costado del “Centro de Enseñanza Media” existía un recoleto y cuidado jardín en cuyo interior había otra fuente redonda de piedra caliza siempre repleta de agua llena de verdes algas. Jamás la vi funcionar pero la visitaban brillantes ranas y libélulas. Entre clase y clase de 1º de Bachiller me acercaba a ella para cazar renacuajos que llevaba a casa con mucho cuidado en bote de cristal, esperando ver de cerca la misteriosa metamorfosis. Nunca lo logré……mi abuela se encargaba de ¡libelarlos!...

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El Llano Amarillo Angel Pelluz de la Granja

Leo en el nuestro último boletín de Navidad de 2010 las impresiones recibidas por cuantos viajasteis a Xauen y me siento dolido de mi mismo porque me fue imposible ir lo que procuraré no suceda mas. Cierro los ojos y me veo subiendo, algo penosamente, la calle empinada que ha de conducirme a la plaza de Utta Hamman. Abro los ojos y contemplo los banalitos, los cafetines, la Alcazaba…. La visión se desvanece, estoy muy lejos y todo ha sido un sueño. Aparte los recuerdos que vuestros escritos me traen, detengo la lectura en alguno de ellos y entre tanta evocación, lo hago en el titulado “Mi querido Marruecos” Causa de mi parada son algunas de las expresiones expresadas . Marruecos soy yo mismo, sois vosotros, porque allí se consumieron los mejores años de nuestras vidas, allí quedó la juventud, cosa que no volverá. Es nostalgia.

Resalto las frases del relato que ha sido causa de mi sorpresa: “…dejándome atrás el Llano Amarillo, de infausto recuerdo….”; y “….la fantástica cantidad de 21.000 pesetas, que suponía casi el total de la indemnización que España me dio por cancelar mi contrato funcionarial durante 5 años y dejarme al servicio de Marruecos….” Puedo hablar desde la perspectiva que me dan 20 años de funcionario del Protectorado, permanencia en ciudades y campos, servicios en Intervenciones, estando en posesión del distintivo que fue creado para orgullo de quienes colaboramos en la política y la administración de cábilas y poblados, en contacto con el pueblo marroquí en sus zocos y jaimas, conjuntando el personal de una y otra etnia en el quehacer diario, y siendo para mi un disfrute contemplar aquellos campos desde la cumbre de una colina que asentaba la Intervención Comarcal, concretamente el Jemis de Anyera, de especial recuerdo por ser el lugar de nacimiento de una hija mía, que para sorpresa de muchos, hoy, en España, quedan asombrados al contestarles ¿Dónde naciste?, en el Jemis de Anyera. El Llano amarillo, lugar de épica leyenda. En mi aventura, pues fue aventurado el viaje desde Tetuan a Melilla en desvencijadas “valencianas” movidas por gasógenos y transitando por carreteras de tierra apisonada, pasé por el Llano Amarillo,

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altiplanicie de los montes rifeños en Ketama. Tomo posesión en Tetuán y me destinan a Beni Enzar, en la frontera de Melilla. Aquel viaje que narré en la revista “La Medina”, de veintitrés horas metido en la guagua y con cambio de vehículo en Bab-Tazza primero y después en Targuist, equivale a un Paris-Dakar del deporte actual, motivo entonces, año 1.941, de obligado desplazamiento. Era un lugar en la geografía. Después recordé la historia que se vivió en el año 1.936. El Llano Amarillo había sido un hito de importancia. En la segunda frase que he entrecomillado sale un cierto olorcillo sobre el comportamiento de España con los que fuimos funcionarios en el Protectorado. Nos fueron reconocidos todos los derechos y una indemnización para compensar los resultados de la situación política.. No quiero que mis palabras se tomen como crítica hacia aquellos españoles que siguieron en Marruecos después de la transición de poderes, por cuanto su labor fue muy meritoria, pero yo pensé de distinta manera en aquellos momentos. Y me vine a España, conservando todos los derechos que había adquirido en las tierras del Protectorado. Y hoy, en el declinar de los años, lo conservo como un recuerdo bonito de tiempos mejores, no por el significado elemental de esta palabra sino porque nosotros éramos jóvenes llenos de ilusiones. Hoy es nostalgia. Como final evoco el verbo de un poeta que ensalza su tierra levantina en el devenir de los tiempos. Vives en un país que sientes tuyo y lo abandonas. Añoranzas de la tierra de tus mayores, donde naciste. No es ruptura. Es sentimiento.

Entre naranjos y limoneros crecen fecundos mis arrozales y son alfombras de los senderos las madreselvas y los rosales. Patria querida yo no te olvido y hoy que el invierno mi frente inclina recuerdo siempre donde he nacido

como recuerda la golondrina su amante nido. Angel Pelluz de la Granja

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EL AUTÓGRAFO DE STEVE MCQUEEN María Antonia Sánchez Barba

Uno, de los muchos días que, a las horas del almuerzo, volvíamos de clase algunas alumnas del Centro Hispano-Marroquí, nos topamos con los “peliculeros” del mismísimo Hollywood descansando bajo las sombras de los árboles y sentados en sus sillas de rodaje, frente a la antigua Telefónica… Yo, que compraba la revista Fotogramas en la papelería de los hermanos Moreno, casi el mismo día que llegaba, no podía ni en sueños imaginar que aquel joven rubio de ojos casi celestes pudiera ser el mismísimo Steve Mc Queen, que aparecía en ella de vez en cuando. Entre tímida y emocionada le alargué mi libro de Matemáticas para que me firmara un autógrafo y accedió sonriente; me escribió en inglés: para una simpática chica rubia Stve Mc Queen, y me rasgó un poco la página al firmar con la pluma estilográfica. Pequeño pormenor que, por supuesto, le disculpé encantada… Durante muchos años, este libro estuvo rodando entre mis recuerdos de adolescencia, aunque, con pena, ya no lo conservo.

Después de este acontecimiento tan sorprendente, seguí con interés todas sus películas… “La huida”, “Papillón”, “El coloso en llamas” y otras más en aquellos cines, con sesiones a las 5 y media de la tarde, a los que también llevaba mis hermanos más pequeños. Pero no imaginaba en aquellos días que, mi “galán del celuloide”, hubiese tenido una infancia tan triste y tan dura al ser abandonado por su padre y tener que trabajar en los oficios más duros. Fue un adolescente rebelde que conoció los reformatorios ¡con aquellos ojitos azules tan inocentes!..hasta que por fin, y gracias a su trabajo, le llegó la fama y el reconocimiento de actor. Tristemente, ya no se encuentra entre nosotros; su afición a las carreras y el tabaco acabaron con su vida con poco más de 50 años. Parece ser que el amianto que se empleaba en los trajes de los pilotos era muy perjudicial para los pulmones. Siempre nos quedara sus films y el recuerdo de aquel encuentro en aquella tranquila y recoleta ciudad de Chauen…aunque, ya, no recuerde el título de la película que protagonizó. Antonia Sánchez Barba

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Nuevo homenaje a Rafael Vargas…..

Rafael Vargas Salinas, “ El Vargas”, en su último homenaje…

No es el primero, ni será el último….Vargas sigue recibiendo homenajes… Nuestro querido Vargas sigue recibiendo el reconocimiento de cuantos le conocieron y saben de su labor a favor de los demás sin tener en cuenta la raza o religión…Cuando había alguien necesitado…allí estaba Rafael para tender una mano. Como el bien dice, ahora está recibiendo los frutos de su bien hacer…..

Pero también estuvo presente en todo tipo de acontecimientos de su siempre amada ciudad de Ceuta. Arbitro en partidos de fútbol…(casadas contra solteras, políticos contra famosos….) y gran impulsor del Carnaval, llegando a encarnar al dios Momo. Ongés como Cruz Blanca o Cáritas saben de su entrega a los demás.

Ahora, desde su silla de ruedas, en Algeciras, acompañado de su hermana María, recuerda los momentos mas importantes de su vida.

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LA FRESQUERA CUENTACUENTOS.

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CHAUNÍ

DEL

VIEJO

Capítulo IV

De cómo se tuvo noticia de las consecuencias que conllevaba el toque de la oreja derecha del borrico “Joserramón” y de otras peripecias dignas de mención. La clientela que usaba de los servicios de “Joserramón” era tan variada que abarcaba todo tipo de aventureros venidos del otro lado del Estrecho. Una especialidad que cansaba sobremanera al burrito era la del turista charlatán, siempre presto a lanzar su discurso aunque fuera agarrando por el cuello al sufrido oyente para que no escapara, así fuera menester, con tal de agenciarse alguna audiencia. “Paco el de Chiclana” encajaba perfectamente en este perfil, con la particularidad de que, llegado el caso, se escuchaba a sí mismo con muy satisfactoria benevolencia. A estas virtudes añadía su afición al “tinto de batalla y de botella”, que llevaba siempre consigo, y que le ayudaba mucho en la mejor soltura de su lengua. En ocasiones había soñado con un baño reparador en el interior de una amplia copa del dicho vino, del que no dudaba que habría de obtener muy jugosos beneficios para su verbosidad singular. Procedente de la primera “taberna” con la que se topó (según su apreciación, porque ya no existían tabernas en Chauen), de donde tuvo que intentar salir tres veces seguidas después de entrar otras tres veces, igual de seguidas, hasta acertar con la puerta verdadera del cafetín donde se había colado, se presentó, al fin, ante la empresa de burros-móvil de Saidy alcanzando a “Joserramón”, que en ese momento andaba vigilando a una burrita clara, y concertó su alquiler con la esperanza de soltar uno de sus discursos en algún rincón de la medina donde siempre hay gente a la que dirigirse. En la seductora Plaza de la Aceituna creyó encontrar el escenario adecuado para la suelta de las parrafadas que traía preparadas. Ya, desde que se acomodó sobre el curtido costillar de “Joserramón”, venía avisando calle arriba de que el don de la palabra iba a ser volcado con generosidad: “¡Vengan y oirán palabras que ni Castelar!¡Hip!”. Lo que realmente volcaba por el camino, sin percatarse de ello, eran las monedas que llevaba en la faltriquera, ya descosida y raída por el uso, mientras se aplicaba al tinto embotellado con muy cuidada diligencia. La Plaza de la Aceituna se llenó de gente menuda que aplaudía con fuerza las palabras del divo de la oratoria cada vez que éstas coincidían con el sonido de alguna moneda al caer. Y así, la concurrencia se mantuvo bien nutrida durante el tiempo en que la faltriquera no dio señales de agotamiento. Incluso cuando el burrito alzó su rabo para desparramar una de sus gaseosas “parrafadas”, a las que tenía gran afición, entendió el orador que aquello era también el dulce sonido de otra ovación de los concurrentes. Era tal su entusiasmo ante la posibilidad de hablar que cualquiera de aquellas manifestaciones, de tan variada condición, era muy bien recibida por extraño que fuera su registro.

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El discurso que traía preparado entraba, dentro de su repertorio, en la categoría de lo que él llamaba “Discursos sobre las vanas influencias”. Dudó un instante sobre si lanzar el que se refería a “La influencia metodológica de la psiquiatría clínica sobre la llamada alta cocina de diseño”, o bien el que se refería a “La influencia del boniato en la poesía moderna”, que ambos eran de muy meditada elaboración de su parte. Finalmente, hizo una mezcla de los dos. La caída de una de las monedas de mayor tamaño desde la faltriquera coincidió con un pasaje de su charla en el que Paco decía: “Ya habrán oído ustedes, a estas alturas, voces que son como monedas que se lleva el viento, que no merecen que nadie les dedique ni un minuto de su tiempo, porque ¿qué creen Vds. que es la nueva cocina de diseño?”, “¡hip!”, “y quién controla el diseño de un boniato, eh?”. “¿Han reparado ustedes en la humildad del boniato?”, “¡hip!”. La audiencia, constituida por una bulliciosa chiquillería que rastreaba bien el suelo junto al burrito, o debajo de él, hacía crecer el entusiasmo del orador que nunca se había visto rodeado de gente tan entregada. “No presten oídos –decía- a aquellos que, con demasiada ligereza, les hablen de la exquisitez del bolillo escaldado a base de laminillas liofilizadas de pechuga de somormujo capado al soplete, desestructuradas con trufa gasificada a la espuma y un chorrito de alcaparra molida y flambeada al caramelo desnuclearizado, que sólo es para adorno, como casi todo este cocimiento….”.¡Hip!. “Tantos aderezos y no se cubre el plato más allá del membrete grabado de su marca de fábrica, ¡hip!”, añadió. “Y si nos fijamos en la confección del “bolillo” se verá cómo meten los dedos con fruición en aquella masa amorfa, a la que denominan “Flor mimosa de la pradera”. “¿Es eso la alta cocina de diseño?”, se preguntaba. “No se dejen engañar”, se respondía con contundencia, “¡hip!; todo eso no encierra el lirismo de unas tagarninas en agipollo de Chiclana, o el de una poleá con coscorrones, o el de una berza de resurrección que, como su nombre indica, resucita a los muertos ¡hip!”. Tras una pequeña pausa para tomar aire dijo en un tono más grave: “¡Hip! ¿Y por qué se creen maestros de la cocina estos marrulleros que más parecen que sean fontaneros con el soplete en ristre, si las verdaderas artistas de toda la vida han sido y son las buenas damas del fogón, como lo fue mi madre, todas las madres del planeta y la madre de este follón?, ¡hip!”. Llegó el momento en el que, agotada la faltriquera, la audiencia se había reducido a un solo vecino, que en el barrio era conocido como “El Sorderas”. En un “aparte”, cuando notó que algunas abejas de las que anidan en el olivo de la plaza le rodeaban, añadió: “abejitas sois vos, que hacéis miel para todos y cera para Dios, ¿también son de diseño vuestras picaduras?”. Y reforzando el tono de su voz, mientras seguía con su guión: “Yo afirmo que esos marrulleros no saben lo que son unas babetas con chícharos, o unas berzas chiclaneras, ni se imaginan cómo son de resultonas las tortas de almendra cuando se acude al castillo de Sancti Petri. ¡Ay chiclanera, chiclanera, si de tu arte el mundo supiera, tomaría el camino sembrao de flores, de mi Chiclana de la Frontera! ¡hip!”. Como la emoción del momento le mantenía en estado de gran excitación no reparó en que, al ajustar la faltriquera a su costado, ya muy ligera de peso, dio con la vara en la oreja derecha del borriquillo “Joserramón” y éste, febrilmente, se aplicó a cumplir lo que tenía programado para estos casos y emprendió una marcha de mucha brusquedad camino de Ras el Máa, con su cliente dejándose llevar muy satisfecho, platicando calle arriba y sin intención de callar, por más que ya nadie le escuchaba. Ni los botes, ni los respingos de la veloz carrera del burrito le hacían enmudecer. Proseguía con lo de “Ay chiclanera, chiclanera….”.

Al llegar al pilón que se alimenta de la misma acequia que también suministra agua al resto del lavadero, el pollino encogió sus patas delanteras y “Paco el de Chiclana” voló hasta el agua embalsada, faltriquera incluida. Las mujeres del lavadero, cuando vieron aparecer a “Joserramón” con su “carga” y el estado etílico que traía, dejaron la colada a un lado y se prestaron a cumplir, ellas también, con el programa

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convenido con Saidy, el dueño del animal, de tal manera que dieron al orador un gran baño (no de multitudes), con vueltas y revueltas y entre las grandes risotadas de aquellas buenas mozas. Paco decía: “¡Gracias!, ¡gracias!, pero no es preciso que os toméis tantas molestias. Ya sé que mi discurso os ha llenado del entusiasmo de siempre, pero…. ¡hip!” Cuando estuvo bien empapado, la que aparecía como la directora de aquella operación convenida entonó con mucha guasa y algo de ironía la contraseña de estilo andalusí que se tenían bien aprendida, que era del siguiente tenor: “¡Zacad ya er zaco ar só pa que ze zeque!”, y como el día estaba muy nublado contestaron las demás: “¿Cómo quieres que zaquemos er zaco ar só pa que ze zeque, zi no hay só que zeque er zaco?”. Entre cuatro robustas lavanderas lo rescataron del pilón, le dieron una sesión de masajes y le rascaron los calcañares con una pasada por la piedra pómez. Luego pusieron a escurrir a Paco encima de una gran piedra limada de antiguo por el uso en el lavado de ropas dando fin, de este modo, al servicio que tenían contratado con Saidy. “Ay Dios, dijo Paco, bien es verdad que estos agasajos son la justa correspondencia de esta buena gente que saben bien cuál es el valor de la palabra, pero hay veces que resultan algo enojosos”. Con un largo trago de su botella, se dispuso Paco a volver a la medina con la intención de pasar por la inexistente “taberna”, que era su mejor recurso para que no languideciera el pico de oro que le inspiraban las musas que se bañaban en aquel prodigioso tinto embotellado que, según él, vendían en tan ilustre institución. El borrico no tenía más orejas que las de siempre, pero Paco las fue contando de tres en tres hasta llegar a la base de burros-móvil que Saidy había instalado cerca de Bab el Souk, en la explanada de los prodigios de Chauen.

Leseduarte

José Manuel Hermosa, “Chicuatre”

Cuando teníamos muy reciente la marcha de Luis Miguel nos llega la noticia de la desaparición del último varón de los hermanos Hermosa. Mari Clemen, que a lo largo de su vida vivió pendiente de sus hermanos, queda sola….Para ti,y para la esposa, hijos y nietos de nuestro “Chicuatre”,nuestra querida Mari Clemen, todos los que os conocimos y convivimos con vosotros en Xauen, te enviamos el abrazo mas grande del mundo.

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Los hijos de la culebra

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(cuento marroquí)

Al-Mutaryim Diego García Existe en Marruecos una descendencia llamada “las culebrillas” o “los hijos de la culebra”, de cuyo origen voy a contar la historia. Érase una mujer encinta que cuando dio a luz nació un niño y una culebra, y ambos se amamantaron de ella. Los dos crecieron y vivieron en compañía sin que ninguno ocasionara mal al otro. Llegó el día en que cumplieron veinte años y la mujer prometió a su hijo para casarlo, evento que se consumó, marchándose después ambos cónyuges a otro domicilio. Cuando acabó el fasto y se apagaron los ecos de la boda, el fenómeno se quedó arrinconado, escondido y triste sin querer comer ni salir a jugar, pasando todo el día enroscado en un ostugo de la casa. Su madre no se cansaba de mimarlo, pero aquel extraño ser no consentía levantarse de su sitio. Decidida fue a ver a cierto anciano del poblado para contarle lo que ocurría y pedirle consejo. Y aquel hombre le dijo: “Nada que hagas te será útil, a no ser que cases a la culebra, porque su hermano ha desaparecido, así que ahora búscale novia en un poblado lejano, cuyos habitantes no hayan oído jamás que tienes una culebra en lugar de un hijo”. Así hizo aquella mujer: en el instante en que la culebra vio que habían empezado a preparar su boda, le volvió la alegría, abandonó su rincón, volvió a comer y salió a jugar como anteriormente hacía. Cuando llegó la noche de la boda lo subieron al lecho y lo taparon; después introdujeron a la novia y cerraron la puerta tras ella dejándola con el fenómeno. A la mañana siguiente la mujer vino apresuradamente y entró a ver a la desposada y enterarse de lo que a ésta le había ocurrido con la culebra, pero la encontró en la cama perfectamente, sin daño alguno. A continuación la mujer se acercó a ella y le preguntó: “¿Dónde está la culebra?”, a lo que respondió la novia: “¿Qué culebra?”. Ante esta pregunta la mujer se decidió a contarle todo lo que había ocurrido el día en que le nació el “monstruo”. Oída y acabada la explicación, la alaroza añadió diciéndole: “Yo no he visto ninguna culebra; no he visto mas que a un joven que ha dormido a mi lado toda la noche y ha consumado el matrimonio, y al amanecer ha salido para hacer las abluciones y todavía no ha regresado”. La mujer, asombrada, se cansó de buscar la culebra para no encontrarla, como tampoco el joven que le había descrito la novia.Nueve meses después dio a luz un hijo al que la gente llamó “hijo de la culebra”, y de él nació en Marruecos la estirpe de las “culebrillas”. En cuanto a la culebra, después de convertirse en un joven y salir para hacer las abluciones, desapareció del poblado y jamás regresó. Diego García Sánchez.

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Adelina y la poesía… Yo soy una persona afortunada. Muy afortunada. Desde niña me dieron a conocer y disfrutar el encanto de la poesía. Ese perfume sutil que al entrar en tu sangre la limpia. , despeja tu mente y te hace volar a escenarios lejanos: (¡Ya viene el cortejo, ya se oyen los claros clarines!....) O sentir el olor del monte. O el enfado del mar. Mi experiencia fue poderosa y está troquelada en mi mente. Imaginaos una niña de ocho años que no tiene otro libro qu Las mil mejores poesías de la Lengua Castellana, y un padre que le dice “nena, escucha esto: “era un jardín sonriente, era una tranquila fuente de cristal….”

Bueno,¡ así cualquiera ¡. La poesía se apoderó de mí, y a veces se me impone en la mente hasta que se ve viviendo en mis palabras. En mis años de maestra les he leído mucho a los niños, les he contagiado su embrujo. Me preguntan ahora que pueden hacer los escritores para fomentar el amor a la poesía entre los escolares. Y me vienen a la memoria las muchas lecturas de poesías a las que he asistido en los últimos años, y he sacado una conclusión desoladora. La mayoría de los poetas escriben de sus vivencias, sus amores, con metáforas que solo ellos entienden, o bajan la voz, con lo cual se pierde el objeto de la lectura que es dar a conocer su obra. Esto en cuanto a la lectura en sí. Por otro lado habría que averiguar si el poeta AMA la poesía que va a leer, pues alguno ha dicho: esto no vale nada, lo escribía hace veinte años. Así pues, a la pregunta ¿Qué pueden hacer?...digo sinceramente que creo que hay algunos aprovechables: el caso es atraerlos.

Pero los que pueden hacer mucho son los maestros, los padres, los abuelos….. si convencen a los niños y niñas de que con un buen aprendizaje de las palabras, tienen un instrumento para percibir y crear belleza una y otra vez y siempre en aumento. Cuando, con los ojos cerrados, puedan ver: “Vuela el buque, las playas oscuras a la vista se pierden, ya lejos….” Habrá entrado en ellos la poesía. CREO YO.

Ese roce que roza mi mejilla ¿es de una flor que prendes en mi pelo, o es el labio que en forma tan sencilla mide distancias para llegar al beso?

Adelina Pérez Blaya

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Poema de Carlos Pinto Grote Llamarme guanche. Hijo de los volcanes y las lavas. Tener el corazón hecho de libertades Llevar la frente alta..

Labrar una obsidiana para mirar mi rostro de hombre libre cuando nace Magec, cada mañana.

Llamarme guanche, nada más. Mi patria: un negro mal país; mi flor: una retama.

Llamarme guanche. Enterrar a mis muertos en paz. No saber nada. Que el mundo se limite al norte en un volcán; alrededor, la playa.

Beber agua de una fuente, descansar bajo un pino, tener la mar que me separa de todo aquello que no quiero y que me ata.

Llamarme guanche. Hundir a los navíos y a las barcas que abrieron en la mar caminos a la Isla, para robar su calma.

Llamarme guanche. Labrar puntas de lanza, darle vueltas al barro y que el gánigo nazca. Caminar sin caminos, subir a la montaña, mirar entre las nubes. San Borondón lejana...

Estarme solo. Ésta es mi tierra humilde, ésta es mi humilde patria. Tener el corazón hecho de libertades. Llevar la frente alta. Llamarme guanche, hijo de los volcanes y las lavas.

Tallar con la tabona en una añepa larga. En cada beñesmén recoger de la tierra yrichen, yayo, tano, beber ahof de hara.

Carlos Pinto Grote

Dar gracias a Achamán.

____________ María Delia Pinto Ser isla Ser isla es sentir libre el mar es alargar las mirada detrás del horizonte, y abarcarlo todo, es ser rompiente en continua lucha con la espuma, es ser acantilado inalcanzable desde la tierra. Ser isla es ser orilla agreste poblada de vinagreras, es ser camino de pimenteros tristes de la niñez. Ser isla es nunca descansar aguantando los embates del mar, es resistir la nostalgia de partir siempre Ser isla es presentir cada día la despedida.

María Delia Grote Trujillo

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La poesía de Miguel Santiago… Los nietos No siempre tienen la suerte de conocer a su abuela, ese ser tan coherente y excelente consejera. Una abuela es una roca de esas que el mar no les puede y que al calor de los nietos se derrite como nieve La abuela es un ser ágil, juega sentada en el suelo, pero al querer levantarse comienza su desconsuelo. Vigilante de salud, guarda de la tradición, memoria de lo pasado no entrará en contradicción vistiendo policromado o en usando pantalón. Oigo decir a la gente

Andalucía Sol ardiente en los tejados, perfume de naranjales, rasgueo de las guitarras, verdor en los olivares. Rumor de agua en las fuentes, llamaradas musicales, piar de los gorriones, viñas de ramos colgantes, gusto dulce de la fruta, sabor del pan horneando, picor del vino en la boca, son paraísos soñados, biznagas de flores blancas, cielo de color rosado. Y las rojas amapolas, entre trigales dorados, el albo de los jazmines, olor de campo mojado,

que hay muchas clases de abuela:

fragancia de bellas rosas,

está la abuela paciente,

susurros de enamorados.

también la muy sosegada,

Así son las sensaciones,

la que atiende diligente

que regala cada día,

en todas las circunstancias

esta santísima tierra,

y nunca estará cansada.

que es la eterna Andalucía.

También la consoladora, la que siempre estará en vela, consciente y acogedora, pero todas… todas son la misma abuela.

Miguel Santiago

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Desde mi isla

Se va haciendo ovillo este día cansado y frío en que atardece el camino violeta de jacarandás. Trae añoranza el aire de amaneceres azules y ocre de los días; de tardes doradas y dulces, de ámbar, de miel, de naranjas abiertas y maduras donde liban las abejas. De noches de alfombras mágicas y de media luna. De sinuosas calles de veladas sombras; de danzas prohibidas y sensuales. Aquí sigue la vida. Suspendida. Aguardando para volver a tus caminos de adelfas y a sentir los aromas del cálido azahar. Desde esta tierra de majestuosos dragos y de humildes retamas, Xauen, añoro beber de tu fuente de agua clara. ¡In sha'a Al-lah! María Delia Pinto Trujillo Ilustración de Justo Oró “Niña con rueca”

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Alberto Boutellier presenta su libro…..

Alberto Boutellier

Alberto Boutellier Caparrós, 1933. Aunque nació circunstancialmente en Málaga, a los pocos meses trasladó su residencia a Melilla, donde vivió la guerra civil española. Tras su paso por el Colegio de Huérfanos del Ejército, regresó a Marruecos como funcionario, permaneciendo por espacio de 7 años entre Ben Tieb, Monte Arruit, Annual Xauen…, hasta el momento de declaración de independencia de aquel país y coincidiendo con la guerra del Rif acaecida en 1958. Viajero incansable, ha visitado numerosos países desde el año 1955. Técnico en marketing y empresario hasta la forzada jubilación. Autor tardío de varias obras, es ahora cuando decide que su primera novela vea la luz. Y fue un día de abril, cuando en la Fundación “Rafael Alberti” del Puerto de Santa María ante un muy numeroso público y amigos, nuestro querido Alberto nos presentó su obra.

Alberto Boutellier ha contado con una compañía de lujo. Manuel Pico, presidente de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia fue quien hizo una breve introducción en la que despertó aún mas el interés del público por la obra. Fue breve y pronto dio paso a Juan Gómez quien desgranó el libro, lo desmontó y explicó argumentos y detalles sobre el mismo que llegaron a sorprender al propio autor. El autor en su turno de palabra casi la perdió. La emoción le embargó por un momento. Sentir el apoyo de amigos, familia, La Academia Santa Cecilia, el marco de la Fundación Alberti y esa presentación de Juan Gómez se tornaron en fuerte carga emocional y gran agradecimiento por su parte. Boutellier centró su intervención en la explicación del camino recorrido para escribir este libro, en un momento de su vida en el que vuelve a descubrir una juventud, que aunque ya vivida resucita en cada página de esta obra. Al abrir el libro de Alberto Boutellier, lo primero que nos llama la atención es el tamaño de la letra, cosa que a ciertas edades se lo agradecemos mucho.

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Nada más empezar, nos encontramos ya, con sus magníficas descripciones llenas de detalles, tanto de paisajes como personajes y situaciones, algo que para los que somos seguidores de los relatos de Alberto, no es nada nuevo ya que nos tiene acostumbrados. Entre muchas de ellas podríamos destacar la descripción que hace de cómo es el “rifeño” fantástica en todos los aspectos, al igual que la de su boda, donde se nos despiertan todos los sentidos y ya no digamos la del naufragio del General Concha, que tal como lo cuenta nos traslada a la época en que sucede y a los sentimientos de aquel pueblo.

Es una novela ágil y fresca en la que el autor intercala otras historias dentro de la historia principal y las hace un todo como por ejemplo cuando habla del azafrán. Además es una novela didáctica en la que Alberto, por sus vivencias, sus conocimientos de la zona y apoyado por la documentación, nos da a conocer muchas cosas de una gente y de una época que eran desconocidas para nosotras. En definitiva, es un libro que engancha y no deja que pares de leerlo hasta el final, tanto por la historia que cuenta como por la forma de contarla.

Vamos a destacar dos frases aunque se podrían destacar muchísimas más.

Mientras huía…el protagonista, el moro Joaquín… “Cuando la voluntad es anulada, el pensamiento no vuela, se queda enredado en un telaraña de recuerdos sin objetivos, no existen metas” Al describirnos los olores que percibe el protagonista al salir de la cárcel en su primer permiso. “...el olor que más le impactaba era el de la libertad “ Esperamos que después de ver y oír su presentación emocionada por Internet, su amenaza de “seguir escribiendo”, ¡¡¡se cumpla!!! Deseamos sinceramente que siga pintando y también escribiendo sus relatos y poemas, una tarea nada fácil por cierto, pero que estamos seguros que nos seguirá deleitando con futuras publicaciones demostrándonos a todos lo buen escritor que es.

Esther Margerit , Nerim y Chelo

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Primeras Comuniones Pepi Sanjuan. odavía recuerdo al padre Echevarría cuando me preparaba para hacer mi Primera Comunión en Xauen. Era en el año 1954, que fue cuando nos fuimos a vivir allí desde Melilla, donde nací, era en el mes de Junio y ya los niños ese año habían hecho la 1ª comunión así que me tocó hacerla sola y en pleno mes de Julio, entonces tenía 7 años pero lo recuerdo perfectamente. También tengo que decir que aquella era para mí mi acontecimiento mas importante porque así me lo inculcaron y así lo sentí yo. Cuento todo esto porque fue lo primero que recuerdo como mas sobresaliente en mi vida, todos pendientes de la niña pequeña que hacía la Primera Comunión. Mis padres y mis tres hermanas mayores siempre han estado pendiente de mi. Mis padres ya no están, marcharon a otro sitio mejor, pero me quedan mis hermanas que siguen haciendo lo mismo, de lo que estoy infinitamente agradecida por todo el cariño que me tienen y les tengo. Estoy muy orgullosa de tenerlas. Ya que estábamos hablando de comuniones, las hermanas Sanjuán ya han tenido a sus nietos que ya las han hecho casi todos. A mi todavía no me ha llegado el momento. Mis nietos son aun pequeños, pero espero llegar a verlos. Me sentiré orgullosa al máximo cuando la hagan. Precisamente este año la ha hecho el primer nieto de mi hermana Mª Carmen, y aunque no hemos podido ir a verlo, sí tenemos fotos. Veo a mi hermana tan orgullosa que puedo sentir el mismo orgullo yo misma. Ciertamente este tiempo que estamos viviendo ahora, es una dificultad que se ha presentado en nuestras vidas pero tenemos que superarla y aceptarla como otras tantas cosas que durante la vida se nos ha presentado. Mi sobrino-nieto se llama Miguel y es un niño guapísimo que se parece mucho a sus padres y por supuesto a sus abuelos. Quiero que veáis su foto y el orgullo que se refleja en mi hermana con él. Para mí en particular, el haber vivido en Xauen y haber hecho allí mi primera comunión es algo que jamás olvidaré y, a pesar de haber estado viviendo solo casi 5 años, es lo que más recuerdo del principio de mi infancia, y ha quedado en mi recuerdo de una manera inolvidable Esta foto en la que estamos mi hermana Mª Carmen y yo en la plaza de España la mando por si estos amigos, hermanos los tres, aparecen por algún sitio, pues eran sobrinos de mis vecinos D. Rafael y Carmen, muy amigos por cierto. En la que están Dori y Mari con sus respectivos, la mando porque es así más o menos como todos los conocéis de aquel tiempo. Cambian tanto los cuerpos…pero aún así siguen siendo tan guapos como entonces. De mi hermana Quini no tengo foto así, pero quiero deciros que están muy bien y siguen viviendo en Zamora. Un fuerte abrazo para todos los xaunies y espero que al próximo encuentro, si Dios lo quiere, podamos ir y vernos

T

Pepi Sanjuan

¿Alguien reconoce a los tres hermanos, sobrinos de Rafael y Carmen que están en la Plaza de España con las hermanas Sanjuan?

Dori y Luis con Carmen y Miguel

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Laila y el león Isabel Rodriguez-Pellitero

Este mediodía a plena luz del sol, y en la puerta de mi aldea, me devoró un solitario león de casi doscientos kilos. Nadie pareció advertirlo: Ni el grupo de apacible gacelas que pastaban la hierba de los bordes del río casi seco, ni las mujeres que sacaban agua del pozo entre charlas, risas, gritos y alguna otra discusión, ni los dos camellos del dueño del pozo. El pocero cobra un dirham por cada odre de agua menos a las niñas que se dejan acariciar en el cañaveral, les regala dátiles y a veces leche de cabra. Las madres y abuelas hacen la vista gorda porque el viejo decrépito no puede comprometer con su flácida verga diminuta la primicia de las jóvenes, lo único que mantiene firme son sus dos fuertes brazos. No, nadie me vio. Un león en la aldea. Los más ancianos

dicen que antes, mucho antes, los había, tantos años que a la luz de las hogueras se cuenta con el érase una vez el padre del padre de mi padre cazó un león. Entre el felino y yo pasa Abdel, mi primo pequeño. Deseo con todo el egoísmo de mi cuerpo aterrado que el león se fije en el niño, pero lo ignora. Se acerca con calma mirándome a los ojos. Quiero huir. No puedo. Da una vuelta a mi alrededor, ahora siento su fuerte olor circunvalándome, me orino encima. El peso de su cuerpo me derrumba, sus colmillos me desgarran la garganta y la mitad de la cara. _Ya está, estoy muerta_ pensé. También pensé que los muertos no piensan. No siento dolor. Me arrastra hasta la sombra de las dos palmeras, y allí, mientras abre mi vientre se presenta: _Mi nombre es Hasan Bin Muhammed, puedes llamarme León. Yo quiero pronunciar el mío, Laila, pero no tengo labios con qué hacerlo. Con el ojo que conserva mi cara veo mi bicicleta… quizá pudiera alcanzarla y escapar ¿Pero cómo? Una de mis piernas se la ha llevado las hienas y el otro ojo cuelga fuera de su órbita en tal ángulo que veo la cabeza del león invertida y también sus pensamientos. En sus ojos dorados viajan paisajes de ciudades, reinos y países que no he pisado jamás: Fez, Constantinopla, Sudán, Egipto, Creta, Granada. Nunca he salido de mi pueblo salvo a los cercanos mercados y una vez a rezar al santón milagrero del morabito de la costa. Cuando me miró se puso a tiritar el hombre, hasta el rosario temblaba, enseguida se tragó la arena de la playa a puñados, hizo un agujero en la tierra y vomitó negro como si se le hubiera metido un infierno dentro del cuerpo. Desde

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entonces estoy maldita, nadie me quiere tocar, ni siquiera el inmundo pocero. Si, veo ciudades de las que sé todos sus nombres, parece música. Hablo con León en una lengua extraña, con fluidez. No sé de donde me salen tantos conocimientos ahora que estoy muerta. Me dice que es hebreo y yo le contesto en árabe, no es como el Shelja, nuestro dialecto rifeño. El árabe es enredado y todo lo adorna, hasta la muerte. Para preguntarle ¿Por qué me has comido? Necesito usar muchas palabras. León bebe agua de la charca y se recuesta, ya saciado, a hacer la digestión conmigo dentro. Entre ambos un rosario de pensamientos. Nos enredamos a hablar del amor, como si fuera posible que unas costillas abiertas donde los buitres se ceban, teoricen sobre los goces y padecimientos del amor, de los celos, del orgullo, del ardor, del miedo, de la pasión, una ingente telaraña de filamentos y nudos, impulsos que viajan hacia los intestinos, donde ahora reposo, hacia las glándulas lacrimales, los genitales y la vejiga, se suceden las órdenes a velocidades mil veces mil más rápidas que la del viento irifi cuando navega por el desierto. Todo es urgente dentro de nuestro cuerpo. No hay duda, el amor es una enfermedad. _¿Qué sabrás tú sobre el amor chiquilla? _¿Y tú León? ¿¿Te has enamorado alguna vez? _Cuando era joven, en la época de celo me montaba a todas las hembras una a una cada veinte minutos. Una gozada. _¿Y tú Laila? _¿Yo? ¿Pero no te he dicho que estoy maldita?. A mi no me toca ni el pocero. _¡Ah si! No me acordaba._León se queda adormilado. Laila piensa que quizá pueda volver a su antigua forma, cuando era una muchacha paria a la que nadie se acercaba. Quién único le ha puesto atención es el león que ahora ronca. Si se pudiera convertir en un hombre... o ella en una leona…

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_Oye Hasam, que estoy pensando que a lo mejor tu puedes convertirme en leona _No me jodas Laila. Miro o hago como que miro por encima de las palmeras. El perfil de una alondra recortada en el azul radiante del cielo enfila el Sur, va tocada de ala y escora un poco.

ISABEL RODRIGUEZ-PEL LITERO

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LA GRUTA DE LAS SIETES CADENAS SINFONÍA Nº 5 “MODELOS DEL UNIVERSO” DE TOMÁS MARCO Adelina Pérez Blaya En una zona de terreno calizo, donde se forman muchas grutas, hay una de especial interés. Ya ha sido explorada pero tiene un gran encanto para los muchachos del lugar porque es un sitio para poner a prueba su valentía. Todo el que la ha recorrido guarda el secreto para que siga teniendo este interés: ser una prueba de valor. Llegó el momento en que uno dijo: “esta noche voy a entrar” y todos los amigos le acompañaron. Luego en grupo y animadamente lo esperaron a su salida, aunque el explorador lo ignoraba . La cueva era estrecha y larga; al poco de entrar se notaba el desnivel del suelo que bajaba en bastante pendiente. Luego una especie de sala o ensanchamiento aumentaba la confusión pues tanteando las paredes se encontraban dos o tres salidas, es decir, túneles por los que seguir. Solo uno era válido para continuar, el que tuviera clavada a la pared, en forma de pasamanos, una gruesa cadena. Sólo esa vía daba a la salida, aunque unos metros mas adelante pudiera ser tal la estrechez que pareciera no haber acertado. Si no se asustaba y seguía el camino, encontraría un pasadizo suficiente para que pasara una persona gateando. Le produjo mucha angustia pensar que tenía que encontrar de ese modo las seis cadenas que faltaban. Ese hilo de Ariadna lo habían colocado sus descubridores después de muchas pruebas, para que sin perder su encanto y misterio nadie se perdiese dentro. De nuevo se encontró sin asidero, tenia que seguir. Encontró dos pasillos, uno subía cómodamente, aunque tenía el techo bajo, pero pronto recordó que le habían dicho que las cadenas estaban próximas unas de otras, que no había que alejarse mucho y que el conjunto era descendente. Retrocedió y tomó el pasillo que bajaba. De momento encontró unos peñascos que formaban dos grandes escalones y al apoyar la mano en la pared encontró la segunda cadena. Se sentó unos momentos y sintió temor. Se acordó de sus amigos y los echó de menos. Siguió por la cadena sabiendo que esta guía pronto le abandonaría. Y así fue, con su linterna iba sondeando las sombras pero esto no servia de mucho, sólo seguir avanzando en constante prueba era lo eficaz.

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Pronto encontró otra cadena y se sorprendió porque sobre su cabeza se veía, a través de un hueco en la roca, un trozo de cielo con algunas estrellas. Así comprendió por qué la gruta estaba ventilada. Aún le faltaban tres, ¿o cuatro cadenas? Llevaba una cantimplora con agua y se paró un momento a beber. Eligió otra boca que resultó insondable, tuvo que retroceder pero ya había adquirido confianza, pronto encontró la siguiente cadena. Su intuición fue mejorando y acertaba más pronto el camino bueno. De pronto cayó en la cuenta: no sabía dónde terminaba aquello. Sin duda en el campo, pero ¿dónde? En aquel momento se desprendió una piedra y aunque no era grande podía cerrarle un camino verdadero. El corazón le latía con fuerza, voleteaban unos murciélagos. También oyó un gotear de agua en un charco. Le preocupó que pudiera ser profundo, o quizá resbaladizo. Por suerte sólo le llegaba el agua a media pierna. Un escalofrío le recorrió la espalda porque el agujero en el techo formaba corriente con otro que no veía. Siguió tenazmente. En otra bifurcación se decidió por la salida mas escarpada y su premio fue encontrar la cadena fija a la pared de la izquierda. Pero había perdido la cuenta de las cadenas. Siguió probando. Una piedra que se desprendió cayó rodando hacia una pequeña poza. Allí no encontró ninguna salida. Rodeando la poza encontró otra cadena. Le invadió una alegría que le pareció injustificada, pero lo cierto era que, hubiera llegado o no, ya no tenía miedo. Avanzó unos pasos más y vio que la pared que esperaba tantear era el cielo, lo cual indicaba que aquella era la salida. El final. Entonces, ya sintiéndose seguro, se paró para recopilar sus sensaciones y disfrutar del alivio de haberlo conseguido. El suelo bajaba en pendiente unos metros terminando en un gran escalón tras el cual aparecía un terreno llano. Estando aún en el interior de la cueva oyó pasos y gente hablando: eran sus amigos que en silencio lo habían acompañado por el exterior de la gruta vigilando en todo momento su prueba. Cuándo supo lo que habían hecho por él, se abrazó a ellos muy emocionado.

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VOLANDO A MEDIA ALTURA (JUAN DE LA COSA) Alberto Boutellier Mis vuelos a media altura, me llevan al mentidero del Puerto –La Placilla- con su ir y venir de gentes. Entro en el Bar Vicente. Como siempre, la clientela fija y la transeúnte. Vicente y su servicial equipo de colaboradores, se ocupan de depositar en las copas la semilla del retorno con una sonrisa, un cariño o un gesto, sin estridencias, sencilla y llanamente. Una copa de fino, una inmensa tapa de hígado con patatas y sabor a gloria divina, me dan cuerda. Inicio mi habitual recorrido, en esta ocasión con la euforia del fino portuense, y al llegar a la Plaza del Castillo, me encuentro de frente con Juan de la Cosa. Me acerco, observo su altiva cabeza mirando hacia el interior, de espaldas a la mar, quizá por eso su gesto malhumorado; más parece un legionario gastador, que en los desfiles fijan la mirada en las estrellas con el barbuquejo rozando su labio inferior. Sobre una columna de piedra ostionera, a un metro del muro lateral del Castillo, se yergue su busto y en la leyenda de la placa, puede leerse: -Juan de la Cosa, piloto de la Santa María… y mientras leo mentalmente, oigo en voz alta ¡Juan de la Cosssa, piloto de la Sssanta María! Arrastrando las eses y con aire cheli. ¿Es él quien me habla?, desvío mi vista de la placa y un gorrilla, probablemente condicionado por la adicción a alguna sustancia que le hace perder cualquier sentido de urbanidad, a un metro de mí, vuelve a pronunciar las mismas palabras añadiendo ¡Como el Ayuntamiento no se preocupa, me meo aquí!. Y sin más, aguanto estoicamente, estupefacto y sin palabras, tan sorprendente acto de desinhibición. Al terminar, se va canturreando y vuelvo a oír:

-Yo soy Juan de la Cosa. Miro a ambos lados, atrás… nadie; solo la estatua y yo. De nuevo oigo una voz recia que me dice: ¡Deja de mirar a los lados! ¡Soy yo!. Sorprendido, me fijo en su busto mientras pienso –solo me he tomado una copa en Los Pepesnombre vulgar del Bar Vicente. ¿Eres tú quien me habla? Le digo al busto -Sí, soy yo. -No, no es posible, solo eres una cabeza de bronce hueco y hace quinientos cincuenta años que te fuiste. Las estatuas no hablan. -Eso creía hasta que me situaron aquí; yo, hombre de mar, en la peor zona del Castillo, mirando a tierra y sin percibir el rumor de las olas y el sabor a sal. Además, cada día, varios ociosos que suelen andar por aquí, han escogido mi espalda para desaguar sus líquidos y aunque yo sea de bronce, han sido capaces de excitar mi pituitaria hasta el punto de hacerme hablar; y ya que estás aquí, ¿por qué no hablas con el Alcalde y me cambian de sitio? Sé que Alfonso X tampoco está contento donde lo han colocado. Debería estar presidiendo la plaza, en lugar de ese monolito tan horrendo que solo sirve para que los “pintores” urbanos dejen su sello estrafalario. -Mira Juan, le digo, yo no tengo influencia con el Alcalde, ya sabes, los alcaldes de hoy suelen ser algo duros de oído para las quejas… -Pero ¿tú no escribes artículos y relatos? -Sí… pero… Pues escríbelo… ¡oñooo!

Alberto Boutellier

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CARTA AL “MAESTRO” EN MARRUECOS Querido maestro: No sabemos si algún día el BOE tomará conciencia de casos como el que ahora recupero de la memoria no perdida, entre otros muchos, y hará pública alguna forma de reconocimiento, siquiera sea en su variante ética, para aquellos que en su día tomaron a su cargo las riendas de una clase en la llamada Enseñanza Media de entonces, en Marruecos, con alumnos desde los once a los quince o dieciséis años, entre los que me encontré, que era tanto como embarcarse en la campaña de la guerra de las Galias sin la ayuda de las huestes del gran emperador Julio César. Sapiencia, cordura y benevolencia, ese era el maestro que nos tocó en suerte. Siempre preferiré la voz de “maestro” a cualquier otra. Hasta los buenos toreros se la apuntan. En tu caso, algunos te llegaron a llamar “Magister Magnus”. Aún había que sumar la paciencia y la prudencia, que también formaban parte de tu bagaje, aunque se pensara entonces que lo que había que añadirte pasaba por tu atavío personal, ya que lo que realmente te faltaba era la toga encima de una túnica y unas sandalias de cuero entrecruzado para entender tu brillante desembarco en el seno del mundo romano. Por eso tus alumnos, al entrar en clase, te saludábamos con un “Ave César” que tú contestabas “rumiando” unas voces apagadas y entre dientes, difíciles de entender salvo el tic que te alcanzaba desde el cuello hasta las gafas, cejas incluidas. Con este “equipaje” nadie como tú podía enseñar mejor la lengua latina. Aún hoy, cuando visito la clase donde quiera que se encuentre alguno de mis nietos con sus libretas de hojas retorcidas y cabreadas por las puntas, creo verte recorriendo las mesas y las bancas al “modus itínere” que tú empleabas. Recordarás, querido maestro, que en todo centro educativo de entonces había una clasificación fáctica que nadie establecía pero que se colaba por la ventana y ordenaba bancas, pupitres y alumnos por zonas de influencias o de coincidencias. Basta recoger el ejemplo de lo que era una clase de “Primero de Latín”, pongo por caso. Nadie dudaba que la primera banca la ocupaban siempre los “pupilus excellentius”, o sea, los más listos e inteligentes; los monstruos. No abundaban en exceso, pero parecían más de los que eran porque, a veces, se solapaba entre ellos algún miembro de los que tú llamabas, también entre dientes, “pupilus astutus” (calificativo que yo pude entender porque ese día andabas muy cerca de mi banca). Los de la variante “astutus” se congraciaban con los “excellentius” y conseguían así vivir de las rentas que les producían las ayudas recibidas de la “sapientia” que se sentaba al lado. La banca siguiente la ocupaban, muy estratégicamente, los “pijus magicus”. Esta denominación ya la pusimos en circulación el conjunto de tus alumnos, dados nuestros espectaculares avances en tu asignatura. Los “pijus magicus” sabían que no debían ocupar un lugar en la primera banca, pero tampoco querían alejarse mucho de los primeros planos. Así, se desenvolvían como si ellos dominaran la situación sólo porque eran de un entorno familiar de mucho peso en la ciudad, como tener un papá de alta graduación militar, o director de banco, o jefe de policía, o delegado de algo gordo y oficial, etc. Nunca le temieron al fracaso en junio. Pero más de uno recibió tu “qui non perficit”, es decir, el suspenso que, en justicia, mereció. A continuación venía la zona templada de la clase, es decir, la “clase media” (nunca mejor dicho), que era la que marcaba el índice de aprovechamiento general. A esos les llamábamos “prudens intelligens”. Ocupaban las tres bancas siguientes al ser los más numerosos. Allí me ubicaba yo, enfrascado y absorto en aquel fantástico mundo romano que tú recreabas todos los días. A las ya vistas, había que añadir dos bancas laterales más, en posición vertical y al costado respecto de las anteriores que eran ocupadas por las niñas, que de esta forma conseguían un prodigio geométrico de aprovechamiento del escaso espacio disponible. Entre ellas, también había zonas de demarcación, pero no tan señaladas como las de los varones porque todas ofrecían mucha sensatez, o “picardía”, como se decía entonces, además de coquetas y traviesas faldas, piernas confiadas y melenas revoltosas. En más de una ocasión dijiste que toda mujer quedaba mejor preparada para asistir a clase si ceñía su cuerpo con una túnica provista de cinturón y sus cabellos, con una “diademati similis”, o sea, con una diadema como las que se llevaban en Roma durante el imperio, que era el “tiempo” en el que se desenvolvía tu clase. Salvo alguna “rara avis”, todas integraban el brillante grupo femenino de las “Intellectualis splendore lucens”.

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Por último, venía el grupo de los “golfus et macarrus”, especie siempre declarada en vías de extinción y siempre presente, que se aplicaba a la zona lúgubre, bien empeñada en enredar durante todo el curso. Ellos ocuparon la última banca que se la reconocía fácilmente porque era la más raída, mordida, coja y despellejada. Con esta fáctica distribución del alumnado, cualquier acontecimiento imprevisto podía tener el siguiente desenvolvimiento que no habrás olvidado y así, el día de autos, uno de los integrantes del grupo “pijus magicus”, a media mañana, dijo de forma sorpresiva aunque con voz recia y serena mientras se alejaba prudentemente de su lugar habitual en la banca: -¡¡Aquí hay “tela”!!, dejándonos sorprendidos en la incertidumbre sobre el valor que habría que dar a dicha expresión. -¿Qué tela?, interrogaste desde tu entarimado. -La que Robertito “conficit”, porque se ha ido de “mondongus odorosus et pestilens olfacio naribus”, contestó aquel alumno que, como se ve, aprovechaba bien tu clase dejando, de paso, muy alto el pabellón de aquella asignatura gracias a tu saber hacer. Con un rápido análisis de la situación, agarraste con una mano a Robertito mientras que, con la otra, acudías en auxilio del sentido físico más directamente concernido en aquel evento, que taponaste convenientemente, y así arrastraste a Robertito hasta los lavabos donde se le dio una vuelta integral con la manguera bajo tu dirección magistral, para devolverlo a su banca sin “additamentus pestilens” que, de otro modo, habría hecho muy inestable al estamento “magicus”, y de paso al resto de la composición estamental de la clase, todo ello del modo que sólo un amante de la docencia como tú sabía desarrollar. Conseguiste así, rehabilitar a Robertito, que andaba algo deprimido aquella mañana por razón de sus “intestinorum tumultus” y sus consiguientes “effluvius”. Como los “golfus et macarrus” no podían entender aquel proceder tuyo tan admirable, lo tomaron como excusa y comenzaron a dar sonoros golpes sobre el tablero de su banca, al tiempo que gritaban con gran escándalo y con la aviesa intención de acabar con la clase de ese día, “nihil novo” en ellos.”Excusatio non petita”, “acusatio manifesta”. Con la contundencia romana que te caracterizaba, con voz solemne y levantando el brazo desde la tarima como quien se dirige al senado de Roma, ordenaste: “¡¡La última banca, a la calle!!”. No quedó ahí la cosa, porque los “golfus et macarrus” tomando tus palabras en su sentido literal agarraron entre todos la banca y consiguieron moverla hasta la puerta, camino de la calle. No les dio tiempo para más. Sin perder la calma, tu sabia decisión fue la de terminar de sacar enteramente la banca de los “golfus et macarrus” al pasillo, que era el lugar a donde iban a parar todos los objetos desechables, o de difícil recuperación (incluyendo a algunos alumnos). Como consecuencia, las restantes bancas del interior pudieron ser recolocadas con más espacio de separación entre ellas, sin que pudiera reintegrarse la banca exiliada porque ya no cabía. Los “golfus et macarrus” no volvieron nunca a tu clase (¡como ahora!...), medida que ayudó a la buena marcha de aquellos prodigiosos “planes romanos” de enseñanza. Poco después de estos acontecimientos que, como te digo, rescato a base de pellizcos en la memoria y pasando a otra de tus “dimensiones”, recuerdo que te casaste con una de las maestras del mismo centro educativo, hecho que todos celebramos, pero nos extrañó que el viaje de novios lo iniciaras en un flamante automóvil marca “Hillmann”, de color celeste, cuando todos esperábamos que salieras de la ciudad en cuadriga dorada de caballos blancos. Por lo demás, querido maestro, ya sé que habrás notado que de las palabras latinas que me he atrevido a introducir en esta carta, unas son de ley y otras, hasta pueden parecer de coña. Disculpas me sean dadas. Pero es que yo, como bien sabes, nunca me senté en la primera banca. Si las he traído a colación es porque pretendo ofrecerte un pequeño homenaje de agradecimiento por el nivel tan admirable que se alcanzó en tu clase. Y deseo que este homenaje se dirija a la figura del MAESTRO, sin más concreciones, porque pienso que es de justicia tomar muy en consideración a cuantos se dedicaron al ejercicio de esta profesión en el Marruecos de aquellos años de nuestra niñez, con alumnos de ambos sexos de muy variadas costumbres (había hasta indostánicos) y, como en el caso del que dejo constancia, a punto de ser “romanizados” con evidente éxito. Con el recuerdo imborrable de tu paso triunfal por nuestro “curriculum”, me despido como uno más que fui de los integrantes de los “prudens intelligens”, o “clase media”, que te ofrece su eterno agradecimiento y su “amice saluto”. Miguel Leseduarte González

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Mamí LOLI…cuéntame un cuento… Loli Navarro Vera

Un toro llamado don Arturo H

ace muchísimos años, mi abuelo me contó una historia, o mejor dicho, un cuento, que a pesar de los años, no he podido olvidar. Este cuento es digno de ser leído y escuchado porque contiene un sentimiento y algo muy particular que hoy no existe en los humanos….la palabra es HUMANIDAD.

Un toro llamado don Arturo En una ciudad olvidada llamada “LA ALDEA DE LOS ANIMALES”, había unas montañas preciosas, y a sus pies, en el prado, estaban sus blancas casitas habitadas por familias de distintas especies de animales. En lo mas alto destacaba la torre de una iglesia con su campanario. En el centro de la aldea había una pequeña escuela, cuyo profesor era un toro que se llamaba Don Arturo, el cual vivía rodeado de su mujer, Doña Eloisa, y de sus tres hijos. El mayor, Rafael, quería ser médico, la segunda, Margarita, ayudaba a su madre en las tareas de la casa. El tercero, Ismael, quería ser músico. Esperaban el cuarto hijo que no tardaría en llegar. Vivía también con ellos, el abuelito, llamado Don Sebastián. Un día de invierno nevaba con intensidad, y muy cerca de la casa de Don Arturo, vivía mamá cigüeña que había recogido al bebé para llevarlo a Doña Eloisa. En casa del maestro, la familia estaba inquieta por la llegada del bebé, pero tres días pasaron y el bebé no aparecía…. - No puedo más, dijo Doña Eloisa, mi hijito no llega y con estas nevadas mamá cigüeña no podrá volar… - Calma mujer, dijo Don Arturo, que no eres primeriza, el niño llegará, ¡ digo si llegará ¡. Y efectivamente, llegó, pues mamá cigüeña lo tenía muy bien protegido del frío y nada le había pasado, y como era varón, le llamaron Benjamín. Bueno, pues en esa aldea todo el mundo estaba de fiesta por el nacimiento del cuarto hijo de Don Arturo. Esa noche, las estrellas alumbraron más que de costumbre, pues bien es verdad que por las noches se alumbraban con las estrellas que daban una luz poderosísima. Pasó el tiempo y el pequeño Benjamín quería de mayor, nada más y nada menos, que morir en una plaza de toros a manos de un torero. Un día su madre le preguntó: ¿Porqué quieres morir en una plaza de toros, hijo?.... - Porque sí, mamá…..Nadie en esta familia se ha dado aún cuenta que llevamos en nuestra sangre bravura y tronío, y eso tiene que saberlo el mundo, y yo prometo dejar nuestro pabellón bien alto…..Lo siento, mamá, pero es mi vocación, no seré ahora, pero mas adelante me marcharé y se cumplirá mi destino. Mientras tanto, el abuelo Sebastián, estaba cada día mas torpe de todo. Le gustaba sentarse en la puerta en una butaca y fumarse su pipa de tabaco negro. Estaban en otoño y las hojas secas se iban cayendo, el viento las empujaba y las hacía volar. Un día llamó a su nieta Margarita…

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Margarita, hija, recoge todas las hojas secas que puedas y guárdalas en el desván, pero siempre trátalas con cariño…. ¿Porqué, abuelito?, ¿Qué haremos con esta basura?. Mamá me reñirá…. No, hija, no va a reñirte por eso, y no es una basura, piensa un poco y verás. Estas hojas secas que llamas basura han cumplido una gran misión en esta vida. Han dado sombra al peatón, a tu madre cuando lavaba la ropa debajo de sus hojas, a ti cuando ibas y venías del colegio por la vereda entre los árboles del paseo. ¿Qué mas ejemplos quieres que te ponga ¿ ¿Eh?..... Y ahora que están muertas, nadie se acuerda de ellas, ni siquiera un pensamiento… Perdona, abuelito, me siento avergonzada, las voy a recoger…

Benjamín se acerca y dice de pronto: -

¿Qué pasa aquí, abuelito ¿ ¿Qué es eso que llevan las hormigas? Si no me equivoco es una mariposa, creo que está aún viva, ¡cógela!, dijo el abuelo…

Benjamín se acercó y con toda delicadeza la llevó a la orilla de un riachuelo que había allí cerca. La limpió con cariño y la hizo beber. Estaba casi muerta, pues hacía tiempo que no volaba, estaba desfallecida cuando se encontró en el hormiguero. Cuando se recuperó un poco, la llevó a su casa y Doña Eloisa le dio una abundante cena y la hizo acostar. Al día siguiente emprendió el vuelo hacia su casa, dando las gracias a todos. Mientras tanto, el abuelito les echó una buena reprimenda a las hormigas vecinas. Pero la casualidad quiso que un día en la escuela viniera a hablarle a Don Arturo la madre de la hormiga que atrapó la mariposa. Quería que él, como maestro de su hija la llamara al orden, pues últimamente se comportaba de una manera muy extraña. - A ver, a ver, cuéntame, quiero saber de qué se trata y hablar con ella del asunto que sea, dijo Don Arturo. - Mire Don Arturo, no puedo con ella, no quiere estar en casa, dice que se ahoga dentro de los cuatro muros. Quiere irse a conocer mundo, ¡esta hija!. Me va a matar Don Arturo - Yo que usted, le contestó Don Arturo, la dejaba ir, ya verá cuando se encuentre sola cómo reacciona. - Gracias por su consejo, Don Arturo, así lo haré. Y esa noche la hormiga dejó la puerta abierta. La hormiguita al verla sí, se escapó y cuando estaba lejos de su casa, se levantó un viento horrible que la zarandeaba de un lado a otro…creía morir de miedo y sólo sabía decir: ¡Qué miedo tengo, mamá! ¡Soy una loca y una desobediente, y si yo no fuera así, no me pasaría esto a mi…….De pronto un fuerte golpe de viento la empujó y la tiró. Dio un salto y despertó, ¿pero qué me pasa a mí, Dios mío? ¿Es un sueño lo que he tenido?. Oyó una voz que decía: duerme tranquila hormiguita, es un susto que has pasado y aprendiste una lección. Pienso que de ahora en adelante serás buena….creo yo. Y así fue, cambió totalmente y sólo le gustaba hacer el bien. Mas adelante quiso ser monja, y fue una, pero una buena monja. Un día, la familia de Don Arturo fue a comer al campo, entre los pinos, y pasaron un día inolvidable, aunque el pequeño Benjamín sólo se fijaba en los toros que él creía bravos, y no habló nada durante todo el día. Cuando el sol ya quería acostarse, emprendieron la marcha de vuelta a casa y cual no sería la sorpresa de la familia cuando vieron descender de una nube de algodón un ángel cuyas alas centelleaban con el sol que ya se iba a descansar. El ángel descendía tan rápido que se enganchó una de sus alas en un árbol y no se podía desenredar, entonces se acercaron para socorrerle,

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cuando del mismo árbol asomó una cabecita de paloma que estaba muy enferma en su nido. La habían abandonado y se sentía muy sola.. Cuando el ángel la miró con sus ojos azules, ella al fin esbozó una sonrisa, y en ese mismo momento, cupido hizo de las suyas y quedó prendada del ángel. Le dijo que sólo él la había hecho soñar y la hizo conocer el amor. Por eso cuando el ángel se iba, ella le suplicó: Angel, angel divino, llévame en tus alas, llévame contigo. Entonces el ángel lleno de amor y ternura no pudo negarse …..y se la llevó. Pero la familia continuó camino de su casa, y Benjamín seguía sin hablar. Como cada noche a la hora de dormir, se despidió de sus padres de una manera tan especial que su madre notó algo raro en sus besos y en su mirada. -

¿Te ocurre algo, Benjamín? Te encuentro tan pálido y tan nervioso….¿Habrás tomado mucho sol? No, mamá, estoy muy bien, es mas, aunque no lo creas, me siento muy feliz, tan feliz que no creo que pueda dormir de tanta felicidad. Hasta mañana, mamá. Buenas noches, hijo, que descanses.

Todos se fueron a dormir menos el pequeño Benjamín que obsesionado con su “plaza de toros y toreros” no podía perder ni un día mas. Recogió sus cosas y se fue dejando una carta a sus padres. Les decía que no podía soportar por mas tiempo el no hacer nada, y dejar pasar las horas tontamente, pidiendo perdón a todos, y que por favor cuando se enterasen de su muerte, que no sufrieran, sino todo lo contrario, que él moría muy feliz. Pasaron muchos meses y oyeron rumores de que había en una aldea cercana, una corrida de toros en la que serian lidiados tres toros, entre ellos Benjamín. Como se ha de suponer, nadie pudo ir a verlo, ni la familia ni los de la aldea. Sería como ser cómplices de su muerte. Llegó la hora en la que el torero sacó su reluciente espada, muy afilada. Benjamín le miró con cariño y quiso expresar su agradecimiento por ser él quien pusiera fin a su vida de esa manera tan espectacular y habiendo satisfecho su orgullo de toro. Cuando estaba Benjamín agonizante, se posó en él una mariposa, la misma que un día él salvara de morir en el hormiguero. Lloró sobre él desconsoladamente y se dijeron tantas cosas antes de que él muriera……. Cuando se lo llevaba la mula arrastrándolo por la arena, la mariposa se opuso y dijo que no, que su entierro tenía que ser digno de él, no podía permitir que fuera a un matadero. De pronto el cielo se oscureció, y una gran nube de mariposas apareció. Se colocaron en filas de a dos, portando cada una un ramillete de flores silvestres, emprendiendo así la marcha hasta su aldea natal. Las estrellas que antes tanto habían iluminado, se retiraron en señal de luto y fueron las luciérnagas quienes iluminaron el último “paseíllo”, nunca mejor dicho, de Benjamín. También las cigüeñas vecinas escoltaban a su querido amigo, quienes con hojas verdes trenzaron las palabras: ¡ Adiós Benjamín!

Loli Navarro Vera

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Año de 2011

PAZ La guerra es muerte la PAZ es vida la paloma un mensaje lleva ¿Qué será? ¿Qué será? La paloma, como sabéis, es blanca y de olivo lleva la rama Esta mañana me levanto con alegría. Es el día de la PAZ un día de esperanza y felicidad. En el día de la PAZ hay mucha ternura Que no falte cariño…. ¡ repartamos dulzura ! Elio Antonio Outón Caballero (9 años) Alumno del Colegio “Ignacio Halcón” de Lebrija Xauni de cuarta generación.

Los niños de Xauen

Los niños de Xauen son muy guapitos y por eso

son muy divertiditos. La luna llena alumbra sin parar y los niños de Xauen , van a sus casas después de jugar. Los niños y niñas juegan a la pelota y con una ardilla le quita la bellota. Ese pueblo tan azul que ves se llama Xauen y muy bonito es.

Ana Outón Xauni de cuarta generación

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Año de 2011

Dice Marta:

Aunque Xauen no sea mi ciudad natal yo la quiero como tal

l

Y a mi hermana Ana la inspiro para ser poeta el día de mañana ¡ Ojalá pudiera repetir ir de nuevo allí ¡ Eres una ciudad de ensueño Y apareces cuando duermo. Y si a un lugar me dieran a elegir ¡Ya sé adonde querría yo ir!. Con tus niños en las calles ¡ay que ver para que callen! Por la noche eres preciosa ¡ay Xauen, eres maravillosa! Marta Outon Arteaga, xauni de cuarta generación.

Nuestras cuentas Recordamos nuestro nº de c.c. en UNICAJA

2103 4033 11 0030009939

UNICAJA

Movimientos desde el 03-12-2010 al 15-06-2011 Saldo al 03-12-2010…………………………………………….157,92 € Ingresos hasta 10-06-2011……………………………………………………………..1.603,00 € Saldo + Ingresos………………………………………………..1.760,92 € Gastos hasta 10-06-2011………………………………………………………………289,76 € Saldo al 10-06-2011………………………………………….1.471 € Hay que pagar aproximadamente algo mas de 900 € de la imprenta, sobres y correos de la presenta revista y nos quedarían 400 o 500 €, cantidad insuficiente para la preparación del Encuentro de Octubre y la revista de Navidad próxima. Claro que, tiene su explicación, porque solamente 27 han hecho el ingreso de la cuota correspondiente a 2011. Estamos de acuerdo en que las cuotas son voluntarias pero necesarias y si nos faltan, la revista y los Encuentros peligran. Hasta ahora estamos mandando la revista a todos, estén o no al corriente en sus cuotas, pero no nos parece justo. Recordamos que en el año 2000 se acordó fijarla en 36 € al año o 18 al semestre. Algunos ingresan mas, cosa que agradecemos en nombre de todos. Ahí queda eso…. Un abrazo de Ildefonso Aguilar, Vicente Moreno, Pepe Outón y Domingo Outón

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Año de 2011

Mi Primera Comunión

Elio Antonio Outón Caballero

Ana Outón Arteaga

Maria del Mar Outón Benítez

Miguel Fernandez Sanjuan

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BoletĂ­n XAUEN

AĂąo de 2011

Nuestros nietos

Cristina y Pilar Lula, Lu para los amigos, son las nietas melillenses de Manolo y Pili Arcal e hijas de Loli.

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Año de 2011

Galeria del recuerdo

Jacinta y Rocío

Africa, Maruja, Julita, Justo Guille y Yolanda (Noviembre 52)

Familia de Ventura

Justo, Guillermina y Yolanda

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Año de 2011

Galería del recuerdo…

Dori Sanjuan y sus amigos

Angelines, Mari Carmen Galacho, Isabelita Moreno, Mari Carmen Guerra, Milagros Muñoz, Felipin y Antonio Muñoz

Maria Vargas, su hermana y una amiga

Felipe Alonso y sus hijos.

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