Vivienda Colectiva Pública: Guayaquil (1940-1970)

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(1940-1970)



Caracterización tipológica de la vivienda colectiva pública en Guayaquil (1940-1970)


728,314 B199v

Bamba Vicente, Juan Carlos Vivienda colectiva Guayaquil. -- Guayaquil: 1a edición Dirección de Publicaciones de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, 2016. 162 Pag. : illus.

ÁREA: Arquitectura 1. Vivienda colectiva 2. Edificios multifamiliares 3. Conjuntos habitacionales 4. Soluciones habitacionales 5. Guayaquil 6. Ecuador

ISBN: 978-9942-904-60-7

© Instituto de Hábitat y Diseño - IPUR Facultad de Arquitectura y Diseño Universidad Católica de Santiago de Guayaquil Guayaquil, Ecuador Colección de Proyectos de Investigación 2013 - 2014 Arquitectura y Construcción Sostenible Dirección de Publicaciones Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, 2016. Primera Edición 162 páginas Impreso en Guayaquil - Ecuador Revisión de contenido: Félix E. Chunga de la Torre Corrección de textos: Janet Lara Mora Diseño & Diagramación: Hernán A. Romero Ponce


Contenido

Prólogo Ciudad y arquitectura de lo necesario

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Introducción

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Antecedentes

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CAPÍTULO I

Contexto

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CAPÍTULO II

Metodología

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CAPÍTULO III

Crítica

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CAPÍTULO IV

Conclusiones

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CAPÍTULO V

145 Recomendaciones CAPÍTULO VI



A mi familia y amigos



Prólogo Sergio Martín Blas, grupo de investigación NuTAC, ETSAM, Universidad Politécnica de Madrid

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IUDAD Y ARQUITECTURA DE LO NECESARIO

En una reciente charla en Madrid el maestro Álvaro Siza reflexionaba sobre los motivos por los que el trabajo del arquitecto se tiende a ver, en su país y en muchos otros, como un “lujo innecesario”. Con su habitual tono alusivo y aparente modestia, Siza deslizaba una hipótesis crítica: si la arquitectura moderna ha producido algún corpus de conocimiento específico, éste es el de la vivienda social, la vivienda económica, la vivienda colectiva pública, y quizá habría que buscar en la marginación o desaparición de ese programa el que la percepción del arquitecto se haya alejado gradualmente de las necesidades cotidianas para terminar asociándose, con mayor o menor justicia, al “lujo innecesario”. No es casual que el mismo Siza sea uno de los pocos, si no el único de los actuales arquitectos del “star system” mundial, que forjó su prestigio en el campo de la vivienda económica, con las realizaciones para el programa SAAL desde los años 70. Se trata, evidentemente, de una condición singular. Frente al predominio que tuvo el estudio de la vivienda mínima, social, económica, en el origen y desarrollo de la arquitectura moderna, hasta los años 60-70, en las últimas décadas la cuestión parece haber pasado a un segundo plano incluso en la cultura de los arquitectos, tanto desde un punto de vista académi13


co como mediático. Nos encontramos ante una dicotomía radical: por un lado, la Arquitectura con mayúsculas se ha identificado cada vez más claramente con lo singular, aquello que ocupa las páginas de las revistas y atrae los comentarios de los críticos: museos, centros culturales, palacios de congresos, grandes infraestructuras, viviendas “de autor”…; por otro lado, nuestras ciudades se construyen con una arquitectura en su mayor parte residencial, aparentemente banal, despojada de ambiciones y consecuencias culturales. La vivienda de interés público se incluye, salvo contadas excepciones, en este segundo grupo. Esta publicación reivindica, en primer lugar, la vivienda colectiva pública como objeto de investigación para la arquitectura y la ciudad contemporáneas: la vivienda como necesidad básica y universal, pero también como la más importante construcción cultural de la arquitectura moderna y, sobre todo, como elemento fundamental para la transformación de nuestras ciudades. Es este último aspecto el que centra una buena parte de las reflexiones que contiene el volumen, dirigidas a la relación entre el ámbito de la casa, el lugar privado, y la ciudad, lo público, a través de un conjunto de espacios intermedios, de uso colectivo. Con ello se trata de investigar de forma crítica el papel de la vivienda colectiva de interés público en la formación de la ciudad moderna, y su potencial en los procesos de 14

regeneración urbana contemporáneos. Es decir, situar el problema de la vivienda pública en un contexto más amplio al habitual - simple provisión de cobijo a los desfavorecidos - y contemplar su potencial para la formación y transformación de nuestras ciudades. El análisis de modelos históricos de la ciudad de Guayaquil, recogido aquí, se debe considerar un ensayo para esa nueva perspectiva sobre la vivienda pública y su arquitectura. Al mismo tiempo, se trata de un laboratorio propicio para analizar la distancia entre las expectativas de producción de una vida colectiva en las grandes ciudades del periodo moderno, y el aparente declive de muchos de los espacios de encuentro y uso común que se proyectaron de acuerdo a aquellas premisas. Distancia evidente al observar cómo esa arquitectura se ha comportado y transformado en el tiempo, alejándose a menudo de la imagen prístina en la que siguen acudiendo las reseñas y críticas de arquitectura. También en este aspecto es novedosa y necesaria la investigación. El trabajo trata de alejarse de la erudición del historiador, de la contemplación despegada del crítico, para observar y analizar una realidad en muchas ocasiones descarnada, en busca de trazas que nos ayuden a comprender mejor los grandes proyectos de vivienda pública, su significado, su relación con el tiempo, con los usos y cos-


tumbres cotidianos, y, sobre todo, actuar sobre ella para aprovechar su potencial, aprender de sus errores y aciertos, incorporarla a nuestro acervo cultural y transformarla a partir de sus premisas. “El tiempo también pinta”, afirmó Goya, y con él debemos convenir que las modificaciones y transformaciones de las obras definen su propia naturaleza.

nuevo impulso en los últimos años3. Este trabajo de Juan Carlos Bamba contribuye sin duda a dicho impulso con una visión local, centrada en la ciudad de Guayaquil, y al mismo tiempo ejemplar, pues representa las mejores esperanzas por situar a la vivienda pública en un nuevo centro del debate sobre la ciudad y arquitectura de lo necesario.

Es destacable, por último, que la investigación se apoye en un comprometido rigor analítico, en medidas, números, y en el uso del dibujo como instrumento fundamental de apropiación de la realidad. Tanto la reducción de lo cualitativo a lo cuantitativo, como el empleo de descripciones y análisis gráficos, constituyen recursos clásicos de la investigación científica, a los que la arquitectura y los estudios urbanos deben acudir si se quieren superar los debates estériles de apreciación y crítica subjetiva. En este sentido, el libro confluye con algunas de las premisas asumidas desde 2009 por el grupo de investigación NuTAC, de la Universidad Politécnica de Madrid, con el que su autor está en estrecho contacto. Los resultados del grupo se han presentado en las exposiciones y publicaciones “I+D+VS: futuros de la vivienda social en 7 ciudades”1 y “A pie de calle: vivienda social y regeneración urbana”2. Desde 2013 NuTAC dirige sus intereses hacia América Latina, espacio en el que la vivienda de interés público y los procesos de regeneración urbana han cobrado un

1. MARTÍN BLAS, Sergio; RODRÍGUEZ MARTÍN, Isabel et al., I+D+VS: futuros de la vivienda social en 7 ciudades. Fundación Arquitectura COAM y Ministerio de Fomento, 2011. 2. MARTÍN BLAS, Sergio; RODRÍGUEZ MARTÍN, Isabel. A pie de calle: vivienda social y regeneración urbana. Mairea Libros, Madrid, 2014. 3. Este prólogo se encuadra en las actividades del proyecto de investigación del Plan Nacional de I+D+i “Vivienda Social y Regeneración Urbana en América Latina”, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España.

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Introducción Este trabajo de investigación presenta la valoración de los proyectos de vivienda colectiva de producción Estatal proyectada y construida en Guayaquil en un periodo concreto de la Arquitectura Moderna (1940-1970), que modificaron la morfología urbana de la ciudad a escala territorial e introdujeron tipologías edificatorias modernas por primera vez en la ciudad. Estos conjuntos habitacionales construidos como crecimientos urbanos, inicialmente en el centro, y posteriormente en el norte y sur de la ciudad, planteaban un sistema de espacios libres que articulaba los bloques multifamiliares con el espacio público de la ciudad mientras que, a escala del edificio, proponían espacios comunes que podían compartir los habitantes en comunidad y que complementaban el reducido espacio doméstico de carácter privado.

tes espacios de la ciudad con morfologías urbanas específicas y dinámicas sociales particulares. El análisis crítico pretende ofrecer una visión holística de las características tipológicas de los proyectos originales y de la situación actual de las edificaciones como puesta en valor para su necesaria mejora arquitectónica. En la fase final se proponen conclusiones sobre el resultado del análisis realizado y recomendaciones para solucionar los problemas detectados en los casos de estudio como aproximación a una posible regulación arquitectónica de los proyectos de vivienda colectiva en Guayaquil.

La investigación plantea una primera fase exploratoria de identificación, descripción y contextualización geográfica e histórica de los casos de vivienda colectiva del universo de estudio. A continuación se realiza un análisis tipológico integral de los proyectos a través de diferentes escalas de aproximación disciplinar con el objetivo de producir un diagnóstico de los problemas nucleares en el contexto actual. El estudio de estos proyectos resulta necesario para hacer un diagnóstico de lo sucedido con estas tipologías modernas de vivienda importadas de Europa insertadas en diferen-

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ANTECEDENTES CAPÍTULO I

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a historiografía sobre la arquitectura moderna en el Ecuador es escasa y la que existe poco difundida. Hay, en cambio, abundante investigación sobre el hecho colonial que en términos generales ha orientado la discusión sobre la arquitectura del Ecuador desde finales del siglo XIX hasta el presente, con importantes trabajos de historiadores como José Gabriel Navarro, José María Vargas, Alfonso Ortiz Crespo, entre otros. Esto se suma a que el papel de la crítica de la arquitectura en este país ha sido limitado y marginal. Baste conocer que no fue sino hasta 1977 cuando circuló en el Ecuador la revista Trama, primera publicación especializada en temas de arquitectura y urbanismo del país. Las primeras investigaciones sobre la arquitectura moderna de Guayaquil corresponden a tesis de grado universitarias desarrolladas en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. La primera, “Arquitectura Guayaquil 1930-1960” realizada en 1980 (Alcívar, Lee, Luque, Rojas y Valdivieso) que abarcaba la arquitectura desarrollada el período entre 1930 y 1960, la segunda, “Los arquitectos, Movimiento Moderno. Guayaquil 1940-1970” (Mera, Wong y Yu Lee, 1991). En la primera se analiza la arquitectura moderna desde una 23


forzada comparación con los principios definidos por el Movimiento Moderno en Europa; mientras en la segunda se realiza una mirada desde los protagonistas de este periodo destacando sus obras consideradas más relevantes. En el libro “Estado y Vivienda en Guayaquil”, Aguirre (1984) habla de las diferentes respuestas al crecimiento demográfico de la ciudad en las que instituciones públicas como el IESS construyeron viviendas con facilidades en el proceso de adquisición por medio de créditos que contrastaban con las limitadas políticas de financiamiento por parte de la banca. También destaca la intervención de otra institución en el financiamiento de proyectos de vivienda de interés público que fue el Banco Ecuatoriano de la Vivienda y la Junta Nacional de la Vivienda que a partir de 1973 produjeron grandes conjuntos habitacionales al norte y sur de Guayaquil que contribuyeron a la expansión urbana. En cuanto a la información planimétrica de algunos de los proyectos de vivienda del periodo de estudio queda descrita de forma parcial en la revista Trama número 13-14 titulada “La vivienda colectiva en la producción estatal” de 1979 en la que se describen algunos programas habitacionales destacables del periodo de estudio. En algunos casos se identifican los planos de la tipología de la unidad de vivienda pero no la implantación del conjunto completo en relación a su contexto urbano. En 1986 se creó el PROHA (Programa de Investigación en Historia de la Arquitectura y la Ciudad) en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, con el propósito de investigar sobre el patrimonio arquitectónico de la ciudad. El trabajo de este programa culminó con la publicación de los libros “Patrimonio arquitectónico y 24

urbano de Guayaquil” (Lee, Compte y Peralta, 1989), “Testimonio y memoria de la arquitectura histórica de Guayaquil” (Lee, Compte y Peralta, 1991) y “Guayaquil: Lectura histórica de la ciudad” (Lee y Compte, 1992). Estas publicaciones establecen una clasificación y descripción más precisa de la arquitectura moderna en Guayaquil desde una visión historicista sin plasmar un posicionamiento crítico sobre su aporte en relación al contexto local y regional a nivel latinoamericano. En el libro “Quito, Guayaquil: Identificación Arquitectural y Evolución Socio-Económica en el Ecuador (1850-1987)”, la geógrafa francesa Marie Sophie Bock (1988) señala, sobre la producción arquitectónica a partir de los años 70, la importancia de la “internacionalización” entre los diferentes estratos sociales, donde la clase media-alta adoptó construcciones de lotizaciones de “estilo norteamericano”, mientras que en los barrios populares el objetivo de los habitantes era adquirir una casa con terreno que provenía en su mayoría de programas habitacionales de instituciones públicas o mediante la autoconstrucción progresiva. Al respecto de la inversión realizada por las instituciones públicas en relación a las condiciones habitacionales que existían en el periodo de estudio (1940-1970), en el libro “El proceso urbano de Guayaquil 1870-1980”, Rojas y Valdivieso (1988) arroja datos cuantitativos de estudios a nivel nacional sobre las densidades poblacionales, los programas arquitectónicos realizados en función a los tipos de familias de los diferentes estratos socioeconómicos, y los procesos urbanos de crecimiento de la ciudad. Esta investigación también incorpora un notable aporte en cuanto a planos de la evolución urbana de Guayaquil desde su fundación hasta 1980.


Profundizando en esta misma línea se encuentra el libro “El Mercado del suelo urbano y barrios populares en Guayaquil” publicado en 1989 (Rojas y otros). La conformación del DOCOMOMO (Centro de documentación de la Arquitectura del Movimiento Moderno) capitulo Ecuador en 2010, ha permitido empezar a intercambiar experiencias de análisis de la arquitectura moderna del país. En el año 2010 se realizó en la facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil el evento “Reflexiones sobre Arquitectura Moderna”, donde se presentaron una serie de ponencias sobre este período de la historia de la arquitectura del país principalmente en las ciudades de Quito y Guayaquil, que fueron recogidas en el número 28 de la revista AUC de esa universidad. En el caso específico de Guayaquil se publicó el artículo “La Arquitectura Moderna en Guayaquil” (Compte, 2010). El Proyecto de Investigación SINDE “Sistematización de la información urbana de Guayaquil y desarrollo de una página web, período 1970-1990” de Felipe Huertas (2013) realiza una recopilación y sistematización ordenada cronológicamente de las viviendas de interés público desarrolladas a continuación del periodo de estudio de esta investigación. El valioso aporte histórico y teórico de la investigación no compensa la ausencia de una crítica sobre la calidad de los proyectos de vivienda y menos aún la necesaria reflexión sobre el estado actual.

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CONTEXTO CAPÍTULO II



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a vivienda colectiva pública: la vivienda social

El objetivo dentro de este primer bloque es construir un marco referencial preciso mediante una aproximación teórico-crítica progresiva al tema de estudio del presente trabajo: la vivienda colectiva de interés social como herramienta capaz de construir una ciudad densa y compacta que evite el consumo excesivo de territorio. Para ello se definen los términos que construyen el objeto de estudio para acotar el significado de cada uno y evitar confusiones o malinterpretaciones. Se trata de una vivienda generadora de colectividad que sintetiza valores que encontramos en la ciudad como la importancia de la comunidad –el sentido de lo común -y el carácter aglutinador y social –el sentido de la civilización-. La vivienda: unidad básica habitable que conforma la ciudad La vivienda constituye la primera escala de socialización y colectividad, y la representación espacial de las personas que generan la comunidad doméstica. La primera arquitectura surge para producir una envolvente que sirva para que el hombre pueda protegerse de un exterior hostil, es así que surge la idea de la casa como sabio ejercicio que precede al arquitecto. Montaigne, por un lado, afirma que “el hombre es un animal que guisa”, y S. E. Rasmussen añade “el ser humano 29


es un animal que, no sólo se refugia, sino que se hace una casa”4; además el hombre trata de asentarse dentro de una colectividad identificándose ante ella y ante él mismo. El arquitecto -desde hace relativamente poco tiempo- se anticipa a ese proceso en el que, con toda seguridad, el hombre llegaría a depurar la construcción de ese hábitat mínimo, que maduraría y se adaptaría a las necesidades de cada persona5.

a la vivienda de esos espacios satélites necesarios para la vida del ser humano. Es posible que, en la dinámica compleja de la ciudad contemporánea, el habitante de la vivienda colectiva conserve en su memoria esos espacios colectivos que tienen que ver con el habitar primitivo, y los demande como los instrumentos capaces de generar comunidad y socialización, esto es, un espacio urbano cívico y democrático.

Los nómadas se asentaron en lugares estratégicos y los poblados se generaron, desde esa primera casa, como una elemental agrupación de moradas lo suficientemente próximas como para identificarse como una comunidad. En un primer grado de colectividad, el clan desarrollaba la vida social en los espacios intermedios no planificados que se configuraban entre las casas. Allí las personas experimentaban los vínculos que provoca la proximidad, la vecindad, mediante lazos similares a los que pueden surgir en el espacio colectivo de una vivienda. En los espacios que giran en torno a la casa está el germen de la calle y la plaza. Por lo tanto se entiende en esta investigación la vivienda como la unidad básica habitable o la célula de habitabilidad mínima que conforma la estructura de la ciudad.

La vivienda colectiva: de la vivienda burguesa a la vivienda obrera

La unidad básica habitable representa la primera escala de colectividad del habitar desde el que pueden reelaborarse algunos conceptos nucleares del proyecto habitacional colectivo. En esta primera vivienda, todas las actividades domésticas se desarrollaban en un entorno cercano que podía controlarse visualmente desde el interior. Ese carácter de los espacios colectivos que giran alrededor a la casa se mantiene hasta hoy en día en algunos poblados rurales mientras que la especialización de la ciudad ha ido despojando 30

En la sociedad europea del siglo XIX, las casas obreras solían mantener la estructura rural en cuanto a la organización y agrupación funcional. Como se indicaba anteriormente, el mayor nivel de colectividad tolerado o el máximo nivel de vida comunitaria estaba representado por el núcleo familiar. El vecindario estaba conformado por familias aisladas o individuos aislados en viviendas autónomas colindantes: la proximidad no aseguraba la comunidad por lo que la calle se convertía en el único vínculo posible de colectividad. De la misma manera que las casas entre sí no lograban configurar una imagen de conjunto reconocible, es probable que tampoco los residentes de esas viviendas tuvieran posibilidad de articular entre sí un modo de vida colectivo más allá de la vida familiar. Este tipo de aislamiento suponía la imposibilidad de construir cualquier grado de comunidad a partir de la agrupación de viviendas aisladas sin espacios colectivos que las conecten, y por tanto, la incapacidad de construir una noción de sociedad. 4. Steen Eiler Rasmussen. La experiencia de la arquitectura. 5. Xavier Monteys. La Casa Collage. Un ensayo sobre la arquitectura de la casa. Pere Fuertes, del capítulo “El juego de la casa”. Pág. 28.


La tipología de vivienda colectiva comenzó a desarrollarse a principios del siglo XX, sobre todo en la periferia de las ciudades y en las poblaciones de cierto tamaño, debido al problema social de alojamiento de la clase obrera cercana a las factorías rurales. Las utopías de Robert Owen en la Comunidad New Harmony de 1817 plasmadas posteriormente por Charles Fourier primero en el Falansterio de 1841 y posteriormente en el Familisterio de Guisa de 1881 son un claro ejemplo de propuestas de proyectos con esquemas de organización colectivos que rompían la dualidad campo-ciudad. Supuso la posibilidad de constituir una nueva vida social, un principio de relación de vecindad y comunidad a partir de la forma construida de la ciudad. La unidad y cohesión de estos conjuntos dependió, en gran medida, de la estructura y calidad de los espacios colectivos que articulaban las células habitables privadas. Las familias dejaban de estar aisladas debido a la necesidad de compartir y gestionar un espacio colectivo que las identificaba como una comunidad y que perseguía una marcada idea higienista. Siguiendo con esta evolución de la idea de colectividad en el proyecto de vivienda, los proyectos de vivienda colectiva diseñados por encargo del STROIKOM, Comité para la Edificación de la República Socialista Federativa de los Soviets de Rusia son en gran medida los precursores de la vivienda colectiva europea. En estas investigaciones y prácticas la transición de la vida burguesa a la nueva vida social se plantea mediante transformaciones progresivas en la organización de las estancias y espacios colectivos: cada vez menos superficie dedicada a la vida privada compensada por el aumento de la dedicada a la vida colectiva y pública. Otro ejemplo de políticas de vivienda

colectiva similares serían las “Hof” vienesas o el proyecto “Inmuebles villa” de Le Corbusier que plantea por primera vez agrupar viviendas patio en altura –la célula habitable base partía del Pabellón del Esprit Nouveau de la Exposición Internacional de Artes Decorativas en París de 1925- y que desembocaría más tarde en la materialización del bloque de vivienda colectiva o multifamiliar por excelencia del período de posguerra: la Unidad de Habitación de Marsella de 1946. La vivienda colectiva, que comprende la relación entre la vida privada y la vida en comunidad, es el primer paso de las relaciones de colectividad con el conjunto de la ciudad y ésta debe su carácter al espacio no edificado. Los vacíos de las calles y plazas -los espacios libres- otorgan la continuidad y coherencia necesarias para estructurar la ciudad en sus diferentes escalas. Estos espacios libres habitados se identifican y habitan con mayor intensidad que los llenos –las edificaciones- en el tejido urbano; en la vivienda colectiva, los espacios colectivos serían las calles y plazas. Si el modo de habitar influye en la configuración del espacio doméstico en cuanto a la autonomía o integración de las partes del conjunto habitacional, la vivienda colectiva –que tradicionalmente se ha concebido como la simple agregación de viviendas- puede repensarse a partir de la lógica interna que pueden establecer los espacios colectivos que asocian al individuo con la comunidad, esto es, mediante un sistema continuo de espacios que aseguren una transición lógica entre el ámbito privado y el espacio público. El proyecto de vivienda colectiva de interés público realiza su acción social para solucionar las necesidades de habitar de las familias y personas con escasos recursos económicos y facilitarles un hogar. 31


Su origen asistencial surgió de la preocupación por solucionar un problema derivado del éxodo rural a la ciudad, que se produjo desde la revolución industrial y urbana en Europa del XIX. En los inicios del siglo XX entidades estatales y organismos municipales de las grandes ciudades industrializadas de Europa inician acciones de regeneración mediante programas de vivienda social. Los proyectos de vivienda colectiva de interés público conforman la nueva ciudad ideada por el Movimiento Moderno como parte de un proceso físico, económico y sobre todo social que, iniciada por las administraciones, involucró a los arquitectos más importantes del momento. La necesidad social dio lugar al proceso físico, económico y social de construcción asistida, y el compromiso entre las instituciones y la disciplina arquitectónica. Ese desvelo que antes se centraba exclusivamente en un problema higiénico, más tarde abordó la resolución de un problema, no sólo arquitectónico, sino también profundamente humano: el problema social.

gales y operativos se involucraron en la transformación del suelo.

La vivienda colectiva pública en Guayaquil

Estos desplazamientos -en ocasiones forzados- de las clases sociales medias y bajas acabarán caracterizando diferentes sectores de la ciudad a través de la intervención estatal con políticas de vivienda social que cubrían la creciente demanda habitacional y ofrecían un hábitat digno. De esta forma queremos entender en esta investigación la vivienda colectiva pública, más que como un bien inmueble, como un servicio básico de la sociedad.

El desarrollo de las clases sociales de Guayaquil es el aspecto nuclear que va a definir todos los planes de desarrollo urbano de la ciudad. El proceso de urbanización de los diferentes estratos de la ciudad radica en la evolución de las distintas formas sociales que la componen. Las formas de propiedad del suelo definen el crecimiento de la ciudad. Las dinámicas que transforman los suelos no urbanos o rurales en suelos urbanizables dependen de los desplazamientos espontáneos e informales incontrolados de la población. Las dos principales formas de estudio son: la propiedad privada y la propiedad estatal o pública, y estos exponentes le32

En la propiedad privada se incluye a la clase burguesa. Grandes hacendados o familias de mayor tenencia territorial, cuya riqueza está relacionada con la producción y circulación de las fuentes de comercialización que generaba la ciudad. Esta clase social poseedora de grandes superficies de tierra susceptibles de ser explotadas, van a definir gran parte de los desarrollos urbanos y a direccionar el crecimiento de la ciudad. Los organismos públicos son objeto de estudio de la propiedad pública. La Municipalidad de Guayaquil, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y la Junta de Beneficencia de Guayaquil son entidades públicas que definen a escala territorial, la distribución de los solares destinados a las distintas formas de crecimiento de la ciudad; y en el aspecto funcional, van a organizar la actividad diaria de la ciudad, que responde a las necesidades de los habitantes en cuanto a servicios básicos.

Procesos urbanos a finales del s. XIX y comienzos del s. XX Este periodo corresponde a la época de mayor auge en la exportación del cacao –boom cacaotero- que generaba grandes cantidades de divisas para el Esta-


do y el control del país por parte de una emergente burguesía guayaquileña. Este crecimiento productivo y económico de Guayaquil, que se inicia en 1880, provocó el aumento acelerado de la población debido a la migración del campo a la ciudad de personas atraídas por los salarios de las plantaciones costeñas. La clase burguesa se ubicaba a comienzos del siglo XIX en el centro de la ciudad. La tipología de vivienda de la pequeña burquesía guayaquileña se caracterizaba por el compartimento en clases sociales: los obreros o trabajadores disponían de la planta baja de la vivienda, que estaba dedicada a las bodegas y el secado del cacao, mientras que la clase burguesa se ubicaba en la planta alta, teniendo doble acceso a la edificación. Surgen a través de esta tipología de vivienda multifamiliar los primeros grados de colectividad o vecindad –casi forzados al no poseer un espacio físico destinado para ello mas que la propia calle- entre habitantes de diferentes clases sociales. El gran incendio de Guayaquil del 6 de octubre de 1896, además de provocar grandes pérdidas materiales, marca una nueva forma de agrupación de la población y la alteración del trazado urbano. A finales del siglo XIX la clase burguesa adquiere los terrenos y haciendas del sur de la ciudad. Aunque estos no estaban aún lotizados, su interés era grande por que generaban rentas por retención especulativa, lo que recesó el periodo de urbanización hasta los años 50. En vista de estas circunstancias, la Municipalidad de Guayaquil adquiere terrenos que se vieron afectados por el incendio y por consiguiente las demás entidades públicas suman una gran cantidad de tierras, que luego se verían más aún favorecidas por la inclusión de infraestructura urbana.

Desde los años 1900 hasta 1920 la población de guayaquil pasa de 35.000 habitantes a 117.000, lo que implicó incluir una serie de servicios que cubrieran las necesidades de la ciudad. La demanda de suelo por los inmigrantes provocó serios asentamientos que dieron lugar a invasiones en barrios marginales, propiedad del Municipio, que se situaban principalmente en los manglares o al borde del estero. La red de transporte se verá afectada por la cantidad de pasajeros anuales que incrementan la demanda de circulación, cambiando en este tiempo la tracción animal por la mecánica, y luego, a la red de autobuses urbanos. En 1922 el Ecuador sufre la crisis cacaotera y el impacto del “crack” mundial en 1929. Esto se traduce en una descontrolada migración de los habitantes de las partes rurales del país a las ciudades, lo que provocó una escasez de viviendas que cubrieran las necesidades de las clases más bajas. La burguesía aprovecha esta situación para alquilar las viviendas que poseían en el centro de la ciudad, causando lo que se conoció como el “tugurio central”. Los hechos que afectaron a Guayaquil desde 1900 hacia la década de 1930, determinaron el nuevo direccionamiento del crecimiento de la ciudad, conformándose así asentamientos como el suburbio, terrenos que eran propiedad del Municipio. Por otro lado la clase burguesa se dirige al sur, ocupando terrenos de la Hacienda la Saiba y conformándo así la primera urbanización planificada de Guayaquil: el Barrio el Centenario. En el año 1940 la nueva tendencia de producción de la costa comienza a regular la economía del país. El boom bananero afectará radicalmente a la dinámica de la ciudad de Guayaquil y a los desarrollos urbanos y arquitectónicos. El puerto prin33


cipal cumple principalmente un papel de circulación en la exportación del banano y será entonces motivo de atención para el Estado ecuatoriano que velará por la actividad portuaria de la ciudad que generaba la mayor cantidad de divisas.

crecimientos periféricos, que en Europa tenían el formato de ensanches ordenados, aquí se convierten en asentamientos espontáneos desplazados del campo en la ciudad; no existen infraestructuras ni instalaciones urbanas básicas.

Procesos urbanos entre 1940 y 1970

En este periodo el Estado financió varios proyectos que ayudaron al crecimiento urbano de la ciudad, a través de la Caja de Pensiones, se involucró en el impulso de barrios y conjuntos habitacionales ubicados según la tendencia de desarrollo urbano. Las infraestructuras urbanas de gran escala como la ampliación del Aeropuerto Simón Bolívar, el puerto marítimo y las vías de acceso estructurales que conectan Guayaquil con el resto del país propiciaron el desarrollo de nuevas urbanizaciones. Éstas se situaban en una posición intermedia entre el centro urbano, estructurado y colmatado, y las zonas de invasiones desestructuradas y con serios problemas de habitabilidad.

El periodo de estudio queda acotado por hechos importantes que definen un marco de tiempo en el que la participación e intervención del Estado en tema de vivienda y desarrollo urbano será clave para la ciudad. El Estado, mediante políticas públicas de instituciones como la Caja de Pensiones, la Caja del Seguro -posteriormente el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social6- y la Junta Nacional de Vivienda7, planeó y construyó en Guayaquil, entre 1942 -cuando se construye el primer proyecto de vivienda de interés público -el Barrio “Grace” y el Barrio “Norte”- y el año 1968 –Gobierno de José María Velasco Ibarra- cuando se incrementan notablemente los recursos financieros del país debido a la explotación petrolera – conocido como el boom petrolero8- que hizo crecer la economía y dio lugar a que los gobiernos militares incrementaran el gasto público entre estos el gasto en vivienda de interés social promovida por la Junta Nacional de Vivienda y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social que se crea en 1970. El proceso urbano de Guayaquil en este periodo está influenciado directamente por el desarrollo económico del país y por las particularidades de éste en el área de influencia de la ciudad. Estas invasiones informales son incontrolables para una ciudad que crece desmesuradamente sin planeamiento y acaban segregando la ciudad. El centro se empieza a colmatar con desarrollos urbanos de capital privado mientras que los 34

6. En 1963, mediante el Decreto Supremo No. 517, se fusionó la Caja de Pensiones con la Caja del Seguro para formar la Caja Nacional del Seguro Social. Mediante Decreto Supremo N. 40 del 25 de julio de 1970 y publicado en el Registro Oficial N. 15 del 10 de julio de 1970 se transformó la Caja Nacional del Seguro Social en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. 7. El Banco Ecuatoriano de la Vivienda era el organismo financiero y crediticio del sector de la vivienda que prestó asistencia y cooperación a la Junta Nacional de la Vivienda. Según el Decreto 1820 (R.O. 461, 14-VI-94) la Junta Nacional de la Vivienda se fusionó al Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (MIDUVI) creado éste mediante Decreto Ejecutivo N. 2de fecha 10 de agosto de 1992. 8. La cuarta guerra árabe-israelí (octubre de 1974), produjo un primer y significativo reajuste de los precios del crudo en el mercado internacional, la valoración del petróleo amplió notablemente el flujo de recursos financieros, facilitando un crecimiento acelerado de la economía ecuatoriana.


Entre 1950 y 1960 prevalece el uso de hormigón armado y se consolida el lenguaje arquitectónico representativo del Movimiento Moderno. En este período entra en el país la influencia racionalista proveniente principalmente de Brasil, y con esto los primeros edificios racionalistas, en los que se elimina todo tipo de ornamentación. Es necesaria por tanto la valoración de la arquitectura de la década de 1950 a partir de la incorporación de nuevos recursos tecnológicos y constructivos dentro de los principios del movimiento moderno. El aumento de la exportación petrolera de la década de 1970 y el consecuente auge económico marcan un cambio crucial en el desarrollo urbano y producción arquitectónica de Guayaquil. Se produce un cambio en el modelo de los conjuntos habitacionales de producción estatal: en cuanto a la morfología urbana se constituyen proyectos habitacionales en supermanzanas de mayores dimensiones y se opera con tipologías edificatorias de bloques en H articulados por espacios libres como es el caso de Las Acacias, La Pradera y Los Esteros entre otros; además se inicia una creciente inversión en conjuntos residenciales privados como es el caso de Urdesa y Los Ceibos. Este cambio de paradigma delimita el marco temporal de referencia del presente trabajo.

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METODOLOGÍA CAPÍTULO III



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l universo de estudio comprende las viviendas colectivas de producción Estatal proyectadas y construidas en Guayaquil entre 1940 y 1970. Los casos identificados son los siguientes: - Casas Colectivas de la Caja del Seguro de Héctor Martínez, 1945-1950. - Centro de Vivienda de la Caja del Seguro de Alamiro González, 1958. - Bloques Multifamiliares de la Caja del Seguro de Pablo Graf, 1964-1967. - Bloques Multifamiliares de La Atarazana del Banco Ecuatoriano de la Vivienda9 de José Furoiani y Virgilio Poveda, 1965-1973. Se trata de una investigación de tipo descriptiva desde una perspectiva cualitativa mediante el método del estudio de casos. La metodología se organiza en diferentes niveles de análisis que van profundizando progresivamente en el problema de investigación: análisis crítico de casos individualizado, comparación dialéctica de casos, extracción de conclusiones parciales, diagnóstico integral, conclusiones y recomendaciones. Una vez planteada una introducción teórica sobre el tema de investigación a tra9. El Banco Ecuatoriano de Vivienda se crea el 26 de mayo de 1961, mediante el Decreto-Ley de Emergencia No. 23, siendo su finalidad la de atender el déficit de la demanda habitacional en el país.

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vés del análisis de textos relacionados, se realiza un acercamiento crítico mediante la descripción de los objetos de estudio. Los arquitectos de los proyectos seleccionados son de reconocido prestigio a nivel nacional por lo que en último término se trata de identificar en estos casos y autores la introducción del Movimiento Moderno en Guayaquil. Para definir los casos de estudio seleccionados se diseña un modelo de ficha informativa-descriptiva que define y contextualiza cada proyecto según una serie de parámetros técnicos.

Equipamientos de proximidad

La caracterización tipológica se realiza según un diagnóstico integral que incorpora simultáneamente el análisis crítico de la información del proyecto en su estado inicial y del proyecto en su estado actual. Los instrumentos empleados para la caracterización tipológica de los proyectos de vivienda colectiva se concentran en tres niveles o escalas de análisis:

Accesos por transporte público (líneas que pasan en el sector, estaciones de metro-vía, distancia a la que se encuentran, etc.) y privado (dirección de las vías, parqueos fuera o dentro del conjunto habitacional).

Escala urbana En este nivel de análisis –urbanidad- se investiga la relación que existe entre la estructura urbana –edificaciones y espacio público- y el espacio colectivo compartido por el conjunto de edificaciones que organizan el proyecto de vivienda. En esta escala de análisis se estudia la secuencia ciudad, barrio, conjunto o bloque; el tejido residencial en el que se inserta el proyecto; la relación entre la vivienda colectiva del bloque y el espacio público de la ciudad; la densidad y morfología urbana, entendiendo la vivienda colectiva como un instrumento de ordenación urbana. Morfología urbana Tejido urbano, la trama de en la que se encuentra emplazado y sus características. 40

Distancia del proyecto a los equipamientos urbanos cercanos. Se mide el gradiente de distancia en un radio de 500 m. Usos de suelo Usos de suelo planificados a nivel general en el contexto próximo y su influencia en el proyecto. Accesibilidad por medios de transporte

Accesibilidad peatonal Barreras arquitectónicas (niveles de aceras, elementos que bloqueen o dificulten el acceso del peatón), cómo el peatón llega al sitio, si se considera el acceso para personas discapacitadas en el espacio público. Convivencia de usos Relación del equipamiento existente en el proyecto de vivienda con el equipamiento del contexto próximo. Si hay coherencia o complementación entre el tipo de equipamiento que existe en el sector. Indicador de complejidad: hibridez de usos. Continuidad de espacios libres Relación del espacio libre planteado por el conjunto habitacional y el espacio libre de la trama urbana en la que se inserta.


Estrategia de ocupación de parcela

Niveles y alturas

Geometría o estructura que organiza el conjunto habitacional. Disposición y orientación de los bloques entre sí y con respecto al contexto.

Número de alturas, altura libre y lógica de apilamiento de los niveles de cada bloque.

Perfil urbano

Los usos complementarios al residencial del proyecto. Hibridez de usos y convivencia de estos.

Alturas de los edificios del contexto en relación al proyecto, y el modelo de densidad planteado (relación entre el número de niveles, COS y CUS).

Hibridez de usos

Accesibilidad Accesibilidad al conjunto habitacional y a las viviendas o células privadas.

Escala arquitectónica Espacios intermedios En este nivel de análisis –escala entre bloque y vivienda- se investiga la estructura formal y funcional del conjunto de vivienda colectiva en sí; se analiza la morfología del conjunto en cuanto a la relación tipológica que establece con la manzana en la que se inserta y la lógica de organización del bloque –espacios colectivos-; la estructura formal y funcional interna de las células habitacionales –ámbito privado-; los límites entre el espacio colectivo y el ámbito privado de la casa.

Espacios de transición entre el espacio libre exterior de la ciudad y el espacio colectivo interior en la secuencia de escalas de lo colectivo que va del conjunto de bloques a la célula privada. Circulación y núcleos de conexión Circulación horizontal y vertical del conjunto y de las tipologías de vivienda. Espacios flexibles

Volumetría y geometría Análisis volumétrico y geométrico del conjunto y de cada edificio.

Espacios que por su indeterminación en el diseño y posición dentro de la vivienda podrían adaptarse a un cambio o modificación de uso.

Tipología Espacios secos y húmedos Tipología del bloque y de los diferentes tipos de vivienda. Llenos y vacíos

Espacios húmedos se consideran la cocina, los baños y otros posibles a definir. El resto de espacios se considerarán espacios secos.

Geometría de los límites entre el interior y el exterior de los bloques. Transparencias y opacidades de las fachadas.

41


Ventilación

Variaciones estructura

Orientación con respecto a los vientos predominantes, ventilación cruzada.

Si dentro de la modulación general de la estructura existen variaciones, modificaciones o incoherencias.

Iluminación Dimensiones y características Orientación con respecto al asoleamiento, configuración espacial en relación a la inclinación solar.

Dimensiones, proporciones, geometría, uniones.

Jerarquización espacial

Materiales de los cerramientos y acabados

Jerarquía de los espacios de las tipologías de vivienda, superficie de los espacios en relación unos con otros, espacios jerárquicos por su superficie o posición dentro de la vivienda.

Composición y acabados de paredes, pisos y techos. Conductividad térmica y acústica

Adaptación a tipo de usuario

Porcentajes de la conductividad térmica y acústica de acuerdo a los materiales de construcción.

Tipo de usuarios, grupos familiares, promedio del número de usuarios, miembros de familia, etc.

Estructura vista u oculta Influencia visual en la configuración espacial de la estructura.

Escala constructiva En este nivel de análisis –escala entre vivienda y mueble- se estudia cómo se materializa el proyecto de vivienda colectiva, esto es, el sistema estructural –cómo se soporta el proyecto- y el sistema constructivo –cómo se construye y se acaba el proyecto-; elementos constructivos o muebles funcionales pensados desde el proyecto. Modulación estructura Repetición de módulos, retícula. Sistema estructural Tipo de sistema estructural, simple o mixto.

42

A continuación se diseña un método de valoración cuantitativa de los parámetros según la escala de análisis. El análisis de los casos de estudio -gráfico y textual- viene acompañado de una valoración cuantitativa según cada parámetro del 1 al 5, siendo 1 el valor más bajo o de menor calificación y 5 el valor más alto o de mayor calificación, es decir, que cumple con los requisitos establecidos por parámetro. Una vez analizados los parámetros de la caracterización tipológica de los cuatro casos de estudio se plantea la comparación de estos valores dentro de las diferentes escalas o niveles de aproximación proyectual para extraer reflexiones sobre la calidad del diseño y construcción original y el estado


del proyecto actualmente. De esta forma se pueden extraer reflexiones parciales y totales que de alguna manera simplifican la complejidad de la comparación de los casos de estudio. Esto se traduce en una serie de indagaciones sobre cómo han evolucionado los proyectos en cuanto a los diferentes parámetros y nos proporcionan una visión integral del problema. Esta valoración cuantitativa se traduce finalmente en un grado de intervención que refleja de forma cuantitativa la emergencia de una intervención inteligente que regenere cada caso de estudio y en última instancia, la ciudad. La metodología para esta fase del trabajo se diseña en función a una serie de factores constantes en los cuatro proyectos: temas de referencia. Estos temas sirven como hilo conductor para establecer dialécticas entre los diferentes casos que construyen un complejo mapa conceptual de relaciones. Estas constantes facilitan el trabajo de comparación entre los proyectos añadiendo otras variables como el año de construcción, la trama urbana o el tamaño del conjunto. De las dinámicas comunes por un lado y de las diferencias radicales por otro, se extraerán las reflexiones pertinentes que definirán las posibles recomendaciones para la mejora arquitectónica. Estas estrategias operativas no son proyectos arquitectónicos sino aproximaciones proyectuales a través de conceptos y técnicas arquitectónicas contemporáneas que sirven como solución a problemas asociados a los temas de referencia detectados, que en definitiva son comunes a la mayoría de proyectos de vivienda de la ciudad de Guayaquil, y que deben entenderse dentro de un contexto mayor que abarca la ciudad latinoamericana.

43















CRÍTICA CAPÍTULO IV



R

eflexiones sobre el estado actual de la vivienda colectiva en Guayaquil (1940 y 1970)

Escala urbana Los valores parciales de los casos de estudio a escala urbana son similares. Esto corresponde a un aporte común a nivel urbano de los proyectos analizados que tiene que ver con la crítica al modelo de estructuración de manzana que existía en Guayaquil hasta la aparición de estos proyectos -que se insertan dentro del Movimiento Moderno del Ecuador- en cuanto a la relación de agrupación de los lotes y la articulación con el espacio público. La estructura compacta de lotes estrechos y aglutinados de la manzana de la retícula ortogonal de Guayaquil reduce el espacio público a las estrechas calles exteriores que rodean las edificaciones. Las minúsculas aceras, único espacio público de la estructura urbana, en ocasiones se ve ampliado por el soportal que genera de forma altruista un espacio que proviene de la cesión de parte de la superficie privada del lote a la ciudad en forma de espacio público. Los cuatro proyectos de vivienda proponen una estrategia de ocupación de manzana que genera espacios libres semipúblicos que articulan las edificaciones con la trama urbana constituyendo un

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modelo urbano de mayor densidad –mayor altura que las edificaciones del entorno próximo- y mayor cantidad de espacio libre. Se trata además de una propuesta alternativa y novedosa para la época –las Casas Colectivas de la Caja del Seguro se terminaron de construir en 1950- en cuanto a la idea de relación entre la escala urbana y arquitectónica, o en otras palabras, la relación entre la vida privada de la casa y la vida pública de la ciudad de una forma más gradual en la que ambas se contagian y conviven. Por otro lado, los cuatro casos presentan actualmente situaciones comunes en esos espacios libres abiertos a la ciudad que, por dinámicas complejas que tienen que ver con la inseguridad o la inclusión del automóvil, entre otras, se han visto transformados en general mediante barreras que segregan y rompen la continuidad espacial del proyecto original. Escala arquitectónica Los valores parciales de los casos de estudio a escala arquitectónica son significativamente diferentes. Existe una diferencia muy amplia de calificación del caso de mayor valoración los Bloques Multifamiliares de la Caja del Seguro, y el caso de menor valoración, las Casas Colectivas de la Caja del Seguro. Esta valoración se traduce directamente en la cantidad de calidad arquitectónica del proyecto en cuanto a una serie de parámetros netamente técnicos. Una de las aportaciones arquitectónicas que se introduce por primera vez en la ciudad de Guayaquil por parte de dos de los proyectos de vivienda analizados –el Centro de vivienda de la Caja del Seguro de 1958 y los Bloques Multifamiliares de la Caja del Seguro de 1964- es la incorporación de galerías como elemento 60

de circulación horizontal de acceso a las viviendas de las plantas superiores. La galería es un espacio colectivo de transición entre el espacio público de la ciudad y el espacio privado de las viviendas que puede entenderse como un espacio similar al soportal pero en altura. Este espacio colectivo, al igual que el soportal, es un regulador climático –protege del sol y la lluvia- y es la extensión del espacio doméstico en un espacio que podríamos considerar semipúblico. Los espacios libres que rompen con la estructura compacta y cerrada de la manzana a escala urbana descritos anteriormente deben diferenciarse de los espacios semipúblicos de menor dimensión que podríamos identificar como “patios” que aparecen en las Casas Colectivas de la Caja del Seguro y en los Bloques Multifamiliares de la Atarazana. Estos espacios colectivos de menor escala presentan problemas de habitabilidad y conservación debidos en gran medida a sus proporciones inapropiadas y a la deficiente conectividad con el espacio público. Escala constructiva Los valores parciales de los casos de estudio a escala constructiva presentan la misma situación que la calificación a escala arquitectónica descrita anteriormente. La profundidad del análisis de esta escala de estudio ha resultado ser menor que las anteriores por la escasez de información existente al respecto y por la dificultad de obtención de ésta en el levantamiento arquitectónico en el sitio. Si se ha podido deducir que el grado de evolución y especialización de la industria de la construcción del periodo de estudio es escaso y se trata en general de pequeñas empresas constructoras que contaban con pocos avances tecnológicos.



URBANA

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ARQUITECTÓNICA

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ESCALA

Urbana

Arquitectónica

Constructiva

CALIFICACIÓN

PARÁMETRO Morfología Urbana Equipamiento de proximidad Usos de Suelo Accesibilidad por medios de transporte Accesibilidad peatonal Convivencia de usos Continuidad de espacios libres Estrategia de ocupación de parcela Perfil urbano TOTAL ESCALA Volumetría y Geometría Tipología Llenos y vacíos Niveles y alturas Hibridez de usos Accesibilidad Espacios Intermedios Circulación y núcleos de conexión Espacios flexibles Espacios secos y húmedos Ventilación Iluminación Jerarquización Espacial Adaptación a tipo de usuario TOTAL ESCALA Modulación estructura Sistema Estructural Variaciones estructura Dimensiones y características Materiales de cerramientos y acabados Conductividad térmica y acústica Estructura vista u oculta TOTAL ESCALA TOTAL COMPLETO POR CASO

3 2 4 4 4 3 3 4 5 32 1 3 1 3 4 2 2 1 2 3 1 1 3 1 28 2 3 1 3 2 1 3 15 75

3 5 3 5 1 3 3 4 3 30 3 3 3 4 2 1 3 1 4 4 3 3 2 3 39 4 5 5 2 2 2 3 23 92

3 5 4 4 2 3 1 4 5 31 3 3 4 4 2 4 4 4 3 4 4 4 4 4 51 5 4 5 5 4 3 3 29 111

3 3 5 5 4 3 2 3 4 32 3 3 1 4 2 4 3 4 4 4 3 3 4 3 45 4 4 1 4 4 3 1 21 98

79



C

ontradicciones entre el proyecto arquitectónico y los modos de habitar.

Los parámetros del análisis crítico identifican la evolución de los proyectos de vivienda entendiendo el estado actual como el resultado de todas las circunstancias acontecidas desde la construcción del proyecto hasta la actualidad. Estas circunstancias pueden describirse como una serie de factores comunes que tienen que ver con las dinámicas y procesos físicos y sociales de la ciudad y con el cambio en los hábitos de los usuarios de las viviendas. De manera tentativa, sin que tengan que ser los únicos y definitivos, y sabiendo que están estrechamente ligados entre sí hasta tal punto que unos no pueden producirse sin los otros, se identifican algunos temas de referencia comunes que simplifican el proceso de comparación de los casos de estudio: espacio público y semipúblico, servicios y equipamientos, movilidad y accesibilidad, inseguridad, apropiaciones y modificaciones, y por último, espacios colectivos. Los proyectos se incluyen en lo que se ha considerado el periodo del Movimiento Moderno en Guayaquil, y como tales, se entienden como una crítica a los modelos arquitectónicos anteriores. En Guayaquil se instaura esta nueva corriente arquitectónica de manera dudosa respecto al 81


éxito o fracaso que estos tendrían tanto por parte de los profesionales que debían conducirla como por la sociedad que debía acogerla y sobre todo habitarla. Los casos de estudio se distinguen de lo anterior no solo por la tipología edificatoria inexistente hasta el momento –bloque multifamiliar o vivienda colectiva-, sino también por la estrategia de inserción en la trama urbana.

analizados se utiliza parte del espacio público como espacio de almacenamiento -inexistente en el interior del espacio doméstico- como apéndices o extensiones de la propia vivienda. Se producen situaciones en las que se aborda el espacio público de la calle para convertirlo de un espacio libre de titularidad pública en un recinto acotado incorporado a la casa de titularidad privada.

¿Qué sucede cuando el tiempo pasa, la sociedad y la ciudad cambian y los proyectos de vivienda son sometidos a una serie de dinámicas y experiencias desconocidas para el arquitecto que ideó el proyecto? ¿Cómo se puede medir, lo que podríamos denominar, la supervivencia del proyecto original? Por otro lado, también han tenido que sobrevivir al desarrollo de la industria y tecnología. El aspecto tugurizado de los proyectos, habla también de la situación social que se vive en los sectores de la ciudad dónde se ubican. Todos los proyectos analizados siguen estando habitados. Los sucesos cambiantes del ente urbano, han actuado sobre ellos de manera que su originalidad ha quedado como una huella identificable que convive intensamente con el estado actual del proyecto que narra el paso del tiempo, las intervenciones de los ocupantes y las modificaciones de las diferentes instituciones.

Los espacios libres exteriores y de carácter semipúblico de los conjuntos de vivienda se articulan con el sistema de calles, plazas y zonas verdes de la trama urbana en el que se insertan. Las viviendas de las plantas bajas tienen una relación ambigua con esos espacios y se producen llamativas apropiaciones del espacio de la calle, fuera de cualquier titularidad jurídica. La inactividad del espacio semipúblico generado por los bloques por la carencia de confort ambiental, que se produce de la misma forma en todo el espacio público de la ciudad a excepción de las zonas protegidas por los soportales, produce esta potencial apropiación de lo público por parte del reducido ámbito privado. Esta intromisión, lejos de ser denunciada, suele ser imitada por el vecindario y se producen áreas de marginalidad en un entorno que ve deteriorada su urbanidad en una imagen precaria cercana al “chabolismo” que la propia actuación pública pretende erradicar.

Espacio público y semipúblico Servicios y equipamientos El espacio público próximo a las unidades de habitación tiende a ocuparse y ser colonizado por medio de materiales e instrumentos caseros sin la intervención de ningún técnico. Las zonas próximas a las viviendas que se ubican en planta baja en calles o espacios libres poco transitados son acotadas por los usuarios mediante elementos de cierre. En los proyectos 82

Los conjuntos habitacionales estudiados presentan un cierto tamaño que necesariamente debe venir acompañado de la incorporación de equipamientos y servicios básicos, es decir, la diversidad e hibridez de usos que una ciudad compleja y compacta demanda. Si la apropiación o transformación de los espacios colectivos


en el interior del conjunto de vivienda modifica la estructura funcional del proyecto, afectando a las relaciones sociales comunitarias, la modificación y merma del tejido urbano establece conflictos de otra magnitud. Esta apropiación es la respuesta de los usuarios a la carencia de servicios que deberían incorporar los proyectos debido a su tamaño que en algún caso abarca la misma cantidad de personas que una ciudadela de tamaño medio de las abundantes que existen en la ciudad. Estos servicios inexistentes se intentan resolver con la implementación por parte de los usuarios de las plantas bajas de comercios pequeños -en ocasiones informales- que intentan suplir esta carencia de servicios básicos. Es la respuesta de los habitantes de la vivienda social, que normalmente está dirigida a la clase media-baja, a la carencia de espacio de trabajo o producción en la célula habitacional o en algún espacio del bloque de vivienda. El espacio de producción debe convivir con el espacio doméstico por cuestiones económicas obvias: no hay presupuesto para alquilar o comprar un espacio para desarrollar el trabajo. Movilidad y accesibilidad La accesibilidad mediante transporte público o privado a los casos estudiados produce todo una serie de elementos o barreras arquitectónicas que reducen la accesibilidad peatonal y generan fragmentaciones en el espacio libre. Estas nuevas infraestructuras –aparcamientos de vehículos, estaciones de metro vía, puentes, etc.- aparecen como alteraciones o distorsiones en la estructura espacial del proyecto original. La secuencia más o menos continua de espacios libres peatonales que articulaba el proyecto desde el espacio público hasta el espacio

privado de la vivienda se ha visto alterada para siempre por barreras, no solo físicas, si no también sicológicas, que afectan negativamente a las relaciones vecinales y la cohesión social. Esta deficiencia de la accesibilidad y movilidad peatonal de los proyectos actuales se traduce en aceras más estrechas y jerarquización mediante desniveles que discrimina al peatón sobre el vehículo, espacios libres fragmentados por vallas, muros y verjas que rompen la continuidad espacial y visual, y contaminación visual y acústica del espacio público y semipúblico. A otra escala, el posicionamiento relativo de las puertas de entrada en un rellano de escalera, patio o galería genera situaciones diferentes. En los proyectos habitacionales donde las puertas se encuentran una frente a la otra se producen problemas de intimidad entre vecinos, que se mitigan al situarlas sesgadas, para impedir la visión directa del interior de la vivienda y producir visuales más discretas. La distancia entre un acceso y otro de vivienda además de la distancia entre el núcleo de comunicación vertical y la vivienda más alejada también son cuestiones netamente arquitectónicas que pueden medirse y cuantificarse y que tienen que ver con otro parámetro directamente relacionado e inseparable de la accesibilidad que es la movilidad. Se podría decir que un análisis cuantitativo de estas distancias y superficies podría aproximarse a una optimización del espacio colectivo en relación a las circulaciones, accesos y núcleos de comunicación. Cuando los usuarios cierran espacios y se reducen las dimensiones de circulación, se mejora, en ocasiones, la gestión y el estado de conservación de éstos, pueden ser controlados mejor por los usuarios.

83


Inseguridad En los casos estudiados se han producido deformaciones en espacios donde previamente la inseguridad no era un factor relevante. En la actualidad, la inseguridad es uno de los factores que más influyen en la proyección, percepción y uso del espacio urbano y arquitectónico. Los bloques multifamiliares del periodo estudiado en Guayaquil acogen todo tipo de usuarios de diferentes clases sociales y están proyectados estableciendo la mínima superficie de espacio interior de vivienda con la idea de compensar esta carencia con espacios colectivos que complementen los usos y actividades de la casa. Estos espacios anejos complementarios al espacio doméstico privado se ven afectados por esta sensación de inseguridad –en algunas ocasiones realhasta tal punto que se privatizan, no se usan y se abandonan. La inseguridad en los espacios urbanos estudiados presenta un crecimiento exponencial, es decir, que la sensación que producen los elementos que se construyen en las viviendas por parte de los usuarios para defenderse de la supuesta inseguridad produce mayor sensación de inseguridad si cabe y hace que se construyan más barreras arquitectónicas como si de un virus que se va extendiendo se tratase. La sensación de inseguridad que producen estos espacios cerrados con barreras de todo tipo tiene incluso mayor fuerza que la inseguridad real del entorno donde se insertan las viviendas que debería medirse según índices como el de delincuencia o robo. Apropiaciones y modificaciones El individualismo como herramienta de defensa en las grandes ciudades es un 84

factor determinante en el funcionamiento de los edificios colectivos porque impone propósitos que solo van a beneficiar a cierta cantidad de usuarios y no a la totalidad del colectivo. Este individualismo o miedo a compartir con la persona ajena se traduce en el uso y apropiación de espacio, en este caso comunitario, que produce graves alteraciones en los accesos, recorridos y espacios colectivos. Se puede observar cómo, de manera poco altruista, se crean obstáculos, se instalan barreras y se construyen límites que modifican el espacio colectivo a favor de los nuevos acontecimientos, la mayoría de ellos, de índole social. En los proyectos de vivienda analizados los usuarios han cerrado libres accesos, se han apropiado de galerías comunes, han modificado la superficie mínima de cada departamento uniendo en algunos casos dos, han acotado espacio común de la cubierta para utilizarlo de forma privada, o incluso se han apropiado de espacio público de la calle o de los espacios libres que articulan los bloques. Galerías, porches, soportales, pasillos, vestíbulos de acceso, cubiertas, etc., han sufrido la apropiación y modificación de los usuarios a lo largo del tiempo para implementar los servicios y espacios que la propia vivienda, en su interior, en el espacio privado, no satisface. El usuario se manifiesta individualmente exigiendo el espacio que le falta y manifiesta la incapacidad del arquitecto de controlar los procesos de transformación de los diferentes usuarios a lo largo del tiempo. Frente a la idea de suprimir el mayor número posible de puertas y generar un espacio colectivo continuo de las propuestas originales “modernas”, el hecho de añadir, por parte de los usuarios, barreras a estos espacios, abre nuevas perspec-


tivas y posibilidades al uso de las viviendas en cuanto a las diferentes escalas de colectividad que se generan alrededor de ella debido a las modificaciones de los límites y las posibilidades de control y gestión por parte de la nueva comunidad construida. Las transformaciones individuales en la vivienda como ampliación de su restringido espacio privado se manifiestan habitualmente sobre la fachada pública de los edificios, ajena con frecuencia a las opiniones y decisiones del colectivo que va a habitar el proyecto. Las modificaciones que se realizan sobre los paramentos exteriores, como incorporación de antenas y aires acondicionados o la aparición de acabados y pinturas en los límites de la propiedad de cada usuario que se proyectan en la fachada, inciden considerablemente en el paisaje urbano volviéndolo más heterogéneo e informal. Algunas modificaciones interiores de los usuarios llegan a situaciones de perentoriedad por desconocimiento, que originan un lógico riesgo para la estructura y estanqueidad del edificio. Esa precariedad de las alteraciones lleva a parodiar lo ideado por el arquitecto en el proyecto y afecta, tanto a lo meramente arquitectónico, como a lo social. Cuando alguien comete una acción transformadora, apropiándose de algo colectivo, otros se sienten impulsados a seguir su ejemplo con nuevas modificaciones y ajustes a la medida de sus necesidades individuales. Espacios colectivos La introducción de espacios colectivos intermedios entre la escala urbana y arquitectónica en los proyectos de vivienda analizados se traduce en un mayor grado de indeterminación y ambigüedad que se refleja en un aumento de la flexibilidad funcional de la vivienda que extiende su

territorio a estos espacios y la posibilidad de conocer mejor al vecindario debido a las interacciones que en estos espacios se producen. El número de límites o barreras que se introducen en los espacios interiores privados y en los espacios colectivos de los proyectos de vivienda, puede ofrecer otras posibilidades de uso y gestión de estos espacios en la dialéctica individuo-colectivo o usuario específico-arquitectura genérica. Un rasgo preponderante en la arquitectura de Guayaquil es la identificación o proyección del usuario hacia el espacio colectivo como sucede en los soportales. Los bloques multifamiliares actúan como escenarios de las situaciones e identidades de los diferentes usuarios que viven en ellos. Las personas buscan identificarse con el espacio próximo que le es ajeno personificándolo. En los espacios colectivos aparecen una serie de objetos como macetas, hamacas, tendederos, bicicletas o muebles que delimitan el espacio a través de la identificación de los diferentes usuarios. El proyecto de vivienda se ve inmerso en un proceso de continuos cambios que limitan los espacios para prohibir y detener el libre acceso. Los espacios colectivos e interiores de las viviendas se deterioran hasta el punto de representar el estado social de los usuarios identificándose de cierta manera con ellos. Las normas de diseño también imponen ciertas condiciones que van en contra de la flexibilidad funcional en los espacios colectivos. Se anula por medio de la normativa la posibilidad de que los espacios intermedios se conviertan en una pieza fundamental en el desarrollo de la colectividad, olvidando que la calidad de una arquitectura muchas veces está en la capacidad de estos espacios que estruc85


turan el proyecto y articulan el espacio habitable mediante la transición de escalas entre la ciudad y la casa. Se ignora su importancia y se olvidan las necesidades que las viviendas no pueden solucionar por sí mismas debido a los reducidos estándares de superficie que las viviendas de interés público tienen asignadas. La dialéctica entre el estado original y el actual se percibe de forma más evidente en las transformaciones de los espacios colectivos o de gestión comunitaria – propiedad horizontal10 - de los proyectos multifamiliares estudiados.

10. Se llama generalmente “propiedad horizontal” a la que consiste en pisos o departamentos de un edificio, pertenecientes a diversos dueños. No es un condominio, porque cada uno es propietario de su apartamento. No es el caso de simples propiedades contiguas, porque existen partes comunes, comenzando por el suelo.


ACCESIBILIDAD

APROPIACIÓN

ESPACIO PÚBLICO

ESPACIO COLECTIVO

MODIFICACIÓN

MOVILIDAD

INSEGURIDAD

SERVICIOS



Espacio pĂşblico y equipamiento deportivo generadores de diversidad e interacciĂłn social a escala de barrio.



Calle peatonal invadida por los vehĂ­culos debido a la falta de continuidad y permeabilidad con el viario existente.



Indiferencia morfolรณgica entre los accesos situados hacia la calle peatonal o vehicular y los conectados con las escaleras o directamente con los patios.



Patios como escenarios de apropiación y extensión del espacio doméstico debido a la discontinuidad con el espacio público.



Galerías de circulación en torno al patio de reducidas dimensiones que no permiten desarrollar actividades más allá del acceso a las viviendas.



Ampliaciรณn del ancho de las aceras debido al retranqueo de los edificios y reserva de aparcamientos para los residentes.



Mezcla de usos mediante la ubicaciĂłn de comercios pequeĂąos en las esquinas del proyecto original y apariciĂłn informal de estos en otras zonas de la planta baja.



Gran espacio libre interior de manzana conectado con el espacio pĂşblico y bien delimitado por la diversidad de funciones que abarca



Apropiaciรณn del espacio colectivo mediante elementos de cierre para generar espacios de almacenamiento y tendido de ropa.



Límites permeables visualmente que acotan físicamente el espacio libre a una escala adecuada para el uso y gestión de los habitantes.



Limitaciรณn de los accesos en planta baja que dan a la calle principal como medida de control ante la inseguridad del sector.



Infraestructura de transporte pĂşblico que interrumpe la continuidad de los espacios libres y afecta a la movilidad y accesibilidad al conjunto habitacional.



Modificaciones interiores del espacio doméstico –privado- que afectan a la morfología exterior de los bloques y por tanto a la imagen del espacio urbano –público-.



ApropiaciĂłn de los extremos de las galerĂ­as mediante barreras que generan nuevos filtros entre lo pĂşblico y lo privado.



Ă reas verdes inaccesibles que delimitan y fragmentan el espacio pĂşblico entre bloques que dificultan la movilidad y acceso a las viviendas.



Deficiente proporciรณn entre el alto y el ancho del patio interior entre bloques que sumado a la ausencia de usos complementarios produce el abandono.



Espacio de cubierta comunitario inicialmente fragmentado por habitĂĄculos que los usuarios utilizan como lavanderĂ­a privada.



Las viviendas de planta baja se apropian del espacio de la acera mediante estructuras que sirven como extensiรณn de la vivienda y como aparcamientos.



Diversidad de usos debido a la ubicaciĂłn de comercio pequeĂąo en el frente de los bloques orientados a la calle principal.



Modificaciones en las fachadas exteriores debido a las transformaciones interiores del espacio domĂŠstico por el aumento o reducciĂłn de las cĂŠlulas habitacionales.





CONCLUSIONES CAPÍTULO V



E

n la segunda mitad del siglo XX en las ciudades de América Latina el modelo de crecimiento urbano que se ha prevalecido es el de la ciudad dispersa conformada por tejidos residenciales de urbanizaciones cerradas monofuncionales con tipos de vivienda unifamiliar aislada que buscan umbrales de confort y seguridad que no se pueden alcanzar con otros tipos edificatorios. Esta investigación afirma la posibilidad de construir un modelo de ciudad compacta mediante un sistema de espacios colectivos integrados en la vivienda social que articulan los límites entre el espacio privado de la casa y el espacio público de la ciudad, ofreciendo condiciones de habitabilidad y un concepto de seguridad basado en la confianza en el vecindario, el sentimiento de comunidad y la autogestión. ¿Los suburbios de baja densidad y el tipo de vivienda unifamiliar aislada que albergan responden a una necesidad de mayor espacio doméstico y aislamiento de la ciudad por la búsqueda de seguridad? En Guayaquil, como en otras ciudades latinoamericanas -y posiblemente europeas-, se produce una creciente dicotomía o polarización entre la vivienda privada de las clases altas y la vivienda social de las clases medias-bajas, simbolizada por la proliferación de “comunidades cerradas” o ciudadelas que fragmentan y segregan el espacio urbano. El crecimiento de las ciudadelas desconectadas de la ciudad 133


es paralelo al deterioro de los espacios urbanos dominados por la vivienda colectiva pública. Se trata de una vivienda estructurada por espacios generadores de colectividad que sintetizan los valores que encontramos en la ciudad como la importancia de la comunidad: el sentido de lo común, y el carácter aglutinador y social: el sentido de la civilización.

134

inevitable influencia del paso del tiempo en los proyectos en cuanto a factores externos urbanos y sociales.

¿Podría la puesta en valor y mejora de estos proyectos de vivienda colectiva pública ofrecer alternativas al modelo de construcción del territorio definido por la segregación funcional, la dispersión y la desaparición de la complejidad urbana? ¿Son estos espacios colectivos de la vivienda social, que mayoritariamente se encuentran en estado de abandono y deterioro, la oportunidad para generar el sistema de espacios libres a nivel territorial que no existe actualmente en Guayaquil?

Se cuestiona aquí la tradicional dicotomía entre espacio servidor y espacio servido o espacio público y espacio privado. Dejando a un lado esta distinción simplista, llegamos a la conclusión de que estos espacios colectivos -portales, galerías, vestíbulos, distribuidores, cuartos de instalaciones, cubiertas, garajes o trasteros-, mediante nuevos planteamientos de mayor o menor envergadura, pueden llegar a convertirse en espacios útiles y alcanzar prestaciones que no puede ofrecer el reducido ámbito privado de cada vivienda. Conscientes también de que esta optimización y transformación de usos se debe llevar a cabo de manera económica, la limitación de superficies de la vivienda atañe a esos espacios colectivos.

El descubrimiento del aporte a nivel urbano y la calidad arquitectónica de los proyectos de vivienda analizados viene acompañado directamente de la preocupación y necesidad de intervenir en ellos para recuperarlos. El análisis profundo de los casos de estudio nos desvela diferentes grados de intervención que deberían ir desde la intervención estructural vinculada a un estado de deterioro y abandono total, hasta el grado de rehabilitación y restauración vinculado a un aceptable estado a nivel arquitectónico. Aunque separados en el tiempo dentro del periodo establecido en el universo de estudio y localizados en diferentes zonas de la ciudad, los casos de vivienda colectiva analizados comparten estrategias de ocupación de manzana y articulación de los espacios colectivos que facilitan su comparación. Los factores que se repiten –aunque con lógicos matices diferenciadores- han ayudado a establecer una serie de conclusiones sobre la

La reformulación de las características de estos espacios colectivos implica compatibilizar diversas actividades. Son lugares de paso pero pueden asumir y asumen otras funciones. La mejora de la vida en comunidad está en el origen de los cambios que, sin duda, se desencadenarán en el habitar colectivo; es el camino para dejar de ver este espacio como lugares residuales y mera circulación, y empezar a pensar en ellos como la estrategia para convertir, precisamente, los espacios de acceso, servicio y tránsito, en zonas de relación abierta. Esto significa disolver los límites del espacio de tránsito y circulación, en relación a su superficie, pudiendo dar lugar a estancias. Las circulaciones como estancias, directamente iluminadas y ventiladas al exterior y mínimamente equipadas, ofrecen la posibilidad de su utilización combinada. Para que se cumpla esta primera escala de relaciones las pequeñas agrupaciones vecinales deben


estar sumergidas dentro de un conjunto mayor que será el que se relacione con la escala de la ciudad. El proyecto de vivienda colectiva debe generar una estructura de espacios libres capaces de intercambiar flujos de todo tipo con el barrio y la ciudad. Vincularse con los equipamientos y estructuras principales de la urbe y poner en contacto el proyecto de vivienda colectiva con el resto de la sociedad. En la observación de los procesos del habitar de los distintos casos de vivienda colectiva en Guayaquil analizados, se han detectado una serie de peculiaridades específicas de cada proyecto, pero también un importante territorio común de situaciones y acciones transformadoras del objeto arquitectónico recibido. Unas evidencian la suplantación de las soluciones formales y funcionales proporcionadas; otras buscan, sin más, resolver omisiones o carencias del proyecto; y otras, finalmente, intentan superar las limitaciones del espacio interno del departamento o hacer frente a los nuevos modos de habitar y las nuevas necesidades. Todas enseñan cómo se pueden aprovechar los resquicios, aparentemente inservibles, de los proyectos arquitectónicos. Se interpretan los mecanismos que han permitido reutilizar los espacios de manera distinta a los que convencionalmente, desde la proyección de arquitectura, estamos acostumbrados. Estas posibilidades muestran carencias y apuntan la necesidad de repensar el espacio colectivo de los proyectos de vivienda colectiva.

en las ciudades americanas y europeas? ¿Es Guayaquil un caso acelerado de este fenómeno? Esta investigación planteaba algunas preguntas que han sido respondidas en cierta medida, pero surgen otros interrogantes que necesitan de investigaciones más profusas en el tema y demandan el estudio de la arquitectura de la vivienda social en Guayaquil como un laboratorio de lo que está sucediendo en la ciudad latinoamericana contemporánea, y posiblemente, de otras urbes en vías de desarrollo. Si bien la metodología de estudio del presente trabajo plantea una aproximación crítica multiescalar a la realidad física, necesita complementarse con el análisis cruzado de otras disciplinas que aborden la realidad en toda su complejidad. El estudio de la totalidad de proyectos de vivienda social construidos en Guayaquil desde 1970 hasta la actualidad queda pendiente para trabajos futuros que establezcan un marco integral del problema de la vivienda social actual como punto de partida para la aplicación de buenas prácticas arquitectónicas que mejoren la calidad de la ciudad.

¿Nos hablan las transformaciones de los espacios colectivos de la vivienda social de fenómenos crecientes de inseguridad y segregación social que tienen que ver con dinámicas de individualismo y por el contrario con la pérdida de colectividad? ¿Sucede este fenómeno de igual manera 135











RECOMENDACIONES CAPÍTULO VI



E

l presente trabajo no pretende generar proyectos arquitectónicos definidos sino ofrecer recomendaciones que pueden mejorar arquitectónicamente los casos analizados. Se pretende la aproximación a los casos de estudio desde técnicas proyectuales de actualización y reestructuración para re-activar y re-habitar los proyectos de vivienda en relación a la realidad actual y no simples instrumentos de restauración o rehabilitación que entienden el patrimonio como algo estático y terminado que hay que proteger. Se plantean estrategias de intervención comprometidas con la complejidad y el futuro impredecible de la ciudad: proponer más que imponer, flexibilizar más que especializar y vaciar más que dividir. Deben estudiarse nuevos mecanismos de flexibilidad de la vivienda colectiva que den respuesta a la heterogeneidad de los modelos de agrupación de usuarios; mecanismos que favorezcan la identificación del individuo con el edificio y del colectivo de vecinos con el barrio, es decir, trabajar en el sistema de escalas que comprende la secuencia ciudad-barrio-edificio-casa. De manera complementaria se debe potenciar el estudio de los nuevos modelos de gestión que impliquen la participación del propietario en los procesos de ocupación y habitabilidad de los diferentes proyectos de vivien147


da colectiva, para así llegar a un mejor entendimiento de los espacios colectivos estudiados. Así como conocer las nuevas exigencias del mercado en relación a la sostenibilidad urbana, reciclaje de viviendas, la aparición de nuevos espacios y usos dentro y fuera de los conjuntos habitacionales colectivos. Otros conceptos claves que pueden solucionar las situaciones y problemas mencionados anteriormente podrían ser: movilidad, implica una rápida modificación del espacio en función de las horas y las actividades de la jornada; evolución, supone la adaptación, a largo plazo, a las posibles transformaciones de los usuarios; elasticidad, posible alteración de la superficie habitable, uniendo, separando o adjuntando una o más estancias. Se recomienda optimizar el tamaño de los conjuntos habitacionales en relación al número de habitantes: una comunidad de proporciones reducidas siempre funciona mejor. El objetivo principal debería ser encontrar la cantidad de viviendas adecuada para que todos los vecinos se conozcan y reconozcan, es decir, optimizar la relación viviendas/conjunto o habitantes/bloque. De esta forma, las comunidades pueden organizarse como colectivos de forma que puedan mantener las viviendas y gestionar correctamente los espacios colectivos; el número de habitantes suficiente para que se pueda ejercer un control del proyecto en su totalidad y no se produzcan espacios sin una propiedad clara y un uso concreto que pueda fomentar la inseguridad por la falta de control y gestión. La diversidad debe entenderse como una condición necesaria para la reactivación de los conjuntos habitacionales 148

de características monofuncionales. La introducción de diversos tipos y programas de vivienda distribuidos en los diferentes bloques que componen el conjunto puede generar la mezcla adecuada de actividades y personas que interactúen en el espacio privado y público durante la mayor parte del día. En cuanto a tipos de vivienda nos referimos a la mezcla coherente de tipologías habitacionales tales como vivienda simplex, dúplex, con acceso a través de galería, con acceso desde la calle, y vivienda con comercio, entre otras. Con programas de vivienda aludimos a células habitacionales dirigidas a diferentes tipos de usuarios como personas mayores, estudiantes, parejas jóvenes, familias numerosas, y solteros, entre otras. Es decir, eliminar en último término la monotonía y repetición absurda de unidades y bloques de vivienda que rechazan de forma automática estratos sociales y modos de habitar más complejos y diversos. Otra consideración es la vinculación del proyecto al programa social de adjudicación de las viviendas y los diferentes niveles socioculturales de los usuarios. En cierto modo evitar soluciones de arquitectura para “clientes anónimos”. Lograr relacionar el proyecto con los problemas sociales de los ocupantes previstos. De ese modo se podrían articular subconjuntos que hagan viable la agrupación social y física, el número de viviendas y las características de sus zonas comunes, los modos de agrupación y el tamaño de la vivienda colectiva. Además de esta forma se podría lograr la definición y selección, según carácter social y el tamaño del proyecto, los equipamientos o servicios mínimos, ajenos a la vivienda.


Las recomendaciones como tentativa de intervención en los proyectos de vivienda colectiva pública analizados son fruto de las siguientes consideraciones: Paisaje: emplazamiento, vistas, integración, relación con el entorno, etc. Relación física y simbólica con otras viviendas y con la estructura urbana. Urbanización: implantación, jardinería, arbolado, espacios libres, zonas verdes, espacios de juego, acerados, pérgolas, láminas de agua, etc. Intervenciones para mejorar la durabilidad, mantenimiento y conservación. Elección de materiales -acabados y texturas- a emplear en las estructuras, particiones, pavimentos, fachadas, cubiertas, escaleras, techos, pasamanos, rodapiés, buzones, etc. Experiencia del uso de distintos materiales: aplicación de las nuevas tecnologías de la construcción. Intervenciones para optimizar la seguridad. Estrategias que eviten que se produzcan con el paso del tiempo segregaciones y apropiaciones. Otras opciones de uso para la cubierta: cubierta solar, cubierta “verde”, huerto colectivo. La cubierta como espacio de relación. Lugares de almacenamiento individuales y colectivos, privados y públicos: armarios, trasteros, taquillas, consignas.

Características de las bandas técnicas para instalaciones y funciones en espacios de servicio, como estructura soporte preinstalada en el espacio común, para ser utilizado por los dispositivos privados. Optimización de recursos tecnológicos: antenas parabólicas, telecomunicaciones, etc. La sociedad de la información y de la comunicación en la vivienda social. Iluminación y ventilación: natural, artificial, relación entre macizo, opaco y perforado, transparencias. Porosidad: ventilación natural, artificial, cruzada, etc. Aislamiento e insonorización: sonido o ruido, música. Celebraciones privadas y colectivas. Mecanismos de flexibilidad: polifuncionalidad y polivalencia de los espacios intermedios. Características de las estructuras que permitan la posterior instalación de tipos y programas. Reciclaje. Reversibilidad y reutilización. Reposición de “kits”. Prefabricación y ensamblado. Mobiliario: extensión de sus ocupantes; imposición o flexibilidad. Elementos móviles y compartidos. Prototipos. Correcciones tipológicas: vivienda exenta, adosados, pareados, en altura, bloque en “H”, torre, etc.

Sótanos y garajes. Espacios bajo rasante como oportunidad para introducir programas inexistentes en superficie.

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Equipo de trabajo Asistente de investigación Eduardo E. Idrovo Argüello Colaboradores Daniel Alcívar Alemán Gaudy Xiomara Orejuela Ronquillo Gonzalo Valentín Gambarrotti Cedillo Delia María Mancero Andrade Priscila L. Sigüenza Mejía Roberto I. Vivanco Calderón Andrés Chévez Franco Valeria B. Franco Silva Janneth Juncay Alarcón



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