El Pupitre
Marzo 2010
Nota: La figura del saludador estuvo extendida por toda la geografía nacional y proviene -según tradiciones salmantinas- al menos de la Edad Media. Tenía como características la rueda de Santa Catalina en el paladar, una cruz en el pecho y una cabeza de perro en el envés, lugar oculto. Seguramente habría más señas extraordinarias, pero ésas son las que hemos encontrado. El ritual primitivo era el de soplar sobre el paciente. Sabemos que la iglesia, en varios exorcismos, aconsejaba el soplar sobre los enfermos y tal vez de allí sacaron los saludadores - al menos los castellanos- la costumbre que les caracteriza. En esta zona, y con el tiempo, sus rituales han ido cambiando y se aproximaron a los que el curandero -saludador sedentario- tuvo por costumbre. Este hombre, pues, se distinguía por ser nómada, aventurero, imaginativo y creador de bienestar, que no era poco. Hoy, nos tememos, todas estas cualidades o se han extinguido o a punto están. Quede aquí, pues su memoria.
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