"LOS HIJOS DE LA MINA"

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LOS HIJOS DE LA MINA

continúe la rutina normal de mi viaje a la mina, esperando tal vez cualquier noticia en contra mía, pero eso nunca sucedió!. ¡Regrese al mes a casa de las viejitas, fue un tiempo duro y largo de trabajo, de aprender lo básico sobre la minería, de organizar y coordinar todo, de lidiar con todo tipo de gentes y situaciones, fui nombrado representante general del consorcio y por supuesto del viejo, retome el trabajo en una mina que había pertenecido a un abuelo del viejo y que produjo en el pasado, muy buena esmeralda pero por culpa de la violencia política, tuvo que ser abandonada y obvio que las nuevas generaciones le perdieron la pista a la veta. Cuando les digo que este es un trabajo duro ¡es la verdad!, este es un trabajo para gente “guapa” y atrevida que no teme a la muerte, ya que son muy pocos los hombres y las mujeres que se internan dentro de un hueco, donde medio mundo se suspende sobre sus hombros, allí trabaje con gente de Coscuez, Otanche, Barbosa, Pacho, Los llanos y de Bogotá, muchos de ellos venían huyendo de la justicia y al internarse en un lugar de estos, la policía jamás los encontraría; tuve a mi mando veinticuatro guaqueros divididos en cuatros turnos, los cuales también hacían las veces de guardias, rancheros, patinadores o mensajeros, construí un campamento y una rustica cocina, dichas edificaciones las levante junto al socavón muy cerca a la rivera de una quebrada; de la gente que trabajaba allí, puedo decir que cinco de ellos simpatizaron rápido 109


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