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Con amor para la comunidad de ISD

NUESTRAS CULTURAS

POR NAYDELINE DANIELA GUTIERREZ CRUZ Ex-estudiante de Issaquah High School Con cariño, para la Comunidad de ISD En junio pasado, en medio de una pandemia mundial, fui la primera en mi familia en graduarme de preparatoria. Siempre estaré agradecida por la experiencia. Caminé para recibir mi diploma con mi birrete decorado con flores y un mensaje para mi mamá, ella es la principal razón por la que pude lograr esta meta. Ahora, con mi certificado de preparatoria colgado en la pared, quiero compartir mi experiencia, porque sé que hay muchos estudiantes como yo, que llegan de todas partes del mundo y comienzan su viaje aquí. También sé que hay muchas cosas que podríamos hacer mejor por ellos. Esto es para ustedes, padres, personal escolar y miembros de la comunidad del Issaquah School District. Por favor, todos ustedes tengan en cuenta que, para muchos estudiantes, el viaje es solitario, incluso cuando hay mucha gente cerca. Mi familia vino de Guatemala, pero el proceso no fue fácil. Mi mamá vino primero a los Estados Unidos, mientras nosotros nos quedamos en casa con una tía por un par de años. Los niños se burlaban de nosotros, recuerdo que nos decían que nuestros padres no nos querían porque no estaban con nosotros. Cuando finalmente me reuní con mi mamá, en segundo grado, no me acordaba cómo era y no conocía a nadie más aquí. Quería tener amigos, pero incluso cuando los niños me hablaban, no entendía nada de lo que decían. Entonces, aunque mi mamá estaba cerca, todavía me sentía sola. Ese primer año, el programa ELL (estudiantes de inglés) fue mi espacio seguro en la escuela, aunque no podíamos hablar entre nosotros, nos sentíamos parte de algo. Fue mi comunidad. Incluso hoy, mis amigos más cercanos vienen de todas partes, he aprendido a reconocer que todavía me siento más cómoda en un entorno diverso. También sé que contar con los servicios del Banco de Ropa y Alimentos de Issaquah (Issaquah Food and Clothing Bank) fue muy importante para mi familia. Muy pronto supimos que la suerte que teníamos de estar en Issaquah que cuenta con organizaciones locales que ofrecen recursos a las familias. Desafortunadamente, a menudo era muy difícil saber qué había disponible y, luego, averiguar cómo obtener ayuda. Cuando mi mamá tenía preguntas sobre dónde conseguir un recurso específico, nunca pudimos encontrar un número de teléfono para llamar. Creo que este podría ser un buen servicio que la ciudad u otra organización podría ofrecer. En la escuela, entendí rápidamente que mi mamá no iba a poder ayudar ni participar en nada, ella siempre estaba trabajando, no tenía tiempo para participar en actividades escolares como, a menudo, lo hacían otros padres. A veces, eso fue muy difícil. Recuerdo que otros padres les llevaban el almuerzo a los niños o iban a las excursiones. Nunca vi a mi mamá en la escuela. Me acostumbré, pero aun así fue difícil. Ojalá el Distrito tuviera un sistema en el que todos los padres pudieran participar una vez al año, al menos. Estoy segura de que, si alguien le hubiera preguntado a mi mamá directamente, en su propio idioma y con anticipación, ella hubiera participado. Cuando fui a secundaria, todavía estaba luchando un poco con el inglés y con el hecho de que mi madre no estaba involucrada en mi educación. Ahí empecé a jugar un deporte, ¡voleibol!, pero siempre fue difícil no tener un apoyo, como los otros niños. Mi experiencia habría sido muy diferente si los adultos animarán a todo el equipo, no solo a sus propios hijos. Luego pasé a la preparatoria y muchas cosas cambiaron, especialmente las reglas y tener más libertad. Estaba abrumada y me asignaron un mentor. Creo que esto es algo que la mayoría de los alumnos deberían tener, especialmente si sus padres no pueden participar en su educación. Mi mentor me ayudó mucho. Venía una vez a la semana y hablábamos por largo tiempo. Ella me ayudó a comunicarme mejor con los maestros, se aseguró de que entregara mis tareas y me explicó las reglas y todos los procedimientos. En general, ella me motivó a hacer y ser mejor. Ese tiempo la mentora me dio una idea de lo que sienten otros niños cuando sus padres participan en sus estudios. ¡Cuando pienso en ella, recuerdo lo especial que me hizo sentir tan solo por ir a verme! Siempre me gustó verla en la oficina de la escuela esperándome, sentada con su bolso y apresurándose a saludarme tan pronto entraba yo en la habitación. Yo sé muy que mi mamá no hizo nada malo, ella estaba trabajando, y trabajando muy duro. Realmente es simple, para que todos los estudiantes tengan la misma experiencia educativa, algunos padres necesitan ayuda adicional. Comencé a trabajar a los 14 años en un restaurante local para ayudar a mantener a nuestra familia y para cuando me gradué, ya tenía dos trabajos. El segundo es en un supermercado. Ahora me he graduado y estoy buscando una oportunidad para seguir aprendiendo. Ojalá hubiera una organización local que pudiera proporcionar una lista de trabajos para estudiantes, especialmente trabajos que nos ayuden a aprender habilidades profesionales. En la escuela, también tuve que lidiar con el racismo. Cuando éramos Juniors (10o grado), se nos permitía salir a almorzar. Un día que salí, regresé con una amiga afroamericano y el oficial de la entrada nos detuvo para preguntarnos: “¿Qué hay en la mochila? ¿Ustedes robaron eso?". Había otros estudiantes caminando con comida en sus mochilas, pero él decidió detener a la latina y a la afroamericana y pedirnos que le mostramos lo que teníamos en nuestras bolsas. Miré a mi alrededor mientras le explicaba que habíamos ido a comprar comida. Nos reímos un poco nerviosamente y no hicimos nada. ¿Por qué nosotros? Sé que esto no está bien y tenemos que aprender a alertar a la comunidad sobre estas situaciones para que no les suceda a otros estudiantes.

NUESTRAS CULTURAS

En un salón de clases, cuando los profesores hablan de una determinada cultura, a la que resulta que perteneces, los demás estudiantes voltean a mirarte solo para ver tu reacción. Algunos profesores no se dan cuenta de que los alumnos que son blanco de las miradas se sienten atacados. Cuando todos los demás te ven, se siente como si estuvieras siendo señalado de una manera negativa. Sería genial si se les enseñara a los alumnos a no hacer esto y que los maestros encontraran la manera de comunicarse mejor con los estudiantes sobre los próximos temas antes de presentarlos en clase. Recuerdo un día que disfrutaba hablando español con una amiga latina, y cuando una maestra nos escuchó, nos dijo: “Tienen que hablar inglés. Vivimos en América”. Experimenté mucho de esto en la preparatoria, pero mi grupo de amigos tuvo la suerte de tener una maestra con la que se podía hablar sobre estos temas. Solíamos ir a su oficina y ella siempre nos escuchaba, incluso nos videograbó cuando compartíamos nuestras experiencias en la escuela. Fue un video muy emotivo, que muchos maestros pudieron ver. A ella le importaba y eso se quedará conmigo para siempre. Deseo que todos los maestros demuestren a los estudiantes cuánto les importa. También reflexiono hoy sobre cómo los maestros nunca hicieron algún esfuerzo por enseñarles a mis compañeros acerca de Guatemala. La única vez que recuerdo que el nombre de mi país fue mencionado ocurrió en la clase “Alimentos”, que tomé en el 11o grado. Los estudiantes íbamos a cocinar platillos de diferentes lugares. ¡Estaba tan emocionada de poder, finalmente, compartir algo sobre mi cultura! La maestra hizo grupos pequeños y yo convencí al mío de que hiciéramos comida guatemalteca. Estaba muy orgullosa y feliz de ver cómo mis compañeros estaban interesados en aprender más. Ahora comprendo la importancia de los eventos culturales y espero que las nuevas generaciones puedan participar en muchos más de ellos. También me gustaría hablar sobre la presión que los padres ejercen sobre sus hijos con respecto a la educación. A todos los padres que trabajan tan duro como mi madre, quiero decirles que sus hijos aprecian su esfuerzo, incluso si no lo dicen mucho. Están aprendiendo de ustedes, que son su modelo a seguir más importante. Sé que los padres no pueden imaginarse por lo que pasan sus hijos en un día, pero todo lo que vivimos nos afecta: problemas sociales, racismo, insultos, diferencias culturales, buenos maestros, maestros no tan buenos… Llegamos a casa no solo agotados físicamente, sino también mentalmente. Y los padres inmediatemanete preguntan sobre la escuela, la escuela y la escuela: tareas, exámenes, calificaciones, solicitudes para la universidad ... ¡es un tema de nunca acabar! Yo les recomendaría que se involucraran más en cómo se sienten los estudiantes y no tanto en lo que están haciendo. Solo queremos un honesto "¿Cómo estuvo tu día?" o "¿Cómo te sientes hoy?" También quiero pedirles a los padres que feliciten a sus estudiantes por sus logros. Eso nos ayuda más de lo que se imaginan. Muchas veces, cuando le conté a mi mamá sobre una calificación de la que estaba muy orgullosa, ella no se veía muy impresionada. Y sé que estaba cansada, probablemente había tenido un largo día de trabajo y estaba lidiando con problemas importantes, pero sé que lo habría manejado de manera diferente si hubiera sabido lo importante que era para mí o lo mucho que podría ayudarme con solo ser feliz por mí en ese momento. Cuando finalmente me gradué, pude tener una sesión de fotos con tres de mis mejores amigas, una de ellas tiene padres de Etiopía y Congo, la segunda es de México y la tercera es isleña. La persona que estaba tomando las fotos nos preguntó si íbamos a celebrar juntas, como muchos otros estudiantes iban a hacerlo con sus amigos. Le expliqué que a pesar de que éramos muy buenas amigas, nuestros padres no se conocían, siempre estaban demasiado ocupados trabajando. No pudimos celebrar juntos y nuestros padres nunca pudieron experimentar tener ese grupo de apoyo que tienen otras familias. Sé que las PTSA organizan eventos en las escuelas, pero mi mamá nunca fue porque no conocía a nadie. Desearía que algunas de estas reuniones se planificaran estratégicamente para crear pequeños grupos para los padres, de modo que los estudiantes no se sientan excluidos. Cuando finalmente pude tener mi diploma en las manos, me sentí muy honrada, pero sobre todo exhausta por la presión que me puse a mí misma para demostrarle a mi mamá que su trabajo valió la pena. Ahora, después de celebrar juntas nuestro logro, comenzaré a aprender negocios y a buscar formas de ayudar a mi comunidad. Esta fue mi primera oportunidad de retribuir y espero que todos sepan que lo hago con mucho respeto y agradecimiento.

Desde 1987, nuestra comunidad ha apoyado a Issaquah Schools Foundation para financiar programas y recursos para estudiantes y maestros en todo nuestro distrito, incluyendo todas las escuelas y todos los niños.

¡Tu apoyo es necesario ahora más que nunca para ayudar a nuestros estudiantes!

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• Apoyo académico: Laboratorios y ayuda con las tareas después de la escuela, capacitación y materiales del plan de estudios, recursos en línea, biblioteca y audiolibros, becas para estudiantes y maestros. • Necesidades básicas de los estudiantes: Mochilas, Tools4School, útiles escolares, refrigerios y ayuda alimentaria, aportes para el Fondo de Enfermeras, publicaciones y recursos de Cultural Bridges. • Apoyo para la salud mental, conductual y emocional: Recursos de intervención estudiantil, oradores y talleres para padres y estudiantes, programas Where Everyone Belongs (WEB) y Character Strong. • Programas de enriquecimiento: STEM, clubes de robótica, apoyo a las bellas artes, banda, orquesta, Conferencia de Grandes Carreras, STEMposium y más.

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