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mugazkanpo Entre el dopaje y la huelga Paros masivos en Alemania contra la reestructuración de Telekom, que pretende alargar la jornada laboral BERLIN. Ingo Niebel

La multinacional alemana Telekom no tiene problemas de imagen sólo porque su equipo ciclista confiese día a día sus prácticas de dopaje. Desde principios de mayo, el presidente René Obermann se enfrenta a la huelga que ha convocado el sindicato Verdi. El paro parcial afecta en primer lugar a la compañía telefónica, pero también a otras empresas que alquilan su infraestructura. La huelga es consecuencia de la proyectada reestructuración de las secciones de servicio y atención a la clientela en telefonía fija. La gerencia quiere colocar a 50.000 de sus 248.000 empleadas y empleados (en todo el mundo) en tres empresas externas donde tendrían que trabajar más tiempo por menos dinero. Calcula que si esas personas trabajasen 38 horas -en vez de 34- con un sueldo inferior, la empresa ahorraría 900 millones de euros anuales. “Hablamos de una reducción de sueldo de un 9%, de cuatro horas más de trabajo y de que durante 3 años no habrá ninguna subida salarial”, denuncia Verdi. Por contraste, en 2006, Telekom facturó unos 61 mil millones de euros, repartiendo dividendos récord en la junta de accionistas. Desde el punto de vista legal, Verdi no puede evitar la creación de las nuevas compañías –anunciada para el 1 de julio-, pero sí el empeoramiento de las condiciones laborales. El sindicato exige que Telekom respete los convenios vigentes. Además, rechaza que se recorte precisamente allí donde la empresa pierde terreno frente a la competencia. En los últimos tres meses, 500.000 clientes de telefonía fija se han cambiado a otra compañía, y la calidad del servicio al cliente es un penoso tema. Paros encadenados A mediados de mayo Verdi lanzó la huelga con 16.000 de sus afiliados y afiliadas. Los paros paralizaron sobre todo la sección de atención al cliente y la de reparaciones técnicas. La medida no sólo afecta quienes tienen algún problema con el teléfono fijo, sino también a aquellas empresas de la competencia cuyos productos llegan a las casas particulares utilizando la denominada “última milla” del cable de la Telekom. Si en ese trayecto alquilado surgen dificultades, han de llamar al técnico de la multinacional. Y si éste está en huelga, puede haber serios problemas. Una peculiaridad de Telekom es que en la planti-

En primer plano, el distintivo de Telekom, en una galería comercial de Berlín.

La empresa sabotea los paros pagando un plus porque dice que se acumula el trabajo lla hay 15.000 personas que mantienen la condición de funcionarios del Estado y no pueden hacer huelga. Es una reliquia de la época en que la empresa se llamaba Deutsche Bundespost (Correos) y era propiedad de la República Federal de Alemania. El colectivo no perdió su condición pese a la privatización de 1995. Hoy día está en un sindicato especial dentro de Verdi y, al no poder parar, apoya la lucha mediante una carta en la que rechazan con antelación su traslado a una de las tres empresas citadas. Tras dos semanas de huelga, las partes enfrentadas han subido el tono. Telekom lamentó que la huelga fuera “la única señal” que recibía del sindicato. Este replicó que “la pelota no está aún en nuestro tejado.” Además, Verdi acusa a la gerencia de utilizar medidas ilegales para sabotear la huelga. Ya desde el inicio se supo que la empresa pagaba un

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plus a aquellos empleados y empleadas que seguían trabajando. Obermann mismo reconoció esa práctica públicamente, justificándola en que había que remunerar el aumento del trabajo. A finales de mayo, el sindicato denunció que la dirección obligaba a su plantilla a seguir trabajando haciendo uso de una orden especial que es aplicable exclusivamente en casos de emergencia como catástrofes naturales o la guerra. La vertiente política Quizás la lucha tendría más éxito si algún partido político se hiciera eco de sus demandas. Pero el aliado tradicional de Verdi, el Partido Socialdemócrata (SPD), está con la derecha en el Gobierno de la canciller Angela Merkel. El Estado alemán sigue siendo el mayor accionista de Telekom y el Ejecutivo no se ha pronunciado sobre la huelga. Como única alternativa aparece el nuevo partido de izquierda, el Linkspartei, que aún se halla en un proceso de fusión. Ese proceso culminará en la creación de una nueva formación, llamada Die Linke (La Izquierda), a mediados de junio. A partir de ahí podría cambiar también el panorama sindical. Mientras tanto, Verdi ha anunciado que recrudecerá la huelga el 1 de julio si la gerencia no vuelve a la mesa de negociaciones. 2007ko EKAINA 29


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