Incendiar la ciudad - Julio Duran

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razón por la que aún los frecuentaba era porque nunca encontraría gente como ellos en otro sitio: corazones ardientes convencidos. Aunque nunca les di ni me dieron la razón, nunca dejé de verlos así. Valoraba ese compromiso que tanta falta hacía en la gente que me rodeaba, en el colegio, en mi barrio, en la mismísima Mancha Subte. Recuerdo que en una reunión me pidieron una cinta de alguna banda que me gustase. Lo único que llevaba conmigo en ese momento era "No somos nada" de La Polla Records, una de las cintas que más escuchaba en ese tiempo, al lado de otras bandas vascas y algunas brasileras o argentinas. Un mundo entero se quema a sí mismo al hacer pomadas para sus quemaduras Un árbol que arde, de él sale papel para que se escriba que el árbol ardió Los hombres trabajan para poder vivir en fábricas de armas que los matarán Yo me sentía complacido de darles a conocer lo que había delineado parte de mi pensamiento. Pero recuerdo que luego sonó una canción que rechazaba los partidos, las ideologías y los dirigentes: No me sigas si no quieres que yo no te sigo a ti Allá tú y tu ideología, yo tengo la mía ¡¡Odio a los partidos, fuego a las banderas!!! En el nombre de una idea yo no me quiero morir Sentados en sus sillones no me van a dirigir ¡¡Odio a los partidos, fuego a las banderas!!! Vi sus rostros de reprobación y, tratando de apaciguar las aguas, pregunté si en su Revolución las banderas serían vistas como objetos sagrados. -Claro -dijo Guillermo, algo irritado-. Habrá una bandera que simbolice el sacrificio del Pueblo, la sangre vertida en la lucha. Esa canción refleja una tendencia burguesa. Por suerte sólo es una canción. La lucha es lo que cuenta… Solo una canción. Esas palabras retumbaron en mi mente por mucho tiempo, porque sentía que canciones como esa podían explicar el sentimiento que me envolvía durante esos años de búsqueda. Además, cargaba con otra culpa cuando recordaba que no eran las ideas las que me acercaban a los sacos, si no su temeridad, ese riesgo que a mí me urgía. Otra piedra pasa por nuestro lado y no nos toca, esta vez va acompañado de un


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