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Queridas lectoras:
Queridos lectores:
Con inmenso agradecimiento y orgullo, les presento esta historia, un hermoso testimonio del esfuerzo y dedicación de un grupo de estudiantes excepcionales:
Elías, Carla, Amalia, Alejandro, Fernando, Isabella, Dietrich, Elisabeth, Noah, Philip y Sofie.
Esta historia es más que una simple recopilación de palabras; es un reflejo de sueños y el poder del trabajo en equipo. A mi querido alumnado, le agradezco por su labor y por permitirme ser parte de su proceso de aprendizaje y crecimiento.
Con cariño, Natalia Santos
Dedicamos esta primera historia a las/los docentes jubiladas/os, cuya sabiduría sigue iluminando nuestros caminos.

En un planeta muy lejano llamado Extrañópolis vivían seres de todo tipo, cada uno con habilidades sorprendentes. Entre ellos estaba Doña Despistada, una inventora brillante pero olvidadiza, que a menudo no recordaba para qué servían sus propios inventos.
Un día, mientras buscaba su taza de té (que, curiosamente, tenía en la mano), pulsó sin querer el botón de su último invento: el “Transportador de Tostadoras”. El aparato empezó a vibrar, chispear y, con un ¡puf! muy ruidoso, abrió un portal interdimensional frente a ella.

Justo en ese momento, del cielo cayó una niña brillante: era Lea la Luminosa. Cada vez que alguien decía la verdad, Lea brillaba con intensidad. Aterrizó suavemente sobre el Transportador de Tostadoras, que resultó ser tan blando como un colchón de pan de molde. Su luz iluminó todo Extrañópolis y, de repente, Doña Despistada recordó para qué servía su invento.
—¡Ah, claro! ¡Era para aventuras interdimensionales! — exclamó, sorprendida.

Los habitantes salieron de sus casas para ver qué ocurría.
Entre ellos estaba la señora Súpertiempo, capaz de cambiar el clima según sus emociones. Llovía cuando estaba triste, se desataban tormentas cuando se enfadaba y salía el sol cuando estaba feliz. Por eso todos procuraban mantenerla contenta.
En ese instante apareció Rodolfo el Reverso, un tipo que caminaba hacia atrás pero siempre llegaba antes que todos.


Observó a Lea, brillando como una estrella, y dijo con una sonrisa:
—Esto va a ponerse raro, y todavía ni ha empezado.
De repente, el aire olía a palomitas y apareció Guillem
Guiñaojos, un chico capaz de hacer aparecer cualquier cosa que imaginara. Sonrió y guiñó un ojo:
—¡Palomitas para todos antes de cruzar! —dijo mientras creaban montones de maíz dorado.

Aunque un poco nerviosos, cruzaron juntos el portal. Una fuerza misteriosa los envolvió y los transportó a la casa de Guillem. Al ver que sus amigos estaban preocupados, decidió guiarlos de regreso al portal.

En el camino se encontraron con Sheila Soplar, que podía soplar tan fuerte que movía montañas. Sin darse cuenta, la vecina de Guillem cruzó también y abrió la puerta desde dentro. De repente, los chicos se convirtieron en estatuas de sal y azúcar.

—¡Socorro! —gritaron, mientras Calvin Caliente, que podía convertirse en fuego o producir incendios de miles de grados, apareció al instante. Generó una onda de calor que derritió la sal y el azúcar.
—¡Gracias, Calvin! —gritaron los amigos, aliviados.

Felices, regresaron al portal y se encontraron en un bosque lleno de luces flotantes y árboles que susurraban. Asustados por los extraños sonidos, tropezaron con Mimi, una chica capaz de entender a los árboles y los animales. Mimi les explicó: —Los árboles quieren ayudaros a salir de este bosque. Seguid sus susurros.

Finalmente lograron salir y divisaron una ciudad enorme, llena de luces, coches y fábricas. Discutieron si explorarla o regresar al portal, y al decidir volver, descubrieron que el portal había desaparecido. Al acercarse al lugar donde había estado, fueron transportados a otra dimensión. Allí todo era extraño: cielos torcidos, edificios flotando, ríos que corrían hacia arriba y criaturas desconocidas corrían por las calles.

Se miraron unos a otros con los ojos muy abiertos:
—Creo que nuestra verdadera aventura apenas empieza… — dijo Lea, mientras su luz iluminaba la escena.


Curso 2025/26
Créditos y derechos de autor
Título del cuento:
Autoras/es:
Alumnado del nivel C1 del Aula Internacional de las Agrupaciones de Lengua y Cultura Españolas de Alemania.
Edición y revisión:
Natalia Mª Santos Raposo, docente del ALCE Hamburgo. El texto fue revisado y enriquecido con la asistencia de inteligencia artificial (ChatGPT).
Ilustraciones:
Imágenes generadas con herramientas de inteligencia artificial de Canva, adaptadas para este proyecto.
Licencia:
Este cuento está publicado bajo Creative Commons AtribuciónNo Comercial-Compartir Igual (CC BY-NC-SA). Se permite usar, compartir y adaptar el material con fines educativos, citando a las/los autoras/es, pero no para fines comerciales.