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Sección 5 sostenible y el huerto escolar
a agricultura es el conjunto de técnicas y conocimientos relativos al cultivo de la tierra y a la producción de alimentos. En la actualidad, la producción agrícola es predominantemente convencional. Este tipo de agricultura incluye prácticas no sostenibles enfocándose en maximizar la producción y sacrificando la calidad del producto, la salud del ecosistema y el bienestar de las comunidades aledañas a los cultivos. Esta agricultura industrializada tiene implicaciones serias en el medio ambiente, como por ejemplo: la degradación del suelo, el uso desmedido de químicos y la deforestación.
Afortunadamente, existen alternativas que utilizan prácticas sostenibles y que se enfocan en mantener el equilibrio ambiental, social y económico. Una de estas opciones es la agroecología, la cual fomenta procesos naturales que benefician el ecosistema agrícola y promueve actividades que preservan los suelos, las fuentes de agua y el medio ambiente. Una práctica acorde con los principios agroecológicos es no utilizar productos químicos artificiales para abonar y controlar plagas. La agroecología fomenta interacciones saludables entre los organismos del agroecosistema y su medio ambiente y permite que las personas y comunidades tengan acceso continuo a alimentos nutritivos.
La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas de un área geográfica tienen acceso a alimentos que son sanos y en acorde con sus necesidades, y que a la vez les ayudan a alcanzar estilos de vida saludables. Desafortunadamente, este acceso equitativo a alimentos sanos y justos se está viendo afectado por los efectos del cambio climático, el crecimiento poblacional y otros factores ambientales y/o económicos. Por ejemplo, los precios de muchos alimentos han ido en aumento y la disponibilidad de ciertos productos es cada vez más limitada.
En Puerto Rico importamos cerca del 80% de los alimentos que consumimos. Esto presenta un problema de seguridad alimentaria ya que depender de fuentes externas implica que estamos sujetos a la inestabilidad del mercado global y a los vaivenes de la política internacional colocando nuestra alimentación en una posición vulnerable. Esta dependencia también nos hace más susceptibles a los efectos del cambio climático. Por otro lado, la mayoría de los alimentos que llegan a nuestros puertos provienen de Estados Unidos, por tanto, cualquier percance en alguno de estos lugares podría provocar escasez a nivel local. Un ejemplo de esto lo fue la interrupción en la entrada de alimentos a la isla en el año 2016 cuando el huracán Matthew impactó la ciudad de Jacksonville, Florida en donde se encuentra el principal puerto de importación para Puerto Rico. El paso de estos fenómenos por nuestro archipiélago también pone en riesgo la poca producción local. Estos factores reiteran la importancia de establecer medidas que fomenten la seguridad alimentaria a nivel familiar y comunitario.
Los expertos sugieren el desarrollo de huertos agroecológicos en los hogares, las escuelas y las comunidades para garantizar el acceso a alimentos frescos, de calidad nutricional y libres de químicos. Un huerto es un espacio destinado al cultivo de alimentos, principalmente hortalizas, plantas aromáticas y frutas.
Los proyectos de huertos caseros y huertos escolares contribuyen a la agroecología ya que se enfocan en la producción de alimento libre de químicos. Los espacios de huertos caseros y huertos escolares permiten poner en práctica técnicas de cultivo sostenibles, favoreciendo el desarrollo de un agroecosistema y permitiendo el bienestar de la biodiversidad.
Huerto Escolar
Un huerto escolar consiste en un espacio seleccionado en la escuela en el que los estudiantes aprenden a sembrar, cuidar y cultivar alimento de manera sostenible. Los huertos escolares proveen la experiencia de observar de cerca el crecimiento de las plantas y las interacciones naturales que forman un ecosistema. Al ocuparse del huerto escolar, los estudiantes crean un ambiente de cooperación y comprenden que la agricultura sostenible fomenta actividades que están en armonía con la naturaleza y que reducen los efectos del cambio climático. Los proyectos de huertos escolares ofrecen la oportunidad de integración de otros miembros de la comunidad, como los padres, madres, abuelos, vecinos, etc. Además, contar con un espacio de producción de alimento fresco en la escuela facilita el que la comunidad escolar se encuentre mejor preparada ante una situación de escasez. Al construir y mantener huertos en nuestras escuelas estamos alcanzando un mayor nivel de sostenibilidad, generando espacios de bienestar y de resiliencia ante los efectos del cambio climático y otros fenómenos naturales.
Pasos sugeridos:
1: Forma un comité
En la mayoría de los casos los proyectos de huertos escolares tienen como encargado a un maestro o miembro de la comunidad escolar. No obstante, será necesaria hacer una convocatoria para la formación de un comité que delegue responsabilidades entre sus miembros y ejecute las tareas pertinentes al proyecto. El grupo debe tener representación de los estudiantes, padres, madres, personal docente, personal no docente, vecinos, voluntarios y otros miembros de la comunidad escolar.
2: Redacta un plan de trabajo con objetivos definidos
Definan cuáles son los objetivos del huerto en la escuela dependiendo de los intereses y necesidades de la comunidad escolar. Los objetivos del proyecto serán útiles para determinar otros elementos claves del proyecto, como por ejemplo, decidir qué prácticas agrícolas implementar en el huerto y qué tipo de actividades se pueden desarrollar en el espacio. Algunos ejemplos de objetivos son:
Fomentar el contacto con la naturaleza
Crear espacios de aprendizajes al aire libre
Concientizar sobre la seguridad alimentaria
Practicar la gobernanza compartida
Aprender a trabajar en equipo
Conocer prácticas agrícolas sostenibles
Cultivar alimento sano, de manera sostenible y para el disfrute de la comunidad escolar
Mitigar los efectos del cambio climático
Redacten un plan de trabajo accesible a los participantes del huerto escolar donde se establezcan:
Tareas
Días y horarios de trabajo
3: Selecciona el espacio para el huerto
Determinar el espacio idóneo donde ubicar el huerto requerirá tener en cuenta la accesibilidad a recursos esenciales para el crecimiento de las plantas como: luz solar, agua y suelo. Tomar en cuenta estos factores aumentará las probabilidades de éxito del huerto escolar.
Fuente de agua - El agua facilita la absorción de nutrientes del suelo en las plantas. Cuando la lluvia es limitada, debemos regar el huerto para mantener humedad. El riego debe realizarse temparno en la mañana o entrada la tarde. Esto ayuda a que el sol no evapore el agua tan rápido. Identificar los meses de lluvia en el área nos permitirá planificar nuestra siembra en torno a la disponibilidad de agua. Será de suma importancia contar con una toma de agua cerca del huerto para facilitar el proceso.
Luz - El espacio que seleccionaremos para establecer el huerto debe recibir diariamente de 6 a 8 horas de luz solar. Los expertos recomiendan que los bancos de siembra estén orientados hacia el sur o sureste para permitir que estos reciban exposición uniforme al sol durante el día. Debemos procurar no incorporar plantas que den sombra en el lado este y en el lado sur del huerto ya que esto reduciría la entrada de luz. Por el contrario, para los cultivos que prefieran la sombra, será necesario incorporar elementos que bloqueen el sol.
Sustrato o suelo - es el medio donde se desarrollan las plantas. El suelo es el sustrato. Está compuesto de minerales, material orgánico y microorganismos beneficiosos, tales como hongos y bacterias. Los microorganismos y las plantas trabajan en conjunto, intercambiando y reciclando nutrientes y manteniendo un ecosistema en equilibrio. Un suelo saludable nos provee alimentos de calidad y absorben el exceso de agua en lluvias extremas protegiéndonos de inundaciones. Se deben evitar los suelos compactados y sustratos que contenga tierra arenosa. Realice la actividad Pruebas caseras del suelo para deternimar el tipo se suelo.
Acceso al espacio - Es importante que el huerto sea accesible a todos los miembros de la comunidad. De igual manera se debe de considerar que el espacio cuente con protección contra animales silvestres como gallinas e iguanas que podrían consumir los productos del huerto.
4: Determinar el modelo de siembra
Podemos integrar distintas modalidades para producir alimento en un huerto. Todo va a depender de los recursos disponibles y del espacio seleccionado. Debemos considerar el área geográfica de la escuela (i.e. montañosa, costera, urbana) para el diseño del huerto y los cultivos a sembrar. Cultivos adaptados a las condiciones climáticas tropicales son los ideales.
Ejemplos de modelos de siembras más comunes:
Bancos de siembras - Los bancos de siembra son comunes en lugares donde el espacio para el huerto es amplio. Hacen posible crear una mezcla de sustrato óptima con mayor actividad biológica, mejor textura y drenaje. Los bancos de línea recta son la forma más fácil de trabajar un banco de siembra.
Huerto en contenedores - Este diseño es una alternativa para maximizar cualquier espacio exterior. Sembrar en contenedores ofrece mayor control sobre algunas condiciones de manejo de los cultivos. Los contenedores varían en material y forma. Pueden ser nuevos o reciclados. El tamaño debe estar acorde con las plantas a cultivarse y deben tener orificios en el fondo para facilitar el drenaje del agua.
Siembras elevadas - Es el diseño más costoso ya que requiere comprar o confeccionar mesas de siembra elevadas. Provee un ambiente de trabajo más cómodo y facilita la observación de plagas o enfermedades.
Terrazas - Consiste en la construcción de plataformas en distintos niveles. Son el modelo de siembra que se integra mayormente en lugares empinados. Este método es muy eficaz en la conservación del suelo, ya que al dividir la pendiente en espacios de siembra se disminuye la erosión. Además de integrarse en pendientes, las terrazas se pueden construir en lugares llanos, principalmente para el cultivo de plantas aromáticas.
5: Preparación del terreno
Luego de determinar qué modelo de siembra se adapta mejor al espacio, será necesario preparar el terreno siguiendo estos pasos:
Desyerbar el predio con recortadora (“trimmer”) o podadora. También, se puede utilizar azadas. Arar la tierra. Esto es particularmente importante cuando se utiliza el predio por primera vez. Puede utilizar herramientas manuales o de motor. El objetivo principal del arado es remover el suelo superior para aportar nutrientes frescos a la superficie. Para realizar el arado, deben:
Cavar el suelo con un pico o una azada.
Voltear el suelo utilizando el trinche.
Continuar soltando el suelo utilizando un rotocultor
Establecer las medidas y hacer los bancos de siembra. Se recomienda hacer bancos de 3 pies de ancho (1 metro) con pasillos de 2 pies entre bancos. El largo del banco de siembra dependerá del espacio disponible en el terreno.
Añadir nutrientes y microorganismos al suelo, será necesario incorporar materia orgánica como composta o estiércol curado. Incorporar composta al suelo en las distintas etapas de crecimiento será de gran beneficio para el desarrollo de las plantas y a la misma vez nos permite mantener el suelo fértil para cuando se integren otros cultivos.
6: Selección e integración de cultivos
Los cultivos consisten en las plantas que se pueden sembrar y cosechar. Es importante conocer información general de los cultivos a utilizarse, incluyendo: características biológicas, tamaño, tiempo de crecimiento y el tipo de clima que le favorece. Para obtener una cosecha productiva, será necesario planificar la siembra teniendo en cuenta los tipos de cultivos:
Cultivos anuales:
Son cultivos que pueden durar entre 2 a 6 meses.
Crecen durante una temporada y luego mueren.
Suelen crecer más rápido y se cosechan en poco tiempo.
Ejemplos: lechuga, habichuelas, maíz, pepino, calabaza, rábano, cilantrillo y tomate.
Cultivos bianuales:
Son plantas que se desarrollan igual que las plantas anuales.
Crecen durante el primer año, pero no es hasta el segundo año que producen semillas.
Necesitan del estímulo del frío para producir semillas.
Ejemplos: zanahoria, perejil, repollo, brócoli, apio y cebolla.
Cultivos perennes:
Son los cultivos con el ciclo más largo.
Pueden producir por varios años.
Soportan condiciones climáticas cambiantes.
Requieren de menos atención.
Ejemplos: guineos, plátanos, malanga, yautía, yuca, yerba buena y ajo.
Luego de conocer los tipos de cultivos, debemos diseñar la siembra. Recomendamos establecer un policultivo que consiste en tener una variedad de cultivos. También, se debe tener en cuenta la asociación de cultivos que consiste en combinar determinadas especies de plantas en un mismo espacio de siembra. La diversidad de cultivos permite aprovechar el espacio y los recursos, aumentar el valor nutricional, atraer insectos beneficiosos y minimizar las plagas.
Para repeler plagas, también es muy útil incorporar a la siembra plantas aromáticas como la albahaca, el orégano, la ruda, el romero y el limoncillo. De igual manera, se utilizan plantas florales como los claveles, los cosmos y las zinnias para atraer insectos depredadores de plagas como las mariquitas y los escarabajos.
Para llevar a cabo una selección de cultivos exitosa, será importante incorporar los siguientes factores en la planificación:
No sembrar cultivos altos cerca de cultivos más pequeños que requieran de mucha luz solar.
Evitar sembrar plantas del mismo tipo (ej. raíz, hoja, fruto, flor) o de la misma familia en un mismo banco de siembra.
Intercalar vegetales grandes de crecimiento lento como la berenjena y el tomate, con cultivos pequeños de crecimiento rápido como la lechuga, el cilantrillo, el culantro y el rábano.
Permitir que cada cultivo tenga el espacio necesario para su crecimiento. En general, las plantas deben tener unos 20-40cm de separación, pero esto dependerá de la especie.
Realizar rotaciones año tras año para no agotar la tierra.
Un ejemplo de una siembra exitosa que adopta las técnicas de asociación de cultivos y considera los factores agrícolas ancestrales es la milpa. La milpa es un sistema multifuncional originario de Centroamérica que se ha ido adaptando por miles de años. Está conformada por un policultivo que integra el maíz, la legumbre (ej. frijoles o habichuelas) y una especie de la familia Cucurbitácea (ej. pepino o calabaza). Esta asociación de cultivos permite una mejor utilización de los recursos necesarios (luz, agua, nutrientes) para la producción de cosechas.
Integración de cultivos: Existe una variedad de métodos para incorporar los cultivos seleccionados. Este proceso va a depender de los materiales disponibles y de la preferencia de los integrantes del huerto.
Siembra en semilleros. Es recomendable para las plantas que requieren de un mayor control de las condiciones ambientales durante la germinación y el crecimiento. Este estilo maximiza el espacio del huerto ya que las plantas comienzan a desarrollarse antes de ser sembradas en el suelo. La profundidad a la cual se siembra las semillas debe ser del doble de su tamaño. Entre las plantas que se fortalecen mejor en las bandejas o semilleros se encuentran: los tomates, los pimientos, las berenjenas, la cebolla, el perejil y el quimbombó. Las plantas deben de ser trasplantadas al suelo una vez están los suficientemente fuertes.
Siembra directa. Las semillas se colocan directamente en el banco de siembra. Esta técnica es mejor para cultivos de crecimiento rápido (ej. mézclum de hojas, arúgula, cilantro, espinaca), para cultivos de raíces (ej. zanahoria, rábano, remolacha) y para cultivos de semillas grandes (ej. habichuela, calabaza y maíz).
Siembra escalonada. Permite obtener una cosecha constante de un cultivo en particular. Por ejemplo, en el caso de cultivos como la lechuga y la arúgula, se siembra una o dos plantas y cuando éstas ya tengan sus primeras hojas, se siembran otras dos en un espacio contiguo. Repite este proceso de manera continua hace de ésta una siembra escalonada. Por otro lado, como no todas las plantas tienen el mismo periodo de cosecha, la siembra escalonada es mejor aprovechada cuando se siembran diversos cultivos. Esto aumenta las posibilidades de tener cosecha en cualquier momento.
Es recomendable colocar un rótulo para facilitar la identificación de los cultivos que se estén trabajando. Mantener un registro para documentar las fechas de siembra y otras actividades relacionadas al huerto será también de gran utilidad.