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¿PARA QUÉ SIRVE EL DERECHO?
Presentamos una recensión del libro titulado ¿Para qué sirve el derecho?1 del Doctor Ricardo Rivero Ortega, Catedrático de Derecho Administrativo y Rector de la Universidad de Salamanca. El objetivo del autor en esta obra es analizar cómo, por medio del derecho, los individuos libres se hacen humanos.
Esto a través del estudio de conceptos actuales para entender nuestra sociedad contemporánea, como lo son, libertad individual, conciencia social, límites de la prohibición, racionalidad limitada, prevención de errores y procedimiento, colaboración, reciprocidad, altruismo, contrato, control del poder, respeto a las minorías y necesaria protección de la disidencia, todos ellos desde una visión histórica.
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Reflexiona el origen de la libertad individual, estudiando cómo fue evolucionando el libre albedrío en diferentes momentos históricos hasta la actualidad. Debido a un factor natural de las personas, que es la adaptación a un entorno de convivencia con los demás; esto contribuye a que cada sujeto se adecue a las reglas, escritas o no, de todo núcleo social.
Es, a través del derecho, que en el largo plazo se da un cambio de las mentes de las personas, teniendo inclusive un impacto cognitivo y hasta biológico de la especie humana.
Lo que podría entenderse contradictorio, paradójicamente una liberación individual gracias a las normas. Pero estas normas se pueden dividir en dos: las que están intrínsecas al ser humano, es decir, la autocontención y aquellas que están en el entorno, la heterocontención.
En la parte que corresponde a la autocontención, el autor hace un fuerte énfasis sobre el individualismo, la conducta genuina de cada persona y su evolución histórica. Para ello, reflexiona sobre de los rasgos del comportamiento humano, cuyo perfeccionamiento se da a través de la colaboración recíproca con los demás individuos. Esto produce con tiempo, una conciencia individual del respeto hacia las demás personas, una necesidad de adaptar su comportamiento social para lograr la supervivencia, he ahí el nacimiento del autocontrol, que también la biología nos da evidencia de un comportamiento similar en otras especies animales que tienden a un desarrollo de inteligencia eusocial. El autocontrol a su vez conlleva acciones cooperativas preestablecidas dentro de un mismo proceso evolutivo, que se van adquiriendo dentro de la historia humana. Rasgos característicos que se destacan en el ser humano, la cooperación, la solidaridad, el pensar por los demás, el evitar dañar a otros, el respetar el fin común, la reciprocidad, el altruismo y otros. Aquí el autor cuestiona aquella visión de gran aceptación en las ciencias sociales, que supone al ser humano como seres económicos maximizadores, racionales, cuya explicación es que cada persona actúa motivada por sus propios intereses. Esta reflexión resulta importante, ya que se trata de un enfoque actual que contribuye a dar luz a las ciencias sociales acerca de la visión de la libertad individual y el comportamiento humano. Brinda un nuevo compendio teórico para el análisis de los fenómenos sociales, podría considerarse una ruptura frente al paradigma del utilitarismo y de maximización del beneficio individual.
El autor hace un análisis sobre el concepto de libertad individual en función de la heterocontención, como un conglomerado de elementos que influyen en el libre albedrío, las diferentes conexiones culturales que han evolucionado hasta la fecha; por los cuales cada persona de forma autónoma toma sus propias decisiones. Sin embargo, el individuo, al convivir en sociedad, requiere necesariamente tomar conciencia de su papel en un núcleo compuesto por la interacción con otras personas.
Esto significa que, a pesar de que el individuo puede tomar sus propias decisiones, deberá asumir los riesgos de que estas acciones contravengan a los principios establecidos por un grupo social, séanse leyes, cánones religiosos, la moral, etc.
El individuo en sociedad conforme fue evolucionando, desde pequeñas comunidades o aldeas, hasta llegar a los procesos civilizatorios actuales, fue tomando conciencia de la existencia de ciertas limitaciones que deben tener sus actos y las consecuencias de no apegarse al ambiente social en el que habita.
Estas dos características, el autocontrol y el heterocontrol, van a moldear al individuo para que tenga una conciencia social, que lo limite a realizar acciones que afecten al resto de las personas. Con este enfoque, se rompería el paradigma de interpretación de que el individuo es egoísta por naturaleza, y el autor presenta una alternativa, pues existen comportamientos de cooperación intrínsecos al ser humano, al tener una conciencia social.
Sin embargo, la formación de la conciencia social puede ser trastocada por la tentación que implica tener el poder de decidir por los demás, a través de formación de élites, regímenes totalitarios, o también, mediante la imposición de la voluntad de la mayoría, sin respetar las disidencias. Entonces todos los factores de heterocontrol que tendrá el individuo serán impuestos, se rompe el libre albedrío.
El autor señala que también las multitudes se pueden equivocar gravemente, ya que hay una racionalidad limitada, el hecho de que la mayoría tenga una creencia, no significa que tenga la razón, por lo que es necesario un absoluto respeto a las minorías, las otras voces, a la disidencia, garantizando medidas de protección.
La historia ha mostrado que desde la disidencia se han logrado grandes transformaciones, innovaciones que han empujado a que la sociedad dé pasos agigantados en su evolución. Por lo cual, deben existir límites a la prohibición, ya que los estados autoritarios o totalitarios, no dejan margen para que la libertad individual sea plena. A su vez, el ejercicio de la acción de las mayorías en pleno uso de sus libertades, deben estar limitadas, para garantizar también las libertades de las minorías, por ello el autor hace hincapié en que la libertad de las sociedades se logra a través del derecho, humanizando a los individuos.
El derecho da la protección necesaria a la libertad individual, previene errores, limita los abusos, las decisiones equivocadas, de minorías y mayorías, garantiza el autocontrol, genera instrumentos de convivencia como los contratos, brinda la certeza en los procedimientos, permite incorporar todas voces en los procesos, el Audi altera partem, combate la inconsciente tendenciosidad.
El individuo al tener conciencia del derecho, independientemente de la labor o profesión que se desempeñe en la sociedad, permitirá que todas las personas puedan ejercer su libertad individual, porque exigirá el respeto de sí mismo y de los demás, lo que garantizará elementos de autocontención y heterocontención equilibrados, en ambientes cooperativos. Aquí también es importante mencionar, otros fenómenos futuros, como lo señala el autor, nuevas formas de control, que pueden surgir de los avances tecnológicos, informáticos o manejo de datos personales, el Big Data, que pueden desviarse en detrimento de la libertad individual.
He ahí la conclusión del autor, en la que resalta la importancia de la educación del derecho en la ciudadanía, para formar seres humanos, la recuperación de la importancia del humanismo en la educación, la formación de valores de empatía y respeto a nuestros semejantes y diferentes. Entendida la educación en un entorno de pluralidad, que fomente las artes y todas sus expresiones. El derecho nos brida la plataforma social para protegernos, ya sea que formemos parte de la mayoría o de una minoría, para tener sociedades cooperativas, empáticas y con libertad individual.