CAPBA Fascículo Nº021 - 2025

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FASCÍCULOS

CIUDADES REGENERATIVAS

RECALCULAR

“En un mundo donde las crisis se superponen -climática, energética, sanitaria, alimentaria, habitacional-, la arquitectura y el urbanismo no pueden mantenerse al margen. Nuestra manera de construir, de ocupar el suelo, de organizar las infraestructuras, de habitar, ya no puede desvincularse de las consecuencias que genera. […] Frente a este panorama, se vuelve urgente adoptar un nuevo enfoque en el diseño de políticas públicas: uno que tenga como eje central la regeneración ambiental y la equidad territorial. Este concepto no se limita a mitigar los impactos negativos de nuestras ciudades, sino que busca activamente restaurar ecosistemas, fortalecer comunidades y diseñar entornos que produzcan salud, biodiversidad y bienestar.”

Construir en tiempos de crisis: repensar las políticas públicas hacia ciudades regenerativas. E. Vergara. FC#21

No es mucho lo que se puede agregar a estas palabras. Sin embargo, las imágenes de lo sucedido en la ciudad de Bahía Blanca hace poco más de un mes, y en otras ciudades del resto del planeta en el último año, las dota de un dramatismo que no terminamos de asumir.

Y ahí está un primer problema. Aun se escuchan discursos de altas autoridades políticas, locales e internacionales, que niegan el cambio climático y hasta denuncian trabajosos acuerdos globales. Son discursos que se traducen en inacciones concretas frente a la evidencia de los hechos. Situándose en otro lugar -a nuestro entender, el más razonable- Fernando Viegas, de la oficina de arquitectura paulista UNA Muñiz-Viegas, pone en cuestión la construcción permanente que plantea el capitalismo en su fase actual, propone la reutilización de edificios vacíos en los centros urbanos y el uso combinado de materiales tradicionales con biomateriales, aunque pone el foco en la madera particularmente. Acentuando la necesidad de escalar la producción material por ese camino, define lo que a su criterio debiera comprenderse como sustentabilidad en términos contemporáneos. Preservar el medio ambiente no implica congelar la naturaleza. Un ambiente sano es para el disfrute general, que no puede serlo sin procurar el bienestar material de todos/as quienes lo habi-

tamos. Producción y empleo no pueden -ni deben- soslayarse de la discusión ambiental.

La opción por la bioconstrucción contiene una dimensión simbólica y material a la vez: contribuye a construir comunidad. El viento de época sopla en dirección opuesta. Asumir tal condición es indispensable para encontrar las herramientas adecuadas que puedan revertir una tendencia tan tangible como indeseable. Nuestros ancestros construían colectivamente sus comunidades con técnicas que llegaron a ser muy sofisticadas, siempre en armonía con el entorno natural, afianzando lazos solidarios que fueron permitiendo el progreso y el bienestar general. Son legados que hablan de una vinculación muy fuerte entre arquitectura, condición material y respuesta pertinente a los sitios y las personas que los habitan.

Con el paso de los años y los avances tecnológicos, aquella cercanía entre arquitectura y comunidad se fue agrietando, dando lugar a la valorización de los productos urbanos y arquitectónicos por sobre los procesos de elaboración compartida y consensuada. El resultado no puede ser otro que el que es, donde la mirada integral se pierde en manos un producto sofisticado -y lejano-, que poco atiende a las consecuencias que genera, sean estas ambientales, sociales, culturales o económicas.

Dicho esto, entendemos, aunque suene a obviedad, que debemos revisar de manera urgente nuestros modos de construir, nuestras prácticas proyectuales y nuestras herramientas de planificación para afrontar un mundo lleno de incertidumbre al que creíamos haber dominado. No sucede así. En estos días, una vieja historieta argentina de ciencia ficción -El Eternauta- ha regresado a los primeros planos de la opinión pública mundial impulsadas por las plataformas digitales. Curiosamente, habla del héroe colectivo, de que nadie puede salvarse solo. Todo un mensaje y un desafío, que viene desde el fondo de los tiempos. El mensaje puede ignorase, desde ya. No parece lo aconsejable.

Publicamos a continuación iniciativas que cuentan otro modo de pensar la arquitectura y el urbanismo, otros modos de operar sobre una realidad que demanda respuestas creativas y, sobre todo, audaces.

STAFF CAPBA FASCÍCULOS

Propietario Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires

Director Arq. Ramón Rojo

Consejo editor Arqs. Juan Carlos Sánchez y Mario Pérez

Diseño Estudio RO-K

CONSTRUIR EN TIEMPOS DE CRISIS: REPENSAR LAS POLÍTICAS PÚBLICAS HACIA CIUDADES REGENERATIVAS

ARQUITECTA ELIZABETH VERGARA

En un mundo donde las crisis se superponen -climática, energética, sanitaria, alimentaria, habitacional-, la arquitectura y el urbanismo no pueden mantenerse al margen. Nuestra manera de construir, de ocupar el suelo, de organizar las infraestructuras, de habitar, ya no puede desvincularse de las consecuencias que genera. La forma en que producimos nuestros entornos construidos está directamente relacionada con la emergencia ambiental y social que atravesamos.

A esta altura, resulta evidente que el modelo urbano predominante -extensivo, fragmentado, dependiente del automóvil y basado en materiales de alto impacto ambiental- está agotado. Las ciudades concentran más del 70% de las emisiones globales de carbono y consumen tres cuartas partes de los recursos naturales extraídos en el planeta. Esta presión sobre los ecosistemas no es sólo insostenible: es destructiva. Sin embargo, en ese diagnóstico también hay una enorme oportunidad. Porque si las ciudades son parte del problema, también pueden ser parte de la solución. Pero para que eso ocurra, es indispensable revisar y transformar el marco de políticas públicas en materia de construcción y planificación urbana.

Políticas que reproducen la crisis

En América Latina, y particularmente en Argentina, las políticas habitacionales y urbanas han tenido avances importantes en algunos momentos históricos, pero en general han respondido a una lógica

de emergencia, con escasa planificación de largo plazo. Aun cuando se reconocen derechos como el acceso a una vivienda digna, pocas veces se materializan en acciones estructurales. En la práctica, muchas políticas terminan favoreciendo procesos de urbanización que perpetúan la exclusión y la fragmentación social. Los programas habitacionales, cuando existen, muchas veces no contemplan el entorno, los materiales disponibles localmente, las identidades culturales ni los saberes comunitarios. Se sigue priorizando el hormigón, el asfalto, las infraestructuras duras, como sinónimo de progreso, sin considerar su huella ambiental ni su adecuación climática. Por otro lado, las normativas urbanísticas -cuando existen o son aplicadas- suelen estar desactualizadas, responden a lógicas de zonificación obsoletas, y no incentivan prácticas sostenibles. Las licitaciones y contratos públicos, en muchos casos, siguen exigiendo soluciones constructivas convencionales, lo que deja por fuera a materiales y tecnologías de bajo impacto ambiental.

Hacia un nuevo enfoque: ciudades regenerativas Frente a este panorama, se vuelve urgente adoptar un nuevo enfoque en el diseño de políticas públicas: uno que tenga como eje central la regeneración ambiental y la equidad territorial. Este concepto no se limita a mitigar los impactos negativos de nuestras ciudades, sino que busca activamente restaurar ecosistemas, fortalecer comunidades y diseñar entornos

que produzcan salud, biodiversidad y bienestar. La ciudad regenerativa se construye desde la integración entre naturaleza y urbanismo. Incluye infraestructura verde, sistemas de agua gestionados de manera ecosistémica, huertas urbanas, corredores biológicos, viviendas bioclimáticas, movilidad sostenible y una fuerte participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones. Implementar políticas que promuevan este modelo no solo tiene beneficios ambientales. También genera empleo verde, fortalece las cadenas productivas locales, mejora la calidad de vida y reduce los riesgos frente a eventos climáticos extremos. Es una inversión en resiliencia.

El rol clave de los materiales y las cadenas locales Uno de los puntos clave en este cambio de paradigma tiene que ver con los materiales de construcción. La elección de un material no es un dato técnico aislado: es una decisión política. Construir con tierra, madera, fibras vegetales o materiales reciclados tiene impactos muy distintos a construir con cemento, acero o plásticos industriales. Hoy existen numerosos estudios y experiencias que demuestran que materiales como el adobe, el bambú o la madera laminada permiten soluciones eficientes, resistentes, accesibles y con bajo impacto ambiental. Sin embargo, en muchos casos, estos materiales están fuera de los marcos normativos o no cuentan con el respaldo institucional para ser implementados en proyectos públicos. Una política transformadora debería fomentar la investigación y certificación de materiales naturales, el desarrollo de normativas específicas, y la creación de incentivos fiscales y financieros para quienes los utilicen. También es fundamental que se fortalezcan las cadenas de valor locales: desde la producción de insumos hasta la formación de mano de obra especializada, pasando por el acompañamiento técnico y el desarrollo de prototipos replicables. Esto implica un trabajo articulado entre el Estado, las universidades, los colegios profesionales, las cooperativas, los centros tecnológicos y las comunidades organizadas.

El Estado como articulador y garante

El rol del Estado en este escenario es irremplazable. Se necesita un Estado presente, planificador, con visión territorial y capacidad de liderazgo. Un Estado que no sólo regule, sino que acompañe y promueva. Que invierta en capacitación, que financie experiencias piloto, que facilite la transición ecológica en las ciudades y pueblos, sobre todo en contextos de vulnerabilidad. Los municipios también tienen una responsabilidad central. Son quienes están más cerca de los territorios y quienes pueden motorizar cambios concretos desde lo local. Pero muchas veces carecen de herramientas técnicas, recursos humanos o marcos normativos adecuados. Por eso es clave pensar en políticas multinivel, que articulen lo nacional, lo provincial y lo municipal, con una mirada federal y justa.

¿Qué tipo de ciudad queremos dejar como legado?

El desafío no es menor. Cambiar el modelo de ciudad requiere coraje político, innovación técnica y, sobre todo, un profundo compromiso ético. Porque, en definitiva, lo que está en juego es el derecho a un futuro vivible.

Hoy, cuando el colapso ambiental ya no es un escenario lejano, sino una amenaza presente, necesitamos pasar de las palabras a la acción. Cada metro cuadrado que se construye o se refuncionaliza debería contribuir a la regeneración del planeta, no a su deterioro.

Y eso solo será posible si cambiamos las reglas del juego. Si transformamos nuestras políticas, nuestras prácticas profesionales y nuestras formas de imaginar la ciudad. Si logramos hacer del cuidado una política estructural, y no solo una consigna inspiradora. No es momento de esperar soluciones mágicas ni seguir apostando por tecnologías que profundizan la desigualdad y el extractivismo. Es momento de volver a lo esencial, de mirar el territorio con otros ojos, de tejer nuevas alianzas y de animarnos a construir una nueva narrativa: una en la que la arquitectura no sea parte del problema, sino una herramienta de transformación radical.

DISTRITO ECOLÓGICO ROGGERO: POLÍTICAS PÚBLICAS

PARA GENERAR

JUSTICIA SOCIAL Y AMBIENTAL

ENTREVISTA A LAS ARQUITECTAS VERÓNICA RODRÍGUEZ Y GABRIELA GONZÁLEZ / IDUAR / MUNICIPIO DE MORENO

CONSEJO EDITOR

La arquitecta Elizabeth Vergara asegura, en este mismo fascículo, que la regeneración ambiental y la equidad territorial implican “restaurar ecosistemas, fortalecer comunidades y diseñar entornos que produzcan salud, biodiversidad y bienestar”. El Distrito Ecológico Roggero/DER, una zona protegida en el municipio de Moreno, es, desde esa definición, producto de políticas regenerativas urbanas. En las próximas líneas, dos colaboradoras del Instituto de Desarrollo Urbano, Ambiental y Regional/IDUAR -Verónica Rodríguez, a cargo de Planeamiento Estratégico, y Gabriela Martina González, Jefa de Gabinete- ayudan a comprender de qué se trata el DER, cómo se construyó a lo largo de más de dos décadas, y qué herramientas institucionales se utilizaron para ello.

FC/ Si bien la entrevista es sobre el Distrito Ecológico Roggero, queremos comenzar por contar de qué se trata el IDUAR, el Instituto de Desarrollo Urbano, Ambiental y Regional, de muy vasta tarea. ¿Qué incumbencias tiene? ¿Qué están haciendo? ¿Qué resultados han obtenido con su funcionamiento?

Gabriela González / Perfecto. Hemos leído el artículo que ustedes nos compartieron sobre el IDUAR [N. de la R.: Revista Distrito 2 Nº 37, 1999, pag. 46/51] y nos da pie para recordar sus inicios. El Instituto cumple veinticinco años en 2025, junto con el Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local/IMDEL. Creo que ambos son dos grandes instrumentos de gestión descentralizada, muy certeros para una política pública de

largo plazo, políticas de las que ya no hay mucha memoria. Hoy, en un país con tantos vaivenes, estas políticas parecen antinaturales y por eso la existencia de estos institutos es tan paradigmática, sobre todo por la escala local y el objetivo de planificar. En materia de política pública, el IDUAR es un tesoro porque posee una capacidad estatal interdisciplinaria (arquitectos/ urbanistas/abogados/geógrafos/agrimensores/sociólogos/ TS, etc/), perfiles técnicos y territoriales que permite planificar y accionar en contextos complejos, territoriales, de mucha conflictividad. Y entonces, la cuestión multiescalar y multidimensional que hoy requiere el abordaje de los territorios, con este plafón, no digo que sea sencillo, pero resulta un desafío posible.

Tenemos la posibilidad de disponer o poner a prueba un montón de instrumentos, a diferencia de otros municipios que no tienen este dispositivo o instrumento de gestión urbana. Aunque, entiendo que conforme fueron pasando los años, los mandatos ejecutivos, su idiosincrasia, el perfil político y disciplinar de los administradores, el instrumento fue evolucionando. Nosotras integramos el equipo de gestión del actual administrador Leonardo Grosso desde febrero del 2024, y de la gestión municipal, de Mariel Fernández, intendenta de Moreno, segundo mandato, relecta con el 57% de los votos en el 2023. Por mandato de nuestra intendenta, y voluntad política de nuestro administrador el IDUAR ha recuperado su impronta y su vocación originaria de planificación, en un contexto político en donde la planificación parece algo totalmente anacrónico, en un momento donde el Estado parece correrse de todo, donde planificar parece algo imposible. Desde el IDUAR y en el marco de una gestión municipal con mucho arraigo territorial, tenemos una cercanía realmente muy importante, planificamos y gestionamos políticas públicas entrelazadas con lo comunitario.

FC/ Vos mencionaste que el organismo que se agregó al IDUAR fue el IMDEL. ¿Qué significa este Instituto?

GG/ El IMDEL, que es el Instituto de Desarrollo Económico Local, se creó antes que el IDUAR. Son dos institutos descentralizados. El IMDEL gestiona todo lo que tiene que ver con parques agroecológicos, economía social y solidaria, y mercados populares.

FC/ Entonces, ambos Institutos no tienen por objeto exclusivo el Distrito Roggero, sino todo el municipio, ¿es así? GG/ Exactamente, la Planificación de la Ciudad de Moreno se viene planteando sobre dos ejes de desarrollo estratégicos con el objetivo de diversificar la matriz económica del distrito Un distrito de Ingresos medios bajos, promedio, de casi 600 mil habitantes, de los cuales el 27% vive en Barrios Populares. Con una cobertura de servicios básicos, agua y cloaca que promedia e 30%. Venimos trabajando con planes de sector y proyectos urbanos para el Norte, Sur y Centro, en distintas escalas. El desarrollo productivo turístico, y ecológico para el Sur, la densificación de las áreas centrales, y el desarrollo productivo, industrial, logístico para el Norte.

FC/ Agrego un tema más: vos hablaste de los instrumentos que tiene disponible el IDUAR para planificar. Me gustaría que los mencionaras.

GG/ Yo quiero hacer una diferenciación. A partir de la administración de Leo, que tuvo que ver puntualmente con un cambio de gestión nacional, se reconvirtieron un montón de cuestiones, lo que significó también una oportunidad. Nosotros, cuando llegamos al IDUAR, encontramos una arquitectura institucional en relación a las políticas públicas nacionales. Las subsecretarías o las direcciones tenían que ver con políticas públicas enlatadas, como la Dirección General de PROMEBA o la Dirección de Integración Sociorubana. O sea, las líneas

políticas del Instituto estaban en relación a las políticas de la provincia o de la nación, había un correlato entre la política nacional y provincial y el diseño de la política local. Al desfinanciarse todo -por ejemplo, que se corte, después de más de veinte años de implementación, un PROMEBA- o se paralicen las obras de la SISU, se desmantele el Ministerio de Hábitat, con todo lo malo que eso implica, tuvimos que reformular nuestra arquitectura institucional y repensar nuestras áreas de gestión en lo interno. Pero eso nos puso muy creativos, y lo malo se puso bueno: reflexionamos sobre un montón de cuestiones y empezamos a tener instrumentos y políticas propias y a diseñar nuestros propios instrumentos. Entonces, recuperamos algunos procesos territoriales -que quizás habían sido dejadas a un lado- como las cartografías sociales,etc. Se está trabajando en distintas ordenanzas para la incorporación de estas cartografías en el reconocimiento de barrios y comercios populares. Creamos el monitoreo urbano inmobiliario, que es una de las políticas orientadas al abordaje de la comercialización de loteos irregulares, con la incorporación de herramientas digitales y aumento de la capacidad estatal de control y prevención. Iniciamos una política activa de relevamiento de m2 construidos en barrios y parques, incorporamos a la fiscal tributaria la herramienta de contribución por mejoras, etc. Pensar y diseñar nuevas políticas que relacionen instrumentos, que reconozcan las nuevas demandas que están presente en los territorios.

FC/ Me parece que revertieron una cuestión adversa en una oportunidad para la planificación local, que es una demanda de siempre de los municipios. Es poder construir políticas locales. Como presentación del IDUAR, en ese punto, tiene mucho valor para cualquier municipio.

GG/ Hoy, en todo caso, se trata de proto políticas porque nosotros tenemos un año en gestión. Podemos hacer una evaluación, pero no decir “tenemos todas estas políticas y estos son los resultados”. En algunos casos son cosas muy incipientes, que requieren de tiempo de implementación, pero hay mucho entusiasmo y mucha capacidad creativa. El desfinanciamiento de la política habitacional a nivel nacional con todo lo injusto que eso implica, es una oportunidad para reformular políticas públicas.

FC/ Les propongo comenzar a hablar del Distrito Roggero, que creo no es solo un tema ambiental, tiene connotación económica, impacto en el empleo, hay un montón de cosas pensadas ahí en términos de lo que es sustentabilidad contemporánea, que no es solo preservar un espacio bonito, verde y con agua, es mucho más que eso. En un municipio como Moreno, asociado a índices muy complejos, el DER es un testimonio sobre una política integral que se basa en el medio ambiente, pero involucra economía, empleo y demás. El próximo Congreso de Bioconstrucción propone una mirada que asocia lo ambiental con temas sociales y económicos, en un enfoque que no distorsione la realidad. ¿Qué opinan ustedes al respecto?

Verónica Rodriguez/ Eso que decís es así, existe esa complejidad. Es un proyecto que le propuso Mariel a Leo a penas asumió la gestión, con cierta preocupación por como se venía dando la expansión urbana (que se acelerará por la autopista Perón) y con la necesidad de preservar ese ambiente tan particular que tiene Moreno en su zona sur y diversificar la economía en el distrito. Así lo entendimos y abordamos. También es importante resaltar que esta historia no empieza con el proyecto que nosotros llevamos adelante: el artículo de ustedes,

el que nos compartieron de Alejandro, habla de todo este origen. Este proyecto comenzó en los fines de los años 80. La idea del miniturismo viene de esa época, ya existía la propuesta de poder preservar esas tierras que hoy son parte de la Reserva Municipal Los Robles. En ese momento ya había una visión sobre ese territorio de la que nosotros, cuando arrancamos la gestión, no estábamos enterados. La dirección de planeamiento nos acercó una carpeta de proyecto enorme y hermosa que tuvieron muy bien guardada durante más de treinta años. Fue una emoción muy grande poder ver todos esos dibujos que expresaban sueños para el lugar, hechos a mano por un equipo de profesionales, con un gran amor por el territorio por el planeamiento, y de alguna nos sentimos reflejados.

FC/ Recorriendo el artículo que ustedes mencionaron, vimos que el plan director, que comienza alrededor del año 89, preveía una zona de área protegida, donde estaba incluido el perilago, las aguas del dique Roggero y el parque Los Robles. De acuerdo a un documento que está disponible en el sitio del municipio, veo que agregaron a esa zonificación original un área de desarrollo urbanístico -que no sé si contemplaba el plan original-, áreas residenciales, y entre ésta y la zona protegida, un área que llaman de turismo sostenible. Sería interesante que comentaran este segundo aspecto del plan, que no aparece en el planteo de 30 años atrás.

VR/ Sobre el área protegida, nosotros sumamos más tierras porque incorporamos también los caminos de sirga del río y de los arroyos, que no estaban, y otras tierras que quedan entre el perilago y la Reserva. Muchos de esos terrenos son

privadas, pero los incorporamos también dentro de la Reserva, con algunas características particulares. Estamos armando el código de edificación sustentable que considera, en realidad promueve, la bioconstrucción y otro tipo de apropiación del suelo, de la naturaleza, que en esa zona es indispensable, además de plantear un reglamento interno más vinculado a los animales silvestres, los animales domésticos, la gestión de los residuos. Todo lo concerniente a preservar un área natural protegida está reglado, digamos, y en realidad está gestionado y cuidado también por la Dirección Municipal de Guardaparques, que comparten incumbencias, en ese lugar, con Obras Particulares. También, con respecto al área de desarrollo urbanístico, en la ordenanza retomamos los instrumentos tales como la creación de un consorcio urbanístico para incluir la participación estatal en la valorización inmobiliaria; el de edificación y parcelamiento obligatorios para evitar la especulación. Por último, el reajuste de tierras, para generar fraccionamientos urbanos que acompañenen mejor las características del terreno y el proyecto urbano. Con esto evitaríamos estar obligados a la uniformidad de la cuadricula que caracteriza a la zona pampeana, y homogeiniza territorios diversos. Son algunos instrumentos que ponemos en valor, considerando la acelerada expansión de la mancha urbana que se enfatizará con la finalización de la autopista Perón. El turismo de cercanía que promovemos y queremos que siga creciendo no debe ser propiciar procesos gentrificatorios o ir en detrimento del ecosistema que se ha conformado allí en estos años. Por el contrario, debe mejorar las condiciones de hábitat y de ambiente que tenemos como punto de partida.

FC/ Respecto al área que ustedes llaman de desarrollo urbanístico, ¿qué indicadores tienen para esas zonas? ¿Baja densidad, vivienda individual, vivienda colectiva de media densidad? ¿Qué características tienen? Porque interviene el privado, el Estado solo no puede, con reglas de juego que son muy novedosas y un código específico. A ese código de distrito urbanístico se suma, creo yo, cómo interviene la actividad privada, más allá de los indicadores.

VR/ Ahí actúa la Gerencia de Proyectos: La idea de esta área es acompañar esos procesos y generar un diálogo con la persona interesada en generar algún desarrollo, y decirle: “acá puede ser, acá no, ¿qué tipo de desarrollo te gustaría hacer?”, también encontrar y articular actores que muchas veces no se conocen entre sí, no tienen un diálogo. La Gerencia es un ámbito donde poder reunir intereses vinculados a un proyecto común.

FC/ El edificio que está en el centro del predio donde se localizan las actividades municipales pertenece a la Gerencia de Proyectos, ¿no?

VR/ Exacto, sí, es ese edificio.

FC/ Muy simbólico el lugar.

GG/ Sí, era un quirófano. Bueno, así que seguimos operando. También era un bar, así que seguimos cocinando.

FC/ Entonces, en realidad el privado no va a Obras Particulares a presentar un proyecto, sino que es un proceso compartido. Un proyecto en ese Distrito está compartido por el

lugar. Eso sí es como un instrumento, o una práctica no habitual, por lo menos. No digo que no pase en otro lugar… GG/ La Gerencia absorbe todo, en realidad, no solo lo del Distrito Ecológico. Todas las inversiones de obras privadas en Moreno, de determinada escala y programa, ingresan sus proyectos por allí y son procesos gerenciados en articulación con la Coordinación de Obras Particulares y Catastro, que también depende de la Administración del IDUAR.

FC/ Me gustaría que comentaran el grado de avance, o si ya hay un tejido creado, en el área de desarrollo urbanístico, en particular. O si se trata de un proyecto a futuro. VR/ El proyecto del código de zonificación lo que intenta es, por un lado, poner en valor o preservar el área natural protegida, y en los alrededores tener una densidad súper baja. En el otro extremo, está la avenida Argentinidad, que recibió una muy importante obra vial, y es un eje significativo para Moreno. Entre esos dos extremos, área protegida y avenida, hay una especie de degradé de alturas y de densificación. Esa es la idea, que después en el mapa no es tan lineal sino que se vuelve una especie de tiro al blanco, como una cosa concéntrica más que algo lineal. Hay algunos alineamientos que son importantes, que están vinculados a nuevas aperturas viales que necesitamos para mejorar la conectividad entre el Distrito y el centro de Moreno. Existe tejido preexistente, el cual es considerado en el proyecto y se busca integrarlo. También quedan algunas grandes áreas vacantes de tierras en las que estamos trabajando con los propietarios y la Gerencia o con el área de Tierras para desarrollar

algunos proyectos con perspectiva sustentable, que es lo que queremos para la zona. También estamos trabajando en conjunto con IMDEL, queremos construir un parque agroecológico con perfil turístico, vinculado al sector gastronómico. Hay parte de la población que hoy reside ahí, que tiene sus raíces agrarias y que fue perdiendo esa cultura. La idea es recuperar ese conocimiento, ese saber agroproductivo que existía antes en las comunidades que hoy habitan, en buena parte, en los barrios populares del Distrito, y generar empleo en los parques agroproductivos, que todavía no están puestos en órbita pero estamos trabajando con proyectos. Queremos diversificar la economía con inclusión social.

FC/ Me surgen algunas preguntas: ¿cómo comunican estos proyectos y acciones a los vecinos y vecinas, cómo los reciben los habitantes de Moreno, qué percepción tienen?

VR/ Parte se realiza mediante redes sociales o la web. Si bien desde Iduar pensamos el proyecto, después la ejecución se realiza desde distintas áreas del municipio: El IMDEL donde está el área de turismo, La secretaría de Ambiente, Obras Públicas, por mencionar algunas, y todas tenemos canales de comunicación dependiendo de la acción que se vaya a ejecutar, y ahí la vinculación es más directa. En particular desde IDUAR, estamos trabajando en uno de los barrios populares donde estamos haciendo un relevamiento y generando algunos proyectos. Y generando algunas acciones concretas en otros barrios, de acuerdo al caso. Por otro lado, también nos vinculamos con los vecinos y vecinas de la “nueva área natural protegida”, que ahora va a estar cerrada y que es donde Guardaparques tiene incumbencias de manera más clara en la actualidad. En esa zona tuvimos reuniones para comentar el proyecto en general, la nueva propuesta de código y tomar todas

las consideraciones del caso, y ahora continúan el vínculo con Guardaparques, que circundan la zona a cotidiano. La percepción es de una gran aceptación: podemos ver que se aumentaron significativamente las visitas en los fines de semana; en algún fin de semana tuvimos diez mil visitantes en la zona. Los visitantes son los propios vecinos y vecinas de Moreno, y de partidos cercanos que se traen la mantita y hacen pic nic en la plaza y disfrutan de las actividades culturales gratuitas que tiene el área de turismo y las de ambiente, con lo cual, la percepción es que hay un gran disfrute del área, que va a seguir creciendo. Este proyecto afecta no sólo la escala en la que se interviene sino que afecta a todo Moreno, porque lo disfrutan familias de toda la región.

FC/ Con todo lo dicho, entendemos que ya están cumplidos los objetivos de la entrevista. Siempre dejamos un tiempo para que las personas reporteadas agreguen, si tienen ganas, algún tema o alguna acotación que no haya sido mencionado. Les cedemos la palabra.

VR/ Todo esto es el germen, las ganas de hacer un pedacito de ciudad más justa, donde la inversión inmobiliaria que sucede espontáneamente no quede únicamente como ganancia de los inversores, sino que se redistribuya a la población, que los beneficiarios no sean solamente los que van a vivir en esa pequeña porción de ciudad, sino que sea toda la comunidad. Ese es un poco el espíritu. Hay muchos de los instrumentos que propone la ley 14449 que incorporamos en la ordenanza y que en la práctica, en la gestión, los estamos usando, tratando de generar un poco más de justicia social y justicia ambiental en esa zona.

FC/ ¡Excelente! Con esto terminamos. Muchas gracias a ambas por el tiempo dedicado a esta entrevista.

EL DISTRITO ECOLÓGICO ROGGERO EN CLAVE NORMATIVA

ARQUITECTAS GISELLE ALARCÓN Y ANABELLA ROITMAN / LIC. EN URBANISMO SERGIO WEBER / ARQUITECTO JUAN PATRICIO

Introducción

El Distrito Ecológico Roggero o “DER” se encuentra delimitado por un polígono, cuyos límites son: la Av. Argentinidad, el arroyo Cañada del Bajo Hondo, el lago San Francisco, y el río Reconquista, en coincidencia con la totalidad del sector sur del municipio. Abarca en su interior a su vez los sectores que conforman el Área Natural Protegida/ANP “Dique Ingeniero Roggero”. La implementación de este instrumento urbanístico surge como una propuesta de planificación y transformación del sector hacia un desarrollo urbano sustentable. En las últimas décadas, este Distrito ha experimentado una marcada expansión de la mancha urbana y a su vez, una consolidación de los sectores urbanizados existentes bajo una lógica de micro densificación y baja densidad, dando como resultado un territorio sumamente fragmentado con lógicas de uso, niveles de consolidación y de accesibilidad muy diversos. A su vez, los niveles de dotación de redes de servicios, equipamientos y espacios verdes públicos, son muy bajos.

A pesar de estas cuestiones observadas, el sector representa

un área de oportunidad, ya que cuenta con grandes parcelas con emprendimientos públicos y privados para la realización de actividades recreativas,deportivas y culturales (camping, cabalgatas, gastronomía, etc), la reserva municipal Los Robles funcionando activamente y la presencia del lago San Francisco como espejo de agua de gran porte y corolario paisajístico de escala metropolitana, que tienen una gran potencialidad como impulsoras del desarrollo turístico local. Además, la relativamente baja antropización sostiene la posibilidad de plantear políticas medioambientales, de desarrollo productivo y de conservación de superficies absorbentes.

Naturaleza, infraestructuras ambientales, y oportunidad para el turismo sostenible

Desde finales de los años ochenta se percibe con claridad la intención de la gestión municipal de Moreno de desarrollar la actividad turística en su territorio, con la expectativa tanto de preservar las cualidades ambientales y paisajísticas del lago San Francisco, el río Reconquista y sus cercanías, como de generar

fuentes de trabajo locales para las y los morenenses. El origen artificial del lago, a partir de la construcción de la presa Roggero, cuyo objetivo principal es prevenir las inundaciones de los municipios en la cuenca del río Reconquista, generó paradójicamente un nuevo paisaje natural de condiciones únicas: un espejo de agua de gran superficie en un sector de llanura, rodeado de humedales, fauna y flora con alto nivel de preservación. Esta intención se vió impulsada por la compra del municipio de 268 hectáreas que actualmente conforman la Reserva Ecológica Los Robles, y por cambios en la zonificación (ordenanza 2562/89), que incorporaron la “Zona Particularizada / Turística 1”, que promovía la instalación de equipamientos para alojamiento de turistas, y para “prácticas deportivas, recreativas y culturales”. Con posterioridad a este antecedente, treinta años después y manteniendo los objetivos originales, se sancionaron otras normativas, como la que crea el Área Natural Protegida /

“ANP” - en el año 2019 (N°6187/19)-, y la que crea el Distrito Ecológico Roggero y su respectivo Consejo Consultivo en el año 2022 (N°6741/22), entre otras. Así, el Distrito fue declarado “de interés municipal” y vinculado al Programa de promoción y desarrollo turístico sustentables.

La caja de herramientas del Distrito Ecológico Roggero En el marco de la actual gestión de gobierno del Municipio, y en continuidad con lo hecho en su primer mandato, la intendenta Mariel Fernández solicitó al IDUAR -Instituto de Desarrollo Urbano Ambiental y Regional-, ente a cargo de la planificación urbanística de Moreno, dar impulso al recientemente creado DER. Con ese fin, y a través de un trabajo interdisciplinario entre las distintas coordinaciones que componen el Instituto, se diseña y sanciona la Ordenanza N°7164/24, con el fin de lograr un abordaje integral, e incorporar nuevas he-

rramientas a las preexistentes para lograr un desarrollo territorial y económico sustentable del sector.

Con ese fin, se crean e implementan los siguientes instrumentos:

1. Un fondo fiduciario específico, el FonDER, constituido en el formato de fideicomiso. El objetivo de este fondo es garantizar el financiamiento de todas las actividades necesarias para el desarrollo del DER. El FonDER será conformado por fondos provenientes de distintas fuentes: el tesoro municipal, los derechos de construcción generados por las obras privadas que se realicen dentro del DER, la venta de inmuebles o rentas generadas por el propio fideicomiso, gravámenes especiales a parcelas baldías o construcciones derruidas, e ingresos provenientes de organismos multilaterales de crédito, entre otros.

2. Dos incentivos fiscales para promover iniciativas del sector privado:

a. Incentivo al empleo local: hasta un 50% de descuento por

emplear personal con domicilio acreditado en el municipio de Moreno en el proyecto de radicación.

b. Incentivo a la construcción ecológica: hasta un 50% de descuento por implementar proyectos que favorezcan la sostenibilidad ambiental (procesos de reciclado, utilización de materiales sustentables, y planes de ahorro de energía mediante el uso de energías renovables).

3. El Reajuste de Tierras, mecanismo de gestión del suelo que le permite al municipio asociarse con otras entidades públicas y/o con personas físicas o jurídicas privadas para desarrollar en conjunto áreas correspondientes al ejido municipal.

4. El Parcelamiento y Edificación Obligatorios, instrumento de política urbana donde el municipio podrá exigir al propietario de un inmueble urbano baldío, con construcciones derruidas y/o paralizadas, el cumplimiento de la obligación de parcelar y/o edificar dicho inmueble. En caso de incumplimiento

por parte del propietario, el municipio aplicará un gravamen especial sobre el inmueble, de carácter progresivo.

5. Dos figuras de monitoreo: un Consorcio para el desarrollo urbanístico (enmarcado en la ley 14.449/12), y una Comisión para el gerenciamiento del Área Natural Protegida/ ANP, ambas integradas por representantes de las diversas áreas del municipio con competencias en los programas, proyectos y actividades dentro del Distrito.

Paralelamente a la creación del Distrito, también fueron impulsadas las siguientes iniciativas:

A/ Obras públicas para la mejora de los espacios comunitarios y de uso turístico/recreativo: consolidación del Camino de sirga del r ío Reconquista, mejoras en la Plaza Favaloro y alrededores (bicisenda, iluminación, mobiliario urbano, etc.), mejoras en el paseo costero del lago San Francisco, y mejoras en la infraestructura de alojamientos turísticos “glamping” en la

Estancia El Dorado, entre otras.

B/ Una actualización de la normativa urbanística en clave ambiental.

C/ Unos lineamientos para el fomento de la construcción sustentable de viviendas y equipamientos privados, y para la creación de espacios públicos con perspectiva de género.

La propuesta normativa: hacia una ciudad de barrios que preserve el suelo para las futuras generaciones

La propuesta normativa proyectada sobre el DER busca consolidar y potenciar el carácter o “vocación” considerado adecuado para cada zona, con perspectivas hacia el desarrollo económico local y la gestión sustentable del medio ambiente. En ese sentido, se determinan zonas de reserva ambiental, turísticas, residenciales, alineamientos con un carácter comercial y alineamientos que buscan consolidar las márgenes de

los arroyos como corredores de biodiversidad.

La zona de reserva se ubica dentro del ANP, destinada a la consolidación y conservación de la flora, fauna y el paisaje.

Esta comprende 3 subzonas: la zona Reserva ambiental Los Robles (actividades educativas, turísticas, recreativas y productivas específicas: visitas guiadas, alquiler de cabañas, camping, vivero municipal, talleres de formación, etc.); y las zonas Reserva ambiental I y II, destinadas principalmente a la conservación de la vegetación, el paisaje y al asentamiento de actividades turísticas de bajo impacto: hospedaje de tipo cabaña, camping y glamping (con un carácter de reserva y preservación más marcado para la segunda, en relación a la extensión de grandes pastizales y a la existencia de flora y fauna diversos en el sector).

Entre las dos zonas mencionadas anteriormente, se ubica la zona Turística sustentable I, caracterizada por la presencia de

viviendas preexistentes, y diseñada para fomentar la convivencia del uso turístico con la vivienda unifamiliar y la actividad agropecuaria.

Alrededor de la Zona de Reserva se ubica la zona Turística sustentable II, que actúa como transición para ralentizar el avance de la mancha urbana hacia el lago, y está destinada al uso turístico, gastronómico, cultural, agropecuario intensivo y a la vivienda unifamiliar o multifamiliar de baja densidad. Permite usos residenciales y para servicios, y equipamientos culturales y deportivos, entre otros. Respecto a los sectores barriales, se ajustaron los usos y demás parámetros de la zonificación preexistente, para evitar actividades que sean contaminantes. La zona Residencial 3B se localiza en parte del entorno de Francisco Álvarez, avenida de la Argentinidad y los barrios existentes, y posee un carácter más urbano con mayor diversidad de usos, destinada a la

vivienda unifamiliar y multifamiliar de baja y media densidad, comercio de cercanía, servicios y oficinas administrativas, y actividades deportivas y recreativas, en parcelas de hasta 300 metros cuadrados.

Por otro lado, la zonificación Residencial 2B, se localiza en las cercanías del centro de la localidad de Francisco Álvarez, adoptando características similares, pero con una ocupación más intensiva del suelo.

Para estructurar el sector, se incorporaron en los caminos de sirga, y en las avenidas y calles principales diversos alineamientos: Los alineamientos comerciales se asientan sobre las vialidades principales, con el objetivo de dotarlas de un carácter diferencial, aportando mayor densidad y variedad de usos, de acuerdo a las características particulares de cada calle o avenida. En este caso, la avenida de la Argentinidad es la vía que dispone de mayor potencial constructivo, intensidad y variedad de usos, permitiendo

las edificaciones de mayor altura en todo el Distrito Ecológico, mientras que el resto de los alineamientos de este tipo, se conforman como vías de relevancia hacia puntos claves del DER.

Los alineamientos ambientales se disponen en el entorno de los cursos de agua (río y arroyos) y buscan promover la consolidación de los caminos de sirga para potenciarlos como corredores de biodiversidad y evitar la instalación de viviendas en sus márgenes.

Se prioriza la consolidación de la línea municipal y la continuidad de la morfología edilicia, la implantación de especies nativas y el asentamiento de actividades deportivas y recreativas. Finalmente, en relación a los espacios públicos destinados a plaza, parque, etc., se propone la incorporación al Código de la figura “UE/Espacio verde” para evitar que las parcelas donde actualmente se dan estos usos, sean utilizadas para la instalación de equipamientos.

Los aspectos constructivos: hacia una arquitectura más amigable

El Código de Edificación de Moreno vigente desde 1991, no contempla el empleo de nuevas tecnologías ni de bioconstrucciones, y por tanto no regula ni prohíbe estas últimas. Dentro del DER, se pretende entonces incentivar el desarrollo de modos de construcción de infraestructuras y edificios más sustentables. Para lograrlo, resulta indispensable el desarrollo de un código de edificación que incorpore tecnologías y técnicas constructivas “no convencionales” desde el punto de vista de la regulación urbanística tradicional, como el uso de tierra o adobe, el empleo de materiales reciclados, la reutilización de recursos y energías, la implementación de “infraestructura verde y azul” y de “soluciones basadas en la naturaleza”, entre otros abordajes. En ese sentido, como ya fue mencionado en la sección “caja de herramientas”, el DER incorporó la implementación de incentivos

fiscales para quienes incluyan los citados aspectos en sus proyectos, de modo de incorporar paulatinamente elementos que contribuyan a la disminución del impacto negativo de la actividad humana en el entorno, e indirectamente también a la mitigación del fenómeno del Cambio Climático. Complementariamente, el IDUAR se encuentra estudiando las posibilidades para impulsar el desarrollo de un marco jurídico acorde a las políticas urbanas con una mirada sustentable, para lo cual se han analizado diversas normativas a nivel nacional y provincial. Se propone una serie de mecanismos para incentivar al desarrollo de construcciones que apliquen tecnologías y modos de construcción tendientes a mitigar el impacto medioambiental, reducir la huella de carbono y promover desarrollos resilientes al cambio climático. Para la implementación de los incentivos, se diseñará un sistema de puntajes en función de cada uno

de los ítems enunciados anteriormente, con mayores beneficios para el propietario en función de una mayor aplicación a la propuesta de desarrollo sustentable. Para cada caso corresponderá un análisis pormenorizado en el cual se debe evaluar impacto, escala y alcances del proyecto, para adecuar los requerimientos de utilización de tecnologías sustentables que podrán variar dependiendo de la densidad y características de la propuesta. Es decir, no basta la simple utilización de estas tecnologías, sino que deberá realizarse un cálculo en función de unidades habitacionales, locales, metros cuadrados construidos o la medida que se determine apropiada para cada caso. Como incentivos para la aplicación de estos mecanismos, se propone una reducción impositiva, de tasas o derechos según corresponda, así como premios que otorguen mayor edificabilidad de la parcela. En primer lugar, se propone la reducción de derechos de Construcción y Visado, de las tasas de Alumbrado, Barrido y Limpieza, y de las contribuciones obligatorias. En el caso de estas últimas, sólo será posible aplicar una reducción de las mismas si tiene lugar el uso combinado en un alto porcentaje (a definir) de las técnicas, materiales y tecnologías indicadas (Cuadro 1).

Al mismo tiempo, se propone una aplicación en secuencia de estos beneficios, teniendo en cuenta cada etapa del proyecto que se lleva a cabo (Cuadro 2).

Lineamientos para el diseño de espacios públicos con perspectiva de género interseccional en el DER

Complementariamente, se presentan algunos lineamientos actualmente en revisión, para pensar el Espacio Público del DER. Estos tienen gran importancia para un desarrollo urbano pensado desde la interseccionalidad, y buscan generar una ciudad accesible y segura, especialmente para las mujeres, población LGBTIQ+, personas con discapacidad, infancias y ancianidades.

Accesibilidad, movilidad y modos. Mejorar la calidad del espacio público, de los equipamientos y de la infraestructura, y optimizar tanto los sistemas de transporte como la circulación de personas en el DER. A su vez, diseñar estos espacios para un público diverso, con énfasis en la señalización y la accesibilidad universal. Mejorar las frecuencias y alternativas de transporte público, actualmente acotadas, e incentivar modos de transporte sostenibles mediante ciclovías.

Mixtura de usos y seguridad. Aumentar la percepción de seguridad durante las 24 horas, los siete días de la semana, garantizando la visión, la iluminación y la presencia de personas. Recurrir a la mixtura de usos y equipamientos polifuncionales, para contemplar la diversidad poblacional (infancias, mujeres, personas de la comunidad lgbt+, adultos mayores, etc.) en cuanto a la oferta de actividades y equipamientos, y para promover la apropiación de los espacios urbanos. Apropiación comunitaria y ambiente saludable. Mejorar los espacios empleando soluciones basadas en la naturaleza a fin de mitigar, entre otros aspectos, la contaminación del aire, la sonora y del suelo. Evitar altas temperaturas, anegamientos e inundaciones. Buscar la apropiación comunitaria como elemento relevante para el mantenimiento y funcionamiento del espacio público en el mediano y largo plazo, teniendo en cuenta la variedad de políticas públicas orientadas a la participación comunitaria, a la recomposición ambiental y los servicios ecosistémicos existentes en sinergia dentro del DER. Paisaje Cultural. Plantear el espacio público respetando el patrimonio tangible (naturaleza, edificaciones de valor histórico, museos) e intangible (cultura tradicional, identidad barrial, vida en comunidad, respeto por el medio ambiente), y fortaleciendo el sentido de identidad y pertenencia mediante diversas actividades culturales, el fomento a las expresiones artísticas y el rescate del patrimonio cultural local.

LOS MACROPROCESOS

TERRITORIALES DE ANTIOQUIA

ARQUITECTO JORGE PÉREZ JARAMILLO

LAS IMÁGENES

FOTOGRÁFICAS

PERTENECEN A LA CIUDAD Y ÁREA

METROPOLITANA DE MEDELLÍN

Antioquia es un departamento colombiano localizado en uno de los espacios territoriales más estratégicos del planeta. Una mirada atenta sobre América y el hemisferio occidental evidencia a Antioquia en condición de centralidad extraordinaria, como lugar relativamente equidistante del sur y el norte americano, al borde del mar Caribe, al istmo de Panamá con su canal interoceánico y el Darién, que también nos articula con el Chocó y el océano Pacífico. Igualmente, es un espacio geográfico integrado al centro y el norte del país por el río Magdalena, y al Caribe antioqueño por el río Atrato, además de fuertes relaciones hacia el espacio andino colombiano, en donde el río Cauca también es un protagonista. Los sistemas naturales encuentran en este lugar del continente un territorio biogeográfico con riquezas inimaginables, ecosistema de agua, fauna y flora muy potente, un espacio de conectividad ambiental reconocido por sus ricos contenidos en los subsuelos y la confluencia de una de las más densas selvas tropicales con bosques, sabanas y sistemas montañosos que incluyen páramos andinos, un escenario cuya riqueza no terminamos de dimensionar como sociedad. Es también el lugar del tramo final de la cordillera de los Andes, espacio de tres de nuestros ríos mayores como el Magdalena

y el Cauca, que recorren a casi toda Colombia desde el sur, y el Atrato, que domina las planicies del Chocó y el noroccidente de Antioquia, sumados a una cantidad de otros ríos y sistemas de agua, con páramos, ciénagas y humedales, que configuran una oferta de bienes y servicios ambientales de extremo valor ecológico, social, económico y cultural. Son variadas las dimensiones que evidencian nuestra singularidad. Diversos grupos étnicos originarios y que llegaron en los últimos siglos componen una población cuya riqueza cultural es un patrimonio muy complejo. En el territorio existen 64 resguardos indígenas, representados en 6 etnias correspondientes a Cuna -Gunadule, Embera Chamí, Embera Chamí- Katío, Embera Katío, y Senú, los cuales se concentran principalmente en la subregión de Urabá, seguidamente en la subregión del occidente y en menor medida en las subregiones de Bajo Cauca, Suroeste y un resguardo en el Magdalena Medio.

En el departamento existen también 16 comunidades que se autoreconocen como población afrodescendiente, las cuales se localizan específicamente en los municipios de El Bagre, Murindó, Sopetrán, Turbo, Vigía del Fuerte, Yondó y Zaragoza, todos sumados a la población mestiza y diversa que habita el resto del espacio territorial y que hacen de Antioquia un territorio multicultural y diverso. Esta riqueza étnica, sumada a recursos naturales, geografías y culturas con una variedad extrema sin duda nos plantean condiciones llenas de oportunidades y retos hacia el futuro.

A partir del proceso de paz emprendido años atrás, que se consolidó en el Acuerdo de La Habana (Delegados y delegadas de Gobierno Nacional y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias

de Colombia-Ejército del Pueblo, 2016), Colombia ha recorrido un camino de transición que apenas comienza, y que va mostrando aprendizajes muy importantes. Indudablemente, el gobierno de unidad planteado por el gobernador Aníbal Gaviria desde el año 2020, en el cual se está gestionando la Agenda Antioquia 2040 y que declaró la Emergencia Climática para el conjunto del territorio, es un escenario de diálogo y construcción colectiva que concreta, con hechos y procesos democráticos reales, pactos políticos y acuerdos sociales que marcarán un camino de cambio y convivencia para el conjunto de nuestra sociedad.

Definitivamente nuestra localización es geoestratégica y ya desde los tiempos de la colonización española hemos sido un cruce de caminos y de tensiones territoriales muy fuertes. La zona noroccidental del departamento, frontera del Urabá, con las bocas del río Atrato y el Darién, ha sido desde entonces un ámbito propicio para el comercio y el intercambio, un caudal de movilidad y transporte que ha hecho de la zona un espacio ocupado por grupos de interés que explotan y aprovechan las riquezas del entorno.

Esta zona, denominada Antioquia Norte Caribe, que se extiende desde el Chocó por Antioquia hacia el oriente, llegando hasta los departamentos de Córdoba, Sucre y el sur de Bolívar, es un corredor de inmensa biodiversidad que integra el entorno del Nudo del Paramillo y las sabanas cordobesas contiguas al área norte de la ribera del río Cauca, donde se ha construido la hidroeléctrica Hidroituango, escenario que continúa hacia las planicies del nordeste que se adentran en la región Caribe hacia la zona de La Mojana, zonas poco pobladas y limitadamente inte -

gradas a los sistemas territoriales y funcionales del país, que configuran un espacio regional estratégico para el desarrollo nacional hacia el futuro y que han sido escenario de conflictos sociales y políticos. Estos sistemas territoriales hacia el norte y el occidente están vinculados también con el océano Pacífico a través del vecino departamento del Chocó, lo cual sin duda completa la configuración de lo que podríamos llamar “el arco noroccidental o la esquina” de Colombia y Suramérica, que en su momento se denominó como la “mejor esquina” de América (Gobernación de Antioquia, 1999).

Con las gestiones recientes para conformar la Región Administrativa de Planificación “RAP de los Dos Mares” entre los departamentos de Chocó y Antioquia, se está dando un paso histórico para priorizar políticas de Estado en esta área. Igualmente, la etapa de consolidación de una serie de grandes infraestructuras —como las llamadas “Autopistas de La Prosperidad” y los túneles, entre los que destaca el “Túnel Guillermo Gaviria Echeverri”, el nuevo sistema de puertos de Urabá, entre los cuales ya inició la construcción de “Puerto Antioquia” en Turbo, y la promoción de nuevos ferrocarriles, entre otras grandes obras— orienta un momento singular para el futuro de este ámbito regional. Otras dinámicas como la red aeroportuaria y logística de Antioquia, que también incluye a Urabá, junto a la promoción del desarrollo del turismo y los programas que nos integran al

Caribe como “Antioquia Es Mágica”, contribuyen a plantear otros escenarios para la evolución de la zona.

Es un hecho que se viene evidenciando desde hace varios años, que la región del Urabá se fortalecerá con la operación de las nuevas infraestructuras y será cruce obligado de comercio y actividades productivas como puerta de ingreso y salida formal al país, fomentando su consolidación como nodo estratégico del sistema territorial que articulará a la metrópoli de Medellín y el Valle de Aburrá con la Región Aeroportuaria de Oriente y el área del occidente, configurando lo que el gobernador Gaviria ha denominado como Médula: ciudad larga de cuatro corazones.

Este contexto de nuevas infraestructuras para la movilidad, el transporte y la logística plantea una renovación de posibilidades en el camino de articulación entre Bogotá y el centro de Colombia con Antioquia a medio camino hacia los puertos de Urabá en Colombia y Colón en Panamá, un escenario para fomentar sistemas productivos variados y establecer dinámicas y redes económicas muy poderosas para varios territorios que hasta ahora han estado relativamente aislados. Todo esto se fortalecerá con una red aeroportuaria que, si bien aún es débil, ofrece escenarios de gran evolución, al articular la red de aeropuertos colombianos como El Dorado en Bogotá, José María Córdoba en Rionegro, Palmaseca en Palmira, Aeropuerto del Café en Palestina o Los Garzones en Montería, entre otros, con el aeropuerto internacional de Tocúmen

en Panamá, convirtiéndose en una de las redes globales más competitivas desde el centro del continente.

A la vez el sistema de puertos de Urabá será el más cercano en distancia y tiempos de recorrido a Bogotá y el centro de Colombia, y los mercados vinculados a los cuatro corazones de “Médula”, estarán asociados tanto a sus operaciones como a su potencial logístico y de mercado.

Antioquia hace parte también del territorio de la cordillera de los Andes, y en realidad, en buena medida su mayor desarrollo histórico ha estado asociado a la montaña. Antioquia Pacífica Biodiversa conecta el territorio antioqueño hacia el suroeste en límites con el Chocó, el norte del Valle del Cauca y los departamentos del denominado Eje Cafetero, y por supuesto, el océano Pacífico y el horizonte asiático. Territorio andino y pacífico, asociado a los ríos Cauca y Atrato, se propone como un área de transición y articulación impulsada por las nuevas infraestructuras y el nuevo trazado del ferrocarril. En su conjunto, los tres ámbitos que configuran los Macroprocesos Territoriales de Antioquia están interpretando múltiples capas de información y proponen escenarios que fortalecen, desde la diversidad, un desarrollo con centralidades alternas a Medellín que, articuladas funcionalmente, generan oportunidades para diversos sectores.

La Agenda Antioquia 2040 enmarcada además en la Emergencia Climática, es el gran horizonte para este proceso.

Antioquia está gestando por la vía democrática, participativa y con grandes acuerdos un camino hacia el futuro que se desprende tanto de los sueños de la población como de un conjunto amplio y riguroso de estudios, diagnósticos, indicadores y especialmente de síntesis de planes y proyectos. En este marco, se están estructurando los Macroprocesos Territoriales de Antioquia, un modelo orientador de desarrollo territorial que sintetiza y orienta hacia el futuro nuestra gestión colectiva del territorio. La asociatividad territorial hace parte del conjunto de acciones enmarcadas en este proceso que valora y promueve la articulación con el entorno, asumiendo las fronteras como oportunidades. Estamos ante la oportunidad de ser un cruce de caminos global, es por todo esto que los Macroprocesos Territoriales son un ejercicio estratégico y oportuno. Aquellos territorios que tienen la mirada para leer su realidad con visión estratégica a largo plazo, que cuentan con el liderazgo suficiente y logran formular un proyecto con claridad y el consenso apropiado, lograrán evolucionar para generar un camino hacia el futuro. Es el “momento de Antioquia”, tal como planteó con su programa de gobierno Aníbal Gaviria en 2019. Los hechos evidencian que en realidad estamos ante una etapa apasionante de cambio, así como de dificultades que demandan de nuestra comunidad una adecuada interpretación del contexto sobre nuestra sociedad, el territorio y nuestro entorno.

ANÁLISIS DEL CICLO DE VIDA EDILICIA: AÑADIR CONCIENCIA AMBIENTAL AL PROCESO PROYECTUAL

ARQUITECTA JOSEFINA PALLAS

Soy graduada de la Universidad ORT de Montevideo, Uruguay. Nací en Buenos Aires y me crié en Uruguay. Después de terminar la carrera de arquitectura y trabajar en Montevideo en la profesión, decidí hacer un máster en Finlandia y Alemania, con la idea de especializarme en construcción y dirección de obra, aunque después termine haciendo algo completamente diferente. En 2021 me mudé a Finlandia para empezar el máster en Management in Construction en la Universidad Técnica Metropolia, un programa de doble titulación en colaboración con la Universidad Técnica de Berlín. Después de mi experiencia en Alemania, volví a Finlandia y acá estoy desde 2023, después haber pasado por tres empresas finlandesas, un poco más establecida y contenta con lo que hago. Al mismo tiempo que estudiaba el máster, conseguí mi primer trabajo en Finlandia en una multinacional llamada KONE, fabricante de escaleras mecánicas y ascensores. Trabajé en los

departamentos de innovación tecnológica y estandarización, en un puesto interesante como BIM trainee (Building Information Modeling).

BIM es un modelo 3D de un edificio donde los componentes no solo representan la volumetría, sino que tienen la información para hacer análisis de costos, construcción e impacto ambiental, entre otros. Mi trabajo consistía en adaptar los modelos BIM de los ascensores al modelo BIM del proyecto en construcción. Además, la empresa formaba parte del comité encargado de redactar ciertas normas ISO de modelado BIM, y me tocó investigar cómo incluir información sobre el impacto ambiental de los materiales en dicho sistema.

Este fue mi primer acercamiento a un análisis de impacto ambiental, una práctica que siento que no es tan común en nuestra región. Tuve la oportunidad de participar en proyectos europeos donde, por ejemplo, el gobierno de Dinamarca exigía

que todos los materiales utilizados en nuevas construcciones tuvieran información sobre su impacto ambiental y su potencial de reciclaje. Este tipo de regulaciones lleva a desarrolladores a proyectar y construir edificios con una visión a largo plazo, pensando en la posible reutilización futura, incluso si su propósito cambia, y en minimizar el uso de materiales no reciclables. Esto viene acompañado de la idea de minimizar el nuevo edificio y construir de una manera flexible para reutilizar las estructuras, porque se sabe que los usos cambian con los tiempos, y quizás no se necesiten nuevos edificios sino re-usar los existentes. Otra cosa interesante de este trabajo fue que esa información ambiental debía integrarse en el modelo BIM, y los análisis del ciclo de vida del proyecto se realizaban también a partir del modelo BIM del proyecto. Toda la información se tenía que guardar en el modelo, y no en planos y documentos. Así, poco a poco, me interesé cada vez más en BIM y en los análisis que se pueden hacer a partir del modelo. La realidad en cuanto a la adopción de BIM es que es lenta en todo el mundo por la inversión que se tiene que hacer en software y capacitación, pero una vez implementado, acelera bastante los procesos de planificación y diseño. Los países nórdicos parecen ser los más avanzados en la implementación de BIM: en Finlandia, por ejemplo, a partir de este año, los permisos de construcción para edificios residenciales se gestionan con un modelo BIM en lugar de utilizar planos tradicionales. Después hice la tesis del máster con el departamento de ingeniería de la Universidad de Aalto en colaboración con KONE. El proyecto consistía en investigar cómo aplicar una nueva regulación de la Comisión Europea que evaluaba la inteligencia de un edificio según su eficiencia energética, utilizando modelos BIM. Esta regulación, según el planteamiento inicial, necesitaba de un técnico que visitara cada edificio para analizar los sistemas de control y las fuentes de energía. Con mi tesis, intentamos hacer lo mismo pero online, usando el modelo BIM del proyecto y automatizando el análisis. Aprendí muchísimo, sobre todo dos

cosas: la importancia de las regulaciones a nivel europeo y nacional en el desarrollo de negocios e ideas, y una vez más, la intriga y necesidad que se tiene por automatizar.

Todo este contexto explica cómo terminé trabajando con estudios de análisis del ciclo de vida de edificios para una empresa de software finlandesa que ofrece este servicio (OneClick LCA). Además, trabajo por mi cuenta con un arquitecto en Norteamérica para el mercado canadiense y estadounidense, ofreciendo servicios de consultoría y desarrollo de software relacionados con la gestión de modelos BIM y el análisis del ciclo de vida de ciertos materiales de construcción. El enfoque principal es el análisis de la madera como material constructivo, porque destaca por tener un impacto positivo cuando se la analiza. El análisis del ciclo de vida, conocido comúnmente en inglés como Life Cycle Analysis (LCA), evalúa todo el ciclo de vida de un edificio, desde el origen de los materiales, la construcción, la vida útil y operacional, hasta el final de su vida, ya sea por reutilización o demolición. El análisis evalúa el impacto ambiental de todos estos procesos y materiales utilizados, incluyendo el consumo de materia prima, las emisiones al aire y al agua, la generación de residuos de construcción y los impactos de toxicidad para la salud humana. Es un análisis estimativo y general del proyecto completo, y como yo lo veo, el objetivo principal es generar conciencia sobre las decisiones de materiales y procesos constructivos, y entender a través de estos análisis qué aspectos impactan más al medio ambiente. No necesariamente implica un cambio inmediato en el proyecto analizado, pero sí hace que empecemos a tomar mejores decisiones en el futuro. ¿Por qué y para qué se realiza un análisis del ciclo de vida? Principalmente, porque alguien más lo requiere para aprobar el proyecto; puede ser también para obtener certificaciones como LEED o BREEAM, o como una exigencia a nivel nacional para obtener el permiso de construcción. En Europa, muchas de estas decisiones ambientales y sostenibles se desarrollan e impulsan gracias

a regulaciones que las hacen obligatorias, lo que a su vez fomenta el desarrollo de empresas que ofrecen estos servicios, obligando a los inversores, arquitectos y constructoras a adaptarse. Hay también quienes quieren hacer este tipo de análisis para destacar y promocionar aspectos positivos del proyecto como, por ejemplo, que usaron un material especial o un sistema constructivo que tiene un impacto positivo. Para un estudio de arquitectura, un análisis del ciclo de vida puede ser útil en la etapa de diseño para evaluar el impacto de ciertas decisiones sobre materiales. Se puede analizar un proyecto y comparar el impacto de usar diferentes materiales o la opción de usar materiales regionales en lugar de importados. En el impacto ambiental, el transporte de materiales desde su fabricación hasta la obra se considera y suele tener un impacto significativo, especialmente cuando se usan materiales de Asia que, obviamente, tienen un largo trayecto por diversos medios de transporte. Personalmente, creo que, más allá que este tipo de análisis sea usado en la fase de diseño y se tomen acciones a partir de los resultados, el análisis en sí es una práctica que poco a poco sensibiliza a los arquitectos y constructores sobre el impacto de decisiones, como la elección de materiales y sistemas constructivos. Es algo que no aprendemos o, al menos, yo no aprendí, en la universidad. Tradicionalmente, estos análisis los hacían profesionales contratados específicamente para esto, y entregaban un reporte al final, pero no se entendía mucho qué era lo que se analizaba ni de qué se trataba. Pero con la oferta enorme de programas, plugins, etc., son los mismos proyectistas los que pueden hacer estos estudios, lo que los hace más accesible y obliga a entender cómo funciona, fomentando así el aprendizaje e interés. En el caso de Norteamérica, no son tanto las regulaciones las que impulsan a la industria en esta dirección, sino las propias empresas privadas que buscan vender un producto con una “etiqueta verde” a través de estos análisis, lo que puede mejorar su imagen y atraer a más clientes. Es interesante observar cómo en diferentes regiones del mundo, las motivaciones detrás de estas iniciativas cambian. Sin embargo, son buenos ejemplos de diferentes maneras de promoverlas en nuestra región.

La madera, como material de construcción, se destaca positivamente en este tipo de análisis del ciclo de vida, porque tiene una huella de carbono mucho menor en comparación con otros materiales. Si bien una construcción en madera no tiene un impacto ambiental nulo o negativo, dado que la tala, el transporte, el procesamiento y su disposición final implican consumo energético y emisiones, su balance general suele ser positivo. Esto se debe a que los árboles capturan dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera durante su crecimiento y lo almacenan en su biomasa, lo que puede compensar significativamente las emisiones posteriores. Al comparar proyectos con sistemas constructivos tradicionales como el ladrillo o el hormigón, la madera generalmente presenta un menor impacto ambiental. Me gusta destacar la madera porque es un material con un gran potencial de uso y desarrollo en nuestra región, que encaja en la búsqueda de una construcción con menor impacto ambiental y es beneficiosa para nuestra salud. En Uruguay, Argentina y Brasil tenemos árboles con muy buenas características para la construcción. Además, la producción de madera a través de aserraderos puede ser un sistema que impulse a pueblos y pequeños productores en zonas forestales, generando actividad económica y empleo. Aserraderos chicos y locales podrían vender a grandes productores, generando una red nacional de producción. Para esto, se debería impulsar el uso de la madera en nuestra región; actualmente, la producción regional busca exportar ya que localmente no hay gran demanda. En fin, el análisis del ciclo de vida es un gran tema, del que se puede hablar mucho. Tiene distintas maneras de verlo, pero a mí por lo menos, cuando lo viví en la práctica, me hizo ver diferente el aspecto ambiental en la construcción. Admito que en la universidad nunca me interesó mucho lo “sustentable” ni lo relacionado a ese tema, por eso traté de no usar esa palabra en este artículo. Pero cuando uno se pone a pensar bien qué significa ser sustentable, como por ejemplo analizar todas las partes de un proyecto y ver que lo sustentable no es solo lo “verde” y natural, sino también lo económico y regional, le sacamos esa etiqueta verde y empieza a ser algo más fácil de entender y de hacer.

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