
8 minute read
2.2. TODA UNA VIDA EN LA UNIDAD: CARLOS ALBERTO CAMPILLO VILLEGAS
Carlos Alberto Campillo Villegas fue jugador amateur de fútbol en la década del 50. Fue testigo de la construcción de la Unidad Deportiva y experimentó el cambio, como jugador, de manga a estadio. En 1959 ingresó al fútbol profesional y jugó con Nacional, Medellín, Millonarios, Once Caldas, Magdalena, Litoral de la Guardia y la Selección Colombia, en esta última marcó gol al seleccionado de Argentina y al de Paraguay. En esta oportunidad, relata el panorama de la ciudad en los inicios de la Unidad Deportiva y la forma como se disfrutaba del deporte.
—Don Carlos, ¿cómo fue su primera llegada al Estadio?
Advertisement
—La primera llegada fue en el año 59. Antes ya había jugado fútbol como amateur con Fabricato, el Atlético Villa y el River, equipos de divisiones inferiores, fui a preliminares y todas esas cosas pero profesionalmente en el año 59 que pasé al Medellín por intermedio de José Saule, quien era entrenador de Fabricato. Él todavía está vivo, tiene como noventa y dos, noventa y tres años, vino para Millonarios de jugador, después fue entrenador del Millonarios, del Huracán, del Nacional en la primera estrella, fue entrenador toda la vida de las selecciones Antioquia y después fue jefe de deportes de Fabricato. A él se le debe un homenaje, no se lo han hecho ni en vida, ya va a cumplir o cumple noventa y tres años.
Foto 44. Carlos Alberto Campillo Villegas (ex futbolista)
—¿Qué recuerdos tiene del Estadio en el tiempo de la inauguración?
—A mí me tocó la inauguración del Estadio. Jugaron un cuadrangular Nacional, Cali, Flamengo de Brasil y Alianza Lima, y jugaron una preliminar la Selección Antioquia contra América y el primer gol aquí lo hizo Rodrigo Ospina como jugador amateur y como profesional el Manco Gutiérrez, que después fue compañero mío en el Medellín en el año 59 y en el 60. En ese tiempo había afuera puestos pero carpas, no como hoy en día que hay quiosco y todas esas cosas. Eran unas carpitas donde vendían aguardiente y cerveza, que los dejaban vender en esa época, y aquí también dentro del Estadio dejaban vender.
El Estadio de Atletismo no existía en la época de nosotros; el Coliseo Iván de Bedout sí, pero no como lo han arreglado últimamente, y el Coliseo de voleibol Yesid Santos también existía. Yo fui muy amigo de Yesid, él murió en un accidente de aviación. Las canchas Marte estaban desde el principio pero eran diferentes, no de sur a norte como es hoy en día, sino de oriente a occidente, a lo largo. Eran las canchas Marte y la auxiliar, ahí entrenábamos; me tocó entrenar cuando jugué con Nacional en la Marte y con Medellín en la auxiliar.
El Estadio era muy agradable porque en los clásicos y en todo partido se vivía prácticamente un ambiente de fiesta; traían comida y fiambres, y tanto el hincha del Medellín como del Nacional, con diferentes camisetas, se sentaban juntos
y terminaba el partido y se abrazaban y compartían la comida, a la salida se tomaban los traguitos juntos, no como hoy en día que es un peligro, tienen que estar en tribunas diferentes y a la salida se matan entre ellos mismos.
Había una tribuna popular donde está hoy en día el tablero, se llamaba los gorriones. Allí entraban casi todos niños que por su capacidad intelectual recibían las boletas que la Secretaría de Educación o de Gobierno mandaba a los colegios y a las escuelas. Y había aquí en sur, donde antes estaba el tablero, una persona que manejaba personalmente el marcador, después pusieron un reloj que era marca Longines y ese punto lo llamaban corea, que era prácticamente los hinchas del Medellín que eran bullosos, revoltosos, pero no peleadores como hoy en día.
—¿O sea que antes los de Medellín se hacían era en el sur?
—En el sur, sí, y los gorriones que eran a los que les daban las boletas gratis, en norte. Y había dos donde está ahora preferencia baja, esos se llamaban laterales, y aquí en el centro quedaba preferencia y arriba tribuna alta, cuando eso no estaba techado como está techado ahora, una parte no más.
—Cuando inauguraron el Estadio, ¿cómo le pareció la estructura?
—Esto por aquí eran unas lagunas y se llamaba el barrio Otra Banda. Ya hicieron tratamiento para esas lagunas que había e hicieron un estadio muy bueno, claro que no de la capacidad que tiene hoy en día, porque ya le han hecho varios arreglos, pero prácticamente para nosotros era un monstruo comparado al San Fernando y al Libertadores.
—Antes de la construcción del Atanasio, ¿qué espacios había en la ciudad para jugar fútbol?
—A mí me tocó el de San Joaquín y el de Libertadores en el año 46, tenía nueve años. Me llevó el doctor Leonardo Arango, un odontólogo; él era de la Junta Directiva de la Federación Antioqueña de Fútbol, entonces como yo era tan amigo de los hijos me llevaba de nueve años a ver varios partidos. El de Libertadores era a todo el frente de Tejicondor; era pequeño y no tenía las comodidades que tenía el de Itagüí. En el de Itagüí había que sentarse en una parte llamada el tierrero, donde hacía sol y era pura tierra, no había tribunas. En San Fernando había competencias de caballos y después salían las orquestas, que eran la de planta de Lucho Bermúdez con Matilde Díaz.
—Algunos deportistas, entre ellos usted, estuvieron vinculados al Estadio en la parte comercial, ¿cómo se dio este proceso?
—En el año 2000 el doctor Alberto Builes llama a varios deportistas que habíamos representado a Colombia en diferentes deportes: Cochise, Ramón Hoyos en ciclismo, al doctor Óscar Villa en basquetbol. De fútbol nos llamó como a dos o tres, Moncada, Pérez y mi persona, y entonces nos condecoraron con la medalla y el escudo de Antioquia, y nos dieron el diploma. El doctor Builes me ofreció una cafetería o móvil aquí dentro del Estadio para que trabajáramos, comencé con cuatro jugadores más, cuatro compañeros, Trecco, Carlos Arango, Carlos Gaviria y Jaimito Salazar. Ya ellos se retiraron, unos por muerte, otros por enfermedad, y yo sigo aquí en el Estadio, sigo con mi familia, con mi señora y mis hijos. Y actualmente tengo la distribuidora de sánduches cubanos que me la dieron hace poquito, hace por ahí cuatro meses.
—Cuénteme un poquito sobre la emoción que usted sentía cuando era jugador, de esa sensación de entrar y pisar la cancha, de ver el Estadio lleno, de escuchar las voces…
—No, eso es una ansiedad. No veía la hora de que amaneciera para debutar en el Estadio, mejor dicho, no dormí prácticamente en toda la noche, inclusive los guayos los metí debajo de la almohada, no veía la hora de llegar aquí al Estadio. Tengo una revista en la cual un periodista, Óscar Hernández, que le decían me oyería porque cuando conversaba terminaba todo con “me oyería, me oyería” y entonces lo pusieron me oyería, sacó en el correo que al otro día sería un crack en mi debut, y tengo una revista donde dice que eso fue voz de profeta porque los diez u once años que jugué como profesional sobresalí como un crack porque jugué en diferentes equipos, y en la Selección Colombia estuve tres veces preseleccionado para el Mundial, pero resulta que tuve una lesión de clavícula en Millonarios y no pude ir, pero yo era prácticamente el titular.
—¿Cuántos goles marcó aquí en el Estadio?
—No sé la cantidad de goles que haya marcado aquí, pero en total, un escritor de apellido Bonilla que sacó un libro, me tiene anotados en internet ciento trece goles. Más o menos hice esos en los equipos y en la selección que jugué, en Millonarios hice cuarenta y dos, en Nacional casi cuarenta, en Medellín como unos dieciséis, en Once Caldas, Magdalena y en el Litoral de la Guardia, y en la Selección Colombia le hice goles a Argentina y a Paraguay.
—Los jugadores tienen bastantes agüeros, ¿acá dentro del Estadio tenían uno en especial o usted conoce algunos?
—Sí, había algunos. Unos se echaban la bendición, otros entraban con el pie izquierdo, otros con el pie derecho; yo tenía uno, cuando salía cogía el balón y ahí pateaba al arco a hacer el gol, cuando salíamos para la mitad de la cancha siempre pateaba, cogía el balón y pateaba directamente al arco. Si entraba era buen agüero, porque sabía que me iba a ir bien o que iba a hacer goles en el partido.
—¿Cómo ve el Estadio hoy en comparación con ese Estadio en el que usted debutó y en el que jugó en el 59?
—Ah, no, es muy diferente hoy en día, tiene mayor capacidad y les han hecho arreglos a las tribunas. Están separadas las hinchadas de Medellín y Nacional en diferentes tribunas, unas en sur y otras en norte, y como le digo, en esa época era muy pacífico, era muy tranquilo, era como un paseo, venían los hinchas de Nacional y Medellín y traían sus fiambres, los compartían, se abrazaban y a la salida iban y disfrutaban del triunfo o de la derrota. Hoy en día no, hoy en día se ha vuelto desafortunadamente muy peligroso, unas barras muy violentas, y ojalá eso se acabe porque es que el fútbol es deporte y no es una lucha como la quieren crear los hinchas hoy en día.
La Unidad Deportiva es una gran obra que han hecho los gobiernos departamentales y municipales, la creación de todas esas canchas de tejo, de voleibol, de ajedrez, eso le da mucha cultura al pueblo y sirve para que haya tranquilidad y paz.