Como un gorrión es un relato a dos voces. Cuenta la historia de dos mujeres en una. Por
un lado presenta el guión explícito de la vida de la hija, bailarina de ballet, que alterna entre dos espacios, uno tópico: su vida, tan vida como la de Alicia Alonso, Anna Pavlova, o Margot Fonteyn, y otro utópico ilustrado por La Bella Durmiente,Coppelia, Giselle o Carmen. Realidades que son fantasías y fantasías que no son otra cosa que realidades. En otro sentido, presenta implícita la vida de la madre, recreada en el latido vital de la hija desde los versos de una canción de Serrat. Omnipresente siempre, actuando
el único papel que se les permite a las madres, llegado un determinado momento de la vida de los hijos: el papel de espectadora. Una espectadora que desde siempre anticipa el final del espectáculo, deseando que llegue al anhelado final feliz.