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AVANZANDO MIENTRAS EL DÍA DURA
AMADOS, conforme el día va declinando más se agiganta y más apremiante se hace la tarea de la Iglesia. La necesidad de las multitudes sin Cristo es urgente, tenemos que entregarnos por entero al cumplimiento de la gran comisión hasta hacer llegar el Evangelio a toda criatura y hasta lo último de la Tierra. Marcos 16:15; Mateo 28:19-20
Cada cristiano está en la obligación de tomar parte activa en esta gran tarea, que es la tarea suprema de la Iglesia. No puede haber lugar para la indiferencia, la morosidad y la mezquindad; la inacción es inexcusable y abominable. Cada cristiano tiene que ser un ganador de almas; cada templo tiene que ser un centro de evangelización; cada congregación tiene que ser una fuerza dinámica e incontenible en contra de las fuerzas del mal, llevando las buenas nuevas de salvación.
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En esta hora crucial y postrera, esta no es tarea de pusilánimes, ni de cobardes, ni de débiles, es una tarea fuerte; y fuertes y valientes tienen que ser los que la realizan, pues “el reino de los cielos se hace fuerza, y los valientes lo arrebatan”. Mateo 11:12*
Para poder realizar esta grandiosa labor de evangelización mundial, en el breve tiempo que nos resta, tenemos que darle prioridad a la misma. El cumplimiento de esta tarea tiene que es- tar por encima de todo y de todos. Este Evangelio tiene que ser proclamado en todo el mundo por aquellos que aman a Cristo de todo corazón; por aquellos que sirven al Señor y a los demás sin esperar recompensa ni reconocimiento humano; por aquellos cuya vida y entero ser gira en torno a la gran necesidad de las almas y al cumplimiento de la gran comisión; por aquellos que nada estiman su vida y la ponen al servicio de Dios; por aquellos que dan sin reservas para la salvación de las almas, tiempo, talentos, dinero. Estos son los verdaderos testigos de Cristo, estos son los que mantienen la luz ardiendo, estos son la sal de la tierra, esos son los que Cristo necesita, estos son los que están aprovechando los últimos rayos de luz.
Estamos en la encrucijada del tiempo, las tinieblas se ciernen sobre toda la humanidad, la sombra del anticristo con su reinado de terror se proyecta sobre la política del mundo. Pronto terminará toda oportunidad, nos quedan los últimos fulgores del día de la gracia, tenemos que avanzar “mientras el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar”. Juan 9:4 ¡Sigamos avanzando mientras el día dura!
Luis M. Ortiz