
6 minute read
LITERATURA
Libro que abarca desde la era de la Reforma hasta la era inconclusa. Presenta a los protagonistas, los eventos dramáticos y las ideas fundamentales del protestantismo, el catolicismo y la ortodoxia existente durante dicho período.
HISTORIA DEL CRISTIANISMO TOMO 2
Advertisement
AUNQUE es costumbre comenzar los libros acerca de la Reforma tratando acerca de Alemania y la experiencia y teología de Lutero, el hecho es que el trasfondo político y eclesiástico de la época puede entenderse mejor tomando otros puntos de partida. El que aquí hemos escogido, que podrá parecerle extraño al lector, tiene ciertas ventajas. La primera de ellas es que muestra la continuidad entre las ansias reformadoras que hemos visto anteriormente, y los acontecimientos del siglo XVI. Lutero no apareció en medio del vacío, sino que fue el resultado de los “sueños frustrados” de generaciones anteriores. Y su protesta tomó la dirección que es de todos sabida debido en parte a condiciones políticas que se relacionaban estrechamente con la hegemonía española. La segunda ventaja de nuestro punto de partida es que nos ayuda a. trazar el marco político dentro del cual tuvieron lugar acontecimientos que frecuentemente se describen en un plano puramente teológico. Catalina de Aragón, la primera esposa a quien Enrique VIII de Inglaterra repudió, era hija de Isabel. Carlos V, el emperador a quien Lutero se enfrentó en Worms, era nieto de la gran reina española, y par tanto sobrino de Catalina.
Obra que abarca desde la era de la Reforma hasta la era inconclusa, la publicación “Historia del cristianismo tomo 2” es un libro que presenta a los protagonistas, los eventos dramáticos y las ideas fundamentales del protestantismo, el catolicismo y la ortodoxia de ese período. Además, entrega un sano entendimiento de los aspectos sociales, políticos y económicos que contribuyeron en la gestación de la iglesia.
la Palabra de Dios el punto de partida y la autoridad final de su teología. Como profesor de Sagrada Escritura, la Biblia tenía para él gran importancia, y en ella descubrió la respuesta a sus angustias espirituales. Pero esto no quiere decir que Lutero sea un biblicista rígido, pues para él la Palabra de Dios es mucho más que la Biblia. La Palabra de Dios es nada menos que Dios mismo. Esta última aseveración se basa en los primeros versículos del Evangelio de Juan, donde se dice que “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Las Escrituras nos dicen entonces que, en el sentido estricto, la Palabra de Dios es Dios mismo, la segunda persona de la Trinidad, el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. Luego, cuando Dios habla, lo que sucede no es sencillamente que se nos comunica cierta información, sino también y sobre todo que Dios actúa.
El nombre de Cristo
En este volumen, escrito por el historiador y teólogo Justo L. González, se exponen las biografías, los pensamientos y las victorias de personajes destacados de la sana doctrina como Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y Juan Calvino, impulsores de la iglesia evangélica, sin dejar de lado acontecimientos relevantes como la conquista del Nuevo Mundo por parte de España y otras potencias europeas y el rol que cumplió en todo ello el nombre de Cristo. Según vimos, los impulsos reformadores que corrían por Europa eran demasiado fuertes y amplios para que el protestantismo pudiera contenerlos todos. Desde antes de la protesta de Lutero, había muchos que soñaban con una reforma eclesiástica, y que tomaban medidas en ese sentido. Particularmente en España, y gracias a la obra de Isabel la Católica y de Jiménez de Cisneros, la corriente reformadora cobró gran impulso, aunque sin abandonar los cauces del catolicismo romano. En términos generales, la reforma católica, aun después de aparecer el protestantismo, siguió las líneas trazadas por Isabel. Se trataba de un intento de reformar la vida y las costumbres eclesiásticas, de emplear la mejor erudición disponible para purificar la fe, y de fomentar la piedad personal. Pero todo esto sin apartarse un ápice de la ortodoxia,

sino todo lo contrario. Los santos y los sabios de la reforma católica, como Isabel, fueron puros, devotos e intolerantes. Estructurado para una sencilla referencia, este texto, que incluye mapas, tablas cronológicas y una enorme cantidad de fotografías, aborda cinco grandes aspectos: la Reforma, tanto protestante como católica, la gran expansión europea de los siglos XVI y XVII, los conflictos entre la fe y la razón en los siglos XVII y XVIII, el siglo XIX, con énfasis en la expansión protestante de esa época, y los retos del mundo moderno.
La reforma propuesta y comenzada por Lutero era de carácter doctrinal, y no meramente práctica. Lutero criticaba la corrupción que se había hecho tan común en la vida de la iglesia. Pero ese no era el tema principal de su conflicto con la iglesia Romana. Ese conflicto se debía a las razones teológicas que ya hemos visto. Por ello, Lutero estaba convencido de que la recta doctrina es de especial importancia para la vida de la iglesia.
Las Escrituras nos dicen entonces que, en el sentido estricto, la Palabra de Dios es Dios mismo, la segunda persona de la Trinidad, el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. Luego, cuando Dios habla, lo que sucede no es sencillamente que se nos comunica cierta información, sino también y sobre todo que Dios actúa.
Pero, por otra parte, esto no quería decir que todos tenían que pensar exactamente como él. Durante varios años su principal colaborador fue Felipe Melanchthon, quien difería de él en muchos puntos. El propio Lutero gustaba de decir que él era como el labrador que talaba los árboles y quitaba las grandes piedras, y que Melanchthon era quien venía después para arar y sembrar.
Expansión de la fe
Redactado en un lenguaje sencillo y ameno, el volumen del teólogo González está dividido en cincuenta y seis capítulos y brinda un análisis del desarrollo del cristianismo y de eventos de América Latina, Estados Unidos y Europa relacionados con la expansión de la fe. Entre sus secciones se destacan las siguientes: la teología de Martín Lutero, Ul-

rico Zwinglio y la Reforma en Suiza y la formación de Calvino. A fines del siglo XVIII, comenzó en Nueva Inglaterra un Segundo Gran Avivamiento semejante al primero, del que tratamos en las últimas páginas de la sección anterior. Contrariamente a lo que podría pensarse, este avivamiento no se caracterizó por grandes explosiones emotivas, sino que lo que sucedía era más bien que, de modo inusitado, las gentes empezaban a tomar su fe con mayor seriedad, y reformaban sus costumbres para ajustarse mejor a las exigencias de esa fe. La asistencia a los cultos aumentó notablemente, y eran numerosas las personas que contaban experiencias de conversión. Tampoco tuvo este avivamiento al principio los matices antiintelectuales que han caracterizado otros avivamientos. Al contrario, se abrió paso entre muchos de los más distinguidos teólogos de Nueva Inglaterra, y pronto uno de sus principales predicadores fue el presidente de la Universidad de Yale, Timothy Dwight, nieto de Jonathan Edwards. El libro “Historia del cristianismo tomo 2” examina también las transformaciones y el rumbo de la iglesia dentro de las tradiciones evangélicas, católicas y la cristiandad oriental. Asimismo, cubre hechos contemporáneos como la conformación del Concilio Mundial de Iglesias, el Segundo Concilio Vaticano y el movimiento ecuménico, y entrega una visión panorámica de temas espirituales que se debaten hoy en día. Es fácil suponer que el siglo XXI se caracterizará por una vasta empresa misionera de las iglesias del Sur hacia el Norte. Por tanto, las tierras que dos siglos antes fueron consideradas “el fin de la tierra” tendrán entonces la oportunidad de devolver el testimonio del Evangelio que escucharon del Norte generaciones antes. Y así la misión “hasta lo último de la tierra” se volverá misión “desde lo último de la tierra”, mostrando una vez más que la Palabra de Dios no volverá vacía, sino que hará aquello para lo cual Dios la ha enviado, por extraño e increíble que nos parezca a nosotros los mortales.
