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HISTORIA DE VIDA
Un cáncer abdominal consumía su vida. Pero Joseline Márquez Bonilla mantuvo firme su fe en Dios. Creyó en el Señor, esperó unos años, y en el momento indicado, recibió el milagro anhelado: su sanidad. Hoy es testimonio del poder sanador del Todopoderoso.

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ELISEO AQUINO FOTOS: ARCHIVO FAMILIAR
JOSELINE VOLVIÓ A LA VIDA
En noviembre de 2012 la muerte mostró su descarnado rostro a Joseline. Tenía 14 años. En plena adolescencia intentaba encontrar una conexión con el Señor. Pero surgió una cruel enfermedad que amenazaba con acabar con su corta existencia. Un tumor cancerígeno en el estómago pretendía escribir el capítulo final de una vida que apenas empezaba a transitar el mundo.
Desde su niñez Joseline Márquez Bonilla recibió amor y cariño de sus padres, en la ciudad de San Miguel, El Salvador. Era la última de tres hermanos. De sus charlas con su madre, quien no era cristiana, recuerda siempre que le dijo que cuando estuviera enferma pidiera a Dios ser sanada y el Señor la sanaría.
En el 2007, cuando Joseline tenía nueve años, un pastor y su esposa llegaron a la colonia de San Francisco donde vivía. La obra empezó con ella como la primera vida que se unió a la congregación. La esposa del pastor le enseñó sobre la Biblia, palabras que hoy guarda en su corazón.
Al iniciar la pubertad se alejó de la iglesia. Todo parecía ir bien, pero se sentía habitualmente sola, miraba como los adolescentes vivían de una manera desenfrenada y sin control. A los 14 años, en el 2012, sintió la urgente necesidad de buscar a Cristo.
Un día, mientras oraba, pidió al Señor que hiciera algo en su vida. Quiero cambiar, imploró a Dios y rogó que tratara con su vida, aunque sea mediante una enfermedad. Era, a su juicio, la manera de afirmarse mejor en la iglesia. Joseline deseaba servir a Jesús y necesitaba una experiencia real con Él.
UNA DURA NOTICIA En noviembre del 2012, Joseline sintió como su vientre empezaba a crecer e hincharse. Era algo inusual. Preocupada acudió al hospital. Fue sometida a un examen de ultrasonido abdominal, al recibir los resultados el doctor se limitó a informar con crudeza: tiene un tumor cancerígeno en el estómago. La terrible noticia la golpeó, pero aceleró su decidida búsqueda del Señor. Fue en medio de su enfermedad, y con el respaldo de Jesucristo, que pudo llegar bautizarse.
Al enterarse de la enfermedad, el impacto en su familia fue doloroso. Durante todo el 2013 Joseline empezó a perder peso, la enfermedad parecía consumirla. Su estómago, en tanto, empezaba a crecer de tal manera que sus venas se volvieron exageradamente visibles. Los órganos del vientre estaban movidos hacia el esófago.
Había que retornar al hospital. Necesitaba ayuda especializada, pero el doctor advirtió que era complicado realizar cualquier intervención quirúrgica por el alto riesgo que ella representaba en esos momentos. La sugerencia fue: hay que darle calidad de vida, no hay más que hacer. Es más, para la ciencia resultaba asombroso que siguiera con vida cuando tenía un riñón afectado y el hígado comprometido.
El día que Joseline fue desahuciada no acudió sola al hospital. A su lado estaba la esposa de un pastor. Ella aseguró que todo este duro momento era parte de un trato de Dios con su vida. En ese instante recordó la oración que había hecho el año anterior en su búsqueda del Señor.

VENCER EL CÁNCER La familia de Joseline asumió la cruda realidad con tristeza y empezó a buscar opciones de tratamiento para vencer la enfermedad. Algunos veían la posibilidad de que fuera tratada en el extranjero, pensaban llevarla a Estados Unidos o Cuba. Salvarle la vida era en esos momentos el mayor desafío.
Pese a la enfermedad trató de realizar sus actividades ha-



bituales. Sus padres sugirieron que siga asistiendo a la escuela. Pero fue una decisión que trajo sus consecuencias. Por lo abultado del tumor sus compañeros creían que estaba embarazada y las burlas se convirtieron en acciones constantes.
El acoso por las redes sociales tampoco estuvo ausente. Después de soportar burlas y maltratos pidió a sus padres dejar la escuela. No quería estudiar más. En su propio barrio los vecinos hablaban mal de ella. Pensaban que había tenido una aventura amorosa defraudando la confianza de su familia.
Para enfrentar un entorno tan agresivo e incómodo, Joseline se refugió en Dios. A pesar de su condición tan delicada empezó a buscar del Señor. No podía asistir al templo sola, estaba muy adolorida, pero venían a recogerla. De esa manera empezó ayunar. Su madre, viendo el sufrimiento de su hija también entregó su vida a Cristo.
Ya desahuciada por la ciencia, pasados dos años del temible diagnóstico de cáncer, muchos hermanos de la congregación pensaban que Dios la llevaría pronto ante su presencia. Le decían que se prepare, pero Joseline entendió que su enfermedad era un proceso. Que no moriría. En sus sueños, el Señor anunciaba que tenía planes para ella. Además, sintió su respaldo. Durante toda la enfermedad Cristo proveyó a su familia para cubrir las diversas necesidades que

Para enfrentar un entorno incómodo, Joseline se refugió en Dios. A pesar de su condición tan delicada empezó a buscar del Señor. No podía asistir al templo sola, estaba muy adolorida, pero venían a recogerla. De esa manera empezó ayunar. Su madre, viendo el sufrimiento de su hija también entregó su vida a Cristo.
demandaba su tratamiento. Algo asombroso cuando sus padres no tenían trabajo.
EL MILAGRO ESPERADO Ya con el tumor crecido desde la altura de la pelvis hasta las costillas, Joseline anhelaba poder ir a las convenciones y las campañas de la iglesia. En un momento de desánimo pensó cómo los jóvenes en las calles vivían una vida normal y nada les pasaba. Entonces le dijo al Señor: “mira cómo estos jóvenes se pierden en tantas cosas y yo que me he guardado para ti”. En ese momento, Dios le respondió en su corazón, le dijo que esté tranquila que Él tenía algo especial preparado para ella.
Todos los años el cumpleaños de Joseline estaba marcado de recuerdos tristes. En esa fecha murieron varios de sus familiares. Cuando llegó el 6 de mayo del 2015, viendo el avance de la enfermedad, su familia pensó que se aproximaba el final. Una noche antes, su madre, quien también cumple años el mismo día, pidió a Dios que sane a su hija como un regalo especial.
Por la mañana de aquel día, cuando Joseline despertó sintió su abdomen suave, se probó un vestido que hacía tiempo no le quedaba. Al verla toda la familia observó que el tumor se había encogido. Ella sintió que Jesucristo estaba haciendo su obra, pero no quería decirlo abiertamente.
Tres días después, el Señor inspiró un sueño donde Joseline se veía que estaba en un hospital echada en una cama con una abertura en el vientre. Cuando preguntó qué sucedía, un médico le dijo que habían extraído todo lo que estaba mal. Al despertarse, se percató que Dios había hecho el milagro que tanto esperaba. Poco a poco bajó la inflamación de su abdomen hasta desaparecer y su cuerpo empezó a recuperarse hasta quedar totalmente sana.
Después de algunos meses Joseline volvió al hospital para realizarse un ultrasonido abdominal. La doctora no sabía que había tenido un tumor cancerígeno y diagnosticó que todo estaba bien. En ese momento ella mostró el examen que le hicieron cuando recibió la noticia que padecía cáncer. La doctora apenas podía creer que el examen era real. Compartió las fotografías que tenía de cuando estaba con el tumor, entonces testificó y le dijo que Dios había hecho el milagro. Salió contenta y restablecida de aquel lugar dando gloria a Jesús.
UNA VIDA CON DIOS Cuando Joseline retornó a casa todos estaban felices, agradecían llorosos a Jesús por el milagro. Los vecinos que habían hablado mal de ella al enterarse de la historia pidieron disculpas y dieron la gloria a Dios. Su padre, que todavía no se ha convertido a Cristo, salió a contar lo sucedido a todos sus amigos.
En la iglesia los hermanos alabaron al Señor por la obra que Cristo había hecho en la vida de Joseline. Muchos de ellos reconocieron su falta de fe y se disculparon por decirle que el Señor se la iba llevar. Al enterarse, los pastores se alegraron por la gran misericordia de Jesucristo.
A partir de ese momento Dios empezó a cumplir todas las cosas que le había mostrado a ella en sus sueños cuando estaba enferma. Viajó a otros países para estar en las diferentes convenciones, sin mayor gasto, el Señor le proveía todo. También comenzó a trabajar con los niños, cuando necesitaba de una silla o una pizarra venían personas quienes le entregaban lo que necesitaba, además, por el testimonio que tenía, muchos enfermos fueron sanados por el Señor.
Después de recuperarse Joseline terminó su bachillerato el año 2019, luego ingresó a la universidad donde estudia la carrera de Ciencias de la Comunicación. En su centro de estudios testifica a sus profesores y compañeros del milagro que Dios hizo en su vida.
A pesar de los difíciles momentos que vivió, Joseline agradece a Jesús por la prueba que pasó, porque ahora su fe y el amor hacia el Señor son inquebrantables. Ahora, a sus 23 años, vive con la disposición de servir a Dios donde quiera que Él la envíe.