701_Español

Page 25

Por aquel entonces, Nate recibió una carta de su hermana Rachel, quien había regresado a Perú para trabajar con los indígenas Shapra. En ella le contaba sobre sus conversaciones con Tariri, el jefe de la tribu, para intentar convencerlo de que cazar cabezas era malo. Éste, no obstante, no parecía prestar demasiada atención a lo que escuchaba. Sin embargo, se habían hecho buenos amigos. Rachel seguía adelante con la traducción del Nuevo Testamento a la lengua Shapra, en unión de sus dos compañeros de los Traductores Bíblicos Wycliffe. En la carta le decía también que no conseguía quitar de su pensamiento la idea de que los Auca eran el grupo que Dios había preparado para ella, aunque desconocía el cómo y el cuándo. Hasta que ello sucediera, seguiría confiando en Dios. El descubrimiento de la nueva aldea dio mucho que pensar a Nate en su vuelo de regreso a Shell Mera. Los aucas estaban atrapados en un círculo de violencia. Antes de escuchar, mataban. ¿Cómo evangelizarían los misioneros a un pueblo tan violento, que mataba a todos aquellos con quienes entraba en contacto? ¿Cómo se las arreglarían para llamar su atención y, sobre todo, para ganar su confianza y demostrarles que venían en son de paz? Nate no tenía respuesta e ignoraba que ésta podría implicar el sacrificio aún de su propia vida para ayudar a construir un puente de confianza con la gente auca. Desafortunadamente, las anotaciones finales de este libro, que exhala por todos sus lados un cúmulo de valores morales, relatan de manera magistral “La operación Auca” -una tentativa mortal de contacto de cinco misioneros norteamericanos con habitantes de la selva ecuatoriana- en la que Saint intervino guiado por formación cristiana. Por intermedio de una prosa aguda e inteligente, los esposos Benge exponen cómo se terminó de forma abrupta la vida y obra evangelizadora de Nate Saint el 8 de enero de 1956, cuando apenas tenía 32 años de vida. Una cruel muerte que fue transmitida a todo el mundo y que, al mismo tiempo, reactivó el esfuerzo misionero en los Estados Unidos. Gikita aprovechó la ocasión para avanzar y colocarse a espaldas de Nate, Rogern Youderian y Ed McCully, pero resbaló al pisar un tronco húmedo y cayó al suelo. Los tres se giraron al oír el ruido producido por las jabalinas. Los jóvenes atacantes –perdido el elemento de sorpresa, el aspecto más importante para salir airosos en cualquier ataque-

huyeron. Pero Gikita tenía que demostrarles cómo ser valientes. Tras emitir un grito de guerra para que los jóvenes le siguieran, salió corriendo hacia la playa. Su primer objetivo era el piloto de la abeja de madera. Extendido hacia atrás su poderoso brazo derecho, lanzó la primera jabalina… Nate cayó desplomado sobre la arena. El cristal de su reloj se rompió al impactar con una roca. Las manecillas se detuvieron en las tres y diez de la tarde. Aquella noche todos los que amaban a Nate Saint, Jim Elliot, Ed McCully, Roger Youderian y Pete Fleming, se reunieron en la sala de Shell Merita. La cumbre del Monte Sangay -con su peculiar tono rojizo- era claramente visible en el horizonte. Marilou McCully, quien estaba a punto de dar a luz, se sentó al piano y comenzó a tocar la melodía del himno que los misioneros cantaron con tanta esperanza la mañana que salieron para la Playa de

las Palmeras. Betty Elliot cantó la letra: En ti descansamos, escudo y defensa nuestra No marchamos solos contra nuestro enemigo Fortalecidos con tu poder, bajo el amparo de tu tierno cuidado En ti descansamos, y en tu nombre vamos. Frank Drown abrió la Biblia gastada por el uso, y leyó el siguiente versículo: “sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. El legado de los hermanos Saint, enterrados muy cerca el uno del otro en suelo auca, es que hoy en día, y de forma aproximada, uno de cada diez indígenas Waoranis es cristiano, y está hablando del mensaje del evangelio con otros miembros de su tribu. Es el mismo mensaje que tan nítidamente ilustra la muerte de Nate y la vida de Rachel entre ellos. Es el mensaje l de un Dios de esperanza, amor y perdón junio 2012

• 25


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
701_Español by Impacto Evangelistico - Issuu