la hidrofobicidad de los lentes, y sugieren que los lentes de hidrogel de silicona pueden ser un riesgo importante en la promoción de infecciones por Acanthamoeba si son expuestos a estos organismos, por el incremento de la adherencia típica o característica de estos materiales. Junto a esta aseveración, la superficie irregular de los lentes puede explicar la afinidad de estos protozoos a la primera generación de lentes lotrafilcon A, comparada con los lentes como galificon A y comfilcon A, que mostraron una adherencia reducida de las amibas a estos lentes con menos irregularidades en la superficie y casi lisos. Sin embargo, aunque en los lentes de tercera generación, la adherencia de las amibas es menor, nosotros consideramos que el riesgo de infección existe, por que unas pocas amibas son capaces de invadir y proliferar en el tejido corneal desde los primeros tiempos de interacción. Esto constituye un factor importante relacionado con la adhesión de Acanthamoeba a la superficie de los lentes de contacto. En concordancia con Beattie y Tomlinson17, nosotros consideramos que la superficie de los lentes de contacto puede contribuir a la adhesión de las amibas porque la superficie con depresiones o una superficie irregular permiten una mejor adherencia comparada con las superficies lisas. En nuestro estudio, el tiempo mínimo de interacción fue de 15 minutos, lo que es aparentemente un tiempo corto; sin embargo, fue suficiente para observar la presencia de amibas en la superficie de los lentes. De igual forma, la adhesión que observamos después de las 6 horas de interacción se incrementó cerca de dos o cuatro veces comparada con el tiempo inicial, lo que demuestra que la adhesión es proporcional al tiempo de interacción. Nuestros resultados están de acuerdo con los reportados por Kelly et al.,13 quienes observaron que los trofozoítos y quistes de Acanthamoeba se adhieren a ambos tipos de lentes de contacto, rígidos y blandos, y determinaron que la adherencia fue proporcional al tiempo, sugiriendo que una exposición de tiempo mínima, puede ser suficiente para la contaminación de los lentes.
El uso de soluciones salinas caseras se ha asociado a la infección corneal causada por Acanthamoeba.49 El medio Bactocasitona es ideal para el crecimiento óptimo de las amibas, y por esa razón, se cree que podría propiciar una mayor fijación a los lentes, sin embargo, el análisis estadístico demostró que la adhesión de las amibas fue similar tanto en Bactocasitona como en SI, lo que confirma claramente que los trofozoítos de A. castellanii sobreviven y persisten en buenas condiciones en soluciones salinas, lo que involucra un factor de riesgo significativo para la infección. Recientemente, se observó que personas jóvenes que usan lentes cosméticos blandos, en general no limpian ni mantienen adecuadamente todos los materiales involucrados en el uso de lentes de contacto. Sumado a esto, los lentes cosméticos pueden adquirirse con facilidad, sin necesidad de prescripción médica, lo que agrava más el riesgo de infección.50 Por último, de acuerdo con nuestro trabajo, los lentes de hidrogel de silicona con superficie lisa son una buena opción de uso para reducir el riesgo de infecciones oculares, aunque aun en este tipo de lentes las amibas son capaces de adherirse y constituir un riesgo de infección. Con base en lo anterior, la sugerencia más importante es seguir las instrucciones para el uso y mantenimiento de los lentes de contacto, lo que incluye lavarse las manos antes de manipularlos, frotar y enjuagar la superficie de los lentes de contacto antes de guardarlos y usar productos estériles recomendados por un profesional del cuidado de los ojos para limpiar y desinfectar los lentes, considerando que las soluciones salinas no está diseñadas para desinfectarlos.51 Además es muy importante evitar usar agua potable o de grifo para preparar soluciones caseras para el cuidado de los lentes de contacto.
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Bibliografía 1.
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AÑO 17 • VOL. 17 • MAY-JUN • MÉXICO 2015
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