LÁGRIMAS EN EXCESO La epífora es una condición en la que hay una cantidad excesiva de llágrimas que fluyen a la cara, frecuentemente sin motivo claro. Hay un drenaje insuficiente en la capa lagrimal del ojo, ya que todas las lágrimas son drenadas a través del sistema nasolagrimal y fluyen hacia el rostro. Se puede desarrollar a cualquier edad; pero es más común entre bebés menorres de 12 meses y adultos mayores de 60. Pueden presentarse síntomas en uno sólo o en ambos ojos. En la mayoría de los casos puede ser tratada de manera efectiva. En el diccionario Medilexicon la epífora es definida como: “Un sobreflujo de lágrimas sobre la mejilla debido a un drenaje imperfecto de los pasajes conductores de lágrimas.” Existen dos causas principales de la epífora: El bloqueo de los conductos lagrimales y la excesiva producción de lágrimas. Algunas personas nacen con un desarrollo insuficiente de sus ductos lagrimales: Esto puede verse sobre todo en bebés recién nacidos, en los que el problema desaparece al cabo de algunas semanas, una vez que los ductos han alcanzado su desarrollo. Sin embargo, en la mayoría de adultos y niños un poco mayores, la principal causa de ojo lagrimoso es precisamente el bloqueo de ductos o la presencia de dusctos demasiado estrechos como resultado de inflamación.
Cuando los ductos están muy estrechos o están bloqueados las lágrimas no podrán fluir y se acumularán en el saco lagrimal. Las lágrimas estancadas incrementan el riesgo de infección en esa área y el ojo producirá un líquido pegajoso, lo que agrava el problema. La infección puede también producir una inflamación en la parte lateral de la nariz. En el caso de la producción excesiva, el ojo irritado puede producir más lágrimas de lo normal, ya que el organismo está tratando de enjuagar la irritación. Entre las causas de irritación se encuentran: algunos químicos, como ciertos gases e inclusive la cebolla; conjuntivitis por infección, conjuntivitis por alergia, un daño ocular como un razpón o una piedrecilla en el ojo, el entropión (crecimiento de la pestaña hacia el interior) y ectropión (el párpado inferior se voltea hacia afuera). En otros casos, las lágrimas del pacientte contienen una alta cantidad de grasa (lípidos). Esto podría interferir con la irrigación pareja de líquido a través del ojo y permitir el surgimiento de puntos secos que llegan a irritarse y obligar al ojo a producir más lágrimas. El diagnóstico de la epífora es relativamente fácil, pero el médico deberá determinar si es causada por una lesión, infección, entropión o ectropión. Si no le es posible definir esto, deberá remitir al paciente a un oftalmólogo. El ttratamiento depende de la severidad y las causas de la condición. En casos leves se recomienda tan sólo una espera con precauciones. Si la causa es una conjuntivitis por infección, el doctor normalmente aguarda algunos días a ver si el problema se resolverá de manera natural, sin el uso de antibióticos. En presencia de conjuntivitis por alergia se prescribirá inicialmente un antihistamínico para combatir la inflamación. Pero si se trata de ectropión será necesaria una cirugía. Ante el bloqueo de los ductos se podría requerir de una cirugía para crear un nuevo canal desde el saco lagrimal hacia el interior de la nariz, creando así una vía alterna. Esta intervención se conoce como dacriosistorrinostomía. Si los canales drenadores dentro del ojo (canalículos) se han estrechado pero no están totalmente bloqueados se podría usar una sonda para ampliarlos. Si están completamente bloqueados se puede requerir una cirugía. AÑO 12 • VOL. 12 • MAR-ABR • MÉXICO 2010
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