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Por qué pedimos a Dios que nos devuelva, lo que nosotros nos hemos quitado
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Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez
Un arte desperdiciado Por Juan Jesús Priego
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La Iglesia está llena de “cristianos derrotados” Vaticano
Padres perdonaron al asesino de su hija Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí
¡La fe puede todo!...
Año 6
No. 256
Semana del 19 al 25 de enero de 2014
encomendémonos a Dios, al Señor de la Esperanza
L
os padres de Claire Davis, la joven estudiante de 17 años víctima del tiroteo ocurrido el 13 de diciembre en la escuela secundaria Arapahoe en la zona de Centennial, Denver (Estados Unidos), dijeron durante la ceremonia en memoria de su hija, que perdonan al asesino y pidieron que todas las personas hagan lo mismo. El 13 de diciembre de 2013, Karl Pierson (18), estudiante de la misma escuela ingresó a su centro de estudios en horario de clase portando una escopeta y más de 125 municiones, un machete y tres bombas incendiarias caseras, con el objetivo, según la policía, de agredir a uno de los docentes que lo había sancionado. Pierson empezó a disparar y dos estudiantes resultaron heridos. Claire murió ocho días después por un balazo en la cabeza. Luego de disparar contra la joven, Pierson se suicidó. Michael y Desiree Davis, padres de Claire, señalaron que el joven estaba lleno de “ira, rabia y odio (…) estaba tan cegado por sus emociones que no sabía lo que estaba haciendo”, es por eso que “mi esposa y yo perdonamos a Karl Pierson por lo que hizo (..) y nos gustaría pedirles a todos aquí presentes y los que están mirando (por la televisión) que lo perdonen” y resaltó nuevamente “él no sabía lo que estaba haciendo”, según informó Foxnews.com. El padre de la joven, conteniendo las lágrimas subrayó que “el hombre que disparó a Claire tenía un nombre. Su nombre era Karl Pierson”, haciendo referencia a la disposición de los agentes legales hicie-ron a no llamarlo públicamente por su nombre sino como el asesino. Dijo también que las últimas palabras de su hija fueron “Dios mío, Karl ¿Qué estás haciendo?” y explicó que de esta manera su hija estaba tratando de iluminar la oscuridad emocional que afectaba a Pierson.
“La Iglesia está llena de cristianos vencidos”, cristianos “convencidos a medias”. En cambio “la fe todo lo puede” y “vence al mundo”, pero se requiere el coraje de encomendarse a Dios.“El hombre o la mujer que tiene fe se encomienda a Dios: ¡se encomienda! Pablo, en un momento oscuro de su vida, decía: ‘Yo sé bien a quién me he encomendado’. ¡A Dios! ¡Al Señor Jesús! Encomendarse: esto nos lleva a la esperanza. Así como la confesión de la fe nos lleva a la adoración y a la alabanza de Dios, el encomendarse a Dios nos lleva a una actitud de esperanza. Hay tantos cristianos con una esperanza con demasiada agua, no fuerte: una esperanza débil. ¿Por qué? Porque no tienen la fuerza y el coraje de encomendarse al Señor. Pero si nosotros los cristianos creemos confesando la fe, y también custodiando la fe, y encomendándonos a Dios, al Señor, seremos cristianos vencedores. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: ¡nuestra fe!”.