DIEZ BUENAS RAZONES PARA PAGAR DIEZMOS. Por David Jon Hill.
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esde la niñez, todos desarrollamos un fuerte sentido de la posesión. Mis juguetes se distinguen claramente de los juguetes de los demás niños. Yo también distinguía mi ropa, mi cama, mi alcoba, mi casa, mi padre y mi madre. Todos empezamos teniendo conciencia de lo propio, y después aprendemos a distinguir lo ajeno. Pero a medida que vamos madurando, comenzamos a comprender que aunque decimos mi colegio, mi ciudad y mi país, no tenemos el mismo derecho de posesión sobre estas cosas del que tenemos cuando hablamos de "mi cama, mis juguetes o mi ropa". Yo comprendí que mis juguetes eran míos porque mi padre, mi madre, mi tía, hermana o algún amigo me los regaló. Después experimenté un sentimiento de posesión más directo cuando empecé a trabajar para ganar dinero y adquirir mis propias cosas. Entonces había madurado mi sentido de posesión. Mis posesiones eran mías, porque yo así lo quise o porque las recibí en pago y no porque alguien pensó que me gustaría tenerlas. Empecé a hacer planes conscientemente para el día cuando podría comprar un radio, un televisor o una casa como mi padre lo había hecho. Pero lo que al principio parecía sencillo se fue tornando más complejo. Comprendí que era necesario capacitarse a fin de poder trabajar y ganar el dinero que me permitiera obtener las cosas que necesitaba y deseaba. Así que tuve que prepararme para estudiar mucho más, para lograr ser competente como mi padre y poder poseer más cosas. Reconozco que me sentí desilusionado cuando supe que mis padres no eran realmente dueños de nuestra casa y propiedad. Después aprendí acerca de los préstamos bancarios y de las hipotecas. Inmediatamente después comprendí que aunque no hubiera de por medio bancos ni préstamos, de todas maneras teníamos que pagar por el privilegio de llamar "propia" nuestra casa, ¡y estos pagos eran los impuestos! Tanto el gobierno estatal como el local tenían prioridad sobre nuestro derecho de afirmar, "esta es nuestra casa". Entonces recibí también la gran sorpresa de saber que los ingresos que me permitían adquirir los derechos y todas estas cosas también estaban sujetas a impuestos. ¡La ciudad, el municipio, el estado y especialmente el gobierno federal, ¡todos tenían prioridad de derecho legal sobre mi dinero! Muchas fueron las pequeñas desilusiones en medio de estas grandes expectaciones. Todos estamos conscientes de las demandas sin fin que acosan nuestro ingreso: impuesto sobre las ventas, impuesto de consumo, impuestos de importación y ocultos, derechos para licencias y avalúos, peajes y recargos, seguridad social, seguros, pensiones, deducciones por salud y gastos médicos, cuotas sindicales, etc., hasta que la totalidad de las deducciones casi igualan lo que nos queda. Cuando el dinero no nos alcanza, pedimos dinero prestado. Entonces, a la carga casi inaguantable que implica el tener posesiones, debemos sumar los intereses por concepto de préstamos. Existen además, algunos costos adicionales de los cuales no me di cuenta sino hasta más tarde. Uno de ellos es el simple robo de nuestras posesiones. Otro es el raterismo entre empleados que añade un 15% al costo total de los artículos que adquirimos; la corrupción gubernamental y la ignorancia en el manejo de nuestro dinero son también cómplices que corroen nuestro ingreso real. Después de que todas estas realidades deterioraran mi concepto de la posesión hasta el punto de convertirla en una sombra de lo que fue, ¡debí enfrentarme a la mayor sacudida de todas! Descubrí que Dios reclamaba una parte de mi ingreso, por encima de cualquier derecho del gobierno y de mis deseos personales. ¡Él exigía la décima parte, el diezmo! ¡Dios, aparentemente, cree que su derecho está por encima de todos los demás! No se trata de un chiste tonto. ¿Ha pensado usted alguna vez que debemos pagar por el derecho de vivir? ¿Que puede existir un impuesto por la Luna, el Sol y las estrellas Χ sin mencionar la Tierra misma, cuya existencia es poco apreciada por los gobiernos y los individuos? ¿Ha pensado usted que el Creador y dueño de todas las cosas puede esperar alguna retribución por su inversión?
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