LA VELA 6 Parte 1

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HOMENAJE de Bernarda Alba. Deteneos en el título: pudo haber sido Bernarda Alba o Las hijas de Bernarda Alba, sin embargo, quise que fuera La casa de Bernarda Alba, ya que esta historia que se yergue en medio de la tierra andaluza empieza y termina en esa casa tapiada en la que no entra ni el viento ni la luz. Empieza y termina con el luto impuesto, con el silencio terrible. Empieza y termina con la muerte. El afecto, el cariño, el amor, la amistad, la ternura, la comprensión son los grandes ausentes de la casa, y también del pueblo que acecha. La casa es presidio, cárcel, infierno, pero también da cobijo, protección, amparo porque encubre las debilidades de sus habitantes, oculta su intimidad, defiende del poder de la crítica. La crueldad de ese poder difuso, anónimo y colectivo esclaviza y afila la lengua para envilecer.

Cartel teatral de Bernarda Alba.

➛lector, el artista, de ser algo, ha de

ser anarquista y escuchar la llamada que fluye dentro de sí mismo con tres fuertes voces: la voz de la Muerte, preñada de presagios; la voz del Amor, que nos redime; la voz del Arte, capaz de liberarnos.

I.E.S VELA ZANETTI

Dicen que, con La Casa de Bernarda Alba, en cierto modo, predije nuestra guerra civil. “¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”, palabras fatídicas de Bernarda. Triste historia reciente de esta España por la que se derramó mi sangre y la de muchos otros españoles, que empezó con mi silencio y el silencio de todo un pueblo. “¡Nos hundiremos todas en un mar de luto!”. Así fue. Acabé de escribir esta obra precisamente en 1936. Y os recuerdo que no se pudo estrenar en España hasta 1964... Sus personajes existieron en la realidad. Vivían en una aldea granadina, Valderrubio, donde mis padres tenían una pequeña propiedad. En la

casa colindante a la nuestra, vivía doña Bernarda, una viuda que ejercía una inexorable y tiránica vigilancia sobre sus hijas solteras. ¡Pobres prisioneras! Jamás hablé con ellas, pero las veía pasar como sombras, siempre silenciosas y siempre de negro vestidas. Yo bajaba al pozo compartido y las espiaba porque sus actitudes enigmáticas me intrigaban. Eran seres que vegetaban al margen de toda palpitación humana. Y unos meses antes de mi muerte, esos personajes acudieron a mi mente y cobraron vida en La casa

La casa de Bernarda Alba es una edificación poética levantada y dedicada al odio y a la represión. Dentro de ella laten dos mundos enfrentados: el mundo de Bernarda, inflexible, con su vara de mando, que representa la autoridad; y el mundo de las cinco hijas, que pretenden la libertad imposible, pues no hay ranuras ni gateras por las que escapar. Las únicas salidas posibles: la locura, en el caso de la abuela; o la muerte, camino escogido por la hija rebelde Adela. Relaciones marcadas por la fuerza o la impotencia imposibilitan el cariño entre ellas. No se quieren. Pasiones, temores, frustraciones les impiden amar. La autodefensa levanta entre ellas un muro más grueso que los de la casa donde habitan. Agonía agobiante y angustiosa. Lo cierto es que se encuentran terriblemente solas. El “otro” es ➛


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