Revista Vicepresidencia #1

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VICEPRESIDENCIA Marzo 2012 / Nº1

Perfiles urbanos prototípicos (y no tanto)

una crecida motivada por el notable porcentaje de viviendas de alquiler, que sólo es inferior al 50% en 18 secciones censales. Esto es, en cinco sextas partes de Ciutat Vella, hay más viviendas en alquiler que en propiedad. Esta tendencia ha ido de la mano del surgimiento de ciertas culturas, contraculturas y modas en las zonas centrales de estas ciudades. En Barcelona, la consigna juvenil más reciente acorde con este movimiento sociodemográfico es la de la ‘gente normal’. Se trata de un recuperado concepto anti-yuppie -muy similar a este opuesto en tanto que es clasicista y exclusivo-. Fruto de la coyuntura actual de crisis económica y social, el término se asume en discursos públicos y ámbitos comerciales en busca de una identificación social engañosa: por una parte, la de acercar ciertas figuras deportivas o sociales de éxito al resto de la sociedad y por la otra, menos recurrida en ámbitos comerciales pero sí a nivel discursivo –incluso en la política-, la simpatética, es decir, aquella asociación de ideas con el objetivo de que la gente se sienta parte del mensaje a base de recordarle sus limitaciones, su normalidad. Este nuevo icono puede confundir en cuanto a su procedencia. Se toma el término de un producto cultural concreto, como es una versión del tema ‘Common People’ de Pulp por parte de Manel, pero no hay que perder de vista que éste se acuña para nombrar una proyección social, la de la acumulación de gente joven y preparada -no yuppie, es decir, no exitosa- en determinados barrios históricos barceloneses como Gràcia, el Raval, el Gòtic o el Born, siempre como efecto indirecto de una intervención urbanística.

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El territorio urbano también hace las veces de terreno de juego en lo que concierne a la expresión de estados sociales entendidos como estados de ánimo colectivos. En Londres, por ejemplo, el binomio de las raves y el acid-house asumió a finales de los ochenta una vía de escape a lo comercial. Fiestas underground o alejadas de los centros urbanos, en viejas construcciones abandonadas de su uso productivo –fábricas, almacenes, galerías- y sólo rehabilitadas por y para el

En Ciutat Vella hay picos del 3880% de incremento de población con formación universitaria en los últimos 25 años sector del ocio, con el objetivo de disfrutar, como indica Ken Goffman, de la “vibración comunitaria”. En definitiva, los jóvenes de entonces –y de hoy- lo utilizaban, literalmente y psicotrópicos mediante, para abstraerse de la realidad. Una tendencia distinta y actual es el aumento de los eventos y fiestas en roofs, tejados de edificios, también pseudoprivados y alejados de la calle. Pero el motivo es distinto: en ambientes chic, de cócteles y servicios de gastrobar, no

Florencia: Una de las ciudades-museo por antonomasia, ha adaptado las tendencias urbanísticas en el centro urbano a las exigencias de una economía basada en el turismo, cuyo reclamo principal han sido los vestigios culturales de la época dorada de la ciudad. Pisa, Dubrovnik o Praga reúnen condiciones similares, y otras ciudades, sin un reclamo histórico o monumental tan obvio, no dejan de dirigir sus intervenciones urbanísticas a un lavado de cara en pos de convertirse en un gran escaparate: Barcelona, Nueva York, París…

Berlín

cualquier destino típicamente turístico vale. : El gran banco de pruebas urbanístico a nivel occidental tiene una marca histórica particular. Con la Berlín postmuro todavía adolescente, hay vigencias urbanísticas de la época de la Guerra Fría mezcladas con una tendencia, desde los noventa hasta hoy, basada en experimentar con macroproyectos de manera indiscriminada –Postdamer Platz y aledaños, Alexander Platz, Ciudad de los museos y alrededores, etc.-. En especial desde la pasada década, la capital alemana es también una curiosa y extremadamente espectacularizada ciudad orientada al turismo.

Tokyo: Metrópolis con un

se busca el trance y la escapatoria que ofrece la mezcla de ritmos robóticos y MDMA, sino aparentar o reflejar una posición bienestante y exclusiva. Red urbana y red social Para estados de ánimo, las protestas masivas de 2011. Han sido, quizás, el evento del año. La acción más significativa del curso ha ocurrido en el ámbito público. Pero el escenario físico no ha sido el único soporte de las protestas masivas. La potencia de difusión que da Internet, en especial las redes sociales, ha sido clave. Sin llegar a sustituir las funciones relacionales de la calle –“Es verdad que han generado una nueva agencia humana colectiva, más implicada y activista, pero siempre en función de asuntos totalmente vinculados a la esfera pública”, opina Martín Mora-, la red ha servido para inocular gérmenes en forma de llamadas a la acción, las mismas que antes circulaban a través de panfletos, dípticos y carteles. Una vez ésta se ha llevado a cabo, hemos recordado el uso de un elemento arquitectónico clave en el desarrollo de las sociedades: la plaza. De Sol o Cataluña a Tahrir, pasando por la plaza del Kremlin, estos espacios, viejos símbolos de proximidad y vida urbana, han retomado con especial potencia el componente de ágora que parecían perder silenciosamente. Y ha ocurrido de forma espontánea, evidentemente al margen de intervenciones administrativas y en la plaza, el escenario donde más actores pueden caber y a la vez ser vistos por nuestra sociedad mediatizada.

corazón normalizado al límite. La capital nipona es un laberíntico y enorme corredor por donde transitan millones de ciudadanos. Asuntos extraurbanísticos hacen que la mayoría de los habitantes se desplacen una media de tres horas diarias en los trayectos entre su vivienda y el lugar de trabajo. Es curioso también el resultado de la mezcla de caracteres de las sociedades orientales y las costumbres occidentales: el conflicto entre espacio público y privado se radicaliza, no pudiendo comer en la calle y desarrollando formas de ocio muy privadas, como los habitáculos en los bares y locales nocturnos. Shanghai o Hong Kong comparten esta falta de proximidad en la calle, pero también lo hacen ciudades oc-

Turín

cidentales como Los Ángeles. : O la transformación más vertiginosa de las últimas décadas. Ciudad prealpina y eminentemente industrial en el último siglo, ha recuperado la etiqueta de ciudad vanguardista y activa culturalmente gracias a una reproyección turística del particular marco urbanístico heredado de la época renacentista y a una reorientación de la urbe como centro universitario por encima de su decadente peso industrial. La transformación se acentuó especialmente a partir de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006.


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