Cámara de Oviedo

Page 48

Opinión

EMPRESARIOS DE ASTURIAS

¿MOTIVACIÓN? Bajo mi punto de vista las empresas grandes, pequeñas o medianas, no deberían dedicar ni más recursos ni más tiempo de los estrictamente necesario a la hora de motivar a sus empleados. ciendo, y están siendo pro-activas respecto a determinadas medidas y decisiones que antes sólo se concedían después de muchas reivindicaciones por parte de los trabajadores. ¿Y las demás? Pues hay de todo, pero en general si hemos observado que existe un cierto desconocimiento respecto al contenido y coste de determinadas medidas que se pueden implantar.

Intentaré explicarme. Desde que comencé mi carrera profesional, no he dejado nunca de oír lo importante que es la motivación de las personas y de los equipos de trabajo. Motivar, motivar, se escucha permanentemente. Son frecuentes las frases entre compañeros de distintos departamentos; -¿tienes motivado a tu equipo, ahora que llega la época fuerte de ventas?- Siempre, ya sea en el día a día con nuestros jefes y subordinados, en cualquier tipo de curso o formación, en foros o incluso en reuniones donde el asunto a tratar es otro totalmente distinto, siempre, acechando, acaba saliendo la palabra “mágica”, motivar. Y digo acechando, porque cuando un directivo o cualquier persona que tiene una responsabilidad directa sobre un grupo de personas, recibe un bombardeo permanente sobre la motivación, sobre “la responsabilidad que tenemos sobre las personas que trabajan con nosotros, para que estén permanentemente motivadas”, el concepto, lejos de ser una guía, una herramienta para ayudarnos en la gestión de personas, acaba provocando en quien tiene la “obligación” de motivar, una sensación de desasosiego que no desaparece nunca, debido a lo complicado que resulta ponerlo en práctica.

En cualquier caso y de ahí mi afirmación inicial, con estas medidas no debemos buscar la motivación (ojo, salvo en determinadas circunstancias) sino que lo que debemos evitar y lo que no podremos permitirnos jamás, bajo ningún concepto, es desmotivar. Un buen empleado, si las cosas están bien hechas, si el proceso de selección se ha hecho correctamente, si se ha realizado una buena acogida, si se le ha formado en sus funciones, si se le ha explicado claramente que se espera de él, tiene que estar motivado desde el origen, lo qué la empresa no deberá hacer nunca, es desmotivarlo. Una cosa es dedicar tiempo y dinero a intentar motivar y otra muy distinta dedicar los mismos recursos a intentar no desmotivar a tus empleados Pero, ¿cómo se desmotiva a alguien? Pues con determinadas decisiones o políticas internas o con la ausencia de ellas. Sí, pero ¿cuáles sí y cuáles no? dependerá de cada momento y de cada empresa, pero lo que es seguro, tal y como comentábamos antes, es que tenemos que tener la certeza de que, por ejemplo, nuestro sistema de valoración y retribución por objetivos es, como su propio nombre indica, realmente objetivo ( y si no lo tenemos, ¿sabemos qué están pensando los trabajadores que trabajan más y mejor que los demás y se les compensa igual?), ¿tenemos definidas las competencias que deben tener nuestros colaboradores?, ¿están éstas alineadas con la estrategia de la empresa?, y de acuerdo con ésta, ¿están ajustados los perfiles de los puestos a las personas que los ocupan?, ¿tienen claro el contenido de su puesto?, ¿cómo nos comunicamos con ellos: en el bar, tomando un café, o tenemos un canal de comunicación adecuado, donde la gente se siente cómoda y escuchada?

¿Pero dónde está el problema?, ¿Por qué es tan difícil? A mi modo de ver, el problema (pienso que hay un problema en muchas empresas), es que se ha caído en una trampa “lingüística”. Imaginémonos la siguiente situación; un empleado llega al departamento de Recursos Humanos y sin muchos preámbulos le dice al responsable: “la verdad es que no estoy motivado”, “nadie se preocupa por motivarme”, “¿por qué la empresa no hace nada por motivarme?”, “no me llena lo que hago”, además de paso, si puede, aprovechará para comentar que no se siente a gusto con sus compañeros, ni con su jefe, probablemente con un poco más de cancha, se sentirá cómodo y será más sincero todavía, diciéndole que no está a gusto con el sueldo…etc. Hasta aquí todo normal ¿no?, se podría estar dando a diario en muchas empresas de nuestro entorno y nos puede parecer razonable.

En fin, mantener una relación profesional con personas requiere planificación, criterio y métodos de trabajo que ya han sido contrastados por los más innovadores. La experiencia nos dice que si hemos decido implantar en nuestra empresa un sistema de retribución flexible, por ejemplo, con total seguridad, habrá empleados que no estén interesados en ninguno de los productos disponibles, por las razones que sean, no obstante, esto no le va a desmotivar sino todo lo contrario, ya que habrá compañeros que se beneficiarán. Si además, decidimos aplicar un Plan de Igualdad (aunque por nuestro tamaño no estemos obligados por ley) o decidimos flexibilizar los horarios, tendremos la seguridad de que poco a poco y entre otras cosas, iremos creando un importantísimo orgullo de pertenencia que nos hará más fácil ser capaces de retener (prefiero la palabra mantener) a nuestros empleados y de forma adicional de atraer a los mejores.

Imaginémonos ahora la misma situación, pero con una pequeña diferencia, y es que en vez de usar la palabra motivar lo que el empleado le plantea al responsable de RRHH es, que no es feliz, que nadie se preocupa por hacerle feliz y especialmente su jefe, que no pierde ni un minuto de su tiempo en intentar que él sea feliz. ¿Qué pensaríamos de esta situación? ¿Qué pensáis que le diría el jefe de RRHH o su propio jefe? “Pues lo siento de verdad, fulanito, pero no puedo hacer mucho por ti, es algo que pertenece a tu fuero interno. Ahí la empresa no puede ni debe entrar”. Pues resulta que en el fondo, aunque no lo creamos, la situación es exactamente la misma, lo que pasa es que hemos aceptado el mal uso de la palabra motivar, un boomerang que ya está volviendo contra nosotros. ¿Entonces las empresas no tienen nada que hacer? Por supuesto que sí, tienen mucho que hacer. Especialmente hoy en día, dada la escasez de buenos profesionales. De hecho un gran número de ellas ya lo están ha-

José Mª Samaniego Consultor Senior Garrigues Human Capital Services

46


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.