Los encomenderos de la plutocracia que administran el Estado han cercenado el cordón umbilical que lo unía a los miembros de la sociedad que necesitan de su poder para resolver los problemas causados por la ferocidad con que su patrón consume los recursos de la sociedad. El Estado reacciona con sensibilidad a las exigencias de guerra de la plutocracia pero no a las necesidades de las personas damnificadas por la ley de desigualdad social con que la plutocracia gobierna. —Humberto Gómez Sequeira-HuGóS