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Catacumbas urbanas
36 Duele sentir
La noche deprimida huele a asfalto mojado mezclado con el desperdicio de la libertad de los consumidores de mentiras políticas.
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Una lluvia indiferente a la justicia lavó las manchas de sangre en las aceras donde los cuerpos perseguidos por las balas de la sospecha institucionalizada caen.
El silencio atmosférico manipula el miedo de ser un experimento social en las catacumbas urbanas de la ley racial de la democracia imperial.
Antes de cerrar mis ojos, en el vacío de la oscuridad, prendí una vela en la ventana de mi pensamiento para guiar al extraño que vendrá a buscarme.
¿Será capaz de distinguirme entre los espíritus que convergen en la soledad nocturna?
¿Podré decirle que todavía estoy vivo?