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La lluvia

88 Humberto Gómez Seueira-HuGóS

El cerebro de Newton, eléctrico y sensual, perdió su conciencia gravitacional y la manzana de Adán quedó suspendida en un cielo sin origen ni moral.

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Los mares levitaron sus abdómenes de sal y las gotas puras, libres del bien y del mal, lavaron la cara humana de la mentira del pecado y diluyeron mis huesos en una corriente de lodo.

Nacemos muriendo y morimos viviendo.

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