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Botones caídos
Duele sentir
Amo a los botones caídos que mantuvieron unida la ropa que guardó mi vida.
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Tengo una camisa, un pantalón y un abrigo sin cinco botones que se cayeron hace mucho tiempo.
Una vez, compré una aguja y un hilo, pero sólo los guardé en una gaveta vacía de tiempo y memorias.
Pienso que no quiero reemplazar los botones caídos. Quiero dejar a mi ropa en paz para que en el futuro pueda contar su historia al extraño que me preguntará por qué.
Siempre que un botón se desprende del cuerpo de mis pensamientos
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94 Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
y cae en el suelo donde la historia humana se pierde en el polvo del tiempo, lo recojo con cuidado, como si fuera a ayudar a un hombre viejo caído a erguir su cabeza, lo pongo en mi bolsa y lo encamino a la habitación donde tengo una cajita de cartón en la que lo guardo junto con el resto de las cosas reminiscentes de mi existencia: una estrellita de metal roja, una cinta métrica, unas baterías doble A y unos sujetapapeles.