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Árbol solitario
28 Duele sentir
Mis labios están secándose de besar el reflejo pasajero de tu óvulo en la superficie del viento.
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En la noche, el frío, como tela de araña, cubre mi piel de animal de sangre tibia. Y cuando amanece, tengo agujas de hielo emergiendo de las puntas de mis huesos.
Los que ayer bebieron de mi vino y se refugiaron en mis manos, hoy dicen que soy un loco incurable porque me han visto desnudo, corriendo detrás de una luna llena de vivíparos amarillos o llorando, sin saberlo, como un árbol solitario lágrimas que, al caer, se quiebran como hojas congeladas.