La Hoja del 23 de junio

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Punto de mira

El foco

(Viene de portada)

a crecer en la fe”. Poco después, hacia el final de la homilía, insistía: “La Primera Comunión significa querer estar cada día más unidos a Jesús, crecer en amistad con Él y que otros puedan disfrutar de la alegría que nos quiere regalar”. Acercarse a la Mesa de la Palabra y del Altar, dentro del itinerario de iniciación cristiana, es ante todo un recorrido interior, una educación del corazón y de la sensibilidad espiritual para poder estar atentos a la presencia de Dios. Conscientes de ello, muchas comunidades - en la Delegación de Catequesis tienen constancia de 14 parroquias y cinco colegios, tres de ellos diocesanos - han incorporado a la catequesis de Primera Comunión diversas metodologías del Oratorio para niños.

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“En el centro de mis recuerdos alegres y hermosos, está este pensamiento: comprendí que Jesús entraba en mi corazón, que me visitaba precisamente a mí. Y, junto con Jesús, Dios mismo estaba conmigo. Y que era un don de amor que realmente valía mucho más que todo lo que se podía recibir en la vida; así me sentí realmente feliz, porque Jesús había venido a mí”. Es el recuerdo de un niño alemán, de un “hermoso domingo de marzo de 1936”. El niño era Joseph Ratzinger, y así lo explicaba 69 años después, ya como Benedicto XVI.

La arciprestal de San Jaime, en Vila-real, ha dado el salto este curso. “Gracias al Oratorio los niños aprenden a interiorizar la Palabra de Dios, a contemplar. Es una experiencia de encuentro que les ayuda a participar más en la Misa. Lo veo claramente cuando en la homilía les pregunto sobre el Evangelio. Y al comulgar estaban más recogidos”, da fe David Escoín, vicario y responsable de implantar este método catequético. Este año solo han hecho dos sesiones en Adviento y Cuaresma, pero han pasado los 230 niños de catequesis, más el centenar de las etapas sucesivas. Visto el éxito, Escoín quisiera hacerlo mensual.

Hace un mes y medio, el 6 de mayo, Francisco presidía una Eucaristía en Bulgaria en el curso de la cual 253 niños recibieron a Jesús sacramentado por primera vez. El Papa definía así la Primera Comunión: “Es ante todo una fiesta en la que celebramos que Jesús quiso quedarse siempre a nuestro lado y que nunca se separará de nosotros. Una fiesta que ha sido posible gracias a nuestros padres, nuestros abuelos, nuestras familias y a las comunidades que nos han ayudado

La primera comunión del pequeño Joseph Ratzinger le hizo comprender algo decisivo: “Que entonces comenzaba una nueva etapa de mi vida — tenía 9 años— y que era importante permanecer fiel a ese encuentro, a esa Comunión. Prometí al Señor: ‘Quisiera estar siempre contigo’ en la medida de lo posible, y le pedí: ‘Pero, sobre todo, está tú siempre conmigo’”. Ese es el deseo para todos los niños y niñas que este año han comulgado por primera vez.

Eucaristía y de la Penitencia, en especial la asistencia a la Misa dominical, y a la inserción progresiva de los niños en la vida de su comunidad parroquial. Su objetivo es familiarizar a los niños con la gracia recibida en los sacramentos, la vida cristiana, los compromisos de la fe.

su respuesta. Una contestación que mostraba en ella cierta pena por no poder recibir más veces a Jesús en la Eucaristía; una respuesta que nos debe hacer reflexionar mucho a padres y pastores. Muchos de nuestros niños y niñas, una vez hecha su Primera Comunión, ya no vienen por la parroquia a Misa e interrumpen su proceso de iniciación cristiana, porque sus padres no acompañan. Algunos retomarán más tarde este proceso para prepararse para la Confirmación y concluir así su iniciación cristiana. Seguro que a ningún padre y menos aún a ninguna madre se le ocurriría interrumpir

ELEMENTOS VISUALES

“Queridos niños: Vuestra Primera Comunión no puede ser la última. La misma alegría que habéis tenido al recibir a Jesús por primera vez, la podéis tener cuantas veces volváis a recibir a Jesús”

DEL CANTO Y DE LA MÚSICA

EL SACERDOTE

Tenida en cuenta la razón de la naturaleza de la Liturgia como acción de todo hombre y la psicología de los niños, se ha de propender en gran manera la participación por los gestos y movimientos del cuerpo de acuerdo a la edad y a la costumbre del lugar.

Cada una de las celebraciones eucarísticas de los niños prepárese con cuidado y en especial de una manera particular las oraciones, los cantos, las lecturas, las intenciones de la oración de los fieles. En cuanto se pueda, dese lugar a algunos niños ya que tales acciones ayudan a despertar el sentido comunitario de la Celebración.

Queridos diocesanos: En la mayoría de las parroquias se acaban de celebrar las primeras comuniones. Nuestro corazón se enternece y alegra cada vez que vemos a los niños y niñas acercarse a recibir por primera vez a Jesús en la Eucaristía con alegría y entusiasmo. Para la mayoría de ellos, el día de su Primera Comunión ha sido largamente esperado. A muchos los veremos también participar, alegres y contentos, en la procesión del Corpus arrojando pétalos de flores al paso de la Custodia. Uno desearía que esa alegría no se limitara a ese día, sino que en nuestros niños y niñas permaneciera el deseo y la posibilidad de recibir el Cuerpo de Jesús con frecuencia.

DE LOS GESTOS

Siempre hay que tener en consideración que tales celebraciones eucarísticas deben conducir a los niños hacía las Misas de adultos, principalmente aquellas en que la comunidad cristiana debe reunirse los domingos.

LA PREPARACIÓN

Obispo de Segorbe-Castellón

¿Y después de la Primera Comunión?

Sin embargo, la experiencia personal no me hace sentir muy esperanzado. En mi visita pastoral a una parroquia, en un encuentro con niños y niñas que se preparaban para su Primera Comunión, les pregunté cuándo la harían. La mayoría levantó la mano; casi todos conocían con exactitud el día y el lugar. Después les pregunté cuándo sería su segunda Comunión. Sólo una niña

Claves para la Misa con niños

El sacerdote que debe celebrar la misa con niños haga celebración festiva, fraterna, meditativa, el mismo sacerdote manifieste esta disposición más aún que en la celebración de las Misas con personas mayores. Depende mucho de su preparación personal, más aún de su manera de actuar y de hablar.

Mons. Casimiro López Llorente

El canto debe ser particularmente fomentado en las Misas que se celebren con niños por su peculiar afinidad hacia la música.

Que nunca la Liturgia aparezca como una cosa árida y que sólo perteneciera al pensamiento. El uso de imágenes preparadas por los mismos niños puede ser útil para ilustrar la homilía, para demostrar visiblemente las intenciones de la oración universal, para despertar la reflexión. NOTAS DEL DIRECTORIO LITÚRGICO PARA LAS MISAS CON PARTICIPACIÓN DE NIÑOS.

Sagrada Congregación para el Culto Divino - 10 de noviembre de 1073

levantó la mano y con la sinceridad y trasparencia propia de su edad me contestó: “cuando sea mayor”. “¿Por qué?”, le pregunté; “Porque mis papás no me traerán a Misa”, fue

la alimentación diaria de sus niños, tan necesaria para su crecimiento y salud física; ni tampoco la asistencia, curso tras curso, al colegio. Tampoco el crecimiento en la fe de

nuestros niños debe interrumpirse después de haber recibido la Primera Comunión. Muchas de nuestras parroquias ofrecen ya un proceso continuado de iniciación cristiana; y en concreto, ofrecen la catequesis de poscomunión o de perseverancia. Lo agradezco de corazón y animo a todas las parroquias a instaurarla. El primer año de poscomunión suele y debería ser una catequesis mistagógica; es decir una catequesis orientada a ayudar a estos niños y niñas a profundizar en el rico significado del gran don de la Eucaristía que acaban de recibir por primera vez; un tiempo para saborearla personalmente y para que la Eucaristía tome cuerpo en su propia vida de modo que vaya configurando toda su vida cristiana. Además este tiempo de poscomunión se orienta hacia un mayor conocimiento de Jesucristo, a una comprensión mayor de las Sagradas Escrituras, a una vida de oración y a la celebración frecuente de los sacramentos de la

Queridos niños: Vuestra Primera Comunión no puede ser la última. La misma alegría que habéis tenido al recibir a Jesús por primera vez, la podéis tener cuantas veces volváis a recibir a Jesús. Él os espera y se alegra también de venir a vosotros. Vuestra Primera Comunión no puede ser un punto y final, sino un punto y seguido para seguir caminando como amigos de Jesús. Después de vuestra Primera Comunión, debéis seguir en la catequesis, para crecer en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús, que está vivo en su Iglesia, orientados y acompañados por vuestros padres, sacerdotes y catequistas. A vosotros, queridos padres, os ruego que sigáis acompañando a vuestros hijos en la educación en la fe, que acudáis con ellos a la Misa dominical y que acojáis la catequesis de poscomunión que ofrecen vuestras parroquias. Vosotros debéis ser los primeros catequistas de vuestros hijos en unión con la parroquia. Me alegra saber que muchos vean la necesidad de poner en marcha cuanto antes la catequesis familiar. Con mi afecto y bendición.

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