Italia en la 2a. Guerra Mundial

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persecución del Ras Mangesha, un aliado de Batha Hagos y lo aniquiló en la batalla de Coatit, que tuvo lugar en el mes de enero del año siguiente. Al tiempo que aplastaban la rebelión, los italianos derrotaron a los sudaneses que seguían al célebre Mahdi y eso los llevó a suponer que podían encarar la conquista de Abisinia. Enterado de esas intenciones, Menelik, que había estado adquiriendo armamento moderno a británicos y franceses, movilizó su ejército de 150.000 hombres y lo lanzó contra los invasores que en esos momentos penetraban las fronteras por el norte. El 7 de diciembre de 1895 tuvo lugar la batalla de Amba Alagi, donde los abisinios derrotaron a las avanzadas italianas, forzando al grueso de su ejército a regresar a Eritrea y al resto a atrincherarse en el fuerte de Maqele, que aún se hallaba en construcción. El jefe de aquella sección, general Giuseppe Arimondi, decidió dejar allí una pequeña guarnición de 200 hombres, reforzados por un millar de askaris (tropas nativas al servicio de Italia) y se dirigió con el grueso de sus fuerzas hacia Adigrat, con la intención de unirse al general Baratieri. Las tropas etíopes sitiaron Maquele el 6 de enero de 1896 pero a pesar de superar varias veces en número a sus defensores, no lograron capturarla. La resistencia italiana fue tenaz y recién cedió cuando el 21 de enero, agotadas sus municiones y provisiones, los defensores recibieron de su Estado Mayor, la orden de capitular. Menelik fue condescendiente con los vencidos a quienes les permitió retirarse hacia Eritrea, llevando sus armas y estandartes, pero mandó amputar manos y pies de los askaris, por considerarlos traidores. Decididos a dar el golpe de gracia a las fuerzas aborígenes, los italianos concentraron el grueso de sus fuerzas en las alturas de Adua; 15.000 efectivos reforzados por 5000 askaris, distribuidos en cuatro brigadas, con 56 piezas de artillería de distinto calibre. Contra ellos, se abalanzó una marea humana de 120.000 guerreros, entre infantes y caballería que para peor, contaban con buen número de cañones. Fue una arrolladora victoria en la que el factor sorpresa jugó un papel primordial. Casi seis mil hombres sucumbieron ese día en el campo de batalla, incluyendo heridos y desaparecidos y otros 4000 fueron hechos prisioneros. Los abisinios, por su parte, sufrieron la pérdida de 10.000 combatientes, un número extremadamente elevado que solo pudieron soportar por la enorme diferencia numérica que tenían a favor.

Dominios italianos en el Cuerno de África Esa fue la célebre batalla de Adua, que hoy los historiadores abordan como un descalabro sin precedentes, pero que en nada se diferencia de los desastres sufridos por otras potencias coloniales,

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