RECOLETA
a Juan Luis Schuester SS.CC ¿Por qué no viene gente? – me preguntas Porque es una iglesia – te respondo
Estuvimos hablando diversamente de lo mismo cada una de las tardes.
Con sus años de señorío
y sin
dejar la frescura necesaria en sus salones de techo alto de sombra desgastada con huerta escondida y austeros bancos La Recoleta del Centro conserva aún algo del viejo mercado y noviciado, de la antigua universidad y sobretodo de la muy antigua casa de reposo que al estar en el extremos de la ciudad permitía recuperar la salud, donde las preguntas más inconvenientes se liberan porque para lo conveniente no hacía falta encontrarnos.
Plaza Francia se prolonga en los pasillos de la antigua casona azulintensa donde ser
joven,
envolverse con la primavera y dejarse al brote de los gestos recibiendo el pan fresco y tibio que Eugenia preparó, es hacer época cada tarde.
Ahí, las fotografías resultan irregistrables para máquinas y pasa tan espaciosamente el respiro, en sus palmeras cuelgan invisibles los agobios Cuando un jueves encendí
el fuego por los 43 de Axotzinapa
donde poetas embebidos arrancaron voces al papel llenando la cúpula de ausencias. Entraron a la iglesia- (en realidad fue a uno de los salones pero eso también era la iglesia) Aquella misma noche llegaron otros a preguntar por los responsables (esos, eran los polis por supuesto)
de esa poesía