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LA SOCIEDAD DE LAS

Ciento veinte niños se prepararon a la primera comunión. La mayoría de los padres se acercaron también a los sacramentos: varios no los frecuentaban desde años.

HIJAS DEL CORAZON DE MARIA

Un chiquito de ocho años, mientras se preparaba con amor para recibir al Señor, confió a su tía que tenía un gran deseo de morir para ir con Jesús y que tenía muy hermosas cosas que decir sobre la muerte, pero que no las decía para no entristecer a su madre. Una vez permaneció dos horas escondido bajo su cama para pensar en la muerte. Poco tiempo antes de su primera comunión cayó gravemente enfermo y murió casi súbitamente.

TOMO SEPTIMO 1935 – 1947

Después de la guerra pudimos hacer renacer todas las obras de asistencia social y de caridad que tenían su centro en nuestra casa: las damas de la caridad, el taller de la obra de retiros para obreros, la biblioteca, el patronato de empleadas domésticas, etc.

recurrir a préstamos, y para fines de octubre 1945 todo estaba listo. Mientras que la superiora se ocupaba de la reparación de la casa común, completamente quemada, el instituto Vittoria Colonna se convirtió en el centro de la reunión, sacrificando para eso algunas clases.

Además, el instituto prestó su colaboración, en 1946, a la obra franciscana La Souche para la asistencia a los desheredados. Siendo muy riguroso el invierno ese año, participamos en el fuego para los pobres para ir en su ayuda. Hay que contar también las escuelas populares y varias más en la ciudad. Las HCM externas continuaron la asistencia a las jóvenes en peligro o perdidas, catecismos en las parroquias o en el campo, retiros para obreras. La instrucción religiosa dada a los profesores de la Universidad del Estado tomó un nuevo impulso en 1946. También se pusieron los fundamentos de una casa de cultura superior para contrapesar la organizada por los comunistas. Las reuniones tenidas hasta ahora han sido frecuentadas por los mejores profesores de la Universidad de Milán, Pavía, Padua, a pesar de la oposición de algunos profesores.

Muy conmovedor también fue el encuentro con las alumnas que habían frecuentado el instituto antes de la guerra y que durante la dispersión habíamos perdido de vista. Desde la apertura nos dimos cuenta de graves dificultades que nos esperaban debido al clima trágico de la postguerra. La juventud nueva había sufrido la destrucción de los valores morales y espirituales, estaba desorientada, sin ideal, sin ánimo; era preciso devolverle la fe, hacerle comprender de nuevo los caminos de la Providencia, hacerla amar la patria y levantar las energías para la reconstrucción. También era preciso darle el sentido perdido de la responsabilidad, tan importante para la mujer de hoy, llamada a cumplir deberes políticos y a votar. Durante las elecciones tuvo lugar en Vittoria Colonna la semana de la mujer. La dedicación y la habilidad de nuestras maestras logró reorganizar y acercar las unas a las otras a esas jóvenes que venían de todas las regiones de Italia, inspirarles el espíritu de sacrificio y llevarlas a una cierta madurez moral.

La vida religiosa de la reunión se desarrolló regularmente: retiros, triduos, conferencias fueron muy frecuentados, incluso por las HCM que, no teniendo ya casa en Milán, viven lejos en el campo. Los locales ocasionales que el instituto ha puesto a la disposición de la casa común han permitido recibir a la Superiora 76


general y la provincial. Su visita tan esperada fue para todas, una bendición que marcó un nuevo impulso de amor y de abandono en las manos de Dios, suscitando un acrecentamiento de celo y de dedicación a la Sociedad.

Ha sido también un gran consuelo la conversión, por la enseñanza religiosa, de dos antiguas alumnas del liceo. La primera nos había preocupado un poco al momento de entrar a la escuela, por una confesión pública de ateísmo. Sin embargo, había aceptado seguir las clases de religión. Su vuelta a Dios no fue fácil, pues había sido educada en una completa indiferencia religiosa. Después de seguir un retiro de preparación a Pascua con sus compañeras, ella pidió confesarse y se acercó también a la Santa Mesa. También logró, el día de Pascua, llevar a misa a su papá que desde varios años no frecuentaba la Iglesia. Pocos días después éste fue golpeado por un ataque de apoplejía y pidió confesarse. Aunque el sacerdote llegó muy tarde, tenemos confianza en que su deseo le habrá obtenido el perdón de Dios.

Las cartas anuales de 1947 nos enseñan que la superiora de la reunión de Milán estuvo en Roma y anotan también que “se presentaron varias aspirantes.” Durante el año escolar 1946-1947 fueron muy numerosas las solicitudes de inscripción en el instituto Vittoria Colonna. Tuvimos que cambiar la sala de gimnasia y uno de los refectorios en salas de clase. A pesar de las dificultades debidas a este aumento de efectivos y al cansancio, estamos muy felices por haber podido hacer el bien a un mayor número de niñas, y poder al mismo tiempo, gracias a ingresos suplementarios, reparar en parte los daños causados por la guerra a nuestra casa y al instituto.

En el mes de mayo de 1947 fue la gran prueba. Por una hábil estratagema, y a pesar de nuestra vigilancia, nos secuestraron a una niña de ocho años durante las horas de escuela. El hecho habría podido tener trágicas consecuencias. Dos horas antes de que se entregaran los dos millones pedidos por su rescate, ella fue encontrada sana y salva en circunstancias providenciales, y devuelta a su mamá. Ella ni siquiera se había dado cuenta del peligro que había corrido, y después de su regreso a la familia creía haber hecho un paseo al campo con un amigo de su papá; después de una semana regresó a la escuela.

Los padres de un niño de ocho años nos lo habían confiado señalándonos que no estaba bautizado, pues era costumbre de la familia esperar a que el niño tuviera la edad de razón para que él mismo hiciera la solicitud para recibir el sacramento. Hacia el fin de año, una mañana él se despertó en lágrimas. Había soñado que veía a Jesús, al que había aprendido a conocer y amar en la escuela, rodeado de luz. De lo alto de una escala dorada, Jesús llamaba a sus compañeritos para que se le reunieran, en tanto que con la mano le hacía señas que se quedara abajo, diciéndole: “Tú no estás bautizado, no puedes seguirme”.

La vuelta a clases de octubre 1947 fue entristecida por la enfermedad de Lina Cottta. El Señor la llamó a Él en la tarde del 30 de octubre. Deja un gran vacío entre nosotras y su partida fue muy llorada. He aquí el artículo que en esa ocasión publicó el diario Italia.1 “Una noble y hermosa figura de educadora y de apóstol, Mlle. Lina Cotta, profesora en Milán, se ha extinguido después de una vida llena de edificación y de amor por la escuela. En su tarea laboriosa fue sabia, experta educadora de un gran número de alumnos, niños y niñas, prudente y hábil consejera para

Sus lágrimas y su gran desolación, acompañadas de un vivo deseo, hicieron ceder por fin la resistencia del padre, y con gran alegría del niño se pidió el bautismo. Lo recibió el 21 de junio en su parroquia después de una buena preparación. Su familia estaba con él, y cuando recitó su Credo con voz alta y firme y un tono convencido, vimos palidecer al padre y llorar a la madre. Al año siguiente hizo su primera comunión.

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El diario más acreditado de la ciudad.


las jóvenes y las mujeres casadas, infatigable apóstol de la fe. Dotada de una inteligencia abierta y de una amplia cultura, de un corazón muy generoso, pronta a los impulsos de entusiasmo, ha dejado a cada persona que se le acercaba la huella de su bondad. Sus alumnas volvían a ella con afectuosa confianza para tener luz y fuerza en momentos de duda y de dificultad. Ella era feliz de poder continuar su acción formadora fuera de la escuela. Soportó con serena confianza en Dios su larga y dolorosa enfermedad. Si todos sienten una profunda tristeza ante el anuncio de su muerte, es una prueba cierta de la estima que le tenían.”

participantes. Los domingos y días de fiestas son ricos en dedicación. La escuela primaria permite dar una buena formación a los niños que nos son confiados; los resultados obtenidos son buenos. El jardín infantil es frecuentado por unos ciento cuarenta niños. Es una ayuda preciosa para las mamás que trabajan fuera de su casa. Esta obra dispone de una casa en la montaña, en Sottochiesa in Val Taleggio2, donde recibe a los niños de la región en verano durante las colonias de vacaciones: esto les proporciona un beneficio físico y moral. A partir de 1937 se abre también un orfanato: de inmediato llegan catorce huerfanitos de los que nos ocupamos con afecto. Cada año, a fines de junio, una gran rifa atrae a todos los habitantes de Melzo que se muestran muy generosos. El día de Navidad es día de alegría para los pobres: son aproximadamente doscientos al almuerzo al que los hemos invitado. Además los habitantes de la ciudad nos envían dinero y regalos en especie.

Nosotras tenemos la firme esperanza de que ella continuará desde el cielo dándonos su preciosa ayuda, pues el amor está en el alma, y el alma no muere.

MELZO El tomo V de los Anales (p.47) y el tomo VI (p.326) relatan los comienzos de la obra de San José en Melzo, cuya fundadora, María Viganó, entró en la Sociedad. La obra llegó a ser así un grupo, dependiente de la reunión de Milán. Progresivamente se forma una comunidad; en 1935 la asistente reside en Melzo y da una orientación segura y una sólida formación a las HCM que trabajan en el marco de la obra de San José y en el de la parroquia., donde florecen iniciativas y buenas obras. En 1936 son dieciséis. He aquí las tareas apostólicas que se les confían:

Se puede decir que la Providencia ayuda verdaderamente a nuestra casa: San José la protege. Él nos inspira para ser allí una presencia que es fuente de bien. El cardenal Schuster, con ocasión de la visita pastoral, viene en persona a expresarnos su satisfacción y darnos la bendición del Señor así como a las obras que existen en el marco de la reunión. El orfanato está abierto sin interrupción; acogemos ahí a huérfanos o niños que hay que alejar de su familia. Los más chiquitos son admitidos a partir de los dos años. En la escuela, además de las clases primarias, pronto se hace sentir la necesidad de una sección profesional de economía doméstica; los ejercicios prácticos tienen lugar por la tarde para las alumnas que ya tienen un empleo. En cuanto a la casa, está siempre disponible para todas las solicitudes de la parroquia, sobre todo para los miembros de la Acción Católica. También hay un pequeño hogar para las jóvenes, alumnas de escuelas superiores, que viven lejos de Melzo.

El hospicio alberga unos cincuenta ancianos, varios de ellos postrados, de los que hay que ocuparse y que necesitan cuidados y tratamientos médicos. El patronato es frecuentado por quinientas niñas y adolescentes. Varias dirigentes de la Acción Católica parroquial trabajan con las HCM. A todas esas jóvenes que vienen al patronato se les dan lecciones de canto y de catecismo. Se las prepara para la primera comunión y la confirmación. Hay recolecciones, momentos de oración, juegos, pequeñas fiestas, según la edad de las

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En el departamento de Bérgamo, en Lombardía


Los años de guerra no interrumpieron la actividad de la reunión. La ciudad, muy alejada de Milán, no sufrió bombardeos. Las obras continúan, se añaden otras, inspiradas por las necesidades del momento como el restaurante interempresa por ejemplo, reemplazado por el de los pobres y los damnificados, y, después de la liberación, por el restaurante para los ex internados en los campos de concentración. La colonia de vacaciones de Sottochiesa fue incendiada por los alemanes y se le hacen las necesarias reparaciones. El grupo de Melzo es feliz por haber podido ofrecer hospitalidad a cierto número de HCM durante los años de guerra. Juntas nos hemos estimulado a una gran confianza en Dios, hemos orado, y hemos vivido nuestra vida religiosa edificándonos recíprocamente. En 1946 el grupo es desligado de Milán y se convierte en reunión. La Sra. Puglisi que habitaba la casa San José es nombrada superiora. Para las HCM es una gran alegría pues ellas la conocen bien: su inteligencia, pronta para captar las situaciones más diversas, su deseo de superar las dificultades para ir en ayuda de los que pueden estar seguros de su acogida, su gran corazón para consolar todo sufrimiento... son promesa de años de bendición. Conducidas por ella con dulzura y firmeza las HCM se sienten apoyadas en su itinerario espiritual.

Terminada la guerra, ella pidió para su hermana y para ella ser acogidas en Melzo. Allí también se dio sin medida: se ocupó de las señoras mayores, no siempre razonables, y de los ancianos, a veces ebrios. Dirigió el hospicio durante siete años y con un amor y un celo incansables. Ella había sido en Melzo la obrera de la última hora. Sin embargo, su paso, relativamente breve, había sido muy benéfico. El vacío que dejó ha sido dolorosamente sentido por todo el mundo. Anita, hasta entonces asistente de la reunión de Milán, también se había retirado en Melzo. Su casa había sido completamente destruida por un terrible bombardeo. Como Giulia, ella había trabajado en el Patronato Silva. Había enseñado religión en las escuelas de Estado. Temperamento ardiente y generoso, ella quiso tener algo que hacer para acercar las almas en Melzo como en Milán. Se puso al servicio de las obras locales, y ocupó el puesto de secretaria de establecimientos escolares. Amaba tiernamente a los niños y se esforzaba por hacer el bien a los padres: su bondad reanimaba la confianza en Dios y su fe límpida sabía tranquilizar, alejar las angustias y los temores. ¡Cuántos otros nombres habría que citar! Ciertamente, están inscritos en el cielo.

GENOVA 1946 y 1947 son años de recuperación serena de todas las actividades. Dos HCM de Milán llegan a Melzo: Giulia Orena y Anita Vitali; allí terminarán sus vidas ricas en sacrificios, méritos y obras.

Entre 1935 y 1947 la historia de la reunión continúa fervorosa y rica en actividades apostólicas, aunque este período haya sido extremadamente difícil, pues la ciudad de Génova fue blanco de bombardeos terribles, tanto aéreos como marítimos. Ese desencadenamiento de fuerzas homicidas no puede frenar sin embargo el ritmo de la vida de las HCM. Su número no dejará de aumentar durante esos doce años. Sin embargo, el llamado a Dios de Marthe Donnean al fin del año 1935 y la partida de Laura di Battista, nuestra superiora, para Lisboa donde debe hacerse cargo de la nueva reunión que acaba de formarse, son sacrificios sentidos fuertemente.

Giulia había enseñado durante muchos años en las escuelas primarias públicas de Milán; había dado su ayuda al Patronato Silva con una paz interior y una paciencia inalterables; había soportado las privaciones y los sufrimientos de la guerra, y siempre había sabido encontrar una palabra de consuelo y de apaciguamiento para decirla a los que soportaban difícilmente las largas filas de espera necesarias para obtener la ración de pan, o bien los inevitables contratiempos y la inseguridad del momento.

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para organizar una misión de tres días para las empleadas domésticas venecianas. Vinieron unas doscientas cincuenta jóvenes.

La actividad del taller para las misiones durará hasta el comienzo de la guerra. Un grupo de señoras viene a trabajar en el nuevo alojamiento muy bien dispuesto. La sección genovesa de la Unión Misionera “Ad unam Fidem” se reúne todos los meses en la casa bajo la dirección de un Padre jesuita. En 1936, para secundar una iniciativa de las Mujeres Católicas de Génova, una parte de los ornamentos confeccionados en el taller es dada a la capilla Regina Pacis que se edificará en Etiopía.

En 1936, en la vuelta a clases, la sección “Evangelio” acogió a las jóvenes diplomadas de la Acción Católica. Esta obra reúne cada semana un buen número de niñas jóvenes – la mayoría profesoras en las escuelas de gobierno – para una “conversación” sobre el evangelio, bajo la dirección de un sacerdote. Las reuniones tienen por fin la ayuda y el apoyo mutuos en la práctica de la vida cristiana y de las obras de caridad. Esas jóvenes tienen también su conferencia de San Vicente para la visita a los pobres. Ellas vienen regularmente y siempre más numerosas.

Más adelante, durante la guerra, las señoras trabajarán en sus casas, pues los bombardeos impiden toda reunión y de todas maneras seguirá haciéndose el bien. Otras obras solicitan la colaboración de las HCM: la obra de los foráneos, la Acción Católica, las Damas de Caridad, las obras del régimen fascista, los patronatos, el apostolado de la oración, etc. En Nervi, región industrial ahora unida a Génova, se inscriben ochocientas jóvenes. Además, el secretariado del apostolado señala que una anciana señora que no practicaba desde unos sesenta años, enferma y paralizada, ha vuelto a Dios.

En 1937 la reunión perdió una presencia de gran valor, cuya vida merecería más que un recuerdo rápido; pero tal vez sería demasiado difícil de evocar, pues el secreto de su intensa actividad apostólica era la intimidad con el Divino Maestro. ¿Y quién podría penetrar en lo más profundo de un corazón? Nacida en Génova, María Pelletta había desposado al barón Celebrini; había ido a vivir en Turín: culta, con un carácter jovial y sociable, ella había entrado en relación con la sociedad turinesa con toda sencillez, y había conservado la intensa vida de piedad y de caridad que tenía antes. Cuatro hijos habían muerto al nacer; el quinto había sobrevivido y ella deseaba que llegara a ser sacerdote. Así fue, llegó a ser sacerdote y jesuita.

Varias HCM de dedican a la protección de la joven que sigue su trabajo en la estación, en las casas de acogida y en los patronatos. Una de ellas de dedica, con varias personas más, a la Volpara – refugio de las familias sin alojamiento y sin trabajo. El cardenal vino para la ceremonia de la primera comunión de una cincuentena de esos pobres niños. Uno de ellos, verdadero pequeño salvaje, es fiel a las dos resoluciones que tomó: no robar más naranjas y no dar puntapiés. Gentes de ese triste barrio, instalados bajo las ruinas de un antiguo cuartel, deseaban hacer su Pascua y no se atrevían a presentarse en la parroquia. Después de una buena preparación, se logró celebrar para ellos la Eucaristía en el mismo lugar, con un altar improvisado.

Viuda en 1903, y sola, tenía sólo un gran deseo: consagrarse ella también a Dios. Encontró la Sociedad de las Hijas del Corazón de María y entró con impulso en esta nueva existencia que vivió con una delicadeza exquisita. Amada, deseada, maternal, conservó su carácter ardiente y entusiasta. Muchas obras de la ciudad encontraron en ella un corazón, junto a ella una bolsa siempre abierta para los que lo necesitaban. Ella no vaciló en hacerse mendiga por sus pobres, solicitando incluso a las princesas reales y a la reina Margarita en persona.

Con ocasión de la fiesta de Pascua, el cura de un pueblo de Friuli vino a visitar a las numerosas feligresas que están en servicio en Génova. La protección aprovechó esa ocasión 80


“Un muchacho me pidió que preparara a su padre al mismo tiempo que a él para la confirmación. Este vino a seguir la preparación, y fue confirmado junto con su hijo. Después de la ceremonia, toda la familia, en su casa, fue consagrada al Sagrado Corazón por el cura de la parroquia.” “Otro muchacho me llevó a dos de sus hermanos, de más de veinte años de edad; una vez terminada su jornada de trabajo, ellos venían regularmente a mi casa a seguir el curso (lo que hacía decir a mis hermanos que yo estaba siempre enfrentada con los catecúmenos).”

Tenía un muy vivo interés por las jóvenes, ya se tratara de hijas de oficiales o de pobres niñas perdidas de la Villa Angélica, para las cuales había fundado con Carolina Cassinis, también HCM, el San Rafael; o incluso si se trataba de obreras, o más pobres, que iba a buscar con ternura y delicadeza hasta en las miserables buhardillas. Ella llevaba a los tugurios a las jóvenes de familias nobles para abrirlas a la caridad de Cristo. Su actitud digna, sencilla, amable, su alegría de encontrar a las HCM le valieron el afecto de todas. Su hijo estaba también en Génova y pudo asistirla en los últimos años de su vida; ni un solo día la dejó sin la Eucaristía. Sus fuerzas físicas iban declinando en tanto que se desarrollaban en ella la oración, la unión íntima con Dios, la ascesis continua, en un recorrido edificante de simplicidad, de alegría, de infancia interior, de abandono a la voluntad de Dios.

“Llevé a otros dos muchachos a la institución Arecco, para su primera confesión; salieron radiantes de alegría y, de regreso, no dejaban de decirme: “¡No sabíamos... no sabíamos!”, como para decir “si hubiéramos sabido que se experimenta una alegría tan grande, no habríamos tardado tanto”. Esa misma HCM participa en un grupo de la Acción Católica. Con él puede poner en marcha un taller. Su mamá, y las otras HCM de la reunión, ofrecen tejido y lana para confeccionar objetos destinados a los pobres escondidos. Desdichadamente la guerra dispersará a todas las personas que trabajan en ese taller.

En su muerte, una joven campesina que la amaba mucho resumió así el momento supremo del encuentro con Dios, durante la noche de Navidad: Jesús descendía y la señora baronesa subía... ellos se encontraron y abrazaron en el cielo infinito... En 1938 se ensayó una obra nueva, nada de fácil: el catecismo a los voceadores del Lotto. Son muchachos de 6 a 18 años, que ignoran hasta la existencia de Dios, andrajosos y hambrientos, en un estado lamentable. Después de haber encontrado con dificultad una pieza para acogerlos e instruirlos, se logró preparar siete de ellos para la primera comunión y la confirmación. El cardenal vino un día a visitar la obra, lo que colmó de alegría a los muchachos y nos animó a continuar ese humilde apostolado.

Ahora tenemos que evocar el recuerdo de los terribles años 1940-1945. La declaración de guerra (10 junio 1940) nos sorprendió en la víspera del triduo, y fue seguida por una semana de bombardeos continuos; se pasaba la noche en el refugio, y cada día disminuía el auditorio a las instrucciones del predicador, pues las familias se apresuraban a partir para el campo. ¡La mañana de la renovación las valientes estaban reducidas a quince. ! A pesar de los acontecimientos, la casa común volvió a tomar en seguida sus actividades habituales: bautizos, confirmaciones y primera comunión tuvieron lugar en nuestra capilla, en tanto que las HCM que vivían en el exterior se dedicaban a sus actividades caritativas. La protección de la joven abrió un nuevo establecimiento más moderno y más adaptado a las necesidades de las empleadas; es la única de las tres casas de esta obra que se salvará y

En las escuelas públicas, algunas HCM maestras llegaban a descubrir entre los alumnos a niños y adolescentes que había que preparar para los sacramentos. Recordamos algunos hechos interesantes, es la maestra misma quien habla:

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permanecerá todo el tiempo acogedora, gracias al valor y la dedicación de cada una. En octubre de 1942 preparábamos el retiro anual cuando empezaron los bombardeos que arruinaron una gran parte de la ciudad de Génova. Nunca olvidaremos el espectáculo que se nos presentó al salir del refugio: todo alrededor eran sólo casas quemadas o destruidas.

general de la que estábamos completamente separadas, así como lo estábamos del Soberano Pontífice después de la liberación de Roma: ¡eso fue bien crucificante! El año 1945 empezó en la ansiedad por el presente y por el porvenir siempre más amenazante. El cardenal Boetto vino a la renovación de febrero en la cripta de los Padres jesuitas, donde recibió los votos de dos HCM. Esta situación evocaba fuertemente el recuerdo de las reuniones hechas por nuestras primeras Madres en circunstancias y lugares muy semejantes.

Las HCM que vivían en familia habían partido casi todas: el peligro continuo nos decidió a abandonar la ciudad. Una amiga acogió en su casa, en Nervi, a la superiora de la reunión y las HCM de la casa común por algunas semanas y procuró otro alojamiento en el que, gracias a sus cuidados, nos instalamos convenientemente. La pequeña casa común comunicada con Génova por el tren, se convirtió en el lugar de encuentro de las HCM refugiadas en los alrededores, y a pesar de la guerra y las alertas, durante el año 1943 nos reunimos aún para algunas conferencias. Otros dos lugares de encuentro eran la cripta de la iglesia de los Padres jesuitas, donde tenían lugar los triduos y renovaciones, y la casa de Cuneo donde se daban los retiros. Un tercer grupo hizo los Ejercicios espirituales en Génova en la Villa San Ignacio. Desdichadamente en el mes de agosto nuestra casa de la vía Serra ardió a consecuencia de un bombardeo.

Siguieron dos meses muy duros: aislamiento completo, peligro continuo, ansiedad por las ausentes. Luego la liberación, el regreso a Génova en un pequeño apeadero, la búsqueda de una nueva casa que San José nos proporcionó... Coincidencia conmovedora: la primera misa en la nueva capilla se celebró el 22 de agosto, ¡día en que por primera vez se celebraba en toda la Iglesia la fiesta del Corazón Inmaculado de María! A la protección de la Santa Virgen debemos haber conservado el buen espíritu en toda la reunión a pesar de la dispersión y el alejamiento. Los tiempos difíciles que atravesamos recuerdan los que se vivieron al comienzo de la Sociedad, y hacen apreciar a cada una el valor de su vida religiosa. Cada cual aprende también a buscar y a encontrar en la regla una ayuda para salir de las dificultades, y una respuesta a sus dudas. Por otra parte, se ha abierto un campo más amplio de acción a las HCM. Por dondequiera que se han encontrado, fieles al espíritu de la Sociedad, han tomado gran parte en las obras del lugar, organizando y apoyando las que se formaban para responder a las necesidades de la hora actual.

El año 1944 fue mucho más penoso aún: las alertas se seguían día y noche, y la supresión casi completa de medios de transporte hacía peligrosos y casi imposibles los viajes. Sin embargo un buen número pudo reunirse en Génova para las dos renovaciones gracias a largos viajes a pie. A pesar de los obstáculos la correspondencia con la superiora era asidua, y todas se ingeniaban para guardar bajo fórmulas discretas el contacto espiritual, y para recibir de vuelta la palabra estimulante y reconfortante.

Casi todas las HCM de la reunión de Génova podrán volver a la ciudad y hacer su retiro de noviembre, a pesar de la dificultad para encontrar alojamiento. Trabajarán luego en las obras de reconstrucción moral, tan necesarias en esos momentos de turbación y de confusión de espíritus. En la casa común, aunque más pequeña y menos central que la anterior, volverán a tomar algunas de las obras de otro

A pesar de la imposibilidad de verse, la correspondencia con la provincial residente en Padua durante los dos últimos años de guerra pudo mantener el contacto entre ella y nosotras. No era lo mismo con la Superiora 82


tiempo. Funciona ya una biblioteca para niñas jóvenes.

sentir fuertemente la necesidad de una nueva casa, más adaptada a las exigencias de la obra. Tres jornadas de estudio reunieron en el mes de octubre a todas las personas que se interesan en su desarrollo. El trabajo es mucho, pero faltan los obreros.

En todas las parroquias de la ciudad va a empezar una misión mariana. La Santa Virgen dará su bendición a todas nuestras esperanzas y a todos nuestros proyectos, particularmente al voto que se había hecho para obtener que Génova se salvara de la destrucción que la amenazaba.

El 12 de junio de 1947, la visita de M. Rascol acompañada por M. Bonnet nos aportó un aumento de amor a la Sociedad. Varias entre nosotras la veían por primera vez.

1946 – 1947

El año 1947 concluye en la acción de gracias por la reelección de la Superiora general. Reiniciamos nuestro camino con un nuevo impulso Ad Majorem Dei Gloriam.

La actividad apostólica en la nueva casa de vía Crocetta empezó en noviembre 1945 con una emocionante ceremonia. En el silencio discreto de nuestra capilla, el obispo auxiliar recibió la abjuración de una joven lituana, luego la bautizó, la confirmó y la hizo hacer su primera comunión. Bendijo luego su matrimonio con un gentilhombre de la ciudad, poniendo fin a una penosa situación que duraba varios años. Algún tiempo después, otra pareja vino a recibir la bendición de la Iglesia y recobrar la paz. Esto nos dio la idea de pedir un permiso permanente para celebrar los matrimonios en nuestras capillas, en casos particulares.

TURIN Pierina Tappi, de salud delicada, es superiora de la reunión de Turín desde 1934. Voluntad fuerte, bondad, sencillez, espíritu religioso, son sus características esenciales; la casa y la reunión le deben mucho. Ella estará dispuesta a todos los sacrificios en los años nada fáciles que van a seguir. Está rodeada por un consejo excelente: Paola Fascio, maestra de novicias y luego asistente, más tarde superiora local y por fin superiora provincial. Amalia Sogno y Sofía Novellis.

Han nacido nuevas obras: una biblioteca para los enfermos del hospital San Martín, otra para los prisioneros, la misa del pobre fundada por un Padre jesuita: su objetivo es llegar a tocar las miserias morales y materiales de los más desheredados.

Esos nombres se encontrarán en la crónica de Turín y en la de las obras de misericordia espiritual y temporal que las HCM escriben y que con frecuencia sólo son vistas y leídas por Dios.

Durante el año 1946, varias HCM se dedicaron a la asistencia religiosa en un campamento solar abierto por la Cruz Roja en el centro de Génova. Recibidas primero con frialdad, supieron ganar el corazón de los niños. Un joven de catorce años, entre la quincena de los que se habían preparado para recibir el Señor por primera vez, y que la Eucaristía había transformado, murió poco después, edificando a su entorno por su piedad.

La unión al interior del consejo gana a la reunión, que vive en un espíritu de benevolencia y de ayuda mutua; la prueba templará ese espíritu. Las HCM viven casi todas fuera de la casa común. La evolución social propia de esos años lleva a la Sociedad a empleadas, enfermeras, miembros del personal docente, que ejercen un apostolado capilar en diversos medios: hermosas vocaciones, forjadas en el sacrificio, en una piedad sólida,

Durante esos dos años la protección de la joven se desarrolló notablemente, pero se hace 83


et suscipe”. Todas han participado en los gastos, pues está también la ofrenda de una HCM muy pobre que quiso ofrecer sus quinientas liras. De ahí viene la gracia que sostiene a la reunión y que envía a trabajar en el campo del Señor.

en el auténtico y ardiente amor a Nuestro Señor, la Virgen y la Sociedad. Puede ser interesante espigar algunos detalles en la crónica relativa al Cor Unum, signo distintivo de la vida de la reunión: no hay circunstancia vivida por cada una de las HCM que no lo sea con la participación ardiente de todas; es la familia entera la que se alegra o sufre. Cada cual pone a la disposición de todas sus talentos particulares; una compone poesías, otra pone en música estrofas alegres, o bien un himno; una hace un pastel, otra está presente con sus capacidades de enfermera, y sobre todo con su corazón maternal, etc.

Las obras Hablar de las obras es pasar revista a rostros de HCM que se encuentran en todos los rincones de la gran ciudad, sobre todo allí donde hay pobrezas que socorrer, enfermos de los cuales ocuparse, obras de misericordia que practicar. El período de la guerra mundial las verá más que nunca atentas y presentes, pequeña semilla caída en tierra, que germina y se convierte en una rica espiga de trigo.

Si es necesario la casa se convierte en un taller y las HCM se transforman en hábiles decoradoras: los muebles se deslizan de un lado a otro, una tapicería, un sillón, muchas sillas, y tenemos una sala magnífica allí donde sólo había un rincón descuidado. La casa es un centro abierto.

La reunión se hace misionera... en Italia y en Europa. Giuseppina Cariglio que hasta ahora formaba parte de la reunión de Turín, es enviada a Roma como enfermera al dispensario San José, donde está en proyecto una escuela de enfermeras. No es un pequeño sacrificio para ella, pues debe dejar un trabajo que ama.

La capilla es el alma de toda la vida, lo sabemos bien. Pero en Turín esta capilla es también fuente de curiosidad, de deslumbramiento, cada vez que se concluye un detalle y que este toque particular se inserta en un conjunto de rara belleza y riqueza. El mosaico en oro del ábside, el tabernáculo, verdadera obra maestra, con sus símbolos, los magníficos vitrales, la Inmaculada - cuadro por encima del altar – muy alto, de modo que Nuestra Señora parece adelantarse entre los ángeles del ábside, Reina del cielo y de la tierra... todo lleva al recogimiento.

Emma Manassero va a España con algunas HCM francesas para fundar una reunión en San Sebastián. Esos años eran los de la revolución; la tierra estaba roja con la sangre de los mártires. Esas “misioneras” vivían de nuevo la presencia y el trabajo de las primeras HCM, testigos silenciosos de Cristo durante la revolución francesa.

Nuestro carisma eucarístico y mariano se renueva cada vez que uno se arrodilla para orar. Pero la verdadera riqueza, el valor real de la capilla, reside en los sacrificios, las ofrendas de todas clases que han reunido todas las HCM de la reunión en el mismo impulso de generosidad y de solidaridad: cada cual se ha empobrecido según sus posibilidades para enriquecer la casa de Dios.

Durante ese período las obras de la reunión prosperaron y se desarrollaron tanto en la ciudad, donde las HCM trabajan eficazmente, con generosidad, como en la casa común que, a pesar de las destrucciones de la guerra, no cerrará jamás sus puertas a los pobres que siguen viniendo a golpear para encontrar consuelo y refugio. Ahora querríamos considerar cada una de las obras, empezando por la que tal vez es la más antigua:

Sellado en la puerta del tabernáculo, un pergamino lleva la inscripción – en nombre de todas las HCM presentes y por venir – “Sume

Pro infantia derelicta

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Esta obra existe aproximadamente desde el comienzo del siglo. La dirección material y el cuidado de los niños están confiados a las religiosas franciscanas. La dirección general es sostenida y ayudada por una HCM, Amalia Sogno. El objetivo de esta obra es dar un albergue gratuito, inmediato y provisorio a los niños de dos a doce años que la desdicha ha dejado sin apoyo, esperando colocarlos en otros institutos, o devolverlos a sus padres. Una vez, es el padre el que muere y deja a los niños a cargo de la madre pobre y enferma: Pro infantia recibe a los huerfanitos.

Con frecuencia se la ha oído repetir cuán feliz es en su misión, pues la primera obra de la Sociedad fue el orfanato de Niños Abandonados. Es bien el espíritu de la Sociedad el que anima y guía esta obra.

Otra vez, es una pobre mujer que repentinamente pierde la razón. El marido pasa el día en la fábrica y no puede cuidar a sus hijos pequeños. La puerta de Pro infantia se abre acogedora a los seis niños. Con frecuencia aún es una pobre madre que debe ser recibida en la clínica para una nueva maternidad y que por ese tiempo confía a la obra a sus otros hijos.

Sofía Novellis, enfermera, asegura su marcha, no sin muchas dificultades. El servicio de los médicos y enfermeras es gratuito; algunas voluntarias son HCM. Sofía, siempre agradecida, agradece a todo el mundo con su gran sonrisa y promete... ¡el cielo! Para llegar a ser asistente social, el curso que tendrá que seguir nuestra amiga Camusso durará tres años. Ella no se siente atraída en absoluto, pero después de un tiempo de trabajo en el dispensario afirmará: Tengo tres amores: mi vocación, la Sociedad y el dispensario.

El dispensario de “la Vanchiglietta” está situado en un barrio populoso y abandonado. Es a la vez una obra de misericordia y de evangelización; recordemos solamente que en un solo año, 1936, las enfermeras estuvieron en contacto permanente con centenares de enfermos.

A veces es la policía la que trae a pequeños abandonados, y no se les pregunta si son prudentes, si son limpios, ni siquiera si han recibido el bautismo... para que sean acogidos, basta que sean desdichados. Luego un médico se encargará de cuidarlos.

El patronato. Todos los domingos se acogen jóvenes de la parroquia y toda la casa resuena con el ruido de esas risas de juventud en fiesta. Con ocasión de ceremonias de comunión general se encuentra siempre largas cuentas de conciencia que arreglar; hay quienes, a los veinte o treinta años, no han hecho su Pascua desde su primera comunión. Dios los espera para abrirles sus brazos misericordiosos.

Amalia Sogno está ahí, en su puesto de secretaria. En 1935 ella vio pasar cuatro mil doscientos cincuenta niños por la casa que puede albergar cincuenta a la vez. Su humilde empleo es suficiente para permitirle dirigir y cumplir todo el bien posible. Ella goza de la confianza de todos. Las franciscanas le están muy agradecidas y se apoyan en ella en todas sus dificultades materiales, morales y espirituales. El trabajo es pesado y no siempre fácil, pero es el amor de Dios el que la apoya y lo hace agradable; es sobre todo la fuerza sacada de una verdadera vida religiosa que da valor y constancia. Amalia organiza las ventas de caridad y prepara las pequeñas fiestas; ella escribe y hace imprimir el boletín de la obra en vista de la propaganda entre las personas generosas.

La protección de la joven continuará su actividad muy ramificada durante todos estos años. El secretariado está en nuestra casa; las implantaciones de la obra se encuentran aquí y allá: en la estación, en los barrios aislados, etc. Varias HCM participan activamente en eso. La actividad de la sección piamontesa de la Unitalsi continúa también, organizando y efectuando las peregrinaciones de enfermos a Lourdes y a Loreto con nuestras enfermeras.

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La obra de las iglesias pobres con su taller es mantenida por algunas HCM y varias señoras de la aristocracia.

número de religiosas congregaciones.

de

diferentes

Giuseppina Nigra, HCM, ejerce un apostolado sólido, en profundidad, en la casa de educación de la Providencia, de la que es directora: con dulzura y seriedad ella ejerce una influencia positiva en el jardín infantil anexo – así como sobre las futuras maestras educadoras que se suceden al ritmo de estadas prácticas. Giuseppina conduce esas estadas con gran finura.

Las damas de la misericordia visitan a los pobres en sus casas. Mlle Ricci de Cereseti. HCM, se interesa por esta obra. Ella tiene por secretaria a Paola Fascio, que es la asistente de la reunión de Turín. Durante toda la guerra la obra verá afluir muchos pobres que ya no tienen ni casa, ni parientes que puedan ayudarles. He aquí un pequeño hecho relativo al dispensario de la reunión: Una de las HCM de la reunión encontró un día a una ciega que le contó que iba todos los días al dispensario que tenían unas señoritas. Ellas eran verdaderamente ángeles, como no se encontraba en ninguna otra parte... Nuestra amiga no dijo nada, pero quedó conmovida al escuchar ese elogio de nuestro dispensario. La Acción Católica: una HCM es miembro del consejo nacional de mujeres de Acción Católica. Ella recorre Italia entera, sembrando por todas partes, como una misionera, las ideas cristianas. La piden sobre todo para desenredar situaciones difíciles y delicadas.

Visita a los hospitales Las HCM trabajan en el hospital, sea para visitar a los enfermos, sea para cuidarlos, como la que, asistente sanitaria, estuvo hasta en Etiopía bajo la protección de la Cruz Roja. El gobierno nos ha confiado los cursos vespertinos de la escuela superior. Son seguidos por un centenar de jóvenes empleadas que muestran buena voluntad y ánimo al venir a dar al estudio, después de un día de trabajo, las últimas horas de su jornada. Esas jóvenes vienen de todos los ambientes y a veces no tienen ninguna formación espiritual. Las HCM se dedican entonces particularmente a un trabajo de formación: instrucción religiosa, ceremonias litúrgicas los domingos y días de fiesta, en los que el cardenal viene a veces a celebrar la Eucaristía.

Otra es presidenta de la Acción Católica en la diócesis de Saluzzo. Y en general, en la Acción Católica casi todas nuestras amigas trabajan con celo por el bien de las mujeres, de las jóvenes y de los niños.

Algunas HCM en sus actividades apostólicas Una HCM, Carola Viora, hace un trabajo considerable en las fábricas Fiat. Empleada en esa gran empresa, gozando de la estima general, se le dan misiones de confianza: El personal, campo abierto a su apostolado del que saldrán hermosos frutos, la visita a los Monumentos, la semana de la joven. La volveremos a encontrar durante los años de guerra. Caterina Chiaroni es empleada en Cinzano: visita a los pobres, organiza recolecciones en el Cenáculo, prepara a un buen grupo de sus colegas para las fiestas de Pascua: ella será también asesora de la obra de San Pablo para algunas familias nobles.

La enseñanza La educación de la juventud nos interesa particularmente. Entre las HCM hay varias maestras de escuela. Además, nos están confiados tres establecimientos: El Divino Corazón, que cuenta un centenar de alumnos, El instituto para las hijas de militares, pensionado muy elegante en el que se educan las nietas del rey. Magdalena Bandini es la directora. Ella encuentra ahí un amplio campo de apostolado, bastante difícil. La escuela para la formación de maestras de escuelas infantiles, tiene como directora a una HCM. Entre sus alumnas se encuentra un buen 86


¡Y nuestra Netta! La vemos llegar el 8 de febrero de 1944 muy de mañana, para estar en la hora de la renovación. La víspera por la tarde ha adelantado su péndulo en una hora; salió en la oscuridad, atravesó la ciudad a pie, sola, mientras los disparos se intercambian sólo a algunos metros de distancia: sobresaltada entonces, apresura el paso.

Caterina Nova, llamada Netta, es una pobre de Yahvé muy típica. Es un alma de apóstol en su pequeña tienda de alimentación: por un gesto, una palabra, incluso por su sola presencia, todos los clientes son llamados a Dios. Otra, Catalina Alessio, es un verdadero apóstol durante su enfermedad que acoge y vive como un don, lo mismo María Ruscazio... y tantas otras.

Las HCM de Turín que han permanecido en la ciudad, desafiando el frío, la helada, vienen también. En la ausencia de medios de locomoción, llegan a pie, de los barrios más alejados de la ciudad, empapadas, cubiertas de barro, bajo las borrascas de nieve, pues necesitan calentar su corazón renovando la ofrenda de ellas mismas a Dios, ellas necesitan orar juntas.

La guerra Luego son los años terribles de la guerra, cinco largos años en los que Turín tendrá que sufrir mucho. Tiempo de valor, de oración, de testimonio. Todas se esforzarán, desafiando las alertas y los peligros, para encontrarse lo más posible. Los bombardeos no protegen ciertamente la casa. La superiora debe partir a refugiarse en Cuneo, permaneciendo en Turín la asistente para que le reunión permanezca abierta a las HCM, y sobre todo a los pobres que vienen al dispensario.

El 25 de abril no es la liberación para Turín, ni una vuelta a la calma: hermanos matan a sus hermanos. Casi no se puede ya salir de su casa sin exponerse gravemente al peligro. Sobre las rutas, numerosos muertos, columnas de soldados alemanes que se baten en retirada, guerrilleros al acecho...

Triduos, retiros, encuentros, emisiones de votos, son una alegría inefable del Cor Unum, aunque en la capilla los vidrios estén quebrados, las bóvedas y los muros agrietados seriamente, y que se tiemble de frío. Después de los bombardeos de julio y agosto 1943, la casa estaba tan gravemente dañada que la autoridad militar no quiso requisarla.

¿Episodios? Muchos merecerían ser recordados, pues cada una de las HCM permaneció en su puesto durante esos largos años: en la ciudad, en los refugios, en las localidades a las que llegaban los evacuados, en los desplazamientos abrumadores y peligrosos, en las colas interminables y agotadoras para obtener una ración de pan o de algún otro artículo; cada cual compartió con todo el mundo ansiedad, inquietudes, incertidumbres, sufrimientos; cada cual trató de enjugar lágrimas, de reconfortar los corazones rotos; cada cual rogó por los vivos y por los numerosos muertos.

Cuántas HCM conocieron entonces, por experiencia, la pobreza verdadera y los duelos dolorosos: “Ahora he perdido todo, o casi todo, pero me siento libre, más unida a Dios, y siento que lo amo más” escribe una HCM. Y las hermanas Rossi: “Nuestra casa de Turín ya no es más que un montón de escombros, no se ha podido salvar nada. Ha llegado la hora de cumplir la palabra dada a Nuestro Señor, y repetida con tanta frecuencia en la oración. Quiera Dios quemar en el fuego de su amor todo lo que nos apega a la tierra... y en cambio de lo que nos ha quitado, que nos inflame en su mayor Amor.”

Hay que recordar muy especialmente la actividad de las HCM enfermeras diplomadas o voluntarias de la Cruz Roja italiana: todas están en servicio. En 1941, cuatro de ellas están en el hospital Santa María de la Rosa, establecimiento militar de la C.R.I.. El primer domingo del mes están 87


en misa. No sin emoción, a media voz, fraternalmente unidas, murmuran la oración que nos es tan querida: “Virgen santa, tómanos bajo tu protección, míranos como hijas tuyas...” Otra está en la oficina de los prisioneros, luego en el hospital militar de Pinerolo.

Su servicio continúa en tiempo de paz en el refugio E.C.A. en Turín junto a ochocientos internos, en su mayoría desamparados. Están amontonados en la mayor promiscuidad hombres, mujeres, jóvenes, niños, vagabundos, personas con antecedentes penales... como Sofía misma lo escribe en sus memorias.

Otra toma en Trieste un barco para Africa, a fin de traer de regreso a Italia a mujeres y niños italianos internados en un campo de concentración inglés en Abisinia; viaje muy peligroso, que duró tres meses.

“Ella lavó los pies, extirpó sus callos... (cuenta la noticia que la concierne). Superando las numerosas dificultades de ese lugar, actuó también en el plano espiritual. Obtuvo del cardenal un capellán, logró poco a poco reemplazar la barraca por una hermosa capillita, y sobre todo... en muchos casos, logró que el sacerdote se acercara a los moribundos...”

Bárbara regresa en agosto de 1942 después de un período de servicio en Rusia; ella trae noticias de Sofía Novellis, a la que encontró. Esta merece ser recordada muy especialmente.

Todos esos servicios le valieron numerosas distinciones, entre las cuales la más importante es la medalla Nightingale, el más alto reconocimiento de la Cruz Roja internacional, concedido muy raras veces. La motivación fue la siguiente (figura en los documentos que tenemos):

Sofía Novellis Italia entra en guerra el 10 de junio de 1940. El 24, Sofía está en servicio en el hospital militar de campaña N°2. El 27 de febrero siguiente parte a Albania. Las HCM la ven irse y están en la mayor inquietud. El 3 de diciembre de 1941, no contando ni sus penas, ni con el frío intenso, ni con las privaciones que serán su lote, parte hacia Rusia: es su misión.

Medalla Florence Nightingale Concedida a Sofía Novellis di Coaraze 12 mayo 1947, “por encima de todo elogio debido al servicio que ejerció incansablemente.” “De gran dulzura de carácter, dotada de un espíritu de sacrificio muy elevado y de un perfecto sentido del deber, ella ejerció siempre su misión con una perfecta disciplina; sus superiores jerárquicos quedaron extremadamente satisfechos de su trabajo. Del bloc operatorio a la cocina, ella no tenía otra preocupación que el bienestar de los heridos y los enfermos.

Resumamos sus hojas de servicio desde entonces: Tren-hospital N°14 C.R.I.; hospital de reserva N°1; hospital de campaña 572 de Ragusa de Cattaro en Croacia. Hecha prisionera el 8 o el 12 de septiembre de 1942, es internada en el campo de concentración IV B en Alemania. Será repatriada en junio de 1944. A partir de agosto 1944 está en servicio en el hospital militar de Savigliano (departamento de Cuneo); en 1945 es enviada al campo de refugiados de Moucalieri (departamento de Turín) y al campo de judíos de Grugliasco (departamento de Turín) hasta agosto de 1946.

“Ella sirvió mucho tiempo en condiciones particularmente peligrosas, difíciles y rudas; internada luego en un campo de concentración en Alemania, dio pruebas de una fuerza moral admirable. “Teniendo que acostarse en la paja, con una sola distribución diaria de comida, seguía sin embargo prodigando sus cuidados a los enfermos italianos, en la barraca que hacía las 88


veces de asilo de alienados; en eso fue un apoyo moral incalculable para sus compañeras, y para todos un ejemplo de bondad y de serenidad en la desdicha. El director del centro hospitalario de Berat, en Albania, escribió a propósito de Sofía Novellis: “Ella fue una madre para un gran número de hombres que sufrieron heroicamente. Ninguno de ellos – y son millares – la olvidará jamás.”

Santa Virgen tocó los corazones: ¡cuántos retornos luminosos, después de muchos años! Se dio la comunión a quien no la había recibido en cincuenta y cuatro años. “La zona escogida para la bendición de los enfermos fue la de los tuberculosos; los más gravemente afectados, y todos desdichadamente sin esperanza de curación. Jóvenes de dieciocho a treinta años, todos magníficos en su sacrificio; todos conscientes de que la muerte, lentamente, llegaría. Esperaban un solo milagro: tener el tiempo para volver a ver a su familia, y morir en la patria. Y cien veces por día, la misma pregunta – deseo ardiente: Hermana, ¿cuándo volveremos a Italia?

Tal vez será posible escribir en otra parte su vida y sus recuerdos de cautividad. Nos limitaremos a evocar aquí la bendición de los enfermos, organizada en el campo de concentración, el 11 de febrero de 1944: “En un lejano 11 de febrero de 1944, en el campo de concentración de prisioneros italianos en Zeithan Mulberg, Nuestra Señora de Lourdes quiso que su fiesta se celebrara solemnemente con la tradicional bendición dada a los enfermos.

“Y luego, era edificante constatar cómo querían esos jóvenes, con mucha fe y generosidad, ofrecer sus sufrimientos y su vida por la paz y por la conversión de las almas alejadas de Dios. “Bastaba sugerirles un nombre, una intención, para que de inmediato se comprometieran hasta el último suspiro. Se recomendó a un tuberculoso a punto de morir el alma de un general impenitente: El pobre muchacho recomendó al capellán, cuando expiraba, que me informara de que moría feliz por la salvación de César (=nombre del general).

“Ese gran día no debía pasar sin dejar su dulce recuerdo en el fondo del corazón de cada uno: quisimos mostrar a nuestra Madre del cielo nuestro amor filial y nuestra piedad; quisimos implorar de Ella la gracia de la resignación en esta dolorosa prueba de la cautividad que nos unía a todos en una sola gran familia. Eramos veintiuna hermanas, procedentes de pequeños hospitales de campaña de Grecia y de Croacia, orgullosas de compartir la suerte de nuestros soldados. El campamento, muy extenso, estaba dividido en tres zonas: A, B, C (cirugía, medicina, tuberculosis).

“¡Cómo uno se sentía “nada” junto a esos queridos grandes héroes silenciosos, que sabían ofrecer y morir con tal generosidad! El momento solemne había llegado. Todo estaba dispuesto. En las tres barracas que debían recibir a Jesús y su bendición se esperaba con impaciencia. Las Hermanas habían arreglado y dispuesto todo lo mejor posible: a pesar de la gran pobreza de los locales y de los medios de que se disponía, se había logrado dar al conjunto un aire de “fiesta”. Sin embargo, era preciso no dejar ver todo nuestro entusiasmo, para evitar nuevos obstáculos y represalias de parte de los alemanes que habían dado la autorización sólo con gran dificultad e incluso sin darse cuenta de la importancia de este favor...

El comando alemán, a nuestras repetidas instancias, nos permite ocuparnos de nuestros enfermos. ¡Pobres enfermos! tratados sin la menor consideración... Ellos también, como todos los demás, ocupaban miserables camastros de dos plazas, formados por algunos pedazos de planchas y paja hormigueante de parásitos.” “La fiesta fue preparada intensamente: para la “novena” predicada en nuestra barracacapilla era conmovedor ver una tal afluencia de oficiales y de soldados. Al momento, la 89


A las catorce horas, oficiales y personal italianos se encontraron en la capilla para tomar el Santo Sacramento y acompañarlo. ¡Pobre Señor!... ¡cómo quería compartir la suerte miserable de sus hijos cautivos!... colocado en una custodia construida por los soldados con viejas cajitas de fierro blanco... los rayos bien formados, el pie obtenido con planchitas de los camastros; los candelabros también trabajados con amor (a escondidas de los alemanes, se entiende)! La nieve caída antes aportaba un tapiz y una decoración naturales al paso del Santo Sacramento entre las alambradas de púa y las barracas. El día estaba tranquilo, pero el viento amenazaba extinguir las escasas velas y arrebatar la Santa Hostia fijada bien que mal en esa custodia sin vidrio.

la tercera, renovando por todas partes esta hermosa ceremonia, tan sugerente, en el entusiasmo general. “Regresamos a nuestros lugares con una gran alegría en el alma y una dulce melancolía. La semilla sembrada por Jesús mientras pasaba entre sus hijos fue recogida por muchos corazones, que se sintieron de repente vivificados por el amor de María Inmaculada, y renovados en la luz de la fe. Dejemos estos recuerdos para volver a Turín en la inmediata postguerra. El pan de los pobres, empezado durante las hostilidades, continúa su actividad, lo mismo que el primer viernes de mes para el grupo de empleados dibujantes de Fiat, que comparten con nosotras los locales habitables de la casa; se vuelve a tomar las jornadas de recolección para las diferentes secciones de jóvenes de la Acción Católica. Algunas HCM, evacuadas, no pierden una ocasión para hacer el bien, antes de poder volver a la ciudad. Ellas tienen la alegría de coger buenos frutos de conversión.

“A lo largo del trayecto, todos los soldados habían salido y esperaban haciendo fila, con respeto, conmovidos de ver pasar a Jesús para ellos y entre ellos. Llegamos a la zona C del campo; los que todavía podían caminar nos esperaban y se unieron a nosotros para acompañar el dulce Prisionero escondido en la pequeña hostia. Él entró primero a la barraca de los moribundos (había siempre unos cincuenta, ¡a veces morían ocho o diez por día!).

1946 – 1947 Después de esos punzantes relatos, he aquí un breve esbozo de lo que fue la recuperación de la vida durante los años 1946 y 1947.

Mientras que el capellán, con una voz conmovida, hacía subir hacia el Señor y Nuestra Señora las invocaciones de Lourdes que todos repetían, en lágrimas y cogidos de compasión, Jesús iba de una cama a la otra, bendiciendo a esos queridos jóvenes, holocaustos vivos.

Las consecuencias de la guerra se hacen sentir en la juventud que necesita ser ayudada en las necesidades materiales, morales y espirituales. La Acción Católica establece círculos de tiempos libres para las jóvenes empleadas. Durante las fiestas del carnaval 1946, después de la misa de medianoche y hasta las seis de la mañana, las jóvenes asociadas de la Acción Católica aseguran sucesivamente, y dos a la vez, la adoración al Santo Sacramento. Miembros de la Acción Católica y una HCM participan durante la cuaresma 1947 en el apostolado de los arrabales: sacerdotes y algunos asociados van a predicar en las calles de un arrabal durante tres tardes seguidas. A veces son mal acogidos por algunos, pero nada

Precisamente en ese momento tan solemne e inolvidable, su rostro repentinamente iluminado como por una dulce visión, uno de ellos murió; se habría creído escuchar, flotando en medio de nosotros, renovada, la promesa consoladora de Jesús en la Cruz:.. HOY ESTARAS CONMIGO EN EL PARAISO. Terminada la vuelta a la barraca, después de unas palabras del capellán y la bendición eucarística dada a todos, al canto del Ave de Lourdes se pasó a la segunda barraca, luego a 90


detiene el valor de esos “obreros de Dios”, ni siquiera las piedras que les lanzan.

había tenido por un tiempo en la angustia, mientras buscaba humildemente la voluntad de Dios. La aprobación y el apoyo moral de la Sociedad la tranquilizaron. Con confianza filial se sintió inclinada a pedir a Dios una señal que confirmara su Voluntad.

La última tarde se hace, en las calles, un gran via crucis y una procesión con antorchas. Algunos años se cuentan miles de participantes, que oran y cantan a pesar de las amenazas de los opositores. La mañana siguiente son muy numerosas las comuniones en la misa de clausura. El cardenal aprueba ese apostolado. El ha enviado agradecimientos y elogios a la HCM que se ocupa de esta obra tomando a cargo a las mujeres y los niños, a la que él conoce personalmente.

Desde largo tiempo ella observaba, en la capilla de los Padres jesuitas, a una señorita que oraba largo tiempo, muy recogida. No la conocía, y pensó pedirla al Señor para la Sociedad, como señal de su Voluntad. Tres días más tarde, un Padre jesuita le enviaba, para informaciones y consejos, precisamente a esa señorita que llegó a ser una de las primeras HCM de Cuneo. Agradecida, Margarita se puso de inmediato a la obra. La forma escogida fue la de Sociedad Anónima, paralelamente con un comité de bienhechores. Uno y otro tomaron el nombre de Casa Betania. La Sociedad anónima se constituyó por acta notarial el 24 de enero de 1938, Encabezando la lista de la suscripción de bienhechores, el señor Vittorio Massia, geómetra, hermano de Margarita, quien se ocupó luego de la construcción de la casa. Esta iniciativa fue apreciada y coronada con el éxito.

CUNEO Este grupo depende de la reunión de Turín

La casa de Betania nació en el corazón de Margarita Massia, primera – y en ese momento única – HCM de Cuneo: ella formaba parte de la reunión de Turín. Margarita había recibido de Dios dones naturales notables, inteligencia abierta, voluntad segura, corazón generoso; ella era un alma de profunda vida interior, de un celo apostólico ardiente.

En el álbum de firmas conservado en nuestros archivos figuran los nombres de numerosas familias de la ciudad y de la provincia, así como los de algunas HCM: María Teresa de Lorgeril, provincial de Italia, Pierina Tappi, superiora de Turín, María Paravidini, superiora de Milán, Ada Stefani, directora de la casa Santa Catalina en Roma Giuseppina Saccardo Rasi, responsable del grupo de Padua.

Atenta y disponible a las mociones del Espíritu, desde largo tiempo consideraba que faltaba en Cuneo un lugar de encuentro para los movimientos de Acción Católica. Ella sabía que Mons. Rosso, obispo de Cuneo, la deseaba, y que favorecería la iniciativa. Se necesitaba una casa para acoger las reuniones, celebrar los oficios, coordinar las actividades, y en la que se darían retiros, recolecciones, cursos de espiritualidad, en una palabra:

El acta de compra del terreno había sido redactada el 5 de abril de 1938. Después del 15 de junio había llegado la bendición apostólica de Pío XI.

una Casa de oración. Proyecto audaz cuyas dificultades no disimulaba, incluidas las dificultades financieras; bastante rica, ella estaba dispuesta a dar su fortuna, pero sus medios eran insuficientes para tal empresa. El temor a hacerse ilusiones, a presumir demasiado, la

En el álbum de firmas figuran también las bendiciones de varios obispos, siendo la primera la de Mons. Giacomo Rosso, obispo de Cuneo, de fecha 6 de enero de 1939:

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“Doy mi aprobación plena y entera al proyecto benéfico y audaz de la Srta. Margarita Massia, de edificar en la ciudad de Cuneo una casa que se llamará Betania. Tendrá por objetivo la actividad evocada por ese nombre sacado del evangelio. Doy mi bendición no solamente a la persona celosa que lanza esta obra, sino también a todos los que, por sus ofrendas, su trabajo, sus atenciones benévolas, vendrán en su ayuda; ellos participarán en los méritos de los santos Lázaro, Marta y María, huéspedes y confidentes de Nuestro Señor Jesucristo en Betania.”

El año 1942 había empezado bien. Las obras continuaban sus actividades, otras se anunciaban fecundas, pero el 24 de septiembre se produjo el temido acontecimiento: la casa fue requisada, por orden de la autoridad militar, para instalar allí la división Piacenza. El mismo día hubo que interrumpir un retiro cerrado que se daba a las aspirantes de la Acción Católica, organizar su instalación en casa de otras hermanas, redactar un inventario, liberar los locales. Era la primera estación del “camino de cruz” de Casa Betania, y es sólo el principio de dolorosas vicisitudes.

El sitio escogido es agradable, en el centro de la ciudad, próximo a la avenida de los Santos Angeles. El 25 de marzo de 1939, Mons. Rosso colocó y bendijo la primera piedra. El 15 de agosto de 1940, inauguración de la casa; una nota conmovedora en su brevedad nos lo recuerda:

El 21 de diciembre de 1942 nos devuelven la casa, dejada libre por el ejército... pero la requisan de nuevo unos días más tarde por la prefectura que acoge a los refugiados que han abandonado Turín bajo los bombardeos. Nos es devuelta una vez más en 1943, y es arrendada por la institución Hijas de militares de Turín, cuyos locales han sido destruidos por los bombardeos. La directora, Magdalena Bandini, HCM, aunque muy tomada por las difíciles responsabilidades de su cargo, logra organizar retiros espirituales para las HCM y para las personas de fuera.

“Hoy ha descendido sobre esta casa la bendición del Señor. Nuestro Señor Jesús, bendito sea, por el ministerio de Monseñor Rosso, ha venido por primera vez sobre nuestro altar Magnificat!”

Señalemos, con anticipación, que el 18 de junio de 1942 fue disuelta. la Sociedad Anónima Casa de Betania. La propiedad fue transferida a la provincia de Italia de la Sociedad de las Hijas del Corazón de María, que había contribuido ampliamente a la compra del terreno y al pago del costo de la construcción. Las crónicas del tiempo relatan, desde los primeros días, la actividad de la casa:

Algunos meses más tarde, nueva requisa por orden de la autoridad militar. Las alumnas de la institución Hijas de militares deben instalarse en otra parte, en tanto que las HCM de la casa se repliegan en cuartos de los pisos superiores. El 22 de agosto toda la casa, salvo la capilla y las piezas contiguas, es ocupada por la kommandantur. Las HCM que allí residen deben partir – el aviso previo ha dejado sólo un breve plazo – y buscar asilo donde una amiga. Ellas habían llevado ya antes algunos objetos de valor. En octubre de 1943 los oficiales alemanes se van, pero por decisión municipal son reemplazados por refugiados. Una HCM logra regresar y organizar algunas jornadas de retiro. En ese momento el grupo de Cuneo está compuesto por seis o siete miembros, más algunas novicias.

Retiros espirituales para las diferentes ramas de la Acción Católica; retiros privados, jornadas de estudio; conferencias espirituales y culturales; patronato Santa Marta el domingo; curso de religión por las tardes; curso para titulares de diplomas universitarios y gente de profesiones liberales, etc. Toda esta actividad estaba asegurada por un personal poco numeroso y, desde el comienzo de la guerra, con amenaza continua de requisición. 92


En mayo de 1945 los refugiados se van también, y el 30 de junio nos restituyen la casa: las diferentes ocupaciones la han dañado gravemente y se hacen necesarios importantes trabajos.

fracaso. Dos generosas HCM se habían ofrecido a la Sociedad: Giovanna Puolisi, y la madre del Padre Pennisi. Este será para nosotras una providencia visible. En 1929, la superiora del Sagrado Corazón de Palermo nos invitó, por intermedio de Mons. d’Herbigny, a abrir el primer surco en Sicilia. Con la bendición de Marthe Donnezan, Superiora general de la Sociedad, María Teresa de Lorgeril, entonces provincial de Italia, fue dos veces a Palermo: a fines de 1930 y en julio de 1931. Esas cortas visitas le permitieron darse cuenta del amplio campo de apostolado que se ofrecía a nuestro celo y de las esperanzas de serios desarrollos de la Sociedad. Fue entonces cuando el Padre Pennisi, tomando a pecho el asunto, supo vencer grandes dificultades y enviar a Roma dos aspirantes que debían llegar a ser las primeras piedras: María Politi y Pierina, su camarera. Pierina se quedó en Roma, María Politi regresó a Palermo. Ellas harán su oblación en Roma. Pierina volverá entonces a Palermo, pero no sobrevivirá mucho tiempo pues, afectada por una enfermedad grave, llegará al fin de su vida el 13 de diciembre de 1934: la reunión de Palermo se fundó así en el cielo antes que en la tierra.

Pero ya se prepara otra prueba: las superioras han decidido que por el momento las HCM de la reunión deben dejar la casa. Entonces los Padres jesuitas ponen a nuestra disposición, para los encuentros y las renovaciones, una pequeña sala, pobre y desnuda, pero rica con un gran crucifijo, y las amigas de Cuneo nos ofrecen generosamente la hospitalidad. Pierina Tappi, por su serenidad, sabrá ser para todas el apoyo que necesitan. El número de HCM no deja de crecer: “Si el grano de trigo no muere...” A fines del año 1947, el pequeño grupo celebra sus diez años. Las actividades espirituales, retiros, jornadas de estudio para grupos diversos, etc., se reanudan: Casa de Betania vuelve a ser así casa de oración. Las obras son numerosas: La asistencia pontificia que distribuye las ayudas del Santo Padre a los institutos religiosos, a los ancianos, a los niños, a todos los que están tan empobrecidos por la guerra, La Acción Católica a la que se dedican todas las de la casa; El dispensario antituberculoso del que se ocupan dos HCM, asistentes sanitarias. Pierina Tappi viene cada quincena a hacer una visita de tres días a nuestro pequeño grupo, aunque cada una de nosotras está muy apegada a procurarse estadas en la casa de Turín. Por todas partes, ahí donde estamos, esperamos... las sorpresas de Dios.

Procedente de Milán en 1934, Isabella de Capitani llega a Palermo como superiora. María Politi, acompañada por su padre, espera sobre el muelle el barco que la conduce. El señor Politi quiso conocer de inmediato a esta gran amiga de su hija, su familia le ofrecerá hospitalidad durante cierto tiempo. Como Isabella necesita cierta libertad para conocer el medio palermitano y las nuevas esperanzas que se perfilan en gran número, el cardenal Levirano ofrece dos veces inmuebles de los que el arzobispado es propietario. Sin embargo, la prudencia no permite aceptar ese generoso ofrecimiento. Esa solución habría suscitado la curiosidad y los chismorreos de la gente que no podía, y no debía comprender algo de la vida de la Sociedad.

Él es fiel.

PALERMO

El punto de partida de la reunión de Sicilia se remonta a un ensayo hecho en Messina, hacia 1900, que debía terminar en un aparente

Para Isabella empieza entonces una verdadera aventura, primero en una pensión tenida por 93


al grupo, y se adopta la sigla A.P.E.3 = Ad populorum elevationem.

religiosas de la región en la que no puede permanecer mucho tiempo. Va luego a casa de una señora que, para ganar su vida y la de sus tres hijos, ha instalado una pequeña pensión en su apartamento. Esta situación habría sido la mejor si Isabella hubiera podido soportar las frituras palermitanas...

Las primeras HCM habían empezado las visitas a los pobres y la catequesis en un barrio desheredado de la ciudad, Al Capo. Ya en 1935 veinte niñitas cuidadosamente preparadas habían hecho su primera comunión.

Ella no se espanta por eso, feliz de recibir aspirantes. Llega incluso a entrar personalmente en un movimiento apostólico y caritativo, lo que le permite acercarse a estudiantes, visitar familias pobres y conocer las costumbres del país. La casa de una HCM, Rosa Saverino, se convierte en lugar de encuentro muy vivo. En adelante, es tiempo de buscar una casa, con una capilla, donde se puedan organizar reuniones con toda libertad. La casa es escogida el 15 de mayo de 1935, estará casi lista en noviembre. Poco a poco se completa el mobiliario: al Niñito Jesús, único y primer objeto existente en el apartamento, viene a añadirse el altar, donación de Mariana Majorca, y el tabernáculo que lleva la inscripción Deus absconditus, que parece resumir el programa de nuestra vida, escondida con Cristo en Dios. La señora Legros, HCM, da un pequeño capital para hacer frente a los primeros gastos de mobiliario.

Se querría desarrollar la actividad apostólica. Una de nosotras, Mariana Majorca, tiene un apartamento plaza San Onofrio. Ella lo pone a disposición de la Sociedad para las obras. Así, tres veces por semana un cierto número de niñitas, invitadas personalmente y seguidas luego en el plano material y espiritual, pasan la tarde. Su programa es ampliamente diversificado: catecismo (al que también serán admitidos en adelante los niños), curso elemental para los analfabetos, curso de economía doméstica, de corte y de costura; trabajos prácticos en la cocina (las alumnas llevan luego los platos a sus casas y los consumen en familia). Momentos de descanso con cantos y sainetes no faltan, se desarrollan en una atmósfera gozosa. Con ocasión de las visitas a domicilio, las mamás, con sencillez y confianza, abren su corazón: ellas encuentran en las HCM ayuda y consuelo, Ellas también querrían seguir cursos como sus hijas cuyo entusiasmo ha sido contagioso.

La tarde del 23 de diciembre de 1935 el cardenal Lavitrano bendice la casa y la capilla así como todos los objetos del culto. La mañana del 25 de diciembre, en el curso de la primera misa celebrada en esta capilla por el Padre Penissi, Jesús viene a habitar con nosotras. Es la verdadera Navidad: “Et Verbum caro factus est...” El secretario del cardenal será nuestro capellán.

No siendo ya suficientes los locales de la plaza San Onofrio, se pide hospitalidad a las hermanas de Sant’Annunzza, y las mujeres vienen en gran número. Se abre también un curso de catecismo para los hombres en la iglesia Santa Maruzza. Citemos aún las visitas a los detenidos, a los enfermos de los hospitales. El campo de apostolado es cada vez más amplio, la mies es abundante...

En 1936 el número de las HCM aumenta y la reunión vive al ritmo de encuentros, triduos, renovaciones. El taller misionero para las misiones de la Compañía de Jesús en Madagascar, dirigido por Isabella ayudada por la Srta. Heily, empieza su trabajo con algunas señoras y algunas de nosotras. Se hacen ornamentos, y no faltan las iniciativas para suscitar el interés de las colaboradoras más jóvenes. Se abre un concurso para dar nombre

La noche de Navidad 1936 encuentra a las HCM reunidas a la espera del Verbo hecho carne, y el 31 de diciembre Isabella de Capitani y Mlle Heily se relevan en una vigilia de adoración, de acción de gracias y de reparación; para cada una de ellas imploran la gracia del don de sí generoso y total, según el 3

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en italiano, “ape” designa la abeja.


auténtico espíritu de la Sociedad. En algunos meses, Mlle Heily será llamada a Roma como maestra de novicias. Ese será un real sacrificio para la reunión de Palermo en la que había sabido hacerse amar por todas.

distantes aproximadamente unos diez kilómetros uno de otro, donde una HCM nos ofrece hospitalidad. Se puede imaginar lo que fue ese éxodo diario, parte en tren, parte a pie, durante varios meses del invierno. En 1942 la situación se agrava más y los bombardeos son incesantes. Hay que trasladarse a Montelepre, a cuarenta kilómetros de Palermo.

Las obras continúan en el curso del año 1937, en el que se empieza a trabajar también en otras parroquias de barrios populares de la ciudad, haciendo catecismo y visitas a las familias. Ese año trae también la alegría de los primeros votos de María Politi – la primera piedra – en una ceremonia íntima y festiva presidida por el cardenal Lavitrano. Él invita a agradecer a Dios que ha hecho todo, y recomienda la fidelidad de la inteligencia, del espíritu, del corazón y de la voluntad.

Aquí, un pequeño apartamento del presbiterio se convierte en la nueva casa común: una cocina, un cuartito para dar, una gran pieza en la que “madre e hijas duermen todas”. Pero hay también una tribuna que comunica con el interior de la iglesia. Se vive peligrosamente. Isabella baja a la ciudad casi todos los días, para conservar el contacto con todas, casi siempre gracias a un lechero, cuñado de un célebre fuera de la ley: el bandido Giuliano, quien la lleva en su camioneta.

La casa misma se hace demasiado pequeña para acoger el número creciente de HCM. Se encuentra otra, pero ¿cómo se podrá pagar un arriendo más elevado? Se hacen novenas con gran confianza. Y la Providencia se manifiesta de una manera extraordinaria: una HCM, hablando con el señor de Capitani, ingeniero hermano de Isabella, revela por inadvertencia el secreto: es el camino que Dios va a escoger para que se pueda contratar el apartamento cuyo alquiler pagará él desde ese momento y en lo sucesivo.

Los bombardeos se hacen cada vez más intensos, y las comunicaciones casi imposibles. Una de las HCM, Pía Miceli, siempre dispuesta a sacrificarse generosamente, hace diariamente la vuelta en bicicleta por la ciudad y se dirige a los diferentes domicilios de HCM para enviar noticias y mensajes de Palermo a Montelepre,... por intermedio del lechero. En febrero de 1943 tenemos la gran alegría de renovar nuestros votos en la capilla de vía Caltanissetta. Es un momento de gracia, que será seguido por la mudanza, pues el Genio militar toma posesión de esos locales. Nos reservamos sólo un pequeño apeadero, con la capilla. Los americanos sucederán al Genio militar, y ellos también respetarán la capilla: ¡San José ha sido un buen guardíán!

Se realiza el traslado; naturalmente, se necesitarán más muebles, e Isabella busca todas las ocasiones para obtenerlos a precios razonables, tanto que el P. Pennisi le dice con humos: “Tiene que comprar para la eternidad, pues la sociedad en Palermo debe durar hasta el fin del mundo.”. El 31 de mayo de 1949 la muerte nos lo quitará, a él que desde el primer momento de nuestra fundación había sido siempre para nosotras un apoyo tan seguro...

La renovación había sido precedida la víspera en la tarde por un terrible bombardeo. Entonces, ¿hay que abandonar Palermo? Isabella de Capitani ni siquiera lo piensa, pues cada cual encuentra en ella un verdadero apoyo en esos momentos tan dolorosos. Pero la provincial la incita a hacerlo, y el cardenal mismo es de opinión que es prudente partir y abandonar también el refugio de Montelepre, pues se prevé el desembarco de los americanos

La casa se abre para reuniones de estudiantes, apostolado de la oración, conferencias de cultura religiosa, encuentros de todas clases. M. Rascol misma es recibida con mucha emoción y alegría. En octubre de 1941, debido a la frecuencia de los bombardeos de noche, empieza el movimiento entre Palermo y Pallavicino, 95


y de los aliados. Ella parte al alba del 25 de abril 1943 con tres HCM.

las nuevas pobrezas, principal desafío del momento. Ese censo hace aparecer la necesidad de formar a la población en una mentalidad más cristiana, empezando por los niños, que no han recibido nada durante este período y han crecido como pequeños salvajes. La comisión pontificia de ayuda, delegación para Sicilia, aprueba la fundación de varias casas del niño allí donde se hace sentir más fuertemente la necesidad: ahí trabajarán las HCM.

El 20 de julio se decreta el estado de emergencia. Ultima despedida, se interrumpen las comunicaciones entre Sicilia y el continente. En ese momento se pudo conocer por experiencia la solicitud de la Iglesia, en la persona del cardenal Lavitrano que está investido de plenos poderes pontificales. Se establece que la HCM más antigua (que se comprueba es María Politi), se dirigirá directamente a él para todo lo que sea necesario, y que ella será delegada junto a las demás para lo que se refiere a los permisos. Cuando se conoce a María Politi, tan tímida y tan temerosa, uno se imagina lo que ese período pudo ser para ella. Ciertamente, las HCM de Palermo podían contar son su oración ininterrumpida día y noche, y en cuanto a ella, podía contar con la sabia dirección del cardenal...

En 1944, para el triduo de febrero, la renovación y la emisión de votos, el cardenal, que en el intervalo ha podido volver al arzobispado, nos recibe en su capilla privada y celebra la misa. Por fin, el 4 de junio de 1944, Roma es liberada; se restablecen los contactos con el continente. El cardenal parte a Roma por el primer avión militar en el que puede tomar lugar. El 12 de agosto vuelve a Palermo por el mismo medio; está acompañado por Isabella de Capitani, declarada miembro de su familia para la circunstancia. La emoción al momento del encuentro en el aeropuerto es indecible... Pero la casa aún está ocupada, hay que buscar hospitalidad en uno y otro lado. ¿Sería en la capilla privada del cardenal, en la de la residencia de los Padres jesuitas, en los locales de un subsuelo de Sant’Onofrio?... hasta que en el pequeño apeadero del apartamento, siempre requisado, se pueda acondicionar la lavandería de manera a hacer de ella un rincón-capilla, gracias a la habilidad y al buen gusto de todas, y un cuarto-ofiicina en el que la superiora pueda recibir y dormir cuando viene a Palermo. Sin embargo, como Isabella de Capitani ha sido nombrada superiora de la reunión de Roma, en adelante tendrá que dividirse entre Roma y Palermo donde el número de HCM aumenta. Desde fines de 1945, en efecto, se cuentan once nuevas oblaciones.

En octubre de 1943 es la última visita de Pía Miceli a Giardinello para un tiempo de descanso. Desdichadamente, su estado de salud se degrada. Ella regresa a Palermo y sufre una muy grave intervención quirúrgica. El 5 de noviembre, el Señor la llama a Él. Nuestra pena es infinita. Desde la entrada de los americanos y los aliados en Palermo y en Sicilia, los bombardeos cesan y empieza en la ciudad un verdadero movimiento de recuperación. Para nosotras también se comprueba necesario no solamente participar en las iniciativas apostólicas, sino también buscar lo que más ha sufrido con la tormenta (ésta destruyó las casas, trastornó las costumbres). En primer lugar, la actividad en Sant’Onofrio, luego en el domicilio de María Politi, donde se encuentra el centro del apostolado de la oración. Del Vaticano llegan ayudas materiales para ir en ayuda de los que más lo necesitan. “La obra pontificia de ayuda” se dirige a todas las HCM: les pide que cooperen en la distribución a los pobres de raciones alimenticias, frazadas, ropa, etc.; les pide también que empadronen

Isabella viene a Palermo cada vez que un avión militar puede tomarla a bordo. El hijo de un

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piloto4 le advierte cuando hay un lugar libre para Palermo. El Grupo de Padua dependió primero de Milán, luego de Génova. En 1935 nos sorprende una noticia inesperada: Giuseppina Saccardo es nombrada superiora de Génova y de Padua. Sus estadías entre nosotras tendrán que ser breves; sentimos que su presencia nos faltará en las obras que ha levantado y animado pacientemente. Seguimos con confianza, aunque en número muy restringido, y con fuerzas insuficientes para un campo tan amplio de actividades apostólicas.

Esos aviones estaban en un estado muy lamentable. Sucedió que uno de ellos, atravesando una zona de tempestad, fue proyectado de un lado a otro en el cielo como una brizna de paja. Cuando el avión salió del huracán, el comandante dijo a los pasajeros: “¡De buena nos libramos!” Con alegría tocaron tierra en Palermo, aunque algunos se dieron cuenta de que estaban totalmente sordos: ¡habían salvado la vida! Isabella de Capitani no estaba entre las que toman las cosas a trágico o se desalientan. Ella debe haber contado esa aventura alegrándose casi del suspenso de una emoción que hasta entonces le era desconocida.

Recapitulemos esas obras: La obra de los catecismos, la de las primeras comuniones, El secretariado de la moralidad para las jóvenes caídas muy bajo, La obra de los hospitales, La obra de las sirvientas y de los foráneos, El taller misionero, Las conferencias de San Vicente de Paul, La protección de la joven, La obra del régimen fascista, la Caridad de Cristo.

En 1946 y 1947 entran jóvenes en la Sociedad, pero como la superiora puede venir raras veces a Palermo es María Politi la que hará esa función, siendo también maestra de novicias. El cardenal Lavitrano es nombrado cardenal protector de la Sociedad en 1947, y el mismo año Rosa Saverino vuelve a Palermo donde es acogida con gran alegría por todas.

La obra de la moralidad consiste en ayudar a las jóvenes en peligro de caer y las que han caído. Se organizan varios triduos para las más desdichadas. Una pobre joven caída muy bajo, tocada maravillosamente por la gracia, ha vuelto a Dios y persevera en su conversión, en el Magnificat de Turín. Algunas de esas pobres jóvenes han sido colocadas en casas de corrección o de prevención.

Lo poco que queda de la casa se abrirá algunas horas, la mañana y después de mediodía; una vez por semana podrán encontrarse para la lectura en común. En noviembre va a empezar un curso de formación. Al mismo tiempo se prepara una obra de ayuda que se realizará en el curso de los años siguientes en Montelepre, Partinico y San Francisco Iato5, localidades donde se precisa con urgencia ocuparse de los niños, educarlos, instruirlos.

El taller misionero pudo abrirse hasta junio de 1944. Más adelante, las alertas continuas impidieron las reuniones.

Las HCM están siempre trabajando en las parroquias, los establecimientos escolares, las obras caritativas. Generosidad, ardor no faltan, la oración alimenta la fe. Tenemos prisa porque termine el estado de emergencia.

Durante el verano, las HCM del pequeño grupo fueron como verdaderas misioneras a la montaña. Organizaron una misión absolutamente necesaria para equilibrar la influencia protestante.

PADUA Las HCM residen todas en sus casas. Durante los meses de verano de 1939 a 1942, ante la imposibilidad de encontrarse en Vico (Suiza), el pequeño grupo de Padua pudo acompañar a

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Alumno de la institución María Adelaida de Roma Montelepre y Partinico son célebres como lugares de la mafia. 5

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la provincial en las montañas de Cadorer. Son días de consuelo en los que se ora, trabaja, etc. El armisticio del 8 de septiembre de 1943 transformó súbitamente el Te Deum que habíamos entonado a pesar de todo, en miserere... debido a la ocupación alemana y por la vida que no se puede más difícil y plena de angustia que comienza, especialmente en nuestra ciudad donde se ha instalado el comando del ejército.

amor; ; e incluso los que son los principales actores sólo se dan cuenta más tarde.” “Hay reuniones en las que la intervención maravillosa de Dios se revela más claramente; la de Nápoles es una de ellas.” Es así como María Parodi, - que fue superiora durante varios años – empieza la historia de la fundación de Nápoles. La primera piedra de la Sociedad es una viuda, la señora Cantore, nacida Agata Giordani. Cuando ella hacía sus estudios en un internado de las Damas del Sagrado Corazón había escuchado el llamado de Dios a consagrarse a Él. Luego, de regreso en su familia, sus proyectos encontraron oposición y ella aceptó los esponsales que sus padres le proponían, y así fue como desposó al barón Cantore. Dificultades, sufrimientos e incomprensiones no faltaron en su vida de esposa y de madre, no siendo la menor de ellas la angustia secreta de no haber sido fiel al llamado de Dios. Mirando a sus seis hijos, se decía a sí misma: "Me sentiré perdonada si un día uno de ellos es sacerdote." Viuda en 1931, su deseo de consagrarse a Dios se hizo más ardiente. Por casualidad, una religiosa del Sagrado Corazón le dio algunas indicaciones relativas a la Sociedad de las Hijas del Corazón de María, y sin tardar Agata encontró en Roma a la superiora provincial. En una primera entrevista, las dificultades parecieron casi insuperables. Agata regresó al hotel presa de la desolación. Después de haber orado toda la noche, al día siguiente por la mañana se presentó de nuevo a la provincial y le pidió su ayuda: “El Señor quiere que yo sea religiosa, ayúdeme a serlo.”

Tuvimos entonces la posibilidad de ejercer muchos actos de caridad con pobre gente acosada, o jóvenes amenazados con deportación. Con ayuda de Dios, tuvimos la alegría de llevarlos a todos a buen puerto, pero ¡cuántas oraciones! Una HCM no pasaba nunca el día sin reunirlos y recitar con ellos un rosario para obtener la protección de la Santa Virgen. Ellos tenían una misa por semana en una capillita dedicada a María, pues no tenían derecho a salir, y eso por diez largos meses. Otra pudo acoger y guardar en su casa a la viuda de un patriota masacrado, llevando esa alma exasperada a sentimientos cristianos. Ella vivía con su nieta de tres años. Cada cual trató de entregarse por el bien de sus prójimos, hacer amar la devoción al Corazón Inmaculado de María, dando a conocer la conmovedora historia de las apariciones de Fátima. Unas y otras ayudaron en las iniciativas bienhechoras del obispo y del clero a favor de familias golpeadas por los desastres de la guerra y por los bombardeos.

NAPOLES “El Padre de Clorivière escribió que el éxito de una congregación religiosa requiere una intervención extraordinaria de la Providencia divina (cf. Memoria a los obispos, Doc. Hist.). Mutatis mutandis, se puede decir que en el nacimiento de una reunión también se puede contemplar y admirar los signos de la acción misteriosa de Dios, que asegura las preparaciones lejanas, conduce, y lleva a término sus designios de

Impresionada por la fuerte determinación de Agata, la provincial aceptó y, tal vez para persuadirse ella misma, la dejó con palabras de confianza que se grabaron en el corazón de esta aspirante: “...las Santas Mujeres, al ir al Sepulcro se preguntaban: ¿quién nos quitará la piedra? Pero no se detuvieron; cuando llegaron al Sepulcro, la piedra ya no estaba.” Dos de sus hijos que ella había llevado a Roma consigo la esperaban tranquilamente en el zoo, 98


delante de la jaula de los monos. Ella les había recomendado que fueran prudentes, que no se alejaran de ahí, y con fe sincera los había recomendado a sus Angeles custodios. Las dificultades no habían desaparecido ciertamente, pero desarrollaban su ser espiritual, le daban las fuerzas necesarias para caminar en la fidelidad por el camino en el que se había comprometido. El amor supera todas las dificultades, es verdad, incluso si no es solamente nuestro amor por Dios sino más bine Su amor por nosotros, que lleva al alma abandonada a su dirección con docilidad y confianza. Así fue para Agata.

habló largamente con la superiora y las vacilaciones cesaron: sentía que era donde el Señor la quería. Para clausurar la entrevista, una indicación precisa: que se ponga en relación, en Nápoles, con la baronesa Cantore. ¡Nada más fácil, pues sus sobrinas eran amigas de las hijas de Agata!. En adelante irá varias veces a Roma para su formación que se completará por frecuentes intercambios epistolares. La tercera piedra de la fundación es Cristina Ferrante di Ruffano, de una familia de la aristocracia napolitana. Su padre, chambelán en la corte, había seguido con toda su familia a Francisco II, rey de las Dos Sicilias, entonces en exilio en Francia. Allí conoció Cristina la Sociedad.

Empezó un largo aspirantado con contactos epistolares y algunas rápidas pasadas por Roma. Sucedió así que fue presentada a M. Rascol, la Superiora general, cuya fina intuición la hizo reconocer en Agata las señales de la acción de Dios, tanto que dijo a la provincial: Avance sin vacilación, aquí está el dedo de Dios”. Las cosas se desarrollaron entonces un poco más rápidamente y el 14 de noviembre de 1938 fue admitida al postulantado, en Nápoles, en su domicilio, Piazza Dante, 22. “Hoy ha nacido Nápoles”, exclamó la provincial ese día.

Su familia regresó a Nápoles, y como era preciso que renovara sus votos, Cristina se dirigió muy naturalmente a Roma, sin saber que en la ciudad que ella habitaba había germinado ya una primera semilla. ¡Quedó muy sorprendida y llena de alegría ante esta noticia! Otras aspirantes se presentaron en Nápoles, pero después de la declaración de guerra todas las comunicaciones se hicieron difíciles, con frecuencia imposibles. Luego vino el armisticio y se desencadenó una nueva tempestad, dejándonos en un aislamiento total. Allí se manifestó más claramente a todas la gran fuerza de la vida religiosa tal como la ofrece la Sociedad. Nacida precisamente en la tormenta revolucionaria en Francia, la Sociedad sabe por experiencia, y ha enseñado, que bajo una forma flexible y exigente, cada una debe ser personalmente responsable, en toda situación, de su fidelidad a Dios y a los compromisos que ha tomado.

En Nápoles sin embargo se presentaban otras jóvenes que serían confrontadas a sacrificios no menos considerables para consagrarse a Dios. Son los comienzos de pioneros que aseguran fundamentos sólidos al edificio. La segunda piedra es Marianthy Focas, de origen griego, cuya familia residía en Nápoles. Maestra en una escuela pública, ella era muy apreciada. En el curso de un viaje a través de Italia, por casualidad, ella supo, por una hermana benedictina en Florencia, que había en Nápoles una Sociedad religiosa cuyas características precisas le parecieron hechas a medida para ella. Paró la oreja, pues al escuchar el llamado de Dios, no tenía a quién pedir consejo. Desde su llegada a Nápoles, se informó y, en gran secreto, un Padre jesuita le dio la dirección de Roma. Ella escribió y recibió como respuesta una invitación a un encuentro. Era en 1938. Se dirigió a Roma,

Nápoles no fue ciertamente preservado por la guerra. La iglesia Santa Clara, tan querida al corazón de los napolitanos, había sido gravemente dañada y la habían visto arder por tres días. Una tarde, llamas muy altas se reflejaron en las aguas del mar, luego se escuchó una explosión aterradora. Un atentado había tomado por blanco el Leonardo da 99


Vinci, uno de los más hermosos navíos de la marina militar. Se siguió una masacre en los bulevares frente al mar.

anunciaba la muerte súbita de Mlle Heily que había acompañado con tanta dedicación los primeros pasos de la reunión naciente y que habría tenido que venir, en calidad de superiora, a habitar en la nueva casa, buscada precisamente para ella, con tanto afecto. Podría parecer que tantos esfuerzos quedaban aniquilados. Las HCM de Nápoles, a pesar de su inmensa pena, la sintieron próxima ese día, como si hubiera presidido, invisible, esta primera ceremonia religiosa. El deterioro de los locales y esa noticia de profunda tristeza rodeaban místicamente con una alegría interior el don de sí a Dios.

Se carecía de todo: combustible, alimentación, agua. Barios tales como el de Posillipo – tal vez el más hermoso – habían sido repentinamente evacuados por orden de los alemanes; surgían dificultades de toda clase. Había que recorrer a pie kilómetros para procurarse en alguna parte un poco de agua potable. Nápoles se convertirá en un montón de escombros. La liberación de Roma permitió a Mlle Heily, encargada de la formación, restablecer los contactos con Nápoles. En adelante era necesario encontrar algunos cuartos que pudieran constituir un pequeño centro y un punto de referencia. Parecía imposible buscar un apartamento en una ciudad superpoblada y devastada por los bombardeos. Pero Agata y Marianthy, que ponían su confianza en Dios, encontraron algo. En el mismo inmueble donde habitaban, Marianthy supo que un apartamento siniestrado estaba vacante; logró hacérselo atribuir por el comisariato de alojamiento, con la estupefacción de sus próximos que se preguntaban si por casualidad tendría la intención de casarse.

Se trató de reparar esos locales, poner en condiciones, en la medida de lo posible, ese pedazo de casa, a fin de hacerla menos ruinosa. . Por fin fue bendecida y se convirtió en taller misionero para que no fuera requisado. Un telegrama de Roma: “Llegaré mañana con M. Rascol”, firmado de Capitani, intrigó. ¿Quién puede ser M. Rascol? Sólo Agata sabía que era el nombre de la Superiora general. Ella vino a esta casa pobre y desnuda. Felices y... mortificadas, las napolitanas sentían que ellas eran verdaderamente una parte muy pequeña, pero real, de la gran familia: tres profesas, una novicia, una postulante y cuatro aspirantes. Como responsable de la casa, en Nápoles, vino Virginia del Vecchio, con su fiel empleada que no quería separarse de su Señorita. Pero cuando vio en qué condiciones tendría que vivir, la pobre mujer perdió valor: "Señorita, yo no puedo quedarme aquí.” La empleada se fue, la señorita se quedó.

En ese apartamento de la calle Vittoria Colonna, el 8 de abril de 1946, Cristina Ferrante di Ruffano renovó sus votos de cinco años, en presencia de Agata Cantore y de Marianthy Focas. Cinco días antes estas últimas habían emitido sus primeros votos en Roma, y habían recibido delegación para ese fin.

Es verdad que se necesitaba valor y generosidad para adaptarse a la situación: un inmueble siniestrado, un tabique en madera en lugar del muro del fondo del dormitorio; ni electricidad, ni agua, ni gas; las puertas daban sobre escombros de donde el frío soplaba sin obstáculos... Sin embrago, en Nápoles, incluso en semejantes condiciones, era una gracia incalculable, casi un privilegio. Virginia tenía valor (¡y virtud!).: ella bajaba al patio a buscar agua; se había procurado una provisión de bujías, un hornillo a carbón para

En consideraciones humanas, se habría tratado de una ceremonia lastimosa y triste, en un local vacío, en el que Marianthy había llevado desde su apartamento un velador, cuatro sillas, un Crucifijo y dos bujías que ponían su débil resplandor en la penumbra. Además de eso, la pena de una separación desgarradora: en la misma mañana, había llegado un telegrama fulminante por el cual Isabella de Capitani, superiora de Roma, 100


cocer los alimentos. En Roma, la superiora le había dicho: “La envío en misión”. Sin embargo, no se podía dejarla sola, así, en esa casa. Entonces Isabella de Capitani pensó en María Venturini, excelente persona, simpática, generosa, plena de vivacidad y alegre. Pero ella estaba siempre preocupada por el pensamiento que era una ignorante. A decir verdad, había seguido tres años seguidos el curso elemental primer año, y había sido admitida en segundo año “en la ancianidad”; pero era inteligente, aunque no dotada para los estudios: en ese dominio, ella se turbaba y no había nada que hacer...

librar batalla. En la mañana, triunfante, contó las víctimas. Pero la tentación de irse ni siquiera la tocó. En ese clima de pobreza se vivía feliz, y era ya un lujo y una inmensa alegría para todas tener una casa medio en ruinas. La crónica, interesante ciertamente, no podría sin embargo contarse entera. El 26 de noviembre de 1946 el hijo de la baronesa Cantore pronuncia sus votos en la Compañía de Jesús. Se puede imaginar la alegría, la emoción, la acción de gracias de su madre, a la que se unen todas las HCM. Se presentan nueve aspirantes, que volveremos a encontrar en la historia de la reunión en el curso de los años siguientes: María Rey, M. Celeste Grieco, María Molfini, Anna Maresca entre otras. Los corazones se abren a la esperanza, pero los muros no se separan. La casa ya no basta, se busca otra porque llegará también a Nápoles una superiora residente: ¿cómo acogerla, si en Vía Colonna no hay lugar?

Un día, llamada por Isabella, se presentó, vacilante, latiéndole el corazón, pensando: “Va a decirme que me despide” ¡Cuáles no fueron su sorpresa y su entusiasmo cuando escuchó que se le preguntaba si estaba disponible para partir en misión! Un sí pronto, que se volvió menos caluroso cuando supo que la misión era Nápoles... – ella había pensado muy prematuramente en tierras lejanas -; y que partiría al día siguiente para aprovechar una buena ocasión. La buena ocasión era un camión de muebles que la reunión de Roma enviaba a Nápoles para amoblar la casa tan desprovista de todo. Cargado el camión, ellas subieron. María y Marianthy se instalaron bajo el toldo que cubría los muebles. Bajo la lluvia diluviana el toldo recogía el agua, a cada sacudida un poco fuerte, y derramaba una ducha fría sobre las dos pasajeras. Marianthy sonreía, María reía... ¡ella empezaba bien su misión! ¡En Nápoles, pensaba ella, será más hermoso! El apartamento era de dimensiones muy restringidas; María dormía en la cocina, pero ella estaba allí a su gusto; hasta que una noche fue despertada en sobresalto por una violenta picadura, encendió una candela, y vio que el suelo en torno a su cama estaba negro de cucarachas. Se levantó de un salto, cogió el mango de una gruesa escoba y se puso a golpear sobre ese desordenado montón de bichos en fuga. Desde entonces durmió mal, aunque conservó cerca de su cama, por precaución, el mango de escoba... dispuesta a 101


Se arrendó un cuarto no lejos de ahí, y la nueva superiora, Matilde Tadolini, fue bien acogida por el propietario de la villa, un antiguo abogado que, anciano y enfermo, la recibió con alegría. Matilde se dirigía allá por la tarde, le hacía compañía un momento, lo ponías al corriente de los acontecimientos, le hablaba de sus deseos de apostolado, de los numerosos niños que vivían en la calle... Era el desafío urgente que Nápoles lanzaba a la Sociedad, el buen abogado estaba profundamente conmovido y decía: “A mi muerte, mi casa será para sus niños”. La casa no llegará, pero la Providencia abrirá pronto otro camino. El año 1947 se desarrollará en la serenidad de la recuperación y en la alegría de nuevas HCM que se consagrarán a Dios. El Señor colma de gracias a los que se confían a El.

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LAS HIJAS DEL CORAZON DE MARÍA en

ESPAÑA

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PRIMICIAS DE UNA FUNDACION EN ESPAÑA

En 1928 tiene lugar en La Haya un Congreso de la Unión Internacional de Ligas femeninas católicas. En 1930 un mismo Congreso tiene lugar en Roma. Jóvenes españolas de la Acción Católica encuentran allí a HCM y se sienten atraídas por su comportamiento, sospechando en ellas una vida interior profunda y sin duda religiosa. Ellas sienten la misma impresión en Bruselas con ocasión de la sesión de la juventud católica internacional organizada por Christinne de Hemptinne.

adelante sólo desea una cosa: empezar lo más pronto posible. Él pide que se ponga al corriente “bajo el sello del secreto, a María de Madariaga, presidenta nacional de las jóvenes de Acción Católica”. Por otra parte dice a Rosario Rodríguez, vicepresidenta, que ella será una de las primeras piedras de la fundación. A pesar de la acogida benévola, las circunstancias no permitieron la realización inmediata de ese proyecto de fundación. La situación religiosa de España era demasiado insegura... se habían tomado medidas violentas contra los jesuitas, las órdenes de enseñanza, algunos obispos y sacerdotes.

Capellanes de la Acción Católica española enviados a Bélgica piden conocer la forma de vida religiosa que sostiene a la Acción Católica belga. La misma cuestión se plantea a la Srta. Rosario Rodríguez, vicepresidenta nacional de las jóvenes de Acción Católica española.

De 1936 a 1939 España escribe su historia con sangre. Ya no se trata de viajes en Europa... se vive escondido en los sótanos, en las conserjerías, o encarcelado. Se recorre las prisiones para encontrar allí a sus amigos o saber su muerte violenta. Como en otro tiempo Tarsicio, se lleva a Cristo a los que van a morir por haber confesado su Nombre... Años trágicos en los que la situación entre España y Francia es confusa y muy tensa. El gobierno “Front populaire” de Francia hace alianza con el gobierno republicano comunista español, el “Frente Popular”, y le presta toda la ayuda posible contra los militares nacionalistas dirigidos por el general Franco.

Todo esto se puede considerar como los primeros anuncios de la llegada más o menos aproximada de la Sociedad a España. En 1933 Marie Rascol, entonces provincial del Sud Oeste de Francia, es encargada por Marthe Donnezan, la Superiora general, de indagar sobre la posibilidad y la oportunidad de una eventual implantación en España. “El R.P. Garamendi, director del ‘Solar español’ en Burdeos considera que la Sociedad responde a una verdadera necesidad en España. A pesar de los síntomas de revolución, es mejor ensayar sin tardar.”

La guerra hace seiscientos mil muertos y conoce treinta y dos meses de verdaderas ocupaciones. Después de la caída de Barcelona, centro de la resistencia de las tropas republicanas comunistas, las tropas franquistas victoriosas arrojan a Francia a las fuerzas republicanas y vuelven a Madrid. (marzo de 1939).

Ella consulta también al P. Feliz, S.J., que es favorable al proyecto, en tanto que el P. Ayala le es claramente opuesto. El obispo de Madrid, Mons. Bijo y Garay, que ha pedido en Bélgica precisiones sobre esta forma de vida ya establecida en Lisboa, recibe a M. Rascol y piensa que es “justamente lo que esperaba para apoyar a la Acción Católica” En

Durante la segunda guerra mundial, España, favorable al Eje Roma-Berlín, permanece en posición de no beligerancia.

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En 1938 María Rascol, recibida en audiencia por Pío XI algunos meses antes de su muerte, le expresa el deseo de ver a la Sociedad establecerse en España, y el cardenal Boetto, cardenal protector, le aconseja solicitar al cardenal Pacelli, secretario de Estado, una carta de presentación. Este pide una documentación sobre la Sociedad y una carta del cardenal Verdier, arzobispo de París. Escribe luego al cardenal Goma, arzobispo de Toledo y primado de España, para rogarle que dé una buena acogida a la Sociedad. EL PROYECTO TOMA CUERPO

de la Acción Católica solicitan autorización para abrir una escuela social en Madrid. En octubre debía empezar el trabajo, pero en septiembre de 1939 estalla la guerra.

LA SOCIEDAD SE IMPLANTA EN SUELO IBERICO

Un grupo de españolas había partido ya a seguir una formación en el Instituto familiar y social de la rue Monsieur. Desde los primeros meses, se revelan dos vocaciones para la Sociedad. Una dice su Veni Creator el 9 de enero de 1938, la otra el 9 de marzo siguiente. Después de concluir su primer año de noviciado vuelven a su familia a pasar las vacaciones. Se enviará a España una superiora para formarlas en la vida religiosa de la Sociedad, y para poner las primeras bases de una fundación.

En 1936 se había hecho todo un trabajo de preparación. Entre los católicos refugiados en San Sebastián, única región del territorio ibérico que no estaba invadida por la ola roja, se preocupaban de la obra de restauración religiosa y social que habría que realizar después de la tormenta. Una de las damas de la Acción Católica había escrito a la Sra. Steenberghe, presidenta de la unión internacional de Ligas católicas femeninas, para pedirle consejo.

El 24 de noviembre de 1939 Jeanne Degas cruza la frontera y, después de una detención de algunos días en Madrid, para conocer la escuela social, se dirige a Valencia.

La respuesta había sido una invitación para ir a París. La esperaban en el Instituto familiar social de la rue Monsieur por intermedio del cual se preparaba el terreno para la fundación. Allí se decidió organizar una sesión de formación familiar y social que se haría en San Sebastián. El proyecto se realizó a fines del mes de octubre de 1937. A la clausura de esa sesión se pensó en enviar un grupo de españolas al Instituto de la rue Monsieur y crear una escuela social en San Sebastián, pero múltiples dificultades impidieron realizar entonces ese plan.

El arzobispo, Mons. Melo, la recibe con benevolencia, el Padre provincial de los jesuitas y el Padre Prepósito de la casa profesa prometen su apoyo, pero la estadía ser revela difícil a pesar de la complacencia y la comprensión de la familia Hernández, por el hecho de la situación política entre Francia y España la atmósfera es anti-francesa: toda idea y toda persona que venga de Francia son mal percibidas, por no decir hostiles. El mismo cardenal Gómez no deja de pedir a María Lázaro, tía de Marita Hernández, que convenza a París para que envíen a España HCM procedentes de un país amigo, otro que Francia.

Menos de tres meses más tarde, a comienzos de noviembre, se desarrolló una nueva sesión en San Sebastián, la que duraría hasta junio de 1938.

Las españolas tratan de ocultar o atenuar lo mejor que pueden esas penosas tendencias frente a las francesas, sin lograrlo siempre. Se sufre de una y otra parte. Pero las obras de Dios deben pasar por el crisol del sufrimiento y las fundaciones fecundas empiezan con frecuencia bajo el signo de la cruz...

En esa fecha se hizo una visita al cardenal Goma (primado de España), entonces refugiado en Pamplona. Este confirmó la carta que había escrito a M. Rascol por la que “abría las puertas de España a la Sociedad”. En mayo de 1939 las damas del consejo superior 105


Aunque la primera novicia española de Valencia haya hecho profesión en la Sociedad el 15 de agosto de 1940, es totalmente evidente que por el momento el horizonte está cerrado en esa ciudad.

He aquí cómo se constituyeron los estatutos de la escuela: La escuela se compone: de un consejo de administración, un consejo técnico, una delegada del consejo superior de la Acción Católica que preside en el consejo de la escuela.

LA SOCIEDAD EN MADRID El cardenal primado nombra a la directora. En enero de 1940 el cardenal Goma aprueba esos estatutos y confía expresamente la escuela a la Sociedad. Nombra a doña Luisa Gómez Tortosa delegada en el consejo de administración, “protección indispensable para permitir que la escuela exista frente a la falange que pretendía conservar el monopolio de la acción social en toda España.”

En Madrid por el contrario, donde funciona la escuela familiar y social, hay una esperanza de reclutamiento. Se toma entonces la decisión de empezar el trabajo apostólico en la capital. Ahora se trata de obtener la autorización del obispo. El vicario general, Mons. Casimiro Morcello, ha seguido los comienzos del trabajo social emprendido en San Sebastián. Él está informado también por el consejo superior de la Acción Católica “respecto a esas extranjeras que se introducen en España"” Sucede entonces que a comienzos de 1940 se consulta al vicario general respecto al barrio rojo que convendría escoger como terreno de apostolado para las estadas de las alumnas de la escuela social. Él designa entonces “el Puente de Vallecas”, verdadero bastión del comunismo en la periferia de Madrid.

Él nombra a D. José Goldaraz consejero eclesiástico y María Sabater directora de la escuela. En los archivos primaciales, en los de la reunión y en la dirección de la escuela se conserva una nota confidencial relatando el proceso de este asunto. El 9 de enero de 1941, día de la inauguración de la escuela social, las alumnas dan una representación de los Magos en el Pesebre para las niñitas de las familias visitadas: estaba fundada la obra Juventud.

Allí se encuentran millares de pobres gentes en una miseria extrema. La evangelización de los arrabales es por el momento la gran preocupación de la autoridad eclesiástica. Ella proyecta la construcción de numerosas iglesias para hacer penetrar allí el espíritu cristiano. La escuela social visita ya desde un año a las familias de ese arrabal, y sus alumnas hacen allí estadas. Como acaba de arrendar allí una casita muy pobre para tener la permanencia, parece bueno que la superiora encargada de la fundación pueda instalarse en Vallecas. Esa pobre morada toda agrietada y bamboleante se convertirá en la cuna de la fundación. D. Francesco Navarrete, cura de la parroquia del centro social, San Remo, seguirá con vigilancia la vida y el desarrollo de la nueva obra.

Falta instalarse allí. Es cosa hecha el 19 de enero. La semana siguiente, D. Casimiro, vicario general, viene él mismo a bendecir la pobre morada en la que van a empezar apostolado y formación religiosa. El 8 de febrero D. José Goldaraz, consejero eclesiástico de la escuela, ofrece el Santo Sacrificio en ese nuevo Belén en el que todo es tan pobre. “Dos novicias y una postulante oran por la fundación”. Al día subsiguiente se entrega un compendio de la Sociedad s Mons. Cigognani, nuncio apostólico, que ha venido a visitar la reunión. En julio de 1941 la superiora de Madrid, acompañada por un pequeño grupo de HCM españolas se dirige a Tolosa. Una de ellas, procedente de la escuela social (como todas las

“Se las juzgará por sus obras”, había dicho D. Casimiro. 106


que la seguirán), hace su profesión, y otra su oblación. España irradia amor de Dios.

profesional de bordado...) el centro social ha emprendido cursos de formación para las trabajadoras sociales, las “Celadoras”, que vienen de toda España... un nuevo local se hará necesario: la comisión “Vivienda” construye habitaciones a buen precio; nos es otorgada una de ellas, amplia y soleada. D. Casimiro viene a bendecirla en junio.

Hace ya seis meses que la formación del noviciado se da so capa del centro familiar de Vallecas (permanencia, visitas de familias, patronato, etc.), pero la casa deteriorada y de difícil acceso se presta siempre mal para la vida de una sociedad religiosa. Los muros amenazan hundirse, los juegos de los niños del patronato arriesgan provocar el derrumbe del techo sobre la cabeza de las mujeres “que esperan ser recibidas en la permanencia”. Hay que abandonar el patronato, tanto más que una epidemia de tifus exantemático ha causado estragos y una orden médica exige su supresión.

LA SOCIEDAD EN VALENCIA

El 8 de febrero de 1943 tiene lugar la renovación en Madrid. El Padre Prepósito de Valencia predica el triduo, pues las relaciones entre Madrid y Valencia no han cesado jamás: una joven valenciana viene fielmente a hacer estadas prolongadas en la capital para su formación, ora en silencio y pide a Dios “la realización de su deseo ardiente de poseer una casa de la Sociedad en su ciudad. El cielo no permanece sordo y la semilla que ha dormitado durante dos años en el surco toma vida repentinamente: acaba de surgir una vocación que abrirá el camino a muchas otras.”. Ocho meses más tarde, en julio de 1943, “la autoridad diocesana aprueba la fundación de un grupo en Valencia. Se presentan vocaciones y puede empezar el trabajo de formación.”

Entonces se hace urgente el traslado del noviciado a Madrid. Por otra parte, la Sociedad ha conquistado en adelante el derecho de ciudadanía. La obra del centro social y familiar es citada como modelo de organización de apostolado suburbano y el 31 de diciembre de 1941 el obispado autoriza la fundación de una reunión en Madrid. Se abandona la humilde morada en la que el noviciado vivió sus primeros meses en la pobreza y el fervor. Se encuentra un apartamento en un buen barrio, cerca de la escuela social. El centro social familiar permanece en Vallecas con los servicios diversos que se van ampliando.

“No hay casa común. Hay que pedir prestado el apartamento de una de las HCM para recibir a las aspirantes y dar las explicaciones a las postulantes. Agapes fraternales reúnen a la pequeña familia detrás de los pestillos cerrados para que el personal, gratificado con un día de salida, no irrumpa de manera intempestiva. Sigue una gozosa recreación que termina con el canto a media voz del himno de la Sociedad.”

El 29 de enero de 1942 se celebra por primera vez la misa en el pequeño oratorio del nuevo apartamento, en el que está presente Nuestro Señor. ¿No dice Santa Teresa de Avila que una vez que el Santo Sacramento está en el Tabernáculo, la fundación está hecha? El 2 de febrero dos jóvenes profesas españolas renuevan sus votos.

“El 18 de junio de 1945 todas cantan el Magnificatde acción de gracias en un nuevo apartamento. La biblioteca, obra principal del grupo, se encuentra justo debajo. Irradia en toda España por sus préstamos de libros, sus fichas de documentación, que contribuyen a la formación de las elites.”

Las primeras oblaciones en tierra española coincidieron providencialmente en este año 1942 con la fecha del 26 de abril. Adelaida de Cicé bendice visiblemente al pequeño grupo en fiesta. Al desarrollarse más las obras del centro social en Madrid, (obra de las canastillas, escuela 107


LA SUPERIORA GENERAL VISITA ESPAÑA

Terminamos este relato por la alegría de encontrarnos reunidas en torno a la Superiora general, M. Rascol, “en este 3 de marzo de 1947. Por fin puede realizarse: esta visita, anunciada desde un año y siempre retrasada por las dificultades de paso de la frontera, el avión aterriza en Madrid... y se desarrolla el programa: visita al cardenal primado de España, en Toledo, uno de los centros más artísticos y típicamente españoles del país, encuentros con las HCM de Madrid y de Valencia, visita a las obras, e incluso a la casa de campo de Valencia, el “Mas”, amplio dominio agrícola en medio de bosques de pino de mil metros de altura, dado por una HCM”, en una palabra, ¡toda una semana de gracias! Si hubiera que resumir en una palabra la vida religiosa de las HCM en tierra de España durante estos ocho años, se podría decir y repetir: MAGNIFICAT Por esas dieciséis oblaciones y por esas nueve profesiones.

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LAS HIJAS DEL CORAZON DE MARIA en PORTUGAL

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dedicación y nuestra obediencia mostraremos el valor de las constituciones de la Sociedad esperando así atraer muchas almas a seguir nuestro ejemplo.”

PORTUGAL El 31 de diciembre de 1935, Germaine de Bournonville, asistente general, en nombre de Marthe Donnezan que acababa de morir, dirigía a las HCM una urgente súplica para “orar ardientemente al Señor para que se digne dar a la Sociedad muchas operarias con corazón de apóstol para ayudarla a cumplir su misión a través del mundo”. En efecto, la Sociedad veía ese año visiblemente bendecidos por Dios sus comienzos en Portugal.

Es también el histórico de la reunión el que cuenta lo que caracteriza la vida en dispersión del pequeño núcleo: “gran fervor y puntualidad para asistir a las reuniones, eucaristías, conferencias y lecturas en la casa común. Un celo infatigable y una alegría profunda de poder sumergirse en el ambiente comunitario.” Pero la misión es, en el corazón de todas, la preocupación fundamental. ... “Nuestra misión ha recibido también muchas gracias de apostolado.” Un ejemplo:

El histórico de 1935 termina con esta frase: “(...) una nueva etapa se abre para la Sociedad en Portugal”. Sí, es verdad que Dios es siempre nuevo... Su Palabra nos dice; “Que brille vuestra luz a los ojos de los hombres”. En efecto, la luz del Resucitado va a brillar en el corazón de las siete primeras portuguesas que, por los Ejercicios espirituales empezados el 6 de enero 1935, se preparan para emitir sus primeros votos. El 26 de abril, el arzobispo de Mitilene preside la Eucaristía de los votos. El evangelio del día (Mc.16, 15), tema de su homilía, da la consigna a las nuevas HCM: “Vayan por el mundo entero, proclamen el Evangelio a todas las creaturas... Vayan, palabras pronunciadas por Jesús a sus apóstoles. Hoy, en Su Nombre, yo les repito: Vayan y prediquen en medio del mundo, en medio de múltiples tentaciones y dificultades. Prediquen por su ejemplo. Recuerden que no están solas. El divino Esposo está con ustedes (...) Jesús será su fuerza y su luz. Vayan, no tengan miedo. Sean muy generosas. El acrecentará sus favores si encuentra en ustedes mujeres verdaderamente amantes y devotas.”

“En la periferia de Lisboa, en un barrio de muy mala fama, en el que hay muchos marginales, Deolinda, maestra primaria, se lanza a una aventura. A pesar de las resistencias que encuentra en su entorno, empieza una escuela para los niños de familias de nivel socioeconómico muy bajo. Al ocuparse de los niños, poco a poco son alcanzados los papás. Es el comienzo de un trabajo de educación y de evangelización, catequesis de adultos y de niños, trabajo pastoral y social que ayudan a la reinserción de muchos de esos marginales.” Desde el comienzo, las HCM trabajan con los movimientos universitarios y en la pastoral de la diócesis de Lisboa. En el conjunto ellas están en inserciones “de punta”. La Acción Católica existía, pero no estaba estructurada. Son las HCM las que ayudaron a consolidar su implantación. A pesar de la incomprensión y las críticas de sus familias y del entorno, no vacilan ante los sacrificios pedidos por la evangelización de los diferentes ambientes; la llama misionera las impulsa fuera de Lisboa. Valientemente, asumen en la diócesis la dirección de diferentes movimientos de Acción Católica. María Emilia organiza la primera semana rural de la J.A.C.F.; otra HCM toma la iniciativa de un retiro cerrado para novios, en Lisboa.

Después de la misa, Elisa Bravo Borges habla en nombre de todas. Con ardor, lanza un desafío estableciendo una comparación entre las siete HCM que se comprometen por los votos y las siete colinas sobre las cuales está construida la ciudad de Lisboa. El histórico dice: El Señor nos llama a ser roca sólida. Él nos llama a llegar a ser piedras fundamentales para el establecimiento de la Sociedad en Portugal. Por nuestro fervor, nuestra

Todas oran mucho por las vocaciones: que el Señor envíe operarias con el corazón abrasado en celo apostólico. Pero todo ese trabajo no 110


impide su presencia activa en la vida de la reunión y esto a pesar del secreto ferozmente guardado. Una verdadera amistad entre ellas, el deseo de aumentar su número, las impulsa a no perder las ocasiones de encuentros en casa común, sea para orar, sea para cualquier otra actividad. Ellas sienten el beneficio de ese apoyo para vivir la vida religiosa “dura y laboriosa”, tal como la desea el P. de Clorivière.

M. di Baptista y las HCM puedan rehacer sus fuerzas. ¡Qué alegría para todas! Vivir juntas algunos días de descanso es una gracia más. En octubre M. di Baptista cae muy gravemente enferma. Para ayudar a la reunión, el Consejo general envía a Fanny du Rostu, asistente general. Ella comprende el portugués, pues Celeste Guedes le ha dado unas lecciones para prepararla a ir a fundar la Sociedad en Brasil. Es un gran beneficio, pero el Señor va a permitir que caiga enferma con una grave neumonía. M. di Baptista va mejor, pero no está totalmente recuperada. La prueba es sentida fuertemente por todas: el amor a Cristo y el amor a su vocación unen aún más a las HCM entre ellas. El 2 febrero 1937, el cardenal Cejereira viene a presidir la ceremonia en la que Aurora David hace profesión en la Sociedad, en tanto que por primera vez en Portugal la señora Ravasco pronuncia los votos de cinco años.

“Venir a la casa común es un poderoso medio para renovar nuestras fuerzas”, dicen ellas. La vida en la casa común se estructura también. Acaba de aparecer en París el “coutumier”(libro de las costumbres), y leemos en el histórico: “En la casa común se han establecido ahora todos los usos del coutumier...”. Pero esas normas no son siempre fácilmente aplicables en contextos culturales diferentes. Es verdad que no es fácil encontrar el equilibrio entre la vida religiosa que se ha de vivir en la Sociedad y las exigencias propias de la vida apostólica, social y familiar de sus miembros. Se siente una cierta “tensión” entre una vida a veces “demasiado conventual” o “demasiado secular”... La mentalidad francesa es muy diferente de la mentalidad meridional de las portuguesas, y esto ocasiona algunas dificultades de una y otra parte. Las que no han estudiado la lengua francesa lo sienten vivamente.

La reunión atraviesa un período de dificultades financieras, se hace sentir una cierta pobreza material, la que es asumida valientemente. Tenemos ecos de esta época en el precioso histórico: (...) El día de la fiesta del Sagrado Corazón no hay dinero para comprar flores para la capilla (...). Nunca se come pan fresco. ¿Carne? Solamente el domingo y el jueves. El presupuesto no permite más.” Ante el estado de salud de M. di Baptista y de Fanny du Rostu, María Antonieta e Yvonne d’Andigné son enviadas a Lisboa. La primera será superiora de la reunión, y su hermana su asistente. Llegadas a Lisboa el 5 febrero 1937, entran “en misión” desde el 14. A propósito de eso, “nos gusta señalar la humildad y la sencillez de M. di Baptista que, ante toda la comunidad, se pone de rodillas y pide su bendición a la nueva superiora” relata el histórico.

Las superioras desean ampliar los contactos entre HCM de diferentes países, ayudar a su formación y su integración en la Sociedad. Una primera sesión para novicias se organiza en París en 1936. Margarida Bretes y Celeste Guedes debían ir, pero la inminencia de la guerra retarda esa iniciativa. Ellas parten a Tolosa, donde se les reunirá María del Rosario. En marzo siguiente será Celeste Brito la que partirá a Francia, pero se quedará allá para ayudar al trabajo en las casas comunes.

La reunión cuenta entonces veintiuna HCM. parece llegada la hora para que la Sociedad se establezca en Portugal de una manera más definitiva. Para eso hay que tener una casa. Esta es la primera preocupación de María Antonieta d’Andigné.

El verano 1936, una tía de María Emilia ofrece su casa de Estoril, al borde del mar, para que 111


En esa época el secreto sobre la vida religiosa de la Sociedad es absoluto. En consecuencia, no sólo hay que encontrar una casa, sino una obra que oculte a los ojos de la gente la vida comunitaria de las HCM. Después de muchas búsquedas y muchos trámites, se compra una gran casa en la calle Quelhas. El primer viernes del mes del Sagrado Corazón, el 3 de junio, la Eucaristía se celebra allí por primera vez. El 5, con gran alegría de todas, en un movimiento de alabanza y acción de gracias, tiene lugar la adoración al Santísimo todo el día.

Durante los años de guerra, los contactos con el centro de la Sociedad son muy escasos. María Antonieta d’Andigné está muy aislada y sufre mucho por la situación de Francia, tanto más porque su casa familiar en Normandía es ocupada por los alemanes. Para la reunión, es ocasión de orar y de reforzar los lazos entre todas a fin de hacer frente a las ausencias prolongadas de la superiora, y a la incertidumbre ocasionada por la falta de contactos con la Casa general. Después de esos años difíciles, las señoritas d’Andigné abandonan Portugal y el 14 de marzo de 1944 llega la nueva superiora, Germaine Carrée, francesa también.

¿Por qué obra empezar para servir al objetivo de la casa y contribuir a la evangelización? El cardenal aprueba el deseo de la superiora de abrir una casa de retiros, pero esto no es posible. Hasta 1939 se harán varias tentativas para encontrar la obra a emprender, y finalmente el discernimiento concluirá con la apertura, en el mes de septiembre, de un hogar universitario para jóvenes. Será la obra oficial de la Sociedad en Portugal.

En 1946, la Sociedad empieza a implantarse en el norte de Portugal, en Viseu. Fue sólo un sueño: la persona sobre la cual se contaba no tenía una verdadera vocación. Ella abandonó la Sociedad en 1951 y la esperanza de una fundación cayó. Pero el Señor tiene compasión de nosotras. Él permite que la semilla no muera, e incluso que entre las que conocieron la Sociedad en Viseu varias hayan entrado y perseverado en su vocación.

La dirección de ese hogar es confiada a María del Carmen Paiva Couceiro quien, desde 1938, vive en casa común. Ella organiza para las universitarias cursos de religión y retiros. Se ocupa también de la J.I.C.F. Se inician otras dos obras: un trabajo social junto a pobres del barrio y la congregación de hijas de María.

Una HCM es profesora de moral en un liceo de Lisboa. En efecto, después del concordato de 1940 la Iglesia de Portugal ha obtenido autorización para enseñar, una hora por semana, la moral y la religión católica en las escuelas del Estado en las que hasta entonces la enseñanza era neutra. El ambiente es bastante descristianizado y trabajado sordamente por una propaganda atea. Se hace en condiciones difíciles y en clases que cuentan hasta treinta y cinco o cuarenta alumnos...

En 1938 la reunión fue probada por grandes dificultades interiores. Además, cuatro HCM de las más comprometidas abandonan la Sociedad y, hasta 1946 la abandonarán otras siete. Sólo Dios conoce lo que está en el origen de esas partidas, pero eso nos plantea interrogantes sobre el discernimiento de las vocaciones y el acompañamiento de las jóvenes (o menos jóvenes) profesas que asumen grandes responsabilidades en el ámbito profesional, apostólico y familiar.

Nuevas perspectivas apostólicas se abren a la Sociedad en 1947. La dirección del Instituto de servicio social pide tomar en manos un hogar que acoge a sus propias alumnas, y otro para alumnas enfermeras. En un primer tiempo es una italiana la que asume ese servicio, más tarde será una francesa, Françoise Arrouzet. Finalmente será una portuguesa la que tome la dirección de esas obras.

De París, después de la sesión de superioras del mes de mayo 1939, la Superiora general va a Portugal, viaje que se hace difícil porque debe atravesar España el mismo día en que Madrid celebra la victoria del general Franco.

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Para concluir este relato, lo que sube de nuestros corazones es un Magnificat, un movimiento de alabanza y de acción de gracias. A pesar de nuestra pobreza, a pesar de los pasos en falso... el Señor ha hecho grandes cosas. Este período se caracteriza por un gran deseo de vivir y proclamar a Jesucristo. Sobre terrenos de acción extremadamente diversos se manifiesta siempre un mismo esfuerzo para vivir el espíritu de la Sociedad, una verdadera vida religiosa en seguimiento de Cristo, en pleno mundo. Un celo generoso, un mismo deseo de servir a Dios en nuestros hermanos, el espíritu del Mecum (Ex.sp.93) marcan a esas pocas Hijas del Corazón de María.

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PROVINCIA DE CANADA 1935 – 1947

Las misiones indias

Caughnawaga Las misiones del Ontario Montreal

Quebec

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Sin embargo, de 1940 a 1944 Canadá se convierte en campo de entrenamiento en el que se formaron los ciento treinta mil aviadores... En 1941, más de un millón de hombres son movilizados: se restablece la conscripción, a pesar de la resistencia de los canadienses ingleses. En 1941, dieciséis mil conscriptos parten para Europa.

PROVINCIA DE CANADA 1935 – 1947

En 1928 Canadá, hasta entonces anexado a los Estados Unidos, es erigido como provincia por el Capítulo general. En 1935 se cuenta con ciento nueve HCM, de las cuales ochenta y nueve son profesas y veinte novicias que viven – sea en Quebec, de la que hay que leer el apasionante relato de la fundación en el tomo V de los Anales (págs. 127 - 130) – sea en Montreal – sea en las misiones indígenas en Caughnawaga cerca de Montreal, o en el Ontario, inauguradas desde 1862 en la isla Manitouline, la más grande isla de la bahía georgiana.

¡Cuarenta y cinco mil seiscientos canadienses dejan su vida durante esta guerra! (en Dunkerque, Dieppe, Países Bajos, Alemania). Se lee en las Cartas anuales (1939-1945): “Si no hemos conocido los horrores de la guerra... hemos experimentado las tristes repercusiones y hemos sufrido todas las consecuencias religiosas y morales. Nuestro trabajo apostólico se ha vuelto más urgente e indispensable. Hemos comprendido que las fuerzas espirituales son necesarias y que el primer trabajo de nuestra vocación, tan especial, es esa vida interior profunda, vida de oración y de intimidad con Jesús, Rey y Dueño de los corazones.”

La crisis financiera de 1929 ha traído una disminución, si no una detención, del desarrollo de la economía canadiense, provocando cesantía, quiebras y éxodo rural. A partir de 1935 se anuncia la recuperación, sin suscitar sin embargo grandes inversiones. Veremos más adelante los esfuerzos de las reuniones de Quebec y de Montreal para responder a ese desafío.

Hechos destacados en este período (1937 – 1945)

La segunda guerra mundial será el origen de una nueva ola de inversiones, sin común medida con las precedentes, relanzando la economía. Canadá se convierte en un arsenal en el que se forjan el acero y el aluminio de la victoria; es también un centro de abastecimiento en trigo y en víveres...

Las dos visitas de Marie Rascol, elegida en 1935. Por primera vez una Superiora general visita a sus hijas de Ultramar: en junio de 1937, dirigiéndose a Estados Unidos, corto paso de tres días que “nos renueva en el espíritu de nuestra vocación”, tanto en Montreal como en Quebec, Spanish y Toronto. En junio de 1946, del 21 al 31 de julio, a su regreso de México, “desde el comienzo del año, esta buena noticia ocupaba los espíritus y los corazones.”

Por primera vez en su historia, el gobierno canadiense, en la persona del Sr. A. Mackenzie, primer ministro, el 10 de septiembre de 1939 se declara en estado de guerra, exactamente siete días después de la declaración de guerra de Inglaterra a la Alemania del Reich. Para el pueblo, esta guerra no es su guerra, “una guerra inglesa, eso no es asunto nuestro”, dicen los curas de campo de Quebec.

“Una sesión dada por la provincial durante la novena de Pentecostés prepara esta gran visita en el recogimiento y la oración.” El 21 de julio, en el aeropuerto de Toronto, la alegría está en todos los corazones: en Toronto, en Spanish, en Rimouski el 26 de julio, día de Santa Ana, patrona de los habitantes de las riberas del San Lorenzo, en Quebec y por fin

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en Montreal, el 31 de julio, donde es gran fiesta.

LAS MISIONES INDIGENAS

En la misa, dos HCM pronuncian sus votos perpetuos. “M. Rascol nos habla mucho de San Ignacio y de los Ejercicios”.

Semi sedentarias, las belicosas tribus de los bosques del Este canadiense, a lo largo del río San Lorenzo llamado por los indígenas Camino que avanza, viven en aldeas fortificadas, conocen una fuerte organización social y cultivan el maíz y la calabaza. Son los iroqueses y los algonquins.

En Quebec, en su conferencia, ella desarrolla la regla XVII del sumario: “Amar a Dios en todas las creaturas y todas las creaturas en Dios”, ilustrando esas palabras con el relato de los años de guerra y de los ejemplos de heroísmo de varias HCM...

Ahora bien, los colonos del valle del san Lorenzo, debido a un crecimiento demográfico rápido, desbordan y penetran tierras adentro, desarrollando la industria, y durante la segunda guerra mundial, el monocultivo del trigo y sobre todo la cría de ganado.

Al dejarnos, ella “saca lecciones del aeroplano” para la vida espiritual: “Aprender a tomar el avión del amor de Dios y a elevarnos así muy alto en las vías de la perfección.”

En 1851, el gobierno federal canadiense establece Reservas, para el uso exclusivo de los indígenas que tienen el usufructo de esas tierras y no la propiedad. Por eso ellos miran siempre a los blancos como los usurpadores de su territorio. Sí, como lo canta Gilles Vignault en su balada: “es difícil amar” (cf. Anales tomo V, pág. 138 – y tomo VI, pág. 371).

Anotamos en 1938 la llegada a Canadá de Mlle de Neuville venida del centro de la Sociedad como visitadora, luego como provincial. Ella reemplaza a Mlle Rivard, fallecida en 1935 y a Mlle Laferrière hasta 1938. Después de un año pasado en Montreal, en 1939 ella viene a vivir en Quebec, designado por M. Rascol para lugar de su residencia habitual.

CAUGHNAWAGA (cerca de Montreal) El tercer hecho notable es la fundación en 1942 de Rimouski, casi en la embocadura del San Lorenzo. La ciudad cuyo nombre significa en lengua mic-mac “tierra del original” es un importante centro comercial, industrial, portuario y universitario. El 8 de julio de 1942, día de Nuestra Señora de los Prodigios, una primera misa es celebrada por Mons. Courchesne sobre un altar portátil de misión en el salón de la casa, situada en medio de un gran jardín. El 19, inauguración de la pequeña capilla por el obispo.

El hospital del Sagrado Corazón, que celebró su vigésimo quinto aniversario en 1930, está siempre pleno a desbordar de iroqueses. El dispensario está abierto tres días por semana, pero la distribución de los remedios se hace a todas las horas del día o de la noche. El año 1938 estuvo marcado por un caso edificante: “un joven, venido de Temiscamingue sufre de tuberculosis a la piel. Desdichadamente, nadie comprende su lengua. Cada dos días el médico le escarifica la cara y el tórax, y el pobre niño de doce años se presta sonriente a ese género de martirio. Algunos días antes de su muerte, un Padre jesuita, antiguo misionero de paso por aquí, viene a verlo. No se podría expresar su alegría por poder hablar por fin con alguien que lo comprende. Se confiesa, comulga, y muere tres días después dejando el recuerdo edificante de su paciencia y de su piedad. Como no tenía

“Nosotras no habíamos escogido estas fechas, escriben las HCM, es el Señor quien quiso dárnoslas, como prueba de su amor.” “Los comienzos, como todo árbol que debe dar buenos frutos, son lentos y difíciles.”

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familia, fue sepultado aquí, y enterrado en nuestro cementerio iroqués.” Durante los años de guerra el hospital, organizado por los indios, recibió no solamente a iroqueses de la Reserva, sino también enfermos de otras tribus del norte de la provincia que, en su mayoría, hablaban francés y eran buenos católicos. En cambio sus enfermedades: el lupus y la tuberculosis de los huesos, dieron a las HCM la ocasión de practicar la abnegación... cuarenta enfermos: hombres, mujeres y niños durante ese largo período... Algunos niños fueron preparados por su enfermera para la primera comunión y Monseñor Courchesne vino a confirmarlos al hospital.

padre misionero, de ocuparnos de la ropa de altar y de las vestiduras sacerdotales. La guerra no tuvo aquí repercusiones sino por las noticias que se tenía y por las restricciones alimenticias, atenuadas por el hecho que los productos de la granja donde los niños aprenden a cuidar a los animales dan en parte alimento y legumbres. Pero lo que ha sido la gran participación en el esfuerzo de la guerra son las horas de adoración y de intercesión, así como la confección de objetos para los soldados y la Cruz Roja. Dos acontecimientos durante este período 1939-1945: el vigésimo aniversario de la apertura de la casa en la fiesta de San José, nuestro patrono, y en 1941, el jubileo de diamante de Madre Bonnot, antigua superiora y asistente de la reunión.

Notemos al pasar que en 1947 Mons. Guerin, capellán de la obra del Calvario en París, y predicador de cuaresma en Nuestra Señora de Montreal, visita el hospital y la Reserva indígena. Los Padres jesuitas lo ponen en contacto con auténticos iroqueses... ¡civilizados!. Estos, revestidos con sus vestidos de piel de corzo y con la cabeza cubierta con plumas, ejecutan en honor de su distinguido visitante cantos y bailes tales como debieron verlos Jacques Cartier y sus compañeros...

En el pequeño cementerio que domina nuestra casa sobre la colina, las tumbas alineadas de las HCM, todas semejantes, bordeadas de flores blancas durante el verano, y cubiertas de nieve centelleante en el invierno, nos recuerdan a esas enérgicas misioneras, humildes y escondidas, que son ahora protectoras en el cielo. Actualmente el entorno de propietarios anglicanos que poseen las riquezas del país crea problemas. Los indígenas son pobres, las mujeres hacen canastos u objetos en corteza de madera que serán comprados por explotadores y revendidos lejos.

LAS MISIONES DEL ONTARIO (en la diócesis de Sault Santa María) ISLA MANITOULINE – CAPECROCKER

Wikwemikong (ver la vista de la misión en el tomo V de los Anales, pág. 142), primera fundación de la Isla Manitouline, es un centro indígena importante, muy perdido en los hielos de los Grandes Lagos, pero célebre por sus exposiciones y concursos de trabajos indígenas en las que los alumnos de nuestras escuelas son los mejor representados. Las costumbres del país son honradas en las grandes fiestas y las admisiones de blancos en la tribu se hacen con el ceremonial tradicional de dar un nombre al nuevo invitado, fruto del espíritu de observación de los indígenas. Es así como las HCM recibieron el nombre de “Damas de la oración”.

La Isla Manitouline en la bahía georgiana formada sobre el lago Huron abarca unas sesenta islas.. Spanish: las HCM educan allí a treinta pequeñas indígenas, la mayoría sin familia o moralmente abandonadas, pues cuarenta a sesenta niños se quedan cada año para las vacaciones. En 1936 una iglesia terminada en Navidad pudo ser construida por los indígenas. Además de la construcción, estuvimos muy felices, para la satisfacción también del joven

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En Cape-Croker, la misión continúa, no sin dificultades. Buen número de padres no son católicos, la asistencia a la escuela se resiente de ello. En 1935, epidemia de sarampión. No obstante ahí están cincuenta y cinco niños y niñas de todas las edades, lo que pide una maestra experimentada.

Por falta de personal, las HCM se retiraron en 1947. Garden River, en la línea del ferrocarril, con una gran ruta provincial, está más favorecida: ¡setenta niños inscritos en la escuela en 1936!. Siete de ellos tuvieron el privilegio de hacer su primera comunión en la pequeña capilla de la escuela. En el otoño, varios matrimonios, dos de ellos abjuraciones anglicanas.

Así se realiza con el correr de los días, en sus hijas, el voto tantas veces expresado por Pedro José de Clorivière, de las misiones en Canadá.

Remedios proporcionados por el departamento de asuntos indígenas son distribuidos por una de nosotras, y esto es importante, pues el doctor y el hospital están a nueve millas de distancia. ¡Ay!, por falta de personal, Garden River se cerrará en 1947.

MONTREAL: 1935-1947 Las actividades, numerosas, continúan... Señalemos, entre otras, el círculo Jeanne Mance.

Sheshegwaning es una reunión muy diferente de cualquier otra, probablemente debido a sus comunicaciones tan limitadas con el mundo que la rodea. En 1938, el Padre misionero vino a visitarnos con más frecuencia: antes, una vez al mes, o hasta... cada seis semanas. Este buen Padre reúne a los indígenas para la catequesis y la bendición con el Santísimo Sacramento en nuestra humilde capillita.

¿Quién es Jeanne Mance? Una francesa, la primera misionera laica en cierto modo, cofundadora de Montreal, originaria de Langres en Chmapagne. A los treinta y cuatro años, en 1642, hela en Villa María, el primer Montreal, (lo que es Lutecia para París). Con los fundadores, ella arregla un hospital provisorio en madera, donde se revela “la bondad curandera de los colonos y de los salvajes”. Ella es también la ecónoma de la pequeña colonia, proveyendo a todas las necesidades. Su ascendiente se impone a todos.

La asiduidad a la escuela es muy consoladora. Según una vieja costumbre, la tarde del 31 de diciembre los indígenas van por grupos a casa de sus vecinos y a la escuela donde, antes de entrar, gritan, tiran clavos, tocan la flauta y otros instrumentos, hasta que las puertas se abren para dejarlos entrar y para ofrecerles una colación.

Tres veces, en momentos críticos, la isla será salvada por este nueva Genoveva: en 1650, la sociedad que financia la fundación está en dificultad: Jeanne pasa de nuevo los mares, gana el corazón de los banqueros del barrio Saint-Germain-des-Prés de París. Al año siguiente, como la colonia peligra, persuade al primer gobernador de la Isla para volver a Francia a reclutar colonos y dinero: se reclutan ciento veinticinco, y se les ofrecen veintidós mil libras. En 1662, es la Compañía de San Sulpicio a la que persuade... Roma ha proclamado ya la heroicidad de sus virtudes.

Sheshegwaning es la única misión en la que existe esta costumbre, escriben las HCM en vísperas de la segunda guerra mundial. Ellas dejarán esa misión en junio de 1956. Sagamook, abandonado, fue reabierto en 1943 a solicitud de los misioneros y de Mons. Dignan, El gobierno dio todas las facilidades para horadar el muro de la escuela y hacer una capilla cuyas puertas dan sobre la clase.

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Para hacer frente a la crisis financiera de 1929, se creó la obra de los cesantes. Una HCM, de mayo a octubre, visita los cuatro parques de la ciudad llena de hombres desesperados, tristes y desanimados, ¡más de seiscientos! distribuyendo provisiones, tabaco y diarios católicos.

que hacen retiro, el otro se ha convertido en nuestra sala de comunidad. Las escuelas – escuela primaria adyacente a la Villa San José, y el colegio comercial Excelsior – no solamente se mantienen, sino se desarrollan. La Cruzada Eucarística, con el Padre Antonio Paulin, S.J., revela a los niños las maravillas de la vida de Dios en nosotros; el Congreso Eucarístico nacional de 1938, así como la Adoración nocturna, fortalecen ese descubrimiento de la fe.

Pero la obra esencial de la Villa San José sigue siendo la de los retiros cerrados, que no cesaron durante toda la guerra. Nuestra casa es pobre, poco cómoda (en cada retiro, cada una se traslada... al extremo del corredor, hasta en una sala de baños), y eso se hace alegre y religiosamente (¡el Señor no tenía dónde reclinar su cabeza!).

QUEBEC 1935 – 1947

En 1938, una HCM tuvo la idea de organizar un retiro para las mujeres indigentes. Un joven sacerdote de veintiocho años, el Vianney de Montreal, acepta... a condición que sea sin honorarios. Nuestra amiga se hace limosnera: llegan numerosas donaciones, que permiten alimentar... ¡al personal y a las que hacen retiro! Sí, la palabra de San Francisco de Sales es muy verdadera: “Dios cuida de aquellos que cuidan a los hijos de Dios.”

Quebec, ciudad que primero se llamó Kébec, lo que quiere decir en el lenguaje de los primeros habitantes estrechamiento del río (el San Lorenzo). Capital de la Hermosa Provincia, fue fundada en 1608 por Samuel Champlain que no hizo solamente su oficio de explorador y de traficante, sino también el de apóstol. En 1985, la UNESCO la inscribió en la prestigiosa lista del patrimonio nacional; cada calle de la antigua ciudad encierra una página de la historia quebequesa, la lucha de un pueblo y de sus instituciones políticas y religiosas.

Jóvenes se “convierten” Una joven, que ha dejado muy temprano la casa paterna bajo pretexto de ir a trabajar, no regresa, pues quiere vivir a su antojo... Los padres, católicos fervorosos, se inquietan. Después de una conversación con su “cómplice” que le propone un retiro... en casa... ¡de los Padres jesuitas!... ella pide... al llegar a nuestra casa (¡) escribir a sus padres y hace su retiro seriamente...

Si Montreal guarda el recuerdo de Jeanne Mance, Quebec honra a la que Bossuet llamaba la Teresa del Nuevo Mundo, la ursulina María de la Encarnación, la viuda Martin, verdadera "“hombre de negocios"” como la llamaban en Tours. Llegada a Canadá en 1639, vivió aquí treinta y dos años, componiendo para los pequeños indígenas gramáticas y diccionarios en huron, algonquin e iraqués.

“Sí, hay más alegría por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión...” ¡Estábamos realmente felices! Numerosas vocaciones religiosas se han decidido ahí, de ellas algunas para nosotras.

La casa de las HCM se encuentra en la calle Santa Ursula, en el n°19. La obra de la protección de la joven, el hogar, iniciada en 1922, con sus numerosas actividades, sigue prosperando.

Desde 1939, la villa se agrandó con dos hermosos solarios, el más grande sirve de sala de descanso y de recreación para las personas 119


Situado cerca de la municipalidad, no lejos de la basílica promovida al rango de catedral Nuestra Señora en 1674, con ocasión de la creación de la diócesis de Quebec por Mons. Laval6, las jóvenes vienen numerosas. Cuartos agradables que unen sencillez, elegancia y confort, han contribuido fuertemente a crear una vida de familia y a restringir las salidas tardías: en 1936, dos habitaciones del primer piso son arregladas para ese fin, un salón es transformado en sala de música y de juegos. En 1937, es el comedor el que se convierte en restaurante con muros amarillo pálido y verde con muebles haciendo juego. El local, atribuido en otro tiempo al pequeño liceo, sirve de sala de descanso para las modistillas. Las “noelistas” tienen aquí sus reuniones bimensuales y su comité de asistencia litúrgica que ha proporcionado en 1936 ornamentos y ropa de altar a cinco nuevas parroquias pobres.

El 21 de septiembre de 1935, la bendición de la escuela reunió a padres, alumnos y amigos. El primer vicario de Nuestra Señora remplazaba a nuestro cura, enfermo. Al dejarnos, los niños continúan sus estudios en los Padres jesuitas o donde esos señores de San Sulpicio, sin dificultades: ahí hay para nosotras un poderoso testimonio para continuar nuestra obra. La Liga femenina de Acción Católica ha tomado un impulso considerable. Es dirigida por Jeanne Tallot. HCM. Pío XI la recibe en audiencia privada (1935) y bendice esta obra: sesenta mil señoras y jóvenes para la sola provincia de Quebec. Jeanne Jobin, presidenta diocesana e HCM también, ha tenido que tomar contacto con todas las parroquias de la diócesis por visitas en las vicarías foráneas7. ¡En Canadá, en 1936, se hablaba ya de agrupaciones de parroquias!

Un inmueble adquirido por contrato pasado en junio de 1935 (ver Anales VI, pág.387) ha sido arreglado para el pequeño liceo Regina Coeli en la casa La Rochelle, calle Santa Ana. El 8 de septiembre de 1935, los niñitos entraban en el nuevo inmueble. Su alegría exuberante al recorrer las hermosas y espaciosas salas de clases y de recreación, los vestuarios, era una amplia compensación a los trabajos del verano y sobre todo a los pesados gastos. ¡Qué decir de la satisfacción de las maestras! Sin la menor tensión, se instauró una perfecta disciplina y una aplicación redoblada. Uno de los grandes (nueve a diez años) expresaba su gratitud a la directora, con ocasión de su fiesta, en estos términos:

Al recibirla el cardenal Villeneuve, se le oye decir: “Usted me hace la competencia, sólo se habla de usted cuando llego a las vicarías foráneas.” “Sin duda es porque ocasionamos una pequeña inquietud, Eminencia.” Además de las obras de la casa y las que reciben aquí la hospitalidad, tenemos una gran irradiación gracias a las HCM externas: dos novicias son presidentas de los círculos J.I.C. y se ocupan de la conferencia San Vicente de Paul.

“Estamos bien aquí. Gracias por nuestras maestras, en particular Mlle G. Hamel que nos ayuda a corregir nuestros defectos... ¡en mí la falta de atención! Gracias por los hermosos premios que admiro... ¡sin leerlos! (hay que decir que es un buen alumno en clase, pero fuera de clases sólo le gusta el juego). Espero que más adelante – dice aún ese mismo niño – habrá vocaciones de misioneros entre nosotros, ésa será su recompensa, querida Directora.” 6

Nuestra oficina de colocaciones no tiene solamente un objetivo utilitario, sino es la ocasión para ejercer un apostolado fecundo en la asistencia maternal; se hacen encuestas discretas junto a curas y la sociedad de San Vicente de Paul, a propósito de las madres que vienen a pedir ayuda, lo que previene muchos abusos y responde más eficazmente a las necesidades reales. 7

Las vicarías foráneas son como pequeñas diócesis que agrupan a varias parroquias bajo la autoridad del cura de más edad.

Beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1980. 120


Se dan cuidados gratuitos, incluso hospitalizaciones; y un cierto número de enfermos viene a terminar su convalecencia en nuestra casa de acogida.

Durante la guerra, todo ha continuado funcionando. Tres arsenales se han abierto en las afueras de la ciudad, y las jóvenes que vienen del campo para trabajar allí son cada vez más numerosas. La casa de acogida se encuentra llena: de paso, convalecientes, jóvenes que vuelven al pueblo, solicitud de ayuda, de consejos... En la medida de lo posible, hemos tratado de responder a eso.

Centenares de jóvenes han podido ser colocadas en las mejores familias de la ciudad, hasta en la del gobernador, el alcalde, en los presbiterios, así como en comunidades religiosas.

El restaurante del hogar transformado en cafetería ha dado millares de comidas por mes. Además de las obreras de las fábricas de guerra, tenemos estudiantes de medicina y de escuelas comerciales, así como empleadas del Parlamento

Esas empleadas de casa reciben en el patronato una amplia hospitalidad; una arregla su ropa, otra trabaja para las misiones; se cuentan alegrías y noticias de la semana. El domingo por la tarde la asistencia es más numerosa: se juega a las cartas, se intercambian libros de la biblioteca, y antes de la partida, lectura del evangelio con corta explicación. Desde septiembre de 1936, cursos gratuitos de instrucción religiosa, de francés, de inglés, de canto. Se espera un local para la enseñanza doméstica.

“El Padre de Clorivière no fue jamás a Canadá. Pero toda su vida sacerdotal y religiosa estuvo marcada por un ardiente deseo de servir a las misiones lejanas. Basta releer las Notas íntimas para sentir la fuerza del llamado.

Nuestras jóvenes tienen facilidad para recibir a sus novios. Un círculo jocista se inició en 1938.

Él oró mucho por Canadá, y a los setenta y cuatro años, durante su estadía en el Temple, a solicitud de Mons. Carroll, obispo de Baltimore, su antiguo profesor de “física” en el escolasticado de Lieja, aún está dispuesto a partir para restablecer allí la Compañía de Jesús.”

Si las obras prosperan, la reunión está en prueba: el año 1936 ha comenzado por un duelo: la HCM que se consagró durante dieciocho años al hogar muere al día siguiente de sus votos perpetuos que ha pronunciado en la fiesta del P. de Clorivière. Hermine Hearn, la superiora, debe descansar por varias semanas.

(cf. Carta a Mons. Carroll (Clorivière y América. F. Morlot, pág. 125) Pero la mañana del 19 de julio de 1790, una luz interior amplió su proyecto al mundo entero:

En cuanto a la asistente, cuya salud inquietaba desde mucho tiempo, ha entrado en una casa de salud. Durante veinte años ha dirigido el hogar. La separación es tanto más dolorosa cuanto sufre mucho por su alejamiento de la casa. Otra HCM, muy activa en el patronato, debido a su edad avanzada y a su salud precaria ha pedido ser descargada, con gran pena de todas. Por fin, la infatigable portera está en cama desde varios meses, afectada por una afección cardiaca. Felizmente, el noviciado se desarrolla: en el año 1936, una oblación, siete profesiones. 121


¿Por qué no en todo el universo? Por el consejo de su obispo permanece en Europa como lo pide la Gloria de Dios.

En 1814, una carta del Padre general de los jesuitas lo encarga de Preparar los caminos para la resurrección de la Compañía de Jesús en Francia..

Espíritu misionero, sumisión a la Iglesia, ¿no son dos características particularmente queridas a las Hijas del Corazón de María que la provincia de Canadá nos recuerda?

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PROVINCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS Introducción Perspectivas raciales Noviciado Nueva York Brooklyn – Nueva York Bronx – Nueva York Burlington Chicago Illinois Cleveland – Ohio Pine Ridge – Dakota Sur Filadelfia

-

Pennsilvania

Washington D.C. Boston – Mass “Queechy” Canaan, Nueva York Baltimore – Maryland Creighton Hall – Omaha, Nebraska

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PROVINCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS (1935 – 1947) Resumen de los hechos históricos que precedieron al período 1935-1947 INTRODUCCION Para poder comprender a la Iglesia católica en los Estados Unidos y el trabajo que cumplieron las HCM durante los años 1935-1947, es indispensable conocer algo de la historia de la Iglesia americana. Por eso damos aquí un resumen de los hechos históricos importantes, de los resultados que aportaron, y de las pistas de porvenir que engendraron.

1935-1947 ha sido en los Estados Unidos un período pesado de sufrimiento, como lo fue en el mundo entero. Los años 1935 a 1941 fueron los de la post-crisis con todas las secuelas de pobreza que implicó. Y 19411945, como para el mundo entero, fueron los años de la tragedia de la segunda guerra mundial.

Las HCM y su trabajo en los Estados Unidos se sitúan en esta historia. Después de esa ojeada, miraremos las reuniones locales durante este período para aprender cómo se integraron en la historia de la Iglesia en América del Norte.

Durante la crisis, muchas personas habían perdido su trabajo y la miseria era grande. El presidente Roosevelt había iniciado un notable programa de ayuda social para luchar contra la pobreza. Y durante la guerra, trató verdaderamente de movilizar a todo el país en el esfuerzo de guerra. Incluso un país tan extenso y poblado como los Estados Unidos temía carecer de muchas cosas, por lo que se habían instaurado tarjetas de racionamiento para la alimentación, la bencina, los vestidos y los zapatos. Mientras que los hombres estaban enrolados en el ejército, muchas mujeres trabajaban en las fábricas de armamento.

La población católica en los Estados Unidos aumentó de dieciocho a más de veinte millones entre 1920 y 1930. Aunque la inmigración europea no alcanzó más el nivel del siglo diecinueve, el Congreso de los Estados Unidos votó un acta en vista de poner fin a la hemorragia de católicos europeos que llegaban a las costas americanas. Durante los años 1930, el Congreso empezó a colocar límites a la inmigración mexicana. Con una inmigración mantenida en un nivel bajo, la iglesia americana tuvo tiempo para consolidarse y estabilizarse.

En esta situación angustiante, muchas personas se volvieron a Dios. Las iglesias permanecían abiertas, había asistencias récord a las misas: se venía a orar por los jóvenes que habían partido al combate. Y las pérdidas fueron pesadas, tanto en el Pacífico como en Europa.

Las instituciones se pusieron a florecer y se desarrollaron durante los años 1920. El arzobispo Dougherty de Filadelfia estableció noventa y dos parroquias y construyó ochenta y nueve escuelas parroquiales en diez años. El se llamaba a sí mismo el albañil de Dios y se interesó particularmente en los católicos negros y chinos tratando de poner fin a la discriminación.

Las HCM externas o en comunidad compartían las mismas angustias; los miembros de sus familias estaban también en el frente o comprometidos en el esfuerzo de guerra, y constataban en torno a ellas las consecuencias trágicas. La Superiora general había pedido que todas las HCM formaran una cruzada de oración, de caridad y de sacrificio, lo que fue seguido por todas. Vestidos cálidos fueron enviados también a París. Hubo planes de evacuación en caso de ataques aéreos enemigos sobre la costa Oeste.

En 1930, ochenta y nueve por ciento de las parroquias de Chicago podían gloriarse de tener escuelas frecuentadas por veintisiete por ciento de niños de Chicago. Aproximadamente

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treinta por ciento del total de la población era católica romana.

todos los cursos eran dados por mujeres que pertenecían a Ordenes religiosas. Ese sistema de instrucción existía paralelamente con escuelas gratuitas levantadas y tomadas a cargo por las ciudades. Estaban fuertemente influenciadas por el protestantismo.

Lentamente, los católicos empezaron su movimiento ascensional hacia la clase media y hacia las clases ricas. Estaban presentes en las industrias del acero, de la navegación, del petróleo y de la construcción. Los católicos ricos llegaban a dar a la Iglesia contribuciones generosas, pero no parecía que hubiera en eso un deseo de acción social. Tal vez eso era provocado por la secularización creciente de la sociedad, que católicos y protestantes lamentaban vivamente. Los prejuicios anticatólicos existían aún, como lo demostraba el Ku Klux Klan8 que perseguía a los americanos negros, los católicos y los judíos por todas las partes que era capaz de hacerlo. Esos prejuicios estaban muy arraigados en el dominio de la instrucción.

Horacio Mann, de Massachusetts, era una figura señera a favor de la instrucción pública en el siglo veinte... Él estimulaba en las escuelas públicas la lectura de la Biblia, la enseñanza de la moral y de la religión natural, pero sin sectarismo y sin consagrar tiempo al vice gerente del infierno, el papa de Roma. Para terminar, el sistema católico de instrucción fue aceptado, pero la influencia católica en el proceso político se mostró un asunto muy diferente, especialmente en las altas esferas de la política. El gobernador Alfredo Smith de Nueva York se lanzó en la carrera por la presidencia en 1928. Porque era católico, el problema de la separación de la Iglesia y del Estado creó dificultades inesperadas. ¿Respetaría él el principio americano de la libertad religiosa? ¿Eran compatibles sus creencias religiosas con la constitución americana? ¿Acaso los Estados Unidos serían gobernados por Roma? Smith perdió las elecciones, que fueron ganadas por Herbert Hoover: la religión había jugado un rol en su derrota.

La Corte Suprema de los Estados Unidos falló en 1925 un juicio contra la Sociedad de Hermanas que lleva el nombre de Pierce. Fue un poste indicador importante, pues declaraba que la ley del Estado de Oregón era inconstitucional porque obligaba a todos los niños de ocho a dieciséis años a ir a las escuelas públicas. El Estado de Oregón insistía diciendo que tenía derecho a tener niños bien instruidos y temía que las escuelas privadas dieran más importancia a la adhesión a una religión más bien que a formar buenos ciudadanos.

Los católicos americanos podían sentirse ellos mismos los defensores del orden moral y de la razón, pero en los años 1920 todavía tenían que defenderse.

La Corte Suprema hizo resaltar que un niño no es solamente una criatura del Estado. Esta decisión aportó de hecho una ayuda considerable a la misión educativa de la Iglesia, porque justificaba ante la ley la existencia de las escuelas privadas.

El hundimiento de la Bolsa en 1929 trajo una disminución de los salarios en un treinta y tres por ciento, para los que aún tenían un trabajo; en 1933, veinticinco por ciento de la fuerza de trabajo de los Estados Unidos estaban desempleados. Algunas compañías pidieron a sus empleados que trabajaran sólo media jornada para evitar la cesantía.

De hecho, la Iglesia católica creó un imponente programa para la instrucción primaria: casi 8

Sociedad secreta norteamericana, creada después de la guerra de Secesión (1867), de una xenofobia violenta. Esta sociedad está dirigida esencialmente contra la integración de los negros. (cf. Larousse 1992)

La Iglesia buscó una solución a esos problemas fuera de los Estados Unidos y descubrió documentos del Papa como Rerum Novarum y Quadragesimo Anno. El catolicismo ofrecía 125


transformar la sociedad, encontrar las necesidades de la inteligencia moderna y aportar frutos espirituales durante la crisis.

formaban parte de una Iglesia no eran católicos. Las denominaciones Bautista y Metodista se arraigaron profundamente en las plantaciones y en las ciudades... Sin embargo había esclavos católicos y afroamericanos católicos libres en las ciudades, las villas del norte, y en los Estados libres que formaban la orla de los estados esclavistas.

Franklin Delano Roosevelt fue elegido en 1932 y se aplicó a combatir de inmediato la cesantía y los despidos por su legislación del New Deal (reformas: el nuevo orden internacional). La administración para el progreso por el trabajo comprometió a hombres en la construcción, como en la mejora de los caminos, las bibliotecas y otros. Se creó el cuerpo de conservación civil para los cesantes y para la gente joven célibe. La administración nacional de la juventud procuró a los estudiantes de las escuelas superiores y de los colegios que estaban en la necesidad trabajos a medio tiempo para hacer en sus escuelas. La provincia de los Estados Unidos comprende diez reuniones:

Las directivas de los obispos católicos antes de la guerra civil (1861-1865) eran muy poco claras a propósito de la esclavitud. El obispo Verot de San Agustín (Florida) creía que la esclavitud era “une verdadera santidad de vida”. Los propietarios debían velar por una mejora social, moral y religiosa de los esclavos. Monseñor Verot hizo una gran vuelta a través del Ohio y el Oeste del Estado de Nueva York, después de la guerra, para recolectar fondos para ir en ayuda de los antiguos esclavos. Hizo venir de Francia a las hermanas de San José du Puy para abrir escuelas para ellos. Los esclavos tenían derechos y deberes. Los obispos americanos no tenían ningún plan para evangelizar a los cuatro millones de esclavos liberados al fin de la guerra.

Nueva York Brooklyn Bronx Buffalo Burlington Chicago Cleveland Filadelfia Omaha(Pine Ridge) Washington D.C.

PERSPECTIVAS RACIALES

La esclavitud existió en América durante unos trescientos años. En el siglo dieciocho, en los Estados Unidos, los jesuitas poseían esclavos. La posesión de esclavos resultaba de un estado de cosas, y los Estados del Norte pusieron la esclavitud fuera de la ley a fines del siglo dieciocho o a comienzos del siglo diecinueve. La esclavitud era indispensable a la economía de las plantaciones en el Sur profundo, Los esclavos aseguraban a la vez un trabajo calificado y no calificado en los campos de algodón o en el comercio sobre las plantaciones.

El obispo Mac Closkey de Nueva York declaró que “de ninguna manera la conciencia de los obispos del norte era culpable por lo que concernía a los negros.” Durante el siglo diecinueve hubo un clero católico negro, secular y regular. En 1888, Augusto Tolton fue ordenado como primer sacerdote negro para trabajar con su propio pueblo. Ningún seminario americano quiso aceptarlo, así tuvo que hacer sus estudios en Roma. Las hermanas Oblatas de la Providencia fueron fundadas en 1829 en Baltimore (Maryland) como orden religiosa católica negra; se ocupaban de niños afroamericanos. Las hermanas de la Santa Familia les siguieron los pasos en 1842, en Nueva Orleans (Luisiana).

En general, no formaban parte de ninguna Iglesia, a menos que su propietario formara él mismo parte de una religión. En ese caso, sus esclavos serían educados en su Iglesia con el acento colocado sobre la obediencia, virtud cristiana. La mayoría de los esclavos que 126


Los tres hermanos Healy eran hijos de una esclava y de un irlandés propietario de esclavos en Georgia. James llegó a ser obispo de Portland (Maine); Alexandre llegó a ser el secretario del obispo de Boston, y Patrick, S.J., presidente de la Universidad de Georgetown. Hay que añadir sin embargo que el caso de los hermanos Healy era una excepción a la ley general de discriminación y de segregación.

segregación: negra, blanca, y mezclada con indígenas. Y esto duró hasta 1956. Había aproximadamente setecientas cuarenta y cinco escuelas católicas en el sur profundo en 19351947, pero solamente dos practicaban la integración. La historia de la Iglesia americana durante los años de guerra está marcada sobre todo por una afirmación y una confianza en sí misma que había empezado después de la primera guerra mundial y que había continuado a lo largo de todos los años 1920. Los valores americanos de la democracia, el hablar francamente e incluso la separación de la Iglesia y el Estado ya no constituían problema para la mayoría de los católicos. Los protestantes habrían podido sentir desconfianza de la influencia de Roma, pero lo católicos americanos no consultaban a Roma cuando votaban.

La Corte suprema publicó una decisión infame sobre las relaciones entre razas en 1896. En el juicio de un proceso de Plessy contra Ferguson, la Corte autorizaba escuelas y facilidades separadas, pero iguales. La segregación estaba autorizada para que las escuelas negras fueran idénticas a las escuelas blancas. Eso no pasó así, pero los restaurantes, los baños públicos... los transportes en común, todo se hizo separado. Durante los años 1935-1947 el problema del racismo tomó una nueva extensión. Las conclusiones más importantes de la justicia social en los años 1930 estaban fundadas en prejuicios y sobre la segregación. El concilio católico interracial, la casa de la amistad y los trabajadores católicos hicieron salir a luz esas conclusiones. El cardenal Spellman mostró muy claramente que todo niño católico podía entrar en cualquier escuela católica; no había escuelas para negros, sólo había escuelas católicas.

Las HCM que trabajaban en la Iglesia hicieron la experiencia del boom económico de los años 1920, sufrieron por la crisis y participaron en los esfuerzos de guerra de los años 1940. Ellas estaban mezcladas a los problemas de justicia social para los negros. Trataban de leer lo mejor que podían os signos de los tiempos en los Estados Unidos. La Sociedad estaba muy apegada a la Casa general en París, y respetaba costumbres europeas que a veces parecían fuera de lugar en los Estados Unidos. Las páginas que siguen son una síntesis de las reuniones americanas durante el período 19351947. Debido a la naturaleza de la Sociedad y a su secreto ferozmente guardado, faltan muchas informaciones. Lo que resalta es la determinación de nuestros miembros para vivir y servir a la Iglesia americana en una sociedad pluralista y ampliamente protestante, por trabajos en comunidad e individuales.

Los obispos Glennon y su sucesor Joseph Ritter, de San Luis (Misuri) abrieron sus instituciones a todos. Mons. Ritter amenazó con excomunión a quien intentara un proceso civil en la diócesis por un problema de desegregación. En cambio, Mons. Rummel, de Nueva Orleans (Luisiana) no logró suprimir la segregación en su diócesis sino en 1962, y después de haber excomulgado a tres guías laicos. Los antiguos estados esclavistas y los estados libres que los unían tuvieron mucho que hacer con la supresión de la segregación racial.

NOVICIADO En 1936, habiendo vendido la casa de la calle 12ª y adquirido la de la 7ª, las HCM se instalaron allí Esta nueva casa era más grande que la antigua y comprendía de hecho dos habitaciones distintas, lo que permitía separar completamente a las postulantes y las novicias

Por ejemplo en Maryland, considerado como un refugio de los católicos, había tres tipos de escuelas desde el punto de vista de la 127


de las profesas, con las que no tenían ningún contacto. Ellas sólo veían a las profesas de espaldas en la capilla; no podían reconocerlas, y así el secreto estaba bien guardado.

Otra aprovechaba tan bien los cursos de teología que más adelante fue llevada a dar conferencias públicas sobre la doctrina cristiana.

En 1946-1947 había cuarenta y tres novicias y trece postulantes. Durante esos dos años, hubo diecinueve oblaciones y veintitrés profesiones. La enseñanza dada en el noviciado era muy rica. Además de las conferencias semanales por las maestras de formación, había cursos sobre canto gregoriano, apologética, teología, Sagrada Escritura, e incluso cursos de enseñanza doméstica.

Los Padres jesuitas nos eran una gran ayuda: ellos orientaban hacia nosotras vocaciones y ayudaban mucho a la formación de las jóvenes, sin contar las conferencias que daban a las profesas.

NUEVA YORK En 1936, compra de la propiedad de la calle 74ª, que llegó a ser indispensable debido al número creciente de aspirantes, postulantes y novicias.

Las novicias guardaban bien el secreto, tanto que muchos padres se planteaban numerosas preguntas respecto a las actividades de sus hijas. Es así como una novicia pidió a sus padres poder invitar a su casa una tarde a los miembros de su club, comprendida la maestra de novicias, sin decir, ciertamente, cuál era su función. Los padres quedaron tan favorablemente impresionados que después de eso quedaron tranquilos y no plantearon más preguntas a sus hijas. Sus actividades apostólicas eran numerosas y variadas. Durante los años que siguieron a la gran crisis de 1930, el esfuerzo se orientó a las obras de asistencia a los pobres y los sin domicilio, sobre todo en el bajo del Lado Este de la ciudad de Nueva York y entre las poblaciones negras de Harlem.

En 1937, la estadía de M. Rascol en Nueva York es un gran privilegio; estrecha más profundamente en nuestras almas los vínculos que nos unen a todas estrechamente en el Cor Unum. El apostolado de las HCM se ejerce en los hospitales. Ellas se ocupan también de los catecismos, del mantenimiento de la ropa de altar en las parroquias, de la Acción Católica recomendada por los obispos. La obra de los catecismos, gracias a dos HCM, se extendió a los niños negros, en 1938. En 1939-1945: servicio social, escuela industrial Santa Isabel. Durante esos años de guerra, algunas HCM sirvieron como auxiliares enfermeras en los hospitales.

Una misión se había fundado ya en la parte hispanofona de Harlem, para ayudar a las mujeres a aprender un poco de inglés y a comprender los papeles oficiales que recibían. Varias novicias iban cada semana a enseñar la doctrina cristiana a los niños, y los preparaban a los sacramentos en un barrio de inmigrantes de Nueva Yersey. Una novicia, Mary Walsh, era responsable de la inspección de la enseñanza de la doctrina cristiana en los establecimientos católicos. Y el obispo tenía total confianza en ella.

El obispo de Newark pidió a las HCM que vivían en Nueva Yersey que emprendieran un servicio social en esa diócesis. El objetivo es impedir que se infiltren algunas corrientes peligrosas para la Iglesia. Se trata también de favorecer las vocaciones. Las HCM trabajan con otras personas que no son de la Sociedad. Se espera que será un medio para darla a conocer. Una de las nuestras, miembro celoso de la Evidence Guild de San Pablo, hace conferencias públicas sobre la doctrina de la Iglesia.

Otra, que era estudiante de sociología en la Universidad Fordham, visitaba familias pobres y trataba de resolver los problemas sociales que encontraba. 128


Otra se interesa por la conversión de los judíos y organiza para ellos una hora santa semanal.

Poco después de 1940, la completa integración de las parroquias de la ciudad alta hizo que el trabajo en San José como misión de San Pedro Claver se hiciera menos necesario. Además, sin ningún ingreso propio, esta casa era una carga financiera insoportable. Se iniciaron negociaciones para la compra de una parte de la propiedad por la ciudad. Contamos con San José para obtener un precio suficiente que nos permita acoger en Bronx. a numerosos nuevos niños sordomudos. San José nos escuchó y la suma dada por el terreno expropiado por la ciudad nos permitirá agrandar la nueva gran escuela en Bronx, construir la quinta para las clases domésticas, y abrir una casa cuna.

En esos dos años, visita de M. Rascol. Durante la de mayo 1947 ella recibió a las superioras de las otras reuniones que venían a encontrarla. En 1946, las HCM de Río, México y Canadá, de paso en Nueva York, fueron recibidas en la casa. Tres retiros se dieron en 1947, dos en Wintchester y uno en Brooklyn. Se fijó un cuadro en once lenguas diferentes probando la universalidad de la Sociedad. Enviamos paquetes semanales de alimentos y vestidos a nuestras hermanas de Francia y de Alemania, particularmente a la casa general de París.

Pero antes de dejar Brooklyn tenemos que decir algunas palabras de esta misión que hemos vivido en pleno barrio negro: una asociación interracial se ha organizado para las mujeres jóvenes, en tanto las niñas jóvenes se han agrupado bajo el nombre de Asociación Nuestra Señora del Rosario; cuatro postulantes han salido de ese grupo. Agradecemos también al Señor por algunas conversiones que se han operado en esta población negra de cuatro mil habitantes.

El trabajo apostólico de nuestras hermanas de Nueva York tiende sobre todo a volver a la Iglesia a los católicos extraviados. Trata de extender el Reino de Dios en las oficinas y las escuelas públicas. BROOKLYN – NUEVA YORK

Los niños que alcanzamos son en general dotados y apóstoles. En Navidad, ellos representaron y cantaron la Historia Santa. Algunos escuchaban por primera vez la historia de la venida de nuestro Salvador.

Las HCM poseían en Brooklyn una escuela para sordomudos: San José. Tenían también otra en el Bronx, en tanto que el número de alumnos en San José ya no era muy importante. Pensamos en una fusión de las dos escuelas, lo que permitiría realizar un mejor trabajo y a un menor costo. Ese deseo se realizó en 1936. El edificio quedó luego desocupado por tres años. Se le hicieron reparaciones y se volvió a abrir bajo el nombre de Hogar San José, para instalar allí a algunas HCM jubiladas. Esta casa se volvió también el centro parroquial San Pedro Claver. Una HCM empezó a trabajar con la población negra, y algunas mayores enseñaban el catecismo. En este contexto se abrió un centro social para los feligreses y para los convertidos. En ese lugar muy poco clerical el trabajo de las HCM fue muy apreciado: ellas estaban vestidas como todo el mundo, nada las distinguía como religiosas.

En la casa reina un verdadero espíritu religioso. Cada cual trata de hacer trabajo suplementario en reemplazo de cuatro novicias enviadas a Nueva York en 1946. Dios ha suplido y sabemos que suplirá hasta el fin. Las HCM habían cumplido un servicio importante para la parroquia: dejaron un recuerdo de celo, su trabajo dará frutos. BRONX – NUEVA YORK (antiguamente Westchester) Escuela San José para sordomudos En 1938, ¡qué cambio! Trasladarnos del ambiente de Brooklyn, zumbante de 129


BUFFALO – N.Y.

actividades, e instalarse en la atmósfera casi rural del Bronx, en la escuela San José... La escuela de niños sordomudos agrupaba unos trescientos niños desde el primer año de primaria hasta el último de secundaria: estaban internos en la escuela, de lunes a viernes. Una pequeña proporción de alumnos, pupilos de las caridades católicas, tenían su casa familiar en San José.

En 1935 se celebró dignamente los setenta y cinco años de la Nardin Academy fundada en 1860 por dos HCM, Miss Nardin y Miss Smith. Se trata de una importante escuela católica dirigida por las HCM. Ahí se trata de dar no solamente una enseñanza de valor, sino también una formación profundamente cristiana, abierta sobre el mundo y sobre la evolución de la sociedad. Se dirige no solamente a las católicas, sino también a las alumnas que no comparten la misma fe: ellas manifiestan un buen espíritu y respetan las convicciones religiosas que no son las suyas. Las alumnas de la Nardin Academy reciben una educación religiosa sólida; y cada año benefician de un retiro predicado. Ellas aprenden a hacerse miembros útiles a la Iglesia y al Estado.

Ocuparse de ese importante grupo durante veinticuatro horas sobre veinticuatro suponía un estilo de vida bien organizado que a algunos podía parecer bastante riguroso. Mientras que la directora de la escuela y su asistente eran HCM, el personal docente estaba constituido en gran parte por laicos. A las HCM estaban confiadas sobre todo tareas de mantención de los edificios, de dirección y de contacto con el personal, así como tareas domésticas. Exalumnos sordos, diplomados, enseñaban también en San José, sobre todo el trabajo de la madera, la carpintería y la imprenta.

Ellas tienen espíritu misionero. Así, han adoptado nuestra misión indígena de Pine Ridge en Dakota Sur; envían paquetes, dinero y suficientes libros para poder constituir una biblioteca.

El ministerio de educación nacional toma a su cargo una parte de los gastos; hay también inspecciones regulares y siempre benévolas. Se está satisfecho de la enseñanza dada a los sordos. Lo que atrae más particularmente la atención de los inspectores son los ejercicios de atletismo y las danzas rítmicas. Aceptan también con gusto que demos una enseñanza religiosa a nuestros alumnos.

El Club de las exalumnas es muy activo; se compromete en la Acción Católica; algunos de sus miembros han aprendido el braillé para poder ayudar a ciegos; otras han ido a los hospitales a organizar veladas de Navidad y dar un poco de alegría y de amistad a los enfermos...

Tenemos un capellán que conoce el lenguaje de los signos y que predica una recolección mensual; pero la enseñanza religiosa habitual está confiada a los titulares de cada clase.

Estamos en 1938: para penetrarse bien del pensamiento de la Iglesia, las HCM han seguido cursos en el colegio de los jesuitas de Buffalo y en el de Nueva York; esos cursos tienen por objeto la enseñanza religiosa, pero también la enseñanza de materias profanas; serán dados de nuevo a las alumnas de la Nardin Academy bajo la forma de un curso superior de religión y un curso de apologética hecho por un Padre jesuita. Eso no impide abrir en la escuela una orientación secretariado y otra de enseñanza doméstica.

La vida religiosa de los niños se desarrolla. El 10 de mayo de 1946 es la primera comunión de diez niñas y de siete niños de la misma clase, y siempre es conmovedor ver a esos pequeños limitados acercarse al altar por la primera vez. La visita de M. Rascol en 1937 es una gran gracia; ella afirma los vínculos que nos unen al centro de la Sociedad. Ella queda grabada en nuestros corazones y en nuestro recuerdo agradecido.

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La calidad de la enseñanza se ha mantenido de un alto nivel a pesar de los duros años de la crisis y de la guerra.

En 1945 moría en el hospital de la Gracia una de nuestras hermanas que había trabajado por la vuelta a la Iglesia de un buen número de católicos caído en el error.

La escuela ha participado profundamente en la vida del país: el choque doloroso experimentado el 12 de abril de 1945 ante el anuncio de la muerte del presidente Roosevelt y, el 13 de mayo, día de oración y de acción de gracias por la victoria de las tropas aliadas en Europa.

Fuera de su trabajo muy exigente en la Nardin Academy, que se extendía cada vez más, las HCM hacían catecismo a los niños de las escuelas no católicas. Gracias a la proximidad de las cataratas del Niágara, Nardin Academy ofrece a las HCM externas una estada agradable para hacer su retiro anual. Miembros de cinco reuniones diferentes han venido a seguir los Ejercicios dados por un Padre jesuita. Este comprendía muy bien la naturaleza particular de nuestra vida en el mundo.

La escuela ha participado también en los problemas de abastecimiento del país: debido a la falta de mano de obra en las granjas, no se lograba recolectar las frutas y las legumbres. Se pidió a los escolares que reemplazaran en los campos a los soldados enviados a la guerra, y la vuelta a clases fue retrasada para permitir a los jóvenes terminar ese trabajo. Bien entendido, la Nardin Academy participó en esa misión.

Una oblación y tres profesiones añadieron solemnidad a la clausura del retiro en la fiesta de la Asunción 1938.

Se hizo un llamado al club de Madres de la Nardin Academy, en colaboración con los profesores, para buscar con las alumnas solución a los problemas que encuentran todos los jóvenes católicos en este mundo moderno tan profundamente descristianizado. En 1946, ese mismo club había celebrado el nonagésimo aniversario de la llegada a Buffalo de Miss Nardin y sus asistentes... “Ellas trajeron así, nos dicen, un hermoso tributo, en retorno por la obra realizada junto a sus hijos.” Se celebró una gran fiesta en la diócesis de Buffalo para conmemorar el centésimo aniversario de la fundación de la diócesis y en esa ocasión tuvo lugar un magnífico Congreso Eucarístico.

BURLINGTON La escuela parroquial San José fue entregada en junio de 1944 a una orden religiosa con hábito, pues estábamos en la imposibilidad de proporcionar profesores debido a la disminución del número de vocaciones. El obispo nos escribió sus sentimientos: “Ese cambio se realiza a disgusto para mí, cuando considero los largos años de abnegación, de servicios, de dedicación de sus hermanas, y eso durante más de setenta y cinco años: era una hermosa tradición establecida en la parroquia...” CHICAGO ILLINOIS

Pero vamos a la comunidad de HCM. Al comienzo, la comunidad había sido de las más estrictas y bastante cerrada en ella misma con un gran número de reglamentos y el acento puesto sobre la adquisición de las virtudes; una conferencia todos los primeros sábados de mes, dada siempre por un Padre jesuita, recreaciones obligatorias todas las tardes, nada de radio, ni TV, ni diarios... Las cosas debían suavizarse más adelante. La comunidad estuvo compuesta por cuarenta a cuarenta y cinco HCM, en gran parte en casa común.

La reunión de Chicago, en 1935, cuenta aproximadamente cincuenta HCM. Epheta School, para los sordos, es la obra principal a la que nos dedicamos. Pero no la única: tenemos también la Casa San José, para jóvenes y mujeres; en 1936 la cedimos a religiosas mexicanas, pero una HCM sigue trabajando en ella. En 1936 celebramos también el quincuagésimo aniversario de Epheta School. Tiene muy 131


buena reputación, el número de alumnos varía de sesenta y cinco a setenta y cinco. Ahí se aprende el lenguaje de los signos, la lectura sobre los labios, y muchas otras cosas. Pero la prioridad va a la educación de la fe; ante todo tratamos de guiar a esos jóvenes sordos en el conocimiento y el amor de Dios. No ahorramos ningún esfuerzo para alcanzar ese objetivo.

señoras auxiliares vendieron flores para nuestro beneficio y nos trajeron algunos miles de dólares. Y luego, gracias a la intervención de la Caridad Católica, recibimos cada mes ciento veinte dólares del Estado y de la organización federal de la alimentación. Los católicos americanos se interesan en Epheta School. Miembros de la asociación nacional de la instrucción católica han venido a iniciarse en nuestros métodos; también han venido seminaristas; ellos se han mostrado muy abiertos a los problemas que encuentran los sordos. En 1947, el cardenal Stricht vino a confirmar veintiún niños en nuestra capilla. “La obra es pequeña – nos dijo – pero me es muy preciosa.”

Tratamos lo mejor que podemos de alegrar la vida de nuestros pequeños limitados: proyecciones educativas, teatro de marionetas, fiestas mensuales, etc. Tratamos que nuestros alumnos se preparen para llegar a ser católicos activos: ellos quedan muy admirados cuando leen que en Rusia y en Alemania se enseña el ateísmo a los niños: ellos no comprenden que se pueda no creer en Dios.

Sin embargo, no todas las HCM trabajan en la escuela Epheta. Una ayuda a los Padres Redentoristas en problemas sociales. Otra, que también vive en el mundo, trabaja bajo la dirección de los Padres jesuitas; ella ha dado conferencias ante el auditorio de la sociedad de poesía. Una tercera es directora de una escuela pública. La cuarta ha interesado a treinta jóvenes mujeres en la Acción Católica. Y la enseñanza del catecismo en la iglesia Nuestra Señora, bajo la dirección de los Padres Sacramentinos, está a cargo de una de nosotras. Por fin, cada una de las trece HCM externas trata de procurar el mayor bien espiritual del prójimo y viene a pasar algunos días con nosotras en cuanto puede hacerlo.

1937 fue un año magnífico para nosotras: ¡M. Rasco, nuestra Superiora general, vino a vernos a Chicago! Nos hizo una conferencia en el curso de la cual nos dijo: “Sólo nuestro amor por Cristo y por la Iglesia puede salvaguardar el espíritu de la Sociedad en su totalidad.” Ella insistía muy particularmente en los vínculos que nos unen a todas en el Cor Unum y nos llamó a la responsabilidad que tenemos de guardar integralmente el espíritu de la Sociedad. Los problemas económicos, consecuencia de la gran crisis de 1929-1930 y de la guerra de 1941 a 1945, pesaron mucho en la situación financiera de la escuela. Muchas familias estaban arruinadas y no llegaban a pagar la pensión de sus hijos. Antes las HCM lograban equilibrar el presupuesto recurriendo a colectas, pero éstas ya no aportaban casi nada. ¿Cómo alimentar así convenientemente a los niños, pagar las casas y mantener los edificios? ¡Y bien! Se las arreglaron como se pudo: todo el mundo se puso a trabajar, ya fuera para pintar los edificios, que lo necesitaban mucho, o para cultivar lo que se llamaba los jardines de la victoria. Estos proporcionaron las papas y las legumbres para los niños y para la comunidad. Pero la Providencia velaba. Las

Impresionante es la lista de obras en las que participan las HCM en Chicago: la liga del Sagrado Corazón, la legión de María, las obras de los catecismos y de los santuarios, la Hora santa, la instrucción religiosa de las poblaciones de color, la obra del Settlement, la Asociación catequética, la visita a las cárceles, la mantención de los altares, la obra del escapulario. Al mismo tiempo que se da así al prójimo, la comunidad no deja de crecer: en 1941 hubo tres primeros votos, una oblación, dos jubileos de oro y uno de plata. En 1944 hubo ocho oblaciones. El noviciado, con Mary Magill y Gertrude Crofton, se instaló en Chicago de 132


PINE RIDGE –DAKOTA SUR

1943 a 1946, luego fue trasladado a la ciudad de Nueva York.

En el sur de Dakota se encuentra la misión indígena de Pine Ridge, denominada Misión del Sagrado Corazón; es una rama de la misión del rosario y atiende únicamente la aldea de Pine Ridge.

Hemos vivido y compartido profundamente los dramas de la guerra con todas las personas que nos rodeaban, como también la inmensa alegría de la victoria el 14 de agosto de 1945. ¡Por fin la paz!

Existen en los Estados Unidos centenares de misiones indígenas en las que son agrupados los indios; ellos son apoyados financieramente por el gobierno.

A partir de esa fecha, se restablecieron las líneas de comunicación normales con París y en la capilla de Epheta pudieron pronunciarse numerosos votos de cinco años y tres primeros votos.

En Pine Ridge hay un internado del Estado: las HCM hacen allí el catecismo e instruyen a los pequeños indios. Ellas visitan también a los enfermos en el hospital y llevan junto a ellos al sacerdote. Los jesuitas son los encargados de esta misión; ellos llamaron allí a las HCM y están muy felices por la colaboración que ellas les aportan.

CLEVELAND – OHIO La primera misión de la Sociedad en los Estados Unidos se hizo en Cleveland (Cf. Anales tomo III, p.25 a 50), donde las HCM tenían un orfanato. Luego tuvieron una casa para trabajadoras: Madonna Hall.

He aquí el testimonio de Marta Cassertano: “Nuestra casa lleva, a justo título, el nombre de Albergue al borde del camino. Tratamos de desarrollar allí un espíritu de acogida amistosa para los indios que vienen a vernos: tratamos que encuentren en nuestra casa comprensión y afecto, y a veces también alimento y referencia a nuestra fe en Jesucristo.

En 1946, esta casa fue vendida a las hermanas franciscanas de Kunegunda, que transformaron el edificio e hicieron una residencia para ciento veinte personas mayores. El obispo habría querido que las HCM se encargaran de ellas, pero no había personal suficientemente formado para ese tipo de trabajo.

“En la parroquia existen varios clubes, para los hombres, para las mujeres, para los jóvenes. Hay incluso un club Newman para los jóvenes estudiantes de la escuela superior del gobierno. A los indios les gusta vivir en grupo, por lo que todas esas asociaciones encuentran mucho éxito.

El orfanato San José se trasladó varias veces en Cleveland, y eso sucedió aún en 1942. En ese momento, el número de huérfanos alcanzaba a ciento veintiuno. La asociación de Grandes Hermanas Católicas sostuvo financieramente todo un número de cursos y de conferencias muy seguidas sobre temas religiosos. Organizó campamentos de verano, aseguró la instrucción religiosa en la casa de detención para jóvenes, y acogió recolecciones de un día. Esto se convirtió en el trabajo específico de las HCM externas.

“Yo llegué a Pine Ridge sin saber en absoluto dónde se encontraba esta misión; pero habiendo muerto mi padre, yo estaba libre, y como se necesitaba personal en Pine Ridge, la provincial, Miss Miller, me envió allí, y yo fui muy feliz.

En 1941, la dirección estaba enteramente asegurada por las HCM que se mostraron verdaderamente próximas a las adolescentes de las que tuvieron que ocuparse.

“Mi trabajo consistía en enseñar el catecismo en la escuela india, visitar a los enfermos, ya sea en el hospital o en sus chozas, en conversar a veces con presos, y en ocuparme un poco de la casa. 133


“En el conjunto, esas gentes eran muy pobres; hemos tratado de hacerlos trabajar juntos, de hacerles organizar una kermesse, de interesar a otras personas en sus necesidades.

FILADELFIA – PENSILVANIA La casa de las HCM en Filadelfia llevaba el nombre de Kilner Hall; ella ha sido sucesivamente un hogar para empleadas y una residencia para señoras. Entre tiempo, se trató de dar allí instrucción religiosa a niños negros; pero esa obra no tuvo larga vida. Kilner Hall estaba situada en un barrio puramente blanco y los vecinos hicieron presión sobre el cura para que prohibiera esta presencia de niños negros en un barrio exclusivamente blanco. El mismo cura pidió entonces a las HCM que más bien visitaran y se ocuparan de familias pobres, y él les dio cincuenta nombres.

“Era la época de la guerra. Todos los habitantes de Pine Ridge participaban en la Hora Santa la víspera del primer viernes de mes: se oraba por la paz. Se asistía a la misa del día siguiente. Cuando tuvo lugar el ataque japonés sobre Pearl Harbour, todos los indios válidos de Pine se comprometieron. Nunca las mujeres de Pine Ridge habían vivido un período tan tranquilo: no había borracheras, ni mujeres golpeadas, etc. “Miss Callaghan, nuestra superiora, tenía un talento muy especial para hacer vivir a los indios juntos – lo que les gustaba – pero en la paz y el buen entendimiento. Lo que no siempre era evidente. Las autoridades responsables de la Reserva se dieron cuenta de ese talento y le pidieron que trabajara con la oficina de la Cruz Roja para los asuntos indígenas, en una palabra que sirviera de nexo entre las familias que habían permanecido en el país y los hombres enviados más allá de los mares. Miss Callaghan aceptó, sabiendo bien que los Padres Jesuitas estarían felices con esa colaboración, pero puso algunas condiciones: tener una secretaria y un teléfono privado, lo que le fue concedido.

Algunas de ellas visitan regularmente la casa de los Incurables, mientras que otras están encargadas de la mantención de las iglesias y sacristías de sus respectivas parroquias. Animan también clubes para los niños de las escuelas públicas. Las HCM tienen un gran celo apostólico e irradian la caridad. Una de nosotras que vive en Wilmington ha contribuido ampliamente a animar en esa ciudad la obra de los retiros para las mujeres. No menos de trescientas personas, entre ellas alumnas de la escuela pública superior, han podido seguir jornadas de recolección. El apostolado de las HCM se extiende también a los que no ven o no oyen bien. Y por fin, hacen en su barrio el catecismo a los niños de color; con frecuencia, algunos mayores vienen a unirse al grupo y aprenden así a conocer las verdades de la religión.

“Así ella pudo ir por todas partes en la Reserva, hablar con los indios y transmitir mensajes en Lakota, su lengua, que nadie comprendía: ¡su vida privada estaba bien guardada!

En 1944, tuvimos que vender Kilner Hall; se compró otra casa más cómoda, pero no se encontró nunca un apostolado específico para la casa común: Dios tenía sin duda otros planes. Se presentaron muchas postulantes: mujeres de valor, todas trabajaban fuera e hicieron profesión en la Sociedad sin dejar su trabajo. En 1946, la reunión contaba dieciséis profesas y once novicias.

“Antes de venir a Pine Ridge yo había seguido cursos de enfermera; fue así como, más adelante, fui contratada para trabajar en la maternidad: la oficina de asuntos indígenas deseaba vivamente, no sólo que no disminuyera la tasa de natalidad entre los indios, sino también que se redujera al máximo la tasa de mortalidad infantil. Esos años en Pine Ridge fueron los más hermosos de mi vida."

En el histórico de la reunión retenemos sobre todo la fecha del 19 de mayo de 1937: fue el día en que M. Rascol vino a visitarnos en Filadelfia. Todas vinimos a escuchar la 134


conferencia que nos hizo sobre el amor que debíamos tener por nuestra vocación y nuestra fidelidad en cumplir los deberes que ella nos exigía.

Su secretario nos da la conferencia del primer sábado, y las reuniones de quincena tienen lugar en una sala puesta a nuestra disposición por Monseñor. El año siguiente, las reuniones se tienen en el convento de la Beata Chantal, calle Isabelle, porque aún no tenemos la posibilidad de tener una casa común y de instalarnos en nuestra casa. De hecho, una sola de entre nosotras podría habitar esta casa, pues todas las demás tienen obligaciones que les impiden vivir juntas.

WASHINGTON D.C. En el distrito federal de Columbia, con sus tres millones de habitantes en la aglomeración, Washington D.C. es la capital de los Estados Unidos de América. Allí se encuentran los edificios del Congreso y la Casa Blanca en la que habita el presidente.

Sin embargo, cada una de las HCM realiza un trabajo apostólico importante, especialmente junto a los sordos adultos: ayudamos al sacerdote encargado de esta obra. A consecuencia de la falta de vocaciones, el grupo de Boston será suprimido en 1945.

La actividad de las HCM de Washington se concentra sobre todo en la organización de retiros espirituales y de recolecciones. A esto se añade un apostolado junto a los sordos: hay que enseñar el lenguaje de los signos. Además, las HCM confeccionan vestiduras litúrgicas y ropa de altar. Ese pequeño grupo trabaja en conexión con la universidad católica de Baltimore, con los Padres Jesuitas y son sacerdotes seculares.

“QUEECHY” CANAAN, NUEVA YORK Queechy, anidado al pie de las montañas del Berkshire, era, para las HCM, un lugar al que venían con gusto en vacaciones, o para el recogimiento de un retiro, de un triduo. Ellas podían aprovechar el lago para andar en bote o para nadar, y senderos en los bosques para pasearse.

Las reuniones mensuales de la Asociación de la Evidencia católica tienen lugar en nuestra capilla: sus miembros se ejercitan en hablar en los parques públicos sobre las verdades de la fe. Cada Viernes Santo llevan nuestro pequeño armonio, hacen un Via Crucis y hablan de la Pasión de Nuestro Señor.

Excepto durante la guerra, cuando la correspondencia con los países ocupados por el enemigo era o censurada o imposible, y las relaciones con el centro de la Sociedad estaban interrumpidas, había cada verano retiros, y cada año emisiones o renovaciones de votos. Cuando la situación se normalizó, en 1945, se pudo enviar primero tarjetas postales, luego verdaderas cartas. Y el 15 de agosto de 1945 fue una gozosa fiesta en Queechy; ese día se pronunciaron once votos perpetuos, un voto de cinco años, tres renovaciones de obligación y dieciséis renovaciones de devoción. Fue un gran acontecimiento para nuestra pequeña casa.

A pesar de las diversas obras en las que la Sociedad se implica, nos es forzoso comprobar que el número de las HCM no aumenta. BOSTON – MASS La primera HCM de Boston, Mary Doyle, fue recibida en la Sociedad en 1936. En efecto, el cardenal O’Connell nos había autorizado para recibir miembros y tener reuniones en su diócesis. Y Mons.Cushing, que lo sucedió, mantuvo esa autorización. En efecto, hay algunas vocaciones en Boston; el grupo contará catorce HCM, y cinco de ellas pronunciarán sus votos de cinco años en el mes de agosto de 1944, en la capilla privada del arzobispo, que oficia él mismo.

BALTIMORE - MARYLAND En los años 1930, la doctora Elisabeth TaylorBouchelle era médico en Baltimore, Maryland. Ella era viuda y tenía dos hijos. Cuando se 135


CREIGHTON HALL – OMAHA, NEBRASKA

abrió en Washington D.C una comunidad de HCM, la doctora Bouchelle oyó hablar de ella y supo que aceptaban viudas. No había reunión en Baltimore, pero pronto otras dos postulantes se unieron a ella, y las tres hacían en tren el trayecto hasta Washington para asistir a la conferencia del primer domingo de mes. Ellas eran acogidas calurosamente.

1937 aportó a nuestro pequeño grupo la gracia de la visita de M. Rascol. Ella llegó el 4 de mayo, acompañada por Blanche de Beauval y por nuestra provincial, Miss Miller. Nos estimuló a continuar nuestros esfuerzos en la búsqueda de nuestra santidad personal sin la cual no podríamos ser, ni verdaderas HCM, ni de ningún servicio a la Iglesia.

Nuevos miembros vinieron pronto a unirse a la pequeña comunidad. No había casa común; cada HCM conservaba su trabajo personal y su apostolado. La doctora Bouchelle tomó parte sobre todo en el trabajo de la Evidencia católica, organizando conferencias en su casa y haciendo muchos servicios a la Sociedad y a la parroquia.

El hogar de Creighton Hall para jóvenes trabajadoras era próspero. Las jóvenes seguían los cursos de la universidad jesuita, algunas trabajaban como empleadas en tiendas u oficinas de la ciudad. Dos HCM iban a la escuela del Estado a hacer el catecismo a unos treinta niños y prepararlos para su primera comunión. Más adelante, la cesantía tendió a hacer disminuir el número de pensionistas del hogar: varias de ellas volvieron a su familia.

Una de sus primeras compañeras, Julia Eagan, supo que niños católicos que frecuentaban las escuelas públicas no recibían allí ninguna instrucción religiosa: una HCM abrió su casa para que esos niños pudieran aprender la Historia sagrada y el catecismo. Varios grupos frecuentaban esos cursos improvisados. Su celo apostólico era grande, se extendía a todos su entorno.

La guerra interrumpió los proyectos del hogar para el cual había dejado el dinero la familia Creighton. El presidente de la curatela del internado nos pidió que nos retiráramos, sin darnos ninguna explicación, y el hogar de Creighton Hall se cerró en diciembre de 1941. El obispo nos ayudó a aceptar esta penosa decisión.

He aquí una linda anécdota: En el barrio de Baltimore en el que vivía Julia se encontraban dos señoras judías de edad que no pensaban ningún bien del cristianismo – y Julia, que las quería mucho, habría deseado tanto que descubrieran a Jesús. Una de ellas cayó enferma; ella estaba moribunda y casi no podía hablar cuando Julia fue a verla y se arrodilló a su lado preguntándole si quería ser bautizada: “Si lo desea – dijo Julia – tiene que hacérmelo saber. Diga sólo una palabra”. Sin abrir los ojos, la moribunda dijo esa palabra, y esa palabra fue “Jesús”. Varias HCM estaban empleadas en la administración sobre todo durante la guerra. Y, muy fielmente, mantenían la iglesia y sobre todo los ornamentos litúrgicos y la ropa de altar.

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PROVINCIA DE MEXICO

INTRODUCCION Remontando a los orígenes Primicias de la fundación “A México” La reunión se instala en México Vitalidad de la Sociedad en México De reuniones en reuniones Magdalena Nicolle Malpas

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PROVINCIA DE MEXICO

Orozco, Alvaro Obregón y Francisco Villa, y en el sur por los hermanos Zapata.

Introducción

Esto va a crear tal situación que el presidente es obligado a partir en agosto de 1914. De 1913 a 1917 la revolución devasta el país. De 1916 a 1917 el Congreso Constituyente (Asamblea constituyente) de Querétaro aprueba la constitución del 5 de febrero de 1917 y deja las leyes anticlericales promulgadas en la reforma, el principio de la educación laica y las reformas agrarias. En 1917 Vetustiano Carranza se convierte en presidente. El no permite que se apliquen las disposiciones tomadas contra la Iglesia. Como pretende hacerse reelegir, hay nuevos enfrentamientos y el 21 de mayo de 1920 es asesinado. Entonces le sucede D. Adolfo de la Huerta (provisoriamente), luego el general Alvaro Obregón. Este gobierna de una manera tiránica, concentra todos los poderes y crea un malestar general. Conforme a la ley, no puede ser reelegido, pero él lo desea y hace todo para que el general Plutarco Elías Calles sea presidente en el intervalo. De hecho, en 1924 Calles será presidente.

La búsqueda histórica ha sido una aventura llena de sorpresas, de trabajo laborioso y a veces se han planteado serios problemas. Hay períodos de silencio, de sombra y de luz. Esperamos que esta síntesis nos conduzca a amar, no solamente el pasado y sus riquezas, sino también el presente crítico y desconcertante, en la esperanza de unir pasado y presente, para conservar y así proteger nuestra tradición viva.

Remontando a los orígenes El 20 de noviembre de 1910 estalla en Puebla la revolución, luego se propaga al norte y el sur de la República. Va tan rápido que a mitad de 1911 el presidente de la república, el general Porfirio Díaz, presenta su renuncia y se exilia en Francia con su familia. El gobierno asume la responsabilidad de las relaciones en la oficina del general Díaz, y va a pedir las elecciones presidenciales.

De inmediato él trata de imponer leyes contra la Iglesia. Las autoridades eclesiásticas se oponen enérgicamente... entonces estalla la persecución religiosa a partir de 1926 y da nacimiento al movimiento de los Cristeros. Las jóvenes se enrolan también en el movimiento, como Brigadas femeninas Santa Juana de Arco.

Es elegido D. Francisco I. Madero, por gran mayoría. El ha sido uno de los gestores de la revolución. Sin embargo, pronto se hace menos popular, pues es demasiado idealista y no sabe imponerse por un gobierno estable y bien equilibrado.

“Sarita Flores Aria era su jefe para la región de Jalisco. Ella enseñaba el manejo de las armas y fabricaba bombas. Era una joven tímida y que había tenido siempre el ideal de la vida religiosa (incluso se tienen huellas de su paso en una congregación mariana). Ella viajaba constantemente en medio de grandes peligros y nunca debía atraer la atención de los espías del Callismo que se encontraban por todas partes y la buscaban cuidadosamente. Era de un valor a toda prueba, visitaba los campamentos, proveyendo de lo necesario a los combatientes.”

En febrero de 1913 se produce un nuevo levantamiento, conocido bajo el nombre del decenio trágico en la ciudad de México. Se toma prisionero al jefe del ejército, luego lo matan, así como al vicepresidente Licenciado José María Pino Suárez D. Pedro Lascurain, Ministro de relaciones, asegura el interinato de la presidencia. No se queda mucho tiempo en el poder. Nuevos levantamientos se producen, conducidos en el norte por D. Venustiano Carranza, Pascual 138


“Ese día, los soldados de uniforme están de guardia. “Adiós, mi chulita”, dice uno. “Mira... ¡qué catedral! Ah, viene por aquí. “Ps, ps, ps ”... silban los dos. “Durante ese tiempo la señora, muy pintadita, pero joven, pasa delante de los soldados, los ve, les sonríe incluso, balancea su saco con su mano derecha... ¡y pasa con sus talones dorados!

despoja a los religiosos de los conventos y de los colegios. Los católicos de defienden tanto por el rodeo de movimientos armados como organizando un boicot general que quebranta la economía del país. De 1926 a 1929 México conoce años muy duros, sobre todo en 1928, cuando el general Obregón trata de hacerse reelegir al fin del mandato del general Calles. Es asesinado el 17 de julio de 1928.

“Esa joven no es otra que Sarita Flores Aria que lleva bajo sus vestidos un chaleco cuyos múltiples bolsillos están llenos de municiones.

Entonces Emilio Portes Gil es nombrado presidente provisoriamente, tratando hasta el fin de 1929 de encontrar una solución al problema religioso restableciendo los cultos. En 1931, tomando el pretexto del cuarto centenario de las apariciones de la Santa Virgen de Guadalupe, se organizan grandes festividades en toda la república. Tienen repercusiones en el mundo entero, especialmente en América Latina.

“El 12 de noviembre de 1927 fue la terrible explosión sobre la meseta de la Yerba Buena. La choza del campamento con su techo es reducida a cenizas. De ahí suben los lamentos. Hay cinco Cristeros mortalmente heridos. Ellos han decidido morir como Dios quiera. “Vamos a cantar- dice una de las jóvenes. Y, gozosos en el sufrimiento, cantan: ¡Al cielo quiero ir! Al cabo de algunos minutos, Dionisio grita: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Santa María de Guadalupe!

Eso provoca un gran malestar. El gobierno dicta medidas de persecución. Estas limitan el número de sacerdotes en cada estado, y cada uno de ellos debe estar registrado oficialmente. Prohiben la entrada y la residencia de sacerdotes extranjeros, y todo culto en las casas o lugares que no sean iglesias. Amenazan de expropiación allí donde se encuentren capillas y celebraciones religiosas. Amenazan también con prisión a las personas que participen en ellas.

Defensor de la Iglesia, cristero heroico, muere como los cristianos que aman a Dios. El 14 de noviembre Sarita puede recibir todavía la Eucaristía y al alba del 15 se cumple por fin su deseo de ir al cielo.” (breve extracto de la entrevista hecha a Soledad Michel Uribe, HCM. Soledad formó parte de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco.)

Esta situación que principia en 1931 continúa durante varios años manteniendo una atmósfera de inseguridad y de angustia.

Esta persecución es la causa de la suspensión de los cultos el 31 de julio de 1926. Ese día, el Santísimo Sacramento es retirado de todas las iglesias, que permanecen abiertas bajo la vigilancia de la junta.

Primicias de la fundación de la Sociedad de las Hijas del Corazón de María en México

Obispos, sacerdotes, religiosos9 son perseguidos con encarnizamiento. Numerosos de ellos son desterrados, otros asesinados. Se

Como ciento cincuenta años antes en Francia, la persecución y la expulsión de las órdenes religiosas preparó la fundación de la Sociedad de las Hijas del Corazón de María en México. En 1929, como acaba de decirse, arreglos con el gobierno de Portes Gil restablecen los cultos.

9

entre ellos un Padre marista de la Nièvre, el Padre Gueneau, hermano de dos HCM, María Teresa y Margarita María. 139


Pero, solapadamente, la persecución continúa, tanto que Pío XI en 1932 protesta ante el mundo entero y publica una encíclica sobre la injusta condición de la Iglesia en México, en la que dice especialmente:

Heredia, S.J., de un sueño que acariciaba en secreto: el de un instituto religioso en el que se pudiera trabajar en medio del mundo sin ser conocida como religiosa, incluso por sus próximos.

“Que los hombres que tienen las riendas del Estado reflexionen en esta persecución del pueblo mexicano: es una criminal injusticia hacia el Dios eterno cuya Iglesia oprime, hacia los fieles cuya fe hiere y lesiona la justa libertad de conciencia.”

Más adelante el P. Heredia, expulsado de México, encuentra en la biblioteca de una residencia jesuita de Nueva York las constituciones de la Sociedad. Él las envía a Francisca. Al saber de la existencia de tal instituto, ella parte inmediatamente para los Estados Unidos y entra en la Sociedad. Más adelante irá al noviciado general en París.

Volvamos algunos años atrás para seguir bien la génesis de la fundación (algunos hechos se van a completar con los que se relataron en los Anales tomo VI, págs. 392 a 408).

En 1920 María Meza, enfermera de la Cruz Roja y visitadora de los hospitales, parte a Francia. Las HCM procedentes de México son ya tres y piden con insistencia al Señor que se funde la Sociedad en su país.

Cuando el general Porfirio Díaz se exilia en Francia en 1911, expulsado por los rebeldes de su país, lleva consigo, además de su familia, a su secretario privado, don Rafael Chousal y su mujer María Garay de Chousal, que llegará a ser el instrumento providencial de la fundación de la Sociedad de las Hijas del Corazón de María en México.

Llega el momento del Señor. La Sra. de Chousal recibe en París la visita de su amiga Carlota Landero de Algara, que viaja a través de Europa. Ella le da a conocer la Sociedad y le pide ayuda para fundarla en México, donde podría hacer mucho bien. La Sra. Algara, que posee un gran celo apostólico, comprende y acepta. La presentan a M. Clausier quien, hablándole de la fundación, ilustra el hecho que es necesario que personas de México sean formadas en la Casa general. La Sra. Algara escribe a Leonor Gutiérrez, informándola a propósito de la Sociedad y pidiéndole que vaya a París.

Al quedar viuda, la Sra. de Chousal supo por su confesor de la existencia de la Sociedad. En 1917 ella empezó su postulantado en Burdeos. Acordándose de la situación política y de la persecución religiosa que atravesaba su país, ella veía todo lo que la Sociedad podría aportar a México. Escribió a los Padres jesuitas de México para que enviaran vocaciones al noviciado de París. Esas jóvenes serían formadas para ser los fundamentos de la Sociedad.

Leonor era catequista de la congregación de Nuestra Señora de Guadalupe y de San Luis Gonzaga, que dirigían los Padres jesuitas, y tenía a su cargo treinta y cinco centros de niños, obreros, enfermos, y una sección de la liga de defensa religiosa. Ella pensaba que sería una contradicción dejar todo en esos tiempos difíciles. Pero su director, el P. Jacobo Ramírez, que era también el director de la congregación, tiene un gesto admirable de generosidad y le dice: “Es la voluntad divina, hay que sacrificar el presente por el futuro que traerá una gran gloria a Dios”, privándose así de su muy eficaz colaboración.

Al recibir esta carta los Padres Santiago, Joaquín Cardoso y Jacobo Ramírez se interesaron vivamente, aunque era difícil enviar vocaciones en esos tiempos tan críticos y en los que hay tantos apostolados que necesitan operarias en el lugar... Pero el Señor tiene sus caminos. La primera en partir es Francisca Benziger, de nacionalidad suiza. Ella ha vivido largo tiempo en México y ha trabajado en la catequesis. Ella ha hablado ya al P. Carlos 140


Leonor empieza a preparar su viaje, bajo las miradas asombradas y los comentarios de las personas que trabajan en las obras. Ella parte a Francia en abril de 1928, diciendo a su director que había comprado su boleto de regreso "para el caso en que esto no valiera la pena”, pero al llegar al noviciado general se da cuenta de la seriedad del instituto, de la oportunidad que esto representa para México, y pide de manera insistente que se envíen más mexicanas para ser formadas.

superiora de Burdeos. Por otra parte, María Meza, muy deseosa de una fundación en México, ha hablado a favor de su país a Edith, su responsable, Y ésta se ofrece a M. Donnezan para realizar esa misión. El 14 de marzo de 1931, E. Gerbeaud de Lafaye sale de Burdeos para París. El 2 de abril, acompañada por María Meza, su asistente, y por Leonor Gutiérrez, futura maestra de novicias de México, que ha hecho sus primeros votos en la casa general, reciben la bendición del cardenal Verdier, arzobispo de París, y toman el tren para Saint Nazaire.

El P. Jacobo Ramírez se separa también de otras tres colaboradoras: María Ituarte, Carmen Sains de Sicilia y Guadalupe Ibarra, que parten a Francia en marzo de 1929. Algunos días más tarde, María Elena de la Barrera es enviada por el P. Ocampo, S.J.

El 3 de abril, el barco “México” suelta las amarras y se aleja de Francia. Después de una escala en Santander, la gran travesía el Atlántico, el 3 de mayo se echa el ancla en el puerto de La Habana, en Cuba, y el 7, las tres fundadoras están en tierra mexicana y desembarcan en Veracruz, donde las espera el Dr. Meza, hermano de María.

Para Angelina Arce, el P. Ramón Martínez Silva, S.J., que ha conocido la Sociedad en Europa y aprecia su espíritu, le aconseja que vaya al noviciado general. Ella lega allí en noviembre de 1930.

Después de pagar los derechos de aduana por los vasos sagrados que han traído de París, se instalan en el hotel Terminal. Por la tarde, visitan Veracruz, en otro tiempo viva y activa, entonces devastada por la revolución. Observan con tristeza que incluso el aspecto espiritual está en ruinas: iglesias abiertas, pero sin Santísimo Sacramento... todo es desolación. Toman el tren y llegan a México, donde la Sra. de Chousal las acoge y ve por fin realizadas sus esperanzas.

Son ya nueve en formación en Francia: La Sra. de Chousal, Francisca Benziger, María Meza, Leonor Gutiérrez, María Ituarte, Carmen Sainz de Sicilia, Guadalupe Ibarra, María Elena de la Barrera y Angelina Arce. Ese grupo de HCM pide con insistencia al Señor la creación de la Sociedad en México. Al ver crecer el empuje misionero en la Sociedad, Marthe Donnezan, entonces Superiora general, aprovecha una audiencia que ha obtenido en Roma junto a Pío XI el 7 de junio de 1930 para preguntarle “dónde desea que la Sociedad vaya a servir a la Iglesia”. Él responde sin vacilar: A México.

En casa del Dr. Meza, donde van a residir los cinco primeros meses, podrán recibir a Jesús Eucaristía en la capilla privada de la familia. El es la fuerza que las sostiene pues se preguntan con temor si es prudente permanecer en México. La situación del país es desastrosa desde todo punto de vista: político, social, religioso. Ahí sobre todo la situación es bastante delicada, a pesar de los recientes arreglos entre la Iglesia y el gobierno. Se ha retomado el culto, pero para organizar algunas obras hay que ser muy prudente en este año 1931.

“A México” El arzobispo de México, Mons. Pascual Díaz, había escrito anteriormente al Santo Padre para que estimulara a M. Donnezan y aprobaba por anticipado todo lo que la Sociedad pudiera hacer en México “en la medida de sus posibilidades y de la prudencia” A su regreso a París, ella recibe el 25 de junio de 1939 una carta de Mons. Díaz, por intermedio de Edith Gerbeaud de Lafaye, 141


M. Gerbeaud visita a los Padres jesuitas, que la acogen sin mucho entusiasmo. A pesar de todo, el Señor prepara la fertilidad del suelo mexicano. En efecto, numerosas personas desean entrar en la Sociedad. Tres son admitidas: Rosa Lavín el 29 de junio: Lucrecia Torres y Angela Lezama el 8 de septiembre. En tanto se forma el Consejo:

Don Rafael Guizar y Valencia, obispo de Veracruz, preside el 8 de diciembre la consagración de la Sociedad al Sagrado Corazón. Él nombra al Padre Rey, sacerdote exiliado de Veracruz, capellán de la casa de México donde celebrará la misa cada quince días en la capilla de Dinamarca 50. Este había deseado, nos dice Mons. Guizar y Valencia, fundar una congregación religiosa; pero se ha dado cuenta de que la Sociedad, con sus riquezas de sencillez, de rectitud, y su apertura de espíritu, cumplía las condiciones de su deseo.

Superiora: Edith Gerbeaud Asistente: María Meza Consejera: Leonor Gutiérrez.

En Navidad de 1931, celebración de tres misas de medianoche. Todos esos acontecimientos en la casa común estimulan, animan, y dan esperanza a las HCM que empiezan su vida apostólica en México.

La reunión se instala en México La primera renovación de votos tiene lugar en la simplicidad el 17 de agosto de 1931, bajo la presidencia del P. Martínez Silva, S.J., quien acoge al pequeño grupo en la capilla de la casa de estudiantes donde celebra la misa. En su homilía las estimula recordándoles que las circunstancias en que se encuentran son semejantes a las de los apóstoles. Cristo Jesús los había enviado sin ninguna ayuda humana.

El año termina tristemente, pues el distrito federal ha suspendido de nuevo los cultos, y el furor de los perseguidores impulsa a Calles a una violenta campaña anti-religiosa. A comienzos de 1932, viendo las condiciones difíciles en las que se encuentra la fundación, parece preferible instalar oficialmente una obra en la casa común. Esto va a permitir a la reunión guardar el secreto de su vida religiosa y poder atraer vocaciones a pesar de todo. Un grupo de catequistas dirigido por Rosa Lavín se ocupa entonces de la obra de las sirvientas. Se piensa que ésta conviene a la situación.

A partir de ese día parece que la situación va a cambiar un poco para las HCM que se instalan en Dinamarca 50. Gracias a los esfuerzos de cada cual, se arregla la casa. La mayoría de los muebles son de la Sra. de Chousal, y el P. Martínez Silva ofrece algunas sillas. Las HCM desean que la capilla sea digna de Nuestro Señor y gracias al Padre, la familia Arce presta todos los muebles de su antigua capilla, ornamentos, ropa... con excepción de los vasos sagrados que han traído de París.

El P. Enrique del Valle, provincial de los jesuitas de México, acepta dejar la obra a la Sociedad, y confía su dirección al Padre Miguel González. Esta agencia de colocaciones hace un amplio apostolado y aproximadamente unas mil personas en busca de empleo se inscriben en ella. Nosotras las aconsejamos y les encontramos trabajo; si no hay, les indicamos adónde ir. En un pequeño dispensario tienen un seguimiento médico y medicamentos por un precio razonable. Una academia se encarga de instruirlas y asegurarles un poco de enseñanza doméstica. Además, en la iglesia de la Sagrada Familia hay cada semana clases de catecismo y la misa

El 14 de octubre él celebra la primera misa y deposita la Santa Reserva en el tabernáculo en el que las HCM encontrarán fuerza y apoyo. El 7 de noviembre se expone por primera vez el Santísimo Sacramento, luego bendición y erección del Vía crucis. El día de San Estanislao, el P. Enrique del Valle, provincial de la Compañía de Jesús, celebra la santa misa, bendice la casa y entroniza el Sagrado Corazón. El 5 de diciembre, primer sábado, después de la bendición, la Virgen de Guadalupe es colocada en la capilla por el P. Miguel González, S.J. 142


todos los meses. Cada año participan en los Ejercicios espirituales.

Vitalidad de la Sociedad en México

En algunos meses deben llegar Blanche de Beauval y Miss Stefan a México, pues el estado de salud de M. Gerbeaud da serias inquietudes. Su partida para Francia, acompañada por Rosa Lavín, se fija para la segunda quincena de octubre. El anuncio de que se quedará allá y que no regresará a México es una prueba muy dura para las HCM. México conserva siempre una inmensa gratitud por la primera superiora que, gracias a su caridad, a su abnegación y a grandes sacrificios, permitió que la Sociedad fuera fundada en nuestro país.

A comienzos del mes de mayo de 1932, el P. Manuel Santiago, S.J., que reside en Guadalajara (aproximadamente a cuatrocientos km. de México), envía a María de la Luz Zavala y Felicitas López, dos vocaciones, a México. Felícitas se queda en México para su formación, y María de la Luz regresa a Guadalajara en la espera de que la Sociedad llegue hasta allá (la reunión de Guadalajara será creada el 21 de noviembre de 1937). El 16 de abril, para expresar el interés de M. Donnezan por la nueva fundación y el afecto que siente por cada una de sus hijas mexicanas, Blanche de Beauval y Miss Mac Larney son enviadas a México para hacer una visita. El 9 de julio, María Ituarte, Carmen Sainz de Sicilia y Guadalupe Ibarra regresan del noviciado general. Las tres viven en su familia. María Ituarte regresa al centro catequístico de Tocubaya fundado por su madre y vuelve a tomar la dirección. Las otras dos ayudan en diferentes obras.

El 15 de marzo de 1934, en presencia de B. de Beauval y del P. Rafael Dávila Vilchis que desde más de dos años no economiza su apoyo a la Sociedad, tiene lugar la instalación de Elizabeth de Piessac Lambs como superiora de la reunión de México. Ella tendrá a María Ituarte como asistente y a Leonor Gutiérrez como consejera y maestra de novicias. El 17 de marzo, habiendo cumplido su misión, B. de Beauval y Miss Stefan parten a Nueva York, de donde la primera se embarca para Francia. E. de Piessac permanecerá superiora de México hasta 1937. A pesar de la dificultad que encuentra con la lengua española, su obediencia, su humildad, su amor a la pobreza, su espíritu de fe y su confianza inquebrantable en Dios son un ejemplo vivo de lo que es una HCM. Gracias a su atención y a su solicitud, el número de aspirantes aumenta, lo que tiene como consecuencia que ya no es posible ni prudente continuar la obra de las sirvientas en la casa común.

El 25 de agosto de 1932, M. Gerbeaud y toda la reunión son entristecidas por la muerte de María Meza, fallecida en grandes sufrimientos. El Señor, antes de llamarla a Él, ha querido recibir su compromiso total por los votos perpetuos que emite el 12 de julio. En la capilla de la casa común de México, el 8 de febrero de 1933, dos HCM, Carmen Sainz de Sicilia y Lupe Ibarra, emiten sus primeros votos. Esta hermosa ceremonia es presidida por el P. Jacobo Ramírez. Ese mismo día varias jóvenes, entre ellas Aurora Frías, entran al postulantado.

La reunión se instala entonces en la 7ª de la calle Durango n°122. La obra de las sirvientas se traslada a Jalapa 35, y Rosa Lavín vuelve a tomar la dirección pues en marzo ha regresado de Europa. En la nueva casa es posible ocuparse mejor de la formación de las novicias y de los apostolados a los que de dedican las HCM de esa época. Se organizan grupos de niños que reciben instrucción cristiana en casas particulares. Las maestras que se ocupan de ellos han preferido renunciar a sus empleos antes que tener que dar una instrucción, no ya laica, sino contra la Iglesia, contra Dios y contra la moral.

La cohabitación de la obra de las sirvientas con la casa común permite menores gastos de una y otra parte, así como el incógnito de las HCM. Mons. Pascual Díaz nombra oficialmente al P. Ignacio Fernández. S.J., capellán de la reunión, y expresa a todas su estima y su deseo de ayudar a la Sociedad.

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ella la alegría de servir verdaderamente a Dios.”

En las pequeñas escuelas se trata de educar a los niños cuyos padres son bastante valientes para sustraerse a los colegios oficiales. Otras jóvenes. HCM, forman parte de centros escolares ocultos. Estos, destinados a arrancar a los niños de la escuela socialista, tienen que cumplir una de las obras más difíciles y más necesarias. El gobierno persigue a esos grupos.

Otras HCM trabajan en la difusión de buenos libros. Todas tienen un apostolado muy absorbente. Angelina Arce, en el noviciado general desde 1930, llega a México en 1935. El arzobispo de Guadalajara, Mons. Garibi Rivera, ha pedido a la Superiora general la fundación de la Sociedad en su arquidiócesis. Angelina, acompañando a E. de Piessac, se dirige a Guadalajara (aproximadamente cuatrocientos km. de México) en el mes de mayo de 1937 para ver las posibilidades de vocaciones. Los resultados del viaje son prometedores. Angelina se queda allí algún tiempo para preparar la instalación. Elizabeth recibirá las primeras postulantes el 1° de noviembre de 1937, las que harán su oblación el 7 de septiembre siguiente en la pequeña capilla. Mons. Garibi Rivera presidirá la ceremonia que las precauciones pedidas por la prudencia rodean de un silencio y de una intimidad digna de los primeros siglos.

En el mes de marzo de 1934, Concepción Bracho conversa con Leonor Gutiérrez. Ella pertenece a una muy antigua familia de Durango (ciudad situada aproximadamente a setecientos kilómetros al noroeste de México). En el curso de la conversación, Leonor le da a conocer la Sociedad y la presenta a E. de Piessac. El 5 de mayo de 1935, Concepción dice su Veni Creator en México, luego regresa a Durango llevando una carta de Isabel González dirigida a su antiguo director. José Chávez, vicario general de la arquidiócesis de Durango, es informado así del espíritu de la Sociedad. Entrada a la Sociedad desde casi dos años, y residiendo siempre en Durango, Concepción va a México a hacer su oblación el 1° de febrero de 1937. Muy deseosa de ver a la Sociedad implantada en su ciudad, pide una audiencia al arzobispo de Durango, José González y Valencia. Este se encuentra justamente en México. Los Padres Chávez y Rojas le han advertido que ya han tomado contacto con algunas HCM en una reunión de Acción Católica. (Esos diversos contactos conducirán a la creación del grupo de Durango).

El 28 de abril de 1937 se hace realidad la visita tan esperada de M. Rascol a México. Ella llega con Miss Miller, provincial de Nueva York, E. de Piessac y B. de Beauval. Esta acaba de hacer con Leonor Gutiérrez un viaje de exploración a Durango, donde se esbozan tres vocaciones. Durante los seis días que durará esa visita, M. Rascol puede conversar con D. Luis María Martínez, arzobispo de México.

La Sra. de Chousal trabajaba desde 1931 en la obra de los hospitales, donde daba toda su medida haciendo vivir allí el espíritu de la Sociedad. Afectada en 1935 por una dolorosa enfermedad que soportó con ejemplar paciencia, y después de varias semanas de intensos sufrimientos, muere el 26 de junio. Un testigo, el P. Mier y Terán, director de la obra de los hospitales, dijo entonces al arzobispo de México: “Quiero otra persona de la congregación que adivino detrás de la Sra. de Chousal, quien como ella sirva en todo, que pueda estar en todas partes, mostrando como

Una postulante, Loreto Pérez Vargas, ha fundado una pequeña escuela, reuniendo a un grupo de jóvenes bajo la dirección del P. Santiago, S.J. Leonor Gutiérrez y María Ituarte deben seguir el Tercer Año organizado en París del 2 de noviembre al 2 de febrero de 1938. Ellas parten el 30 de septiembre de 1937 desde México y se embarcan en Veracruz en el vapor Iberia. Durante su ausencia, la Superiora

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general envía a Mlle de Lajarte para que ayude a E. de Piessac durante varios meses.

ceremonia se desarrolló en la capilla de Mons. José González y Valencia, arzobispo de Durango.

M. Rascol ha aceptado la fundación del grupo de Durango y Leonor Gutiérrez es encargada de la formación de las jóvenes. Ella asegura visitas varias veces al año, y entre cada visita habrá intercambio de correspondencia. En abril de 1938, Leonor va a Durango para el triduo de las primeras postulantes: Matilde Torres, Refugio Salas y Luz Cervantes.

El noviciado de México aumenta en 1942 con una nueva postulante, Carmen Narváez, que vive en Querétaro. Muy solicitada para ir a Torreón, donde hay una residencia de Padres jesuitas, ella encuentra a los Padres Ginori y Frías que le expresan la necesidad que sienten de que la Sociedad se implante en esa gran ciudad del norte de México. De hecho, las HCM se instalarán allí, fundarán un Instituto social-familiar en 1944, del que será directora María Elena de la Barrera. En 1945, Aurora Frías es nombrada maestra de novicias de Torreón, encargada al mismo tiempo de las novicias de Durango.

Cuando expiran los tres años de superiora de E. de Piessac, M. Rascol envía a Magdalena Nicolle Malpas para reemplazarla junto a las HCM mexicanas. Su instalación tiene lugar el 19 de julio de 1938, en presencia del P. Gastón Ferrer, provincial de los jesuitas de México. E. de Piessac pasa a ser su asistente. De una y otra parte es un hermoso ejemplo de simplicidad, de humildad, de obediencia.

Cuando M. Rascol venga de visita a México en julio de 1946, conocerá a las HCM de Torreón y podrá ver por sí misma los apostolados en los que han trabajado.

Desde el 25 de octubre Magdalena se dirige a Guadalajara, donde las postulantes arreglan la casa común. E. de Piessac y Felicitas López residen allí. La víspera, Rafaela Elguero ha partido a hacer su Tercer Año en París. Un terreno dado por Carmen Vizcaíno servirá en junio próximo para un patronato para las niñitas.

Otras vocaciones nacieron en 1939: Magdalena y Leonor van a Zacatecas y Aguascalientes, donde numerosas personas las esperan; pero como aún no se puede formar un grupo en el lugar, las que están interesadas por la Sociedad deben dirigirse a México.

El año termina por los Ejercicios espirituales, la oblación de cinco HCM, y tres misas de Navidad en la casa común celebradas por el P. Ramírez, S.J.

Las vocaciones

Mons. Guizar y Valencia, arzobispo de Durango, ha fundado en Xalapa un grupo de niñas jóvenes (Caridad). Estas son presentadas a Leonor Gutiérrez el 3 de mayo de 1943. El 17, Mons. Manuel Pío López, que ha sucedido a Mons. Guizar y Valencia como arzobispo de Durango, confía el grupo a las HCM. Esas ocho nuevas aspirantes entrarán al postulantado de Xalapa el 19 de septiembre siguiente: Irene Ramos, Esperanza Rueda, Guadalupe Gutiérrez, Rosa María Gutiérrez, Candelaria Lara, Felipa González, Irene González y Hebe Randon. Ellas tienen sus reuniones en una pensión de familia.

Matilda y Refugio que han dicho su Veni Creator el 26 de abril de 1938, van a hacer su oblación en Durango a comienzos del año 1939. Luz Cervantes no ha podido asistir, retenida en Torreón por asuntos de familia. La

En 1945, el P. Fernando Díaz, religioso mercedario, dirige a Toluca a un grupo de quince jóvenes deseosas de darse al Señor. Ese religioso, que ha conocido la Sociedad en Puebla, visita a Magdalena Nicolle Malpas el 4

De reunión en reunión... El año 1939 va a ser fértil en vocaciones, obras, encuentros.

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de febrero. El 16 de marzo, Leonor Gutiérrez conversa con cada una, y el 2 de septiembre de 1945 doce de ellas dicen su Veni Creator.

En Torreón se prepara desde 1941 la fundación de un instituto social familiar: María Elena Barrera será directora todavía en 1944. El primer instituto social familiar de Durango, inaugurado el 3 de enero de 1943, debió ser cerrado desdichadamente en 1945, por falta de personal. Pero en Zaragoza un grupo de señoras, animadas por el arzobispo Mons. Manuel Pío López, deseaba establecer el Hogar infantil. La Sociedad toma en manos la obra y confía su dirección a Matilde Torres, la administración a Amelia Ibáñez, en tanto que Margarita Anguiano y Margarita Barraza son encargadas de los niños.

Las obras Las obras en México son muy apostólicas: Liga del Gran Capitán, un rosario por día, diez minutos de lectura de catecismo, comunión todos los primeros viernes de mes. La cruzada eucarística, con una media de trescientos cincuenta niños, está colocada bajo la responsabilidad de Gertrudis Sánchez. En México, en marzo de 1939, han empezado los cursos preparatorios al próximo instituto social-familiar. La directora, Consuelo Barousse, ha obtenido su diploma en el instituto social familiar de París. María Luisa Arguinzoniz asegurará la dirección general de las clases. El instituto debe abrir en el mes de agosto, avenida Chapultepec.

En el mismo local, el 3 de marzo de 1945 nace el instituto para las campesinas: diecisiete internas deben seguir cursos de moral, de Acción Católica, de formación familiar, doméstica y técnica, específicas para las campesinas. Mons. Manuel Pío López ha pedido también la fundación del colegio de niñas Sor Juana Inés de la Cruz. Ese colegio, dirigido por María Avalos, comprende un jardín infantil, una escuela primaria y una escuela secundaria.

Desde 1943, María Luisa se ha reunido con la Sra. Luz de la Mora de Uribe, Rosa Velazco Zimbrón, el P. Rafael Dávila Vilchis, el Sr. Alejandro Velzaco Zimbrón, para estudiar la posibilidad de establecer esta escuela en México.

En 1944, el grupo de Durango ha tomado en sus manos la casa Santa Teresa para señoras de edad. Luz G. de Bustamante asegura su dirección.

La obra misericordiosa del Corazón de Jesús funciona desde el mes de octubre de 1939: se trata de ocuparse del bien moral de los mendigos y de los vendedores de boletos por el camino de la instrucción religiosa y la frecuencia de los sacramentos.

El mismo año, en el mes de agosto, en Xalapa, se abrirá el primer hogar para las estudiantes de la escuela normal. En 1946 la dirección es confiada a María Luisa Pérez Carsi. Es una obra muy importante debido a la orientación dada a las futuras maestras que, en Xalapa, están tan desorientadas por las ideologías de la escuela normal.

La obra del catecismo de las ancianas funciona en México el Jueves Santo 1944. El noventa por ciento de la población escolar de México está confiada a las maestras de las escuelas públicas. Cada cual tiene una influencia sobre gran número de niños. Se hace sentir la urgencia de un apostolado junto a ellas para cristianizarlas. El 11 de marzo de 1940 tiene lugar la primera asamblea general de maestras, que son poco numerosas. Mons. Luis María Martínez acepta tomar la dirección de este apostolado.

En marzo de ese año se abrirá la librería La Proveedora. En 1945 empezó en Toluca la obra de las maestras católicas y la obra de las obreras. En Puebla, la obra de las obreras se llama Virtud y Trabajo. Es un patronato dominical en el que

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las HCM tienen cada quince días la visita de Leonor Gutiérrez y de Rafaela Elguero.

pequeño grupo se contaba entonces una profesa, tres postulantes y varias aspirantes a la espera.

Querétaro, gran ciudad a unos doscientos kilómetros al noroeste de México. Tiene también su patronato para niñas. El padre de Lolita Urquiza ha prestado su casa en Morelos 20 para que esta obra pueda funcionar desde el 18 de agosto de 1945.

En lo que respecta a Leonor Gutiérrez, desde el 29 de octubre de 1942 es responsable del grupo de Querétaro, donde las conferencias se dan en la sacristía de Santa Clara. Esto será sólo provisorio, pues el 8 de enero de 1945 la propia M. Nicolle Malpas es encargada directamente de ese grupo.

En Guadalajara, segunda reunión fundada en México, los protestantes atraen a los niños pobres dándoles una ayuda material. Para contrarrestarlos, se ha formado un comité de defensa de la fe y ha decidido organizar guarderías. Mons. Garibi Rivera, arzobispo de Guadalajara, desea que la dirección de esta obra sea confiada a la Sociedad, El 11 de febrero de 1945 se abría la primera guardería, San Felipe. Hubo que esperar 1946 para que se inaugurara en Veracruz el instituto socio-familiar de formación, cuya responsabilidad es confiada a Esperanza Ruiz.

El 8 de febrero de 1946, E. de Piessac es llamada a tomar la responsabilidad de las HCM de Guadalajara. En el mes de mayo de 1946, poco antes de la visita que vendrá a hacer M. Rascol, el consejo de México está compuesto así: M. Nicolle Malpas, superiora María Ituarte asistente Aurora Frías asistente Leonor Gutiérrez consejera y maestra de novicias Rafaela Elguero consejera

Encuentros y visitas, cargos y vida religiosa en la Sociedad.

En efecto, hace poco más de nueve años que la Superiora general vino a México (fue en abril de 1937). ¡Cuánto camino recorrido! El 8 de julio de 1946 M. Nicolle Malpas la encuentra en Monterrey. Visitan las reuniones y las obras de Torreón y Durango, y llegan a México el 10. Ella aprueba los trabajos que se han hecho en la casa común para tener un local amplio y bien arreglado.

El 11 de marzo de 1940, M. Nicolle Malpas visita al arzobispo de Puebla y le da a conocer la Sociedad. Catalina Muñoz será la primera piedra de ese grupo. El 8 de febrero y el 22 de agosto de 1941, en Guadalajara, emisión de los primeros votos de María de la Luz Zavala, Teresa Rivera de Aceves, Margarita Portillo, Loreto Pérez Vargas, Concepción Palomar, Dolores Martin. El 19 de noviembre de 1942, Aurora Frías va a vivir en Durango. Es designada para dirigir la casa común. En 1945 es también maestra de novicias del grupo de Torreón, al que se añadirán en 1946 las novicias de Chihuahua (al norte de Torreón). La Providencia preparaba ya desde varios años esta fundación. La Sra. del Valle de Sánchez había venido a México, enviada por un Padre jesuita para pedir su admisión en la Sociedad. Después de hacer su oblación y pronunciar sus primeros votos, ella había vuelto a Chihuahua. Allí se puso al servicio de la Sociedad. En ese

El 12 parten para Guadalajara, visitan las diferentes obras y vuelven a México. El 17, nueva partida para Puebla, donde las esperan el arzobispo José Ignacio Márquez y su hermano canónigo. Luego, en camino para Xalapa. Durante el trayecto contemplan la magnífica vegetación del estado de Veracruz, los volcanes: Popocatepetl, Ixtaccihuatl, el Pico de Orizaba y la Malinche. Llegan a Xalapa a la casita de las HCM que las acogen gozosamente. Con ocasión de ese viaje, tanto los Padres de la Compañía de Jesús como los arzobispos de 147


México, Guadalajara, Puebla, Durango, no han dejado de expresar a M. Rascol su satisfacción y su gratitud por la presencia de la Sociedad en esta parte de América Latina. El 24 de julio, a la salida de esta visita, el consejo de Guadalajara está compuesto por: E. de Piessac superiora Loreto Pérez Vargas asistente y maestra de novicias Micaela Ruiz consejera.

El 13 de mayo, Marie Rascol parte a Colombia y pide a Magdalena Nicolle Malpas que vaya a reunirse con ella en Bogotá. El 14, ésta la espera en el aeropuerto con la Sra. Nina de Valenzuela y el Padre Ramírez. Nina de Valenzuela, colombiana, admitida en la Sociedad en París en 1935 y llamada a Colombia al momento en que está lista para hacer sus votos en 1938, estaba allí, deseando y esperando con absoluta confianza la venida de la Sociedad a Bogotá. Una gran emoción la invade entonces: ella veía en la venida de M. Rascol la realización de los deseos de una vida entera.

MEXICO SE HACE FUNDADOR 1945 – En México las misiones han sido una nueva forma de apostolado: misiones en los campos alrededor de las ciudades, misiones en las aldeas diseminadas en la Sierra, distantes unas de otras por jornadas enteras de viaje a caballo, misiones en la periferia de México donde surgen centros populosos desprovistos de todo material y moralmente. Apostolado agotador, pero que da tan abundante cosecha que el consuelo sobrepasa grandemente el cansancio.

Los tres días siguientes el arzobispo, enfermo, no puede encontrar a la Superiora general, pero Mons. Ferero y Mons. León Ortiz comprenden el espíritu de la Sociedad y expresan su satisfacción por esta visita. Por su parte, el P. Moreno, provincial, rector de la casa de estudios, y el P. Ramírez tienen en Bogotá y en toda Colombia magníficos establecimientos. Ellos reciben muy bien a la Superiora general y sus acompañantes, y les ofrecen ayudarlas a comprar un terreno para construir la casa común o un instituto socialfamiliar, pero no es el momento para comprar. Se decide entonces que la futura reunión de Bogotá tendrá por centro el apartamento de la Sra. Valenzuela, donde M. Rascol acaba de pasar esos tres días. Ese apartamento es confiado a la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de los Campos. La Sra. Valenzuela une la invocación de Nuestra Señora de los Campos a la de Nuestra Señora de los Campos de Bogotá, que era una muy antigua estatua muy venerada en la parroquia de la que formaba parte la casa. Durante ese corto momento, M. Rascol ha estudiado con M. Nicolle Malpas las posibilidades de implantación de la Sociedad. Ella visita las obras sociales de los Padres jesuitas. Estos desean ayuda para la obra de las obreras y de las campesinas. Les gustaría también que las HCM participen en la formación de la asociación piadosa y apostólica las Marías, y que trabajen, bajo la

Pero México va aún más lejos en la realización de sus ambiciones misioneras. En 1946, a la solicitud insistente del arzobispo de Bogotá, M. Rascol decide estudiar las posibilidades de una fundación en Colombia. Y cuando la Superiora general se encuentra en Roma al mismo tiempo que los Padres Moreno (provincial) y Ramírez, de la Compañía de Jesús, éstos le llevan una carta del arzobispo de Bogotá pidiéndole por tercera vez que haga una fundación en Colombia. Es imposible. Pero su insistencia y la urgencia son tales que ella empieza a dudar... El P. Ramírez dice: ¿Y no podría ayudar México? M. Rascol escribe entonces a M. Nicolle Malpas para saber lo que ella piensa de ese llamado delante del Señor, y termina su carta con esas palabras: “No son los que dan lo superfluo los que atraen las miradas de Dios...”

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vida religiosa: “¡Ah! ¡Aquí está! ¡La esperaba!“ le dirá simplemente. La víspera de Navidad 1906 ella entró al postulantado. Ahí, su apostolado en el patronato de la parroquia San Antonio de los Quinze-Vigts10 (que llegará a ser más tarde el círculo de Santa Juana de Arco), estará fuertemente marcado por su devoción al Sagrado Corazón. Ella tiene 27 años cuando, con el consentimiento de su superiora, se une al Corazón de Jesús por un voto perpetuo.

dirección de los Padres, en varias actividades del Círculo obrero. Puestas esas bases, M. Rascol abandona Bogotá dejando a Magdalena Nicolle Malpas el cuidado de terminar la obra iniciada. El 18 de junio de 1947, la Sra. Nina Valenzuela y María Elena Forero llegan a Colombia. María Elena entra al instituto social familiar, y Nina encuentra a las jóvenes que se presentan para ser admitidas a formar parte de la Sociedad. En diciembre de 1947, con ocasión de su segunda estadía en Colombia, M. Rascol establecerá definitivamente a la nueva familia religiosa. Con gran emoción, las HCM trabajan en esas fundaciones que dejan entrever un gran porvenir A.M.D.G.

El cura de San Antonio es el abate Fontaine, el que un día, volviendo a tomar la obra del P. de Clorivière, restaurará la Sociedad del Corazón de Jesús. Un vínculo sobrenatural se crea entre él y las HCM que ve trabajando en su patronato (las Srtas. Gilbert, Bibille, de Maleyssie). Esta última ha sabido que “ese buen sacerdote” ha dicho a una de sus tías: “Magdalena debe ser un poco jesuítica”. Ella informa de eso a su superiora, quien le aconseja poner al Sr. Fontaine al corriente de su vida. El cura se interesa vivamente y, luego de varias entrevistas, le declara:

Pero, ¿quién es Magdalena Nicolle Malpas? Ella nace en Vincennes el 12 de agosto de 1886, en una familia profundamente cristiana. Su naturaleza se revela rápidamente dulce, razonable, inteligente y estudiosa. Hacia los quince años hace un retiro: Me esforzaré en dar la mayor alegría posible a todos los que me rodean, anota entonces. Su madre, extremadamente buena, recibe en su casa a los sobrinos huérfanos de tres hogares de la familia. Mucha gente pasa por la casa en la que la atmósfera es muy abierta y el cristianismo muy activo. Las hermanas de su padre (que se ocupa mucho de obras) trabajan en evangelizar los alrededores.

“He ahí lo que se necesitaría para los sacerdotes: ¡procurarles los medios para hacer los votos de religión!”. Pronto tuvo el Sr. Fontaine en sus manos la Memoria a los obispos. Era en 1920, en la fiesta del Sagrado Corazón. Habiendo tomado conocimiento, lo devuelve él mismo a la calle Notre-Dame-des-Champs, donde es recibido por Edme de Bellevue, entonces asistente general. Así es como en el renacimiento de la Sociedad de los Padres del Corazón de Jesús encontramos la iniciativa fecunda de una HCM.

A los diecisiete años, su director, el P. Augusto Hamon, amigo de la familia, le ha hablado de la vida religiosa en el mundo, y la semillita sembrada madurará lentamente. Él obtiene de sus padres que ella permanezca en la Visitación de Paray para copiar, en dibujo a la pluma, dos fotografías que van a ilustrar la primera edición de su obra: “Vida de la Bienaventurada Margarita María” – misteriosos acercamientos a una gracia que debía marcar toda su existencia.

En cuanto a M. Nicolle Malpas, el amor al Sagrado Corazón la fuerza a hacerlo conocer y amar por la juventud que la rodea. Su gran delicadeza de corazón atrae la confianza, incluso si la seriedad de su fisonomía puede dar una impresión de frialdad.

Algunos años más tarde, Magdalena irá a encontrar al Padre para confiarle su deseo de

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Hospicio de Paría para ciegos.


En 1930 ella capta todo el bien que puede hacer el movimiento de Guías a las perseverantes del círculo Juana de Arco. Invita incluso a la elite de entre ellas a hacer un retiro cerrado en Normandía.

México, es nombrada provincial de ese país con sus catorce reuniones, y se ve encargada sucesivamente de las fundaciones de América Latina en Venezuela, Colombia, Ecuador, Guatemala. El número y la extensión de sus viajes es incalculable. Ella se pone en camino infatigablemente, visita, estimula, vuelve a partir, regresa, con la mayor frecuencia posible. Y eso en esos países en los que las distancias son enormes, hay que franquear millares de kilómetros, sin contar las dificultades de fronteras y de pasaportes, los cambios de altura. Alguna fundación representa un prodigio de energía, de fe y de fuerza apostólica...

Nombrada superiora de la reunión San Antonio en 1932, ella prepara el porvenir de las cinco escuelas primarias que le son confiadas y realiza importantes trabajos. Luego, después de su Tercer Año y la muerte de su padre, se ofrece para las misiones y se pone a disposición de la Superiora general. Tiene cincuenta y dos años. Entonces una circunstancia providencial impide la partida de una de nuestras misioneras y ella es designada para México. Un momento le parece que no tendrá gran cosa que hacer allí: por el contrario, ¡hay mucho que hacer, y allá todavía dura la persecución!

El Señor la llamará a El el 4 de febrero de 1967. Tenía ochenta y un años. Ella descansa en el cementerio de Montparnasse en París.

MEXICO SE CONVIERTE EN PROVINCIA

En julio de 1938, en el barco, estudia con ardor el español. Quince días después de su llegada hace una conferencia en español. Su profundo espíritu religioso le atrae la consideración de las autoridades eclesiásticas. Sus maneras abiertas, su bondad amable, le ganan las simpatías de todos los que han sufrido por la persecución que ha cubierto de ruinas el país. Hay que sembrar sobre las cenizas. Todo está por hacer.

Desde 1931, casi ochenta HCM mexicanas han pronunciado sus votos en la Sociedad. En vista de un mayor desarrollo, M. Rascol expresa al Santo Padre Pío XII su deseo de proponer al próximo Capítulo general de 1947 la erección en provincia de las reuniones existentes. Pío XII aprueba esa solicitud, y en octubre de 1947 Magdalena Nicolle Malpas es nombrada provincial de México. El consejo provincial de México está formado entonces por:

Sólo con su fe en el auxilio divino y la gracia de su cargo se fundaron en México tantos hogares de vida religiosa. Ella dio un extraordinario impulso a la Sociedad. Un trabajo tan intenso la llevó a sobrepasarse completamente. En ese país afligido en el que había que correr en ayuda de grandes miserias, ella habría querido multiplicarse y que se multiplicaran las obreras capaces de hacer frente a las necesidades. Además, ¿hay que reprocharle la admisión muy amplia de sujetos? ¿la insuficiencia de preparación técnica de las obras? ¿improvisaciones demasiado apresuradas?...

Magdalena Nicolle Malpas provincial E. de Piessac María Ituarte Leonor Gutiérrez Aurora Frías Magdalena Autrey

Habría sido necesario estar en todas partes, y su campo de acción no cesa de extenderse. Menos de nueve años después de su llegada a 150

superiora asistente asistente asistente asistente secretaria.


LAS HIJAS DEL CORAZON DE MARIA EN CHILE

LAS HIJAS DEL CORAZON DE MARIA EN BRASIL

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LAS HIJAS DEL CORAZON DE MARIA EN CHILE

Pero la respuesta era siempre la misma: nos gustaría ir, pero no tenemos personal para enviar al extranjero.

La fundación de la Sociedad en Chile fue preparada por una mujer de intuición que buscaba lo mejor para su patria. Elisa Walker, casada con el francés José de la Taille, deseaba mejorar la acción apostólica y social de las católicas chilenas.

En junio de 1933 Elisa va de nuevo a ver a la Superiora general, en ese momento M. Donnezan, y obtiene una respuesta formal: “La Sociedad irá a Chile a condición que dos o tres chilenas vengan a formarse en el noviciado general por dos años.” ¡Es la esperanza!

En 1921 se había fundado en Chile la Juventud Católica femenina, que se había extendido muy rápido por todo el país. Las jóvenes más sedientas de absoluto se iban a la vida contemplativa, y Elisa se preguntaba si no habría un medio para unir la aspiración profunda de vida interior con las exigencias de una acción apostólica que se hacía cada día más urgente.

De regreso a Chile, Elisa habla a una amiga de infancia, Ana Errázuriz, diciéndole: que “en París todavía esperan a Chile”. , y ella le responde: “Yo puedo ir”. Poco después María Vial, asistente social, da su consentimiento, y Sara Covarrubias se compromete a seguirlas el año siguiente. El 8 de septiembre de 1934 ellas toman el barco para Francia. María y Ana tenían casi veinte años de diferencia, pero estaban unidas por el mismo ideal. Ellas decían que iban “siguiendo la Estrella” descubierta por Elisa hace diez años.

En 1924 ella escuchó a un sacerdote francés decir algo a propósito de una congregación religiosa que respondía a esas aspiraciones y dependía de la dirección de un movimiento social en Francia. Uno de los cuñados de Elisa, el Padre Mauricio de la Taille, S.J., se puso en contacto con las Hijas del Corazón de María, buscó el apoyo de los Padres jesuitas y del arzobispo de Santiago para pedir una fundación en Chile.

Ellas pronunciaron sus votos en París el 2 de febrero de 1937. En cuanto a Sara, está en su segundo año de noviciado. Fiel a la palabra dada por M. Donnezan en 1933, la Superiora general, M. Rascol, designa una superiora para la nueva fundación: Mathilde de Maupeou, que será acompañada por Germaine Carrée y Marie Foulard.

El provincial de la Compañía escribió en 1929 a la Superiora general: “En este país, la Sociedad tendría un campo de acción amplio y fecundo, con un personal escogido y muchos recursos para su apostolado. Por el momento, las jóvenes que suspiran por entrar en ella son seis...”

El Jueves Santo, 25 de marzo de 1937, un grupo de seis HCM – tres francesas y tres chilenas. deja París. Debían llevar la preciosa semilla “al último rincón del mundo”.

El vicario general de Santiago visitó la casa general, llevando una solicitud expresa del arzobispo, expresando su “gran deseo de ver establecerse en su diócesis a las Hijas del Corazón de María... a fin de realizar entre nosotros la obra de apostolado social, con su excelente espíritu y sus conocimientos técnicos.”

Llegan a Valparaíso el 23 de abril, y tres días después (fiesta de Adelaida de Cicé), Mons. Fresno celebra para ellas la Eucaristía y les promete “abundante cosecha, apoyadas sobre la Cruz de Cristo”. La primera obra de la que se ocupan en Chile es el hogar catequístico, centro de apostolado intenso fundado por Elisa Valdés, quien ha 152


pedido la colaboración de la Sociedad. Las tres chilenas regresan a sus familias y vuelven a tomar sus actividades apostólicas y profesionales.

hogar catequístico, pero muy pronto se ve que la presencia de la Sociedad ya no es necesaria en esa obra. Se trata de dar respuesta a las necesidades del país: defender y fortalecer los valores de la familia en todas las clases sociales, elevar el nivel de vida de la familia obrera y campesina, despertar la conciencia social cristiana en los ambientes ricos y prepararlos para ser agentes de unión en la línea de la Iglesia. Se piensa que un instituto de educación familiar como los que hay en Francia podría ayudar para una verdadera acción social cristiana de desarrollo personal, familiar y comunitario.

Al comienzo, la superiora y las dos HCM francesas viven en el hogar, pero ven la necesidad de separar la casa religiosa para garantizar la independencia. Pueden arrendar un inmueble vecino, calle Agustinas 1480, lo que les permite tener una casa común en la que se puede acoger a las que llegan. Era la época del silencio estricto y se necesitaba una obra que, sin perjuicio de los encuentros religiosos, pueda justificar la existencia de esta casa. Así es como empezó un hogar de normalistas, para acoger a alumnas de la escuela normal venidas de provincia, que pasaban la semana en la escuela y debían salir los fines de semana. El hogar les daba condiciones más seguras, en un ambiente familiar, y al mismo tiempo recibían formación religiosa.

El Instituto se funda en marzo de 1940 como anexo de la Universidad Católica de Chile. Ha sido muy apreciado, tanto por la formación dada como por el trabajo de promoción familiar y social de las alumnas en los ambientes populares. Las HCM empezaron a trabajar con las jóvenes campesinas. Ahora aspiran a llevar sus esfuerzos apostólicos a los ambientes industriales. Por todas partes hacen un trabajo serio en beneficio de la familia obrera y campesina.

En 1939 se abre una casa de vacaciones en Pichilemu, estación balnearia distante unos doscientos kilómetros de Santiago. Allí se acoge a jóvenes universitarias y empleadas de oficina, cada grupo por un período de quince días de vacaciones, en un ambiente de amistad y de caridad apostólica que ayuda a encontrar la fe perdida o abandonada. Todas aprecian la atmósfera que allí encuentran.

A comienzos de 1947, la reunión tuvo la alegría de acoger a M. Rascol por primera vez. Ella toma contacto con las autoridades eclesiásticas, con todas las HCM chilenas, con las obras de la Sociedad. Esa visita da a cada una un fuerte estímulo para la vida religiosa y para el trabajo apostólico.

Ese mismo año, a solicitud de la Acción Católica, se empieza un servicio de documentación, y una HCM organiza además un servicio bibliográfico de censura, bajo la responsabilidad del rector del seminario.

El número de HCM de Chile crece lenta pero seguramente. Algunas trabajan en la Acción Católica de jóvenes o de mujeres, como miembros de los consejos nacionales, diocesanos o parroquiales. Otras tienen su campo de apostolado en la enseñanza, los catecismos o las obras sociales.

Las dos primeras misioneras francesas no permanecen mucho tiempo en Chile. Marie Foulard no logra aclimatarse y regresa a Francia el mismo año de la fundación. Germaine Carrée tiene problemas de salud y debe partir también al año siguiente.

El instituto de Educación familiar continúa sus actividades. Se abren centros de enseñanza doméstica en los barrios obreros de Santiago. Todas se esfuerzan por preparar hogares más cristianos. El Instituto es muy apreciado y se

En abril de 1939 llega Mathilde Miron de l’Espinay, que viene a reforzar la fundación y darle su esplendor. Ella empieza por poner sus conocimientos y su experiencia al servicio del 153


piden nuevas fundaciones en Concepción y en Viña del Mar, pero no ha llegado el tiempo de emigrar para abrir nuevas casas lejos de Santiago.

tomó contacto con la casa general, provisto de la aprobación del cardenal Leme, arzobispo de Río. En mayo de 1926, Yvonne de Robien, secretaria general de la Sociedad, comunica a Stella que M. Donnezan, Superiora general, está vivamente interesada por esa fundación. Pero las preparaciones de Dios son lentas. En 1932 solamente llega a Brasil Christinne de Hemptinne, presidenta internacional de la Juventud Católica femenina, acompañada por una militante belga, para hacer conocer la Acción Católica en Río de Janeiro. De esa información nació la Acción Católica en Brasil.

LAS HIJAS DEL CORAZON DE MARIA EN BRASIL

La fundación de la Sociedad en Brasil siguió un camino largo, penoso, en el que no faltaron las dificultades y los sacrificios. Una fundación es siempre un don de Dios que sobrepasa el momento en que surge. De ahí su importancia, aunque sus comienzos sean modestos y pasen inadvertidos. La fundación de las Hijas del Corazón de María en Brasil no se aparta de esta regla. Sus comienzos fueron casi insignificantes.

Pero eso no era el único objetivo del viaje de Christinne, quien esperaba tener la posibilidad de encontrar allí vocaciones para la Sociedad que pudieran ir a formarse en París. El cardenal Leme le nombró entonces cinco personas susceptibles de interesarse en esa solicitud, pero fuera de Stella una sola se decidió por la Sociedad.

La primera HCM brasileña, Stella de Faro, atribuía la primera idea al Padre Marcel Renaud, S.J., quien desde 1925 mostraba su interés por la actividad apostólica que ejercía la Sociedad, y sobre todo por la organización de las fuerzas femeninas católicas. Él veía en ella una vocación religiosa especial. Pidió informaciones a Roma, y en febrero de 1926 podía comunicar a Stella: “He podido tener informaciones muy seguras a propósito de algunas congregaciones religiosas que, no solamente no son conocidas como tales por el público, sino también de las que nadie sospecha el carácter religioso, incluso en su entorno. Una de esas congregaciones tiene más de un siglo de existencia, se mantiene en gran fervor y ha dado frutos extraordinarios. Fue fundada por uno de nuestros Padres, cuya causa de beatificación está introducida.”

Stella de Faro parte a París con su madre ciega y pide su entrada en el noviciado. Hace su oblación el 28 de noviembre de 1933, pero debe regresar a Brasil para hacer frente a problemas de familia. Tendrá que esperar aún algunos años para ver realizado su sueño: el establecimiento de la Sociedad en su país. A pesar de su buena voluntad. M. Donnezan no encontraba las personas que necesitaba para empezar la fundación, pero manifestaba siempre a Stella su interés y su oración por esta intención. Será M. Rascol quien realizará ese proyecto tan largamente deseado. En enero de 1937 anuncia que Fanny du Rostu y Germaine Marsaud llegarán a Río a fines de marzo. Poco después se añadirá Giacintha Pietromarchi.

Germaine Marsaud empieza inmediatamente a desplegar una gran actividad, dando conferencias en los colegios y en varias obras, entusiasmando a la juventud por nuevas profesiones de asistentes sociales y de educadoras familiares.

El Padre Renaud se preguntaba si tal instituto sería útil en Brasil y si tendría serias posibilidades de reclutar vocaciones. Y tal vez ayudaría incluso a organizar las fuerzas católicas femeninas del país. Fue a París y 154


en calidad de asistente general, es nombrada superiora. Pero desdichadamente cae enferma y se ve obligada a hacer dos estadas en una clínica. Después, por consejo del médico, fija su residencia en un sector de montaña más alejado de la ciudad, donde las HCM van a verla todas las semanas. Giacintha la acompaña.

Superadas las dificultades de alojamiento, las tres van a ocupar una casa de la calle Doña Mariana, donde el Instituto abre sus puertas el 1° de julio de 1937. El 28 de agosto es la inauguración oficial, presidida por el cardenal Leme11, quien predice a las futuras asistentes y educadoras “que un día serán los ángeles de la ciudad”

La situación es difícil y dolorosa, pero la actividad apostólica no se detiene. Las HCM están presentes en la Acción Católica, en la acción social, en la educación de la juventud. Las dirigentes nacionales y arquidiocesanas de la Acción Católica y de la juventud son HCM. Ellas tratan de fundar nuevos grupos buscando siempre el modo de desarrollar la vida interior por medio de retiros y de recolecciones mensuales. Se dedican a las obras parroquiales. La juventud femenina promueve y apoya campañas para la difusión del Evangelio, que hace editar y distribuir por millares, y otra campaña para las misiones.

Con el apoyo del cardenal, Stella ha podido reunir a personas eminentes de la sociedad de Río y formar una asociación de educación familiar y social para mantener el instituto y representarlo jurídicamente. Esta asociación es presidida por el Dr. Alceu Amoroso Lima, quien será el profesor, el consejero y el amigo de todas las horas. Después de algún tiempo, la casa de la calle Doña Mariana se hace demasiado pequeña para el número de alumnas y es preciso trasladarse para la calle Voluntarios de la Patria. Germaine Marsaud, mujer de notable tenacidad en sus empresas y de un extraordinario celo apostólico, ha sido apreciada de inmediato por la sociedad de Río. Era la época en la que surgían los grandes institutos de Seguridad Social y todos buscaban a “Mademoiselle” para aprovechar de su experiencia. Le dieron becas de estudio para sus alumnas y le pidieron también cursos rápidos para preparar mejor a sus trabajadores sociales.

Se hace acción social en algunos ambientes, gracias al desarrollo del Instituto. Las asistentes sociales trabajan en obras privadas, fábricas, ciudades obreras, ministerios. Se empieza a comprender mejor la utilidad de su acción. Las educadoras familiares dan también cursos a las jóvenes y mujeres del pueblo en parroquias; son muy apreciadas. Es importante tomar el lugar, pues el protestantismo trabaja metódicamente en la clase popular tan numerosa, poco instruida y muy desprovista de recursos.

En ese momento, las pocas vocaciones para la Sociedad salieron todas de la Acción Católica. Para preservar el secreto, los triduos y los retiros se hacen en particular. El 2 de febrero de 1938 Stella pronuncia sus primeros votos, ceremonia conmovedora que se realiza por primera vez en Brasil.

Piden nuevas fundaciones del Instituto social en otras ciudades, pero sólo se puede dar algunas breves sesiones, siempre con provecho. Se hace también una buena acción social por la asociación de señoras brasileñas, obra de asistencia reconocida, administrada por religiosas españolas y dirigida por una HCM desde su fundación.

Pero a la comunidad naciente no le faltan dificultades y sacrificios. En 1939 estalla la guerra en Europa. Previendo una separación prolongada del centro de la Sociedad, Fanny du Rostu, que había venido por un cierto tiempo

Está situada en pleno centro de la ciudad y mantiene diversas obras en beneficio de jóvenes y mujeres empleadas en un restaurante

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El cardenal Leme, que fue el protector y amigo abnegado de la fundación, morirá en 1942. 155


femenino. Allí se dan más de seiscientos almuerzos cada día. Un hogar para niñas jóvenes, una capilla, una biblioteca, un taller de costura y de bordado, cursos de dactilografía componen el conjunto puesto a disposición de las jóvenes.

En Río, ella entra en contacto con el cardenal, los Padres jesuitas y otros religiosos. Prevé una nueva instalación para el Instituto cuyos profesores conoce. A partir de 1948 tendría que funcionar en la calle Humaitá, en un amplio inmueble, situado en un barrio agradable y relativamente tranquilo.

Una asistente social del instituto se ocupa de la oficina de colocaciones, de la agencia de trabajo a domicilio y de la exposición de los trabajos.

Se amplía el servicio a la familia del sector rural organizando sesiones y cursos de formación de monitoras campesinas. Se emprende una campaña de educación y de cristianización de las masas agrícolas, bastante abandonadas, sin iglesias, sin escuelas, sin socorros médicos... y que gana justo lo estricto necesario para vivir día a día.

Una HCM es directora del colegio Jacobina, establecimiento que acoge a niños y niñas jóvenes de ambientes ricos, que no irían a colegios dirigidos por religiosas, pero que encuentran aquí una sólida formación cristiana con métodos modernos de enseñanza.

Por fin el granito de mostaza sembrado en tierra brasileña va a germinar y desarrollarse.

Terminada la guerra, Fanny du Rostu, por motivos de salud, regresa a Europa con Giacintha Pietromarchi, dejando sin superiora al pequeño grupo de seis profesas y una postulante, que deben apoyarse mutuamente. Mathilde de Maupeou, superiora de Chile, las apoya y las acompaña para los triduos y el retiro de 1946. En abril de 1947 ella acoge a M. Rascol que llega con la nueva superiora, María Eulalia Cumenge. Es una mujer culta, plena de experiencia de vida, y una auténtica religiosa. Ella ha sido directora de una escuela rural en el sur de Francia, expresidenta de la Juventud, luego de las Mujeres católicas de Tolosa. Su sueño es hacer de la Sociedad un gran árbol A.M.D.G. Ella se pone de inmediato al trabajo para establecerla en todos los rincones del amplio Brasil, empezando por una primera fundación en Curitiba, que debe ser seguida por muchas otras a la medida de los recursos.

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