CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Cemento fosforescente creado por científico mexicano El cemento comercial, cuyo nombre técnico es cemento Pórtland, está constituido básicamente por un gel de silicato de calcio hidratado, cristales de cal y agujas de sulfoaluminatos cálcicos dispersas como redes. Esto ocasiona que los cuerpos elaborados con este material sean opacos o que la luz no pueda ser transmitida al interior de la pasta de cemento. Al mismo tiempo, se comercializan plásticos fosforescentes que contienen cristales cuyos electrones liberan la energía acumulada de la luz solar en forma de fotones y tienen usos muy variados; sin embargo, tales plásticos son propensos a la erosión por la radiación solar que los alimenta y poco durables. El reto que enfrentó el investigador mexicano José Carlos Rubio Ávalos fue combinar la resistencia del cemento con la capacidad de almacenar y emitir luz fosforescente, lo que implicó un cambio en la microestructura del concreto mismo para que permitiera el paso de luz a su interior, la cual posteriormente es emitida de nuevo. Encontró la solución en la química inorgánica: creó un material a partir de materias primas como sílice, desechos industriales, álcalis y agua, mediante un proceso de policondensación a temperatura ambiente. La emisión de luz de este cemento puede prolongarse hasta 12 horas; entre sus muchas aplicaciones están la señalización en estacionamientos y en caminos para una mayor seguridad
vial, y dondequiera que se desee iluminar o marcar espacios y no se tenga acceso a instalaciones eléctricas. La durabilidad de este cemento fosforescente se estima en más de 100 años debido a su naturaleza inorgánica, y gracias a sus componentes es fácilmente reciclable. El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial otorgó la patente de este cemento a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y ya está disponible para su transferencia y comercialización para las empresas interesadas. www.conacytprensa.mx