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ALREDEDOR DEL MUNDO / CARRETERAS Y COSECHA DE ENERGÍA

En 1523 Cortés inició la construcción de la ruta entre México y Tampico, y más tarde el virrey de Mendoza mandaría construir caminos hacia Michoacán, Oaxaca, Taxco y Acapulco, levantando puentes a su paso.

Para el siglo XVII, en el territorio de la Nueva España se contaba ya con una vasta red de caminos, y a lo largo de ellos se levantaban diversos puentes.

Hacia finales del siglo XVIII, se podían enumerar en la capital de la Nueva España los puentes de Santo Domingo, Amaya, Jesús María, el de Vigas y de Santa Mónica. En el resto del territorio, destacan los puentes en Puebla, Querétaro, Guanajuato y Guadalajara.

El más antiguo de que se tenga noticia en Puebla es el de San Francisco, que unía el centro de la ciudad con el barrio El Alto. Constaba de tres arcos, el mayor de los cuales era el de en medio con 4.20 m; el largo del puente con sus entradas medía 25.20 m y el ancho 8.40 metros. Otras estructuras destacadas de Puebla son el puente de Analco, el acueducto del Carmen, que pasaba sobre el río San Francisco y del que sólo quedan ruinas, y diversos acueductos más.

Una de las construcciones más notables de la época colonial es el acueducto que une Otumba con Zempoala, la obra monumental llevada a cabo por Francisco de Tembleque en Hidalgo. El acueducto salva cuatro tramos deprimidos que requirieron arcos: el primer tramo cruza la hacienda Tecajete con 54 arcos y la hacienda de Arcos con otros 14; el segundo se conoce como de Amiltepec, y requirió erigir 13 arcos; el tercero es de sólo un arco y se ubica cerca de Acelotla; el cuarto es el más importante con sus 68 arcos; cruza la barranca cercana al pueblo de Tepeyahualco, donde corre el río Papalote. La distancia es aproximadamente de 34 km y 250 m de desnivel.

La altura máxima entre la cumbre del acueducto en el tramo Tepeyahualco y el fondo del cauce del río Papalote es de 38.7 m; en ese arco se ubican las dos columnas más altas con 33.9 m, cuyo claro es de 17.4 m; en cambio, en los arcos laterales el claro se reduce a 11.7 metros.

En Querétaro destacan los puentes de Patehé, el de la Garita del Pueblito y el Puente Grande.

En el Estado de México, sobresalen el acueducto de El Sitio y cerca de él el de Los Remedios, ejemplo de la arquitectura del México colonial por la utilización de la cantera local en su caño, aunque como obra hidráulica fue un fracaso; medía 500 m de longitud y estaba sostenido por 50 arcos de medio punto.

En Guanajuato, en 1773 se inauguró el puente de San Juan Nepomuceno o del Rastro; en 1775 se terminaron las obras de un puente sobre la cañada del Púquero; en 1763 se hizo el puente de Nuestra Señora de Guadalupe y en 1774 se reedificó el puente de Nava. Un ejemplo de los puentes en este estado es el de Acámbaro sobre el río Lerma; aun hoy se pueden observar restos de un arco de lo que fue su estructura base.

En Morelos, en la hacienda de Chiconcuac, se levantó un acueducto de mampostería de piedra de más de un kilómetro de largo, compuesto de 120 arcos de medio punto con casi 5 m de alto. En Oaxaca se construyó un sólido acueducto de cantera que corre por casi 10 km desde el cerro de San Felipe hasta la ciudad de Oaxaca, salvando profundos barrancos. En Morelia, es notable el acueducto erigido por fray Antonio de San Miguel Iglesias en 1785, con una extensión de 1,680 m y 250 arcos de cantera labrada. En Guerrero se sabe del acueducto edificado por José de la Borda en la Hacienda de San Juan y de otro en la Hacienda del Chorrillo. En Jalisco hay una larga lista de puentes: el Puente Grande consta de 27 arcos, rematados en ambos extremos por obeliscos compuestos de tres cuerpos superpuestos de base cuadrangular; el de San Juan de Dios está compuesto de tres arcos cimentados en peñas muy sólidas, hechos de mampostería de piedra; se cuentan también el puente de Medrano, el de Amezola, el del Molino, el de las Damas y el de Calderón.

El papel destacado del camino a Veracruz

El camino México-Veracruz fue considerado desde la Colonia un proyecto estratégico, a grado tal que en 1756 se instituyó un impuesto para asegurar los fondos para su construcción. Hacia 1805 ya se habían tendido los puentes que cruzarían los ríos Paso de Ovejas y Plan del Río, y comenzaban los trabajos del puente sobre el río La Antigua, que representaba una obra monumental por erigirse en zonas de baja altitud y de clima muy caluroso. La historia que envuelve a este puente, nombrado inicialmente Puente del Rey y luego Puente Nacional, ayuda a comprender el periodo de transición del trazado de los caminos coloniales al mundo industrializado del siglo XIX. Su construcción se inició a principios de 1803 y se prolongó hasta finales de 1811.

El acueducto del Padre Tembleque, una obra monumental ubicada en Hidalgo.

Se erigió a unos 50 km de Veracruz y a 58 km de Xalapa, en el paraje conocido como La Ventilla. Fue diseñado por el ingeniero militar Diego García Conde, junto con otros puentes proyectados para los ríos Copale, Atliyac y San Juan, y se construyó bajo la dirección del arquitecto José Antonio Rincón Calcáneo y su hermano Manuel Joaquín. El sitio donde se desplantó el puente es el de menor anchura en el trayecto del río al mar (107 m de un máximo de 200), y acorta una distancia de 25.14 km para ir de Veracruz a Xalapa sin pasar por La Antigua.

Tiene una longitud total de 302.17 m incluyendo sus dos glorietas circulares de 33.43 m de diámetro en cada extremo. Tiene 10.3 m de ancho y aproximadamente 14.48 m de alto desde el nivel del agua hasta la superficie superior del pasamanos. Se compone de dos partes: la propia del puente, con 192.25 m sobre las aguas del río, al que atraviesa con siete arcos de mampostería: un gran arco central de medio punto con 18.59 metros de ancho, flanqueado por seis arcos gemelos de medio punto rebajado de 12.53 m cada uno, tres de cada lado.

La segunda parte es la calzada que lo une a la orilla del lado norte: presenta una desviación curva de 103.65 m por el suroeste hasta alinearse con el norte; bajo ella hay un arco de 10 m que sirve como alcantarilla para el desagüe del torrente que baja de la barranca del cerro San Fernando.

Para su cimentación se excavaron bajo las aguas unos 5 m hasta alcanzar roca firme, y los arranques en las orillas están protegidos por un murallón de piedra de 16.71 m de longitud y en escarpa. Además, una banqueta de mampostería de 1.21 m de espesor está sumergida encadenando las pilastras en un conjunto para otorgar a la estructura resistencia y estabilidad. Las puntas de los tajamares que rompen la corriente (del lado oeste) se reforzaron con planchas de cobre de media pulgada de espesor.

Un siglo convulso y el paso al progreso

Los largos periodos de guerra que azotaron a México durante el siglo XIX también repercutieron en el número de construcciones que dejaron de hacerse. La Guerra de Independencia, las repetidas guerras civiles y el conflicto de Texas provocaron una depresión económica que afectó las posibilidades de construcción y limitó la configuración de los caminos. Pese a ello, en Celaya los esfuerzos de Francisco Tresguerras hicieron posible la construcción del puente sobre el río La Laja; a mediados del siglo, el camino México-Veracruz contaba ya con varios puentes, pero de acuerdo con el informe de obras públicas, sólo el de Texmelucan y el de México merecían ese nombre, pues los restantes, que se contaban por decenas, eran considerados alcantarillas. En el camino de Amozoc a Veracruz, por Orizaba, ya se habían erigido los puentes de La Soledad y de Las Ánimas.

De Puebla a Perote destacan cuatro puentes: los que libran las barrancas de Amaluca y de San Lorenzo, y los de Alzaseca y San Sebastián. De México a San Blas, vía Querétaro y Guadalajara, se cuentan 36 puentes, entre ellos el de San Joaquín, de Tepeji y el Grande de Tula.

Durante la época porfiriana se dio un notable impulso a las estructuras metálicas que facilitarían el paso de las máquinas de la moderna era industrial, y la introducción del ferrocarril y sus puentes de hierro significó un cambio en los caminos nacionales y marcó el salto a la estructura metálica.

Aunque por algún tiempo los puentes siguieron construyéndose de mampostería, surgieron nuevos proyectos: en 1865 la Secretaría de Fomento contrató a una empresa estadounidense para construir un puente totalmente metálico en Salamanca, por ejemplo, pero la obra más destacada de la ingeniería civil de la época fue el Puente de Metlac, como parte de las obras del ferrocarril de Veracruz.

El largo periodo porfiriano abrió paso a la construcción de una extensa red ferroviaria que completó más de 19 mil kilómetros de vías; poco se realizó en materia de caminos, que no sobrepasaron los mil kilómetros, pues el objetivo principal era alimentar las estaciones de los ferrocarriles y, en menor cuantía, comunicar zonas que carecían de medio de transporte

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Puente del Rey o Puente Nacional en Veracruz, inaugurado a finales de 1811.

Elaborado por Helios Comunicación con base en las siguientes fuentes: José Enrique Ortiz Lanz y Jorge F. Hernández, Puentes de México. Arte e historia, México, Grupo Tolteca, 1998. Luis López A., Evaluación técnica y económica de la reparación y conservación del puente Huatepango en el estado de Hidalgo, tesis de maestría en Administración de la construcción, Pachuca, Instituto Tecnológico de la Construcción, 2007. Mario J. Gaspar, El Puente Nacional, Portal del Egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Veracruz, abril de 2016. panamaposse.com/yaxchilan

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