Colegio de Ingenieros Civiles de México, A.C. Memoria del Foro del Agua.

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Mesa 3 • Los ordenamientos legales

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superficiales de ríos lejanos; Guadalajara sufre falta de agua, sus acuíferos están sobreexplotados y sus posibles fuentes superficiales son de ríos lejanos; para no abundar mucho, ciudades como León y Aguascalientes están en iguales o peores condiciones, al igual que Tijuana y otros espacios urbanos. Para el desarrollo urbano del país se actuó en sentido contrario a lo que la racionalidad indicaba; se trata de una tendencia que continúa hasta la fecha y que debe ser motivo de gran preocupación, porque sigue el crecimiento acelerado de las ciudades grandes del país y con ello seguirán creciendo las demandas de agua para la población en zonas donde no existe disponibilidad y por lo tanto no son sostenibles desde el punto de vista hídrico. Esa situación no la pueden resolver las autoridades federales responsables del sector agua; su atención es competencia y responsabilidad de las autoridades municipales o regionales, con el apoyo de la secretaría federal responsable del desarrollo urbano, que deberían interactuar con la autoridad del agua para definir hasta dónde es posible que sigan creciendo dichas ciudades, lo cual tiene límites que ya están presentes en muchos de los casos. El desarrollo urbano obedece en buena medida a decisiones que se toman en un nivel alto, por las autoridades locales y estatales. No es sencillo ni fácil plantearles a dichas autoridades que sus ciudades ya no deberían crecer a la velocidad con que lo han hecho, pues es muy probable que no estén de acuerdo. Lo anterior significa que, desde el punto de vista del agua, no podemos olvidarnos de la planeación, que es un tema central de este foro. Es decir, hay recursos de agua en ciertas zonas del país y en otras ya no los hay; en el primer caso, como en el norte y en la mayor parte del Altiplano. En materia de planeación del desarrollo urbano, comercial e industrial, sería razonable orientar e impulsar la planeación del desarrollo del país hacia las regiones costeras, por ejemplo en el litoral del Golfo de México desde Tampico hasta Campeche, o en el océano Pacífico, desde el sur de Sinaloa y Nayarit hasta llegar probablemente a Chiapas, procurando aplicar diversas medidas de aliento federales y locales para que las nuevas actividades comerciales e industriales que requieran cantidades importantes de agua se ubiquen en las regiones costeras, donde existe disponibilidad, y que en el Altiplano y en las regiones áridas sólo se establezcan aquellas que utilicen mínimas cantidades de agua. Esta tendencia de ubicación de la industria, el comercio y la población queda fuera de los alcances y del control del organismo federal de gestión del agua, pero si uno se pone en el lugar de la entidad responsable de administrar el agua en el país, la Conagua, se puede orientar a las autoridades locales en relación con la mayor, menor o nula disponibilidad de agua en cada una de las regiones del país, para que lo tomen en cuenta en sus planes de desarrollo económico, industrial y urbano.

La Conagua debería contar con un sistema de planeación de mediano y largo plazo que determine los requerimientos o demandas probables y las disponibilidades futuras de agua en cada región, con especial atención a regiones como Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, así como a las entidades del Altiplano, que no tienen el agua necesaria para cubrir sus necesidades en un futuro inmediato. Adicionalmente, dicha planeación debería determinar a largo plazo cuáles serán las necesidades y los recursos de agua en estados con gran disponibilidad, como Veracruz y Tabasco en el litoral del Golfo de México y Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Chiapas en el litoral del Pacífico, entidades que tienen suficiente disponibilidad de agua. Hasta la fecha sólo hemos hecho en México programación de obras de infraestructura del agua a corto plazo, pero nos hemos olvidado de la planeación a mediano y largo plazos, lo cual nos ha llevado a situaciones regionales críticas en materia de ese recurso. Por ello felicito al Comité Técnico del Agua del CICM –en el cual me honra participar– por tomar como tema central de este foro la planeación del agua.

El Tratado de Aguas de 1944 JOSÉ DE JESÚS LUÉVANO

Licenciado en Administración de empresas con posgrado en Solución de conflictos internacionales. Ha trabajado en la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) entre México y Estados Unidos desde 1978. Desde 1990 es secretario de la sección mexicana de la CILA. Ha participado en la negociación de más de 40 acuerdos internacionales en muy diversas áreas. La Comisión Internacional de Límites y Aguas tiene a su cargo la vigilancia y aplicación del Tratado de Aguas de 1944, celebrado con los Estados Unidos de América, país con el que anteriormente, en 1906, suscribimos el llamado Tratado de la Convención para recibir en el punto donde inicia la frontera del Río Bravo, 74 Millones de Metros Cúbicos anuales que se utilizan para riego en el Valle de Juárez, aclarando que el tratado estipula que ese volumen se recibe por cortesía de aquel país. Posteriormente, con la firma del Tratado de 1944, se busca resarcir todas estas fallas que hubo en la Convención de 1906, es decir, ya el agua la recibe por derecho, tanto México como por Estados Unidos; EUA nos entrega 1,850 millones de metros cúbicos, que pueden llegar hasta casi 2,100 millones cuando hay excedentes en la cuenca del río Colorado. México tiene una obligación de entregar a Estados Unidos 431.7 millones de metros cúbicos anuales, pero contabilizados en ciclos de cinco años, porque se reconoce que

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