Days 04

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NEW YORK TIMES BESTSELLER

NOVELA CUATRO DE LA SAGA DARK DAYS


Jocelynn Drake

Pray For Dawn

Créditos Grupo de Traducción:  aLeBeNa

 Eli25

 Rihano

 Aya001

 kuami

 Silvery

 dani.shawn

 Masi

 Virtxu

 Angeles Rangel

 Loo!*

 Virtxu

 esmeralda38

 Steffanie Mirella

Grupo de Corrección:

Recopilación:  Virtxu Diseño:  Liz

El presente documento fue elaborado en el Foro Purple Rose, el cual tiene como finalidad impulsar la lectura hacia aquellas regiones de habla hispana en las cuales son escasas o nulas las publicaciones, cabe destacar que dicho documento fue elaborado sin fines de lucro, así que se le agradece a todas las colaboradoras las cuales pusieron su granito de arena para sacar adelante este proyecto. También van dirigidos agradecimientos especiales a todas las lectoras que se interesan en nuestras traducciones no oficiales.

GRACIAS A TOD@S!!!

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Índice Sinopsis .................................................................................................................................................. 5 CAPÍTULO 1 ............................................................................................................................................. 6 CAPÍTULO 2 ............................................................................................................................................17 CAPÍTULO 3 ............................................................................................................................................22 CAPÍTULO 4 ............................................................................................................................................33 CAPÍTULO 5 ............................................................................................................................................40 CAPÍTULO 6 ............................................................................................................................................46 CAPÍTULO 7 ............................................................................................................................................54 CAPÍTULO 8 ............................................................................................................................................63 CAPÍTULO 9 ............................................................................................................................................68 CAPÍTULO 10 ..........................................................................................................................................74 CAPÍTULO 11 ..........................................................................................................................................86 CAPÍTULO 12 ..........................................................................................................................................99 CAPÍTULO 13 ........................................................................................................................................ 104 CAPÍTULO 14 ........................................................................................................................................ 112 CAPÍTULO 15 ........................................................................................................................................ 119 CAPÍTULO 16 ........................................................................................................................................ 132 CAPÍTULO 17 ........................................................................................................................................ 142 CAPÍTULO 18 ........................................................................................................................................ 153 CAPÍTULO 19 ........................................................................................................................................ 161 CAPÍTULO 20 ........................................................................................................................................ 177 CAPÍTULO 21 ........................................................................................................................................ 186 CAPÍTULO 22 ........................................................................................................................................ 199 CAPÍTULO 23 ........................................................................................................................................ 216 CAPÍTULO 24 ........................................................................................................................................ 221 CAPÍTULO 25 ........................................................................................................................................ 229 CAPÍTULO 26 ........................................................................................................................................ 238 CAPÍTULO 27 ........................................................................................................................................ 244 CAPÍTULO 28 ........................................................................................................................................ 261 CAPÍTULO 29 ........................................................................................................................................ 273 CAPÍTULO 30 ........................................................................................................................................ 285 CAPÍTULO 31 ........................................................................................................................................ 299 Avance ................................................................................................................................................312 Biografía ..............................................................................................................................................313

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****4° Saga Dark Days****

Sinopsis Ruega por la salvación... Ruega por la luz del día... El asesinato ha puesto a Mira fuera de las sombras y de vuelta al mundo de los vivos... Mientras que la Fire Starter del Aquelarre de los Nightwalker lucha contra los fantasmas de su oscuro pasado que acechan en su mente, el asesinato de la hija del senador de Savannah amenaza con exponer a los de su clase ante la brillante luz del día. El amanecer del caos ha llegado. Los Naturi se han liberado de su prisión eterna para alimentarse de los indefensos e incrédulos de una desprotegida Tierra. Mira y Danaus «vampira y cazador de vampiros» deberán unirse para prevenir la aniquilación de sus respectivas razas. Pero para Danaus el reto se intensifica, pues también tiene que luchar contra su codiciosa alma de Bori. Y Mira, la Nightwalker que debe proteger -cuyo poder es la última esperanza de la Tierraestá rápidamente perdiendo la razón.

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Capítulo 1 Traducido por: Virtxu Corregido por: Angeles Rangel

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l bastardo era rápido. Las suelas de sus duros zapatos resonaban en el pavimento que revestía el callejón, dejando que el sonido rebotara contra las altas paredes de ladrillo

que se levantaban alrededor de nosotros. Ni siquiera estaba tratando de ser silencioso por más tiempo. Tenía la esperanza de que me fuera corriendo, pero no se dio cuenta que sólo porque él fuera más rápido no significa que no pudiera dar caza a mi presa. Lo sentía ahora, le olía como a un perro a una liebre. Incluso si él se metía en el suelo, yo lo encontraría. Con un repentino estallido salió del callejón, lanzándose por una calle vacía, acortando entre los coches aparcados antes de entrar a través de otro callejón sembrado de basura que se bifurcaba en una red de caminos y calles oscuras. Cogí una curva demasiado rápido y derrapé, enviando a mi hombro a estrellarse contra un edificio a mi derecha. El acero de la cuchilla en la mano derecha rozó el ladrillo cuando me empujé lejos. Mi presa estaba ganando distancia sobre mí, lanzándose hacia abajo a un callejón oscuro tras otro hasta que finalmente le hube perdido de vista. Pero luego volví a estar allí, justo por encima de su hombro, dispuesto a hundirle el cuchillo en el pecho. Un aliento salió de mis pulmones en una nube blanca mientras saltaba por encima de un cubo de basura volcado, y una gota de sudor frío corrió por debajo de mi sien a lo largo del lado de mi cara. Sentía frío en mis manos y mis piernas a pesar de que mi sangre estaba bombeando debido a la persecución. Llevé mi mano izquierda hasta la cintura, agarrando una de los pequeños cuchillos que guardaba en uno de los soportes de allí y la situé entre mis dedos pulgar e índice. Había visto al vampiro, mientras paseaba por un callejón oscuro en el otro lado de la ciudad. El olor de la sangre y la muerte pesaba en el aire mientras lo seguí hasta encontrar a una joven tendida inerte entre las hinchadas bolsas de basura, tenía dificultad para respirar y su piel un era de un tono poco saludable de blanco. Había perdido demasiada sangre y el vampiro le había dado por muerta entre la basura podrida. No había tratado de esconderla. Me había planteado hacer una llamada rápida con mi teléfono a las

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autoridades locales, pero no tenía muchas esperanzas de que la ambulancia llegara a tiempo. A partir de ahí, la persecución estaba en marcha. Tomándome sólo un momento para apuntar, arrojé el pequeño cuchillo hacia el vampiro, clavándosele justo entre los omóplatos, en el fondo de la espalda. Gritó. Su brazo derecho se buscaba el cuchillo, su andar rápido fue disminuyendo mientras se esforzaba por mantener el equilibrio. Apretando los dientes, luché por sonreírle de vuelta mientras me movía para matarle. Casi dos mil años habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, la mayor parte del tiempo dedicado a la caza de vampiros, limpiando su maldad de la faz de la tierra. Cada vez, cada asesinato, parecía ser un poco más fácil. Eran cada vez más jóvenes, con menos experiencia, descuidados, y yo estaba sólo en la flor de la vida. Sólo se me había eludido uno hasta ahora, pero conseguiría a Mira con el tiempo. Tenía la eternidad de mi lado. El vampiro salió del callejón y patinó al pararse en el centro del pequeño círculo del pueblo. A pesar del frío del invierno, el agua burbujeaba y aún caía en la fuente principal, aunque las luces se habían apagado. La zona estaba vacía, pero claro eran más de las dos de la mañana. Tuvimos todavía que correr a través de algunos peatones o incluso un coche extraviado durante nuestra larga persecución. Sacando el cuchillo de su espalda con un gruñido de dolor, el vampiro se volvió hacia mí, lanzando la hoja a un lado. Hizo un sonido metálico, ya que rebotó en el helado pavimento. El bastardo arrogante no se dio cuenta de a quién tenía en su contra, y pensó que podría vencerme fácilmente. Siseó, mostrándome los colmillos ensangrentados. Alto y delgado, parecía como si estuviera hecho de puro músculo y tendones, y sin embargo el poder que salía de él hablaba de un vampiro que había visto sólo un par de siglos de noches en el mejor de los casos. Era joven en muchos aspectos, un novato, pero un asesino. —¿Qué demonios quieres? —Gruñó en un áspero acento español—. No era un nativo de la zona. ¿Eres un cazador o algo? —Algo así —dije en voz baja. El vampiro dio un paso hacia atrás, apretando los puños a los costados. —Estás fuera de tu liga aquí, cazador. Este es el dominio de Sadira. Ella no deja cazar en sus dominios a la ligera. Si quieres sobrevivir, sal de aquí mientras puedas. Un suave resoplido se me escapó mientras daba un paso hacia adelante, manteniendo las piernas abiertas y mi postura lista para cualquier tipo de ataque del monstruo chupasangre. Esto explicaba por qué ha habido tanta actividad en éste área recientemente.

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La señora se ha ido, así que todos los niños habían decidido jugar. No tenía ningún problema en castigarle un poco por su imprudencia. —Sadira fue asesinada por los Naturi hace meses en Perú. Una flecha en el corazón. Los hombros del vampiro cayeron levemente ante la noticia y la sorpresa realmente iluminó su enjuto rostro. Él no sabía que su amante había sido asesinada. Él estaba simplemente disfrutando de su prolongada ausencia. En un destello de movimiento, lancé mi ataque, tomándolo por sorpresa. Por supuesto, eso no significó que sus reflejos no fueran aún más rápidos que los míos. Llevé la hoja en la mano derecha hacia abajo, moviéndola de derecha a izquierda, con la esperanza de atraparlo en el pecho, pero él se puso justo fuera de mi alcance. Me las arreglé para cortarle en el lado de su mano cuando se alejaba de mí. Mientras él saltaba hacia atrás, agarré otro cuchillo. El vampiro balanceó su mano hacia mí, pareciendo que disfrutaba de mi aparente lentitud. La palma se abrió, revelando una serie de uñas afiladas que fácilmente podían triturarme con la pura fuerza que emanaba de ellas. Torciendo torpemente, esquivé las uñas. Al mismo tiempo, hice girar la hoja en la mano izquierda, haciéndole un tajo en el brazo derecho antes de que pudiera alejarse de mí. El vampiro gritó y saltó hacia atrás varios metros, apretando la mano izquierda sobre la herida. Sus ojos azules brillaban en la oscuridad, y pude sentir su poder llenar el aire de la noche. Al parecer, finalmente me había visto cómo la amenaza que realmente era. Sin embargo, al mismo tiempo, un segundo poder llenó el aire. Se arremolinó alrededor de nosotros antes de parecer que se situaba en mi espalda como una pesada capa que colgaba de los hombros. Llevaba el mismo contacto helado de energía que cualquier vampiro con el que me hubiera encontrado antes, pero este era infinitamente más poderoso de lo que yo había sentido nunca antes. Extendí mis propios poderes, pero no pude precisar de dónde venía la energía. Parecía estar en todas partes y sin embargo, se centraba en mí. Mantuve los ojos fijos en el vampiro que estaba delante de mí, pero él no se inmutó, no hizo nada que indicara que había algo oscuro y malo justo en mi espalda. De hecho, se lanzó hacia mí, con las manos apretadas en puños. Esquivé el primer golpe dirigido a la mandíbula, pero no fui lo suficientemente rápido como para evadir el golpe a mi estómago que me rompió al menos dos costillas. El impacto fue suficiente para sacar el aire de mis pulmones, pero no me detuvo. Empujando el dolor a un lado, enterré la corta hoja de mi mano izquierda en su pecho, buscando su corazón. La criatura se sacudió lejos de mí. Envolviendo una mano alrededor del mango del cuchillo, intentó sacarlo mientras esquivaba una serie de golpes de mi espada para

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arrancarle la cabeza de su cuello. Un gruñido bajo retumbó a través del círculo, elevándose por encima del chapoteo del agua, mientras sacaba la hoja. Sin embargo, en lugar de dejarla caer como hizo con la otra, mantuvo esta fuertemente apretada en su ensangrentada mano derecha. Finalmente, tenía un arma que iba a manejar lo más rápido y más fuerte que pudiera, pero no por mucho. Mi ascendencia mestiza me daba una ventaja a la hora de luchar contra los vampiros. No sólo podía sentirlos, sino que era casi tan rápido y fuerte como ellos, y podía sanar igual de rápido. Sin embargo, sin llegar a ser un Nightwalker, yo era un pobre primo. No me quejaba, sin embargo. Todavía tenía un as en la manga por si acaso, pero no lo necesitaría para acabar con ese polluelo. Dimos vueltas en círculo, cada uno buscando la oportunidad perfecta para insertar la hoja entre las costillas del oponente. Mi corazón golpeaba en el pecho y la adrenalina subió por mis venas, dándome la fuerza única que había encontrado después de tantos años. Cazar vampiros era el único reto que me quedaba, lo único emocionante cuando el resto del mundo parecía haberse desvanecido a un tono gris enfermizo. Sin embargo, para mi sorpresa, el vampiro llevó la hoja hacia atrás, ocultándola parcialmente detrás de su cuerpo mientras daba un paso lejos de mí. —No estamos solos —murmuró, pero esta vez fueron palabras en inglés. Frunció el ceño y la boca en una fina línea en su pálido rostro. Algo acerca de nuestro huésped había perturbado al vampiro. Y un rápido examen con mis poderes fácilmente reveló la razón. Mi adversario normalmente habría estado feliz de continuar esta lucha a la vista del público ya que él podría encubrirnos fácilmente. Nuestro mundo se mantenía al margen del mundo humano en todo momento, separado y secreto. Sin embargo, sabía que el vampiro temía que no nos pudiera encubrir de nuestros nuevos compañeros porque no podía sentirlos. Pero yo si podía. Un trío de Naturi había descendido sobre nuestra pelea y de repente me encontraba atrapado en medio de dos batallas separadas. —Naturi —murmuré. Me volví hacia mi izquierda, hacia el callejón del que acababa de salir hace unos momentos, para poder ver tanto al vampiro como a los tres Naturi que se acercaban a nuestra ubicación, con las armas desenfundadas. —¿Naturi? —Preguntó el vampiro, sorprendido. Dio un paso hacia atrás y por un momento estuve seguro que iba a correr. A él no le importaba arriesgarse a una pelea rápida con una criatura que él contaba como un simple humano, pero la idea de tomar a tres Naturi a la vez era más que suficiente para mandarlo corriendo a esconderse. Y en verdad, no podía culparlo.

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Un segundo después, la energía que se había detenido justo a mi espalda corrió por mi derecha y fue hacia el vampiro, el cual estaba lentamente alejándose de los Naturi y de mí. El Nightwalker se detuvo de repente mientras su rostro se volvió completamente blanco, sus párpados se cerraron, cayendo como si su consciencia hubiera sido arrancada de sus manos. A mi izquierda, el Naturi se detuvo e incluso pareció confundido por un segundo. Una sonrisa creció en el rostro del vampiro mientras él levantaba la cabeza. Un resplandor rojo iluminó sus ojos, sustituyendo al azul que había estado allí antes. Aumentó la presión sobre el cuchillo que tenía en la mano y cortó el aire un par de veces. Algo de pronto estaba mal aquí, y no podía imaginar que era lo que había convencido al vampiro de permanecer ahí cuando huir era la opción más inteligente. Si él no era asesinado por los Naturi, aún tendría que enfrentarse a mí, y la lucha iba a acabar mal para él. Para confundir aún más las cosas, el vampiro dijo algo al trío de Naturi en un idioma que yo nunca había oído antes, pero fue suficiente para hacer que el pelo en la parte de atrás de mi cuello se pusiera de punta. Parecía como si lo reconociera, como si fuera algo que mi subconsciente comprendía, como si debiera de reconocerlo. No importaba, porque los Naturi lo entendieron y respondieron con un par de venenosos dardos afilados destinados al vampiro. Saltando un paso hacia atrás con el fin de dejar más espacio entre yo y el Nightwalker, vi como él fácilmente desviaba ambos disparos con una ballesta que tenía en la muñeca, como si estuviera espantando moscas. Dos de los Naturi corrieron hacia el vampiro entonces, mientras que el tercero se quedó en la retaguardia, mirándome. Levantó una mano sobre su cabeza y el negro cielo de medianoche comenzó a batir con nubes oscuras. Hacía el frío suficiente como para nevar, pero eso no era lo que este Naturi del viento había evocado. Lo había visto demasiadas veces antes. Tenía que matarlo antes de los relámpagos comenzaran a caer en picado desde las nubes de tormenta. Con la espada en la mano, me lancé al Naturi, lo que le obligó a detener su hechizo y tirar de su propia espada corta con la esperanza de defenderse a sí mismo. El rubio Naturi era rápido y hábil, bloqueando cada uno de mis ataques, mientras contrarrestaba con unos cuantos golpes que yo evitaba. Bloqueándole de un solo golpe y sosteniendo la espada sobre su cabeza, le di un puñetazo en la cara. El impacto le rompió la nariz y le obligó a tropezar hacia atrás un par de pasos. Tiré de mi espada liberándola y asesté un golpe hacia abajo, cortando a través de su cuello, dejando su cabeza pendiendo de un delgado colgajo de piel. El Naturi del viento cayó muerto a mis pies, dejando que la tormenta sobre nuestras cabezas se disipara rápidamente.

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Volviendo sobre mis talones, encontré al Nightwalker peleando a la vez con los dos restantes Naturi. El aire estaba lleno de energía, casi crepitando a su alrededor. Por su anchos hombros y su gruesa constitución, estaba dispuesto a apostar que el vampiro se enfrentaba a una pareja del clan de los animales. Parecían ser los soldados de a pie de la raza Naturi. Los primeros en cualquier batalla y, en general los más brutales. Estaba a punto de insertar mi espada en la refriega cuando vacilé. No tenía por qué hacerlo. El vampiro tenía la lucha completamente bajo control. De hecho, por la sonrisa diabólica que jugaba en sus labios, estaba dispuesto a apostar que no estaba más que jugando con ellos, alargando la lucha para aplastar sus esperanzas. Pero no tenía sentido. Momentos antes, el vampiro había parecido afortunado de saber cuál era el extremo del cuchillo que tenía que sostener. Ahora, viendo los movimientos del vampiro era como ver una danza íntima donde la luz y la sombra se entrecruzaban. Las hojas brillaban rojas en la luz de las farolas, mientras el asestaba más de un golpe a sus adversarios. Y entonces, para mi completa consternación, el vampiro se volvió a mirarme mientras cortaba la garganta de un Naturi y, a continuación, en un instante, hundió el puñal en el corazón del segundo. Los extraños ojos rojos del vampiro nunca se apartaron de mí mientras el Naturi caía al frío pavimento, luchando por curarse de sus heridas individuales antes de que la muerte finalmente le alcanzara. Mi mano se cerró en mi propio cuchillo mientras miraba a los dos Naturi retorciéndose en el suelo. —Termina esto —ordené. —Siempre has sido demasiado compasivo —dijo el vampiro con una voz apenas por encima de un gruñido. Sin embargo, el vampiro escuchó mi deseo. De rodillas, cortó las cabezas de los dos Naturi, matándolos. En el momento de su muerte, él respiró profundo, poniendo los ojos en blanco como si estuviera saboreando el momento exacto de su fallecimiento. Luego miró a la sangre que cubría sus manos y sonrió para sus adentros. —No hemos terminado, vampiro —le recordé, levantando mi espada ligeramente. El vampiro se volvió sobre las puntas de sus pies hacia mí y se levantó fácilmente, dejando el cuchillo en el suelo junto a los cadáveres. Dio un paso hacia mí con los brazos extendidos y las manos abiertas, revelando que él estaba desarmado por completo. Sin embargo, ningún vampiro estaba desarmado nunca. Eran mortalmente rápidos e increíblemente fuertes una vez que el sol se había puesto. No sería atraído por la treta que él me estaba lanzando. —No tiene por qué ser así, Danaus —dijo el vampiro en voz baja y tranquilizadora—. Has estado luchando un buen numero de batallas durante años, hijo mío, pero has estado luchando del lado equivocado.

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—Es posible que me hayas ayudado con los Naturi, pero no importa. Ellos nos habrían matado a los dos como si nada. No puedes esconderte de mí —le contesté. No dispuesto a dejarlo andarse con rodeos por más tiempo, me lancé contra él, pero él me esquivó con tanta facilidad como si me estuviera moviendo a cámara lenta. El vampiro se rió y sacudió la cabeza. —Crees que puedes matarme ahora. ¿No has sido testigo de cómo que destruido tan fácilmente a los Naturi? ¿Qué es un simple hombre contra una criatura como yo? —Eres un vampiro. Uno joven. Puedes ser destruido. —Una vez más, me acerqué con un aluvión de movimientos, más rápido de lo que me había trasladado la última vez, y él todavía me esquivó. Era como si estuviera dentro de mi cabeza y supiera exactamente cómo iba a moverme, y sin embargo ningún Nightwalker podía leer mis pensamientos, sin mi conocimiento. Sentiría su presencia. El pánico comenzó a apoderarse de mí en forma de sudor que corría por mi frente y corrió a lo largo del borde de mi mandíbula. Mi corazón retumbó en mi pecho y apreté mis manos en la espada. Era demasiado rápido para mí, para matarlo con medios convencionales. Caray, yo ni siquiera podía tocarlo. Algo había cambiado en ese momento cuando los Naturi llegaron y sus ojos cambiaron de un cielo azul a un rojo rubí. No lo entendía, pero de alguna manera el vampiro entró en posesión de la energía que se había arremolinado sobre mí justo antes de que los Naturi llegaran. Tenía que matarlo antes de que finalmente decidiera matarme. Dando un paso hacia atrás, bajé mi espada ligeramente y levanté la mano izquierda vacía hacia el vampiro. Para mi sorpresa, su sonrisa se hizo aún más amplia, haciendo acopio de la energía que brotaba en mi interior. Mi cuerpo se agitó con un renovado impulso de energía y dentro de mí algo rugió de alegría. El poder me dejó rápidamente y se estrelló contra el vampiro. Su cabeza cayó hacia atrás y se rió como un maníaco sólo por un momento. Y luego la luz roja dejó sus ojos. Cualquiera que fuera el poder que le había poseído por un breve período de tiempo lo había dejado. El Nightwalker se abrió camino con sus brazos y pecho, tropezando hacia atrás lejos de mí, pero ya era demasiado tarde. Su piel ondulaba y empezó a oscurecer. Yo ya había empezado a hervir la sangre dentro de su ágil cuerpo y no había forma de escapar ahora. El vampiro lanzó un agudo grito y cayó de rodillas. Sus uñas arañaron su cara, desgarrando trozos de carne antes de que finalmente se desplomara en una cáscara oscura que se descascarilló en la brisa. Apretando los dientes, metí el poder al interior de mi cuerpo, luchando por enjaular la energía de nuevo. Una vez que era puesto en libertad, yo podía relajarme por primera vez en muchos siglos, pero no podía dejar que el poder siguiera estando desatado. El deseo de matar creció mientras mi cuerpo se relajaba, hasta que sentí como si fuera a arremeter

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contra la primera criatura que se atravesara en mi camino, Nightwalker e inocente humano por igual. DI una profunda, limpia respiración, mientras ponía el poder hacia abajo alrededor de mi alma como una serpiente enroscada a su presa, alejando el miedo también. El miedo a perder el control sobre el insidioso poder y matara a todos. Empujando una mano temblorosa por mi pelo, puse la espada en su vaina en la espalda. Mi mente había comenzado a volver a su lugar en mi cuerpo, cuando un resplandor blanco comenzó a crecer fuera de la niebla fría que rodeaba la fuente. Tomé un par de pasos hacia él, manteniendo la mano derecha ligeramente envuelta alrededor de la empuñadura de mi espada. No me podía imaginar lo que estaba viendo. ¿Un Naturi del clan de la luz? Pero no podía sentir ningún Naturi en la zona. La energía que pulsaba a través del aire se sentía como cada Nightwalker con el que me había encontrado, y sin embargo no era un Nightwalker. Poco a poco, se convirtió en un hombre encerrado en la luz, con más de seis pies de alto con el pelo rubio claro y brillante y ojos azul claro. Luego, en un destello brillante dejando a un lado la lucha para proteger mis ojos, un par de alas blancas salieron de su espalda, extendiéndose por más de doce metros de diámetro. Tiré la espada de mí espalda y me alejé mientras mi corazón dio un vuelco. Se sentía como un vampiro, pero tenía alas como un Naturi del clan del viento. Tampoco era amigo mío ni nadie que me quisiera vivo. —Aguarda, Danaus —dijo la figura, con una voz profunda y resonante—. No soy una amenaza para tí. —Levantó una mano y di un paso hacia atrás, fruncí el ceño tirando de las esquinas de mi boca. —¿Quién eres? —Exigí, todavía con la intención de atacar. Tenía una sonrisa beatífica en su rostro, una expresión de paz y alegría. —Soy tu ángel guardián —afirmó—. Gaizka. Un sutil temblor comenzó en mis brazos, haciendo que la punta de la espada flaqueara. ¿Estaba realmente frente a un ángel? Había pasado siglos estudiando y meditando con monjes, sacerdotes y otros hombres santos, en busca de una dirección divina para salvar mi alma del demoniaco Bori que la oscurecía, exigiendo violencia. Y ahora ante mí, después de más de mil ochocientos años había un ser que decía ser mi ángel guardián y no podía hacerme a mí mismo poner mi espada lejos. —¿Por qué has venido a mí ahora? —Le pregunté, apretando las manos en mi espada. Algo se sentía mal.

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—Porque ahora es cuando más me necesitas —respondió. Su sonrisa nunca vaciló cuando él ignoró mi espada y dio un paso adelante. No era sólido, sino una figura integrada en su totalidad de luz y sombra—. Debemos unirnos para derrotar a los Naturi que infestan la tierra una vez más. Si no son controlados, van a destruir toda la humanidad. Deben ser detenidos. Me quedé mirando a la criatura frente a mí, bajando poco a poco la espada. —Controlabas al vampiro. Eras tú el que luchabas contra los Naturi. —Sí, yo puedo poseer a las criaturas inferiores para lograr ciertas tareas cuando sea necesario. —Y sin embargo me dejaste matar al Nightwalker —presioné, más confundido cada segundo. El ángel se encogió de hombros. —Él tenía sus propios pecados para expiar. —He pasado cazando Nightwalkers toda la vida. Son una abominación que se alimenta de la sangre de los seres humanos y lo arrojan a un lado como animales que se utilizan. ¿Me he equivocado en mi misión? —Le pregunté. Un escalofrío me recorrió y mi intestino se retorció. ¿Cómo podría yo estar equivocado? Mi alma dependía de ello. Pero después de siglos, ¿podría finalmente encontrar la salvación por la que oré, aquí? —Los Nightwalkers no son nuestros enemigos. Ellos son nuestros hermanos en armas contra los Naturi. Ellos lucharán con nosotros para destruirlos. Permítame unirme a tí en cuerpo y alma, y nos convertiremos en una fuerza imparable para librar al mundo de los Naturi —presionó el ángel. —¿Unirte a mí? —Exigí, dando un paso hacia atrás. —Eres una figura poderosa, Danaus. Necesito tu consentimiento. Juntos, vamos a limpiar el mundo y hacerlo seguro para la humanidad una vez más. Fruncí el ceño y aparté la mirada del ángel mientras mi mente paseaba sobre sus cuestionables palabras. Mi mirada cayó sobre los restos del Naturi a mi izquierda y recordé el brillo rojo de los ojos del vampiro y la alegría diabólica que había expresado al masacrar a los Naturi. ¿Era eso en lo que yo me convertiría? ¿Perdiendo todo el control sobre mí mismo mientras me convertía en una marioneta de un ser superior? Esto no se sentía bien. Ningún ángel atormentaría a su presa o se alegraría mientras la destruye. La criatura apareció ante mí bajo la apariencia de un ángel, pero apestaba a los poderes que fluían de los Nightwalkers. No había luz celestial aquí, no importaba cuanto hubiera orado.

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—He luchado contra vampiros durante siglos para salvar mi alma del demonio que posee parte de ella. ¿Todos esos años de lucha han sido en vano? —Exigí, llevando mi mirada de nuevo a la criatura que brillaba ante mí. Durante una fracción de segundo, la expresión del rostro de la criatura se retorció y sus ojos brillaron de color rojo. —Ningún demonio posee tu alma —espetó—. Este es un regalo mío, de los cielos. La fuerza, la longevidad, y un poder sorprendente. Has utilizado ese poder para destruir a Nightwalkers cuando debería haber sido para cazar a los últimos Naturi. Mi mandíbula se cerró y apreté mis manos en la espada que aún sostenía. Todo esto era una mentira. Mi madre no había hecho un trato con un ángel. Admitió justo antes de que la matara que ella había hecho un trato con un demonio por sus poderes. Este no era ningún ángel flotando delante de mí. Era el Bori que tenía parte de mi alma, y había venido a buscar la otra mitad. —Tú no eres un ángel. Ninguna criatura celestial aceptaría lo que los vampiros están haciendo a la raza humana. Eres un Bori —gruñí. La criatura me sonrió, una pequeña sonrisa malévola mientras el resplandor blanco a su alrededor se desvanecía. Las alas blancas se disiparon de inmediato y una sombra negra apareció para envolver a la criatura como un manto negro. Levanté mi espada de nuevo mientras su carne parecía derretirse para revelar una calavera blanca con una sonrisa amplia con colmillos. Me señaló con un dedo huesudo, temblando ligeramente. —¿Es esto un poco más cercano a lo que esperabas? —Cacareó la criatura. Todavía podía ver a través de la criatura mientras esta cambiaba, una representación clásica de la Parca. Estaba empezando a preguntarme si este monstruo tenía una forma específica o si se trataba de una criatura amorfa que podía obtener cualquier forma que se adaptara a sus necesidades. —Ninguna criatura celestial aprobaría a los Nightwalkers —gruñí—. Ninguna criatura celestial me pediría que me convirtiera en una marioneta para destruir a los Naturi. —Pero has sido un títere de los cielos, Danaus —corrigió Gaizka—. Estás envuelto en sus ideas arcaicas de verdad y justicia, con las que has estado matando Nightwalkers en el nombre de Dios. Has sido durante siglos su marioneta. Lo único que pido es eliminar una amenaza más inmediata: los Naturi. —No. El Bori me gruñó y se deslizó un poco más cerca, pero mantuve mi posición.

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—Te lo estoy pidiendo educadamente, Danaus. No me hagas forzarte. Aquellos a los que cuidas pueden sufrir un horrible destino debido a tu falta de cooperación. —No voy a ser tu títere. —Levanté mi espada y la clavé en el centro de la criatura, pero era como pinchar al aire. Con un gesto de su mano, una fuerza me golpeó contra el pecho, tirándome hacia atrás varios metros hasta que golpeé el lado de un coche. Mi cuerpo hizo un agujero en la puerta antes de deslizarme hasta el suelo. —Lamentablemente, esperaba esto de ti —dijo con un leve movimiento de su cabeza—. Espera en breve mi primer regalo para tu falta de cooperación. Habrá más. Voy a destruir tu mundo hasta que finalmente estés de acuerdo en doblegarte a mi voluntad. Ya he dejado de esperarte. Y luego desapareció, dejándome sentado en el helado pavimento rodeado por los cadáveres del Nightwalker y los tres Naturi. El Bori que poseía la mitad de mi alma esperaba en la oscuridad como en una pesadilla viviente, dispuesto a hacerse con lo poco de mi alma que me seguía perteneciendo. Sangre se iba a derramar en el mundo mientras yo luchaba por mi libertad y no sabía si era posible que yo ganara.

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Capítulo 2 Traducido por: Virtxu Corregido por: Angeles Rangel

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e arrodillé ante la fuente y pasé las manos cubiertas de sangre por el agua helada hasta que mis dedos se pusieron rígidos y adormecidos. En la oscuridad, el agua parecía negra, pero por la mañana esta tendría

un ligero tono rosado. Metí los cuatro cuerpos en un coche que estaba cerca, pero aún no había activado la carga explosiva que conectaba con el tanque de combustible. Todas las pruebas de la existencia de los Naturi y el Nightwalker tenían que ser limpiadas, el secreto de su mundo tenía que ser mantenido si la orden era mantener a los humanos fuera de él mundo. Sobre mis rodillas, envié mis poderes fuera de mi cuerpo antes de que finalmente diera un suspiro de alivio. No había nada sobrenatural cerca de mí: ni un Nightwalker, Naturi, Bori, o incluso un licántropo. Cerré los ojos e incliné la cabeza, pero las palabras no quisieron venir. Hacía más de dos siglos desde que había hablado por última vez a Dios. E incluso después del encuentro de esta noche, cuando estaba seguro de que mi alma estaba en la línea, no me atrevía a ser el primero en romper el silencio sin fin. En el principio, después de que me ausentara definitivamente de la legión romana, en la que había luchado contra los vampiros como una manera de vengar la muerte del hijo de un amigo. Luché contra ellos como una manera de luchar contra las extrañas emociones que sentía cuando se encontraban cerca. No fue sino hasta que hube vagado por el mundo durante casi cinco siglos que finalmente encontré un sentido de paz y un propósito mientras vivía con algunos monjes. Me dijeron que sólo recuperaría mi alma a través de la lucha contra la oscuridad que rodeaba a la humanidad. Hablaron de la salvación y dieron orden al caos que parecía estar siempre girando alrededor de mi cerebro. Incluso parecían perdonarme por haber nacido. Pero no podía permanecer con los monjes, no importaba cuánto lo quisiera. Era necesario matar a los vampiros y yo tenía más preguntas que las respuestas que ellos podían ofrecer. Así que viajé por la tierra en busca de respuestas que mostraran a Dios que estaba luchando por mi alma y que estaba desesperado por recuperarla. Sin embargo, después de más de un milenio de lucha, descubrí que no había respuestas que encontrar. Pinté la mayor parte de Europa y partes de África y Asia con sangre, y sin embargo no hubo

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respuesta de parte de Dios señalando que este era por lo menos el camino correcto, que yo era el único desalmado que acababa con los Nightwalker para recuperar mi propia alma. Sólo había silencio. Solo cuando estuve demasiado cansado para continuar fue cuando encontré un nuevo propósito. Themis contaba apenas con treinta miembros fuertes acurrucados en una destartalada casa en París, pero que estaban decididos a entender el oscuro mundo paranormal que les rodeaba. Observaban a los Nightwalkers de lejos, mientras atraían a sus presas a callejones oscuros. Se aventuraron en el bosque durante la luna llena y escucharon a los hombres lobo aullando a la luna mientras se preparaban para cazar. Sus vidas eran cortas, pero determinadas. Cuidadosamente catalogaban todos sus hallazgos en grandes volúmenes para que otros pudieran leerlos y entenderlos. En pocas palabras, pensé que podría encontrar mis respuestas entre ellos. Lamentablemente, Themis me ofreció sólo más preguntas sin respuesta. Sin embargo, necesitaban un cazador, un cazador oscuro que pudiera coger a los vampiros y licántropos. Ocupé ese papel y estaba contento con entrenar a otros para seguir mis pasos, los que seguirían los conocimientos que había acumulado durante los largos siglos. Ryan, por el contrario, parecía torcer la intención inicial del grupo de investigación. El brujo de cabellos blancos rápidamente asumió el liderazgo de dicho grupo cuando sus increíbles poderes y conocimientos superiores se hicieron evidentes. Themis había confiado en que él podía llevarlos más lejos en el mundo de lo paranormal. Por el contrario, los Nightwalkers parecían morir a un ritmo más rápido y el viejo conocimiento fue retomado. Menos investigadores eran liberados en el campo, por su propia seguridad, y el número de cazadores que entrenaba fue creciendo. A través de los siglos, nunca puse en duda sus motivos. Sólo vi que él me estaba ayudando a construir un ejército para proteger al mundo de los Nightwalkers. Pero ahora, al ponerme de rodillas junto a la fuente, me preguntaba por primera vez en los últimos meses si era una simple construcción de un ejército. El molesto tono desde mi teléfono móvil rompió el silencio de la noche, haciendo que me encogiera mientras buscaba rápidamente en el interior de mi chaqueta. La pequeña pantalla de LCD brillante reveló que era mi asistente, James. Justo a tiempo. —Estoy impresionado —dije después de abrir de golpe el teléfono. —¿Perdón? —Preguntó James, obviamente sorprendido por mi extraño cumplido. —Tu oportunamente. Estoy dispuesto a irme. He terminado aquí —le contesté, haciendo retroceder mis pies. Me limpié las manos en la pierna de mi pantalón, secándolas lo mejor que pude antes de meterlas en el bolsillo para encontrar el detonador a distancia. Tenía

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que estar por lo menos a unos cuantos metros antes de hacer estallar la bomba en miniatura. El coche sería destruido junto con la tienda cercana, pero nadie se vería perjudicados por la explosión, y los restos del Nightwalker y los Naturi serían incinerados. No era la forma más bonita de deshacerse de los cuerpos, pero no tenía la llamarada de Mira o la capacidad de simplemente hacer arder los cuerpos a voluntad mientras mantenía todo el evento a la vista del público. —¿Nightwalkers? —Preguntó James. —Un total de seis en toda la zona durante las dos noches pasadas. Aparentemente, esto era parte del dominio de Sadira. Con ella desaparecida, decidieron jugar. Las cosas deberían estar tranquilas ahora. —Al doblar una esquina y regresar por el callejón. Golpeé el interruptor, detonando la bomba en miniatura. La explosión sacudió ventanas y activó las alarmas de los coches. —¿Qué fue eso? —Eliminación —le contesté —Oh. —También me encontré con tres Naturi mientras estaba aquí —admití, pero mantuve la aparición del Bori para mí mismo. Nunca le había dicho a Ryan el origen de mis capacidades y no quería que fuera capaz de utilizar este nuevo suceso en mi contra. —¿Tuviste algún problema? —preguntó James, sacudiendo mis pensamientos de vuelta. —No, ninguno. La zona parece estar limpia ahora. ¿Cuándo puedes tenerme preparado un vuelo para volver? James se quedó en silencio durante varios segundos, lo que provocó que me detuviera en medio del callejón oscuro. A lo lejos, el sonido de un camión de bomberos y sirenas de la policía resonaron a través de las calles. Fruncí el ceño y apoyé el hombro contra la pared de ladrillo, mientras me frotaba los ojos con mi mano libre. Esto no era una buena señal. —No puedes venir todavía —dijo James en voz baja. —¿De qué estás hablando? —Espeté—. He estado yendo de un lado a otro sin parar durante casi tres meses. Quiero ropa limpia, una cama blanda. Dormir un par de días antes de la próxima ronda de masacres. —Lo sé. —¿Qué podría Ryan necesitar de mí?

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—Necesita que vayas a Savannah. —Eso es el dominio de Mira. Ella puede hacerse cargo de sus propios problemas. No me necesita en su área —argumenté, empujándome de la pared para seguir caminando por el callejón hacia el hotel en el que me alojaba. Era un lugar pequeño con el colchón más lleno de bultos en el que había tenido el disgusto de dormir. Tenía la esperanza de que esta noche estuviera en un avión con dirección a mi propia cama, pero parecía que no iba a ser así. —No sé muchos detalles. El problema más inmediato es el asesinato de una joven la otra noche lo cual ha atraído la atención de los medios de comunicación mundiales. Parece sospechoso. Me mordí la lengua contra el primer argumento que me vino a la mente y continué caminando por la calle en silencio. Mira debería ser capaz de cubrir sus propios líos, pero ahora que Themis había establecido una "relación" con la Nightwalker, al parecer sentimos que nuestro mejor interés es ir a husmear por su dominio a la primera oportunidad. Y en verdad, a pesar de que mi fatiga es cada vez mayor y mi cuerpo está dolorido, estaba empezando a ver el mismo beneficio. Ya sea que quisiera o no, Mira era un miembro del Aquelarre de los Nightwalker. Los cuatro Ancianos eran la elite gobernante entre los vampiros, junto con su Señor. El mantenimiento de mi asociación con Mira me mantuvo cerca del Aquelarre y un paso más cerca de su Señor. Si tuviera alguna esperanza de ser capaz de hacer caer a la élite de la raza de los vampiros, esto sería a través de mi asociación continuada con Mira. —¿Cuándo estará listo el avión que me llevará al Nuevo Mundo? —Murmuré después de un largo silencio. —Debería ser capaz de tener algo esperándote en las próximas horas —dijo James con un suspiro de alivio—. Voy a tener más información esperándote cuando aterrices. Ryan pidió que echaras un vistazo a la ciudad. —Ya lo sé —gruñí—. A ver si puedo tener una idea del caos. —Trata de mantener un perfil bajo, Ryan quería hacer hincapié en que ésta es una situación delicada. Me resistí el impulso de hablarle con brusquedad. James estaba simplemente transmitiendo las instrucciones de Ryan, sin importar lo innecesarias que fueran. Yo sabía cómo mantener un perfil bajo y observar desde la distancia. Esta no era mi primera misión para Themis.

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—¿Me pongo en contacto con Mira cuando se ponga el sol? —¡No!—James se aclaró la garganta torpemente—. No, eso no es necesario. Ella se pondrá en contacto contigo. Algo estaba mal con toda esta situación, pero dudaba que fuera a obtener cualquier tipo de información valiosa de James. Ryan tenía la costumbre de mantener a los que le rodeaban en la oscuridad acerca de sus planes hasta que era demasiado tarde. —¿Están implicados los Naturi? —Le pregunté de repente. Sólo podía suponer que la raza oscura de amantes de la naturaleza estaba una vez más, causando estragos dentro del dominio de Mira. —No lo sabemos todavía. Es una posibilidad. Es por eso que te necesitan sobre el terreno en Savannah. Eres el único que tenemos que claramente puede leer la situación. —Voy a agarrar mis cosas del hotel y me dirigiré al aeropuerto —le dije—. Una vez que eche una mano en la situación en Savannah, te llamaré otra vez. —Tengo la sensación de que vas a escuchar de nosotros antes de eso. James suspiró en voz baja. Sin embargo, antes de que pudiera preguntarle por ese comentario, la línea telefónica se cortó. Cerrando el teléfono, lo empujé de nuevo en el bolsillo. Esto no presagiaba nada bueno en absoluto. Ryan estaba definitivamente en algo y tenía la sensación de que Mira también participaba. No podía dejar a Ryan interferir. Podía ser capaz de controlar los poderes de Mira, pero yo quería más de ella. Quería ayudarla en la destrucción del Aquelarre, y no podía permitir que el brujo participara en mis planes.

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Capítulo 3 Traducido por: Aya001 Corregido por: Angeles Rangel

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ran apenas las nueve de la mañana cuando llegué a la calle en Savannah. Desviando los ojos contra la brillante luz del sol, me los froté los y ahogué un bostezo mientras salía a River Walk. El viento que barría el río era frío,

cortando a través de mi chaqueta de cuero, que lucía unos nuevos rasgones después del encuentro de la última noche. De hecho, por la forma en que los turistas me estaban mirando, me di cuenta que se me veía poco menos que un vagabundo medio loco. Mi pelo estaba salvaje y desaliñado, y mi ropa estaba sucia y arrugada. No me había molestado en afeitarme en más de tres días y no había dormido en dos noches. Mi vuelo de España a Savannah había estado plagado de turbulencias. Caminé por la calle, fijándome en el puñado de turistas que entraban y salían de las tiendas de regalos y saltando en el tranvía que daba vueltas por el distrito histórico de la ciudad. Por supuesto, en este momento, todos los Nightwalkers estaban instalados de forma segura en sus guaridas secretas, los licántropos estaban en sus trabajos de día, y cualquier otra criatura estaría actuando como seres humanos normales. No podría ser capaz de averiguar mucho hasta que el sol se volviera a poner. Parándome en la esquina, contemplé volverme y coger unas cuantas horas de sueño. Sin embargo, un poco de cinta policial amarilla ondeando al viento llamó mi atención. Giré la esquina y me dirigí por la colina hacia el ancho callejón conocido como Factors Walk. James no había mencionado donde habían asesinado a la chica, pero el lugar que apestaría más sería cerca de River Walk, donde la mayoría de los turistas acuden durante el día. —Tú no quieres ir allí —dijo una voz joven a mi espalda. Me volví para encontrar una chica de no más de catorce años sentada contra la pared de un edificio. Sus manos metidas bajo los brazos contra el viento helado y sus brazos y barbilla apoyados en sus dobladas rodillas. Miraba fijamente al edificio de enfrente como si una parte de ella estuviera todavía intentado ignorar mi presencia, pero por alguna razón había hablado. —¿Por qué no? —pregunté.

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—El Dark Walk ya no es seguro —dijo ella, todavía negándose a mirarme—. Manténgase cerca del río. Me giré y di unos cuantos pasos hacia la joven quedándome de pie directamente frente a ella. —¿Qué ha cambiado? He estado antes en Factor Walk. La chica encogió un hombro. Un rápido vistazo sobre ella reveló que no se veía mucho mejor que yo. Su ropa estaba sucia y gastada, simplemente una colección variopinta que le permitía entrar en calor contra el frío. Su pelo castaño estaba recogido en una cola de caballo y manchas de tierra cubrían algunas de sus pecas. —¿Es solo de noche que el Walk es peligroso? —presioné. —De noche. De día. No importa realmente. Esta ahí fuera, esperando. —¿Es donde la chica fue asesinada? La muchacha pareció encogerse sobre sí misma, como si tratara de protegerse. —Sí —susurró. — ¿Y el asesino está todavía por aquí en alguna parte? —Él siempre está en algún lugar. —respondió. —Entonces, eso es exactamente lo que quiero oír. Girándome, empecé a subir la colina de nuevo solo para sentir un tirón en la manga derecha de mi chaqueta. Miré hacia abajo para encontrar a la chica agarrada fuertemente a mi brazo con ambas manos. Su cabeza permanecía gacha, con los ojos fijos en el suelo. —No puede ir allí —ordenó, alzando la voz por primera vez. —Estaré bien —le dije, intentando utilizar mi voz más tranquilizadora—. Me he enfrentado con todo tipo de cosas oscuras y he sobrevivido. Puedo con esto. —No ha habido nada como esto en Savannah antes —contestó, finalmente mirándome. Sus ojos marrones se ensancharon y me soltó tan rápido que casi se cae hacia atrás. Me estiré hacia ella, pero rápidamente se apartó de mi mano. Corrió colina abajo, parándose solo el tiempo suficiente para coger una mochila desgastada antes de desaparecer de la vista. Algo de mi aspecto le había asustado, pero no podía empezar a imaginar el qué. No es que se me viera con mi mejor aspecto, pero había estado hablando conmigo antes de correr aterrorizada.

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Con un suspiro, retomé mi viaje por la colina hacia Factors Walk. Al llegar al ancho callejón, vi restos de la cinta de policía que antes había estado acordonando la zona, atada a una farola. Incluso con la primera luz del día, el callejón estaba bañado en sombras arrojadas por los edificios de un lado y la gran pared de piedra del otro. Factors Walk era una solitaria franja de terreno, incluso a plena luz del día. De noche, River Walk era un punto caliente para los turistas y locales con restaurantes, bares y clubs nocturnos de moda, y había seguido a más de un vampiro y su presa desde el muelle a las sombras de Factors Walk. Aun así, nunca me había encontrado con nada allí que me causara un momento de temor. De pie en medio del callejón, cerré los ojos y permití que mis poderes surgieran para cubrir la zona inmediata. Podía sentir humanos dando vueltas por River Walk, cerca, más humanos en el edificio de al lado. No había Naturi cerca, pero había al menos un licántropo parado en el otro extremo del callejón, lo más probable observándome. Hablando de pasar desapercibido dentro de la ciudad. A este paso, la única cosa que mantendría a Mira ignorante de mi presencia en sus dominios era el hecho de que el sol estaba alzado. Abrí los ojos y fruncí el ceño. No estaba sorprendido de no encontrar nada porque ni siquiera estaba seguro de que estaba buscando. Solo cuando ver el lugar exacto donde la chica había sido asesinada sería capaz de sentir algo, e incluso entonces solo sería una pequeña posibilidad. Pero primero necesitaba más información, y un periódico local era tan buen lugar como cualquiera. Desafortunadamente, al parecer tenía algunos asuntos que atender primero. Llegando a River Walk de nuevo, me detuve en medio de la acera a varios metros de los tres licántropos que me acechaban. Extendí los brazos de mi cuerpo, con las manos abiertas y las palmas hacia ellos. Podía ocuparme de ellos, pero no quería pelear con tres hombres lobo en el centro de Savannah a plena luz del día. Iría contra mi voto de preservar la ignorancia de la humanidad de las especies sobrenaturales. También podría mermar la frágil paz dentro del dominio de Mira. Ignorando a los otros dos hombres lobo, miré hacia Nicolai. Unos cuantos centímetros más alto que yo, tenía espeso pelo rubio y sus ojos de color cobre estaban contraídos por la luz del sol que se elevaba entre nosotros. Nicolai había sido otra de las inesperadas adquisiciones de Mira en Venecia. Lo había reclamado después de vencerle en una pelea justa. Ella había presionado su reclamación en un intento de mantenerle fuera de las manos de los Naturi, y quizás incluso para pellizcar el ego de Jabari. —Gromenko —dije con una ligera inclinación de cabeza.

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—Danaus. Hace ya tiempo —Nicolai imitó mi inclinación de cabeza. —Desde Venecia. Nicolai frunció el ceño, profundizando las líneas que surcaban su rostro mientras se le escapaba un suave gruñido. El hombre parecía estar sobre sus treinta años, pero los licántropos generalmente envejecían más lentamente que los humanos normales. Podría ser un poco más mayor. A juzgar por el poder que surgía de él, Nicolai era considerablemente más fuerte que sus dos compañeros, haciéndome que me preguntara si Nicolai había estado cerca de la posición Alfa en su última manada. Algunos hombres lobo eran Alfas por nacimiento, mientras que otros podrían conseguir ese papel bajo las circunstancias adecuadas. Nicolai metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta azul marino, apartando la mirada de mi cara. —Nosotros esperábamos poder hablar contigo sobre un asunto importante. —Por supuesto. Los músculos de su mandíbula saltaron por un segundo antes de que finalmente volviera a hablar. —En privado. —No se podía ocultar el disgusto en su voz. —Naturalmente —respondí, a la vez que mi boca se curvó en una mueca. Los ojos de Nicolai volvieron a mi cara y se aligeró su ceño fruncido. Era obvio que él no quería estar aquí, pero seguramente estaba atrapado con esta tarea, porque nos conocíamos. Asumieron que estaría más dispuesto a cooperar con alguien que conocía que con los dos matones rondando detrás de él como sombras ansiosas. Con un rígido asentimiento, Nicolai se dio la vuelta. Le seguí, y los dos extraños silenciosos se pusieron en camino tras de mí. No tenía nada de qué preocuparme mientras estuviéramos en una calle pública, pero un nudo de angustia se torció en mi estómago cuando Nicolai se detuvo al lado de un Toyota Camry blanco y abrió una de las puertas traseras. Me deslicé en el asiento trasero del coche. Nicolai cerró la puerta tras de mí y entró en el coche por el otro lado, mientras sus dos compañeros se subieron en los asientos delanteros. Sin mediar palabra, salimos al constante creciente tráfico y nos dirigimos más al este hacia las afueras de la ciudad y el río. Estaba sorprendido de que ninguno se hubiera molestado en quitarme las armas antes de que entrara en el coche. Esta obviamente no era una visita social. Mantuve las manos en mis rodillas y con la vista al frente, memorizando hacia donde nos dirigíamos. —¿Debería reorganizar mis otras citas del día? —pregunté, girando mi cabeza hacia Nicolai. El conductor levantó la cabeza para poder mirarnos por el retrovisor.

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—No, esto no tomará mucho tiempo —dijo Nicolai. Sus ojos permaneciendo en la ventanilla a su izquierda. —¿Para quién? —me mofé. Una media sonrisa se torció en su rostro mientras su mirada saltó hacia mi cara. —Cualquiera de nosotros. —¿Jabari? Nicolai hizo una mueca, sus hombros poniéndose rígidos. Se encontró con la mirada del espejo retrovisor entonces miró por la ventana de nuevo. —No he sabido nada de él desde hace un par de meses. No desde antes de que Mira se fuera hacia Perú. —Su voz era baja, poco más que un gruñido. Antes de llegar a Savannah, había sido una especie de mascota de un viejo y poderoso vampiro llamado Jabari. A pesar de ello, Jabari había intentado darle a Nicolai a los Naturi, pero Mira rápidamente reclamó el hombre lobo y lo envió de vuelta a su dominio. Nosotros sabíamos que le estaba prolongando su vida, no salvándole. Jabari era incluso mayor que yo, y cuando él decidiera devolver el golpe, su primer acto sería matar a Nicolai mientras él estaba bajo la protección de Mira. El Camry blanco se deslizó fuera de la ciudad en la cinta gris de carretera que acunaba Savannah al este. Pero después de un par de minutos nos desviamos en lo que parecía ser una carretera de servicio y giramos hacia el sur. Los licántropos pararon el coche frente un par de enormes puertas de acero unidas a una gigantesca entrada de piedra marrón que parecía ir bajo la ciudad hacia la derecha de la carretera. El hombre lobo en el asiento del copiloto saltó fuera y corrió hacia la puerta. Rápidamente abrió el candado y empujó las puertas lo suficiente para que el Camry pasara. El conductor encendió los faros al entrar, pero apenas hacían mella en la oscuridad que sumía la sala subterránea. Y oscureció aún más cuando el Cambiaformas cerró la puerta tras nosotros. Inclinándome hacia delante, pude ver el suelo de tierra y las paredes rocosas que habían sido talladas bajo una parte de la ciudad. Aquí y allá, desmoronadas bóvedas de ladrillo rojo y pilares luchando para evitar que el techo se derrumbara. El suelo estaba sembrado de piedras grandes y la ocasional botella de cerveza de sus temporales y por azar ocupantes. El túnel parecía ser tan antiguo como la propia ciudad y probablemente lo era. Había escuchado historias de piratas y contrabandistas de ron usando túneles que iban desde el río hasta secretas calas bajo la ciudad. De hecho, una aún debía ir desde el restaurante Pirate House (Casa Pirata) no muy lejos de donde estábamos sentados.

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Sentí una sonrisa burlona formándose dentro de mí. Los túneles explicaban porque en más de una ocasión había sentido la presencia de un vampiro u hombre lobo moviéndose bajo tierra. Inicialmente había pensado que quizás un par de edificios del centro tenían túneles secretos conectados con su parking subterráneo. Sin embargo, algunos de los lugares parecían demasiado alejados del núcleo principal como para mantener esa lógica. Ahora que lo sabía, las criaturas de la ciudad tenían un lugar menos en los que esconderse. A mi lado, Nicolai se deslizó fuera del coche. Salí también y caminé alrededor de la parte trasera del coche hacia Nicolai, manteniéndome alejado de los faros. Mis ojos finalmente se ajustaron a la oscuridad del túnel. Mi visión nocturna no era tan aguda como la de un licántropo o un vampiro, pero aun así era mejor que la de un humano. Mientras me acercaba lentamente a Nicolai, dejé que mis poderes barrieran el área inmediata. No sabía cuan profundo era el túnel o en qué dirección, pero al menos podía tener una idea de qué estaba a mano. Para mi sorpresa, solo éramos nosotros cuatro y las ratas. —¿Por qué estáis aquí? —exigió una voz áspera detrás de mí. Me giré para encontrar el licántropo que había estado conduciendo rodeándome, avanzando hacia las sombras. Nicolai estaba recostado en el capó sobre la rueda izquierda frontal. Sus brazos cruzados sobre el pecho y mirando hacia el suelo. Había hecho su parte, y me había traído allí. Volví mi espalda a Nicolai y me aparté del coche, buscando un poco de terreno abierto. El otro Cambiaformas permaneció de pie cerca, a mi izquierda. —Me habéis traído aquí —grité a la oscuridad. La palma de mi mano izquierda picaba, instándome a agarrar mi cuchillo que guardaba en la parte baja de mi espalda, pero no podía ser el primero en empezar esta pelea. —¿Por qué estás en Savannah? ¿Por qué has vuelto? —preguntó el segundo licántropo. Su voz era más joven, con un ligero acento sureño, como si hubiera nacido y crecido en Georgia del Sur. —Vacaciones. —Flexioné mis manos contra el cortante, frío, húmedo aire. El túnel cerrado estaba varios grados más frío que el besado por el sol de River Walk, haciendo que mi aliento soltara vaho cuando exhalaba. —¿Es por eso por lo que estabas aquí durante el verano? —preguntó el primero—. ¿Vacaciones? Matar unos cuantos vampiros y coger un par de ship shots 1 en Tubby — sugirió, mencionando uno de los restaurantes situados a lo largo de River Walk. —Yo no tomo tragos —detrás de mí, Nicolai se rió. Ship shots: en Tubby, un restaurante de Savannah, cuando un barco zarpa, el camarero te sirve un trago. Por eso lo de ship (barco), shot (trago) 1

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—Mira, tío, personalmente no me importa si estacas unos cuantos chupasangre mientras estás en la ciudad. —El fácil, apaciguador tono del hombre lobo más joven al instante me puso de punta—. Infiernos, extermina toda su maldita especie si es como te libras, pero como no los has matado a todos, tenemos que mantener la paz. El licántropo de mi derecha se movió más cerca, sus pies arrastrándose por el suelo de tierra. El olor de tierra y lluvia empezó a difundirse por el aire como si una brisa hubiera pasado por un campo y se hubiera perdido por los túneles. Estaba sumergiéndose en sus poderes. —¿Qué has hecho con Mira? Cada músculo de mi cuerpo se tensó. James no había mencionado que la Nightwalker no iba a estar aquí cuando llegara. De hecho, casi había anticipado una incómoda reunión cuando el sol se pusiera. ¿Pero ella no estaba aquí? —No la he visto. —Amplié mi postura ligeramente. —Le atacaste en Julio, y ahora estás de vuelta para terminar el trabajo. —¿Dónde está? —exigió el primer licántropo. Sabía que no iban a creerme. —Si Mira ha desaparecido, pasó antes de que llegara. Bajé del avión esta mañana. He estado en Europa los últimos tres meses. No la he visto. —¿Qué pasa con Themis? —exigió Nicolai. Un suave susurro de roce de tela era mi único indicativo de que el hombre lobo rubio se había movido—. ¿No tienen ellos cazadores como tú? Mantuve mi atención en los licántropos que sabía que era una amenaza. —Nadie ha sido enviado a Savannah. Lo sabría. Es mi trabajo dar las órdenes. Soy el único miembro de Themis en la ciudad. Si cualquier otro cazador ha puesto sus manos en ella, lo sabría. Nicolai fue cortado por un gruñido bajo desde la derecha. —Algo ocurrió hace dos noches y ella todavía tiene que responder a nuestras llamadas. Con tu repentina aparición en la ciudad, uno tiene que preguntarse si Themis está jugando ahora en las cercanías de nuestra región. Así que, naturalmente, era su primer sospechoso. Probablemente era el único sospechoso. —No sé dónde está ella —espeté. Un sutil cambio en el aire fue la única advertencia, el olor de la tierra y la lluvia intensificándose a la vez que el Cambiaformas de mi derecha corrió hacia mí. Doblando mi rodilla derecha, bajé mi hombro derecho y colocándolo en su estómago. Utilicé su propio

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impulso para voltearlo por encima de mi espalda. El crujido del panel lateral del coche cediendo ante el peso del hombre a la vez que se estrellaba en él llenó el silencio. Mi atención se desvió hacia el segundo licántropo, que estaba cada vez más cerca, sus ojos brillando rojizos en la oscuridad. Estaba seguro de que no cambiaría. Tomaría demasiado y le dejaría vulnerable durante varios minutos. Pero eso no significaba que su fuerza y velocidad no fueran ya mejores por ser un hombre lobo en primer lugar. Como me tensé por el ataque, fui golpeado por detrás. El licántropo que había tirado en el coche se recuperó más rápido de lo que esperaba. Golpeé el suelo duramente con él sobre mí, mi hombro chocando contra la gran roca. Su puño golpeó mi mandíbula, golpeando mi cabeza contra el suelo. Estrellas iluminaron la oscuridad, momentáneamente distrayéndome del dolor que explotó en mi estómago cuando él había asestado un puñetazo en mi intestino. Me retorcí debajo de mi atacante, agarrando su cuello con mi mano izquierda. Presionando el pulgar sobre su tráquea, cerrando su garganta. El licántropo me agarró de la muñeca con las dos manos, desesperado por aflojar mi agarre. Con él distraído, finalmente le empujé para poder rodar a mis rodillas. El segundo Cambiaformas aprovechó la oportunidad para envolver su brazo alrededor de mi garganta mientras intentaba apartarme de su compañero. Soltando al primer hombre lobo, le pateé fuertemente en el pecho, enviándole hacia atrás contra una de las columnas a la vez que su compañero me apartaba. Con sorpresa, el Cambiaformas más joven aflojó el agarre brevemente. Me froté la mandíbula, intentado ignorar el dolor de cabeza que estaba pulsando en la parte posterior de mi cráneo. Los dos licántropos estaban lentamente desenredándose a sí mismos y poniéndose de pie. El más viejo de los dos licántropos sacó una hoja de donde la guardaba en una funda sujeta a su cinturón. El cuchillo de plata brilló cuando se reflejó en un fragmento de luz de los faros del coche. Alcancé mi espalda y saqué mi propio cuchillo de la parte baja de mi espalada y sonreí. Me hubiera contentado con limitar esta refriega en tierra, pero si querían sangre, se las iba a dar. Para mi sorpresa, el otro licántropo sacó una pequeña pistola y la apuntó hacia mí. La vista del arma vaciló un poco cuando la mano del joven tembló. Mi ritmo cardíaco alcanzó su ritmo y un sudor frío rompió en la parte posterior de mi cuello mientras mantenía mi cuerpo completamente inmóvil. Esta pelea estaba tomando un giro que no esperaba. —¡Shawn! —espetó Nicolai.

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—¡Solo me estoy asegurando que esta pelea sea justa! —Gritó de vuelta el joven con temblor en su voz—. He oído cosas. He oído que tiene poderes. Es la única forma de que pudiera sobrevivir yendo contra Mira. Solo me estoy asegurando de que actúa limpiamente. ¿Justo? ¿Dos contra uno es justo? Mantuve mis comentarios para mí mientras el licántropo más mayor empezó a rodearme por la derecha, andando con cuidado sobre los trozos de rocas rotas y latas de cerveza aplastadas. Me moví con él, luchando por mantener mi atención por completo en el hombre con el cuchillo y no en el hombre con la pistola. Se abalanzó sobre mí primero, utilizando su asombrosa velocidad para su ventaja. En lugar de echarme hacia atrás, me deslicé hacia el lado con facilidad, lo que me permitió barrer mi hoja a lo largo de la caja torácica del hombre. La hoja cortó a través de la chaqueta del hombre, por su camiseta, y piel provocándole una pequeña herida, pero fue suficiente para llamar su atención. Con un gruñido, giró sobre su pie izquierdo y me apuñaló de nuevo, pero ya no estaba en ese sitio antes de que pudiera realizar ningún tipo de contacto. Había estado luchando con hojas desde hacía casi dos milenios. Eran una extensión de mi cuerpo. No tenía la mínima oportunidad de derrotarme. Solo esperaba que el otro hombre no intentara meterme una bala en la sien cuando derrotara a su amigo. Aspiré lentamente mientras el hombre realizaba su ataque y exhalaba mientras mi hoja cortaba a través de su piel desnuda, derribando a mi oponente con una muesca a la vez. Mientras corría a mi derecha, apuñalé al hombre en el costado, deslizando la hoja a través de órganos vitales en una fracción de segundo. El hombre gritó y cayó de rodillas. La hoja se cayó de su mano mientras se aferraba a su costado dolorido. No tenía duda de que se recuperaría fácilmente de su pequeña herida con un poco de tiempo. Sin embargo, todavía tenía que preocuparme de su compañero. Esta danza de hojas se había terminado, más rápido de lo que había anticipado, y ahora era momento de ocuparse del hombre con la pistola. En un flash, me coloqué detrás del hombre lobo derribado. Agarrándole por el corto pelo castaño, colocando mi cuchillo contra su nuez de Adán, apretando con la profundidad suficiente para permitir que un hilo de sangre se deslizara por su garganta. Shawn sujetó la pistola con las dos manos, el arma temblando violentamente mientras nos apuntaba. —Baja el arma o le rajo la garganta —gruñí—. No he visto a Mira. No sé dónde está. —¿Estás buscándola? —pregunto Nicolai desde su sitio en el coche. El licántropo rubio no se había movido más de dos metros durante toda la pelea. No esperaba que lo hiciera. —No —dije, y fruncí el ceño—. No lo estaba, pero ahora parece que es del mayor interés de todos los implicados si encuentro a la Nightwalker.

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—¿Entonces por qué estás aquí? —La chica muerta. —Aparta la pistola. Esto ha ido demasiado lejos. —Declaró Nicolai—. Ve a abrir las puertas. Salgamos de aquí. —¡Nicolai! —Exclamó Shawn, pero ya estaba bajando la pistola—. No hemos terminado. —Hemos terminado. —Espetó Nicolai—. No la ha visto. —¿Cómo sabes que no está mintiendo? —No lo hace. No tiene razón para hacerlo. —Una nueva ola de poder rozó mi espalda por primera vez, el olor de esta más oscura y poderosa que la de los otros dos hombres lobo. Me giré para mirar a los ojos de Nicolai un cobre más brillante y me tensé—. Ha perseguido a Mira y ha sobrevivido. Si él la hubiera matado, lo habría admitido y nos había matado a los tres por las molestias. Hemos terminado. El enfrentamiento solo duro unos latidos pero fue el suficiente para tensar cada musculo dolorido de mi cansado cuerpo. Al menos, Shawn había tirado la pistola al suelo y se alejó de mí dos pasos. Rápidamente aparté el cuchillo del cuello del licántropo que estaba sujetando y anduve hacia el coche, dejando al hombre sujetar su costado y frotándose el cuello mientras se sentaba en el suelo. No había duda en mi mente ahora. Nicolai había sido el Alfa de su última manada y Mira le había forzado a entrar en una manada existente. Esto no era bueno. No había manada lo suficientemente fuerte para sostener a dos Alfas. Siempre resultaba con la muerte de uno de ellos. —Entra. —La voz baja de Nicolai me arrancó de mis pensamientos. Caminé alrededor del coche y me tiré en el asiento del copiloto mientras Nicolai se deslizaba detrás del volante. Shawn corrió y abrió las puertas de acero. El mayor aún tenía que moverse. Desviando los ojos y parpadeando contra la luz de la mañana, conducimos de vuelta a la ciudad, dejando atrás a los compañeros de manada de Nicolai. El hombre lobo rubio no dijo nada mientras entrabamos la ciudad y condujo el coche de vuelta a la acera donde me habían parado. Por el reloj en el salpicadero, había pasado menos de una hora, pero aun así sentía como si me hubieran arrastrado detrás de un camión. —Si la encuentro, le haré que te llame. —Le ofrecí mientras agarraba la manivela de la puerta.

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—Solo dile que llame a Barrett —dijo él, su mano frotando su frente. Sus ojos estaban cerrados y líneas de tensión cavaban surcos en su joven rostro. Perseguido por un vampiro Antiguo y atrapado en una manada que ya tenía un Alfa. Al final, no podría ocultar lo que era. No envidiaba a Nicolai. Sin mediar palabra, salí del coche y empecé a caminar de vuelta al hotel en el que me hospedaba. Mis ojos se detuvieron en el lugar donde había visto a la chica antes de que los hombres lobos me hubieran detenido. Ella había dicho que no había habido nada como esto antes en Savannah. ¿Ella ya sabía sobre los vampiros y los licántropos? Una parte de mi quería encontrarla y averiguar que sabía, pero iba a ser casi imposible. Una pequeña humana en una ciudad llena de humanos y de enfadadas criaturas oscuras. Metiendo las manos en los bolsillos, bajé la cabeza contra el viento que azotaba por la calle mientras me dirigía hacia el hotel. No necesitaba mirar más lejos para ver que la paz estaba empezando a desmoronarse y la desaparición de Mira no estaba ayudando. Necesitaba sacarle más información a James antes de poder continuar.

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Capítulo 4 Traducido por: dani.shawn Corregido por: Virtxu

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a pequeña comadreja de Themis tenía su teléfono apagado, enviándome directamente al buzón de voz. Sin embargo, me dejó un mensaje diciendo que él y Ryan estaban ya camino a Savannah. Mis instrucciones eran

permanecer allí hasta que llegaran a la tarde. Estas no eran las noticias que esperaba, no me aliviaban. Ryan no tomaba pequeñas excursiones por todo el mundo a su antojo. Él había descubierto que era mucho más rápido dirigir gente si se mantenía en un solo y centrado lugar en Themis y dejaba que todos fueran a él. Y lo hacían. Pasarían unas horas hasta que tocaran tierra y llegaran finalmente a la ciudad. Aproveché la rara calma para darme una ducha y deslizarme a la cama. A pesar de todo el caos que me rodeaba, el sueño llegó rápido, absorbiéndome dentro de un remolino de nada. No mucho tiempo pasó antes de que mis pensamientos volvieran a surgir, empujando desde la niebla del sueño hacia el conocimiento. Algo o alguien me había despertado. Yací allí con mis ojos cerrados, flotando en algún lugar entre en sueño y lo consciente, tratando de recordar donde estaba y por qué necesitaba levantarme. Alguien estaba cerca. ¿Dónde estaba yo? Lentamente recordé que estaba en el hotel. Me pausé. ¿Había alguien registrado en la habitación de al lado, haciendo ruido y despertándome de mi sueño? Tenía que ser eso. Exhalando, dejé a mi mente volver al sueño. Y entonces la cama se movió. Mi aliento se detuvo en mis pulmones y mis músculos se tensaron, esperando por una señal de que yo había imaginado eso. No lo había hecho. El colchón se hundió mientras alguien se metía en la cama junto a mí. La adrenalina me atravesó. Lentamente liberé mis poderes solo para sentir quién o qué estaba ahora yaciendo a mi lado. No necesité mucha energía para sentir lo inconfundible. Vampiro. Conteniendo el aliento, me estiré como si estuviera relajándome, llevando mi mano derecha bajo mi almohada. Mis dedos se cerraron alrededor del mango de un pequeño cuchillo. No sería capaz de matar al monstruo con él, pero podría comprarme el tiempo suficiente para

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agarrar uno de mis espadas al otro lado de la habitación. ¿Había dormido tanto que era de noche nuevamente? ¿Dónde diablos estaban Ryan y James? Una pequeña y fría mano tocó suavemente mis caderas y se elevó hacia mi pecho para terminar en mi corazón. Mis ojos se abrieron cuando giré para clavar la daga en el pecho de la criatura. Pero el gruñido en mi garganta disminuyó cuando vi a Mira yaciendo a mi lado, una divertida sonrisa elevaba sus labios llenos mientras que su cabello rojo estaba derramado en la blanca almohada a mi lado como un río de sangre. En mi sorpresa, ella fue capaz de agarrar mi muñeca y empujarme de espaldas. Se deslizó sobre mí, de esta forma ella estaba a caballo entre mis caderas; sus luminosos ojos lavanda brillaban débilmente en la oscuridad. Yo mantenía mi cuchillo alejado sobre el límite de la cama pero ella le dio un pequeño golpe para que lo liberara. Dejé que el cuchillo cayera. Si Mira me quisiera muerto, ya me hubiera matado. Sus poderes fluyeron a través de mí como una fría lluvia de verano. Luché contra la urgencia de cerrar los ojos mientras la energía se vertía desde ella y lavaba los últimos rastros de mi tensión y enojo. Sabía que era una asesina sin corazón, pero había algo tan puro y tranquilizador en sus poderes. Y tocarla era intoxicante. —Oh, bien —ronroneó ella—, quieres jugar. James dijo que estarías muy cansado. —Bájate —espeté, todavía debajo de ella. Traté de ignorar la manera en la que el oscuro cabello rojo caía alrededor de su pálida cara y sobre sus hombros. Traté de ignorar la sensación de sus muslos presionados contra mis caderas. Cualquier cosa para impedir que mi cuerpo se endureciera bajo ella. Su juguetón humor no necesitaba ser provocado. —Planeo hacerlo. ¿Y tú? —dijo con una maliciosa sonrisa. Ella liberó el agarre en mi muñeca y deslizó los dedos a lo largo de mi brazo hacia mi pecho. Su otra mano estaba extendida sobre mis costillas y se movió lentamente hacia arriba para llegar a mi corazón, latiendo como si se hubiera vuelto loco. Incluso sin su aguda audición, estaba seguro de que podía escucharlo. Con un suave empujón, empujé a Mira fuera de mí y me levanté, peleando contra la urgencia de girar la cabeza. Mira no podía usar su poder para confundir mis pensamientos o coaccionarme a hacer algo que yo no quería. Llámalo inmunidad natural. Desafortunadamente, yo no era inmune a la propia Mira. Después de tres meses alejados, me había olvidado cómo era estar a su alrededor, y ahora era agotador. De alguna manera el recuerdo de su sonrisa, su olor, su toque se habían

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desteñido con el tiempo, pero ahora que estaba cara a cara con ella, me encontraba a mí mismo dolorido por ella. Me giré para enfrentarla, agradecido de haberme puesto un par de bóxers antes de haberme ido a la cama, no es que escondieran el hecho de que la refriega me había dejado duro como una piedra. Mira sonrió con apreciación en mi dirección y se estiró como un gato tomando sol. El ágil vampiro yacía de lado mirándome, con las sábanas blancas enredadas en sus pies. Ella vestía unos ajustados jeans azules y una poco atractiva camiseta blanca. —¿Qué es lo que te fastidia, Cazador? —susurró ella cuando yo fruncí el ceño. Había olvidado como de calmada podía ser su voz, como un frío bálsamo para una cruda herida. —Nunca te había visto en Jeans —murmuré, antes de poder detener las palabras. Cuero, si. El ropero de Mira tenía que estar lleno de cuero. La he visto en trajes de negocios, pero nunca con un par de comunes jeans y camisetas. Ella lucía casual y relajada, no como la asesina que había sido testigo de más de seis siglos de vida. Por esta rara chispa de tiempo, pude ver a Mira como una joven y vulnerable mujer humana yaciendo en mi cama con los brazos haciendo señas. ¿Cuánto hacía que había estado entre unos pares de suaves brazos como esos? En este punto, la cara y el nombre estaba en el mismo tiempo, pero la chica se las había arreglado para hacerme olvidar acerca de la sangrienta pelea de mi alma y escapar brevemente de la batalla sin fin. Sin embargo, Mira no era una mujer vulnerable, pero si una asesina a sangre fría con más de seiscientos años de experiencia bajo su cinturón. Pero entonces, yo tampoco era un soldado novato que permanecía de pie. El tiempo me había enseñado que un par de brazos que daban la bienvenida podían ser peor que un hombre con varias armas. Debería querer escapar del mundo por un momento, pero siempre se las arreglaba para encontrarme. —¿No te gustan? —Se burló ella, girando sobre su espalda–. Me los puedo quitar –dijo, clavando los pies sobre el colchón y levantando las caderas, para después deslizar los dedos sobre el botón de su cinturón. Me las arreglé para cerrar mis ojos cuando ella agarró el cierre de la cremallera con sus dedos. —Suficiente, Mira —gruñí, ganándome una sensual risa de su parte. Su risa era casi física frotándose contra mí antes de quedar en nada—. ¿Dónde habías estado?

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—Vuelve a la cama. Abrí mis ojos para enfrentarla nuevamente. Ella frotó la mano sobre el lugar donde yo había estado solo un momento antes. —Podemos acurrucarnos. —Ella me dio una rápida sonrisa sensual mostrando un poco sus colmillos—. Vuelve a la cama. Estás cansado. Suspiré, mis ojos brevemente se deslizaron hacia el despertador. Casi las 2:30. Y entonces mis ojos volvieron hacia los números rojos que señalaban la hora, con el clic del lento entendimiento sonando en mi cabeza. Eran las 2:30 de la tarde y Mira estaba despierta. Me giré hacia la derecha y abrí de un tirón las gruesas cortinas que colgaban al frente de la ventana. Detrás de mí, escuché a Mira sisear y lanzarse a sí misma fuera de la cama. Miré lejos de la ventana para encontrarla acurrucada en las sombras de la lejana esquina cerca del baño. Sus ojos estaba abiertos y sus dientes apretados. —¿Qué diablos estás haciendo? —Me gritó—. ¡Cierra las cortinas! Miré hacia el exterior por un minuto, solo para asegurarme de que no había perdido mi mente y que realmente era por la tarde. La mañana soleada se había transformado en gris por el cielo nublado que se movía dentro del área dejando a la vista la celestial luz del sol, pero Mira no estaba dispuesta a tomar ninguna oportunidad. Cerré las cortinas, pero ella no se relajó visiblemente hasta que me alejé unos pasos de la ventana. Se levantó lentamente con sus brazos cubriendo su estómago. —¿Cómo es que estás despierta? —demandé. —El regalo de un amigo —dijo ella, recuperando la sonrisa. —Ryan. —El nombre del brujo retumbó desde algún lugar en mi pecho y se arrastró en mi garganta, lleno de frustración y furia. —Tu brujo está probando lo útil que es. —Ella sonó indiferente, pero la conocía mejor. —¿Cómo? ¿Qué ha hecho? —Nada que te concierna. Fruncí el ceño en su dirección, lo que solo causó que su sonrisa creciera. Yo no confiaba e n ninguno de los dos y no era un buen augurio para nadie que ellos de repente trabajaran juntos. —Has estado con Ryan todo este tiempo.

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Mira se rió entre dientes, apoyándose contra la esquina de la pared. Ella deslizó las manos en sus bolsillos delanteros de sus jeans y me miró. –Lo haces sonar tan asqueroso. ¿Celoso? —Estabas perdida. Los licántropos me detuvieron hoy porque te buscaban. —Sí. –Mira frunció el ceño—. Barrett tuvo la amabilidad de dejar un correo de voz un tanto mordaz hoy. Aparentemente, has estado ocupado. Pasé la mayor parte de una hora asegurándole que no me habían secuestrado ni asesinado. —Desapareciste sin dejar rastro –le recordé. —Soy un Nightwalker. Eso es lo que hacemos. —¿Siquiera te molestaste en llevar a Gabriel contigo? —Antes no hubiera viajado sin protección, pero después de la muerte de su otro guardaespaldas, Michael, sentí que ella vacilaba sobre llevar a Gabriel en sus viajes. —No estoy indefensa. —Sus cejas comenzaron a fruncirse de nuevo, pero esta vez era por furia. No tenía dudas de que Mira desgarraría mi garganta si la empujaba muy lejos. No era conocida por su paciencia. —Pero Tristan sí. ¿Alguna vez te molestaste en decirle que tú estabas saltando por las ciudades? —¡Él no está desamparado! —gruñó. Sacó las manos de los bolsillos y se empujó fuera de la pared en mi dirección—. Ella le enseñó a ser de esa manera. No había que preguntar quién era ella. Sadira había creado a Tristan hace más de cien años después de a Mira. Ella había tenido a Tristan despierto y dependiendo de ella, como para asegurarse de no dejarlo escapar como había hecho con Mira. —Nunca pedí esto —continuó ella con sus ojos parpadeando lejos de mí por primera vez mientras sus manos se convertían en fuertes puños. No lo había hecho. Mira valoraba su independencia, su solitaria existencia. Una vez me dijo que nunca creó a uno de su tipo y que nunca lo haría. Sin embargo, ahora estaba atada al hijo de otro porque ella no podía ver a Tristan atormentado por sus compañeros. Y para hacerlo peor, ella había formado una familia con los dos últimos Nightwalkers en un intento de protegerlos y agregar algo de seguridad a la ciudad. —No importa. Eres su maestra ahora. —¿Quién eres para leerme mis deberes, cazador? Tristan es mío y nadie lo daña. Sus poderes llenaron de repente la habitación como un frío viento mezclado con el aroma de las lilas. Nos miramos el uno al otro, la tensión acumulándose en el punto donde mi

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mandíbula comenzó a latir. Esperaba que ella fuera la que se moviera primero. No podría ser el primero en fallar. Y de repente, la energía desapareció de la habitación. Mira tomó unos cuantos pasos hacia atrás y sacudió la cabeza, pareciendo algo confundida. Sabía que sus pensamientos tenían que ser los mismos que los míos. ¿Cómo habíamos peleado el uno contra el otro hasta el punto de casi arrancarnos el corazón? Me miró y su sonrisa parecía avergonzada. Casi había perdido el control. Mira había venido para seducirme, no para matarme. —¿Por qué peleamos? —Comenzó suavemente; una esquina de su boca se arqueó burlonamente—. Volvamos a la cama, estás cansado. —¡Fuera, Mira! —grité señalando la puerta. Era sólo un juego para ella. —Bien —suspiró—, iré a jugar con James. —Mira recogió una manta que cubría una de las sillas cerca de la puerta. Se cubrió con ella antes de salir de la habitación con sus caderas balanceándose. —Llama a Tristan. –Le grité de vuelta antes de que cerrara la puerta. Respiré profundamente por mi nariz y lentamente lo liberé mientras hacía girar mis hombros. No me relajé completamente hasta que sentí a Mira en otra habitación más abajo por el pasillo. El brujo la mantendría ocupada mientras yo atrapaba algunas horas de sueño. Dejando el cuchillo debajo de mi almohada, me tiré sobre la cama y subí la sábana hasta mi estómago, pero la esencia de Mira persistía en la almohada a mi lado. Cerré los ojos pero la imagen danzaba allí sobre mis parpados, su sonrisa burlándose de mí. No quería pensar en ella, mucho menos en como mi pecho se oprimió instantáneamente cuando la vi yaciendo a salvo y con una sonrisa mi lado. No la había visto en tres meses pero la reacción de mi cuerpo había sido instantánea. Amaba el suave toque de sus manos y la profunda risa cuando ella estaba divertida. Había sido muy tentador deslizarse bajo las sabanas y presionar su cuerpo contra el mío. Mira podía aparentar ser sólo una mujer hermosa llena de vida y risas, pero aún así era una mezcla excitante; ese frío y crujiente toque de poder donde quiera que ella fuera, una amenaza apenas encubierta de peligro e incontrolable energía como un edificio rodeado por una tormenta. A su alrededor, mi sangre bombeaba y los pelos de mis brazos se erizaban con la energía que crujía entre nosotros. Por primera vez en siglos quería cantar, me sentía vivo cuando ella estaba cerca. Antes de Mira, me había metido en un caparazón viviendo a través de las emociones solo obtenidas de una breve ráfaga de adrenalina

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cuando estaba cazando. Sin embargo, cuando Mira estaba cerca, era una montaña rusa emocional de odio, frustración, sorpresa, horror e incluso diversión. Pero ella era una asesina. Un monstruo. Un asesino sin corazón. Por lo menos eso era lo que me recordaba a mí mismo pero lo más que sabía era que mientras más veía de ella, más difícil era de creer. Ella no mataba humanos. Podría haber jugado con ellos pero no los mataba. Y sin importar lo que admitía para sí misma, se preocupaba por la seguridad de Tristan. En mi cabeza, podría imaginar fácilmente a Bodhi sacudiendo su cabeza con su conocida sonrisa. Yo había viajado con el calvo gitano hace menos de dos décadas pero él y su familia se habían convertido en mi familia por un tiempo. Él fue casi el primero en intentar señalar qué vampiros eran malos, siguiendo el rastro de uno de sus hijos. Él me recordó que no había nada de malo en apreciar la belleza de un tigre de bengala, solo que nunca pensaras en tener uno como mascota. Solo despedazaría tu corazón a pesar de tu admiración por él. Mirando al techo, suspiré y puse los dedos bajo mi cabeza. Quizás Mira tenía razón y necesitaba sexo. Había pasado mucho tiempo desde que estuve con una mujer. Mi atracción por Mira podía ser solo la acumulación de la tensión sexual pero no iba a aliviar esa tensión con ella, sin importar cómo de tentadora estuviera ella. Estaba cansado de ser el juguete de poderosas criaturas.

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Capítulo 5 Traducido por: dani.shawn Corregido por: Virtxu

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i sueño fue perturbado de nuevo menos de cuatro horas después. Estando sobre mi espalda usé mis poderes para descubrir a James tras la puerta. Liberé el cuchillo y arrastré los pies a través de la habitación,

eliminando el sueño de mis ojos. Me las había arreglado para conseguir menos de siete horas de sueño. Con Ryan y Mira en la ciudad, tenía un enfermo sentimiento de que esto sería lo más que iba a lograr en mucho tiempo. El joven hombre me sonrió cuando le abrí la puerta ignorando fácilmente mi agria expresión mientras entraba en la habitación. Cerca de los treinta, con cabello marrón y una delgada cara, James había sido asignado como mi asistente hacía menos de un año y todavía nos estábamos ajustando al arreglo. Siempre trabajé solo, pero dependía de un contacto específico con Themis para arreglar mis viajes, albergue, dinero, búsqueda de información, y otras cosas. Pero para mí era mucho más que estas necesidades básicas. James era mi lazo con el mundo humano. Él me recordaba lo que era ser humano en el siglo veintiuno, que no era algo exactamente muy fácil de recordar. Cumpliría 1866 años este año. Después de pasar cierto tiempo, cosas como conversaciones políticas y tareas mundanas tendían a ser olvidadas bajo la incesante tarea de la vida. —No luces tan mal como ella lo hizo parecer —dijo James, sus ojos recorrieron toda mi cara. Prendí la luz de golpe, llenando la habitación de cálida y dorada luz mientras caminaba hacia mi bolso. —¿Ella? —pregunté mientras subía de un tirón los pantalones negros hasta mis caderas. —Mira. Estaba preocupada. Resoplé. La única preocupación de Mira era que alguien me matara antes de que ella tuviera la oportunidad. James no dijo nada pero respondió a la puerta cuando otro visitante tocó. Un miembro del staff del hotel traía un largo carrito cubierto con muchos platos y el olor del café llamó mi atención.

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La promesa de algo cálido y cafeína alejó los últimos restos de la niebla de mi cerebro. Mientras James firmaba la cuenta empecé a levantar las cubiertas para encontrar una extraña combinación de desayuno y cena. Huevos revueltos, salchichas, bistec con patatas al horno, legumbres al vapor, sopa de lentejas, panecillos de grano entero y una jarra llena de café negro. James iba a trabajar bien como mi asistente. —No estaba seguro de lo que te gustaría —dijo James mientras se acercaba al otro lado de la mesa. —Esto está bien —murmuré cayendo en una silla mientras me abalanzaba sobre la comida. El café y el alimento limpiarían las telarañas y curarían los dolores. Luego sería capaz de abordar el creciente caos que rodeaba a Mira. —¿Algún problema con los vampiros? –preguntó James, incapaz de mantener la excitación fuera de su voz. Él todavía era joven y entusiasta sobre este oscuro mundo en el que yo trabajaba, esperando saber todos los secretos y desesperado por sumergirse en ellos. Sin embargo, después de conocer a Mira y a otros vampiros el verano pasado, se había vuelto un poco más precavido. Por supuesto, él además había tenido que limpiar los múltiples cuerpos que Mira y su clan habían dejado atrás después de su última visita. Limpiar esa cantidad de cadáveres debió de haber sido una dura llamada de atención para cualquiera. —Nada con los vampiros –dije con una sacudida de cabeza mientras tomaba más café—. Los Naturi fueron el problema. James se apoyó lentamente contra el respaldo de la silla opuesta a mí, su boca se abrió y sus ojos se ampliaron detrás de sus gafas doradas. —¿Naturi? —Él casi se atraganta con las palabras–. Pensé que dijiste que estos vampiros eran parte del dominio de Sadira. ¿Por qué querían los Naturi ir al conocido paraíso de un poderoso vampiro? —No lo sabrían —dije con un ondeo de mi tenedor entre nosotros–. A lo mejor no les importaba. Después de que las puertas se abrieron, los Naturi se dispersaron por todos lados. Tengo el sentimiento de que irán a donde quieran ir. —Siempre asumí que se quedarían en las áreas boscosas. Es decir, son criaturas basadas en lo natural —respondió James. Miré al plato medio vacío por un momento. Él acababa de decir en palabras la esperanza que yo había venido teniendo por los pasados tres meses: que los Naturi se quedarían en las zonas boscosas y dejarían a la raza humana en paz mientras trabajaban en resolver sus propios problemas políticos. Con algo de suerte, tomaría años, el tiempo suficiente para

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que nosotros encontremos una solución a que ellos estén en este mundo. Pero eso no iba a pasar. Durante los pasados tres meses, había destruido más Nightwalkers que Naturi, pero el número crecía rápidamente. Ellos estaban apareciendo en las afueras de las ciudades, a veces apareciendo para verme mientras peleaba con vampiros antes de que finalmente atacaran. El trío en España había sido el mayor que había encontrado desde que dejé a Mira. Pero entonces la Nightwalker tenía algo especial sobre ella que parecía atraer lo peor de los Naturi. Ella me recordaba a un joven hombre con el que había entrenado en la Legión. Él tenía el mismo truco especial. Cada vez que éramos enviados al frente para una exploración, él literalmente se tropezaba con el enemigo. Fue extraño que sobreviviera a tantas batallas como lo hizo. Empujando lejos estos oscuros pensamientos volví mi atención de nuevo a la comida que estaba enfriándose ante mí y cambié a un tema menos problemático. —¿Mira estuvo con Ryan la semana pasada? —Pregunté antes de empujar un pedazo de carne dentro de mi boca. Esto era el cielo. Traté de relajarme y solo pensar en el sabor, pero no pude. Tenía que saber lo que sucedía antes de que me rozara y me mordiera en el trasero, literalmente. —Sí. —¿Por qué? James miró hacia abajo al blanco mantel tirando con las manos de su corbata contra su pecho. —No puedo decirlo. —¿Por qué? Esta vez sus ojos volvieron a mi cara y frunció el ceño. —Danaus… Levanté mi mano derecha con el tenedor presionado contra mi dedo pulgar e índice. —No importa. Olvida que pregunté. James se desplomó en su silla y se sacó las gafas para poder frotarse los ojos. —Sabes cómo es él —refunfuñó él. Ryan fue formado en la escuela de pensar que el conocimiento daba poder y a él le gustaba saber más que a nadie. Empujé hacia delante el plato vacío, limpio de vegetales y carne, y me moví hacia los huevos —¿Cómo hicieron que Mira fuera a Themis?

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Reposando sus codos en los apoyabrazos de la silla, James miró sus gafas mientras las sostenía con las dos manos. —Ella es una buena fuente de información asumiendo que dice la verdad –dijo lentamente. Una de las esquinas de su boca se movió en una media sonrisa–. Pero creo que están contentos de que ella se fuera. –James alzó la mirada hacia mí. Estaba sorprendido de encontrar que su mirada fuera aguda, distinta a la mirada desorientada de alguien atrapado de repente sin sus gafas. No por primera vez me pregunté si él realmente necesitaba sus gafas. —¿Qué hizo ella? —No mucho. —Él se encogió de hombros mientras deslizaba las gafas nuevamente por su nariz—. Solo ser ella, imagino. Pero dejó de dormir no mucho después de su llegada y creo que la mayor parte de la gente dejó de dormir mientras ella vagaba por los pasillos. Estaba en la punta de mi lengua el preguntarle cómo fue que Ryan se las arregló con esa única hazaña, pero no hice la pregunta. Dudaba que James lo supiera a pesar de haber sido el asistente de Ryan mientras yo estaba fuera de la ciudad. E incluso si lo supiera, dudaba que le estuviera permitido decírmelo. Estirándome a por la jarra de café, llené otra taza, aliviado de alguna manera de que Mira no causara muchos problemas. Era probablemente lo mejor que ella hubiera arreglado las cosas con Themis. Sabía que sus conocimientos sobre vampiros tenían poco que ver con la realidad, lo cual desafió mi completa razón de unirme a la sociedad en primer lugar. —¿Hay algo más que deba saber? —No mucho. Ryan ha mandado a la mayoría de los cazadores a Paris, Londres o al reciente Complejo. Él cree que las cosas se han vuelto muy intensas en este momento y pensó que lo mejor por ahora era controlarlo por nuestra cuenta. Lo último que vi, era que solo Farkas y Collins se quedaron en el edificio. —¿Haciendo qué? —demandé, un sentimiento de inseguridad bajó hasta el comienzo de mi estómago. Mi mano derecha se deslizó desde el café hacia el apoyabrazos de la silla. —Farkas está en una rápida misión de exploración en Turquía. Algo sobre la reorganización de una manada de lobos en el área. Collins fue enviado para hacerse cargo de un vampiro que se escondía en Ucrania. —James ajustó sus gafas. —¿Cuándo fue Collins puesto a cargo de los vampiros? —Espeté yo, mi mano derecha se apretó convulsivamente sobre la silla y la madera crujió suavemente. James lo escuchó y se sentó derecho en su silla. —El mes pasado.

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—Él no tiene la experiencia suficiente en el campo y nunca debería haber sido enviado solo —ladré—. ¿Quién lo puso a cargo de los vampiros? —Creo que Ryan. —James se escabulló hacia atrás en su silla para poder poner un poco más de distancia entre nosotros—. A Collins le fue dicho que sólo persiguiera a los vampiros durante el día. Si él no podía localizar su lugar de descanso durante el día, tendría que llamar por ayuda. —Collins va a terminar muerto —dije. Mi agarre sobre la silla terminó y me dirigí a por mi café en un esfuerzo para lavar el mal sabor de mi boca. —Escuché que era un vampiro joven —agregó James con la intención de aliviar mi enojo. No estaba funcionando. —Eso no los hace menos peligrosos, sólo un poco menos cuidadosos. Yo tengo la última palabra a la hora de mandar a alguien tras un vampiro. Ryan sabe eso. Me senté en el respaldo de la silla, mirando mi taza vacía de café. ¿Por qué no se me consultó? Collins ha estado en Themis solo unos cuantos años y solamente sirvió como ayudante de cazadores de vampiros en unas ocasiones. Él no tenía suficiente experiencia para manejar a un Nightwalker, aunque fuera uno joven. Yo siempre había tenido una completa autoridad sobre quienes se encargaban de los vampiros. Yo era el único que cazaba solo. Incluso era el único con las habilidades, velocidad, y la experiencia para cazarlos de noche. Ryan había excedido sus límites. El brujo había puesto a un cazador inexperto en una situación extrema de peligro y una parte de mí se rehusaba a preguntar por qué. Y esta no era la primera vez. Él había enviado a James solo a Creta, donde los Naturi estaban llevando a cabo uno de sus intentos de sacrificio. Ante esto, tenía que estar de acuerdo con Mira. La investigación no tenía que tener lugar en ningún sitio cercano a una situación peligrosa y Ryan lo había traído como un potencial señuelo. Ryan era muy sabio y cuidadoso, pero yo no estaba siempre de acuerdo con sus métodos. Su conciencia no tenía problemas con esconder información o sacrificar unas cuantas vidas aquí y allá para sus planes mayores. Y aunque yo no era un peón, no tenía dudas de que todavía seguía siendo para él una pieza de ajedrez con la que jugar. —¿Cuándo es mi reunión con Ryan? —demandé. James se levantó deslizando las manos sobre los bolsillos de sus pantalones. —Él dijo que fueras cuando estuvieras listo. Habitación 705.

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Necesitaba una ducha, afeitarme, un juego limpio de ropa, y luego estaría listo para tratar con el brujo. —Dile que en treinta minutos. James asintió una vez y dejó la habitación sin decir nada. Me senté por un minuto mirando las desordenadas sábanas de mi cama. Una inquietud se retorció en mi pecho. Themis ya no era más el hogar que yo necesitaba que fuera. Cuando me uní a él siglos atrás, estaba en la búsqueda de más conocimiento sobre las criaturas que acechaban en la oscuridad y se alimentaban de lo que era bueno para la humanidad. Ahora siento como si yo fuera simplemente un soldado de a pie para Ryan en su pregunta por lo que sea que él estuviera por buscar. La información ahora iba solo hacía él en lugar de a la comunidad. No por primera vez en los últimos años me pregunté si era hora de seguir adelante. Pero por ahora, ese tipo de pensamientos tenían que ser dejados de lado. En treinta minutos, descubriría lo que le había arrastrado lejos de su torre de hierro, y con suerte, sabría el cómo y el por qué le había dado a Mira la habilidad de caminar durante el día.

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Capítulo 6 Traducido por: dani.shawn Corregido por: Virtxu

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a había anochecido cuando finalmente caminé hacia la habitación de Ryan. Antes de su llegada a los Estados Unidos, él se había encontrado con varios grupos para advertirles del nuevo problema con los Naturi. Un

grupo de brujos de Quebec había hecho una aparición inesperada en el Complejo durante mis últimos días en UK, demandando hablar con Ryan. No había una jerarquía particular entre brujos y brujas. Mientras largos o pequeños consejos existieran alrededor del mundo, nadie daba reglas e impartía leyes para el grupo. Ningún rey, ni príncipe, o dictador. Pero estaba Ryan. En su pequeño sector del mundo, él era uno de los más antiguos y fuertes. Era también uno de los únicos brujos que estaban en contacto con las criaturas del mundo. Y al ser el líder de Themis, tenía cantidades ilimitadas de información en sus manos. No, Ryan no era su rey, pero si él preguntaba, tu primer pensamiento era, ¿Cómo de alto? Me detuve fuera de la habitación de Ryan por un segundo. Mira estaba allí. Había esperado un encuentro privado con el líder de Themis pero empezaba a ver que era imposible. Todavía, la visión que recibí cuando James me dejó en la habitación desapareció en breve. La entrada de la habitación se abrió inmediatamente a un gran salón con un sofá, sillas y una mesa de café. A un lado había un gran escritorio, lleno con varios tomos que el brujo debía de haber traído con él desde Inglaterra. Ryan estaba sentado relajadamente en una silla con un alto respaldo negro, mientras que Mira estaba detrás de su escritorio, su pie desnudo reposaba en el límite de su silla en uno de los lados y el otro sobre la pierna extendida de Ryan. Había una extraña intimidad en el cuadro que me hizo querer retirarme de la sala, pero no me moví. Las dos criaturas me miraron con expresiones indescifrables. ¿Había sido esto planeado? Y si lo era ¿Por quién? Ryan me había convocado y los dos debían de haberme sentido acercarme. No había sorpresa en sus ojos. Mira se movió primero posando su pie en el suelo y deslizándose fuera del escritorio. Mientras caminaba alrededor hacia el frente del escritorio, ninguno miró al otro, pero vi los dedos de la mano de Mira oprimir la mano derecha de Ryan por medio suspiro y entonces la liberó. Mira puso con una extraña sonrisa en sus labios. No era su usual

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sonrisa burlona. No era seductora. Un profundo sentimiento se hundió en mis huesos y de repente tenía el sentimiento de que iba a ser comido vivo, pero solo importaba el cómo. —Bueno verte de nuevo, Danaus —dijo Ryan, llevando mi intención de vuelta a él. Él brujo con sus líquidos ojos dorados se levantó lentamente y deslizó las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta. Una sonrisa se posó sobre sus labios, haciéndolo lucir completamente cómodo. Ryan había estado en Themis menos de dos siglos, uniéndose varios años después que yo. Aunque él no hablara mucho de eso, yo tenía la impresión de que había sido brujo por varios siglos antes de poder acoplarse a lo humano. Por supuesto, mirarlo sería como suponer que había visto más de tres siglos de vida. Sus delgados, angulares y definidos rasgos, le daban la apariencia de un hombre en algún lugar entre los veinticinco y los cincuenta. Su cabello completamente blanco caía suelto justo hasta sus hombros, sombras se fundían entre sus ojos dorados. Pero por unos pocos, indefinidos momentos, Ryan había hablado de ser un niño joven con rulos marrones y ojos en una casa de pueblo. El uso de la magia pesada había dejado una marca imborrable en él. Como lo hacía todo el poder de los brujos y brujas. —Necesitamos hablar —dije todavía sin moverme de la entrada de la puerta. —Sí. Lo necesitamos —respondió él, la sonrisa se le borró de su cara–. Por favor, entra. — Sus ojos se movieron de James a mí. James dejó la habitación, cerrando la puerta detrás de él. No tenía dudas de que el investigador

bajaría

a

mi

habitación

hasta

que

la

reunión

terminara.

Mi mirada cayó sobre Mira, vagando por el brazo del sofá hasta llegar a Ryan. —Solos. La sonrisa de ella cambió instantáneamente de misteriosa a burlona; no tenía intenciones de moverse. —Preferiría que ella se quedara —dijo Ryan. Su voz era firme pero no cómo una orden. El brujo raramente intentaba darme órdenes—. Uno de los problemas que tenemos que discutir la involucra. Apretando los dientes, asentí levemente y tomé unos cuantos pasos más adentrándome en la habitación, mis pies se hundían en la dura alfombra color caramelo. —No veo porque ella tiene que estar aquí para discutir sobre Collins.

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—En realidad, Mira está relacionada con que Collins esté en Ucrania —dijo Ryan, su tono se aligeró un poco mientras sacaba las manos de los bolsillos y se volvía a sentar. Él gestionó hacia mí para que me sentara en una de las sillas o en el sofá, pero vacilé. La posición sería complicada para que yo pudiera mirar a los dos, al brujo y al vampiro al mismo tiempo. Tomé unos cuantos pasos más cerca de su escritorio cruzando los brazos sobre mi pecho. El aire estaba cargado con magia, el casi eléctrico poder de Ryan se mezclaba con la fría brisa de Mira. Esto mareaba y empañaba mis pensamientos. Respiré profundamente y cerré los ojos por un segundo, tratando de forzarme a mí mismo a aclarar mi mente. —¿Danaus? —Inquirió Mira, con una voz nada gentil. Cuando abrí los ojos, ella estaba directamente en frente de mí, con su suave mano presionada contra mi mejilla. Miré dentro de sus ojos lavanda, casi hundiéndome en su profundidad. Ella parecía interesada pero podía sentir otras emociones burbujeando justo bajo la superficie. Cuando ella me tocaba, era como si un grifo abriera hacia mí sus emociones sin importar si yo quería o no. La conexión que habíamos forjado unos meses atrás seguía allí, esperando a ser reactivada. —¿Estás bien? —susurró ella. Yo ni siquiera la había escuchado moverse o acercarse. Ella de repente estaba allí. ¿Estaba bloqueado? Un nudo de ansiedad se retorció en mi garganta por un segundo y me forcé a soltar el aliento. ¿Qué estaban tramando estos dos? —Estoy bien —espeté, dando un paso hacia atrás de su toque. Mira asintió y caminó hacia el sofá. Mentiroso. La palabra fue susurrada en mis pensamientos con la seductora voz de Mira. Sin hablar la miré mientras se estiraba a lo largo del sofá, sus ojos nunca se alejaron de los míos. No podía sentirla en mi mente. Ella había enviado solo la palabra dentro de mis pensamientos, quizás solo para probar que podía hacerlo. Liberé de un tirón mi vista de Mira y volví a mirar al Brujo. Su propia expresión era reservada y completamente indescifrable mientras nos miraba. ¿Estaban jugando conmigo? —¿Qué es lo que relaciona a Mira con que Collins esté solo en Ucrania? ¿O entendí mal a James? Él dijo que Collins estaba cazando un vampiro —demandé, empujándome hacia delante a pesar del latido de mi corazón. Sería mejor sacarles algo de información más tarde, pero no mientras estuvieran juntos en la misma habitación.

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—No, él está cazando —confirmó Ryan—. Un vampiro bajo el nombre de Ivan ha estado causando problemas en las ciudades más remotas. Un número de archivos policiales se han acumulado relatando sus asesinatos y dos personas están desaparecidas. Tiene que ser detenido antes de que cause más problemas con los humanos. —Entonces, ¿por qué Collins? ¿Y por qué solo? Derrick Collins ha estado en Themis durante solo dos años y no tiene suficiente entrenamiento para tratar con vampiros. Va a matarse a sí mismo. —Me acerqué al escritorio de Ryan, la rabia iba más allá de mi temprana precaución—. Deberías haber enviado a alguien mucho más experimentado. Patricks y Morrow están los dos en el Complejo. Deberían por lo menos, haber ido con él. Podrías haberme llamado después de que terminé en España y yo mismo podría haber ido. —No quise quebrantar tu autoridad, Danaus –dijo Ryan calmadamente—. Has hecho un trabajo maravilloso con los cazadores. —Sí, maravilloso —gruñó Mira desde detrás de mí. Pude sentir una onda de su rabia chocar contra mi espalda y luego desaparecer en la nada como si hubiera apagado sus emociones. Este era un tema que yo no quería que ella escuchara. Ryan le mandó una mirada sofocante con el ceño fruncido y con las comisuras de su boca hacia abajo. Por un segundo, pareció viejo y un poco cansado. Ryan no fruncía el ceño muy seguido y era solo un poco tranquilizador que quizás esta alianza entre estos dos monstruos fuera provisional en el mejor de los casos y más que un poco tensa. —Asigné a Collins un nuevo y temporal compañero —continuó Ryan, con sus ojos cayendo sobre mí. —¿Quién? —Su nombre es Joseph —interfirió Mira. Un estremecimiento atravesó mi cuerpo y el pelo detrás de mi nuca se erizó cuando miré al vampiro. La oh-tan burlona sonrisa había vuelto a su hermosa cara, causando que mis manos formaran puños. —¿Quién es Joseph? —demandé forzando a las palabras a pasar por mis dientes apretados. — Joseph me pertenece. Él ha sido un Nightwalker por unos escasos veinte años y está desesperado por un poco de experiencia —explicó Mira, deslizándose a lo largo del sofá para quedar sentada al final del cojín.

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—¿Estás loco? —exploté, taladrando a Ryan con una oscura mirada—. ¡Enviaste a uno de nuestros inexpertos CAZADORES DE VAMPIROS a cazar a un vampiro con un vampiro como ayudante! —Usualmente era un profesional ocultando mis emociones pero esto me había empujado a gritar sobre el límite. —Danaus… —¿Qué pasa con Joseph? —le interrumpió Mira, llevando mis ojos hasta su cara—. Estoy confiando en que uno de tus malditos cazadores no lo estaque tan pronto cómo salga el sol. Le prometí a Joseph que estaría a salvo. —Sus cejas fruncidas crecieron lo más que pudieron, con sus manos apretando fuertemente los cojines. —Sería lo menos que merece —gruñí. Estaba listo cuándo ella se lanzó hacia mí desde el sofá. Atrapé sus finas muñecas mientras sus manos iban a mi garganta, forzándome a retroceder unos pasos para recuperar el equilibrio. Sus manos temblaban y sus dientes estaban apretados. En algún lado dentro de ella podía sentir que estaba luchando por controlarse, batallando contra la urgencia de encenderme en llamas. Luchar contra Mira siembre era extremadamente peligroso. Ella podía prenderte fuego y disfrutar de la fogata. Busqué el poder que podía sentir girando sobre ella, listo para tomar control del Nightwalker si fuera necesario, incluso si amenazaba con prenderme fuego. En este momento, ella era un poco más que un títere que ser usado. —¡Suficiente! —Gritó Ryan. Al mismo tiempo, una fuerza increíble golpeó contra mi pecho, tirándome hacia atrás. Las muñecas de Mira fueron arrancadas de mi agarre y fue lanzada al otro lado de la habitación. Golpeé contra el suelo, tratando respirar. Mira patinó sobre el suelo, girando lentamente sobre sus manos y rodillas. Ella acomodó su cabello lejos de su cara y frunció el ceño en dirección a Ryan, quien ahora estaba al lado de su escritorio. La oscura expresión del brujo estaba centrada sobre Mira, esperando a ver si ella volcaría ahora su enojo sobre él. —No tenemos tiempo para esto —advirtió Ryan. Sostuve mi aliento por un tenso segundo y otro antes de que Mira diera un corto asentimiento. Ella se levantó y volvió al sofá, cepillando sus largos cabellos de fuego fuera de sus ojos. Nunca miró en mi dirección. Ryan volvió su atención sobre mí, esperando. Todavía con el ceño fruncido, me levanté y me volví para mirar a Ryan dando la espalda a Mira. No confiaba en ella, pero con su odio hirviendo muy levemente, sabía que la sentiría moverse cerca.

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—Las preocupaciones de los dos son válidas —continuó Ryan—. Sin embargo, soy consciente de que este nuevo arreglo funcionará. Collins fue seleccionado por que es muy nuevo siendo un cazador. Alguien más en el grupo no hubiera dudado en estacar a Joseph a la primera oportunidad, a pesar de mis órdenes. —Ese es su trabajo —dije, cruzando los brazos sobre mi pecho. —Si lo era, entonces estábamos errados. Los cazadores de Themis nunca deberían haber sido una banda de mercenarios. —Ryan se sentó en su silla y miró hacia delante, pero no creo que estuviera mirando a Mira. Su expresión era muy distante y cansada—. Los Nightwalkers no son el enemigo que queremos que sean. —El deber de los cazadores es proteger a la raza humana —dije. —Su deber es proteger el secreto, lo cual protege a la raza humana —dijo Ryan rígidamente, finalmente girando su dorada mirada de vuelta a mi cara—. Queramos reconocerlo o no, los cazadores de Themis y los Nightwalkers han adoptado el mismo objetivo. Los dos protegemos el secreto. Cuando un vampiro amenaza el acuerdo, alguien es encargado de ocuparse de eso. Para fomentar una nueva alianza, un Nightwalker y un cazador han sido asignados para trabajar juntos y derribar la reciente amenaza. Ellos deben protegerse y depender el uno del otro para sobrevivir. —Entonces, ¿nos has vendido al mal? —demandé. Pasé las manos por mi cabello, empujándolo fuera de mi cara con frustración. —Si somos el mal, ¿Cómo les llamas a los Naturi? —preguntó Mira. No tenía qué responderle. ¿Mira era el mal? No, no lo creía. ¿Eran los de su tipo malos? Sí. No. Quizás. Ya no lo sabía. —Esto está mal. —Quizás –susurró Ryan, hundiendo sus hombros—, pero los necesitamos si es que vamos a sobrevivir a lo que sea que los Naturi estén tramando. Justo ahora, solo estoy tratando de comprarnos un poco de tiempo. —¿Has hablado con el Aquelarre? —No. Sólo me he reunido con Mira. Me reí entre dientes, sacudiendo la cabeza. —Entonces has formado una alianza con un Anciano al cual la mitad del Aquelarre quiere decapitado. ¿Cómo nos va a ayudar eso? —Déjenme preocuparme por el Aquelarre —intercedió Mira—. Ustedes tienen otras cosas que les conciernen en este momento.

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—¿Cómo qué? —pregunté con los músculos de mis hombros tensos. —Te vas a quedar en Savannah —Ryan se detuvo por medio suspiro—, con Mira. —Me miró de cerca, tratando de descifrar mis sentimientos. Era como si él estuviera esperando a ver cómo iba a perder mi temperamento otra vez. Pero tenía un mejor manejo de él ahora. No estaba contento con la decisión de Ryan, pero justo ahora, no había nada que pudiera hacer. Cundo el brujo estuvo seguro de que estaba calmado, continuó—. Hace dos noches, una joven mujer fue asesinada en su departamento. Lucía como si su atacante no fuera humano. —¿Vampiro? —pregunté, resistiendo la urgencia de mirar hacia Mira. —Quizás —concedió él—, pero algo de la información inicial que recibimos lo hace parecer dudoso. Mira fue caminando desde el sofá hacia el escritorio de Ryan. Posó sus caderas en el borde, para así estar en mi línea de visión. Sus manos estaban plegadas frente a ella y estaba calmada nuevamente. —Normalmente, mis contactos estarían disponibles para acallar esto, pero la chica era la hija de un senador. Él está haciendo mucho ruido y la prensa está excavando. Tenemos que ocuparnos del problema rápida y silenciosamente. —Es tu ciudad —solté—. Si nosotros estuviéramos aquí, esto no hubiera pasado. Tú deberías limpiar el lío. —Primero que todo, yo requerí la presencia de Mira ante el riesgo en el que estaban ella y su ciudad —dijo Ryan con una voz cada vez más alta—. Segundo, con el reciente crecimiento de la actividad de los Naturi, pienso que es mejor que ustedes dos trabajen juntos. Como la información preliminar apunta a un vampiro, hay que ser cuidadosos. —Y si es un vampiro, ¿Me va a dejar ella hacer mi trabajo? —gruñí. —Si es un vampiro el que causa todo este caos y atención —comenzó Mira, con voz tan fría como un fuerte viento—, será mejor que te alejes de mi camino para que pueda ocuparme del problema. Yo no soy tan limpia y ordenada sobre la labor como lo eres tú. No me importa ensuciarme. —Mira se deslizó lejos del escritorio y caminó hasta que estuvo directamente frente a mí. Se puso de puntillas, con lo que su nariz estaba cerca de rozar la mía. El aire a nuestro alrededor crujió por sus poderes, empujando contra mí—. Como dijiste, es mi ciudad. Tú estás aquí para ayudarme. Miré a sus ojos, el músculo en mí mandíbula titiló mientras luchaba por mantener el control de mi creciente tensión y enfado. Esto era toda una locura. Estaba de nuevo trabajando con Mira mientras que debería estar cazándola. Por lo menos ella no había lucido cómoda al respecto.

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—Busca tus cosas. Nos vamos en veinte minutos —se burló, entonces caminó fuera del salón y entró a una de las dos habitaciones de la suite, golpeando la puerta tras ella. Detrás de mí, escuché a Ryan resoplar fuertemente. El brujo bajó la cabeza a sus manos, con sus codos posados sobre los brazos de la silla. Sus ojos estaban cerrados y parecía muy cansado. Creo que las constantes reuniones comenzaban a tomar cuenta en él; y para hacer las cosas peor había formado una alianza con los Nightwalkers. —¿Tenías que enfadarla? —preguntó él sin mirarme. —¿Una alianza con los vampiros? —Demandé, ignorando su comentario. —No tenemos opciones. Si puedes pensar en alguna, me encantaría escucharla. Por el momento, es lo mejor que tenemos. —Ryan abrió sus ojos y me miró. El brujo ondeó su mano y la puerta de Mira brilló brevemente como el oro antes de desaparecer. Un hechizo de amortiguación. Lo había usado varias veces desde que nos conocimos. Te aseguraba que nadie podría escuchar lo que discutíamos— Mantenla viva, Danaus. Esta tarea estará posiblemente completa en unos cuantos días y podemos discutir más cuando vuelvas. —Si es una misión fácil, ¿por qué me envías? —pregunté, con mis cejas juntándose a la altura del puente de mi nariz. —Solo por si acaso. Si son los Naturi, entonces la querrán muerta. Por el momento, ella es nuestro único as. —Ryan se pausó, una extraña sonrisa se formó en sus labios cuando finalmente me miró—. Creo que incluso Mira confía en ti. Bueno, quizás no, pero sí en tu sentido del honor. No creo que me dejara enviar a alguien más con ella. —Genial —gruñí girando sobre mis talones. Salí de la habitación de Ryan y caminé hasta mi habitación. Todavía tenía que volver a empacar mi mochila. Mira confiaba en mí. Lo único que me faltaba. Mientras yo estacaba vampiros por toda Europa, Ryan había formado una alianza con la Nightwalker para que los cazadores no trabajaran solos con su presa. Y Mira confiaba en mí. Había visto a naciones enteras caer y fallar con menos maniobras que los esquemas que Ryan y Mira habían hecho, y no tenía deseos de ser parte de otra nación que caía.

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Capítulo 7 Traducido por: Silvery Corregido por: Virtxu

J

ames se había ido, pero mi maleta había sido de nuevo empaquetada y la bolsa de las armas estaba abierta a su lado. James sabía que tenía varias armas escondidas en lugares secretos por toda la habitación por si acaso de repente

me veía metido en un ataque sorpresa. Obviamente no había intentado encontrar todos los lugares escondidos, dejándome a mí la tarea final de recoger mis juguetes. En cinco minutos, tenía la última de mis armas empaquetada y la bolsa cerrada. Me pasé las manos por el pelo cuando miré la chaqueta de cuero que yacía sobre la cama. No era mi trapo favorito, sino uno más suave que caía hasta mis muslos. James había dejado una nota diciendo que había dejado la ropa remendada después del ataque en España y que había reemplazado algunas de mis raídas ropas con nuevas. Demasiado para un descanso en la lucha. Pero había tenido mi oportunidad. Después de volver de Perú en Septiembre, Ryan había ofrecido permitirme descansar y recuperarme de la masacre de Machu Picchu, pero no lo había cogido. Todavía no podía quedarme quieto, tenía que mantenerme en movimiento, cualquier cosa para empujar los pensamientos que tarareaban en mi cabeza. Así que el hechicero me envió fuera para cazar Naturi y vampiros en el continente, aún en movimiento, aún cazando, pero a su alcance por si me necesitaba. En Verna, Suiza, encontré un Naturi de tierra infligiendo destrozos en unos de los hoteles locales. Al principio, el propietario había culpado del caos de platos rotos, mobiliario destrozado, y el jardín demasiado crecido a un portergeist. Allí estaba yo sólo dos semanas antes de que divisara a la ágil criatura. Permaneciendo casi a cuatro pies por encima y vestida toda de rojo, se parecía a un joven sauce con largos y delgados brazos que terminaban con dedos de uñas largas. Me llevó otra semana de acecho al larguirucho monstruito a través del tranquilo patio antes de deshacerme de él finalmente. En una solitaria ciudad de ciudad sureña de Liege, Bélgica, me encontré un Naturi del clan animal. En la mitología inglesa, las criaturas normalmente son llamadas como will-o’-thewisps o hinky punks. La criatura estaba dejando un sendero de cadáveres a través de las afueras de Ardennes. Los Naturi a veces tomaban la forma de un gran perro negro, fingiendo estar perdidos o heridos como si tentaran a sus presas a adentrarse en los

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bosques. Al principio había pensado que era un hombre lobo que se había vuelto loco sin su manada, pero el Naturi pronto me demostró que estaba equivocado. Después fui el sur de Francia, para atrapar a una criatura que estaba dejando tras de sí numerosos cuerpos a los que le había vaciado casi de toda la sangre. La mayoría habían sido un surtido de animales como gatos y perros enormes, pero entonces dos niños y un adulto desaparecieron en tres ocasiones diferentes. Pasé más de un mes en la región buscando al vampiro que continuaba matando incluso aunque yo estuviera en ese momento en su terreno de caza. Pero no importó lo mucho que lo intentara, no podía sentir a la criatura no muerta. El amanecer había llegado justo para arrastrarse en el horizonte una mañana fresca cuando sentí al Naturi escondido cerca. Fue una semana antes cuando descubrí que estaba cazando a un Naturi del clan del viento. La huesuda criatura de cuatro pies tenía alas de murciélago que se envolvían alrededor de su delgada figura cuando caminaba por el suelo. Era una extraña mezcla de humano y perro con su largo y estrecho hocico y colmillos sobresaliendo de su labio inferior. Esta tensión del clan del viento había empezado el viejo cuento popular del streghe, de la isla de Córcega. Éste o se había desplazado más al norte para buscar un lugar mejor para cazar o había venido a través de una de las puertas que había abierta en Europa y estaba de camino a Córcega. Nunca llegó. Sólo pude suponer que estaba intentando culpar de sus crímenes contra los humanos cogiendo su sangre, dado que él no la quería para nada. Después de dos semanas de caza, finalmente destruí a la criatura poco tiempo después de medianoche cerca de la costa del Mediterráneo. Me había olvidado de Mira hasta ese momento. Había conseguido con éxito relegarla hasta los lugares más alejados de mi mente, sepultándola bajo siglos de recuerdos que nunca había querido evocar de nuevo. A pesar de todo, después de incinerar el cuerpo del Naturi del viento, bajé por la costa rocosa y lavé mis manos en las cálidas aguas que golpeaban suavemente en la oscuridad. Mira había dicho una vez que yo olía a viento y a mar. Yo había nacido en un pequeño pueblo al lado del mar y sólo podía imaginar que alguna parte de ese comienzo estaba impregnada en mi ser. Y ella podía olerlo, sentirlo cuando nadie más podía. Hasta comenzar mis viajes con Mira, mis experiencias con vampiros habían sido extremadamente limitadas. De hecho, en general no iban más allá de unas cuentas amenazas tenebrosas de tortura y muerte. Nadie me había contado acerca de cómo se sentían mis poderes o que yo olía a sol. Para incontables Nightwalkers, yo había estado muerto.

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Pero mi relación con Mira siempre sería diferente. Hace más de tres meses, nos habíamos afianzado de una manera que ni nosotros creíamos posible. Unimos nuestros poderes y destruimos incontables Naturi por toda Inglaterra. Y mientras ella se las arreglaba para permanecer sarcástica e indiferente, yo podía saborear su miedo aquella noche como ácido de estómago en la parte de atrás de mi garganta. Nuestros dos mundos habían cambiado esa noche. Ella había empezado a ser una amenaza para los de su propia especie y ahora yo tenía una profunda conexión con una criatura a la que había jurado matar. Incluso ahora, podía sentir sus emociones con muy poco esfuerzo. Mientras que el mundo emocional de los vampiros siempre había estado abierto para mí, había sido algo tenue y nebuloso comparado con Mira. Sus emociones se entrelazaban con mis pensamientos y mi alma de tal manera que se volvía difícil distinguir los suyos de los míos. Si quisiera, podría permitirle lavarse en mí hasta que yo me ahogara en ella. A pesar de todo eso, luché contra la tentación, construyendo barreras mentales para mantenerla fuera, pero no antes de probar un pequeño bocado. Ella estaba caminando por el hall hacia mi habitación. Estaba preocupada y asustada. Mi única advertencia fue un suave golpecito en la puerta antes de que hiciera un chasquido y Mira entrara. Supuse que había conseguido la llave de la habitación por James. Había cambiado sus vaqueros azules por un par de pantalones negros ajustados y una camiseta de seda azul oscura con botones por delante. Mira se paró a mi lado, mirando hacia las dos bolsas antes de caminar hasta las ventanas y abrir las cortinas. La vista no era nada espectacular, sólo la fachada de otro edificio mirando hacia Bay Street, pero para Mira, no creo que eso importara. Estaba en casa. —Hablé con Ryan sobre la muerte de Thorne —anunció Mira de repente. Su voz era sólo un pálido fantasma atravesando la habitación hacia mí, suave y etérea. Me estremecí con su tono sombrío, casi sorprendido de que ella hubiera roto el silencio. De pie al final de la cama, podía ver su pálido perfil. Mira miraba hacia delante, tocando con su cabeza el cristal cuando sus ojos se cerraron de golpe. Me crucé de brazos y fortalecí las barreras alrededor de mis pensamientos. No era solamente que no quisiera que se deslizara por mi cerebro, sino que había algo en sus emociones, algo muy caótico que no quería que se filtrara tampoco. —¿Qué dijo?

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Estaba incluso sorprendido de que quisiera hablar sobre Thorne. Habíamos sido enviados para proteger a Thorne para que pudiera reemplazar a su creador en la triada. Desafortunadamente, lo asesinaron poco después lo encontramos, envenenado con sangre Naturi. Por la tensión de sus hombros, el fracaso continuaba persiguiéndola. —Ryan localizó al aquelarre de brujas que mató a Thorne. Un Naturi había contactado con ellas esa noche y les pidió que le mataran —dijo, y las palabras tropezaron hacia mí—. Ni siquiera habían estado cazándolo. Probablemente lo mataron porque esa bruja no podía estar segura de qué trago me bebería yo, así que manipuló todos. La culpa que se enlazaba con su tono era inconfundible. Se había culpado a sí misma por no protegerlo cuando lo encontró y ahora se culpaba porque yo sólo estuve por casualidad en el sitio equivocado en el momento equivocado. A pesar de su actitud general hacia la vida, se tomaba cada tarea asignada muy en serio. Por otro lado, yo no podía acumular ni una pizca de culpa cuando se produjo la muerte del Nightwalker. No lo había conocido más allá del hecho de que era un vampiro viviendo al descubierto. En realidad, si lo hubiera conocido antes de conocer a Mira, probablemente lo habría matado por el peligro que representaba para la gente de Londres. —¿Qué pasó con el aquelarre de brujas? —Ryan dijo que parecían tres de las ocho originales que habían estado en el club aquella noche y que murieron por el fuego. Dos más estaban destripadas, les habían quitado el corazón —dijo, contando cada una. No necesitaba dar más detalles que eso. Habían sido asesinadas por los Naturi a los que servían y sus corazones eran la cosecha para hechizos. —¿Y las tres restantes? —incité cuando ella se paró. —Ryan dice que se dieron a la fuga y se dispersaron. Mis brazos se relajaron y mis manos se deslizaron hasta mis bolsillos. —¿No estás cazándolas? Mira abrió un ojo y giró la cabeza ligeramente sin apartarla del cristal para mirarme, con una sombría sonrisa doblando la comisura de su boca. —¿Por qué molestarse? Los Naturi terminarán con ellas. Déjales morir de la mano de aquellos a los que sirven. Lo que no estaba diciendo era que tenía la esperanza de que cualquiera que fuera la muerte que los Naturi tuvieran planeada, sería lenta y dolorosa. ¿Qué más podíamos pedir?

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—¿Danaus? —El sonido de mi nombre en sus labios provocó que mi mirada contraída volviera a su rostro. Por un momento, sonó vacilante e incluso un poco perdida. Era un sonido fuera de lugar viniendo de ella. Mira rezumaba fuerza y confianza en todo lo que hacía, incluso cuando no tenía ni una pista, y su debilidad me hizo desear un cuchillo, para defenderla de cualquier amenaza que había causado ese ligero temor en su voz—. James dijo que habías estado cazando Naturi por toda Europa —dijo, de repente se paró, y parecía esperar a que yo hiciera algún comentario. Colocando sus manos contra el cristal, deslizó su cabeza mirando hacia la ciudad, con la mandíbula tensa. —Desde que la puerta se abrió, están por todas partes y no se limitan sólo a los bosques — repliqué—. Han estado reptando dentro de las ciudades, matando humanos y vampiros cuando podían hacerlo en silencio. No parecen querer ser advertidos en ese punto. —Aurora todavía está tramando algo —murmuró—. Tiene a sus hermanas para negociar además de conmigo. La reina de los Naturi había tenido más que unos cuantos problemas en sus manos ahora que corría libre por la Tierra. Sus hermanas pequeñas ahora se oponían a sus planes de destruir a la raza humana, provocando que la raza Naturi se dividiera en dos facciones. Donde ella había pensado que su probablemente única resistencia serían los Nightwalkers, Aurora se enfrentaba ahora ella sola a su propia raza también. —Es sólo cuestión de tiempo antes de que haga su movimiento —dije, pero Mira sacudió la cabeza. —No, querrá consolidar su reclamo como reina primero, trayendo de vuelta s su gente reunida y aplastar a sus hermanas. Va a necesitar tantos Naturi para su propósito como le sea posible si va a destruir tanto a los Nightwalkers como a los humanos. Tenemos algo de tiempo. Mira dejó que sus ojos barrieran la habitación, cerró los puños, pero no creía que estuvieran viendo nada de nada. —¿Sientes algo más en la ciudad? —estalló de repente, mirándome fijamente. —No. No hay más Naturi en el área inmediata —dije. Mira me dio un asentimiento brusco y dirigió su mirada de nuevo a la ventana. El enfado y la frustración parecían destilar lentamente de su cuerpo. Aún cuando volvió a hablar, un frío helado subió por mi médula y se enrolló como una serpiente a mi cuello.

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—Tenemos que deshacernos de ellos, Danaus. Tienes que ayudarme. Puede que odies a mi especie, pero no somos una gran amenaza para los humanos que proteges. Los Naturi nos borraran a todos si no actuamos. Tiene que ayudarme. —¿Se lo has contado al Aquelarre? —pregunté. La estrecha mirada de Mira se arrojó en mi cara y dio un pequeño paso hacia atrás para tocar la ventana con la espalda recta detrás de ella. El Aquelarre era el gobierno para todos los vampiros bajo su mandato, y lo último que oí, Mira los clasificó por detrás de los Naturi, con su última categoría. —¿Qué tiene que ver eso con los Naturi? —preguntó, con un tono afilado. —Me gustaría saber si te estoy protegiendo sólo de los Naturi o si también los miembros del Aquelarre te están cazando. —Tu trabajo no es protegerme. Tu trabajo es ayudarme con la investigación. Y si podemos matar algunos Naturi por el camino, mucho mejor. El Aquelarre es asunto mío. —¿Jabari te está cazando? —presioné. Jabari no era el único miembro del Aquelarre, pero hubo una vez en que el Anciano vampiro había estado muy cerca de Mira. El vampiro egipcio había sido su salvador más de quinientos años atrás en Machu Picchu y después había intentado matarla tan sólo cinco meses antes en Inglaterra. —No, me necesita viva. Todavía tiene un uso para mí. —Mira apartó la mirada de mí por un momento y después volvió a mirar, alzando su barbilla ligeramente, estrechando sus ojos de color lavanda—. No conozco los planes del Aquelarre y no los quiero saber. No tengo ninguna duda de que todos me querrían ver muerta, pero los Ancianos han visto más de mil años deslizándose por ellos. El tiempo no significa nada para ellos. Si desean mi muerte, no tendrán prisa ninguna. —No confíes en Ryan. —Las palabras salieron, sorprendiéndome. No quería decir eso. ¿Qué me importaba a mí lo que ella planeara con el hechicero? Pero yo creía en la lucha justa. Creía en conocer a tu enemigo y en el honor y el deber; cosas en las que sabía que Mira también creía. La estaban cazando tanto los Naturi como el Aquelarre por sus habilidades. Y por sus propios motivos, Ryan estaba apuntando para utilizarla para sus propios propósitos. Al menos debía estar informada de a lo que se enfrentaba. Mira me clavó una mirada sorprendida, con la comisura de la boca torcida en una sonrisa. Inclinó ligeramente la cabeza hacia la izquierda, haciendo que su pelo cayera por su hombro como una cascada de rubíes líquidos. —Si tiene que elegir entre apoyar al resto del Aquelarre y a tí, te traicionará al instante — continué, cuando ella se negó a hablar.

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La Nightwalker se rió ahogadamente y dio un par de pasos hacia mí. El aroma a lilas me rodeó cuando aspiré aire profundamente. Sus poderes rozaron contra mí con una caricia casi inexistente, llevándome a preguntarme si había sentido algo de verdad. —No he vivido tanto confiando en las criaturas con poderes. Sé que Ryan no dudará en apuñalarme por la espalda. Así es como aprendió a sobrevivir en mi mundo. —Es sólo que cuando te vi‖ en‖ su‖ despacho‖ antes‖ esta‖ noche‖ parecía‖ como‖ si…‖ —Las palabras se desvanecieron en el fondo de mi garganta. ¿Qué se suponía que iba decir? Que parecía como si hubiera interrumpido un momento más bien íntimo entre ellos dos. ¿Qué parecía como si todavía fueran amantes? Mira solo contestó con una pequeña sonrisa sigilosa cuando me miró fijamente. —Sí —ronroneó—. Bueno, fue algo más. No te preocupes, mi guapo protector. Por lo menos no confío en tu valiente líder. —Extendió su mano derecha hacia mí y yo instintivamente me aparté hacia atrás. Esperó pacientemente hasta que paré de moverme y lentamente pasó sus dedos por mi pelo, apartándolo de mis ojos. —Te has dejado crecer el pelo —dijo casi de manera ausente—. Me gusta, pero esconde tu rostro. Puedo organizar un encuentro con mi estilista para ti cuando estés en la ciudad. —No te molestes —espeté entre mis dientes apretados, intentando ignorar el golpeteo de mi corazón. Ahora se estaba burlando de mí, alumbrándome con su humor negro. Sacudí la cabeza hacia un lado, moviéndome unos centímetros de su alcance. Mira se encogió de hombros, volviendo a su habitual comportamiento indiferente. —Como quieras. Un golpe en la puerta nos apartó, enviando a Mira a su lugar previo junto a la ventana, mientras que yo caminaba para ver quien no había interrumpido. James me sonrió cuando abrí la puerta de un tirón. Llevaba un grueso abrigo de lana, apareciendo ante todo el mundo como si estuviera preparándose para salir por la tarde. Caminando hacia atrás, dejé que el hombre entrara y luego lo seguí después de cerrar la puerta. —¿Estáis listos para iros? —inquirió con entusiasmo. —¿Nosotros? —pregunté. —Ryan quiere que os represente a lo largo de la investigación. Seré capaz de suministraros información valiosa —respondió James, con su sonrisa temblando mientras hablaba—. Me estoy imaginando que él no os lo mencionó.

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—No, se le olvidó —dije, con el ceño fruncido. Mi primera reacción fue la de negar al investigador la oportunidad de ir a cazar por la ciudad con Mira y conmigo al asesino, pero me tragué las palabras. La parte inicial de la investigación sería comprobar el apartamento de la chica y el cuerpo, dos cosas que era improbable que representaran ningún tipo de peligro importante para el humano. Además, James estaba observando para adquirir más experiencia en el campo, y era mejor si estaba a mi lado que deambulando por la noche solo por las calles infestadas de vampiros. —Debe de estar más preocupado por el senador —dijo James, mirando directamente a Mira, que estaba de pie dándonos la espalda, mirando a la ventana—. Ryan se estaba preguntando si ibais a ir a encargaros de la familia de la chica personalmente o enviaríais a alguien. —¿Qué‖significa‖‚encargarnos‛? —El senador y su mujer están haciendo demasiado ruido acerca de la muerte de su hija. Está atrayendo demasiada atención hacia nosotros —dijo Mira, cruzándose de brazos. Se giró hacia nosotros, recostando un hombro sobre la ventana—. No podemos hacer nada con la prensa, pero podemos reajustar la memoria del senador y su mujer, hacer que acepten lo que el juez que investiga el caso le ha contado sobre su hija. También serán más efectivos al aplacar a la prensa para que esto al final se deje correr. —Miró por la ventana una vez más cuando se paró, mordiéndose el labio inferior pensativamente un segundo antes de dirigir su fría mirada de vuelta a James—. Cuando vuelvas a hablar con Ryan, dile que enviaré a alguien de confianza. Necesito centrar mi atención en la investigación, y el Nightwalker que envíe puede que necesite pasar un par de noches con la familia. Alguien en quien confiara. En el mundo de Mira, esa gente era poquísima. Tenía el presentimiento de que Mira se proponía enviar a Knox, el segundo al mando de su organización. No sólo era lo suficientemente viejo para maniobrar con la manipulación mental, sino que también era uno de los únicos en los que Mira confiaba para hacer un trabajo que la satisficiera. —Estoy presuponiendo que dado que hiciste las maletas, voy a mudarme del hotel —dije, cambiando de tema. —Oh, supongo que no mencioné eso tampoco —dijo James, con un sonrojo leve subiendo por sus mejillas cuando sus ojos se arrojaron desde mí hasta Mira. —Te quedarás en mi casa de la ciudad —anunció Mira. —¿Por qué? —pregunté.

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Mira presionó la ventana contra la que se había estado apoyando y se giró completamente para mirarme. —Tu presencia en mis dominios tiende a llamar la atención y causar problemas. Permaneciendo en mi casa desviarás con suerte algunos de esos problemas. En otras palabras, mi presencia en Savannah sería el sello de aprobación tácito de Mira si yo me quedaba una vez más en su casa de la ciudad en el distrito histórico. No me gustaba, pero desafortunadamente, podía verle el sentido. Los licántropos ya me habían hablado del miedo de que hubiera hecho algo para mantenerme en su dominio. Si íbamos a cazar al asesino de esa joven rápidamente, no podríamos permitirnos más distracciones. —¿Y James? —pregunté. —Estaré en el hotel una o dos noches más. Yo no atraigo la atención como vosotros —dijo James con una pequeña sonrisa. —¿Ryan? La sonrisa se disipó casi al instante y se encogió de hombros. —No conozco sus planes. No me dio instrucciones de que tuviera planes de quedarse. Estoy seguro que los otros comenzaron a mostrar una vez más al Complejo buscándolo. Asentí y después agarré mi abrigo. Ryan no era de los que se demoraban demasiado desde la comodidad de su alto lugar en el Complejo de Themis. Era más fácil para él recolectar información de todas sus fuentes variadas si estaba sentado en su oficina de Inglaterra. Mira dio un paso silenciosamente hacia mí y se paró al lado de mis dos bolsas al final de la cama. Agarrando la correa de una, se la puso en el hombro y me sonrió. —Salgamos de aquí. El hechicero dice que tenemos trabajo que hacer. Con un suspiro, agarré la segunda bolsa y mi chaqueta antes de seguir a Mira fuera de la habitación del hotel con James detrás de nosotros. Durante casi dos milenios, había cazado vampiros, hombres lobo, y otras criaturas de la oscuridad que amenazaban la seguridad de las mentiras que los humanos se decían a sí mismos. Hasta hacía dos años, sabía que todos los Nightwalkers eran agentes del diablo. Y ahora, por segunda vez en varios meses, estaba caminando al lado de Mira, protegiéndola porque sabía que ella era la única que podía protegernos a todos nosotros.

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Capítulo 8 Traducido por: Masi Corregido por: Virtxu

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l salir del hotel, finalmente fui capaz de tomar una profunda y semilimpia respiración. Por el momento, estaba lejos de Ryan y Themis, podría manejar esta tarea bajo mis propios términos, o por lo menos

tantos como Mira me permitiera. No tenía ninguna duda de que ella tenía sus propios planes y la mayoría de ellos no me incluían, pero la situación se arreglaría cuando finalizara este particular asunto sin solución. Estábamos en su dominio, y por ahora, estaba satisfecho con dejar que ella tomara la iniciativa hasta que encontramos realmente al culpable detrás de la muerte de la chica. No me fiaba de ella para impartir adecuadamente la justicia si el asesino era un vampiro. —¿Hacia dónde vamos primero? —preguntó James, mientras nos parábamos justo a las afueras del hotel en la esquina de las calles Bay y Bull. El aire nocturno era fresco, lo que me obligó a cerrarme parcialmente la parte delantera de la chaqueta de cuero. —Necesitamos ver el apartamento de la muchacha —manifesté—. Echar un vistazo por si podemos conseguir algunas pistas. Mira me sonrió por encima de su hombro, los ojos parecieron danzar con risa. —Nunca lo habría adivinado. —¿El qué? —le pregunté, aunque realmente no quería saber la respuesta. —Que ves esos programas de investigación de asesinatos. —Se rió disimuladamente. —Mira. —Traté de sonar oscuro y amenazante, pero me fue imposible cuando estaba sonriendo como una idiota hacía mí. —¡Vamos, Danaus! ¡Dime! —Continuó empujando, pellizcando mi antebrazo cuando llegué a su lado. —Todos ellos —dije, finalmente admitiéndolo, consciente de que no se detendría hasta que se lo dijera. Mira echó la cabeza hacia atrás y rió, cayéndose de lado hacia mí. Me quedé de pie a su lado, esperando a que cambiara el semáforo, al no tener idea de dónde íbamos ya que estábamos yendo en dirección opuesta a River Street, donde había vivido la

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chica. Sin embargo, en ese momento, no me importaba. Estaba de vuelta en Savannah, con la criatura que me había salvado la vida más veces que cualquier otro durante mi larga existencia. Teníamos nuestras diferencias, y eran importantes, pero había momentos en que parecían desvanecerse, al igual que durante el fragor de la batalla o cuando ella se limitaba a sonreír sin causar daño con alguna broma ridícula. Mira siempre sería mi enemigo, a causa de lo que era, pero por desgracia, también era la cosa más cercana que tenía a un amigo. Después de casi un minuto, la risa de Mira disminuyó y ella se enderezó. Entonces, con una expresión absolutamente seria, me miró. —Yo también. —La luz cambió y Mira cruzó la calle, bajando por Bull Street hacia la Plaza Johnson. Me reuní con ella cuando se subió a la acera de nuevo, dirigiéndome otra sonrisa burlona. —Eres un dolor en el culo —me quejé—. ¿Dónde vamos? El apartamento de la muchacha está atrás, por allí en River Street. —¿Ya estás haciendo un estudio de la zona? —Dijo, arqueándome una ceja—. Mi coche está en esta dirección. Vamos a recoger tus maletas y luego iremos caminando hasta el apartamento. —Mira de repente se quedó inmóvil, su mirada saltando alrededor de la oscura plaza llena de enormes robles que extendían sus grandes ramas en todas direcciones, creando una red de gruesas extremidades. En la fuente a nuestra izquierda, podía sentir un vampiro, uno extremadamente nervioso. Extendí el brazo hacia atrás, palpando el cuchillo de la parte baja de la espalda. En el acto, mientras me preparaba, Mira se puso en movimiento. Agarró con fuerza mi muñeca en una mano mientras que ponía una segunda refrenándome en mi pecho. —Cálmate. — Cuidadosamente se colocó delante de mí—. Está en la plaza. —¿Y? —Regla Uno en mi dominio: La Plaza Johnson es la zona desmilitarizada —dijo, empujándome un paso atrás cuando me moví para cruzar la calle entrando oficialmente en la plaza. James se puso a mi alrededor, tratando de obtener una mejor visión de lo que nos había puesto a Mira y a mí tan exaltados—. Todo el mundo sabe que no se lucha, no hay hechizos, y no se caza en esta plaza. Lo mismo sucede con Forsyth Park, y Chippewa y con la plaza de Monterey. —Entonces, ¿ se está escondiendo de que le vean? —No tenía ningún sentido. ¿Por qué este vampiro asustado estaba esperando en la Plaza Johnson? Yo sabía a ciencia cierta que

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el Naturi no cumplía con las normas que Mira había fijado para su dominio, teniendo en cuenta la masacre que se había producido en Forsyth Park hacía un par de meses. Una arruga tiró de sus labios fruncidos mientras sus ojos se precipitaban hacia el parque. —Quiere reunirse conmigo. —¿Una reunión? ¿Esta es la forma en la que tú programas reuniones? —me burlé, amando el que por fin tuviera la oportunidad de tomarle un poco el pelo—. Sabes los teléfonos móviles son una forma muy conveniente para comunicarse. Realmente no pensé que serías tan reacia a aceptar la tecnología de este siglo. —Idiota —dijo bruscamente, soltando mi mano—. Aleja el cuchillo antes de que te haga un nuevo lugar para que puedas guardarlo. —Mira se lanzó a través del tráfico utilizando su don de velocidad vampírica, dejándonos a James y a mí alcanzarla un minuto más tarde, cuando hubo un tráfico más calmado. Cuando cruzamos la plaza hacia la pequeña fuente en su lado este, Mira ya estaba parada de pie al lado del otro vampiro. Parecía ser una mujer joven—en algún lugar entre los veintidós y los veintiocho—cuando ella había vuelto a nacer, con el pelo largo, de color marrón oscuro que se cernía salvaje sobre sus hombros. Estaba hablando muy exaltadamente hasta que sus ojos cayeron sobre mí. Su boca se abrió y ella trató de alejarse hasta Mira la agarró del brazo. Con el agua en cascada cayendo detrás de ellas, no podía oír su conversación a pesar de mi agudo sentido de la audición. Lo único que podía ver era a un vampiro asustado diciendo:‖‚Les‖hablaré‖ de‖ello‛‖antes‖de‖que‖ Mira‖la‖soltara.‖El‖ vampiro‖me‖miró‖por‖ un‖ segundo y luego salió corriendo. En el momento en que llegué a Mira, ella estaba maldiciendo en italiano. El flujo constante de agua distorsionó algunas de sus palabras, protegiendo los secretos que habían sido dichos en este espacio durante años. —¿Buenas noticias? —la pregunté cuando finalmente me acerqué a Mira. —No,‖yo…‖—Ella se detuvo en mitad de la frase, pasando una mano por su pelo mientras caminaba quedándose a un par de pasos de distancia de la fuente y regresando. Se detuvo de nuevo y me miró antes de regresar a su paseo—. Algo ha ocurrido. Tú y James deberíais volver al hotel. Tengo que arreglar esto y después volveré a por ti. —No. —Dejé caer mi bolso en el suelo, la agarré por los hombros, sosteniéndola todavía para que ella se viera obligada a reunirse con mi mirada. —No vas a ir a ninguna parte sin mí. ¿Qué está pasando?

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—Asunto de Nightwalker. —No tenemos tiempo para esto —le recordé, liberando sus hombros. —Lo sé, pero no puedo dejar esto de lado. Ellos ya saben que estoy aquí. —Ella caminó de vuelta hacia la fuente y se quedó mirando el agua saltarina que parecía brillar con la luz del distante farol. Con la mano envuelta alrededor de la correa de una bolsa apretándola, causando que el cuero crujiera. —¿Qué está pasando? ¿Tiene esto que ver con el asesinato? —preguntó James antes de que yo pudiera hacerlo. Tenía la repugnante sospecha de que ella tenía intención de trabajar en la investigación sin mí. No confiaba en ella para dejar intactos los elementos de prueba o eliminar al asesino conmigo allí. —¡No! —replicó ella, volviéndose bruscamente sobre sus talones hacia mí. Ya estaba frustrada por el súbito giro de los acontecimientos y empujarla no iba a ayudar a su estado de ánimo. Y en verdad, no me sentía especialmente paciente, tampoco. Cuánto más tiempo me quedaba en el dominio de Mira, más me sentía como un perpetuo extranjero. Crucé mis brazos sobre el pecho, cerrando mis manos en forma de puños. La Nightwalker pasó su mano izquierda por el pelo de nuevo, empujando algunos mechones errantes de sus ojos. Me miró en silencio, con una sonrisa lenta deslizándose por su rostro. —Muy bien. Puedes venir también, pero James tiene que quedarse atrás. Después de esta pequeña reunión, recogeremos a James y luego podemos ir al apartamento de la mujer. —¿Dónde? —pregunté, con voz cautelosa ya que la palabra se me había quedado atorada en la garganta temporalmente. Un nudo de tensión se apretó en mi estómago y contuve el impulso de sacar mi cuchillo. Sabía que no me iba a gustar esto de todos modos. Mira empezó a caminar de nuevo, ignorando mi pregunta, pero podía sentir la risa y la diversión propagándose por ella. —Danaus —preguntó James, pareciendo más que un poco perdido y confuso. No era el único. —Volvemos al hotel. Te llamaré cuando regresemos —dije antes de recoger mi bolsa de nuevo y seguirla—. Esto no es un juego, Mira —la dije después—. Voy a defenderme si soy atacado. Mira se rió profundamente y se dio la vuelta para mirarme. No la sentí como de costumbre, fue sólo un sonido. —Estamos en mi ciudad en este momento —dijo,

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caminando hacia atrás—. Ellos no te tocarán a menos que tú golpees primero. Es todo una cuestión de si puedes comportarte bien. Desde la plaza, caminamos un par de bloques hacia el este hasta llegar a uno de los pocos aparcamientos de la ciudad. En la esquina trasera de la tercera planta, Mira se detuvo delante de un coche negro y suspiró. Había una mirada casi pacífica en su rostro mientras miraba hacia abajo, al elegante vehículo. —¿No es hermoso? —susurró, sin ni siquiera levantar la vista hacia mí cuando llegué a su lado. —La conseguí unos días antes de que James se presentara. Lo pedí hace meses después de que Knox estropeara mi M5. —¿Te gustan los coches? —la pregunté, incapaz de mantener el escepticismo lejos de mi voz. Mira resopló y me miró como si me hubiera vuelto loco. —¡Esto no es sólo un coche! — exclamó—. Es un BMW M6 2010 con quinientos caballos de potencia, motor V10. Esta exquisita pieza de acero, vidrio y cuero es una obra de arte. —Entonces, para mi sorpresa, ella se inclinó y depositó un beso suave sobre el capó del coche—. Ella es mi bebé. —Con otro suspiro, Mira rodeó el coche, dejando pasar su mano izquierda sobre sus elegantes líneas del coche en una caricia amorosa. Abrió el coche con un mando a distancia y echó dentro la bolsa que llevaba, entonces se hizo a un lado para que pudiera poner la mía junto a la suya. Después de treinta segundos en la carretera con ella, me di cuenta de que no eran los asientos flexibles de cuero, el sistema de sonido impresionante, o las líneas curvadas que gritaban pecado y seducción lo que atrajeron a Mira. No, era el poder en bruto que tenía a su alcance. Con los neumáticos chirriando, arrancando en el garaje de estacionamiento y por un laberinto de calles de la interestatal, fluyendo a través de las siete artes, como el agua corriendo por un barranco estrecho. Una sonrisa elevó sus labios y sus ojos nunca se desviaron de la carretera mientras se abría paso entre los coches extensamente separados de la autopista. A pesar de la vertiginosa velocidad, me sentía seguro. Ella no haría nada que amenazara la existencia de su "bebé". Y tenía razón. El coche era una sinfonía impresionante de sexo y poder que se ajustaba a Mira perfectamente.

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Capítulo 9 Traducido por: Aya001 Corregido por: Virtxu

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eguimos la pálida cinta de hormigón sinuosa hacia el norte de la ciudad a lo largo de la interestatal. Conforme el tráfico crecía, Mira relajó el acelerador y su agarre sobre el volante de cuero negro. En el resplandor de las pálidas

luces interiores, podía ver la tensión volviendo a su cara mientras la alegría de estar de vuelta en su coche empezaba a desvanecerse. —¿A dónde vamos? —pregunté, mi profunda voz retumbó en el silencioso coche como pequeños truenos. —A una pequeña reunión de Nightwalkers —afirmó. —¿Por qué? Mira se mordió el labio inferior, sujetándolo con sus dientes durante un segundo. Eso posiblemente no era un buen augurio para mí. —Primera Comunión — expresó finalmente voluntariamente. —¿Por qué tengo la sensación que esto no tiene nada que ver con la Ultima Cena? —dije, con el sarcasmo afilando mi tono. Mi mano derecha se tensó sobre el reposabrazos de la puerta. Esto iba a estar mal. —Anoche, un Nightwalker de la ciudad trajo a un compañero —empezó. —¿Trajo? Como en, ¿hizo a otro de vuestra especie? —interrumpí. —Sí, y si no te calmas, te encerraré en el maletero —me amenazó, con sus dedos tensándose sobre el volante—. No estoy muy emocionada con estos acontecimientos, pero es demasiado tarde. El mal ya está hecho. —Me cubrió con una advertencia en la mirada durante un par de segundos, yo apreté los dientes y esperé a que continuara. Esta era una discusión para otro momento. Ella tenía razón, ahí no había nada que frenara el hecho de que había otro vampiro en el mundo. —Está bien —continuó con un resoplido—. La Primera Comunión es la primera vez que un vampiro se alimenta. Para mi especie, es algo muy importante. No hay una ceremonia

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real, pero si el padre y el nuevo Nightwalker están cazando en el territorio de otro Nightwalker, es costumbre que el guardián esté presente en la Primera Comunión. —¿Por qué? —Para empezar es el proceso de adoctrinamiento en nuestra cultura. Hay mucho que un iniciado tiene que aprender si él o ella quieren sobrevivir. El nuevo Nightwalker debe aprender el completo significado de palabras como maestro y esclavo. Algo frío y muerto se arrastró en su voz. Había veces que algo oscuro se desenrollaba en Mira cuando hablaba de su especie. Aunque era una firme defensora de los vampiros contra los Naturi, había momentos en que pensaba que a ella no le gustaba algunos aspectos de su cultura. Y pienso que todo venía de algún oscuro rincón de su pasado. No sabía nada de sus años pasados con su creador más allá del hecho de que el odio de Mira por Sadira era segundo a su odio por los Naturi. —¿Habrá otros vampiros allí? —pregunté. —Imagino que estará concurrido. Ha pasado algún tiempo desde la última Primera Comunión y las cosas han estado lúgubres desde Machu Picchu. Además, como he estado de alguna forma inaccesible cuando se extienda que voy a estar presente, vendrán más. —¿Y crees que es prudente que yo esté allí? ¿Un cazador de vampiros? Espero que no pienses en hacerme pasar por una mascota. Mira se rió y había algo inesperadamente amistoso en el sonido. No había nada en ello que sedujera o coaccionara como muchos de sus pequeños sutiles trucos. Sólo era el sonido de pura diversión. —Nunca serías lo suficientemente considerado para interpretar el papel. —Se rió entre dientes, una suave sonrisa llenó sus labios—.No, no es prudente que tú estés allí, ¿pero cuándo he sido yo prudente en lo que a ti se refiere? —Cierto —concedí, tratando de contener una sonrisa. Su buen humor era casi contagioso en los pocos momentos que florecía. —Nadie te atacará mientras tú no les ataques. Sin embargo —dijo ella, con su sonrisa deslizándose en una mueca—, los otros se alimentaran mientras estamos allí. Muchos de los Nightwalkers llevaran humanos de los que alimentarse. Todos esos humanos estarán allí por propia voluntad. Aspiré con incredulidad y abrí mi boca para comentar, pero Mira continuó antes de que pudiera hablar. —La Primera Comunión es uno de nuestros ritos de

paso más

importantes. Para algunos, es incluso un momento íntimo. Si un Nightwalker trae un

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humano, no será ninguna víctima aleatoria de la calle. El humano y el Nightwalker han tenido una historia; una relación juntos durante un periodo de tiempo. Ningún humano será herido esta noche—a no ser que empieces algo. De repente me di cuenta que la preocupación de Mira no era por la reacción de los Nightwalkers a mi aparición esta noche. Estaba más preocupada conmigo haciendo algo que la avergonzara o que pusiera en peligro a su especie. También era extraño que me llevara a esta ceremonia cuando era obvio que era muy importante para su especie. Ahora que sabía de qué iba, no tenía problema con que Mira me dejara para que la esperara. Aun así, ahora parecía que ella en realidad quería que estuviera allí y no podía empezar a imaginarme el por qué. Caímos en un cargado silencio a la vez que Mira condujo el coche por la autopista, girando en una de las rampas de salida. Entramos a un pequeño suburbio de Savannah, con sus viejas casas y pintorescas tiendas. Estábamos a menos de diez minutos del centro. Si teníamos suerte, la ceremonia sería rápida y podríamos estar en el centro antes de las 10 P.M. ¿Cuánto tiempo llevaría a un joven iniciado alimentarse, a Mira hablar con su gente, y entonces irnos? No podía imaginarme que ella quisiera quedarse conmigo pegado a cada una de sus palabras. Mientras nos dirigíamos hacia los tranquilos barrios con sus macetas de flores estériles y ventanas oscurecidas, podía sentir a los vampiros delante de nosotros. Al principio eran un puñado y entonces su número aumentó. Para cuando aparcamos en el agrietado y ruinoso camino de entrada de una casa de dos plantas con su pintura blanca desconchándose, podía sentir más de treinta vampiros esperando dentro. Haciendo cálculos, diría que estaba cada vampiro en un radio de cincuenta kilómetros; incluso más lejos. Savannah no había tenido ni treinta vampiros cuando empecé a disminuir sus números meses antes. Miré hacia Mira mientras apagaba el coche. Incluso en la oscuridad, podía ver su ceño fruncido y la frente arrugada. —¿Estás segura de esto? —pregunté, dudando incluso de si desabrocharme el cinturón de seguridad. Nunca había luchado con tantos vampiros a la vez, ni siquiera cuando nos enfrentamos al Aquelarre. —Es más de lo que esperaba, pero todo estará bien —dijo ella, sacando la llave del contacto. Mira abrió la puerta y salió grácilmente. La seguí, claramente careciendo de su confianza. Por supuesto, Mira había entrado en el salón principal del Aquelarre con su cabeza alta y secretando confianza en sí misma. Era justo su estilo. Cuando cerró la puerta, la vi darse la vuelta alrededor cuando algo llamó su atención en el último segundo. Dio dos pasos hacia delante y se detuvo, con sus puños cerrados a los lados. Sus poderes explotaron desde su cuerpo, casi echándome hacia atrás un paso.

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Agarré mi cuchillo de su vaina en mi costado y me paré a su lado, alcanzando mis poderes también. Escaneé el área, pero no sentí nada excepto los vampiros en la casa detrás de nosotros. —¿Qué? —Naturi. ¿Sientes a algún Naturi? —jadeó en voz baja. Todo su cuerpo zumbaba con la energía, preparada para arremeter contra alguien. —No. No ninguno cerca de aquí. —Se había convertido en una segunda naturaleza en este punto el buscarlos. Los Naturi parecían estar constantemente sobre nuestros talones, al acecho en cada esquina. Había aprendido a buscarlos a cualquier oportunidad si quería tener alguna esperanza de sobrevivir mucho más. Mira se plantó en mitad de la vacía calle, con sus manos extendidas hacia fuera, bañadas en llamas azules. Confusión y rabia surgían de ella en partes iguales, golpeándome en el pecho a la vez que daba un par de pasos hacia ella. Mi mirada pasó de un extremo de la calle al otro, rezando para que nadie escogiera ese momento para mirar por la ventana. Mira había sido siempre muy cuidadosa en ser discreta sobre el uso de sus poderes, sin hacer nada que pudiera amenazar exponer a su mundo. Aun así, podía sentir el miedo llevándola a realizar un acto tan desesperado. Si algo se movía en ese momento, iba a ser quemado hasta las cenizas. —Mira, estás llamando la atención hacia nosotros —siseé—. Apaga el fuego. —¿Estás seguro? —soltó, todavía sin mirarme a la vez que ignoraba mi advertencia. —Sí. —Quiero comprobarlo. —Extendió su mano hacia mí, con sus ojos bien abiertos todavía barriendo las calles vacías. Todas las ventanas estaban oscuras y las puertas cerradas. Todos los humanos parecían estar resguardados para la noche, tirados delante de sus televisiones, o acurrucados en sus camas. Podía sentir a un hombre arrastrando los pies por el pasillo cuatro casas más allá. A parte de eso, sólo había vampiros. —¡Mira! —Por favor, Danaus —dijo ella, girando su cabeza para mirarme—. Tengo que asegurarme. Justo como en Venecia. —Fue la urgencia en su voz la que al final me convenció de entrelazar mis dedos alrededor de su delgada mano blanca. En Venecia, habíamos unido nuestros poderes para que ella pudiera buscar la casa del Aquelarre en busca de un Naturi; sin mi ayuda, Mira no podía sentir a los Naturi. Una red de hechizos vampíricos había bloqueado mis sentidos, pero Mira podía pasar a través de ellos. En

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Venecia, ella había tenido razón, así que me mostraba reacio a cuestionar sus instintos ahora. Con su pequeña, ligeramente fría mano perdida en la mía más grande, respiré profundamente, empujándolo hacia la planta de mis pies. Cuando lo solté, lentamente empujé la energía perpetuamente apelotonada en mi pecho a través de mi brazo y hacia Mira. Su mano tiró en mi agarre cuando el poder la golpeó y pude escuchar un pequeño llanto escapar de ella antes de que pudiera detenerlo. Al mismo tiempo, la pared que ocultaba sus pensamientos y emociones del mundo me golpeó. Tragué una respiración irregular, dura, luchando por equilibrar una marea de sus pensamientos. Mira estaba confundida y enfadada con lo que había visto, pero de alguna forma había conseguido ocultarme ese pensamiento. No luché por él cuándo probé el ligero temor que rondaba por su memoria. —Demasiado —dijo con voz áspera, dirigiendo mi atención de vuelta a la tarea entre manos. Volví mis pensamientos al interior, centrándome en el flujo de energía que le estaba enviando. Era difícil controlar el flujo. Un profundo sentimiento de calidez llenó mis extremidades y sólo se intensificó cuando le envié más poder. Había también un sentido de plenitud y paz que jugaba en la periferia de mis sentidos, haciéndome creer que si me soltaba, la maravillosa sensación iba a inundar mi cerebro y alma, por fin haciéndome sentir completo. Sin embargo, por toda la paz y plenitud que sentía, Mira experimentaba partes iguales de dolor. A penas podía sentir esa intensa y retorcida agonía, pero tampoco tenía la necesidad. También estaba escrito por todas sus extremidades temblorosas y su expresión. Si bien esta técnica de combinar nuestros poderes era efectiva para matar oponentes, tenía la sensación de que si me soltaba, iba a partir en dos a Mira. Particularmente si Mira decidía luchar conmigo. Con la conexión creada y mis pensamientos firmemente arraigados en la mente de Mira, los alcancé de nuevo. Escaneamos el área lentamente, al principio sólo un par de bloques, y entonces kilómetros en todas direcciones. No había Naturi en la región. —Suficiente —dije bruscamente, liberando mi mano de la de Mira. Tropezó un paso hacia delante pero se las arregló para mantenerse antes de caer sobre sus rodillas. Cogí su brazo para sostenerla, pero me detuve. La conexión estaba demasiado fresca y podía sentir el dolor palpitando a través del tembloroso cuerpo de Mira. La Nightwalker se puso de pie y sacudió la cabeza para despejarse. Todavía estaba con el ceño fruncido mientras sus ojos barrían la calle por última vez. —No hay nadie —susurró, sonando confundida por el hecho.

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—¿Qué has visto? —Pensaba…‖ pensaba‖ que‖ había‖ visto‖ un‖ Naturi —dijo, luchando por decir la palabra como si fuera a convocar a uno por arte de magia. —¿Rowe? —exigí, forzando el nombre a través de un inesperado nudo en mi garganta. Ese Naturi de un solo ojo había sido el único que había visto con la habilidad de aparecer y desaparecer con magia. También había intentado atrapar a Mira en dos ocasiones diferentes: una en Egipto y la segunda en Londres. Tenía pocas dudas de que el Naturi estaba todavía vivo en alguna parte planeando formas de poner sus manos sobre Mira. —No, no él —dijo Mira. Su era voz áspera y quebrada a la vez que miraba arriba y abajo por la calle. Sus dedos se flexionaron a los lados como si dolieran por encender un fuego de nuevo para protegerla. —¿Deberíamos continuar? Si estamos siendo observados, no creo que sea buena idea que tengamos a todos reunidos en un solo lugar. —Una pelea entre vampiros y Naturi en mitad de la noche en un suburbio tranquilo no era algo bueno. Saldría en cada periódico y agencia de noticias durante días. También pondría en peligro el pacifico sueño de los humanos en sus camas alrededor de nosotros. Mira sacudió su cabeza y enderezó sus hombros. —No, vamos a continuar. Su

tono era fuerte y firme de nuevo a pesar del miedo que todavía podía sentir

suspendido a su alrededor. Con su cabeza alta, Mira se giró sobre sus talones y camino hacia la casa. —No ha sido nada. Un juego de luz y sombra. Su explicación envió escalofríos a través de mi espalda. Un Nightwalker tenía una vista mejor que cualquier criatura nocturna a pesar de su edad. Me resistía a desestimar la visión de Mira, pero no habíamos sentido nada en el área. Por ahora, una casa llena de vampiros esperaba ansiosa nuestra llegada.

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Capítulo 10 Traducido por: aLebEna Corregido por: esmeralda38

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as tablas retorcidas de madera crujieron y gimieron cuando iba por el porche. El sonido resonaba por las calles desiertas y una mujer pequeña con el cabello oscuro abrió la puerta y rápidamente dio un paso adentro

para dejar pasar a Mira. Mantuvo la cabeza baja cuando vio a la Nightwalker y su sonrisa era tímida. Aunque cuando sus grandes, ojos café fueron a mí, un suave siseo salió de su garganta y saltó varios metros hacia atrás. Una ráfaga de palabras españolas se le escaparon, pero no fui capaz de entenderlas todas. No me importaba lo que querían decir, entendí el sentimiento y no había duda del miedo en sus ojos. —Él es mi invitado, Rosa. —Proclamó Mira, su mirada nunca fue vacilante a la cara de terror del vampiro. Como sea, su voz era lo suficientemente fuerte para hacérselo entender a todos los del primer piso. Era un anuncio general para todos los que estaban allí. —Pero él es... es el cazador —balbuceó Rosa, su mente luchaba por entender todas las implicaciones.

Por

supuesto,

la

mía

también.

Iba

a

ser

una

noche

difícil.

—Es mi invitado —repitió Mira. Su voz se había endurecido a la misma consistencia de acero que tenía su voluntad. Les estaba dando una opción tácita; de aceptar mí presencia o enfrentarla. —Por supuesto, señora —dijo Rosa, inclinando la cabeza. Se apartó de la pared donde había estado para escapar de mí y nos enseñó el camino por el estrecho y poco iluminado pasillo hacia la sala de estar. Era una pequeña habitación de madera que incluso se veía más pequeña por la docena de vampiros con sus acompañantes humanos esparcidos por la habitación como una decoración gótica. Era una asamblea heterogénea que iba desde el tradicional traje de Hollywood, de cuero negro, maquillaje oscuro, cadenas de plata a los supersofisticados trajes de Armani, Valentino y Dolce y Gabbana. Esos depredadores de la medianoche estaban rodeados por muebles gastados y se veían como una linda decoración. Algunos apenas se movieron cuando entramos en la habitación, nada más que un movimiento de ojos rápido, mientras que otros se alejaban de mí.

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Knox estaba en la esquina con los brazos cruzados sobre el pecho. El segundo al comando de Mira me dio una breve inclinación de cabeza, lo que era más de lo que esperaba en realidad. El Nightwalker rubio llamado Amanda estaba cerca de él, sus manos estaban metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón y miraba al suelo, evitándome con la mirada. Pero entonces, la mayoría de los Nightwalkers en la habitación se negaron a mirarme a los ojos. Mira apenas miró a algunos, manteniendo la atención en el vampiro que había abierto la puerta —¿Estamos listos para empezar? —exigió. —Sí, cuando quiera empezar —replicó Rosa, retorciéndose las manos. —Entonces empecemos. Tengo otras cosas esta noche —dijo Mira. Alrededor de nosotros, los vampiros se pusieron de pie como marionetas a las que les jalan mediante cables. Apenas logré detenerme de sacar el cuchillo a la pesadilla que veía. Si alguna vez volvía a dormir, sabía que esta escena se repetirá en mi mente los próximos años. Intercambiamos unas pocas miradas y después ella se volvió a la habitación, pero ellos nunca me miraron. En algunos, los seres humanos caminaban a su lado, por lo que el silencio podría hacer pensar que nosotros estábamos entrando a una iglesia para una misa. Mira puso la mano en el hueco de mi mano izquierda, posando mis ojos en su cara vuelta hacia arriba. Sólo eso hizo que me diera cuenta que mi corazón latía con fuerza y que todos mis músculos estaban tensos. La Nightwalker con los ojos lavanda me guiñó, y la comisura de sus labios se curvaron en una media sonrisa mientras salía otra vez de la sala. Mientras hacía una broma, todavía podía sentir la preocupación que atravesaba mi mente. En la sala, nos volvimos bruscamente y nos dirigimos al archivo que estaba bajando las escaleras de madera del sótano. Mira iba delante de mí, ella quitó su mano de mi brazo, y puse mi mano izquierda en su pequeño hombro. No ponía en duda esta repentina necesidad de contacto físico. Por el momento, estaba en su mundo y tenía que jugar con sus reglas. A pate de mi mano, también tuvo la oportunidad de tocar mi mente. Tranquilízate. Me susurró en mis pensamientos. Por una vez, no me importó la invasión. Necesitaba la seguridad de que no habíamos caído en una trampa. El sótano era grande y estaba abierto con un antiguo horno de función que estaba en el rincón más alejado. Un par de focos desnudos colgaban bajo el techo, haciendo un vano intento de desaparecer la oscuridad. Los vampiros y sus acompañantes humanos estaban junto a las paredes por igual. Todos estaban en silencio, pero podía sentir la leve presión de las conversaciones mentales entre los vampiros en mi cerebro. Estas criaturas mortales estaban completamente inmóviles, de pie como maniquíes dispuestos cuidadosamente para simular la vida, pero el aire estaba lleno de una mezcla extraña de hambre y emoción.

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En el centro de la habitación estaba sentada, en una silla de metal, una pequeña niña con el cabello café y las mejillas hundidas. Su piel era de un pálido gris enfermizo. Un presentimiento, me decía que era una recién nacida, recién llegada de la muerte. Detrás de ella había un hombre rubio y de ojos azules. Cuando había vuelto a nacer, parecía haber tenido 18 o 19 años. Aunque es difícil determinarlo en una habitación llena de Nightwalkers, no se veía tan viejo. De hecho, se veía mucho más joven de lo que había esperado. Mira se detuvo no muy lejos del pie de las escaleras y quitó mi mano de su hombro. Me miró una última vez y me guiñó. Quédate aquí. No te muevas a menos que yo te diga. Me indicó silenciosamente. Aunque no me gustaba la idea de seguir sus órdenes, tenía un presentimiento de que sería más fácil vivir más si lo hacía. Sí, señora. Le susurré de nuevo. Mira casi se atragantó con la risa que intentó guardar y fracasó. Sacudió su cabeza, me dio la espalda y caminó para colocarse frente a la joven y su creador. —Bienvenida, señora —dijo el vampiro, con la mano apretando la parte de atrás del cuello de la pequeña. Había líneas de tensión alrededor de sus ojos y boca. —David —respondió secamente Mira, sus manos descansaban en sus caderas. No podía ver más de su expresión, pero podía oír su empatía en su respiración larga y profunda. Extrayendo el aire innecesario, hizo un sonido de disgusto en la parte posterior de su garganta—. Huele más a muerta que a viva. —Debe alimentarse —respondió rápidamente David, luciendo un poco confundido. —Extraer sangre esta noche no arreglará eso —exclamó Mira—. La hiciste demasiado rápido. — Puso su mano derecha bajo la barbilla de la pequeña y la levantó para que la niña se viera obligada a mirarla—. Los dos son demasiado jóvenes. —Ella sobrevivirá —declaró David, como si por pura voluntad la recién nacida pudiera vivir. Pero dudo que realmente esto funcione de esa manera. —¿Podrá? —replicó Mira. La amenaza pesaba en el aire. Alrededor del trío, los vampiros parecían inclinarse, intentando captar la conversación. Cuando Mira continuó, su voz había descendido a un susurro—. No hiciste caso a mi consejo. Me buscaste, me preguntaste si debías convertirla. Te dije que no. Por primera vez, la voz de David vaciló de su fuerza. —No necesito tu permiso para crear a un compañero.

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—No, pero fuiste directamente contra mis deseos —silbó Mira. David intentó dar un paso hacia atrás, pero fue demasiado tarde. La mano de Mira voló de la garganta de la pequeña a la garganta de David. Una pequeña tensión se alzó alrededor de la habitación tras ella. Al mismo tiempo, los vampiros se dispersaron, lo que permitió a David chocar contra un bloque de hormigón contra el muro. Me tensé, esperando que los otros atacaran a Mira, pero ninguno se movió. La emoción en la habitación se duplicó, hasta que estuve casi cerca de probarla como la miel. Varios de los vampiros ya estaban sonriendo, viendo con ansiedad la pantalla. Las emociones golpeaban en mi cerebro. Y con ésta creció una neblina rojiza. Estaban hambrientos y la sangre estaba creciendo. La habitación se iba calentando y había un zumbido en mi cerebro. La criatura oscura que parecía vivir en mi interior se movió con vida, como si la posibilidad del derramamiento de sangre lo despertara. Venir aquí había sido una mala idea. Mira era consciente de que podía sentir sus emociones y pensamientos, pero parecía que había olvidado que también podía sentir las emociones de los otros vampiros. Había estado alrededor de otros vampiros cuando su sed de sangre los llenaba, así que podía luchar con el sentimiento, suprimiéndolo hasta que no me abrumara. Pero aquí, en una pequeña habitación con más de 30 vampiros, me inundaba. El monstruo alrededor de mi alma marcaba con sus profundas garras y rugió, exigiendo que lo liberara. Exigió que se derramara sangre y violencia, y mis manos dolían alrededor del mando del cuchillo. Al mismo tiempo, la sed de sangre de los vampiros golpeaba mi cerebro, dejando los dientes palpitantes, la lengua buscando colmillos inexistentes. Con mi mandíbula apretada, hice una lenta y profunda respiración, empujando al demonio a calmarse de nuevo. Obligué a que mi atención volviera a David mientras se levantaba del suelo. Tenía una mano contra la pared como si tuviera miedo de moverse más cerca de Mira. —Ella no quería crecer —dijo David. Hubo un grito en el aire de un vampiro que se deslizaba en la distancia. La sed de sangre fluía bajo el peso del choque y estaba a punto de tener otra vez el control. Mira estuvo a punto de volverse a mirarme cuando las palabras de David la detuvieron, permitiéndome ver un resplandor en la penumbra de sus ojos. —Así que obedeces a una humana sobre mí —dijo con una voz engañosamente tranquila. —¡No! —gritó él—. Por favor, la amo.

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—Tengo un remedio para tus problemas de lealtad —respondió Mira. Durante una respiración, los ojos de David revolotearon en mí y después regresaron a Mira. Enfurecida, se abalanzó sobre él, agarrando la parte delantera de su camisa abotonada. Lanzó a David contra el suelo haciendo un ruido sordo y se sentó a horcadas sobre él, entonces podría usar más fácilmente sus manos alrededor de su cuello. Los vampiros cambiaron, incrementando su excitación, pero ahora estaba listo, fortaleciendo los muros de mi mente. No podía leer sus pensamientos sin empujarlos de mi camino, pero un llamado de muerte para David colgaba en el aire ominosamente. Me vi inclinándome hacia enfrente, mi corazón latía en mi pecho mientras esperaba a ver si Mira lo mataba. Ella había destruido a otros como una prueba de su poder y habilidad. La Fire Starter estaba al borde mientras luchaba con su propia sed de sangre que estaba gritando en su mente. Podía sentir su frustración y su ira por las opciones de David, pero había algo más punzando en sus pensamiento que no podía definir. —Tu problema es conmigo —gruñó con los dientes apretados—. No con el cazador. Eres débil y has creado algo menos que basura. Ninguno de los dos vivirá por mucho tiempo. —¡No! ¡David! —exclamó la pequeña, saltando de su pequeña silla. Mira se lanzó fuera de David hacia la pequeña mujer. La agarró por los hombros, Mira la estrelló contra una de las columnas metálicas apoyada en la viga principal de la casa. —¿Quién es tu amo? —gruñó Mira. —David —exclamó la pequeña con lágrimas de sangre que corrían por su cara. —Respuesta equivocada. —Mira tiró a la chica hacia atrás y la estampó de nuevo con la columna, provocando un golpe duro, y haciendo eco a través del silencioso cuarto—. Un último intento. —No... no entiendo —exclamó la joven. —¡Mira! —gritó David. Había rodado sobre su estómago, pero se congeló al intentar mover los pies—. Mira es la guardiana de la ciudad y un miembro del Aquelarre. Ella es tu ama debajo de nuestro señor. Yo soy tu señor. Junto a Mira, no soy nada. —Muy bien — murmuró Mira. Lanzó a la joven vampira, dejándola ponerse en sus rodillas con lágrimas cayendo por sus mejillas. Volviendo a sus talones, miró hacia David, quien seguía tirado en el polvoriento suelo, con miedo a moverse. Su cuello tenía una corte donde Mira lo había agarrado, manchando de rojo el cuello de su camisa—. Tiene mucho que aprender. Seré misericordiosa, aunque debería de mataros. Enséñale, David. Enséñale todo lo que sabes. —Mira levantó los ojos y lentamente observó al grupo de vampiros que la rodeaba—. Los Naturi están aquí, no podemos permitirnos el lujo de ser débiles.

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La emoción se había ido del cuarto reemplazada por un temblor de miedo. Varios de los vampiros se unieron a sus compañeros humanos que estaban cerca como si de repente estuvieran desesperados por su calor. La habitación se enfrió y vació de aire. Nadie se encontró con los ojos de otro. Mira no era la única obsesionada por la amenaza de los Naturi. Como si tuvieran la sensación de que ella era la única que había vivido la oscura amenaza de los Naturi de primera mano, la junta podía sentir su miedo y odio cuando hablaba de ellos. Eso era suficiente. De cuclillas frente a él, Mira tomó un puñado de pelo de David y sacudió su cabeza para que fijara los ojos en ella. —Por ahora, me perteneces. Sirves y obedeces a mis deseos hasta que decida soltarte. Mira se levantó y se giró hacia mí, su cara estaba cuidadosamente en blanco. Pero la conexión seguía fuerte entre nosotros. Podía sentir su frustración y su auto odio quemando su alma como ácido. No había disfrutado esto, era como si colgara con cada movimiento. La suciedad flotaba por su mente por un segundo antes de que pudiera tomarla y esconderla de mí. Las amenazas y la violencia habían sido necesarias. Eso era por lo que su cultura se basaba en la respuesta. Ella misma me había dicho hace meses que la cosa más importante en su mundo era el poder y la única forma de expresarse era el miedo y la violencia. Aunque no le gustara, era una maestra en ese arte. Al llegar arriba, deslicé mi mano bajo su cabello y con la punta de los dedos le toqué la parte trasera. Era más fácil comunicarse usando mis pensamientos cuando nos tocábamos. Requería menos energía y yo intentaba no llamar la atención de los demás en nosotros mientras miraban a David y a su convertida. Mira dio un brinco con mi tacto, sorprendida de que llegara a ella. No tenías alternativa, le dije firmemente en mi mente Siempre hay alternativas. Sus emociones eran oscuras y solemnes, arrastrándose en mi cerebro como una niebla helada. Debes mantener el control. Es como dijiste, no puedes permitirte ser débil. Cuando sus pensamientos me volvieron a llegar, eran cansados. Debí de haberlos matado. Su declaración me hizo detenerme. Es verdad. Pero no creen que seas débil porque mostraste misericordia. La mente de Mira estuvo en blanco por un tiempo mientras veíamos a David acunando a la joven en sus brazos, con dulzura cepillándole el cabello que tenía en la cara. Sus sollozos habían disminuido a un gemido. Su miedo inicial había empezado a descender y ahora sus

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latidos constantes de hambre le descontrolaban sus pensamientos. Podía sentirlo en mi cerebro al lado de Mira, un ardor necesario frente a su fresca y oscura presencia. Una muerte rápida sería más misericordiosa que un encuentro con los Naturi. Sus pensamientos eran un susurro que venían a mi mente, me sorprendieron. No sabes si es su destino. Pero es el mío, y los Naturi destruirán todo a su paso para llegar a mí. Mira me tomó la mano izquierda y la apartó suavemente lejos de su cuello y posándola en su esbelta cintura. Intenté tirar mi brazo sin luchar, pero me sostuvo firmemente la muñeca. Se inclinó hacía mi, presionando su espalda contra mi pecho. Algo de la tensión dentro de mí disminuyó y su mente se quedó en silencio. Mira. Mi tono se endureció e intenté sonar amenazador, pero su calma se filtraba en mí. Hubiera querido calmar su preocupación porque cualquier distracción podía ponernos en peligro, pero aún con todos los intentos, seguíamos siendo enemigos ¿Cierto? Demonios. Estaba a punto de empezar. ¿Vamos a verlos alimentarse? Exigí, tirando de mi brazo de nuevo. Y algo más. Podía sentir la vibración de su risa a través de nuestras mentes. Mi atención regresó al hombre al centro, delgado, casi de 30 años, que se separaba de la pared y se acercaba a David y a su creación. Llevaba un par de gastados jeans y una camisa negra descolorida. Los ojos del hombre nunca se separaron del joven en el centro de la habitación a excepción de la vez que miró rápidamente a Mira. Arrodillado frente a la mujer, pasó la mano por la cabeza y su cabello. David se acercó y le plantó un beso en la sien al hombre y después le susurró algo al oído que no pude entender. La tensión alrededor de la boca del hombre se alivió y casi dio una sonrisa. ¿Mira? Él quería estar con David. Creo que su nombre es Peter, pero no estoy segura. Será la primera comida de Emma. Estuve a punto de preguntar cómo sabía el nombre del joven, pero recordé que ya había hablado con David de traer a la pequeña a la familia. También existía la posibilidad de que se hubiera sumergido en la mente de Emma, revisándola. La criatura recién nacida en los brazos de David dio la vuelta para poder enfrentarse a Peter. Me di cuenta del brillo en sus ojos antes de que me diera la espalda y su hambre me

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golpeó la mente hasta el punto de que apenas podía sentir a Mira. Traté de separarme del agarre de Mira para poner distancia, pero ella me cogió fuertemente. Debía de salir de allí. No podía ver esto. No podía ver a otra criatura alimentándose de un humano. Me estaba ahogando, mi respiración estaba volviéndose entrecortada entre mis dientes apretados. El hambre no sólo venía de la pequeña, sino de todos los vampiros de la habitación. Un sudor frío recorrió mis brazos hacia mi espalda mientras se cernía en el aire. ¡Espera por esto! La voz de Mira sonaba sin aliento en mi mente, ansiosa y un poco desesperada. Nunca vi la boca de Emma tomar la garganta de Peter, pero sentí sus dientes perforando su carne. Di un respingo, resistiendo la urgencia de tocar mi garganta para ver si estaba sangrando. Y entonces la primera ola me golpeó. La sensación explotó de Emma y Peter, golpeándome en el pecho con la suficiente fuerza para hacerme retroceder. La ola me golpeó, bañándome con una sensación de caliente y líquido placer. Respiré hondo con la sensación de gozo que llenaba mi cuerpo rígido, derritiendo mis huesos. El aire se calentó, secando mi sudor frío que se había formado antes. El tiempo se volvió lento hasta que pude mantener separados los segundos. La tensión drenó mis miembros desde los pies. Como estaba acostumbrado a sentirme, miré hacia arriba a tiempo para ver a los otros vampiros reuniéndose y acercándose más a los humanos que los acompañaban. Eran olas golpeándome en la orilla de una violenta tormenta, pero esta vez no estuvo la sensación de perforación de colmillos, simplemente sin sentido, descansando en mi cerebro con el placer. Un profundo gemido se deslizó por mis labios y hundí mi cara en el cuello de Mira con los ojos cerrados. Deslicé mi brazo derecho por su cintura, tirando de ella más cerca de mí. Mi mano se deslizó bajo su camiseta, por su liso vientre. Su piel era fría como satén y de repente tuve el deseo de sentir cada centímetro de ella. Pero incluso con la conciencia deslizándose por mi mente, sabía que no sería suficiente. Quería saber todo de ella, enterrarme muy profundo dentro de ella con su lengua rozando mi febril piel. Mira se arqueó contra mí, presionando su trasero contra mi ingle mientras me excitaba. Al llegar arriba, deslizó sus manos a lo largo de mis hombros hasta mi cabello. Sostuvo mi cara contra su cuello encarcelándome. Mi mano izquierda estaba apretada en su cintura, manteniéndola contra mí, mientras mi mano derecha de deslizaba por su vientre, a través de la piel más suave que nunca había tocado. Satén frío. Quería rasgar su ropa y presionarla contra mí. Sólo el sentir su piel podría parar la ansiedad que seguía aumentando en mí. Mi mano derecha se cerró sobre

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su seno y un suave gemido se le escapó mientras sus manos se apretaban en puños con mi pelo. Aspiré su aroma, dejando que mis labios y dientes rozaran su cuello, casi mordiéndole. Los pensamientos de nuestra lucha constante eran viejos, desvaneciéndose en mi mente. Por el momento, sólo estaba Mira y la necesidad de poseerla por completo. Quería hundirme en la sensación que había estado escondida en las sombras de mi mente desde hace meses y dejar que el mundo se deslizara de nosotros. Lo que sentí como horas después, mientras las olas disminuían y mis pensamientos volvían a arrastrarse a la lógica. Respiré profundamente por mi nariz, inhalando el embriagador aroma de Mira que era de lila y un toque de su champú. Empecé a levantar la cabeza y mi mano se alejó de donde seguía acariciando su duro pezón a través del sujetador de encaje cuando su voz apareció en mi mente. Espera. El latido de necesitad en su tono me hizo detenerme. Su mano derecha se deslizó por la parte trasera de mi cuello a lo largo de mi cara, una caricia suave desde mi sien a mi mandíbula. Obtuve un profundo sentimiento de paz de la Nightwalker, algo que no había encontrado en ella. Con un profundo suspiro, Mira dejó caer las manos a los lados y soltó su control sobre mí. Alrededor de la sala, los vampiros y humanos se enredaban, mientras se abrazaban dando paso a la sangre con sexo. Peter estaba en brazos de Emma, aún más pálido, pero consciente. La pequeña pasaba sus dedos por el cabello mientras David besaba desde su cuello a su oreja. De repente David volteó a ver a Mira. Vendré cuando me cite. Di un paso hacia atrás a la voz invasora. David vio la sorpresa en mis ojos y rápidamente desvió la mirada. No había querido que lo escuchara, sólo Mira. Mi conexión con Mira todavía era fuerte y sus pensamientos eran un murmullo en mi mente. Era algo que no quería que los demás supieran. Con una leve inclinación de cabeza, Mira dio vuelta y se encaminó a las escaleras. Mis pasos pesados detrás de ella retumbaron como truenos con los suaves gemidos y suspiros que se elevaban de los ocupantes del sótano. Me detuve frente al porche delantero y sacudí mis hombros, dándole la bienvenida al contacto del aire frío de la noche contra mis enrojecidas mejillas. Los pensamientos racionales inundaban mi cabeza de nuevo, haciendo que mis manos temblaran ¿Qué había hecho? Mira era un vampiro. Era mi enemigo, siempre lo sería. Ella y todos los de su especie son malos, y en cambio me había envuelto alrededor de ella y

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quise enterrarme profundamente en ella y nunca separarme. Podía culpar al Bori dentro de mí que me hacia susceptible a la sed de sangre de todos los Nightwalkers en el sótano, pero si era honesto conmigo mismo, era más que eso. Me sentí atraído por Mira. Su sonrisa, su risa, su irreverente sentido del humor, su compasión por los más débiles que ella me atraían, así que por eso me sentía como si estuviera hundiéndome en arenas movedizas. Estaba peleando una batalla conmigo mismo para seguir odiándola, y esta noche demostré una sola cosa: que estaba perdiendo. —¿Porqué me trajiste aquí? —exigí, todavía de pie al borde del porche. Mira siguió caminando hacia el carro, lanzándome una sonrisa a través de su hombro. Sacó el control remoto del bolsillo y las luces parpadearon una vez con las puertas abiertas. —¡Dime por qué! —le exigí, odiando el temblor en mi voz. Finalmente se detuvo a un par de pasos del coche y se volteó a mirarme a la cara. Así que pude ver un destello de sus colmillos presionando su labio inferior. — Necesito que nos entiendas —respondió—. Y necesito que entiendas mejor nuestro vínculo con mi pueblo. Eres uno de nosotros. —No soy un vampiro —dije, bajando unos pasos. —No, pero estás más cerca de serlo que de ser humano. —El viento sopló y voló un mechón de cabello hacia su cara, obligándola a ponerlo detrás de su oreja—. La única forma de detener la caza es si entiendes que eres uno de nosotros. No somos enemigos. —Eres malvada —dije obstinadamente, pero incluso afirmándolo carecía del veneno de siempre. Había tenido que pelear con ello en mi cabeza por siglos, pero de pie con las emociones de la lujuria latentes, la pasión, e incluso algo de amor, peleaba con esa creencia. Estaba empezando a derrumbarse ante mis ojos. —No hay más que el resto de la humanidad —dijo encogiéndose de hombros— Fuimos una vez humanos. Ser un Nightwalker no cambió nuestras almas. —Sólo sus instintos —le espeté. Ante esto, Mira sólo se encogió de hombros mientras se giraba hacia el coche. —Vamos, cazador —dijo—. No tenemos tiempo para quedarnos aquí. —Con su mano en la puerta, se detuvo y miró sobre su hombro, una sonrisa juguetona se extendía por su cara—. Además, mi seguridad se está desvaneciendo.

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Rápidamente bajé las últimas escaleras del porche, salté hacia el asiento del pasajero, hundiéndome en el suave cuero. Esta batalla no se había ganado o perdido. Necesitaba pensar más. Miré el reloj mientras Mira encendía el coche. Todavía no eran las 9 pm. Lo miré, mi mente no podía comprender lo que estaba viendo. Sólo habíamos estado allí media hora. Supuse que habían sido horas por la felicidad de adormecer mi mente. Estuvimos en el coche por 20 minutos antes de que mi voz rompiera el silencio —¿Qué fue eso? —Primera Comunión. —He estado cerca cuando se alimentan los vampiros. Nunca había sentido nada como eso. —Lo que sentiste es lo que sentimos cada vez que nos alimentamos. Un Nightwalker puede controlarse si su víctima u otro Nightwalker puede sentirlo. Uno joven no puede sentirlo. La primera vez que te alimentas, siempre es la mejor. Es un torrente de energía y placer como nada conocido. Por primera vez, estás conectado con todos en el planeta. —Su voz se había vuelto soñadora, acariciando mi mente—. Es por eso que La primera Comunión es importante. Es nuestra única oportunidad de revivir ese momento. Y para algunos, es la oportunidad de hacer ese momento con alguien importante. Depende del creador, La Primera Comunión no siempre es buena para un novato. Emma fue muy afortunada. —Así que ahora se ha convertido en una orgía. —Sí —Mira suspiró—. ¿Quieres volver? Me quede en silencio, viendo a través de mi ventana mientras avanzábamos por la carretera hacia el sur para el centro de Savannah. Había imágenes y sensaciones todavía fuertes en mi mente y estaba teniendo problemas para conciliarlas. Había querido a Mira como algo que nunca antes había conocido. ¿Había puesto ella esos pensamientos en mi mente? ¿Eran el resultado del hambre de los vampiros? Había deseado a Mira antes, pero nunca la había tocado. Era una vampira, se supone que debía matarla, no querer tener sexo con ella. Mientras la ciudad se alzaba sobre nosotros y bajamos hacia el valle, empujé esas preocupaciones lejos: pero una nueva, sombría invadió mi mente. —Parecía que todos los vampiros de la ciudad estaban allí.

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Las manos de Mira se apretaron al volante y el coche aceleró, a más de 90km/h. Su mentón cayó a su pecho, causando que su cabello cayera en una larga cortina a un lado de su cara, ocultando su expresión. —Casi Casi. Tristan, su hermoso guerrero y uno de los pocos miembros de su familia, había estado ausente en la reunión.

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Capítulo 11 Traducido por: Virtxu Corregido por: esmeralda38

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n Bay Street, Mira aparcó en una plaza de aparcamiento libre apenas a unas cuadras de Bull Street y del Ayuntamiento, mientras que yo llamaba a James para decirle dónde nos encontrábamos. Al apagar el coche, Mira se

agachó y tiró de una palanca que hizo abrirse el maletero. Me deslicé fuera del coche al mismo tiempo que ella y caminé hacia la parte posterior del vehículo. Sabiendo que Mira tenía un viejo encaprichamiento con las armas de fuego, esperaba ver una gran variedad de cuchillos, dagas y espadas brillando a la luz de la farola. Sin embargo, cuando Mira abrió la bolsa de cuero negro escondida en la parte posterior del maletero, lo único que vi fue ropa. Le eché una mirada perpleja a continuación, me agaché y levanté una pila de ropa sólo para encontrarme con más ropa. La Nightwalker sonrió ligeramente golpeando mi mano, después se volvió para meter su camisa dentro de sus pantalones vaqueros. —No todos podemos andar por ahí como matones a sueldo de la Mafia —bromeó Mira. Enrollándose las mangas, Mira sacó un par de fundas de muñeca de uno de los bolsillos de la mochila y las ató antes de tirar de las mangas hacia abajo. También colocó una funda de cuchillo en su cinturón, colocándolo en la parte posterior de su pantalón. Todos eran cuchillos pequeños y ligeros, buenos para tirarlos o pelear de cerca. Con su ropa colocada, se puso una chaqueta de traje negra, pero la dejó desabrochada. —Una persona está más deseosa a creer un pensamiento que tu le pusiste en su cabeza si coincide con lo que ven —explicó Mira—. Y ahora mismo, quiero que crean que somos detectives de la policía local. Si bien la ropa de Mira tal vez costaba más de lo que la mayoría de los detectives cobraban en un mes, ella tenía un aire más profesional. Yo, en cambio, estaba vestido con mi pantalón de algodón negro habitual y un suéter de cuello vuelto con gastadas botas de color negro. James apareció mientras estaba cerrando el maletero de su coche, con sus mejillas enrojecidas mientras estaba ligeramente sin aliento por su carrera desde el hotel cercano.

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—¿Todo va bien? —Preguntó él mientras se quitaba un poco de pelo de los ojos. —Está bien —le contesté bruscamente, ante lo cual Mira se rió entre dientes ligeramente. Si tenía suerte, nunca se hablaría de lo que ocurrió en aquella casa. Las consecuencias eran algo que yo no estaba dispuesto a contemplar mientras estábamos en el centro de investigación de un asesinato, o nunca. Con todo resuelto, seguimos a Mira bajo un conjunto oscuro de escaleras de piedra al nivel inferior, denominada Factors Walk. River Street era el bloque de al lado y estaba a la altura del río, mientras que Bay Street estaba al menos a una calle de River Walk. Aquí fue donde tuve ese breve encuentro con la niña el día anterior. Una mirada rápida sobre el área reveló que ella no estaba por ningún lado. El ancho callejón estaba envuelto en la oscuridad, ya que las farolas principales de Bay Street no llegaban a Factors Walk. Un par de edificios tenían las puertas dando a Factors Walk, pero sus tenues luces hacían poco para cortar la densa oscuridad. Nuestros pasos resonaban en la lustrosa calle de piedra y en las fachadas de los alrededores. Un hombre estaba de pie en una puerta, con la espalda apoyada en una pared, una posición que le permitía ver nuestro enfoque. Él, pensativamente, dio una calada a un cigarrillo, sus ojos negros se redujeron, profundizando el entrecruzamiento de las arrugas que cavaban profundos surcos en su rostro. Su pantalón gris y su arrugada camisa blanca se medio ocultaban bajo un abrigo de color marrón oscuro. Él extendió la mano y retorció lo que parecía ser una bombilla de una lámpara junto a la puerta hasta que titiló, cubriendo la región con una sucia luz amarilla. —Llegas tarde —anunció, agitando el cigarrillo. Me hundí en las sombras, fuera del alcance de la luz que colgaba fuera de la puerta principal del edificio de ladrillo rojo de seis pisos. Mi vida había transcurrido perfeccionando el arte de la invisibilidad, escabulléndome a lo largo de la franja de la memoria de una persona. James, por otra parte, se puso enfrente del Nightwalker, con la luz parpadeando, mientras él entraba en ella. —Algo ocurrió —dijo Mira, al pie de las tres escaleras que llevaban al edificio. Ella flotaba a lo largo del borde de la luz, con su piel pálida brillando como una estrella desde la tierra. De su bolsillo izquierdo de la chaqueta, sacó un par de gafas de sol con lentes tintadas de azul y se las puso sobre el puente de la nariz. El hombre metió la mano derecha en el bolsillo y sacó una cajetilla de cigarrillos. —He estado esperando durante casi una hora, maldita sea. La gente va a empezar a hacer preguntas.

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—Deberías dejar de fumar —dijo Mira con calma, mirando hacia él. —Fumar no me va a matar. Es la relación con los de tu clase la que lo hará —refunfuñó, sacando un cigarrillo—. ¿Sabes de alguna ciudad en la que los de tu clase no estén? —Hay muy pocos de nosotros en las Dakotas —le dijo Mira alegremente, ganando un resoplido burlón del hombre mientras él accionaba su encendedor. Ahuecando las manos alrededor del cigarrillo, el breve destello de luz iluminó sus rasgos y recogió las manchas grises en su cabello castaño oscuro. Era mayor de lo que yo había pensado inicialmente, llevando esa mueca demasiado enfadada para su edad. —Eso está bien. —Su mueca sarcástica torció los labios en torno a su cigarrillo mientras daba una larga calada—. Es suficiente con un agujero. —Entonces muévete —le sugirió Mira. —No puedo —suspiró él—. La familia de Annie está aquí y las chicas están ya establecidas. —Por un breve momento, su expresión se suavizó y exhaló profundamente. Con un movimiento de cabeza, llevó la mano al bolsillo—. Las llaves de la puerta principal y de un apartamento. En planta alta. No las puedes perder. —Mira cogió el llavero del par de llaves con una mano, cuando él las arrojó hacia ella. —¿El informe? —Ella rebotó las llaves en su mano para que sonaran suavemente. —Estoy trabajando en ello. Probablemente no lo tenga todo hasta mañana —dijo con otro movimiento de cabeza. —Déjalo en la casa de la ciudad. Él lo podrá ver durante el día —le ordenó Mira, haciendo una seña con la cabeza hacia mí. El hombre me miró por encima de una calada, sus ojos se apoderaban de mis características como si tratara de memorizar mi apariencia. Me quedé inmóvil, los ojos se encontraron con los suyos, como si yo fuera un lobo evaluando a un oponente. —¿Él no es uno de los tuyos? —pidió él, por fin, sus ojos todavía se movían por mi cara como si él estuviera sopesando internamente algunos pensamientos que no coincidían con mi apariencia. Había algo en su tono. No podía decidir si él estaba sorprendió de que yo no fuera vampiro, o sorprendido de que yo no fuera un vampiro todavía. —No, sólo es un socio —respondió Mira. —¿Y éste? —Le preguntó, asintiendo con la cabeza hacia James. James dio un paso adelante y extendió su mano hacia el hombre fumando.

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—James Parker. Trabajo como investigador y estoy aquí para ayudar a Mira en este asunto. Antes de que pudiera decir algo extraño, Mira dio un paso más cerca, y el hombre bajó por las escaleras con cuidado de no rozarla. Dio un pequeño gruñido, haciendo caso omiso de la mano extendida de James mientras tomaba otra calada de su cigarrillo. Se detuvo a un par de metros de mí, mirando a Mira mientras se ponía en la parte superior de la escalera. —Tienes que ser rápida sobre esto —advirtió, con los dedos nerviosamente jugueteando con su cigarrillo—. Hay demasiadas personas vigilando. Luego se dio la vuelta y caminó rápidamente por el callejón, un delgado rastro de humo se levantó en el aire detrás de él al darse la vuelta en una esquina y se dirigió hasta River Street. Lo observé durante un breve momento después seguí a Mira y a James por las tres escaleras y al edificio de ladrillo rojo. Al cerrar la puerta detrás de mí, parpadeé contra la brillante luz que inundaba el pasillo vacío. Las paredes estaban pintadas de blanco y las puertas y la madera eran de caoba oscura. El edificio era viejo, pero muy limpio y bien mantenido. El suelo estaba cubierto de diminutos azulejos blancos y azules dispuestos en un intrincado diseño de flores y florecillas. Alguien había puesto una gran cantidad de dinero en la restauración de este edificio. Mira se detuvo al pie de la escalera principal, enviando sus poderes a su alrededor. El frío cepillo duró sólo un segundo y me encontré a mí mismo buscando con ella. Se había convertido en un hábito ahora, cuando ella estaba cerca buscaba por Naturi. —¿Alguna cosa? —Murmuró, descansando su mano izquierda ligeramente sobre la barandilla. —Sólo seres humanos —le contesté. La Nightwalker asintió y empezó a subir la escalera, deslizando la mano izquierda por la barandilla. La seguí, mis pasos fuertes y pesados retumbaban en el silencioso edificio de apartamentos. Durante mis dos viajes anteriores a Savannah, había pasado muy poco tiempo en esta parte de la ciudad. Aquí residían los jóvenes profesionales a los que todavía les gustaba estar cerca de todos los clubs de moda y bares de la ciudad. Los vampiros estaban más que felices cazando en esta sección de la ciudad, pero era peligroso para que yo los cazara entre tantos humanos. Me gustaba esperar hasta que se escabullían de nuevo a la periferia de la ciudad de su letargo durante el día antes de atacarlos. Y ahora un vampiro había ido demasiado lejos y había matado a una mujer con conexiones. Un descuidado o descorazonado momento había puesto a todos en peligro de

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ser descubiertos. Con el acecho de los Naturi en las sombras, todos estábamos caminando por el filo del cuchillo, rezando para que el secreto durara sólo unos pocos años más. Por supuesto, el Aquelarre haría lo que había hecho durante años y cubriría este pequeño lío. Los vampiros tenían sus recursos. Incluso Mira no estaba exenta de sus conexiones dentro de la ciudad. —¿Quién era el hombre de antes? —Le pregunté, tratando de mantener mi voz baja, mientras llegamos al rellano del segundo piso. —Daniel Crowley —respondió Mira, continuando por la escalera—. Detective de Homicidios. —¿Y él te ayuda? —A veces. Él me da una llamada cuando algo se ve raro. Ralentiza el papeleo y me deja dar un vistazo a lo que la policía está vigilando. Él me da la oportunidad de cuidar de las cosas antes de demasiadas personas empiecen a hacer preguntas. —¿Le pagas por esta información privilegiada? Mira repentinamente se volvió hacia mí en la escalera, con los ojos entrecerrados. —Daniel no es un policía corrupto, si eso es lo que estás insinuando. No es muy diferente a ti. Quiere proteger a la población de esta ciudad. Sí, le pago una cuota por la pequeña consulta. Él tiene cinco hijas en escuelas privadas. Eso no es barato. —Lo siento —dije, rompiendo el contacto visual primero. Para un vampiro que se deleitaba con su independencia, Mira estaba mostrando una sorprendente cantidad de protecciones para una colección de criaturas. Pero tenía la sensación de que Daniel se había ganado su respeto. Estaba exponiéndose al fracaso para proteger a la humanidad y ayudar a Mira. ¿Qué me importaba que Mira le compensara por las molestias? —Gracias —dijo con aspereza Mira, luego se volvió y siguió escaleras arriba. No fue hasta que habíamos llegado a la tercera planta que James finalmente habló. — ¿Cómo supo acerca de todo? —Su cuñada es un miembro de la manada local —dijo, mirando por encima del hombro. Había una sonrisa burlona un tanto irónica en sus labios mientras hablaba—. Sólo Daniel y su hermano lo saben, pero esto nos abrió los ojos al resto de nosotros. De alguna manera era mejor que lo que había estado esperando. Probablemente no había sido un momento cómodo para Daniel Crowley, pero dudaba que le hiciera despertarse en un sudor frío con un grito alojado en la garganta. Los pocos humanos que sabían sobre los

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vampiros, licántropos, y todas las demás criaturas que existían eran por lo general sobrevivientes con cuentos horribles sobre sangre y dolor, y cicatrices mal curadas. Me detuve en la parte superior de la escalera en la planta superior junto a Mira. Sólo había dos apartamentos en el sexto piso. El apartamento de la izquierda tenía la puerta cerca de las escaleras. Una alfombra tejida con BIENVENIDO en sucias letras negras llamaba a todos los visitantes. Una palmera falsa también estaba de pie junto a la puerta de madera oscura, creando un ambiente cálido. La puerta del apartamento a la derecha estaba en el otro extremo de la sala. Cinta policial amarilla se extendía a través de la entrada, alertando a permanecer lejos a los curiosos. —¿Cuáles son las probabilidades de que el vecino escuchara o viera algo? —Dijo Mira suavemente, señalando con la cabeza hacia la puerta de la izquierda. —No somos tan afortunados —le dije con el ceño fruncido. Si el vecino hubiera visto al atacante, él o ella no habrían vivido para contarlo. Eso, por supuesto, asume que el atacante no tenía el poder de borrar la memoria de un ser humano. Yo adelanté a Mira por el pasillo hasta el otro apartamento. Llegué hasta derribar la cinta amarilla, pero mi mano se detuvo en el aire mientras mis ojos toparon con el charco de sangre a través de la puerta. No elaboraba ningún tipo de símbolo, pero parecía que alguien había limpiado la sangre con su dedo, corriéndolo por la superficie lacada. Mira llegó a mi lado y arrancó la cinta amarilla, haciendo un ruido de disgusto con la parte posterior de la garganta. Utilizando la llave que Daniel le había dado, abrió la puerta y entró. Me dispuse a seguirla al apartamento, pero ella puso la mano contra mi pecho, deteniéndome. —¿Qué? —Exigí, apenas resistiendo la necesidad de dar un paso hacia atrás lejos de su tacto. Después de lo sucedido en la pequeña reunión de vampiros, pensé que sería mejor si mantenía a cierta distancia física de ella. Uno de nosotros tenía problemas de retención, y ahora mismo, la distancia sólo podía ser una buena cosa. —Espera. —Mira tomó una respiración lenta, profunda por la nariz y la sostuvo, con los ojos cerrados. Ella no respiraba, pero sí tenía aumentados los sentidos de los vampiros. Mira estaba oliendo el aire. Rápidamente aparté la vista de la forma en que sus pechos se levantaban mientras sus pulmones se expandían y me quedé mirando a ciegas a la habitación, tratando en vano de concentrarme en por qué estábamos en el apartamento en primer lugar. —¿Alguna cosa?

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Mira negó con la cabeza, frunciendo el ceño. Exhaló y tomó otro aliento, manteniéndolo más tiempo. —Definitivamente hay algo, pero es difícil de detectar. Muchos seres humanos estuvieron por aquí, limpiando todo. Hay algo más, sólo un indicio, pero no es algo con lo que yo me haya encontrado. —Así que me estás diciendo que no puede ser un vampiro —dije con voz pastosa. —No —gruñó ella, mirándome por encima del hombro—. Pero puedo decir que ninguno de los Nightwalkers que vimos esta noche han estado en este departamento en los últimos días. No serían capaces de esconderse de mí. Apoyando mi codo izquierdo contra el marco de la puerta, metí los dedos por mi pelo, empujándolo fuera de mis ojos. —Vamos a acabar con esto —murmuré. No estaba seguro de lo que Mira esperaba encontrar que la policía no hubiera encontrado ya. Por otra parte, nuestras mentes estaban abiertas a la idea de que el atacante de la mujer no era humano. El estrecho pasillo conducía a una gran sala de estar. Las paredes estaban hechas del mismo ladrillo rojo y decorado con una colección de fotografías enmarcadas en blanco y negro. Una pared llena de ventanas del suelo al techo daba a River Street y al río de Savannah. El aroma de popurrí de manzana y canela flotaba en el cálido aire del apartamento. Sin embargo, el cálido ambiente de repente se enfrío cuando mis ojos se redujeron a la silueta de la cinta donde el cuerpo de la mujer se había encontrado delante del sofá color musgo. El área blanca de la alfombra con un diseño de hiedra estaba teñida de un rojo intenso color marrón de su sangre, y el sabor del cobre llenó mi boca. Poco a poco, caminé hacia el sofá para tener una mejor vista del lugar de la muerte de la mujer. Una extraña tensión se retorció en mi estómago mientras me movía silenciosamente por el apartamento. Yo había visto más que mi parte justa de cadáveres, pero había algo extraño en moverse por el apartamento de la mujer muerta, como si su ausencia dejara al aire sintiéndose más pesado. Rara vez investigaba los asesinatos humanos. Por lo general era mi trabajo el castigar al asesino una vez que él o ella era identificado. A mi alrededor, Mira encendió las luces. Su vista era muy aguda, pero evidentemente no se quería perder nada. La Nightwalker se movía fácilmente por la habitación como si no tuviera reparos por el hecho de que estuvieran investigando el brutal asesinato de una mujer joven. Sus pies iban en silencio sobre las manchas de la alfombra y sólo hacían clic ligeramente cuando pisaba el suelo de madera. No podía entender al vampiro. ¿A ella no

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le importaba que la existencia de uno de su especie pudiera estar pendiente de un hilo? Es obvio que no. —Nada se ve perturbado. No hay señales de una lucha —dijo James con voz suave, como yo, él también tenía miedo a perturbar la tranquilidad opresiva de la vivienda. Nada estaba volcado, roto, o desgarrado. Incluso las sombras de la lámpara se equilibraban perfectamente. —La puerta no se veía alterada. Así que podemos asumir que ella dejó entrar a su atacante —dijo Mira, acercándose a mi lado. Hizo una pausa y luego alzó la cabeza—. A menos que el atacante fuera un usuario de la magia e hiciera un hechizo para abrir la puerta y entrar dentro. Negué con la cabeza, incapaz de quitar mis ojos fuera de las líneas de la cinta. —No hay residuos. —Te pido perdón —exigió Mira, su tono, finalmente llevó mi mirada de nuevo a su cara. —Tengo‖una…‖—Me lamí los labios, buscando a tientas la palabra correcta—. Sensibilidad a la magia. Los hechizos tienden a dejar un residuo. Un hechizo para abrir la puerta habría dejado un residuo en la madera. No había nada. Mira sólo un arqueó una ceja inquisitivamente y luego volvió su mirada a la alfombra manchada de sangre. —Por lo tanto, es probable que dejara entrar a su agresor. Podría ser un amigo o un amante. —El vampiro se agachó junto a mí, moviendo la cabeza mientras miraba la escena—. No fue un Nightwalker. No pude detener el resoplido de incredulidad ante su comentario, ganándome un ceño fruncido de ella. —No puedes saber lo que es sólo con oler el aire —argumenté. —Mira la sangre —dijo en un gruñido cercano—. Hay demasiada sangre. Poniéndose de pie, caminó por el suelo y empujó el sofá del borde de la alfombra. —¡Mira! —Su nombre se me escapó en un suspiro áspero. Señalé el suelo, mostrando que ella estaba de pie en el contorno del cuerpo. Mira me miró con una mirada de incredulidad. —Eres extraño. ¿Lo sabías? —Dijo suavemente, entornando los ojos hacia mí. Sabía que esto era un reparo extraño, pero nadie ponía el pie en la tumba de alguien si yo lo podía evitar y menos permanecía en el lugar donde una persona había muerto. Llámalo

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una vieja superstición. Hice lo que pude para mantenerme al día con los nuevos tiempos y las ideas, pero había algunas nociones que luchaban por sobrevivir. Agachándose, el vampiro aferró el borde de la alfombra y tiró de él hacia mí mientras ella retrocedía. Un sonido de craqueo llenó el aire mientras la costra de sangre seca se desmenuzaba. —Mira. Su sangre no sólo saturó la alfombra, sino que se filtró a través de ella —explicó. Miré por encima del borde de la alfombra para encontrar que los ríos de sangre se habían secado en las crestas del duro suelo de madera. —Así que en lugar de matarla accidentalmente por drenarla demasiado, el vampiro entró con el único propósito de matarla —argumenté, dando un paso atrás y doblando los brazos sobre el pecho. Con un gruñido, Mira lazó la alfombra y la dejó en gran medida en su lugar mientras se ponía de pie. —Incluso si un Nightwalker hubiera venido aquí con el único objetivo de matarla, él o ella no habría dejado pasar la oportunidad de tomar un poco de ella — argumentó, su ira provocó que su iris llamearan ligeramente—. Uno nunca deja pasar una comida gratis, especialmente si es tu enemigo. Esta mujer perdió hasta la última gota en el suelo. —Así que estás segura de que su atacante no era un vampiro —dije con sarcasmo, luchando contra el deseo de llegar a la empuñadura del cuchillo que descansaba a lo largo de mi lado izquierdo. La ira empezó a burbujear en mis venas y a rodar por mi estómago. Mira se hundía de nuevo en el modo asesino, luciendo el manto del cazador sin escrúpulos. Yo no estaba convencido de que un vampiro no fuera el culpable de la muerte de esta mujer. —Estoy diciendo que podrían haber estado en esta sala cincuenta personas viéndola morir, y puedo garantizar ninguno de ellos era un Nightwalker —dijo a través de sus dientes apretados. —Una declaración audaz —me burlé yo. —Sí, es por eso que me quieres. —Ella se echó a reír, llegando hasta mi nariz y apretándola. Parpadeé, mirándola por un respiro. La ira había sido lavada de sus ojos. Hubo un ligero escalofrío en el aire de sus poderes, pero fue rápidamente disipando junto con el aroma de las lilas. Y luego, con la misma rapidez, la risa fresca en sus ojos murió y ella se puso serio—. Pero eso aún no responde a nuestra pregunta de quién —continuó—. ¿Qué nos queda? —¿Además de humanos y vampiros? —Intervino James.

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—Sí —susurró ella entre dientes, mirando hacia abajo al contorno de la cinta. —Licántropos —sugirió él. Mira negó con la cabeza. —Ryan dijo que su garganta estaba desgarrada. Ella no se hubiera quedado aquí, mientras que un licántropo cambiaba. Habría corrido. Habría habido evidencias de una lucha. —A menos que ella supiera que esa persona era un Cambiaformas —dije, haciendo que Mira mirara de forma pensativa hacia mi cara. —Es verdad —arrastró las palabras poco a poco—. ¿Algo más? —Cualquier Naturi que cambie de forma. —Eso podría ser una larga lista. Me imagino que algunos del clan de los animales serían capaces de cambiar. —Mira negó con la cabeza, pasándose una mano por la cara—. Así que estamos todavía en el principio. ¿Sabemos algo acerca de esta chica? James metió la mano en su bolsillo trasero y sacó una libreta pequeña. Pasó a través de varias páginas antes de encontrar la información que estaba buscando. —Abigail Bradford —leyó en voz alta—. De veintiséis años. Soltera. Hija del senador de Alabama, John Bradford. —Genial —murmuró Mira, llevé mi mirada hacia ella—. Eso explica la histeria de los medios. James se detuvo en medio de su recitación, cerrando parcialmente el bloc de notas mientras la miraba. —No entiendo. —Bradford es uno de esos seguidores de la biblia ultra-conservadores que podrían hacer que el Gran Despertar fuera muy doloroso. No tengo ninguna duda de que su familia encabezó la Inquisición y los juicios de brujas de Salem —explicó, paseando por la habitación. Con un movimiento de la cabeza, Mira se dio la vuelta para enfrentar al investigador—. ¿Algo más? —Sólo que ella trabajó como conservadora de la casa de Juliette Gordon Low. —¡Oh, estácame ahora! —Exclamó con sarcasmo—. Esto no puede ir a peor. —¿Quién era Juliette Gordon Low? —Exigí. —Ella fue la fundadora de las Girl Scouts —refunfuñó—. Probablemente ella misma fue una de las Girl Scouts. Miss Abigail Bradford fue criada por una familia inmaculada y trabajó‖para‖un‖museo‖inmaculado.‖Todo‖esto‖es‖demasiado…

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—Obvio —interrumpí, cruzando los brazos sobre el pecho. Me alejé del sofá e incliné mi hombro contra la pared, dando la espalda al esquema de la cinta y la espantosa muerte de Abigail para que yo pudiera pensar con claridad. —Ja. —Ella me miró—. Algo se siente mal. —Mira caminó lejos de mí hacia la pared de las ventanas, pasándose una mano por el pelo. —¿Crees que todo era un montaje para llamar la atención a los forasteros? —sugerí—. Alguien trazando su asesinato con el fin de llevar la atención sobre los Nightwalkers o Licántropos. —Quizás. —Esa palabra se le escapó en un susurro suave, reflexivo—. Pero eso indicaría una planificación a largo plazo. —Ella giró sobre sus talones para mirarme, con sus manos metidas en los bolsillos de sus pantalones. —Los vampiros son conocidos por su paciencia y planes a largo plazo. Tenéis todo el tiempo en el mundo —le recordé. —Lo mismo ocurre con los Naturi —espetó ella—. Necesitamos saber cuánto tiempo ha vivido en Savannah. En concreto, cuánto tiempo vivió en este apartamento. —Puedo mirar eso —dijo James. Metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta y sacó una pluma de tinta. Pasando de un tirón a una nueva página en su cuaderno, comenzó a tomar algunas notas—. ¿Hay algo más que necesites saber? —Por qué llegó a Savannah —intervine yo. —Y si alguno de sus familiares o amigos de su pasado son de fuera —dijo Mira. Le di una mirada inquisitiva mientras James continuaba tomando notas. Parecía una petición extraña. Sin embargo, James tomó todo con calma, sin exponer ni una sola vez cualquier duda. —No hace daño el comprobarlo. —Mira se encogió de hombros antes de volver su mirada hacia la ventana. James era por lo general bastante bueno sobre cómo obtener bits aleatorios de información y, probablemente, tendría nuestras respuestas por la tarde. Desde que lo adquirí como ayudante, me había acostumbrando a sus caprichos extraños y su curiosidad desenfrenada. Pero todo era temporal. Había sobrevivido a más de dos docenas de asistentes durante mi tiempo en Themis. Yo sobreviví a todos.

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La suave voz de Mira me trajo de nuevo a nuestro dilema actual. Su voz era tan tranquila, creo que estaba sobre todo hablando consigo misma. —¿Por qué aquí? Tal vez estamos haciendo esto demasiado grande. —¿Qué quieres decir? —Pregunté, acercándome a las ventanas. —¿Y si estamos buscando una conspiración y no hay ninguna? ¿Qué pasa si todo esto es realmente acerca de Abigail? —¿Crees que no estaba tan absolutamente limpia como sus antecedentes? —Ella vivía a una cuadra de algunos de los mejores clubes y bares en toda la ciudad. Dudo que se mudara aquí para visitar la biblioteca de la ciudad. —El sarcasmo goteaba de sus palabras. —¿Tienes una teoría? —Una hipótesis —dijo, empujándose lejos de la ventana—. Ahora vamos a probarla. Ve al baño y mira sus pastillas. Veremos en lo que estaba ella. Tuve una oscura sospecha de lo que estaba buscando, pero seguí mis pensamientos mientras la seguía por el pasillo fuera de la sala de estar. Mira giró a la izquierda en el dormitorio principal, mientras que yo tomé la primera a la derecha hacia el cuarto de baño, con James cerca de mis talones. Era una pequeña habitación de madera con pequeños azulejos blancos y pálidas paredes azules. La gran bañera de porcelana con patas dominaba la pared del fondo y hacia juego con la porcelana blanca del lavabo. La habitación estaba tenuemente iluminada con un par de apliques con globos de cristal con forma de tulipán. Todo estaba limpio y ordenado, con una dispersión de productos femeninos que no quería tratar de comprender. El espejo sobre el lavabo era un clásica gabinete de medicina. Tirando a un lado el espejo, éste reveló el surtido habitual de tiritas, pomadas, cremas, y calmantes para el dolor. Lo que llamó mi atención fueron las vitaminas. Ocho botes, incluyendo dos que eran suplementos de hierro sin receta. Las tabletas de hierro eran comunes en personas que tenían problemas de corazón o eran anémicas. En una suposición, tuve la sensación de que esto era lo que Mira estaba buscando. Cogí una de los botes de suplementos de hierro, cerré el espejo y apagué la luz antes de caminar a través del pasillo hasta el dormitorio. Mira se encontraba ante un cajón abierto del escritorio, maldiciendo en italiano en voz baja. Ella era bastante fluida y creativa. —¿Buenas noticias? —Pregunté.

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—Bufandas —murmuró—. Un cajón entero. —Para subrayar su punto, metió la mano y agarró un puñado. Dejó que los trozos de tela se deslizaran entre sus dedos y se vertieran en el cajón como un arco iris de seda. —Un Nightwalker puede sanar una herida causada por una mordedura —empezó a decir, cerrando el cajón—. Pero si tienes una mascota, dejas la herida para que todos sepan que ella ya está cogida. Por desgracia, el ser humano oculta la mordedura durante las horas diurnas. Las bufandas son un remedio popular. —Ella sólo pudo encontrarlas a la moda —ofreció James, poniendo su oscura mirada de nuevo en mí. —¿Crees eso? —No —contesté, sacudiendo el bote. Ella lo miró brevemente, sus dedos apretaron el plástico hasta que se agrietó y se rompió. —Alguien se va a freír —gruñó ella, saliendo fuera de la habitación. Ella golpeó el interruptor, apagando la luz cuando pasó por delante. —Hace cinco minutos estabas segura que un vampiro no la había matado —grité, siguiéndola por el pasillo. —Todavía no creo que un vampiro la matara —me espetó ella. En la sala de estar, comenzamos a apagar todas las lámparas—. Pero si ella era una mascota eso significa que la pequeña señorita Abigail pudo haber estado involucrada en toda clase de maldades. Al pasar por la mesita junto al sofá, cogí una foto de cuatro por cinco en un plano marco negro de madera. Era de un par de mujeres con sus brazos alrededor de los hombros de la otra. La gran fuente blanca que dominaba el parque Forsyth se levantaba en el fondo. Ambas mujeres parecían estar en sus tempranos veinte años, con brillantes sonrisas y una mirada de inocencia. Bueno, al menos ignorantes del oscuro mundo que las rodeaba. —¿Es ella? —preguntó Mira, mirando alrededor de mi brazo. —Una de ellas probablemente lo sea —dije, abriendo la parte posterior del marco. Quité la foto y la metí en el bolsillo antes de dejar el marco vacío. Mira me miró, frunciendo el ceño que tiraba de la comisura de sus labios. —Lo sabremos cuando lleguemos a la morgue.

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Capítulo 12 Traducido por: Masi Corregido por: esmeralda38

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e vuelta en la calle, me detuve debajo de la farola junto a Mira, dejando que mi mirada hiciera un barrido de arriba a debajo de Factors Walk. Toda la zona estaba llena de sombras y de forma intermitente de las luces

tenues de las farolas. A mi izquierda, vi una pequeña figura escabulléndose por el callejón situado entre un par de edificios. Fue sólo un breve vistazo, pero mi visión era lo suficientemente aguda para distinguir lo que parecía haber sido un joven con una mochila andrajosa. ¿Podría haber sido la misma chica de antes? Necesitaba encontrarla otra vez, preguntarle sobre lo que vio. Pero ya era demasiado tarde para perseguirla ahora. Tendría que hacer mi búsqueda durante la luz del día con James a mi lado. —¿Y si hubiera un testigo? — Le pregunté, mirando el lugar vacío donde había visto a la niña. —¿Quién? —preguntó Mira. Ella salió de la luz de la farola y retrocedió hacia las sombras. Miré a tiempo de ver que guardaba de nuevo sus gafas en el bolsillo, mirando hacia el mismo lugar en el que había estado hace unos momentos. Posiblemente había visto a la chica también. —¿Qué pasa con los vagabundos? Esta tiene que ser una zona en la que se reúnen de vez en cuando —sugerí. Mira frunció el ceño, cruzando los brazos sobre su estómago mientras miraba hacia arriba y hacia abajo del callejón. —Definitivamente es posible. —Reconoció poco a poco, pero luego negó con la cabeza—. Pero las probabilidades de encontrar a esa persona son bastante escasas. No es previsible que vaya a la policía. Necesitaría reunirme con el testigo para que poder sacar la imagen del asesino fuera de su mente. Las posibilidades son muy escasas. —Es cierto, pero no tenemos mucho con lo que seguir adelante en este momento —le recordé—. Ni siquiera hemos reducido el número de posibilidades a una raza en particular.

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—Llamaré a Daniel más tarde —suspiró Mira—, a ver si puedo conseguir sonsacarle algo de los locales. Caminamos en silencio hacia el coche de Mira, centrados en nuestros propios pensamientos. James se había quedado atrás. En el silencio de la noche, pude oír su corazón latiendo en su pecho. Estaba nervioso por algo. —¿Do-dónde vamos ahora? —Balbuceó. —Al depósito de cadáveres —contesté, volviéndome a mirarlo—. Tenemos que mirar el cuerpo y hablar con el médico forense. La forma en que murió puede decirnos más acerca de nuestro asesino. —Oh —susurró. —Quiero que te quedes atrás. Que empieces a investigar más a fondo en el pasado de la chica. Ver lo que puedes descubrir —le dije. —¿Estás seguro? —preguntó, aunque el alivio era ya evidente en su tono. —Sí, sal de aquí. Te necesitaré conmigo por la mañana. Con un rápido movimiento, deseó a Mira buenas noches y rápidamente caminó por la calle, de regreso al hotel. Me volví para encontrarme con que Mira me miraba con una mirada extraña en su rostro. —¿Debería preguntar de qué se trata? —Después del ataque a Themis el verano pasado, creo que ha visto suficientes cadáveres mutilados. Es más útil para mí que investigue acerca de Abigail Bradford, que el que se desmayé al ver un cuerpo muerto —dije. Para mi sorpresa, Mira simplemente asintió con la cabeza y comenzó a caminar de regreso hacia su coche, pasando por alto la oportunidad de burlarse de mí y de mi decisión de dejar al ansioso investigador en libertad. Pero en verdad, no debería haberme sorprendido. Ambos teníamos grandes problemas en mente. ¿Se estaba avecinando una nueva guerra, y el catalizador era la muerte de un ser humano que había estado en el lugar equivocado en el momento equivocado? ¿Había Abigail Bradford tenido algo más que ver? ¿O simplemente terminó en el lado equivocado de una lucha dentro de la manada local? Licántropos y Nightwalkers eran asesinados en todo momento. El cielo sabe que yo fui más veces la causa que las veces en que no lo fui. Sin embargo, nadie investiga sus muertes. La situación es rápidamente desechada y el

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desaparece.

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veces

los

seres

humanos

están

atrapados

en

medio,

independientemente de si son plenamente conscientes de la situación o no. ¿Era éste el caso de la chica Bradford? Tal vez, pero había otros jugadores que permanecían en las sombras. Criaturas a las que nada les gustaría más que ver rodar la cabeza de Mira porque los seres humanos fueron informados en su ciudad antes de lo previsto. Había ciertos factores y tenía miedo de que Mira no estuviera considerando la posibilidad de que podría conseguir que nos asesinaran. —Parece dudoso que un Nightwalker la matara —dijo, dando evasivas cuando llegamos al coche. Mira miró por encima del techo del BMW negro, con los ojos entrecerrados. Todo su cuerpo parecía haberse tensado ante el silencio embarazoso que se producía entre nosotros. —Pero…‖—apuntó. —¿Qué pasa si la orden hubiera venido directamente desde el Aquelarre? Sólo matar a la niña. Nada de alimentarse —sugerí. —No —dijo ella con un movimiento de su cabeza. Su respuesta vino tan rápidamente que pensé que era más el temor de que fuera una clara posibilidad que el conocimiento real. —¿Ni siquiera un Anciano? Mira no respondió, sus ojos se alejaron de mí para mirar por un lado del coche. Mi corazón hizo un pequeño y extraño salto mientras observaba su expresivo rostro considerando las implicaciones. Era un ángulo que no había considerado. Hasta ahora, creo que ambos habíamos considerado la muerte de la mujer como un acto accidental o de venganza local. —Habría sabido si un Anciano hubiera entrado en mi territorio —dijo obstinadamente al fin, abriendo la puerta de su coche. Abrí la puerta y me deslicé en el interior de cuero, al mismo tiempo. —No, si estás en Londres —repliqué. —Si‖ est{s‖ dando‖ a‖ entender‖ que‖ Ryan…‖ —Comenzó, pero de pronto la corté. ¿Estaba Ryan trabajando con el aquelarre? Tal vez, pero lo dudaba. Por lo que había visto, el brujo no jugaba bien con los demás. Le gustaba tener el control de una situación, y un rebaño de Nightwalkers con su propia agenda no le permitiría mantener el control. En este momento, creo que veía a Mira más maleable que el tratar de trabajar con todo el Aquelarre.

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—No. Creo que alguien podría haber aprovechado tu breve ausencia. —Me atreví a decir, tratando de ignorar el hecho de que si yo estaba incluso ligeramente en lo correcto, estábamos en serios problemas—. El Anciano podría estar en la ciudad ahora. Jabari se oculta de ti. Estoy asumiendo que esta habilidad no es exclusiva para él. —Jabari nunca estuvo en esa habitación. Conozco su olor, tan bien como el mío — argumentó. Mira metió la llave en el contacto, pero no arrancó el coche, pareciendo contentarse con sentarse en la oscuridad. —No tiene por qué ser Jabari. Cualquier Anciano. Cualquier persona con un rencor. ¿Qué pasa con el vampiro de Machu Picchu? —Stefan. —Apretó los dedos alrededor del volante. Meses atrás, Stefan había sido enviado por el Aquelarre para ayudarnos en nuestro ascenso a las ruinas de la montaña donde los Naturi estaban tratando de abrir la puerta entre nuestros mundos. No sabía cuántos años tenía, pero a juzgar por el poder que salió de él, estaba bastante cerca de la marca de mil años, si no los había pasado ya. Tampoco parecía ser un gran fan de Mira. Por supuesto, lo mismo ocurría con la mayoría de los vampiros que me había encontrado. —Mi opinión es —recalqué, tratando de llevar lejos los pensamientos oscuros de Mira, sobre cualquiera que fuera la tortura que estaba ideando contra Stefan—, que conducir velozmente a lo largo del Gran Despertar cumple con los deseos de tu señor y al estar empezando en tu ciudad le daría al Aquelarre otra excusa para sacar tu corazón. Mira gruñó con la parte posterior de su garganta, apretando su mano derecha en un puño. Levantó la mano para golpear el volante, pero agarré su muñeca con mi mano. Los ojos brillantes de color lavanda de la Nightwalker se centraron en mi cara. —Har{s‖ daño‖ a‖ tu‖ ‚bebé‛‖ —le recordé en voz baja mientras lentamente soltaba su muñeca. El brillo en sus ojos entrecerrados al instante se desvaneció mientras una sonrisa torcida levantaba una esquina de su boca. Su piel era sorprendentemente fresca al tacto con una cierta sensación de cera. No podía empezar a suponer cuánto tiempo hacía desde que ella comió por última vez. Un respeto a regañadientes por el vampiro empezó a tomar fuerza cuando me di cuenta que no había hecho ni siquiera un intento de morderme en la comida de la mañana. Un nuevo pensamiento retorció mis entrañas, enviando una ola de escalofríos recorriendo mi carne. ¿La habría parado si hubiera intentado morderme? Perdido en una oleada tras otra de de placeres que me entumecían la mente, no podía imaginarme empujándola lejos si hubiera venido a brindarme el envío de la siguiente ola de placer. Infiernos, mi propio

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rostro había estado enterrado en su cuello y podía recordar claramente la sensación de mis propios dientes a lo largo de su piel. Incluso ahora, algo oscuro y primitivo me exigía que probara su carne, que bebiera de ella de modo que se convertiría en una parte de mí. —El Aquelarre no necesita una nueva razón para arrebatarme el corazón —dijo, con voz severa en la oscuridad. —Ya tienen suficientes razones para causar problemas aquí —respondí, forzando a echar para atrás mis pensamientos para enfrentarme al dilema actual que teníamos entre manos. —Lo sé —susurró, girando la llave. El motor se encendió con un rugido salvaje para terminar convirtiéndose en un ronroneo constante que habría sido la envidia de cualquier gran felino—. Todo esto es una gran especulación, pero eso es todo lo que es. Necesitamos respuestas y creo que vamos a tener unas cuantas más después de echar un vistazo al cuerpo y al informe de la autopsia. En primer lugar, un apartamento bastante elegante en el corazón del distrito de River Street, completado con el contorno de un cuerpo, y ahora la morgue. Viajando con Mira, siempre tengo que ver algunas de las vistas más interesantes dentro de la ciudad.

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Capítulo 13 Traducido por: Eli25 Corregido por: Loo!*

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a morgue de Savannah era grande, un edificio histórico inflado ilegalmente como un sapo gordo a las afueras de la ciudad. Hecho de apagado ladrillo amarillo, el edificio se hundía y dormía en un vecindario deprimente que

parecía abrumado por el hospital cercano. Mira definitivamente entró en el pequeño aparcamiento de la parte trasera y dejó su coche al lado de un Lexus blanco con un estilizado dorado que brillaba a la luz de la farola del aparcamiento. Solo había otro coche en el aparcamiento; un Chevy Nova con una pintura gris desteñida y que tenía pegada una señal anunciando que se vendía. Adiviné que uno de los coches pertenecía a un funcionario y el otro al vigilante nocturno. Cuando salimos del coche, la puerta trasera se balanceó silenciosamente abierta, revelando a un hombre con entradas, bajito, con un traje oscuro. Sus gafas de montura negra se balanceaban en su nariz bulbosa y larga, haciendo que sus ojos parecieran enormes y casi solemnes en apariencia. Mantuvo la puerta abierta mientras nos aproximábamos, la punta de los dedos de su mano izquierda se encontraban nerviosos en los botones de su chaqueta. —Tenemos problemas —anunció él en voz baja cuando Mira entró a la brillante luz del interior. Su piel pálida tomó un extraño brillo iridiscente bajo la rigurosa iluminación del fluorescente. Esto explicaba por qué nunca había corrido toda la noche tras un vampiro por los pasillos del gran almacén. Los zapatos de Mira golpeaban a lo largo del maltratado linóleo blanco cuando se giró para mirar al hombre. —¿Qué quieres decir? ¿Perdiste el cuerpo? —Ella miró sobre la montura azul pálida de sus gafas de sol hacia él. —¡Por supuesto que no! —Resoplo él, hinchando su pecho un poco por la afrenta. Levantó su barbilla y se apresuró hacia mí, con la parte superior de la cabeza buscando alcanzar mis hombros. Mira se encogió de hombros, lanzándome una traviesa sonrisa sobre su hombro. —Esperaba…

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—¿Quién es él? —Preguntó el hombre con un tirón de su cabeza antes de continuar por el pasillo. —Perdona mi falta de modales —dijo Mira—. Archie, este es uno de mis socios, Danaus; Danaus, este es el funcionario en el Catham County, Dr. Archibald Deacon. —Su presentación rezumaba irritación. Un socio. No soy como suena. Eso me hacía sonar como un compañero de trabajo, o en la mente de un humano, uno de su raza. Pero yo no era un Nightwalker. Por supuesto, tampoco era completamente humano. Incluso aunque no me gustase la frase, no es como si ella tuviera muchas opciones. Este es Danaus, el cazador de vampiros. Solo intentar meter en su mente todas las ramificaciones del asunto, probablemente causaría que su cerebro saliera por los oídos. De alguna manera, el funcionario no dijo nada. Él brevemente paró cuando abrió una puerta que guiaba al hueco de unas escaleras y asintió hacia mí antes de guiarnos escaleras abajo. —¿Así que, cual es el problema? —Preguntó Mira, su voz hizo eco ligeramente en las paredes de hormigón. —Este cuerpo es el problema —dijo repentinamente—. No sabía que era uno de los tuyos. —¿Mira? —Comencé, un fresco nudo de enfado girando en mi intestino. ¿Qué tipo de disposición tenía ella con el funcionario de la ciudad? ¿Conocía todas sus habilidades per ella un trato con el funcionario para mantener todo muy bien escondido? —Se refiere a asesinado por un extraño o muerte de un extraño —se quejó ella sobre su hombro hacia mí luego giró su atención de vuelta a Archie—. ¿Qué fue? —¡Todo! —Dijo él, levantando sus manos en un gesto indefenso—. Yo no fui llamado a la escena del crimen porque estaría llamando demasiado la atención. No puedes tener a la hija de un senador asesinada en su apartamento de River Street y no esperar un círculo de prensa acampando fuera. No vi el cuerpo hasta que fue traído aquí. —Dijo abriendo la puerta con un suave gruñido, él nos dejó descender un estrecho vestíbulo a un par de puertas dobles de acero—. He tenido que decir que parecía como si hubiera muerto por el ataque de un animal. Pedí la autopsia normal y no pensé en nada de eso. No lo fue hasta más tarde cuando vi las fotos digitales que la policía había tomado de la escena del crimen. Por entonces, tanto mi toxicología como la serología habían estado sobre el cuerpo. Un par de zoólogos incluso habían estado pensando, intentando adivinar qué hizo esas marcas de dientes.

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En el centro de la fría habitación, con relucientes mesas de operaciones de acero inoxidable, estaba una larga mesa debajo de una luz brillante. Un cuerpo estaba tumbado en la mesa cubierto con una sábana blanca. Archie caminó alrededor del lado opuesto mientras Mira y yo nos quedamos en el lado más cercano a la puerta. El frío en el aire se filtraba a través de mi chaqueta de cuero y se arrastraba por mi columna. Había visto más que una buena ración de muertos a lo largo de los años, y había estado completamente rodeado de cadáveres (sin mencionar unos pocos cadáveres que se sentaban y hablaban, cuando habías estado bastante seguro un momento antes de que era completamente imposible). Sin embargo, el estar rodeado por todos los brillantes instrumentos plateados y las hileras de refrigeradores de acero inoxidable usados para albergar los cuerpos, causó que una ilógica onda de terror recorriera mi cuerpo. Los muertos debían ser quemados o enterrados cuando el alma se iba, no ser abiertos y examinados. —¿Causa de la muerte? —Pregunté, metiendo mis manos en los bolsillos. —¡Es una decisión difícil! Ni pérdida de sangre ni asfixia —dijo él suavemente cuando quitó la sábana. Abigail Bradford estaba tumbada, fría y muerta bajo la fuerte luz de encima. Su piel era de un gris acerado ahora que toda la sangre había sido drenada de su cuerpo. Su pelo rubio, hasta el hombro, estaba ligeramente abierto en abanico debajo de su cabeza. Ella casi parecía como si estuviera durmiendo. El analista no había hecho ni un simple corte en su cuerpo. No había necesidad. La fuente de su fallecimiento era más que obvia: más de la mitad de su garganta había sido desgarrada. Desafortunadamente, la garganta no estaba ni cerca de estar cortada en pedazos. Un trozo de carne había sido arrancado usando colmillos afilados, dejando detrás trozos irregulares de piel y músculo. ¿Podía un humano haber hecho esto? No. Imposible. Dudaba que un humano normal tuviera esa fuerza, y el daño hecho por los dientes estaba demasiado mal. ¿Podía un vampiro? Posiblemente, pero un vampiro hubiera escupido el trozo de carne y aún nadie había mencionado el encontrarlo. ¿Podía un licántropo? Definitivamente. Archie tomó una pequeña navaja y abrió la herida ligeramente. Mi estómago se tambaleó y luché por la urgencia de retroceder. Había pasado un amplio tiempo alrededor de cuerpos muertos y causado la muerte de otros. Había estado rodeado por hombres destrozados por la guerra despiadada, pero esto se sentía como profanar los restos, incluso aunque persiga a un asesino.

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—Si os acercáis, podéis ver donde uno de los caninos inferiores de su atacante marcó una de las vértebras del cordón espinal —explicó Archie—. Todo equivocado para que fueran caninos humanos. Definitivamente es un animal de algún tipo. —Tomaré tu palabra para eso —gruñó Mira, alejándose del cuerpo. Ella corrió una mano a través de su pelo, pero no podía decir si ella estaba sacudida o solo irritada. —¿Por qué no puedes solo decir que ella fue atacada por un animal? —¿Aparte del hecho que el apartamento estaba completamente sin tocar? —Él demandó incrédulamente, metiendo la navaja en el interior del bolsillo de su chaqueta. —Déjale eso a los policías. Tu trabajo es dar una causa de muerte. La tienes. Su garganta fue arrancada por un perro muy grande. —Replicó Mira. Ella caminó de vuelta hacia la mesa, sus talones furiosamente golpeaban en el pálido linóleo amarillo. —¿Qué hay de los moratones? —Dijo bruscamente Archie. —¿Qué moratones? —Pregunté. El funcionario señaló a un par de pequeños moratones circulares debajo de su clavícula cerca de sus hombros. —Podría ser cualquier cosa. —Mira se encogió de hombros. —Mira su espalda —dirigió Archie. Frunciendo el ceño, agarré el hombro derecho de Abigail y la levanté para que ella se balanceara a un lado. Un frío me travesó cuando me di cuenta que la carne del cuerpo muerto se sentía asquerosamente similar a la de Mira cuando había tocado su muñeca antes, por la tarde. Con considerable esfuerzo, giré mi cabeza para mirar la espalda del cadáver. Cerca de los hombros había un conjunto de cuatro moratones circulares unidos a su blanca piel como huellas dactilares. Alguien la había agarrado tranquilamente, o la había reducido. —¿Puedes datar los moratones? —Demandé, cuidadosamente tumbando de vuelta el cuerpo. —Diría que de la misma noche en que murió —replicó Archie. —Retrasa el dato de los moratones en tu informe por un par de días —dijo Mira con una ligera sacudida de cabeza—. Míralo como si ella hubiera tenido una pelea con su novio. —¡Mira! —suspiró él.

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—Podemos hacer esto —dijo Mira, su voz era firme y fuerte. Estaba de espaldas exudando su habitual confianza, tomando el control de la situación—. Retrasa el dato de los moratones. Pon que ella fue asesinada por un perro grande. No llevará más de cinco semanas antes de que el examen de la sangre regrese y el informe esté listo, ¿cierto? —Sí. —Dudo que algo se muestre, pero si lo hace, amaña el informe. No quiero que se muestre nada en su sangre excepto un par de tragos de tequila al menos. —¿Y qué pasa con la policía? Ellos no los creerán. —Yo me encargaré de la policía, —ordenó ella. Su tono estaba endurecido de la misma consistencia del granito y la habitación se hizo aún más fría, como si el aire acondicionado hubiera sido aumentado. —Pero... —Déjalo —interrumpió ella a través de los dientes apretados, sus manos agarraban el borde de la mesa. Aún estaba de pie, la palma de mi mano derecha picaba ligeramente por el irresistible deseo de agarrar uno de mis cuchillos—. Toma el ascensor a tu oficina. Comprueba tu e-mail. Habla con el guardia durante cinco minutos y luego vete. Nosotros saldremos antes de que alcances tu coche. Sabiamente, Archie solo asintió y se deslizó alrededor de la mesa. Sus afilados pasos golpeaban haciendo eco a través del silencio de la habitación cuando marcó una retirada rápida. Mira esperó hasta que las puertas dobles estuvieron otra vez cerradas antes de soltar su agarre de la mesa y caminar alrededor para estar de pie donde el funcionario había estado momentos antes. Inclinándose cerca de lo que quedaba del cuello de Abigail, ella tomó una profunda respiración a través de su nariz. Yo podía adivinar lo que ella estaba comprobando, quería ver si podía captar el mismo olor de la insinuación que tuvo en el apartamento. El vampiro de repente se apartó tambaleándose, dando unos pasos un poco inestables hacia lo más profundo de la habitación, encorvada y dando arcadas. Me congelé. Nunca había visto a un vampiro teniendo arcadas sobre algo, especialmente al olor de un cuerpo decadente. Honestamente no pensaba que algo les molestara. Mira finalmente cayó sobre sus rodillas, con una mano presionada en el frío suelo mientras la otra estaba presionada sobre su pecho. Una nueva ronda de arcadas sacudió su delgado cuerpo, manteniéndola parcialmente encorvada. —¿Mira?

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—Estoy bien —susurró ella, su fue voz ronca y brusca. Levantó una mano, rechazándome. Después de un minuto, su cuerpo entero se tranquilizó, con sus ojos centrados en una mirada de paz. Lo que fuera que fuese, finalmente había pasado. —¿Qué sientes del olor? —Preguntó ella, lentamente levantándose del suelo. Estaba sorprendido de que no hubiera usado su poder, como normalmente hacía, para ponerse de pie, pero la Nightwalker había estado actuando extrañamente desde que la vi por primera vez en el hotel. ¿Por qué esto debería ser diferente? —Humano —repliqué. Tenía la misma sensación del olor que un ser humano normal. Ser parte Bori aumentaba solo unos pocos aspectos de mi vida. —Me lo imaginaba —gruñó ella, caminando de vuelta hacia el cadáver. —¿Qué ocurre? —Nunca he olido nada así antes —dijo ella. Su labio superior se curvó en disgusto. Ahora mantenía un poco de distancia del cuerpo, como si intentara mantenerse lejos de conseguir otro olorcillo de lo que fuera que ella había olido—. Es peor que la carne podrida dejada al sol del mediodía. Es más que el olor de la muerte. Y no viene de ella. Es de lo que sea que la atacó. —¿El mismo que oliste en el apartamento? —Quizás —dijo ella lentamente, sus ojos estrechados en la garganta de la chica—. Fue demasiado débil. No sé. —¿Entonces descartas a los vampiros? Un fruncimiento tiró de los llenos labios de Mira y arrugó sus cejas. Durante un segundo, ella parecía muy triste y abrumada por sus pensamientos. —Desafortunadamente, no. —Las dos solitarias palabras fueron un débil susurro que salieron de sus labios hacia mí. Creo que ella había venido aquí para confiar que encontraría respuestas, pero solo acababa con más preguntas. —Tenemos que irnos —le recordé. —Solo un minuto —dijo ella levantando el brazo izquierdo de Abigail. Lo giró, mirando dentro de la curva del brazo. Mira entonces alcanzó a través del cuerpo y levantó el brazo derecho, inspeccionando el interior del brazo—. Mira, —dijo ella, recorriendo su pulgar a través de un par de débiles cicatrices blancas. Mordiscos de vampiro. —Pensaba que preferíais el cuello —dije.

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—Su dueño lo haría. Ese es el primer lugar que miramos por si el humano ha sido etiquetado —dijo Mira, bajando el brazo y girando su atención de vuelta al lado del cuello de la chica que estaba sin tocar—. Alguien que no fuera su dueño debe haberse tomado un bocadito. Mira. Aquí está el otro conjunto. Caminé alrededor de la mesa para poder ver el cuello de la chica más claramente. Había otro conjunto de marcas de mordisco en su cuello. Parecían como si fueran de una semana o dos a lo mucho, comparados con el conjunto de su brazo. —Así que fue mordida en el brazo semanas o incluso hace un mes, y su dueño la mordió hace una semana o así. Dos vampiros luchando por la misma pieza de carne. ¿Uno decide matarla para que el otro no pueda tenerla? —Parte de eso probablemente es cierto. La herida del cuello es de solo hace dos semanas y probablemente fue hecha por su dueño, pero la herida de su brazo es solo de hace unas noches —comenzó Mira. Ella levantó el brazo de la chica hacia la luz para que pudiera ver claramente las dos marcas dejadas por los colmillos del vampiro—. El Nightwalker intentó curarlo pero no lo acabó, o estropeó el trabajo. La herida casi está cerrada, pero los moratones aún están ahí. Para que semejante cicatriz parezca antigua, no debería haber ningún moratón. —Así que ¿quiénes son los dos vampiros? —Inquirí. Mira se inclinó más cerca del brazo de la chica. Ni siquiera la vi tomar una respiración. Ella se apartó con un siseo, lanzando el brazo de Abigail de vuelta a la mesa de operaciones. —Tenemos que irnos —dijo ella, con palabras afiladas y secas mientras rápidamente caminó alrededor de la mesa. —¿Qué? —Demandé, corriendo detrás de ella—. ¿Quién es? ¿Qué pasa con la herida del cuello? Tirando las puertas abiertas, Mira se dio prisa en el vestíbulo hacia las escaleras. —Nunca he cogido el olor de otro vampiro sobre el olor que sale de la herida del cuello. No importa. Sé cómo conseguir la información. Seguí detrás de ella cuando silenciosamente subimos las escaleras y salimos por la puerta trasera al aparcamiento. Las cosas estaban exactamente como las habíamos dejado. El BMW de Mira estaba todo acicalado y negro al lado del Lexus blanco bajo la única farola del aparcamiento. El Chevy Nova estaba instalado en una de las esquinas más alejadas, esperando pasar sin notarse. El segundo de sus pies golpeó el asfalto del aparcamiento, una ola de poder explotó de Mira. El maremoto arrió fuera de su cuerpo, lavando sobre la ciudad. Casi tropecé bajo el

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inesperado peso. Ella estaba buscando en la ciudad a su presa. Y no tenía duda de que quién fuera el culpable, él o ella sabía que nos acercábamos.

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Capítulo 14 Traducido por: Silvery Corregido por: Loo!*

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a ira irradió de la Nightwalker cuando su mano se deslizó por el volante. Mira permaneció en silencio, como si las palabras pudieran comprimirse entre sus apretados dientes. El aire del coche se había enfriado hasta tal

punto que esperaba ver mi aliento si suspiraba. A pesar de todo, este frío no se cortaría por un estallido de aire cálido de la calefacción. Ella había levantado una barrera alrededor de sus pensamientos, dejándome fuera. Pero no necesitaba estar en su mente para saber que cualquiera que se hubiera involucrado con Abigail Bradford estaba churruscado, literalmente. Habíamos regresado al distrito histórico de la ciudad, parando rápidamente en una solitaria plaza cerca de la orilla. Había esperado que regresáramos a la zona de River Street, donde se sabe que se congregan la mayoría de los Nightwalkers en el proceso de perseguir a su presa. Mira fustigó al lustroso BMW negro en un aparcamiento de la calle y salió del coche antes de que el motor estuviera completamente apagado. En la esquina lejana de la plaza se alzaba un mirador lleno de adornos. Construido de piedra, la arquitectura tenía un tacto del Viejo Mundo, con sus extraños pedacitos de trabajo de hierro. En una de las ventanas que miraban a la pequeña fuente en el centro de la plaza estaba sentado un vampiro. El aire estaba silencioso excepto por el crujido de la gravilla perdida por debajo de nuestros pies. La seguí por detrás, con un cuchillo agarrado fuertemente en mi mano derecha cuando busqué, por el área, a otros vampiros. Había algunos acechando como a una milla de distancia, pero después del breve despliegue de poder de Mira en la morgue, dudaba que cualquier otro vampiro fuera a arriesgarse a venir lo suficientemente cerca como para llamar su atención. Alcancé el mirador sólo dos segundos después que Mira, que ahora estaba de pie en el centro de la estructura. Mi corazón palpitaba en el pecho cuando mis ojos dieron con la criatura que descansaba en la cornisa del mirador y luché contra el deseo de escudriñar el parque parpadeando dos veces, convencido de que mis ojos estaban engañándome en la oscuridad.

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—¿Cómo es que te encuentro involucrado en esto? —gruñó Mira. Las profundas sombras dentro del mirador abrazaban su cuerpo, haciéndola más pequeña con su voz amenazadora en la fría noche de invierno. Tristan estaba sentado con su espalda contra una de las columnas que formaban la ventana. Su pierna derecha estaba doblada por delante de él con el pie descansando en la cornisa y su muñera derecha se balanceaba en su rodilla. Su pierna izquierda quedaba suspendida en el aire, bamboleándose ligeramente. El vampiro parecía relajado, y todavía tenía que mirar directamente a Mira. Su miraba iba directamente hacia delante como si estuviera mirando intencionadamente a la fuente del centro de la plaza. —Yo no la maté. —Su voz, normalmente suave, mantenía un filo cortante que nunca le había oído antes, provocando que mis músculos se tensaran a la defensiva. Era una advertencia a Mira para que retrocediera. —¿Sabías quién era? —pregunté. Mi profunda voz rompió la conexión entre ambos en un intento de poner una pequeña distancia entre ellos antes de que Mira lo hiciera estallar en llamas. Todavía había una buena oportunidad de que tuviera algo de información valiosa en cuanto a quién era Abigail Bradford y con quién estaba asociada. Yo preferiría hacerme con esa información antes de que Mira finalmente perdiera el tenue control de su temperamento. —Sí —siseó él. Tristan giró lentamente su cabeza para mirarme por encima del hombro, con sus pálidos ojos azules que parecían atravesar la distante luz de las farolas como si fuera un gato—. La he visto por la ciudad durante el pasado mes. Era la hija de un importante oficial y una fan de nuestra especie. —¿Por qué no contactaste conmigo inmediatamente cuando ocurrió? —dijo Mira mordaz, con su genio rebullendo en la superficie. La gélida mirada del joven vampiro finalmente se posó en la cara de Mira. —¿Contactar contigo? —Repitió con una leve inclinación de cabeza—. ¿Y cómo habría hecho eso? Te busqué, pero hasta donde podía saber, estabas tan muerta como Sadira. —Mi teléfono móvil. —¡Tú móvil! —gritó. Con un movimiento fluido, desplegó su cuerpo y su puso de pie delante de su señora— ¿Llamarte como si fuera un sirviente corriente, como Charlotte o Gabriel? ¿Contactar contigo como lo haría un humano? Eras mi señora y todavía puedo estar sin tu presencia. Para mi sorpresa, Mira rompió el contacto visual primero, paseándose lejos de él.

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—No te tendré revoloteando por mi cabeza a todas horas. —Lentamente ella rodeó su derecha, moviéndose con la gracia de una pantera acercándose para matar—. No soy Sadira. Tristan también se movió, con sus manos a los lados y abiertas como un pistolero esperando la primera oportunidad para coger sus pistolas. Los dos vampiros estaban midiéndose respectivamente. El vampiro más joven era aventajado por Mira. Cualquier pelea entre ambos sería corta, pero incluso con las probabilidades en contra de él, no parecían ser suficientes para disuadir a Tristan de querer su sangre. —¡Es más que eso! —gritó, y su voz hizo eco por todo el parque—. Tú tampoco estás en mis pensamientos. Desde mi llegada a tus dominios, no te has sumergido ni una sola vez en mi mente, sin intención de hacerte notar. —Me olvidé. No me di cuenta de que necesitabas una niñera —se burló ella, con un inclinación de mofa—. Más de un siglo se ha deslizado delante de tus ojos. No me necesitas ahí mirándote todo el tiempo. La única advertencia de Mira fue un gruñido por lo bajo en lo profundo de su garganta. El joven vampiro se abalanzó sobre ella por la espalda. La agarró por los hombros fuertemente, con sus piernas a horcajadas sobre ella. Su pelo, que le llegaba por los hombros, cayó como una cortina por su cara, haciendo imposible determinar si había sacado los dientes a su señora. Como acto reflejo, di un paso hacia delante, intentando decidir la mejor manera de separarlos sin conseguir que me abrieran la garganta en el proceso. —Esto no tiene nada que ver contigo, cazador —dijo Mira con un gemido, quitándose de encima a Tristan. El joven vampiro enseguida se puso de pie pero permaneció en cuclillas, esperando el ataque de su señora. Mira permaneció sentada en el suelo, pero había colocado los pies por debajo de su cuerpo de manera que podía levantarse rápidamente si lo necesitaba. —No se trata de necesitar un guardián —empezó Tristan. Sus manos estaban cerradas con tanta fuerza que temblaban—. Como estoy seguro que recuerdas, Sadira se servía de muchas restricciones. Se trata de compasión. De tener una voz familiar en la oscuridad. —Así que cuando yo no estaba disponible, ¿tú elegiste cazar a una chica que podía hacer nuestras vidas insoportables? Evita a aquellos que no pueden desaparecer —discutió Mira, pero yo podía sentir el enfado aminorando poco a poco cuando sus tensos hombros empezaron a caer.

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—La chica no era nada. Sólo comida. Pertenecía a otros y me la ofrecieron en un gesto de hospitalidad. —Tristan se puso derecho, moviendo las dos manos por su pelo con gesto de frustración. Mira se quedó de pie también, con un suave suspiro saliendo por sus labios entreabiertos. —No sé si puedo ser lo que tú quieres, Tristan —susurró—. Soy tu protectora. Eso es todo. —Puede que en esta familia sólo seamos nosotros cuatros, pero aún así es una familia. Tú ni buscas ni das comodidad cuando nosotros lo necesitamos. En particular ahora, cuando los cazadores esperan que cometamos un error. —Los ojos de Tristan se deslizaron hasta colocarse en mi rostro. Mira giró la cabeza para mirarme también, con su pelo cayendo como una cascada por su hombro. Había pensado que los dos se habían olvidado de que yo seguía allí, pero ahora el foco de atención se había dirigido hacia mí. Estar de pie en la espesa oscuridad con dos vampiros no era una situación extraña para mí. Lo que era extraño era que ahora me sentía como un forastero en el mundo oscuro que había habitado la mayor parte de mi vida. Yo era la criatura extranjera que había invadido sus dominios. No me gustaba ese sentimiento. Cerrando mi puño, me sorprendí al descubrir que todavía sostenía mi daga. Mis ojos cayeron en la hoja plateada centelleando con la lejana luz de la farola. Y quizás yo era la única amenaza que permanecía en ese pequeño y circular edificio. No me habían atacado ni habían hecho ningún movimiento hacia mí, y yo todavía estaba preparado para cortar el corazón de cualquier criatura que se cruzara en mi camino. Mira caminó hacia delante y agarró por los hombros a Tristan, empujando el hombro de él contra su esternón. —No —murmuro Mira con un movimiento de cabeza. Su mano izquierda cruzó la cara de él, con su pulgar en su mejilla en una caricia que hizo que él deslizara sus ojos de mí hasta ella. —Pero aún es un cazador —dijo Tristan. Casi podía comprender su expresión, pero las palabras sonaron más como una pregunta que como una afirmación. Tenía el presentimiento de que Mira le había dicho algo telepáticamente, pero no lo capté. Inclinándose hacia delante, le plantó un beso en la sien. —Siempre. —La palabra había sido tan suave que sonó como si la hubiera respirado en vez de susurrarlo. Su mirada volvió a mí, con sus resplandecientes ojos color lavanda sopesándome fríamente. Cuando me miró, ya no tenía el sentimiento de que me veía como a un enemigo. Como había dicho antes, me veía como uno de ellos y era evidente que yo me veía de la misma manera.

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—Suficiente —dije bruscamente, deslizando de nuevo la daga en su funda. La conversación se estaba volviendo incómoda y sólo tendría como resultado que yo agarrara una segunda daga—. ¿Qué hay de la chica? —No sé mucho. —Tristan se encogió de hombros cuando Mira lo liberó de su agarre—. Paré en The Dark Room hace más de un mes. Ella estaba allí con un grupo: Me la ofrecieron y yo acepté. —¿Qué quieres decir con que te la ofrecieron? —Ya me sentía en el límite. Después de la confusión de la Primera Comunión, después el apartamento, la morgue, y ahora esta escena. Ya estaba preparado para dejarlo por esta noche y comenzar fresco por la mañana. El agotamiento estaba empezando a calar en mis hombros, provocando que los músculos me dieran punzadas y me dolieran. La noche todavía era joven, pero sentí la necesidad de sentarme y pensar en lo que estaba pasando en vez de sólo meterme en el caos que era la existencia de Mira. —Como un anfitrión ofreciéndote un poco de vino y queso una vez que llegas a su casa — dijo Mira con poca seriedad cuando paseó sin rumbo a la parte alejada del mirador. Se volvió y reposó su espalda contra la repisa, cruzando el tobillo izquierdo sobre el derecho mientras metía las manos en los bolsillos de los pantalones vaqueros—. Los lugareños tienen curiosidad por Tristan, estoy segura. Lo invitaron a un poco de conversación ligera. Compartir una mascota es un gesto de buena educación. —¿Y ella fue contigo por las buenas? —pregunté, pasando rápidamente los ojos de Mira a Tristan. —Por supuesto. —Pero esa no fue la última vez que la viste —instigó Mira. No había rastro de amenaza o enfado en su voz—. La marca de su brazo provenía de ti, pero no era de hace un mes. —Hace cuatro noches —dijo él suavemente. Sus ojos cayeron hasta sus zapatos cuando su pie se deslizó a lo largo del áspero cemento—. Pasaba por el distrito del club. Era temprano y no tenía hambre. Ella me vio. Hablamos un rato y ella se ofreció. —Tristan levantó la mirada, frenando sus grandes ojos en Mira—. Intenté cicatrizar la herida, pero ella no me dejó. —¿A quién pertenecía? —pregunté, dando un paso hacia el mirador. —A Gregor. Ella estaba en el grupo de Gregor —dijo Tristan. Metió las manos en los bolsillos y caminó hacia delante para apoyarse contra una de las ventanas cerca de Mira.

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—¡Gregor! —Exclamó Mira, recorriéndose el pelo con una mano para apartárselo de la cara. La Nightwalker se tambaleó sobre sus pies, dirigiéndose hacia mí. —¿Qué te poseyó para que te asociaras con esa jauría de chuchos? —Mira…‖—suspiré. —Sí, sí —refunfuñó ella, haciéndome gestos con las manos cuando se volvió para encaminarse al otro lado del mirador—. Nuevo en la ciudad. No conozco nada mejor. —¿Se puede encontrar todavía a ese vampiro en The Dark Room? —pregunté, intentando reconducirnos al tema. No me importaba su opinión personal acerca de los variados círculos de vampiros dentro del área. —Sí, pero no podemos ir allí esta noche —replicó Mira mientras se cruzaba de brazos. —¿Por qué no? —salté. Sentía como si esto no nos llevara a ninguna parte, pero Gregor podía, finalmente, ser capaz de darnos algo de información sobre la chica muerta, y aún Mira era reticente a rastrearlo. —Está en la reunión —dijo Mira frunciendo el ceño con mordacidad a Tristan durante un segundo antes de volver a mirarme—. Después de eso, dudo que volviera a The Dark Room y más bien manejaría el asunto allí. Además, hay otras cuestiones que necesitan ser tomadas en cuenta antes de que nos acerquemos a él. La pregunta estaba en la punta de mi lengua, pero me la tragué. Sinceramente dudaba que me diera una respuesta directa. —Entonces, ¿a dónde ahora? —A la casa de la ciudad —suspiró, con sus hombros caídos. Metió la mano en el bolsillo de la chaqueta, provocando que sus llaves tintinearan suavemente—. Ya he tenido suficiente contigo. —Mira se volvió hacia Tristan, que se había movido más hacia las sombras—. Vuelve a casa. Hablaremos más tarde. Mira me pasó rápidamente, con las llaves tintineando en su mano izquierda cuando se encaminó hacia el coche. Volví a mirar al mirador para encontrar que Tristan ya había desaparecido sin hacer ruido. Cogiendo aire profundamente, llegué hasta mis poderes, extendiéndolos por toda la plaza. Tristan fue fácil de localizar, en el otro lado de la plaza, enterrado en las sombras que se arrellanaban en las lejanas esquinas del parque. Los vampiros que había sentido a una milla de distancia se acababan de ir. El amanecer todavía estaba a varias horas, pero parecía como si Mira necesitase hacer un alto en la investigación de la noche. ¿Estaba cansada? Por su extrema palidez y el tacto frío

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y de cera de su piel, supe que había pasado un tiempo desde que se había alimentado por última vez. También estaba el leve sentimiento de su hambre golpeando contra mí, pero la sensación todavía era débil y fina, como si todavía no hubiera cobrado fuerza real. Sabía que no se alimentaba conmigo ahí al alcance de la mano, un hecho del que yo estaba extremadamente agradecido. Era algo que no quería ver o sentir. Pero incluso si se me dejaba para poder alimentarse, todavía quedaban muchas horas antes de que tuviera que buscar refugio. No confiaba en que ella continuara con la investigación sin mí. ¿Estaba intentando proteger a los de su especie de mí, o quizás sólo a Tristan? Cambié mi escudriño al otro lado del parque y me paré, con el aliento contenido detrás de un nudo ansioso en mi garganta. —¡Mira! —grité, volviéndome sobre mis talones para mirar a la Fire Starter. Ella se paró y se volvió para encararme, todavía jugueteando con las llaves. El sonido del metal era el único en el aire. —¿Qué hay en aquella colina? —señalé hacia la oscura y serpenteante carretera que desaparecía tras una escarpada esquina. —El invernadero. ¿Por qué? —Naturi.

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Capítulo 15 Traducido por: Rihano Corregido por: Loo!*

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l Invernadero Telfair era una gran estructura compuesta casi enteramente de vidrio y acero, que albergaba algunas de las más raras flores y plantas del el mundo.

A excepción de un par de farolas en la parte superior e inferior del bloque, el área estaba completamente negra. Los grandes árboles y palmeras se levantaban en todo el invernadero como animales prehistóricos en la noche, cuidando la estructura y sus secretos. Mira estacionó su vehículo frente al enorme invernadero y guardó sus llaves en lo profundo del bolsillo de sus pantalones, por lo que ellas tintineaban mientras caminaba. Por primera vez esta noche en Savannah, parecía tensa. Sus manos se cerraron en puños apretados a su lado y su rostro estaba cuidadosamente limpio de toda expresión. Por supuesto, no se estaba sintiendo mucho mejor. Había seis miembros de los Naturi en alguna parte de la gran estructura, y no podía empezar a adivinar por qué. ¿Podría tener algo que ver con Abigail? ¿O habían sido enviados por su reina, Aurora, para recoger una flor o planta específica para un hechizo? Si era así, ¿por qué aquí? El Invernadero Telfair no podía ser el único invernáculo que tuviera lo que Aurora necesitaba. ¿Por qué desearía entrar en el dominio conocido de Mira a menos que fuera con el único propósito de atrapar a la Fire Starter? Por desgracia, no tenía idea de a lo que nos enfrentábamos. Yo sólo podía sentir a los Naturi, no podía decir exactamente con cual clan estábamos tratando. —Abre el maletero—dije cuando Mira empezó a alejarse del auto. Con el ceño fruncido, el vampiro sacó las llaves del bolsillo y pulsó el botón del mando a distancia. El seguro dio un clic sordo y el maletero se abrió. Levantándolo, busqué mi bolsa de lona. En la tenue iluminación amarilla, arrojada por las diminutas luces del maletero, inspeccioné rápidamente mi Browning, comprobando que el cargador estaba todavía lleno. Deslizándola de nuevo en la funda, la enganché a mi

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cinturón en la parte baja de la espalda. Me liberé de mi chaqueta, arrojándola en el maletero. El aire frío de la noche traspasó a través de mi cuello alto de algodón. —¿Necesitas algo? —pregunté, mirando a Mira. La Nightwalker miró por encima de su hombro por un segundo al cercano edificio de cristal luego se trasladó hasta pararse a mi lado y al del maletero, con el oscuro ceño tirando de sus labios. Ella abrió su bolso y retiró lo que parecía ser la Glock que le regalé hace meses, cuando volamos a Venecia. Con más facilidad de lo que esperaba, ella deslizó el cargador de su arma, dándole una breve mirada a las balas, y luego reemplazándolo fácilmente. La primera vez que le di el arma, ella la había agarrado como un pedazo de basura podrida. Al parecer, su punto de vista de las armas había cambiado. Si bien yo nunca había sido demasiado aficionado a las armas, eran muy eficaces cuando se trataba de despachar a los Naturi. Por esa razón, me adapté. Mira metió la pistola en el bolsillo de su chaqueta y cerró suavemente el maletero. El vampiro me llevó alrededor del lado del invernadero, a una entrada lateral. Saqué mi billetera de mi bolsillo trasero del pantalón y extraje un par de herramientas para forzar la cerradura, una habilidad que había adquirido durante mis viajes al Lejano Oriente y refinado a mi llegada a Londres, aunque todavía estaba luchando con algunos de los más sofisticados sistemas de alarma antirrobo. Estaba a punto de arrodillarme delante de la puerta, con su manija curvada de acero, cuando Mira puso una mano en mi hombro deteniéndome. Parada en frente de mí, sacó su billetera de su bolsillo trasero. Resoplé burlonamente cuando ella sacó una tarjeta de crédito y devolvió la billetera a su bolsillo. —Estás bromeando, ¿verdad? —susurré. —No —murmuró ella. Trabajó cuidadosamente la tarjeta de crédito en la delgada grieta entre la puerta y el marco de la puerta—. El invernadero es administrado y financiado en gran medida por la manada local. Únicamente idiotas con un fuerte deseo de morir irrumpirían. Sí, idiotas como nosotros. Pensé, pero no lo dije. Con Mira, esto siempre era algo. Después de sólo unos segundos de calzar la tarjeta, Mira tenía la puerta abierta. —Has hecho esto antes —le dije mientras deslizaba la tarjeta de crédito de nuevo en su bolsillo. —Este es uno de mis lugares favoritos en la ciudad, pero cierra a las cinco. No tengo más remedio —siseó. —No te estoy juzgando. —Y no la estaba. Había muchas cosas que Mira perdió a causa de su alergia extrema a la luz solar.

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—Suena como eso —se quejó, liberando la puerta mientras entraba. Apenas logré sujetar la pesada puerta de metal antes de que pudiera golpear cerrándose. —¿Por qué ellos sólo no te dieron una llave? —susurré. Mira me miró por encima del hombro, su ceño fruncido en confusión. —¿Por qué? Mi método funciona muy bien. Seguí detrás de ella, cerrando la puerta sin hacer ruido mientras maldije para mis adentros su mal humor. Su cambio agudo de humor podría ser entendido, sin embargo. El Naturi la puso en el borde. Ninguno de nosotros sabíamos a lo que nos estábamos enfrentando. Podríamos estar entrando a una batalla como a cualquier cosa, desde los cinco clanes diferentes, o incluso Aurora misma, aunque me pareció poco probable que la reina de los Naturi viniera en pos de Mira. Después de que la Nightwalker casi destruyó su corazón, estaba dispuesto a apostar que Aurora le iba a dar a la Fire Starter un poco de espacio por ahora. Toda la luz de la luna estuvo instantáneamente sombreada por el espeso follaje de arriba. El aire era cálido y denso con el aroma de las plantas. El tenue sonido del agua goteando desde lo profundo de la habitación. Una docena de diferentes esencias florales me asaltaron, mezclándose con el olor a lila emanando de la Nightwalker parada delante de mí. Mira se detuvo justo en la puerta, su cuerpo tenso y quieto como una estatua. Ella buscó retrocediendo con su mano izquierda hasta que las puntas de sus dedos rozaron mi brazo. ¿Están ellos cerca? Empujó la pregunta dentro de mi cerebro. Con esas tres palabras llegó un cúmulo de emociones, algunos sentimientos contra los que incluso luché para ponerles nombre. Pero sobre todo, era ira. El Naturi no estaba sólo en su casa, sino también en el único lugar que ella consideraba como un santuario privado. —No —susurré, alejando su mano. No la quería en mi cabeza, desordenando mis pensamientos—. Los siento como en el otro extremo del edificio, en un cuarto más grande. —¿Cuantos? —Seis. —¿Puedes ver? —Un poco —contesté con evasivo. Cerré los ojos un par de veces, esperando a que mi visión nocturna mejorara. Era mejor que la de la mayoría de los humanos, pero de lo que podía decir, yo todavía estaba detrás de la mayoría de los vampiros y los licántropos.

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Delante de mí, los árboles y plantas grandes comenzaron a tomar forma. Una separación en las hojas reveló una visión de las ventanas que componían la pared opuesta. La habitación en la que estábamos parados no tenía más de veinte pies. —El camino es estrecho y se envuelve alrededor de la habitación. Pégate a la derecha o caerás en el agua del centro de la habitación —instruyó Mira. —¿Qué habitación es esta? —Le pregunté, siguiendo detrás de ella mientras se dirigía hacia lo más profundo de la oscuridad. —Bosque lluvioso. Eso explicaba la humedad agobiante. Yo casi esperaba que el techo se abriera en un ligero aguacero. Agachando mi cabeza para esquivar una hoja de palma que colgaba baja, me topé con Mira, quien se había detenido en medio del camino. —¿Has oído eso? —Preguntó, en un susurro ronco. Hice una pausa, intentando oír algo, pero no había nada más allá de la risa de tono alto del agua corriendo y el pincel tenue de las hojas. —¿Qué? Mira le dio a su cabeza una fuerte sacudida antes de moverse lentamente hacia adelante. —Nada. —Sin embargo, incluso mientras decía la palabra, la sentí enviando una onda de energía desde su cuerpo. El pulso frío pasó a través de mí y recorrió el resto del edificio. Estaba buscando a algo o a alguien, lo cual era extraño porque ella no podía sentir a los Naturi sin mí. La Nightwalker había adquirido la capacidad brevemente mientras estábamos en Perú, pero de lo que había concluido durante nuestra reciente asociación, había perdido el poder. La capacidad parecía depender de que ella tuviera acceso a grandes cantidades de energía de la tierra. —¿Alguien? —pregunté después de un par de segundos. —No. —Parecía desconcertada, lo cual no me llenó con una abundancia de confianza. Mira era un vampiro con más de seis siglos de experiencia. Lo único que no podía sentir era a los Naturi, y ocasionalmente a los vampiros antiguos. No me gustó que sonara perpleja. —Pero… Mira se detuvo ante una serie de puertas, con la mano apoyada en el mango plateado pálido. —Pensé…‖ me‖ pareció‖ oír‖ el‖ llanto‖ de‖ un‖ bebé‖ —confesó tímidamente, y luego sacudió la cabeza—. Pero era extremadamente débil. Podría haber sido un auto o algo más.

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—¿Tú crees? —empecé, pero las palabras parecían morir en la garganta. El robo de bebés humanos era uno de los pocos cuentos de la mitología antigua sobre los Naturi que en realidad eran verdad. Desafortunadamente, no estaban agarrando niños porque ellos los prefirieran a sus propios niños enfermos. Las teorías iban desde ingredientes para hechizos complejos hasta tratar de debilitar a una generación de humanos. —Puede ser, pero no lo sé. El sonido se ha ido ahora. Vamos a mantenernos en movimiento —dijo Mira, sacudiendo para abrir una de las puertas. Entramos en el vestíbulo principal del invernadero, con su techo ahora sostenido por un buen par de pisos por encima de nosotros. Luz de la luna caía, brillando en los pisos de mármol pulido. En una habitación cerrada, a nuestra derecha había una tienda de regalos, mientras que una pequeña oficina descansaba en el lado opuesto del vestíbulo. Las puertas de ambas habitaciones estaban cerradas y a oscuras. Poniendo una mano en su hombro, me sumergí en los pensamientos de Mira. Los Naturi están cerca. ¿Sabes la disposición de las salas? Sí. Exactamente enfrente de nosotros, en la sala de exposición, la cual lleva a la exposición de bonsáis y al jardín del desierto. A la izquierda hay otra exposición del bosque lluvioso. Hay un conjunto de escaleras que conducen a esto. Ellos están en el otro bosque lluvioso. Debajo de mi mano, sentí que Mira alcanzó el bolsillo de la chaqueta, donde tenía su arma escondida. Saqué mi propia arma de su escondite en la parte baja de mi espalda. Hay dos entradas en la habitación. Si nos separamos… Sus palabras se perdieron de repente bajo una oleada de miedo que amenazaba con tragarnos. Mi mano se cerró sobre su hombro mientras respiraba fuerte entre mis dientes apretados. Su miedo empezó a bombear a través de mis venas, dando cuerda a un curso sinuoso a través de mi cuerpo hasta sus garras clavadas en mis músculos. Bajé la cabeza para que mis labios estuvieran justo al lado de su oído. —¿Qué? —Susurré. Su mente aún estaba abierta para mí, pero no tenía ganas de sumergirme en sus pensamientos por ahora. Todavía estaba luchando por salir a la superficie de la ola anterior. —¿No puedes oírlo?— Sus palabras se le escaparon en un quebrado suspiro—. El llanto. ¿Un bebé? No. Esto no era bueno. Mi audición era buena, muy buena. De hecho, yo estaba dispuesto a apostar que podría darle a la mayoría de los licántropos un plazo por su

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dinero, pero no podía escuchar nada más allá que el sonido del agua cayendo. ¿Era la audición de Mira mucho más aguda que la mía? —¿Era a través del vestíbulo? ¿En la sala de exhibición, o tal vez el desierto? —No sentí a ningún Naturi en esa dirección —susurré tras otro examen rápido del invernadero. Desde luego, las únicas criaturas que podía sentir en el invernadero, además de los Naturi eran a Mira y a mí. No sentí a ningún humano en la zona—. Chequea esto. Me encargaré de los Naturi. Mira asintió y se lanzó hacia delante, deslizándose fuera de mi alcance. La miré por un momento, moviéndose como si fuera otra sombra dentro de una casa de sombras. Silenciosamente, abrió una serie de puertas y desapareció en otro cuarto. Yo me quedé en las espesas sombras de la puerta, mirando a la profunda fosa negra en la que los Naturi estaban ocultándose. Los árboles se extendían hasta el techo, con sus hojas rozando contra las ventanas, pero todo su color y detalle estaba perdido en la noche. El único sonido que rompía el silencio perfecto era un torrente de agua que se precipitaba procedente de las profundidades de la oscuridad. No era una pequeña fuente. El agua rugía de la oscuridad como un conjunto de rápidos en un barranco estrecho. Sólo podía esperar ser capaz de utilizarlo para enmascarar cualquier sonido que hiciera mientras me acercaba, porque el cielo sabía que no sería capaz de ver hacia dónde iba. Con mi Browning acunada en ambas manos delante de mí, me alejé de la puerta de la entrada a la sala del bosque lluvioso abierta a mi izquierda. Mi corazón había empezado a golpear más rápido en mis oídos y una gota de sudor corría por mi columna vertebral. Necesitaba esto para arremeter violentamente en el mundo, proclamando a todo el que me pudiera oír que vivía y recuperaría mi alma. Incluso si eso significaba salvar a la humanidad mediante la destrucción de un monstruo a la vez. En un raro golpe de suerte, la entrada de la izquierda era una rampa de suave pendiente para sillas de ruedas. Me deslicé fácilmente hacia abajo, mi espalda presionada contra la barandilla de metal, mientras enfrentaba el centro de la habitación. Mantuve el arma apuntando hacia arriba, hacia las copas de los árboles. Los Naturi estaban en el espeso follaje en algún lugar del más profundo en la sala. Rayos de la luz de la luna atravesaban de forma intermitente entre las hojas, dándole forma y profundidad a la oscuridad. Al llegar a la ruta de acceso en la parte inferior de la rampa, vi un destello de luz de luna brillando como un reflejo de agua. El centro de la habitación contenía una piscina estrecha que corría a lo largo desde el lobby hasta la fuente de agua rugiente. A mí alrededor se levantaban árboles y arbustos, abrazando al pequeño sendero en un abrazo cálido y

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húmedo. Bordeé el camino llano, mi espalda rozando contra las ásperas rocas que formaban parte del muro, encerrado en el bosque lluvioso hecho por el hombre. Hice una pausa, cuando solo estaba a una docena de pies de distancia de donde estaban escondidos los Naturi por encima de mí. Nada se movía. El sonido del torrente de agua había crecido y era más alto y una brisa fresca se desvió hacia mí desde el fondo de la sala. Las hojas estaban todavía juntas, negándose a revelar a mi presa. Los seis Naturi estaban agrupados muy juntos en la parte superior de un par de palmeras de gran tamaño. Vacié mi cerebro de cualquier cosa que pudiera haber sido capaz de ponerlos muy juntos a tal altura. Con Mira escondida en algún otro lugar dentro del invernadero, yo estaba solo y malgastando la luz de la luna. Tuve que tratar de tomar estas cosas en cuenta antes de que mi escolta Nightwalker necesitara encontrar refugio del sol naciente, o peor, alimentarse. Levanté la pistola, apunté al lugar donde se sentía como los pequeños insectos, estaban agrupados y disparé una sola ronda. Las hojas revolotearon mientras la bala atravesó una espesa capa de follaje y, finalmente, se incrustó en el tronco de un árbol. Nada se movía. Nada hacía sonido excepto el rugido del agua. Moviendo la vista ligeramente hacia la izquierda, disparé otra ronda. La bala atravesó un grupo de hojas en la copa de un árbol antes de rozar el marco de metal de la ventana. Hubo un solo grito, agudo, como el que un ratón podría hacer si fuese atropellado por una apisonadora. Algo más grande y más denso que una hoja de palma cayó desde lo alto del árbol y se hundió por debajo del agua. No pude identificar el pequeño cadáver mientras caía, pero no lo necesitaba. Sus compañeros habían salido al aire y yo podía identificarlos claramente. Los Naturi eran del clan de viento, similares a los que habíamos visto en el bosque de las afueras de Londres, con sus alas como una mariposa y cuerpos pequeños y ágiles. Claro, que eran una manada de enojados guardianes con garras listas para destriparme, pero sus dardos venenosos eran dolorosos y frecuentemente mortales. Tampoco ayudaba que me habían superado en número por cinco a uno. ¿Dónde demonios estaba Mira? Mientras ellos se descubrían, a través del aire, por encima de mi cabeza, el viento Naturi tomó un brillo tenue en la abrumadora oscuridad como bolitas de luces de Navidad. Tres eran de un azul brillante mientras que las otras dos eran un color naranja brillante. Dos familias diferentes dentro del clan del viento. Me pregunté: ¿Qué demonios estaban haciendo aquí en el invernadero? ¿Ocultándose? ¿O anidando? —Vete de aquí —ordenó uno de los Naturi mientras sobrevolaban la zona.

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—Tú no tienes nada que hacer aquí. —Y vosotros no sois bienvenidos en los dominios de la Fire Starter —repliqué, haciendo coincidir la mira de la pistola con el corazón de la criatura. —La Fire Starter no sabe que estamos aquí. Ella no tiene por qué saberlo. No hemos matado a ninguno de sus humanos —respondió el Naturi. —Ella ahora lo sabe. Otro Naturi se acercó más al que me hablaba, poniéndole una mano sobre su hombro delgado. —Él es ese cazador que viaja con la Fire Starter —proclamó—. Habrá traído a la Fire Starter aquí. Ella lo sabe. —A la vez, el clan Naturi del viento comenzó a lanzarse alrededor de la zona, buscando en el área inmediata por la Nightwalker, haciéndome perder mi oportunidad, ya que entraban y salían de los árboles. —¿Dónde está ? —Exigió uno, deteniéndose al lado de un árbol. Aproveché la oportunidad para enterrar una bala profunda en el pecho de un Naturi con un resplandor naranja. —Ella está ocupada investigando alguna travesura que hayáis hecho vosotros dentro de su dominio —dije sobre el grito del Naturi que cayó desde el árbol hasta la acera de duro cemento. Un dardo pasó zumbando por mi cabeza y se incrustó en un árbol justo detrás de mí. Fue un disparo de advertencia. —¿Por qué nos estás matando? No te hemos hecho nada. No hemos dañado a nadie en el dominio de la Fire Starter. Simplemente queremos existir aquí. —¿Coexistir pacíficamente con los humanos? Dudo de eso —dije, moviéndome un poco a mí izquierda por la acera, tratando de obtener un mejor tiro hacia el Naturi que también tenía una ballesta de muñeca apuntada hacia mí. —Es verdad —admitió con una amplia y malvada sonrisa—. Es sólo una medida temporal, pero por ahora estamos dispuestos a convivir en armonía con los asesinos de la tierra. ¿No puedes dejarnos en paz también? —No —le respondí justo antes de disparar dos tiros. El Naturi esquivó las balas, agachándose mientras disparó también otro dardo con punta venenosa. —Que así sea. Nosotros te mataremos primero y luego iremos en busca de la Nightwalker —murmuró el Naturi mientras volaba de regreso dentro de la espesura del negro follaje, cerca del techo del invernadero. Disparé otra ronda ciega, esperando al menos darle en su ala, pero sólo oí el inconfundible sonido de cristales rotos. Me encogí mientras una bala

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atravesó la ventana, rompiendo la misma. La gran placa de vidrio brilló y casi pareció tintinear cuando se estrelló contra el suelo. Estaba tratando de evitar la creación de cualquier daño que pudiera resultarle difícil a las autoridades explicarlo más adelante. La ventana rota también proporcionó a los cuatro Naturi del viento restantes una salida rápida. Sin embargo, parecían contentos con disparar sus pequeñas flechas hacia mí por el momento. Continué por el camino hacia el sonido del agua rugiente mientras los tres Naturi azules entraban y salían velozmente de la hilera de pesados árboles. Las hojas gruesas hicieron difícil conseguir otro tiro. La brisa se intensificó de manera que yo la podía sentir como una mano fresca rozando mi cara. Barriendo el arma alrededor, buscando por mi presa perdida, encontré que estaba parado a unos metros de una cascada de dos pisos. El torrente de agua reflejaba la luz de luna que se derramaba a través de un claro entre los árboles, revelando un pequeño puente de madera que cruzaba sobre la corriente en el centro de la habitación. Capturé un destello de color azul por el rabillo del ojo, dibujando mi objetivo a mi derecha. Yo era demasiado lento. El pequeño dardo cayó en mi hombro, enterrándose profundamente dentro del músculo. La punzada de dolor fue seguida instantáneamente por un ardor intenso que se deslizó por mi brazo derecho y bajó a mi omoplato. El fuego líquido corrió a través de mi miembro, minando mis fuerzas por lo que me vi obligado a deslizar la Browning en mi mano izquierda. Apreté el gatillo, pero el Naturi salió disparado justo a tiempo. Tomé una respiración brusca, me tiré a la izquierda mientras avistaba al Naturi de nuevo, haciendo caso omiso de la leve brisa creada por el dardo que acababa de fallar mi cuello. Disparé el arma de nuevo. El Naturi incluso no tuvo la oportunidad de gritar, mientras la bala de nueve milímetros le atravesó la garganta, cerca de cortar su cabeza. La criatura se dejó

caer

en

una

cama

de

helechos

y

no

regresó

al

aire.

Con mi espalda contra la pared de roca, recorrí la zona, el arma levantada en la mano izquierda. Mi brazo derecho colgaba a mi lado, el fuego bombeando a través de mis venas. La oscuridad del veneno se cerró en torno a mí, llenando mi visión. El Naturi había desaparecido, posiblemente con la esperanza de que el veneno trabajara su magia y les permitiera llevarme aparte cuando finalmente cayera inconsciente a sus pies. Luchando contra el frustrante impulso de bajar mi arma y frotar mis doloridos ojos, me puse en contacto con mis poderes para buscar en la habitación. No esperaba localizar a los tres últimos. Una ventana estaba rota. Tenían una vía fácil de escape. Definitivamente no esperaba sentir a uno justo detrás de mí. Balanceándome alrededor, di un paso atrás hacia el puente. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, aumentando los

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latidos en mi brazo y también lavando algo del letargo que se había deslizado en mí ser. Por ahora, sólo necesitaba un tiempo para luchar contra este veneno que me estaba quemando a través de mi sistema. Mi propia curación sobrenatural lo combatiría y, finalmente, superaría sus efectos. Sólo necesitaba un poco de tiempo. Algo grande y oscuro se lanzó de repente sobre mi cabeza. Mientras me agachaba, disparé un tiro al monstruo azul. Mi objetivo estaba fuera y oí la bala impactar a través de la madera. La manada local no iba a estar satisfecha por la mañana. Con el rabillo del ojo, vi que algo cayó y golpeó contra el suelo en una franja pálida de luz de luna. Mirando hacia abajo, descubrí lo que parecía ser un koi 2 oro y blanco. Grandioso. Los bastardos ahora me estaban lanzando peces. Apretando los dientes, reanudé mi búsqueda por la habitación. Di un paso hacia el puente, evitando cuidadosamente al pez. La madera crujió y gimió bajo mi peso. Otro destello de color azul se lanzó desde detrás de una agrupación espesa de hojas. Levanté mi arma, con mi dedo ejerciendo presión sobre el gatillo mientras trataba de fijar mi blanco. Sin embargo, antes de que pudiera apretar el gatillo, otro pez fue lanzado hacia mí en la oscuridad. Éste parecía ser del tamaño de una trucha grande en lugar de los koi del tamaño del puño que había encontrado hace unos momentos. Traté de levantar mi brazo derecho para bloquearlo, pero tardó en responder. Retorciéndome, sentí un dolor agudo y punzante mordiendo el músculo de mi pantorrilla izquierda. Con una maldición en la punta de mi lengua, caí de espaldas sobre la baranda del puente, en el agua. Lo único positivo fue que tuve la posibilidad de disparar de vuelta al Naturi a mi derecha antes de golpear el agua helada. Mi espalda se estrelló contra el suelo de roca, sacando el aire de mis pulmones mientras mi cabeza quedaba bajo el agua. A pesar de estar en una representación del bosque lluvioso, el agua que fluía a través de la habitación estaba helada. Se filtró en mis ropas y clavó sus garras en mi piel. Me empujó de nuevo sobre mis pies, sólo para descubrir que la piscina de agua apenas llegaba a mis rodillas. La caída de agua golpeaba el suelo detrás de mí, enviando una neblina fría. Mis dientes estaban apretados en un intento desesperado por impedirles castañetear mientras escaneaba el área con los dos ojos y mis poderes. Sólo habían quedado dos Naturi. Al parecer, había conseguido tener un golpe de suerte antes de golpear el agua. Basta de juegos. Estaba frío y húmedo. El dolor en mi brazo y pierna estaba latiendo, enviando ondas de enfado a través de mi cuerpo. Se estaba convirtiendo en una lucha por

Koi: Los koi (del japonés コイ Koi, carpa, cuyo homónimo también significa amor o afecto) son variedades de peces ornamentales domésticas de la carpa común. 2

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permanecer consciente mientras el veneno inundaba mis sistemas y se filtraba en mi cerebro. Había tenido menos problemas con los malditos Naturi en España. Empujando la pistola de regreso a la funda en la parte baja de mi espalda, di un paso adelante. Con las dos manos en la barandilla, poco a poco me arrastré sobre ella y regresé hacia el puente. El Naturi eligió ese momento para atacar, creyendo que yo estaba impotente. Brillos azules y naranjas se dispararon desde detrás de un árbol y voló directo hacia mí. Expulsando una respiración lenta, levanté mi mano izquierda vacía y me concentré en las criaturas del tamaño de un niño pequeño. Al mismo tiempo, metí la mano en el sombrío núcleo negro que existía profundo dentro de mi pecho. La bola dura de poder rugió con alegría infernal mientras lo tocaba con mis pensamientos, invocándolo. Este fluyó, más rápido que el agua cayendo detrás de mí hasta que llenó mi cuerpo entero. Diluyó el dolor en mis miembros y el frío que estaba comiéndose mi piel. De repente, pude oír los latidos del corazón del Naturi, golpeando más rápido que el de un colibrí. Podía oír el bombeo de la sangre a través de sus pequeños y ágiles cuerpos. Me concentré, tratando de controlar el torrente de energía que estaba inundando mi cerebro. Quería más que solo estos pequeños Naturi. Las criaturas diminutas dieron un alto repentino en la mitad del aire, sus voces se alzaron en un grito que perforaba las orejas antes de caer de nuevo a tierra con un golpe suave. Bajando mi mano, empujé a regañadientes el oleaje de energía de regreso al oscuro núcleo. Se echó hacia atrás con un rugido frustrado en mi cabeza, exigiendo ser puesto en libertad. Era embriagador. Un ímpetu diferente de cualquiera que hubiera sentido nunca. Pero nunca lo dejaría manejarme. Un poder tal que solo tenía un propósito: matar. Poco a poco, el poder se drenó de mis miembros y descubrí que estaba temblando en mis ropas mojadas y frías. Tomé un par de respiraciones por la nariz, expulsándolas a través de mis dientes apretados. Impulsándome lejos de la barandilla del puente, me acerqué a donde el último Naturi había caído. No podía verle, pero pude escuchar un ligero pop y el siseo de carne burbujeando. Había causado que su sangre hirviera dentro de su piel. Me imagino que su pequeño corazón había estallado o derretido bajo el intenso calor repentino. Un Bori poseía la mitad de mi alma. Podía sanar con más rapidez que los humanos normales, sentía a otras criaturas, y no envejecía. Pero mi verdadero regalo era mi capacidad para causar que la sangre de otra criatura hirviera. Yo era un monstruo más grande que el que Mira jamás podría ser. Apoyado contra la pared cercana, respiré estabilizándome. Mis piernas eran como la jalea y mis brazos estaban temblando. Estaba frío y agotado. Y no estaba solo. Mi única

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advertencia fue el chasquido de una rama. No tuve suficiente tiempo antes de que el Naturi estuviera sobre mí. Golpeando su pequeño cuerpo contra el mío, empujó una hoja pequeña profundamente en mi estómago. Gemí mientras ella liberaba el cuchillo y lo acercaba a mi garganta, cortando a través de la tela gruesa del cuello de tortuga para cortar la carne tierna allí debajo. Podía oler su sangre en el aire y sus brazos temblaban mientras peleaba conmigo. Era un tonto. Había logrado herir al Naturi de un tiro antes de caer en el agua, pero no completé otra exploración de la zona para estar seguro de que en verdad le había matado. Él había estado escondido en las sombras, esperando a que me relajara para que finalmente pudiera atacar. —Puedes haber matado a mi gente, pero no saldrás de aquí —gruñó él. Una de sus manos golpeó en mi hombro, con las uñas clavándose a través de mi camisa, mientras la otra mano sostenía el cuchillo apretado contra mi garganta. Agarré una de sus muñecas con ambas manos, luchando por alejar a la hoja de clavarse más profundo en mi garganta. No era tan fuerte, pero entre el veneno y el uso de mis poderes, yo estaba agotado. Apretando los dientes, dejé que mis ojos se cerraran mientras el cuchillo se hundía otro milímetro más profundo en mi carne, golpeando venas que liberaron un nuevo flujo de sangre. No se necesité mucho para sacar los poderes que permanecían justo por debajo de la superficie, exigiendo la vida de este Naturi. La liberación fue como una explosión de mi pecho, haciéndome gritar de sorpresa. Estaba demasiado cansado para mantenerlo bajo estricto control, como de costumbre. El Naturi se sacudió mientras la energía se extendía a través de él en un instante, ocasionando que su sangre entrara en un hervor casi instantáneo. Murió tan rápidamente que ni siquiera tuvo tiempo suficiente para gritar de dolor. Empujé su cadáver lejos de mí y me desplomé sobre mis rodillas, mi respiración era dificultosa mientras las estrellas giraban ante mis ojos. La energía continuó fluyendo de mi alma, buscando otras criaturas para destruir. Fue sólo un segundo antes de que yo sintiera a Mira acercarse. El monstruo dentro de mí se echó a reír de alegría mientras era alcanzado por su propia energía. Pero en vez de destruirla, podía sentir que deseaba combinar los dos poderes, creando una amenaza aún más grande para el mundo. —¡No! —Gruñí, presionando ambas manos en la pasarela de frío hormigón mientras centraba toda mi atención en los poderes que estaban corriendo desenfrenados desde mi cuerpo. Yo nunca había perdido así el control por completo. Era un peligro para todo ser viviente en torno mío: humano, Nightwalker, o Naturi. No importaba la raza, sólo que la criatura tuviera un alma que pudiera poseer.

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Invocando hasta lo último de la energía que había dentro de mi tembloroso cuerpo, envolví mentalmente mis dedos alrededor del poder que estaba buscando a su próxima víctima y lo puse de nuevo en mi cuerpo. Podía sentirlo luchando contra mí, sacudiéndose en contra de mi agarre. Me dolían los músculos y mis pulmones quemaban mientras dejé de respirar por miedo a perder mi control sobre el monstruo. Después de lo que pareció una eternidad, tiré de los poderes de regreso a mi cuerpo, encerrándolos de nuevo en el centro de mi alma donde nadie pudiera alcanzarlos. Por ahora, el mundo estaba un poco más seguro de mí.

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Capítulo 16 Traducido por: Virtxu Corregido por: Angeles Rangel

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e aferré al sonido del agua corriendo mientras yacía en el suelo en la oscuridad. Mi garganta había dejado de sangrar en su mayor parte, mientras que el grueso jersey de algodón había absorbido la mayor

parte de la hemorragia. El dolor en mi brazo y pierna se había desvanecido a un dolor sordo, cayendo bajo el suave sonido del pecho. El monstruo dentro de mí quería salir, exigía más sangre que sólo un mísero Naturi. Quería presas de mayor tamaño y más de ellas. Nunca debí haber pinchado el poder de esa bola dentro de mí. Apoyado en mi antebrazo con la cabeza apretada contra el suelo, mis pensamientos se agolpaban en una docena de escenarios que me hubieran permitido esquivar la seguridad del Naturi y sacar mi arma. Pero no los había. Segundos antes, ni una sola de esas opciones había estado presente en mis pensamientos. Pero, de nuevo, no hubo pensamientos conscientes hace unos segundos. Le había dado mi ira y miedo. Aprovechando que la fuente inmediata de energía había sido rápida y fácil. También se sentía bien, como si estuviera aflojando un músculo tenso. Difundiendo un calor doloroso de fusión a través de mis extremidades que parecía calentar mi alma. Por supuesto, todo venía con un precio. Me quedé allí ahora luchando para poner todo abajo otra vez y seguramente reemplazar el parpado. Todos los dolores y molestias se arrastraron de nuevo en mi conciencia. Mi ropa fría y mojada se pegaba a mi cuerpo, haciendo que me castañearan los dientes. Pero les di la bienvenida. Cualquier cosa que me recordara que seguía siendo humano. Cualquier cosa que me separara del demonio que tenía sus garras en mi alma. Con un escalofrío, me puse lentamente en pie y continué el resto del camino por la habitación, con mi mano izquierda tendida a mi lado para estabilizarme en la rocosa pared. En las escaleras de mármol que conducían hasta la entrada principal del invernadero, me detuve. Escaneé el resto del edificio en busca de Naturi. Invocar este poder era diferente que llamar al que parecía estar envuelto alrededor de mi alma. Éste estaba fuera de mí, vivo en el aire. Me sentía como si me hubiera quitado temporalmente una venda de los ojos para poder mirar a mí alrededor. En este momento, yo había tratado de mantener esta conciencia constantemente, pero resultó ser demasiado extenuante y perturbadora.

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Un rápido examen del edificio acristalado reveló que estaba solo a excepción de la ensombrecida presencia de Mira. Fruncí el ceño cuando de repente me di cuenta que ella nunca había regresado. Ella no era de las que se perdían la oportunidad de destruir algunos Naturi. Algo debía de haberla entretenido, pero comprobé que no había nadie más. Por supuesto, eso no significa necesariamente que ella estuviera sola. Vampiros Ancianos podían encubrir su presencia una cantidad limitada de tiempo. Tomando mi cuchillo de su vaina en la cadera, en silencio me apresuré escaleras arriba y al vestíbulo principal de las otras salas de exposiciones. Me asomé por la ventana de la puerta para encontrar un gran espacio abierto bañado por la plateada luz de la luna. Había grandes árboles en esta sala cubriendo las ventanas. A lo largo de las paredes ondulantes colinas de flores y el suave goteo de agua llenaba el aire, lo que indicaba otra pequeña fuente. El centro de la habitación estaba vacío. Deslizándome dentro de la habitación, mis ojos captaron un destello de luz a mí izquierda, como la luz del fuego bailando. Eso no era un signo particularmente bueno. ¿Estaba siendo amenazada? Extendí la mano mentalmente para decirle a Mira que iba a venir, pero me encontré con una pared de ladrillos. Mira me había excluido de sus pensamientos antes, pero había dejado siempre una huella emocional, una impresión de su estado de ánimo. Esto era sólo olvido frío e implacable. El temor se anudó en mí estómago y mí mano se apretó en torno a la empuñadura de mí cuchillo mientras me apresuraba hacia la puerta de la otra habitación. Alcanzando el pomo, me congelé, con mí corazón dando un extraño bandazo mientras miraba por la ventana de la puerta. Mira estaba sentada en sus rodillas en el centro de la habitación. Estaba doblada con su frente apoyada en las piernas y las manos tapándose los oídos. Un anillo de llamas amarillas y naranjas se levantaba del suelo de piedra rodeándola. Estaba completamente sola. Abriendo la puerta, entré. Era reacio a guardar el cuchillo a pesar de que no podía ver ni sentir a ninguna otra criatura. ¿Le había dejado su agresor justo segundos antes de mi llegada? Mis ojos cuidadosamente exploraron la gran y estrecha sala. Las sombras lanzaban y bailaban en la luz del fuego, pero todavía podía fácilmente ver las casi dos docenas de plantas bonsái sobre pedestales de madera o revistiendo la pared. Me acerqué de nuevo a tocar su mente, pero me encontré con el mismo muro impenetrable. —¡Mira! —Grité por encima del pop y del crepitar de las altas llamas. Su calor cortó el frío que mantenía mi cuerpo, deteniendo el castañeo de los dientes.

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La cabeza del vampiro de repente tiró hacia arriba. Sus ojos color lavanda brillaban con luz propia. Las llamas saltaban y crepitaban, mientras que varios de los árboles bonsái estallaban en llamas como si estuvieran simplemente quemándose en el rostro arrasado de un incendio forestal. Poniéndose en pie con un resurgimiento de poder, ella se agachó y cogió rápidamente un par de cuchillos que estaban descansando en sus costados. —¿Adónde se fue? —Exigió con voz áspera. Su mano apretó los cuchillos con tanta fuerza que temblaban. —¿Quién? ¿Quién estaba aquí? —Le pregunté. Las llamas me mantuvieron retrocediendo hacia la entrada de la pequeña habitación, ya que el calor se estaba haciendo insoportable. El sudor corría desde mí frente a lo largo de mi mandíbula, mientras que mis manos estaban húmedas. —Están robando niños. Puedo oírlos llorar pero no puedo encontrarlos —dijo ella, con los ojos barriendo toda la habitación mientras se volvía en un círculo. La barrera que había erigido entre sus emociones y yo estaba empezando a desmoronarse, y pude sentir su rabia y tristeza abrumadora. He fracasado. ¡Oh, dios, él la tiene! He fracasado, repetía a través de su cerebro. —¿Quién? —Exigí de nuevo cuando ella no pareció fijarse en mí—. ¿De quién estás hablando? ¿De los Naturi? Ellos no están aquí. Mira no me respondió. De hecho, ella miró hacia adelante y, sin embargo tenía la sensación de que en realidad no me veía. No estaba seguro de qué hacer para captar su atención, finalmente, me puse en contacto mental con la esperanza de que esto la sacara de su creciente confusión interna. ¿Rowe ha estado aquí? ¡Nerian! Gritó mentalmente antes de que su mirada se centrara en mi cara. Mira parpadeó dos veces y lentamente bajó su apretón de las manos. Se veía más que un poco perdida y confusa, como si ella no pudiera entender cómo había llegado a estar allí de pie rodeada de llamas crepitantes. Una parte de mí se preguntaba si ella aún era consciente de que había evocado las llamas. Esta habilidad había estado con ella, incluso durante sus años humanos. Me imaginaba que era ahora un reflejo como la respiración lo era para nosotros. —Danaus. —Mi nombre salió de sus labios en un susurro filiforme. Se secó las mejillas con las palmas de sus manos antes de colocar las hojas de nuevo en sus fundas individuales a los costados. Las llamas se fueron con un zumbido audible, sumiendo a la habitación de nuevo en una oscuridad casi completa.

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Por un breve momento, pareció débil y frágil, como si el peso del mundo estuviera descansando en sus hombros y ella se estuviera empezando a romper. —¿Qué pasó? —Exigí, empujando con fuerza mis pensamientos de nuevo a la cuestión que nos ocupaba. Tal línea de pensamiento no llevaría a ningún lugar seguro. Devolví mi cuchillo a su vaina y crucé los brazos sobre el pecho en un esfuerzo por mantener el poco calor que había ganado del breve espectáculo de fuego de Mira. —Yo…‖—empezó a decir, y de pronto se detuvo como si las palabras se hubieran quedado atrancadas en su garganta—. He oído llorar. Un bebé llorando. Lo seguí aquí. Era tan fuerte,‖ pero…‖ no‖ había‖ nadie‖ aquí.‖ Yo‖ no…‖ —Se interrumpió de nuevo. No quería que terminara el pensamiento. Dejamos que el silencio y la noche se hundieran en medio de nosotros. —Dijiste el nombre Nerian de hace un segundo —le dije lentamente, odiando mencionar incluso a la criatura. El mero sonido de su nombre tenía el poder de enviar un escalofrío a través de Mira, como recuerdos de su tiempo con su verdugo que se levantaban para llevarse los restos de su cordura. —No pude hacerlo —dijo con una sacudida fuerte de la cabeza—.‖ Es…‖ no‖ tiene‖ ningún‖ sentido. —Mira metió las dos manos por su pelo y lo apartó de su cara mientras miraba alrededor de la habitación. Un gemido suave se le escapó cuando vio los árboles bonsái de décadas de antigüedad que se habían reducido a frágiles cenizas. Apretó los ojos cerrándolos y tomó aliento estabilizándose. Todavía estaba aquí, pero sus emociones estaban sangrando de nuevo en mis pensamientos. Mira no estaba nada calmada. Abrió mucho los ojos, enfocándolos en mi cara, parecía que me pedía una respuesta—. ¿Naturi? —No hay ninguno cerca. —Dudé, pero tenía que preguntar—.‖¿Pueden…‖pueden‖meterse‖ en la cabeza? Si bien es relativamente raro, a mi entender, ¿hay algunos Naturi que puedan crear alucinaciones? —No. —¿Está segura? —Sí. Ellos trataron de hacerlo años atrás, cuando me torturaron. Estaban muy molestos de no poder manipular mis pensamientos —admitió. Su voz sonaba cansada de repente, haciendo que sus hombros cayeran—. No deberían ser capaces de hacerlo ahora. Soy más vieja ahora, más fuerte. Nada ha cambiado. —Con excepción de Aurora.

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Mira bajó la mirada hacia el suelo. Un escalofrío de miedo recorrió sus pensamientos antes de que los pudiera esconder de mí. La reina de los Naturi estaba ahora libre en nuestro mundo y nadie era capaz de adivinar cómo esto iba a afectar al juego que estábamos jugando. ¿Los Naturi se hacían más fuertes, más poderosos porque su reina por fin estaba con ellos? Tal vez. ¿Podría el invernadero haber sido una trampa para Mira? Posiblemente. ¿Me estaba agarrando a un clavo ardiendo? Definitivamente. —Tenemos que irnos —dije por fin. No ganaríamos nada quedándonos aquí. Ya teníamos un asesinato que resolver. El dilema de un puñado de Naturi ocultos en un invernadero tendría que esperar. Mira asintió con la cabeza y cruzó lentamente la distancia entre nosotros. Se estaba volviendo hacia la puerta cuando sus ojos de repente se fijaron en mí. Incluso en las sombras, todavía podía ver sus cejas y ceño fruncido. —¿Qué demonios has estado haciendo? —Exigió. —Estaba matando Naturi del clan del viento mientras tú estabas ocupada en la búsqueda de un bebé que no existe —gruñí. Realmente no necesita que señalara el hecho de que todavía estaba húmedo y medio congelado. Mi único pensamiento en ese momento era llegar a alguna parte para que pudiera cambiarme a algo de ropa seca y caliente. —¿Y viste la necesidad de nadar en el estanque? —Continuó. Pasando de su nuevo comentario sarcástico, la rodeé y salí de la exposición de los bonsái, yendo hacia el vestíbulo. Mis pies estaban aplastados incómodamente en mis zapatos y la goma de las suelas chirriaba en el suelo de mármol, ahora que no estaba haciendo ningún esfuerzo para estar en silencio. Me detuve en el vestíbulo principal y miré por encima del hombro hacia Mira mientras salía por la puerta. —¿Deberíamos hacer algo con los Naturi? —Creía que los habías matado —me espetó ella. Su mano izquierda se lanzó hacia el bolsillo de su chaqueta y rápidamente sacó su pistola. —Están muertos. Me refería a los cuerpos —me corregí. La postura de la Nightwalkers se relajó al instante, con los brazos cayendo a su lado. Su cara se fundió en una plácida e ilegible calma. —Voy a dejar un mensaje con el líder de la manada cuando llegue a casa. Ellos pueden limpiar el desastre antes de que el lugar se abra —dijo, quitándome de mi preocupación.

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La seguí de vuelta a la puerta del mismo lado por el que habíamos entrado y hacia el coche. Sin embargo, en lugar de pulsar un botón para abrir las puertas, abrió el maletero. Mira buscó dentro y cogió mi bolsa. La capturé fácilmente cuando me la tiró, las armas de acero dentro golpearon suavemente. —Cámbiate —ordenó. —¿Qué? —Le dije con voz apagada. Pensé que me iba a decir que fuera a buscar un lugar para pasar las horas del día por mi cuenta. —Estás mojado y hueles a pescado —me respondió, apoyada en el lado de su coche. Cruzó los brazos sobre el pecho y los tobillos—. No vas a entrar en el coche así. Cámbiate de ropa detrás de un árbol. A menos, por supuesto, que quieras montar desnudo. —Una malvada sonrisa se extendió por su cara e iluminó débilmente sus ojos. Sí, ella se estaba recuperando muy bien. Con los dientes apretados, me volví sobre mis talones y me dirigí de vuelta por el camino, desapareciendo a la vuelta de la esquina detrás de un pino de gran tamaño. No sabía si Mira podía verme y por el momento no me importaba. Busqué rápidamente a través de mi bolsa, saqué la primera camisa que encontré. En un par de movimientos rápidos, me quité la ropa empapada y me puse lo que resultó ser una camisa de color negro de manga corta, boxer, y pantalones vaqueros. Aún descalzo, me eché al hombro mi bolsa. Con las botas en una mano y la ropa húmeda enrollada en la otra, caminé de regreso al coche. Todavía estaba frío, pero esto ya no mordía en mis huesos. Cuando aparecí, Mira fingió mirar hacia abajo a un reloj inexistente en su muñeca desnuda. —Vaya, eso fue rápido —bromeó. —Vamos —me quejé, dejando caer la ropa mojada y la bolsa en el maletero con un ruido sordo. Cogí mi chaqueta de cuero y me la puse. —Podías haber montado desnudo, ya sabes. No me importaría —continuó, cerrando el maletero. Sacó el mando a distancia de su bolsillo de la chaqueta y abrió las puertas. Traté de ignorar los comentarios de Mira, pero no era una cosa fácil. Hacía muchos años desde que una mujer había pasado el rato conmigo por última vez. La mayoría me daba una mirada y rápidamente corrían lejos asustadas. Me guardé un poco las ganas de sonreír mientras abrí la puerta del lado del pasajero. Deslizándome en el coche, me puse mis botas en mis pies desnudos. Saltando en el coche, Mira hizo una apretada vuelta en U y se dirigió hacia el centro. Me quedé en silencio, solo observando las luces borrosas pasar por delante de mi ventana y pensando sobre lo que había ocurrido desde que había aterrizado en el dominio del

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vampiro. Había sido abordado por Licántropos, había asistido a una Primera Comunión, buscado pistas en el apartamento de una chica muerta antes de mirar por encima de su cadáver, interrogado a un vampiro, y luego matado a algunos Naturi escondidos en un invernadero. Había sido una noche completa. Y lo peor de todo es que yo todavía no tenía la menor idea de lo que estaba pasando. Tampoco ayudaba que Mira estuviera actuando de manera extraña. A pesar de su ocasional y sarcástica observación, era más reservada que de costumbre. Mira aparcó su coche en la calle frente a la mansión de tres pisos en la que me había quedado la última vez que había estado en la ciudad. Abrió el maletero, cogió una de mis bolsas y me lanzó mi bola de ropa mojada antes de darme mi segunda bolsa de armas. La seguí hasta la escalera y por el porche, donde abrió la puerta y le dio un pequeño empujón con el pie. —Puedes quedarte aquí mientras estás en la ciudad —dijo. —Puedo fácilmente mantener mi habitación en el hotel con James —le recordé. —Ya hablamos de esto —dijo Mira con un suspiro de irritación—. Es probable que corras un menor número de problemas durante tu estadía en la ciudad, si estás en mi casa. — Cualquier comentario que pudiera haber hecho fue cortado por ella cerrando la puerta detrás de mí. Mi única preocupación era que tal vez no me gustaba la señal que estaba enviando a todo el mundo dentro de su dominio. Ciertamente no ayudaba a mi reputación como despiadado cazador de vampiros. La casa seguía siendo el mismo lugar elegante y funcional que yo recordaba, con su mezcla de mármol y maderas oscuras. En la parte derecha estaba la sala con un cómodo sofá de cuero y una combinación de sillas antiguas de respaldo alto se situaban alrededor de una mesa de madera café oscuro. Las paredes estaban cubiertas con pinturas. Todos ellas eran piezas modernas, pintura realista de los humanos. Casi todas las pinturas eran de mujeres solas. Sus rostros estaban ocultos en su mayoría o limitados a sólo un vislumbre de su perfil. Sin embargo, había algo en el modo en que esas mujeres ocupaban sus sinuosos marcos que implicaba que el artista las había cogido en un momento de profunda contemplación, un segundo en el tiempo donde sus futuros individuales pendían de un hilo delgado. Frunciendo el ceño, seguí a Mira por el comedor contiguo, con su gran mesa, en la cocina. Estaba decorado en tonos distintos de azul oscuro, gris acero y negro, desde los mostradores de mármol para los electrodomésticos, los cuales tenía serias dudas de que hubieran sido utilizados alguna vez. Todo en esta habitación estaba a oscuras y frío, amenazando con inundar a cualquiera que se atreviera a entrar en la sala.

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La Nightwalker se detuvo un momento como si estuviera pensando, y luego abrió uno de los cajones del fregadero. Agarró un juego de llaves, me las tiró y me indicó que la precediera a la sala de estar. —Estas son las llaves de la casa de la ciudad y del Lexus rojo estacionado alrededor de la casa —dijo ella, llevándome de nuevo al único pasillo de la sala de estar. Subiendo por la escalera, se detuvo en la primera habitación a la derecha y dejó caer el bolso de lona a los pies de la cama con ruedas extra grande hecha de madera de cerezo oscura. Aquí, los colores eran una combinación de burdeos profundo y gris oscuro, con excepción de la alfombra, que era tan negra como la noche. Incluso las diferentes luces estaban esparcidas para no penetrar en la oscuridad que invadía la sala. —Espero que encuentres este lugar lo suficientemente cómodo de nuevo —anunció al aire. Sus ojos descansaron en la sala por un momento, como si vieran su entorno, por primera vez. Todas las pinturas en el dormitorio iban a juego con el esquema de color de la habitación—. Si desordenas algo, lo tienes que limpiar. Actualmente no tengo servicio de limpieza. —Sí, debe ser difícil encontrar a alguien que pueda eliminar las manchas de sangre — murmuré. Mira se rió en voz baja. —La primera regla de ser un vampiro: no comas donde duermes —dijo a la ligera—. Si algo llegara a suceder que te impidiera limpiar la memoria de tu presa, él o ella sabrían cuál es tu lugar de descanso. —Pero tú nunca has dormido aquí, ¿verdad? —Supuse. La pregunta borró la sonrisa de la cara de Mira y ella me miró en silencio durante un par de segundos. El único sonido que se oía era el murmullo suave del calentador bombeando aire caliente en la casa de la ciudad. —No —admitió al fin—. No duermo aquí. Nunca lo hice. —Mira pasó a mí alrededor y se dirigió hacia abajo a la sala de estar. Me liberé de mi chaqueta y la tiré sobre la cama antes de seguirla. Estaba de pie frente a los grandes ventanales que daban a la plaza cercana con sus enormes árboles de roble, con sus brazos extendidos para abarcar todo el parque. Las calles estaban casi estériles de personas, dejando las luces de tráfico ir vanamente a través de sus ciclos sin que nadie les hiciera caso. Me paré detrás del sofá, mirando a Mira por un minuto. Tenía los brazos cruzados en el pecho y su hombro estaba apoyado contra el vidrio. Sólo podía ver su perfil, pero su expresión estaba en blanco de emoción. En ese momento, ella era un ser humano para mí. No había nada más en ella, nada que expusiera la oscura amenaza que ella era. Por solo un aliento, no era más que una mujer abrumada por el mundo en el que existía.

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Era cuando estaba en precario equilibrio como en ese momento de olvido que yo la odiaba más. Odiaba el hecho de que pudiera hacer que simpatizara con ella. Estaba tan encerrado en la debilidad de esos segundos en silencio, que todas mis esperanzas de recuperar la posesión de mi alma estaban amenazados. —¿Has vivido siempre así? —Pregunté de repente, tratando de redirigir mis pensamientos a la forma en que la luz de una lámpara cercana caía sobre su mejilla, resaltando sus altos pómulos. Su mirada se desvió de nuevo a mí. Su expresión se mantuvo cuidadosamente en blanco y la corriente de preocupación corriendo a través de ella parecía tranquila, como si estuviera reforzándose antes de una tormenta. —¿Cómo qué? —Esto —repetí, abriendo los brazos para abarcar la opulenta casa de la ciudad—. ¿Tienes alguna idea de lo que significa ser pobre? Una esquina de la boca de Mira se curvó en una sonrisa de sorpresa. Ella se apartó de la ventana y volvió su cara totalmente hacia mí, deslizando las manos en los bolsillos de su jean. —Yo nací en una casa de dos habitaciones con un techo de paja con goteras. En el verano, dormía en el establo con nuestro único caballo y oveja. En invierno, dormía en el suelo delante de la chimenea o acurrucada con mis padres en nuestra cama. Nunca esperé tener nada mejor que eso. —Pero…‖—La pinché. Mientras me inclinaba hacia adelante, mis manos se hundieron en la parte de atrás del sofá. El cuero fresco crujió y gruñó en el silencio. —Sadira exigía lujo. —Ella se encogió de hombros. Fue una de las raras veces en las que se las arregló para hablar de su mentora sin rezumar rencor—. Uno se acostumbra a ello. ¿Y tú? ¿Siempre has sido una espada errante de alquiler? Con el ceño fruncido, aparté la mirada de ella hacia el sofá delante de mí. Mi vida había comenzado en el extremo opuesto del espectro. Hijo único de un político de éxito, había vivido con mi madre en una finca lujosa a un par de días a caballo de Roma. Tenía todos los lujos a mi alcance hasta que entré en el ejército, y aún así nunca pude describir mi situación de muy grave. No fue hasta que dejé el ejército y comencé a vagar que mi situación se tornó sombría. A continuación, la comida era una cuestión de lo que podía comprar y el dinero provenía de los aleatorios pequeños trabajos que podía encontrar. Vastas extensiones de tiempo se perdieron en chozas de una sola habitación y pequeñas celdas monásticas con poco más que un jergón de paja y un lavabo. —No —me encontré diciendo—. Yo era el único hijo de un senador. Éramos bastante ricos.

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—¿Qué pasó? —Mi madre fue asesinada —mentí. Mira no tenía por qué saber que yo había matado a mi madre. No tenía por qué saber que todavía no sentía ningún arrepentimiento o remordimiento por el acto. Bastaba con que ella supiera que mi madre había sido la que me vendió a los Bori para obtener más poder. El Nightwalker sabía demasiado acerca de mí. —Así que lo dejaste, volviendo la espalda a todo —dijo con un guiño demasiado comprensivo—. Es tarde —continuó antes de que yo pudiera hacer algún comentario—. Duerme un poco. Voy a llamar más tarde. —Mira, es sólo pasada la medianoche —le recordé innecesariamente. Todavía era temprano por sus normas. Había tiempo de sobra como para dejar las cosas terminadas. Ella negó con la cabeza, con su mirada derivando de nuevo a la escena en las calles de la ciudad debajo de ella. —Esta noche no. Tengo que pensar. Hay Naturi en mi ciudad, Danaus. Tengo que pensar. —Vamos a resolver esto. Los ojos Mira se posaron de nuevo en mi cara y forzó una sonrisa rígida en sus labios. — No voy a hacer otra cosa con respecto a la investigación esta noche. Te lo prometo. Mañana por la noche, vamos a hacer una visita a Gregor. —Estoy deseando que llegue —le contesté, ganándome una sonrisa de ella. Seguí a Mira hacia la puerta principal. Estuvo en la punta de mi lengua el preguntarle si sabía lo que estaba pasando, pero pasé por alto la pregunta. Sostuve firmemente el borde de la puerta mientras ella pasó por delante del porche. La pared se interpuso entre nosotros y la falta de contacto con sus emociones me dejó la sensación de que ya no era real. Resistí la tentación de mover la cabeza, cerré la puerta y eché la llave. Tenía mi propio trabajo que era necesario que consiguiera hacer y tenía pocas horas para llevar a cabo mi meta antes de que Mira me llamara otra vez.

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Capítulo 17 Traducido por: aLebEna y Virtxu Corregido por: Angeles Rangel

E

l sol empezó a salir cuando llevé el carro a un estacionamiento vacio en Bay Street. Después de que Mira me dejara en la casa de la ciudad, rápidamente fui a la ducha, lavándome los restos del encuentro con el Naturi en el

Invernadero Telfair. Llamé rápidamente a James para que investigara el número privado de Barret Rainer para mí mientras subía mis defensas en la casa de Mira. El lugar tiene su propio sistema de seguridad, pero tengo la costumbre de esconder las armas en lugares estratégicos cuando me quedo en un lugar por un periodo largo de tiempo. Más de una vez, esta forma de ser me salvó la vida de inesperados intrusos. En mi línea de trabajo, la luz del día no equivale a seguridad. Hay humanos asociados a vampiros que estarían contentos de matarme cuando estoy en la ciudad amenazando a su amo. A las 2 a.m., llamé al Alfa de la manada de Savannah. Si bien no estaba muy entusiasmado al recibir mi llamada tan tarde, estaba dispuesto a reunirse con Mira y conmigo para la noche siguiente. Después de lo que había visto en la morgue, estaba menos inclinado a creer que un Nightwalker hubiera causado la muerte de la mujer. Y aunque tengo mis dudas de que un licántropo fuera el último culpable, si alguien más vio el cuerpo, los dedos empezaban a apuntar en esa dirección. Barret necesitaba ser llevado para investigar la materia. Desafortunadamente, no estaba tan interesado en la reunión. La última vez que había visto al Cambiaformas, lo había golpeado con el refrigerador de Mira. Había perdido el temperamento, pero todos estábamos en el borde mientras nos preparábamos para irnos de Machu Picchu y todos estábamos seguros de que sería el final de los días para todos nosotros. Aparcando el Lexus rojo, caminé media cuadra hasta el hotel donde estaba todavía James y me reuní con el joven en el vestíbulo. Se quedó mirando al espacio fijamente mientras bostezaba y chasqueaba su mandíbula. Dudaba que hubiera tenido más de 3 horas de sueño la noche pasada porque estaba a punto de lograrlo entre llamadas telefónicas y unirse en la ciudad. Había una idea que quería llevar a cabo con James a mi lado, pero tenía el presentimiento de que sería mejor durante las horas del día. ―Despierta‖―le‖gruñí‖acerc{ndome.

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James dio un brinquito sorprendido y luego me sonrió tímidamente. —Lo siento, no he dormido‖mucho‖últimamente‖―dijo. ―No‖puedes‖ponerte‖al‖corriente‖esta‖noche‖―dije,‖señalando‖la parte trasera que llevaba al río. ―Lo‖sé.‖Ryan‖me‖envió‖de‖vuelta‖―respondió‖James. ―¿De‖verdad?‖―pregunté‖antes‖de‖poder‖detenerme.‖El‖brujo‖me‖había‖dado‖la‖impresión‖ de que quería al investigador a mi lado, pero ahora me sorprendía al mandarlo a Londres. No tenía sentido. James se encogió de hombros mientras entrabamos al ascensor. Presionó el botón que llevaba a la planta baja. —Ya‖conoces‖a‖Ryan.‖―Conocía‖a‖Ryan.‖El‖brujo‖nunca‖hacía‖nada‖ si no tenía una muy buena razón. Por alguna razón, no quiere que James siga ayudándome, y no me gusta. ―¿También‖se‖va‖él?‖―pregunté. Vi que James fruncía el ceño por la puerta del ascensor antes de que las puertas se abrieran.‖―Pensé‖que‖ya‖se‖había‖ido.‖No‖me‖ha‖contactado‖desde‖que‖regresé‖al‖hotel. Sacudiendo la cabeza,‖salí‖del‖ascensor‖y‖fui‖hacia‖la‖puerta‖que‖daba‖hacia‖el‖río.‖―No‖sé‖ qué‖est{‖pasando‖con‖Ryan‖¿Me‖puedes‖decir‖que‖estaba‖haciendo‖con‖Mira?‖―Mantuve‖ la puerta abierta para él, forzándolo a encontrarse con mí mirada mientras caminaba junto a mí. El joven me miró, sabiendo que era el último que faltaba de capturar de sus dos maestros. Un largo silencio se extendió entre nosotros a medida que caminábamos por la calle con el aire frío de la mañana. La acera estaba vacía de turistas y varias de las tiendas todavía estaban cerradas a esta hora. Estuvimos frente al río casi nosotros solos excepto por las personas sin casa a lo largo del paseo marítimo. ―Estuvieron‖buscando‖Naturi en‖Escocia‖―dijo‖al‖fin‖James‖cuando‖estaba‖seguro‖de‖que‖ no me iba a contestar―.‖Me‖enviaron‖hace‖un‖par‖de‖semanas‖a‖recogerla.‖No‖estuve‖allí,‖ pero reservé el vuelo. Subieron a Edimburgo, cazando Naturi de la tierra. Después regresó al Complejo. Tenía una serie de reuniones con Ryan, pero también se vio conmigo. Me dijo cosas. ―Vaciló‖ un‖momento,‖lamiéndose‖los‖labios‖mientras‖pensaba‖en‖que‖ decir―.‖Me‖ dijo cosas sobre los Nightwalkers y licántropos y Naturi. Pero yo... no estoy muy seguro en que creer.

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Deteniéndonos en una esquina, metí las manos en los bolsillos y miré hacia el callejón que conducía‖a‖Factors‖Walk.‖―Créela‖―dije‖de‖mala‖gana.‖Mira‖no‖era‖de‖las‖que‖endulzaran‖ la verdad. En todo caso, tenía la tendencia de ser sombría con lo que le rodeaba. ―Pero‖eso‖significa‖que‖mucho‖de‖lo‖que‖estudié‖est{‖mal‖―dijo‖James,‖con la frustración carcomiendo‖en‖su‖ voz―.‖Así‖que‖gran‖parte‖del‖mundo‖que‖pensé‖que‖conocía‖es‖falso.‖ No puedo creer que Ryan tenga la misma incomprensión y todavía no hace nada para ponernos por el camino correcto. Si Themis esta revolcándose en siglos de mentiras, entonces no puedo seguir con la buena conciencia. No tiene sentido. No estamos ayudando a nadie. De cualquier forma, estamos perpetuando más mentiras. Con el ceño fruncido, miré fijamente hacia el río, que se abría paso entre la ciudad y hacia abajo, hacia los muelles que estaban a la vuelta de la esquina. Eran los mismos pensamientos que había empezado a plantearme. Sabía que mí tiempo se acortaba con Themis, pero al estar allí con James, sabía que era tiempo para que los investigadores se fueran. Ya había visto y vivido más cosas en mí tiempo con Mira de lo que James nunca haría, y si era honesto con estos eventos, sabía que había muchas cosas que aprendí con Themis eran dolorosamente incorrectas, habían resultado con la muerte de personas que no habían hecho nada para merecer su ejecución. ―¿Y‖si‖dejamos‖Themis,‖donde‖encontraremos‖un‖lugar‖en‖el‖mundo?‖―pregunté. James‖dejó‖escapar‖un‖profundo‖suspiro‖y‖sacudió‖la‖cabeza.‖―No‖creo‖que‖haya‖un‖lugar‖ en el mundo para nosotros todavía. Los que saben de los otros no han encontrado un hogar fácil dentro de este mundo. El mundo cotidiano en el que la mayoría de la gente vivía era una pálida mentira, grisácea, que dejaba un mal sabor en mi garganta. Debíamos mantener algún tipo de vínculo con los demás si queríamos permanecer sanos, si queríamos encontrar alguna manera de dormir por la noche, aunque fuera con un cuchillo bajo la almohada. ―No‖ todavía,‖ pero‖ después‖ del‖ Gran‖ Despertar,‖ habr{‖ un‖ lugar‖ en‖ el‖ mundo‖ para‖ nosotros‖―comenté,‖empezando‖a‖caminar‖hacia‖Factors‖Walk. Después de oír los pensamientos de Mira en ese evento auspicioso, debía admitir que no tenía muchas ganas de hacerlo. —No me puedo imaginar que haya uno sin problemas ―dijo‖James,‖caminando‖a‖unos‖pasos‖detr{s‖de‖mí―.‖Quiero‖decir,‖a‖la‖gente‖no‖le‖gusta‖ que la mientan. No les gustan los secretos. Me detuve cuando llegamos a Factors Walk y miré de arriba abajo hacia el callejón. Estábamos a unos pasos del lugar donde Abigail Bradford había sido asesinada. El lugar

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todavía tenía poca luz, pero mí vista podría penetrar los rincones más oscuros. Por lo que pude ver, estábamos solos. ―¿Que‖estamos‖haciendo‖aquí?‖―preguntó‖finalmente James después de unos minutos de silencio. ―Estuve‖ aquí‖ ayer‖ por‖ la‖ mañana‖ y‖ una‖ chica‖ me‖ detuvo‖ al‖ caminar‖ hasta‖ aquí‖ ―respondí,‖dando‖ vuelta‖lentamente‖para‖ ver‖Factor‖Walk‖ y‖ River‖Street―.‖Ella‖me‖dijo‖ como que había visto al asesino. ―¿De‖ verdad? ―preguntó‖ James,‖ volviendo‖ a‖ la‖ vida‖ y‖ despertando‖ por‖ primera‖ vez‖ desde que nos habíamos encontrado. Sus dudas sobre Themis y Ryan estaban olvidadas temporalmente‖y‖volvió‖su‖mente‖al‖misterio‖actual‖que‖estaba‖a‖su‖alcance.‖―¿Cu{l‖es‖su‖ nombre? ¿Podemos volver a hablar con ella? ¿Pudiste obtener alguna descripción? ―No.‖ Sin‖ nombre.‖ Salió‖ corriendo‖ antes‖ de‖ que‖ pudiera‖ escuchar‖ su‖ nombre‖ o‖ algún‖ detalle.‖―Sacudí‖la‖cabeza‖y‖regresé‖a‖River‖Street―.‖Ella‖llamó‖a‖Factor‖Walks‖el‖Camino‖ Oscuro. ―Asombroso‖―murmuró James caminando a mi lado. ―Ella‖dijo‖que‖la‖cosa‖que‖mató‖a‖la‖chica‖ha‖estado‖por‖aquí‖y‖es‖diferente‖a‖todo‖lo‖que‖ ha visto antes. ―Pero...‖ ―empezó‖ James,‖ se‖ detuvo‖ bruscamente,‖ como‖ si‖ el‖ pensamiento‖ le‖ diera‖ muchos problemas para ponerlo a sus pies―.‖ Pero‖ eso‖ hace‖ sonar‖ esto‖ como‖ si‖ supiera‖ sobre‖criaturas‖como‖los‖Nightwalkers‖y‖todo‖eso.‖¿Podr{‖saber‖de‖los‖dem{s?‖―preguntó,‖ bajando su voz a un susurro. ―¿Por‖qué‖no?‖Tú‖sabes‖―dije‖con‖una‖sonrisa‖y‖caminando‖de‖nuevo. ―Si‖¿pero‖quién‖es? ―Otra‖alma‖sin‖hogar.‖Esta‖ciudad‖tiene‖unas‖pocas‖―dije,‖cruzando‖la‖calle‖para‖caminar‖ por‖el‖paseo‖marítimo―.‖Parecía‖tener‖12‖o‖14‖años.‖Cabello‖castaño.‖Ojos‖café.‖Un‖metro‖y‖ medio de altura. Delgada, con una mochila y unos jeans gastados. ―¿Es‖por‖eso‖que salimos esta mañana? ¿Buscándola? Serpenteé alrededor de un banco de un parque y volví a la acera cercana a la calle de adoquines.‖―Sí‖―admití―.‖Ella‖estaba‖asustada‖de‖mí‖la‖última‖vez.‖Pensé‖que‖tal‖vez‖si‖ te traía, estaría más dispuesta a hablar. ―¿Crees‖que‖dos‖hombres‖extraños‖son‖mejor‖que‖uno?‖―Preguntó‖con‖incredulidad.

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―Tú‖no‖eres‖muy‖amenazante‖―le‖dije. James se quedó en silencio después de mi evaluación menos que halagadora de su persona y continuamos por el sendero hasta que finalmente pasamos lejos de River Street y seguimos el río en un entorno similar a un parque. Estaba a punto de renunciar y regresar a Factors Walk cuando por fin la vi sentada contra la estatua de bronce de la Niña Saludando, tejiendo rosas de Savannah con hojas de palma seca. Su cabeza se levantó ante el sonido de los pasos de James al doblar la esquina. Puso una mano en el suelo y se preparó para levantarse y estuvo fuera de la zona ante el primer vistazo mío. ―¡Espera!‖―La‖ordené―.‖No‖vamos‖a‖hacerte‖daño. ―¡Por‖favor!‖―Gritó‖James‖después‖de‖mí―.‖Tenemos‖preguntas. La muchacha se detuvo, de pie, sosteniendo una rosa a medio terminar en su mano izquierda y un par de tijeras en la otra. Su bolsa estaba todavía en el suelo junto a una docena de rosas a medio terminar de hojas de palma. Si corría ahora, se vería obligada a dejar todas sus cosas detrás, si tenía alguna esperanza de escapar de los dos. ―¿Qué‖ quieren?‖ ―Exigió‖ beligerante,‖ señal{ndome‖ con‖ las‖ tijeras‖ como si fueran un cuchillo. ―Mi‖nombre‖es‖James‖y‖este‖es‖Danaus‖―dijo‖James‖con‖calma,‖con‖su‖acento‖brit{nico‖y‖ sus‖suaves‖modales‖impecables―.‖Estamos‖investigando‖el‖asesinato‖de‖esa‖pobre‖ mujer‖ que vivía en River Street. Danaus me dijo que podrías haber visto a la persona que la mató. Simplemente estamos buscando un poco de información. La niña dirigió su mirada hacia mí, arqueando una ceja y arrugando la nariz. ―¿Es‖en‖serio? ―Mucho‖―le‖ contesté‖en‖torno‖a‖ una‖media‖sonrisa.‖A‖ veces,‖James‖podría‖ ser‖ un poco estirado, pero tenía la sensación de que eso era la mitad de la razón por la que a Mira le gustaba tanto como lo hacía. Era fácil gastarle una broma. La niña frunció el ceño, mientras posaba sus ojos en James, mirando por encima de él con cuidado antes de volver la mirada hacia mí, sopesándome con la misma dura mirada. ―Sólo‖ manteneros‖ alrededor‖ de‖ River‖ Street‖ o‖ incluso‖ de‖ cualquiera‖ de‖ las‖ iglesias.‖ Aparecer{‖con‖el‖tiempo‖―dijo‖al‖fin,‖mientras‖se‖dejó‖caer‖en‖el‖suelo‖junto‖a‖sus‖cosas‖y‖ reanudó la tarea de tejer otra rosa. ―¿Qué‖es?‖―preguntó‖James,‖acerc{ndose‖poco a poco un paso.

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La‖ muchacha‖ negó‖ con‖ la‖ cabeza,‖ sin‖ molestarse‖ en‖ mirarlo.‖ ―No‖ lo‖ sé.‖ Como‖ les‖ dije,‖ nunca he visto nada como esto antes y hay cosas extrañas más que suficientes escondidas en esta ciudad. ―¿Cosas‖extrañas?‖―Repitió‖James. ―Sí,‖como‖él‖―dijo‖ella,‖señalando‖con‖la‖barbilla‖hacia‖mí―.‖O‖esa‖mujer‖que‖estaba‖con‖ él la noche anterior. Vampiro, ¿no? ―Así‖que‖lo‖sabes‖―dije,‖gan{ndome‖una‖triste‖sonrisa‖de‖la‖chica.‖Ella‖me‖miró‖con‖esa‖ vieja mirada que hablaba de muchos años viviendo en las calles. ―¿Los‖vampiros?‖Sí,‖los‖he‖visto.‖A‖los‖hombres‖lobo,‖también.‖En‖los‖últimos‖meses,‖hay‖ algo‖ m{s‖ al‖ acecho‖ alrededor‖ de‖ la‖ zona,‖ luchando‖ con‖ los‖ vampiros‖ ―dijo.‖ Con‖ dedos‖ ágiles, envolvió una tira fina de hilo de oro alrededor del tallo de la rosa, vinculando la hoja en su lugar y terminando otra flor. La puso con las demás y cogió otra larga hoja de palma. ―Naturi ―dije. ―¿Qué?‖―Preguntó‖ella,‖volviendo‖la‖cabeza‖para‖arriba,‖con‖las‖manos‖congeladas. ―Las‖ otras‖ criaturas‖ que‖ has‖ estado‖ viendo‖ se‖ llaman Naturi ―le‖ expliqué―.‖ Son‖ criaturas de la tierra que quieren destruir la humanidad y los vampiros. Suelo mantenerme alejado de ellos. Dio‖ un‖ pequeño‖ resoplido‖ y‖ volvió‖ a‖ la‖ hoja‖ entre‖ sus‖ dedos.‖ ―Gracias‖ por‖ el‖ consejo‖ ―dijo‖ con‖ sarcasmo―.‖ He‖ aprendido que lo mejor es mantenerse alejado de todos ellos. Todas esas malditas cosas están siempre en busca de un bocado y no quiero ser su merienda. Pueden ser fuertes, pero no se puede contar con ellos para vigilar tu espalda, sobre todo durante las horas del día. ―¿Pero‖ esta‖ criatura‖ que‖ mató‖ a‖ la‖ mujer,‖ no‖ es‖ ninguna‖ de‖ estas‖ criaturas?‖ ―Dije,‖ girando la conversación de nuevo a la razón por la que fuimos a buscarla. ―Sí,‖no‖hay‖nada‖como‖ella.‖Su‖aspecto‖es‖m{s‖cercano‖a‖los‖vampiros,‖pero‖es‖m{s‖fuerte.‖ Se siente…‖ mal‖ ―dijo.‖ Un‖ escalofrío‖ sacudió‖ su‖ cuerpo‖ demasiado‖ delgado‖ por‖ un‖ momento, haciendo que se inclinara un poco a su izquierda de modo que ella estuviera sentada más en la luz del sol. James se puso en cuclillas junto a ella, y cogió una de las rosas que había hecho, haciéndola‖girar‖entre‖los‖dedos.‖―¿Lo‖has‖visto‖durante‖el‖día? ―Día.‖Noche.‖Siempre‖est{‖alrededor‖―dijo‖encogiéndose‖de‖hombros.

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―¿Cu{nto‖hace‖desde‖la‖última‖vez‖que‖lo‖viste?‖―Le‖pregunté. ―Ayer‖por‖la‖noche. ―¿Nos‖llevarías‖a‖dónde‖lo‖viste por última vez? La‖ cabeza‖ de‖ la‖ niña‖ cayó‖ hacia‖ atr{s‖ y‖ soltó‖ una‖ aguda‖ carcajada.‖ ―¿Est{s‖ loco?‖ De‖ ninguna jodida manera voy a ir a ninguna parte cerca de eso si puedo evitarlo. ―No‖podemos‖deshacernos‖de‖él‖si‖no‖podemos‖encontrarlo‖―dijo‖James‖cuando su risa se calmó. ―¿Deshacerse‖de‖él?‖¿Creen‖realmente‖que‖pueden‖deshacerse‖de‖él?‖―Preguntó,‖con‖los‖ ojos saltando de James a mí.

―Bueno,‖en‖realidad,‖eso‖es‖m{s‖una‖cosa‖de‖Danaus.‖Pero‖él‖tiene‖mucha‖experiencia‖en‖ deshacerse de criaturas no deseadas.‖Este‖no‖ser{‖diferente‖para‖él‖―dijo‖James. Me miró fijamente durante mucho tiempo en silencio, con sus manos inertes en su regazo. ―Eres‖muy‖viejo,‖¿no?‖―Dijo‖al‖fin. ―Sí. Un ceño fruncido se deslizó en su cara mientras se miraba las manos. Por lo menos estaba pensando nuestra solicitud, eso era un comienzo. No tenía duda de que sabía que sería mucho más seguro si yo eliminaba de la ciudad de Savannah esta criatura que estaba empezando a matar gente. Como ella dijo, esta ciudad ya tenía bastantes criaturas corriendo por ahí. No había espacio para otra. ―Cincuenta‖ dólares.‖ Te‖ daremos‖ cincuenta‖ dólares‖ si‖ nos‖ llevas‖ a‖ dónde‖ lo‖ viste‖ por‖ última‖vez‖―le‖ofrecí. Su‖ cabeza‖ inmediatamente‖ se‖ levantó,‖ con‖ su‖ ceño‖ fruncido‖ por‖ el‖ pensamiento.‖ ―Cien‖ dólares. ―Cincuenta‖ dólares‖ si‖ nos‖ llevas‖ hasta‖ el‖ lugar.‖ Otros‖ cien si realmente lo encontramos ―repliqué. Otra risa se le escapó, pero ésta era un poco más moderada que la anterior, como si la sugerencia no fuera tan absurda como la primera. Sabía que tenía que estar pensando en ello. Era mucho dinero. Se haría cargo de sus problemas durante un tiempo si era ahorradora. ―No‖podemos‖pararlo‖si‖no‖lo‖podemos‖encontrar‖―le‖recordó‖James.

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―No‖voy‖a‖dejar‖que‖se‖acerque‖a‖ti‖―le‖prometí. ―Muy‖bien‖―dijo‖al‖fin.‖Dejando‖caer‖la‖flor‖que‖estaba‖haciendo‖sobre‖el‖terreno,‖empujó las tijeras en su gastada mochila y la puso sobre sus hombros antes de recoger sus rosas y el‖ resto‖ de‖ hojas‖ de‖ palma―.‖ Pero‖ no‖ puedo‖ prometer‖ que‖ lo‖ encontremos.‖ Viene‖ y‖ va‖ donde quiere. Seguimos a la joven de vuelta por el paseo marítimo hacia River Street. En la primera oportunidad, corrió por la calle hasta la acera de enfrente del río y luego cortó hacia Factors Walk. Se detuvo justo en el borde de un edificio y poco a poco se asomó. Su respiración se había vuelto un poco más pesada mientras permanecía aquí y las hojas de palma crujieron suavemente en sus manos ya que ella las apretaba. ―Yo‖voy‖primero‖―afirmé―.‖¿Hacia‖dónde? ―Derecha‖―murmuró‖ella. Di un paso adelante hacia el ancho callejón, mirando hacia arriba y hacia abajo de la zona. La región estaba completamente vacía de personas, tanto a través del callejón y en las pasarelas como por encima de la calle que conectaba la Bahía con las entradas del segundo piso en los edificios. Dando una respiración profunda, poco a poco la dejé escapar a través de mi nariz mientras extendía mis poderes. No sentí nada en el área inmediata, ni Naturi ni Nightwalker. No había siquiera licántropos en las inmediaciones. Sin embargo, cuando estaba devolviendo el poder de nuevo a mi cuerpo, sentí un aumento de la energía en el extremo de Factors Walk. Se aproximaba rápidamente, y por desgracia, se sentía muy familiar. ―Est{‖aquí‖―dijo‖la‖muchacha‖con‖voz‖temblorosa. ―Quédate‖ detr{s‖ de‖ mí‖ ―la‖ ordené.‖ Mi‖ mano‖ se‖ deslizó‖ hacia‖ abajo‖ y‖ cogí‖ un‖ cuchillo‖ manteniéndolo a mi lado. ―¡Danaus!‖―Dijo‖una‖voz‖sin‖cuerpo‖no‖muy‖lejos‖de‖donde‖yo‖estaba―.‖Me‖has‖traído‖a mi pequeña amiga más reciente. He estado tratando de conquistarla, pero ella ha sido muy rebelde. Pero me ayudaste, ¿no? Conocía esa voz. Era la misma criatura que yo había encontrado en España. La misma criatura que había poseído al Nightwalker y matado a los Naturi. Por lo que pude decir, era pura energía y parecía tener que luchar para mantener una forma sólida. ―¡No!‖―Gritó‖la‖niña.‖Dejando‖caer‖las‖rosas,‖salió‖corriendo‖de‖detr{s‖de‖James‖y‖de‖mi,‖ corriendo hacia el próximo conjunto de escaleras que llevaba desde Factors Walk hasta Bay Street. La energía aumentó alejándose de mí y pegándose a la escalera. Por último,

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apareció una vez más en forma de un ángel transparente con amplias alas blancas y un resplandor de plata. Le sonrió amablemente a ella, pero había algo oscuro y amenazante que brillaba en sus ojos negros. ―Vamos,‖hija‖―susurró‖él―.‖No‖voy‖a‖hacerte‖daño. Yo te puedo ayudar. Puedes ser más fuerte, mucho más fuerte que las criaturas oscuras que cazan todas las noches. ―¡No!‖ Déjame‖ en‖ paz‖ ―exclamó.‖ Ella‖ apretó‖ la‖ espalda‖ contra‖ la‖ pared‖ de‖ piedra,‖ levantando su mano, como si ella pudiera evitarlo. Para mi sorpresa, James saltó entre la forma angelical y la niña. ―Atr{s‖―gruñó. El ángel sonrió y pasó rápidamente a la forma de una mujer delgada de cabello oscuro y ojos azules brillantes. Independientemente de su forma, seguía siendo transparente, como un fantasma.‖―James‖―dijo‖con‖dulzura―.‖Por‖favor,‖ayúdame.‖No‖puedo‖sobrevivir‖sin‖ tu ayuda. Abrí la boca para gritar a la criatura, con el objetivo de llamar su atención de nuevo a mí, pero‖James‖habló‖antes‖de‖que‖pudiera.‖―No‖eres‖bienvenido‖aquí. ―Necesito‖a‖la‖niña‖―dijo―.‖Denme‖a‖la‖niña,‖y‖nadie‖m{s‖se‖ver{‖perjudicado.‖La‖niña‖ está en peligro aquí sola en las calles. Puedo protegerla. Tú no. Para mi sorpresa, un resplandor cobrizo iluminó los ojos del investigador que empujó a la joven más detrás de él. Un gruñido profundo sacudió su pecho y echó hacia atrás los labios en una mueca, mostrando un conjunto creciente de caninos afilados. Al parecer, había más herencia en James de lo que nosotros habíamos creído originalmente. Desafortunadamente, este no era el mejor momento o el lugar para que ésta se presentara. Tuve que tomar el control de la situación antes de que James terminara cambiando en un lugar donde alguien podría fácilmente verlo. ―¡Gaizka!‖―Grité.‖La‖cabeza‖de‖la‖criatura‖se‖volvió,‖con‖una‖amplia‖sonrisa‖se‖extendía‖ por su cara. ―Te‖lo‖advertí,‖Danaus.‖―Se‖echó‖a‖reír. Antes de que pudiera decir nada más, el sonido de unos pasos pesados se hizo eco por la lustrosa calle de piedra. Todos nos volvimos para ver a un hombre mayor negro entrar en el callejón, con el ceño fruncido mientras procesaba la escena de yo con un cuchillo apuntando hacia James y la niña, que estaban apoyados en la pared.

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Gaizka desapareció al instante y reapareció directamente ante hombre en la forma de una anciana. ―Por‖ favor,‖ Owen‖ ―exclamó‖ ella‖ con‖ voz‖ temblorosa―.‖ Estos‖ hombres‖ est{n‖ tratando de hacerme daño, tratando de matarme. Por favor, ayúdame. ―¿Mam{?‖―Exclamó‖el‖ desconocido‖con‖ voz‖ahogada‖mientras‖miraba‖a‖ lo‖que‖parecía‖ ser un fantasma. ―Por‖favor,‖hijo‖mío. Por favor, ayúdame. ―¡Sí,‖cualquier‖cosa!‖―Exclamó. ―¡No!‖ ―Grité‖ al‖ mismo‖ tiempo,‖ pero‖ ya‖ era‖ demasiado‖ tarde.‖ El‖ fantasma‖ fluía‖ directamente hacia el pecho del hombre, lo que le sacudió por un segundo y medio. Y entonces empezó a mirarme con brillantes ojos rojos. Gaizka había encontrado un nuevo títere que podría utilizar para pelear conmigo y matar a otros si así lo quería. Corrí hacia adelante, rozándole con mi cuchillo, con la esperanza de que una herida leve pudiera obligar a la criatura, o al menos despertar al hombre fuera de su posesión. Sin embargo, la presencia de Gaizka hizo al hombre más rápido y más fuerte que un humano normal. Fácilmente me atrapó la muñeca y me tiró al otro lado del callejón. La criatura se volvió hacia James y la niña. Ella dejó escapar un grito espeluznante, con las manos firmemente en el puño de la mano de James. Aún sentado en el suelo, levanté la mano y desaté mis poderes de donde estaban enroscados alrededor de mi alma. Podía sentir la risa Gaizka dentro de mi cabeza mientras yo inmediatamente mandaba a la sangre del pobre hombre a hervir. Él se mantuvo en movimiento mientras Gaizka trabajaba para sanar la herida, pero fue sólo cuando los órganos del hombre estuvieron reducidos a una inútil papilla que el Bori finalmente huyó de su marioneta. El hombre estaba muerto antes de chocar con el suelo. El sonido de pasos resonaba en el pavimento de piedra volteé la cabeza a tiempo para ver a la niña corriendo por las escaleras, con su mochila balanceándose adelante y atrás en la espalda. Nunca miró hacia atrás y tuve la sensación de que no iba a ser capaz de encontrarla de nuevo, lo cual era una lástima, ya que parecía que Gaizka estaba interesado en ella. James se deslizó por la pared y se sentó en el suelo. Él se miró las temblorosas manos, con una mirada torturada en su rostro. Sabía sus pensamientos sin preguntar. Él había pensado que había escapado a la suerte de sus padres. Todos lo habíamos hecho. Él no había mostrado signos en todos sus años, pero ahora tenía que enfrentarse a un nuevo destino y no estaba preparado para ello. Por primera vez en su vida, pensé que realmente necesitaba el santuario que Themis ofrecía.

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Con un suspiro, miré el cuerpo del pobre hombre que simplemente entró en un callejón para ver a un hombre y una niña que parecía que estaban en problemas. Un buen samaritano, y yo me había visto obligado a matarlo antes de que él matara a otra persona contra su voluntad. Cerré los ojos por un minuto y obligué a la bilis a volver a la parte posterior de mi garganta con un grito de frustración. Gaizka fácilmente podría leer la mente y tomar cualquier forma que quisiera en un esfuerzo por ganarse a su presa. No podía encontrarlo a menos que quisiera ser encontrado y no tenía ni idea de si podría incluso ser asesinado. Un Bori había encontrado su camino en el dominio de Mira y era culpa mía. ―James‖―grité.‖La‖cabeza‖del‖investigador‖subió,‖con‖los‖ojos‖muy‖abiertos‖y‖aterrados―.‖ Vete de regreso al hotel. Yo me ocuparé de ello. ―Y–y–yo‖no‖puedo‖hacer‖eso‖―dijo,‖sacudiendo‖sus‖manos‖hacia‖mí―.‖No‖puedo‖ser‖así.‖ Pensé que era s–seguro. ―Vamos‖a‖salir‖de‖esto.‖Voy‖a‖hablar‖con‖algunas‖personas‖que‖pueden‖ayudarte.‖Vuelve‖ al‖hotel‖y‖descansar‖un‖poco.‖Esto‖te‖va‖a‖ayudar‖―dije,‖sabiendo‖muy‖bien‖que‖pasaría‖un‖ largo tiempo antes de que el joven tuviera otra buena noche de sueño. Pero para mi sorpresa, él asintió con la cabeza mientras se ponía en pie. Ciegamente, caminó por Factors Walk y se dirigió de regreso al hotel. Me quedé allí y me acerqué al cadáver. Lo puse a la sombra, donde estaba fuera de la línea de visión directa de cualquiera que pasara. Tomé una pequeña botella de gasolina del bolsillo interior de mi chaqueta, rociando el cuerpo. La llevaba conmigo en caso de que me tuviera que deshacer rápidamente del cuerpo de un vampiro o de un Naturi. Apilé un par de cajas vacías encima de él para que se viera como si alguien hubiera prendido algo de basura. Con el corazón apretado, tiré un fósforo encendido en la pila. Esperé el tiempo suficiente para asegurarme de que la gasolina se incendiaba antes de correr por las mismas escaleras en las que la niña había desaparecido pocos minutos antes. Un suspiro se me escapó mientras iba de regreso a la casa de la ciudad de Mira. Tenía pocas dudas de que Gaizka estuviera detrás del asesinato de Abigail Ford, pero no estaba seguro de los motivos de la criatura para matarla. Si quería empezar a matar a seres humanos y causar el caos, podría fácilmente haber tomado el control de Mira y prender fuego a todos los de Savannah. Por supuesto, este podría ser el siguiente paso en su plan maestro. Si ese fuera el caso, entonces nadie estaba a salvo y finalmente se verían obligados a matar a la Nightwalker. Por desgracia, ya no estaba seguro de lo que yo quería.

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Capítulo 18 Traducido por: Virtxu Corregido por: Angeles Rangel

U

n pesado golpe me sacó desde el profundo abismo del sueño. Enredado en las suaves sábanas de algodón, me tumbé boca arriba frotándome los ojos. El sueño había llegado más rápido de lo que había anticipado,

tirando de mí en el momento en que mí cabeza había tocado la almohada. Dos veces en muy pocas horas había usado mis poderes, con muy poco sueño y comida. Tenía que dormir por lo menos un par de horas antes de intentar golpear la cabeza de Gaizka una vez más. Mientras miraba hacia el techo blanco, mis pensamientos estaban finalmente empezando a germinar de una manera semi-coherente cuando los golpes se iniciaron de nuevo. Alguien estaba en la puerta principal. Echando hacia atrás el edredón de color negro, puse mis pies en el suelo y me metí en los pantalones que había usado la noche anterior. Los había dejado arrugados en el suelo junto a la cama en caso de que necesitara vestirme con rapidez. Cogí el cuchillo de debajo de mi almohada, y en silencio bajé las escaleras. La luz del sol al final del día estaba entrando en la sala por un ángulo, creando largas sombras. ―¿Quién‖ es?‖ ―Grité‖ antes‖ de‖ llegar‖ a‖ la‖ puerta.‖ Mi‖ voz‖ era‖ aún‖ pesada‖ y‖ {spera‖ por‖ el‖ sueño. ―Peter‖ Teague‖ ―respondió‖ una‖ voz‖ masculina‖ desde‖ el‖ otro‖ lado‖ de la puerta, suave y amortiguada―.‖Nos‖encontramos‖la‖noche‖pasada‖en‖la‖fiesta. Había abierto la boca para decir que él tenía la dirección equivocada cuando me di cuenta de que podía estar refiriéndose a la reunión de la Primera Comunión. Fruncí el ceño y miré por la ventana al lado de la delgada puerta para encontrar de pie al plato principal de la noche anterior en el porche delantero. Con el cuchillo aún muy apretado en la mano derecha, quité el seguro a la puerta y la abrí. Me quedé en la entrada, bloqueándole el paso. ―¿Qué‖quieres? ―Comité‖de‖bienvenida‖―dijo,‖torciendo‖sus‖delgados‖labios‖en‖una‖mueca.‖Peter‖llevaba‖ una camisa blanca de botones arrugada y que no estaba metida por sus jeans desteñidos.

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Su cabello castaño estaba húmedo, como si hubiera salido hace poco de la ducha. Sombras oscuras subrayaban sus ojos castaños y su piel estaba pálida. Mala noche, sin duda. ―Vete. Peter‖ atrapó‖ la‖ puerta‖ mientras‖ yo‖ trataba‖ de‖ cerrarla.‖ ―Ellos‖ sólo‖ quieren‖ un‖ poco‖ de‖ información‖ ―intervino‖ antes‖ de‖ que‖ yo‖ pudiera‖ cerrar‖ completamente la puerta en sus narices―.‖ Tú‖ lo‖ querrías‖ también‖ si‖ tu‖ madre‖ hubiera‖ acogido‖ con‖ satisfacción‖ a‖ un‖ asesino‖en‖serie‖en‖su‖casa.‖―Hice‖una‖pausa‖con‖la‖mitad‖de‖la‖puerta‖abierta,‖mirando‖al‖ hombre. Su boca se movió otra vez, algo de su desdeñosa‖expresión‖desapareció―.‖Piensa‖ en mí como un diplomático, suavizando las cosas. Los Nightwalkers estaban nerviosos sobre mi aparición al lado de Mira. No es que me sorprendiera por el hecho. Por desgracia, esa ansiedad podría ser una distracción para Mira, y necesitaba que la Fire Starter se centrara en lo posible en nuestro problema actual. No podía permitirme el lujo de tenerla corriendo para hacer frente a sus compañeros vampiros cuando la necesitaba conmigo. Fruncí el ceño, me hice a un lado y abrí la puerta para que Peter pudiera entrar en la casa de la ciudad. Él entró, su mirada se centró en la gran sala, vislumbrando la biblioteca gigante a la izquierda y la sala de estar a la derecha. Metió sus manos en los bolsillos y se encogió de hombros. Vagó por‖la‖sala‖y‖se‖detuvo‖delante‖de‖las‖ventanas.‖―Ella‖tiene‖una‖de‖las‖mejores‖vistas‖ de‖toda‖la‖ciudad‖―murmuró‖en‖voz‖baja‖mientras‖sacudía‖la‖cabeza.‖Luego‖se‖dio‖media‖ vuelta para mirarme. Su delgado rostro se torció y arrugó mientras se fijaba en mi pelo sucio,‖ el‖ pecho‖ desnudo,‖ los‖ pantalones‖ arrugados,‖ y‖ mis‖ pies‖ descalzos―.‖ ¿Acabas‖ de‖ levantarte? ―Estuve‖hasta‖tarde‖por‖la‖noche‖―me‖quejé,‖siguiéndole―.‖¿Qué‖hora‖es? Peter‖sacó‖la‖mano‖izquierda‖ del‖bolsillo‖y‖echó‖ un‖ vistazo‖a‖su‖ reloj.‖―Un‖par‖de horas antes del atardecer. Volviendo la espalda a mi inesperado invitado, me dirigí a la cocina, extendiendo los brazos sobre mi cabeza en un esfuerzo por despertar. Había dormido más tarde de lo que hubiera querido. La respuesta de Peter también me sorprendió. Medía el tiempo de la misma manera que los Nightwalkers lo hacían, en relación con la salida y la puesta del sol. Yo estaba dispuesto a apostar que él había sido uno de su especie desde hacía más de un año o dos. Oí sus pasos sobre la suave alfombra mientras él me seguía hasta la cocina. Traté de ignorarle mientras abría los armarios negros. Había una pequeña cafetera apostada en el mostrador, al lado del fregadero. Tenía la esperanza de encontrar un poco

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de café y tal vez un filtro o dos. La última vez que estuve aquí me había quedado sólo un par de días y la comida en la casa había sido comida para llevar, incluyendo el café. ―A‖ la‖ izquierda‖ de‖ la‖ nevera,‖ en‖ el‖ estante‖ de‖ arriba‖ ―dijo‖ Peter‖ desde‖ donde‖ estaba‖ apoyado contra la puerta. Siguiendo sus instrucciones, me encontré con una bolsa de café molido y algunos filtros en el estante superior. Los saqué y luego miré a mi invitado, esperando una explicación de cómo lo sabía. Peter‖se‖encogió‖de‖hombros,‖con‖sus‖ojos‖como‖dardos‖en‖los‖míos.‖―Mira‖hizo‖una‖fiesta‖ aquí hace un par de meses. Había unos pocos humanos. Hice un poco de café. Me acerqué a la cafetera y empecé a prepararlo.‖ ―¿Cu{nto‖ tiempo‖ hace‖ que‖ conoces‖ a‖ Mira? ―Mira‖hizo‖una‖fiesta‖aquí‖hace‖un‖par‖de‖meses‖―repitió,‖el‖sarcasmo‖estaba‖en‖cada‖una‖ de‖sus‖palabras―.‖Había‖ unos‖pocos‖humanos.‖Hice‖ un‖poco‖de‖café.‖―Miré‖ hacia‖atr{s‖ hacia él mientras vertía agua de la jarra‖en‖ la‖parte‖superior‖ de‖la‖cafetera―.‖No‖lo‖hago‖ ―admitió,‖en‖el‖silencio‖cada‖vez‖mayor―.‖La‖he‖visto‖sólo‖dos‖veces,‖incluyendo‖la‖noche‖ anterior. ―¿Cu{nto‖ tiempo‖ llevas…‖ ―Mi‖ voz‖ se‖ fue‖ apagando,‖ sin‖ saber‖ cómo‖ preguntar‖ lo‖ que‖ para algunos era una pregunta delicada y difícil. ―¿Siendo‖un‖animal‖doméstico?‖¿Un‖juguete‖para‖los‖no‖muertos?‖¿Una‖comida‖caliente?‖ ―El‖desprecio‖salió‖por‖sus‖labios‖y‖de‖repente‖me‖di cuenta de que Peter no se burlaba de mí, se burlaba de sí mismo. ―Sí. ―Conocí‖ a‖ mi‖ primer Nightwalker cuando tenía quince años. Me topé con él mientras estaba huyendo de algunos niños que me estaban amenazando. El vampiro se hizo cargo de ellos. Después de eso, los Nightwalkers siempre parecían estar en mi vida de una manera u otra. Vine a Savannah hace unos cinco años. Hizo una pausa en su historia, con lo que llevé la mirada de nuevo a su rostro. Peter estaba mirando al suelo, con las cejas agrupadas sobre la nariz con concentración. ―Los‖ Nightwalkers‖ que‖ conocí‖ en‖ ese‖ momento‖ eran…‖ bueno,‖ podría‖ decirse‖ que‖ peligrosos.‖ Vine a Savannah debido a la reputación de Mira. Sabía que no me seguirían aquí. Después de un par de semanas, me encontré con David.

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Apoyé la cadera contra el mostrador, cruzando los brazos sobre el pecho mientras le enfrentaba.‖―Has‖vivido‖aquí‖durante‖cinco‖años‖y‖has‖estado‖con‖los‖vampiros‖todo‖este‖ tiempo, sin embargo has coincidido con Mira sólo dos veces. ―Mira,‖ no‖ pasa‖ mucho‖ tiempo‖ con‖ los‖ de‖ su‖ propia‖ especie‖ ―dijo―.‖ Y‖ honestamente,‖ creo que ellos están contentos de que ella no lo haga. Yo no podría culparlos. Mira era la ley en sí misma, con la posibilidad de eliminar a los de su propia clase con sólo un pensamiento. Era una protectora letal de los de su propia clase y también, como yo estaba aprendiendo, de la humanidad. Sus poderes y fuerza se habían ganado el miedo y el respeto de su propia especie. ―¿Sin‖embargo,‖ella‖hizo‖una‖fiesta? ―Sólo‖porque‖ellos‖estaban‖ansiosos.‖Hace‖cinco‖meses,‖tú‖arrasaste‖la‖ciudad, acabando con cualquier vampiro que se cruzara en tu camino. Y a continuación, tanto tú como ella desaparecéis‖ ―dijo,‖ empuj{ndose‖ de‖ la‖ pared‖ para‖ permanecer‖ con‖ sus‖ manos‖ en‖ los‖ bolsillos y sus piernas abiertas como si esperara un ataque. ―Volvieron‖un par de semanas más tarde con una nueva criatura de la noche. Como si eso no fuera una sorpresa bastante grande, Mira aparece en cada punto caliente de Nightwalkers durante seis noches seguidas con este nuevo Nightwalker a cuestas. Mira estaba enviando el mensaje alto y claro, Tristan estaba bajo su protección. No tengo ninguna duda de que ella nunca usó la palabra "familia", pero ella no tenía que hacerlo. Mira quería la independencia, y sin embargo de pronto hacia apariciones públicas con otro vampiro. Peter se quedó mirándome, como esperando que yo confirmara o negara cualquier cosa de su historia. Le di la espalda y comencé la caza de una taza de café. El olor del café colado estaba empezando a llenar el aire y podía sentir la última eliminación de niebla de mis pensamientos. Encontré una serie de tazas azul oscuro en el estante sobre el fregadero y cogí una. No cogí una para Peter. No quería que tuviera la impresión de que era bienvenido o que se fuera a quedar bastante. ―Y‖ahora‖que‖est{s‖de‖vuelta‖―dijo‖en‖gran‖medida‖cuando‖finalmente‖comprendió‖que‖ no‖le‖iba‖a‖proporcionar‖toda‖la‖información―.‖Un‖conocido‖cazador‖de‖vampiros.‖No‖creo‖ que seas su mascota. La sola idea me hizo apretar los dientes hasta que me dolió la mandíbula. La idea de ser un juguete para los vampiros era repugnante. Me había pasado la mayor parte de mi vida cazando a las criaturas del mal y la idea que tener que trabajar con Mira me crispaba los nervios, pero me recordaba que era para un bien mayor. También era temporal.

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―Pero‖también‖ he‖ visto‖el‖poder‖de‖ Mira.‖Ellos‖piensan‖que‖es‖poco‖probable‖que‖tú‖ de‖ alguna‖manera‖la‖obligaras‖a‖obedecer‖tus‖deseos‖―continuó‖Peter,‖ante‖mi‖silencio. ―¿Y‖aquí‖es‖donde‖ yo‖te‖digo‖qué?‖―Dije,‖mirando‖al‖joven―.‖¿Qué‖ no‖estoy‖aquí‖para‖ cazar vampiros? ¿Qué los chupasangres están seguros? Peter apretó los puños a sus costados cuando por fin levantó la voz en señal de frustración evidente.‖―¡No‖sé!‖¿Cualquier‖cosa?‖¿Por‖qué‖est{s‖aquí?‖¿Mira‖ha‖perdido‖la‖razón?‖ ―Mira‖y‖yo‖tenemos‖negocios juntos. Eso es todo. Peter se me quedó mirando durante mucho tiempo, con los dedos apretados colgando a los‖ costados.‖ Cerró‖ los‖ ojos‖ y‖ se‖ apoyó‖ contra‖ la‖ puerta.‖ ―He‖ conocido‖ a‖ unos‖ pocos‖ Nightwalkers‖a‖ los‖que‖ no‖me‖importaría‖que‖cazaras.‖―Sus‖palabras‖ derivaron a través de‖la‖cocina‖lenta‖y‖suavemente―.‖Pero‖por‖lo‖que‖he‖oído‖y‖visto,‖Mira‖es‖diferente.‖Ella‖ hace esta ciudad segura para gente como yo. Ella mantiene una buena relación con la manada local y tiene un control estricto sobre los Nightwalkers. Por lo que sé, no hay demasiadas ciudades como ésta. Él alzó sus ojos para encontrar mi dura mirada y me di cuenta de que estaba suplicando por‖ la‖ vida‖ de‖ Mira.‖ ―La‖ mayoría‖ de‖ los‖ Nightwalkers‖ que‖ cazan‖ en‖ esta‖ ciudad‖ han‖ estado aquí por mucho tiempo. Mira ofrece estabilidad, la promesa de algo que se asemeja a una vida normal. Lo que él no estaba diciendo era que si Mira moría, la ciudad se desintegraría casi al instante en el caos y la lucha mientras el gran número de antiguos vampiros luchaban por el control de la ciudad. Por desgracia, no había nadie tan fuerte como Mira en la zona. Era casi seguro que el vacío de poder llamaría la atención de los vampiros de otras ciudades, atrayéndolos con la promesa de caos y sangre. Mira reclamó el dominio sobre una sola ciudad, pero su alcance fue sentido en todo el continente. Ella mantuvo la paz y todos los débiles se inclinaron a su voluntad. Mientras Mira se mantenía a sí misma felizmente cegada a su influencia, era bien conocida no sólo en los Estados Unidos, sino también en todo el océano. Era una espina en el costado del Aquelarre, sobre todo ahora que había tomado el asiento libre en el reinado del poder, y era sólo cuestión de tiempo antes de que alguien del Aquelarre se decidiera a sacar esa espina. Por mucho que me molestara, yo no era la mayor amenaza para Mira. El Aquelarre lo era. Y ahora Gaizka. ―Estoy‖aquí‖para‖hacer‖frente‖a‖los‖Naturi ―dije,‖por‖último‖aflojando‖la‖mandíbula―.‖En‖ este momento, los vampiros no son mi principal preocupación.

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―Es‖lo‖mejor‖que‖voy‖a‖conseguir,‖¿no?‖―Dijo‖Peter. ―Tienes‖suerte‖de‖obtenerlo. ―Me‖lo‖imaginaba.‖Buena‖ suerte.‖―Peter‖se‖empujó‖fuera‖ de‖la‖pared‖y‖ pasó‖ una‖ mano‖ por su cabello húmedo. Lo seguí hasta la puerta y la cerré detrás de él. Volviendo a la cocina, mis pasos se detuvieron por un sonido extraño que corría a través del silencio de la casa de la ciudad. Me tomó un momento el darme cuenta de que venía de mi teléfono móvil. Corrí escaleras arriba hacia el dormitorio y cogí el fino teléfono de la mesita de noche, pero no reconocí la persona que llamaba, y sólo James conocía este número. ―Buenos‖días,‖Sol.‖―Respondió‖la‖ voz‖de‖ Mira‖alegremente‖cuando‖finalmente‖contesté‖ el teléfono. Pesadamente bajé las escaleras hasta el café que me estaba esperando, pasando la mano izquierda por mi pelo para sacarlo de mis ojos. Me detuve cuando me encontré con más de un nudo y llevé la mano de nuevo a mi lado. ―¿Cómo‖conseguiste‖este‖número? ―James. ―¿Le‖ amenazaste?‖ ―Mi‖ asistente‖ en‖ Themis‖ sabía‖ que‖ no‖ debía‖ dar‖ a‖ conocer‖ este‖ número de teléfono a cualquier persona. Tenía suerte que le contestara cuando él llamaba. Caray, dudaba de que Ryan tuviera incluso este número. La risa sensual de Mira recorrió el teléfono, pero le faltaba su tacto habitual. Era agradable ver‖ que‖ sus‖ poderes‖ tenían‖ algunas‖ limitaciones.‖ ―Por‖ supuesto‖ que‖ no.‖ James‖ me‖ ama‖ ―replicó‖ella, casi ronroneando. Aspiré, volviéndome a mirar por la orilla de la ventana que daba hacia la ciudad. Las calles estaban congestionadas con automóviles, los parabrisas reflejaban los últimos zarcillos de luz solar. Los hombres con trajes que llevaban maletines cruzaban la plaza, acudiendo a una de las muchas plazas de aparcamiento que salpicaban el terreno. ―Tenemos‖ algunos‖ asuntos‖ que‖ atender‖ esta‖ noche‖ ―dijo‖ Mira,‖ pero‖ ya‖ no‖ estaba‖ prestándola atención. Había amanecido de repente sobre mí apareciendo mucha luz a la izquierda, demasiada para que el sol ya se hubiera establecido. ―Mira,‖el‖sol‖todavía‖est{‖arriba‖―dije,‖incapaz‖de‖mantener‖la‖voz‖endurecida‖dando‖una‖ ventaja brutal. ―Danaus,‖ no‖ todos‖ los‖ Nightwalker‖ duermen‖ hasta‖ la‖ puesta‖ del‖ sol‖ ―respondió‖ Mira.‖ No había perdido la burla en su voz.

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―Tú‖lo‖haces‖―le‖respondo‖yo―.‖Duermes‖hasta‖tarde. La Nightwalker rió de nuevo, pero esta vez el sonido fue más oscuro, más frío. No había nada de la alegría despreocupada que parecía acompañar a Mira dondequiera que iba. Esta era la otra cara de Mira, la que vi cuando estaba tratando con el Aquelarre en Venecia y cuando hablaba de los Naturi. Era la risa de un asesino despiadado, calculador. ―Te‖voy‖a‖recoger‖en‖una‖hora‖y‖media.‖Estate‖listo.‖―El‖teléfono‖se‖cortó‖antes‖de‖que‖yo‖ pudiera exigirle más respuestas. Miré fijamente el teléfono en mi mano, con mis pensamientos corriendo por mi cerebro a un ritmo temerario. Mira tenía la capacidad de estar despierta antes de la puesta de sol. Me había encontrado con algunos Ancianos que podrían despertar una o dos horas antes del ocaso, pero Mira no era un Anciano. ¿Habría de alguna manera escapado a los límites establecidos por el sol? James había dicho que había estado caminando durante el día en Themis y yo la había visto durante el día en mi habitación del hotel. Mientras ella odiaba esto, el quedar atrapada e indefensa durante las horas del día esto daba a los humanos la única protección que tenían contra los vampiros. ¿Qué tipo de acuerdo hizo con Ryan? Pero no tenía respuestas y no tenía ninguna duda de que Mira no me ofrecería ninguna. En general, no tenía importancia. A juzgar por su comportamiento en el hotel, ella seguía siendo vulnerable a la luz del sol. Estaba consciente, pero no podía abandonar la protección de su casa hasta después de que el sol se pusiera completamente. Tenía la sensación de que para llegar hasta aquí en una hora y media tendría incluso que empujarse bajo alguna nube que la cubriera. Deslizando el teléfono en mi bolsillo delantero, regresé a la cocina donde di un sorbo de la taza de café antes de tomar una ducha. La razón detrás de la nueva capacidad de Mira sería revelada con el tiempo. Después de vivir durante más de mil años, tenía paciencia en abundancia, lo cual resultó ser la clave para cazar a los Nightwalkers. Las criaturas de larga vida aprendieron a moverse lentamente cuando fuera necesario, limitados sólo por las horas nocturnas. ¿Qué era una noche cuando la eternidad se extendía ante ti? Cazar vampiros me había enseñado a moverme tan lenta y precavidamente como mi presa. Sin embargo, Mira me eludía continuamente. En primer lugar, como mi presa, parecía estar un paso por delante de mí, más allá de mi alcance. Su comportamiento era errático, rebotando de asesino a protector en un mismo aliento. Y ahora como aliados, luchaba por mantenerme a la par con ella. Odiaba admitirlo, pero no creía que ella fuera la malvada criatura que había creído una vez. Aún en sus momentos más fríos, se aferraba a su sentido del honor. Ella protegía a los que creía que

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necesitaban su protección, aún a riesgo de su propio cuello. Pero yo la capturaría con el tiempo.

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Capítulo 19 Traducido por: Virtxu Corregido por: Angeles Rangel

M

enos de dos horas después de la llamada de Mira, extendí mis poderes, permitiendo a mi sentido extra rastrear la ciudad como una araña tejiendo su red detrás de ella. El sol se había puesto sólo veinte

minutos antes y no podía sentir vampiros en las inmediaciones. Me planteé la interesante cuestión de si alguno de ellos realmente mantenía una guarida en el centro de la ciudad. Por supuesto, la advertencia de Mira zumbó de vuelta en mi cabeza. Nunca comas donde duermes. Y la región centro de la ciudad era una zona masiva de alimentación para los Nightwalkers. Sentí mi primer leve toque de Mira a unos bloques de distancia, pero cada vez estaba más cerca. A juzgar por su velocidad, estaba en su coche. Algo dentro de mí pareció relajarse cuando de repente estuve consciente de su presencia, como si una bola de tensión escondida empezara a relajarse. No podía leer sus pensamientos, pero un breve toque de sus emociones rozó mi mente. Ella estaba calmada, pero ni alegre ni triste. Debajo de eso, había una neblina roja nublando todo. Por un momento, pensé que era un enfado profundo, cociéndose a fuego lento, posiblemente su odio a los Naturi o a Jabari, pero no encajaba. Cuando‖sólo‖estaba‖a‖un‖par‖ de‖cuadras,‖la‖sensación‖se‖ hizo‖m{s‖intensa‖y‖clara…‖tenía‖ hambre. No, Mira se estaba muriendo de hambre. Su hambre estaba arañando en su interior. Necesitaba alimentarse. Traje mis poderes de nuevo a mí mismo y di un profundo y limpio respiro. Las gruesas paredes subieron alrededor de mis pensamientos, bloqueando todas las influencias externas, pero pasó un minuto completo antes de que la misma neblina roja desapareciera de mi mente. Miré hacia abajo para encontrar que mis manos temblaban. Había sido como cuando vi a mi primer vampiro hace muchos siglos. Faltaban varias horas para el amanecer, y yo había entrado en una plaza vacía que estaba en silencio excepto por el toque de agua de una fuente cercana. Un hombre pálido con una profunda túnica burdeos salía de un callejón, y me golpeó de inmediato con esta ola roja de hambre. Mis rodillas casi se doblaron debajo de mí y me encontré dando un par de pasos hacia atrás. Extendiendo su mano, le hizo señas a una mujer, que se acercó a él como si estuviera

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en trance. Su rostro se mantuvo inexpresivo, con los ojos muy abiertos y vacíos. Antes de darme la espalda en las oscuras sombras del callejón por el que había salido, se volvió y me sonrió. Supe cuando él mordió su cuello. Supe cuando sacó la sangre de su cuerpo, llenando su propio cuerpo frío porque podía sentirlo. Era el mismo calor líquido que se extendió por mi cuerpo cuando estuve en la Primera Comunión con Mira. Sin embargo, este calor no contenía un encanto seductor, sino un horror mientras me daba cuenta de que existía esa criatura y que estaba vinculado de alguna manera a ellos. Podía sentirlo, siento su singularidad. En una habitación llena de gente, puedo localizar a un Nightwalker con los ojos cerrados. Sus emociones derivan a mí como el perfume de una mujer en la brisa. Pero su hambre me llegaba de forma más clara. Podía sentir el dolor, la necesidad de conducción, la fijación implacable que podría obligar a todos los demás pensamientos. Podría ahogarme en ese sentimiento hasta que se convirtiera en el mío propio. Era una hoja de doble filo. No sólo podía sentir el dolor sin sentido, sino también la sensación abrumadora de satisfacción cuando la hambrienta criatura finalmente se alimentaba. Sin embargo, no fue hasta la Primera Comunión que empecé a entender la profundidad de ese sentimiento. Consiguiendo un control sobre la realidad una vez más, me metí en mi chaqueta y rápidamente cerré la puerta de la casa de la ciudad. Estaba de pie en el borde del porche cuando Mira se detuvo en la acera enfrente de la casa. ―¿No‖ tienes‖ un‖ montón‖ de‖ trucos?‖ ―Bromeó‖ mientras‖ me‖ deslizaba‖ en‖ el‖ asiento‖ del‖ pasajero―.‖Estabas‖vigil{ndome. Yo había decidido encontrarme con Mira en la calle. Ella habría captado el olor de Peter en la casa de la ciudad, y no estaba seguro de cómo iba a reaccionar. Mi instinto dijo que se iba a molestar, pero de nuevo, yo la había visto reírse de problemas más grandes. De todos modos, era una distracción para la que no tenía tiempo. ―Tengo‖un‖par‖de‖trucos‖―le‖dije‖mientras‖me‖ponía‖el‖cinturón‖de‖seguridad. Miré para encontrar que los labios llenos de Mira se curvaron en una sonrisa mientras giraba‖el‖coche‖lejos‖de‖la‖casa‖de‖la‖ciudad.‖―Ya‖lo‖sé‖―susurró―.‖Te‖subestimé‖una‖vez.‖ Nunca más. ―¿Sólo‖una‖vez? La sonrisa de Mira se ensanchó por lo que su colmillo derecho empujó levemente contra su‖labio‖inferior.‖―¿Cómo‖dormiste?

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―Muy‖bien.‖¿Tú? ―Mi‖día‖fue‖muy‖bien‖―respondió‖ella,‖ahora‖enigm{tica‖y‖con‖los‖labios‖cerrados. Dejé que el silencio se estableciera mientras tejía el camino alrededor de la plaza y por el barrio histórico. Mira hábilmente nos condujo por un camino que seguía al río de Savannah, como parte de un amante en una caricia larga y lenta. Se hundió en la noche, la oscuridad llenaba el coche de modo que estaba bañado en el pálido resplandor azul de las luces interiores. ―¿A‖dónde‖vamos?‖―Le‖pregunté. ―A‖The‖Dark‖Room.‖Es‖el‖mejor‖sitio‖para‖buscar‖a‖Gregor.‖ ―Tenemos‖ otra‖ reunión‖ en‖ primer‖ lugar‖ ―le‖ dije,‖ interiormente‖ avergonzado‖ por‖ su‖ reacción‖ante‖este‖desarrollo‖inesperado―.‖He‖programado‖una‖cita‖con‖Barrett‖Rainer‖en Bella Luna. ―¿Has‖hablado‖con‖el‖Alfa?‖―Preguntó‖ella,‖deteniéndose‖bruscamente‖ante‖un‖sem{foro‖ en rojo. ―El‖lic{ntropo‖necesita‖saber‖lo‖que‖est{‖pasando.‖Los‖dedos‖van‖a‖comenzar‖a‖apuntar‖en‖ su dirección si sale a la luz cómo murió la chica Bradford ―le‖expliqué. Mira rígidamente asintió con la cabeza, con las manos apretando ligeramente el volante. ―Estoy‖de‖acuerdo.‖¿Barrett‖sabe‖por‖qué‖estamos‖llegando?‖ ―Le‖dije‖que‖era‖en‖relación‖con‖nuestra‖investigación. Cuando la luz cambió a verde, Mira rápidamente cambió de carril y se volvió bruscamente a‖la‖izquierda,‖en‖dirección‖a‖otra‖cuadra.‖―Me‖gustaría‖que‖me‖lo‖hubieras‖dicho‖un‖poco‖ antes‖ ―dijo,‖ sonando‖ un‖ poco‖ irritada,‖ pero‖ ni‖ de‖ lejos‖ tan‖ enfadada‖ como‖ yo‖ había‖ esperado que estuviera. La Nightwalker solía esforzarse mucho por controlar cada situación, en particular dentro de su dominio. Sin embargo, tenía miedo de postergar o evitar por completo la reunión debido a su tensa relación. Desde que los Naturi habían llegado a Savannah, la tensión había ido en aumento entre los Cambiaformas y los vampiros. ―¿Por‖qué?‖¿Así,‖podrías‖haberte‖saltado‖la‖reunión?‖ ―No,‖ imbécil‖ ―dijo‖ con‖ una‖ sorprendente‖ sonrisa―.‖ Me‖ gustaría‖ que‖ me‖ lo‖ hubieras‖ dicho antes porque ya pasamos por delante del restaurante. Mis ojos de inmediato se volvieron hacia atrás en mi ventana y a los muchos metros de distancia del río de Savannah. Todavía estábamos en el centro de Savannah y en ninguna

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parte‖ cerca‖ de‖ los‖ puentes‖ que‖ conducían‖ fuera‖ de‖ la‖ ciudad‖ propiamente‖ dicha.‖ ―¿La‖ cabeza de la manada local? ¿En este lado del río por la noche? Mira dio una pequeña risa con la parte posterior de la garganta y sacudió la cabeza. ―Creo‖que‖me‖equivoqué. ―¿Cómo? ―Te‖he‖subestimado‖una‖vez‖m{s. No podía dejar de sonreír. Sorprender a Mira no era una tarea fácil, pero lo había conseguido una vez más por saber más acerca de su dominio de lo que ella esperaba. ―¿Cu{nto‖tiempo‖has‖pasado‖realmente‖en‖mi‖dominio?‖―Preguntó‖ella,‖arqueando‖una‖ ceja, aunque sus ojos permanecían en la carretera. Dudé, pero no podía oír malicia u hostilidad en su voz. Parecía honestamente curiosa. ―Menos‖de‖dos‖meses. ―James‖te‖mantiene‖bien‖informado. Y yo estaba muy atento. La paz en curso entre los licántropos y los vampiros en la ciudad no era ningún gran secreto. Tampoco era ningún secreto que Mira había trabajado muy duro para mantener esa paz. La falta de animosidad entre las dos especies hacía a Savannah peculiar. Pero, de nuevo, la manada de Savannah era peculiar en sí misma. Barrett Rainer era el macho Alfa de la manada y la cabeza de la familia Rainer, que había gobernado la manada por más de un siglo. De hecho, más del setenta y cinco por ciento de la manada local era también miembro de la familia Rainer. Antes de que cualquier licántropo pudiera moverse dentro de un radio de veinticinco kilómetros de Savannah, él o ella tenían que pedírselo a la manada. No era un procedimiento fuera de lo común, pero también era muy difícil ser aceptado. La otra particularidad de la zona era lo relativo a la disposición de "vivir". A ningún licántropo se le permitía vivir dentro de diez millas de la ciudad de Savannah, a menos que fijara su residencia a través del río en el lado norte. Un hombre lobo podía trabajar en cualquier lugar que él o ella quisiera en Savannah, pero al caer la noche, ellos sabían que estaban en territorio de los Nightwalker. Por otra parte, a ningún vampiro se le permitía cazar al otro lado del río. Y en noches de luna llena, no se le permitía a ningún vampiro entrar en territorio licántropo en absoluto. Aunque las estúpidas y estrictas normas trabajaban para proteger a ambos lados de estúpidos errores.

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La mayoría de la información era conocida sólo por los lugareños, pero observando cuidadosamente a ambas partes se ponían de manifiesto la mayor parte de los detalles, que más tarde James me confirmó. ―La‖ familia‖ de‖ Barrett‖ ha‖ llevado‖ Bella‖ Luna‖ en‖ este‖ lado‖ del‖ río‖ desde‖ hace‖ décadas.‖ Parecía‖ tonto‖ pedirle‖ que‖ se‖ moviera‖ ―dijo‖ Mira,‖ cuando‖ se‖ detuvo‖ por‖ un‖ sem{foro‖ en‖ rojo―.‖Todo‖el‖mundo‖sabe‖dónde‖est{‖ubicado‖y‖ellos‖lo‖dirigen‖limpiamente. Unos minutos más tarde, estábamos entrando en un pequeño edificio con dos paredes de ventanas. El frente estaba rodeado de una valla baja de hierro negro. La zona parecía ser lo suficientemente grande para contener varias mesas para cenar al aire libre si hacía buen tiempo, pero ahora estaba vacío salvo por unas pocas hojas secas. Sin pensarlo, pasé alrededor de Mira y agarré el viejo y bronceado mango, abriéndole la puerta de madera a ella. Algunos hábitos nunca mueren. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, esperé una risita o un comentario sarcástico, pero‖Mira‖se‖limitó‖a‖decir:‖―Gracias. Una mujer joven con el pelo castaño y corto levantó la vista cuando entramos y sonrió con frialdad.‖ ―Es‖ bueno‖ verte‖ de‖ nuevo,‖ Mira.‖ Te‖ est{‖ esperando.‖ Te‖ llevo‖ a‖ su‖ mesa.‖ ―Entonces‖ la‖ mujer‖ volvió‖ la‖ mirada‖ hacia‖ mí,‖ pero‖ esta‖ vez‖ su‖ sonrisa‖ llegó‖ a‖ sus‖ ojos‖ castaños―.‖Voy‖a‖estar‖con‖usted‖en‖un‖momento,‖señor. ―Él‖est{‖conmigo‖―intervino‖Mira‖h{bilmente. La joven parpadeó, su sonrisa se deslizó por completo de su rostro mientras miraba de mí a Mira. Con un poco de esfuerzo, volvió a su sonrisa rígida. ―Por‖supuesto.‖Por‖favor,‖síganme.‖ Agarrando dos menús de detrás de la barra, tejió sin problemas su camino alrededor de las mesas a un lugar apartado cerca de la parte trasera del restaurante. No era la mejor mesa del lugar teniendo en cuenta que estaba cerca de la cocina. Sin embargo, me di cuenta después de estar sentado en la mesa circular, que teníamos una visión clara de todo el restaurante, y el ruido de la cocina dificultaba cualquier intento de interceptar la conversación. Tan pronto como la joven se apartó de la mesa, un hombre con una camisa blanca inmaculada y pantalón negro colocó un vaso de vino tinto enfrente de Mira. A continuación, se puso frente a mí. Al parecer, Barrett había informado a su manada que él se reunía con Mira, pero se olvidó de mencionar que iba a traer un compañero. ―¿Qué‖quiere‖beber,‖señor?‖―Preguntó‖el‖camarero‖rubio.

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―Nada… ―Va‖a‖tomar‖un‖vaso‖de‖agua‖helada,‖sin‖limón‖y‖una‖taza‖de‖Earl‖Grey con miel, si tiene ―dijo‖Mira‖r{pidamente. ―Muy‖bien.‖―El‖camarero‖desapareció‖en‖la‖cocina‖y‖miré‖a‖Mira.‖Ella‖se‖había‖quitado‖ los guantes de cuero negro y estaba jugando con el tenedor para ensalada, negándose a encontrarse con mi mirada. ―Nunca‖ te‖ relajaras conmigo alrededor bebiendo una copa de vino y no pareces el tipo que disfruta de una Coca–Cola‖con‖la‖cena‖―dijo,‖con‖las‖palabras‖saliendo‖r{pido‖y‖a‖la‖ defensiva. Era el comienzo de una explicación, pero tenía curiosidad acerca de cómo sabía que me gustaba el té Earl Grey con miel. ¿Era algo que James o Ryan le habían dicho? No parecía ser‖un‖tema‖de‖conversación‖que‖hubiera‖surgido.‖―¿Cómo‖sabías…? ―Tú‖ lo‖ hiciste‖ en‖ Venecia‖ ―me‖ interrumpió‖ antes‖ de‖ que‖ pudiera‖ terminar‖ la‖ pregunta‖ que los dos sabíamos que estaba colgando en el aire. Sus palabras eran como caricias de alas de mariposa. Mi mirada se había desviado hacia todo el restaurante y ahora estaba luchando contra el deseo de mirarla otra vez. Mi respiración estaba atrapada en los pulmones mientras esperaba para ver si ella seguiría, amenazando con tirar de mí más profundamente en el hechizo que parecía estar tejiendo. ―Me‖ desperté‖ una‖ noche‖ y‖ pude‖ olerlo‖ ligeramente‖ en‖ el‖ aire.‖ ―Mientras‖ hablaba,‖ sus‖ ojos‖se‖cerraron‖mientras‖se‖perdía‖en‖los‖recuerdos―.‖Earl‖Grey‖y‖miel.‖Tuviste‖marisco‖ esa noche para cenar con pan fresco. Me había olvidado lo que era despertar con el olor de los alimentos. ―No‖ me‖ puedo‖ imaginar‖ que‖ esto‖ haya‖ ocurrido‖ recientemente‖ ―dije‖ en‖ voz‖ baja,‖ dejándome profundizar más en este momento. La luz vacilante de la vela en el centro de la mesa bailaba en sus facciones, acariciándolas, me recordaba la forma en que las luces se reflejaban en las aguas del canal de Venecia bailando en todo su cuerpo. ―Usabas‖ una‖ camisa‖ de‖ lino‖ de‖ manga‖ corta‖ ―dijo‖ ella,‖ con‖ una‖ sonrisa‖ estirando‖ las‖ esquinas de su boca. Respiró profundamente y sacudió la cabeza como para quitar el último pensamiento. Me quedé mirando hacia una pared de ventanas. La noche había caído sobre todos los cristales, reflejando a los numerosos comensales que llenaban el acogedor restaurante, pero por un breve instante estaba de vuelta en Venecia con Mira. Nos habíamos rodeado

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en todo momento por criaturas que nos querían muertos. Sin embargo, con una sonrisa de suficiencia, Mira juró protegerme. Con gran riesgo para sí misma, cumplió su palabra. Pero fue más que eso. Durante su estancia en Venecia, no sólo me había vigilado con una vehemencia inesperada, sino también tomó a Tristan y a Nicolai bajo su ala protectora. Había visto a Mira luchar y matar. La había visto disfrutar del poder que ella podía ejercer sobre sus víctimas, pero esas pobres víctimas la habían atacado primero. Mira no mataba sin una razón o propósito. Un código con el que vivía bien. Era la parte protectora de ella la que me esforzaba por entender. Durante mucho tiempo, yo había tenido en mi cerebro que los vampiros estaban matando sin sentido, alimentándose como máquinas. Nunca había esperado encontrar a un vampiro que no sólo se preocupara por otras criaturas, sino que también tuviera un profundo sentido del honor y la responsabilidad. Simplemente iba en contra de todo lo que creía acerca de ellos, por lo tanto, era lo que más me frustraba desde que la conocí. Desesperado por distraer mi cerebro de las señales contradictorias que estaba recibiendo de Mira, escaneé el restaurante hasta que mis ojos finalmente se establecieron en otra cosa de‖la‖que‖yo‖pudiera‖hablar.‖―¿Todos‖ellos‖son‖parte‖de‖la‖familia‖Rainer?‖―Le‖pregunté‖ mientras otro camarero salía de la cocina con un par de bandejas y se dirigía a una pareja de ancianos. ―La‖mayoría‖lo‖son,‖pero‖menos‖de‖la‖mitad‖también‖son‖parte‖de‖la‖manada‖―respondió‖ ella,‖ levantando‖ su‖ voz‖ a‖ su‖ volumen‖ habitual―.‖ No‖ se‖ puede‖ cerrar‖ el‖ lugar‖ porque‖ es‖ una luna llena. Nuestro camarero volvió con mi agua y té, y luego preguntó por nuestro pedido. Cuando dudé, Mira hizo varias sugerencias, lo que indicaba que por lo menos nos quedaríamos a cenar. Había asumido que Barrett preferiría sacar a Mira de su restaurante y de su camino lo más rápido posible. En cualquier caso Barrett no se oponía a nuestra presencia, o es que él estaba más preocupado por mantener la farsa de que éramos una pareja normal en una comida tranquila. Hasta que llegó la comida, la conversación fue ligera, con Mira contando una historia tras otra sobre su tiempo en Savannah. Su amor por la ciudad y su gente era evidente en cada palabra que decía. Esta era su casa, y era tan parte de ella como el corazón que permanecía inmóvil en su pecho. Era un poco sorprendente teniendo en cuenta sus preocupaciones, su actitud arrogante con todo lo demás en su vida. Cuando nuestros platos se hubieron limpiado, Barrett Rainer finalmente apareció, vestido con un traje

oscuro

y corbata de

color verde–cazador.

Permaneció

de

pie

aproximadamente a dos metros, con una constitución robusta. Su cabello era de oscuro oro

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bruñido y tenía los ojos entornados color cobre. Un aire de autoridad le rodeaba. No había duda de que él era el Alfa de la manada de Savannah. ―Es‖ bueno‖ verte‖ de‖ nuevo,‖ Mira‖ ―dijo,‖ con‖ su‖ voz‖ profunda‖ retumbando‖ en‖ su‖ pecho.‖ Había una tensión en su voz y a través de la postura de sus hombros tensos que me hizo dudar si verdaderamente estaba feliz de ver a la Nightwalker. Hace unos meses, una serie de licántropos habían muerto cuando los Naturi habían estado en la ciudad en busca de Mira. Barrett había perdido dos hermanos en la lucha y lo más probable es que hacía a Mira personalmente responsable. ―Hola,‖Barrett‖ ―ronroneó‖ Mira,‖ sonriéndole―.‖ Permíteme‖ presentarte‖ a‖ un‖ amigo‖ mío.‖ Danaus, este es Barrett Rainer, el propietario de este maravilloso establecimiento. Poniéndome en pie, le di la mano a Barrett y la sacudí. Su mano rugosa estaba caliente y sentí una leve ondulación del poder que le rodeaba. Era fuerte y poderoso para un licántropo. La especie no era conocida en general por ser usuarios de la magia, pero no había duda de que había una fuerte conexión con la tierra. ―Sí,‖nos‖hemos‖conocido‖―dijo Barrett con gravedad. ―¿En‖ serio?‖ ¿Cu{ndo?‖ ―exigió‖ Mira,‖ frunciendo‖ el‖ ceño.‖ Una‖ tensión‖ inesperada‖ se‖ deslizó por su voz. ―Él‖ se‖ detuvo‖ brevemente‖ en‖ la‖ casa‖ de‖ la‖ ciudad‖ hace‖ un‖ par‖ de‖ meses‖ justo‖ antes‖ de‖ salir‖para‖Perú‖―le‖contesté. Mira frunció el‖ceño,‖con‖los‖recuerdos‖indudablemente‖volviendo‖a‖ella.‖―Oh.‖Sí. ―Estoy‖ aliviado‖ al‖ ver‖ que‖ tu‖ predicción‖ demostró‖ ser‖ falsa‖ ―dijo‖ Barrett,‖ liberando‖ mi‖ mano. ―Así‖soy‖yo‖―le‖dije.‖Justo‖después‖de‖tirarlo‖contra‖el‖refrigerador,‖le‖ había‖informado‖ de que Mira iba a morir en Perú con el fin de protegerlos a todos, de los Naturi. Ella casi me da la razón. ―De‖ todos‖ modos,‖ es‖ bueno‖ conocerte‖ oficialmente,‖ Danaus.‖ Mira‖ nunca‖ me‖ presenta‖ a‖ sus‖amigos‖―dijo‖Barrett. ―Eso‖es‖porque‖soy‖muy‖cautelosa‖acerca‖de‖los‖amigos‖que‖hago‖―intervino‖Mira. ―Y‖Danaus‖es‖una‖opción‖interesante‖para‖un‖amigo,‖por‖lo‖que‖he‖oído. Mira‖encogió‖sus‖delgados‖hombros.‖―Me‖siento‖atraída‖por‖hombres‖de‖honor.

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―¿Quiere‖ acompañarnos,‖ Sr.‖ Rainer?‖ ―Pregunté,‖ con‖ la‖ esperanza‖ de‖ dirigir esta conversación lejos de mí. Estaba muy incómodo con la tendencia que estaba viendo. En primer lugar, la reunión de anoche y ahora una presentación formal al Macho Alfa de la manada local. Se sentía como si Mira estuviera cuidadosamente tejiendo una intrincada red sobre mí, pero no podía ver para qué estaba trabajando. ―Ll{mame‖Barrett,‖por‖favor. ―Me‖gustaría‖darle‖las‖gracias‖por‖haber‖aceptado‖reunirse‖con‖nosotros‖―le‖dije. ―No‖ es‖ un‖ problema.‖ Siempre‖ estoy‖ feliz‖ de‖ tener‖ tiempo‖ para‖ Mira.‖ ―La‖ sonrisa‖ que‖ cruzó sus labios mientras miraba hacia Mira no llegó a sus ojos, y parecía rígida y forzada en su rostro. Barrett se deslizó en la mesa enfrente de mí, así que Mira estaba sentada entre nosotros. Volví a mi asiento y traté de parecer relajado. A mi lado estaba sentado un vampiro y frente a mí había un licántropo de extremadamente gran alcance. Y ambos sabían que era un cazador. Yo había estado definitivamente en situaciones más peligrosas, y curiosamente la mayoría, con la participación de Mira, pero ninguna criatura podía hacer mucho mientras estuviéramos rodeados de seres humanos inocentes. ―¿Cómo‖ est{‖ la‖ familia?‖ ―Comenzó‖ Mira.‖ Sus‖ manos‖ se‖ posaron‖ en‖ su‖ regazo,‖ justo‖ debajo del mantel blanco. Estaba empezando a darme cuenta de que fácilmente mostraba su ansiedad mientras luchaba para calmar sus dedos nerviosos. ―Todavía nos estamos ajustando a nuestra reciente pérdida. Mi madre y mis hermanas han regresado a la ciudad y estamos felices de estar en casa otra vez. Todavía nos estamos ajustando‖a‖nuestro‖último‖destino‖también.‖―Líneas‖se‖arrastraron‖en‖la‖cara‖de‖Barrett, extendiéndose‖desde‖los‖ojos‖y‖alrededor‖de‖la‖boca‖por‖la‖tensión―.‖Espero‖que‖no‖estés‖ pensando en darme un nuevo miembro. ―Nicolai‖es‖fuerte‖e‖inteligente‖―dijo‖Mira‖r{pidamente―.‖¿Ha‖causado‖problemas? ―No. ―¿Ha‖cuestionado‖tu‖autoridad? ―No. ―¿Si se‖ hubiera‖ incorporado‖ a‖ la‖ familia,‖ lo‖ habrías‖ aceptado?‖ ―le‖ empujó‖ Mira,‖ sentándose hacia delante por lo que su voz se redujo a un susurro. Después de que Mira hubiera reclamado a Nicolai en Venecia, de inmediato lo envió aquí, junto con Tristan en un intento de proteger la vida de ambos. Mientras que podía obligar a los vampiros residentes a aceptar Tristan, Nicolai Gromenko había sido otra cosa. Él tuvo que tomar su

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lugar en la manada local, lo que significa conseguir pasar a través de Barrett. Al parecer, Mira le había pedido un favor. Uno grande. ―Podría‖haberlo‖hecho,‖pero‖no‖recuerdo‖que‖me‖estuvieras‖dando‖mucha‖elección‖―dijo‖ Barrett en una voz baja y profunda que pareció retumbar en toda la mesa. ―Ni‖yo‖―dijo‖Mira‖en‖ voz‖baja,‖ech{ndose‖de‖nuevo‖hacia‖atr{s‖en‖la‖mesa‖para‖que‖su‖ espalda se apoyara en el flexible cuero. La mesa se quedó en silencio cuando nuestro camarero trajo un vaso de vino y lo puso delante de Barrett. ―Nicolai‖ Gromenko‖ es‖ un‖ hombre‖ bueno‖ y‖ compasivo‖ ―le‖ dije,‖ haciendo‖ que‖ la‖ dura‖ mirada del licántropo se volviera de nuevo hacia mí. Mira puso su mano fría sobre mi muñeca. Su pulgar rozó la parte interior de mi muñeca alrededor de mi pulso en una caricia. Gracias. La palabra fue susurrada a través de mi cerebro. Barrett asintió con la cabeza hacia mí, aliviando algo de la tensión alrededor de su boca y ojos. ―No‖tengo‖quejas‖con‖respecto‖a‖Nicolai‖fuera‖del‖alcance‖de‖su‖llegada.‖Soy‖cauto.‖ No podía culpar a Barrett por su cautela. Independientemente de si Mira se había dado cuenta, yo no tenía ninguna duda de que Barrett sabía que Nicolai o había sido el Alfa de su manada anterior o había nacido para ser Alfa. No podía haber dos en la misma manada. Cualquiera de los dos tenía que abandonarla o morir. La mirada del licántropo se desvió de nuevo a Mira, quien retiró su mano poniéndola sobre‖su‖regazo.‖―Pero‖no‖has‖venido‖a‖hablar‖de‖Nicolai,‖¿verdad?‖―Continuó‖Rainer. ―No. ―¿La‖chica?‖―Deslizó‖la‖cuestión‖m{s‖all{‖de‖sus‖finos‖labios‖en‖un‖suspiro‖de‖cansancio.‖ ―Algunos‖ miembros‖ de‖ la‖ manada‖ trabajan‖ en‖ el‖ zoológico.‖ He‖ estado‖ escuchando‖ fragmentos de rumores. ―Una‖ persona‖ de‖ la‖ manada‖ fue‖ llamada‖ para‖ examinar‖ las‖ marcas‖ de‖ las‖ mordidas‖ ―dije,‖ hablando‖ sobre‖todo‖ para‖ mí‖ mismo‖mientras‖ negaba‖ con‖ la‖ cabeza.‖No‖ esperaba‖ que Barrett estuviera tan bien informado sobre lo que estaba sucediendo con la investigación. Pero entonces, ¿tendría que haber sido una sorpresa que Mira tuviera contactos en la morgue y Barrett gente en el interior del zoológico? No debería serlo. ―Casi.‖Nuestro‖hombre‖había‖salido‖ese‖día‖y‖otro‖fue‖a‖examinar‖la‖herida.‖Se‖enteró‖de‖ los hallazgos más tarde esa noche y me informó. ―¿Qué‖piensas‖al‖respecto?‖―Preguntó‖Mira,‖con‖tono‖uniforme‖y‖neutral.

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Barrett se detuvo en el acto de levantar la copa a los labios y sus dos cejas se elevaron hacia‖ el‖ Nightwalker‖ con‖ sorpresa‖ obvia.‖ ―¿Eso‖ es‖ todo?‖ ―Dijo‖ volviendo‖ el‖ vaso‖ a‖ la‖ mesa‖ sin‖ tomar‖ un‖ trago―.‖ Pensé‖ que‖ estabas‖ aquí‖ para‖ reclamar‖ la‖ cabeza‖ del‖ lobo‖ responsable de este lío. ―¿Est{s‖diciendo‖que‖fue‖un‖lobo?‖―Exigí.‖Esta‖reunión‖estaba‖tomando‖un‖giro‖que‖no‖ esperaba, sobre todo porque yo ya sabía quién era el culpable, pero no podía encontrar las palabras correctas para decirlo. Tener un Bori suelto en el área era una mayor pesadilla que cuando los Naturi del clan de los animales estuvieron buscando a Mira aquí hace varios meses. ―No‖ ―dijo‖ Barrett‖ bruscamente,‖ levantando‖ las‖ dos‖ manos―.‖ Pero‖ vi‖ las‖ fotos‖ y‖ el‖ informe del zoólogo. Las mordeduras de animales apartan los ojos de los vampiros y los vuelven hacia mi pueblo. ―¿Has‖hablado‖con‖tu‖gente?‖―preguntó‖Mira.‖Su‖mano‖izquierda‖se‖deslizó‖de‖nuevo en la mesa para que sus largos dedos acariciaran el delgado tallo de su copa de vino. ―Sí,‖sólo‖un‖par‖conocía‖a‖la‖mujer‖y‖los‖que‖lo‖hacían‖sabían‖que‖ella‖prefería‖correr‖con‖ los de tu clase. Puedo dar fe de todos los de mi pueblo, incluso de Gromenko. Negué con la cabeza, una sonrisa irónica tiró de las esquinas de mi boca sin importar lo duro‖ que‖ trataba‖ de‖ mantenerla.‖ ―¿Por‖ qué‖ siento‖ como‖ si‖ hubiera‖ un‖ "pero"‖ colgando‖ fuera del borde de esa frase? ―Debido‖a‖que‖lo‖hay‖―refunfuñó‖Barrett.‖Tomó‖un trago de su vino y puso el vaso sobre la‖mesa‖antes‖de‖continuar―.‖Sólo‖porque‖puedo‖dar‖fe‖de‖mí‖manada,‖no‖se‖elimina‖a‖mi‖ pueblo. Parece una mordedura de animal. Un pícaro podría haber pasado por la zona, y yo no saberlo todavía. No puedo estar seguro hasta dentro de otro par de semanas. Un conteo rápido en mi cabeza me dejó con la luna llena en dos semanas. Los poderes de Barrett estarían en su mejor momento. Sólo podía adivinar que iba a ser capaz de analizar con mayor precisión la región en busca de un pícaro, o incluso invocar al intruso ante él. No estaba seguro. Mis experiencias con hombres lobo y otros Cambiaformas habían sido limitadas. Y después de descubrir que muchas de las cosas que me habían dicho acerca de los Nightwalkers eran equivocadas, no estaba muy dispuesto a arriesgar mi vida en la información que tenía sobre los licántropos. ―Si‖ el‖ asesino‖ no‖ fue‖ un‖ lic{ntropo,‖ tienes‖ m{s‖ de‖ que‖ preocuparte‖ adem{s‖ del‖ pícaro‖ ―dijo‖Mira,‖con‖los‖ojos‖cayendo‖sobre‖la‖mesa‖donde‖trazó‖con‖la‖punta‖de los dedos de la‖mano‖sobre‖el‖mantel―.‖He‖estado‖en‖el‖apartamento‖y‖he‖visto‖el‖cuerpo.‖Hay‖un‖olor‖ aferrándose a ambos con el que no creo que me haya encontrado antes.

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―¿Es‖ por‖ eso‖ que‖ est{s‖ aquí?‖ ―Dijo‖ Barrett,‖ con‖ su‖ voz‖ endureciéndose‖ mientras‖ él‖ me miraba―.‖¿Para‖encontrar‖al‖asesino? ―Estoy‖aquí‖para‖obtener‖la‖respuesta‖a‖esta‖pregunta‖tan‖r{pida‖y‖silenciosamente‖como‖ sea‖posible,‖independientemente‖de‖quién‖sea‖el‖culpable.‖―Mi‖mano‖se‖ deslizó‖ hasta‖el‖ borde de la mesa y tuve que luchar para evitar convertirla en un puño. No pensé que fuera prudente en ese momento revelar que el jefe de Themis también me encomendó la tarea de proteger a Mira. Dudaba que la Nightwalker fuera aún consciente de los deseos de Ryan en ese frente. ―Tiene‖ razón‖ ―admitió Mira‖ cuando‖ Barrett‖ la‖ miró―.‖ Sin‖ embargo,‖ creo‖ que‖ hay‖ m{s‖ trabajo aquí. ―Naturi ―dijo‖Barrett. Vi a Mira mientras ella asentía con la cabeza, su mirada cayó a su copa de vino. Su largo pelo rojizo cayó hacia delante para crear una cortina alrededor de su rostro, como si tratara de escudarse de los curiosos hundiéndose en sus propios pensamientos oscuros. Pero no me había perdido el movimiento de su mandíbula cuando ella apretó los dientes o cómo sus labios se aplastaron en una línea dura y delgada. ―Es‖ posible‖ ―le‖ dije‖ ya‖ que‖ ella‖ no‖ parecía‖ dispuesta‖ a‖ continuar―.‖ Estoy‖ dispuesto‖ a‖ apostar que los miembros del clan de los animales pueden cambiar de forma. ―Sí.‖ ―La‖ única‖ palabra‖ escapó‖ de‖ Barrett‖ en‖ un‖ silbido―.‖ Los‖ he‖ sentido‖ en‖ la‖ zona.‖ Hemos disfrutado de vacaciones en septiembre cuando ustedes se fueron de la región, pero poco a poco desde su regreso de Perú, hemos sentido su presencia fluyendo de nuevo en‖ la‖zona.‖―Barrett‖se‖detuvo‖ y‖dirigió‖hacia‖mí‖ su‖mirada‖penetrante‖como‖si‖quisiera‖ clavarme en el‖ sitio―.‖ He‖ oído‖ que‖ los‖ cazaste‖ en‖ la‖ ciudad.‖ ¿Eran‖ del‖ clan‖ de‖ los‖ animales? ―No‖―contesté‖bruscamente―.‖Hubo‖seis‖Naturi del clan del viento en el invernadero. ―¿Hay…?‖ ―Barrett‖ se‖ detuvo‖ y‖ se‖ humedeció‖ los‖ labios‖ antes‖ de‖ volver‖ a‖ intentarlo―.‖ ¿Has visto a alguno del clan de los animales aquí? Entendí su cautela, el miedo. En el mundo de los Naturi, el clan de los animales suponía la mayor amenaza para los licántropos. Tenían la capacidad de llamar y controlar a los Cambiaformas. En septiembre, más de una docena de hombres–lobo habían sido sacrificados en Machu Picchu cuando los Naturi los enviaron contra los Nightwalkers que ascendían la montaña

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en un intento por detener el sacrificio que abriría la puerta a los Naturi. Y aún habían más desaparecidos de sus manadas. ―No‖ he‖ visto‖ a‖ ningún‖ miembro‖ del‖ clan‖ de‖ los‖ animales‖ en‖ esta‖ zona‖ ―le‖ dije―.‖ El‖ encuentro de anoche fue con un grupo de Naturi del clan del viento. ―Mantén‖ a‖ tu‖ gente‖ cerca‖ de‖ ti‖ en‖ todo‖ momento.‖ ―La‖ voz‖ de‖ Mira‖ fue‖ baja‖ y‖ pareció‖ arrastrarse‖lentamente‖sobre‖la‖mesa‖entre‖nosotros―.‖Mantenlos‖unidos.‖Permaneciendo‖ en sus mentes. Los Naturi os desgastaran y construirán su ejército al decantarse por ellos de uno en uno. ―Así‖lo‖haré―dijo‖Barrett‖con‖un‖gesto‖rígido. Mira parpadeó un par de veces y levantó la cabeza, enderezando los hombros, como si estuviera despertando de una pesadilla. Resistí la tentación de poner mi mano sobre su brazo. Ella estaba luchando de nuevo con un oleaje de emociones que estaban tratando de abrumarla. Podía sentir el caos que se arremolinaba en ella cuando pensaba en los Naturi. Ellos la habían torturado, habían matado a su gente, y a un ser humano que era muy cercano a ella. Gran parte de su mundo había sido destrozado por los Naturi. Cuando empecé en este viaje, los Naturi eran poco más que un trabajo para mí. Había oído historias de su maldad, de la forma en que mataban a los seres humanos, sin pensar, sin remordimiento. Para ellos, los seres humanos eran una plaga en la tierra que necesitaba ser eliminada. Pero eso cambió cuando capturé a un Naturi medio loco llamado Nerian. Durante su cautiverio, me dijo más sobre Mira que lo que ningún otro había sido capaz de decirme. Nerian había sido su verdugo personal hace siglos, manteniendo cautiva a la Nightwalker durante dos semanas. Él me contó en detalle la horrible tortura física y mental que había padecido. Nerian podía relatar la intensidad de su dolor con el tono y el estilo de las suplicas de ella. Y se las había arreglado para sobrevivir sólo porque no pudo llegar a su mente durante las horas del día. Cuando Mira veía a los Naturi e incluso hablaba de ellos, su cuerpo parecía revivir el dolor otra vez hasta que casi la consumía. Yo había visto el dolor reflejado en sus ojos violeta y había tocado la cicatriz en la espalda donde le habían grabado los símbolos de su lengua tan profundamente que no podía sanar. El dolor de Mira me dio motivo para odiarlos. La Nightwalker y yo parecíamos estar siempre en los lados opuestos de nuestra guerra personal, pero yo respetaba su sentido del honor y de la justicia. Ella era leal a aquellos que se ganaban su respeto y cumplía su palabra, independientemente del peligro para sí misma.

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Con un parpadeo y una sonrisa que trató de encubrir profundamente sus emociones, Mira miró a Barrett‖ y‖ le‖ tendió‖ la‖ mano.‖ ―Debemos‖ irnos.‖ Tenemos‖ otros‖ asuntos‖ que‖ tratar‖ esta noche. Barrett‖ le‖ tomó‖ la‖ mano‖ y‖ la‖ apretó‖ brevemente‖ antes‖ de‖ soltarla.‖ ―Lo‖ entiendo.‖ Buena‖ suerte. ―Antes‖de‖irnos‖―le‖dije‖r{pidamente,‖deteniendo‖al‖Cambiaformas‖antes‖de que pudiera ponerse‖en‖pie―,‖quiero‖pedirle‖un‖favor.‖Es‖para‖un‖amigo. Barrett me miró con el ceño fruncido mientras cruzaba las manos sobre la mesa delante de él.‖―Espero‖que‖no‖estés‖buscando‖ampliar‖mi‖familia. ―No,‖pero‖sí‖necesita‖ayuda‖―dije,‖y‖entonces dudé. No sabía cómo continuar. James no podía pasar por esto solo y Themis no estaba capacitado para ayudarle. Ellos no tenían el conocimiento‖ y‖ la‖ experiencia‖ que‖ poseía‖ Barrett―.‖ Pensamos‖ que‖ estaba‖ limpio.‖ Él‖ no‖ había mostrado ningún signo, pero algo‖ha‖ocurrido‖recientemente… La‖ expresión‖ de‖ Barrett‖ cambió‖ a‖ una‖ de‖ preocupación.‖ ―¿Y‖ est{s‖ seguro‖ de‖ que‖ va‖ a‖ cambiar? ―Él‖paso‖a‖través‖de‖un‖cambio‖parcial‖cuando‖creíamos‖que‖no‖lo‖haría‖―le‖expliqué.‖A‖ mi izquierda, Mira se mantuvo sorprendentemente silenciosa, aunque tenía la sensación de que ella estaba simplemente esperando hasta que nos quedáramos solos, para poderme bombardear con preguntas. ―Entonces‖él‖no‖tienen‖otra‖opción.‖Cuando‖llegue‖la‖luna‖llena,‖tendr{‖que‖cambiar‖por‖ completo‖―confirmó‖Barrett‖con‖un‖gesto‖solemne‖de‖la‖cabeza―.‖Él‖va‖a‖necesitar‖ayuda.‖ Luchar contra el cambio sólo hará más dolorosa la primera vez. También necesitará orientación posterior. ¿Su familia? ―No‖tiene‖familia.‖Ni‖manada‖―dije‖con‖firmeza.‖Barrett‖tenía‖que‖entender que James no tenía a nadie a quien recurrir. Su frente se arrugó mientras me miraba y el ceño fruncido volvió a formarse en su rostro. ―¿Est{‖buscando‖una‖manada? ―No,‖no‖creo‖que‖alguna‖vez‖sea‖parte‖de‖una.‖Él‖sólo‖necesita‖a‖alguien‖para‖ayudarle a sostenerse sobre sus pies. Conseguir que pase a través de la primera luna llena. Un pequeño consejo y orientación. Eso es todo lo que estoy pidiendo. Para mi sorpresa, el licántropo sólo pensó en ello durante un par de segundos. ―Envíale‖a‖mí‖un‖par‖de días antes de la luna llena. La manada le ayudará.

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―Haré‖lo‖que‖pueda‖―le‖respondí,‖sintiendo‖como‖si‖un‖peso‖se‖hubiera‖levantado‖de‖mis‖ hombros. ―¿No‖est{s‖seguro‖de‖que‖venga?‖―Preguntó‖Barrett,‖con‖su‖tono‖lleno‖de‖sorpresa. ―Todo‖esto‖ha‖sido‖una‖sorpresa‖para‖él‖―admití―.‖Él‖puede‖resistirse‖al‖principio. ―¿Qué‖edad‖tiene? ―Y…Yo‖no‖lo‖sé.‖Sobre‖la‖mitad‖de‖la‖veintena,‖tal‖vez.‖―Honestamente‖no‖tenía‖ni‖idea‖ de la edad de James. ―Veintiocho‖ ―intervino‖ Mira,‖ desviando‖ mi‖ mirada‖ hacia‖ ella.‖ Por‖ un‖ momento, me pregunté cómo sabía que yo estaba hablando de James y luego lo sentí, un cambio en el poder. Ella era un fantasma en mi pensamiento, escuchando sin ser detectada cuando yo no creía que tal cosa fuera posible. Había estado tan concentrado en conseguir la ayuda de Barrett para James, que había dejado caer la guardia. ―Va‖a‖ser‖duro‖para‖él,‖pero‖la‖manada‖puede‖ayudar.‖Tr{ele‖aquí‖―dijo‖Barrett‖y‖luego‖ se‖puso‖de‖pie―.‖Haremos‖lo‖que‖podamos. Me‖ puse‖ en‖ pie‖ a‖ la‖ vez‖ que‖ Barrett‖ y‖ le‖ estreché‖ la‖ mano.‖ ―Gracias‖ por‖ reunirte‖ con‖ nosotros y por tu ayuda. ―El‖placer‖es‖mío, y por favor, la cena corre de mi cuenta está noche. ―Barrett…‖―Comenzó‖a‖decir‖Mira,‖pero‖el‖lic{ntropo‖levantó‖la‖mano,‖deteniéndola. ―Acéptalo‖ como‖ una‖ disculpa‖ ―se‖ apresuró‖ a‖ decir,‖ impidiendo‖ cualquier‖ otro‖ comentario‖ del‖ vampiro―.‖ Tuve‖ a‖ algunos‖ de‖ mi pueblo hablando con tu amigo hace poco.‖―Sus‖cobrizos‖ojos‖oscuros‖se‖volvieron‖a‖mi‖cara‖y‖entonces‖inclinó‖brevemente‖la‖ cabeza―.‖Por‖los‖problemas.‖Yo‖no‖entendía‖la‖naturaleza‖de‖tu‖relación‖con‖Mira.‖ Estuvo en la punta de mi lengua argumentar que no tenía relación con Mira. Que nuestra disposición preferida era sólo de cazador y presa. Que este estado de "amigo" de Mira que me habían otorgado era una completa mierda. Pero mantuve la boca cerrada y traté de no mostrarlo. Esto no era culpa suya. Era de Mira. Mientras estaba de pie, Mira se deslizó fuera de la mesa y silenciosamente la seguí fuera del restaurante. Sólo cuando ambos estuvimos en la calle de nuevo en el frío aire de otoño fue cuando sentí que podía relajarme. Rodé los hombros e incliné la cabeza hacia cualquiera de los hombros, relajando los músculos. No me había dado cuenta de que me había puesto tan tenso mientras hablaba con Barrett hasta que no salimos del restaurante.

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Mira‖caminaba‖a‖mi‖lado,‖moviendo‖sus‖llaves‖en‖la‖mano.‖―Al‖menos‖ ya estamos fuera ―murmuró. ―No‖ha‖sido‖exactamente‖informativo. ―No‖esperaba‖que‖lo‖fuera‖―respondió‖ella,‖caminando‖hacia‖el‖lado‖del‖conductor‖ del‖ coche. Pulsó el botón del mando a distancia, y las luces brillaron brevemente mientras las puertas se abrían―.‖Tomé‖esta‖reunión‖sólo‖como‖una‖especie‖de‖advertencia‖de‖que‖tú‖y‖ yo estamos investigando el asesinato. Me detuve en el acto de abrir la puerta del coche e incliné mi cabeza ligeramente hacia un lado como si estuviera tratando de oír algo, pero estaba trabajando con mi otro sentido. Mis poderes fluyeron de mí, por la zona. La docena de licántropos en los restaurantes cercanos enturbiaban mis sentidos, pero cuando llegué junto a ellos, se aclararon. ―Tenemos‖que‖irnos‖ahora‖―le‖dije,‖mirando‖a‖Mira‖por‖encima del techo del coche. ―¿Cu{ntos? ―Cuatro‖y‖se‖est{n‖acercando‖r{pidamente. La mirada de Mira fue hacia el cielo negro como la noche mientras abría la puerta, como si ella esperara a que se batieran sobre nosotros en cualquier momento. ―No‖―dije,‖entrando‖al‖coche‖a‖la‖vez‖que‖ella‖y‖golpeando‖mi‖puerta‖cerr{ndola―.‖Por‖ tierra. Creo que están en un coche. ―Malditos‖Naturi.

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Capítulo 20 Traducido por: Rihano Corregido por: Virtxu

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ue sólo después de que los neumáticos terminaron chillando, lanzándonos fuera del estacionamiento y de vuelta a la calle, que Mira trató de hablar. Luchar contra cualquier miembro de los Naturi era un asunto delicado, en

el mejor de los casos. —¿Qué quieres decir con que piensas que ellos están en un coche? —gruñó Mira, con sus dos manos apoderándose del volante—. ¿Los Naturi? ¿Hay además alguna otra cosa con ellos? —No —dije, retorciéndome en mi asiento para mirar a nuestras espaldas mientras luchaba para sostenerme en el reposabrazos de la puerta. Mira nos estaba llevando rápidamente por una sinuosa calle, manteniéndome continuamente fuera de balance. Todavía tenía que ver realmente el coche, pero pude sentirlos siguiéndonos. Ellos no estaban ganando terreno sobre nosotros, pero tampoco estaban perdiendo ninguno. —¿Los Naturi está conduciendo el coche? ¿Hablas en serio? —¡Maldición, Mira! Eres un vampiro y estás conduciendo un coche. —Por un breve momento, me pregunté cuál de los dos había perdido realmente su mente; Mira por su sesgo miope o yo por participar incluso en este argumento. Por supuesto, la idea fue empujada de mi mente cuando Mira hizo un giro brusco a la izquierda en frente de un semirremolque, haciendo que los neumáticos chillaran mientras el conductor pisó los frenos. —¡Lo sé! ¡Lo sé! Todavía me estoy acostumbrando a la idea —gritó, agitando una mano en el aire. —¿A dónde vas? —Exigí cuando aprendí a respirar de nuevo. —A la autopista. Estoy tratando de alejarlos de los licántropos —dijo mientras finalmente tomaba una rampa de acceso a la autopista, que nos conduciría hacia el norte. Me senté de nuevo en mi asiento, mirando al frente mientras me pasaba las manos por el cabello, empujándolo lejos de mis ojos mientras trataba de pensar. Mira aún seguía

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trajinando a través del tráfico como una loca, pero yo tenía fe en su rapidez de reflejos para no estamparnos en un separador de hormigón o aplastarnos bajo los neumáticos de un camión con remolque. —¿Cómo diablos nos encontraron ellos? Los Naturi no pueden sentir a los vampiros. Al menos,‖nunca‖antes‖pudieron…‖—despotricó Mira, con su voz muriendo al final. —Mierda —susurré, apenas resistiendo las ganas de aplastar mi puño contra la puerta derecha del coche—. Apuesto a que pueden seguir a los humanos. —Sí, pero tú no lo eres. —Todavía soy al menos medio humano. Mira me miró con los ojos muy abiertos. Las pocas veces que los Naturi habían conseguido localizarla, yo había estado a su lado. Habían aprendido a localizarme y estaban potencialmente siguiéndome o por lo menos me observaban desde la distancia, esperando a que me uniera a Mira. Me estaban utilizando, como un faro auto-guiado hacia el blanco, para localizarla. —Podemos separarnos —sugerí. —¡No! Me senté de nuevo y solté el cinturón de seguridad, causando que una pequeña campana comenzara a sonar en el coche. —Déjame salir, y podré alejarlos de ti. —Dije que no —repitió, remarcando su comentario con un ominoso sonido que hizo eco en todo lo que me rodeaba. Había cerrado las puertas con el interruptor a su lado—. No salvé tu triste trasero en Venecia para entregarte a los Naturi ahora. Si tan sólo te dejo fuera al azar, ellos podrían suponer que estamos al tanto de su pequeño truco. Ellos no encontrarían ningún uso para ti, y simplemente te matarían. —Puedo cuidar de mí mismo. —Puede ser que puedas y puede ser que no. Somos más fuertes como equipo y tú lo sabes. Así que, por qué no dejas de discutir conmigo y me ayudas a pensar en un plan. —Mira me miró un segundo antes de mirar hacia atrás al camino el tiempo suficiente para meterse entre dos coches con el objetivo de llegar a un carril despejado. —Y ponte el maldito cinturón de seguridad. No quité mis ojos de ella mientras tiraba del cinturón de seguridad y lo enganchaba con un suave clic. Había líneas de tensión cortando a través de su frente y tirando en las

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esquinas de sus ojos. Sus dedos continuaron apretando y aflojando el volante. Estaba luchando por mantener el control mientras el miedo de los Naturi la golpeaba. En verdad, yo no estaba mucho mejor. Y lo peor es que esto era mi culpa. Cuanto más tiempo permanecía con ella, más fácil era para ellos rastrearla. Pero Mira tenía razón. Éramos más fuertes cuando trabajábamos juntos. Mientras yo actuaba como un faro, atrayéndolos a su lado, yo también era su única advertencia de que aún estaban en la zona. Los vampiros no podían sentir a los Naturi y los Naturi no podían sentir a los vampiros. Hasta ahora, había sido un acuerdo que parecía funcionar para ambas partes. —¿Puedes verlos? —preguntó ella, su voz sonó un poco más tranquila. Volteándome para mirar por la ventana trasera, dejé que mis ojos bailaran sobre los coches que estaban a la par detrás de nosotros. Nadie parecía tener una gran prisa para emparejarse con nosotros. —No, pero ellos todavía vienen. Puedo sentirlos, cuatro Naturi acercan rápidamente. —¿Necesitas verlos para hervir su sangre? —preguntó Mira. —¿Qué? —Exclamé, dando tumbos alrededor para sentarme de nuevo en mí asiento. —Tengo que ver a los Naturi para quemarlos —explicó—. ¿Tienes que verlos para hervir su sangre? ¿O es suficiente que puedas sentirlos? —Yo…‖no‖lo‖sé‖—admití—. Las veces que he utilizado ese poder he sido capaz de mirar a mi enemigo a los ojos. Es un último recurso. —Bueno, creo que hemos llegado a ese punto —espetó Mira—. A menos que realmente quieras dejarlo y luchar contra ellos mano a mano. —Puedo intentarlo, pero ellos están en un coche. Si funciona, van a chocar —señalé—. Personas inocentes podrían morir. —Sería‖ otra‖ investigación,‖ m{s‖ recuerdos‖ para‖ limpiar,‖ cuerpos‖ de‖ que‖ disponer…‖ — Señaló ella suavemente en voz baja con un movimiento de cabeza—. No puedo hacer eso. —¿Qué está mal? —No puedo hacerlo —susurró luego sacudió violentamente la cabeza violentamente como sí se despertara a sí misma de un trance—. No funcionaría. Necesitamos otro plan y creo que he conseguido uno —anunció con renovado vigor—. ¿Aún están siguiéndonos?

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Me extendí con mis poderes brevemente, tocando a los Naturi que aún estaban corriendo detrás de nosotros. Parecían un poco más cerca de lo que habían estado hace sólo un par de momentos, pero no estaban lo bastante para respirarnos en la nuca. —Todavía están allí. —Bien. —Para mi sorpresa, Mira lanzó el coche a través de tres carriles de tráfico y tomó la primera salida. No dije nada, pero me agarré cuando saltó fuera de la autopista y luego tomó la primera rampa de acceso a la carretera, en dirección de regreso hacia el sur. —¿A dónde diablos vamos? —Exigí una vez que estuvimos cómodamente instalados en frente de un semirremolque. —De regreso a Savannah —me informó, mientras realmente aminoraba la marcha hasta el límite de velocidad legal. —Pensé que querías mantenerlos alejados de los Licántropos —le dije, estremeciéndome cuando abruptamente cambió de carril un poco más cerca de un Toyota Prius de lo que pensaba fuera razonable. —Ellos no son del clan animal —respondió—. Si lo fueran, habrían llamado a los cambiadores cuando estábamos en el restaurante. Creo que esos son del clan del viento. —¿Por qué dices eso? —Porque la única cosa que ha estado en mi dominio desde que te presentaste ha sido el clan del viento. El grupo en el invernadero. —Así que es alguien buscando un poco de venganza —le dije, frunciendo el ceño. —¿Pero por qué sólo el clan del viento? —preguntó Mira mientras miraba en el espejo retrovisor. —¿A quién conocemos del clan del viento? —Rowe, Cynnia, y su hermana Nyx —replicó Mira sin dudar—. No creo que ellos estén con Aurora. Fueron desterrados. Además, si Rowe quisiera mi cabeza, no tengo ninguna duda de que él habría venido aquí para obtenerla personalmente, después de su pelea con Aurora. —¿Piensas que fueron enviados por Cynnia? ¿Tratando de extender una rama de olivo? — le pregunté. Apenas resistiendo el impulso de encender la calefacción en el coche. Cuanto más de noche se hacía más disminuía la temperatura, de modo que ahora tenía los dedos cada vez más rígidos del frío.

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—Entonces supongo que podríamos llegar a ver si estos Naturi quieren hablar o pelear — dijo Mira, tomando una salida hacia Savannah—. ¿Están aún siguiéndonos? —Sí —dije, mirando por encima del hombro mientras seguía buscando el coche que sabía llevaba a los Naturi. A mi lado, pude sentir un ligero escalofrío en el aire. Llegó a través de mi ropa y rozó mi piel. Me sacudí y miré por encima a mi compañera. El toque inesperado de fría energía venía de Mira. Ella estaba usando sus poderes, pero no pude empezar a adivinar lo que estaba haciendo. La energía fue muy leve y podría no haberla notado si no hubiera estado sentado tan cerca de ella. —¿Qué estás haciendo? —Exigí. —Vi esto en una película una vez —dijo, mostrándome una sonrisa algo tensa. —Sabes que las películas no son la vida real —le recordé. —Sí, bueno pero esta película no tenía tampoco a una astuta Nightwalker como líder, por lo que esto puede funcionar —bromeó, luego abruptamente se puso seria cuando se dirigió hacia la zona de la ribera—. Abre la guantera. Encontrarás dentro un control para abrir la puerta del garaje. Me incliné hacia adelante, y abrí la guantera. En su interior yacía sólo una automática de 9 milímetros y un control remoto pequeño para abrir la puerta del garaje. Saqué el mando a distancia, pero no cerré la puerta de la guantera. No estaba llevando una pistola y me sentía más seguro con el arma sólo a una cuestión de pulgadas de la punta de mis dedos. —Cuando demos vuelta a la esquina, pulsa el botón —indicó Mira. Mira se dirigió a lo que parecía ser una parte algo oscura de la ciudad, llena de viejos almacenes y casas desgastadas. De repente dio un giro a la izquierda y golpeé el botón. Miré a mi alrededor, tratando de discernir lo que había abierto cuando escuché un chirrido bajo y metálico resonando justo en la misma calle en la que estábamos nosotros. Una puerta grande de metal estaba enrollándose en un depósito. Mira rápidamente metió el coche en la apertura, el techo del coche apenas salvó la parte inferior de la puerta mientras nos escurríamos a través de la abertura. —¡No cierres la puerta! —ordenó rápidamente antes de que pudiera apretar el botón de nuevo—. Si ellos están cerca, podrían verla bajando. —Mira aplicó los frenos y apagó el coche antes de llegar a detenernos por completo, sumergiendo al almacén de nuevo en la oscuridad total. —¿Ahora qué? —le pregunté.

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—Esperaremos —susurró. Mira se sentó, dejando que sus manos se deslizaran del volante a su regazo—. ¿Qué tan cerca están? Cerré los ojos y estiré mi poder, dejando que recorriera toda la ciudad. Podía sentir a los Nightwalkers paseando tranquilamente por todo el lugar, o sentados en cuartos cercanos con otros cuerpos calientes. Podía sentir una dispersión de Naturi por toda la ciudad, pero el grupo de cuatro estaba moviéndose lo suficientemente rápido para estar en un coche a una distancia tal vez de una media milla. —No están cerca. En realidad creo que se están alejando de nosotros. —¿No consiguieron acercarse lo suficiente como para obtener un buen vistazo de mi coche? —No creo eso. —Bueno —dijo Mira con un suave suspiro—. Entonces solo esperaremos un poco, y nos aseguraremos de que no consigan acercarse más. —¿Cómo? —le pregunté. Soltando el cinturón de seguridad, me volví en mi asiento por lo que estaba parcialmente frente a la Nightwalker. Mis ojos estaban adaptándose lentamente a la oscuridad, recogiendo los pedazos pequeños de la luz sucia que se filtraba por la ventana del segundo piso y a través de la claraboya del techo. Podía distinguir la silueta de paletas de madera rota y algún cajón. Mira seguía siendo un contorno débil en el oscuro coche. —Cuando entramos en la ciudad, comencé encubriéndote. Quería ver si podía disimularte en contra de los Naturi. Si ellos están alejándose de nosotros, parece que la respuesta a mi pregunta es sí. —¿Y si la respuesta es no? —Entonces lucharemos contra ellos aquí, lejos de cualquier otra persona que pueda ser herida. Me senté de nuevo en mi asiento y miré de nuevo hacia la oscuridad. Un pensamiento se repetía en mi cabeza. Esta elección no encajaba en sus acciones habituales. Cuando llegué a Savannah, en septiembre, ella había estado en una persecución de coches con los Naturi. Les había provocado para destruirlos y luego continuó la lucha en el lado de la carretera. Esta vez nos escondíamos. Algo había cambiado. —¿Por qué nos estamos ocultando? —Exigí. Mira volvió la cabeza y miró por la ventana a su izquierda. —Esto es lo mejor. Nadie saldrá herido.

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—Y estás dejando correr libremente a los Naturi dentro de tu dominio. —¡Nunca dije que estuviera satisfecha con la decisión! —dijo bruscamente, con su temperamento quemando brevemente—. Solo dije que era lo mejor. —¿Qué está pasando? Normalmente, habrías a estas alturas habrías incinerado a los cuatro y nosotros habríamos seguido felizmente nuestro camino —presioné. —Felizmente nuestro camino —repitió, con una sonrisa extendiéndose por su cara mientras me miraba—. No nos recuerdo en ningún momento haciendo algo felizmente. Me lo vas a tener que recordar. —¡Déjalo ya! Estoy siendo serio. ¿Qué está pasando? La sonrisa se desprendió de sus labios y bajó la mirada hacia el volante. —No puedo producir fuegos. Me quedé atónito ante la Nightwalker durante casi un minuto, mi cerebro parecía cerrado en virtud de ese pronunciamiento inesperado. La Fire Starter ya no podía producir fuegos. ¿Cómo pudo haber sucedido algo así? ¿Qué iba a pasarle a ella y a su posición en el dominio una vez que los otros Nightwalkers descubrieran su feo secretito? El fuego siempre había sido el respaldo de Mira. —¿Cómo pasó? ¿Cuándo? ¿Es debido a lo que te hizo Cynnia? Pero eso no puede ser, porque usaste el fuego en Machu Picchu y en el invernadero. ¿Es que la capacidad desapareció por completo? —Empecé, las preguntas salieron de mí antes de que el pensamiento verdadero me golpeara una vez más. —No he perdido la capacidad —dijo, sonando dolorosamente defensiva—. Todavía puedo quemarte hasta convertirte en un bicho crujiente si quiero, así que deja de celebrar. —Mira tomó una respiración profunda que no necesitaba y agarró el volante con fuerza—. No he estado alimentándome lo suficiente. —Debería haberlo notado —gruñí. Cuando dejaba bajar la guardia, el mundo a mi alrededor estaba envuelto en una neblina de color rojo siempre que estuviera con Mira. Su hambre me golpeaba hasta que pensaba que iba a enloquecer. No podía imaginarme cómo se las arreglaba ella para concentrarse a través de esto. —No he estado alimentándome lo suficiente —repitió con frialdad, ignorando mi interrupción—. Por lo que no tengo la energía para crear y manipular el fuego. Sería demasiado‖agotador.‖Si‖estoy‖presionada‖y‖desesperada,‖podría,‖pero‖esto‖me‖dejaría… —Vulnerable —terminé.

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—Sí. Por un instante, pensé en ello. Ella era débil. Era poco más que un Nightwalker normal ahora. No tendría el poder para atacarme con el fuego. No tendría la fuerza para pelear conmigo si yo intentaba matarla ahora. La lucha habría terminado en cuestión de minutos y el mundo al fin se desharía de una de las criaturas más peligrosas que nunca ha caminado sobre la faz de la tierra. Y, sin embargo, en el latido siguiente, supe que no podría hacerlo. No podría matar a Mira. Tal vez un día, cuando finalmente estuviéramos de pie en lados opuestos y no unidos por un enemigo en común, sería capaz finalmente de abatirla. Pero no esta noche. Por ahora, ella era mi aliada, la única persona en este mundo que había sido encargado de proteger. No sólo estaba segura de mí, sino que también necesitaba mi ayuda. Apoyando mi codo derecho en la puerta, descansé la cabeza en la mano. Sinceramente no podía creer que estuviera a punto de decir esto. —Entonces aliméntate, Mira. No podemos permitirnos tenerte débil o posiblemente distraída. Los Naturi están manejándose alrededor de tu dominio de nuevo y hemos conseguido algo más que estropear jovencitas. —¿No crees que esta cosa sea un Naturi? Suspiré, un poco sorprendido de ver que mi aliento era visible en el frío. No estaba listo para decírselo. Necesitaba más tiempo para pensar, para imaginar cómo podríamos hacer frente a esta amenaza antes de establecer la verdad perdida en el aire. —No lo sé. Dijiste que había un olor extraño que podías identificar. Has estado alrededor de todos los Naturi, tú conoces sus olores. —Así que tal vez el atacante no es Naturi. ¿Podría ser licántropo o brujo? —¿O Bori? —dije, citando a la única criatura que yo sabía que ella no nombraría. La sugerencia tenía que ser lanzada ahí. Tendría por lo menos que considerarlo. —Muy poco probable. —Y estoy seguro de que habías dicho que era muy improbable que hubiera sido afectado por la Stain en Perú, pero lo fui —dije, volviendo la cabeza para mirarla. El hechizo había despertado al Bori que contenía una parte de mi alma y los resultados habían sido casi desastrosos. —¿Están los Naturi cerca? —preguntó, ignorando mi comentario. —No. Están lejos en el extremo de la ciudad y alejándose más todavía.

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—Bueno. Entonces continuaremos con esta investigación tratando de averiguar por qué el atacante podría haber elegido a Abigail Bradford como su víctima cuando podría haber elegido a alguien más. —Mira cogió la llave y arrancó el coche, causando que su retumbar como animal hiciera eco a través del vacío garaje. —¿A dónde vamos? —le pregunté mientras poco a poco regresaba el coche a la calle. —Al único lugar donde un Nightwalker va a buscar chismes: a The Dark Room.

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Capítulo 21 Traducido por: Eli25 Corregido por: Virtxu

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udé en la entrada de The Dark Room, mis ojos crecieron para acostumbrarse a la baja luz. Un pensamiento se siguió repitiendo en mi cabeza: No deberías estar aquí. El suelo era de mármol negro, demasiado

parecido al suelo de la sala del trono del cuartel general del Aquelarre en Venecia. La pequeña antesala estaba iluminada sobre la cabeza por una simple lámpara que lanzaba una luz roja, al igual que las habitaciones del guardarropa que estaban a mi derecha e izquierda. Mira lideraba el camino en el club nocturno con un maldito balanceo de caderas como si se estuviera moviendo con el golpe de la música que estaba tronando desde la sala principal. Paramos en el umbral, nuestros ojos se extendieron sobre la multitud reunida. Pude sentir aún la aprensión sombría emanando de Mira, aunque nunca la mostró. Yo, por otro lado, estaba luchando con un creciente sentimiento de terror. Una rápida cuenta reveló que más de dos docenas de Nightwalkers llenaban el club, acompañados por casi demasiada compañía humana. Un pequeño nudo de licántropos estaba agrupado en la barra a mi izquierda, intentando mantenerse a distancia de los Nightwalkers mientras aún reclamaban sus derechos de estar allí. ¿Por qué estoy aquí? Envié el pensamiento volando a su cerebro, deseando que no fuera captado por ningún otro vampiro. Estamos conduciendo una investigación. Gregor nos dará más información sobre Abigail, replicó ella, sin dejar su tono burlón. Esta reunión podría haber sido arreglada en algún otro lugar que no fuera aquí. Mira simplemente me miró sobre su hombro, arqueando una fina ceja roja. La Primera Comunión, la presentación formal a Barret, y ahora The Dark Room. No soy idiota, ¿Qué estás tramando? Demandé. La amplia sonrisa de Mira se amplió más cuando los dedos de su mano izquierda se deslizaron a través de los dedos de mi mano derecha, permitiéndola empujarme unos

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pocos pasos más en el club. Su toque era frío, mientras que el olor de lilas ondeó en mi nariz. ¿Cómo vas a comprender mi mundo si no eres parte de él? No soy parte de tu mundo, dije bruscamente mentalmente, pero su sonrisa solo creció antes de que ella se girase para mirar hacia delante otra vez. Es un poco tarde para eso. Antes de que pudiera salir con una respuesta, Mira liberó mi mano y bruscamente agarró el hombro de un Nightwalker que estaba intentando limitar su paso. —¿Knox ha estado aquí esta noche? —Demandó ella. —Vino y se fue hace una hora —replicó el Nightwalker, su mirada marrón oscura saltó de uno a otro entre Mira y yo. Con un asentimiento, Mira liberó al Nightwalker. Hubiera preferido tener a Knox y su tranquila presencia en The Dark Room mientras estaba presente. Había tropezado con el segundo al mando de Mira sólo unas cuantas veces, pero él parecía ser muy racional y de alto nivel, algo que sería apreciado ahora mismo. Desde mi llegada, la tensión había aumentado en la multitud del club nocturno. Muchos de los Nightwalkers se habían movido desde la pista de baile hacia los confines en sombras de las mesas que se alineaban a la derecha y detrás de la larga habitación. Solo los susurros humanos podían ser escuchados como una música hipnótica bajo la corriente que llenaba el aire. Los Nightwalkers se habían deslizado en una comunicación telepática para una conversación más privada sobre el cazador de Nightwalker entre ellos. ¿Deberíamos esperar a que Knox regrese? Inquirí telepáticamente. Quería que esta reunión pasara tan suavemente como fuera posible y Knox ayudaría mucho al final. Se fue con Amanda para reunirse con los padres de Abigail Bradford, explicó Mira. Él está ayudando a entregar las malas noticias del ataque animal y con un poco de suerte serán suficientes. En otras palabras, Mira había confiado en su segundo al mando enviándole con Amanda para cambiar el recuerdo del senador con su esposa, haciéndoles a ambos más flexibles y agradables. La investigación continuaría, pero el elemento humano más peligroso sería eliminado por ahora. Eso acallaría las llamadas y sólo podíamos esperar que la prensa desistiera. No estaba contando con que nadie se creyera la tontería de que Abigail Bradford había sido atacada por un perro, pero era la única respuesta plausible que no incluía a los vampiros, licántropos, Naturi, o Bori. —Vamos acabar con esto —dije bajo mi respiración, intentando no preocuparme por cuántos Nightwalkers me oirían actualmente.

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—Estoy de acuerdo —dijo Mira, comenzando a sonar un poco preocupada. Seguí a Mira cuando zigzagueó su camino a través del laberinto de mesas hacia la esquina trasera del club. Podía sentir docenas de ojos observando mi firme progreso a través de la sala. Nadie se movió, la gente del club se convirtió en pálidas estatuas en la pobre iluminación. La mesa en la esquina era más larga que el resto, había cómodamente sentados seis Nightwalkers y humanos, parcialmente oscurecidos por una cortina roja oscura que colgaba a los lados de la entrada de la mesa. En el prometedor asiento de la parte de atrás había un Nightwalker con un atuendo Victoriano, con sus bordados recargados del chaleco sobre una prístina camisa blanca y con cuello alto. Sus ojos brevemente pasaron sobre Mira antes de situarse sobre mí con una amplia sonrisa. —Mira —pareció ronronear—. Nos has traído a un invitado. —Todos fuera —ordenó Mira, ignorando al Nightwalker—. Necesito hablar con Gregor a solas. Los Nightwalkers y los dos humanos en la mesa se alejaron lentamente arrastrándose, todos ellos con cuidado de no pasar a mi lado. Me deslicé en la mesa al lado de Mira, mientras una mesa baja nos separaba del Nightwalker llamado Gregor. Recordé verle en la Primera Comunión con un conservador traje marrón. —¿A qué debo este honor? —Preguntó Gregor, rezumando un malvado brillo cuando sus ojos fallaron al titubear desde mi cara. —Abigail Bradford —dije en una voz escueta y fría, finalmente causando que la sonrisa en su cara desapareciera. —Oh, así que negocios —masculló Gregor. El Nightwalker se encorvó en su asiento, poniendo las manos mustias en su regazo—. Es una pena lo que la pasó, pero no puedo decirte quien la mató. He oído que un poco desordenado, pero otra vez, no sé quién está detrás del acto. —Me hubiera sorprendido si supieras quien la mató —dijo Mira con una sacudida de su cabeza—. No vine aquí para eso. —¿Qué más podrías querer saber apareciendo con tu nuevo pretendiente de remolque, para asustarnos a todos? Apreté mis dientes, pero por lo demás mantuve mis comentarios para mí mismo. No ayudaría a nuestro caso y seguramente no haría que Gregor fuera más cooperativo.

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—Quiero saber si podía haber una razón específica por la que ella fue elegida —dijo Mira, fácilmente sin hacer caso a su comentario. —¿Quieres decir que no es suficiente que ella fuera la única hija de un Senador de los Estados Unidos? —Inquirió Gregor. Una espesa ceja se arqueó cuando giró toda su atención hacia Mira. —Hablando de eso, ¿quién fue el idiota que la trajo dentro? No es como si ella pudiera desaparecer fácilmente si había algún tipo de accidente desafortunado —demandó Mira mordazmente. —Creo que fue Everett quien oficialmente la dio la bienvenida en el redil —dijo Gregor, luego encogió sus estrechos hombros—. Al menos, es con quien la vi al principio. —Eso es conveniente —murmuró Mira. Se dejó caer hacia atrás contra el respaldo de su asiento y se encorvó ligeramente también, casi a juego con la postura de Gregor mientras ella refunfuñaba para sí misma por la ironía del destino. —No lo comprendo —dije, lanzándole una mirada a Mira, pero fue Gregor quien habló primero. —Mira es incapaz de castigar a nuestro Everett por traer al peor tipo de humano porque tú ya te ocupaste del problema de matarle el verano pasado. —La sonrisa de Gregor se oscureció algo más retorcida y malvada. A cambio, me senté, crucé mis brazos sobre mi pecho mientras le fruncí el ceño de vuelta. No iba a disculparme si eso era lo que ambos estaban esperando. Yo era un cazador. Matar Nightwalkers era lo que hacía. Cuando vine a buscar a Mira en Julio, había matado a varios vampiros salvajemente en un esfuerzo por localizarla. Everett solo era uno en una larga lista de muertes que habían ocurrido por mi mano. —¿Y después de que Everett desapareció, diste la bienvenida a Abigail en tu pequeño grupo? —Presionó Mira, ignorando la mirada de contesta que estaba creciendo entre Gregor y yo. Gregor parpadeó primero, devolviendo bruscamente su atención hacia la Fire Starter. Estaba claro en su voz que ella estaba cada vez más irritada con ambos. —Ella era una chica dulce —comentó Gregor—. Divertida, encantadora, y aventurera. Ella ya nos conocía así que no vi ningún problema en permitirla continuar su asociación con nuestra gente a través de mí y mis amigos. —Podrías haber borrado su memoria —dijo ella bruscamente.

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El Nightwalker se sentó un poco derecho, su sonrisa era un ligero fruncimiento cuando me miró. —Sí, podía haberlo hecho, pero la verdad es que nunca se me ocurrió. No descubrí que ella era la hija de un senador hasta después de su muerte. Todo lo que sabía era que ella tenía su apartamento en River Walk, era una dulce conservadora de los museos locales, y disfrutaba del club. Abigail era solo otra en la multitud. —¿Y ella conocía a Tristan? —Inquirió Mira. La sonrisa de Gregor volvió cuando miró a Mira. —Sí, Abigail estaba con nosotros la noche que Tristan apareció en The Dark Room. Le invité a sentarse con nosotros, para tener un trozo para comer. Abigail estaba más que de acuerdo. Pensé que te agradaría así que hice el esfuerzo de dar la bienvenida a tu joven en el área. Esta vez fue el turno de Mira para fruncir el ceño a Gregor. Ella se inclinó hacia delante, sus uñas estaban clavadas en el cojín del asiento debajo de ella. —Ten cuidado con Tristan. No siempre apruebo tus juegos con los novatos, pero he sido indulgente y he permitido tu diversión. No seré tan comprensiva cuando pase a mi familia. —No tengo ninguna manera de amenazar a Tristan —dijo rápidamente Gregor, levantando ambas manos y abriéndolas hacia nosotros de repente. —Nunca amenazas —continuó Mira—.‖ ‚Ofreces‖ pequeños‖ juegos,‖ oportunidades de escape y riesgos, y los novatos acaban muertos. —Tu aviso ha sido anotado, pero para otra vez, debo exponer que no he amenazado a Tristan de ninguna manera —dijo Gregor amigablemente—. Solo le ofrecí una mano amistosa, un sorbo de mi taza. —Una taza que ocurre que era Abigail. El Nightwalker se encogió de hombros, bajando sus manos hacia su regazo. —Ella estuvo de acuerdo y seguramente no era la primera vez. Ella sabía lo que estaba haciendo. Otra vez, tanto como sé, ninguno de nosotros era consciente del parentesco de la joven mujer. Me gusta pensar que nos hubiéramos preocupado de sus recuerdos si hubiéramos sabido esto. —¿Además de tu pequeño grupo, había alguien más con el que ella estuviera asociado? — Inquirió Mira, lanzándonos de vuelta a la cuestión entre manos. La razón por la que habíamos ido allí no era dibujar líneas en la tierra para configurar hasta dónde estaba implicado Tristan, ni habíamos ido para discutir mi disgusto por sus hábitos. —Nadie más que notara —replicó Gregor.

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—¿Y qué hay con los licántropos? —Pregunté. Gregor frunció el ceño cuando miró hacia la pista de baile, parecía perdido en los pensamientos durante un momento. —De vuelta a antes de los Naturi, cuando había paz con los Cambiaformas, ella habló con ellos aquí en el club —dijo Gregor, su voz tomó de alguna manera un tono nostálgico—. Nunca noté una preferencia particular por alguno de los licántropos. Ella solo era su amiga, metida en alguna conversación con alguien que aparecía de pie a su lado en el bar cuando ella estaba esperando una bebida. Abigail era un espíritu libre. Moviendo mi mano derecha a través de mi pelo, lo aparté de mis ojos, mirando a Mira, quien parecía estar mirando la mesa, perdida en sus pensamientos. —No suena como si ella fuera elegida porque estaba involucrada con algún Nightwalker en particular, sino porque ella estaba involucrada en este mundo —dije—. No es suficiente que ella fuera la hija de un senador que murió bajo circunstancias sospechosas. Eso podría ser‖cubierto… —Pero excavando un poco en sus hábitos, sus amigos, la gente con la que se juntaba, podría revelar nuestro mundo completamente —continuó Mira, acabando el hilo del pensamiento. Ella me miró, frunciendo las esquinas de su boca—. Al menos sería un buen comienzo señalar con el dedo a The Dark Room. Los Nightwalkers pueden hacerlo sin publicidad. Gregor de repente se sentó hacia delante, sus manos seguían descansando en sus rodillas. —No vas a cerrar The Dark Room otra vez, ¿verdad? Mira sacudió su cabeza, mirando a la mesa otra vez. —Hasta el momento no ha pasado nada grave. Los medios de comunicación no han conseguido sacar de su chillona investigación a fondo a una estudiante de honor y una conservadora de museo para las Girls Scouts. A menos que cerremos esta caso pronto, ellos van a comenzar a excavar más profundo y solo es una cuestión de tiempo antes de que la gente comience a señalar a donde ella pasaba sus noches. —Ella frecuentaba un gran número de bares alrededor de la ciudad —discutió Gregor—. The Dark Room era sólo uno de muchos. —The Dark Room es también el único sólo para miembros exclusivos en la ciudad. Eso va a levantar algunas cejas y a poner a este lugar en el punto de mira —dije, lanzando mi ira a Gregor. Cuando estaba cazando a Mira, rápidamente aprendí a mantener mi distancia del club, ya que la concentración de Nightwalker fácilmente me sobrepasaría. La tentación

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habría sido permanecer no muy lejos, para vigilar a alguien con la descripción de Mira, pero el riesgo había sido demasiado grande. —Estoy contenta de dejar las cosas como están por ahora —dijo Mira con un pesado suspiro—. Cómo que eres tan parcial con The Dark Room, dejo en tus manos mantener un ojo en los medios de comunicación y ver lo que ellos andan buscando en nuestro pequeño establecimiento. Gregor se agitó por la sorpresa de este pronunciamiento. —¿De verdad? ¿No es algo del dominio de Knox? —Él tiene suficiente por lo que preocuparse —dijo bruscamente Mira—. Quizás así me pruebes ser de utilidad en lugar de solo un dolor en el culo. —Como desees —dijo él, con un asentimiento. El Nightwalker entonces me miró y me ondeó la mano ausentemente—. Vigílate a ti mismo. Los pasos de mi atacante eran casi silenciosos bajo la alta música que ahora retumbaba a través del club nocturno. Cuando me giré, una mujer joven llevaba una cuchilla hacia mí. Sus dientes estaban apretados y desnudos por lo que pude oír el bajo ruido de un gruñido viniendo de ella cuando embistió. Dudé, mi cerebro luchó para comprender por qué esta completa extraña había decidido atacarme sin provocarla. En el último segundo, cogí sus muñecas con ambas manos, pero no antes de que ella se las arreglara para enterrar la punta de su cuchillo en la parte carnosa de mi hombro, deslizándola a través del músculo. Un siseo se deslizó desde mis dientes apretados cuando cambié mi el peso a mi pie izquierdo para que pudiera empujar a la mujer lejos de mí. Ella mantuvo su fuerte agarre en la cuchilla, sacándola de mi brazo cuando tropezó hacia atrás. El olor de mi sangre golpeó en aire helado y estuve inmediatamente inundado por la ola roja de hambre que lavó a través del club. Parpadeé una par de veces, luchando para enfocar el mundo a mi alrededor al dolor en mi brazo, a cualquier excepto al enjambre de Nightwalkers que de repente sentían la urgencia de drenar hasta morir. Con un sorprendente gruñido, cerré mi mente tanto como fue posible, apagando las punzadas de hambre que hacían eco en mi cerebro. Mira era la única criatura que no podía bloquear completamente. Pude sentirla como una fina sombra en mis pensamientos, simplemente observando mientras el hambre roía en sus adentros. La enfurecida mujer empujó una silla que se había enredado con sus pies y tensó su agarre en la ensangrentada cuchilla en su mano derecha. Tomó otro golpe hacia mí, pero esquivé fácilmente de su alcance cuando me alejé de la mesa. Desafortunadamente, mi espalda ahora estaba girada hacia una creciente muchedumbre de Nightwalkers que estaban

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observando intensamente la refriega. Necesitaba acabar esto tan rápidamente como fuera posible antes de que alguien más decidiera unirse en la pelea. En el estado de debilidad de Mira, no estaba lo suficientemente seguro de que ella fuera capaz de controlar a esta turba y yo no fuera puesto a prueba. —¿Un fan de tu trabajo? —Inquirió Mira desde detrás de mí. Ella sonaba como si estuviera aún sin hacer nada en la mesa con Gregor. —¡Jodido bastardo! —Dijo bruscamente la mujer, pareciendo como si buscara una abertura. —Creo que sí —murmuró Gregor, pero les ignoré a ambos. Mi foco estaba en la mujer. Un rápido vistazo reveló que ella realmente solo era humana. Ni vampiro. Ni licántropo. Ni siquiera una bruja. Yo mataba Nightwalkers bajo la luz de la luna. ¿Cómo podía ella esperar posiblemente matarme? A menos que ella no lo hiciera. Quizás ella era la distracción. No tenía ni una oportunidad rodeado de tantos Nightwalkers. Tenía que acabar la confrontación tan rápido como fuera posible, y preferiblemente sin ningún derramamiento de sangre adicional. —¿Qué quieres de mí? —Pregunté, dando un paso alejándome de la mujer en un esfuerzo por establecer un poco de aire en la sala. —¡Quiero que mueras! —Gritó ella. Cuando balanceó la cuchilla hacia mí, una franja de pelo marrón cayó a través de su cara, momentáneamente bloqueando su capa de carne de mi cara. Situando mi mano sobre su hombro huesudo, la empujé hacia atrás. Los Nightwalkers se dispersaron cuando la mujer tropezó alejándose de mí hasta que ella finalmente cayó sobre su culo en medio de la pista de baile. La chirriante música había parado y el silencio fue roto solo por la irregular respiración de la mujer. —No te conozco —dije en una voz firme—. ¿Por qué quieres matarme? Las primeras de sus lágrimas comenzaron a deslizarse por su pálida cara cuando me miró desde donde ella continuaba sentada en el sucio suelo. —Le mataste —comenzó en una baja e inquietante voz—. Ellos me dijeron que le cazaste y le mataste. Un nuevo oscuro sentimientos de terror se agarró en el hoyo de mi estómago. No me gustaba la dirección que esto estaba tomando y mi única esperanza era que alguien hubiera mentido a esta pobre mujer. —¿Quién? —Pregunté, con mi voz perdiendo algo de su antigua fuerza. —¡Mark! Su nombre era Mark y le mataste —gritó ella. Con sus manos cerradas en puños a sus lados y temblando con su enfado y su obvio dolor.

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Me giré para poder mirar a Mira, mientras aún era capaz de observar a la mujer por el rabillo de mi ojo. —¿Mira? —Provoqué. Ella era la cuidadora de este dominio; ella sabría lo que le había ocurrido a esta alma perdida. —Ella tiene razón —dijo Mira en una voz cansada—. Mark fue el tercero que mataste cuando entraste en mi territorio en Julio. Mis hombros se tensaron y mis dedos también alrededor de la empuñadura del cuchillo cuando me giré para enfrentar a la mujer, quien ahora estaba jadeando por aire entre sus sollozos. Sus delgados hombros se agitaban cuando las lágrimas golpearon sus mejillas para salpicar en el suelo. —¿No le recuerdas? —Demandó la mujer en una rabiosa voz—. Jodido bastardo. Su nombre era Mark y tenía el pelo marrón y suave y gentiles ojos marrones. ¡Nunca haría daño a nadie! ¡Le mataste y él nunca hizo daño a nadie! Había matado a alguien importante para ella, un amigo, un amante. Y no podía recordar su cara. Él estaba perdido en la insoportable marea de sangre y muerte que me había seguido durante los últimos siglos. En Julio. Entré en el dominio de Mira buscando a la Fire Starter. Maté a algunos Nightwalkers que me atacaron y algunos que se negaron a responder a mis preguntas. Cinco murieron en total, pero no podía recordar las caras de ninguno de ellos. Solo eran Nightwalkers; criaturas oscuras que se alimentaban de la vida de los humanos. Y aún había tenido éxito en herir a muchas criaturas que había jurado proteger. La pobre humana a mis pies había sido herida por mi decisión de matar a su amor. Apretando mis puños a mis lados, giré mi cabeza para mirar a Mira. No debería disculparme por lo que había hecho. No podía hacerlo. Aún creía en lo que estaba haciendo. Alguien tenía que proteger a los humanos de los Nightwalkers. Sí, pero algunos humanos no quieren o necesitan tu protección, me dijo Mira mentalmente, demostrando que ella había estado escuchando mis pensamientos. Tus acciones tienen más repercusiones severas de lo que algunas veces te das cuenta. Salvo vidas. Y algunas veces las destruyes. Una triste mirada llenó los ojos lavanda de Mira cuando encontró mi mirada. Durante un momento, se sintió como si ella tuviera lástima de mí y me pregunté si tenía razón. Pero aplasté el pensamiento tan rápidamente como apareció. Alguien tenía que proteger a la humanidad de los vampiros. ¿Verdad?

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No me disculparé, envié el testarudo pensamiento hacia ella, aunque se sintió más que un poco cansado y desgastado. Nunca te pedí que lo hicieras, replicó Mira. Ella salió de la mesa y se paseó tranquilamente. Pude sentir todo los ojos de la sala alrededor cambiando de mí a la cuidadora. Ella finalmente iba a tomar el control de la situación y todos sabían que alguien iba a acabar la noche con dolor. —¿A quién pertenece esta mujer? —Demandó Mira, levantando su voz para que fácilmente alcanzara todos los rincones oscuros del club. Cuando nadie habló inmediatamente, Gregor se aventuró a adivinar. —¿A Mark? — Resistí la urgencia de mirar sobre mi hombro hacia el Nightwalker, de repente comprendiendo por qué Mira le encontraba un incordio semejante. En su lugar, mantuve mi mirada viajando alrededor de la sala. Nadie estaba de acuerdo en encontrar la mirada directa de Mira. —Está bien. Dejadme intentarlo de nuevo. ¿Quién trajo a esa mujer a The Dark Room? — Demandó Mira, con su tono creciendo más afilado con cada palabra. The Dark Room era un club social y los miembros tenían que ser Nightwalkers o licántropos. A los humanos sólo se les permitía la entrada al club bajo la escolta de un licántropo o un vampiro. —Yo la traje —dijo una Nightwalker rubia. Ella levantó su mano ligeramente sobre su cabeza cuando caminó hacia delante desde un grupo de Nightwalkers—. Somos amigas. No sabía que ibas a traer al cazador aquí. Si lo hubiera sabido, nunca la hubiera dejado entrar. —Pero estoy segura que tuviste el tiempo suficiente para informarla exactamente de quien era Danaus cuando él apareció —se burló Mira. —Ella preguntó —dijo la vampiro con un encogimiento de hombros—. No sabía que reaccionaría así. Ni Mira ni yo la creímos. La Nightwalker podía haber leído fácilmente mi mente atacante y ver lo que ella había planeado hacer. Por supuesto, no había ningún Nightwalker en el lugar que hubiera esperado detener a la mujer antes de que ella blandiera su cuchillo. Mira podría ser la excepción a eso, pero incluso eso era dudoso, dependiendo de su humor. Lo único en todo este caos que no encontraba sorprendente era que Gregor me hubiera avisado de la amenaza. Él fácilmente podía haberla permitido apuñalarme y nadie hubiera pensado menos de él. En un destello, Mira cogió un cuchillo que había estado a su lado y lo lanzó a la rubia. El cuchillo la golpeó con suficiente fuerza como para lanzarla hacia atrás unos pocos pasos

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cuando se enterró en el hombro del vampiro. La rubia gritó de dolor y se sorprendió cuando abrazó su mano alrededor del cuchillo. El olor de la sangre fresca una vez más golpeó el aire y la bruma de lujuria de sangre creció más espera, pero esta vez había un nuevo sentimiento en el aire. Era la misma demanda de muerte y dolor que sentí cuando Mira había castigado a David en la Primera Comunión. Cuando comenzaba una pelea entre dos Nightwalkers, solía encontrarse muy poca lealtad, solo una sed de destrucción y venganza. —Tu falta de discreción podía haber creado un caos y muerte que no podemos afrontar entre nuestras filas. No eres bienvenida a The Dark Room hasta que me vuelvas a caer en gracia —pronunció Mira—. No toleraré ataques a mis invitados y a los miembros de mi familia. Un segundo después, un gorila que había estado vigilando en la puerta de entrada de The Dark Room cuando entré con Mira descendió y agarró a la rubia por el brazo y la acomodó fuera del club antes de que ella pudiera sacar el cuchillo de su brazo. Un pesado silencio cayó sobre el club excepto por el alto sollozo de la mujer que aún estaba en el suelo. Ella no se había movido durante la breve escaramuza entre Mira y la rubia Nightwalker que había sido su amiga. —¿Qué hacemos? —Pregunté, la mirada de Mira se arrastró de vuelta a mí. Ella me frunció el ceño, creando unas pequeñas líneas entre sus delgadas cejas mientras hacía un pequeño encogimiento de hombros. —Actualmente es cosa tuya. Ella te atacó. Tú la golpeaste. Para nuestras leyes, su vida te pertenece ahora. Puedes matarla si quieres. La mujer soltó un suave gimoteo y se alejó un poco de mí antes de que pudiera ni siquiera hablar. —¡Absolutamente no! —Dije bruscamente—. La dejaré ir y me olvidaré de todo. —Desafortunadamente, eso no es posible tampoco —dijo Mira. Ella se giró y miró a la joven mujer con las rojas lágrimas en la cara—. Ella rompió nuestras reglas. Atacó a mi invitado, me ha insultado y ha avergonzado a su huésped. Ha demostrado que no puede ser de confianza. ¿Cómo sabemos que no nos delatará a la Coalición de la Luz del Día porque no ha conseguido su correcta venganza? —La Coalición de la Luz del Día era un grupo de cazadores de vampiros humanos, y ellos adorarían conseguir información de una persona privilegiada. —¿Qué sugieres? —Inquirí, aterrado en parte por su respuesta.

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Mira giró su mirada hacia Gregor, quien aún estaba en la mesa sin hacer nada, observando el drama desplegado como una película en la gran pantalla. —Limpia su memoria —ordenó Mira. —¿Cuánto? —Inquirió él, lentamente saliendo de su posición encorvada en su asiento. —Todo. Cualquier cosa asociada con nuestra raza y los licántropos. Gregor frunció el ceño, pero asintió a la orden directa de la cuidadora del dominio. Levantando sus pies con la natural fluidez de un Nightwalker, caminó y se arrodilló delante de la mujer, quien aún estaba sentada en el suelo. Mi atacante intentó alejarse hacia atrás, poniendo algo de distancia entre ella y Gregor, pero el Nightwalker agarró su muñeca, manteniéndola en su lugar. —¡No! ¡Espera! No puedes hacerlo. —Está bien —dijo Gregor en una suave y baja voz—. No te dolerá ni un poco. De hecho, se llevará el dolor —prometió él. El Nightwalker presionó su mano contra la cabeza y la sien de la mujer antes de que sus ojos se cerrasen. Un par de segundos después, la mujer estaba completamente mustia y de pie al lado de Mira mientras su mirada cayó en el molesto Nightwalker. —Siempre es interesante cuando estás cerca. —Se rió Gregor cuando miró a Mira. —¿Tienes alguna otra información que puedas proporcionarme sobre Abigail Bradford? —Dijo Mira fríamente, ignorando su comentario. —Nada en lo que pueda pensar —dijo Gregor con un encogimiento de hombros—. Creo que ella fue elegida simplemente porque su muerte podía causar el mayor problema en nuestro mundo. —Pero eso significa que el asesino tiene que saber algo de nuestro mundo en primer lugar —replicó Mira. —Un pensamiento aterrador, ¿verdad? —Dijo Gregor, su despreocupado comportamiento finalmente se alejó. Su mirada fue a la deriva hacia mí cuando continuó—. Es como si nuestro mundo estuviera cambiando a nuestro alrededor y no para mejor. —Nuestro mundo cambia siempre cuando los Naturi vuelven —dije. Para mi sorpresa, Mira ensartó sus dedos a través de los míos y salimos de The Dark Room lado a lado. Tenía una sombría sospecha que mi apariencia y obvio estado de invitado en el club nocturno había sacudido a más de un Nightwalker en Savannah y supe

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que las repercusiones se sentirían en las muchas noches que vendrían. No sabía lo que Mira estaba planeando, pero realmente dudaba que me gustase. Raramente lo hacía.

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Capítulo 22 Traducido por: Virtxu Corregido por: Steffanie Mirella

—E

so podría haber ido mejor —dijo que después de varios minutos de silencio en el coche. Mira, estaba conduciendo hacia el paseo marítimo, pasando a través de la elegancia tranquila del casco

histórico.

—Podría haber sido mucho peor —respondió ella, mientras estacionaba el coche en un lugar vacío en Bay Street. Desabroché el cinturón de seguridad y puse mi mano en la manija de la puerta. —No quiero imaginar qué podría haber ido peor. Mira alargó la mano y puso una mano en mi brazo izquierdo cuando empecé a salir del coche. —Oh, por favor —insistió ella—. Amo las buenas historias de terror. —Tú misma eres una historia de terror andante —me quejé, deshaciéndome de su mano mientras salía del coche. Su risa baja me siguió. Mirando por encima del capó del coche hacia ella, fruncí el ceño, aunque su brillante estado de ánimo se sentía como una infección que lentamente derrotaba mi sistema inmunológico—. ¿Logramos algo yendo allí? — Exigí, tratando de aferrarme a mi ira y frustración. —Más de lo que te imaginas —dijo en tono misterioso. —¿Cualquier cosa sobre el asesinato? —Un poco —admitió ella mientras cerraba la puerta—. Creo que alguien está tratando de exponer a los Nightwalkers por matar a la chica Bradford. Y teniendo en cuenta el método y la forma horrible de su muerte, estoy dispuesta a poner mi dinero en los Naturi. Ellos pueden sacar el máximo provecho de nuestra exposición. —Sí, pero no ha habido muchos Naturi en tu dominio —dije mientras la seguía por un tramo de escalones de piedra desigual hacia Factors Walk. Tenía que decirle. Lo había mantenido el tiempo suficiente. No había nada que ganar en mantener a Mira en la oscuridad sobre que el Bori estaba en su dominio. Aunque dudaba que ella fuera capaz de

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pelear con todo, podría saber algo acerca de la raza lo que finalmente me daría una ventaja si me encontraba pronto frente a Gaizka de nuevo. —De todos modos, están aquí. —Mira siguió caminando por el oscuro callejón que se deslizaba entre River Street y Bay Street, con los tacones de sus zapatos haciendo clic en las piedras—. Has matado a una horda de ellos en el invernadero. Y luego estaba el grupo que nos seguía en el coche. Ellos están aquí. Atajando por una pequeña calle entre Factors Walk y River Street, nos dirigimos hacia el río y a la sección más concurrida del barrio de la orilla del río, con sus bares, restaurantes y tiendas de regalos. Aquí había una fuerte mordedura del frío en el aire, manteniendo a la mayor parte de los turistas que habían venido a Savannah en diciembre de vuelta a sus habitaciones del hotel. También estaba empezando a hacerse tarde y las tiendas estaban cerrando por la noche. Estábamos casi solos en la calle. —Si estás convencida de que son los Naturi, ¿qué estamos haciendo aquí? —Pregunté, empujando mis manos en los bolsillos de mi cazadora de cuero en un esfuerzo para mantenerlas calientes—. ¿Vas a dar otro paseo por el apartamento? —No —respondió Mira con un movimiento de su cabeza. Ella enroscó su brazo izquierdo a través del mío derecho y se acurrucó cerca como si estuviera tratando de mantenerse caliente—. Tengo una fuente más que deseo comprobar. Los Nightwalkers no saben nada. Los licántropos tampoco. Pero este tipo tiene una conexión diferente. Él podría saber algo. Sólo espero que podamos alcanzarlo. —¿Quién es este tipo? —Un ser humano muy interesante —dijo ella, dándome una sonrisa maligna antes de detenerse frente a una abertura en un edificio con un toldo de color naranja y verde que anunciaba "Tour de Tranvía por la parte Antigua de la Cuidad." Un puñado de personas se reunía alrededor de la apertura, comprando boletos y haciendo la reserva a una mujer joven detrás del mostrador. Cuando finalmente la mujer levantó la vista, Mira la saludó con la mano—. Hola, Emmy —exclamó Mira en una genuinamente feliz, voz emocionada que nunca había oído antes que usara. Fue sorprendente. —¡Mira! —gritó Emmy de vuelta, su expresión brilló al instante—. Déjame que atienda a estar personas y, a continuación voy contigo. —Con un nuevo vigor, vi como la joven iba a través de la multitud, tomando dinero, apuntando nombres, y entregando entradas para lo que sólo podría asumir era un recorrido nocturno de la ciudad. Aunque yo estaba confundido en cuanto a por qué alguien querría hacer un recorrido nocturno de la ciudad ya que gran parte de la sorprendente arquitectura estaría cubierta por la oscuridad.

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Cuando la cola finalmente había quedado reducida a nada, Mira se acercó a la cabina, tirando de mí cuando pareció que vacilaba. Sin embargo, la Nightwalker me soltó el tiempo suficiente para apoyarse en el mostrador y dar a la joven mujer negra un abrazo. —Danaus —dijo Mira al momento en que liberó a la mujer—. Esta es una querida amiga mía, Emma Rose. Ella se encarga de la venta de entradas para el casco antiguo de la empresa Trolley Tours aquí en Savannah. —Es un placer conocerte, Danaus —dijo Emma Rose, extendiendo su mano hacia mí. —Igualmente —le dije con brusquedad, tomando rápidamente la mano dándola un pequeño apretón antes de soltarla otra vez y dar un paso hacia atrás desde la cabina. Me sentía incómodo con la situación. Nightwalkers, licántropos, brujos, e incluso Naturi, podría manejarlos sin muchos problemas. Los seres humanos, por el contrario, eran algo con lo que había perdido el contacto. No me sentía como si fuera como ellos por más tiempo, y no lo hacía desde que era joven, aunque apenas podía recordarlo. Sin embargo, Mira se negó a dejar que me retirara de la pequeña reunión de amigos. Rápidamente enroscó su brazo con el mío, sosteniéndome en su lugar, mientras ella se sumergía en alguna charla ociosa sobre la salud y otros chismes al azar acerca de quién fue a ver qué dentro de la ciudad. Cuando una nueva fila comenzó a formarse, me aclaré la garganta con fuerza en un esfuerzo para empujar a Mira de nuevo a la razón por la que había llegado a esta parte de la ciudad en el primer lugar. Mira, me lanzó una mirada oscura y luego volvió su atención a Emma Rose. —No voy a entretenerte por más tiempo. Estaba buscando a Nate. ¿Está trabajando esta noche? —Sí, en realidad debe de llegar de un momento a otro —dijo Emma Rose, mirando brevemente hacia abajo a la hoja de papel delante de ella. —¿Podrías meternos en el próximo tour? Tengo que hablar con él acerca de algo importante durante unos minutos. —¡Ah, claro! No hemos estado llenos en toda la noche. Es la época del año. Hace demasiado frío —dijo Emma Rose con un gesto casual de su mano. Mira metió la mano en su bolsillo trasero y sacó su pequeña cartera de cuero negro, pero Emma Rose rápidamente la rechazó. —No te preocupes por eso. No tengo ninguna duda de que vas a saltar a la mitad, como siempre haces. —Gracias, Emmy —dijo Mira, tirando de ella en otro fuerte abrazo—. Te veo más tarde. Mira y yo caminamos hacia el lado donde un grupo de personas estaban esperando a que llegara el tranvía del tour. Mira se puso más cerca y miré la parte superior de su cabeza.

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—No te gustan mucho los seres humanos, ¿verdad? —Me preguntó en voz baja, sorprendiéndome con su pregunta. Ella volvió la cara para mirarme, sus ojos color lavanda parecieron penetrar hasta mi interior. —Los‖ seres‖ humanos…‖ son…‖ est{n‖ bien.‖ —Tropecé, inseguro de cómo responder a la pregunta—. ¿Por qué haces una pregunta así? —Por cómo actúas alrededor de ellos. Emmy, James, Daniel. Cuando estás cerca de todos ellos, estás distante y frío. No los miras a los ojos y raramente hablas. ¿Qué tienes contra los seres humanos? —No tengo nada en contra de ellos —le dije, interiormente avergonzado por el tono defensivo que se había deslizado en mi voz en contra de mi voluntad. —¿Es por qué no eres realmente uno de ellos? ¿Les tienes envidia? —¡No les tengo envidia! —Dije bruscamente, luego lo lamenté ya que varias personas a nuestro alrededor nos miraron. Me incliné más cerca, haciendo caer de nuevo mi voz en un susurro—. No tengo nada en contra de los seres humanos. Sólo que no paso mucho tiempo tratando con ellos. —¿Pero Themis? —Rara vez estoy allí, y cuando estoy solo me encuentro con James y Ryan. —Vacilé un momento, frunciendo el ceño hacia ella—.‖ Es‖ sólo‖ que‖ no‖ me‖ siento‖ como‖ si…‖ los‖ entendiera‖por‖m{s‖tiempo.‖Son‖fr{giles‖ y‖sus‖vidas‖son‖tan‖ cortas.‖No…‖he‖sido‖ uno‖ de‖ ellos durante mucho tiempo. No soy uno de ellos ya. Mis ojos se cerraron mientras lentamente daba una respiración profunda. No era humano. Nunca técnicamente fui un ser humano, aunque yo creí serlo por lo menos las primeras dos décadas de mi existencia. Pero ahora, yo no era como cualquier otra cosa que existiera. No era humano, vampiro, licántropo, o brujo. No era realmente un Bori, sino algún tipo de mestizo que era demasiado peligroso dejar con vida, y sin embargo, Mira me protegía a riesgo de su vida y su gente. Mira puso su fría mano contra mi mejilla, dejando que el pulgar corriera por mi mejilla en una suave caricia. —No estás solo —susurró. Ella estaba lo suficientemente cerca para que yo pudiera sentir la respiración de cada palabra en mis labios—. Nunca estarás solo. —Esto es mejor que yo —murmuré, con miedo de moverme o abrir los ojos, ya que rompería este momento. —No estás solo. No lo voy a permitir —dijo antes de presionar los labios en la punta de mi nariz en un rápido beso. Abrí los ojos y miré en su interior, congelados en un momento

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que pensé que nunca volvería a suceder. El mundo se había escapado y sólo estaba la mano de Mira en mi mejilla y sus labios separados centímetros de los míos. Permaneció de pie ante mí como un conjunto de promesas tácitas; promesas de compasión, afecto, risa, y fuerza inquebrantable y lealtad. Sólo necesitaba inclinarme un poco. Detrás de nosotros, un coche retumbó por la calle de adoquines, haciendo que la cabeza de Mira girara alrededor y rompiera el momento. Me puse un poco más recto, mientras que su mano se deslizó por mi rostro para descansar en mi pecho por encima de mi corazón. Alcanzándola, cubrí su mano con la mía y le di un pequeño apretón, con la necesidad de aferrarme a ese momento tan sólo un segundo más. Si alguien sabía lo que significaba estar solo y ser un paria, era Mira. Ella era mi enemigo. Era mi amiga. Era la única que podría entender ese abismo de vacío que me amenazaba con consumir cada noche cuando me despertaba. La caza de su especie era todo lo que tenía para mantenerme sano a través de los años sin fin. Pero allí de pie, sosteniendo su mano, sabía que esos días se escapaban de mis manos. Iba a llegar el momento en el que tendría que elegir entre matarla o enfrentarme a la vida que ella me estaba ofreciendo. Podía sentir la emoción saliendo de ella en enormes olas mientras miraba por la calle vacía. Ella estaba tramando algo y sabía que no me iba a gustar. Le solté la mano y empujé la mía de nuevo en el bolsillo de mi chaqueta. Mira frotó su mano sobre mi pecho una vez más mientras me sonreía antes de enhebrar su brazo hacia atrás a través del mío. —¿Qué has hecho? —Le pregunté en voz baja, tratando de no llamar la atención de nadie de pie cerca de nosotros. —No tengo idea de qué estás hablando —dijo, mirándome con lo que estoy seguro que ella pretendía que fuera una expresión inocente, pero ni siquiera pudo manejar eso así que rápidamente rompió en una sonrisa. —¿Vamos en un recorrido nocturno de la ciudad? —Presioné yo, arqueando una ceja hacia ella, lo cual sólo la provocó una suave risa. —Nate es un guía turístico. —¿Cómo vamos a hablar con él si está dando un tour? Mira negó con la cabeza hacia mí, su sonrisa cayó un poco. —Parte del tour pasa por esta casa, pero parte del recorrido es dado por el dueño de una casa real, por lo que Nate tendrá un descanso de quince a veinte minutos. Lo podemos agarrar entonces.

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—No entiendo por qué un recorrido nocturno de la ciudad es tan popular —me quejé—. Difícilmente se puede apreciar toda la sorprendente arquitectura que cubre esta ciudad. Tiene más sentido hacer esto durante el día. La mano de Mira se tensó sobre mi brazo y su sonrisa había desaparecido por completo cuando ella me miró de nuevo. —¿Es la ciudad mucho más hermosa durante el día? Por un momento, me había olvidado que Mira nunca había visto su ciudad bañada por el sol. Nunca había visto la brillante fuente de Forsyth en el sol del verano o la forma en que la luz cortaba a través de las hojas gruesas de los árboles de roble que llenaban cada una de las plazas. Ella nunca había visto el bullicio de los turistas a través del mercado de la ciudad mientras se preparaban para tomar uno de los coches que cruzaban el distrito histórico de Savannah. —Tienes una ciudad muy hermosa —me encontré a mí mismo diciendo, una de las esquinas de mi boca se levantó en una sonrisa—. Tanto a la luz del sol como a la de la luna. —Gracias —susurró mientras miraba de nuevo por la calle—. ¡Oh, mira! ¡Aquí viene! Volví mi atención de la Nightwalker que se aferraba a mi brazo como si estuviéramos en una cita al vehículo que entró retumbando por la calle por la que habíamos caminado pocos minutos antes de llegar a River Street. No era el autobús del tour que estaba esperando. No, era un tranvía. Un tranvía negro con una luz brillante negra de su tren de aterrizaje. Con jirones de encaje y falsas telarañas colgadas en las ventanas redondeadas. Y a un lado en letras blancas tenía escrito FANTASMAS y LÁPIDAS. Eso explica el viaje de noche, era un tour de fantasmas. Pasando mi mano sobre la de Mira, la saqué un par de pasos del resto de la multitud y me agaché para poder gruñir en su oído. —¿Un tour fantasma? ¿Es eso lo que es esto? —¡Por supuesto! ¿Por qué si no verías la ciudad por la noche? —Preguntó, mirándome como si yo fuera el que había perdido el juicio—. Savannah tiene una reputación de ser la ciudad más embrujada de América. Por supuesto que tenemos viajes fantasma. —¡Sí, pero yo no esperaba que quisieras hacer esto! Quiero decir, esto es ridículo. No hay cosas‖tales‖como… —Termina de decirlo y te dreno, Danaus —dijo ella en voz baja, oscura—. Tú de entre toda la gente deberías saberlo mejor.

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Sí, lo sabía mejor. Había cosas como fantasmas. No podía verlos ni hablar con ellos, pero había habido unas pocas ocasiones en que los había sentido. Sin embargo, era casi imposible para la mayoría de los seres humanos detectaran la presencia de un fantasma. Simplemente no funciona así. En la mayoría de los casos, los avistamientos pueden explicarse como una imaginación hiperactiva, mientras que las imágenes eran por lo general nada más que polvo en la lente. —Sí,‖ pero‖ estos…‖ —dije, señalando hacia el tranvía negro, en el que ahora la gente embarcaba—. Ellos no pueden esperar ver un fantasma. Mira levantó la barbilla y dio una pequeña inhalación. —Te sorprenderás —dijo ella, luego se volvió hacia el tranvía—. Además, no estamos aquí para ver fantasmas. Estamos aquí para hablar con Nate. Y ahí está. En ese momento, un hombre de anchos pantalones marrones y una camisa blanca bajó del tranvía. En sus manos llevaba una linterna antigua y una pala que sonó cuando puso la punta en la acera. Iba vestido como un sepulturero, lo cual parecía lógico, ya que estaba seguro que iba a poner a Mira en su tumba si intentaba arrastrarme a esto. —Nate —gritó Mira, arrastrándome mientras caminaba hacia él. —¿Mira? —El enterrador se dio la vuelta al sonido de su nombre. Cuando se volvió, me encontré con un rostro joven cubierto de un maquillaje de teatro negro y gris para dar el efecto de que había pasado más tiempo con los muertos que los vivos. Mira me soltó cuando Nate la recogió en un abrazo de oso. Me eché a un lado justo a tiempo antes de que la pala de la pala estuviera a punto de pegarme en la nariz. —¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó, sosteniendo sus largos brazos. —Tenía la esperanza de hablar contigo acerca de un par de cosas —dijo, y luego hizo un gesto hacia el tranvía—. Pareja de artículos relacionados con el trabajo. Nate puso su luz hacia abajo en la acera y se rascó la barbilla. —Sí, supongo que debería haber estado esperándote. Creo que una parte de mí esperaba que yo estuviera exagerando. —¿Ha sido tan malo? —No, no, como se podría pensar —dijo, y sacudió la cabeza mientras empujaba una mano a través de un cultivo de rebeldes rizos castaños—. En realidad, ¿podemos hablar más tarde? Tengo un nuevo tour que comenzará en unos minutos. —En realidad estamos en este tour. Ya lo aclaré con Emmy. ¿Podemos hablar en SorrelWeed?

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—Sí, claro —dijo—. ¿Quién está contigo? Para mi sorpresa, Mira realmente se ruborizó, aunque era casi imposible de verlo en la débil luz de la lámpara. Alargó la mano y me llevó de nuevo a su lado. —Danaus, este es un amigo mío, Nathaniel Mercer. No tiene ninguna relación con Johnny Mercer. Él es un estudiante de posgrado en el SCAD, especializado en la preservación histórica. Por la noche, es un guía turístico sepulturero de fantasmas y lápidas. —Mucho gusto —dijo Nate, agitando la mano. —Lo mismo digo. ¿Qué es el SCAD? —Pregunté mientras le soltaba la mano y daba un paso hacia atrás. —El Savannah College of Art y Design3. Un lugar del que Mira ha sido una gran defensora. No seríamos capaces de tener la mitad de las cosas que tenemos que sin su ayuda —dijo Nate. —Vosotros estáis ayudando a preservar y restaurar la ciudad que amo. ¿Cómo no hacerlo? —Dijo Mira con un ligero encogimiento de hombros. Nate sacudió su cabeza mientras se inclinó y recogió su linterna de nuevo. —Ir adelante y entrar en el tranvía. Tenemos que poner en marcha este tour antes de llegar tarde. Mira subió al negro tranvía y la seguí, tratando de evitar fruncir el ceño. Iba a ir en un viaje a través de la Savannah fantasma. No era exactamente como yo había esperado que fuera mi noche. Pero, de nuevo, nada había ido como podría haber esperado desde nuestra breve aparición en The Dark Room. Mira estaba llena de sorpresas esta noche. En la parte trasera del tranvía, Mira hizo una pausa y me permitió sentarme al lado de la ventana mientras ella se sentaba lo más cerca posible de mí. El tranvía de pronto se llenó de turistas un poco callados, mientras eran recibidos por un comité pseudo-espeluznante de falsas telarañas, esqueletos, y jirones de encajes antiguos. Después de una breve introducción en la que Nate advertía que el carro iba a viajar al pasado oscuro y sombrío de Savannah y que los pasajeros deben ser advertidos de que los muertos estaban ansiosos por llegar y hacer nuevos amigos, este se apartó de la acera y retumbó por la calle de piedra irregular. A medida que viajábamos por River Street, Nate contó cuentos de desesperación y dolor. Las una vez prosperas tiendas de hace siglos estaban llenas de cuentos de suicidio e incendios, asesinatos y enfermedades. Cuando pasamos River Street, miré a Mira para ver que ella estaba mirando a Nate con gran atención. 3

Savannah College of Art y Design: La Universidad de Savannah de Arte y Diseño.

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¿Cómo puedes comprar esta basura? Pregunté, tocando su mente para que no molestara a los demás pasajeros que estaban escuchando a Nate con una mezcla de interés y un leve aburrimiento. No son los fantasmas, se burló mentalmente. Se trata de la historia de Savannah. En algunas de estas historias yo estuve realmente aquí para ser testigo de primera mano. Recuerdo haber leído acerca de algunas en documentos. Para mí, se trata de rememorar los acontecimientos que he vivido. ¿Nunca te gusta mirar hacia atrás en tu pasado? ¿Echar una mirada a lo que sobreviviste? En realidad, trataba de no mirar hacia atrás. Había sobrevivido a más de un milenio de acontecimientos mundiales. Guerras, hambrunas, desastres naturales, el auge y caída de civilizaciones enteras, el descubrimiento de nuevos mundos, la muerte de gente que veía como amigos. Mis recuerdos eran del color de un paisaje sombrío de muerte, sangre y lucha contra un mal con el que ahora estaba sentado cómodamente en un tranvía negro. Pero sobre todo, mi pasado estaba cubierto de un vacío enorme que al parecer nunca pudo ser llenado. No. Para mi sorpresa, Mira envolvió su brazo alrededor mío de nuevo y apoyó la cabeza en mi hombro. Podía sentirla relajarse en mi contra, como si algo de peso se hubiera deslizado secretamente de sus hombros. Traté de no pensar en su blando cuerpo presionado contra el mío, ni de escuchar el monólogo de Nate sobre muerte y desesperación, pero no estaba teniendo mucha suerte. Esta noche, Mira había salido de su camino tocándome y estando cerca. Cuando estaba rodeada de Nightwalkers, lo había tomado como una forma de señalarles a ellos que yo le pertenecía y que no debía ser molestado. Sin embargo, sentados en el oscuro tranvía, rodeados de turistas humanos mientras tejíamos nuestro camino por la vieja ciudad, no había ninguna razón que se me ocurriera para que ella me tocara. Y, sin embargo, no me atrevía a separarme de ella en mi posición. De hecho, me senté en el asiento y sentí cómo un poco de la tensión se iba fácilmente de mis propios hombros. Por un momento en el tiempo, no estábamos corriendo, ocultándonos, o luchando. Éramos sólo dos personas en un tour de fantasmas por Savannah. Me había olvidado lo que era hacer algo normal y mundano. Hacía más de siete décadas desde que había tocado por última vez a una mujer como esta. Había estado cazando vampiros en París desde hacía más de una semana, y finalmente había logrado la eliminación del más fuerte de ellos. Los otros habían abandonado la ciudad, por lo que pude saber, y yo estaba dispuesto a hacer lo mismo. Sin embargo, me detuve una noche en la Ciudad de la Luz, vagando por las sinuosas calles y pasando por los restaurantes y cafés llenos de gente. Deteniéndome brevemente en

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la puerta de un bar, levanté la vista para encontrar a una mujer sonriéndome, con un cigarrillo entre sus labios fruncidos. Su nombre era Cherise y tenía los ojos verdes. Hablamos de nada y se rió y nos besamos con una botella de vino barato. Caminamos por las calles peinadas de lluvia, tomados del brazo. Y luego fuimos atacados por cuatro Nightwalkers. Yo había estado distraído con Cherise por lo que no estaba vigilando mi espalda. La mataron en un instante, dejando su sangre en mis manos, ya que escaparon antes de que el sol saliera. El tiempo había dejado un gran vacío de soledad dentro de mi pecho, perseguido por un par de ojos verdes y una sonrisa enigmática. No había habido otras mujeres desde Cherise y muy pocas antes que ella. Yo no podía protegerlas. Sólo eran flores frágiles en espera de ser aplastadas por el talón del mundo en el que vivía. Había acumulado demasiados años de lucha hasta dejarme sin nada más que un recuerdo de los ojos verdes. Mira se movió en su asiento a mi lado, inclinándose hacia adelante para mirar alrededor de mi pecho y por la ventana al pasar por un antiguo hotel. Ella me apretó el brazo mientras me miraba, dándome otra sonrisa emocionada. La mujer que estaba sentada a mi lado ya no era frágil o débil. Ella era fuerte, una fuerza poderosa dentro de nuestro mundo. Y aunque estaba bajo las órdenes de protegerla, Mira me había estado protegiendo a lo largo del camino también. Después de pasar un par de viejos hoteles y algunas casas de famosos a nivel local, llegamos hasta una casa de naranja-ardiente de dos plantas con palmeras rodeando por una pared de ladrillos. Era la famosa Casa de Sorrel-Weed, supuestamente una de las casas con más fantasmas en todo Savannah. Los ocupantes del tranvía se pusieron rápidamente en pie y salieron del tranvía por lo que Nate dijo que sería un breve recorrido por algunas de las habitaciones de la Casa Sorrel-Weed. Nos esperamos hasta que todos habían bajado del tranvía antes de salir. Nate dejó la pala que había estado llevando en el tranvía y se apoyó contra un árbol, empujando las manos en los bolsillos. —Entonces, ¿qué piensas del tour? —me preguntó Nate mientras me acercaba a la acera—. Cursi, ¿verdad? —Es interesante —le dije lentamente, provocándole una sonrisa. —Es uno de los más populares en Savannah porque somos los únicos que entramos en Sorrel-Weed —dijo con orgullo—. Es divertido, también. Ya sabes, sólo por aparentar que algo de ello podría ser real.

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—¿No crees en los fantasmas? —Le pregunté mientras Mira resoplaba detrás de mí. —No, sí creo —dijo Nate con una sonrisa irónica. —Nate puedan verlos y hablar con ellos —ofreció Mira. Me volví para mirarla, con la confusión, sin duda, llenando mi cara. Nunca había oído hablar de un ser humano capaz de hacer tal cosa. —¿Habla con ellos? ¿Nigromante? —¡Dios mío, no! —Exclamó él, empujándose fuera del árbol en el que se había apoyado—. ¿Quién quiere ver un cadáver en descomposición? Además, por lo que he escuchado, ellos no los traen de vuelta. Solo hablan con los espíritus. —Hablas‖de…‖—dijo Mira, arrastrándose cerca ya que finalmente sacamos el tema que nos ocupa. —Sí —suspiró Nate, apoyándose de nuevo contra el árbol—. Las cosas no han ido demasiado bien últimamente. Bueno, en realidad eso no es exactamente correcto. —Dudó, pasando una mano a través de sus rizos, enviándolos al caos—. Las cosas han estado extrañamente tranquilas. Varios de los lugareños a los que estoy acostumbrado a ver han desaparecido y los pocos que se han mantenido casi nunca salen. He hablado con varios de los propietarios de hoteles a lo largo de la ruta y se dice que la actividad se ha reducido a casi nada. Mira, esto no es bueno. Somos una ciudad conocida por estar embrujada. Si las cosas se calman, los turistas podrían dejar de venir. —Los turistas no van a dejar de venir —dijo Mira, rechazando su verdadera preocupación—. ¿Qué pasa con Sorrel-Weed? Nate hizo un ruido con la parte posterior de su garganta como una carcajada, mientras que una de las esquinas de su boca se fruncía al mirar para arriba a la estructura de al lado. —Los fantasmas en esa casa están demasiado enfadadas para permanecer siempre en completo silencio. Sin embargo, Scott, el dueño, dice que las cosas han estado recientemente limitadas a la cochera. —¿Y si tratas de hablar con ellos, teniendo en cuenta que todavía están activos? —Sugerí. —No —respondió, volviendo la mirada hacia mí—. Están como te dije. Muy enfadados. Si vas allí, sólo vas a conseguir que te tiren algo a la cabeza. —¿Qué hay sobre Colonial Park? —Preguntó Mira. Nate vaciló, mirando hacia el suelo mientras el ceño se profundizó en su joven rostro—. Aún está en el tour y sólo nos llevará

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unos segundos —continuó Mira—. Sólo queremos ver si alguien te dice lo qué los tiene tan molestos. —Veré lo que puedo hacer —contestó Nate en voz baja, con la mirada a la deriva hacia atrás sobre Sorrel-Weed ante el sonido de pasos que se acercaban—. ¿Por qué estás tan interesada de todos modos? —Una chica fue asesinada recientemente y estamos investigando eso —le dije, lo que la mirada de Nate se posó de nuevo en mí. —¿Y creéis que un fantasma lo hizo? —Preguntó en voz baja. —No, pero ellos pueden saber quién lo hizo —dijo Mira, agarrándome del brazo y tirando de mí de nuevo hacia el tranvía. Retomamos nuestros asientos mientras el resto de los turistas entraban al carro. ¡Vigila lo que dices! Dijo Mira en mi cerebro tan pronto como nos acomodamos. Él no sabe lo que soy, no sabe de mi lugar en Savannah. Puedes encontrar esto difícil de creer, pero hay algunas personas que todavía piensan que soy un ser humano normal. Tienes razón. Reí. Lo encuentro difícil de creer. ¿Un ser humano que cree que otro ser humano puede ver y hablar con fantasmas? Muy bien, así que tal vez él piense que soy una humana un poco excéntrica, pero sigo siendo humana. Me reí en voz baja mientras el tranvía se apartaba de la acera y Nate reanudaba su monólogo oscuro de la ciudad. Mira se puso contra mí. Su hambre era aún evidente, ya que esto mordía contra mí, pero al fondo de la neblina roja había un sentimiento de satisfacción. Pasamos a lo largo de otras pocas cuadras antes de que el conductor del tranvía se detuviera al lado del Cementerio Colonial Park. Nos bajamos del tranvía y seguimos al resto del grupo de turistas por la acera de ladrillo adornado al lado del cementerio para que todos pudieran mirar a través de los barrotes de hierro a la espesa oscuridad que cubría las tumbas. Por costumbre, hice un análisis rápido de la región, enviando mis facultades desde mi cuerpo para barrer sobre las lápidas hasta llegar a la pared de enfrente. —¿Alguna cosa? —Susurró Mira, sintiendo, sin duda, mi ola de energía. —Nada. —Y eso es lo que me había preocupado. Aunque tenía mucho sentido que los Naturi estuvieran tratando de sabotear a los Nightwalkers a través del asesinato de

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Abigail Bradford, no tenía ningún sentido que los fantasmas de Savannah se molestaran por su presencia. Esperamos hasta que Nate terminó con su relato de duelos y soldados de la Guerra Civil yaciendo abajo con los muertos en medio del invierno antes de acercarnos. La mayoría de los turistas habían comenzado a regresar al tranvía, mientras que Nate estaba en la valla, agarrando con una mano una barra de color negro de hierro fundido. —Nate —preguntó Mira, poniéndole una mano en el hombro. —Hay‖ un‖ par‖ por‖ ahí.‖ Poco‖ a‖ poco‖ acerc{ndose‖ a‖ mí.‖ Tienen…‖ miedo.‖ Algo‖ ha‖ estado‖ pasando por el cementerio. Los fantasmas han desaparecido. —¿Pueden decir lo que es? —¿Qué está pasando? —Pidió Nate a la oscuridad—. ¿Quién está con vosotros? Todos esperaron en silencio durante casi un minuto antes de que Nate finalmente frunciera el ceño y negara con la cabeza mientras se alejaba de los barrotes. —No lo sé. Algo que nunca han visto antes. Les está matando, lo cual no tiene ningún sentido. No sé cómo se puede matar a un fantasma, pero ellos están molestos y se mantienen débilmente. —¿Estaban molestos en septiembre? —Le pregunté mientras le seguíamos hasta el tranvía. —No —dijo, mirándome sobre su hombro—. Esto sólo se inició en la última semana más o menos. Me volví para encontrar Mira de pie a unos metros de mí, mirando a través de las barras al cementerio. Hablaba en voz baja, justo por encima de un susurro. La miré un momento, tratando de escuchar lo que estaba diciendo, cuando me di cuenta que estaba cantando. Acercándome más, descubrí que ella estaba cantando lo que sonaba como una canción de cuna en griego. Su mano derecha estaba en continuo movimiento por el vacío aire, como si estuviera acariciando algo. —Mira —le dije, tratando de captar su atención. La Nightwalker bajó la mirada hacia la franja de aire moviendo su mano a través de ella y sonrió antes de comenzar la canción de cuna de nuevo, ajena al mundo a su alrededor. —Mira —le dije un poco más fuerte agarrándola del brazo izquierdo. Saltó, volviendo la cabeza mientras dejó de cantar. Parpadeó y miró a su alrededor como si estuviera viendo el cementerio por primera vez. Luego bajó la vista al aire libre donde la mano derecha se cernía, con una mirada de confusión atravesando su expresión. —¿Adónde se fue? —Preguntó ella, mirando a su alrededor.

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—¿Quién? —Yo…‖—comenzó Mira, y luego negó con la cabeza. La solté el brazo y di un paso hacia atrás, dándole algo de espacio mientras pude volver a sentir una fría ola de energía saliendo de ella. Ella estaba usando sus poderes posiblemente buscando algo o trabajando en algún otro tipo de magia Nightwalker. Presionando los dedos de su mano derecha en su frente, Mira apretó los ojos cerrándolos y tomó una ingesta aguda de aire por la nariz—. No es nada. No era nada. Mira se dio la vuelta y comenzó a subir al carro, pero la agarré del brazo, deteniéndola. — ¿Tenemos que hablar con Nate más? —No —respondió ella, arqueándome una ceja. —Entonces vamos a caminar de regreso al coche. Necesito pensar —sugerí. Mira simplemente asintió con la cabeza y sacó su pie del primer escalón del tranvía. Ella le dio a Nate un breve abrazo y luego se volvió hacia el cementerio, mientras yo estrechaba la mano a la persona que hablaba con fantasmas. Él no nos había proporcionado mucha información, pero fue suficiente para confirmar una idea oscura ya implantada en mi cabeza. Mira esperó hasta que el tranvía retumbaba en la distancia y habíamos caminado más de una cuadra en silencio cuando finalmente tomó la palabra. —No crees que sean los Naturi, ¿verdad? —Aventuró ella. —Si fueran los Naturi, los fantasmas se habrían alterado en septiembre cuando la ciudad estaba llena de ellos. Hay menos Naturi en la ciudad y sin embargo ahora los fantasmas están molestos. Algo más se ha movido en la región. —Subí la cremallera de mi chaqueta un poco más arriba y empujé mis manos en los bolsillos mientras caminábamos por la oscura calle hacia la orilla del río. —¿También tienes una teoría acerca de eso? —Preguntó Mira. Miré a mi compañera en silencio, sabiendo que no le iba a gustar lo que tenía que decir. Yo no estaba particularmente complacido con ello. —Los fantasmas no son más que espíritus sin cuerpo. Almas —le dije lentamente, pero fue más que suficiente. Mira se paró abruptamente cuando estábamos a punto de cruzar una calle vacía y levantó la cabeza para mirarme con los ojos muy abiertos, llenos de horror. —No‖ puedes‖ pensar….‖ —Se quedó sin aliento—.‖ Es‖ imposible.‖ ¿Cómo‖ podría‖ un…‖ un‖ Bori escapar? —dijo, susurrando las dos últimas palabras como si la mención de la criatura

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fuera convocar a nuestro lado. Un Bori era la única criatura que dependía de la energía del alma. Estaba usando a los fantasmas en la ciudad de alguna manera. —No lo sé. Los Naturi escaparon —respondí, dando un paso para cruzar la calle, lo que ayudó a sacudir a Mira de su propia parálisis. —Sin embargo, algunos Naturi ya estaban fuera, trabajando para liberar a los otros. No hay otros Bori aquí. Todos están enjaulados desde hace siglos. Fruncí el ceño ante esa pequeña lógica. —No puedes estar segura de eso —me quejé—. Mi madre encontró una manera de hacer un trato con uno de ellos después de haber sido exiliados. Mira se dejó caer en uno de los bancos cerca del centro de la plaza Oglethorpe y puso su cabeza entre las manos cuando ella apoyó los codos en las rodillas. —No puedo seguir haciendo esto, Danaus —se quejó ella—. En primer lugar estás tú, luego Jabari con el Aquelarre, y luego está Rowe y el resto de los Naturi. ¿Y ahora, un Bori? No puedo con esto. Vine a Savannah para escapar de la locura que me parecía seguir por toda Europa. Ahora parece que me ha seguido hasta aquí. Me detuve y me arrodillé delante de Mira, deseando poder decirle que pensaba que estaba equivocado y que era algo menos atemorizante. Los Bori eran llamados los guardianes del alma, mientras que los Naturi eran los guardianes de la tierra. Las dos razas habían nacido para crear un equilibrio en la Tierra, por lo que tenía entendido, los dos parecían estar atrapados en una lucha por el poder permanente sobre los que realmente gobernaban la Tierra. Hace siglos, mucho antes de que yo naciera, los Bori y los Naturi fueron encarcelados en separadas y alternativas realidades. En su mayor parte, los Naturi habían logrado escapar de su jaula el pasado otoño y su ahora reina Aurora era libre. Aunque por lo menos tenían sus propios problemas en forma de una hermana menor que estaba tratando de arrebatarle la corona. Los Bori sueltos por el mundo era una cuestión totalmente oscura a la que ni Mira ni yo realmente queríamos hacer frente. Los Bori fueron los creadores de la raza Nightwalker, por lo que tenía entendido, y tenían la misma capacidad de controlar a los Nightwalkers que los Naturi a los licántropos. Mira ya había tenido que sufrir la indignidad de ser controlado como una marioneta por Jabari y por mí. Ella no necesitaba tener Bori libres en su dominio, también. Poniendo una mano en su rodilla, puse mi otra mano bajo su barbilla y la obligué a mirarme. —Vamos a salir de esto —dije con firmeza—. Hemos sobrevivido a los Naturi. Podemos sobrevivir a un pícaro Bori. —Hablas de un pícaro Bori, pero no sé —dijo Mira con gravedad—. ¿Cómo podemos luchar contra una criatura que puede controlarnos a los dos?

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Me estremecí el Bori que sostenía mi alma había logrado tomar el control de mí, cuando estábamos en Perú. Mira y otro Nightwalkers llamado Stefan habían lanzado un hechizo que mató a una horda de Naturi y capturaron sus almas. El Bori que me sostenía reaccionó a las almas y al parecer se alimentó de la energía, controlándome y me obligándome a atacar Mira. —Vamos a encontrar un camino. Mira me miró con el ceño fruncido. Envolvió los dedos de su mano izquierda alrededor de mi mano, que todavía estaba debajo de su barbilla. —Nunca habría esperado que fueras tan optimista. Sonreí a mi compañera en esta pesadilla que parecía no terminar nunca. —¿Realmente tenemos alguna otra opción? —No realmente —admitió. Mira miró por encima de mi hombro derecho, entrecerrando los ojos mientras trataba de concentrarse en algo. Entonces de repente se tambaleó sobre sus pies, casi me derribó en su prisa. Dio un par de pasos hacia adelante mientras yo me puse en pie. Sus emociones se empujaron espontáneamente a través de mí, llenándome de miedo y rabia. —Analiza la zona —me ordenó con voz ronca. Sus manos se tendieron a su lado, sus dedos se cerraron un poco como si tuviera la intención de reunir las bolas de fuego a la primera señal de problemas. Envié mis poderes de mi cuerpo para que inundaran el parque, y luego más lejos, abarcando varias cuadras. No había nada ahí fuera. Una dispersión de Nightwalkers y un par de licántropos, pero no los Naturi que yo sabía que ella estaba buscando. Me expandí más, cubriendo toda la ciudad, y para mi sorpresa, no había ni un solo Naturi en la región. —No hay nada aquí —le dije, llevando mis poderes de vuelta a mi cuerpo. Estos barrieron a Mira, llevando con ellos un escalofrío inesperado, como si una parte de su energía se hubiera mezclado con la mía. —Eso es imposible —respondió ella, girando en torno a mí dándome una mirada confusa. Ella señaló hacia un árbol a más de un centenar de metros de distancia, pero no vi nada—. ¡Vi uno justo ahí! —¿Era Rowe? —Le pregunté, tomando un par de pasos hacia ella para estar de pie junto a ella. Mis ojos cubrieron toda la región que rodeaba el árbol, pero nada se movió. El Naturi de un solo ojo era el único que había encontrado que mágicamente podía entrar y salir de un área. Él había estado cerca de capturar a Mira de esa forma en Londres.

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—No —susurró ella, dando la espalda en el árbol y caminando de regreso hacia el banco del vacío parque en el que había estado sentada unos pocos minutos atrás. La vi mover la cabeza como para despejarse, mientras sus delgados hombros se desplomaban. Su miedo se había disipado con el viento, pero ahora una creciente confusión se llevó lejos sus pensamientos. —¿Quién era? ¿Un Naturi que habías visto antes? —Presioné. Necesitábamos saber si había otro Naturi como Rowe, que pudiera usar la magia para aparecer y desaparecer a voluntad. Esto añadía un nuevo elemento de peligro a los Naturi si había más que pudieran coger a la Fire Starter. —No fue nada —murmuró—. Sólo un truco de las sombras y la noche. Una inquietud creció en la boca de mi estómago y el ceño fruncido tiró de las esquinas de mi boca. Los Nightwalkers tenían una posible mejor visión de noche, hasta donde yo sabía, y entre la farola y la luz de la luna, el parque no estaba del todo oscuro. ¿Cómo podría Mira haber confundido una sombra con un Naturi? ¿Era ésta la misma sombra que había visto fuera de la casa de la Primera Comunión? ¿O era similar al bebé llorando que había oído en el invernadero? Algo había encontrado potencialmente una manera de jugar con la mente de la Nightwalker, haciéndola más peligrosa para los que la rodeaban. —Mira…‖—Empecé, pero mi voz se apagó. ¿Cómo iba yo a decirla que pensaba que algo estaba intencionalmente volviéndola loca? —No es nada, Danaus —dijo Mira, volviéndose hacia mí otra vez. Ella volvió a su paseo por el parque y me puse a caminar a su lado, no pude desechar mi creciente preocupación por la Nightwalker—. Nuestro objetivo debe ser encontrar una manera de localizar a nuestro asesino —continuó Mira después de haber caminado un par de cuadras. Entre la Fire Starter y un cazador de Nightwalker con un alma propiedad de un Bori vagando por Savannah, tenía pocas dudas de que el Bori finalmente vendría a buscarnos.

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Capítulo 23 Traducido por: aLeBeNa Corregido por: Steffanie Mirella

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odavía quedaban unas horas antes del amanecer cuando Mira me dejé en la casa. Había murmurado algo sobre desear hacer unas investigaciones. No dije nada cuando salí del coche. La Nightwalker había pasado demasiado

por una noche. Igual que yo. Cuando llegué escaleras arriba al porche, volteé y la vi irse en el elegante coche, desapareciendo en las sombras de los árboles. En lugar de entrar a la casa, caminé hacia las escaleras. Aunque era tarde, sabía que no podría dormirme pronto. Imágenes de los Naturi y la amenaza del Bori bailaban en mi cerebro. De hecho, la combinación me dejó preguntándome si alguna vez podría volver a dormir. Los Naturi se habían convertido en una amenaza más grande de lo que había imaginado. Habían asesinado a docenas de humanos desde que Rowe comenzó su campaña a para liberar a su reina—esposa desde el verano pasado. De muchos cuerpos, se habían desgarrado los pechos y se habían robado los órganos para usarlos en hechizos de magia todo esto para darle a los Naturi ventaja cuando cazaran a Mira. En Machu Picchu, trece personas fueron sacrificadas para abrir la puerta entre los dos mundos... robaron corazones de inocentes. Y ahora que Aurora estaba libre, las muertes sólo empeoraban. Su único deseo es hacer desaparecer a la humanidad de la faz de la Tierra, liberando al planeta de los mortales. La reina de los Naturi todavía debía hacer su movimiento, pero era solo cuestión de tiempo. Ella lo haría, y temía que los Nightwalkers no fueran tan fuertes para pelear contra lo que ella haría contra ellos. Habíamos subestimado su determinación en Machu Picchu. Ahora eran más numerosos y más poderosos con Aurora de su lado. Gaizka era un asunto completamente diferente. No esperaba que nos enfrentáramos al Bori que tenía un trozo de mi alma. Me había asegurado que haría una masacre de Nightwalkers y humanos inocentes a los que usaría como marionetas. Una mujer tenía la garganta desgarrada sólo porque estaba asociada con los Nightwalkers en lo que era posible que fuera un plan para exponerlos al resto del mundo. Y ahora estaban persiguiendo a una joven, simplemente porque tenía la habilidad de ver a las criaturas.

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La niña. Se había deslizado de mi mente en el caos en el que me encontraba cuando estaba cerca de Mira. Tenía que encontrar a la niña. Era solo cuestión de tiempo antes de que el Bori la poseyera o la matara por frustración. Me estaba quedando sin tiempo. Todos parecíamos no tener mucho tiempo. Al llegar a la acera, metí las manos en los bolsillos y crucé la calle hacia la pequeña plaza del vecindario. Una placa en la entrada revelaba que era la Plaza de Monterrey. El parque era velado por robles y magnolios. Un gran templo blanco rodeaba el parque a la izquierda, donde la triste casa Mercer se encontraba a mi derecha. En el centro estaba el monumento Pulaski. La noche era tranquila a excepción del roce de las hojas secas contra la acera mientras la brisa las movía. La noche empezaba a hacerse más fría, por lo que mi aliento se empeñaba cuando respiraba. En la distancia, se podía oír el zumbido de los coches por algunas calles principales. Se sentía como si el mundo se hubiese dormido a mí alrededor, y sin embargo no me sentía solo. De pie a espaldas del monumento, me volví lentamente buscando con mis ojos al ser que sabía debía estar cerca. Estaba empezando a convocar mis poderes para buscar más profundo cuando una criatura se puso de pie a unos pasos de donde me había sentado en un roble. La delgada figura pareció salir de las sombras. Di un paso hacia atrás y palmeé el cuchillo que llevaba en la espalda, lo que permitió que la hoja de plata fuera tenuemente iluminada por una farola que estaba cerca. Fallé al detectar a la figura mientras la seguía mirando. Después de un par de pasos, finalmente dio un paso a través de la luz y apreté los dientes. Era un Naturi. Tenía el cabello rubio café y sus ojos verdes brillaban como joyas con un poco de luz. El Naturi cogió una cuchilla con la mano derecha y sonrió, su sonrisa se extendió por todo su rostro afilado, como un loco. —No la puedes mantener a salvo — me dijo cuando sólo estábamos separados por ocho pasos. Se detuvo y se quedó con las manos a los costados como animándome a atacarlo. No dije nada mientras me quedaba parado mirándolo fijamente esperando que hiciera el primer movimiento. No se iría con vida, pero yo no sería el que iniciara la lucha, no cuando tenía la necesidad de hablar primero. —Tendremos a la Fire Starter al final —proclamó unos segundos más tarde, cuando me disponía a hablar—. No volverá a escapársenos. —No esperéis cogerla porque estoy en la ciudad —respondí muy bajo. —¿Tú? —Resopló el Naturi—. ¿Cómo es posible que esperes detenernos, cazador? En vez de matarla, te has convertido en su perro faldero cuando deja la ciudad.

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Me tomó un momento el poder abrir la mandíbula para responder. Este Naturi estaba bien informado, lo cual era un poco sorprendente ya que no había sido capaz de sentir al Naturi dentro de la ciudad en toda la noche. —¿Cómo te has metido en los pensamientos de Mira? —exigí, luchando por hacer caso omiso de su comentario que estaba lejos de ser astuto. En respuesta, la sonrisa del Naturi se pronunció más, recordándome a Nerian. Era la misma sonrisa que llevaba el loco Naturi cuando puso los ojos en Mira por última vez. La sonrisa me envió un escalofrío por mi espalda y pareció enfriar la sangre de mis venas. —Está viendo cosas ¿verdad? —Se mofó el Naturi—. ¿Se está sintiendo un poco embrujada? ¡Que lastima! —El Naturi dejó escapar una risa que pareció recorrer el pequeño parque antes de bailar entre los árboles. De cualquier forma, la sonrisa pareció salir de su cara como un relámpago, dejando una mirada más lúgubre. —Pero no somos los únicos jugando con la mente de la Fire Starter. ¡Oh no! Ella encontró un nuevo jugador —continuó—. No debiste permitirlo. —Eso no importa —dije, levantando la mano izquierda para agarrarlo—. Ya esta atormentada con sus propias sombras. Suspirando profundamente, saqué el poder que estaba al rededor de mi alma. La bestia dentro de mí rugió con alegría en mi mente. Era muy raro que usara mi única habilidad, el peligro era muy alto y el riesgo con mi propia alma era demasiado grande. Pero esta noche, estaba dispuesto a hacer una excepción. Esta criatura oscura había encontrado la forma de torturar a Mira con imágenes de los Naturi, dejándola asustada por fuera y por dentro. Él era parte de una raza que buscaba el exterminio de los humanos. No necesitaba más excusas. Un aire frío llenó mis pulmones cuando saqué mis poderes. Pero no pasó nada. Saqué más y lo envié hacia fuera de mi cuerpo hasta que mis dedos empezaron a temblar y gotas de sudor empezaron a llenar mis sienes. No paso nada. Por fin, busqué en el parque y no me encontré con nada. A pesar de que el Naturi estaba a ocho metros de distancia, no podía sentirlo. Una sonrisa oscura salía del Naturi cuando dio un paso más hacia mí. Dejé caer mi mano izquierda a los lados y levanté el cuchillo dando un paso hacia atrás. Mi corazón golpeaba en mi pecho y tronaba en mis oídos. —No puedes matarme, cazador —se burló—. Y no puedes salvarla a menos que yo te lo permita. Sólo tienes hasta mañana en la noche. Entonces regresaré y harás lo que te diga o destruiré a la Fire Starter y a su encantador dominio.

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—¿Qué eres? —Exigí, apretando mis manos contra la hoja. No era ni humano, ni Nightwalker, o licántropo ni hechicero. No podía sentir a la criatura, y sin embargo había un gran peso de magia en el aire. —Sólo piensa en mí como un viejo amigo de la familia —se burló la criatura. —¡Gaizka! —gruñí, causando que la criatura solo se riera volviendo a su cara afilada y angulosa. —Soy la última de tus preocupaciones, Danaus. Hay Naturi dentro del dominio de Mira y necesitas usar tus poderes combinados con los de la Fire Starter para destruirlos a todos. Librar al mundo de su especie y salvar la humanidad —dijo suavemente Gaizka, empezando a rodearme. La criatura por fin se detuvo en un bloque de luz, mostrando que todavía era traslucido. El Bori no podía tomar forma sólida a menos que poseyera a una persona, y tenía la sospecha de que no podía poseer a un Naturi aunque se las arregla para convencer a alguno. —¿Por qué estas tan ansioso de que Mira y yo compartamos poder? —exigí. —Porque es la única forma efectiva de destruir a los Naturi. Seguramente lo hayáis descubierto por vosotros mismos. Los dos fuisteis muy eficientes en Inglaterra el verano pasado —ronroneó. —No. —No recuerdo que tuvieras elección en cuanto a eso —dijo Gaizka. Al mismo tiempo, sentí una envoltura alrededor de mi pecho y me poseyó. Mis brazos estaban a mis lados y luchaba por liberarme. La energía me levantó y me arrojó por el aire, golpeándome en el tronco de un gran árbol. El dolor explotó por mi cuerpo, golpeando con el aire en mis pulmones mientras escuchaba el chasquido de tres costillas. Caí al suelo en un revoltijo, pero pude restablecerme un segundo antes de que la energía me volviera a tomar. Me arrastró por el suelo, golpeando mi cabeza con un banco en el parque antes de volver a golpearme con otro árbol. Mi visión se volvió borrosa y apenas podía ver la silueta del Bori con forma de Naturi. Mi cráneo estaba roto y mi hombro izquierdo estaba dislocado. El dolor sacudía mi cuerpo en repugnantes olas. Me quedé inerte en el suelo, luchando para respirar. Tenía más de dos poderes a mi disposición... la habilidad de sentir a las otras criaturas y la habilidad de hervir la sangre. Pero los dos eran inútiles con esta criatura. No podía matarlo porque no tenía un cuerpo al que herir. Estaba atrapado, a merced de una criatura que fácilmente me podía partir por la mitad. Mi única esperanza era que todavía me necesitaba vivo para

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completar cualquier cosa que quisiera. Como sea, eso no significaba que no pudiera pasar toda la noche torturándome. El sonido de mi corazón golpeaba mi cabeza, y una sensación pulsátil igual a la herida en mi cráneo nublaba mis pensamientos, haciendo difícil concentrarme. Un gemido se me escapó cuando la energía, me envolvió una vez más y me levantó para que mis pies rasparan el frío suelo. Mi cabeza colgaba de un lado y se me hacía difícil dar una bocanada de aire. Gaizka caminó a donde yo flotaba indefenso en el aire. —No gastes tu vida preparándote para luchar conmigo en este momento —dijo con calma Gaizka—. No pelees conmigo en este asunto, y no me veré forzado a destruirte a tí y a cada persona que te importa. Con un gesto de su mano, la criatura me lanzó a un lado. Me estrellé contra el pavimento y rodé varios metros antes de que mi espalda se estrellara contra el monumento Pulaski en medio de la plaza. Se me escapó un grito cuando el dolor estalló en mi cuerpo. Con una sonrisa, el Naturi se dio la vuelta y caminó hacia las sombras de donde había salido. Con la mano temblorosa y un suave gruñido, tiré el cuchillo tan fuerte como pude. La hoja voló recta, brillando débilmente con la luz de la luna. Pasó directamente a través de la espalda del Naturi y golpeó el suelo con un ruido sordo esto antes de que desapareciera por completo de mi vista. Gaizka estaba en lo cierto. No podía matarlo, esto dejaba sin ninguna posibilidad de proteger a Mira y a los otros humanos de Savannah. Estuve en el suelo por varios minutos, con la sangre brotando de mi cabeza, esperando para que el dolor disminuyera de modo que pudiera arrastrarme de vuelta a casa de Mira. Sin embargo, aunque el dolor fue disminuyendo de mi fracturado cuerpo, éste fue remplazado por un sentimiento de profunda desesperación que no podía hacer a un lado. No ganaríamos esta batalla.

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Capítulo 24 Traducido por: Silvery Corregido por: Steffanie Mirella

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ofocando un bostezo, me froté el ojo izquierdo con la palma de la mano mientras subía lentamente por las escaleras de la comisaría. El sol sólo había salido durante unas pocas horas y aún me quedaban menos de cinco horas

para dormir. Me había llevado la mayor parte de una hora el arrastrarme por las calles la noche anterior y meterme en la cama en la casa de Mira. Mi cuerpo estaba curado, pero todavía un poco delicado. Pero la fina chispa de esperanza se consumió cuando lentamente subí las escaleras de la comisaría. Daniel Crowley me había despertado de un sueño completamente reparador para informarme que había un testigo potencial; alguien que realmente vio al asesino dejar el edificio de apartamentos de Abigail Bradford. Hasta el momento, todo lo que el detective había estado dispuesto a contarme era que tenía que darme prisa si quería tener la oportunidad de hablar con ella. Todavía con los ojos nublados, fui arrastrando los pies por el edificio hasta que me dejé caer enfrente del escritorio de Daniel. El detective parecía exhausto, trabajando mucho más después de su cambio de turno. Las mangas de su arrugada camisa blanca estaban enrolladas hacia arriba por encima de sus codos y su corbata caía colgando como una lazada raída alrededor de su cuello. Papeles, documentos y tazas de café de papel desordenaban su escritorio en una pila creciente, hasta llegar a parecer que la montaña se derramaría por los bordes. —Supongo que viene bien que estés alrededor, o Mira habría perdido esta oportunidad — dijo Daniel a modo de saludo—. He tenido que encargarme de ella en los Servicios Familiares antes de fichar en la noche. —¿Los Servicios Familiares? —repetí lentamente, con mi cerebro todavía tratando de funcionar sin esa primera taza de café. —Sí. No puede tener más de trece años, aunque a duras penas puedes sacarle una respuesta franca. —Daniel se levantó y pasó una mano por su cara como si aclarara sus pensamientos—. Vive en la calle, huyendo. La cogimos un par de veces antes. No quiso quedarse en ninguno de los hogares en los que la colocaron. —¿Cómo la cogiste?

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—Ella vino a nosotros. Asustada por su mente. No creo que haya dormido en días —dijo Daniel con un fuerte suspiro cuando se impulsó en su silla. —¿Conseguiste una descripción del asesino? —pregunté, siguiéndolo hasta el hall por una serie de salas de interrogatorios. —Pasó la mayor parte de la mañana con un dibujante de bocetos —confirmó, y después se paró, con la mano en el pomo de una puerta—. Simplemente voy a enviar una copia del dibujo a Mira, ya que dice que los ojos del tipo resplandecían de rojo. Puede ser un truco de la luz, pero pienso que será mejor si uno de tu gente habla primero con ella. Me‖ sobresalté‖ con‖ el‖ comentario‖ de‖ ‚uno‖ de‖ tu‖ gente‛‖ y‖ di‖ un‖ suave‖ gruñido‖ de‖ asentimiento. Yo no era un vampiro o un licántropo, y Daniel lo sabía. Sin embargo, dudaba que fuera consciente de que no era un humano completamente. Sólo me juntaba con ellos porque me asociaba con Mira. —Tuvimos otro extraño suceso —admitió Daniel cuando agarró con la mano el pomo de la puerta de la sala de interrogatorios—. Teníamos un flotador esta mañana. —¿Un flotador? —pregunté, con mi cerebro luchando por mantenerse activo. —Un cuerpo muerto en el río, por debajo de los astilleros —replicó Daniel. —¿Y crees que está relacionado? —Estaba sorprendido de que no hubiera mención al hombre que había sido incinerado en Factors Walk. Por supuesto, el cuerpo podía no haber sido encontrado aún o que estuviera siendo incluido en una lista como una muerte extraña similar a lo que Daniel acostumbraba a ver con la gente de Mira. —Posiblemente. Archie ya llamó. Dice que los dientes no son humanos, sino colmillos de animal. La mandíbula ha sido destrozada completamente. Y partiendo de una amplia descripción, parece que este tipo coincide con la descripción de la chica —explicó Daniel. —Así que se ha encontrado al asesino —dije. Debería haber sentido un alivio abrumador, pero en lugar de eso todo lo que sentí fue un miedo creciente—. ¿De qué murió el hombre? —De acuerdo a lo que dice Archie, todos sus órganos internos fueron reducidos a una sustancia negra viscosa. Su cuerpo dejó de funcionar completamente —dijo Daniel—. ¿Qué puede hacer algo así a alguien? —No tengo ni idea —admití, pero estaba empezando a preguntarme si el hombre muerto había sido sólo el portador de algo más oscuro—. Déjame hablar con la chica —dije, indicando con la cabeza hacia la puerta. Mis esperanzas de que ella supiera algo útil no eran altas, pero llegados a ese punto, cogería cualquier información que pudiera conseguir.

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Siguiendo a Daniel dentro de la sala de interrogatorios, encontré a la joven de Factors Walk sentada en una mesa, limpiándose la suciedad de debajo de las uñas. Miró a Daniel y frunció el ceño, después sus ojos vagaron hasta mí. En un instante, la chica botó sobre la silla y saltó al otro lado de la habitación. —¿Qué demonios estás haciendo aquí? —preguntó, arrinconándose en la otra esquina. Daniel me miró con extrañeza, mientras las comisuras de su boca se arrugaban. Había esperado encontrar a la joven con la que James y yo habíamos hablado, pero no había esperado encontrármela así. Tampoco me había estado esperando este tipo de bienvenida, paro después de nuestra huida del Bori, supongo que debería haberlo esperado. —Nos hemos visto antes. ¿Puedes dejarme un momento a solas con ella? —pregunté a Daniel, mientras mis ojos permanecían en la joven. —¡No! ¡No! —imploró ella, levantando la mano para protegerse de mí. —No te haré daño —le dije, dando un solo paso hacia ella—. Sólo he venido a hablar contigo sobre lo que viste fuera del edificio de apartamentos. —¿Por qué estás aquí? Tú eres la razón por la que me están cazando —preguntó de nuevo. —¿Cazando? —preguntó Daniel, y después rápidamente levantó las manos para pararnos de responder a su pregunta—. Creo que será mejor que me vaya antes de oír nada más. Ya sé más de los que me gustaría saber. —Antes de que la chica pudiera protestar, Daniel caminó detrás de mí y salió por la puerta haciendo, una retirada apresurada. —¿Cómo que soy la razón por la que te están cazando? —pregunté, permaneciendo donde estaba cerca de la puerta. —No lo sé. Esa cosa sabe que yo te conozco y te quiere a ti, ¿no? ¿O quizás sólo me quiere a mí por lo que yo sé? No sé nada más —lloriqueó, cerrando de un golpe el puño en la pared de su derecha. —¿Qué sabes? ¿Qué es lo que sabes tú que nadie más sabe? —No lo sé —se encogió de hombros, mirando fijamente al suelo. Sus manos permanecían en puños y sus labios estaban fruncidos en una dura línea como si estuviera luchando por mantener un secreto dentro de ella. —¿Qué es lo que ves que te hace diferente? —Nada —masculló, cruzándose de brazos.

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Frunciendo el ceño, cogí una de las silla que había en frente de la mesa y me senté, permaneciendo cerca de la puerta para que ella no tuviera ningún sitio por el que salir. — Ambos sabemos que eso es mentira. Aparentemente sabes mucho más de los que nadie está dispuesto a creerte. Sabes que los vampiros son reales. ¿Qué más es real? Ella dio un suave resoplido, mirándome durante un solo segundo. —La jodida hada de los dientes. —Modera tu lenguaje —refunfuñé—. Sabes acerca de los vampiros y los hombres lobo. Puedes distinguirlos con solo un vistazo, ¿no? Te he visto mirarnos de reojo a mí y a mi amigo James. Entrecerraste los ojos justo antes de divisar a la criatura que mató a Abigail Bradford. Puedes ver algo donde nadie más puede. La chica continuó mirándome fijamente, pero algo de la tensión pareció haber abandonado su delgaducha figura. Irguió la cabeza hacia mí mientras me miraba, pero por alguna razón no parecía como si estuviera mirando directamente hacia mí sino a algo justo por encima de mi hombro izquierdo. —Ves algo cuando me miras a mí también —dije, inclinándome un poco hacia delante para descansar ambos brazos encima de la mesa—. ¿Qué es? ¿Crees que parezco un vampiro? Puedo mostrarte ahora mismo que carezco de los colmillos necesarios —emití una amplia sonrisa revelando un conjunto de dientes normales. —No,‖ es‖ tu‖ aspecto,‖ en‖ realidad.‖ Tú…‖ tu‖ aura‖ es‖ similar‖ a‖ la‖ de‖ un‖ vampiro‖ —admitió finalmente en voz baja. —¿En serio? Puedes ver auras. Eso es interesante. Nunca he conocido a nadie que pudiera ver auras. Al menos, no con exactitud —dije, juntando las manos. —¿Me crees? —dijo ella, con la sorpresa llenando su voz. Se inclinó hacia la esquina, con los hombros descansando en ambas paredes. Metió las manos en los bolsillos delanteros de sus vaqueros, adoptando una pose que me recordaba demasiado a Mira. —Por supuesto. He conocido criaturas más extrañas que tú en mi vida. ¿Por qué no debería creerte? —¡No soy una criatura! ¡Soy un ser humano! —gritó de repente, empujándose en la pared. —Yo también. —No, tú no —restalló—. Hay una sombra negra que rompe a través de tu aura. Es exactamente del mismo tipo que las que he visto en esos vampiros. Puede que no seas uno de ellos, pero definitivamente no eres humano.

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—Mi nombre es Danaus. Y tienes razón. No soy completamente humano. Tengo casi dos mil años y tengo muchas de las habilidades de un vampiro, pero no bebo sangre y no ardo con la luz del sol. —¡Wow! —dijo, dando un paso atrás para volver a inclinarse sobre la pared. —¿Cómo te llamas? —pregunté, intentando no pensar en lo que la había dejado tan impresionada. No me gustaba que me apuntaran como a una rareza de la naturaleza. Me gustaba incluso menos que el hecho de que mi aura tuviera una marca similar a la de un vampiro. Era sólo otra similitud de todas las que no podía prescindir. —Runt —dijo, poniendo las manos en la espalda. —¿Tu nombre real? —Nadie lo ha usado nunca. —Se anduvo con rodeos. —A mí gustaría usarlo. No voy a llamarte Runt. La joven lanzó un resoplido suavemente, con su pelo castaño oscuro cayéndole sobre los ojos. —Lily. —Encantado de conocerte Lily. ¿Te gustaría sentarte? Pareces exhausta. —No estoy cansada —dijo secamente, obligándose a permanecer de pie recta. —Eso es mentira. Puedo sentir tu cansancio desde aquí. Tus rodillas están a punto de abandonarte. No ganas nada obligándote a permanecer de pie cuando puedes sentarte en la mesa conmigo —dije, indicando con la mano hacia la silla en la que había estado sentada cuando entramos por el lado opuesto del final de la mesa—. Sólo quiero preguntarte acerca de la persona que viste en el edificio de apartamentos. —No era una persona —dijo. —No pensaba eso —repliqué—. Si no era humano, ¿qué era? —Lily permaneció recostada contra la pared, mirando fijamente sus sucias y raídas zapatillas—. Algo que te asustó; lo suficiente para convencerte de venir a la policía. Me dijeron que vives en las calles. Imagino que sabes cómo cuidar de ti misma bastante bien, pero esta cosa te asustó tanto como para querer protección. Lily se impulsó sobre la pared y lentamente caminó hasta la mesa. Sin mirarme, se deslizó en la silla y puso las manos sobre la mesa.

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Se puso a picotear sus uñas durante casi un minuto antes de que finalmente hablara de nuevo. —No sé lo que era. Nunca he visto algo como eso. Su aura no era como nada que hubiera visto antes. Era una sombra negra y sin fin, una que podía contener todo el mundo en su interior. —Además del aura, ¿a qué se parecía la criatura? —pregunté. Sacudió la cabeza y se sentó mientras finalmente me miraba a los ojos. —Su aura no era negra. Era una sombra como la que atraviesa tu aura. Puedo ver color y profundidad por debajo de tu aura, del resto de tu aura. El aura de esa cosa era como un pozo sin fondo. —De acuerdo, lo siento. Además de su aura de sombra, ¿a qué se parecía? —A un hombre normal —dijo con un encogimiento de hombros—. Delgado, como de metro ochenta de alto, con el pelo rubio. La única cosa rara de él era que sus ojos resplandecían cuando me miró. —Y él te vio, ¿no? —pregunté suavemente, aunque por la manera en que sus manos temblaron cuando habló de la criatura no tuve ninguna duda de que sí la había visto. —Sí. —La criatura de la sombra poseyó al hombre rubio de la misma manera en que poseyó al otro hombre la mañana en que estábamos todos en Factors Walk —dije, y ella asintió, dejando caer su cabeza en ambas manos cuando descansó los codos sobre la mesa—. ¿Ha ido a por ti desde aquella mañana? —No exactamente, pero lo he visto a lo lejos como si me estuviera acechando —dijo con un voz baja y temblorosa—. He intentado esconderme en las iglesias y entre la multitud a plena luz del día, pero no se aleja. Se mantiene buscándome. No tenía elección. Tenía que venir aquí. He estado diciéndole que no, pero no me escucha. No importa. Creo que quiere cogerme como hizo con esos hombres. —Es natural que vinieras a la policía a por protección. Es su trabajo —dije, intentando aliviar sus miedos y su obvio disgusto por lo que ella veía como la debilidad de dirigirse a alguien en busca de ayuda. Había continuado en las calles unas cuantas noches, pero sus miedos finalmente habían acabado con lo mejor de ella, o lo peor, de hecho había sido arrinconada en un callejón sin salida por la criatura. No duraría ni un par de segundos en una lucha con Gaizka.

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—Demasiado para ser protección —se burló—. Estaban planeando enviarme a los Servicios Familiares de nuevo. Nadie va a ser capaz de protegerme si esa cosa viene a buscarme. —Yo puedo ayudarte —me ofrecí antes de que pudiera pararme a mí mismo. Era una cría, perdida en el mundo, y rodeada de monstruos todo el tiempo. Sólo era cuestión de tiempo antes de que uno de ellos finalmente la engullera. —¿Cómo? —preguntó con escepticismo. —Como he dicho, he estado alrededor durante mucho tiempo. No se vive ese tiempo sin aprender unas cuantas cosas. También tengo algunos amigos que podrían ser de ayuda — repliqué. —¿Y me ayudarás a permanecer con vida? —preguntó, todavía sonando dudosa. Y sinceramente no podía culparla. Un completo extraño que no era completamente humano, ofreciéndose a protegerla contra algo oscuro y diabólico. ¿Por qué me creería? —Haré todo lo que esté en mi poder, aunque eso signifique confiar en unos cuantos vampiros —dijo Sabía que tendría que presentársela a Mira, lo cual seguramente incluía a Tristan y posiblemente a Knox también. Mierda, si ella pudiera dirigirnos en la dirección del asesino de Abigail, estaba dispuesto a reunir a todos los Nightwalkers de Savannah para proteger a esta chica. —No todos los vampiros son malos —dijo rápidamente, sorprendiéndome. —Sí, sólo son unos incomprendidos —repliqué, ganándome una risita nerviosa de mi joven acompañante. —Bueno, no iría tan lejos —dijo, con una pequeña sonrisa burlona empezando a aparecer en su pálida y sucia cara. —¿Estás dispuesta a venir conmigo? ¿Me dejarás protegerte? —¿No te desharás de mí en los Servicios Familiares? —preguntó, y su sonrisa se desvaneció al instante. —Con tal de que estés de acuerdo en ayudarme también. Necesito tanta información como puedas darme. Esa criatura ha matado a unas cuantas personas, y mi amigo y yo tenemos que pararlo antes de que haga daño a nadie más. Puede ser peligroso, pero haré todo lo que sea posible por mantenerte a salvo —prometí. Me miró de nuevo, entrecerrando levemente los ojos. Estaba dispuesto a suponer que me estaba leyendo el aura otra vez, sopesando mi sinceridad. Permanecí sentado en silencio

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mientras ella me miraba fijamente. Lily estaba atrapada entre la espada y la pared. Podía coger su oportunidad conmigo, lo cual la pondría potencialmente en peligro, o podía tomar su elección con los Servicios Familiares, lo que no le ofrecía protección en absoluto. —¿Podemos parar y conseguir algo para comer primero? Estoy hambrienta —dijo al final, ganándose un ruidito de sorpresa por mi parte. Honestamente no podía recordar la última vez había pasado tanto tiempo con una niña, y Lily era sin duda diferente a cualquier cosa que me hubiera esperado. Tanto como Mira. Estaba seguro de que iba a mantenerme firme hasta que por fin nos hiciéramos cargo de la criatura. Lo único positivo era que finalmente me sentía como si hubiera dado un paso hacia delante en esta investigación. Lily había visto la marca en el aura de la criatura. Aunque pudiera obligar a la gente a intercambiar cuerpos, con la ayuda de la chica podríamos ser capaces de encontrar a la criatura. Podíamos estar aún buscando una aguja en un pajar, pero al fin había conseguido un detector de metales para ayudarnos en el proceso. Sólo esperaba que pudiéramos finalmente atrapar a esa cosa sin poner a Lily en ningún peligro más innecesariamente.

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Capítulo 25 Traducido por: Rihano Corregido por: esmeralda38

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i estómago se apretó mientras la ansiedad bombeaba en mis venas al acercarnos más a la casa de Mira. Después de agarrar un poco de comida rápida para Lily habíamos regresado a la casa de la ciudad,

donde finalmente ella pudo limpiarse, comer y dormir. La mantuve en el tercer piso con la esperanza de frenar cualquier intento de escabullirse. Pero por ahora parecía contenta enroscándose como un gato en el centro de la cama tamaño Queen y durmiendo. Sin embargo, una llamada telefónica de Gabriel rápidamente destruyó nuestro acogedor ambiente. El guardaespaldas de Mira parecía más que un poco agobiado, cuando exigió que fuera inmediatamente a la casa de Mira y lo ayudara a que la Nightwalker entrara en razón. No me daría ninguna otra información más que el hecho de que la vida de Tristan estaba en juego. Teniendo en cuenta que los Naturi aparentemente podían sentirme y hacerme un seguimiento, estaba más que un poco dudoso de salir trotando hacia la guarida secreta de la Fire Starter. También estaba nervioso por arrastrar a Lily en una situación especialmente peligrosa, pero no tenía elección. No podía dejarla sola, y con Gaizka cazándola, pensé que estaría mejor a mi lado que dejarla sola en la casa de la ciudad. Además, Mira tendría que encontrarse con la niña muy pronto, y nosotros dos, junto con Gabriel, podríamos proporcionarle una mejor protección a Lily que si estuviera por su cuenta. Con el ceño fruncido, estacioné el coche delante del garaje de Mira y lo apagué. Pero no salí del coche. En cambio, miré a la jovencita sentada a mi lado. ¿Estaba poniendo la vida de un niño en peligro por traerla a esta casa? Hace apenas unos meses, mi respuesta hubiera sido un firme sí. Ahora, no podía imaginar que Tristan o Mira hicieran algo para hacerle daño. ¿Había pasado finalmente tanto tiempo rodeado de Nightwalkers que mi sentido de la realidad había sido gravemente comprometido? —¿De quién es esta casa? —preguntó Lily cuando se hizo obvio que yo no quería entrar. —De una amiga, — le respondí luego fruncí el ceño. No podía pensar en cualquier otra descripción‖ que‖ hiciera‖ que‖ Lily‖ se‖ sintiera‖ cómoda,‖ y‖ ‘un‖ enemigo’‖ no‖ era‖ ni‖ exacto‖ ni‖ consolador—. Ella es la que me está ayudando a atrapar al asesino.

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—¿Es humana? —No. — Tomé una respiración profunda y lentamente la solté—. Mira es una Nightwalker. Tanto ella como Tristan viven aquí y son Nightwalkers. —¿Son peligrosos? Mi ceño finalmente se convirtió en una media sonrisa y mi mano alcanzó la manija de la puerta. —No conmigo aquí — le dije, obteniendo también una sonrisa de Lily. Habíamos empezado a caminar hacia la parte delantera de la casa cuando Gabriel abrió la puerta trasera e hizo un gesto para que nosotros viniéramos por ese camino. La figura inquietante miró a Lily desde el patio, con los brazos grandes cruzados sobre el pecho. Las ojeras remarcaron sus ojos y sus hombros parecían caídos debajo de un peso desconocido. —Realmente este no es un buen momento para las visitas —dijo Gabriel, lanzando su mirada confusa desde Lily hacia mí. —Ella necesita encontrarse con Mira —dije con firmeza cuando el paso de Lily vaciló y se atrasó por lo que ella estaba ahora un par de pasos detrás de mí. Gabriel frunció el ceño mientras empujaba la puerta trasera hasta cerrarla completamente y pararse en el patio. —Como he dicho, este realmente no es un buen momento —repitió en voz baja—. Mira no está en su mejor momento. —¿A qué te refieres? —solté, resistiendo la tentación de bajar la voz también—. Los vampiros no se enferman. —Mira lo está —dijo Gabriel, lo que me hizo hacer una pausa antes de que pudiera agarrar la perilla de la puerta trasera. Ella me había hecho correr por la ciudad todo el día y cuando regresé, había olvidado por completo que me envió. Atrapé sus gritos al aire libre, parecía discutir con alguien llamado Nerian. —¿Nerian? —preguntó, mi estómago retorcido en un apretado nudo de nuevo. —Sí, gritándole a la nada. Apuntando y creando fuegos, mientras aborda a alguien llamado Nerian. ¿Quién es ese? —Un Naturi muerto —dije en voz baja mientras agarraba el pomo de la puerta. Algo andaba muy mal. Nerian estaba muerto. No había duda sobre esto, ella le había arrancado la garganta e incinerado hacía meses. Esto no tenía ningún sentido. A menos que el Naturi hubiera encontrado una manera de meterse con la mente de Mira.

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Abrí la puerta, pero Gabriel puso una mano en mi hombro, deteniéndome. —Ella está ahí con Tristan ahora. Ha estado en su pleito con él durante más de una hora. Está molesta. Tengo miedo de lo que ella haga. ¡No puedo entrar! —dijo, apagando su voz en frustración. Gabriel no necesitaba decirlo. Tenía miedo de que Mira fuera a matar a Tristan, y sabía que no tendría la oportunidad de detener al poderoso Nightwalker sin suicidarse en el proceso. Yo, en cambio, tenía una oportunidad de sacar a Tristan con vida. —Lo tengo —dije. —¿Danaus? —dijo Lily, capturando mi atención. Su voz era suave e insegura, no es que yo pudiera culparla después de todo. La había llevado a un lugar extraño que ahora era más peligroso de lo que yo había anticipado. —Todo va a estar bien — la tranquilicé, aunque no estaba seguro de cómo iba a ayudar a Mira si los Naturi estaban atacando su mente—. Quédate con Gabriel. Ordena una pizza. Vamos a estar aquí por un rato. Mientras pasaba el umbral, fui inundado de inmediato por la abrumadora hambre radiando desde Mira. El mundo fue bañado en una neblina de color rojo y había un extraño rugido en mis oídos, como si estuviera al lado de un torrente de agua corriendo. Mi visión se desplazó y todo parecía descentrado. Puse mi mano sobre la cocina mientras trataba de orientarme. Cerré los ojos, respiré profundo y levanté tantos escudos mentales como fue posible, tratando de bloquear la presencia de Mira. No era fácil. La Fire Starter llenó el aire como el humo en una discoteca pequeña. Consiguiendo que mi sentido del equilibrio regresara, caminé por la cocina, asintiendo brevemente con la cabeza a un extraño hombre asiático que estaba rondando en la puerta entre la cocina y el pasillo hacia el resto de la casa. Mira había mencionado que contrataría a alguien para reemplazar a Michael, su guardaespaldas caído, pero yo todavía tenía en realidad que encontrar al hombre. Por supuesto, ahora no era el momento. —¡Hazlo otra vez! —gritó Mira, su voz llevada por el pasillo. Parecía positivamente enojada, haciendo de esta una situación potencialmente explosiva. Me asomé por la puerta abierta para encontrar libros flotando por la habitación como si les hubieran crecido alas invisibles y decidido emprender el vuelo. Mira estaba en el centro de la habitación con su mano envuelta alrededor del cuello de Tristan. El Nightwalker más joven estaba mirando los libros, con las manos extendidas y temblando. —¿Reorganizando tus libros? —pregunté mientras daba un paso en la habitación.

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Mira me miró brevemente por encima del hombro, y luego regresó su atención a Tristan. —Él se ha estado resistiendo a mí —gruñó ella—. Ha venido aquí a matarme, a ocupar mi dominio. —Nunca haría tal cosa —dijo Tristán con voz ronca y estrangulada. —¡Mentira! —Mira, ¿qué está pasando? — le pregunté en voz baja y suave. —Puede mover objetos telepáticamente. Él es mayor de lo que dice ser —respondió Mira, con la mirada una vez más deslizándose por encima del hombro a mí. Había círculos oscuros bajo sus ojos y una gris palidez en su piel. Parecía casi muerta, como si no hubiera comido ni dormido desde hace días. —Apenas tengo un poco más de cien años —insistió Tristan. El temblor en sus manos había aumentado a medida que hablábamos. Estaba aumentando su cansancio y no sería capaz de mantener los libros en el aire mucho más tiempo. —¿Entonces cómo puedes utilizar la telekinesia? —preguntó, dándole una pequeña sacudida. Sus uñas se enterraron más profundo en la garganta, causando que un pequeño chorro de sangre corriera por su carne pálida. —¡No lo sé! He sido capaz de hacerlo casi desde el momento en que renací. —¡Mentira! ¡Yo no puedo! Estás mintiendo sobre tu edad. ¿Eres un Anciano? —¡No! —gritó Tristan, saltando hacia atrás por lo que yo sabía era una sugerencia absurda. No podía leer a los Nightwalkers tan bien como Mira podía, pero estaba dispuesto a apostar mi vida sobre el hecho de que Tristan no era un antiguo. Le creí cuando dijo que apenas tenía más de cien años de edad. —Mira, yo le creo —dije con calma. Entré en la habitación y puse mi mano sobre su hombro—. Y sabes que tiene que haber otra explicación a todo esto. Tristan es leal a ti. Él nunca haría nada para amenazarte. La cara de Mira estaba retorcida pensando, como si estuviera luchando contra algo. Dejé que mis ojos se entrecerraran mientras extendía la mano y sutilmente trataba de deslizarme en su mente. Tenía que saber si los Naturi habían encontrado una forma de influenciarla. Una vez más, fui golpeado con una abrumadora neblina roja de hambre. Su mente era un torbellino arremolinado de pensamientos rotos y destrozados. Cogí destellos de imágenes horribles y oí voces gritando, hasta que sentí un escalofrío pasar a través de

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mi propio cuerpo. Me aparté de mala gana. No podía sentir a ningún Naturi en la zona o dentro de su mente. Sólo estaban Mira y sus recuerdos. —Deja que se vaya, Mira —dije, apretándole el hombro. —Pero —dijo ella en una voz baja e insegura, mientras sus ojos muy abiertos miraban hacia mí. De repente podía sentir su terror cortando a través del hambre, llenándola hasta el punto de que estaba bloqueando todo pensamiento racional. —Tristan no te hará daño, te lo prometo. No lo permitiría. Volvió la mirada de nuevo al joven Nightwalker antes de que finalmente liberara su agarre sobre la garganta. En su piel pálida había cortes de donde sus uñas habían cavado en la carne. Tristan bajó los brazos, permitiendo que los libros flotaran lentamente hacia el suelo. Él me miró, con gratitud en sus ojos, pero no habló. Los dos sabíamos que estábamos todavía caminando sobre cáscaras de huevo alrededor de la Fire Starter. —Ve a la cocina y ayuda a Gabriel —dije, dándole la oportunidad de escapar de la habitación—. Yo me quedaré con Mira. Tristan asintió con la cabeza y rápidamente salió de la habitación, pero el movimiento pareció sacar a Mira de su breve momento de calma. Su cabeza se levantó y se alejó de mi alcance. Enfocó su mirada enojada en mí mientras retrocedía hacia el otro lado de la habitación. —¿Por qué quieres tratar de matarme ahora? —preguntó, pero antes de que pudiera negarlo, ella se dio vuelta para encarar un rincón vacío del cuarto—. ¡Cállate! No sabes de lo que estás hablando. ¡Danaus nunca la tocaría! Él no es como tú. —¿Quién está aquí con nosotros? — le pregunté con cautela, deseando poder sacar un cuchillo de mi costado, pero tenía miedo de que la aparición de un arma la hiciera explotar. —Nerian —dijo en un gruñido bajo. Al mismo tiempo, hizo algo muy extraño. Dio un par de pasos hacia atrás, con la mano detrás de ella como si estuviera manteniendo algo detrás de ella como una forma de protección. Nerian no era el único que ella pretendía ver en la sala. —Mira, Nerian está muerto —dije con firmeza. —Yo pensaba lo mismo, pero está de pie justo allí —dijo, señalando con la mano con la que no estaba sujetando la figura imaginaria detrás de su espalda—. Él ha estado conmigo todo el maldito día.

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—¿Qué quieres decir con todo el día? ¿Otro sueño? —¡No es un sueño! ¡Está de pie allí! —gritó, señalando al aire libre de nuevo. Con el ceño fruncido, me acerqué a donde ella estaba señalando y me paré en el lugar exacto. —Él no está aquí, Mira. Lo mataste. En julio, viniste a mi casa. Le arrancaste la garganta y quemaste su cadáver hasta quedar ceniza blanca. Nerian está muerto y enterrado. El dedo que me señalaba empezó a temblar violentamente mientras una sola lágrima con sangre resbaló por su pálida mejilla. —Pero lo puedo oír. Puedo escucharlo riéndose y burlándose de mí. Él ha convencido a los otros de matarme. Matarme. —¿Quién más está aquí contigo? Mira miró hacia el suelo por un segundo, dando un paso hacia atrás, como para proteger a la figura invisible un poco mejor. Su cabeza de repente se echó atrás para encararme mientras su mano libre sacaba un largo cuchillo de una vaina en su baja espalda. —¡Y tú has venido a matarnos a ambos también! —¡No, yo no! Mira, estás hablando sin sentido. —Por supuesto que sí. Eres un cazador. Es lo que haces — se burló Mira. Con un grito, se abalanzó sobre mí con el cuchillo, preparándose para separar mi cabeza de mis hombros. La única razón por la que sobreviví a la cuchillada era que estaba agotada y no se movía tan rápido como de costumbre. Me lancé a un lado y rodé de nuevo sobre mis pies, luchando por no sacar una hoja también. Sabía que sólo empeoraría la situación. Una luz tenue iluminaba los ojos de la Nightwalker mientras me acechaba en la pequeña habitación. No había ningún lugar para ubicarme, entre las sillas y el escritorio grande que dominaba la sala. Me mantuve firme, tratando de pensar en alguna forma de sacar a Mira de su espejismo. Vino hacia mí otra vez, la hoja cantando en el aire, mientras se la bajaba deslizándose. La esquivé de nuevo, pero esta vez volvió con un movimiento para apuñalar mi estómago. Apenas logré capturar su muñeca con ambas manos, parando la punta de la hoja justo antes de que punzara la piel. Ella siguió adelante con todas sus fuerzas restantes, y poco a poco comenzó a ganar. Apretando los ojos para cerrarlos, me puse en contacto con mis poderes y sujeté el agarre de ella. Mi energía fluyó hacia su cuerpo, tomando el control de ella. Mira dejó escapar otro grito torturado que resonó por toda la casa. Luchó conmigo, tratando de empujar hacia fuera, pero estaba demasiado débil. No había querido hacer esto, pero ella no me había dejado otra opción. Poco a poco, conseguí alejar la hoja unas pulgadas de mi estómago antes de que fuera capaz de arrancarlo de sus manos.

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Para mi sorpresa, ella recuperó la fuerza suficiente para agarrar la parte delantera de mi chaqueta y lanzarme por la habitación, donde me estrellé contra las estanterías. Una cascada de libros cayó sobre mi cabeza y los hombros mientras me empuja hacia arriba en una posición sentada. —¡No! —gritó ella, con la cara retorcida de rabia y miedo. Miré hacia abajo al ver que yo estaba sentado en el lugar exacto en que ella había estado de pie unos pocos minutos antes—. Tú no la tocarás. Mira levantó sus dos manos y enormes bolas de fuego explotaron a la vida. Se tejieron alrededor de su cuerpo lo suficientemente rápido como para que sus manos bailaran ligeramente con la brisa aumentando. Sus ojos brillaban con una luz más brillante, pero ella parecía volverse aún más pálida. Iba a derrumbarse de cansancio pronto, pero estaba dispuesto a apostar que tenía suficiente fuerza para destruirme primero si quería. Podía tomar posesión de ella otra vez, pero no conseguiría deshacerme de la rabia que ardía en ella. Esto no la haría deshacerse de estos enemigos. —Mira, estamos solos en esta habitación. ¿A quién crees que estoy amenazando? El brillo se atenuó ligeramente de sus ojos, y miró como si yo inesperadamente le hubiera dado una bofetada. —Calla está aquí —susurró con voz temblorosa—. Él va a lastimar a Calla. Yo nunca había oído el nombre antes, pero por alguna razón hizo que mi corazón tartamudeara. El miedo de Mira llenó la habitación, alejando el hambre por un momento. Quien sea que fuera Calla, dominaba las inquietudes de Mira. Su miedo por Calla fue suficiente para hacerla amenazar a la misma gente en la que más confiaba en el mundo, incluido yo mismo. —¿Quién es Calla? Mira levantó una mano hasta la cabeza, la cual temblaba como si tratara finalmente de borrar el alboroto que rodeaba sus pensamientos. Una par de lágrimas corrieron por sus mejillas y su otra mano comenzó a temblar. Las bolas de fuego desaceleraron en su camino alrededor de su cuerpo. —¿Quién es Calla, Mira? —Es mi hija —susurró con voz entrecortada—. Por favor, Danaus, no lastimes a mi hija. Me quedé mirando a la Nightwalker, temeroso de hablar. Mira una vez me dijo que había tenido una vida antes de ella haber vuelto a renacer como una Nightwalker. Nunca se me

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había ocurrido que ella pudiera haber de hecho tenido una hija. Y ahora mismo, no quería ser el que le dijera que su hija había muerto hace siglos. Poco a poco, crucé la habitación y me puse delante de la Nightwalker con quien había luchado y me había protegido. Llegando por encima de las bolas de fuego que habían dejado de moverse, tomé su cara con ambas manos, secándole las lágrimas con mis pulgares. Ella temblaba a mi tacto, pero no trataba de alejarse mientras la obligué a mirar hacia arriba a mí. Podía ver el dolor en sus grandes ojos color lavanda. Tuve que preguntarme si el hambre la estaba volviendo loca. No tenía sentido que se negara a comer. Mi presencia no le había impedido alimentarse en el pasado. ¿Por qué debería ahora? A menos que hubiera alguna razón más oscura para su renuencia. —Mira, ella se ha ido —murmuré, tratando de poner el mayor cuidado posible—. Calla se fue hace siglos. Ella era tu hija humana y ha muerto ya. Está segura lejos de Nerian y del alcance de cualquier otro Naturi. —Pero… —Ella no está aquí —continué. Mi mano izquierda retiró y empujó un poco de cabello rojo de su cara—. Lo siento. Estamos sólo tú y yo, solos en este cuarto. Ningún Naturi. Ninguna Calla. —¡Yo los vi! —No, no lo hiciste. Eran sólo alucinaciones. No te has alimentado por varios días. Puedo sentirlo. Necesitas alimentarte antes de que lastimes a alguien o a ti misma. Mira parpadeó y la confusión llenó su mirada. El miedo que la había llenado parecía estar eliminado y el hambre se puso a la vanguardia de nuevo. Dio un respingo a su repentino regreso, pero podía sentirla empujándola hacia atrás. En un momento, ella había jurado que nunca se alimentaría de mí y curiosamente le creí cuando hizo esa promesa. Ella se moría de hambre ahora, pero yo sabía que no me mordería si estaba dentro de su poder el no hacerlo. Sin embargo, creo que la decisión estaba deslizándose lentamente de su control. —¿Danaus? —susurró—. ¿Qué es lo que me pasa? —Necesitas alimentarte. Gabriel está aquí. O puedes ir a la ciudad y cazar. Tienes que hacer algo antes de que mates a alguien. —No puedo —dijo antes de soltarse de mi agarre. Las bolas de fuego se extinguieron al instante, parecía sumir a la habitación con poca luz en la oscuridad.

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—Esto no puede continuar —dije, incapaz de creer que estuviera discutiendo con ella realmente para que se alimentara de alguien. Sin embargo, la alternativa era peor. Una Mira muerta de hambre era infinitamente peor para esta ciudad y el mundo. Era alucinante, su mente en espiral hacia la paranoia y la locura. Di un paso hacia ella mientras tropezaba con su escritorio. Cogió su teléfono celular de la cima de la mesa y rápidamente marcó un número. —Te necesito —dijo en voz baja—. No puedo esperar más tiempo. No pareció como si esperara una respuesta antes de colgar el teléfono. Comencé a caminar hacia la Nightwalker, desesperado por convencerla de que necesitaba alimentarse cuando se produjo un sonido suave en el aire cerca de la puerta. Miré hacia arriba para encontrar a Ryan parado allí en su habitual traje gris, mientras su cabello de color blanco puro rozaba sus hombros. Sus ojos de dorados se posicionaron en mí antes de que mirara a Mira. —¿Qué estás haciendo aquí? —exigí, repentinamente enfadado con su presencia en la casa de Mira. El brujo se suponía que estaba ya en Inglaterra, no permaneciendo todavía en Savannah. Esto posiblemente no podía ser una buena señal. —Estoy aquí para ayudar a Mira —dijo con una sonrisa. —Vete, Danaus —ordenó Mira en una voz firme y fría. —No me voy a ir —respondí, comenzando a levantar la voz—. ¿Qué está pasando aquí? —Creo que la dama dijo que te fueras —dijo Ryan, su sonrisa cada vez mayor. Con un movimiento leve de su mano, mágicamente Ryan me levantó de mis pies y me tiró en el pasillo abierto. Detrás de mí, las puertas dobles a la biblioteca se cerraron de golpe, enviando al ruido resonando por toda la casa. Mira estaba a solas con Ryan, y no había manera de que pudiera detener lo que el brujo había planeado para ella.

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Capítulo 26 Traducido por: Masi Corregido por: esmeralda38

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e paseaba como un tigre enjaulado, mis pasos eran amortiguados por la alfombra persa que recorría todo el largo del pasillo. Después de recuperar mis pies, había intentado abrir las puertas y entrar a

empujones de vuelta en la habitación, pero éstas habían sido selladas por arte de magia. No estaba consiguiendo entrar de nuevo en la habitación en la que Ryan se había visto con Mira. El brujo de alguna manera había usado a la gente sin su conocimiento. Carismático y profundamente manipulador, Ryan siempre parecía conseguir exactamente lo que quería con tan poco compromiso por su parte como fuera posible. Cuando entró majestuosamente en Themis hacía siglos, yo había estado contento de que los investigadores siguieran su oferta. Estaban buscando información sobre el ocultismo y nada parecía ser más oportuno que un poderoso brujo ofreciendo el brindarles la información confidencial que buscaban. Al final, ¿qué me importa a quién eligieran como su líder? Siempre y cuando tuviera la oportunidad de cazar Nightwalkers y purgar la tierra de su mal, no me importaba quien estaba manejando Themis. Pero debería haberme importado. Durante dos siglos, vi como Ryan utilizaba y manipulaba a las criaturas para su propio beneficio, pareciendo que las aspiraba dejándolas secas hasta que no eran más que cáscaras ahuecadas de odio y miedo. El brujo alimentó mi propio odio hacia los Nightwalkers, nunca considerando desilusionarme por algunas de mis creencias más erróneas acerca de la especie. Mi propio odio ardiente sólo sirvió para cegarme y estrechar aún más el dominio que Ryan tenía sobre mí. Su propio verdugo personal. Y ahora el brujo de ojos dorados había puesto su mirada sobre la Fire Starter, una de los más poderosos Nightwalkers que existían. No podría tenerla. No permitiría que Ryan utilizara a Mira de la misma manera que me había utilizado a mí. Era lo suficientemente poderoso solo. No necesitaba que Mira luchara a su lado. Girándome de vuelta a las puertas, apreté los dientes y me preparé para poner el hombro en la gruesa madera, cuando oí el suave ruido metálico de una cerradura siendo abierta. Una de las puertas se abrió silenciosamente y se quedó quieta. Fui dando tumbos hacia

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delante y empujé ambas puertas para que se abrieran. Ryan se dejó caer pesadamente en una de las sillas, su piel tenía una tonalidad enfermiza de blanco. La corbata había sido aflojada y el lado izquierdo de su cuello estaba desnudo. Mira se apoyó en la parte frontal de la mesa, sin color en su pálido rostro. La bruma roja que había llenado la casa finalmente se había desvanecido, con el hambre de Mira satisfecha por fin. Y, sin embargo, los círculos bajo sus ojos parecían más oscuros ahora, con el color en su rostro, y sus dedos estaban templando todavía. Con un gruñido bajo, agarré las solapas de la chaqueta de Ryan y lo levanté de la silla de un salto. —¡Cualquier cosa que estés haciendo tiene que parar! —grité, dándole una fuerte sacudida. —Él me está ayudando —dijo Mira, colocando una mano sobre mi hombro. —Él no te está ayudando —le espeté, mi mirada nunca vaciló del brujo. Si bien no estaba abiertamente sonriéndome, pude ver la risa en sus ojos—. Ryan no ayuda a nadie sino a sí mismo. —A lo mejor ayudar a Mira es lo que más me interesa —ronroneó Ryan. Bufé en respuesta, apretando los puños en el material de su chaqueta. Estaba preparado para lanzar a Ryan a través de la ventana más cercana si pensara por un momento que pudiera. —Necesito su ayuda —dijo Mira. Su mano me apretó el hombro, y fue una lucha con caso omiso. —Está haciendo que dependas de él —argumenté—. No beberás de nadie más y estarás dispuesta a morirte de hambre hasta que finalmente puedas volver a su lado. ¿Qué sucederá cuando él regrese a Themis? ¿Iras arrastrándote detrás de él como el perro faldero que quiere que seas? —No es así —dijo Mira, liberándome de repente. —No, todavía no, pero lo será —le dije. Tiré de vuelta a Ryan en la silla, haciéndole deslizarse hacia atrás varias pulgadas por mi voz alta—. ¡Fuera de aquí! No vuelvas nunca más. Ryan me sonrió, sus ojos brincando de risa. —Como quieras —respondió él, y luego desapareció. —¡No! —gritó Mira. Ella pasó junto a mí, para alcanzar el brujo, pero se quedó con sólo aire libre—. ¿Qué has hecho? —exclamó, volviendo su horrorizada mirada hacia mí—. No lo entiendes. Lo necesito.

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—No necesitas su ayuda —dije con firmeza, ayudando a Mira a ponerse de nuevo sobre sus pies de donde estaba arrodillada ante la silla vacía. —Sí, lo hago. Él me está dando mi única ventaja sobre Aurora —sostuvo categóricamente con las lágrimas llenando sus ojos. —¿De qué estás hablando? —Le dije. Mira sólo miró hacia otro lado mientras trataba de caminar hacia la mesa. Agarré sus dos brazos y la abracé delante de mí—. ¿Cómo? ¿Qué clase de ventaja te estaba dando? Pero la Nightwalker se negó a responderme. Se negó a encontrar mi mirada, haciendo que mi pecho se cerrara como si fuera apretado de pronto por un tornillo. —Mira, no te está ayudando —continué cuando se negó a hablar—. Lo que está haciendo es destruir tu mente. Desde que llegó a la ciudad, has estado viendo y oyendo cosas. Atacaste a Tristan, acusándolo de traición, cuando no hay nadie que podría ser más leal a ti. —Hay riesgos con cada cosa en este mundo —dijo, mirando por encima de mi hombro—. Vale la pena el riesgo. —¡No! —grité—. Te está destruyendo. Vas a herir a alguien importante para ti o a ti misma si esto no para. Tampoco puedes arriesgarte a estar bajo el control de Ryan. ¿No es suficiente que ambos, Jabari y yo, tengamos poder sobre ti? ¿Estás realmente segura que quieres tener otro sujetando tu correa? —¡No! ¡Yo no quiero esto! —gritó, su compostura estaba fragmentándose delante de mí—. Pero es sólo temporal. Una vez que matemos a Aurora, se habrá terminado. Ryan y yo iremos por caminos separados. —¿Y cuánto tiempo llevará eso? No hemos visto ninguna señal de Aurora desde Machu Picchu y lo más probable es que se mantendrá oculta, mientras intenta encontrar una manera de tratar contigo y Cynnia. Este acuerdo con Ryan no puede durar todo ese tiempo. —Tengo que hacerlo —murmuró Mira en voz baja. —¿Danaus? —preguntó una voz suave a mi izquierda. Mira y yo miramos al mismo tiempo para encontrarnos a Lily de pie en la puerta. Sentí que Mira se encogía al ver a la chica y parecía dibujarse en sí misma en el dolor. —¿Calla? —murmuró Mira con voz jadeante. La Nightwalker fue dando tumbos hasta su lado, tratando de llegar a la chica. Por suerte, yo estaba todavía sujetando los brazos de Mira y me las arreglé para detenerla antes de que pudiera dar un paso más hacia la

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joven—. ¡Calla! —exclamó otra vez en voz más alta, mientras trataba desesperadamente de retorcerse fuera de mi agarre. Mi única gracia salvadora fue el hecho de que Mira todavía no estaba con su fuerza o nunca habría sido capaz de sujetar su espalda. —No es Calla —dije con firmeza, forzando a Mira a que me mirara mientras le daba la espalda a Lily. —¡Pero lo es! —dijo Mira, sacudiéndose en mi agarre en un intento de mirar a mi alrededor y a la chica otra vez—. ¡Mírala, Danaus! Es Calla. —¡No es Calla! Calla está muerta. Tú lo sabes. —Estreché mi agarre sobre Mira hasta el punto de dejar moretones, finalmente conseguí que buscara mi mirada. —Piensa en ello, Mira. Sabes que Calla se ha ido de este mundo. Lo siento, pero es la verdad. —Pero…‖—gimió. —Esa es Lily. Accedió a ayudarnos. —¿Danaus? —repitió Lily, con voz cada vez más insegura. —Está bien, Lily. Esta es Mira, una amiga mía. Ella está muy enferma en este momento — expliqué mientras veía que la esperanza lentamente desaparecía de la expresión de Mira sólo para ser sustituida por el dolor y una creciente confusión. Su mente volvió a mí durante el momento. La sangre de Ryan podía haber saciado su hambre, pero no para curar cualquier daño que estuviera siendo hecho en su mente. —¿Puedo ayudarte? —preguntó Lily. —Ahora no —dije—. Regresa a la cocina con Gabriel y los demás. Me reuniré contigo allí pronto. —Me estaba preguntando si estaría bien si subiera con Tristan a la planta de arriba. Iba a mostrarme el juego de ordenador con el que está teniendo problemas. ¿Puedo? —preguntó titubeante. Fruncí el ceño, no del todo a gusto con la idea de que Lily estuviera a solas con Tristan. Era una chica joven y vulnerable que había pasado por suficiente cosas. No la traje aquí para ser un aperitivo para un Nightwalker. —Ella está a salvo conmigo —dijo Tristan, para mi sorpresa. Ni siquiera lo había oído acercarse. Mi mente estaba demasiado llena de Mira y su estado de deterioro—. Ella es un huésped en esta casa. Además, sé lo que eres capaz de hacer.

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—Está bien, Lily. Ve con Tristan —dije, con algo de tensión disminuyéndose en mis hombros. Supe el momento en que Tristan y Lily desaparecieron por la puerta porque Mira se relajó en mis manos. Al final, dirigió sus torturados ojos hacia mi cara. Me sumergí en su mente para encontrar un lío de pensamientos fracturados. Sin embargo, la Nightwalker estaba de pie en medio de todo esto, lúcida por el momento. —No entiendo. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué sigo viendo estas imágenes? ¿Son fantasmas? —preguntó Mira. —No lo creo —suspiré. Los fantasmas eran una idea más atractiva que la amenaza de locura que yo le ofrecía—. La sangre de Ryan está haciendo algo a tu mente o algo ha encontrado una manera de afectar a tus pensamientos. De cualquier manera, tienes que parar de alimentarte del brujo. —¡No puedo! —argumentó, saliendo de mi agarré flojo—. Es mi única ventaja en contra de Aurora. —Mira se sujetó la cabeza con ambas manos y dejó escapar un gemido mientras luchaba con los demonios que se peleaban por obtener el control de ella ahora. —Esto no puede continuar. —Pero‖Aurora…‖ Dando un paso hacia adelante, cogí a Mira en mis brazos. —Creo que podría haber otra solución —le dije—. La Nightwalker no trató de salir de mis brazos. Para mi sorpresa, en realidad se acurrucó contra mí, todavía sujetando su cabeza. Podía sentir su cuerpo caliente empezando a enfriarse, como si aquello que fuera el calor que había adquirido de Ryan se estuviera disipando rápidamente. Marchando a través de la casa, le lancé a Gabriel una única mirada hacia donde estaba sentado a la mesa en el rincón del desayuno. El otro hombre se había ido, posiblemente para conseguir pizza. —¿A dónde vas? —exigió Gabriel mientras yo abría de golpe la puerta de atrás. —A ver a alguien que podría ser capaz de ayudar a Mira. Mantén un ojo sobre Lily por mí —le contesté antes de salir de la casa, dejando que Gabriel cerrara la puerta detrás de mí. Por desgracia, no llegué muy lejos. Acababa de depositar a Mira en el asiento trasero del coche y cerrado la puerta cuando la puerta de la cocina se abrió y Lily llegó corriendo hacia la parte trasera del coche. Debía de haber oído cerrarse la puerta o haber mirado por la ventana. —¡Espera! ¡Espérame! —exclamó.

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—Quiero que te quedes aquí con Gabriel y Tristan —le dije con calma, colocando una mano sobre su hombro delgado—. Tengo que llevar a Mira para que vea a alguien que podría ser capaz de ayudarla. Lily se retorció fuera de mi alcance, dando un paso hacia atrás desde el coche. —Dijiste que me protegerías. —Gabriel y Tristan te mantendrán segura. No iré lejos —repliqué, sintiéndome culpable por minuto. Yo le había prometido que iba a mantenerla a salvo y ahora la estaba abandonando con un guardaespaldas humano y un Nightwalker. —¿Crees que no he oído eso antes? —Se burló, poniendo sus manos en las caderas—. Déjame aquí y no estaré cuando regreses. Fruncí el ceño hacia abajo mirando a la adolescente y ella me fulminó con la mirada en respuesta. No podía correr el riesgo de su ejecución cuando Mira y yo, todavía la necesitábamos. También ella estaba arriesgando su propia vida con la posibilidad de caer en manos de Gaizka. Además, ella no era la responsabilidad de Tristan y Gabriel. Era la mía. —Haces exactamente lo que digo o te meteré en el maletero para tu propia protección —la amenacé, pero Lily no me hizo caso. Ella dio un pequeño excitado salto y corrió hacia la puerta del copiloto. Metiendo la mano en mi bolsillo trasero del pantalón, saqué mi teléfono móvil justo antes de deslizarme detrás del volante. Después de mi llegada inicial a Savannah, había tropezado con una bruja local que me ha proporcionado valiosa información sobre el funcionamiento del dominio de Mira. Ella no había estado demasiado emocionada con ayudarme hace meses y no tenía la sensación de que creyera que, en realidad, había sobrevivido cuando me enfrenté cara a cara con la Fire Starter. —LaVina, soy Danaus —espeté tan pronto como ella contestó el teléfono—. Te llevo a alguien que necesita tu ayuda. —Colgué el teléfono antes de que pudiera responder y puse en marcha el coche. Sólo esperaba que ella pudiera ayudar. Mira no iba a durar mucho más tiempo como estaba.

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Capítulo 27 Traducido por: Virtxu Corregido por: esmeralda38

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a pequeña casa blanca de dos pisos se asentaba en medio de un campo a casi una milla de la carretera. Los robles rodeaban la casa, ocultándola a la vista con sus ramas de hojas gruesas. Lily se movió en su asiento, cada vez

más incómoda cuánto más nos acercamos a la casa. La noche estaba nublada, bloqueando cualquier luz de la luna, dejando la zona envuelta en densas tinieblas. —¿De quién es esta casa? —preguntó Lily mientras yo aparcaba. —Su nombre es LaVina y ella es una bruja de la suerte —le contesté mientras desenganchaba mi cinturón de seguridad. —¿Qué significa eso? —exigió Lily mientras se quitaba lentamente el cinturón de seguridad también. —LaVina está especializada en vudú, pero ha extendido sus prácticas a las diversas formas de magia de la tierra y de la sangre. Hace varios meses, ella me ayudó a localizar a Mira —expliqué, y luego me bajé del coche antes de que ella pudiera hacer su siguiente pregunta. Lily me siguió mientras yo recogía a una silenciosa Mira del asiento trasero y la llevaba hasta la escalinata. Los viejos tablones de madera del porche crujieron bajo nuestro peso combinado, anunciando nuestra llegada. La puerta principal se abrió, revelando a una vieja negra tan delgada como un esqueleto con el pelo gris peinado de nuevo en un moño. Su mano huesuda estaba envuelta alrededor de la manija de la puerta de tela metálica, manteniéndola cerrada. —No debías haberte preocupado con tanta rapidez —criticó ella en un pesado acento del sur—. Te dije que no te molestaras en venir. —Sólo échala un vistazo —le dije, ignorando su comentario. No me iría de aquí. —¿Qué se supone que tengo que hacer con un vampiro enfermo?

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—Ella ha estado bebiendo de un brujo —le dije rápidamente, con la esperanza de despertar su curiosidad—. Ha estado oyendo y viendo las cosas. Los fantasmas de su pasado. Savannah necesita a Mira. Tú lo sabes. No va a durar mucho más tiempo si sigue así. —¡Bah! —Se burló ella, frunciendo el ceño bajo las comisuras de su boca—. ¿Quién es la joven? —Lily. Una amiga. LaVina nos miró por unos segundos antes de que finalmente girara la manija de la puerta y arrastrara los pies en la casa, dejándonos seguirla. —¿Danaus, estás seguro de esto? —Preguntó Lily en voz baja mientras daba un paso atrás. —Todo estará bien —dije, levantando una esquina de la boca en lo que yo esperaba que pareciera una sonrisa tranquilizadora—. ¿Qué tiene de malo? ¿Ves algo? —No, y ese es el problema. Ella no tiene aura —dijo Lily en voz baja. Me extrañó lo suficiente como para hacerme parar, pero no lo suficiente como para dejar de abrir la puerta. Mira necesitaba ayuda y LaVina era mi única opción en este momento. Yo sólo podía esperar que tal vez la niña estuviera cansada y posiblemente confundida. O tal vez LaVina era lo suficientemente poderosa como para ocultar su aura de los demás. De cualquier manera, realmente no tenía importancia. Yo estaba desesperado. —Sólo quédate cerca de mí —le dije cuando entré en la casa. Lily se apresuró a obedecer, mientras me seguía lo suficientemente cerca como para tropezar conmigo cuando de repente me detuve fuera de la sala de estar. Con las manos en las estrechas caderas, LaVina miró a Lily, chasqueando la lengua hacia la muchacha. —Eres un poco pilluela. ¿Necesitas algo de comer? Déjame que te consiga algo. —Está bien. Gabriel está haciendo un poco de pizza. Comeré cuando volvamos con Mira —dijo Lily rápidamente. —Eso no es comida para una niña de tu edad. Necesitas un poco de comida casera real y no vas a conseguir eso con un puñado de vampiros —argumentó LaVina con un gesto despectivo hacia Mira, que yacía inerte en mis brazos. —Está bien, LaVina. No puedo quedarme mucho tiempo. Sólo necesitamos que le eches un vistazo a Mira —la interrumpí.

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—Muy bien. Bien. Lo haremos a tu manera —dijo la anciana, echando los brazos hacia arriba—. Sígueme. Suprimiendo un suspiro de alivio, seguimos a LaVina por un conjunto limitado de escaleras de madera hacia su sótano. La vieja bruja agitó la mano mientras bajaba las escaleras, causando que decenas de velas se encendieran. Para mi sorpresa, Mira dejó escapar una risita baja mientras ella levantaba la mano. Todas las velas se apagaron de nuevo, sumergiendo al sótano de nuevo en una completa oscuridad. —Oh, por lo veo el cuerpo está despierto —dijo LaVina mientras encendía las velas de nuevo. —Lo siento, LaVina —dije, bajando las últimas escaleras hasta el piso de tierra—. Mira, no ha pensado con claridad en los últimos días. —Muérdeme Danaus —dijo Mira mientras ella finalmente comenzó a agitarse en mis brazos. —Sólo tienes que dejar a la sanguijuela en el suelo por allá —dijo LaVina, agitando una mano hacia la pared del fondo mientras jugueteaba alrededor de una mesa de trabajo cubierta con toda clase de extrañas posibilidades y fines. Dejé a Mira en el suelo con su espalda contra la pared de hormigón y enfrente a la mesa donde estaba LaVina estaba ocupada reuniendo todo lo que necesitaba. Yo me quedé cerca de Mira, mientras que Lily se sentó en las escaleras, negándose a entrar más lejos en el pequeño sótano, claustrofóbico. No había ventanas y las paredes estaban cubiertas de todo tipo de símbolos, ninguno de los cuales pude identificar. El aire era rancio, lleno del olor rico de la tierra, flores secas, y una pizca de incienso. Debajo de todo ello había también un ligero olor a sangre seca. Criaturas habían sido sacrificadas en este pequeño refugio de clausura del mundo moderno. LaVina tarareaba una melodía sin nombre para sí misma mientras encendía un poco de incienso y sacaba pequeñas botellas de líquidos desconocidos y fragmentos de plantas. Abriendo la puerta de una jaula de madera vieja, la vieja bruja metió la mano dentro y rápidamente la sacó de nuevo, con un pequeño pájaro en su mano. Con una velocidad y facilidad producida por los años de experiencia, tomó una hoja pequeña de la mesa y cortó la cabeza de la criatura antes de que pudiera si quiera chillar. Rápidamente miró a Lily y se sintió aliviada al instante al ver que ella estaba mirando hacia mí y Mira en lugar de a la bruja. Ella no tenía por qué estar expuesta a más violencia y muerte de lo que ya había estado.

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Estaba empezando a pensar que traerla aquí había sido un grave error. LaVina era la mayor excéntrica. Cuando la había visto la última vez, ella había estado desnuda en un anillo de fuego en su patio trasero, con su cuerpo manchado con la sangre de un perro muerto, exigiendo a los espíritus de los muertos que le dijeran dónde debía ir para cazar a la Fire Starter. Puede que no sea un creyente de sus métodos, pero la noche siguiente, por fin encontré a Mira e iniciamos nuestro viaje juntos. —Buena tierra—murmuró de pronto Mira, rompiendo el silencio que había dominado, sin contar el suave tarareo de LaVina. Miré hacia abajo a la Nightwalker para encontrarla cavando surcos en la tierra con los dedos de su mano derecha. Cogió un puñado y lo dejó caer entre sus dedos entreabiertos. Su cabeza subió y miró a LaVina por primera vez—. Esta no es tierra de Savannah —aventuró—. ¿Peruana? LaVina dio un par pasos lentos hacia la Nightwalker, con la frente arrugada por la sorpresa y sus dedos manchados de rojo. —Supongo que estás en lo correcto —respondió ella en voz baja—. Algo de esta tierra fue enviada desde el Valle Sagrado de Perú. También algo fue traído desde el Bosque Negro en Alemania y de las Montañas Azules de Jamaica. Fuertes puñados de tierra para lanzamientos de hechizos. Pero me sorprende que pudieras decir tal cosa. Mira se encogió de hombros mientras dejaba caer el último grano de tierra de nuevo a la tierra. —Como he dicho, es tierra buena. He dormida cubierta de tierra peruana. —Pero aún así —presionó LaVina mientras ella se acercaba—. Ningún Nightwalker debería ser capaz de sentir una cosa así. Todos los Nightwalkers pierden su conexión con la tierra después del renacimiento. —Sí, bueno, yo soy especial —dijo Mira, encrespando sus labios de tal manera que sus colmillos brillaron brevemente. No hizo falta el sarcasmo que rodeaba cada sílaba de esa declaración. Para mi sorpresa, LaVina se arrodilló en el suelo junto a Mira y apretó la barbilla de la Nightwalker, entre dos delgados dedos. Ella inclinó la cabeza de Mira para arriba, mirando a sus ojos lavanda mientras una vez más chasqueaba la lengua. —Tú, hija mía, nunca debiste haber vuelto a nacer como una Nightwalker. —No me digas —dijo Mira sarcásticamente mientras trataba de volver su cabeza, pero LaVina sacudió la cabeza de Mira de nuevo hacia su cara. —Fuiste destinada a grandes cosas —continuó LaVina—. Ser una Nightwalker puede haber retrasado, si no haber destruido completamente esas cosas. Tan triste.

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—¿De qué estás hablando? —Le pregunté cuando Mira se quedó mirando en silencio a la vieja bruja. —No hay nada concreto —dijo LaVina rápidamente, liberando la cara de Mira—. Sólo sueños inútiles y pesadillas no cumplidas. Usando la sangre que todavía estaba en sus dedos, ella trazó un símbolo en la frente de Mira lo que causó que un nudo se formara en mi estómago. Conocía unos pocos símbolos antiguos de mis viajes, y éste se sentía positivamente antiguo. Más antiguo que los paganos, más antiguo que Mesopotamia, más antiguo que la mayoría de las civilizaciones que se habían arrastrado a través de la Tierra. El monstruo que vivía envuelto alrededor de los restos de mi alma retrocedió ante vista y se arrastró por mi piel. Aunque no podía nombrar la fuente del símbolo, algo me dijo que estaba mirando la marca original para el caos. La energía chisporroteó en el aire alrededor de LaVina y Mira, cuando la vieja bruja empezó a hablar en una lengua que nunca había oído antes. Mis oídos empezaron a sonar y el aire comenzó a crecer demasiado espeso para introducirlo en mis pulmones. Pensé que pronto comenzaría a asfixiarme. Mira estaba tan quieta como la muerte, mientras que LaVina trabajaba su magia, con sus ojos cerrados, pero un rayo de luz lavanda todavía brillaba debajo de sus pestañas. No me gustaba esto. —¿LaVina? —Presioné, tocando el brazo de la mujer. La bruja detuvo de inmediato lo que estaba haciendo y me sonrió. Ella puso su mano en la mía y la ayudé a levantarse de nuevo. Se dirigió de nuevo hacia la mesa donde ella jugueteó un poco con algunos de los objetos invisibles. —Por lo tanto, dices que esta Nightwalker ha estado bebiendo de un brujo —dijo ella, cambiando de tema a la verdadera razón por la que había acudido a ella en primer lugar. Estuve tentado de volver a nuestro tema anterior, pero decidí dejarlo pasar. Era más importante tener a Mira bien y sana de nuevo. —Sí. —Suspiré. —¿Uno poderoso? —preguntó ella, mirándome por encima de su huesudo hombro. —Muy poderoso. —Hmmm…‖ —dijo, lentamente volviéndose de nuevo. Se inclinó contra la mesa y cruzó los brazos sobre ella—. ¿Sabías que los diferentes tipos de sangre afectan a los Nightwalkers de diferentes maneras?

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—No me sorprende —dije, empujando mis manos en mis bolsillos traseros—. La sangre de los Naturi es venenosa para los Nightwalkers. —En ese mismo sentido, algunos Nightwalkers no pueden beber la sangre de los Cambiaformas. Son demasiado cercanos a los Naturi, y hace que se enfermen durante varias noches seguidas. —Mira puede beber la sangre de los Cambiaformas —repliqué, recordando la comida especial de Mira con el licántropo Nicolai en Venecia. —Hmmm —dijo de nuevo con un movimiento de cabeza—. No estoy sorprendida por eso. Para algunos, la sangre de los Cambiaformas puede hacer que un Nightwalker sea más fuerte temporalmente, aumentar sus sentidos, y satisfacer más su sed. Sin embargo, la sangre de un poderoso brujo o bruja no hace ninguna de esas cosas. —¿Entonces por qué la beben? — preguntó Lily. Miré por encima del hombro para encontrarla levantándose y caminando hasta el último escalón. —Debido a que puede tener efectos especiales —dijo LaVina, sonriendo a la niña. —¿Cómo qué? —Preguntó Lily. —No lo sé. ¿Por qué no nos lo dice, Mira? —Pregunté, volviendo la atención hacia la Nightwalker. Mira había bajado la cabeza y volvía a pasar sus dedos a través de la tierra. Se negó a mirarme, pero había una nueva rigidez sobre sus hombros. —Vete al infierno, Danaus —murmuró. —Oh, piensa en ello —le reprendió LaVina—. Debilidad, manos temblorosas, círculos bajo los ojos. En el fondo, Mira sigue siendo humana. —Ella no está durmiendo —murmuró Lily. Mi mirada se sacudió de la adolescente a la Nightwalker. Sus hombros se desplomaron ahora como si estuviera escondiéndose de mí. ¿Podría ser algo tan simple como no dormir? —Eso no es posible —le dije, fijando la mirada en Mira—. No puede estar despierta durante el día. Los Nightwalkers no pueden estar despiertos durante el día. —La sangre de Ryan es especial —admitió Mira en voz baja—. Bebo de ella y puedo permanecer despierta durante el día. —¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que dormiste? —Exigí. —Lo necesito —dijo Mira, apretando los puños en la tierra—. Es mi única ventaja frente a Aurora. ¿Qué pasa si envía a alguien por mí durante el día?

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—¿Desde cuándo? —Repetí. Mira se levantó de modo que ahora estaba frente a mí, con los puños apretados a su lado. —¡Ella va a venir a por mí durante el día! No voy a estar indefensa ante ellos. —¿Cuánto tiempo ha pasado? —Grité de vuelta, dando un paso hacia ella. —¡Diez días! —Gritó a su vez, con lágrimas resbalando por sus mejillas—. ¡No he dormido en diez días! Andando lejos de Mira, me metí las manos por el pelo, pero me las arreglé para sostener mi lengua cuando vi a Lily mirarme fijamente. Diez días. Los seres humanos son conocidos por alucinar después de sólo unos pocos días sin dormir. Los vampiros son criaturas resistentes, pero también su mente no podía soportar ese largo período de privación. James había mencionado que Mira estaba despierta durante el día, pero nunca se me ocurrió que ella nunca dormía. Había pensado que sólo se despertaba temprano en la noche o tal vez permanecía despierta un par de horas después de la salida del sol, no que se mantuviera despierta todo el día. —¿Cuánto tiempo creíste que podrías seguir con esto? —La pregunté, perdiendo el tenue control sobre mi temperamento. —Meses, si tengo que hacerlo. Cueste lo que cueste —me gritó. —Dejándote a merced de Ryan. —Mejor a merced de un brujo que está tratando de ayudarme a vencer a los Naturi que a merced de toda una raza que quiere verme muerta. —¿Crees que Ryan es una opción mejor que los Naturi? —Por supuesto que lo es. —Ryan no se preocupa por tí —gruñí, dando un paso más cerca de ella—. Él sólo se preocupa por la forma en que pueda utilizarte. Eres un miembro del Aquelarre. Eras uno de los vampiros más poderosos de todo el mundo. ¿Cómo se te ocurre pensar algo tan estúpido como que él te esté protegiendo porque se preocupa por tí? —Bien, tal vez no se preocupa por mí, pero al menos no quiere que los Naturi tengan éxito en la erradicación de la humanidad. ¡Por lo menos tenemos eso en común! Mantenerme con vida ayuda a ese objetivo. No podemos dejar que los Naturi ganen. —No quiero que los Naturi ganen tampoco, pero esto no es la mejor manera de vencerlos. —Ellos van a venir tras de mí otra vez.

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—Ya lo sé —murmuré. Lo sabía al igual sabía que el sol iba a salir en unas pocas horas y que Gaizka vendría a cazar el resto de mi alma. Pequeñas cosas inevitables de las que no podemos escapar. Una vez que Aurora haya reunido sus fuerzas, iba a venir tras Mira de nuevo y ella no pararía hasta que la Nightwalker hubiera sufrido un final atroz, insoportable. Si los Naturi ganaban, Mira se enfrentaría a una muerte horrible. —No dejaré que Aurora me tenga sin luchar. Ella va a venir durante las horas del día, cuando yo soy vulnerable. Me van a raptar otra vez y nadie será capaz de encontrarme. Ni siquiera tú con todos tus trucos de magia. Te juro que no voy a dormir otra vez hasta que Aurora esté muerta —prometió Mira. Me volví a mirar a LaVina, que estaba mirando Mira con atención. No tenía manera de ganar esta discusión con Mira. Ella estaba siendo completamente irracional, y en verdad, no podía culparla completamente. Los Naturi la habían capturado una vez ya en su larga vida y la sometieron a dos semanas de interminable tortura en un esfuerzo por romper su voluntad y usarla como arma. Pero su plan era defectuoso. —¿Cómo puedo hacer que ella vuelva a dormir de nuevo? —Pregunté, mirando a LaVina. —¡No! ¡No puedo! —Argumentó Mira, pero yo mantuve los ojos fijos en la vieja bruja. Después de un momento, ella se encogió de hombros. —Sólo haciendo que beba de otra persona que no sea ese brujo. La infusión de sangre fresca debe diluir el poder de los brujos, obligándola a dormir otra vez cuando salga el sol —dijo LaVina. —No voy a hacerlo, Danaus. Miré hacia abajo a Mira para encontrarla sentada sobre sus talones, con los brazos cruzados sobre su estómago como si estuviera tratando de protegerse a sí misma de mí. Tenía el ceño fruncido, pero no había perdido la desesperación en sus ojos. Me sentía atrapado. —Ryan te está utilizando —dije, tratando de encontrar la mejor manera de construir mi argumento—. Te está empujando hacia su lado. Pronto te forzará a hacer cosas horribles con el fin de conseguir su sangre. Tú eres más fuerte que esto. —¿Crees que no lo sé? —Me espetó, bajando los ojos al suelo de tierra—. Mi correa ya tiene suficientes dueños. No necesito otro. Al menos, no uno más de lo necesario. Pero también voy a hacer todo lo necesario para sobrevivir. No voy a dejar que los Naturi me cojan de nuevo.

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—Esta ruta pone en peligro la vida de otros —le dije. Dando un paso hacia adelante, me arrodillé ante Mira, ahuecando su rostro en mis manos. Su piel era fría y casi cerosa al tacto, como si la vida ya se hubiera filtrado fuera de ella—. Podrías haber matado esta noche a Tristan si no llego a llegar cuando lo hice. Si sigues mucho más tiempo sin dormir, alguien va a morir en tus manos. ¿Estás dispuesta a arriesgar la vida de Tristan? ¿O la de Gabriel? ¿O la mía, para el caso? —Había lanzado esto último como una broma, con la esperanza de traer una sonrisa a sus labios. En cambio, ella levantó la mano derecha y la puso contra la mía mientras sacudía la cabeza. —No —susurró. Su miedo era algo palpable en la sala, el cual parecía formar un capullo alrededor de nosotros. Lily y LaVina se escabulleron, y por un breve período de tiempo, se sentía como si yo estuviera finalmente solo en el mundo con Mira. Los Naturi se habían ido. El Bori era un recuerdo lejano. El Aquelarre era sólo un mal sueño. Froté los pulgares sobre sus altos pómulos, enjugándole una lágrima perdida. ¿Qué hago? Preguntó ella, utilizando la ruta mental que había recorrido tantas veces antes y que había comenzado a sentirse como la caricia familiar de un amante. Esta noche, vas a cazar y luego vas a dormir de forma segura durante todo el día conmigo velando por ti, respondí, con el mismo toque mental. La cabeza de Mira se levantó de modo que ella pudiera mirarme a los ojos, la sorpresa y la esperanza llenaban su expresión. Me quedé mirando sus pálidos labios entreabiertos, deseando poder ver bailar otra sonrisa irónica allí. ¿Lo harías? Preguntó ella. Te protegeré hasta que tú puedas protegerte, confirmé. ¿Esta noche? Durante todo el tiempo que me necesites. Mira volvió la cara y me dio un beso en la palma de mi mano izquierda, y luego miró hacia mí. —Muy bien. Me alimentaré de un humano y dormiré esta noche —dijo. —Ya era hora. —Suspiré. Una parte de mí se sorprendió de que yo estuviera recomendando a un Nightwalker que se alimentara. Pero entonces, yo había visto y sentido al caos que se produjo cuando ella no lo hizo. Era más seguro para todos los involucrados si Mira permanecía con su dieta de sangre humana.

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Poniéndome en pie, cogí la mano de Mira y la ayudé a levantarse también. Me volví para encontrar a LaVina apoyada en la mesa, mirándonos pensativa con el ceño fruncido. — Gracias por tu ayuda —dije. La vieja bruja resopló y desechó mi comentario. —No me necesitaste. No fui de mucha ayuda. Sólo necesitabas saber cómo poner algo de sentido común en alguien —dijo, señalando con la cabeza hacia Mira. —¿Por qué nunca te conocí? —Preguntó Mira cuando me puse a caminar hacia las escaleras. Pareció como si cada músculo de mi cuerpo se hubiera tensado en ese momento exacto. Mira, estaba teniendo uno de sus momentos de claridad y no era precisamente el mejor momento. Tenía la esperanza de escapar del lugar de LaVina antes de que ella comenzara a pensar en ello demasiado profundamente. —No voy mucho a la ciudad y ahí es dónde está tu dominio —respondió LaVina. —Mira, tenemos que irnos. Se está haciendo tarde y Lily está cansada —tercié yo, la Nightwalker ni siquiera miró hacia mí. Ella se limitó a seguir mirando a la bruja. —Y, sin embargo, Danaus te conoce. ¿Eres parte de Themis? —¿Su estúpida organización de los llamados investigadores? ¡Bah! Vaya disparate —dijo LaVina, me tuve que esforzar para no rodar los ojos. —El chico entró el verano pasado en la ciudad buscándote. Yo le señalé la dirección correcta. Fui a coger el hombro de Mira para que dejara de arremeter contra la vieja bruja, pero me detuve cuando Mira simplemente sonrió a LaVina. Una amplia sonrisa creció en su cara y la risa pareció brillar en sus ojos. Ella verdaderamente se divertía por la valiente honestidad de la bruja. —¿Usted quería que me matara? —Preguntó Mira. LaVina dio un resoplido nada femenino mientras se apartaba de la mesa, pero no dio un paso hacia nosotros. —Como si pensara por un segundo que él iba a hacer tal cosa. Mira dio una risa suave y negó con la cabeza mientras se volvía hacia la escalera. —Ten cuidado, bruja —dijo Mira en voz baja. —Tú también, vampiro —respondió LaVina.

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En el viaje de regreso a la ciudad el coche estaba en silencio, con Mira sentada en el asiento delantero a mi lado, mientras que Lily se sentó en la parte posterior. Regresamos a la casa de Mira para encontrar a Gabriel y a su compañero en silencio esperando que nosotros volviéramos. —Danaus, este es mi nuevo guardaespaldas, Matsui. —Mira me presentó al hombre asiático antes de que nos detuviéramos en la cocina al lado del desayunador. Asentí con la cabeza hacia el asiático y luego volví mi atención de nuevo a la Nightwalker. Iba a hacer que ella mantuviera su promesa de alimentarse esta noche, incluso si eso significaba que tenía que acompañarla en su búsqueda. —¿Cuál es tu plan? ¿Es necesario que vaya contigo? —Exigí. —No —dijo Mira, sacudiendo la cabeza—. Gabriel me va a ayudar esta noche. Es la opción más segura. Nunca le haría daño. —Mira —dijo Gabriel, poniendo la mano en el brazo de la Nightwalker—. ¿Qué está pasando? —Tengo que alimentarme. Necesito dormir finalmente y no puedo hacer eso si no bebo de un ser humano —dijo Mira, colocando su mano sobre la suya—. ¿Me ayudaras? —Gustosamente. —Mira, ¿qué pasa con Lily? Le prometí que iba a protegerla también —dije antes de que la Nightwalker pudiera salir de la habitación con su comida caliente. —Creo que tendremos una fiesta de pijamas después —dijo Mira, ladeando la cabeza ligeramente hacia el lado mientras miraba a Lily. La joven la miró escéptica, pero mantuvo sabiamente sus comentarios para sí misma—. Este es el lugar más seguro de la ciudad. Danaus estará conmigo durante el día, pero Gabriel y Matsui estarán allí para protegerte. Se te dará lo que necesites durante el día. Mañana por la noche, vamos a tratar de conseguir algo de ropa nueva y te instalaremos en la casa de la ciudad con Danaus. —¿Qué‖quieres‖decir‖con‖‚instalaremos‛?‖—Preguntó ella. Mira arqueó una ceja a la joven y cruzó los brazos sobre el pecho. —Daniel dejó un mensaje para mí. Dijo que un fugitivo vio al asesino. Estoy asumiendo que tú eres la fugitiva. Ahora estás con nosotros, lo que significa que te quedaras aquí por un tiempo. Por eso vas a necesitar ropa y algunas otras necesidades básicas. Vamos a ver eso mañana. —¿Me quedo contigo y Danaus? —Preguntó Lily, con su boca abierta en shock.

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—Si puedes tolerar estar en torno a un cazador de vampiros pomposo y un montón de vampiros —dijo Mira. —¡Eso es maravilloso! —gritó Lily, lanzándose a la Nightwalker. Hice un intento de cogerla pero fracasé. Lily envolvió sus brazos alrededor de Mira, en un rápido abrazo que tomó a la Nightwalker con la guardia baja—. Sois muy buenos. Me encantaría quedarme vosotros. Sois los únicos que no me hacen sentir como un bicho raro. —No eres un bicho raro —le dije, poniendo mi mano en su hombro mientras ella venía a mi lado otra vez. —¿Por qué deberíamos pensar que eres un bicho raro? —Preguntó Mira, frunciendo su ceño mientras miraba de Lily a mí. —Puedo ver las auras. ¿No te lo dijo él? —Lily de repente pareció encogerse sobre sí misma. Ella dio un paso atrás, escondiéndose parcialmente detrás de mí. —No, eso sólo te hace más valiosa —dijo Mira, con un encogimiento de hombros—. Sube las escaleras y encuentra una habitación para dormir. Danaus te vigilará, mientras como algo. Frunciendo el ceño, seguí a Lily por las escaleras. Echamos un vistazo a cinco habitaciones diferentes antes de que finalmente optara por una con una pintura amarillo suave y un edredón de rayas con una cama de matrimonio. No me gustaba lo que estaba pasando. Mira había supuesto que estaríamos manteniendo a Lily indefinidamente. Aunque tengo que admitir que yo no había hecho ningún plan específico para la niña después de que finalmente lográramos capturar al asesino de Abigail Bradford, no veía cómo sería posible‖que‖nosotros‖la‖cri{ramos.‖Yo‖tendría‖que‖regresar‖a‖Londres‖y‖Mira…‖ Mira era un Nightwalker. Ella no puede criar a un niño. Al final, sería necesario que entregáramos a Lily a las autoridades una vez que estuviéramos seguros de que ella estaba a salvo. Mientras que Lily se quitaba los zapatos y se metía en la cama, me acerqué y rápidamente comprobé las ventanas, asegurándome de que estaban cerradas y selladas correctamente. Todas las medidas de seguridad que se alineaban en el interior de esta casa estaban debidamente en su lugar. Mira estaba en lo cierto. Esta casa tenía que ser uno de los lugares más seguros en toda la ciudad. Metí mis manos en los bolsillos mientras caminaba de vuelta hacia la puerta del dormitorio. —Me parece que hay un poco de pizza en la cocina por si tienes hambre — dije, girando y apoyado el hombro contra la jamba de la puerta de madera—. Gabriel se asegurará de que tengas algo para el desayuno y el almuerzo.

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Lily se levantó de donde había estado tendida en medio de una pila de almohadas y se sentó en el centro de la cama. —¿No te vas a quedar aquí? —No lo he visto todavía, pero me imagino que Mira dormirá en un cuarto sellado para su protección. Seguramente vaya a estar en una habitación sellada o con guardias en el exterior de la puerta. No voy a ser capaz de estar por aquí mañana. Lo siento. Lily bajó la vista a las manos en su regazo, haciendo que su cabello oscuro cayera alrededor de su cara. —Estos Naturi de‖ los‖ que‖ ella‖ habló…‖ —dijo en voz baja—. ¿La hicieron daño? —Sí —suspiré—. Hace mucho tiempo, la hicieron algunas cosas muy horribles, cosas que ella nunca podrá olvidar. Necesita sentirse segura. Por lo menos por un día. —¿Y tú confías en Gabriel y Matsui? —Dijo, levantando la cabeza para mirarme con una fuerte y centrada mirada. —No conozco a Matsui, pero conozco a Gabriel y confío en él —admití, con la esperanza de que ella no usara esto como una nueva excusa para huir. Yo no podía estar en dos lugares al mismo tiempo y Mira me necesitaba. Desafortunadamente, si esto se venía abajo, no estaba seguro de que Mira tuviera la fuerza y el control necesarios para hipnotizar a Lily para que durmiera durante el día de la misma forma en que lo hizo con Shelly cuando estábamos en Perú. Si me veía obligado, siempre podía ver si Tristan podría hacerlo—. Gabriel ha hecho un trabajo muy bueno protegiendo a Mira, y él hará lo que sea necesario para mantenerte segura mañana. —Muy bien —dijo Lily, con una inclinación de cabeza—. ¿Ella tiene un televisor en este lugar? —No tengo ninguna duda de que ella tiene uno en alguna parte —dije, tratando de contener una sonrisa—. Simplemente no vayas husmeando en las cosas de Tristan, a menos que él lo autorice. Prefiero no tener que preocuparme de que un vampiro beba de ti porque te aventuraste en su territorio. —¿Son realmente territoriales? —Preguntó Lily. —Pueden serlo. —¿Ha estado cazando vampiros mucho tiempo? —Sí, mucho tiempo. —¿Y ahora eres amigo de ellos? —Presionó. Tuve que aplastar la sonrisa que trataba salir de mis labios, su curiosidad era tan divertida.

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—En realidad no —evadí, apartándome de la jamba de la puerta con las piernas abiertas— . Sólo tenemos que trabajar juntos en ocasiones para resolver algunos problemas más grandes. —Y cuando se resuelvan, ¿volverás a cazarlos de nuevo? —Preguntó ella. —No lo sé. Probablemente. Ella negó con la cabeza hacia mí, con un arrugado ceño fruncido en las esquinas de sus ojos. —No es nada de lo que necesites preocuparte —dije, deseando poder quitar el aspecto cuestionador de su rostro. —Pero si tú y Mira volvéis a ser enemigos, significa que no podré veros a los dos. Esto significa que tú no me dejaras pasar el rato con Tristan más. Si Gabriel es el guardaespaldas de Mira, entonces probablemente no lo vuelva a ver —enlistó ella mientras sus temores crecían. —No es algo de lo que tengas que preocuparte —repetí, una de las esquinas de mi boca se alzó en una sonrisa—. Vamos a solucionar todo en unos pocos días. Creo que todos tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos. Vete abajo y consigue algo para comer. Tengo que comprobar a Gabriel y Mira. Lily todavía tenía una mirada de preocupación en su cara cuando rebotó en la cama y tronó por las escaleras hacia la cocina. Fui detrás de ella a un ritmo más lento, tratando de no pensar en sus preguntas. ¿Qué íbamos a hacer después de que todo terminara? Era algo que nunca había tenido tiempo de pensar cuando me involucré con Mira. El mañana era algo que nunca estábamos seguros que fuéramos a tener, por lo que esos pensamientos no se contemplaron. Ahora bien, no estaba seguro de lo que iba a hacer. Sabía que mi tiempo con Themis se había terminado. Había visto a Ryan usar y destruir a la gente durante largos años y nunca había hecho nada al respecto. Ya no podía hacer la vista gorda a sus acciones. Era hora de seguir adelante. Y en verdad, no pensaba que hubiera aprendido tanto de los Nightwalkers como había esperado mientras estaba en Themis. Mi tiempo con Mira me había enseñado que estaba equivocado acerca de muchas cosas, cosas importantes que podrían fácilmente haber decidido si una criatura vivía o moría. Era el momento para que siguiera adelante. Había permanecido con Themis durante más de un par de siglos, lo más largo que me había molestado nunca en estar en un mismo lugar. Había sido parte de esa institución desde

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antes de la llegada de Ryan y ahora sentía que era hora de irme. Pero no sabía dónde iba a ir después. Seguí a Lily por las escaleras y entré en la cocina para encontrar a Gabriel sentado en la mesa junto a Lily y Matsui. La joven ya estaba a medio camino de su primera rebanada de pizza, mientras que martilleaba a Matsui con preguntas acerca de los vampiros en Japón. Gabriel estaba sentado en su silla, mirando un poco más pálido, pero no por ello peor que nunca. —Ella está esperándote abajo —dijo Gabriel cuando entré en la habitación—. La puerta está en la sala, debajo de la escalera. —Vigila a Lily mañana. Obtén comida para ella —dije mientras me inclinaba sobre ella y cogía un trozo de pizza. —Ella va a estar bien —dijo Gabriel con una débil sonrisa. —Pide permiso a Tristan antes de asaltar de nuevo su ordenador y no te metas en problemas mañana —dije mordiendo algo de pizza. Le di un golpecito a Lily en la parte superior de la cabeza, lo que hizo que levantara la cabeza. —Lo haré —dijo con una sonrisa—. Nos vemos mañana por la noche. Asentí con la cabeza, agarrando una segunda rebanada de pizza antes de regresar a la sala. No era la mejor pizza que había tenido nunca. La corteza estaba un poco mojada y no parecía tener suficiente queso, pero en ese momento era perfecta. Como el sueño, las comidas eran algo que se colaba en medio de catástrofes. En el día de hoy, me las había arreglado para tomar el desayuno y el almuerzo con Lily porque sabía que ella necesitaba comida y que sería una manera fácil de hacer que se abriera un poco a mí sobre el atacante de Abigail. Lamentablemente, una vez que el sol se puso, toda mi atención se volvió hacia Mira. Pero claro ella parecía capaz de llenar cualquier habitación en la que entraba, llevándose fuera cualquier otro pensamiento o acción. La planta baja parecía un lugar para fiestas, con un bar a un lado y una mesa de billar en el centro de la habitación. Un enorme televisor de pantalla plana dominada una de las paredes, mientras que en la pared de enfrente había un par de puertas. Parecía como si pudieran dar a un cuarto de baño o a un cuarto de almacenamiento. Sin embargo, una de las puertas estaba abierta, revelando lo que parecía ser una habitación un poco austera. Había solo una silla a un lado y una cama de matrimonio empujada contra la pared del fondo. Mira estaba sentada en la cama con su espalda apoyada contra la pared de hormigón. Su pierna derecha estaba doblada y el codo de su brazo izquierdo descansaba en sus rodillas

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mientras sostenía su cabeza con una mano. La Nightwalker parecía agotada, como si el tiempo finalmente estuviera comenzando a pasarla factura. —¿Has visto a Gabriel? —Preguntó en voz baja—. ¿Está bien? —Está bien —confirmé, haciendo que sus hombros se destensaran notablemente—. No parece que hayas bebido mucho. —No pensé en hacerlo, pero después de lo sucedido con Tristan, estoy segura de que nunca más —dijo, con voz apagada. —¿Cómo te sientes? —Agotada. —Suspiró antes de parpadear una sonrisa leve, irónica, que pareció desaparecer totalmente antes de que pudiera llegar a formarse en sus labios. —Entonces vete a dormir —le dije, mientras entraba del todo y cerraba la puerta, me detuve con la mano todavía en el pomo de la puerta. —¿Qué hay de Tristan? —Tiene la habitación de al lado —respondió ella, saliendo de la cama y poniéndose de pie—. Esto solía ser un sitio grande, pero el mes pasado lo dividí para que pudiera tener su propia habitación. Tiene el mismo sistema de seguridad que esta. —De pie en el lado izquierdo de la puerta, Mira abrió la cubierta de una pequeña caja gris en la pared y escribió un código de ocho dígitos en el teclado. Un segundo después, una puerta de metal se deslizó fuera de la pared y cubrió la puerta de madera. Mira sonrió cuando di un pequeño salto—. La sala entera es de hormigón y acero. No hay nada que se pueda quemar. —Ella frunció el ceño—. Tú estarás atrapado aquí. No saldrás hasta que me despierte otra vez. —Voy a estar bien. —No hay cuarto de baño aquí. Ni comida. —Voy a estar bien —repetí—. Es diciembre. Los días son más cortos ahora. Te despertaras de nuevo muy pronto. Mira sonrió por encima del hombro mientras regresaba a la cama. Colocando la espalda contra la pared, ella me miró mientras me apoyaba contra la puerta metálica que protegía la entrada a su guarida secreta. Sus párpados se cerraron después de unos segundos, pero rápidamente ella sacudió la cabeza, abriendo sus ojos desorbitados. Me reí de ella. —Deja de luchar contra esto. —¿Has traído armas? —Preguntó.

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—Siempre voy armado —le respondí con una sonrisa. Incluso cuando no tenía una cuchilla o un arma de fuego conmigo, yo todavía tenía la capacidad de hervir la sangre—. No voy a ir a ninguna parte. Estás a salvo. Un pequeño suspiro escapó de Mira mientras ella se deslizaba por la pared y apoyaba la cabeza contra la almohada. Cerró los ojos y respiró profundo. —Gracias —susurró, y luego lo sentí. Era como si ella ya no estuviera en la habitación conmigo. Ya no podía sentirla. Faltaban aún un par de horas para el amanecer, pero el agotamiento y la sangre de Gabriel habían finalmente superado la fuerza de la sangre de Ryan. Ella estaba sumida en el sueño de los Nightwalkers. Alejándome de la pared, me acerqué a la cama. Mira, estaba vestida con una sencilla camiseta blanca y unos pantalones cortos color negro. Su cabello rojo oscuro se derramaba sobre la blanca almohada—pareciendo un río de sangre fresca. Me agaché y levanté sus piernas, mientras que al mismo tiempo, echaba hacia atrás el edredón de la cama. Puse el edredón sobre la Nightwalker sabiendo que ella nunca lo sentiría. Con la mirada fija en ella, me di cuenta de que por primera vez desde que la había conocido, Mira finalmente parecía que estaba en paz. Sólo deseaba que esto durara.

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Capítulo 28 Traducido por: kuami Corregido por: Loo!*

H

ay sueños que saltan de una imagen llamativa a la siguiente, desdibujando así la memoria y la fantasía en una pesadilla desgarradora. Y luego hay algunos que son sólo una malla de

sensaciones. Algunas veces es bueno. A veces malo. Este se inició con un par de labios. No había ninguna imagen, ni un rostro sonriente, sólo un par de suaves y húmedos labios besando mi cuello. Mis músculos se tensaron. No pude identificar la tentación más allá de estos suaves labios subiendo hasta mi cuello con un cuidado asombroso. Estos labios carnosos se detuvieron en el lóbulo de mi oreja, volviendo para dibujar ese trozo sensible de carne del interior donde fue acariciado por la punta de la lengua. Exhalé profundamente, soltando el aliento, que no me había dado cuenta, había estado sosteniendo. Mi cuerpo entero se relajó, desde los músculos de los hombros hasta mis pantorrillas. Al mismo tiempo, un peso se asentó alrededor de mí, descansando en mi regazo casi vacilantemente. Ella era ligera como una mariposa, así como asustadiza. Esta criatura con un beso suave y aroma primaveral huiría si me movía, así que casi no respiraba mientras arrastraba sus labios hasta mi mandíbula. Se detuvo al llegar a mis labios, una pequeña mano se acercó hasta descansar en mi pecho. El primer toque era ligero y apenas perceptible, un roce suave de carne, como poniéndome a prueba. Entonces de nuevo con más presión, más exigente. Ella iba lenta, tratando de memorizar los contornos de mis labios antes de pedir más. Se movió ligeramente, presionando más cerca, con las rodillas abrazando mis caderas un poco más firme mientras que la mano se deslizó desde mi pecho hasta el hombro izquierdo. Su otra mano se enroscó alrededor de mi bíceps derecho, clavando ligeramente las uñas en la carne. Sus labios rozaron los míos, de modo que la punta de la lengua corría a lo largo de la comisura de mis labios. Abrí mi boca, dando la bienvenida a la invasión. Esta vez no hubo nada de vacilación. Su lengua se deslizó en mi boca, degustándome. Besé su espalda, con ganas de ahogarme en el placer que me estaba dando. Me aparté, capturando el labio inferior entre los dientes, arrastrándolo ligeramente. Ella regresó, el beso cada vez era más caliente, más áspero. No sabía como a nada que pudiese recordar,

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cálida y dulce. Me estaba poniendo duro. Quería más, pero tenía miedo a moverme. Cualquier movimiento en falso y ella podría desaparecer. Apretó su cuerpo más al mío. Sus manos me agarraron del brazo y del hombro un poco más firme cuando ella me besó. Un sonido suave se le escapó, una mezcla dulce entre un suspiro y un gemido. Arrastrando sus labios al otro lado de la mandíbula, me susurró: ―Tócame,‖ Danaus‖ ―con‖ una‖ voz‖ ronca.‖ Yo‖ conocía‖ esa‖ voz.‖ La‖ conocía,‖ pero‖ no‖ podía‖ evocar la cara para emparejarla. No importaba. Levanté mis manos y entré en contacto con su piel desnuda. Sentí un escalofrío atravesándola y ella suspiró en voz tan baja que no lo hubiera escuchado si sus labios no hubiesen estado en mi oído. Moví mis manos, sobre los muslos hasta las caderas. Su piel se sentía como seda caliente, tan suave que sus bragas de satén parecían realmente ásperas al tacto. Deslicé mis dedos bajo la tela, agarrando su trasero y presionando con más fuerza contra mi erección. Ella gimió mi nombre, sus labios rozaron mi mejilla. Esta vez reconocí la voz. Era Mira, pero estaba equivocado. Ésta era una mujer cálida y vibrante. Mira no lo era. Y me aferré a esa idea cuando deslicé mis manos en su cintura. Mis dedos pulgares descansaron en sus costillas, sólo al borde de su sujetador. Volví mi cabeza, retomando sus labios en un beso áspero que ella devolvió ávidamente. Mi lengua se sumergió en su boca, degustándola, memorizando los contornos de su boca. Un dolor agudo molestó en ese momento, lo que hizo romper el beso. Probé la sangre. Y en

ese

horrible

segundo

me

di

cuenta

de

que

no

estaba

soñando.

Mis ojos se abrieron de golpe y en la penumbra me encontré a Mira que me miraba con ojos entornados y una sonrisa suave. Sabiendo ahora que Mira me había estado besando sin poder evitar mi deseo. Una parte de mí lo había sabido desde el primer instante. Era esa misma parte de mí la que la quería y la había querido desde la primera vez que la había visto. Ella era demasiado humana, demasiado bella y atractiva: la mayoría de las veces era fácil olvidar que era un vampiro. Era la extravagante, y estrafalaria Mira con su sarcasmo mordaz y feroz determinación. Pero entonces sus otredad oscura sangraría a través otra vez, haciendo desaparecer todo signo de humanidad. Pero‖por‖ahora,‖ella‖era‖Mira…‖medio‖desnuda‖y‖una‖vez‖m{s‖a‖caballo‖entre‖mis‖piernas.‖ Mantuve los ojos fijos en su rostro, resistiendo el impulso de tomar el resto de ella. ―Buenas‖noches,‖dormilón‖―ronroneó.‖La‖mano‖en‖mi‖hombro‖se‖deslizó‖hasta‖el‖cuello.‖ Su pulgar corrió a lo largo de la línea de mi mandíbula con una suave caricia. Ella no se movió más allá de eso, pareciendo satisfecha simplemente al sentarse y tocarme, volviendo a la tarea de memorizar mis rasgos. Yo conocía los suyos. Había grabado sus líneas a fuego en mi cerebro cada vez que la veía dormir. Conocía la pendiente de la nariz

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y la vuelta obstinada a su barbilla. Conocía la textura suave y de su grueso pelo, y que siempre olía a lilas. ―Yo‖ no‖ soy‖ el‖ desayuno‖ ―gruñí,‖ desesperado‖ por‖ recordarme‖ a‖ mí‖ mismo‖ que‖ era‖ un‖ vampiro. Un asesino. Y que yo era sólo comida para ella. La sonrisa de Mira se ensanchó un poco, pero no lo bastante para mostrar sus colmillos. Ella se había cuidado mucho sobre eso cuando había estado a mí alrededor. Se acercó más, frotando su mejilla contra la mía. Podría haberla detenido. Mis manos estaban todavía en su delgada cintura, pero no podía moverlas. Mis opciones eran soltarla o deslizarlas más alto. Dado que ninguna era una solución con la que yo estuviera cómodo, se quedaron donde estaban. ―No‖bebería‖de‖ti‖si‖tú‖no‖me‖lo‖pidieras‖―dijo,‖con‖sus‖labios‖rozando‖mi‖oreja.‖ Si cualquier otro vampiro me lo hubiera dicho, me habría reído. Sin embargo, cuando Mira tiró hacia atrás y me miró a los ojos, la creí. Mira no era una mentirosa. Para ella, la verdad tendía a ser más sorprendente, lo cual a su vez ella encontraba divertido. En alguna parte del camino, yo había llenado algún extraño hueco en su existencia, convirtiéndome en algo que creo que todavía tenía que averiguar. Pero eso me había sacado oficialmente fuera de la cadena alimenticia. ―¿Qué‖quieres?‖―Exigí,‖sorprendido‖de‖lo‖segura‖que‖sonó‖mi‖voz. ―Lo‖ mismo‖ que‖ tú‖ ―contestó.‖ Ella‖ apretó‖ sus‖ caderas‖ en‖ mí,‖ moviéndose‖ lo‖ suficientemente cerca como para que ahora sus pechos rozaran contra mi pecho. No se podía negar mi deseo, estaba duro como una piedra y abrazándola. Podría haberla empujado fuera en el momento en que abrí los ojos pero no lo hice, y estaba utilizando todo mi autocontrol para no inclinarme hacia adelante esa pulgada extra y besarla. Todo dentro de mí gritaba para saborear otra vez su boca. En‖lugar‖de‖eso‖hice‖lo‖único‖que‖pensé‖nos‖sacaría‖a‖ambos‖fuera‖de‖esto.‖―¿Es‖así‖como‖ pagas a todo el que te protege? Mira se inclinó hacia delante y rozó sus labios contra los míos mientras hablaba. ―Mi‖relación‖con‖Gabriel‖no‖tiene‖nada‖que‖ver‖con‖tu trabajo como mi guardián. ―Pero‖tú‖no‖le‖amas‖―dije,‖desesperado‖por‖que‖siguiera‖hablando. Mira tiró hacia atrás de repente y me miró. Frunció el ceño en su frente despejada y ladeó la cabeza hacia un lado, asombrosamente desconcertada. Me estaba agarrando a un clavo ardiendo y los dos lo sabíamos.

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―¿Puedes‖mirarme‖a‖los‖ojos‖y‖decirme‖si‖tú‖ has‖amado‖a‖todas‖las‖mujeres‖con‖ las‖que‖ has‖estado?‖―No‖había‖burla‖en‖su‖voz,‖sólo‖suave‖diversión. Ha habido más de una ocasión donde yo le había mentido, pero ni siquiera podía mentir de manera convincente al respecto. Si bien no había habido tantas mujeres como se podría esperar a lo largo de mi vida de 1.800 años, habían sido bastantes. Y con ninguna de ellas sería tan osado como para describir el uso de la palabra "amor". Para empeorar las cosas, había habido más de una con las que he estado menos involucrado emocionalmente que con Mira. Pero no tenía que decir nada. Mi silencio fue suficientemente condenatorio. Ella se recostó en mí, amoldando su delgado cuerpo contra el mío. Sus labios volvieron a los míos, la punta de la lengua a lo largo de mi labio inferior, rogando la entrada. Mis manos se apretaron en su cintura y de alguna manera volví la cabeza. Sin inmutarse, me besó en la mejilla, dibujando un camino de vuelta a mi oreja. ―Por‖ favor,‖ Danaus,‖ tócame‖ ―dijo.‖ Su‖ voz‖ era‖ como‖ el‖ terciopelo,‖ frotando‖ contra‖ cada‖ parte‖de‖mi‖cuerpo‖que‖tocaba―.‖Te‖necesito.‖ Me‖estaba‖ahogando‖y‖con‖mi‖último‖aliento‖finalmente‖logré‖cortarla.‖―¿Es‖así‖como‖has‖ adquirido todos tus amantes? ¿Mendigando? Por un momento, sentí endurecer todo su cuerpo y luego hubo el choque de aire frío donde su cuerpo tibio había estado hacía un segundo. Volví mi cabeza para mirarla, pero se estaba moviendo con demasiada rapidez. Todo lo que sentí fue a Mira agarrar la parte delantera de mi camisa y después, yo estaba volando a través del aire. De pura suerte, caí en la cama y reboté. Estoy seguro de que ella habría preferido que me hubiese golpeado contra el muro de hormigón. Tiré bruscamente para sentarme, pero la puerta ya había sido abierta y ella había desaparecido. Me retiré contra la cama, mientras cubriendo mi cara con las manos. Me había arrepentido de las palabras al segundo que dejaron mis labios. No las había querido decir. Estaba ahogándome, desesperado. Si hubiera tenido verdadero dominio de mí mismo, la habría apartado lejos y rechazado. Maldije a Mira por empujarme y me maldije por quererla más que al aire. Podría poner excusas como que me pilló con la guardia baja o que estaba medio dormido, o incluso que ella consiguió lo que pedía, pero sería mentira. Yo la deseaba. La había deseado desde nuestro primer encuentro hace meses en la casa abandonada. Independientemente de cómo de inanimada estaba durante el día, por la noche era más vibrante y viva que cualquier otra criatura que había encontrado alguna vez. Ella no se

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arrepentía de quién o qué era. Y cuando estaba cerca, quería envolverme en su energía. Sus fríos poderes me rodeaban, calmando la ira y la frustración que parecían arder eternamente dentro de mí. Renuente, empujé mis pies y caminé por las escaleras hasta el primer piso. No podía devolver las palabras y no podría decir nada para borrar el dolor. Caminé por las habitaciones, y finalmente me había sentado en una silla en la sala cuando escuché la ducha abierta en el segundo piso. Tristan entró con Lily pisándole los talones. Ambos tenían expresiones coincidentes de preocupación y confusión. ―Mira‖ dijo‖ que‖ estuviéramos‖ a‖ su‖ encuentro‖ en‖ la‖ casa‖ de‖ la‖ ciudad‖ ―anunció‖ Tristan‖ cuando estuvo de pie frente a mí. ―Estoy‖ esperando‖ a‖ Mira.‖ ¿Vas‖ a‖ llevar‖ a‖ Lily‖ a‖ la‖ casa‖ de‖ la‖ ciudad?‖ ―Le‖ pregunté.‖ Necesitaba hablar con Mira. Tenía que encontrar alguna manera para calmar su ego y sus sentimientos. Por supuesto, no tenía la menor idea de cómo iba a lograr esa hazaña, pero tenía que intentarlo. Lily rodeó a Tristan para venir a detenerse de pie junto a mí. Cruzó los brazos sobre el pecho y me frunció el ceño.‖―¿Qué‖hiciste?‖―preguntó.‖No‖necesité‖saber‖cómo‖ella‖supo‖ que esto era culpa mía, aunque no estaba dispuesto a tomar toda la culpa en este asunto. Tal vez era una cosa femenina. Ellas podían sentir cuando otra de su especie había sido despreciada por un hombre. ―Nada.‖Es‖una‖cuestión‖personal‖que‖prefiero‖manejar‖en‖privado‖―le‖dije‖bruscamente,‖ mirando hacia ella. No necesitaba una adolescente involucrada en mi vida personal. Apreté los ojos cerrados y los dientes ante ese mismo pensamiento. Mira no era una parte de mi vida personal. Ella, como todos los Nightwalkers, era negocio. Los Nightwalkers eran parte de mi vida profesional, como el cazador que era. O por lo menos, lo había sido una vez. Ahora no sabía qué diablos estaba pasando. Hace seis meses, yo había cazado y asesinado a los Nightwalkers con facilidad y una falta total de remordimiento. Esta noche, había besado a Mira y una parte de mí sabía que lo volvería a hacer si ella me daba la oportunidad. Yo la anhelaba como un vampiro ansiaba la sangre. Ella me había ayudado y dio sentido a un mundo que estaba creciendo más ajeno a mí con cada noche que pasaba. ―Voy‖a‖llevarla‖a‖la‖casa‖de‖la‖ciudad‖―confirmó‖Tristan,‖poniéndole‖una‖mano‖sobre‖el‖ hombro‖rígido‖a‖la‖adolescente―.‖Mira‖bajar{‖en‖unos‖pocos‖minutos.‖―Con‖un‖poco‖de‖ presión, Tristan dirigió a Lily lejos de mí y de vuelta hacia la cocina. Ella no dijo nada mientras se alejaba, satisfecha simplemente de agitar su cabeza hacía mí.

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Mira reapareció abajo treinta minutos más tarde, pero su mirada fue como un cuchillo retorciéndose en mi pecho. Iba vestida con su habitual negro, pero diferente. En lugar de su típico cuero ajustado y destellos en la piel, llevaba un par de pantalones de algodón largo y un jersey de cuello alto a juego. Por encima una chaqueta de cuero negra que le caía hasta los muslos y un par de guantes de cuero suave. De hecho, sólo su cara era visible e incluso estaba a la sombra de las ondas de su pelo y un par de grandes gafas oscuras de sol. Mira no sólo se estaba escondiendo de mí, sino también de los ojos del mundo. ―Nos‖ vemos‖ de‖ nuevo‖ en‖ la‖ casa‖ de‖ la‖ ciudad‖ en‖ una‖ hora‖ ―dijo‖ hacia‖ la‖ izquierda,‖ taconeando ominosamente en el suelo de madera antes de que ella cerrara de golpe la puerta delantera. No había habido oportunidad de pedir disculpas. Ni la oportunidad de ofrecer una explicación poco convincente. Yo sabía a dónde iba. La alimentación era la única cosa en este punto que ahogaría la ira, el dolor y la humillación. Normalmente, ella no tendría que alimentarse tan pronto después del festín con Ryan y Gabriel la noche anterior, pero yo le había dejado sin otra opción. Ella cazaría esta noche y era culpa mía. Dejándome caer en la silla en la que había estado sentado en hacía sólo unos momentos, puse los codos en las rodillas y dejé caer la cabeza entre mis manos. ¡Qué lío de mierda! ―Mujeres.‖―Una‖fuerte‖voz‖suspiró‖sobre‖mí―.‖¿Quién‖las‖entiende?‖ Me incorporé de golpe, empujándome fuera de la silla mientras intentaba alcanzar el cuchillo que debería estar colgado a mi lado pero no estaba por ninguna parte. Lo había dejado en el coche la noche anterior para que no molestara a Mira cuando entré a hablar inicialmente con ella. Un hombre bajito, calvo y con barriga estaba delante de mí con una arrugada camisa blanca y pantalones arrugados. Sus manos se metieron en los bolsillos de su pantalón y él negó con la cabeza hacia mí cuando las esquinas de su boca se curvaron con una sonrisa maliciosa. No parecía particularmente amenazante. De hecho, parecía francamente patético con el crecimiento irregular de su barba en la mandíbula, los ojos legañosos y enrojecidos. Pero él también estaba en la casa de uno de los Nightwalkers más poderoso dentro de la región y tampoco Mira ni yo le habíamos oído entrar. ―¿Quién‖ diablos‖eres‖tú?‖¿Qué‖est{s‖ haciendo‖aquí?‖―Exigí,‖ deseando‖poder‖retroceder‖ un paso, pero la parte trasera de mis piernas estaban en contra de la silla en la que había estado sentado. La sala estaba atestada de muebles cómodos, por lo que esta ubicación era una mala opción para una pelea. ―Estoy‖aquí‖para‖verte,‖Danaus‖―anunció―.‖Seguro‖que‖me‖has‖estado‖esperando.‖

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―No‖ tengo‖ ni‖ idea‖ de‖ quién‖ eres.‖ ―Mientras‖ hablaba,‖ envié‖ mis‖ poderes‖ fuera‖ de‖ mi‖ cuerpo con la intención de examinarle. ―¡Pero‖qué‖haces!‖―Él‖dio‖un‖paso‖m{s‖cerca―.‖Hablamos‖ayer‖por‖la‖noche. Fruncí el ceño. Ayer por la noche, me reuní con Barrett, Gregor, y Nate. Recordaba claramente el aspecto que cada hombre tenía. Podría recordar el Nightwalkers que había visto en The Dark Room. Y nunca había visto a este hombre antes. ―No,‖―dije‖por‖fin‖después‖de‖devanarme‖los‖sesos.‖ ―Hablamos‖en‖el‖parque‖después‖de‖que‖la‖Fire‖Starter‖te‖dejara‖―dijo.‖Una‖columna‖de‖ niebla blanca floreció del hombre a su izquierda y generó en una imagen ligeramente translúcida del Naturi que yo había visto anoche. Al mismo tiempo, el calvo parpadeó y miró lentamente alrededor como si estuviera saliendo de un trance. La criatura dio una risa hueca, sonando antes de desembocar de nuevo en el hombre. ―Ahora‖ te‖ acuerdas‖ de‖ mí.‖ ―Se‖ rió‖ el‖ hombre disimuladamente, con sus ojos castaños, una‖vez‖m{s‖iluminados‖por‖una‖sombría‖luz‖roja―.‖Siento‖que‖haya‖tomado‖tanto‖tiempo‖ el tener estos momentos juntos, pero tengo que admitir que me ha tomado una serie de años acumular la energía suficiente para hacerme aparecer en este mundo. Quiero decir, antes de las pocas almas patéticas que he encontrado en esta miserable ciudad, uno de los últimos humanos con los que hablé fue tu encantadora madre. ―No‖―susurré.‖Traté‖de‖dar‖un‖paso‖atr{s‖pero‖golpeé‖la‖silla detrás de mí y en parte caí en ella. Atrapé el brazo de la silla con la mano derecha. ―Así‖es.‖―dijo‖el‖hombre―.‖Toma‖asiento.‖Tenemos‖mucho‖de‖qué‖hablar. Él me señaló y una explosión de energía me golpeó el hombro izquierdo, sentándome en la silla. Vi cómo la criatura se deslizó y se instaló en el sofá frente a mí. Suspiró mientras se acomodaba la espalda contra los almohadones y ponía su pie derecho en la rodilla izquierda. ―Bori,‖―gruñí.‖ ―¡Ahh!‖No‖pensé‖que‖había‖realmente‖la‖necesidad‖de‖decir‖lo obvio, pero sí. O más bien, soy un Bori que se encuentra temporalmente habitando en este cuerpo, pero entonces uno no‖se‖queja‖de‖su‖medio‖de‖transporte‖cuando‖se‖est{‖desesperado.‖―El‖hombre‖plegó‖sus‖ manos‖encima‖de‖su‖gran‖estómago‖y‖me‖sonrió―.‖Estoy bastante orgulloso de cómo has resultado. Siempre me he considerado una especie de padrino, velando por ti en la distancia.

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―Tú‖ eres‖ el‖ que‖ hizo‖ el‖ trato‖ con‖ mi‖ madre‖ ―gruñí‖ finalmente‖ cuando‖ mi‖ cerebro‖ finalmente comenzó a funcionar. Él fue el que me había mantenido condenado en la otra vida. Empujándome fuera de los brazos de la silla, me lancé al hombre, preparado para envolver mis manos alrededor de su cuello carnoso y estrangularlo hasta dejarle sin vida. No creía que fuera a tener éxito matando al Bori, pero en ese momento no pensé en nada más. Sólo quería que la criatura que había arruinado mi vida abandonara esta tierra de forma permanente. El Bori simplemente se rió entre dientes cuando levantó su mano de nuevo. Otra explosión de energía me golpeó en los pectorales, golpeándome atrás en la silla. ―Aprecio‖ tu‖ entusiasmo,‖ pero‖ realmente‖ debes‖ quedarte‖ sentado‖ ―dijo―.‖ No‖ hemos‖ terminado de hablar. Además, no me puedes matar. Los Bori no podemos ser destruidos. No le creí. Todo lo que vive se puede matar, pero sabía que no sería capaz de hacerlo con mis propias manos, teniendo en cuenta que parecía no ser más que una bruma blanca. Tampoco podía matarlo con mis poderes, como lo había demostrado ya la noche anterior. En todo caso, necesitaba a Mira, pero si los Bori tenían la habilidad de controlar a los Nightwalkers, como había visto en España. Estaba atrapado y no parecía haber ninguna escapatoria para mí o el resto de Savannah. ―Realmente‖ es‖ una‖ vergüenza‖ que‖ tengas‖ que‖ verme‖ así‖ ―continuó‖ Gaizka‖ cuando‖ finalmente crucé los brazos sobre el pecho y pareció como si estuviese dispuesto a permanecer‖sentado‖en‖la‖silla‖y‖escuchar‖su‖discurso―.‖Para‖tu‖madre,‖me‖aparecí‖como‖ un fuerte guerrero romano. Casi como si fuera una talla de un Dios. Ella realmente parecía impresionada conmigo. ―Ante‖un‖cuerpo‖así,‖¿por‖qué‖no‖acceder‖a‖regalar‖el‖alma‖de‖tu‖hijo‖nonato?‖―Contesté‖ sarcásticamente, casi sin poder ni siquiera abrir mis dientes, para hablar. La‖criatura‖frente‖a‖mí‖tiró‖su‖cabeza‖atr{s‖y‖se‖rió‖profundamente.‖―Tu‖estimada‖madre‖ estaba tan obcecada en su deseo de venganza, que nada podría haberla disuadido de su curso. Yo podría haber aparecido como un viejo arrugado y ella aún te habría vendido a mí. O cuando menos, intentarlo. ―Así‖que,‖a‖cambio‖de‖un‖poco‖de‖poder,‖tú‖tienes‖mi‖alma‖―me‖burlé‖con‖desprecio.‖ ―Lo‖haces‖sonar‖como‖si‖hubieras‖conseguido‖el‖extremo‖corto‖de‖la‖vara‖en‖este‖acuerdo‖ ―dijo‖Gaizka,‖golpeando‖su‖pie‖derecho en el suelo. El Bori utilizando al hombre grande, se desplazó por la sala con más velocidad de la que yo pensaba posible y me agarró alrededor de la garganta. Sus fornidas manos aplastaron mi tráquea, cortando todo el aire por un segundo antes de que me tirara por la habitación.

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Choqué contra un cuadro colgado en una pared, el vidrio se astilló antes de que mi cuerpo y la imagen se estrellaran contra el suelo. ―Yo‖te‖di‖ una‖fuerza‖asombrosa‖y‖poder.‖Amplié‖tu‖ vida‖m{s‖de‖ un‖cien‖por‖cien.‖¡Eres‖ un‖ dios‖ entre‖ los‖ hombres!‖ Y‖ a‖ través‖ de‖ todos‖ estos‖ años‖ no‖ te‖ he‖ pedido‖ nada‖ ―gritó‖ Gaizka. ―¡Nunca‖ he‖ pedido‖ nada‖ de‖ esto!‖ ―Le‖ grité‖ mir{ndole,‖ empujando‖ mis‖ rodillas―. Yo nunca quise ser un proscrito entre la humanidad, sentir como si mi alma estuviera condenada al infierno porque mi madre hizo un trato con un monstruo. La criatura se lanzó de nuevo a través de la corta distancia que nos separaba. Él me dio una patada en las costillas, rompiéndome dos cuando me retiré contra la pared con un gruñido‖ pesado.‖ ―Fue‖ un‖ regalo.‖ ―Masculló―.‖ Pero‖ todos‖ sabemos‖ que‖ hay‖ un‖ precio‖ para todo en este mundo. Es hora de pagar el pato, como dice el refrán. ―¡No‖te‖debo‖nada!‖―gruñí‖ cuando mis pensamientos se elevaron por encima del dolor del golpe anterior. Esta cosa era más rápida que cualquier Nightwalker con el que me había encontrado. Podría intentar usar mi poder, pero eso significaría matar a otro ser humano inocente, e incluso entonces no me libraría de la presencia de Gaizka. Todavía estaría en la casa conmigo, capaz para aplastarme finalmente si decidiera que no valía la pena el esfuerzo por más tiempo. —¡Me debes la vida que has vivido! —gritó. Esta vez la parte posterior de su puño se estrelló en mi mandíbula, estrellándome la cabeza contra su alrededor antes de que pudiera esquivar el golpe. No era lo suficientemente rápido. No era lo suficientemente fuerte. No tenía la suficiente habilidad mágica para derrotarlo. ―¿Qué‖quieres?‖―Gruñí,‖frot{ndome‖la‖mandíbula‖mientras‖me‖sentaba‖contra‖la‖pared.‖ El cristal crujió a mi espalda, ya que estaba contra el cuadro roto detrás de mí. ―Al‖ igual‖ que‖ los‖ Naturi,‖ quiero‖ salir‖ de‖ mi‖ jaula‖ de‖ oro‖ ―dijo,‖ mostrando‖ una‖ sonrisa‖ maligna que me recordaba a la que yo había visto en la cara del falso Naturi. ―Tú‖ est{s‖ fuera‖ ―le‖ espeté,‖ haciendo‖ una‖ seña‖ con‖ la‖ mano‖ derecha‖ hacia‖ el‖ cuerpo‖ humano que ahora habitaba. ―No,‖ esto‖ simplemente‖ es‖ temporal‖ ―dijo,‖ su‖ sonrisa‖ se‖ desvaneció‖ con‖ el‖ ceño‖ fruncido―.‖Estoy‖casi‖acabando‖la‖energía‖que‖tú‖y‖la‖maravillosa‖Nightwalker‖me‖habéis‖ enviado. Necesito más, mucho más, si voy definitivamente a liberarme para siempre de mis cadenas y volver a introducirme este mundo. ―¿Por‖qué‖alguna‖vez‖te‖enviaría‖mucha energía?‖―Exigí.

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―Porque‖ no‖ puedes‖ ayudarte‖ a‖ ti‖ mismo‖ ―respondió‖ con‖ una‖ amplia‖ sonrisa―.‖ Lo‖ he‖ hecho en numerosas ocasiones y ya no tengo ninguna duda que volveré a hacerlo de nuevo. ―¿Sobre‖qué‖est{s‖hablando?‖―dije,‖agitando‖mi‖cabeza‖con‖sus‖tonterías. Nunca le había enviado ningún tipo de energía. Nunca estaría dispuesto a hacer una cosa así. ―Vamos,‖hijo‖mío.‖―‖Gaizka‖se‖rió‖entre‖dientes―.‖Has‖sido‖muy‖útil‖desde‖que‖formaste‖ una alianza con la Fire Starter. Admito que esa criatura me tiene más que un poco perplejo en cuanto a su origen, pero al final no importa. Tú y ella sois la pareja perfecta. Siempre me había preguntado cómo podrías finalmente ayudarme, ¡pero tú has encontrado una manera! ―¡Nunca‖te‖he‖ayudado!‖―Grité,‖resistiéndome‖al‖impulso de empujarle con mis pies. El Bori parecía satisfecho de mantenerme en el suelo en sus pies. ―Pero‖lo‖haces‖―susurró.‖Inclin{ndose,‖tomó‖un‖puñado‖de‖pelo‖y‖me‖tiró‖la‖cabeza‖hacia‖ atrás de modo que me vi obligado a mirarlo a los ojos. Ahora podía oler el olor horrible a carne podrida que pendía sobre él como una colonia. El Bori dentro la persona humana lo estaba matando lentamente, y él no podría habitar su cuerpo actual durante mucho más tiempo. ―Cada‖ vez‖ que‖ combinas‖ tu‖ poder‖ con‖ el‖ de‖ la‖ Nightwalker y matas a un Naturi, estás enviando‖ su‖ alma‖ directamente‖ a‖ mí‖ ―susurró‖ en‖ mi‖ oído‖ antes‖ de‖ soltarme‖ el‖ pelo―.‖ Está alimentándome con el más dulce poder que posiblemente pudiera encontrar. Estoy festejando fuera de mi enemigo y ellos están extendiendo mis propios poderes. Me senté atónito, mirando al frente, mientras él regresaba a su asiento en el sofá, riendo entre dientes. En Londres, Mira y yo habíamos combinado nuestros poderes por primera vez y aniquilado a la horda de Naturi que habían venido a destruirnos. Pensábamos que habíamos destruido su alma, pero me había equivocado. Debido a mi enlace con este Bori, había enviado la energía directamente a Gaizka para alimentarle. Él había encontrado una manera de escapar de su prisión utilizando la energía que habían estado enviándole. Y‖entonces‖todo‖parecía‖a‖finalmente‖encajar‖en‖el‖lugar.‖―Tú‖mataste‖a‖Abigail‖Bradford‖ ―murmuré.‖Parpadeé‖ un‖par‖de‖ veces,‖mi‖mirada‖se‖centró‖en‖el‖ último‖ Bori que estaba sentado‖frente‖a‖mí―.‖La‖mataste,‖tratando‖de‖enmarcar al Naturi. Has estado torturando a Mira con imágenes de Nerian. Nos has estado empujando a perseguir a los Naturi y exterminarlos para que nosotros te enviáramos la energía. ―Siempre‖has‖sido‖un‖chico‖tan‖brillante‖―‖cantó‖Gaizka‖orgullosamente―.‖Sabía que lo averiguarías con el tiempo, pero tenía que arriesgarme con la idea de que seguirías las

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migajas tras los Naturi. Por desgracia, con la adición a esa pequeña chica, te extraviaste del camino que había presentado para ti. Y estoy a punto de salir del plazo. ―No‖ te‖ voy‖ a‖ ayudar‖ ―le‖ contesté‖ toscamente,‖ pero‖ él‖ me‖ despidió‖ con‖ la‖ mano,‖ ignorando mi declaración. ―Te‖ agradezco‖ toda‖ tu‖ ayuda,‖ pero‖ simplemente‖ no‖ es‖ suficiente‖ todavía‖ ―se‖ mofó‖ Gaizka‖de‖mí―.‖Ya‖ves,‖me‖estoy‖quedando‖sin‖energía‖y‖me‖gustaría permanecer aquí. Es un lugar agradable para quedarse y con el resto de mis hermanos que todavía siguen encerrados, la Tierra está claramente menos apiñada. El horror llenó mi cuerpo, apretando los músculos. Un Bori suelto en el mundo, capaz de alimentarse de los miles de millones de almas que llenaban el paisaje sin ningún otro Bori para‖competir‖con‖él,‖iba‖a‖convertirse‖en‖un‖dios.‖Y‖no‖tendría‖forma‖de‖detenerle.‖―No‖ voy‖a‖ayudarte‖―le‖repetí. ―No‖creo‖que‖vayas‖a‖tener‖otra‖elección‖en‖este‖asunto‖―dijo‖Gaizka,‖inclin{ndose‖hacia‖ delante en el sofá para poder descansar sus antebrazos‖ en‖ las‖ rodillas―.‖ Te‖ daré‖ una‖ última noche para hacer algunos arreglos con la Nightwalker. Eso te dará tiempo suficiente para localizar y destruir algunos Naturi para mí. Si no puedes hacer eso, mañana por la noche estaré en River Street y mataré a todos los seres humanos que vea. Pero primero, voy a cazar y matar lentamente a la niña que tan dulcemente prometiste proteger. ―¡No‖ puedes!‖ ―Grité,‖ cayéndome‖ al‖ suelo.‖ Esta‖ vez,‖ él‖ no‖ me‖ empujó‖ abajo,‖ pero‖ él‖ se‖ levantó de manera que estaba mirándome con los ojos inyectados en sangre. ―Puedo‖y‖lo‖haré‖―amenazó,‖apretando‖sus‖dientes―.‖Abigail‖Bradford‖fue‖simplemente‖ sólo una muestra de lo que soy capaz. Si tengo que volver a mi jaula, será después de destruir la mitad de esta ciudad antes de irme. Los Nightwalkers se expondrán al mundo. No habrá más escondidos. Se convertirán en cazados por cada criatura sobre la faz de la Tierra. Con mucho derramamiento de sangre, tú y la Nightwalker no tendréis más remedio que utilizar vuestra única capacidad para poder sobrevivir. Y entonces yo volveré independientemente de tus deseos. Hazlo a mi manera, y los únicos heridos serán los Naturi. ―Nosotros‖ no‖ lo‖ haremos‖ ―dije‖ obstinadamente.‖ Mira‖ y‖ yo‖ no‖ ayudaríamos‖ a‖ esta‖ criatura que era potencialmente una amenaza aún mayor de la que los Naturi podrían soñar con ser.

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―Te‖olvidas,‖que‖no‖tendr{s‖m{s‖remedio‖que‖ayudarme.‖Tu‖única‖opción‖consiste‖en si lo harás de la forma más difícil o por el camino fácil. Piensa en ello, Danaus, y después cumple con mis deseos. Mata a los Naturi. Será más fácil para todos. A continuación Gaizka, salió del cuerpo del hombre calvo. Y se movió en el aire como una columna de vapor blanco y espeso hasta que finalmente se disipó. El hombre parpadeó de nuevo y se tambaleó sobre sus pies mientras sacudía la cabeza para despejarse de la niebla que envolvía sus pensamientos. ―¿Dónde‖estoy?‖―Dijo‖en‖voz‖baja‖y‖rasposa‖que‖era el polo opuesto al tono liso y plano con el que Gaizka había hablado. ―Est{‖en‖el‖infierno‖―murmuré,‖dejando‖que‖mis‖ojos‖se‖cerraran.‖Todos‖est{bamos‖en‖la‖ parte baja del infierno.

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Capítulo 29 Traducido por: Eli25 Corregido por: Lorena

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udé cuando estuve fuera de la casa de la ciudad, con mi mano en el pomo de la puerta, preguntándome cómo iba a decirle a Mira que no solo nos encontrábamos ante un Bori, sino que también tuvo éxito en destruir

su hogar y exponerle. Y en verdad, no estaba seguro de cómo podría tener éxito en la destrucción de este enemigo. No podía usar mis facultades contra él y dudaba de que el fuego de Mira hiciera un gran impacto en una criatura que parecía ser sólo espíritu. Claro, que podríamos destruir el cuerpo que habitaba, pero ¿cómo lo detendríamos de tomar a otro ser humano? Antes de que se desmayara en casa de Mira, el hombre que había sido poseído habló brevemente de encontrarse con un ángel con unas enormes y brillantes alas blancas. De alguna manera el Bori le había convencido de que un ángel era necesario para acceder a su alma, lo que probablemente daba acceso a Gaizka a la posesión de los cuerpos de los hombres. Interrogué al hombre calvo y luego lo llevé al hospital más cercano antes de conducir a la casa de la ciudad. Por su palidez gris y apariencia temblorosa, no pensaba que sus probabilidades de sobrevivir a la noche fueron muy buenas. Con una señal, abrí la puerta y entré en la casa. La risa de Lily me golpeó al principio cuando me dirigí por el pasillo de la sala de estar. Seguí el sonido para encontrar a la adolescente mirando por encima del hombro de Mira mientras la Nightwalker se sentó en el sofá sosteniendo algo entre sus dos manos. Lily se volvió al oír el sonido de mis pasos, mostrándome una amplia sonrisa. —¡Danaus! —Exclamó mientras se enganchó un largo mechón de pelo marrón detrás de la oreja izquierda. —¡Mira lo que Mira me compró! Dando un paso más cerca, miré por encima del hombro de Mira para encontrarla sujetando un pequeño dispositivo electrónico con una pantalla de cine parpadeando. — ¿Qué es? —Pregunté. —Es una PSP —dijo Lily con una voz que indicaba claramente que debería haber reconocido tal cosa—. Es una consola portátil — continuó cuando la miré fijamente.

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—Danaus prefiere vivir en la Edad Media —dijo Mira con frialdad, mientras apagaba el dispositivo y se lo devolvía a Lily. —Tengo un móvil —repliqué. —Sí, pero ¿sabes cómo usarlo? —Mira me miró por encima de su hombro, una de las esquinas de su boca se levantó más alto que una sonrisa. Ahí me tenía y ambos lo sabíamos. James había tenido que programar todos los números del teléfono necesarios y me enseñó a utilizar sus funciones más básicas. La tecnología y yo no siempre nos llevábamos bien. —Mira debería haber utilizado su dinero para comprar algo de ropa nueva en lugar de juguetes —critiqué, tratando de dirigir la conversación lejos de mí. —¡Pero lo hizo! ¡Mira! —Ordenó Lily. Dio un paso fuera del sofá y levantó los brazos antes de dar vueltas en el lugar. Llevaba puestos un par de pantalones gastados y una descolorida camiseta sobre un jersey de cuello negro. —No parecen nuevos. Lily dio un pequeño resoplido. —Es el estilo de ahora —me informó Mira—. Se le llama miserable. —Me suena a estafa —murmuré. Mira simplemente se encogió de hombros como diciendo:‖‚¿Que‖importa?‛‖Y‖en‖verdad,‖no‖lo‖hacía. Lily estaba feliz. —Sólo tuve tiempo de recoger un par de trajes —dijo Mira—. Pensaba que podíamos ir esta noche a comprar algo más de ropa y esenciales. Era una ofrenda de paz. Entre la distinta palidez de las mejillas y el hecho de que había comprado para Lily, sabía que la Nightwalker no había cazado esa noche. Había vuelto su atención a Lily, usando a la niña como una forma de distraerse a sí misma del dolor que la había causado. No estaba seguro de si ella lo había perdonado, pero por lo menos estaba dispuesta a una tregua. En ese momento, nada parecía más atractivo que ir detrás de Mira y Lily, aunque fueran a una expedición comercial intensa, donde no encontraríamos nada más estresante que elegir entre qué par de zapatos comprar. Sin Naturi. Sin Bori. Sin Aquelarre y sin Ryan. Incluso podríamos parar y tener una cena agradable juntos en un restaurante. Una noche normal. Una vida normal.

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—No podemos esta noche —dije, apartando los ojos de expresión decepcionada de Lily a la mirada de preocupación de Mira—. Mira y yo tenemos algunas cosas que atender. —No es nada, ¿verdad? —Exigió Lily, aferrada a su pequeña consola portátil en su pecho como si la estuviera amenazando con quitársela. —El monstruo que vi matando a esa chica. —Lily, ¿podrías por favor subir y jugar con tu nueva PSP? —Pregunté. —Me gustaría hablar con Mira. —¡Hey, yo vi a ese hijo de puta primero! —Dijo, alzando la voz—. Debería participar en esto. No puedes dejarme fuera. —Vigila tu lengua —respondí con calma, sin dejarme llevar por su arrebato. Lily había pasado la mayor parte de su vida en las calles. Tenía la bastante experiencia con cosas horribles en su corta existencia. Ella no necesitaba estar expuesta a nuestro mundo más de lo que ya estaba. —¡No! No voy ninguna parte. Mira se levantó del sofá en un movimiento rápido que parecía ser sólo para Nightwalkers. Se dio la vuelta y miró con frialdad a la adolescente. —Lily, sube las escaleras —dijo en voz baja, tranquila. Por un momento, pensé que Mira estaba usando su capacidad de controlar la mente de la chica, pero pronto Lily me demostró lo contrario. —¡Esto es una mierda! —Gritó la adolescente, pisando fuerte con los pies—. Tengo que estar involucrada. —Prometí que iba a protegerte —repliqué—. Esta es mi protección. Subirás las escaleras. Mira y yo nos encargaremos de eso. Lily nos miró a Mira y a mí, luego deslizó su mirada hacia Tristan, sentado tranquilamente en una silla en la esquina con su propia consola portátil. Me estremecí al verle. Mi enfoque había estado en Mira y Lily y ni siquiera le había notado en la sala. Estaba gravemente perdiendo mi toque. Semejante desliz me mató. —¿Tristan puede venir conmigo? —Preguntó ella. —Tristan se queda aquí con nosotros —respondió Mira, sorprendiéndome. En la mayoría de los casos, no me había sentido obligado a incluir al joven Nightwalker en nuestras discusiones. Había pensado que era su decisión mantenerlo protegido contra las crecientes amenazas de nuestro mundo. Tal vez ella se había dado cuenta de que la protección no le estaba ayudando a crecer más fuerte. Él no estaba aprendiendo a protegerse a sí mismo,

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ese siempre había sido su gran plan a la hora de que entrara su hermano de sangre.

Lily dejó escapar un gruñido antes de girar sobre sus talones y pisotear su camino por las escaleras hacia el segundo piso. En el camino, murmuró todas las maldiciones que sabía, mientras se quejaba de nuestra estupidez combinada. Hice todo lo que pude por no reír. —Me recuerda a ti, —murmuré, mirando hacia Mira. La Nightwalker me arqueó una ceja cuando una ligera sonrisa levantó sus labios carnosos. —Puedo maldecir mejor. —La sonrisa se cayó de su rostro casi tan rápido como se había formado poniéndose seria de nuevo—. Lo viste, ¿no? Dejé que mis ojos se cerrasen cuando mi mente repitió la visión de la niebla saliendo del hombre. Esa era la criatura que había condenado mi alma para toda la eternidad. —Sí, apareció en tu casa. No sé cómo vamos a combatirlo. —¿A qué te refieres? —Preguntó Tristan, poniéndose de pie. Volví la mirada de Tristan a Mira, que estaba mirándome fijamente. —¿Alguna vez te has encontrado con un Bori? —No, pero es todo espíritu, ¿verdad? —Dijo, con un movimiento de su cabeza. —¿Cómo lo sabías? —Exigí. Mira se sentó en el borde de la mesa de café para que fácilmente pudiera mirarnos tanto a Tristan como a mí. —Con la fuga de los Naturi de su prisión, comencé a pensar que tal vez la celda que contenía al Bori podría estar disminuyendo también. El tiempo erosiona todas las cosas, ¿verdad? Por lo tanto, antes de reunirme con Ryan, volé a Venecia y hablé con Jabari. Él me prestó varias revistas sobre el Bori. Incluyendo una descripción de la criatura. —¿Los Bori son los guardianes del alma? —Preguntó Tristan. —Y nuestros creadores —añadió Mira, volviendo la cabeza para mirar por encima de él—. Los Nightwalkers fueron creados por los Bori hace siglos para luchar en las guerras contra los Naturi. —Ese es el por qué dependemos de la magia de nuestra alma para volver a sobrevivir. —¿Qué son? —Dijo Tristan, sacudiendo la cabeza—. Dijiste que es todo espíritu. ¿Qué quisiste decir? —Los Bori parecen ser mágica alma pura —contesté—. No creo que eso tuviera un cuerpo propio. Puede cambiar de forma en formas diferentes, pero no en su físico más fuerte

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cuando posee el cuerpo de otra criatura. Cuando Gaizka se apareció ante Mira, poseía el cuerpo de ese hombre de mediana edad. —¿Gaizka? —Repitió Mira. —Sí, Gaizka. El propietario de una parte de mi alma. —¡Oh! —Susurró ella, con los hombros caídos. —¿Qué? —Tristan abrió la boca, dando un paso hacia mí. —Un Bori posee parte de mi alma —admití. Normalmente, nunca habría pronunciado algo así en voz alta, y nunca a un Nightwalker, pero extrañamente, confiaba en Tristan porque Mira confiaba en él. Sabía que el joven Nightwalker nunca revelaría mi secreto al mundo, incluso bajo amenaza de muerte. —Oh —murmuró, volviendo a sentarse en su silla—. Supongo que eso explica tus habilidades. —Cuando lo viste esa noche, ¿qué quería? —Preguntó Mira, llevándonos de nuevo al problema en cuestión. —Quiere que volvamos a matar Naturi —contesté. Mira se rió en voz baja, con una sonrisa brillante hacia mí. — Haces que suene como algo horrible. —Lo es —dije bruscamente—. Cuando combinamos nuestras fuerzas y destruimos a los Naturi, no destruimos sus almas como pensábamos. Directamente alimentamos a Gaizka, por lo que es más fuerte. Así es como se las arregló para escapar en primer lugar. —Mierda —siseó Mira, empujando las dos manos por su pelo, apartándolo de su rostro mientras miraba hacia el suelo—. Danaus, no los matamos de esa manera porque fuera muy entretenido. Fue porque no tuvimos otra opción. Esa arma no puede ser destruida ahora. Mirando delante del sofá, me senté en el brazo. —Pero lo ha sido. No podemos dar a Gaizka más poder. No podemos arriesgarnos a dejarlo suelto en un mundo donde no tendrá otra competencia contra otro Bori. No estoy seguro exactamente de cómo se alimenta, pero en un mundo lleno de seres humanos, obteniendo la energía de sus almas no puede ser tan difícil. Gaizka se convertiría en un dios entre los hombres. —Y tenemos suficientes quebraderos de cabeza con Aurora y el resto de los Naturi sueltos —terminó Mira. La Nightwalker tomó una profunda respiración y poco a poco la soltó,

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dejando caer sus hombros—. Está bien. Es aceptable. No combinaremos nuestros poderes más. El riesgo es demasiado grande ahora que entendemos lo que estamos haciendo. —Entonces estás en el claro —dijo Tristan, atrayendo nuestra combinada mirada hacia él como en equilibrio sobre el borde de su silla—. Si eso no tiene más vuestro poder, entonces no puede ser una amenaza aquí. —Pero tiene la fuerza suficiente para crear una masacre más y tiene previsto comenzarla mañana por la noche si no matamos a los Naturi pronto —discutí. Mirando hacia mis manos, me acordé de la amenaza de los Bori—. Gaizka declaró que si no matábamos a los Naturi, iba a empezar a matar turistas mañana por la noche en River Street. Se creará una masacre lo suficientemente grande como para apuntar con una luz a la comunidad Nightwalker, con el riesgo de exposición total. Planea iniciar una guerra si no consigue ser libre. Gaizka cree que si somos forzados a una guerra, no tendremos otra opción que utilizar nuestros poderes y eso sería la libertad, independientemente de que nuestros esfuerzos le detengan ahora. Pero primero, el Bori dijo que quiere ir detrás de Lily antes de causar el caos en Savannah. —No —Mira se quedó sin aliento. —Nunca debería haberla traído desde la comisaría de policía —murmuré, sobre todo hablando conmigo mismo—. Eso solo tuvo éxito en llamar más la atención sobre ella. Si no me hubiera comprometido a protegerla, Gaizka podría haber perdido el interés finalmente en ella. Lo que tratamos de proteger es destruido. —Eso no cierto —dijo Tristan con firmeza, lancé mis ojos de nuevo hacia él cuando se puso en pie—. Tanto tú como Mira me habéis protegido en más de una ocasión y he sobrevivido. Lily también. —Entonces lucharemos contra eso. Vamos en su busca esta noche antes de que pueda destruir mi ciudad —dijo Mira, poniéndose de pies—. Lo mataremos esta noche. —¿Cómo? —No lo sé, pero encontraremos una manera. Podemos volver a mi casa y buscar a través de los papeles. Tal vez hay algo ahí que nos diga cómo devolverlo a su celda —sugirió Mira. Estaba agarrada a un clavo ardiendo, desesperada por todo lo que pudiera proteger a esa niña que estaba con mala cara arriba. —No tenemos tiempo para eso —dije bruscamente, poniéndome de pies para estar de pie frente ella—. Además, no creo que podamos golpearle. Creo que puede controlar a cualquier Nightwalker de la misma forma que el clan animal Naturi puede controlar a los cambiadores. No serías capaz de detenerlo, no importa lo duro que lo intentes. Es más

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fuerte y más rápido que cualquier cosa que haya conocido nunca. Me tiró como si fuera un muñeco de trapo. —Entonces conseguiremos a alguien más fuerte. —¿Quién? Las únicas personas que conozco que son más fuertes que yo son los Nightwalkers, y están indefensos contra esa cosa. Los únicos depredadores naturales que el Bori tiene son los Naturi, y no sé de algún Naturi que nos ayude a sacar Gaizka. Mira se giró y se alejó de mí, con las manos acariciando el pelo en señal de frustración. Estábamos atrapados. No teníamos a quién recurrir. —Aurora podría golpearle — murmuró Mira. —No lo sé. Eso casi la golpeó —dijo Tristan en voz baja. —Bajo circunstancias muy especiales —señaló Mira rápidamente. —No creo que Aurora esté dispuesta a ayudarnos, incluso si esto significa tomar un Bori. Además, no tenemos ni una pista en cuanto a dónde se puede encontrar ella —le recordé. —No sé lo qué hacer —balbuceó, sacudiendo la cabeza mientras se dejaba caer en su silla—. Si fuera cualquier otro problema, lo llevaría ante el Aquelarre dejándoles manejarlo. —Pero no estás en el Aquelarre ahora y los Nightwalkers no pueden luchar contra el Bori —dije. Con el ceño fruncido, miré por encima de Mira, que estaba mirando al suelo. No quería pronunciar en voz alta las siguientes palabras, pero no tenía elección. Rompería el corazón de Mira, sobre todo porque sus recuerdos de Calla habían estado funcionando recientemente en su mente durante los últimos días—. Lily no puede estar aquí —me obligué a decir, al final. —Lo sé —dijo Mira en voz baja—. No es seguro, si no viene para luchar contra un Bori, la va a utilizar como moneda de cambio. Había pensado en enviarla con Alex en Portland durante unos días, solo hasta que consigamos encargarnos de Gaizka. Algo en mi pecho se tensó y luché contra la urgencia de poner mi mano en su hombro. — Yo... —empecé y luego hice una pausa, tratando de encontrar las palabras—. Estaba pensando en algo más permanente. Mira se puso de pie y se alejó lejos de mí antes de girar bruscamente sobre sus talones para mirarme. Varios metros de aire cargado nos separaba. Nos estábamos enfrentando en la pequeña sala de estar y sólo esperaba que no llegáramos a las manos. —¿De qué estás hablando? —Preguntó ella, luchando por mantener su voz baja.

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—Sé que te gusta Lily, Mira, pero no puedes criarla —dije con calma. —¿No crees que sea capaz de criar a una niña? —Dijo, señalando hacia su pecho mientras que daba un paso adelante—. Ya he tenido a un hijo y estaba muy bien bajo mi cuidado antes de que fuera tomada. ¿Cómo es posible que sepas lo que se necesita para criar a un niño? Me estremecí. —Estoy seguro de que podías criar a un niño muy bien, mientras eras humana, pero ya no lo eres, Mira. Eres un vampiro. Una Nightwalker. Estás limitada en lo que puedes hacer por ella. —¡Sería muy buena! —¿Y si te necesita durante el día mientras está en la escuela?—Respondí rápidamente, tratando de dejarla sin un lugar donde pudiera correr con sus argumento—. ¿Y si está enferma con fiebre? ¿Qué harías? Nada. No hay nada que puedas hacer para ayudarla. —Tengo a Gabriel. Él podría ayudar —dijo. —¿Vas a convertir a tu guardaespaldas en niñera? ¿Cómo crees que se sentiría al respecto? Mira me gruñó mientras paseaba a pocos metros, pero enseguida se volvió hacia mí. — Entonces contrataré a una niñera real de pocos años. Sólo para tener a alguien alrededor durante las horas del día. —¿Y qué pasa con Jabari? ¿Y el Aquelarre? ¿Qué pasa si vienen preguntando? ¿No crees que se convertirá en un objetivo? ¿No es suficiente que Tristan esté en peligro debido a su asociación contigo? —¡No me metáis en esto! —dijo Tristan, señalándome—. Opté por estar con Mira. No hice caso del arrebato del joven Nightwalker y seguí adelante. —Él al menos puede cuidarse de sí mismo contra los otros Nightwalkers. Lily no. —Entonces ¿qué propones? —Exigió Mira, cruzando los brazos sobre su pecho mientras se acercaba a mí cuando continué mi ataque—. ¿Pegarla a otra familia de apariencia normal? Hemos visto lo bien que funciona. Ella se siente como un paria, cuando realmente tiene un don precioso. Nosotros lo vemos. Nosotros la entendemos. Si la pegamos a una familia humana normal o va a sentirse como un bicho raro cuando ella revele su talento, o peor, va a esconderse del mundo y nunca desarrollará su talento. —Tienes razón al decir que no podemos enviarla a una familia humana normal, —estuve de acuerdo, impresionando a Mira en un silencio—. Necesita estar con personas que apreciarán su talento y que le ayuden a ampliar sus dones.

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—¿Qué tienes en mente? —Preguntó Mira lentamente, parte de la tensión escapando de sus brazos. —Themis. —¿Has perdido la cabeza? —gritó Mira, finalmente perdiendo su dominio sobre su temperamento—. Vas a alejarla de mí para que puedas criarla con Ryan. Ninguno de los dos sabéis nada sobre niños. Sería un desastre cuando vosotros dos acabarais con ella. —¿Has considerado a James en el lío? —respondí. —¿De qué estás hablando? —exigió Mira, confundida. —Lily no sería el primer hijo que Themis ha criado, aunque es raro, ha sucedido antes. Los padres de James murieron cuando sólo tenía ocho años. Ambos eran hombres lobo. Fueron asesinados por un granjero que pensaba que estaba detrás de sus ovejas una noche. No está segura de si James en realidad llevaba el gen de cambia formas, Themis se ofreció a llevárselo y a criarlo en el caso de que creciera para ser licántropo. —¿Por qué su manada no se hico cargo? —Preguntó Mira. Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones, me encogí de hombros. —Los padres de James no pertenecían a una manada. Hay muy pocas manadas en el Reino Unido y ninguna en la que James vivió. —Desde que no soy apta para criar a Lily, vas a tener que ir a Themis para que puedas criarla entre los buscadores. —No voy a volver a Themis. Una parte de mí había sabido hace un tiempo que no iba a volver, pero en realidad al decir las palabras en voz alta parecía solidificarse la idea, dejándome sin la oportunidad de cambiar de opinión. Mantuve mi calma exterior de costumbre, pero el interior de mi estómago se retorcía anudado. No tenía ningún lugar a donde ir, ningún lugar para llamar casa después de los largos siglos en Themis. Cualquier persona que había sido llamada una vez amigo estaba muerta. Realmente estaba solo en este mundo detrás de la gente que llamaba enemigos. Tristan volvió lentamente a su silla mientras la boca de Mira estaba abierta en forma de un óvalo perfecto un segundo antes de que encontrara su voz de nuevo. —¿A qué te refieres, no vas a volver? —dijo ella con una voz que apenas atravesó el cuarto.

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—Es el momento de que me vaya —admití—. Supe que iba a llegar, pero siempre necesité una razón. Después de lo sucedido la noche anterior con Ryan, no puedo volver a ese lugar. No estoy de acuerdo con sus métodos y me preocupan sus planes. —¿Y quieres enviar a Lily a sus garras? —Dijo Mira con incredulidad. Sabía que parecía una locura, pero no tenía ninguna duda de que mi lógica era correcta. — Creo que es el lugar más seguro. Los Naturi atacaron Themis sólo cuando estábamos por allí. Ryan es un brujo poderoso, muy conocido en nuestras respectivas comunidades. Nadie se cruzará con él. Con Themis, ella estará fuera de la vista del Aquelarre. —Pero estará con Ryan, el único hombre en el que menos confías sobre la faz de la Tierra —señaló Mira rápidamente. —No confío en él, pero le conozco muy bien —admití. Me acerqué y cogí ambos brazos de Mira en mis manos—. El brujo necesita a un aliado, no un enemigo. Si te tiene de su lado, no tocará ni un pelo de la cabeza de Lily. De hecho, trabajará muy duro para ver que está protegida y feliz. Le enseñará a usar su don. Se ocupará de que recibe una excelente educación y que también aprende sobre nuestro mundo para que esté preparada para arreglárselas con los Nightwalkers, licántropos, brujos, Naturi, y cualquier otra cosa que el mundo decida lanzar sobre ella. —No lo sé —dijo Mira, mirando a mis manos. —Themis puede ofrecerle una vida algo normal —presioné—. No podemos hacer eso, no importa lo mucho que lo intentes. No quiero dejarla, susurró Mira en mi mente. Podía sentir el dolor que brotaba de su interior. Lily había sido su segunda oportunidad para tener un hijo, una segunda oportunidad en la vida, y se lo estaba robando. Pero entonces, la estaría perdiendo. Lo sé. Yo tampoco. Le contesté inclinándome y besando a su sien. —Tenemos que hacer lo mejor para ella —dije en voz alta cuando me aparté. —¡Entonces me quedo! —Gritó Lily mientras irrumpía en la habitación. Me alejé de Mira y me giré a tiempo de ver a la adolescente correr a través de la sala y agarrar mi brazo izquierdo. Sólo me podía suponer que había estado escuchando desde las escaleras. Después de que se había ido arriba, no me había molestado en comprobar para asegurarme de que se quedaba allí. Al igual que le había dicho a Mira, no estábamos preparados para manejar a un niño. Un padre de familia real hubiera comprobado para asegurarse de que estaban solos cuando comenzaran a discutir el destino del niño.

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—Tenemos que hacer lo mejor para tí —expliqué—. Es muy peligroso que te quedes aquí. Esa criatura que has visto, el Bori tiene planes para matar a Mira si no hago lo que desea. Tenemos que enviarte a algún lugar para que estés a salvo. —¡Me quiero quedar! —Presionó ella. —Es muy peligroso. No arriesgaremos tu vida —dijo Mira, poniendo su mano sobre el delgado hombro de la chica. —Bien. Enviadme lejos, pero permitidme volver una vez esté a salvo —respondió ella—. Quiero estar aquí contigo y con Danaus y Tristan. Me tratáis como si fuera normal. —No hay tal cosa como estar a salvo cuando estás con Danaus y conmigo. No podemos arriesgar tu vida —dijo Mira con voz suave. —Las personas con las que estarás te tratarán como si fueras normal —dije—. Themis es un centro de investigación que estudia a la gente como Mira y Tristan. Hay otros que tienen habilidades similares a las tuyas. Ellos te ayudarán a aprender a fortalecer tus habilidades, algo que ni Mira ni yo podemos enseñarte a hacer. En Themis, te volverás más fuerte. Si te quedas con Mira y conmigo, sólo obtendrás dolor. Lily apretó los labios tensamente, una inflexible línea mientras me miraba a mí y a Mira. —¿Alguna vez os volveré a ver? Mira dio una profunda risa, parecía ser la mitad de dolor y la otra mitad de alivio cuando tiró los brazos alrededor de los hombros de Lily y la dio un abrazo. —Nos verás de nuevo. Los días de fiesta. Las vacaciones de verano. Piensa en Themis como el colegio. Nos verás tan a menudo como sea posible, lo prometo. Lily me miró para la confirmación y asentí, forzando una sonrisa en mis labios. Todavía no sabía a dónde iba a estar después de mi partida de Themis pero haría todo lo que pudiera para mantener a Lily en mi vida durante unos pocos años más. —Mira, ¿puedes llamar a Ryan? Tenemos que buscarla un avión para esta noche —dije, arrastrándonos de nuevo a la cuestión ahora que Lily ya no era cuestión nuestra. —¿Me iré esta noche? No tengo mucha ropa. ¿Dónde está Themis? —Exigió, el pánico comenzó a arrastrarse en el interior de su voz. —Themis se encuentra a las afueras de Londres —intervino Tristan, poniéndose de pie otra vez. —Si Mira me puede prestar algo, te acompañaré a Themis. He estado allí antes. Te puedo presentar a algunas personas y te puedo ayudar a establecerte.

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—¡Por favor, Mira! —declaró Lily, tomando a la Fire Starter de la mano. —No puedo salir del país sola. Ni siquiera he estado en un avión antes. —Por mí está bien. —Mira asintió con la cabeza, cogiendo la mano de Lily en un apretón— . Gabriel, Matsui, y Tristan te acompañaran. Ellos vigilaran que te establezcas de manera segura, y si hay algún problema, te traerán directamente de vuelta a Savannah. Mira lentamente soltó la mano de Lily para quitar la suya antes de que saliera de la habitación y se fuera a su oficina para que pudiera hacer una ronda de llamadas telefónicas para arreglar las cosas con Ryan, organizar el vuelo, y contactar con Gabriel. Lily me miró cuando se puso de pie en el centro de la sala, de repente me vi muy solo. — Esto es lo mejor —repetí. La niña asintió con la cabeza, forzando una sonrisa en sus labios a pesar de que no llegaba a sus ojos. —He visto lo que los vampiros y los hombres lobo son capaces de hacer. Me enteré de lo que la criatura le hizo a la chica. Sé que tu mundo es peligroso. Aún así quiero quedarme, pero sé que no es seguro. Sé que esto es lo mejor. Una sonrisa finalmente levantó las esquinas de mi propia boca. Por lo menos ella me creyó. Por desgracia, todavía estaba intentando convencerme de que todo esto era lo mejor. Sólo que no se sentía así.

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Capítulo 30 Traducido por: Rihano Corregido por: Loo!*

—T

odavía no veo cómo ella será capaz de ayudarnos —dijo Mira por tercera vez desde que entramos en el coche. Sin embargo, a pesar de sus dudas, la Nightwalker llevó el llamativo BMW hacia el

largo camino de grava de LaVina. —Cuando la conocí este verano pasado, ella ya sabía de los Naturi. Es lógico que haya oído del Bori —repetí pacientemente por tercera vez—. Necesitamos encontrar la manera de enviar esta cosa de regreso a su jaula y no tenemos tiempo para rastrear a Jabari. Mira dio un pequeño resoplido mientras reducía la velocidad del coche hasta detenerlo y dejarlo en el estacionamiento. —Dudo que el Antiguo sepa —respondió ella—. He leído los diarios. No hay ninguna mención de cómo fue formada la jaula. Además, dudaba que Jabari estuviera dispuesto a ayudarnos. Yo sospechaba que el miembro del Aquelarre solo agarraría a Mira y desaparecería antes que arriesgarla al Bori. Tenía que proteger sus intereses ahora que ejercía el poder de control en el Aquelarre. Al menos, pensé que lo hacía. Mira nunca había descubierto donde yacían las verdaderas lealtades de Elizabeth. Las lealtades del otro miembro del Aquelarre permanecían siendo un misterio para nosotros. Incluso después de aparcar el coche y apagar el motor, Mira seguía sentada, sujetando el volante. Ella estaba mirando hacia adelante, aunque dudaba que viera realmente algo. —Ella está bien —le dije, resistiendo la tentación de poner mi mano sobre la suya. —Sí —suspiró. Todos habíamos salido al mismo tiempo. Mira y yo en un coche para LaVina, y Tristan, Gabriel, Matsui, y Lily en otro, hacia un aeródromo privado en el que tomarían el jet privado de Mira a Londres. Sabía que ella estaba a salvo, pero estaba preocupado por dejarla en manos de Ryan. Si bien creía lo que le dije a Mira sobre el brujo, aún tenía el poder para sorprenderme de vez en cuando. Prefería pensar que no se arriesgaría a la ira de Mira utilizando a la niña como un peón en su último juego.

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Con una sacudida de cabeza, Mira se bajó del coche al igual que yo. Sin embargo, ella me detuvo cuando cerré la puerta. —¿Llamaste y le dijiste que íbamos a venir? —Preguntó Mira. La casa estaba a oscuras excepto por una única bombilla desnuda encendida en el porche delantero. —No realmente —evadí. —¿Qué‖quiere‖decir,‖‚no‖realmente‛?‖—Exigió, golpeando la parte superior del coche con el puño. —No, no llamé con anticipación. Ella no estaba exactamente encantada de vernos la primera vez. No quise darle la oportunidad de decir que no —admití—. Solo vamos. Todo va a estar bien. —Mira metió las dos manos por el cabello y dejó escapar un gruñido. —Danaus, no vas a sorprender a las brujas. Y a juzgar por el trabajo que hizo por la suciedad en su sótano, estoy dispuesta a apostar que es una bruja poderosa. —Eso espero —murmuré mientras abría el camino hasta el porche delantero. Mis pasos por las escaleras de madera eran pesados, tronando en el silencio que cubría la zona. Claro, yo no había querido que ella supiera que íbamos a venir, pero no quería exactamente sorprender a LaVina tampoco. Mira se quedó atrás, moviéndose sin hacer ruido, como el viento. Antes de que pudiera tocar el timbre, una luz se encendió en la habitación del frente, seguida por otra luz en la sala principal. LaVina apartó la cortina de la puerta y frunció el ceño ante mí mientras meneaba la cabeza. Pero al menos ella desbloqueó y abrió la puerta. —Necesitamos tu ayuda —comencé antes de que pudiera decir nada. —¿Conseguiste que se alimentara? —Preguntó, señalando con la cabeza hacia Mira, que se movía detrás de mi hombro izquierdo. —He sido apropiadamente alimentada —ronroneó Mira, pareciendo burlarse de la bruja. LaVina sólo dio un pequeño bufido y abrió la puerta al resto del camino para que pudiéramos entrar en su casa. Al cruzar el umbral, vi que la anciana estaba envuelta en una suave bata floral sobre lo que parecía ser un camisón blanco. En sus pies estaban un par de gastadas pantuflas rosadas. Obviamente la habíamos despertado. —Siento haberte sacado de la cama —murmuré. Nunca se me había ocurrido que ella no estaría despierta. Me había vuelto tan acostumbrado a tratar con criaturas que deambulaban en la noche que había perdido el contacto con la mayoría de la humanidad que prefería el cálido confort de la luz del día.

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—Sucede de vez en cuando. Adelante —dijo, señalando a Mira para que entrara en la casa. Después de cerrar y bloquear la puerta, LaVina arrastró los pies por el pasillo principal, llevándonos a la cocina, donde encendió una luz cenital brillante que nos dejó a ambos, a Mira y a mí parpadeando mientras luchábamos por adaptarnos. —¿Les gustaría un vaso de té helado? ¿O tal vez prefieren un poco de café? —Ofreció LaVina, moviéndose hacia algunos gabinetes de madera color miel—. Me tomaría solo un minuto conseguir una olla de infusión. —No, gracias. Estaremos bien —dijo Mira. La Nightwalker dio un paso adelante y apoyó en sus antebrazos en la isla en el centro de la cocina—. Necesitamos hablar sobre el Bori. Recostado contra el mostrador que se alineaba en la pared trasera de la cocina, crucé los brazos sobre el pecho y observé a LaVina. Sus viejas manos manejando el papel de filtro. Pude ver un gesto sombrío empujando en una esquina de su boca. —¿Es ese el camino en el que el viento sopla ahora? —Murmuró, reanudando la tarea de poner el filtro en la cafetera. —No suenas sorprendida —comenté, pero no respondió de nuevo hasta que hubo terminado de preparar la cafetera. —¿Debería estarlo? —Dijo finalmente, mirándome por encima del hombro mientras sacó una taza de café con gatitos en ella—. Por lo que he estado escuchando, los Naturi ya han escapado de su jaula. Algo, obviamente, ha ido mal con el hechizo que los mantenía. ¿Por qué no estaría el Bori tratando de liberarse también? Miré a Mira para encontrar su vista fija en sus manos, sus hombros se desplomaron bajo el peso de nuestro fracaso. Los Naturi corrían libres porque fallamos en detenerlos. Rowe había estado dispuesto a asumir riesgos que no habíamos previsto. No íbamos a cometer el mismo error con Gaizka. —Fui contactado por un Bori llamado Gaizka —me deslicé pasando de su pregunta—. Él quiere su libertad. De alguna manera está aquí, pero no libre. No lo entiendo exactamente. —¿Vas a decirle cómo funciona, vampiro? —Exigió LaVina, poniendo su penetrante mirada en Mira. —Los Bori son poco más que energía espiritual pura —comenzó Mira con un suspiro—. Si ellos quieren interactuar con el mundo de alguna manera significativa, tienen que tener un cuerpo anfitrión, un avatar, un títere. —¿Como cuando apareció en tu casa en el cuerpo de un hombre mayor? —Sugerí.

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—Algo así —dijo con una mueca. Alejándose del mostrador, Mira se puso en pie y se volvió por que ella pudo mirarme—. Eso fue sólo un huésped temporal. Ellos pueden utilizar un cuerpo por un período corto de tiempo, pero su presencia tiende a contaminar el cuerpo, destruyéndolo. Ese hombre que viste probablemente está muerto ahora. Sin embargo, un Bori puede preparar un cuerpo para ser un huésped permanente así puede utilizarlo indefinidamente. Esa es la forma en que los atrapamos. —¿Qué quieres decir? —Le pregunté, un giro extraño en mi interior me hizo dar un paso atrás lejos de ella. —Los anfitriones humanos permanentes para el Bori fueron encerrados en una jaula mágica —explicó LaVina. —Les quitan su hogar permanente, la principal fuente de su energía, y son atrapados — continuó Mira—. El Bori tuvo que seguir a sus huéspedes humanos a la jaula. Sospechamos que son capaces de deslizarse aquí y allá durante un corto período de tiempo bajo circunstancias especiales, pero no serían capaces de escapar sin preparar nuevos huéspedes permanentes, algo que nunca tendrían la fuerza para hacer. —Hasta que llegamos —corregí. —Cierto — Mira estuvo tristemente de acuerdo. Di un paso hacia Mira mientras mis pensamientos se movieron en una nueva dirección. El suelo crujía bajo mis cambios de peso, por lo que la casa parecía gemir en el silencio mientras la noche se arrastró más allá de la hora de la medianoche. —No entiendo. Dijiste que no sabías cómo eran enjaulados. —No sé cómo fueron enjaulados o cómo la propia jaula se creó — respondió Mira, empujando sus manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros—. Sé que eran humanos enjaulados. —Sus anfitriones humanos —dije. —Humanos —presionó Mira, enviando un escalofrío por mi espalda. —Creo que los cuerpos que habitan estos Bori aún poseen las almas y la conciencia de sus dueños originales. Nosotros encerramos humanos en un intento de salvarnos a nosotros mismos de los Bori. Los Bori no son más que parásitos adheridos al cuerpo humano. Al igual que los Nightwalkers. —¿Personas inocentes están siendo atormentadas por estas criaturas? —Murmuré, mi cerebro luchando por rodear este horrible pensamiento.

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—‚Inocente‛‖ es‖ una palabra dudosa aquí —dijo Mira encogiéndose de hombros—. Tuvieron que hacer algún tipo de acuerdo con el Bori en primer lugar. Claro, muchos fueron engañados, probablemente, pero no tildaría a la mayoría de estas personas como inocentes. Por supuesto, dudo que alguno de ellos hubiera estado de acuerdo en miles de años de servidumbre a estas criaturas. —Y ahora has conseguido a uno con un interés en Danaus —agregó LaVina, aprovechando nuestras miradas combinadas de regreso a su cuerpo delgado. La vieja bruja arrastró los pies hasta la nevera y sacó un recipiente de crema—. Gaizka va a buscar tu punto débil. Él va a encontrar una manera de obligarte a hacer un trato con él para proteger algo que te importe. Y cuando lo hagas, finalmente va a ser libre. —A menos que nos puedas decir cómo enviarlo de vuelta —contrarrestó rápidamente Mira. —¿Qué te hace pensar que se cómo enviar a un Bori de nuevo a su jaula? —Soltó LaVina, dejando el recipiente de crema sobre el mostrador con un poco más de fuerza de lo necesario. Llenó la taza antes de poner la jarra en el stand de la cafetera—. No he tenido ningún trato con los de su clase. —Pero no tengo ninguna duda de que sabes cómo llamar a uno —dijo Mira. LaVina se dio la vuelta para poder mirar a la Nightwalker, pero Mira ni se inmutó. Estaba empezando a preguntarme si esta casa de pronto iba a caer sobre nuestras cabezas. Mira no necesitaba estar presionando todavía los botones de la otra poderosa criatura. Para ser un no-muerto, la Nightwalker tenía un deseo de morir. —Eres una bruja poderosa —dijo Mira, inclinándose de nuevo sobre el mostrador—. Lo suficientemente poderosa para detectar las diferentes energías que vienen de diferentes muestras de suelo y la forma de mezclarlas para que funcionen en armonía con tus propias habilidades. Puede que nunca hayas convocado a un Bori, pero estoy segura de que sabes cómo funciona el hechizo. Alguien de tu capacidad querría tener el conocimiento en su bolsillo trasero de emergencias. —Estás forzando tu suerte, vampiro —advirtió LaVina, mirando su café mientras más crema y azúcar lo convertían en marrón pálido. —Tal vez, pero sabes cómo —dijo Mira, por fin con una sonrisa en su cara cada vez mayor. Parte de la tensión disminuyó de mi propio cuerpo cuando parte de que su propia confianza regresó—. No te necesitamos para invocar uno. Te necesitamos para que nos digas cómo enviarlo de nuevo. La otra mitad de ese hechizo de invocación ha estado rondando en alguna parte alrededor de tu cerebro. Sólo necesitamos ese pedazo.

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—No es tan simple como quieres que sea —admitió LaVina con un movimiento de su cabeza. —No importa si es simple o no. Siempre y cuando sepas cómo hacerlo. Vas a ser la que lleve a cabo el hechizo mañana por la noche —dijo Mira, a lo cual LaVina dejó escapar una risa maravillosa, casi salpicando su café de la taza. —No vas a conseguirme cerca de cualquier lugar en el que esté ese Bori —dijo, riendo entre dientes. —Escucha,‖bruja…‖ —comenzó Mira, pero la agarré del codo cuando de repente apareció algo en la periferia de mis pensamientos, algo lo suficientemente fuerte como para hacer que el vello en la parte trasera de mi cuello se parara. —¿Estás ocultándome algo? —Demandé, pero tenía la sensación de que ya sabía la respuesta a esa pregunta. —¿Qué? —Preguntó Mira, mirándome con el ceño fruncido. —¿Estás cubriéndome? ¿Bloqueándome de visualizar a los Naturi? — repetí. —No —susurró. Un temblor recorrió todo su cuerpo, llegando a mis dedos a través de su brazo—. Lo olvidé. Mierda. ¿Cuántos hay? —Ocho y se están acercando. ¿Tienes un arma? —Un cuchillo a mi lado, pero mi arma está en el coche —dijo, su expresión sombría estaba creciendo. Podía entender por qué, ya que sus últimas salidas con los Naturi no habían ido bien. La mezcla de no dormir y Gaizka jugando con su mente había dejado a la Nightwalker luchando cada batalla, sin estar segura de lo que era real y lo que era solo una horrible pesadilla. No había podido ver claramente el mundo alrededor de ella, dejándola vulnerable a los Naturi. —Podemos manejar esto. Estamos en tu dominio y estás de vuelta a tu capacidad total —le dije, frotando mi pulgar a través de su brazo. Mira soltó una suave risa mientras se apartaba de mí, alejando su brazo libre de mis manos. —Sí, hemos estado en peores situaciones antes, ¿verdad? Sólo un paseo por el parque. Sólo que ahora nuestra arma más efectiva contra el Naturi había sido robada. Ya no podíamos combinar nuestros poderes o estaríamos alimentando a Gaizka directamente, poniéndolo a un paso más cerca de la libertad.

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—LaVina, nos encargaremos de ellos. Es posible que desees ir a esconderte en el sótano, por el momento —aconsejé. —¿Crees que vas a mantenerme a salvo? —preguntó, golpeando su taza de café en el mostrador. Mira puso los ojos en blanco mientras le daba la espalda a LaVina y comenzó a caminar fuera de la cocina. —Solo encuentra un lugar fuera del camino. —Lo cuidaremos —se quejó la Nightwalker, los tacones de sus botas golpeando en el suelo y casi ahogando sus palabras. Sin decir nada, seguí a Mira a través de la casa hasta la puerta principal. Cualquier cosa que dijera estaba seguro que molestaría a una de las mujeres y no iba a caminar hacia la trampa. ¿Por qué trataría de conseguir que arrancaran mi cara, cuando todavía tenía que enfrentar a los Naturi? —¿Dónde están? —preguntó Mira mientras envolvía sus dedos largos y delgados alrededor de la manilla de la puerta delantera. Parado directamente detrás de ella, dejé mis ojos cerrados a la deriva mientras enviaba finalmente mis poderes fuera de mi cuerpo y buscaba a través de la zona. Yo había llegado a estar tan en sintonía con la búsqueda de la Naturi, que se había convertido en una segunda naturaleza para mí y ahora lo estaba haciendo inconscientemente. Podía sentir los propios poderes de Mira pinchar en respuesta al tacto de los míos como si su cuerpo estuviera reflexivamente protegiéndose de mí. Tomó menos de un segundo para que mis poderes recogieran los cuerpos de ocho Naturi cruzar el largo patio delantero que conducía a la granja de dos pisos de LaVina. No podía decir de cual clan eran o cualquier otro detalle más allá del hecho de que eran Naturi. Sus poderes eran como una evidente cacofonía ruidosa en contraste con la aparentemente melodía hipnótica que se levantó de Mira. —Directamente delante de nosotros y poco a poco se acercan —le respondí, abriendo los ojos de nuevo—. Se están separando, por lo que lo más probable es que estén a pie. —Lo siento acerca de esto —murmuró Mira mientras su puño se apretaba alrededor de la perilla—. Debería haberlo hecho. —Déjalo. Es mejor enfrentarlos ahora en lugar de mañana con Gaizka —dije, cortándola. —Entonces vamos a limpiar mi dominio —dijo Mira antes de abrir sacudiendo la puerta delantera.

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Salimos al porche y rápidamente vimos ocho figuras oscuras acercarse a través del césped. Todos ellos eran altos y delgados, vestidos con ropa oscura que les permitía mezclarse con la noche. A la vista de ellos, mi ritmo cardíaco se aceleró y los músculos en mi pecho se constriñeron. La adrenalina llenó mis venas ante la promesa de la batalla, mientras que mis pensamientos se desaceleraban hasta un punto preciso de enfoque. No era sólo mi oponente y yo. Más de mil años de batallas habían llenado mi existencia, y todos ellos guiaban hacia ese único momento de claridad antes de la primera salpicadura de sangre. Hasta que Mira había entrado en mi vida, incluso el miedo se había escurrido de la lucha. La Nightwalker había sido la primera en recordarme que había cosas peores que la muerte esperándome. —¿De qué clan crees que son? —Le pregunté mientras bajaba las escaleras. La Nightwalker hizo un gesto con la cabeza hacia el cielo, donde las nubes oscuras habían comenzado a juntarse. —Al menos uno es del clan del viento —dijo mientras sacaba un cuchillo. Fruncí el ceño. El clan del viento poseía la habilidad de controlar el clima, lo que significa que también podrían bajar golpe tras golpe de relámpagos. De ahí el recelo de Mira por este clan en particular, estaba dispuesto a apostar que creía que pudiera sobrevivir a un golpe directo de un rayo. Yo ni siquiera estaba seguro de que podría. Tendríamos que localizar y sacar a los miembros del clan del viento tan pronto como fuera posible. —¿Quieres mi pistola? —Ofrecí el arma de una funda en mi baja espalda—. Puedo hacer una carrera por la otra arma en la guantera. —Quédatela —dijo Mira, sacudiendo la cabeza—. Eres un objetivo mejor que yo. He aprendido un par de trucos. —Tomando la iniciativa, la Nightwalker entró al centro del gran patio bajo las ramas de un árbol de roble macizo con las manos plantadas en las caderas estrechas. Me quedé atrás, listo para disparar una ronda de tiros si ellos hacían tanto como acercarse en nuestra dirección. —Ustedes no fueron invitados a mi dominio —dijo Mira a los Naturi. —No eres bienvenida en nuestro mundo —respondió con aire de suficiencia una mujer Naturi, dejando mis dedos con ganas de apretar el gatillo y enterrar una bala en medio de su frente. —Iros ahora, o nos veremos obligados a masacrar a todos —gritó Mira. Al mismo tiempo, ella llevó la mano izquierda a su lado e invocó una bola de fuego. Mientras estaba de pie a varios metros de distancia, podía sentir el toque frío de sus poderes al rozar contra mi cara.

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En respuesta a la amenaza evidente de Mira, tres Naturi llevaron también sus manos sólo para tenerlas inmediatamente envueltas en llamas, equiparándose con la postura de Mira. Una onda de risa se propagó entre los Naturi. No sólo nos superaban en número, sino también había Naturi del clan de la luz entre sus números. Eso llevó a Mira al borde, ya que podrían contrarrestar cualquier ataque de fuego que posiblemente pudiera invocar. —Tú eres la que comenzó esta lucha —dijo uno de los Naturi del clan de la luz—. Aquellos en el conservatorio no constituían una amenaza para ti. —Cualquier Naturi dentro de mi dominio es una amenaza a mi pueblo —gritó Mira de nuevo. El Naturi dio un suave resoplido, levantando la barbilla. —Ella nos advirtió que podrías no estar dispuesta a compartir. —Por un momento, me pregunté si ella se refería a Cynnia o Aurora, pero esos pensamientos fueron rápidamente empujados a un lado. ¡Danaus, dispararles ahora! Gritó Mira en mi cabeza. En un solo movimiento uniforme, levanté el arma con ambas manos y disparé tres tiros rápidos, aterrizando dos en las cabezas de la

Naturi del clan de la luz.

Por desgracia, el tercer miembro del clan de la luz ya estaba en movimiento al tiempo y la bala fue ligeramente desviada de su objetivo, golpeándole en el hombro. Dos Naturi dieron el suelo con un duro golpe. Un trueno retumbó en el silencio y los Naturi cargaron. Apreté un par de rondas a los tres que se dirigían hacia mí, pero todos los tiros erraban sus blancos mientras me veía obligado a zambullirme para cubrirme. Bolas de fuego fueron arrojados a mí en una rápida sucesión, me puse de espaldas hacia la casa y lejos de Mira. Los instintos se levantaron para tomar el control de mi cerebro y me encontré a mi mismo alcanzando mis poderes para poder hervir la sangre en sus ágiles cuerpos, pero luché contra el impulso. Sabía que si Mira y yo combinábamos nuestros poderes, las almas de los muertos irían directamente a Gaizka, pero no estaba seguro de si el Bori se beneficiaría si yo mataba a los Naturi usando solo mis propios poderes. El Bori había sido el único que me daba esta habilidad, ¿por qué no se beneficiaría? Con un gruñido, me lancé de nuevo sobre mis pies, con el arma apuntando a los Naturi mientras se acercaban a mí. Por encima, el trueno estalló en el cielo cuando la tormenta fue creciendo en intensidad. Volví la vista al Naturi que estaba colgando, controlando la creciente tormenta. Traté de disparar una ronda de tiros, pero en ese momento, lanzó un par de alas blancas, atrapando al viento así que esto me llevó al cielo. Disparé dos rondas,

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pero sólo logré desprender algunas plumas antes de que más bolas de fuego vinieran acelerando hacia mí. No fui lo suficientemente rápido esta vez. Un nudo de las llamas se estrelló contra mi mano derecha, quemando la carne y haciendo que dejara caer el arma en la hierba. Guardando mi mano derecha en contra de mi estómago mientras trataba de ignorar el dolor que latía en mí, cogí la pistola con la mano izquierda sólo para soltarla inmediatamente de nuevo. El metal quemó mi mano ya que había sido calentado por la bola de fuego. Alejándome unos pocos metros de mis depredadores, tomé el cuchillo que había unido a mi cinturón. Me volví, dispuesto a tomar a mis oponentes. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho y un sudor frío corría por la parte de atrás de mi cuello. Por primera vez en mucho tiempo, había empezado a dudar de mi capacidad para salir de esta lucha vivo. Durante mucho tiempo había confiado en mi capacidad para escapar de cualquier situación en contra de una criatura oscura sin contemplar las posibles consecuencias. Ahora que mis poderes habían sido retirados de mí por la amenaza de algo más oscuro, yo era simplemente un ser humano contra criaturas mucho más fuertes que yo. —¡Hiérvelos, Danaus! —Gritó Mira. Alcancé a vislumbrarla por la esquina de mi ojo, atrapada en un tiroteo con tres Naturi rodeándola. Pronto, ellos tendrían éxito en tumbarla al suelo. —¡No puedo! ¡Gaizka! —Grité de vuelta—. ¡Ganaría fuerza! —Mierda —maldijo Mira en voz baja, a raíz de esto con un gruñido cuando ella tiró otra bola de fuego a un Naturi que aguardaba. Estábamos atrapados. Y luego vino el rayo. El Naturi frente a mí retrocedió un par de pasos antes de que un rayo golpeara el suelo a pocos metros de donde yo había estado de pie. Salté más lejos del lugar. Un grito de dolor se me escapó cuando aterricé sobre mi mano derecha quemada, la cual estaba sanando demasiado lenta para mi gusto. Me di la vuelta y rápidamente me puse sobre mis pies. Otro rayo se estrelló contra un gran árbol de roble, dividiéndolo en el centro. Lancé mi hombro contra la espalda de un Naturi, tirándolo al suelo. Haciendo una mueca de dolor insoportable, envolví mi brazo derecho alrededor de la cintura de Mira y la llevé varios metros antes de que cayéramos al suelo. Detrás de nosotros, el árbol debajo del que ella había estado de pie se partió y se desplomó al suelo en una fuerte explosión. Ramas delgadas nos cubrieron a medida que fallamos en movernos fuera del alcance del enorme árbol.

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Gemí mientras rodaba sobre mi espalda, con mi cuerpo protestando a cada movimiento. —Necesitamos salir de aquí —dije en voz baja, rezando que la naturaleza no pudiera oírme pronunciar las horribles palabras sobre la lluvia torrencial que había comenzado a caer. —¡Usa tus poderes! —Soltó Mira, saliendo de debajo de mi brazo mientras se sentaba. Sus ojos brillaron de un lavanda vibrante mientras la energía pulsada a su alrededor en ondas frías como un frío ártico—. Ellos están equiparándose conmigo fuego por fuego. No puedo siquiera acercarme lo suficiente para usar mi espalda. —Gaizka se hará más fuerte —le dije, sentándome también mientras mantenía mi mano metida contra mi estómago. —Estás herido. —Sanaré —murmuré, luchando por volver a mis pies. Los Naturi venían y sería sólo cuestión de segundos antes de que el rayo impactara en el lugar exacto donde estábamos sentados. —He tenido suficiente con esto —gruñó Mira. Empujándose sobre sus pies, la Nightwalker agarró el cuchillo de mi mano izquierda de modo que ahora tenía una cuchilla en cada mano. Sus hombros estaban dolorosamente rígidos mientras acechaba a los cinco Naturi que quedaron en el suelo—. Quédate detrás de mí —dijo. La Fire Starter me lanzó una breve mirada por encima del hombro y noté que sus ojos ahora brillaban de un rojo siniestro, algo que nunca la había visto hacer antes. Ni siquiera cuando ella se perdió en el fragor de la batalla o atormentada con el dolor de mis poderes empujando a través de su cuerpo. El Naturi golpeó a Mira con bolas de fuego, pero las llamas parecían bañarle sin causar daño a su cuerpo. Sus movimientos eran una sombra, sin embargo, cada trozo de la hoja fue preciso en su ejecución. El Naturi no pudo moverse con la celeridad suficiente para defenderse. Dentro de un par de segundos, el Naturi femenina se desplomó al suelo, con la cabeza rodando por el césped mientras sus entrañas se derramaron de su cuerpo. Dos se precipitaron hacia Mira, pero solo para terminar tan rápidamente en la misma condición. Un segundo después, se tiró a su izquierda, esquivando un rayo que golpeó el terreno en el que había estado de pie. Ni siquiera había lanzado una mirada al cielo. Algo se retorcía en mi interior mientras la miraba. Conocía el estilo de lucha de Mira. Había peleado con ella y pasado las noches viéndola luchar con los Nightwalkers, licántropos y Naturi. Nunca la había visto moverse así. Ella era más rápida, más precisa, más despiadada en sus movimientos.

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La Nightwalker se retorció alrededor mientras bloqueaba una barra dirigida a su corazón, y echó su brazo izquierdo hacia mí. Al mismo tiempo, una fuerza masiva se estrelló contra mi pecho. Me tiró hacia atrás varios metros, enviándome a estrellarme de nuevo en el suelo. Sin embargo, antes de que golpeara la tierra empapada, vi un rayo golpear en el lugar en que había estado de pie. El latido de mi corazón volvió y un nudo se formó en mi garganta. Mira no podía mover cosas con su mente. Entre el resplandor rojo de sus ojos y el aumento de la velocidad y destreza, algo estaba controlando a la Nightwalker. —¡Gaizka! —Grité en el aire, pero no recibí respuesta. Pude sentirlo ahora que sabía lo que estaba buscando. Había un nuevo poder dando vueltas a nuestro alrededor, llenando la oscuridad que parpadeaba y bailando en la luz del fuego. El Bori había tomado el control de Mira. Mientras me recobraba, el Naturi del viento a quien le habían brotado alas antes tocó ligeramente hacia abajo en el suelo detrás de Mira mientras ella luchaba con los últimos dos Naturi de clan de la luz. —¡No! —Grité, pero yo sabía que Mira no tendría tiempo suficiente para reaccionar. Estaba rodeada. No hubo un segundo pensamiento, ninguna duda en mi mente. Llamé a mis poderes y extendí la mano por el Naturi del viento. Gritó adolorido mientras levantaba su espada, preparándola para sumergirla en la espalda de Mira. Dejó caer la espada mientras comenzaba a arañarse los brazos y el pecho. Pero ya era demasiado tarde. Su sangre ennegreció su carne antes de finalmente burbujear a través de esta con un siniestro pop y un silbido. Un segundo más tarde, Mira acabó con el segundo de los dos Naturi. Acabó a la criatura con una ola masiva de fuego, iluminando la noche hasta el punto en que parecía como si el sol se hubiera instalado en la Tierra entre nosotros. Cuando ella apagó las llamas, el Naturi estaba reducido a un montón de cenizas. Con la amenaza destruida, Mira se desplomó de rodillas, su cuerpo parecía convulsionar. Corrí hacia ella. Mis pies se deslizaron de debajo de mí en la hierba mojada mientras me detenía a su lado. Agarré sus hombros, sosteniéndola en posición vertical para así poder mirarla a la cara. El resplandor había desaparecido por completo de sus ojos, pero sus iris ahora se habían ampliado hasta el punto de borrar lo que había sido violeta en sus ojos. El terror se había apoderado de ella. —Eso estaba dentro de mí —balbuceó, con el horror llenando su tono—. No podía luchar contra esto. Podía sentirlo en mi cabeza, en mi cuerpo. Controlando todo. Traté de gritar. Intenté alcanzarte. No podía hacer nada.

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—Se ha ido ahora, —dije, sólo para ser inmediatamente contradicho. —No tan rápido, hijo mío, —anunció una voz áspera y hueca que se había vuelto demasiado familiar para mi gusto. Me volví para encontrar una figura fantasmal parada a sólo unos pocos metros de distancia. Un adolescente con el pelo de punta y ropa holgada que estaba cruzado con cadenas, parecía completamente humano si no fuera por el hecho de que podíamos ver a través de él. —Tu reticencia a usar tus dones va a hacer que te maten —se burló Gaizka—. Si la Nightwalker no hubiera estado aquí, no habría sido capaz de salvarte. Me decepciona que no acabaras con esta gentuza correctamente. Pero sin embargo conseguirás otra oportunidad de encontrar algo mañana en la noche. —No te ayudaremos a liberarte —ladré, con mis manos apretando los temblorosos hombros de Mira. La lluvia fue disminuyendo, pero el temblor no era del intenso frío que mordía a los dos. Podía sentir el miedo que inundó sus sentidos. Ella estaba mirando a su creador, uno de los creadores de todos los Nightwalkers. Estaba mirando a la cara de la otra criatura que aún podía controlarla. Ni siquiera podía luchar con este, como podía con Jabari o conmigo. El Bori se echó a reír, enviando un ruido amargo y frío volando por el aire. —No recuerdo haberte dado una opción. Mañana por la noche, por fin estaré libre de mi jaula, y tú, hijo mío, vas a ser mi llave. —Nosotros n-no te ayudaremos —soltó Mira, luchando para detener sus dientes castañeteando. Gaizka se rió de nosotros mientras súbitamente fuimos lanzados, nuestros cuerpos volaron por el aire en diferentes direcciones. Mi espalda se estrelló contra la pared lateral del coche de Mira, mientras que la vampiro golpeó el tronco de un árbol de roble parado cerca de la mitad del patio. Interiormente me encogí, mi corazón casi llegando a pararse cuando la vi caída allí por un momento. Una rama de árbol fuera de lugar podría haberla estacado en un segundo, absorbiendo su vida antes de que pudiera tomar aliento para gritar. Arrodillado sobre mis manos y las rodillas en el barro, observé a Mira, esperando verla moverse, cualquier cosa que demostrara que todavía estaba viva. El Bori podría necesitarla con vida, pero eso no significaba que no pudiera cometer un error impulsivo. Después de un par de segundos, Mira también se levantó sobre sus manos y rodillas, permitiéndome expulsar la respiración contenida. La vampiro invocó una bola de fuego y trató de arrojarla al Bori, pero su brazo se detuvo a medio swing como si hubiera golpeado

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un muro invisible. Gaizka levantó una mano y cerró sus dedos, causando que Mira extinguiera la llama. Por un momento, sus ojos brillaron rojos, pero un grito de terror todavía estaba rasgando su pecho mientras ella luchaba. —¡Déjala! —Grité, poniéndome de pie. Invoqué a mis propios poderes y traté de concentrarme en el centro de la energía que bailaba en el aire. Pero todos los intentos para vencer a la criatura fueron inútiles. No tenía cuerpo para mí ataque. Yo no tenía manera de luchar contra la energía pura. No tenía un ataque efectivo contra una criatura que era poco más que un fantasma. —Escucha sus gritos, Danaus —dijo Gaizka durante los gritos sin fin que escapaban de Mira, rompiendo el silencio del campo—. Los Naturi no son nada en comparación con lo que puedo hacer con ella. Sálvala haciendo lo que deseo. Me liberas y ustedes dos estarían protegidos. El Bori finalmente puso en libertad a Mira, y ella se dejó caer sin fuerzas en el suelo. Gaizka lentamente desapareció de la vista, dejando a Mira sentada en el barro en el patio delantero de LaVina. Corrí a su lado y recogí su tembloroso cuerpo en mis brazos. Un árbol grande y roto ardía junto a nosotros, mientras que los cuerpos muertos de la Naturi yacían dispersos por el patio como adornos rotos. Teníamos que encontrar una manera de detener al Bori, pero tuve un miedo creciente de que no fuera a sobrevivir a este encuentro si tuviéramos éxito. ¿Qué pasaba si, durante los últimos mil años, Gaizka había estado simplemente preparándome para convertirme en su próximo huésped permanente?

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Capítulo 31 Traducido por: Rihano Corregido por: Virtxu

A

poyé la espalda contra la pared exterior de piedra del edificio de apartamentos de Abigail Bradford, oculto en las sombras que cubría Factors Walk. Estaba parado casi en el punto exacto donde Lily había

visto por primera vez a Gaizka hace muchas noches. El lugar donde había empezado todo, y donde el Bori finalmente aparecería. El sol se había puesto hacía casi una hora, y por encima de mí, las farolas explotaron alrededor de Bay Street, creando un nuevo molde de sombras en el estrecho callejón. LaVina había aceptado a regañadientes venir, cuando pasé por su casa esa tarde. Los trabajadores seguían dando vueltas por su jardín, limpiando los escombros del árbol caído. La vieja bruja no había estado particularmente contenta con el lío que hicimos de su propiedad, pero cedió a medida que se centró en conseguir que Mira saliera de su estado casi catatónico. La Nightwalker se había enfrentado con los Naturi y el Bori en menos de seis meses, pesadillas que habían sido desterradas de la Tierra durante siglos. Y yo había traído a ambos a su vida. Mira había prometido encontrarme fuera del apartamento de Abigail Bradford, pero una parte de mí no se sorprendería si no se presentaba. Ella había tenido suficiente. Y en verdad, se trataba de mi lucha. Estaba empezando a temer que sólo sería un objetivo para Gaizka. La voz constante y crítica de LaVina flotó hacia mí desde donde ella se sentaba en un banco cerca de la barandilla por encima de los Factors Walk. Yo la había dejado allí tejiendo rosas de Savannah con hojas de palma seca. —Llegas tarde —se quejó. —Lo siento —respondió Mira sarcásticamente—. Me detuve por un baño. Miré hacia arriba por las escaleras detrás de mi hombro izquierdo para ver a la Nightwalker bajando vestida con su típico atuendo de cuero negro. Atado a la cintura y las piernas un surtido de cuchillas. Su abrigo de cuero negro bailaba un poco mientras se

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movía, mientras que sus botas de cuero estaban casi en silencio en la acera de piedra y concreto. Estaba lista para la batalla. —¿Oíste algo de Lily? —preguntó en tono más suaves cuando llegó al último escalón. —Tristan me llamó hace una hora para decir que ella estaba a salvo y que se encontraban en el Complejo —le respondí, una media sonrisa tirando de una esquina de mi boca. Mira asintió con la cabeza. —Tristan me llamó justo antes de salir de la casa. Él dijo que iba a permanecer durante unos pocos días para asegurarse de que estuviera establecida apropiadamente. —Eso nos dará tiempo para conseguir establecer algunas cosas aquí —dije. Mira asintió con la cabeza, sus labios estaban apretados en una línea dura, delgada mientras apretaba la mandíbula. En el exterior, era toda furia fría y odio inamovible, pero podía sentir la corriente subterránea de miedo murmurando a través de ella. Extendí la mano y moví un mechón de pelo que se había caído en frente de sus ojos. Dejé que mis dedos vagaran a través de su fría mejilla, acunando su rostro. Por un momento, me arrepentí de todas las oportunidades que había tenido para besarla, pero no lo hice. Quería decirle que se fuera. Quería decirle que se subiera en un avión y volara tan lejos de mí como le fuera posible, pero mi garganta se cerró y no pude pronunciar una sola palabra. Para mi sorpresa, Mira me sonrió antes de voltear la cara para presionar un beso en la palma de mi mano. —Quiero estar aquí. Es donde pertenezco —dijo. No debería haber estado sorprendido. Cuando estábamos cerca, éramos fantasmas constantes en las mentes de cada uno. Apreté mi agarre en su cara y empecé a empujarla más cerca cuando el sonido de pasos que se acercaban hizo eco en los altos muros de piedra de los edificios circundantes. Dudando lentamente la solté, dejando que mis manos cayeran a mis costados. Mira puso las manos a ambos lados de mi cara y me llevó cerca, presionando sus labios frescos contra los míos en un beso que me dejó ahogándome. Pero el contacto había terminado casi tan rápidamente como había comenzado, mientras se apartaba de mí, volviendo su atención a nuestro compañero más nuevo. Los hombros de Mira cayeron con alivio, pero un ceño fruncido aún empañaba sus labios mientras miraba al recién llegado. Me volví para encontrar a Emma Rose, la joven que manejaba el mostrador del tranvía de visitas, subiendo la colina para entrar en el ancho callejón.

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—Emmy, tienes que salir de aquí —declaró Mira. La Nightwalker trató de pasar dándome la vuelta, pero agarré su codo izquierdo, tirando de ella para detenerla en seco. Algo estaba mal aquí. Emma Rose no podía haber sabido que Mira iba a estar aquí y no había manera de que la Nightwalker le hubiera dicho a su amiga donde iba a estar cuando ella venía a encontrar a un peligroso Bori. —¿Qué estás haciendo? —exigió Mira, tratando de liberar su brazo, pero me negué a liberarlo. Envié mis poderes fuera de mi cuerpo, sentí la misma energía que había sentido anoche en donde LaVina permaneciendo en el aire. Mientras Emma Rose daba vuelta a la esquina, pasando por la sombra proyectada por un edificio, un resplandor rojo iluminó débilmente sus entrecerrados ojos, mientras una sonrisa oscura crecía en su atractivo rostro. Gaizka había tomado posesión del cuerpo de Emma Rose. —¡No! —gritó Mira, por último sacudiéndose de mi agarre. Se tambaleó hacia adelante unos cuantos pasos antes de que yo consiguiera agarrarla de sus brazos de nuevo, evitando que atacara a la criatura que había tomado el control de su amiga—. ¡Suéltala! — gritó Mira con voz ahogada, sin dejar de luchar en contra de mi sujeción. —¿O qué? —Rió una voz vagamente familiar, una mezcla de la voz suave de Emma Rose y el tono áspero y chirriante de la de Gaizka—. ¿Me quemarás para que salga fuera de ella? Retrocedí a Mira varios metros, atrayéndola más profundo en las sombras que envolvían Factors Walk. Gaizka nos siguió, moviéndose alrededor del edificio y fuera de la vista de cualquiera que pudiera mirar en nuestra dirección. El Bori se detuvo delante de la puerta que conducía al apartamento de Abigail Bradford. Descansando su mano en la puerta, la criatura volteó su cabeza hacia nosotros y sonrió. — Buenos recuerdos —ronroneó Gaizka en la voz de Emma Rose—. Es donde todo comenzó. —¿Cómo? —pregunté, con mis ojos posicionados sobre Emma Rose. —¿La chica? —dijo Gaizka, abriendo los brazos de Emma como si estuviera modelando un vestido nuevo—. Ella es una buena chica. Cuando un ángel se apareció ante ella en oración, no dudó en aceptar mi pedido de ayuda. Mientras el Bori hablaba, un par de blancas y brillantes alas surgieron de la espalda de Emma Rose y un resplandor blanco se extendió a su alrededor. Pero la ilusión se fue casi

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tan rápidamente como había llegado, como si el Bori no tuviera la fuerza necesaria para mantenerla. —Emmy es una devota Católica —dijo Mira, horrorizada—. ¡Ella no te hubiera cuestionado! —Qué lástima —murmuró Gaizka—. Por supuesto, debo confesar que las cosas no han ido como yo hubiera deseado. Pensé que para este momento ambos habrían destruido a unos pocos Naturi para mí. —No vamos a ayudarte más —dije con firmeza, moviendo a Mira detrás de mí—. No ganarás tu libertad a través de nosotros. —¿Estás dispuesto a arriesgar las vidas de la población de Savannah con esa postura? — preguntó Gaizka, arqueando una ceja hacia mí mientras su sonrisa se ensanchaba. —No te permitiremos hacer daño a nadie —dije, sacando una navaja de mi costado. No podía usar una pistola mientras estábamos dentro de los límites de la ciudad. El ruido solo atraería a una multitud y llamaría la atención de la policía. Lo último que necesitábamos era una multitud reunida para que el Bori pudiera fácilmente comenzar su masacre de la ciudad. Me quedé mirando el cuerpo de Emma Rose, con un nudo cada vez mayor en la garganta. Para poner fin a Gaizka, tendría que matarla, algo que la dulce chica no se merecía. Podía fácilmente imaginarla observando esta escena desplegarse, gritando en el interior, aterrada, e iba a empeorar las cosas, atacándola. Realmente deseé que no pudiera sentir el dolor, pero una parte de mí sabía que lo haría. Gaizka echó atrás la cabeza de Emma Rose y soltó una risa salvaje, alegre mientras cruzaba los brazos sobre el delgado estómago. —Soy el último del que tienes que cuidarte. En ese instante, sentí un cambio en la energía fluyendo a través del callejón como si un viento frío se hubiera deslizado a través de mí. Apreté el agarre en mi hoja y me preparé para avanzar hacia el Bori cuando un dolor agudo apuñaleó mi espalda, enviándome sobre mis rodillas. Grité, casi dejando caer el cuchillo mientras trataba de alcanzar la parte de atrás para encontrar lo que había causado el dolor insoportable. Esto cambió mientras sentía la hoja siendo empujada de mi espalda. Me retorcí alrededor de la mejor manera que pude para encontrar a Mira sosteniendo el cuchillo con ambas manos, los dedos cubiertos de mi sangre.

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La cara de la Nightwalker estaba completamente en blanco, pero tenía los ojos una vez más brillantes de un rojo siniestro. Gaizka no sólo estaba habitando el cuerpo de Emma Rose, sino también había tomado el control de Mira. Apretando los dientes contra la oleada de dolor, me aparté de la Nightwalker, poniéndome directamente entre ella y el Bori. Me levanté de inmediato sobre mis pies, tratando de ignorar el flujo de sangre que estaba corriendo por mi espina dorsal. Mira había cortado a través del músculo y se sentía como que había cortado uno de mis pulmones mientras luchaba por recuperar el aliento. La herida estaba curándose, pero era sólo una cuestión de tiempo antes de que la Nightwalker me hiciera unas pocas heridas más a tono hasta que finalmente me desangrara. —Forzándome a matar a Mira no te hará estar más cerca de la libertad —solté—. Sin Mira, no puedo ayudarte. —Di la vuelta a mi derecha mientras Mira lentamente se acercaba a mí. La Nightwalker todavía con el cuchillo ensangrentado en la mano. Por ahora, Gaizka parecía contento de permitirnos cortarnos el uno al otro. No había aprovechado la capacidad de la Nightwalker de controlar el fuego. Yo no tenía defensa contra tal ataque, a menos que utilizara mi propia capacidad para hervir la sangre de Mira. —Oh, mi querido muchacho, no tienes idea de las muchas maneras en que puedes ayudarme. —Se rió Gaizka en voz baja—. Mira no es la única Nightwalker que puedes controlar. Has conseguido que la energía Bori fluya por tus venas. Estoy seguro de que con un poco de práctica, puedes controlar a cualquier Nightwalker que tú quieras. —Pero no de la misma manera en que puedo controlar a Mira —me salí mientras esquivaba una cuchillada dirigida a mi garganta. Mira se agachó y cogió una segunda hoja de su costado con la mano izquierda. Acuchilló hacia abajo con el nuevo cuchillo, tratando de dirigir la hoja a través de mi pecho. Me tiré fuera del camino, con mi corazón tronando en los oídos. Tenía que encontrar un camino para desarmarla y golpearla de modo que el Bori ya no pudiera controlarla, alejándola del peligro. No quería matarla, pero no iba a permitirle que me debilitara hasta el punto de que no tuviera más remedio que acatar los deseos de Gaizka. —Cierto —ronroneó suavemente Gaizka—. Mira es el más eficiente asesino que me he encontrado alguna vez, pero si tú no la usas entonces no tenemos necesidad de ella. Ella es simplemente una distracción de la tarea principal a la mano. —¿Así que tú me quieres para matarla? —le pregunté, arriesgándome a dar un vistazo por encima del hombro al Bori.

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—Sí —siseó Gaizka. El resplandor rojo en los ojos de Emma Rose pareció llamear brevemente antes de regresar a su brillo normal—. Y tú no harás tal cosa sólo porque yo lo mande, por lo que la matas o ella te mata. —No lo harás —le dije, bajando el cuchillo a mi lado. Me incorporé de mi postura defensiva, frente a Mira. La Nightwalker parecía detenida por un momento y parpadeaba hacia mí como si Gaizka hubiera abandonado temporalmente su mano sobre ella—. Me necesitas. No me mataras. —Tú representas una inversión de mil ochocientos años, pero puedo hacer otro como tú. Siempre hay más seres humanos buscando una manera de engañar a la muerte, aumentar en gran medida la fuerza y el poder. Soy inmortal y muy paciente. Puedo esperar —se burló Gaizka. Los ojos de Mira volvieron a su antiguo resplandor rojo justo un segundo antes de que se me atacara de nuevo con el cuchillo. Salté hacia atrás, pero el vampiro fue un poco más rápido, rasgando la hoja a través de mi pecho. Mi chaqueta de cuero se llevó la peor parte del golpe, pero la punta de la hoja barrió a través de la abertura de la chaqueta. Desgarró mi camisa de algodón y cortó unos pocos milímetros de profundidad en mi carne. —¡No! —gritó Mira. La mano que sostenía el cuchillo temblaba y ella dio un medio paso brusco hacia atrás. —¡Mira! ¡Obedéceme! —mandó Gaizka, elevando su voz por primera vez desde que entró en el callejón. —¡Pelea, Mira! —grité. —No puedo —gimió ella, apretando los dientes justo antes de llevar su hoja sobre mí de nuevo. Esta vez, levanté mi propio cuchillo, bloqueándola de que me apuñalara en el corazón. Ella parecía estar moviéndose un poco más lento esta vez, como si finalmente estuviera luchando contra el Bori. Gotas de sangre brotaron en su frente, mientras una lágrima corría por su mejilla. Su cuerpo temblaba y su mandíbula estaba apretada. No tenía duda de que ella estaba luchando con todo lo que tenía, pero no era suficiente. —¡LaVina! —grité, mientras luchaba para empujar a Mira lejos de mí—. Podría realmente aprovechar tu ayuda justo ahora. —No puedes hacer nada sin Mira —dijo la vieja bruja desde algún lugar detrás de mí. Sonaba un poco más cerca, lo que indicaba que había más probabilidades de que hubiera bajado las escaleras hacia el callejón—. Vas a necesitar liberarla. —No veo que eso pase, vieja —se burló Gaizka—. La Nightwalker es mía para controlarla.

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—Danaus puedes hacerlo —dijo con confianza—. Háblale, cazador. Alcánzala. Con un gruñido, finalmente empujé a Mira lejos de mí. Antes de que ella pudiera moverse, invoqué todos mis poderes y rápidamente me empujé en su mente. La Nightwalker gritó y trastabilló un par de pasos hacia atrás, agarrando su cabeza con ambas manos sin soltar los cuchillos. Su mente era un remolino de niebla gris. Al principio, ni siquiera podía localizarla. No había ninguno de sus caóticos pensamientos de costumbre, sin la mezcla cacofónica de emociones tirando de una manera u otra. Entonces encontré el delgado camino de dolor que dio lugar a cantidades cada vez más grandes de dolor hasta que el mundo parecía andar completamente rojo. En medio de todo esto, encontré los pensamientos de Mira que se apiñaban en una pequeña bola apretada. Mira. Oh, Dios Danaus. Mátame ahora, se quejó ella. ¡Ayúdame a luchar contra esto! No puedo. No puedo seguir luchando. Tanto dolor. Tan cansada. ¡Cuidado! Me aparté de sus pensamientos solo lo suficiente para que yo también fuera consciente de mi entorno externo. La Nightwalker se abalanzó sobre mí. Pero ahora que estaba en su mente, también podía escuchar el comando. Esquivé un golpe que tenía por objeto empalarme a la vez que bloqueaba el segundo cuchillo, el cual estaba dirigido a mi cara. Agarrando ambas muñecas lo mejor que pude con un cuchillo que aún estaba sujeto en mi mano derecha, todavía sujetándola mientras me hundí en sus pensamientos. No mataría a Mira. No permitiría que el Bori me obligara a matar a esta mujer, incluso si eso significaba arriesgar mi propia vida. ¡Ayúdame a luchar contra esto! ¡Ahora! ordené. Al mismo tiempo, empujé con todas mis fuerzas contra la niebla espesa y el zumbido de energía que afloraba a través de su delgado y tembloroso cuerpo. Empujé hasta que finalmente sentí que comenzaba a menguar. Podía sentir a Mira a mi lado en sus pensamientos. Ya no estaba luchando por liberarse de mi agarre en sus brazos, sino que estaba enfocando lo último de su energía. Mientras afirmaba mi autoridad dentro de la mente de Mira, tanto la Nightwalker como Gaizka lanzaron gritos a juego. Las piernas de Mira colapsaron, arrancando sus brazos de mi alcance, pero no cedería.

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Una fuerza poderosa me golpeó, tirándome contra el muro de piedra que se alineaba en las inmediaciones de Factors Walk. Liberándome de mi sujeción sobre Mira, dirigí mi atención al Bori. Ya en contacto con mis poderes oscuros, les permití fluir fácilmente de mi cuerpo y filtrarse en el cuerpo de Emma Rose. La joven gritó de dolor, con su cuerpo retorciéndose a la izquierda y luego a la derecha, como si luchara por escapar de algún intruso invisible. Levanté la temperatura de su sangre lo más rápido posible, tratando de apresurar el final. No quise ponerla a través de este tipo de dolor, pero no tenía elección. Tenía que destruir el cuerpo que Gaizka estaba utilizando, obligando esperanzadamente al Bori a huir de la zona puesto que ya había demostrado que podía expulsarlo de Mira. —¡No! —gritó Mira. Sin embargo, no tuve suficiente tiempo para reaccionar. La hoja se clavó en mi abdomen, casi fijándome a la pared, mientras arrasó con órganos, músculos y tejidos. Miré hacia arriba para ver a Mira mirándome, lágrimas corrían por su rostro. La luz roja se había ido de sus ojos, y por un momento creí que me había apuñalado en un esfuerzo para evitar que matara a Emma Rose. Un sollozo ahogado pasó por la garganta de Mira mientras lanzaba su brazo derecho. Su amiga se vio envuelta inmediatamente en llamas naranja y amarillo, iluminando el callejón entero con una enorme bola de fuego. Entre nuestros esfuerzos combinados, el cuerpo de Emma Rose se redujo a un montón de cenizas. Su amiga se había ido, pero finalmente había sido liberada de su captor. Mira sacó poco a poco la hoja que había incrustado en mi estómago. Apretó su mano libre en mi estómago en un esfuerzo por disminuir el sangrado. —Lo siento mucho. No quería hacerlo. Traté de luchar contra eso —repetía ella mientras sacudía la cabeza. Solté mi cuchillo sobre el suelo y lancé un profundo suspiro mientras colocaba mi mano derecha en la parte posterior de su cabeza. Tiré de ella hacia adelante y planté un beso en la parte superior de su cabeza. —Está bien. No fue tu culpa. Mira dio otro grito ahogado, con sus manos temblando contra mí. Había perdido a una buena amiga a manos de un Bori y me atacó mientras estaba bajo su control. Para empeorar las cosas, el Bori seguía en libertad. —Aún no hemos terminado —anunció Gaizka en el oscuro callejón, su voz parecía que nos rodeaba—. Todavía tengo al menos un truco en la manga. Al mismo tiempo, un par de pasos resonaron por el callejón. Tanto Mira como yo volteamos para ver quien se acercaba esta vez. Mi corazón dejó de latir en mi pecho cuando vi a Tristan cruzar la esquina, sosteniendo Lily por el cuello mientras la empujaba delante de él. La cara de Lily estaba hinchada y con moretones, mientras que sus mejillas estaban surcadas con lágrimas sucias. El cuello de su camisa estaba desgarrado y sus ropas

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estaban sucias. Una luz roja encendía los ojos de Tristan, debido a la presencia de Gaizka dentro del Nightwalker. Al parecer, el Bori había conseguido el control del Nightwalker antes de que él y Lily pudieran subir al avión. La pregunta no formulada de si Gabriel y Matsui todavía estaban vivos flotaba en el aire. —No —gimió Mira a mi lado mientras miraba a las dos criaturas a las que ella había venido a cuidar en gran medida. Gaizka estaba dispuesto a llevarse todo lo de ella en un abrir y cerrar de ojos, a menos que empezáramos a matar Naturi y comenzáramos a alimentarlo de la energía del alma. —Déjala fuera de esto —voceé, apenas capaz de pronunciar las palabras a través de mis mandíbulas apretadas. —¡Danaus! —lloró Lily. Ella trató de correr hacia mí y Mira, pero Tristan la agarró con fuerza, manteniéndola inmóvil a su lado. El Nightwalker se mantuvo impasible, mirando al frente. Estaba ciego al mundo a su alrededor, atrapado en las garras de Gaizka. Él no tenía más remedio que obedecer. —Está bien, Lily —murmuró Mira con voz temblorosa—. Todo va a estar bien. Gaizka apareció de repente ante la joven como una mujer mayor con una especie de cara amable. La figura sonrió a Lily, pareciendo para todo el mundo como si no dañara a una mosca. —Mira está mintiendo. Esto no está bien. Ella y Danaus están en gran peligro — dijo en voz baja—. Sólo tú puedes salvarlos. Únete a mí y seremos lo suficientemente fuertes para salvarlos a ambos. —¡No! —grité—. No lo escuches. —¡Tristan, lucha! —gritó Mira—. Tienes que luchar contra eso. Libera a Lily. ¡Déjala escapar de aquí! Tristan no se movió, ni siquiera parpadeó a las palabras de Mira. Yo no podía entrar en su mente como podía hacerlo en la de Mira. No tenía un vínculo con este Nightwalker. Podía sentir su alma flotando sobre su cuerpo, pero eso era todo. No podía sacar a Gaizka de Tristan, liberándolo. —No lo haré —dijo Lily con voz temblorosa—. Tú eres el que está mintiendo. Eres el motivo por el que ellos están en problemas. Tú eres el problema. —Ella alzó la barbilla ligeramente, a pesar de que todo su cuerpo parecía temblar mientras se enfrentaba a la criatura que la había perseguido durante los últimos días. —Esta es tu última oportunidad, niña —advirtió Gaizka. La voz del Bori fue endurecida, cada vez más profunda y más siniestra en su tono.

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—¡Lily, no! —gritó Mira. —No —dijo Lily con voz fuerte, mirando al mortal monstruo de frente. —Muy bien —dijo Gaizka, encogiendo los hombros de la anciana—. No tengo ningún uso para ti. —La criatura flotó a un par de pies de distancia y agitó la mano. Tristan apretó el cuello de Lily justo antes de que él la levantara y arrojara su pequeño cuerpo hacia la pared que delimitaba Factors Walk. No había duda del sonido de huesos rompiéndose y roca quebrada. Su cuerpo sin vida cayó al suelo de una manera torpe, mientras una mancha de sangre cubría la piedra donde había golpeado la cabeza contra la pared. Ella había muerto en el impacto. —¡No! —gritó Mira, cayendo de rodillas a mi lado. Ninguno de los dos había tenido tiempo de reaccionar. No habíamos tenido tiempo de movernos. En un instante de violencia, Lily estaba muerta. La rabia bombeaba a través de mis venas cuando levanté mi mano, apuntando directamente a Tristan, quien todavía no había mostrado ningún atisbo de emoción. De repente Mira se levantó sobre sus pies mientras yo invocaba mis poderes, agarrando mi brazo y obligándome a bajarlo. —¡No lo mates! ¡No puedes matarlo! ¡Por favor! ¡No fue su culpa! —suplicó ella. Al mismo tiempo, sumergió su propia energía en mi cuerpo, forzando su camino hacia mi cerebro para que su petición hiciera eco allí también. Estaba desesperada y con el corazón roto. Ella había perdido a su hija adoptiva. Sería destruir lo que quedaba de ella el perder a la criatura que veía tanto como a un hermano como a un hijo. —Por favor —lloraba, las lágrimas corrían por su rostro. En el momento en que dudé, Gaizka fluyó por completo en Tristan y el Nightwalker pareció finalmente volver a la vida. —¡Fueron advertidos! —gritó la criatura, dando un paso más cerca de nosotros. —Y no seremos obstáculo —gruñí. Sacudiendo a Mira, tomé el par de hojas que ella había dejado caer en el suelo y cargué hacia el Nightwalker. Tristan se limitó a sonreírme mientras hundía las dos hojas a través de su estómago con la fuerza suficiente para clavarlo a la pared de piedra. La criatura no podía moverse. La sangre se derramaba del cuerpo de Tristan, pero él solo rió. Detrás de mí, Mira gritó. Yo había matado potencialmente a Tristan también. Gaizka no tenía ningún otro lugar adonde ir. Saqué una tercera hoja de mi costado y me dispuse a sumergirla en el corazón de Tristan cuando la luz roja desapareció de sus ojos. Él me miró con una mirada obsesionada. Era plenamente consciente de que había sido el asesino de Lily.

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—Por favor —susurró con voz dolida—. Por favor, mátame. Dudé. No quería matar a Tristan. Como Nightwalker, era inofensivo y yo lo sabía. Era la única familia verdadera de Mira y su protector incondicional. Él nunca quiso hacerle daño a Lily. No fue su culpa y no merecía la muerte que ahora se vislumbraba en su horizonte por mi culpa. —Deja al muchacho —interrumpió súbitamente LaVina, evitando el golpe final—. Has debilitado a la criatura. Ya no puede ir saltando de cuerpo a cuerpo. —¿Est{s‖segura…‖?‖—empecé a decir, pero el resto de mi frase fue cortada mientras algo agarraba fuertemente mis tobillos y tiraba de mí. Me estrellé sobre mi costado contra el duro camino de piedra de lastre, enviando una onda de choque de dolor ondulando a través de mi cuerpo mientras fui arrastrado por el callejón donde Emma Rose había estado de pie hacía unos pocos minutos. Sus cenizas aún bailaban en el viento cerca de mí, pero yo estaba más preocupado por lo que se aferraba a mí. Miré a mis tobillos, pero no vi nada, excepto la oscuridad de la noche. Torciéndome alrededor de mi espalda, extendí la mano hacia Mira, reabriendo la herida en mi estómago que aún estaba tratando de sanar. —¡Mira! ¡LaVina! —grité, pidiéndoles a la Nightwalker y a la bruja que me ayudaran. Gaizka me tenía ahora y yo temía que tomaría sólo un poco de esfuerzo de su parte hacerme su próximo y permanente anfitrión. LaVina se acercó a Mira con más facilidad y gracia de lo que la había visto exhibir. Mientras Mira corría hacia mí, la vieja bruja cogió un pedazo del cabello y tiró de ella haciendo un brusco alto, obligándola a arrodillarse sobre las piedras. LaVina se inclinó sobre la Nightwalker, envolviendo una mano alrededor de su cuello mientras le susurró algo al oído de Mira. Ella tiró y empujó contra la bruja, pero sorprendentemente no pudo liberarse. Agarré las piedras grandes y lisas que hacían el camino y traté de liberarme a mí mismo del agarre de Gaizka, pero no pude moverme de donde estaba ahora sobre mi estómago, mirando por encima a la Nightwalker que estaba llegando por mí. —¡Mira! —grité. Los músculos estaban tensos hasta el punto que mis brazos empezaron a temblar mientras un sudor frío corría por mi frente, me encontré con una sensación de pánico creciente dentro de mí. No sería utilizado como Emma Rose lo había sido. No sería un títere como Mira—. ¡Mira! —Vocifera y grita todo lo que quieras —gruñó una voz oscura en mi oído derecho. Un viento frío, amargo barrió a mí alrededor, mordiendo mis miembros, haciendo que mis

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dedos se entumecieran—. No te libraras de mí. He esperado demasiado tiempo. Quiero salir de mi jaula y será esta noche. —No te voy a liberar —solté poco a poco entre mis dientes apretados y endureciendo mi agarre alrededor de una gran piedra en el camino, tratando pulgada a pulgada de acercarme a Mira y LaVina—. No seré tu próximo huésped. —Pronto, hijo mío. Pronto —siseó, enviando otra ráfaga de aire frío sobre mi cuerpo así que mis dientes comenzaron a castañetear. La mano sobre mi hombro apretó, enviando lo que parecían uñas afiladas cavando en mi carne. —Únete conmigo ahora. Ponme en libertad, o voy a agarrar a la Nightwalker de nuevo y envolveré a esta ciudad en llamas. —¡Tú no puedes! —le gruñí—. Te obligué una vez, lo haré de nuevo. No eres tan fuerte como lo eras. Estás perdiendo tus poderes. —Y tú eres inútil si estás inconsciente —se echó a reír Gaizka. El miedo se apoderó de mí, apretando su puño alrededor de mi corazón. —¡Mira! ¡Corre! —grité, rezando para que fuera capaz de escapar de Gaizka, a sabiendas de que era poco probable. Si no estaba despierto para sacar al Bori de Mira otra vez, él no tendría ningún problema en quemar la ciudad hasta los cimientos con Mira bajo su control. Mirando hacia arriba, me encontré con LaVina mirándome, una hermosa sonrisa en su rostro arrugado. Todo su cuerpo parecía brillar en la oscuridad, brillando contra el cuero negro y el cabello de color rojo oscuro de Mira. La Nightwalker se había quedado en silencio, pero su mano todavía estaba extendida hacia mí, con los dedos temblando visiblemente mientras parecían dibujar símbolos en el aire. LaVina se inclinó y le susurró algo en el oído a Mira. La Nightwalker se estremeció y luego habló un puñado de palabras que no reconocí ni entendí. Pero Gaizka lo hizo. —¡No! —gritó el Bori, apretando su control sobre mí hasta que gritó de dolor. Mi lado derecho estaba todo lleno de dolores punzantes y de un frío cortante hasta que finalmente deseé que mi cuerpo se adormeciera. A mi izquierda, un rayo de luz blanca apareció, como si el tejido mismo del aire libre hubiera sido roto. La apertura permaneció sólo como un corte delgado en la noche, pero fue suficiente. Podía sentir un gran tirón en el aire como si todo estuviera siendo arrastrado hacia la apertura. Gaizka volvió a gritar y sus uñas rasguñaban mi espalda

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como si buscaran algún tipo de agarre, contra el vacío enorme en que se estaba convirtiendo. Un grito hueco hizo eco a través de la noche mientras el Bori era enviando hacia la apertura y, finalmente, atrapado una vez más, de nuevo en su jaula. Mira lanzó otra serie de palabras en un idioma que no reconocí y la apertura se cerró, calzando perfectamente como si nunca hubiera existido. Yo exhalé un aliento pesado, empujando todo el aire de mis pulmones, mientras me relajaba contra las frías piedras en el camino. El Bori se había ido y Savannah estaba a salvo. Si Mira y yo podíamos abstenernos de la combinación de nuestros poderes, durante la lucha, el Bori nunca debería ser capaz de volver otra vez. Al menos estábamos a salvo. Mi cuerpo se estremeció por el cansancio y una docena de dolores y molestias que sólo ahora comenzaban a sanar. La sangre estaba seca en mi espalda y estómago en donde Mira me había apuñalado. Las piedras frías helaban mi carne, pero de una manera que todo se sentía bien. Estaba vivo y era libre. —¡Danaus! —gritó Mira. Me sacudí levantando mi cabeza para mirar por encima de la Nightwalker. Mira estaba tirando con fuerza contra el agarre de LaVina, estirando su mano derecha hacia mí, desesperada. Yo había visto el miedo reflejado en los ojos de Mira, cuando se había enfrentado con Nerian y cuando había sido tocada por Gaizka. Ambos solo fueron una sombra pálida del terror que se apoderó de ella ahora. —¡Danaus! —gritó, su voz temblorosa—. ¡Por favor, ayúdame! —Lo siento, cazador —dijo LaVina con una voz profunda que nunca le había oído antes. Una sonrisa se extendió por su cara y bailó en sus ojos—. He hecho mi parte. Es tiempo para que esta niña rebelde regrese a casa. Me empujé levantándome y comencé a tratar de alcanzar a Mira, pero ella y LaVina desaparecieron ante mis ojos, dejándome solo en la oscuridad. Mira se fue, capturada por algo mucho más poderoso que cualquier brujo que había conocido nunca, y no tenía idea de cómo encontrarla.

fin…

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No se pierdan en el Foro Purple Rose…

No hay refugio en la noche... Temida por su propia especie debido a su dominio del fuego, la Nightwalker Mira, es convocada por el Aquelarre para ocupar su lugar entre los Ancianos. Pero con ese honor viene una gran responsabilidad—un compromiso para aniquilar a los Naturi desatados. Por ahora las nauseabundas criaturas caminan por la Tierra—y ni vampiros ni humano sobrevivirán a su horrible ataque. Una marea de sangre se está extendiendo sin cesar por todo el continente europeo, cuando Mira es enviada a Budapest para la prueba más devastadora de sus asombrosos poderes— y cae en una trampa bien preparada. Con oscuros secretos creciendo cada hora en la oscuridad, ella deberá enfrentar la terrible verdad sobre su pasado y proteger su frágil salud mental frente a imprevistos de una traición—una traición de su aliado, su enemigo, su amante... el cazador de vampiros, Danaus. Traducido por: Virtxu

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Jocelynn Drake

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Biografía Jocelynn Drake. La mayor de tres hijos, Jocelynn creció y reside actualmente en la región de Cincinnati, Ohio. Empezó a escribir a los 12 años, pasando todo un verano re-escribiendo la historia de‖ ‚Robin‖ Hood‛‖ en‖ los‖ maltratados‖ restos‖ de‖ una‖ port{til.‖ Mientras que la vida le trajo una gran cantidad de cambios y sorpresas, el amor hacia la lectura y una buena historia ha sido constante. Ávida lectora y una escritora prolífica, pasa la mayor parte de sus horas de vigilia detrás de su equipo componiendo personajes oscuros y el resto de su tiempo soñando con ellos.

Cuando no está escribiendo, la puedes encontrar sepultada en un buen libro, vagando a través de los bosques con su cámara acunada protectoramente contra su cuerpo, viajando hacia interesantes locaciones, o relajándose con su familia, quienes también viven en Cincinnati.

http://www.jocelynndrake.com/

Saga Dark Days 1. Nightwalker 2. Dayhunter 3. Dawnbreaker 4. Pray for Dawn 5. Wait for Dusk

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http://www.purplerose1.com/

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