El caballero Don Quijote. Película de Gutiérrez Aragón. Comentario crítico.
Aspectos destacados de la adaptación cinematográfica de Gutiérrez Aragón a la segunda parte del Quijote (1615). El cineasta se centra en el enamoramiento de Don Quijote de Dulcinea, su encantamiento y en el debate entre vida y literatura y realidad versus ficción. Toma de la obra cervantina algunos episodios que acrecientan la fantasía y la locura del hidalgo manchego, y la ingenuidad del escudero. Los personajes de la película, especialmente los duques y su séquito, contribuyen a realzar estas dos cualidades urdiendo y representando ante Don Quijote y Sancho una farsa que ellos identifican con la realidad. En el caso del caballero, los hechos fingidos y las acciones que observa encajan en su visión del mundo porque responden a sus deseos íntimos y a sus ideales de caballero andante. Esto es posible porque los personajes y los comportamientos que observan encajan dentro del universo de ficción propio de los libros de caballerías: magos, encantadores, hechos insólitos y maravillosos como el de la Cueva de Montesinos, princesas encantadas y caballeros insignes que reciben fama y gloria, como el propio Don Quijote. En la película, al igual que en la obra cervantina, la literatura está integrada en la propia vida y la vida interfiere en la literatura. Se habla de que un tal Avellaneda ha publicado una segunda parte falsa, Don Quijote y Sancho manejan un ejemplar de esta obra, los otros personajes dicen haber leído la primera parte y cuestionan hasta qué punto son meros personajes de ficción o seres humanos de carne y hueso. Nuestro hidalgo y nuestro escudero incluso se personan en el manicomio de Toledo donde se alojó el propio Quijote, con el fin de comprobar si es cierto que en verdad estuvo allí. La maestría técnica y el ingenio narrativo son tales que llega a reivindicar la autenticidad de su Quijote frente al de Avellaneda cuando éstos se enteran de que los personajes de Avellaneda se dirigen a Zaragoza para participar en unas justas. En ese momento, Cervantes los desvía hacia Barcelona, en lugar de encaminarlos hasta Zaragoza como en un principio había previsto. Sobre este punto, es inevitable plantearse si Cervantes conocía el proceso de redacción del falso Quijote y quién lo estaba escribiendo. A este respecto, los propios lectores pueden quedar confundidos al interpretar estos datos, ya que el tiempo del discurso narrativo coindice con el del 1