Beránger EL ALMIRANTE OSCURO
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ocas figuras pueden sintonizar mejor con la truculenta historia del siglo XIX español como el almirante José María Beránger y Ruiz de Apodaca. Este marino, nacido en Cádiz en el año 1824, encarna lo más turbio de un siglo que abocará a España al atraso económico y al reconocimiento definitivo de su papel en el mundo como una potencia de segundo orden. Descendiente de familia de marinos, Beránger ingresa en la Marina con trece años de edad. Cuatro años más tarde es guardiamarina de 1ª. En 1843 asciende a alférez de navío y en 1847 a teniente de navío, entregándosele el mando de la corbeta Villa de Bilbao. Su carrera militar continuará el escalafón sin grandes contratiempos, alcanzando el grado de capitán de fragata en 1852 y el de capitán de navío en 1860. En 1867 encontramos a nuestro personaje al mando de la fragata acorazada Victoria. Entregado a su carrera militar, hay sin embargo, algo dentro de Beránger que bulle en su interior. Hace algún tiempo que ha sentido la llamada del poder. Siente la acuciante necesidad de acercarse al poder, acariciarlo, poseerlo, usarlo. No será, sin embargo, hasta el año 1866 cuando por primera vez Beránger atisbe la posibilidad de entrar en el oscuro círculo del poder por el poder. Pese a su aparente posicionamiento monárquico, Beránger observa que los días de Isabel II están contados. El pacto de Ostende ha abierto los ojos del marino. Su cercanía al brigadier Juan Bautista Topete será la llave que permita a Beránger acercarse por primera vez a los círculos del ansiado poder. 14