Proa a la mar 166

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HERÁLDICA MARÍTIMA Figura 7. Representación ideal a partir de una matriz de bronce del anverso del sello de San Vicente de la Barquera (Cantabria) (1282,1295). Contiene en el campo una escena de pesca menor con una nao en tingladillo, de altos tajamares, un único mástil con cofa en nido de cuco, y timón de espadilla por estribor. La nao, tripulada (cuatro cabezas se ven más altas que la borda, muestra su costado de babor, no lleva ningún tipo de percha para velas, tiene bajo la quilla cuatro peces y algo que pudiera querer representar los flotadores de una red tendida. En la orla lleva escrita la leyenda: °✠°S°CONCELII°DE°SANT°VICENT°DE LA°BARCERA°.

Figura 8. Estos escudetes del siglo XVI, situados en la puerta el Ayuntamento de la Calle Vitoria han permitido hacer la reproducción ideal del sello medieval (s.XIII) de Castro Urdiales. Para ello se ha cambiado el tipo de la nave del anverso con objeto de adaptarla a la construcción naval de su tiempo, y en el reverso puede apreciarse la ballena al pie del castillo, como hemos visto en la figura 5.

La fundación de las villas costeras de las que hablamos, y de algunas otras del Cantábrico, respondían al interés de los reyes leoneses, castellanos y navarros de los siglos XII al XIV por consolidar las fronteras marítimas de sus reinos. Y si bien la fundación de San Sebastián se lleva a cabo en 1180 por Sancho VI El Sabio, de Navarra (11501194), que al fijar un enclave de importancia comercial en su frontera cantábrica pretende dar definitiva salida al mar a su reino, el gran artífice de la política de repoblaciones y fundaciones castellanas será Alfonso VIII, El de las Navas (1158-1214). A este singular rey debemos la fundación de Castro Urdiales, de la que no se conserva su carta puebla, aunque se den como más probables los años 1163 o 1173, y en el que, a juzgar por los datos de que disponemos, en el anverso debió haber, en representación de su actividad comercial, una nao flotante, de un solo palo, mientras que el reveso del sello presentaba como referencia pesquera una ballena a los pies de un castillo; la de Santander, el 11 de agosto de 1187, cuyos sellos medievales son del tipo “naval de comercio”, y en los que encontramos representada en el anverso una escena de maniobre con una nao del siglo XIII; la de Laredo, el 25 de Enero de 1200, con un gran pez en el campo de su sello, y que Casado Soto considera un abadejo, pero que veremos convertido en ballena en el tercer cuartel del escudo más antiguo de la villa que se conoce ─una miniatura de las armas municipales situada en la esquina inferior derecha del pequeño cuadro de la Virgen de la leche que se conserva en la parroquial, y que debe ser anterior a la modificación de las armas primitivas que se produce en el siglo XVI; la de Fuenterrabía, el 1 de septiembre de 1209, con una escena de caza de la ballena en su sello, en la que una embarcación menor de altos tajamares, tripulada por cuatro marineros, persigue a una ballena flotante a la que han lanzado dos arpones; y la de San Vicente de la Barquera, el 3 de abril de 1210, con una escena de pesca menor en el campo. En la misma zona de influencia de la corona castellano-leonesa está Bermeo, fundada en 1236 por D. Lope Díaz de Haro, Señor de Vizcaya (1214-1236), bajo el reinado de Fernando III El Santo (1217-1225), con una escena de pesca muy parecida a la de Fuenterrabía; y Luarca, que debe su fundación en 1270 a Alfonso X El Sabio (1252-1284), de la que no se conserva ninguna pieza sigilar, sino referencias documentadas de su existencia. Hasta aquí hemos pretendido hacer una breve introducción general del tema que nos hemos planteado desarrollar en las próximas ediciones de la revista: “La pesca en la heráldica marítima española”, siendo conscientes de que las figuraciones escénicas que encontramos en los sellos de cera, pertenecientes en muchos casos a las ‘cartas de hermandad de las villas de la costa’, son las evidencias con que contamos para que, interrelacionando sus contenidos sigilares con las primeras armerías de las mismas poblaciones, lleguemos finalmente a la conclusión de que se trata de señales preheráldicas en evolución hacia la primitiva heráldica de las poblaciones costeras, lo que, por la naturaleza de sus contenidos nos conduce también al origen de la heráldica marítima española. Florentino Antón Reglero. Dr. Cap. (MME), de número del Colegio Heráldico de España y de las Indias, miembro de la Junta de Gobierno de la RLNE.

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