Librodic2015

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ESCUELA DE INGENIERÍAS

EL HAMPA AL MANDO Autores: Sonia María Peláez Becerra Miguel Alberto Becerra Botero Textos: Jaime León Peláez Peláez MG. Sonia María Peláez Becerra Docente Pedagoga de la Escuela de Artes Escuela de Artes: Programa Tecnológico de Diseño Gráfico MG. Miguel Alberto Becerra Botero (C) PhD. Docente de Investigación de la Escuela de Ingeniería Escuela de Ingeniería: Programa de Ingeniería Electrónica Edición: Sonia María Peláez Becerra Miguel Alberto Becerra Botero

Institución Universitaria Salazar y Herrera. Impreso en los Talleres de Impresión Liceo Salazar y Herrera Medellín - Colombia 2015


PRÓLOGO

El hampa al mando es una recopilación de cuentos y extrañas historias reales y ficticias, relacionadas con los eventos de orden público de las principales ciudades de Colombia y como proyecto editorial, está inspirado, en los cuentos de “La ley contra el hampa”, seriado radial de los años 70 y 80, escritos por algunos autores miembros de la radio Antioqueña y Bogotana eventualmente, uno de ellos es, el Periodista y locutor Jaime Peláez Peláez, apodado “El loco Peláez”, cuya trayectoria en el medio radial da cuenta de otros logros como los libretos de “Las Aventuras de Montecristo”, “Lo bueno, lo malo y lo feo”, “La escuelita de Doña Rita” y algunos cuentos costumbristas de “Así es mi tierra”. Su más reciente obra, son una selección de cuentos cortos titulados: “El hampa al mando”, como prototipo de libro de historietas, para medir el interés por la lectura y la capacidad de retención de lo leído, que hace parte del proyecto de investigación, entre las Escuelas de Artes e Ingeniería: “Sistema gráfico integrador de estímulos multi-sensoriales, aplicados al sector editorial, para fortalecer el hábito de lectura”. Autores

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Cuento 1

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EL EXTRAÑO VISITANTE A eso de la media noche, en un elegante burdel bogotano de los años 70, había un hombre robusto de mediana edad y marcado acento extranjero, era dueño de una de las más prestigiosas joyerías de la ciudad y le insistía a una joven y bella meretriz para que lo acompañara, el joyero le hablaba así: J/- Vente conmigo Monita; será un viaje muy agradable y conocerás a Medellín. <J/- Yo tengo que ir por negocios, nos alojaremos en el mejor

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hotel de la ciudad y figurarás como mi secretaria. M/- Óigalo pues y ¿quién atiende a mis clientes mientras tanto? J/- Otra lo hará, dame gusto... M/- No que tal, ni riesgos.

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J/- Aquí entre nos, tu presencia disimularía bastante el motivo del viaje, yo tengo que llevar unas joyas para participar en una subasta este fin de semana. J/- No lo debe saber nadie ¿entiendes? M/- Tranquilo, relájese, no diré nada a nadie. J/- Tu gozas de mi confianza y por eso quiero que me acompañes, vendrás conmigo ¿Sí? La bella mujer sonreía con malicia mientras fumaba su cigarrillo, le halagaban las palabras del anciano joyero pero por dentro pensaba sólo en las joyas. Ella se imaginaba, con ellas en su cuello y sus manos.

La muy ladina, sabía que de alguna manera podría beneficiarse un poco de aquella información y por supuesto disfrutaba saber también que en aquel momento no estaban del todo solos, alguien los escuchaba. Mientras el rubicundo extranjero persistía en su demanda, en el reservado contiguo, un hombre joven alto, bien parecido y muy bien vestido, escuchaba atento los detalles, con los que el "acompañante" de la Monita, muy insistente, trataba de convencerla para que fuera con él de viaje a Medellín. Escuchó lo conveniente y necesario y salió con sigilo del reservado, pagó y se fue con

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su misión en mente, ya casi amanecía cuando abandonó el elegante burdel; Así que el joven se dirigió al aeropuerto de techo, en donde abordó un vuelo con destino la ciudad de Medellín.

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El misterioso joven al otro día de llegar, se presentó en el hotel donde el extranjero negociante, había asegurado tener reservada una suite, éste solicitó una audiencia privada con el gerente, el administrador y el jefe de seguridad, y les mostró


su tarjeta personal y algunos documentos que lo acreditaban como "jefe de escolta y protección", del señor propietario de la joyería, que tenía reservada una habitación en el hotel.

Los directivos, al ver y oír al misterioso joven, expresarse con tanta propiedad, dieron crédito a su historia y a la documentación presentada; El joven, se dirigió al aeropuerto para esperar al joyero y recibirlo. Al llegar el avión y descender los pasajeros, el joven esperó pacientemente a que

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su pasajero bajara. Cuando entró a la sala de recibo, el joven lo abordó discretamente y con mucho aplomo, el joyero caminaba con su acompañante, el joven les salió al paso y muy serio se presentó como su "Jefe de escolta y seguridad personal", obviamente asignado como cortesía, por parte de la administración del hotel. El joven mostró su tarjeta personal como miembro de la organización del hotel y demás documentos que lo acreditaban como un experto y confiable 14 escolta de seguridad y jefe de protocolo de la organización.


Cruzadas estas palabras, el joven invitó al anciano joyero a abordar un bonito y cómodo vehículo último modelo y lo trasladó hasta las instalaciones del hotel. Al llegar al sitio ambos hombres, los administrativos del hotel confirmaban, sin lugar a dudas la veracidad de los hechos, y se sintieron tranquilos de tener quien controlara la situación con el recién llegado, a su vez el joyero se sintió protegido y alabó la gestión y logística del hotel. El joven misterioso entonces, procedió a pedir los formularios y la cajilla de seguridad para consignar las joyas que traía el extranjero, ambos requerimientos les fueron llevados a la habitación y allí, en presencia

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del joyero, llenó dichos formularios y estampó una garrapateada e ilegible firma en el recibo, seguidamente pasó los documentos al joyero para que este también firmara, claro, no sin antes leer, éste leyó detenidamente antes de estampar su firma.

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Pasadas estas formalidades, el joyero depositó las joyas en la cajilla, inventariadas y anexadas a los documentos firmados. El escolta, le recomendó a su “nuevo patrón”, que descansara


y tomara un baño relajante, él mientras tanto, bajó con los encargados de las cajillas, pero en el trayecto al ascensor les dio instrucciones de cómo llegar a la bóveda del hotel por la puerta del lobby de recibo y él mientras, accedería por la puerta de la cocina al restaurante, posteriormente ingresaría al lobby por el corredor. Así lo hicieron, sólo que el extraño visitante al llegar a la cocina, salió por la puerta de atrás de ésta, bordeó el ala trasera del

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hotel y tomó el vehículo en el que había llegado del aeropuerto, subió al éste y arrancó discreta y despaciosamente, pasando por el frente del hotel y se perdió entre el juego de avenidas de la ciudad.

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Sólo hasta el otro día, descubrirían que fueron timados por uno de los miembros de "La pesada", banda delincuencial de la comuna uno, dedicada a grandes robos en el centro del país y cuyo líder se hacía apodar “El extraño visitante”, éstos eran los


responsables de grandes delitos en los que no se derramaba ni una gota de sangre y cuyos miembros ten铆an por lema "Para ser ladr贸n, hay que ser actor".

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Cuento 2

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LA PISTA

“La pista", si esa trocha podía llamarse así, se extendía más de 1.500 metros, entre el pie de monte y la playa, de una pequeña rada en la costa del Pacífico Chocoano. No tenía ninguna señal, aparte de dos postes de luz, cada uno en un extremo, en el poste del sur y recostado a él, estaba un sujeto de mediana estatura y de unos 30 o 35 años, vestido de camuflado, gafas oscuras, nariz aguileña, piel curtida, cachucha beisbolera y botas pantaneras, estaba sucio y lucía

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cansado, pero estaba tranquilo, este portaba un fusil M16 del tipo R-15 deportivo, ambos cargados y con munición de sobra para recargar.

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El sujeto miró el cielo, al es cuchar el ruido de una aeronave que pronto se dejó ver, ésta trazaba círculos sobre la pista, se trataba de una avioneta bimotor que luego de pasar dos veces, se perfiló para aterrizar de norte a sur. el sujeto del fusil, se adentró un poco en la manigua.


La avioneta blanca con una línea azul claro, en el fuselaje, tenía los números de la matrícula en rojo HK1050, la nave aterrizó y carreteó hasta cerca del poste donde se detuvo y después de un momento bajó a tierra un individuo alto, rubio, de tez blanca delgado y vistiendo un enterizo color negro, el rubio se colocó unas gafas para el sol y encendió un cigarrillo, secó su sudor, disponiéndose a esperar recostado en el costado de la nave de cara al mar.

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Pasados un par de minutos, se escuchรณ el ronroneo de una lancha rรกpida que se acercรณ veloz a la playa con el impulso del motor apagado, segundos antes atracรณ sobre la arena de la playa, de inmediato, dos hombres saltaban de la lancha a la playa, llevando cada uno en su mano derecha, una pistola de alto calibre, las que dispararon contra el piloto, que cayรณ acribillado contra la aeronave.

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Uno de los sicarios de la lancha, muy osado quiso subir a la cabina del bimotor, cuando se escuchó el ruido seco en estampida del R-15 y el tipo quedó justo al lado del timón, tirado en el suelo con la cabeza destrozada por las balas, mientras su otro compañero corrió y trataba de montarse nuevamente a la lancha, pero no lo logró, también fue ultimado. El R-15 se escuchó y el hombre corrió al mar, pero fue alcanzado por la espalda y lanzado contra la lancha. El tipo del camuflado, examinó el cadáver y un poco incrédulo, abordó la avioneta, más tarde estaba en el aire con rumbo al occidente por encima de la selva.

Tres días más tarde, en las guaridas de los barrios de los narcotraficantes ya se conocía la noticia con lujo de detalles acerca de lo sucedido. La moderna avioneta traía aproximadamente unos 250 kilos de pasta de cocaína desde la zona tórrida, a la pequeña pista que era conocida como Bahía Paraíso. Esta era propiedad de unos hermanos, muy mentados y señalados como peligrosos delincuentes y debía ser contactada, por unos traficantes en lanchas rápidas, para llevar luego, el cargamento a un yate en alta mar, que tenía como rumbo las costas de Centro América, más exactamente Costa Rica.

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Los traficantes de la lancha eran mexicanos "Fito" y "Joselo", el piloto, era colombiano y todos lo conocían cómo Ramón Piña, bandido sin escrúpulos, a quién tendrían encargado, vigilar y proteger dicho cargamento.

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El matón del fusil, se llamaba Alfredo alias el Brujo, era un tipo oscuro de pocos gestos y rostro mal encarado, curtido por el salitre, que acababa de robarse la carga de los hermanos Carmona, conocidos traficantes Colombianos.


Una semana después fue encontrada la avioneta, destruida por un aparatoso accidente y calcinada por el fuego en la ladera de una montaña, en el Norte del Valle, en los terrenos pertenecientes a un conocido mafioso Caleño, de apellido Bravo, lo que originó, una cadena de matanzas y atentados que horrorizaron a la ciudadanía. Los mafiosos se enfrentaron entre los carteles del norte y el cartel del sur del país, echándose la culpa, los unos a los otros, de romper con lo pactado de no tocar lo ajeno, y ejecutar los cantoneros y ladrones de caletas. Los campesinos del sector de la playa Bahía Paraíso, amanecieron empapelados

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de volantes ofreciendo una recompenza de hasta $100.000 millones de pesos, a quién dijera algo que llevara a la captura del Brujo y recuperar la carga. Transcurrido un mes, fue hallado baleado el cadáver del Brujo, unos pequeños, lo encontraron en un pastizal cenagoso, cerca de una canchita de fútbol. Nadie reclamó el cuerpo del Brujo, como tampoco nadie reclamó, el cadáver del piloto, ni la oficina de extranjería se pronunció ante las autoridades Chocoanas, para repatriar los cuerpos de los Mexicanos.

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A los Carmona, nadie les reclamó la recompensa, pero fueron acusados de la

muerte del Brujo y les expidieron otra orden de captura, para su colección de acusaciones. Nunca fueron, detenidos, mucho menos judicializados por estos delitos, por mucho tiempo los bandidos y la fiscalía, buscaron la droga y nadie supo el paradero, algunos decían que fueron los carteles Antioqueños o la guerrilla, sin embargo, la venta de vicio aumentó en el lugar. Luego de un tiempo, en uno de los barrios bajos cerca a la playa en el Urabá Antioqueño, se abrió en una vieja casucha, cerca al cementerio, era un burdel, estaba siempre atendido por lindas y reconocidas mujeres del interior del país.


De ellas se sabía, que algunas estaban casadas con notables personajes de la crema y nata nacional, todas se habían practicado complejas cirugías para hacer notar sus atributos, muchas eran la cara o imagen de reconocidas firmas de la industria de la moda, actrices y modelos cotizadas. Estas volaban en avioneta, hasta el municipio de Apartadó y luego eran llevadas rápidamente al interior de la manigua, en oscuras camionetas, que eran propiedad de un comerciante

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paisa recordado en el bajo mundo, por ser uno de los pioneros del cartel de la coca, éste tenía las mejores discotecas del país y desde hacía casi una década, se ocultaba de la ley y el hampa, en la selva bananera, allí vivía en un lujoso hato, que para recorrerlo, era necesario utilizar helicóptero y era famoso en la región, por tener en el interior de la casona que tenía una extensión construida de más de 1.000 m2, un santuario a la Virgen del Cobre, de quién era devoto y a la que le hacía grandes penitencias y ceremonias; Las autoridades de la


región sabían de su prontuario, lo mantenían vigilado y aunque era estridente en algunas de sus actuaciones, no había sido sorprendido aun, cometiendo delito alguno. En las ocasiones que le fue allanado el burdel, se defendía diciendo que eran fiestas privadas con algunas amistades y familia, que allí ninguna estaba trabajando y que no había delito alguno, en portarse cariñosas con el anfitrión, sin embargo corría la voz, de que a los asistentes a las bacanales

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del lugar, el vicio se les suministraba gratuitamente. Esto llamó la atención de los dueños del cartel del pacífico, al que pertenecían los Carmona. Estos planearon su venganza, cayeron de sorpresa un martes por la tarde, ya habían averiguado con los campesinos del sector, que ese día estaba dedicado a la Virgen. Él se disponía a darse un baño, los sirvientes, no se percataron de nada, lo apuñalaron tantas veces, que su

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cuerpo se fragmentó en varios trozos, para hacer el levantamiento fue necesario, traer los peritos desde Medellín. La familia de Campos, se presentó al lugar de los hechos y sus miembros declararon desconocimiento total de las actividades de Campos, la viuda reclamó todo y de inmediato, se dio a la tarea de parcelar y poner en venta, la propiedad más grande de la zona y sus alrededores, por petición expresa del obispo de la región, sacó la Virgen y la ubicó en un lugar, que le fue otorgado a la curia del municipio. La viuda, pidió autorización para enterrar allí, los despojos del señor Campos y

para que este sitio, se convirtiera en lugar de peregrinación de los devotos de la Virgen y amigos cercanos del antiguo dueño, luego se marcharon y nunca más se volvió a saber de los hermanos Carmona, hasta 2 años después, que su madre, una anciana y piadosa mujer, recibió del exterior una misteriosa caja, la cual traía un contenido macabro de lejanas tierras, los desmembraron y mandaron solo sus cabezas, este caso fue tema incluso de un bets seller de reporterismo del gran escritor y periodista Colombiano, Castro Caicedo, en su novela El Hueco. En cuanto a la pista, ya había sido protagonista a principios de los 70, de otro impune suceso delictivo, allí 37


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aterrizó un avión secuestrado por la guerrilla y cargado en esta pista, con fusiles procedentes de Asia y África, siempre ha sido usada por unos y otros, fabricando macabras historias, que cuentan cómo es que se vive al interior del mundo del hampa.




Cuento 3

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LA CARTA La pequeña buhardilla en la que lo encontraron, medía tan solo unos 15 m2, incluyendo el pequeño cuartico de baño, la pared de la cabecera de la cama, estaba pintada en azul oscuro, el resto de las paredes eran blancas, un poco deterioradas, pero hacían ver más grande el espacio de lo que en realidad era. No había cuadros, ni adornos, tenía una mesita y una silla en la que reposaba un pantalón y una mochila, había una ventana que daba al interior de la casa, desde allí se observaba el patio del primer piso, la casa era de

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tres plantas, en el patio habían unas cuantas matas, un poco descuidadas y sin flores y el piso de la casa era por parches, había mezcla de color rojo, verde y amarillo, se notaban los arreglos hechos de años atrás, quizás por un daño de la tubería.

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La casa era pequeña y humilde pero aseada, el cuadro del Corazón de Jesús estaba a la entrada de la casa, muy cerca de una repisa con novenas, una veladora y un vaso de


agua para las ánimas benditas, se escuchaba un murmullo ensordecedor, la casa empezó a llenarse de gente, algunos vecinos curiosos y familiares cercanos, eran las 11 de la mañana.

colores, pero no lo traía puesto, los sostenía en las manos y en ellas se notaba la fuerza que estaba haciendo contra el quepis en el momento de la foto, era muy tímido.

En la entrada, estaba la sala formada por 4 sillas y una mesa con un florero y una carpeta de crochet blanca, había fotos colgadas en la pared de la mayoría de los miembros de la familia, las de él, eran una del día de su primera comunión y otra del día de su graduación del colegio militar, tenía puesto el uniforme, era de chaqueta azul oscuro y rojo, con botones y charreteras doradas y un pantalón beige, el quepis compartía los mismos

Todos estaban con los ojos rojos y la cara hinchada de llorar, dos mujeres vivían con él, su abuela y su madre, el resto de los miembros de la casa eran, su hermano menor y un tío, por parte de la madre, este iba y venía por toda la casa hablando duro y tratando de tomar las riendas de una situación que no le pertenecían, tenía un aire de mando natural, ordenaba a todos a traer refrescos y bebidas calientes para los presentes, pero nadie parecía ponerle

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atención, de pronto llegó una mujer muy joven, delgada y de cabello claro, su vientre estaba abultado, 3, tal vez 4 meses de gestación, estaba desconsolada, abrazaba su pequeña barriga y gritaba su dolor, era su novia desde niños, aunque estaban distanciados, debido al comportamiento de él.

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La abuela con aire ausente contaba a su vecina del solar, que lo habían despedido del trabajo y andaba discutiendo con un tío, por plata, además, desde hacía una semana, dos


tipos raros, lo buscaban a mañana y tarde en la casa, dejando amenazantes razones, que la abuela maliciosa filtraba con el ánimo de no preocupar a la madre. Estella, la madre del muerto, era la que llevaba las riendas del hogar y trabajaba de operaria en una fábrica de confecciones, muchas veces a doble turno, fue ella quién lo encontró, no lo veía hacía tres días, debido al turno en la fábrica, cuando llegó a casa lo llamó desde las escalas,

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pero no contestó, él ya no la oía más, tenía sus ojos extraviados y comenzaba a enfriarse; Ella pensó que estaba, por fuera y que llegaría más tarde, en vano lo esperó toda la noche.

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Se despertó de golpe algo asustada, soñó mal, pero no recordaba nada, de pronto sintió la voz de Raúl su cuñado, el hermano mayor del que fuera su marido, estaba llamando a gritos desde la puerta, manoteaba y gritaba insultos, ella confundida saltó de la cama y bajó al primer piso.

casa, Raúl en un acto de grosería las apartó de un empujón y subió en dos zancadas por las escalas hacia la buhardilla, la madre subió detrás, mientras la abuela gritaba que él no estaba en casa, que no amaneció en la casa, la madre sintió un palpito y alcanzó la puerta, al abrirla estaba tal cual la había dejado la noche anterior, Raúl se precipitó y abrió cajones y revolvió todo, tirando y destruyendo todo a su paso, las mujeres trataban de impedirlo, pero estaba enloquecido.

Raúl al verla dijo; “Vos tenés la culpa, criaste un hampón, me robó mi plata y me la pagan, porque me la pagan”, la abuela gritaba también, pidiéndole que saliera de la

Mientras, abajo en el primer piso, el hermano menor tenía una situación similar con los tipos de la moto, esta vez se bajaron, sacaron un arma y apuntaron en la cabeza del


muchacho, éste preso del miedo temblaba y balbuceaba que no lo mataran, que no sabía nada de los problemas de su hermano, ellos lo estrujaron y lo empujaron al interior de la casa, subieron las escalas y llegaron a la buhardilla, ante la mirada perpleja de todos, un vecino llamó la policía, como siempre en estos casos, nunca llegarían hasta después. Los sicarios preguntaban por lo mismo, por dinero y por Andrés. La novia de este, al ver tal escándalo y al ver la escena

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de los tipos apuntando con la pistola, le dieron náuseas, corrió al baño, temblando se enjuagó la boca y mojó su cara, un dolor la embargo, lo pensó huyendo; La muchacha salió del baño, lo imaginaba con otra, afuera todos gritaban y buscaban entre las cosas de Andrés, en ese forcejéo, la madre fue a parar al baño, ella sintió su mundo estallar, se quedó paralizada sin aire, la silueta de Andrés se translucía por la cortina vieja y raída del baño, entonces también vió la carta pegada con esparadrapo del botiquín, sintió que se


desgarraba su vientre, tenía una sábana enredada en el cuello, que también le daba la vuelta al tubo de la ducha, estaba de pie, su altura no le daba para colgarse y la habitación no tenía vigas, además sabía que su peso era un problema. Después por los comentarios de la familia de la novia supieron que se había enamorado de una mujer un poco mayor, esta vivía con un personaje oscuro del bajo mundo, pero con mucho dinero, estaba acostumbrada a la vida buena y cara, pero no era feliz con lo que tenía, le gustaban los hombres jóvenes y musculosos y Andrés, cumplía con ello, slo que no tenía dinero con que darle lo que ella estaba acostumbrada a recibir,

Andrés, empezó a gastar y a pedir préstamos en la caja menor en la empresa donde trabajaba de despachador, poco después lo tomaba sin permiso, finalmente lo descubrieron. Luego le propuso un fraudulento y desventajoso negocio a su tío Raúl, por supuesto poco le duró, lo invirtió en una plaza de vicio del barrio, le fue bien y gano algo, pero le gustaba consumir y pronto agotó su reserva y el plante, se atrasó con el pago y todo se complicó, lo amenazaban a díario y ellos eran bastante creativos e ingeniosos, le vaticinaron toda clase de oprobios para él y su compañera embarazada. De la mujer se sabía poco, ella viajaba continuamente y al parecer no había vuelto de

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su último viaje, después se supo que no quería estar cerca de Andrés, los expertos del levantamiento dijeron que fue una muerte lenta y dolorosa, anudó la sábana, e hizo alarde de su apodo, le decían “Musculitos” la entorchó y apretó tan fuerte y con tanta determinación que quedó parado sostenido por la sábana y sus manos quedaron con los nudillos amoratados, de la fuerza que hizo para quitarse la vida. Sintió que le faltaba el aire pero no aflojó, apretó con más fuerza, la madre lo abrazaba y lo movía como tratando de


despertarlo, fue entonces cuando llegaron los policías, fueron llamados por las amenazas de los pillos, pero llegaron justo para hacerle el levantamiento, él tenía los ojos perdidos y brotados. Por Dios como fue capaz, pensaba la madre mientras vivía su propio infierno de desolación, nadie le dió respuestas, no entendía como un artista del dibujo y la música como él, fuera capaz de tomar semejante decisión, estando tan joven,

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con un hijo por llegar. La carta... Pensó y al leerla no entendió muy bien que decía, estaba garrapateada con mala letra, estaba sucia y rota, decía que no tenía más opciones, que ni sabía por qué lo hacía, que le serviría a todos, por su mamá y su abuela, porque los amaba a todos, pero que se marchaba, pues no era nadie y no quería causar lástima, ni mal ejemplo, la madre sintió rabia, recordó cuando lo cargaba en la niñez, recordó el dolor que sintió el día de su nacimiento y en el que sentía ahora, Andrés no soportó que aquella mujer lo despreciara, después de todo lo que sacrificó por ella, lo odió en secreto y también lo perdonó, era su único hijo, concluyó que era castigo divino, por haber destruído

un hogar y haber parido un hijo que no quería y no esperaba de un hombre comprometido, pensó en las lágrimas de aquella mujer, en los insultos, las humillaciones, los reproches de su madre. Su mente giraba velózmente, pensaba que valiente o cobarde, no soportó la posibilidad de que le tocara enterrar a alguien por su culpa, pero no le importó saber que su abuela, su madre y su novia, serían las que tendrían que enterrarlo a él. Ella misma le cerró los ojos, le dió un beso en la frente y se lo devolvió a Dios de la misma manera que lo recibió, tirada en el suelo y arropándolo solo con sus brazos.


EL HAMPA AL MANDO Impreso en los Talleres de Impresi贸n CORSAHE Liceo Salazar y Herrera Medell铆n - Colombia 2015

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